Tumgik
#nubes blancas
johnbeytia · 1 year
Text
Tan hermosa..
Tumblr media
2 notes · View notes
bichox · 1 year
Text
Por muy pequeña que sea tu ventana, el cielo sigue siendo igual de grande
Tumblr media Tumblr media
3 notes · View notes
the-color-life · 3 months
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
0 notes
ernestdescalsartwok · 2 years
Video
OLOST-PINTURA-PAISATGES-ESGLESIA-SANTA MARIA-CAMPANARS-CARRER DOCTOR LLEOPART-POBLES-OSONA-PINTOR-ERNEST DESCALS por Ernest Descals Por Flickr: OLOST-PINTURA-PAISATGES-ESGLESIA-SANTA MARIA-CAMPANARS-CARRER DOCTOR LLEOPART-POBLES-OSONA-PINTOR-ERNEST DESCALS- Pintura de los paisajes de los pueblos de OSONA en Catalunya, bajo un fuerte sol, los dos campanarios gemelos de la Església de Santa Maria cobran todo su protagonismo en la compañía de los árboles y las casas en el Carrer Doctor Lleopart, cielo con masas azules con algunas nubes muy blancas. Paisaje urbano dotado de luz sobre papel de 50 x 70 centímetros. Cuadros del artista pintor Ernest Descals.
0 notes
villings · 2 years
Text
Yo miro las paredes y sus frutos redondos y veloces, hago cálculos, sumo piedras, cenizas, nubes y árboles que persiguen a los hombres y perlas arrancadas de malignos estanques o de negros pulmones sepultados y horriblemente vivos.
La araña que desciende a paso humano me conoce, dueña es de un rincón de mi rostro, allá anida, allí canta hinchada y dulce entre su seda verde y sus racimos.
Una ventana | Blanca Varela
19 notes · View notes
blancaliliaibarra · 9 months
Text
09/08/2021
En México, el cómputo en la nube, la cobertura LTE, las redes 5G y la virtualización de las redes son consideradas por las y los usuarios como innovaciones tecnológicas de alta importancia para el desarrollo del ecosistema digital. De acuerdo con los resultados del “Reporte sobre las expectativas en el mercado de los servicios de Telecomunicaciones en México 2021”, elaborado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), el cómputo en la nube y la inteligencia artificial son prioridades para el sector de las telecomunicaciones en México.
0 notes
huellas-poeticas · 9 months
Text
Tumblr media
《Rima XXIV》
Dos rojas lenguas de fuego
que, a un mismo tronco enlazadas,
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama;
dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan;
dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa
y que al romper se coronan
con un penacho de plata;
dos jirones de vapor
que del lago se levantan
y al juntarse allá en el cielo
forman una nube blanca;
dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden,
eso son nuestras dos almas.
Gustavo Adolfo Bécquer
8K notes · View notes
caostalgia · 6 months
Text
Lo conocí y directamente sabía que él era magia. Que había encontrado una de esas personas que son el sol para calentarte, el mar para calmarte, la luz para iluminarte... Tanto fue así que mi corazón empezó a latir más fuerte de tan solo pensarlo cerca.
Me interesé tanto por su interior, por lo que contiene bajo su piel blanca como la nube más pura, por disfrutar de ese brillo que desprende, por desnudar su mirada... hasta que se marchó y ni si quiera sé su nombre, pero sé que es magia.
CosmosNea
188 notes · View notes
Text
Tumblr media
Me recoste
entre las nubes
blancas de tus cielos.
Allí te soñé despierto.
Se acercaban
tus vientos
a mis miedos.
Uno a uno,
caían a merced
de la tierra
que sostiene tu cuerpo.
Tan lleno
de paisajes perfectos,
tan transparente,
como el agua
que sacia y sostiene
la vida.
Y yo,
tan sediento,
tan vacío antes de ti,
tan perdido
y tan muerto.
Das el aliento
al corazón.
Haces,
que los ríos de sangre
se llenen de versos.
Que los latidos
empujen los pasos
que caminan
por las lomas
de tus pechos.
Todo rima.
Sí,
todo es tan perfecto,
aquí y ahora,
sintiendo
como tu mundo
se posa sobre mi.
99 notes · View notes
johnbeytia · 2 years
Text
Que un pedacito de cielo lo arregla todo.
Tumblr media
0 notes
kiyovazquez · 2 months
Text
Little rainbow (Wukong x Kiyo)
Tumblr media
Los cálidos rayos del sol se filtraban en la habitación del hospital, donde dos dioses contemplaban a su pequeña criatura. Kiyo se encontraba recostada sobre blancas almohadas, con el monito acurrucado en sus brazos maternales.
El recién nacido dormía plácidamente, ajeno al mundo, apenas unas horas después de ver la luz por primera vez. Kiyo lo miraba enamorada, olvidando el cansancio de tantas horas de parto.
Con delicadeza, deslizó sus dedos por la espalda del bebé, conteniendo a duras penas las lágrimas que amenazaban por escapar. A su lado, su amado esposo la miraba en silencio, compartiendo aquel momento de gracia.
—Es tan pequeño...— musitó Kiyo, derritiéndose de ternura. Su criatura era aún más diminuta que los niños humanos, siendo tan pequeño y delgado.
—Los monos son más pequeños que los bebés humanos— observó Wukong con sabiduría, recordando a los pequeños monitos de su montaña.
Con suma delicadeza, envolvió a Kiyo en un cálido abrazo, cuidando de no causarle el menor malestar tras las horas de parto. Recargó su mentón en el hombro de su amada, uniéndose a ella en la contemplación del pequeño milagro entre sus brazos.
Sus toscas manos, endurecidas por las batallas, rozaron con infinita ternura la mejilla del bebé. Sus deditos eran más frágiles que el pétalo de una flor, y su boquita y sonrosadas mejillas despertaban una oleada de amor en lo más hondo de su alma.
—¿Has pensado ya en un nombre para él? —preguntó Kiyo después de unos minutos de silencio, buscando la mirada dorada de su amado.
—Eso es fácil —rio Wukong entre dientes, estrechando con más fuerza a su familia—. Claramente se llamará Wukong Jr, es mi viva imagen— expresó con orgullo.
La pelinegra frunció el entrecejo al escuchar tal ocurrencia. Con delicadeza acunó al bebé entre sus brazos, como protegiéndolo de aquel nombre.
—Nuestro hijo no llevará tu nombre —se negó con suavidad—. Él es su propia persona y merece un nombre propio
—Pero, mi lluvia... —se quejó Wukong con un puchero, antes de dejar escapar un suspiro resignado—. Bien, dime qué nombres tienes en mente. Espero al menos que sean más bonitos o será Wukong jr —soltó con una sonrisa burlona.
Kiyo sonrió, preparándose para crear unos segundos de suspenso antes de hablar.
—Se llamará Mixtli —anunció con orgullo. Un bufido escapó de los labios de Wukong.
—¿Mixtli? ¿Qué clase de nombre es ese?
—Significa "nube" en náhuatl —explicó Kiyo mirándolo con dulzura. — Nuestro hijo no será solo chino, también llevará en sí las raíces de mi cultura.
—Lo sé, lo sé —concedió Wukong haciendo muecas. — pero no estoy seguro...
—Pero solecito, a mí me encanta Mixtli —insistió Kiyo con un puchero. Tras reflexionar un momento, propuso. — ¿Qué tal si tiene dos nombres? elige tú su otro nombre, pero no Wukong Jr
Wukong frunció el ceño, sumido en reflexiones. Jamás había pensado en tener que nombrar a un hijo, acostumbrado a la idea de llamarlo como él. Pero deseaba honrar los orígenes de Kiyo también.
Se apartó un poco y contempló al bebé en silencio, analizando sus delicados rasgos en busca de la esencia oculta tras ellos. Poco a poco, una sonrisa se dibujó en su rostro.
─Creo que tiene cara de Kai ─declaró con orgullo.
─ ¿Kai? Podrías haber elegido algo más corto ─bromeó Kiyo con tono sarcástico.
─Oye, Kai es un nombre noble... ─se quejó con dulzura─ Además, dijiste que serían dos. Kai Mixtli suena armonioso, ¿no crees?
—Pero solecito, el punto no es...
Kiyo no alcanzó a terminar cuando un llanto interrumpió sus palabras. Con delicadeza acunó a Kai, susurrándole cálidas palabras mientras lo mecía.
—Tranquilo, mami y papi están aquí... —musitaba arrullándolo. Pero los sollozos del bebé no cesaban.
Wukong los contempló en silencio y un semblante serio. Con suavidad acarició los finos cabellos del pequeño, calmando su llanto para sorpresa de todos. El silencio reino en la habitación unos momentos.
—¿Pensaste alguna vez en ser madre? —preguntó Wukong en tono reflexivo, sin apartar la vista del niño.
—No realmente, al menos no tan pronto —confesó Kiyo confundida—. Cuando nos casamos comencé a imaginarlo, pero nuestro hijo fue... Una sorpresa.
—Y... ¿No te molesta? — murmuró Wukong con una vulnerabilidad poco común en él.
Kiyo lo miró con ternura, intuyendo sus inquietudes. Sostuvo al bebé con una mano mientras la otra tomaba la mejilla de su amado.
—¿Qué es lo que realmente te preocupa, cariño? — inquirió acariciando su rostro.
Wukong suspiró hondo.
—Tengo miedo de ser mal padre —confesó al fin. — Yo no tengo padres, nací de una roca, sólo estuvieron mis maestros, pero jamás los vi como figuras paternas. Sé que podría cometer errores y lastimar a Kai sin querer. No quiero defraudarlo...— decía, alzando su mirada al pequeño fruto de su amor. Sus ojos se entrecerraron un poco. — tengo miedo de lastimarlo o ponerlo en peligro como he hecho con MK, Macaque... Con todos. No quiero que él pase por todo eso y mucho menos por mi culpa...
—Wukong, no puedo asegurarte de que serás el mejor padre, el futuro es incierto —susurró Kiyo acariciando su rostro con dulzura. — Tampoco yo sé si estaré a la altura, pero una cosa sí puedo prometerte: estaremos juntos en esto...— sonrió, buscando confortar a su esposo. — Tus dudas y temores demuestran que realmente lo amas y quieres lo mejor para él. Eso es lo verdaderamente importante. No necesitas ser el padre perfecto, sólo ser el padre que Kai merece: aquel que lo ame incondicionalmente, lo escuche, lo guíe y proteja. Y de eso estoy segura de que eres capaz...
Wukong sintió que sus miedos comenzaban a disolverse ante la mirada llena de fe y confianza de Kiyo. Ella creía en él aun cuando él mismo no lo hacía. Y si ella confiaba en que juntos podrían ser buenos padres, él también empezaba a creerlo. Sus labios se curvaron en una sincera sonrisa, entregándose de lleno a su nueva misión como protector de aquella preciosa vida que había creado junto a su esposa.
—Gracias, mi amor— murmuró, estrechándola entre sus brazos con cuidado de no aplastar al bebé. — Estar juntos es todo lo que necesito. Haré lo mejor por nuestro hijo, te lo prometo.
—Confía en mí, también tengo mucho miedo... —susurró Kiyo separándose lentamente de su abrazo para mirar el rostro de su esposo. — Pero ¿sabes qué es lo que me da fuerzas? Ver tus ojos dorados. Al mirar en ellos cada día recuerdo todo mi pasado y veo todo lo que hemos recorrido juntos. Ya no soy aquella chica triste y sola que una vez fui, ahora soy tu esposa, la madre de nuestro pequeño hijo y la diosa de la lluvia. No podría desear un futuro mejor. Tú salvaste mi vida tan solo con tu mirada...y seguir viendo esos lindos ojos todos los días solo me recuerdan lo feliz que soy actualmente y lo feliz que seguiré siendo a tu lado.
Wukong acarició su mejilla con ternura y la estrechó de nuevo entre sus brazos, ocultando el rostro en su cuello y respirando su aroma.
—Creo que en realidad nos hemos salvado mutuamente sin darnos cuenta —susurró, con la voz quebrada por la emoción, soltando un pequeño suspiro como si de esa forma, sus miedos se borran para siempre.
Kiyo sonrió dulcemente, entregándose al abrazo de Wukong con calma. Unas lágrimas de profunda felicidad se deslizaron por sus mejillas al recordar el largo camino recorrido para llegar a este momento de felicidad junto al amor de su vida. Había valido cada tropiezo, cada lágrima derramada.
Pocos segundos después, como si supiera que era el centro de atención, Kai volvió a despertar sollozando bajito y removiéndose entre sus mantas. Sus padres se separaron despacio, mirando al pequeño niño envuelto en mantas azules demandando atención.
—Creo que un buen comienzo para cualquier padre es cargar a su hijo entre sus brazos— susurró Kiyo con ternura, trasmitiéndole toda la confianza que él aún no se atrevía a darse. Extendió al pequeño bultito que sollozaba, acunándolo un instante más entre sus manos antes de depositarlo con cuidado en el pecho de Wukong.
—K-Kiyo, no creo poder...— murmuro Wukong nervioso, cortando sus palabras de inmediato cuando sintió el menudo cuerpecito de Kai acurrucarse con confianza sobre su pecho.
En silencio, el mono naranja miró con asombro al fruto de su amor. Cada respiración y movimiento del bebé lo absorbían por completo, logrando que su corazón latiera como loco. Las pequeñas manitas de Kai se agitaron buscando aferrarse a la ropa paterna, hallando en ese simple gesto el consuelo que demandaba.
Wukong contuvo el aliento, admirado por la fragilidad y perfección de tan pequeño ser. Sus miedos se desvanecieron al comprender que aquel niño ahora formaba parte de su alma. Lo envolvió con infinito cuidado entre sus brazos, maravillado al contemplarlo moverse plácidamente sobre su pecho.
—Será un honor y un privilegio ser tu padre, Kai Mixtli— susurró conmovido, sin apartar la mirada de su rostro. En ese instante supo que haría cualquier cosa con tal de verlo feliz y protegerlo por siempre. Finalmente conocía aquella palabra tan desconocida para él, paternidad.
48 notes · View notes
Text
Aprovechó el momento y escapó. Saltó al cielo buscándolo, sentía un jalón en la muñeca, era el cordón rojo el que la llevaba por el aire, la subía, haciéndola dejar atrás las colinas y montañas, y el mar verde que cantaba lleno de gozo por el abrazo del Sol, al cual ella era elevada.
Alto, más alto, subía y, al pasar por las nubes, al más profundo azul del alto cielo, se le enredaban trozos de ellas en el cabello, como cintas trenzándose en su larga cabellera. Estaba en el borde, donde el etéreo silencio celeste se encuentra con el bullicio de la vida, y se quedó allí un momento, suspendida, con los brazos abiertos y los ojos cerrados, queriendo empaparse de lo sublime que tocaba cada centímetro de su cuerpo. Sintió, de repente, que el cordón de la muñeca la jalaba. Sonriendo se dejó llevar, feliz de saber que él la pensaba, que la llamaba. Su alma se alegró y cobró la velocidad que sólo puede imprimir la felicidad más absoluta. Al bajar, vio a los pájaros curiosos volar junto a ella; querían ver por qué estaba tan feliz ese ser que, aun sin alas, se atrevía a surcar el cielo.
Bajando esta vez por en medio de las nubes y, al ver que se volvían más grandes las cosas que parecían tan pequeñas desde el cielo, se percató de que se había olvidado de su pequeñez. Al acercarse vio algo que brillaba como una estrella blanca, era la pluma plateada de un ángel, olvidada en una nube, probablemente del lugar en donde había estado descansando y observando a la humanidad. Estiró la mano lo más que pudo, atrapándola y pegándosela en el corazón, mientras descendía hasta donde estaba el anhelo de su alma. Su forma astral se materializó junto a él. Estaba en aquel café al que siempre le gustaba ir, sentado, observando el horizonte donde el mar besa al cielo, y pensaba en ella. Libreta abierta, lápiz empuñado y dispuesto, pero pausado, mientras su alma se derramaba.
Brillaba el cordón rojo en su muñeca y palpitaba destellos llegando al de ella. Ella lo contempló con infinita ternura y, por un momento, se quedó allí, sintiendo palpitar el cordón que los unía. Cerró los ojos y dijo una oración, mientras sostenía la pluma del ángel en su pecho. Caminó unos pasos hasta él y se la puso en el bolsillo de la camisa, justo sobre su corazón. En ese momento él miró hacia arriba directo a sus ojos y se tocó el pecho con sorpresa, poniendo su mano sobre la etérica de ella.
En ese momento, refulgió como un Sol el cordón que los unía y ella despertó sonriendo.
e.v.e.
Tumblr media
37 notes · View notes
Text
Tumblr media
Fue triste decirme adiós, sabiendo que ya no será más un «hasta luego». Fue duro dedicarme la última canción.
Años han pasado y aún permaneces estancada; tus amigos te aconsejan que tires para adelante, que debes superarme y continuar con tu vida.
Pero cada vez que piensas en mí te ahogas en el océano de la memoria, recordando cuando reposabas tu cabeza sobre mi pecho mientras mis dedos acariciaban tu cabello y mis labios te llenaban de besos.
Sé que me guardarás en tu corazón, mencionarás mi nombre para que te persiga hasta perder la razón, como una melodía inolvidable. A veces, cuando lloras en tus noches de insomnio, escucho cuánto deseas estar muerta sólo para encontrarnos al otro lado y crear juntos un paraíso.
Oírte me desgarra. Me invade el impulso de pedirte que no te preocupes más por mí, que siempre y cuando te vea sonreír mi alma reposa en paz, que desde este desconocido pero apacible oasis te estoy cuidando y cuando te llegue la hora, te recibiré con brazos abiertos.
Y si rezas por mi descanso, entonces deja de culparte. Hiciste todo lo que pudiste, lo que tuviste entre manos. Te vestiste de negro para agradarme, poblaste el cielo de nubes brumosas, apagaste los soles en oscuros azules y escondiste las lunas para que te ajustaras al estado de ánimo de mi alma nocturna, te transformaste en una belleza negra para que más me gustaras y encontrara el sentido de la vida.
Sin embargo, todo estaba perdido para mí, nada iba a salvarme, por lo tanto, lamento haberte arrojado a la oscuridad cuando irradiabas aquel brillo especial que tanto te caracterizaba.
Siento haberme ido. Siento no haber ganado esta guerra conmigo mismo. Siento que la contienda te haya destruido; no debías formar parte del daño colateral.
Siento que ahora tengas que evocar los hermosos momentos que vivimos y escuchar las canciones que nos dedicamos para que no me pierdas completamente, aunque aquello implique perderte.
En días como estos, pones en repetición la misma lista de reproducciones, lees los poemas que alguna vez te escribí, repasas nuestros mensajes, abres nuestros álbumes y reproduces los viejos vídeos que por diversión grabamos, te preguntas qué pudiste haber hecho mejor, dudas sobre tus esfuerzos, si ofreciste lo suficiente, para abrazar fuertemente mi memoria para no dejar ir lo único que te queda de mí.
Lamento que tu corazón retenga un fantasma.
Quiero que tu mente deje de pensar que regresaré, que tu mascota evite esperarme mirando horas y horas la puerta, que tu imaginación pare de soñarme o que tus venas no naden más en una ola blanca.
Ojalá llegue el día en que puedas pensar en mí sin derrumbarte, sin que tu labio inferior tiemble, ya que, por el momento, no puedes ni decir mi nombre sin que las lágrimas en tus ojos se acumulen. Por eso, mi deseo es que dejes de acabar con tu vida, aún estás a tiempo de tomar la decisión correcta para no caer en un hoyo del cual no encontrarás una salida.
No esperes más por mí, no volveré y te diré que todo está bien. Quiero que seas fuerte, afrontes mi partida, y sigas adelante cumpliendo tus metas en una larga y prospera vida. Porque fui miserablemente egoísta al haberte dado y arrebatado una dulce alegría.
Quiero que dejes de vivir en una pesadilla, que dejes de disculparte y degradarte, porque fuiste el único motivo por el cual seguí luchando contra mis demonios.
Yo, en cambio, espero que puedas perdonarme por no haber sido fuerte para quedarme a tu lado.
-Dark prince
122 notes · View notes
la-semillera · 7 months
Text
GWEN JOHN & ROSARIO CASTELLANOS
Tumblr media
Hablábamos la lengua
de los dioses, pero era también nuestro silencio
igual al de las piedras.
Éramos el abrazo de amor en que se unían
el cielo con la tierra.
No, no estábamos solos.
Sabíamos el linaje de cada uno
y los nombres de todos.
Ay, y nos encontrábamos como las muchas ramas
de la ceiba se encuentran en el tronco.
No era como ahora
que parecemos aventadas nubes
o dispersadas hojas.
Estábamos entonces cerca, apretados, juntos.
No era como ahora.
Rosario Castellanos
Gwen John, (1876-1939) Hojas verdes en una jarra blanca. Guache y lápiz sobre papel.
31 notes · View notes
esuemmanuel · 6 months
Text
Qué dulce y casto es el beso de su boca fina, bendice a mi frente y a mis cabellos cobija con blancas nubes que danzan al compás de sus insinuaciones oníricas.
How sweet and chaste is the kiss of her fine mouth, it blesses my forehead and covers my hair with white clouds that dance to the rhythm of her dreamlike insinuations.
26 notes · View notes