Tumgik
#escritos originales
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Mi tumblr es como mi casa, hay cosas incomodas, cosas bonitas y cosas muy personales, pero todas son mías, me pertenecen y son de mi más osada e íntima autoría.
Efimera Lunar Intemporal
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anes-tesia · 3 months
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Vaya atrocidad, tener que llorar por alguien que juró que nunca te haría llorar.
Efimera Lunar Intemporal
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thelettersgames · 3 months
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Después de terminar con él ella quiso romper con todo lo que los ataba; pero al mirarse el corazón descubrió que siempre habría un hueco que la rondaría como un fantasma, todos le llamaban pasado, ella le nombraba esperanza.
Efimera Lunar Intemporal
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redcomunitaria · 8 months
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Mi tristeza es una madeja de estambre y un gato va tras ella, por eso dejo que corra, corra y corra hasta que el gato de la desesperación que va tras ella se canse, quizá así madeja, gato y yo podamos dormir en instantes.
Efimera Lunar Intemporal
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magdalunatica · 6 months
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Quise salvar una relación pero él no deseaba ya salvarla
Tumblr media
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Todos nos quedamos alguna vez paralizados en el tiempo aunque todo a nuestro alrededor seguía en movimiento...
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jejeandreina · 7 months
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Lo mal que te puede dejar un momento de sexo con alguien, con el cual lo diste todo hermana. Bueno, lo dieron todo, pero no se hablaron más. Joder…que problemón!
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Quiero a alguien que...
Me ame más por mis defectos, que por mis virtudes.
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soficierva1734 · 2 years
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Comenzó a caminar por aquella gran ciudad, y la blanca perra de ojos verdes la siguió.
Al mirar el cielo lleno de nubes y el suelo mojado, aceptó para sus adentros con una sonrisa que era cierto lo que había leído: aquel era un lugar gris y lluvioso.
Cómo lo amaba.
Sus borcegos pisaban con sutileza los charcos que encontraba por aquí y por allá, mientras ella, con las manos metidas en su campera negra de cuero, observaba a su alrededor con fascinación y un muy agradable sentimiento de bienestar. El frío le acariciaba la cara, y sus ojos se deleitaban tanto con lo que veía detrás de los vidrios, como con la arquitectura antigua con la que se topaba.
Algunas de las personas con las que se cruzaban hablaban cálidamente entre ellas, dando casi la impresión de que creaban un pequeño cobertor de calor que los protegía del incesante frío, pero ambas caminantes se cuidaban de no soltar una sola palabra.
Caminaban en silencio, entre una ciudad no tan bulliciosa. Más de una vez sintieron el hogareño y tentador aroma del pan recién horneado, y un par de veces rugió el estómago de la chica, quien gracias a eso se ganaba una mirada reprobatoria de la canina a su lado.
Era temprano en la mañana.
Un par de veces la joven vio aves que nunca antes había tenido el privilegio de ver en persona, por el simple hecho de que nunca antes había viajado a esa parte del mundo.
Quedaba fascinada con la anatomía y los patrones de su plumaje, observándolas hasta que se perdían de vista en el techo de algún edificio.
Con cierta rapidez se encontraron en un parque en donde la chica vio la oportunidad de sentarse a admirar todo desde un solo lugar. Cruzando la calle como todas unas señoritas inglesas («»), ambas divisaron el mismo banco. La humana se dirigió a él con parsimonia, pero su peluda acompañante fue trotando rítmicamente, mientras movía con tranquilidad su esponjada cola y abría ligeramente el hocico.
Al llegar la muchacha, la princesa subió con cuidado y se echó al lado de su hermana, apoyando la cabeza en su regazo.
—Espero que nadie nos eche de aquí solo porque estás subida al banco —murmuró la joven
A lo que la perra le respondió, también murmurando y procurando abrir lo menos posible la boca:
—Espero que nadie se de cuenta de que estás hablando con tu perro.
La chica entendió y entonces ambas se quedaron en silencio observando cómo goteaban las brillantes hojas verde oscuro de los árboles más grandes. Era un espectáculo pocas veces concebido en el lugar de donde ella venía, así que disfrutó muy bien aquel momento.
Fue entonces que, a lo lejos, divisó a un grupo de personas aterradoramente familiares: al frente iba un hombre de pelo negro (espeluznantemente poco alborotado) y anteojos. Lo acompañaban otro hombre y una mujer, ambos pelirrojos, y detrás de ellos había cinco adolescentes: tres pelirrojos más, otro pelinegro y el quinto que aparentaba pelo negro, al menos desde la distancia.
La joven se achicharró en su lugar al darse completa cuenta de quiénes realmente eran los que caminaban frente a ella, y su acompañante lo notó. Miró en la misma dirección que ella, pero del asombro sólo atinó a abrir los ojos de una forma absurdamente ridícula para un perro, mientras se petrificaba. Ambas sintieron cómo sus corazones latían como el de un colibrí durante el rato en el que no despegaron sus ojos de aquel colorido grupo.
Para su gran alivio, ninguno las vio, y cuando se perdieron de vista doblando en una esquina cercana, iluminada por algunos débiles rayos del sol del atardecer que asomaba por entre las nubes, humana y perra se encontraban caminando hacia un callejón oscuro, mientras la humana sacaba de un bolsillo una tijera aparentemente común, de colores verdes y marrones, con ondulados detalles, y abría un quimérico agujero de luz en una pared...
(2-3/9/19)
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hp2001 · 2 years
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Termine en un terremoto de emoción después de tu desolada decisión.
Y si lo acepto me dolió
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hojarascart · 11 months
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El Sacrificio de lo Imposible
Monterrey, 2012.
Víctor sabía que estaba haciendo ahí.
Por más que quisiera negarlo, si sabía. Si era consciente.
Adrián era su mejor amigo después de todo. Estaba en esa fiesta precisamente por eso: porque Adrián era su mejor amigo y era su cumpleaños.Estuvo repitiendo esa oración de forma constante con tal de convencerse a sí mismo que estar ahí no era una pérdida de tiempo.
-Me cago en la chingada.-Dijo inconscientemente mientras tomaba un sorbo de refresco.
Como si Adrián hubiese ido a su fiesta de cumpleaños. Como si hubiera tenido una. No tenía tiempo, no había. Tenía que trabajar. Adrián nunca tuvo que trabajar. ¿Lo resentía? No realmente. No estaba muy interesado en mejorar sus habilidades sociales. Necesitaba trabajar.
Maldito el día en el que tuvo que ponerse a trabajar.
Volvió a tomar un trago del refresco de manzana.
A pesar de que no le gustaba del todo la situación en la que se encontraba, lograba ser carismático. Sabía como actuar con la gente mejor de lo que él mismo esperaba. No obstante, en ese momento se sentía sofocado.
Ese era el último fin de semana libre antes de regresar a clases.
En las últimas vacaciones de su último año de preparatoria se la había pasado en fiestas. Y aunque le gustaba la compañía, empezaba a hartarse. Estaba desperdiciando el tiempo en alcohol, tabaco y música que no le gustaba en lo más mínimo. Era un impostor.
A Adrián sólo le importaba que Víctor estuviese ahí.
No le importaba el regalo que le trajo ni la mueca hostil que se dibujaba en su cara. Parecía que se había levantado de la cama y no se había tomado la molestia de arreglarse: llevaba puestos unos jeans oscuros y una playera que le quedaba una talla grande, color guindo.
Llevaba el cabello desacomodado.
Muchas veces Adrián quiso desacomodarse el cabello como su amigo pero no le quedaba igual de bien. Siempre tuvo la idea de que por eso su amigo tenía fama de guapo y coqueto, por su cabello.
No iba para la ocasión pero se veía cómodo y para ambos era suficiente.
Desde el otro lado de la habitación, Víctor observaba a unos chicos -De los cuales conocía al menos a tres- jugar beerpong. Durante los primeros días de las vacaciones solía divertirse igual, pero en ese momento estaba cansado. Tenía diecisiete años pero se sentía de cuarenta. Quería divertirse de nuevo, quería sentir el aire fresco en los pulmones y la espalda libre de cargas otra vez.
El hecho de que estuviese trabajando tan joven era tan notorio y lo hacía menos normal de lo que le hubiese gustado. Todo el mundo se encargaba de hacérselo saber.
Tomó otro trago de refresco para pasarse los amargos pensamientos que estaba teniendo. Ojalá tuviese una botella infinita de refresco de manzana para pasarse esos pensamientos que eran parte de su ser desde que pisó la casa de Adrián.
Se sentía distinto en otros aspectos, como en su físico. Era alto. No tanto como esperaba pero sí era alto: medía un metro con setenta y ocho. Desde los doce años usaba anteojos y tenía el cabello negro, ondulado. Su piel blanca, había sido quemada por el extremo sol de Monterrey y su cara estaba llena de pecas por lo mismo. Tenía una mancha tostada en el cuello que le gustaba presumir.
Daniela le solía dar besos en esa mancha y a él le encantaba ese gesto.
Daniela estaba en esa fiesta también. Aún no eran nada y de alguna manera eran todo. Él sabía que era algo físico nada más, pero al mismo tiempo sabía que un paso en falso podía resultar terrible.
La observaba del otro lado de la habitación.
Llevaba puesto un vestido rojo que a ella le gustaba mucho. Y a él también. Tenía un escote que le marcaba la curva de los pechos y la espalda descubierta. Le sonrió desde el otro lado de forma coqueta. Tenía ganas de quitarle el vestido a besos.
-¿Ya es formal?-Preguntó Adrián desde atrás.
-No.-Desvió la mirada de Daniela.-No creo que sea formal nunca si quieres mi humilde opinión.
-Es doloroso ver como se coquetean y no hacen nada.-Adrián le dio un trago a la botella de Indio.-Pero allá tú. ¿Tú quieres que sea formal?
-No realmente.-Volvió a tomar un trago de refresco.-¿Y tú y Patricia? ¿Cuándo le vas a decir?
-Estoy esperando el momento adecuado.
-Ya casi se termina la prepa.-Sonrió.-Va a llegar un punto donde ya no vas a poder verla.
Adrián bufó molesto, pero después se rio. Le dio una palmadita en la espalda y después caminó hacia un grupo de chicas que estaban pegados a una ventana. En ese grupo estaba Patricia.
Aunque no estaba a gusto con la situación, la atmósfera le agradaba. Las luces tenues, cincuenta por ciento oscuridad, cincuenta por ciento luz. Y la luz no estaba en su estado natural. Eran luces de colores. El calor. El calor inestable de Monterrey. El calor delicioso que entraba en sus entrañas y lo hacía sentir vivo. Cerró los ojos, tratando de hacer la fiesta más disfrutable.
El departamento donde vivía Adrián era enorme. En esos momentos Víctor se encontraba en la estancia, donde se supone que estaría la mayorí­a de la gente. Pero a esas horas, el ruido estaba en la terraza. Estaba seguro de que alguien ya habí­a entrado a la habitación de Adrían. Cómo era la costumbre. Solía hacer fiestas en su casa seguido.
Ya habí­an partido el pastel: era un rollo de mango que le gustaba a los dos. El mango era su fruta favorita, solí­an comerla cuando eran niños y era verano. Le gustaba la casa de Adrián. La casa de Adrián por seis meses del año. La casa de su madre no le gustaba tanto. Tenía olor a sopa casera siempre. Una vez era agradable, pero ir tantas veces como Víctor lo habí­a hecho, no lo era tanto. Le gustaba más el departamento.
A Adrián también. Hablaban de eso cuando se sinceraban entre ellos. Solían hacerlo muy seguido. Ví­ctor también tenía padres divorciados y esa era una de las razones por las cuales se habían vuelto amigos.
Regresó al presente porque se atragantó con el refresco.
Observó su alrededor. En el sillón, Clara y Mario platicaban sobre cómo el mundo estaba llegando a su final. Probablemente estaban bajo los efectos de la marihuana como era de costumbre. En la mesita de centro, habían dejado dos vasos. Víctor dudaba en si estaban llenos de cerveza o sidra.
Siempre había querido ser como Adrián. No le importaba mucho la vida y le iba bien siempre. Hacía todo con el mínimo esfuerzo. A veces se sorprendía de por qué eran tan buenos amigos siendo tan opuestos. Justamente en ese momento, alguien puso una canción de Sentidos Opuestos y otra persona le gritó una grosería al encargado de la música como si poner una canción de la década de los noventas fuese un delito.
Sintió que alguien se le colgaba del cuello y sintió los labios de Daniela en el cuello.
-¿Qué estas haciendo?-Dijo de manera coqueta, pegándole los labios en la oreja.-Has estado al lado de esa planta toda la noche.
-¿Toda la noche? Llevo media hora parado aquí. ¿Qué has estado haciendo tú? -Le rodeó la cintura con el brazo que tenía desocupado.
-Estaba con Evelyn.-Sonrió.-Creo que me quedaré a dormir en su casa. Ya hablé con mi mamá.
-Menos mal.
-Realmente quiero pasar más tiempo contigo.-Le dio un beso en los labios. Muy superficial.-Lo bueno es que el lunes ya podré verte todos los días.
Lo volvió a besar.
Por alguna razón, el sabor de alcohol que tenía Daniela en los labios le comenzó a dar escozor. Probablemente porque en esos momentos no tenía ganas de alcohol. Le mordió la boca lentamente para hacerle entender que se detuviera. Ya estaba ebria.
-¿En algún momento me pedirás que sea tu novia?
La pregunta lo tomó de sorpresa por la violencia con la que la preguntó.
-Pensé que no querías nada oficial, Daniela.
-No quería, tiempo pasado.-Comenzó a alzar la voz.-¿Y tú?
Él sabía lo que quería. Más bien, lo que no quería. Y a pesar de que Daniela lo volvía loco, sabía que no estaba seguro de estar con ella y de que ella se merecía a alguien que sí estuviera seguro. Siempre se repetía constantemente de que lo que ellos tenían era algo meramente físico. No pasaban mucho tiempo juntos y no hablaban tan seguido como uno esperaba.
-No hay que hablar de eso ahorita.-La besó en los labios otra vez.
-Tienes razón, no hay que amargar la noche.-Dijo ella después de un momento.-Voy por algo de tomar, ya vengo.
Eran las once de la noche cuando a alguien se le ocurrió poner Party Rock Anthem a todo volumen y fue cuando decidió irse. Quería quedarse a saborear el cuello de Daniela pero al mismo tiempo no quería discutir el asunto de su relación sin formalizar. Y realmente no quería quitarle la ropa en la casa de su mejor amigo, en su cumpleaños.
Sentía que Daniela lo ataba de esa fiesta de alguna manera, pero no era la realidad de las cosas. Adrián  seguía siendo su mejor amigo. Quizá Daniela lo había traído a la realidad donde él era esa pieza que se sentía parte de otro rompecabezas.
La música le empezaba a taladrar los oídos.
Dejó el vaso al lado de la planta en donde estaba y fue a buscar a Daniela otra vez. Estaba en la cocina. En la esquina había una pareja besándose. Adrián iba a tener bastante trabajo limpiando sábanas mojadas y no precisamente de alcohol.
Estaba buscando una excusa.
Tenía menos de diez segundos para inventarse algo. No tenía idea de por qué buscaba una excusa. Quizá porque sabía que Adrián iba a insistirle pero él no tenía ganas de discutir ni ganas de quedarse ahí.
Daniela se estaba sirviendo William Lawson en un vaso de refresco con ponche. Se había sujetado el cabello en una coleta alta, le quedaba bien. No le gustaba mucho como se veía con el cabello largo. La abrazó por detrás y le llenó de besos el cuello.
-Ya me voy.-Le susurró al oído.
Ella se quedó quieta.
-¿Es en serio, Víctor?
Por su tono de voz, sabía que ya estaba entrada en el alcohol. Sabía que estaba molesta también. Y sabía que Daniela en esa combinación no era señal de buenas noticias.
-No mames.-Le dio un trago a su vaso.-Te la has pasado de peda en peda este último mes y ahora resulta que te vas a ir, ¡¿A las once de la noche?!
-Daniela, yo-
No tenía idea de por qué se había molestado tanto. Quizá él había dicho algo que no era. La gente alrededor de ellos había bajado la voz, los dos que se estaban besando se detuvieron para verlos y si su oído no lo engañaba, podía jurar que el volumen de la música había disminuido.
-Siempre es lo mismo.-Lo cortó mientras dejaba la botella en la mesa. Era su señal de que estaba molesta.-¿Qué es lo que quieres?
Daniela era una persona tranquila pero cuando estaba bajo los efectos del alcohol era como un refresco. Lo agitabas un poco y podía explotar. Era impulsiva y demostraba lo que sentía. No podía guardárselo. Y aunque Víctor podía lidiar con eso, en esos momentos no quería armar una escena. No en casa de Adrián.
Sentía la tensión crecer en el aire.
Una vez había ido con su padre a la Playa Miramar y se había volcado en un salvavidas: el agua le había inundado la nariz y había entrado en pánico. Así se sentía en esos momentos: sofocado y sin salida.
-Quiero descansar.-Dijo después de un momento. Comenzó a notar que susurraban atrás de él.-Sabes que me la paso diario en el trabajo, el fin de semana es mi único respiro. Y tienes toda la razón, me la he pasado de fiesta en fiesta, quiero descansar.
“Déjame ir por favor” Pensó.
Daniela no lo ataba a esa fiesta pero tampoco quería ser grosero.
-Vete pues.-Bufó.
No estaba bien pero en esos momentos quería irse de ahí. Daniela estaría bien.
Salió de la cocina para buscar a Adrian que seguía en la ventana junto a Andrea y Patricia. Estaban junto a la ventana porque Andrea estaba fumando. Era el segundo cigarrillo que se sacaba en la noche. Por otro lado, se dio cuenta de que Patricia estaba tomando refresco de manzana, como él. Le gustaba el refresco de manzana.
-¡Adrián! -Le abrazó la espalda.-Perdóname por interrumpir, pero ya me tengo que ir.
-No mames.-Le dio un trago a la cerveza que tenía en la mano.-Pero si es bien temprano...
Adrián entonces vio los ojos de su amigo y supo lo que pasaba. Sonrió y volvió a tomar cerveza.
-Entiendo. No hay bronca, el punto es que viniste y eso no me lo va a quitar nadie. ¿Te vas a ir con Dani?
-No. Se va a quedar en casa de Evelyn. Bueno, nos vemos el lunes.
-Espera, espera, espera.-Adrián lo detuvo con el brazo.-Llegaste en buen momento. Pato no tiene con quién irse y sus papás la quieren en su casa a las doce. Vive como a media hora de aquí, ¿Me podrás hacer el paro y dejarla en su casa? Vive cerca de la tuya.
Patricia dejó el vaso rojo en el marco de la ventana. El aire lo movió un poco.
-Ya te dije que me puedo ir sola, Adrián.
-Ni de chiste te vas sola, ya es bien tarde.-Vio a Víctor a los ojos.-Ándale, Vic. Te lo pago con lo que quieras, te lo prometo.
No.
No, no y no. Ni siquiera conocía a Patricia. Dejaba a Daniela en la fiesta porque quería estar solo y ahora Adrián le pedía este favor. Iba a decir que no. Pero era Patricia Torres. Adrián había estado perdidamente enamorado de ella desde el primer día en que la vio. Desde que entraron a la preparatoria, ella había sido esa persona por la que había rechazado a otras, la persona que le había dado insomnios y la razón por la cual de repente le hablaba borracho a Víctor a las cinco de la mañana.
Sabía que Adrián iria con ella hasta el fin del mundo pero era su fiesta y no podía dejar que hicieran lo que quisieran con su casa.
Iba a decir que no.
-Esta bien.-Dijo con una sonrisa forzada.-No te preocupes, yo la llevo, que al cabo traigo la camioneta.
-Te debo una, y bien grande.-Javier entonces le dio un beso en la mejilla.-Te amo, cabron.
-Yo más, mi amor.
Esa era la forma de quererse. Esa era su forma de quererse.
.
.
Patricia. Patricia Torres. Sabía que era la otra mejor amiga de Adrián pero por alguna razón, él y ella nunca coincidieron. Nunca. Estudiaban en la misma preparatoria y su mejor amigo era el mismo, pero por alguna razón sólo se decían “Hola” y “Nos vemos”, con esa promesa dejada al aire.
Pero ahora estaban ahí. En su camioneta. Ellos y el viento de Agosto. No habían hablado desde que habían salido del departamento de Adrián. Adrián vivía en San Pedro, en un departamento grande, en un vecindario bastante destacable.
El cielo era azul y él había puesto No Buses en la radio.
-Lady, where has your love gone?-Cantaba por lo bajo. Como si no quisiera que Patricia lo escuchase.
Le gustaba el hecho de que ella estuviese en silencio. Como si estuviese pensando en algo y no quisiera molestarlo. Cuando estaba el semáforo en rojo la observaba. Veía la ventana con curiosidad y jugaba con sus dedos. Parecía una niña pequeña.
Se veía ligera, se vestía ligera. No estaba vestida como para ir a una fiesta. Llevaba una blusa azul con rayas celestes y si la vista no lo engañaba, aquamarinas. Su cabello corto y ondulado jugaba con el viento. Vestía unos jeans negros y unos tennis de botin del mismo color.
-¿Patricia?-Dijo después de un momento.
-Dime Pato.
-Pat- No le gustaba el “Pato”-, ¿Por dónde vives? Agarré calle como si viviéramos en el mismo lugar.
-En Mitras, por la estación del metro. ¿Y tú?
-En Simón Bolivar, por la estación del metro.-La imitó y ella se rió.
Miró el reloj. Eran las once con veinte de la noche. Se le hacía increíble como es que no coincidieran si parecía que caminaban casi por las mismas líneas. Parecía como si el destino le estuviese jugando alguna broma.
-¿Y eso que tus papás nada más te dejaron salir hasta las doce?
Soltó una risita.
-Mentí. Me dejaron salir hasta la una de la mañana pero no tenía ganas de estar en la fiesta.
Se rió ante el comentario de la chica. Él había hecho exactamente lo mismo y se lo dijo. Y ella también se rio.
No conocía a Patricia. La conocía por Adrián. Sabía cuándo cumplía años, sabía cuál era su color favorito, las películas que la hacían reír. Sabía que tenía una hiperfijación con los cubos Rubik. Pero no conocía su personalidad ni sus defectos. Y después de eso, quiso conocerla.
-¿No tienes ganas de tomar algo?-Preguntó después de un rato.
-La verdad es que tengo mucha hambre, no había mucho de comer en casa de Adrián.
-Bueno, conozco un lugar…aunque no sé si está abierto ahora que lo pienso. ¿Te molesta ir al seven-eleven por un burrito?
-¿Venden burritos en el seven?
Llegaron al seven-eleven que esta antes del Puente Atirantado y bajaron por unos burritos de chicharrón con unas sangrías de Topo Chico. Víctor manejo un poco mas y se bajaron en el puente. Había varios autos estacionados en la orilla. Abrieron sus burritos y ella abrió los ojos al probarlos.
-¿Nunca los habías probado?
-Jamás.-Dijo con la boca llena.-Estan muy buenos.
-Los suelo comprar después de trabajar.
-Es verdad…-Le dio un trago a la sangría.-Adrián me dijo que trabajabas.
-Asi es. Mi papá tiene un taller de electrónica en el centro y trabajo con él entre semana. No suena pesado, pero si lo es.
Empezaba a hacer aire.
-Pensé que sí ibas a quedarte en la fiesta.-Dijo ella después de un momento.
-No realmente. Me estaba sofocando un poco.
-Yo también. Yo sé que Adrián es tu mejor amigo y todo eso pero a veces puede llegar a ser un poco…-Carraspeó.- demandante por así decirlo.
-Si, siempre ha sido así.
Parecía que disfrutaba de los burritos, que si a él se le habían hecho una comida rutinaria y simple, en ese momento apreciaba la mirada de emoción de Patricia.
-¿Y qué haces en el taller de tu papá?-Dijo con un pedazo de burrito en la boca.
-Desde niño mi papá me ha enseñado sobre ingeniería electrónica. Voy a estudiar eso terminando la prepa.
-¿Y quieres estudiar eso?
-Si.-Dijo rápidamente.-Me gusta mucho. Igual y pareciera que mi papá me está forzando pero se me hace bastante interesante y el hecho de que ya tengo experiencia lo hace mil veces mejor.
-Pero siempre estás cansado.
Ese comentario lo sacó mucho de contexto. Víctor no se veía cansado. Si estaba, pero nunca se veía cansado y de eso si estaba consciente.
-¿Por qué lo dices? ¿Tan jodido me veo?
-Si.-Luego soltó una carcajada.-No realmente pero, las veces que te he visto, como hoy, siempre tienes está cara de que algo te pesa.
Víctor no lo había pensado así. Pero tenía razón, si le pesaban muchas cosas. No solamente el hecho de que tenía que trabajar y estudiar al mismo tiempo, sino de que dentro de él sabía que no sabía realmente qué hacer con su vida.
Comenzó a sentirse incómodo.
-Cambiando de tema, ¿Qué vas a hacer saliendo de la prepa?
-No sé. Te voy a ser honesta, no sé.
»He estado tantas veces en el hospital que ya me gustó. Estaba pensando en algo así pero por otro lado quiero conocer cosas nuevas. Siento que estoy bastante joven para tomar una decisión pero también quiero trabajar. Suena muy mal lo que voy a decir, pero que bueno que tienes la oportunidad de trabajar.
-Si pudiera no lo haría.
Se sentaron tocándose los hombros. El aire cada vez se hacía más intenso.
Siguieron hablando un buen rato. Hablaron sobre cómo les gustaba ir al Paseo Santa Lucia de vez en cuando y él le contó de como el canal media un metro treinta de profundidad como si fuera el dato más interesante del mundo y ella le contó como se dió cuenta de eso porque una vez se cayó en el canal. Se sentía escuchado. Y ella también.
Él hablo sobre cómo sus papás se divorciaron y su papá se volvió a casar con una mujer que se llamaba Martha y como él y su hermana Grecia la querían bastante. Ella sobre por qué se la pasaba en el hospital; le contaba que su madre tenía un cáncer que iba y venía y no sabía en qué momento se la iba a llevar, y que por eso su hermano mayor había decidido estudiar medicina.
Llego un momento donde empezó a hacer más frío y se habían terminado los burritos.
-Va a sonar muy mal pero ahora se me antojo algo dulce.-Dijo ella después de un momento.
-Creo que…creo que tengo unos chocolates en la guantera.
Víctor se puso de pie para abrir la camioneta y se dió cuenta de que había dejado el celular en el asiento. Tenía cuatro llamadas perdidas de Daniela y dos de Adrián. No le importó mucho y dejo el celular donde estaba. Abrió la guantera y vio que aún tenía Hershey's mini que había comprado para Grecia.
-Toma.-Le tendió la bolsita con chocolates.-De perdido para que se te quite la sensación en la boca de que quieres algo salado.
-Gracias.-Tomo uno de cookies & cream y se lo metió a la boca.
-Adrián me estuvo hablando. ¿Quieres que le diga que ya estás en tu casa?
-No, yo le mando mensaje.-Saco su celular y tecleo unas cuantas cosas y lo volvió a guardar.-¿Daniela no te llamo?
-¿Daniela? Si, pero no es como que sea importante. Últimamente dejo de ser importante. -Saco un cigarro de su bolsillo.-¿Te molesta?
-No realmente. Está ventilado.
Víctor no sabía que hacer. Ni con su vida ni con Daniela. Había pensado demasiado por un día y le había empezado a doler la cabeza. Se giró para ver a Patricia. Era bonita. Nunca había visto los detalles de su cara pero sí era bonita. Quizá por eso le gustaba tanto a su amigo.
-¿Por qué te cortaste el cabello? Recuerdo que el semestre pasado lo tenías largo, hasta la cadera.
-Queria un cambio. Y va a sonar gracioso, pero a Adrián le gustaba mucho mi cabello largo…-Se sonrojó.- Pensé que…
-¿Que si te lo cortabas le ibas a dejar de gustar? No lo subestimes.
Sonrió y a Patricia le pareció sumamente atractivo el hecho de que sostuviera el cigarro con la boca. El viento jugaba con su cabello ondulado y ella sintió como su corazón palpitaba más rápido.
-En lo personal me gusta más como se te ve el cabello corto. Se te ve bonito.
Volvió a sonrojarse.
-No te voy a decir que le des una oportunidad a Adrián, pero sí sé sincera. Dile la verdad de cómo te sientes.
Silencio.
-Te adora. Verdaderamente si te conozco es porque él me cuenta. Pero entiendo si tú no lo quieres igual y está bien. Sólo dile la verdad.-Solto una bocanada de humo.-¿Te gusta alguien más? Por mera curiosidad honestamente.
-No. La verdad no.
Sabía que Patricia era una chica aplicada y tendría sentido que no quisiera salir con alguien por estudiar. Esa era una de las razones por las cuales no le daba entrada a Daniela. Sabía que no iba a poder con la carga de estudiar, trabajar y tener una relación. Daniela implicaba tiempo que probablemente sí tenía pero no quería regalar.
Ya había pensado demasiado en su situación con Daniela en esa noche.
-¿Quieres que ya te vaya a dejar a tu casa?-Dijo después de un momento.
Ella asintió con la cabeza. Tiro el cigarro y lo aplastó con el pie. Se subieron a la camioneta y él puso música desde una memoria USB.
-¿Te gusta el city pop?-Pregunto él, subiendo el volumen.
-Nunca lo había escuchado. Suena a Luis Miguel.
-Te aseguro que en unos años más va a sonar bastante.
-¿Cómo se llama esa canción?
-Plastic Love, de Mariya Takeuchi. Buenísima.
Empezó a cantar la canción con un japonés bastante malo que sólo hizo que ella se riera mientras le daba indicaciones de cómo llegar a su casa. Su risa era tan contagiosa que Víctor empezó a recordar cuando era la última vez que se había reído así. Siguieron escuchando más música hasta que empezaron a acercarse a su destino.
No sé arrepentía de haber pasado los últimos minutos de la noche con Patricia Torres. Ninguno habló. Ella no quería interrumpirlo.
La observó y recordó a Adrián hablando de ella. Era un poeta. Hablaba de ella como si fuera algo mejor que un diamante. Hablaba de ella como si fuese su inspiración. Pero sabía que ella no quería a Adrián. De hecho, en el poco tiempo en el que habían hablado no mencionaba mucho a Adrián. Lo sabía porque, realmente Adrián nunca se le había declarado, su amor se notaba a kilómetros a la redonda. No necesitaba decirlo. Por eso le dijo que tenía que decirle la verdad y romperle el corazón desde antes.
¿Cómo era que existía el amor no correspondido?
Él quería amar como Adrián amaba a Patricia. Pero si el precio de amar tan intensamente era el no ser correspondido, prefería ser él con Daniela toda la vida.
“¿Qué chingados estoy pensando?”
La casa de Patricia era una casita pequeña. O al menos se veía pequeña. Era una casa de un piso. Tenía un barandal muy bonito color negro que encerraba a un porche con varias plantas y dos mecedoras. Las paredes del porche estaban pintadas de color lila y había un ventanal. Pegada a una de las paredes, había una bicicleta. Eso hacía ver a la casa distinta. Era una casa muy bonita. Lo gracioso era que el auto estaba fuera. Quizá estaba fuera por las plantas.
-Bueno.-Dijo Víctor después de un momento.-Servida. Espero no meterte en broncas por haberte traído tan noche.
-No te apures, en teoría llegué antes de la hora. -Sonrió y se quitó el cinturón de seguridad.-Gracias, Vic. Me la pasé bien, te debo una.
-No te preocupes, Adrián es el que me debe una.
Patricia estaba buscando las llaves de su casa en su pantalón cuando se escuchó que la puerta del barandal se abrió.
Salió un hombre como de unos sesenta años con pantalones cortos y una playera en la que se leía I'm the ladies choice con el dibujo de una hamburguesa. Atrás de él había una mujer con el cabello suelto y una playera color crema. Supuso que sería la madre de Patricia por el increíble parecido que tenían.
Patricia bajo el vidrio de la puerta.
-Buenas noches.-Dijo el hombre con un acento golpeado, característico de los regios.
-Buenas noches.-Respondió él, con las manos aún en el volante.
-¿Quién es este muchacho, Pato?
-Un amigo de la prepa, tío.-Abrio la puerta de la camioneta.-No te apures, me dio un aventón, le quedaba de paso.
-Víctor Marín, mucho gusto
-Pásale un rato, mijo. -Dijo con una sonrisa.- Muchas gracias por traer a Pato, ¿No quieres una coca o algo? No muerdo.
Víctor se sorprendió ante el gesto del tío de Pato. Por un lado ya quería irse a su casa a descansar pero por otro, quería ir al baño, así que aprovechó la vuelta y apagó la camioneta.
-No, tío. Víctor ya se va-Se detuvo al ver que se quitaba el cinturón.-¿Qué estás haciendo?
-La verdad es que quiero ir al baño, ¿Puedo?
Patricia no supo negarse ante tal petición así que ambos entraron a la casa acompañados del tío de Patricia. La casa era muy bonita por dentro. Tenía un comedor pequeño detrás de la sala, para cuatro personas. Los sillones estaban acomodados en forma de L y había fotos en todos lados.
Había una foto de una Patricia pequeña colgada a un lado de la ventana. Sonrió.
-Mira, hijo. El baño está al fondo del pasillo a la izquierda.
-Ya está. Muchas gracias.
Víctor caminó por el estrecho pasillo, que también tenía bastantes fotos hasta que finalmente llegó al baño. Era un cuarto pequeño, pintado de azul.
No sabía que tenía la casa de Patricia pero se sentía en casa. Se sentía cómodo a pesar de que el lugar fuese pequeño. Luego se dio cuenta de que había bastantes frascos de medicamentos en el lavabo, probablemente de su mamá. Terminó y se lavó las manos, el jabón olía a crema para el cuerpo y sonrió.
Cuando regresó a la estancia, vio que el tío de Patricia estaba sentado mientras platicaba con ella. La madre de Patricia había regresado a su habitación o al menos era lo que él pensaba. No quería indagar.
-Muchas gracias.-Caminó hacia la puerta.-Bueno, tengo que irme…
-¿No te quieres quedar otro rato, mijo? -Preguntó el señor, con cierta insistencia que se le hacía extraña.
-Tío, ya deja al pobre Víctor en paz, quiere ir a descansar…tiene que trabajar.
-¡¿Trabajas?!-Sonrió.-Que agradable muchacho, Pato.
Por Adrián sabía que la familia de Patricia no era tan amigable con él, por eso se le hacía extraño que se comportaran de forma tan hospitalaria con él. No quería negarse realmente, se empezaba a sentir cómodo.
-Gracias, tío.-Tomó a Víctor del brazo.-Vamos a estar afuera, ¿Está bien?
-Si, anda. Nos vemos, Víctor.
-Nos vemos, don.
Patricia salió casi empujando a Víctor fuera de la casa. Víctor supuso que probablemente tenía vergüenza o no sabía que hacer, tal y como él. Se sorprendió de la amabilidad. Salieron de la casa y Víctor vio el jardín, quedando sorprendido por la cantidad de plantas que tenían dentro. Se sentía como si la casa estuviese viva. Patricia se sentó en una mecedora que estaba en el porche.
-¿Quieres sentarte?-Aún tenía sangría de la que habían comprado anteriormente, así que la sacó y empezó a darle tragos.
Se dio cuenta de que en el porche no había focos, así que la luz natural de la luna era lo único que los salvaba de no caerse y ubicarse en el espacio. Víctor se sentó en otra mecedora.
-¿Vives con ellos dos?
-No. Mi papá está de viaje y mi hermano está en el hospital. Mí tío es el tío de mi mamá, -Se rio.- pero yo también le digo así. Es el último de la estirpe, así dice él, no quiso tener hijos.
Víctor suspiró.
-Bueno, ¿En qué estábamos? Ah si, ¿Qué quieres ser después de la prepa?
-No sé. Quiero ser muchas cosas pero a la vez no quiero ser nada.-Sonrió para sí misma.-Va a sonar gracioso, pero siento que no encajo, ¿Sabes? Me siento como pieza de rompecabezas que pertenece a otro lugar.
»Siento que, por eso no le puedo corresponder a Adrián. Es muy  diferente a mí. Tú lo conoces mejor que yo. No es el tipo de persona con la que yo estaría y honestamente siento que no encajo con nadie. No puedo limitarme a algo. Y es por eso que no sé que hacer. Quizá quiero ser todo.
Después no dijo nada. Él sólo se limitaba a verla. La veía desde la hora y media en que la había conocido. Era tan poco tiempo pero habían parecido siglos. Como si hubiera pasado mil noches con ella. Vio la luz de la luna iluminando la mitad de su cuerpo. Estaba sentada con las piernas cruzadas y vio cómo se perdió en algun punto. Sonrió de repente, enseñando sus dientes desviados.
-A veces concuerdo con Clara, a pesar de que esté drogada. El mundo está llegando a su final. O quizá no. Quizá es una regresión.
-¿Una regresión?
-Así es. Va a llegar un momento en donde vamos a quedar reducidos a lo que éramos. El pasado se va a convertir en nuestro presente. No es tan malo, la verdad.-Volvió a tomar y vio la botella.-No tienes idea de cómo me gusta la sangría. Mi tío las suele comprar en vidrio.
-¿Por qué vive tu tío con ustedes?
-Todos sus hermanos murieron. Él fue el único que quedó. Mi tía falleció hace años y mis papás le dijeron que se quedara aquí. Como ya no puede trabajar, se encarga de cuidarnos a Abraham y a mí. También nos ayuda a limpiar la casa.
La observó por un momento en silencio. No sabía cómo era que se había sincerado con él en tan poco tiempo. Le debía la misma apertura, o al menos él sentía eso.
-Mi mamá…mi mamá nunca quiso hacerse cargo de Grecia ni de mi. Le tocó la chinga a mi papá. Aunque Martha es lo más parecido que tenemos a una mamá, no me quejo.
»Grecia es mi hermana menor. Está en la secundaria.-Tomo la botella y se dió cuenta de que ya se había terminado la sangría.-De todos modos, papá no es lo mejor que pudimos tener. Por eso tengo que trabajar. A veces está y otras no. Grecia y yo nos tenemos para cuidarnos. Es…no sé cómo explicarlo, es…
-Es bonito.-Le pareció extraña la selección de palabra.-Es como Abraham y yo. Mi mamá no nos podía cuidar bien por el cáncer. Una vez, Aba se enfermo y cayó en cama. Yo no podía entrar al hospital pero cuando regreso a casa yo me encargue de cuidarlo.
»Cuando yo me enfermaba de una simple gripe, Aba era mi doctor. Era un juego que aún, en estás fechas seguimos haciendo. Es bonito. Te das cuenta de que realmente nunca estás solo.
-Oye, -Dijo él, consciente de que probablemente se había sentido incómoda.-¿Quieres poner música? Ya te puse yo tantito city pop en la camioneta. Te toca.
-Hay una banda que me gusta mucho. Se llama The Wombats.
Saco su celular y Víctor alcanzó a leer Techno Fan en la pantalla.
-Esta es mi favorita. Dicen que la música acústica es mejor. En este caso estoy de acuerdo.
El sonido del piano empezó a inundar los oídos de Víctor. Nunca había escuchado la canción. El ritmo era bonito, en palabras de Patricia. Sentia el pecho ligero, se sentía bien. Las cargas de la espalda habían desaparecido. Sabía que era momentáneo pero lo estaba disfrutando.
Volteó a ver a Patricia.
El ritmo era bonito. Ella era bonita, a pesar de que tenía la cabeza gacha, como si estuviera en otro lugar. Todo parecía bonito en ese momento.
Casi sin pensarlo, se levantó y le tendió la mano a la chica. Él no sabía bailar y ella, en algún momento de su trayecto, le había dicho que tampoco sabía bailar.
Se pregunto si existía el amor a primera vista, porque lo que sentía en esos momentos se sentía bien, muy bien. Como cuando uno está enfermo de gripe y le llevan caldo de pollo para sentirse mejor. Cuando la calidez del líquido recorre el cuerpo. Así se sentía. La atrajo hacia él y seguían bailando sin ton ni son.
Él no quería parar, y parecía que ella tampoco quería que parara. Parecían dos autómatas que se movían gracias al hecho de que la música existía. Si estaban bailando bien, excelente. Y si no, en ese momento, a Víctor realmente no le importaba mucho. Mientras siguiera ahí, en el tiempo equivocado, todo estaría bien.
No supo en qué momento entre risas, sus narices se tocaron. Y vio, por primera vez en la noche, por primera vez en el año desde que supo de su existencia, sus ojos. De un color castaño del mismo color de sus cabellos. Dos ojos que invadieron su ser y lo desgarraron. Lo destruyeron.
Ella se inclinó y sintió su aliento. Su aliento olía a sangría. Pero ella olía distinto. Ella olía a consultorio de hospital, a ese olor que le recordaba cuando iba al pediatra cuando era niño.
Soltó su mano para estrechar su cintura. Ella no era delgada, al menos no así de delgada. Era lo de menos. Siguió acercándola a su cuerpo, no quería olvidar el contacto.
Entonces ella miró sus labios. Y eso fue suficiente para que su corazón se desatara y sintiese su palpitar en los oídos. Entonces, la besó. Y ella, de alguna manera, le correspondió. Entonces supo por qué Adrián la quería tanto. Sus manos se enredaron en su cabello y ella le pasó los brazos por el cuello y el beso aumento su intensidad, y ella, y él…
Eso era lo que él quería. En algún lugar de su mente. Pero eso no pasó. En el momento en el que ella miró sus labios, ella cerró los ojos, como si quisiera despertar de un sueño y él le quitó las manos de la cintura.
-No.-Se separó de él.-Yo no soy así. Tú estás con Daniela y yo…
-¿Daniela? Pero Daniela y yo…
-No, Víctor. Lo siento, pero ya tienes que irte.
Víctor se quedó sin palabras y regresó a la realidad, asistiendo lentamente mientras se acomodaba los anteojos.
-Tienes razón. Tengo…tengo que irme.
Ambos caminaron hacia la puerta del patio, donde la luz de la luna iluminaba por completo. Ella abrió la puerta y él salió, sintiéndose indefenso, como si la casa de Patricia fuera una cubierta protectora que ahora lo dejaba solo.
-Me la pasé bien, Pat. Gracias.
-Gracias a ti, Victor.-Se giró para entrar a su casa pero Víctor la tomo de la muñeca.
-Espera. Quiero saber algo antes de irme.-Hizo una sonrisa forzada.-¿Nos podemos volver a ver?
Quería escuchar un si. Quería que ella dijera que si. Quería seguir platicando con ella hasta altas horas de la noche. Aunque fuera prohibido, aunque tenerla fuera un gusto que no se pudiera dar a sí mismo por miedo a traicionar a su mejor amigo. Quería seguir viéndola. Quería que ella dijera que si.
-Víctor….-Abrio la boca y vio como sus ojos se humedecian.-No. Gracias por traerme.
-No hay de que, descansa.
Le dió un beso en la mejilla en señal de despedida como era la costumbre en Monterrey. Se estremeció ante el contacto con su piel.
Ella entro a su casa y sintió como si alguien lo hubiese despertado de un sueño del que no quería despertar. Encendió la camioneta y siguió escuchando música. Llegaría a su casa en menos de veinte minutos.
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Me topé con este escrito de hace unos años y decidí reescribirlo. No sé si continuarlo pero hasta ahora me gusta así tal y como es.
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Tumblr sólo es la conversación que sostengo conmigo misma todas las noches.
Efimera Lunar Intemporal
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anes-tesia · 3 months
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Unos brazos cálidos, fuertes y grandes, que cuando me abracen me hagan sentir así, pequeñita, capaz de perderme en un abrazo, de perderme entre un pecho apacible; unos brazos hermosos y un corazón que me junte todos los pedazos.
Efimera Lunar Intemporal
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quererme-bonito · 1 year
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5 años y aún no acepto que Klaus pierda a Cam y a la lobita + que después de 5 temporadas de intentar estar en paz y proteger a su familia, él no termine junto a Hope, por que decide morir para protegerla. Pero siendo sinceros, me remataron cuando Elijah también se muere porque quiere morir con Klaus. Fue un trauma el que me hicieron.
Quererme bonito
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andypantsx3 · 5 months
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In English:
Hi all, you might remember the wattpad plagiarism situation I posted about last month. A reader reported to me that a writer called Lía (who writes as one half of a pair of writers called Angry_popcorn) had taken my fic cover shot and rewrote it in Spanish. I never saw the fic myself but I trusted the word of this reader and raised the community alarm just in case. I then reached out to Lía directly on wattpad in the interest of digging deeper and confirming what was really going on.
Since posting, however, it has become clear that Lía does indeed take English fics and translate them into Spanish while maintaining they are her original works. There is decisive evidence that she plagiarized at least one other author, @littlesponge-fics. Sponge asked her to take the plagiarized fic down, which she did, along with all of Lía's other fics (which we did not ask for).
I had written this document compiling evidence, but when the fics came down, we thought the situation was resolved and did not see a need to publish.
However, we have since become aware that Angry_popcorn has been posting in their community tab alleging that Lía is being bullied over fics with "similar themes". They seem to imply that myself and Sponge are doing the bullying. Others in their community tab have said that someone is sending them the plagiarized fic and that it's not at all similar.
As things seem to be reaching a kind of boiling point over there, we want to take this opportunity to clarify how we know that word-for-word plagiarism has occurred, and to provide a full record of our contact with Lía for transparency.
Please read carefully, and once again please do not send any hate to this author.
Tumblr media
En español (via google translate, sorry if it's bad!!):
Hola a todos, quizás recuerden la situación de plagio de Wattpad que publiqué el mes pasado. Un lector me informó que una escritora llamada Lía (que escribe como la mitad de un par de escritores llamados Angry_popcorn) había tomado mi fic cover shot y la había reescrito en español. Yo nunca vi el fic pero confié en la palabra de este lector y di la alarma a la comunidad por si acaso. Luego me comuniqué con Lía directamente en Wattpad con el interés de profundizar más y confirmar lo que realmente estaba pasando.
Sin embargo, desde la publicación, ha quedado claro que Lía efectivamente toma ficciones en inglés y las traduce al español manteniendo que son sus obras originales. Hay pruebas decisivas de que plagió al menos a otro autor, @littlesponge-fics. Sponge le pidió que quitara el fic plagiado, lo cual hizo, junto con todos los demás ficciones de Lía (que no le pedimos).
Había escrito este documento recopilando evidencia, pero cuando aparecieron los fics, pensamos que la situación estaba resuelta y no vimos la necesidad de publicarlo.
Sin embargo, desde entonces nos hemos dado cuenta de que Angry_popcorn ha estado publicando en su pestaña de comunidad alegando que Lía está siendo intimidada por ficciones con "temas similares". Parecen dar a entender que Sponge y yo somos quienes acosamos. Otros en su pestaña de comunidad han dicho que alguien les está enviando el fic plagiado y que no se parece en nada.
Como las cosas parecen estar llegando a una especie de punto de ebullición por allá, queremos aprovechar esta oportunidad para aclarar cómo sabemos que se ha producido plagio palabra por palabra y brindar un registro completo de nuestro contacto con Lía para mayor transparencia.
Lea atentamente y, una vez más, no envíe ningún odio a este autor.
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euforicos · 3 months
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Tener labia de joven es fácil, cualquier par de nalgas enboban a uno y si eres "distinto al resto" pues lees un poco, luego mezclas tus ganas de meterla con lo aprendido por la lectura y listo, el problema es cuando no paras de leer y la curiosidad gana, entiendes que no sabias de amor y lo escrito anteriormente lo ves con verguenza, cobrando sentido muchas otras cosas, dichos o consejos; ahora tienes que crear una musa por que descubres que idealizar es de estúpidos, que soñar no te lleva a nada sin acciones y que la depresión...bueno tan poco justificada que le de a la mayoría pero sufrida por todos volviendose el mal del siglo XXI, pues tan rápido avanzó la tecnología que no vimos que caímos en la necesidad de atención y la falsa empatia. Que no tenemos motivos reales para sobrepensar pero "oye soy un ser especial unico y diferente que merece lo mejor" donde creemos ser originales cuando de manera figurada 10 personas pensaron lo mismo, 9 lo realizaron y a ninguna le funciono pero "a mi si", subsistimos en la miseria justificando la miseria del pasado y diciendo desde la comodidad del sufrimiento propio "soy una victima", "tu estas mal", "mira no sabes ni que pedo", "hice lo que pude con lo que tenia". Oh lo lamento divague mucho, pero volviendo al tema (crear tu musa) solo recuerda toda tus relaciones pasadas, las cosas que te hacian sentir esas damas en su momento, combinalo con todas las mujeres de tus fantasías o de instagram y ponla en un altar justo debajo de la imagen mental que tienes de aquella mujer que solo has visto algunas veces y con la que no puedes dejar de soñar, pensar, hablarle, que al escuchar su voz alegra tu día y esa descubrirás es tu musa.
🐺
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