Tumgik
#cada gesto
Text
Por qué ligar en la calle es mejor que en Apps: guía para personas que buscan conexiones reales
Ala hora de buscar una pareja o entablar nuevas relaciones, las personas suelen recurrir a diversas formas de ligar. Sin embargo, cada vez son más los que sostienen que hacerlo en la calle es mucho mejor que a través de aplicaciones online como Tinder o Badoo.
Pero, ¿cuál es la razón detrás de esta afirmación? La respuesta es clara, radica en la confianza y la seguridad que se experimenta al conocer a alguien en persona.
En tan solo un año, la matriz de Tinder ha perdido 830.000 pagadores, un 5% del total, datos que reflejan el retroceso acelerado de este modelo de negocio.
Y es que cuando ligamos en la calle, podemos establecer una primera impresión inmediatade la otra persona, algo que a través de una pantalla es difícil de conseguir.
La comunicación verbal y no verbal juegan un papel fundamental en la forma en que nos percibimos mutuamente. Al ligar en persona podemos observar su lenguaje corporal, tono de voz y expresiones faciales, lo que nos permite evaluar rápidamente si nos sentimos cómodos o seguros en su presencia. 
Esta interacción cara a cara nos da la oportunidad de conocer a la otra persona de manera más auténtica y genuina. 
Además, al ligar en la calle, tenemos la posibilidad de interactuar con personas de diferentes edades y trasfondos, lo que enriquece nuestras experiencias y nos brinda la oportunidad de aprender de personas con diferentes perspectivas.
Esto resulta especialmente valioso para los adultos, quienes pueden sentirse desplazados en las aplicaciones de citas online. De esta manera, al salir a la calle y socializar, se les brinda la oportunidad de establecer conexiones con otras personas de su edad, aumentando su bienestar.
Sin embargo, las aplicaciones de citas como Badoo pueden generar una sensación de artificialidad y desconexión. Aunque estas plataformas ofrecen un amplio grupo de personas inscritas, no siempre podemos confiar en que el perfil de usuario sea 100% verídico. 
Muchas veces, las personas crean perfiles falsos o exageran sus características para llamar la atención del resto de usuarios. Esto puede provocar situaciones incómodas o incluso peligrosas para quienes confían plenamente en la información proporcionada en este tipo de aplicaciones.
Al contar con un perfil falso, estas personas pretenden aparentar ser alguien que no son, ya sea por diversión, por obtener información personal o incluso por realizar estafas.
Además, en estas aplicaciones móviles, las personas suelen seleccionar sus preferencias y características deseadas, y es el sistema quien se encarga de mostrar perfiles que se ajustan a esos criterios. Sin embargo, esto puede limitar las posibilidades de conocer a personas que no encajan en esos criterios, pero que podrían resultar ser grandes compañeros o amigos.
Es por ello por lo que las citas tradicionales ofrecen ventajas que las aplicaciones móviles no podrán llegar a igualar. 
Al ligar en la calle, las personas tienen la oportunidad de conocer a personas nuevas y auténticas, estableciendo conexiones más directas y personales. 
A diferencia de las frías interacciones en las aplicaciones de citas, donde la autenticidad se pierde entre perfiles y filtros, la conexión humana que se forja al conocer a alguien en persona es genuina y palpable.
En la calle, cada sonrisa, cada gesto, y cada mirada cuentan una historia que va más allá de lo que cualquier pantalla pueda transmitir. La magia de compartir el espacio físico, las risas y las conversaciones espontáneas no pueden ser replicadas por el desapego de los mensajes digitales.
Es por ello, que a pesar del auge que han experimentado estas aplicaciones, cada vez son más las personas que optan por regresar de nuevo a la calle para encontrar de manera tradicional a quien pueda convertirse en su compañero ideal.
Tumblr media
ℜ𝔬𝔰𝔞🖤
8 notes · View notes
proustian-dream · 5 months
Text
Esquizoide: absoluta incomprensión de la realidad.
0 notes
ginberzonecolombia · 5 months
Text
0 notes
jomos90 · 10 months
Text
Tumblr media
1 note · View note
deepinsideyourbeing · 2 months
Text
Rum on a Fire - Enzo Vogrincic
Tumblr media Tumblr media
+18! Dom!Enzo, biting, choking, creampie, dacrifilia, daddy kink, dirty talk, face sitting, fingering, sexo oral, sexo sin protección, size kink/size difference, spanking (sólo una vez), edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
El aroma del café persiste en la habitación, pero Enzo sólo percibe la fragancia de tu perfume y la sensación de tus dedos en su cabello. No tiene idea de cuánto tiempo lleva recostado en tu regazo, sólo sabe que está agotado y disfruta demasiado de tus caricias como para abandonar su lugar.
-¿De dónde sacaste las flores?
-De una maceta- contestás, como si no fuera más que obvio.
Emite un sonido de desaprobación y recordás la charla sobre no cortar flores ajenas, pero no dice nada más. Cuando cierra los ojos te deleitás con la imagen de sus pestañas oscuras y largas rozando su piel, la curva de su nariz y sus labios, que probablemente conservan el sabor del café y de su alfajor favorito.
Tus dedos comienzan a descender, delinean el puente de su nariz y la definida línea de su mandíbula para luego capturar su mentón con tu mano y acariciar su labio inferior con tu pulgar. Hace amague de morderte y el sonido que acompaña el gesto es enternecedor, pero sus movimientos letárgicos te permiten reaccionar a tiempo y escapar del juego que tanto adora.
Planta un beso en tu muslo, su mejilla reposando sobre este, y sentís la forma en que su mano acaricia tu piel con un toque casi imperceptible. Las yemas de sus dedos te provocan escalofríos y Enzo disfruta sentir que te estremecés, incluso si su intención sólo era mimarte para retribuir un poco de la atención que le brindás.
-Te extrañé- otro beso-. Mucho.
-Yo también te extrañé mucho.
Te dirige una mirada un tanto ambigua, en sus ojos una mezcla de timidez y algo más... Es algo oscuro, para nada inocente y con implicaciones que conocés a la perfección. Sus dedos se acercan más y más al interior sensible de tu muslo mientras deposita besos húmedos sobre tu pierna, sus dientes te rozan como una sutil amenaza y sus párpados se cierran por cuenta propia cuando comienza a sentirse embriagado de tu ser.
-¿Mucho…?- arquea una ceja. Contestás con un suspiro y sonríe contra tu piel.
Cada vez más desesperado, Enzo deja que sus dulces mimos se conviertan en un enérgico masaje y te provoca frotando tu ropa interior de manera superficial. Siente tu respiración acelerándose y la creciente inquietud que te generan sus acciones le fascina, pero no tanto como los gemidos que escapan de tu boca una vez que captura tu piel entre sus dientes y muerde con fuerza suficiente para dejar una huella.
Vuelve a besarte con suavidad, como si eso aliviara de alguna forma el incendio que provocó, y esta vez sus dedos presionan contra la tela ya humedecida que cubre tu intimidad. Suspira y alza la vista para encontrarse con que estás mordiéndote el labio y tus ojos están cerrados en un vano intento de contenerte, el control sobre tu cuerpo desvaneciéndose cada vez que su respiración cálida te golpea.
Enzo adora verte en tal estado, pero adora más saber que él es el único responsable.
Se reincorpora y te deja sobre su regazo sin esfuerzo alguno, la sorpresa robándote un pequeño grito y una risa. Sus manos encuentran su lugar debajo de la camiseta que tenés puesta para masajear tu cadera, tu cintura y tus costillas, donde dejan una sensación de cosquilleo. Te retorcés por el nerviosismo, al igual que cada vez que Enzo decide hacerte cosquillas, pero el movimiento sólo hace que tu centro entre en contacto con el bulto que deja ver su ropa interior.
 Suspira y sus dedos se cierran sobre tu muñeca.
-Mirá cómo me ponés- coloca tu mano sobre su miembro cubierto, haciéndote gemir-. ¿Te gusta…?
-Mucho- confesás, tus dedos tirando de la cintura elástica de la prenda con anhelo.
-Mostrame entonces.
No perdés tiempo y liberás su miembro ardiente, tus dedos rozándolo con delicadeza antes de cerrarse sobre su extensión y comenzar a masturbarlo; Enzo inspira profundamente y cuando echa la cabeza hacia atrás un sonido gutural llega a tus oídos, acompañado por la imagen de una gota de líquido preseminal brillando en su punta y sus uñas casi enterrándose en tu cadera.
Continuás con los mismos movimientos, acariciás la punta con tu pulgar y te deleitás con las expresiones que se apoderan de su rostro y los sonidos involuntarios que emite ante tus caricias. Sentís sus manos sobre todo tu cuerpo, ansioso por más, por lo que decidís recostarte entre sus piernas y besar sus muslos y su cadera mientras trabajás para llevarlo hacia el borde del orgasmo.
Tu lengua recorre su miembro desde la base hasta su punta goteante y roja, tus labios cerrándose sobre esta mientras mantenés contacto visual con Enzo para poder ver la forma en que su rostro se transforma. Se muerde el labio y frunce el ceño, casi como si estuviera enojado, pero sus pupilas dilatadas y el brillo en sus ojos hacen que sus emociones sean más que evidentes para vos.
Una vez que comenzás a moverte, sus caderas reaccionan de manera automática y Enzo toma el control inconscientemente. Tus ojos se llenan de lágrimas debido a los reiterados golpes en el interior de tu boca y sus dedos tirando de tu cabello, uno que otro gemido dejándolo al ver la dificultad con que tomás sólo la mitad de su miembro en tu boca y cuán pequeña te ves entre sus piernas. Sólo cuando sus músculos se tensan decide liberarte, el hilo de saliva manchando tu mentón haciendo que se replantee su decisión.
Se deshace de su ropa y palmea su pecho tonificado con la clara intención de hacerte saber lo que quiere, pero te negás a causa de la vergüenza. Acorta la distancia entre ambos, una expresión preocupada en su rostro, y limpia con sus dedos el rastro de una lágrima.
-¿No querés...?                                                              
-Sí, quiero, pero…- tu voz se desvanece, pero Enzo ya sabe lo que ibas a decir.
Es consciente de lo mucho que te avergüenza tal posición, pero sabe que se debe más a la vulnerabilidad en la que te pondría dicha situación y no a la forma en que puedas verte ante sus ojos... También sabe que te encanta estar completamente a su merced, sometida a sus deseos y cediendo el control hasta ser un mar de lágrimas y súplicas.
-¿Color?- sus nudillos acarician tu mandíbula.
-Verde.
Te dedica una sonrisa antes de quitarte la ropa interior y moverte con facilidad para posicionarte sobre su rostro, sus manos acariciando tu cadera y sus labios depositando pequeños besos que alternan con mordidas inofensivas en tus piernas. Tomás aire y dejás caer un poco de tu peso, la calidez de su boca envolviéndote de inmediato y haciéndote gemir.
Estás completamente mojada y Enzo adora sentir tu esencia manchando sus labios y su lengua, que acaricia tus pliegues de manera experta hasta hacerte lloriquear. Disfruta la forma en que tus muslos suaves lo arropan y siente que podría morir al ver que tus dedos se cierran sobre tus pezones, notorios debido al color y la tela de tu camiseta. Sus labios se cierran sobre tu clítoris y succiona con fuerza, ganándose un grito ahogado de tu parte y confirmando que adoraría morir de esta forma.
Sus manos encuentran tu cadera y te fuerza a dejar caer todo tu peso sobre él, sus dientes rozando peligrosamente tu centro mientras continúa asaltándote con su lengua. Tus gemidos aumentan en volúmen, cada vez más constantes, y un hilo de palabras sin sentido surge de tus labios; logra distinguir su nombre y varias súplicas, pero el resto es un confuso producto de lo que el placer provoca en tu mente.
Te lleva al orgasmo sólo con su lengua y los sonidos obscenos que esta produce en contacto con tus pliegues y la humedad provocada por tu excitación. Recobrás un poco de fuerzas y te separás de su boca -un tanto sobre estimulada por sus labios que continúan besándote en todos los lugares posibles-, el brillo de tu liberación adornando su piel y una mueca de satisfacción u orgullo apoderándose de su rostro.
-Me encantás- da un beso a tu muslo-. ¿Puedo seguir...?
Te ayuda a recostarte y te sentís en trance al ver cómo pasa una mano por su cabello despeinado, tus ojos vidriosos siguiendo cada uno de sus movimientos hasta que se posiciona a tu lado y captura tus labios. El beso se torna intenso y su mano cerrándose sobre tu cuello no ayuda a calmar la sensación ardiente entre tus piernas, que sólo empeora cuando su lengua se cola en tu boca y sus dedos comienzan a ejercer presión.
No estás segura de qué provoca el leve aturdimiento que nubla tu mente, si es la restricción de oxígeno o la fuerza con la que Enzo te está besando, pero sus acciones se detienen antes de que pienses en advertirle. No tenés mucho tiempo para recuperarte antes de sentir sus dedos haciendo un glissando en dirección a tu centro, sus yemas deslizándose por tus pliegues y rodeando tu entrada, deleitándose al sentir que estás goteando.
Tu interior no opone resistencia alguna cuando introduce uno de sus dedos, la lentitud y profundidad de sus movimientos haciendo que tu respiración se entrecorte en un segundo. Cometés el error de mirar justo cuando su pulgar encuentra tu clítoris y comienza a masajearlo con círculos, el placer arrancando de tu garganta un gemido que borda lo pornográfico… Pero para Enzo no es suficiente, así que introduce otro dedo y acelera el ritmo.
El placer te desborda y los sonidos húmedos que llegan a tus oídos son tan indecentes como tus gemidos, que sólo actúan como fuel para las acciones de Enzo. Le encanta llevarte al borde, dejar que te pierdas por completo en las sensaciones mientras él se encarga del placer de ambos, saber que tu mente es una especie de boceto que él desdibuja hasta dejar en blanco.
-Papi…
Tu voz es poco más que un susurro, pero es suficiente para que te escuche. Sus dedos siguen asaltando tu interior mientras besa tu mejilla y repite palabras de aliento en tu oído, haciendo un esfuerzo inhumano por no frotar su miembro contra tu pierna cuando ve en tus ojos el reflejo de la desesperación y necesidad que sentís. Se lamenta cuando ve tus párpados caer, indicio de tu orgasmo desatándose, pero la imagen de tus pestañas brillantes por las lágrimas y tus dientes torturando tu labio le resulta celestial.
La tensión en tus músculos se disipa y tu cuerpo frágil reposa contra el suyo. Rodea tu cintura con su brazo y te atrae hacia su cuerpo aún más; tu espalda contra su pecho te permite sentir su respiración todavía acelerada y el calor que irradia su piel, pero este no se compara con el calor de su miembro aprisionado contra tu muslo, donde deja un rastro húmedo.
El particular sonido del lubricante llama tu atención y te preguntás en qué momento y de dónde lo sacó, pero sus dedos con producto frío en tu entrada hacen que te sobresaltes y te distraigas. Se disculpa y su voz ronca provoca un cosquilleo entre tus piernas, besa tu hombro mientras su punta acaricia tus pliegues y tu entrada antes de comenzar a introducirse en tu calidez.
-Papi- llorás, sensible ante el inevitable ardor de la penetración inicial.
-Ya sé, bebé, ya sé- dice en un intento de calmarte, regalándote un beso-. Estás muy apretada.
Sus movimientos son lentos y muerde tu hombro una vez que se adentra por completo, conteniendo sus deseos de forzarte a tomar sin protestar todo lo que él te ofrezca. Te da unos segundos para acostumbrarte a la intrusión, su mano acariciando tu cadera y luego dirigiéndose hacia tu clítoris, el contacto provocando que te contraigas alrededor de su miembro.
Comienza a acelerar su ritmo y no hay forma de que reprimas tus gemidos, tu cuerpo reaccionando por cuenta propia cuando sentís cada vena y surco de su miembro rozando tu interior mientras su punta abusa de tu cérvix reiteradamente. Su ataque sobre tu clítoris no se detiene, su lengua se desliza sobre la piel sensible de tu cuello y posteriormente sus dientes apresan el lóbulo de tu oreja. Llegás al clímax ahogando un grito en la almohada.
Te arrastra hacia el borde de la cama y te deja sobre tus rodillas, las sábanas revueltas en tu rostro amortiguando tus jadeos cuando su palma impacta contra tu piel al volver a penetrarte. El sonido de su piel colisionando con la tuya inunda la habitación y las palabras que te dirige se pierden en algún punto en el aire antes de llegar a tus oídos, que parecen estar cubiertos con algodón.
Sus estocadas son profundas y frenéticas, pero cuando siente su orgasmo aproximándose se detiene. Retira su miembro hasta dejar sólo la punta dentro y acaricia con su pulgar el borde de tu entrada, embelesado por la forma en que la fricción enrojece tu piel. Escucha tus súplicas por más, lo llamás papi una y otra vez en un intento de convencerlo por continuar, pero no cede.
-Estás desesperada, ¿no?- pregunta. Ya sea que negás o asentís, se inclina sobre tu cuerpo para poder tirar de tu cabello y continúa:- ¿Querés más, princesa?
Te aleja del colchón y encuentra una respuesta en el hilo de saliva que cae de tus labios, acompañado por las lágrimas que recorren tus mejillas antes de humedecer las sábanas. Abandona tu interior y te oye protestar, pero te calmás cuando te deja sobre tu espalda y posiciona su cuerpo sobre el tuyo.
Te obliga a ver la forma en que su miembro acaricia tus pliegues, enrojecidos y más que húmedos, pero apartás la vista para ver su rostro cuando vuelve a hundirse en tu interior: sus ojos están cerrados y sus labios entreabiertos dejan salir un sonido casi animal, su cabello despeinado enmarcando sus rasgos a la perfección.
Lleva tus piernas a sus hombros y utiliza un brazo para aprisionar tus muslos contra su abdomen, su otra mano ubicándose en tu abdomen bajo y ejerciendo presión para sentir cómo tu interior se amolda a él, la forma en que tu cuerpo lo recibe cada vez. La sensación es abrumadora y tus manos se mueven en todos los sentidos buscando aferrarse a algo -lo que sea- para poder sobrellevar el placer que te invade, pero sólo encontrás las margaritas desperdigadas en el espacio entre la almohada de Enzo y la tuya.
-Papi, por favor, ¿puedo…?
Asiente mientras besa tu tobillo, sus ojos abriéndose de inmediato para poder presenciar el espectáculo que le ofrecés cada vez que acabás. Masajeás tus pechos y pellizcás tus pezones, justo como él suele hacerlo, y cuando el orgasmo te golpea repetís su nombre entre balbuceos. El movimiento de sus caderas no cesa ni por un segundo y tu rostro se contrae en una mueca de algo similar al dolor, pero que Enzo reconoce como la prolongación tortuosa de tu orgasmo.
Estás a punto de rogarle, pero sus jadeos te interrumpen y la repentina brutalidad en sus embestidas hace imposible formular palabra alguna. Su cabello brilla bajo la luz y cubre parte de su rostro cuando sus dientes se cierran sobre tu pierna. Sentís el palpitar de su miembro en tu interior y recuperás la voz.
-Adentro, por favor.
-¿Sí? ¿Querés que te llene la conchita…?- cerrás los ojos, casi avergonzada por lo mucho que disfrutás oírlo expresarse de esa forma-. Dios…
Sentís el calor de su liberación salpicando tu interior y suspirás satisfecha, tus brazos separándose instintivamente para abrazarlo cuando se desmorona sobre tu cuerpo y su rostro busca refugio en el espacio de tu clavícula. Masajeás su espalda mientras su respiración vuelve a la normalidad y estás casi segura de que percibís los latidos de su corazón.
-Extrañaba tanto esto- comenta, alejándose para mirarte a los ojos-. No te das una idea.
-Yo también lo extrañaba- sonreís-. Pero…, ¿no tenías sueño vos?
Suelta una carcajada pero no responde, en su lugar se estira para tomar una margarita y colocarla sobre tu oreja. Besa tus ojos, tu nariz, y por último envuelve tus labios en un apasionado beso que te deja sin aire.
-Gracias por el café- apoya su frente sobre la tuya-. Me ayudó bastante.
Sabés que no se refiere al café.
taglist:
@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia
300 notes · View notes
olee · 4 months
Text
Amor y Odio | Enzo Vogrincic
Tumblr media
Para: los que extrañan a su ex!
~
Ya llevabas más de tres años saliendo con Enzo cuando todo cambió. Durante ese tiempo, le habías prometido tu apoyo incondicional, incluso frente a la perspectiva de una relación a distancia, que a ti no te importaba en absoluto. Sin embargo, para Enzo las cosas eran distintas.
Una noche, en su departamento en Montevideo, tú y Enzo estaban inmersos en una discusión. Él estaba lidiando psicológicamente con las complejidades de su papel como Numa Turcatti, a pesar de estar recibiendo terapia y compartir sus preocupaciones con colegas y hasta con Bayona. Pero en esa noche en particular, Enzo se quebró emocionalmente, llorando sin control. Tú, instintivamente, le abrazaste, asegurándole que todo estaría bien, que una vez que terminara con el trabajo, las cosas volverían a la normalidad y mejoraría gracias a las lecciones de vida que había aprendido.
Sin embargo, Enzo, con seriedad, te interrumpió diciendo: "(tu nombre), sabes cuánto te quiero, pero no puedo seguir contigo sintiéndome así. No quiero que sufras a mi lado. Por favor, dejemos esto". Mientras le acomodabas el cabello para ver su rostro, respondiste con calma: "No me importa, quiero apoyarte, te necesito tanto como tú a mí". Pero Enzo te miró fijamente y con voz firme dijo: "¡No! ¡No, (tu nombre)! Por favor, escúchame. Necesitamos separarnos por un tiempo. Necesito que lo entiendas".
Te encontrabas en una encrucijada emocional, sin saber exactamente qué pensar. El amor que sentías por Enzo era tan profundo que alejarte de él por completo parecía un acto prohibido. No obstante, también querías comprender su perspectiva y darle el espacio que parecía necesitar.
Con un gesto de cariño, acariciaste su rostro y le diste un beso en la frente. "Si eso es lo que quieres, te respeto. Y sabes que siempre estaré aquí para vos, cualquier cosa que necesites", expresaste con sinceridad. Enzo tomó tu mano, acariciándola, y te susurró un agradecimiento. "Gracias por entender", dijo con voz suave.
Con un nudo en la garganta, te levantaste y te retiraste. La puerta se cerró detrás de ti, dejando en el aire la incertidumbre de lo que vendría a continuación.
Un año y medio transcurrió desde aquel momento, y tú y Enzo eran oficialmente exnovios. Parecía que él estaba prosperando, inmerso en una nueva fama que lo llevaba a escenarios de todo el mundo: Venecia, Madrid, Sevilla, Buenos Aires, Ciudad de México, Nueva York y más. Era como si hubiera olvidado por completo sus raíces.
Te encontrabas observando su vida a través de las redes sociales, pero cada publicación te causaba una mezcla de emociones. Por un lado, sentías resentimiento al verlo disfrutar de su éxito sin aparentes remordimientos. Por otro, reconocías que, a pesar del odio que intentabas albergar, en el fondo seguías amándolo.
Finalmente, decidiste bloquearlo en todas las plataformas y cortar cualquier vínculo digital con él. Era la única manera de protegerte emocionalmente, aunque en lo más profundo de ti, sabías que el amor que sentías aún persistía, enredado con sentimientos contradictorios de amor y odio.
Con la carga de las obligaciones laborales, tu jefe te envía a Madrid para una conferencia de trabajo que durará dos semanas. Aunque aceptas por deber profesional, también reconoces la oportunidad de escapar de las calles de Montevideo, las cuales están impregnadas de recuerdos compartidos con Enzo.
La necesidad de un espacio fresco para reflexionar y alejarte de los lugares que te vinculan con el pasado se convierte en una motivación adicional. Madrid, con su energía diferente y nuevas experiencias, te ofrece un respiro necesario para despejar la mente y encontrar un nuevo equilibrio. Mientras te sumerges en las responsabilidades laborales, también te das cuenta de que esta oportunidad puede ser un catalizador para tu propia renovación personal.
Al llegar a tu nuevo apartamento en Madrid para las dos semanas, decides explorar las luminosas calles y te diriges a una cafetería. Mientras te sientas al aire libre, ordenas un café y un croissant, disfrutando de la tranquilidad del paisaje y la hermosa arquitectura madrileña.
Al terminar tu café, te levantas para entrar a la cafetería y devolver la taza vacía. Sin embargo, te chocas fuertemente con un hombre, y sientes la sangre brotar inesperadamente de tu nariz. Sin verlo claramente, reaccionas impulsivamente gritándole: "¡GORDO BANANA DE MIERDA, CANTO DE QUESO!".
Cuando finalmente lo miras fijamente, te quedas en shock al darte cuenta de que la persona con la que te acabas de chocar es nada menos que tu exnovio, Enzo Vogrincic. El encuentro inesperado lleva consigo una mezcla de sorpresa, incomodidad y, quizás, la oportunidad de abordar asuntos pendientes.
EL FINAL DE UN NUEVO COMIENZO.
321 notes · View notes
karylvsjuanii · 3 months
Note
PORFAVOR ESCRIBI DE PIPEEE 😩😩 nadie escribe de el no encuentro nada
2/Catorce | Felipe Otaño
tw: Lector Femenino x Felipe Otaño, sexo sin protección, hablando sucio, sobre estimulación, squirting/chorros.
Quiero aclarar que los diálogos son en Argentina pero mi narración será latina. Avísenme si me olvido de algo por favor.
Tumblr media
Últimamente Felipe había estado ocupado con su trabajo en el nuevo proyecto que tenía. Y claro que tú lo entendías pero eso no quitaba que lo extrañaras mucho.
Lo último que hablaron fue hace un día, por mensaje.
Te comentó que tenía que entregar papelería personal a la empresa de la película y necesitaba la computadora. Y así fue, recogió la computadora en tu casa pero tu no estabas para verlo, así que llevabas dos semanas y media, sin verlo, sin tocarlo.
Felipe y tu siempre fueron de mucho afecto físico, les encantaba estar abrazados y besarse cada que podían, incluso si había demasiada gente, el adoraba besarte frente a todos.
Donde sea.
El había estado bastante ocupado pero así como tú, se la pasaba pensándote.
Llevaba dos días buscando fotos de documentos e información. Por lo que decidió seguir con eso y mandar todo de una vez. Le aburría estar buscando ese tipo de cosas.
Iba bajando entre tantos documentos y carpetas hasta que vio una carpeta sin nombre por lo que decidió darle click.
La computadora abrió en grande tus fotos.
Tus fotos, esas fotos que lo ponían increíblemente cachondo y hacían que quisiera dejar todo e ir a tu casa para que le arregles esa calentura que había tenido estos días.
Quiso salirse rápido de esa carpeta para no torturarse pero hubo una en especial que robó su atención.
Era la foto que te había tomado justo una semana antes de comenzar con su trabajo pesado, donde estabas tú debajo de él con su polla en la boca. Estabas toda colorada y lograba verse solo el inicio de tus tetas, en las cuales caía tu cabello y tapaba un poco tu clavícula marcada. Tus ojos llorosos mirando fijamente la cámara hacía que Felipe volviera a entrar en ese momento.
Realmente quería repetirlo.
Habías terminado tu turno de trabajo en la oficina, tu carro estaba en mantenimiento ya que recién habías tenido un problema con una llanta.
Por lo tanto esperabas pacientemente el autobús justo afuera de tu empresa para tomar rumbo a tu hogar. Sabías lo tardado que iba a ser esto, así que te pusiste a ver qué había de interesante en tus redes.
Abriste instagram y viste que Felipe había subido una historia, dudaste un poco en abrirla pero finalmente decidiste presionarla.
Hace 5 horas. Era una foto de el en un espejo.
Ibas a responderla hasta que escuchaste el pitido de un auto. Alzaste la mirada y pudiste ver justo frente a ti a Felipe en su auto deportivo.
Te quedaste helada.
Este hizo una seña de que subieras y fuiste sin pensarlo dos veces.
Llevaban unos 10 minutos de camino y ninguno decía nada. Tan solo se dieron un saludo de piquito. Y fue suficiente para ponerte nerviosa.
Siempre te ha hecho sentir así. Y te encanta.
Te extrañé. - Felipe soltó sin despegar la mirada de la carretera.
Por qué no me habías mandado mensaje? - Respondes poniendo tus ojos en él.
Verlo manejando siempre fue una de tus adicciones, su cabello largo que te volvía loca moviéndose un poco por el aire frío que el carro soltaba. La maña tan atractiva que tenía de manejar con un brazo, ver cómo sus venas se marcan y sus trabajados músculos se notan gracias a la camisa juvenil que traía. La típica de manga corta que hace ver sus bíceps apretados.
Estuve muy ocupado, vos sabés todo lo que se me fue encima, disculpame bebé. - Felipe responde con sinceridad.
Llegan a tu casa y él baja enseguida para abrirte la puerta.
Ya fuera, te acercaste a la entrada pero no sin antes girarte. Volvió a entrar al auto.
Te quedaste parada haciendo un gesto de extrañeza. No sabias que hacer.
Te acercaste de nuevo a él sin más.
No vas a pasar? - Lo miras detrás de la puerta del auto.
Para qué? - Dice acomodándose el cabello.
Te quedaste sin palabras.
Cómo que para qué? Qué le pasa? Se aburrió de mi? Ya tiene a otra?
Pues no lo sé, sólo decía. - Decías quitando la mirada de él.
Qué querés hacer? - Felipe pregunta con una sonrisa en el rostro, burlándose.
Ya sabías a dónde iba todo esto. Estaba jugando contigo.
Te quedaste callada sin poder conectar su mirada con la suya.
No tenés nada que hacer? - Abre la puerta de su coche para salir y quedarse frente a ti.
Muy junto para ser real.
Bajaste la mirada al sentir su perfume recorrer tus fosas nasales, te prendió tanto su olor a hombre, siempre te había gustado su perfume.
Tendras que encontrar con qué distraerme si querés que me quede. - Felipe sonríe maliciosamente y te toma de la muñeca para entrar a tu departamento.
Cierra la puerta detrás de ustedes y avanza hacia tu sofá. Este se sienta con las piernas abiertas y los brazos detrás de su nuca.
Que caliente, Dios.
Y la verdad no sabías que hacer, verlo así te provocaba demasiado, podrías hincarte frente a él.
Y bien? - Pregunta Felipe después de recorrer con la mirada tu acogedora casa.
No decías nada y lo empezaba a desesperar.
No diras nada? - Preguntó un tanto serio despegando sus manos de la nuca.
Otra vez te quedaste callada.
Bien. Me voy. - Dijo finalizando la conversación para levantarse del sofá rápidamente y acercarse a la salida.
No, Felipe, ven. - Lo seguiste hasta tomarlo de su camisa por detrás.
Que pasa ahora? - Te pregunta conectando su mirada con la tuya al fin.
Quedate. - Dices mirándolo sin soltarlo de su camisa.
Felipe baja la mirada hacia tu mano aferrada a su camisa y vuelve a mirarte en un par de segundos.
Para ser sinceros, Felipe en serio quería desnudarte ahí mismo y cogerte hasta hacerte llorar, pero se contenía por verte así de sumisa e indecisa, no quería incomodarte.
Tanto me extrañas? - Suelta con una sonrisa en el rostro.
Asientes con la cabeza mordiendo tu labio levemente.
Demostramelo. - Te toma de la mano y te lleva nuevamente al sofá.
Sientes un empujón al sofá pero rápido decides pararte.
Estabas muy caliente ya y no querías hacerte esperar más.
Él se quedó confundido por tu acción, pero antes de que pudiera reclamar algo, lo empujaste y te pusiste encima suyo. Comenzaste a besarlo mientras te quitabas el saco y camisa de botones.
Felipe notó que necesitabas ayuda con eso y no tuviste que esperar demasiado para sentir sus dedos fríos retirarla con delicadeza.
Disfrutaste verlo comiendo con la mirada tus lindos pechos para después relamer sus labios rosados.
Comenzó a besar tu cuello y clavícula cuando quitaba tu sostén a la vez. Al final toda tu ropa quedó por algún lugar de la sala.
De un momento a otro su cabeza ya se encontraba hundida en tus tetas y tu en desesperación comenzaste una serie de movimientos frotándote contra el.
Suaves gemidos salían de tu boca por el placer que sentías en tu coño y tetas, cosa que a Felipe le volvía loco.
Puta madre, vos no sabes lo mucho que ya te ocupaba así. - Felipe te carga y hace a un lado, empieza a quitarse la camisa y pantalones rápido.
Pensabas en mi? - Preguntas viendo su trabajado cuerpo.
No tenés idea de cuanto. - Te dice antes de hincarse frente a ti.
Abre tus piernas y toca desesperadamente tu coño vestido.
Tus gemidos empiezan a hacerse presentes y a Felipe la saliva.
Da pequeñas lambidas con tus bragas aún puestas y agrega un dedo para frotar tu botón. De un momento a otro arranca la tela que le impide continuar e inicia devorándote como un hombre hambriento.
Mhm, igual de rica. - Suelta Felipe haciendo a tu coño vibrar.
Sientes a tu coño temblar de placer, enredas tus dedos en el cabello de Felipe para jalarlo fuertemente demostrando desesperación por correrte.
Felipe moviendo la lengua más rápido te hace estar a punto del clímax pero vuelves a bajar cuando despega su boca de tus jugos.
Te ves tan hermosa, me dan ganas de correrme en todo tu culo mientras te meto los dedos en tu bonito coñito. - Felipe te mira acariciando tus muslos.
Decide cambiar de posición y te acuesta después de bajar sus bóxers seguido de otro dedo frotando tu clitoris.
Sientes un cambio drástico de sus dedos a su polla frotar tu botón ya rojo. Arqueas la espalda sin dejar de soltar gemidos que cada vez lo prenden más.
Te tocaste mucho sin mi? Espero que si porque yo me corrí todos estos días pensando en vos y lo puta que te ves cuando me chupas la pija. - Felipe mete su polla de una sin dejar de acariciarte los brazos y piernas, lo que hace te quedes sin aire y tus ojos rueden a blancos.
Vos serás mi putita hoy? Vas a dejar que te trate como una puta y zorra? - Felipe toma tus muñecas y las junta, volviéndote más inmóvil.
Lo único que podías hacer era gritar y arquear la espalda.
Contestame, pendeja. - Felipe te golpea el coño buscando respuesta.
Ah, si, si pipe, soy tu putita, solo de vos. - Nunca se te había hecho tan difícil formular una oración. Estabas babeando.
Mostrame mi amor, mostrame lo puta que te volvés por mi, correte como toda una necesitada de mi pija. - Felipe empieza a empujarte el coño más fuerte que antes.
Sientes que tu cuerpo no se puede controlar y empiezas a ver borroso por el placer, tu espalda dolía de tanto arquearse y tu garganta de tanto gritar. Tus muñecas atadas por Felipe estaban rojas, tus tetas reboteando por todos lados y saliva embarrando todo tu cuello.
Los graves gemidos de Felipe resuenan en cada estocada, te asombraba el placer que te estaba demostrando, incluso comenzó a gemir tu nombre junto con lo hermosa que eres.
Sientes a su dedo corazón palmear tu clitoris y enseguida frotarlo con ganas, solo eso bastó para que comenzaras a chorrearlo.
Felipe se corrió ferozmente al ver esa imagen, estabas gritando, temblando y aferrándote a sus fuertes brazos mientras de tu coño rojo salían tiras de agua como cascada, el disfrutaba de su corrida y tu seguías mojándolo, todo aún sin sacar su polla de tu apretado coño.
Se recostó sobre ti sin dejar todo su peso caer.
Fuertes suspiros sonaban en tus oídos y su perfume te invadía completamente. Sabias que habías acabado cuando pipe dejó de moverse lentamente y tu dejaste de tener espasmos.
Sos lo más precioso que hay mi amor, te amo. - Dice Felipe recostándote en sus brazos.
Tus cachetes colorados lo hacen sentir el hombre más afortunado del mundo.
No debí dejarte tanto tiempo solita, de verdad perdoname, princesa. Te adoro. - Felipe toma tu rostro y deja piquitos por tus cachetes y nariz.
Yo también te amo, Pipe. - Dejas un suave beso en su mejilla antes de cerrar los ojos y quedar profundamente dormida.
322 notes · View notes
yzzart · 3 months
Text
𝐈𝐭'𝐬 𝐚𝐥𝐥 𝐭𝐡𝐞 𝐰𝐢𝐧𝐞'𝐬 𝐟𝐚𝐮𝐥𝐭.
⇢ esteban kukuriczka x f!reader.
⇢ sumário: noites de vinho sempre levam para esperados caminhos.
⇢ contagem de palavras: 1.715!
⇢ avisos: 18+!, smut, menção de álcool, fingering, dirty talk, putaria na cozinha, palavras explícita, conteúdo explícito
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
"Aceita, nena?"
Se retirando dos pensamentos, que eram, devidamente, insignificantes em relação ao exato momento, você virou sua cabeça em direção ao forte e cauteloso tom de voz; se endireitando, com decência, na ilha da cozinha, na qual estava sentada.— E logo, é deparada à uma taça com uma bebida, vivamente, avermelhada em tom de roxo.
Um divino vinho. — Meu deus, era isso que você precisava e clamava.
Esteban a segurava com delicadeza e paciência, acompanhado por um sorriso convidativo e um olhar cativante misturado com uma intuito afável. — Talvez, escondendo a verdadeira intenção. — Esperando alguma resposta ou ação sua. — E, mentalmente, torcendo para que você aceitasse.
Estava tão focalizar em uma linha de assunto, agora, esquecida, que não teve a chance de perceber de onde ele havia pegado aquela bebida. — Mas, isso, realmente, importava agora?
"Obrigada, Kuku." — Respondendo ao seu questionamento mental, você aceita; ao pegar na taça, que era primorosa, seus dedos, de forma sutil, se tocaram contra os do mais velho. — O argentino piscou para você, correspondendo.
Mantendo aquele sorriso, e reconfortado pela seu contive ter sido aceito, Esteban estender sua mão para uma segunda taça, logo, adicionando a bebida. — Em toda a ação, seus olhos se atentaram em cada movimento do seu namorado, até mesmo aqueles minúsculos gestos; parecendo que algo a intrigava. — Possivelmente, a forma, com agilidade e delicadeza, como sua mão segurava a garrafa de vidro exorava sua mente; apertando ela.
E aquelas mangas de sua blusa que foram arrumadas até seus cotovelos não ajudavam nem um pouco. — Tudo isso se percorria em você sem mesmo uma gota da maldita bebida.
"Honestamente, tinha esquecido da existência dele pelo armário." — Proferiu, pouco distraído e balançando, com cuidado, a taça e a movimentando em direção a sua; um sinal para brinde que rapidamente foi consentido.
Um fino ruído de vidro se chocando se exclamou pela cozinha, não incomodando nenhum dos dois; sem delonga e preocupação, você guiou a taça até meus lábios, ao mesmo tempo, se agradando com aquele típico e tão intenso aroma. — O gosto era impecável, claro; um sabor, perfeitamente, prazeroso de se degustar e apreciar. — Em dois goles, uma fina linha roxa se formou no fundo.
Assim, como a imagem diante dos seus olhos; Esteban levando, pela segunda vez, a taça até seus lábios e os deixando em uma leva pigmentação roxa. — Provavelmente, seus lábios estão na mesma situação. — Sua postura meritória causava uma ardência lúdica em você, e sendo visível em suas avermelhadas bochechas. — E o vislumbre de uma relevância em sua garganta enquanto saboreava...
"Querida..?" — Sua voz prestativa chamou por sua atenção, novamente. — "O que está acontecendo, huh?" — Colocando a taça em uma distância razoável do seu corpo, o argentino se focalizou em você; apoiando suas grandes mãos em suas coxas.
Nada. — Era isso que você desejava responder, de fato, mesmo sendo uma peculiar mentira e o mais velho iria perceber que não era a verdade; não adiantava. — Como você poderia explicar que a razão pela sua distração era ele?
"Me dê isso aqui." — Esteban retirou a taça de sua mão, juntando ela com a dele e logo, passando, suavemente, seus dedos em sua bochecha; a agradando com uma doce carícia. — "Fala comigo, meu bem." — Pediu com ternura com aqueles olhos que demonstravam adoração e tanta dedicação em relação a você. — "Vamos." — Estalou a língua.
Era assim que Kukuriczka olhava para você. — Desde o dia que lhe conheceu.
Seu coração estava acelerado, talvez, pela influência do pouco álcool que havia digerido, ou o desejo que se almejava em seu peito pelo argentino; provavelmente, os dois. — Assim, como seus olhos estavam, levemente, pesados que se guiaram pelo rosto do mais velho, o contemplando. — E ao mesmo tempo, tentando transmitir uma mensagem, um sinal ao invés de, realmente, discutir sobre o que queria.
Uma das suas mãos se movimentaram até um dos ombros largos e vestidos de Esteban, um pequeno brilho, da iluminação do cômodo, se exclamou em sua esmaltação; você optou por depor uma pequena carícia, permitindo um ar inocente. — Como uma ação inofensiva do mesmo ao se encaixar entre suas pernas.
Kukuriczka agradeceu, mentalmente, por você ter decidido usar uma saia naquela noite.
"Me beija, Kuku..." — Um pedido, uma necessidade, cercada com seu olhar carente, pidão, se libertou de seus lábios com a voz fraca, quase desaparecendo porém chega, perfeitamente, nos ouvidos do direcionado.
Inclinando a cabeça, se reforçando em um sorriso amoriscado e segurando seu rosto, Esteban, rapidamente, atendeu seu pedido. — Seus lábios se juntam contra os dele, formando, no início, um beijo gentil, deslumbrado; passando em uma movimentação um pouco mais densas entre suas línguas, e, claro, uma pequena briga por um espaço. — Vocês estavam se saboreando, se explorando, como se fosse a primeira vez que se beijavam.
Mesmo se deleitando com os lábios de Kuku, você sentiu sua outra mão, que estava presente em sua coxa, subindo, lentamente, e passando por baixo do tecido da saia; enquanto aquela que segurava seu rosto, passou para sua nuca e robustecendo uma intensidade. — Ele lambia, chupava sua boca, sentindo, vigorosamente, o gosto dela misturada com o sabor do vinho.
Seu corpo estava fervendo, o dele também; você estava começando a ficar desesperada, e ele também. — Lentamente, com um ar de pouca felicidade, Esteban separa seus lábios dos dele, porém, fez questão em morde-lôs; permanecendo um olhar prepotente no inchaço corrente.
"Olha isso." — Sua voz demonstrava um pouco de cansado, euforia e desejo. — "Era só isso que mi princesa queria...?" — O maldito sabia muito bem da resposta.
Sem perder tempo, Esteban distribuiu pequenos e molhados beijos pela região do seu rosto, deixando uma pequena sensação de aflição pela sua barba castra, e percorrendo um caminho até seu pescoço. — Você tombou, de leve e um pouquinho, sua cabeça para trás; dando mais liberdade para ele. — Era seu ponto mais sensível, fraco e a deixava tão débil, vulnerável.
"Oh, não vai abrir essa boquinha, não?" — Sussurrou com sedução, roçando seus dentes pela sua pele e tentando, ao máximo, manter os olhos em seu rosto e captar qualquer reação.
"Kuku!" — Um choramingo saiu de seus lábios ao sentir uma força mínima em seu pescoço, e, provavelmente, uma marca de dente estará presente por ali; você sentiu os lábios de Esteban se formarem em um sorriso arrogante.
"Isso." — Falou com doçura, retirando a mão de sua nuca e se conduzindo até sua saia, e se cansando de ver aquele pedaço de roupa. — "Cuidado, amor." — O mais velho bateu, levemente, em sua perna como um aviso e levantou a peça até sua cintura.
A frieza do mármore se debateu contra sua pele, enviando um arrepio pelo seu corpo, nada que poderia incomodá-la; agora, o visual de sua peça íntima era visível para seu namorado. — Era de uma cor escura, para ser específica, rebu; então, não seria complicado admirar o quão molhada você estava. — Obviamente. — Enganchando os dedos no cós da peça e a puxa para baixo, sendo cuidadoso como antes.
Seus olhos, que transmitiam desespero pelo toque do mais velho, tiveram o privilégio de ver sua calcinha desaparecer em um dos bolsos do mesmo. — Guardando ela como um presente.
Na face de Kukuriczka, era visível uma expressão sacana, sem vergonha e libertino; em uma boa condição, você iria proferir isso de forma direta. — Chegava a ser ridículo.
Com sua boceta, embaraçosamente, molhada, pulsando e exposta, Esteban movimenta sua mão pela sua coxa, apertando, brevemente, ela; porém, com a outra mão, ele ocasiona um pequeno tapinha em sua bochecha, querendo sua completa atenção. — Indicando um contato visual.
Mantendo, prendendo seus olhos contra os dele, você sente dois longos dedos, anelar e o do médio, de Kuku passando sobre sua fenda, uma simples e torturante carícia, logo, deslizando eles para dentro. — Enviando um choque impiedoso, pouco surpreendente; assim, como suas costas se arquearam e suas unhas agarraram o ombro do argentino. — Deus, era tão bom.
A sensação de preenchimento, um prazer flamejante e deleite faz você se sentir em um verdadeiro paraíso; e no inferno ao mesmo tempo. — Choramingos, algumas palavras, completamente, sem nexo e ainda se contentar com a imensa vontade de fechar os olhos, querendo aproveitar ao máximo a sensação deliciosa que triunfava.
"Mírame, cariño." — Murmurou, querendo zombar com uma leve descrença e estímulo, fazendo movimentos de vai e vem em seu buraquinho molhado; trazendo um som obsceno acompanhando seus gemidos. — "É gostosinho pra' caralho, não?" — Estalou sua língua, inclinando um pouco sua cabeça, uma provocação.
Você balançou sua cabeça, desorientada em concordância e proferindo, mais uma vez, um lacrimoso gemido; Kuku lhe entregou com sorriso lascivo, sendo sua boceta apertando seus dedos e garantindo que você seria a morte dele.
"Kuku...!" — Você gritou. — "Kuku, Kuku..." — Balbuciando seu nome e mordendo seus lábios, quase sentido o gosto metálico, e se prolongando na velocidade dos dedos do ator; desejando liberar toda aquela tensão, pressão e excitação que estava acumulado em você. — Mais um grito foi liberto por sua boca, o polegar dele passou a estimular, rapidamente, seu clitóris.
"Venha, querida." — Sussurrou, agradando você.
Flexionando, rapidamente, seus dedos e satisfazendo seu prazer, Esteban observa alguns espasmos que seu corpo realizava e se agradando com eles; recebendo o prazer das suas paredes internas apertarem seus dedos. — Assim, você sentia seu orgasmo próximo, toda sua angustia prazerosa se encerrando no momento.
Com um voluptuoso gemido, que se formou em um suspiro de alívio, você goza; seu corpo se torna um pouco enfraquecido, suavizado e sua mente misturada entre milhares de emoções ao mesmo tempo, procurando um apoio. — Mas, satisfeita e deleitosa.
Os dedos de Kukuriczka permanecem dentro de você, se mantendo pegajosos, aquecidos e molhados; um grande prazer para ele. — Até que uma sensação de vazio surge em seu buraquinho; abaixando o olhar para avistar o que estava acontecendo, você consegue observar um imenso e encharcado brilho entre os dedos do seu namorado.
Seu gozo estava ali, exposto naqueles longos e irresistíveis dedos; levando até a boca, mantendo um contato visual, Esteban chupou, com desejo e vontade, eles. — Causando um barulho tão molhado e estalador diante de sua presença, saboreando seu gosto e quase implorando, mentalmente, por mais.
"Deliciosa." — Elogiou com muito apetite, limpando um cantinho de sua boca; mexendo e estalando a língua, aproveitando ao máximo seu gosto pregado em seu paladar. — "A garrafa ainda está cheia e temos a noite inteira, nena."
168 notes · View notes
elcorazondealis · 5 months
Text
Partes de ti🤍
Amo cuando nuestras manos se entrelazan,
amo poner mis manos en tu rostro,
ver esa sonrisa cuando te digo
que es lo más hermoso que eh visto.
Amo incluso la manera en que sonríes,
y como se te ven tus gafas,
amo cada centímetro de tu cuerpo,
y llenarme de tu esencia en cada instante.
Amo cada beso de ardiente pasión,
incluso tu aliento es un vicio grato,
amo tu energía, tus ansias de acción,
y cómo te esfuerzas por alcanzarlo todo.
Amo cada una de las cosas que eres,
Amo cada una de las cosas que te hacen ser tu.
Así, entre versos de amor y sentimiento,
se entrelazan nuestras vidas, cual redes.
En cada encuentro, en cada mirada,
amo la forma en que me envuelves,
el fuego que arde en tu mirada,
y el amor que en nuestras almas vive.
Amo la pasión que nos transforma,
en cada abrazo, en cada caricia,
amo el tiempo congelado cuando estamos juntos,
y en ese instante, siento que la eternidad existe.
Amor que crece y se renueva,
publicando en tu corazón un decreto,
amo cada palabra que me susurras al oído,
amo cada verso que en tus labios recito.
Y cuando la noche se adueña del día,
y la luna llena ilumina nuestro rincón,
amo el silencio compartido,
amo el abrazo que nos llena de emoción.
Amo cada latido que nos une,
cada promesa que llevamos en la piel,
amo la libertad que juntos encontramos,
y el amor que en cada gesto se revela.
Amo ese eco de pasión que nos guía,
que nos empuja a seguir adelante,
amo construir contigo un futuro brillante,
y en cada paso, hacer historia con poesía.
Amo cuando nuestros cuerpos se abrazan,
amo el cariño que en tu pecho habita,
amo cada instante que a tu lado paso,
porque en tu amor, la vida se nos cuela.
Amo el brillo en tus ojos,
Cuando hablas apasionadamente,
Amo escucharte hablar de tus sueños,
De tus deseos y anhelos.
Amo cuando ríes a carcajadas,
Y tu risa se convierte en música,
Amo la forma en que me abrazas,
Y me haces sentir protegida y amada.
Amo cada momento que compartimos juntos,
Cada conversación profunda y sincera,
Amo la forma en que tu presencia
Llena de alegría mi vida entera.
Eres mi inspiración y mi motivo,
El fuego que enciende mi ser,
Amo amarte con cada fibra de mi ser,
Y hacerte sentir amado también.
Así que hoy celebro y alabo
A ese ser maravilloso que eres,
Tu luz ilumina mi camino,
Y cada día renuevo mi amor por ti.
-Pararuby
Esto lo escribí esa vez en tu casa cuando se te dije que hora entendía la diferencia entre sexo y hacer el amor recuerdo que 5 segundos después me di cuenta de lo ridículo que sonó y tú querías que repitiera lo que dije por qué según no habías entendido bien pero se que si escuchaste nose si te estabas burlando o si era verdad que no entendiste pero si esa noche muchas cosas cambiaron en mi.
Tumblr media
260 notes · View notes
geniousbh · 25 days
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
se vocês me derem uma licença☝🏼😔 eu gostaria de ALOPRAR aqui a respeito de um vocalist!enzo que conforme a banda decola, ele se torna bem soberbo e difícil de lidar - do tipo meanie, que destrata o manager e ignora as tietes se tá num humor ruim - mas que mascara absurdamente bem os traços e a escrotice atrás de uma carinha 🥺 totalmente inspirada por esta canetada feroz ☆ da camilitcha @creads e porque eu gosto muito de homens tóxicos (não precisam dar o passe pra mim, eu carregarei esta culpa✊🏻) smut blurb MDNI 🔞
esse enzo é tão absurdamente lindo e talentoso em tudo que ele se propõe a fazer. a voz é aclamada em todos os cantos do planeta, ainda mais depois que deixou a banda de garagem para seguir carreira solo. uma oportunidade que ele não pode negar, já que ganharia mais, teria mais shows e obviamente seria a estrela/atração principal (vontade intrínseca dele desde o início). ele sabe que é bom, e sabe que vende. do momento em que saía na primeira tour ao final desta, foram inúmeras revistas pedindo por ensaios fotográficos, entrevistas, alguns canais tentando exclusivas e obviamente várias matérias em jornais.
ele gosta muito da atenção, mas se ele tivesse que escolher o que mais o diverte com certeza diria que são os fãs. especificamente as fãs. como você, por exemplo, viajando junto com a produção pelas cidades, indo em cada show e apresentação, esgotando merchs e acampando do lado de fora do camarim, pagando rios de dinheiro por uma foto e sendo umas putinhas bem sujas quando queriam; totalmente alheias à como ele era na realidade, mesmo que algumas pessoas já tivessem tentado expor os comportamentos boçais (fora acusado de injúria moral e sua antiga agente/empresária inventara uma história sobre ele ser misógino dps que o próprio tinha decidido que não a comeria mais).
"tem uma garota aos prantos do lado de fora, enzo, faz dois dias, por quê você não aparece pelo menos pra dar um autógrafo?", ouvia o homem grisalho perguntando, suspirando pesado antes de tragar o cigarro mais uma vez e baforar para cima - ele sabia que tinha, um pouco depois do show terminar enquanto ele caminhava de volta para a sala do camarim tinha te visto, toda lindinha e com os olhinhos marejados, usando uma blusa com o rosto dele, uma mini saia e coturnos -, olhando para o outro em seguida e sibilando ironicamente. "é? por quê VOCÊ não oferece alguma coisa pra ela parar e ir embora? sei lá, caneca, cd, qualquer merda", "ela diz que precisa ser você". o vogrincic bufava antes de revirar os olhos e então fazer um gesto com a mão, cheio de desdém. "manda ela entrar e aí pode ir fazer suas coisas".
o uruguaio não demorava para ouvir a porta se abrir de novo, e uma voz suave e bem chorosa invadir o ambiente. o manager te deixava ali e saía trancando a passagem atrás, já sabendo que o que quer que fosse acontecer lá a imprensa não poderia ter chances de saber. enzo te encarava inexpressivo antes de indicar com a cabeça que se aproximasse. "pode vir, gracinha, não era o que você queria?", perguntava ainda do mesmo lugar, esparramado no sofázinho de couro preto, os olhos amendoados sendo rápidos em te medir. ele te observa por inteiro, a bunda arrebitadinha fazendo a saia cobrir ainda menos do que propunha e os lábios mordidos do chorinho. "qual é o seu nome, chiquita?", questionava apagando o cigarro no cinzeiro sobre o braço do móvel.
deixando que você se apresentasse e falasse ininterruptamente sobre como ele era seu ídolo favorito e o amor da sua vida, sustentando um sorriso ladino de canto, mas não de adoração, muuuito diferente, te achando completamente patética e idiota por gostar tanto de alguém que nem conhecia. "e nossa, eu faria de tudo pra tirar uma foto, de verdade, enzo, por favor!", você finalizava juntando as mãozinhas em frente ao peito, implorando. infelizmente ele mais reparava nos seus seios ficando apertadinhos no movimento do que no pedido em si.
o que ele podia fazer afinal? não dava para fazer tudo de graça, a indústria era cruel e se ele se tornasse mais como uma instituição de caridade o sucesso morreria aos poucos. por isso assentiu, e então fingiu pensar na resposta. "entendi... qualquer coisa?", confirmava - os olhos do moreno eram seu ponto de maior contraste, despistando todos os pensamentos sórdidos e arrogantes que ele tinha enquanto cintilavam e suas sobrancelhas caíam num semblante que faria qualquer um se compadecer - "juro! qualquer coisa!!", choramingava meiguinha.
ele mordia os lábios, tentado demais e já bem chapado do segundo cigarro de maconha - não que ele não estivesse acostumado já que o fazia quase todos os dias - te secando mais um pouquinho e erguendo o tronco para poder alcançar seu pulso com a mão grande e te trazer para sentar numa de suas coxas. "você não devia sair oferecendo qualquer coisa que um homem queira, sabia lindinha? é perigoso...", fingia preocupação, tirando uma mechinha do seu rosto para colocar atrás da sua orelha. "mas, sendo você..." você insistia prostrando um beicinho.
um sorriso malicioso crescia na lateral da boca do rapaz... estúpida, muito burra, vai se foder. "awn, assim você me deixa sem graça", passava a pontinha do indicador por seu nariz, num carinho breve e então descia a mão por seu braço, sentindo como se arrepiava com o simples atrito da palma dele com sua tez. "sabe, eu fico bem tenso depois do show... acha que consegue me ajudar?".
e era claro que você conseguiria. ele nem sequer precisava se esforçar mais que isso, já que você mesma findava a distância dos corpos beijando-o com fervor, tendo a boca capturada mais do que depressa depois que se afastava para se desculpar pelo impulso pff. as mãos cheias de anéis adentravam sua blusa apertando sua cintura e fazendo cócegas com a sensação geladinha dos metais.
enzo te colocaria ajoelhadinha no chão entre as pernas e guiaria seu ritmo enquanto você o chupasse, gemendo melódico e rouco sempre que você se engasgava tentando dar o teu melhor ao engolí-lo todo. pediria pra você juntar os peitos - ainda que fossem pequenos - para se esfregar entre eles, acabando por gozar no seu rostinho corado. e te foderia no mesmo sofá, sem tirar suas roupas, só arredando a calcinha de estampa fofa para o lado e metendo forte - o pouco de sangue que saía e suas lamúrias esganiçadas indicando que era a sua primeira vez, mas ele já estaria todo atoladinho em si para ser gentil - empurrando sua cabeça contra o estofado, não querendo que você fizesse muito escândalo ou bagunça. chuparia o polegar e colocaria a primeira falange no seu cuzinho também, se curvando para sussurrar que se você aparecesse no próximo show ele cuidaria daquele buraquinho.
e por fim, te dando dinheiro para voltar para casa. você deixaria o camarim totalmente desmontada, gotejando porra - porque ele odeia usar camisinha - e com os cabelos emaranhados. essa e a próxima seriam as duas únicas vezes que ele iria te foder, mesmo porque você sumiria e voltaria meses depois com um bebê de colo, reivindicando que ele assumisse a paternidade. "enzo, por favor, eu não posso criar sozinha", repetia o seguindo pelo corredor que ligava ao palco. o mais velho olhando de canto para o bebê quietinho e então para ti, sorrindo sacana "pensa nisso como uma lembrancinha", jogava uma piscadela antes de pedir pro segurança te retirar dali.🔇🔇🤐
e digo mais❣ tem algumas frases em músicas que passam exatamente a vibe do que eu pensei pra ele🤤💥🤯
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
88 notes · View notes
Text
Hacer el amor
Hacer el amor, es amar y extrañar, es decir a alguien que hoy lo extrañaste, es sentir sin tocar,
hacer el amor es que hoy te escuchen y te digan: "Apóyate en mi que ya todo pasará".
Esto es lo que significa HACER EL AMOR.
Así que hagamos el amor en cada palabra, en cada gesto de cariño. Porque el amor no necesita contacto físico para existir. Es un sentimiento que trasciende el tiempo y el espacio, y se manifiesta en la conexión de dos almas que se entrelazan en el universo.
Tumblr media
ℜ𝔬𝔰𝔞🖤
17 notes · View notes
gimmenctar · 3 days
Text
recording
Tumblr media
kun x leitora; boquete, sexo em "público"
MENORES NÃO INTERAJAM
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
“Você quer que eu o quê?” Kun protesta em forma de pergunta, você precisaria repetir para que ele processasse de verdade. Quem sabe ele tenha escutado errado. 
Yangyang ri no sofá, olhando vocês dois discutirem. “Eu sabia que ele reagiria assim.” Ele toma um gole do café e depois põe a caneca de volta na mesinha de centro. “Você me deve vinte pratas.” 
Você revira os olhos para Liu, concentrando-se na feição chocada de Kun. Já faz semanas desde que você teve essa ideia para a música que estão produzindo juntos e, sinceramente, não é nada demais. 
“Eu quero que você grave gemidos pro sample.” Repete e dá de ombros. Kun é todo certinho e bonzinho, isso te irrita por vezes. “É só uma música, Kun.” 
“Eu não consigo. Por que não o Yangyang?” 
“Porque eu quero que seja você.” 
Os três ficam em silêncio. Kun parece ponderar a possibilidade, mas a demora te faz bufar. 
“Bom, já gravei minha parte hoje. Tô metendo meu pé.” Yangyang anuncia, catando as próprias coisas para deixar o recinto. “Só uma sugestão?” Ele possui a atenção dos outros dois, que fixam uma mirada curiosa em sua direção. “Se você não consegue fingir gemido, talvez uma mão amiga possa ajudar.” O gesto da mão que não segurava os pertences deixa claro a que o conselho se refere. “Valeu, galera.” 
Ele vai embora antes que pudesse ser repreendido pelo mais velho. O estúdio fica em completo silêncio por uns instantes, Kun sente as bochechas queimarem, mas você não. Na verdade, está disposta a seguir a recomendação de Yangyang. 
“Vamos?” 
Quê?
“Vem logo, Kun.” 
Ele está estatelado, ainda sentado na cadeira macia fora da sala de gravação. 
“Isso é loucura, eu não vou me masturbar na sua frente.” 
“Óbvio que não.” Pode vê-lo respirar aliviado ao ouvir sua resposta. Você ainda não ficou doida, ele pensa. “Eu que vou masturbar você.” O espanto volta ao rosto dele.
Você ajusta as configurações da gravação, principalmente o volume porque não estariam colados no microfone. Kun observa seus dedos com timidez, imaginando-os ao redor do próprio membro. Só de cogitar a possibilidade, ele já se sente cedendo um pouco. Broderagem? 
“Vem?” 
Quando você o convida outra vez, Kun sabe que já havia perdido. O coração acelera. Ele é homem, afinal de contas. Não é capaz de evitar a expectativa agora que já se deu por vencido. 
Dentro do estúdio, você o guia a sentar no banco alto que o último vocalista havia usado e deixado por ali. Os olhos de Kun percorrem todo seu corpo quando você se posiciona entre suas pernas, as mãos masculinas automaticamente envolvendo sua cintura.
“Prometo que vou devagarinho.” Você murmura com carinho, se aproximando do rosto enrubescido do produtor. 
Seus dedos delicados acariciam o pescoço e entrelaçam os fios sedosos no topo da nuca. A mente dele parou desde que entraram ali, e você acha uma graça. 
“Posso te beijar?” 
Se fosse outra pessoa, iria direto ao que interessa. Mas Kun é tão… tão Kun. Há algo diferente nele que aguça o seu senso de cuidado, mesmo quando ele te aborrece. 
Ele acena com a cabeça minimamente, fechando os olhos em seguida. Você captura os lábios dele nos seus, apreciando o sabor artificial de morango um pouco mais do que deveria. Os dois prendem o ar, concentrados no próprio ritmo, deixando os sons do beijo, tão isolados, preencherem seus ouvidos. A ideia de que tudo está sendo gravado mexe com a cabeça de Kun. 
Qian permite que você use a língua para aprofundar o beijo. Ele desce as mãos para apertar sua bunda com volúpia, trazendo seu corpo para mais perto ainda de si. Você explora os braços e o peitoral do homem, fazendo com que ele relaxe um pouco sob seu toque e fique mais à vontade para te acariciar também. Quadril, abdômen, costas, pescoço… as palmas masculinas percorrem sensualmente cada centímetro seu entre o beijo ao passo que o desejo aumenta. Ele não se lembrava de estar tão carente assim.
Ao traçar um caminho molhado com seus lábios pela mandíbula, passando pelo pescoço e se demorando na clavícula desenhada de Kun, ele te dá mais acesso ao jogar a cabeça para trás. Inconscientemente, ele tenta conter os suspiros mais altos que ameaçam fugir da boquinha avermelhada. 
“Quero te ouvir, não prende nenhum deles.” O sussurro o causa arrepios. Kun está inteiramente sensível a você agora, até sua voz o excita. 
Ele te admira muito desde que começaram a trabalhar juntos, você o ensinou muito sobre produção e processo criativo. Mas a verdade é que ele sempre te viu como mulher. No fundo, sempre houve um desejo reprimido ali. Portanto, te beijar e te tocar está libertando pensamentos muito perigosos que ele tem.
Sua mão provoca Kun ao brincar com o botão da calça por uns instantes, mas deve admitir que está curiosa para vê-lo, o volume por si só já enche sua boca d’água. Após livrar-se dos jeans, um dedo traça a ereção por cima do tecido fino da cueca enquanto você mira o homem nos olhos, ele se sente desejado como nunca. 
Ao ajoelhar-se no chão, posiciona-se bem de frente para ele. Seu plano inicial era apenas usar as mãos, mas Kun te encheu de um tesão que há tempos procurava. Assim como ele, sempre sentiu vontade de conhecê-lo além do estúdio. Às vezes, enquanto trabalhavam até tarde da noite, você passeava os olhos pelo corpo tonificado dele, imaginando profanidades que te faziam ficar molhada até chegar em casa e ter de se cuidar sozinha. 
Hoje, quer muito mostrá-lo o que pode fazer. Sem quebrar o contato visual, você deixa selares pela extensão dura ainda coberta, sorrindo ao notar o quadril seguindo o estímulo de encontro ao seu rosto. Por fim, removendo a última peça, os dois gemem baixinho. A expressão sedutora na sua face faz a mente do homem girar, ele mal consegue manter os olhos abertos, porém nunca perderia o show.
Você começa mordendo generosamente as coxas fartas, principalmente a parte interna. Deliciosas. Depois, apenas para pôr a paciência dele à prova, lambe a virilha e se demora. Ele arfa sem controle, a cabecinha melada parece irada com a falta de atenção. 
É óbvio que quer fazê-lo gozar. Várias vezes. Está com fome dele, quer que ele te preencha inteira, te devore; não deixa, entretanto, que nada disso transpareça nas suas ações. Sua calma ao deixar um singelo selinho na glande e uma lambida de gatinha no freio desmontam o produtor, e ele pousa uma das mãos sobre sua nuca num pedido silencioso. 
“Calma, gatinho.” Você arrasta a língua no pênis inteiro, lubrificando a amplitude. “Relaxa.” 
O saco sensível não fica de fora. Logo também recebe suas lambidas precisas, molhando a pele sensível mais e mais. Kun sente que está em delírio. A cada toque ele atinge um nível novo de prazer. Descendo um cadinho mais, com muito cuidado você estimula o períneo. Ele revira os olhos e solta um gemido alto que faz sua intimidade pulsar, sua calcinha está completamente molhada a essa altura. 
Suas unhas arranham a carne exposta do homem, e ele adora ver as marcas vermelhas por toda a área. Seus olhares se encontram novamente, bem no momento que põe a cabeça na boca para sugá-la. Qian grunhe, a visão e a sensação são demais para ele.
“Onde você aprendeu a fazer assim? Porra.”
“Tá gostoso, é?” Uma de suas mãos ordenha o pau molhado, enquanto a outra brinca com as bolas devagarinho. “Vai gozar pra mim, Kun? Bem aqui?” Você bate a glande na ponta da sua língua, e tudo que Kun consegue fazer é acenar que sim. 
À medida que você o chupa, sincronizando o ritmo da masturbação com as sugadas, e ainda explorando os outros pontos mais sensíveis, ele se sente prestes a desmoronar. Os sons mais bonitos saem dos lábios inchados dele, e você entende que ele está perto. 
“Caralho, princesa. Tá me chupando tão bem, tá gostoso pra caralho.” 
Precisando de um alívio também, você esfrega as próprias coxas uma na outra ao ouvir os elogios te motivam a continuar. Seu polegar circula bem abaixo do testículo, sua boca mama com urgência, tudo para que ele encha a sua garganta de leite. 
“Vou gozar… vou gozar!” 
Observa as expressões deliciosas do homem, sentindo os jatos melecarem sua língua generosamente. Os quadris de Kun se reviram no banco enquanto você ainda o tem na boca, e ele arfa com a respiração ofegante. Ouve-o xingar meia dúzia de palavrões e te chamar de gostosa para baixo quando te vê engolir a porra toda através dos olhinhos semicerrados. 
Uma pena só o áudio ter sido gravado, ele pensa, porque ele gostaria de se lembrar dessa imagem por um bom tempo.
74 notes · View notes
Text
Romper una relación es romper con todo un lenguaje de complicidad, romper con chistes y referencias que sólo esa persona y tu entendían, romper con esas señales muy suyas, con esa complicidad , esos sonidos y esos gestos muy propios, cuando se rompe una relación se rompe todo un idioma que ya no va a volver a ser el mismo con otra persona...
Me pregunto cuántas lenguas muertas habrá en la memoria de cada ser humano.
Efimera Lunar Intemporal
226 notes · View notes
powerpuffgirly · 3 months
Text
Click | Enzo Vogrincic x Leitora
Nota: Oi Deus, sou eu de novo... Queridas, nunca escrevi algo erótico, por isso decidi ir devagar e testar as águas. Virou isso aqui, nem revisei. Bjs, boa noite.
------------------------------------------------------------------------------
Avisos: 18+.
Tumblr media
------------------------------------------------------------------------------
O vinho preencheu a taça que você segurava mais uma vez, era terceira ou quarta, provavelmente. A cabeça estava leve, os risos mais soltos e o corpo quente. Amava a sensação e amava ainda mais a companhia. Enzo apontava a câmera na sua direção, capturando cada movimento seu. Ele estava tão sexy. Os primeiros botões da camisa desabotoados, revelando o peitoral tonificado e o cabelo jogado para trás, levemente bagunçado. Olhou para os olhos castanhos do seu amigo e ficou imaginando quando foi que a atração por ele despertou, não fazia ideia de quando essa chave foi virada. Enzo sempre foi bonito e extremamente carismático, isso não era segredo para ninguém, mas de uns tempos para cá olhar para o uruguaio era sinônimo de desejo despertado. Você nunca foi de negar seus próprios desejos, entretanto, esse laço de amizade não era um que estava disposta a estragar, sabia seus limites. Porém, a noite era longa e o álcool deixava muitas coisas turvas. 
A taça alcançou a boca e a bebida escura foi saboreada, o sabor seco desceu pela garganta diretamente para as pernas. A excitação crescia a cada segundo e você sabia que o vinho não era o único culpado. Olhou indiscretamente para a lente da câmera, enquanto levava a taça de encontro aos lábios novamente. Continuou com o objeto encostado em si, passando a língua pela borda de maneira atrevida. As fronteiras que tanto te seguravam imploraram para serem cruzadas e a vontade de cometer erros tomava conta do seu cérebro. Um último click ecoou pelo ambiente, antes do moreno abaixar lentamente a máquina fotográfica. Ele te lançou um olhar oblíquo com uma pitada de malícia, deu uma leve risada e balançou a cabeça. Ele sabia o que você estava tentando fazer, te conhecia suficientemente para saber suas táticas, já viu serem aplicadas em outros caras. 
“Por que parou? A pose não te agrada?” A ousadia espalhava por suas veias como o sangue presente nelas, fazendo você desafiá-lo. Você escutava as batidas aceleradas do coração quando a resposta para a sua fala veio em forma de gestos. Enzo se aproximou e levou a mão esquerda até a alça fina do seu vestido, ficou ali brincando e, por fim, retirou o tecido do seu ombro.
“Precisava de ajustes.” 
Vogrincic não apenas colocou lenha na fogueira, mas também confirmou a certeza de que nenhuma das consequências de seus atos lhe fariam parar o joguinho que começou. O fotógrafo retornou com alguns clicks antes de alcançar sua pele novamente. Os dedos longos traçaram caminho até a clavícula e de lá desceram lentamente até o laço no seu decote, deixando sua pele arrepiada com a sensação. Você deixou o ar que prendia escapar quando olhou diretamente para os olhos castanhos, que a encaravam de um jeito sacana. Estava tão perdida vislumbrando toda a beleza e desejo do olhar, que mal percebeu os dedos hábeis desfazerem o laço, deixando seus seios mais visíveis. Click. O barulho do disparo reverberou pela sala mais uma vez. 
“Quero registrar cada parte de você, cariño.” Sussurrou da forma mais aveludada possível. 
Não conseguia formular um pensamento coerente em seu cérebro, todos os neurônios estavam concentrados na fala, nos movimentos e nas intenções dele. Queria mostrar cada pedacinho de si para suas lentes, se isso desejasse. Queria ser inconsequente de todas as formas possíveis. Queria tocá-lo. A taça foi deixada no balcão, que dividia a sala e a cozinha, e deixando a ânsia lhe guiar, você deu um passo para frente, extinguindo o espaço entre vocês e aproximando seu rosto do dele. As mãos trêmulas alcançaram o rosto de Enzo. Acariciou a bochecha, mas não por muito tempo, pois os lábios prenderam sua atenção. Uma das mãos foi de encontro à boca dele, macia e quente ao toque. Os olhos castanhos não mais te encaravam, agora, com eles fechados, o homem desfrutava do contato, que estava longe de ser suficiente. Quando ele voltou a te examinar, levou o rosto para perto, encostando suas bocas e finalmente te beijou. O beijo, que começou leve, logo tornou-se intenso e faminto. Você passava as mãos pelos cabelos sedosos dele, enquanto sentia uma mão apertando sua cintura e te puxando de encontro ao corpo quente dele. 
Quando o ar faltou, Enzo passou da boca para o pescoço, cheirando e dando leves chupões. À medida que ia descendo os beijos pelo seu colo, sua mão também descia para sua coxa, apertando o local. Você deixava escapar um gemido aqui e ali, tentando ao máximo se conter. O tesão fazia seu corpo arder e você só queria mais. Contrariando seus quereres, o uruguaio cessou os beijos e começou a te guiar para o sofá. 
“Senta.” 
A sua estrutura obedeceu o comando antes mesmo do seu cérebro compreender a palavra dita. A câmera, ainda pendurada no pescoço dele, voltou para as mãos. 
“Se toque como você gostaria que eu estivesse fazendo, mi amor.” 
Você estremeceu. Talvez precisasse de mais uma taça de vinho, mas quer saber? Foda-se. Uma das mãos foi de encontro ao peito, acariciando seus mamilos endurecidos. Enquanto isso, a outra tocou o interior da coxa e subiu lentamente até chegar na buceta, o contato através da calcinha molhada fez com que você fechasse os olhos e jogasse a cabeça para trás. Sentiu uma mão segurar seu rosto. 
“Quero que você olhe pra mim.” Disse Enzo acariciando seus lábios. 
E foi o quê você fez. Mergulhou novamente nos olhos castanhos a sua frente. No entanto, sua vista foi interrompida pela lente da câmera, que tomou espaço em frente ao rosto do homem. Tinha certeza que o coração ia sair pela boca a qualquer momento. Suas mãos voltaram a se movimentar e ele, a fotografar. Realmente, a noite era longa e o álcool deixava muitas coisas turvas.
112 notes · View notes
deepinsideyourbeing · 1 month
Note
Enzo viendo como te hacés el skincare, te maquillás...
Simplemente él siendo el mejor novio del mundo
Necesito cariño jaja
Fluff ♡
Enzo recuerda el horror en tu rostro cuando en una de las primeras citas confesó no utilizar protector solar, así como recuerda la reprimenda que recibió y la forma en que lo arrastraste a una tienda para conseguir productos adecuados para su piel.
El recuerdo parece demasiado lejano mientras te observa a través del espejo, pero la forma en que cuidás de él sigue siendo la misma: una mascarilla cubre su rostro y el líquido que embebe la tela es frío, helado, pero la sensación de tus dedos en su cabello logra distraerlo.
-¿De qué era esto?- pregunta y frunce los labios en un gesto tan típico suyo. Se estira para tomar el diminuto gotero que contiene el aceite que utilizás para hidratar sus puntas y lee-. Almendras.
-Era el que te gustaba, ¿o no?
Recuerda cómo solías tratar su cabello cuando la dieta que realizó para una película provocó que este se debilitara, también recuerda los masajes en sus extremidades adoloridas y su sienes. Asiente.
-Bueno, ahora te toca- se pone de pie y ocupás el asiento frente al tocador. Toma un cepillo y desenreda tu cabello, comenzando por las puntas y asegurándose de deshacer cualquier nudo antes de continuar.
Coloca un par de gotas en la palma de su mano y frota sus palmas para esparcir el producto antes de colocarlo sobre tu cabello. Cuando el aceite en las yemas de sus dedos es mínimo masajea tu cuero cabelludo y oye un sonido de aprobación surgiendo desde tu garganta.
Recoge tu cabello y utiliza uno de tus broches favoritos para asegurarlo en su lugar. Acomoda un mechón corto tras tu oreja y besa tu mejilla, su mirada encontrando la tuya en el reflejo.
-¿Querés ver una película? Todavía tenemos tiempo.
-No sé- arrugás la nariz-. ¿Dónde quedó el libro que estabas leyendo hoy?
-¿Por...?
-Quería escucharte leer un ratito.
Te sonríe y corre a buscar el libro que dejó olvidado en algún rincón del departamento que comparten. Cuando regresa te encuentra recostada sobre tu estómago, tus piernas balanceándose en el aire y los dijes (uno por cada aniversario) en tu tobillera tintineando.
En lugar de retomar la lectura decide leer el capítulo desde el inicio para ofrecerte un poco de contexto. No puede evitar perderse una y otra vez, sus ojos dejando las páginas para centrarse en tu rostro y encontrando tu mirada fija sobre sus labios en cada ocasión.
Faltan aún un par de horas para que ambos deban dejar la comodidad de su hogar y él pueda ver cómo colocás rímel en tus pestañas, rubor en tus pómulos y en tus suaves labios un gloss que dejará marcas en todo su cuerpo.
Otro dije aguarda su turno pacientemente, oculto dentro de una pequeña caja aterciopelada que Enzo escondió en el armario.
taglist:
@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia @delusionalgirlplace ♡
108 notes · View notes
olee · 4 months
Text
Fina | Enzo Vogrincic
Tumblr media
*3000 words (me inspiré) & mini s*x scene
Corrías con desesperación por el bullicioso aeropuerto, el eco de tus pasos resonando en los pasillos abarrotados. El tiempo apremiaba, y tu corazón latía al ritmo frenético de la prisa. El billete se aferraba en tu mano, como un talismán que te conectaba con tu destino. "¡Espera! ¡Ya voy!" gritabas, entre jadeos, mientras sorteabas a la multitud con determinación.
El reloj avanzaba implacablemente mientras te abrías paso entre la maraña de viajeros. Las luces parpadeaban sobre las pantallas indicadoras de vuelos, recordándote cada segundo que se escapaba. Al llegar al gate, una sensación de alivio temporal te invadió, pero rápidamente se desvaneció al notar que el área estaba desierta, como un escenario abandonado después de la función.
Te dirigiste apresuradamente hacia el empleado de la aerolínea, tu aliento agitado y la esperanza titilando en tus ojos. "Tengo un vuelo a Madrid ahora, por favor, dime que he llegado a tiempo", imploraste, con la voz entrecortada. El empleado, con un gesto comprensivo, te miró con seriedad y dijo: "Señorita, el vuelo se fue hace diez minutos".
Un nudo se formó en tu estómago, pero no te diste por vencida. Con determinación, preguntaste sobre cualquier opción disponible. "¿Hay algún otro vuelo a Madrid pronto?" El empleado, consultando la pantalla con un semblante compasivo, respondió que el próximo vuelo no sería hasta dentro de 15 horas. Asentiste con resignación, consciente de que el tiempo ya no estaba de tu lado.
Entonces, con la mente fija en tu compromiso ineludible, mencionaste la reunión crucial con la agencia de producción. "Tengo una reunión muy importante en Madrid. Aceptarán mi guión para una obra de teatro, y no puedo perder esta oportunidad", le expresaste al empleado, esperando encontrar alguna solución. El hombre tras el mostrador comprendió la urgencia en tu voz y te informó sobre la posibilidad de esperar.
Te refugiaste en un acogedor café ubicado en algún rincón del aeropuerto de Londres. El aroma del café recién hecho flotaba en el aire, pero tus sentidos estaban inmersos en la música melancólica de Guitarricadelafuente que fluía a través de tus audífonos. Con gestos automáticos, conectaste tu celular para cargarlo, buscando consuelo en las notas de tu artista favorito.
Sin previo aviso, una lágrima solitaria escapó de tus ojos, una expresión palpable de la desesperación que te embargaba por haber perdido el vuelo. La música parecía resonar en sintonía con tus emociones, como si Guitarricadelafuente compartiera tu dolor a través de sus cuerdas y melodías. Mientras las lágrimas seguían su curso, te sumergiste en un mar de pensamientos, contemplando el giro imprevisto que había tomado tu día.
Con resignación, extrajiste el guión de tu bolsa, sosteniéndolo entre tus manos temblorosas. El papel, ahora manchado por las lágrimas, representaba más que un simple texto; era la culminación de tus esfuerzos y sueños. Te encontrabas en una ciudad ajena, lejos de casa, y la realidad de estar varada por 15 horas en Londres se apoderaba de ti.
Las palabras del guionero, antes tan llenas de promesas, se volvían borrosas a través de tus lágrimas. De repente, te sentías como una niña de cinco años que había perdido su globo de cumpleaños, la tristeza reflejada en tus ojos y en cada línea de tu rostro. La ironía de la situación no pasaba desapercibida, y una mezcla de frustración y vulnerabilidad te envolvía mientras te aferrabas al guión como a un salvavidas en medio de la tormenta.
Sumida en la tristeza de tus pensamientos, te diste cuenta de repente de una mano amable que se acercaba a tu rostro con una servilleta. Entre la neblina de lágrimas, apenas pudiste vislumbrar la acción generosa de un desconocido que, con empatía, te ofrecía un medio para secar tus ojos. Agradecida por el gesto, aceptaste la servilleta sin poder identificar a la persona detrás de ella.
La bondadosa presencia a tu lado pasó desapercibida hasta que lograste controlar las lágrimas lo suficiente como para ver a quien te había brindado consuelo. Descubriste que había estado sentado junto a ti durante un buen rato, observando silenciosamente tu situación con comprensión. Sorprendida por su amabilidad, solo lograste articular un simple "thanks", incapaz de distinguir completamente sus rasgos.
En un giro inesperado, el hombre respondió en español. "De nada, yo espero que todo se recupere", dijo con una sonrisa tranquilizadora. Al levantar la mirada para agradecerle debidamente, te encontraste con la visión de un hombre extraordinariamente atractivo. Su piel canela destacaba bajo la luz del café, su cabello despeinado le daba un aire casual y sus ojos, de un caramelo puro, irradiaban calidez y comprensión.
Aunque te sentías vulnerable y con el corazón aún apretado por la situación, la presencia reconfortante de este hombre te hizo sentir un atisbo de consuelo. No sabías exactamente cómo reaccionar ante su belleza, pero la curiosidad y la necesidad de conexión humana te impulsaron a romper el silencio. "¿Hablas español?" preguntaste, con la esperanza de que la respuesta fuera afirmativa. El hombre sonrió y respondió con una risa contagiosa, "Creo que sí".
A pesar de la tormenta de pensamientos que te asaltaba, la visión de este joven que parecía salido de tus sueños generó un apretón en tu corazón. Sin embargo, la realidad chocó contra la fantasía cuando notaste que llevaba una sudadera y tenis Nike, una imagen más casual y terrenal que la que habías imaginado.
El chico, notando tu evidente perturbación, rompió el hielo al expresar su intriga ante la combinación de un guión en tus manos y lágrimas en tus ojos, “No te conozco, pero al ver que tienes un guión en mano y estás llorando, ahora estoy muy intrigado por lo que te ha pasado," dijo el chico guapo con una mezcla de curiosidad y empatía en su voz. Te sumiste en un silencio momentáneo, tratando de procesar la situación y, al mismo tiempo, preguntándote si este encuentro era producto de tu imaginación o si realmente estabas frente a alguien especial.
Finalmente, el chico reveló ser actor y confesó su amor por el teatro, aunque actualmente se encontraba inmerso en proyectos cinematográficos. La conexión con el mundo del teatro hizo que tus ojos se iluminaran con un atisbo de reconocimiento, y una sospecha empezó a formarse en tu mente.
Con un tono casual, le preguntaste: "¿Espera! ¿Tú eres Enzo, Enzo Vogrincic? ¿De 'La Sociedad de la Nieve'?" La confirmación en su expresión te dejó boquiabierta. "Ese mismo", respondió con una sonrisa, añadiendo con humor, "desde hace tiempo no veía a alguien tardarse tanto en reconocerme". Tu corazón latía con emoción mientras intentabas procesar la realidad de tener a un actor reconocido a tu lado.
Con entusiasmo, le confesaste: "Es que... ya he conocido a tantos actores que me da igual, pero... yo amé tu actuación y las otras obras que has hecho en Montevideo, es que amé".
Enzo, aún intrigado, te agradeció con sinceridad. "Gracias, escuchar esto me da más ánimo en hacer lo que hago," expresó con una sonrisa genuina. Sin embargo, no dejó que el agradecimiento se interpusiera en su deseo de conocer más sobre tu historia.
"Pero… no cambiemos el tema, ¿por qué estabas llorando? ¿Eres actriz o…?" preguntó con un gesto de interés. Tomaste un momento para recobrar la compostura y compartir parte de tu vida con este actor que, de alguna manera, se había convertido en un confidente inesperado.
"Soy prácticamente guionista, y me gusta escribir tragedias, dramas y todo lo Lorca," comenzaste a explicar, revelando tu pasión por la escritura teatral. "Pero últimamente no he tenido la suerte, y ahora que tengo una gran oportunidad en Madrid, el vuelo acaba de irse, y pues…" La frustración y la tristeza se reflejaban en tus ojos mientras compartías la historia de tu día caótico, sintiendo que Enzo podría entender el peso de tus aspiraciones y desafíos creativos.
"Qué horrible, pues no estás sola, porque yo también perdí el vuelo para Madrid," compartió Enzo, revelando un inesperado giro en su propia situación. Tus ojos se abrieron con sorpresa ante la revelación. "No jodas?" respondiste, dejando escapar tu incredulidad. Enzo rió ante tu reacción y, con un tono resignado, comentó: "Así es la vida". La ironía de la situación resonó en la conversación, creando un lazo instantáneo basado en las coincidencias y desafíos compartidos.
Después de pasar varias horas inmersos en el café, tú y Enzo continuaban deleitándose en una charla apasionada sobre el teatro y todo lo relacionado con sus amores creativos. El tiempo parecía volar mientras compartían anécdotas, descubrían similitudes en sus carreras y exploraban sus visiones artísticas.
A medida que la conversación fluía, el reloj recordó que era casi la hora del almuerzo. Enzo, con una sonrisa, sugirió: "¿Qué te parece si nos damos un respiro y vamos por unas hamburguesas?" La idea resonó contigo, y juntos se dirigieron a un lugar cercano para disfrutar de un almuerzo casual y reconfortante.
Después de saciar el apetito, la tarde avanzaba y la diversión no se detenía. Enzo, con su sentido del humor intacto, los condujo a un bar cercano. Cómicamente, se dirigió al bartender diciendo: "Denos dos cognac, que nos hace bastante falta". La ocurrencia sacó una risa de tu parte mientras observabas la escena con complicidad.
Mirándolo con una sonrisa, bromeaste: "Sabes, se supone que no esté borracha, pero si es así, no me importa".
Entre risas y la atmósfera relajada del bar, tú y Enzo continuaban disfrutando de la compañía mutua. El ambiente festivo se intensificaba a medida que ambos tomaban innecesariamente, sumiéndose en conversaciones que abordaban cualquier tema que se les ocurriera.
En un momento de confianza, decidiste compartir un secreto que habías guardado durante mucho tiempo. "Enzo, te tengo que confesar algo," dijiste, con un tono cómplice. Él, intrigado, respondió con un "Dale, dime".
Toda roja y riéndote, soltaste la confesión: "Yo te re amaba, like cuando saliste en 'La Sociedad de la Nieve', no pude aguantar mi fanatismo y pues, ahora que lo pienso, creo que hasta escribí un fanfiction de ti". La expresión de Enzo era un cóctel de sorpresa y diversión mientras esperaba a escuchar más detalles.
Con una risa nerviosa, Enzo te pregunta: "Y... de qué era ese fanfiction?" Entre risas y complicidad, respondiste, "Eso mejor no lo hablemos pero... ya tú sabe". Enzo, con una sonrisa pícara, te desafió: "Yo no sé, dime tú".
Entre risas y anécdotas compartidas, el tiempo parecía desvanecerse mientras ambos continuaban disfrutando de la velada. Sin embargo, la realidad del horario de su vuelo a Madrid interrumpió la burbuja temporal en la que se encontraban. El intercom anunció que era hora de abordar, generando una pausa en su divertida conversación.
Enzo, con una mirada juguetona, sugirió: "Quédate conmigo, así te sientas al lado mío y charlamos más". Tú, recordando la asignación de asientos, expresaste tu preocupación: "Pero, el asiento está designado". Sin embargo, Enzo, con confianza, respondió: "Eso me lo dejas a mí". Ante su propuesta, no pudiste evitar sonreír y ceder: "Pues, ¡vale!"
Al entrar al avión, Enzo abordó con confianza y se dirigió a una de las azafatas. "Perdona, pero hubo un error con los asientos, ella se supone que esté al lado mío, además que es my fiancé," dijo con una sonrisa juguetona, dejándote boquiabierta y bastante ruborizada. La declaración tomó por sorpresa a la azafata, quien, a pesar de la confusión, asintió amablemente y te acompañó hasta el asiento asignado al lado de Enzo.
Mientras te acomodabas, una mezcla de asombro y nerviosismo se reflejaba en tu rostro. Enzo, con su actitud desenfadada y una chispa de complicidad, te guiñó un ojo antes de sentarse a tu lado.
Al sentarte, no pudiste evitar comentarle a Enzo: "Estás demente, ¿cómo que fiancé?" Él te miró con una sonrisa pícara y respondió: "Ay mira, estos son cosas que pasan, y además esto, ehh..." Tratando de mantener la compostura, le interrumpiste: "Mira, ya, que estás re tomado, que ni sé de qué estamos hablando."
Él, con un tono cómico y sarcástico, te dijo: "De que eres mi fiancé y punto." En respuesta, le diste un pequeño puño juguetón en el brazo, y Enzo, dramáticamente, exclamó: "Ay, eso dolió." Tú, riendo, le reprochaste: "Ay no seas bobolón."
Ya cómodos en sus asientos, Enzo te mira con la expresión de quien necesita más alcohol, mientras tú le devuelves la mirada con gesto de ya no más. Sin embargo, al pasar una azafata, Enzo, con su característico sentido del humor, le dice: "Perdona, ¿nos podrás traer dos champán? Es que como nos vamos a casar pronto." Tu rostro se torna más rojo de lo que ya estaba ante la inesperada declaración de Enzo.
La azafata, acostumbrada a situaciones peculiares, asiente con una sonrisa y se apresura a cumplir la solicitud. Mientras tanto, Enzo se relaja en su asiento con una expresión de triunfo, mientras tú intentas ocultar tu sorpresa y diversión ante la ocurrencia.
Se tomaron el champán con un "¡Salud!" y el ambiente se llenó de risas y un toque festivo. Sin embargo, a medida que disfrutaban de la bebida, comenzaron a notar que el efecto del alcohol se estaba haciendo más evidente, sumergiéndolos en un estado de relajación profunda. Enzo te mira con complicidad, y con una sonrisa pícara, comenta: "Y de qué era el fanfiction? Es decir, me imagino que era bueno."
Tu rostro refleja una mezcla de pensamiento y vergüenza, y le respondes: "Ay Enzo, por favor, no hablemos de eso, ya te dije que no te voy a contar." Sin embargo, Enzo persiste con curiosidad: "Pero me imagino que fue creativo." Lo miras con incredulidad, como si sus palabras fueran más serias de lo que aparentaban, y le contestas: "Cómo que creativo, I mean, era normal, como una chica empezando sus veintes y todo eso."
La conversación da un giro inesperado cuando Enzo, con sorpresa, pregunta: "Espera, no jodás que… ¿cuántos años tienes?" Lo miras directamente y le respondes con humor: "Bastante mayor, ¿por? ¿Me veo vieja?" Enzo, tratando de explicarse, menciona: "No... es que yo pues, ya sabes que estoy en mis mediados de treinta." Tú, con una sonrisa traviesa, le dices: "Estás bien, ¿o mejor te digo que estás viejo?" Las risas se mezclan con la complicidad, creando un ambiente ligero y divertido mientras continúan su viaje a Madrid.
Después de la conversación sobre el fanfiction, Enzo ya estaba medio dormido, o mejor dicho, parecía cansado o sumido en sus pensamientos. Mientras tanto, sentías la necesidad apremiante de ir al baño. Decidiste levantarte del asiento y dirigirte al baño del avión. Sin embargo, al llegar, te encontraste con una fila larga para el baño de mujeres, y la urgencia no esperaba.
La azafata, al notar tu situación, te tranquilizó diciéndote que podías usar el baño de hombres, ya que estaba vacío en ese momento. Agradecida, aceptaste la oferta y te aventuraste en una larga caminata a través del amplio avión. Al final, encontraste el pequeño baño del avión, donde pudiste aliviarte y refrescarte las manos.
Justo cuando estabas a punto de salir, te diste cuenta de que Enzo estaba a punto de abrir la puerta del baño. Ambos se miraron con asombro, creando un momento de sorpresa compartida. Sin embargo, lo que más te ponía nerviosa era el silencio incómodo que se instaló entre ustedes. Aunque no era incómodo en sí, había una tensión que no podías ignorar.
Tus ojos se encontraron con los de Enzo, sus labios y sus ojos endormecidos brillando en la penumbra del avión. Era como si el tiempo se hubiera detenido por un momento, y la conexión entre ustedes se manifestaba en el silencio compartido. Ambos parecían estar atrapados en la atmósfera íntima del instante, sin palabras pero con una comunicación palpable entre las miradas.
Ligeramente afectada por los efectos del alcohol, observabas cómo el brazo de Enzo estaba recostado en la puerta del baño, como si te invitara a pasar. Sin embargo, te quedaste mirándolo, notando que sus venas sobresalian, un detalle que capturó tu atención de manera inusual.
De repente, Enzo miró a ambos lados y se introdujo al baño contigo, a lo cual respondiste incrédula, diciendo: "Mijo, pero—" Antes de que pudieras terminar la frase, Enzo te agarró de los muslos y te hizo sentar en el mini lavamanos. Te sentías un poco incómoda, sin estar segura de cómo reaccionar, pero permitiste que Enzo guiara la situación.
Él te agarró suavemente del cuello y empezó a besarte apasionadamente, como si ambos tuvieran una sed desesperada de conexión. Respondiste a sus besos de manera igualmente intensa, sumergiéndote en el momento. La pequeña cabina del baño se convirtió en un espacio íntimo donde las emociones y los deseos se expresaban libremente entre ambos, desafiando la lógica del apretado espacio.
Después de tantos besos, Enzo te tocaba apasionadamente por todos lados, más — soltás un suspiro largo y él hace lo mismo, como medio agitado. "Me parece que ya es hora de pegar una cabeceada," te dice. Tú, con cierta preocupación, le tirás, "Pero capaz hay gente esperando afuera, ¿cómo hacemos para salir del baño?" Él te responde con un "Solo tenés que seguirme," agarrándote de la mano. Enzo abre la mini puerta del baño del avión, echa un vistazo a los lados y, medio incómodos pero satisfechos, se encaminan hacia sus asientos.
Al sentarse, tú y Enzo quedan en un largo silencio, procesando todo lo que había pasado en esos largos minutos en el baño del avión. Mientras tanto, Enzo te agarra de la mano y te da un besito en la misma. "(Y/N), me tendrías que pasar tu número de celu, quiero volver a verte," te dice, y tú, ya un poco cansada y recostada en el hombro de Enzo, le respondés, "Cuando aterricemos, te paso mi número," y él asiente con un "Dale."
Fin
Tumblr media
359 notes · View notes