Tumgik
#imprudencia
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No puedo seguir escuchando a mi corazón, si mi mente aún está inestable. Es un mal hábito que debo cambiar. Debo recuperar mi razón para dejar de tomar decisiones imprudentes.
-Dark prince
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jogosposts · 3 months
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🥀Muchas veces cuando salgo a la calle y veo la toxicidad de la sociedad me dan ganas de entrarme y no volver a salir 🥀.
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electronica-1 · 2 years
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En manos de Google maps y Alexa
Cuándo eres tan imprudente como para instalar dos SO en la misma PC sin medir las consecuencias...
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elchaqueno · 2 months
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Influencia alcohólica y exceso de velocidad provocaron fatal accidente en la Ruta 9
Una colisión frontal entre una flota y una camioneta dejó cuatro personas fallecidas y cuatro heridos en la Ruta 9. Según las autoridades, el accidente fue causado por influencia alcohólica y exceso de velocidad.
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afrodita02 · 1 year
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Mis actitudes tenían explicaciones, pero te dieron igual como el resto.
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oyelapalabra · 2 years
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"Aunque somos capaces de grandes actos de bondad, la historia nos enseña que a veces necesitamos salvarnos de nosotros mismos, de nuestra imprudencia o de nuestra codicia. Dios envió al mundo a una persona única, ni filósofo ni general, por importantes que sean, sino un Salvador, con el poder de perdonar... Es mi oración que ... todos podamos encontrar un lugar en nuestras vidas para el mensaje de los ángeles y para el amor de Dios a través de Cristo nuestro Señor".
Reina Isabel II (1926-2022)
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ueda-kibikino · 2 years
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Me aterra mi propio sentir, me da miedo está nueva persona que está entrando en mi, toma mi piel con tanta ligereza y normalidad, como si llevará años de familiarización, como si su impulsividad borrará todo rastro de lo que fue mi primera personalidad, como si ya no importara nada.
Está persona se atreve a decir lo que yo no, me aterra que me aleje de personas, que tal vez debían irse hace mucho tiempo, pero qué, por "prudencia" nunca me atreví a correr; admito que siento tentación de dejarla quedarse, está nueva sensación me aterriza, me calma y me da la seguridad que nunca antes había tenido, susurrante me advierte "ahora, quien quiera estar, jugará bajo las reglas, si a alguien no le gusta mi valor y seguridad, puede marcharse, quedando en claro que yo nunca marque dictadura en una relación establecida por mero interés de conocimiento."
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pondysselth · 3 months
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Así de caluroso || Enzo Vogrincic
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El sol del mediodía caía a plomo sobre las calles de Montevideo, convirtiendo el asfalto en un espejismo humeante. El miércoles transcurría como cualquier otro día de verano, sofocante e implacable. A pesar del calor agobiante, una chica caminaba con paso ligero por 18 de Julio, alejándose de la facultad. El pelo se le pegaba a la frente, sudaba a chorros y el agua de su botella se había convertido en un caldo tibio. La libertad después de un largo examen era la recompensa que la impulsaba.
Cada paso era una lucha contra el calor. La chica apresuraba el ritmo buscando la sombra esquiva, deseando escapar de las fauces de la ciudad que tanto amaba.
De pronto, un leve malestar se apoderó de ella. El sudor se intensificó, la respiración se volvió dificultosa y un mareo familiar la amenazó. Se detuvo, tambaleándose, con la vista nublada y puntos negros danzando en su campo visual. Ignorando las señales de alarma, bebió un trago de la repugnante agua tibia y reanudó la marcha. Su única meta: salir de 18 de Julio. A duras penas, avanzó unas cuadras más, luchando contra un nuevo malestar que se instalaba en su cuerpo.
Allí mostrándose casi burlona detrás de esa inmensa puerta de concreto que se alzaba sobre la calle Juncal se encontraba uno de sus deleites visuales favoritos, Sarandí. Ella no sabía por qué, pero esa calle siempre la llamaba a explorarla. Aunque ya la había recorrido tantas veces, siempre encontraba algún tesoro nuevo. Se debatió si debía pasar por lo que ya era el desolado calderón a fuego ardiente de la Plaza Independencia para llegar a ese oasis visual que le abría paso a Ciudad Vieja o simplemente ignorarlo e irse a casa.
La exuberante calidez de la tarde le gritaba a la chica que debía ignorar el llamado a la exploración. Sin embargo, una fuerza interior, una mezcla de aventura y algo más que no podía nombrar, la incitaba a seguir adelante. Como diablillos en el infernal ambiente, sus deseos la empujaban por ese camino que solo le estaba trayendo malestares. Ignorando las señales de su cuerpo, que no estaba preparado para resistir más tiempo en esas condiciones, se decantó por seguir la incitación diabólica y entrar en el paraíso que era la calle Sarandí.
Arrastrando los pies como si una cadena de acero los uniera al suelo, se adentró en ese rincón de alegría que tanto la llamaba. Caminó unas pocas cuadras, disfrutando del pequeño oasis que se abría paso en el desierto de calor que se había apoderado de Montevideo. De repente, un golpe seco: su corazón aceleró a un ritmo desbocado, su respiración se volvió jadeante, su visión se nubló y su cabeza comenzó a dar vueltas. La conciencia se le escapaba de entre los dedos. Así se sentía: una bajada de presión producto de su insensato deseo de continuar un camino que no debería haber tomado, en un día en el que el mismísimo señor de los infiernos parecía haberse apoderado de las calles de la ciudad. Su destino: caer desmayada por su imprudencia.
—Tranquila, que te tengo.
Esa voz no era producto de su imaginación. Los brazos que la rodeaban eran demasiado cálidos y sudorosos, evidenciando que el desconocido también sufría las consecuencias del avasallante calor que emitía el asfalto. A pesar de que la conciencia se le escapaba, de que sus ojos se cerraban y dejaban de transmitir luz, la sensación de estar en los brazos de un extraño la obligaba a volver a la realidad, alerta ante un posible infortunio. Cuando el instinto de supervivencia se apoderó de su cuerpo y abrió los ojos con miedo, se topó con un ángel. El calor se disipó de su cuerpo al contemplar sus ojos color avellana, la sensación de sudor se olvidó con solo una mirada a sus labios, el mareo se ignoró por completo al observar su rostro como un todo. Enzo Vogrincic, en todo su angelical ser, la sostenía para evitar que cayera en la fogosa calle Sarandí.
—No te preocupes que te ayudo a sentarte.
Su voz me sacó de mis pensamientos, esta vez infinitamente menos agónicos. Me tomó con delicadeza y me llevó unos metros hacia atrás, hacia unas sillas de plástico rojas, no muy cómodas, con el logotipo de una conocida marca de bebidas. Estaban fuera de un local llamado Zabala. Solo allí me di cuenta de la distancia que mis pies, que ya se podían haber fundido con el asfalto, me habían llevado. Estábamos cerca del Registro Civil y a unos pocos metros del Implosivo Artes Escénicas, la escuela de actuación. He ahí esclarecida la aparición de mi inesperado ángel salvador. Con mi mente retornando de su estado de inactividad coherente lo primero que atiné a decirle a mi salvador fue.
—Perdón.
Una simple palabra, tan tonta que parecía fuera de lugar. Sin embargo, así me sentía: avergonzada de haberlo desviado de su camino. Posiblemente le molestaba ayudar a una desconocida que caminaba imprudentemente bajo el sol abrasador, con la única compañía de una cartera que contenía sus documentos para el examen, una tarjeta de transporte y su fiel botella de agua, que ahora parecía más una sopa por lo caliente que estaba.
La risa de mi nuevo acompañante me confirmó lo tonta que había sido mi respuesta. Doblemente avergonzada, lo miré a los ojos. Solo vi diversión por mis palabras y preocupación por mi extrema palidez y mi inminente desmayo.
—¿Cómo me vas a pedir perdón? ¿Te sentís mejor ahora sentada? Te voy a comprar un refresco y un agua fría, porque estoy seguro que te bajó la presión.
El hombre se irguió, enderezando su espalda, y se dirigió al restaurante con paso firme. Su objetivo era claro: conseguir las bebidas que me ayudarían a reponerme. Al cabo de unos minutos, regresó con un refresco y un agua fría. Se agachó de nuevo junto a mí, ofreciéndome el elixir que mi cuerpo, agradecido, absorbió con avidez.
—Muchísimas gracias, y te pido perdón por las molestias. Seguro tenías otras cosas que hacer más que asistir a una pelotuda que se desmayó.
Dije con pena, mirándolo a sus ojos marrones. Sentía cómo me ardían las mejillas. Solo entonces, al contemplar mi alrededor, me percaté de la bicicleta olvidada en el piso. Probablemente se había bajado de ella al verme en mi estado.
—No me agradezcas, solo hice algo que cualquiera haría.
Expresó mientras se giraba para buscar la bicicleta. Al levantarla, se regresó hacia mí y me dijo:
—Me llamo Enzo. ¿Y vos?
Le dije mi nombre con más confianza al ver que no parecía molesto ni apurado por irse. Le señalé el refresco, aún sin abrir, ofreciéndoselo.
—Eso es tuyo, no me lo tenés que devolver. Si yo fuera vos, también tomaría de ese. El azúcar te va a ayudar a recuperarte, todavía estás muy pálida. Si me permitís.
Con esa simple petición de consentimiento, acercó su mano a mi rostro apartando algunos cabellos que se me habían pegado por el sudor, aquellos que mi peinado no había podido contener y ahora se posaban rebeldes por donde ellos deseaban. Luego de poner mis cabellos en orden, su mano se quedó allí, posada en mi cuello. La sensación de tener aquel pesado miembro cerca de donde se medía mi pulso me inquietaba. ¿Y si podía sentir el acelerado ritmo al que iba mi corazón? Su rostro tan perfecto no era lo único que me embobaba; su amabilidad y sencillez con la que estaba allí delante de mí me estaba dejando el cerebro aún más atrofiado que cualquier síntoma debido al infernal clima.
Tomando otro largo trago de agua para disipar los efectos que él estaba teniendo en mí, tomé valor, lo miré a los ojos y le dije:
—Muchísimas gracias otra vez. Siento que te lo estoy diciendo ya muchas veces, pero de verdad estoy agradecida con tu gesto. Pudiste haberme ignorado y dejarme tirada en la calle, y no lo hiciste.
—No tenés nada que agradecerme. Decime, ¿vivís por acá? Así te acompaño y me quedo tranquilo de que llegaste bien.
Me respondió aún con su mano posada delicadamente sobre mi cuello, dejándole leves caricias y sus ojos mirándome fijamente, entre preocupados y con algo parecido a ternura.
—No vivo por acá, ni cerca. Solo vine porque acabo de dar un examen y quería recorrer. Iba super bien hasta hace unos momentos.
Ya dejando un poco de lado la vergüenza, le respondí un poco más animada y sin tanta timidez. Tanta, ya que tener a alguien tan bonito enfrente de ella solo hacia que se pusiera nerviosa.
—Ok, sin ser muy invasivo, ¿dónde vivís? Tal vez te puedo llevar o algo. Me preocupa que te vayas sola después de que casi te desmayas. Si querés, llamamos a alguna amiga o alguien que te venga a buscar.
—Vivo en Manga, así que un poco lejos de acá. Y mis amigas en estos momentos...
Dije entre risas, diciendo donde vivía y luego chequeando la hora: 16:04. Para saber dónde podrían estar alguna de mis amigas para contestarle.
—Mis amigas están todas trabajando, así que no queda de otra que irme sola. Quedate tranquilo que no me va a pasar nada.
Le contesté intentando calmarlo y asegurarle de que todo estaría bien y no me volvería a pasar nada.
—Te invitaría a mi casa, pero siento que para un primer encuentro es mucho. Me conformo por ahora acompañándote a tomar el bondi.
Volviendo por la calle Sarandí, por la tan calurosa Ciudad Vieja. Ese tipo de calor que hacía que el asfalto derritiera el calzado y definitivamente el tipo de calor que hace que se te baje la presión y encuentres a Enzo, quien ahora te tiene montada en su bicicleta mientras ambos ríen y disfrutan el pequeño aire que les llega por la velocidad con la que conduce el antes mencionado. Ese era el tipo de día caluroso que hacía aquel día en Montevideo.
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cajitadefresaa · 2 months
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"Meses después, el mar se volvió un caos donde el agua me endulzaba como si la voz de una sirena me llamara; era tan dulce que mis pies me arrastraban a la imprudencia de mi cuerpo, de un horror al que nunca imaginé intentar".
@cajitadefresaa, 2023.
Entre las hojas de papel: Cerca del mar
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sinfonia-relativa · 11 months
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Me produce miedo volver a amar , volver a sentir tanto por alguien, por que para mi en la vida o en el amor es todo o nada , por la misma razón me protejo del amor por que donde no se puede amar sin reserva prefiero no ser invitada , donde no hay confianza ni respeto prefiero no voltear a ver , por que mi deber es cuidar de mi corazón que por mi ilusa imprudencia que entrega todo sin importar nada ha sufrido lesiones que aún intento sanar, decepciones que aún intento superar , tristezas que aún viven en mi y que me han marcado en lo más profundo, más sin embargo aún no he dejado de creer que si yo puedo amar de esta manera quizá y solo quizá alguien más lo haga y llegue a mi para amarnos sin reserva , con confianza y respeto , pero hasta entonces mi corazón está cerrado que tan temido aún espero , el amor.
Moongirl
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esuemmanuel · 7 months
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Le ha sacado punta al carboncillo, ha soplado sobre éste y sobre la hoja, la cual se ha manchado un poco con las partículas que se han desprendido del carbón. Mira fijamente ese espacio, tan blanco, tan puro, tan vacío y cautivador. “No hay libertad en esta hoja ni en ninguna parte. No hay líneas ni tampoco pensamientos. Yace el silencio, coloreando con su blancura, el artificio invisible de la falta”. Alguien piensa en algún punto imaginario de esa hoja, porque no es el que carga el carboncillo ni soy yo el que lo pronuncia. Es un pensamiento repentino y sorpresivo, pero quedo y prudente, aunque de imprudencia se haya vestido. El vacío aturde al dibujante, lo hace temblar, colmarse de escalofrío y de un mudo trepidar que asciende por sus piernas y la espina dorsal. Hay frío, lo siente escarbando en sus entrañas, en sus huesos, en sus latidos y su pensar. El cerebro parece fallarle, así como los ojos. Ese espacio en blanco es demasiado grande… demasiado peligroso… demasiado perturbador para él, el que le teme al silencio, el que le huye a la falta, el que tiembla ante la vacuidad de la inexistencia, porque eso es lo que sucede: no existe ni está existiendo, tampoco ha existido, aunque así lo haya creído. La hoja sigue en blanco, esperando por alguna línea, por algún oficio… Y el dibujante se perturba, mordiéndose los labios y las uñas. El carboncillo rebota en el suelo. Un sonido. Otro más. El silencio se ha desvanecido, pero sigue la nada… la nada chillando a través de ese carboncillo que se arrastra por al suelo como si le divirtiera girar sobre él. El dibujante, de pronto, me habla… “Háblame, dime algo, te lo suplico… Hazme dibujar, no importa lo que sea, sólo hazme dibujar… No encuentro nada en mi cabeza, tampoco en mi corazón, estoy vacío… tan vacío que no siento nada. Háblame, por favor, toma mi mano y dibuja… Aléjame de este infierno que es la inexistencia ¡Quiero vivir, maldita sea! ¡Quiero existir!” Y la hoja, en su blanco desdén, se comprime en una mueca que alude al poder que tiene sobre el que ha esclavizado a su suerte.
He has sharpened the charcoal, blown on it and on the sheet, which has become a little stained with the particles that have come off the charcoal. He stares at that space, so white, so pure, so empty and captivating. "There is no freedom on this sheet or anywhere. There are no lines and no thoughts. Lies silence, coloring with its whiteness, the invisible artifice of lack." Someone is thinking at some imaginary point on that sheet, because it is not the one who carries the charcoal and it is not me who pronounces it. It is a sudden and surprising thought, but quiet and prudent, although it has been dressed imprudently. The emptiness stuns the draftsman, makes him tremble, fills him with a shiver and a mute trepidar that ascends through his legs and spine. There is cold, he feels it burrowing in his entrails, in his bones, in his heartbeat and his thinking. His brain seems to fail him, as well as his eyes. That blank space is too big... too dangerous... too disturbing for him, the one who fears silence, who flees from lack, who trembles before the emptiness of non-existence, because that is what happens: he does not exist nor is he existing, nor has he existed, although he has believed so. The sheet is still blank, waiting for some line, for some craft... And the draftsman is disturbed, biting his lips and nails. The charcoal bounces on the floor. A sound. Another one. The silence has vanished, but nothingness follows... nothingness screeching through that charcoal that crawls on the floor as if it amused him to spin on it. The sketcher, suddenly, speaks to me... "Talk to me, tell me something, I beg you... Make me draw, no matter what it is, just make me draw... I can't find anything in my head, neither in my heart, I'm empty... so empty that I feel nothing. Talk to me, please, take my hand and draw... Take me away from this hell that is non-existence… I want to live, damn it, I want to exist!" And the leaf, in its white disdain, compresses itself into a grimace that alludes to the power it has over the one it has enslaved to its fate.
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rutgdc · 2 months
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Así empezó a mentir […], a decir sólo aquello que sabía que los demás deseaban oírle decir, a leer sus miradas y sus anhelos, a encerrar la honestidad y la sinceridad en el calabozo de las imprudencias, a sentir que vendía su alma a trozos..
(𝐋𝐚 𝐬𝐨𝐦𝐛𝐫𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐯𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 - 𝐂𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬 𝐑𝐮𝐢𝐳 𝐙𝐚𝐟𝐨́𝐧)
─ 𝕀𝕞𝕒𝕘𝕖𝕟 𝕕𝕖 𝔸𝕕𝕣𝕚𝕒́𝕟 𝔽𝕖𝕣𝕣𝕖𝕪𝕣𝕒 ─
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senioraelfa · 17 days
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Esto podría considerarse el prólogo de mi historia. Un monólogo de uno de mis personajes.
Sólo hay dos cosas infinitas en nuestro mundo: el universo y la estupidez humana. De la primera, tal vez, se pueda dudar. 
Cuántas tragedias, a gran escala y personales, podrían haberse evitado si una persona hubiera pensado un momento. Pero la gente está acostumbrada a cometer primero una imprudencia y luego rasgarse las vestiduras el resto de su vida. Y un día, una persona cometerá una estupidez tan grande que todo este mundo mortal quedará sepultado bajo montones de cenizas y no quedará nadie para razonar sobre ello. Entonces llegará la nada. 
Es difícil para el humano imaginar lo que es la "nada". ¿Cómo puede existir el vacío absoluto? ¿De qué color es? ¿Tiene algún color? ¿Y el olor? ¿Y el sonido? No, nada es nada. La mente humana no está hecha para entenderlo y darse cuenta de ello. Probablemente por eso la gente creía en dioses. Alguien creó todo esto, ¿no? Alguien que ignoró las leyes de la alquimia e hizo todo de la nada. 
Pero si los dioses eran tan sabios, ¿por qué no dotaron a sus criaturas de la misma inteligencia? ¿Por qué condenarlas al sufrimiento? Y si las crearon a su imagen y semejanza, ¿también son estúpidas? ¿También eran propensos a pecar, también cometían errores que intentaban en vano corregir? 
Así pues, esta larguísima e intrincada historia contará cómo por culpa de una estupidez el mundo llegó a su fin, y para solucionar todos los problemas de escala universal tuvieron que recurrir a los simples mortales.
Juntos deberán combinar sus habilidades en la lucha contra las sombras del antiguo pasado, que amenazan con destruir el equilibrio entre la luz y la oscuridad y consumir el mundo en un caos eterno. En el camino hacia su destino, los héroes se enfrentarán a pruebas, batallas y traiciones, pero sólo uniendo fuerzas y corazones podrán encontrar la forma de vencer al mal y salvar a su mundo de una destrucción inminente.
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filopeada · 1 month
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la intriga me desvela y me canta con pena
pretende que me duerma mientras me martilla la cabeza
las estrofas arrastran paranoias disfrazadas de poemas y colapsan en lagunas de imprudencia
trato de huir de la frialdad, me escondo en la ignorancia y espero la templanza
fingí tanto estar dormida que ahora caigo rendida
busco un lugar donde pueda estar tranquila
encierro mis sentidos y el show culmina
me sumerjo en una dimensión con vibras divinas
me ahogo con regocijo en una vida que no es mía
lo sentís? acá solo existen caricias y pizcas de compañía
no existen agujas, siempre es de día
pero no me puedo quedar, no puedo escapar
necesito la luna, necesito la tristeza
aunque brille solo para los demás
aunque deba admirarla desde mi oscuridad
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vaquero-soul · 11 months
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La vida ha dado tantas vueltas... La vida es aquello que creamos a base de golpes, golpes generados por imprudencias, por sentirnos inmunes, por sentirnos poseedores de la razón.
La vida es aquello que creamos a base de golpes, golpes que vamos moldeando con el devenir de los años... nos vamos formando según vamos avanzando en el tiempo, el tiempo de la vida. Avanzamos mirando hacia atrás, sin perder de vista nuestro pasado... de ahí viene el dicho de (ir dejando huella), huellas imborrables mientras sigamos mirando hacia atrás. Tenemos tanto miedo de mirar hacia delante, que cuándo vemos la evidencia de la vida, volvemos la mirada hacia otro lado volviendo al pasado.
No se puede hablar de miedos, ya que la ignorancia invade el entorno, dejando en oscuridad cualquier atisbo de engaño.
Creamos una coraza en rededor, pensando que nada nos puede hacer daño... pero cuidado, si se mira hacia otro lado, si no dejamos de mirar hacia atrás, la coraza que hemos creado se vuelve frágil... hay que mirar hacia delante, dejando el pasado a nuestras espaldas, mordiendo el polvo que nuestros pies levantan al caminar... sólo así podremos crecer, sólo así podremos captar al engaño y hacerle frente.
La mejor arma contra el engaño, es la vida, es ir de frente, es ser transparente en cada pisada.
©️PaCountry
Junio,23
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singclow · 9 months
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Catherine
Tiene 13-14 años y mide 1,58
Pansexual y con pareja¿
Un huérfano que cayó en brazos de una pareja de monstruos de Heaventale.
Infelizmente es ciego de nacimiento, aunque eso nunca lo impidió de tener una vida tranquila al lado de sus padres.
Adora el baile y la música, tanto que eso lo motivo a querer ser bailarín cuando crezca.
Una persona que apesar de su condición es curiosa además de querer conocer los universos afuera.
Suele practicar bailes más lentos, aunque espera aprender mucho más mientras crece...
Tiene curitas en su rostro pues ya pasó por algunos accidentes gracias a su falta de visión y por su pequeña imprudencia.
Entre su vida, uno de los sonidos que más le gusta oír es la risa de su pareja. Principalmente cuando ríe de manera tierna, además que le causa un poco de risa el apellido que le puso, "Cath"... es una buena manera de abreviar su nombre.
Infelizmente perdió la vida en un accidente ocurrido en Waterfall, su pareja quedo a su lado hasta su último suspiro...
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Que no se note que Reinier tiene algo con chicos de pelo largo---
Los corazones y reblogs son bienvenidos💖
@soutenir-les-artistes
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