Tumgik
#y entonces me dijo que ya tiene novio y no quiere romper con él y empezar algo conmigo
dandelyle · 2 years
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here is another long rant from your local hopeless romantic
no entiendo por qué personas dicen cosas que no significan, o por qué no significan lo que dicen. el único objetivo de lenguaje es compartir ideas y sentimientos. por qué dirías algo si no realmente lo crees?
es una cosa mentir a alguien que podría hacerte daño si sabría la verdad, cómo el gobierno o tus padres o tu jefe, pero por qué harías eso a alguien que te quiere? un amigo o alguien así? es más sencillo ser honesto y sincero. y cuando estás honesto y sincero, podés encontrar más de las cosas que hacerte feliz.
siempre he sentido que falto algo que es natural para otros. tengo que pensar muy fuerte en lo que la gente dice para ver lo que realmente significa. todo lo que quiero es no tener que investigar lo que me dicen. quiero tomarte a tus palabras, pero si hago eso, va a hacerme daño porque nadie dice lo que significa.
bromas vuelen sobre mi cabeza. no siempre entiendo cuando alguien está diciendo algo maleducado a mi tampoco. y a menos que alguien mi dice directamente, no voy a saber si estamos amigos o conocidos, mucho menos si alguien tiene sentimientos para mi. deseo que era más simple y fácil hacer amigos o relaciones. no tiene que ser complicado. podríamos elegirnos y decidir hacer algo juntos.
pero al mismo tiempo, soy una persona muy intensa. tengo emociones fuertes, y eso siempre ha sido un problema para mi. lo mucho que no entiendo las motivaciones de otras personas, tampoco existe gente que puede aguantarme. siempre tengo una tapa en mis sentimientos e emociones porque si no hiciera eso, sería más solo que ya estoy. a veces me siento un extraterrestre.
para mi, es muy fácil tener sentimientos para alguien. si alguien me muestra que le importo, si toma tiempo para hablar conmigo, si pasamos ratos juntos, es probable que me guste. no tengo miedo de tomar el primer paso. por eso, he sentido muchos rechazos. está bien. entiendo que no soy el gusto de todos.
pero deseo que podría parar de hacer esto. justo porque estoy acostumbrado a rechazo no significa que no estoy cansado de eso. porque sí estoy cansado. donde está esa persona que va a estar allá y sincero conmigo? que puede aguantar lo fuerte que siento para todo, todo el tiempo? de hecho, si no es demasiado pedir, quiero alguien que más que solo aguantar mi modo de sentir, realmente le gusta eso. existe alguien que quiera alguien más que es intenso todo el tiempo? no estoy seguro si mi intensidad es un enfermo mental o si es solo un característico normal de mi, pero estoy seguro que a nadie le gusta. osea, nadie que ya conozco.
y lo más último es solo uno en una lista muy larga.
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cuando-fingi-quererte · 4 months
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Señor G necesito una opinión al respecto sobre mi situación por la cual estoy pasando.
Mi novio quiere que yo aborte y dice que me estoy comportando como una niña atandolo.
Fue un embarazo que no planeamos.
Estoy realmente dividida entre abortar o dar a luz.
Hicimos una cita en la clínica y la clínica está lista para el procedimiento del aborto.
Sin embargo, no puedo decidir al respecto.
Mis padres dijeron que si daba a luz e incluso si me convertía en madre soltera, me apoyarían económicamente y también cuidarían de mi bebé hasta que me graduara de la universidad.
Mi novio dice que es pronto para él la idea de ser padre.
Dice que si decido dar a luz, él se verá obligado a quedarse a mi lado por culpa de un bebé.
Pero le dije que no es necesario, si quieres irse entonces que se vaya.
Ahora dice que me comportó como una niña atandolo, porque se quedará si doy a luz.
Dijo cosas hirientes como que es mi medio gen, así que no hay manera de que pueda irme.
Saber eso y decidir dar a luz es una atadura para alguien.
Además dijo, 'Si realmente quisieras tener un hijo, ¿por qué estás dando a luz al mío? Simplemente ten el hijo de otro hombre. No quiero ese niño. Literalmente me dijo así. Por favor, ayúdame.
¿Cómo puedo hacerle entender que no lo estoy atando? ¿Abortar o no es mi única decisión?
Señor G 😢
Hola, pero que pendejo te has conseguido.
Independientemente de si decides abortar o no, debes romper con esta persona.
Él claramente no te ama, no se preocupa por ti ni te respeta.
Las cosas no se hacen obligadamente ahuevo, así como no le importo bajarse los pantalones al muy hombre poco le importa hacerse responsable.
Una vez que lo mandes a chingar a su madre.
Empieza a pensar en ti, que es lo que quieres, como te sientes al respecto al embarazo.
Hay un dilema muy grande sobre este tema.
Mi consejo es que tomes la mejor decisión para ti.
Olvídate de lo que dice todo el mundo o del apoyo que prometen o no.
Al final del día tienes que preguntarte y se que tal vez ya te lo has planteado el ¿Estás lista para ser madre?
No hay absolutamente ninguna vergüenza ni juicio al decir que no.
Toma la mejor decisión para TI.
Se que es una línea muy delgada, pero cualquiera que sea la decisión que tomes será la indicada.
No vivas con arrepentimiento, porque no hay peor castigo que vivir infelizmente.
All the best 🖤🐖
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dazeracha · 10 months
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lee know, drabble n.2 (angst, breakup) español.
“va a ser difícil tener esta conversación, ¿cierto?"
los ojos de lee know se movieron con rapidez por la sala, haciendo que brillasen bajo la luz blanca de las luces del techo. la sombra verde que se proyectaba sobre su piel sólo me hacía vernos más inhumanos de lo que ya nos sentíamos. porque la manera en la que estábamos sentados, nos mirábamos y nos estábamos hablando no nos hacía ver como personas, o por lo menos como las personas que habíamos sido hasta entonces.
“por la manera en la que me estás apuntalando, imagino que sí" respondió este apuntando sus pupilas hacia mí desde entre sus pestañas, con su cabeza ligeramente baja. las yemas de sus dedos presionaban ligeramente el músculo de su bíceps desnudo mientras cruzaba los brazos. la sangre seca se agrietaba en su ceja y cada vez que fruncía el ceño pelaba ligeramente. el impulso de limpiarla con el pulgar era insoportable, pero cualquier gesto de cuidado me iba a invitar inevitablemente a acercarme más a él, como siempre, y a intimar más de lo que era necesario (estrictamente).
"creo que me merezco que me digas la verdad"
dije apoyando mis codos sobre mis rodillas, inclinando mi cuerpo hacia delante de modo que el pelo largo se deslizó sobre mis hombros tapando mis clavículas, callendo como un telón que pesaba. lo recuerdo bien, porque todo pesaba demasiado en ese momento, hasta el aire.
"ya te he dicho que todo está bien" dijo él. su tono no era irritable, sino totalmente impasible. aterciopelado. endulzado de manera artificial. lo cierto es que conocía a minho como si yo misma lo hubiese parido, y difícilmente iba a salir ileso de la conversación mientras yo sintiese que me estaba ocultando la verdad, al menos parcialmente.
"ah, claro" susurré. "lino, ¿tú me quieres?"
y la voz, y mi ruego o mi pregunta, fueron más sinceras de lo que yo tenía previsto. y aunque la vulnerabilidad que expresaba me parecía horrible e inoportuna, era tremendamente útil.
lo vi titilar como la luz de una vela. vi su ceja destensarse, pude apreciar la pausa de su respiración y casi podía sentir sus dientes mordiendo la punta de su lengua.
"por supuesto que te quiero" dijo reincorporándose de la silla en la que estaba sentado. entre nosotros se interponía la camilla de hospital, con el rollo de papel blanco extendido, las pinzas, la aguja y el hilo negro. hace cinco minutos le habían cosido la ceja ahí mismo, delante de mis ojos. se había negado a cogerme la mano y tragaba saliva con frecuencia con gesto malhumorado, como si, en cierto modo, hubiese sido culpa mía que hayamos acabado en la sala de urgencias del hospital. "no se por qué tienes que preguntarmelo. me acabo de partir la cara por ti" escupió con el tono ligeramente alterado.
yo ni me inmuté, y mi pose y mirada siguió clavada en su dirección de manera analítica. no tenía ya nada que perder en esa sala, ni en esa relación. podía caminar fuera ahora mismo y difícilmente alguien me iba a parar. lee know acababa de pegarse en una fiesta porque otro chico me había levantado el tono y se había puesto violento conmigo por rechazarlo. el resto de nuestros amigos y yo habíamos intentado sosegar los ánimos, llegué a agarrarle por el hombro con fuerza y a gritarle a unos ojos que no me veían y unos oídos que no me escuchaban. mi novio había empezado dando el primer cabezazo y terminado la pelea con el último puñetazo a la sien.
al otro chico casi no le había dado tiempo a reaccionar.
"no te he visto pegarte con nadie en tu vida" le dije, sin romper la estatua en la que me había convertido. sé que lo estaba acorralando y sé que no le estaba pareciendo adecuado, pero lo tenía que hacer. el pálpito que llevaba meses dentro de mí se había confirmado. y él, en su momento me lo prometió. "me prometiste que si en algún momento te empezaba a gustar otra persona, me lo ibas a decir".
de nuevo esa flaqueza. mi traquea se movía sin darle yo permiso y sin pestañear sentí como mis ojos se cristalizaban. él, por supuesto también se dio cuenta y había cierta furia en su interior por, precisamente ser consciente de ello.
"dime, ¿qué te hace pensar que me gusta otra? creo que en los seis años que llevamos juntos, nunca te he dado ni un solo motivo para dudar. te he querido hasta el final de las consecuencias". en su cuerpo había un temblor general y extendido. sutil pero perceptible, y no parecía pertenecer a una pérdida de los nervios o las formas: lo estaba quebrando, no irritando. para minho, nuestra relación había sido un reto, un tira y afloja, una carrera de fondo a la contra de su orgullo: porque yo representaba muchas cosas que le aterrorizaban, y porque ponía en compromiso todo lo que a él le hacía sentirse seguro. nunca fui celosa de manera explícita -aunque sí lo había sentido más de una vez, y más de dos- pero siempre fui algo volátil, vulnerable y cambiante. a sus ojos, muchas veces inconsistente y contradictoria, falta de compromiso y de coraje. que no falta de mal humor y carácter: falta de coraje a la hora de enfrentarme a él. con tendencia a llorar mucho antes de reñirle por cualquier cosa. a menudo, le producía cierto placer que me encarase con él, porque eso significaba que lo bajaba del pedestal y me enfurecía con él como con el resto del mundo: ser mi punto débil no le hacía sentirse especial como a muchos chicos, le hacía preocuparse por mí porque no quería ser motivo de mi sufrimiento o sacrificio.
esa noche se estaba cenando todo ese aprecio y, en cierto modo, paternalismo que había criado dentro de mí. pero yo iba a llorar de todos modos confrontándole, porque mi vulnerbilidad ante él no dependía de su aprobación, y por desgracia, tampoco de la mía.
"¿por qué te enfadas?" dije inspirando por la nariz y frunciendo ligeramente el ceño, enderezando algo mi espalda. el chico imitó como un espejo mi movimiento, haciendo todos los esfuerzos por no pasar sus manos frustradas por su cara herida, retorciendolas en su regazo entonces.
"tengo la sensación de que no aprecias lo que hago por ti, y que nunca terminas de creerte que te quiero". sus pupilas volvieron a titilar. ahora parecían vivas, a diferencia de cómo se veían horas atrás cegadas por la rabia y enfocadas en la cara magullada de un desconocido. solté una pequeña risa ronca que podría haberlo ofendido, pero no lo hizo, negando ligeramente con la cabeza.
"suena a que estás proyectando" dije reclinándome en mi silla, observando el reloj colgado de la pared, sobre su cabeza. lino se levantó y limpió las manos contra la camiseta y miró a través de la puerta de cristal, esperando ver a una enfermera que no llegaba.
"nena, me lo estás poniendo muy difícil ahora mismo." dijo en tono calmado y calculado, articulado, con todas las vocales "¿te vas a burlar de mí ahora?" dijo ladeando la cabeza ligeramente. y fue suficiente.
"no, tú te debes pensar que yo soy imbécil" mis palmas golpearon con fuerza la camilla quebrando ligeramente el papel, mientras me levantaba de la silla. "jamás, en toda tu vida, te has peleado con alguien. porque te falta columna y ganas de cambiar las cosas. porque estás seguro así. pero tú no estabas apalizando a ese chaval". mis costillas se constriñen dentro de la ropa y sentí el aire escaparse entre las sílabas con peso, como el aire. "tú te querías pegar conmigo".
el rostro de lee know se retorció mientras incrédulo llevaba sus manos agarrotadas a la altura de su cabeza, tratando de entender. "¿de qué cojones estás hablando?" su tono por fin, quebrado por la rabia.
"soy yo a quien no soportas ver. tener que cuidarme, y protegerme te produce una frustración que se convierte en rabia y en dolor. que inconveniente que un tipo se encare conmigo en tu noche libre, ¿no?" la risa borboteaba suavemente entre mis palabras sin poder controlarla, sin querer provocarla tampoco. "amor, tú ya no quieres estar conmigo. es cómodo vivir como lo hacemos, no estar solo, tenerme ahí como un apoyo siempre, pero tú ya no me amas, porque lo puedo ver. puedo ver cómo esta insatisfacción te está comiendo vivo y te lleva a ser violento, y a pegarte con este tipo que te rompe la rutina".
mi tono seguía elevándose a medida que las lágrimas nacían y no paraban, y quería controlar el flujo del aire y la rigidez que tenía a mi cuerpo atado con una soga, pero tampoco podía pararme a coger aire porque tenía que seguir hablando. lo suficientemente rápido para que lino no me interrumpiese, aunque tampoco le habían quedado ganas de hacerlo. su cara se había destensado y se mantenía con los hombros relajados, el cuerpo colgando como un trapo sobre sí mismo, recibiendo todos los batacazos como un señor y viendo cómo su novia, la que había llamado tantas veces 'el amor de su vida' se quebraba delante de sus ojos sin necesidad de hacer nada.
"es mi amor el que nunca ha sido suficiente para que tú te quedes. y te he amado hasta el final de las consecuencias, así que no te puedo culpar" dije, sosegando ligeramente mi tono y sorbiendo por la nariz. "¿puedes ahora decirme la verdad?".
había hecho lo que me había enseñado a lo largo de estos años. a ser lo suficientemente valiente como para invitarlo a irse, lo que más me había costado hacer en toda mi vida adulta. algo de orgullo por mí comportamiento se estaba inflamando dentro de él, porque a pesar de ponerlo entre la espada y la pared y obligarlo a romper la burbuja, lo había hecho yo. la culpa y remordimiento no lo iban a matar por entero.
"tienes razón. ya no quiero estar contigo, y ha pasado naturalmente. no me he obligado a sentirme así" dijo con sus manos y antebrazos abriéndose ligeramente, alejándose del contorno de su cuerpo. sus hombros permanecían sosegados y sus cejas muy ligeramente arqueadas, rindiéndose. "sólo te pido que no nos gritemos más, porque no representa el amor que nos tenemos el uno por el otro, y porque no quiero y nunca quise terminarlo así".
miró por un momento al suelo llevándose una mano a la ceja mientras lo decía, y uno de los puntos se le saltó. de manera casi automática rompí el espacio entre ambos bordeando la camilla y llevando la manga de mi sudadera a su ceja para parar el sangrado, antes de que una enfermera que pasaba por el pasillo viese y supliese la necesidad cruzando la puerta de cristal.
lino y yo nos miramos a los ojos por última vez entonces. él y yo sabíamos que no lo iba a dejar de querer aunque él sí lo hiciese, y ambos sabíamos también que él nunca iba a negar que me acercase, porque por mucho que le doliese en su orgullo, me necesitaba para sentirse completo.
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Soy la que te escribió sobre el ex. Así es, 2019 fue la ruptura peeeero (voy a hacer un orden cronológico de los hechos)
2016 hasta medidados de 2019: todo bien, de novios
2020: quiere volver, yo no quise, sé busco una novia a los meses.
2021: me habló para preguntarme cómo estaba (teniendo novia) le dije q no me hablara que me confundía porque todavía lo seguía queriendo y me dijo q lo sentía mucho que igual él apostaba por su nueva relación. A los meses (en julio) después de esa conversación en el mismo año, se deja con la novia y me pide volver. Acepto. En octubre me deja.
2022: yo lo busco a principios del mes y me confiesa que sigue pensando en mi entonces solamente nos empezamos a ver. Decidimos no vernos más porque se iba a ir a vivir a otro país pero su padre fallece y queda a cargo de la compañía. Meses sin vernos hasta que en abril me habla para descargarse sobre el tema de su padre y comenzamos a vernos de nuevo hasta junio. Como yo hacía mi vida con otros chicos (ya que con él no tenía nada exclusivo) a él le daba muchos celos y ataques de pánico, entonces le pedí que volviéramos y me dijo que no q no estaba preparado para una relación y me dejó, le dije que no me jodiera nunca más porque iba a darle la oportunidad a alguien mejor. Y me siguió viendo con otros chicos en fiestas. Pero ahora tiene novia así rápidamente
Y pues por eso no he superado por toda la historia que siguió hasta este año. De todas formas, ya lo bloqueé. Era lo mejor.
Son más fácil de superar este tipo de relaciones en las que uno va y viene y entre medias aparecen terceras personas y uno busca al otro y dice que no pero luego cambia y dice que vale pero el otro ya tiene con quien etc etc
¿Qué lio, no? Pues igual que tu relación, un verdadero lío
Tuvisteis vuestra oportunidad que fue el periodo de 2016 hasta mediados de 2019 y luego habéis querido ir estirando del chicle según os ha convenido a uno u otro y así no son las cosas.
Hay que saber aceptar cuando alguien no está hecho para ti y da lo mismo quien sea el primero en romper, lo importante es darse cuenta a tiempo.
Gracias por el esquema y mucha suerte
Intenta no stalkearlo ni averiguar sobre él
Haz tu vida, aprovecha esta libertad para hacer cosas que te gustan y no has podido, salir con tus amigas y conocer gente ... disfruta la vida y no tengas prisa por comenzar otra relación 👍😽
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tastaturean · 1 year
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Reto 12: Sudor. Sin más restricciones. Rating: Suave. Algo de violencia implícita (¡pero la persona se lo merecía!) Reviente: Libro 5 Notas:  Ver al final.
Todo vale en el amor y en el Quidditch
Ginny bajó de la escoba y se secó el sudor de la frente. Habían ganado. Había  ganado a Cho Chang y se había hecho con la snitch. - ¡GRYFFINDOR, CAMPEÓN! ¡RAVENCLAW, CHÚPATE ESA! ¡CHANG, SI QUIERES YO TE CONSUELO LUEGO! - ¡JORDAN! Pero Ginny ya no oía nada más que las felicitaciones de sus compañeros,envuelta en sus abrazos y hasta alzada en volandas de cuando en cuando. Se sentía llena de dicha y llena de orgullo. La menor de los Weasley había logrado un triunfo para su casa. Su hermano Ron, quien también había hecho el partido de su vida, fue uno de los primeros en estrujarla y darle  muestras de alegría. Ahora, una ducha fresca y ¡a celebrarlo como Godric  Gryffindor manda!
Sin embargo, de camino a los vestuarios,  alguien la estaba esperando de brazos cruzados junto a la última grada:  su novio, Michael Corner. Ravenclaw. - Ahora mismo voy – sonrió Ginny a sus compañeros.
Angelina asintió, mirando de reojo al chico antes de añadir: - Pero no tardes, ¿eh?
Con  el calor que hacía y lo mucho que estaba sudando, la ducha era lo único  que anhelaba en estos momentos. Pero se volvió hacia el chico y sonrió,  aún jadeando por la carrera final sobre la escoba.
- Enhorabuena – dijo Michael, sin sonreír.
-  ¿Qué ocurre? – se extrañó ella. Para romper el hielo, se acercó con   actitud provocativa para susurrarle cariñosamente – Ha ganado la mejor, ¿no?
- Ginny...no te me pegues, anda, que estás sudando a chorros.
-  No te tenía por un finolis, Michael. Ni que fueras Slytherin. ¿Se puede  saber qué te pasa? No estarás amargado por las rencillas entre las  casas...
- Mira Ginny, no te enfades, ¿vale? Pero quiero que...quiero que lo dejemos.
Una  bola de indignación se anudó en el estómago de la Weasley, que   desembocó en una bronca monumental de las que dejan comidilla para una   semana. Como la BOFETADA que le metió la pelirroja al desde entonces ex fue también de las que dejan marca, se puede decir que Gryffindor quedó  2-0 en un sólo día.
Ginny dejó a Michael refunfuñando en el suelo y se  marchó con grandes zancadas y gruesos lagrimones. No había avanzado ni  cinco segundos cuando alguien que había estado escondido todo aquel rato  salió de detrás de la cortina de las gradas y la agarró por el brazo,  parando un mamporro antes de que golpease.
- Ginny, Gin, soy yo, soy Ron.
La  pelirroja se echó a llorar contra el pecho de su hermano, descargando la adrenalina acumulada. Ron la abrazó con fuerza, le besó los cabellos  un par de veces y tiró de ella para que caminara hacia los vestuarios.
-  Estás como un tomate, sudando a chorros y ahora con la cara embadurnada  por el polvo y las lágrimas. Si es que te lo había dicho yo: cuando  alguien es gilipollas, lo es toda su vida. No puedes esperar mucho más  de un capullo, Gin. Los cerebros Ravenclaw son sólo guisantes con un par  de neuronas afinadas para los estudios. Michael no merecía ni tu última   "caricia" de despedida. Quiero que te laves la mano lo primero. La   frotas media hora con ungüento contra jugo de medusas, y luego ya te   duchas si quieres.
Ginny sonrió. Sorbió un poquito más y dejó de llorar para achucharse aún más cerca de su hermano.
- Mira qué buena jugadora nos has salido. Hoy sólo tienes que pensar en tu victoria sobre Chang, Ginny.
- Harry no dejará de ver las carencias en mi juego. Sólo piensa en lo bien que lo habría hecho él en mi lugar.
-  Olvídate de Harry ahora, Ginny, ¿quieres? Tú vales más de lo que sus   cuatro ojos juntos pueden ver.  Por cierto, ¿recuerdas lo mucho que yo apestaba como jugador hasta el glorioso día de hoy? - le guiñó un ojo, antes de hacer una  mueca - Te voy a contar todas las formas: no era capaz de parar un tiro  simple; me la colaban por entre las piernas, y además...
Ginny rio con ganas. Después, se frotó bien la cara y las manos en la túnica para quitarse lo más gordo antes de pegar un abrazo de infarto a su hermano y  un beso en la comisura de los labios que dejó al pelirrojo en el sitio.  Al menos unos instantes, hasta que pudo murmurar:
- Ginny, soy tu hermano.
Y ante la momentánea consternación de ella, añadió:
- Lo que quiero decir es que a mí no me da asco tu sudor.
Le besó la frente y se dirigió a los vestuarios de los chicos.
- Incesto, incesto – se oyó desde el de las chicas - ¿Vas a entrar de una vez?
- Tú no hables, Angelina, que sé que Fred te dejó por George.
- ¡Malvada! ¿Dejaréis algún día de recordármelo? - rio.
- ¡Fiesta en las duchaaaas! – gritó Ginny al hacer una entrada triunfal a la carrera.
Y de lo que ocurrió después, sólo ellas cuatro saben.
————————— Publicado originalmente en junio de 2004 en el Gremio HP de Livejournal aquí.
Notas:
(Nota 2004) Hace  mucho que lo leí, así que espero no haber metido la pata con el  contexto. La idea me asaltó y no quería dejarla escapar, pese a no tener  el libro fresco. Ya sabéis lo perfeccionista que soy con la fidelidad  al orden de los sucesos en los libros. Por cierto, es algo más largo de  lo habitual, alrededor de 800 palabras.
(Nota 2023) Editado porque Nimph me localizó errores factuales gravísimos y no podía dejarlos pasar esta vez. Ron hizo paradas espectaculares en ese partido. Y aunque se supone que se entera de la ruptura en el tren, podía estar fingiendo delante de los demás para no dejar mal a Ginny, que se supone que fue la que plantó a Michael, y él corrió a consolar a Cho. Dejémoslo ahí. Perdonad, porque en ese momento no tenía el libro fresco, y menos este partido que quedó en segundo plano, por desgracia.
Todos los retos se pueden leer en Wattpad aquí. 
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moov-bianco · 3 years
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…..¿Cómo...pude ser tan imbécil? 💔
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Los héroes de San Fransokyo disfrutan de un merecido café, y qué mejor café que el de la cafetería de Tía Cass. Todos intercambian miradas preocupadas y nadie se atreve a decir nada, están de acuerdo que alguien debe de hablar con él, pero maldita sea. Era mucho más fácil enfrentar a uno de esos locos maniáticos que quieren destruir la Ciudad que enfrentar la cabellera descuidada de Hiro y su carácter, hay que decir, de mierda.
Ni su propio hermano y tía se atreven a decir algo. Cuando se trata de un pleito entre la pareja, si de por sí Hiro es un dragón haciendo cenizas a cualquiera que quiera animarlo y quitar esa amargura que ahora arruga su nariz, se vuelve en un robot destructor, como cariñosamente le dice Fred, que evapora todo y a todos. Es parejo.
Todos se vuelven a mirar, nadie quiere decir nada. Su tía Cass es la primera en animarse cuando le invita las galletas de su bandeja, el calmado, muy tranquilo, acepta. Tanteado un poco el terreno, y al ver que nadie se anima, Tadashi tragó saliva, se aclaró la garganta y cuestionó la pregunta que todos tenían desde que los gritos sobrepasaron las paredes del laboratorio privado de Hiro y cuando un Miguel muy emputado se iba con paso marcado y Hiro maldiciendo le una última vez antes de dar un portazo que hizo cerrar los ojos a todos.
– ¿Todo bien, Hiro? – ya era muy tarde para arrepentirse, no estaba dispuesto a dar tregua – ¿Por qué…?
Azotó la taza a la barra, estuvo a nada de romperla, y con esa llamada de atención todos los ojos estaban en el mitad asiático que ahora era una fiera incontrolable. Y listo para sacar toda esa frustración en rugidos.
– ES UN IMBÉCIL TESTARUDO – escupió hacia todos – TODOS LO SABEN, KYLE ES OTRO IMBÉCIL QUE NI LE SIGO EL HILO DE LA CONVERSACIÓN UNA VEZ QUE EMPIEZA A SUBIRSE DE TONO. PREFIERO CALLARME.
Fue más inercia que nada, pero todos asintieron y Hiro continúo con su desahogó. 
– ¡Sabiendo eso, algo que todos saben!, ¡¿Por qué carajos se enoja?! – el arrebato fue hacia su cabello, que alborotó aún más y el rojo en su sangre ya lo volvió en una llama ardiente que va a quemar el café al menos que se extinga su ira 
Todos al unísono soltaron un aclarador y tranquilo suspiro, algunos otros soltaron un "ah" extendido y tranquilo. Ahora todo tenía sentido, y por supuesto que iban a golpear a Kyle cuando lo vieran.
– Hiro – en sus alegres tacones marcados la chica de extensa melena castaña fue hacia su mejor amigo y le regaló la más dulce de sus sonrisas – Kyle es un idiota, y en cierto punto sabíamos que esto iba a pasar, pero podemos ayudarte a aclarar esto con Miguel…
Hiro no puso mucha atención al principio, pero analizó las palabras y entonces interrumpió a Honey Lemon.
– espera, ¿Cómo que esto se lo esperaban? 
Nadie, en serio, Absolutamente nadie se sorprendió. Era obvio en cierto punto, Hiro se concentra tanto en un nuevo proyecto que el mundo desaparece, al menos que una notificación de una dulce melodía de guitarra, aún significando que va a dejar todo a un lado y va pasar media hora o una hora hablando con su novio y mucho más si no pudieron verse ese día, maullidos de gatos que es para tía Cass y su canción favorita para su grupo de mejores amigos y para el contacto de su hermano. Solo para eso Hiro revisa su celular, no va hacerlo para una simple notificación normal de mensajes, redes sociales o cualquier otra insignificancia dónde le gusta relajarse cuando no quiere concentrarse en la robótica y quiere apagar su cerebro por unos minutos.
Gogo sacó su celular y se metió a Kafebook, directamente al muro de Kyle. Cuando el celular se le fue pasado a Hiro, con solo ver la publicación toda su ira se extinguió, bueno al menos hacia su novio, ahora tenía instintos homicidas hacia Kyle.
Después de rogarle por 15 minutos, los contó, se dejó tomar una selfie con Kyle. Ambos tomando un licuado de caramelo, hasta ahí todo parece bien, hasta que lees la descripción.
"Aquí con mi futuro esposo, pero 😶, él no lo sabe 😏❤️"
– este bastardo – susurró Hiro apretando un poco la mandíbula.
Ahora todas las palabras de Miguel tenían sentido, pues claro, como no iba ir su impulsivo y estúpido novio a reclamarle cuando ve semejante publicación en Kafebook. Aún con el remordimiento por haberle gritado de esa manera, tratarlo como un loco y no tomar importancia de sus palabras.
– aún así – el orgullo ante todo – no debió gritarme así.
Todos ahora tienen una sonrisa cansada y Gogo y Wasabi voltearon los ojos, en el caso del chico moreno puso su mano extendida en su cara. La soberbia de Hiro saca canas verdes a todos, principalmente a Miguel, pero aún así ese menso anda ahí bien embobado y enamorado de su chino. El resultado es siempre el mismo, hacen las paces y amenazan de muerte a Kyle para que jamás hacer una estupidez como esa y la pareja puede volver a su normalidad: hacerse de bromas pesadas, ser una pareja tierna y afectiva de vez en cuando, burlas, molestar al mexicano con términos científicos y molestar a asiático con modismos mexicanos. Y la lista puede seguir.
…..Pero esta no será como la de costumbre.
– ya todo más tranquilo, ¿Que me dicen si ponemos una película? 
Primero es prender el aparato e ir a las opciones de DVD para poner la película que ahora está dentro de la máquina. Pero todos detuvieron a tía Cass cuando escucharon al reportero decir: "En las últimas noticias de la tarde" 
Los héroes querían escuchar que era de nuevo en San Fransokyo. Pero a Hiro no le pareció la idea.
– chicos, no necesitamos escuchar las noticias. Mis vigías avisaran si tenemos trabajo.
– si, pero no está de más Hiro – dijo Tadashi, quien subió un poco más a la televisión.
Hiro resoplo y regresó a su interrumpido café, además de dedicar tiempo a su teléfono.
El reportero se presenta con clara tristeza en su ser.
– la noticia que ahora tiene devastado a todo San Fransokyo. Un terrible accidente atestiguado por una de nuestras reporteras ha dejado a todo el país en shock cuando la identidad de la víctima fue confirmada finalmente.
Cedió la palabra a su compañera.
– ya había muchas especulaciones de quién era en redes sociales, pero fue devastador saber que de verdad se trataba del cantante de 22 años, Miguel Rivera.
De la nada, ahora la temperatura de todos era menos cero, lágrimas salían involuntariamente y los ojos abiertos en par estaban por completo clavados ahora en el aparato. Y cada palabra destruyó a Hiro hasta casi la muerte.
– quien se encuentra estudiando la universidad, aquí en San Fransokyo.
El reportero retomo la palabra.
– todo aconteció a las 2:35 de esta tarde cuando una de nuestras reporteras de campo estaba trabajando en la recopilación de los testimonios de las hazañas Big6 de esta semana. De repente en el fondo se empezaron a escuchar varios gritos y una colisión entre un tranvía y una camioneta ocurrió. Aquí las imágenes.
Los reporteros desaparecieron para dar paso al susodicho vídeo. En él se mostraba a la reportera a la mitad de la calle, a su costado izquierdo estaba una tienda de zapatos y del otro lado los departamentos de la zona, enfrente está la ruta del tranvía; al prender la cámara justo uno estaba pasando. Después del conteo, la chica se presenta.
– hola San Fransokyo, soy Bailey Connor en su sección favorita "Preguntando a los fans". Y como el tema favorito de todos, estamos con dos hermanos que fueron de las personas que estos valientes héroes salvaron del tren que casi descarrila apenas hace tres días
La cámara ahora enfoca a una pareja de hermano y hermana, ambos saludan animosamente hacia ella y se presentan.
– Cameron y Frankie, muchos gusto tenerlos aquí
– el gusto es nuestro – responden ambos hermanos casi al mismo tiempo.
Entonces se adentro a lo que los tenían ahí, con gran emoción describen como primero aparece el enorme robot rojo que se coloca en la cabeza del tren y trata de regresarlo a su posición, entonces aparece la chica de enorme cabellera que explota una de sus burbujas y aparece un enorme masa de colores que detiene el tren. Más detalles asombrosos y grandes elogios hacia los héroes terminan abruptamente.
Primero fueron gritos alarmados, advertencias de transeúntes que los hicieron voltear y entonces la gran colisión. Un golpe que hizo a todos agacharse y a muchos correr en cuanto las llamas empezaron a ganar territorio. Era un instinto de reporteros, por eso sin dudarlo fueron a ver el choque.
En una combinación de asombro y terror, ven el carro boca abajo y el tranvía encima de una parte del vehículo. 
– ¡¡AYUDEN, POR FAVOR!! – el grito de un hombre alarmado y con las palabras cortadas por las lágrimas se presentó en escena.
En cuanto vieron que iba corriendo hacia la camioneta que estaba a solo minutos de explotar junto con el tranvía, los que antes solo observaban lo detuvieron. La reportera fue una de las personas que sujetaron al hombre.
– señor aléjese es muy peligroso.
Muchos pensaron que volvía por la mercancía, pero uno no se acerca a un carro en llamas solo por unas simples tiras de cuero.
– ¡¡USTEDES NO ENTIENDEN, MI SOBRINO ESTÁ EN ESA CAMIONETA!! – grito con dolor en todo su ser y lágrimas que ahogan sus palabras.
Todos empalidecieron, y aún con el shock todos fueron a ayudar. 
– Jerry deja la cámara, ¡Vamos! – lo llamó su compañera.
El camarógrafo ni corto ni perezoso aventó la cámara al piso y fue con grandes pasos a ayudar. La cámara terminó enfocando el tranvía y una parte del carro, en el ángulo solo puede verse unas pocas personas del grupo grande que fue a romper la puerta y así liberar al desafortunado chico. Varias patadas, agregando los nervios de las llamas que no hacen más que extenderse, la puerta terminó cediendo y entre varios sacaban al chico moribundo.
Muchos gritos alarmados pedían una ambulancia desde hace rato, mientras el grupo trata de hacer reaccionar al muchacho; mientras el hombre desesperado no para de llamar lo.
– ¡Vamos chamaco, Miguel!, ¡Despierta! – suplicaba a su sobrino.
Muchas sombras moviéndose, las llamas consumiendo ahora ambas máquinas de transporte, muchos murmullos; y un corazón roto de un mitad asiático cuyas lágrimas ya empaparon su rostro y su alma. En este punto la reportera y el camarógrafo habían olvidado la cámara, además de olvidar a poner lo a cargar previamente, el aparato se apagó en cuanto las sirenas de la ambulancia se escuchaba a escasos metros. 
Y los reporteros en el estudio volvieron a tener protagonismo en la televisora.
– la verdad son imágenes muy fuertes – dijo él. Mientras su compañera correspondía a sus palabras
– Bailey contó que la atención fue inmediata con el cantante – agrega la reportera – pero ella mismo agregó que las heridas eran demasiado severas. Además que en todo ese rato no pudieron hacer reaccionar al mexicano.
– lo único que ahora que espero, Aiko, es que el joven Miguel se salve de esta. Porque un accidente así – el reportero duda, pero aún así dice sin rodeos – y también por lo que contó nuestra reportera de campo. Es un milagro que Miguel Rivera saliera de ahí con vida.
– definitivamente tiene un ángel guardián que lo cuida – dijo él, y su compañera asintió a sus palabras.
– lo único que queda es dejar esto en las manos del dios piadoso. Y nuestros mejores deseos van para la familia Rivera, y esta reportera no puede ni imaginar lo devastados que están por esta noticia.
Esto hubiera durado para más, pero el tiempo de la televisora ha acabado.
– hasta aquí lo último que acontece en San Fransokyo. No olviden prender su televisión para enterarse de lo último que pasa en nuestro país y en el mundo entero. Soy Taiki Susuki 
– y yo Aiko Sayuri
– Nos vemos mañana, a la misma hora – se despiden ambos presentadores en perfecta coordinación. Y entonces el programa llega a su fin.
Tía Cass con una mano en su boca abierta y los rastros de lágrimas que no se limpiaron con el papel aún en sus mejillas, ella agarra el control y apaga la televisión. Silencio es lo único que hay en el café, hasta que las manos de Hiro no aguantaron más y dejaron caer su taza favorita en el duro piso; su destrucción hizo a todos pegar un brinco y voltear hacia el chico de dos nacionalidades..
Su mejillas empapadas por las lágrimas, su cuerpo temblando como si afuera estuviera a menos cero grados, flaquea como no lo había hecho en muchos años, sus ojos están hartos de llorar, su boca de tanto temblar sus labios hormiguean y su corazón está tan destruido y mucho más que la taza que descansa en pedazos ahora en el piso.
HOLA MIS SOMBRERITOS 👒 MooV al habla 📣
UFFFF *panic visible* estuve dudando UN CHINGO como no tienen una idea. Pero gracias a mi amiga @vapsi0w0 me anime y por fin público este FanStory que he estado haciendo en mis ratos libres. Se que no he publicado nada desde enero qwp, perdonen mis sombreritos, pero nuestra sombrerero loca está estudiando y preparando se para un examen muy importante OuO"""
Por eso, aquí estará un poco abandonado. Pero trataré de publicar lo que ya tengo escrito. Osea, publicar todos los capítulos terminados que tengo de esta historia y además otro FanStory que tengo ouo
Estoy hasta el cuello de FanStorys x'D
Al menos no dejaré el blog tan al abandono durante mis semanas de ausencia qwo 💔 lo que más rompería mi corazón es dejar los sin su dosis de mi locura 😌👌💙
Hablando ya de la historia.
Es sobre el ship de Higuel ( Miguel de #Coco y Hiro de #Big6 ) es un ship que me lleva dando vueltas meses y finalmente me animé a escribir sobre mi ship número uno sin dudar 💖💖💖💖💖
No es perfecto, realmente como lo escribí directo así lo publique, no le di ni retoques o tan siquiera puli. Lo único que si hice fue corregir los errores comunes de redacción. Pero fuera de eso, no cambie mucho.
Y bueno, será esto hasta ahora mis sombreritos 👒
Ya no tengo nada más que decir.
MUCHAS GRACIAS POR LEER.
Nos leemos pronto, eso espero qup BYE, BYE 💖
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myhelaxavier · 3 years
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Un poco Desvergonzado
14/22
El club está abarrotado de gente, pero para su fortuna, la música no es demasiado ruidosa, había pedido una cerveza la cual no tenía intención de beber, en su lugar se apoyó en la barra, siguió a Timmy con la mirada, aquellos pantalones son jodidamente obscenos, hace que se sienta incómodo y nervioso, teniendo que reprimir el fuerte impulso de encontrar una manta y envolverlo en ella para que nadie pueda verlo.
- ¿Novio? - Una voz masculina le grito sobre la música.
Observo al hombre a su lado, es alto, pelirrojo , irrelevante , y trivial , su mente canto antes de volver a buscar a Tim, está bailando con alguien ahora, el tipo que tiene alrededor debe tener al menos veintidós años, es un atleta típico , todo físico y sin cerebro.
- No - Respondió al darse cuenta de que el pelirrojo todavía aún espera su respuesta - Solo un niño al que tengo que cuidar.
- Eso debe ser una mierda - Dijo el hombre con simpatía - ¿Cómo te cargaron con el deber de cuidar niños?
No respondió, entonces el atleta abarca en todo a Timmy, sus manos se deslizan desde su estrecha cintura hasta su pequeño trasero; incremento el agarre de su cerveza, recordándose a sí mismo que no es de su incumbencia, Tim no es un bebé, además de le había prometido que no interferiría en sus decisiones.
- ¿Es tu hermano pequeño? - Consultó de nueva cuenta el pelirrojo, sin llegar a entender que no tiene ningún interés en él, ser tratado como el hermano mayor de Tim lo frustra, aunque no precisamente por el camino correcto.
- No - Aclaró rápidamente, pues sabe que está siendo grosero.
Normalmente trata de rechazar a la gente con suavidad, sin herir su orgullo, pero en este momento la cortesía es lo último en lo que piensa ya que está molesto, y se sintió así porque comienza a enfadarse, aquella posesividad es jodidamente asquerosa y desquiciante, teniendo en cuenta que no quiere a Timmy de esa manera, racionalmente, aprueba lo que el niño hace, pero irracionalmente, se imagina muchas maneras en las que puede matar al imbécil que manosea a su Timmy con esas jodidas manos sucias e indignas.
En ese momento, Timmy lo miró, alcanzo a notar como fruncia el ceño, tardó varios minutos en darse cuenta de por qué; el local está tan lleno que el tipo pelirrojo prácticamente se está restregando contra él, sabe que debió encontrar alejado del hombre, pero no lo hizo, es una táctica sucia, y es perfectamente consciente de ello.
Una parte de él es incrédula y se pregunta el por qué está haciendo todo esto, sin embargo, otra parte aun mayor solo quiere que Timmy se deshaga de ese idiota y vuelva con él, gracias al cielo no tuvo que esperar mucho; prontamente el niño camina hacia él.
- Eres un jodido idiota, lo sabes, ¿verdad? - Le reprochó observándolo intensamente antes de apartar al pelirrojo, envolviendo un brazo alrededor de su torso de manera posesiva.
- ¿Dónde perdiste tus modales Bambi? - Preguntó sonriendo en tono de disculpa al hombre, quien se encontró confundido observándolos a su lado, burlándose, Tim le respondió al hombre.
- Te hice un favor, ignora qué es jodidamente atractivo, es el peor - Sacudiendo la cabeza con desconcierto, el pelirrojo se alejó - Ahora discúlpate - Le exigió el niño, levantando la barbilla obstinadamente, quitando el brazo de su pecho para cruzarlos, sus ojos verdes son tormentosos gritando por una pelea.
No pudo evitar que en su rostro se formara una sonrisa cariñosa - Parece que es cierto lo que dicen sobre el temperamento de los adolescentes pálidos - Tim lo fulminó con la mirada.
- No sé sobre otros adolescentes pálidos , pero este está infernalmente enfadado, discúlpate por joderme el polvo - Le dio una mirada descarada.
- ¿Perdón? Estaba ocupándome de mis propios asuntos ...
- ¡Por Dios 011! - Timmy es extremadamente adorable cuándo se pone furioso, riendo, atrapó a los pequeños puños que golpean su pecho.
- Estoy bromeando, cálmate ricitos.
- Eres el peor - Espetó el niño, respirando con dificultad, hermosamente sonrojado por la ira.
- Lo soy - Declaró con una sonrisa juguetona - Vámonos a casa, podrás gritarme mejor allí.
Tim abrió la boca para discutir, pero luego se dio cuenta de que un club ruidoso y lleno de gente no es un buen lugar para una conversación con altas probabilidades de terminar en una discusión, sonriendo, rodeo por la cintura al niño, guiándolo entre los cuerpos de las personas para llevarlo fuera del club con rapidez.
El viaje en automóvil a casa transcurrió en un enojado silencio, con Tim viendo por la ventana y deliberadamente ignorándolo, no puede evitar pensar que el niño es como un gato, un pequeño gatito de jengibre, silbando enojado, mientras intenta atacar con sus pequeñas garras esponjosas.
- Deja de sonreír 011 - Por fin termino con el silencio, hablando en voz baja mientras salen del automóvil - Esto no es gracioso, estoy furioso contigo.
- ¿Qué hice esta ves Bambi? - Preguntó suavemente, mientras guía al niño dentro de la casa con una suave mano sobre su espalda baja, con las mejillas rosadas Timmy frunció el ceño.
- No finjas que no lo sabes, lo hiciste a propósito - El niño se dejó caer en el sofá, mientras él bloquea la puerta - No te importaba una mierda ese jodido pelirrojo, pero permitiste que se te restregara por todo el cuerpo solo para ponerme …. - Se interrumpió, viéndolo apretar los labios rosados ​​en una delgada línea.
- ¿Celoso? - Terminó la frase enarcando una ceja.
- ¡Joder sí! - Timmy lo vio desafiante - ¿Niegas que lo hiciste a propósito? - Suspirando, se colocó en cuclillas frente a Timmy.
- No - Respondió tomando el tobillo del chico con sus dedos, comenzando a masajearlo suavemente - Tienes razón, soy un jodido imbécil, te manipulé para distraer tu atención del chico con el que tú te estabas restregando - la ira en los ojos de Timmy fue reemplazada por la confusión.
- ¿Por qué ?, esa es la parte que no entiendo - Apretó el tobillo distraídamente entre sus dedos mientras considera cómo expresar su respuesta - ¿Armie? - Reiteró el niño con frustración evidente en su voz; dejó que sus ojos vagaran por su rostro, las suaves facciones le han llegado a ser tan queridas en tan poco tiempo.
- Supongo que… No me resultas precisamente indiferente - Los ojos verdes se abrieron de par en par con el desconcierto apoderándose de sus facciones.
- Pero tú eres ...
- Heterosexual, sí - Respondió tranquilamente - Es ... No es sexual, es complicado - Suspiró, volviendo acariciando el pequeño tobillo entre su manos - En las últimas semanas, me he encariñado demasiado contigo, más de lo que debería, siento que eres mío, solo mío - Sus labios se torcieron - Y definitivamente no me gusta que alguien toque lo que me pertenece - Tim frunció el ceño.
- Eso no es justo para mí - Replicó con voz temblorosa… Mierda .
- Lo sé, amor - Él apodo se le escapó de la boca antes de que pudiera detenerlo, apretó el tobillo con un poco más de fuerza - Me siento como un bastardo, pero me pediste honestidad y esa es la verdad - Timmy atrapó su labio inferior entre los dientes, viéndolo directamente a los ojos antes de gemir.
- ¿Sabes ?, estoy bastante seguro de que debería darte un puñetazo por ser un jodido idiota, tan cínico, egoísta y posesivo, pero todo lo que quiero en este momento es chupártela - Su pene se crispó contra la tela de sus pantalones; no se siente sorprendido por la reacción de su cuerpo, es una respuesta pavloviana en aquel punto; su mente prácticamente está condicionada para asociar la boca de Timmy con placer.
- Puedes hacerlo si quieres - Animó antes de que pudiera pensarlo dos veces.
- ¿En serio? - Tim cuestionó sin inflexión, mirando atentamente su rostro - ¿Me dejarás hacerlo? No necesito tu jodida lástima, Armie.
- ¿Que lastima? - Sonrió tristemente - Este soy yo, un idiota posesivo, todo lo que digo es que, si quieres chupar un pene, quiero y prefiero que sea el mío.
- Eres heterosexual - Repuso el niño, dedicándole una mirada incierta.
- ¿Y qué? - Contra replicó. Soltando suavemente el pequeño tobillo, mientras se colocaba de pie, apoyo una mano en el respaldo del sofá junto a al rostro de Timmy, inclinándose sobre él, alzándose sobre el delgado cuerpo - También lo era hace unas semanas, cuando me la chupabas todos los días en el crucero.
- Estábamos en una misión - Alegó Tim, vio como su respiración se aceleraba y con sus ojos verdes fijos en él con avidez- Era diferente Armand.
- ¿Lo era? - Debatió, rozando sus nudillos sobre la clavícula de Timmy, sería una mentira decir que no le gusta el efecto que su proximidad tiene sobre el niño, nunca se consideró un ególatra, pero joder, adora ser el centro de su mundo, es un desastre , pero todas esas pequeñas reacciones fueron directamente a su pene - ¿Crees que no lo disfruté? Eres jodidamente increíble haciéndolo - Las mejillas del niño se iluminaron con un tierno sonrojo.
- Está bien, pero será temporal, voy a superar este jodido enamoramiento, pronto, más pronto de lo que imaginas.
- Está bien - Paso una mano por el cuello de Timmy envolviendo sus dedos alrededor, dando un suave apretón, lo que sintió temblar bajo su tacto - Lo que quieras… ¿Quieres un beso bebé? - Timmy emitió un pequeño sonido, recreándose en el roce.
- ¿Puedo tenerlo?
- Todo lo que quieras - Contestó antes de juntar sus labios.
Había besado a mucha gente, pero besar a Timmy no tiene nada que ver con besar a otros hombres blancos y masculinos o incluso mujeres, nunca había besado a alguien que se sintiera como suyo.
Nunca había sentido que, lo único que importa es sacar a Timmy de su aliento, pequeños sonidos de placer interrumpidos que lo hicieron sentir a tres metros de altura, el chico es maravillosamente receptivo, temblando ante cada roce de su lengua, devolviendo el beso con avidez, es extrañamente adictivo; se encontró cerrando los ojos y dejándose llevar por el resbaladizo calor de la boca suave y ansiosa del niño, resultó más difícil romper el beso de lo que esperaba.
- Joder si - Tim susurró, con sus ojos vidriosos y su respiración agitada - Esta es una pésima idea - Lo besó en la nariz, acariciando con su pulgar los húmedos y temblorosos labios rojos.
-Seguramente lo es - Dijo, fascinado por lo hinchada y usada que parece la no tan pequeña boca - No te besaré de nuevo si no lo quieres - Timmy resopló y lo arrojó sobre él.
- No te atrevas 011 - Las manos del niño se envolvieron en su nuca, tirándolo más cerca para estrechar sus bocas de sueva cuenta.
Trató de apoyarse sobre los codos y quitar algo de su considerable peso al cuerpo larguirucho, pero Timmy no quiere tener nada de eso, envolvió las piernas alrededor de sus caderas y los brazos se aferraron a su espalda, juntando sus cuerpos y lloriqueando contra su boca tratando de seguir con el ritmo vertiginoso.
Dándose por vencido, se concentró en besarlo miembro profundamente, con su mente nublándose cada vez que tiene su lengua dentro de la boca de Tim, se siente jodidamente excitado, mucho más excitado que con cualquier otro objetivo masculino al que tuvo que seducir, su end presionando contra el muslo de Timmy a través de las capas de tela que los separaba.
Puede sentir la erección del niño contra su cadera, pero no siente ni una mínima pizca de asco o remordimiento que usualmente siente cuando está con otros hombres, aunque es un gran alivio, no pretende sentirse como si estuviese en una misión, pero le demuestra cuán extraño es su apego hacía Timmy.
–Armie… - Timmy jadeo contra sus labios, retorciéndose bajo su cuerpo -… Por favor, quiero correrme, haz que me corra Armie.
Busco un espació entre ellos, palmeando la erección del niño a través de sus jodidos pantalones de caramelo, le dio un buen apretón en la base, para después seguir palmeando la dureza, Tim gimió, largo y malditamente desvergonzado.
- ¿Qué quieres, bebé? - Timmy le devolvió una mirada aturdida, con las mejillas enrojecidas y los labios resplandecientes por humedad de su saliva.
- ¿Puedes ...? - El rubor en las pálidas mejillas se intensifico aún más… Hermoso -… ¿Puedes usar tus dedos en mí?
Lo observo por un momento antes de liberarse del agarre de Timmy, colocándose en pie, la decepción y vergüenza pasaron por el rostro del niño, sus labios de curvaron con gusto.
- Desnúdate y espérame en tu dormitorio
La mirada despierta con los ojos abiertos de Timmy fue lo último que vio antes de dirigirse a su habitación en busca de suministros, es una maldita y espantosa idea , una voz silbó en la parte posterior de su mente haciéndolo titubear por un segundo; tomó la botella de lubricante y observo el paquete de condones que hay junto al cajón, una terrible idea .
Está temblando, le tiemblan los dedos mientras se desviste apresuradamente, sacando sus pantalones y ropa interior de un solo movimiento, mientras mira su propia cama ¿Debería acostarse? Observo hacia la puerta abierta y decidió que sería menos incómodo si ya se encontró en la cama cuando llegara Armie; un sonido de pasos se escuchó por el pasillo, se metió rápidamente en la cama, tendiéndose boca abajo.
- ¿Preparado? - Consultó el hombre, la voz suena un poco extraña; su estómago se apretó, y la piel de gallina cubrió su cuerpo.
Escondió su frente entre sus brazos cruzados, dejando escapar un largo suspiro -Sí - A pesar de sus nervios, se siente demasiado excitado, nunca había estado así de necesitado.
Puede sentir el ligero balanceo del colchón cuando Armie subió a la cama, pero se siente distante y ahogado por la oleada de sangre pulsando en sus oídos, siente la mirada del Agente sobre su cuerpo… ¿Le gustaría la vista? ¿O le es indiferente? Armie coloco una mano cálida sobre su espalda baja, su cuerpo se estremeció, las nalgas apretadas y sus dedos enroscados en la tela de su colcha.
- Cómodo - Murmuró, la grande mano del hombre acarició su culo, exhaló lentamente, quitándose de encima la tensión en la espalda y piernas.
El primer roce de las puntas de los dedos lubricados de Armie contra su agujero lo hizo temblar, su pene es tan duro que resulta doloroso, gimió cuando el hombre separó sus nalgas, comenzando a frotar lubricante, un dedo quedó atrapado en su agujero, trato de empujar hacia atrás contra el dedo, tomándolo hasta que estuvo completamente en su interior - Sin paciencia en lo absoluto -declaró el Agente con una sonrisa, presionándolo contra la cama con una mano pesada en su cadera, deslizando un dedo arriba, abajo, a lo largo de su entrada, pequeños arrastres sobre su agujero, haciéndolo temblar y gimotear - Joder, realmente te gusta esto ¿No es así Bambi? - hay algo así como fascinación en la voz del hombre, él gimió sobre la colcha.
- Deja de bromear, y solo hazlo de una buena vez.
Armie, el imbécil, no lo escuchó, continúo frotando su agujero, la presión resbaladiza que vueltas y luego lo apartó, fue enloquecedor, se retorció con sus dedos de los pies enroscándose, mientras Armie continúa frotando burlonamente su… Es tremendamente frustrante.
- Te odio, joder - Gimió, haciendo resoplar al hombre.
- Fui informado por fuentes confiables que me adoras.
- Lo retiro - Se quejó con un gruñido - Eres el peor…. Mierda… finalmente - Armie empujó dos dedos dentro de él.
- Allá vamos - Murmuró, tirando de su dedo hacia atrás.
Él lo siguió con las caderas dejando escapar un grito ahogado cuando la otra mano del hombre lo empujó hacia en la cama, forzándolo a estar quieto, con su miembro apretado agradablemente bajo él contra su estómago.
- ¿Dije que te podías mover ricitos? - Armie comenzó a tocarlo suavemente, solo un dedo grueso se deslizó dentro y fuera de su agujero, jadeó entre las manos del hombre, separo sus muslos para tratar de encontrar un mejor acceso y hacer que los dedos lo penetrasen más fuerte… joder, ama todo esto, ama la manera en que los gruesos dedos lo abren, adentrándose en él, tocando cada parte de su interior, pero necesita más.
- Más duro - Gimió, arqueando su espalda e intentando rodar sus caderas para buscar la presión de los dedos sobre su próstata, es como si el hombre lo estaba evitando a propósito, emitió un sonido frustrado al sentir como los dedos se negaban a ir más allá, su cuerpo tiembla con desesperación - Vamos, vamos, vamos…. - el Agente resopló, torciendo los dedos en su interior, dejó escapar un largo gemido, estremeciéndose de pies a cabeza -… Joder, más.
Está vez Armie lo escuchó, empujando los dedos más profundo, se atragantó con un gran placer explotando en su pecho, la gran extensión de los gruesos dedos de Armie frotándose dentro de él tan jodidamente perfecto que está a solo unos segundos de llegar… Se siente más que bien.
Apretó sus parpados jadeante por aire, tiene un destello de cómo se ve, sus muslos tensos y separados, brazos temblorosos, el sudor resbalando en sus sienes completamente sonrojado, mientras los gruesos dedos de Armie van y vienen, completamente desvergonzado y necesitado, pero Dios , se siente tan increíble que no le importa, sabe que gime y parloteando incoherencias, antes de darse cuenta de lo que está pidiendo realmente - Armie, por favor, follame, pon tu pene en mí, va a ser tan bueno, lo prometo, te necesito, necesito tu pene en mí, necesito que me folles duro… - Mierda , porque su jodida boca no puede cerrase o encontrar un filtro ¿Qué estaría pensando Armie de él ?, suena como una puta total.
Una oleada de mortificación lo invadió, la vergüenza se mezcló con el placer, pero en realidad lo empujó al borde como tanto deseaba, su agujero se cerró sobre los dedos del hombre mientras se corría con un gemido con el placer burbujeando por su cuerpo, sintiendo como su venida humedece la colcha, así como su pecho.
Ni siquiera puede disfrutar del resplandor post- orgásmico, con el rostro caliente por la vergüenza mientras el silencio se extiende por la habitación, Armie retiro sus dedos bien de su interior, él mordió su labio mortificado, Dios, se siente tan vacío, a pesar de verificar corrido, todavía se siente jodidamente insatisfecho, deseando más.
El silencio fue roto por el sonido de una cremallera deslizándose hacia abajo, con los ojos muy abiertos rodó sobre su espalda, Armie tiene su erección afuera, acariciándose a sí mismo, sus ojos oscurecidos están fijos en sus muslos abiertos, el grueso pene rojo del Agente, es más que duro, seguramente lo está por haberlo extendido con sus dedos, o más probablemente, su dureza se deba a su desvergüenza, rogando por su pene, él puede entenderlo, realmente; a pesar de que las tetas y la vagina no le hacen nada, puede ponerse duro al ver pornografía heterosexual, el acto sexual, los sonidos del sexo y las palabras sucias puede ser suficiente para excitarlo un poco; probablemente pasa lo mismo para Armie, y no debería de analizarlo tanto, jadeando, busco su voz.
- Puedo hacerlo, puedo chupártela - Armie dirigió su mirada hacia su rostro, todavía acariciándose a sí mismo, sus labios se crisparon.
- No creo que puedas chupar ni un pequeño caramelo en este momento.
Estuvo a punto de objetar antes de darse cuenta de que el hombre probablemente tiene razón, aún está sin aliento, su corazón late con fuerza, su cuerpo deshuesado y pesado, si intentara chupársela en ese momento, seguramente se ahogaría, y no de la manera divertida, pero ... tiene otro agujero que Armie puede follar sin ningún esfuerzo de su parte o cualquier peligro de estrangularlo, lamiéndose los labios, observando la erección del hombre.
- Puedes hacerlo, ya sabes, estoy completamente dilatado y resbaladizo, preparado para recibirte y ser agradable - La mano del hombre dejó de move sobre su pene.
- Timmy ...
- Solo digo - Replicó ruborizándose aún más - No es gran cosa ¿Por qué perder todo el trabajo duro que hiciste? Me hiciste correrme y ahora tengo que devolverte el favor, ¿cierto? No me importa hacerlo de esta manera - Cuando Armie no respondió nada, finalmente tuvo el coraje de mirarlo a la cara, el Agente lo observa con una expresión muy extraña, una mezcla de diferentes emociones en sus ojos azules, sostuvo su mirada con su corazón martilleando en algún lugar de su garganta - Prometo que no voy a tener un gran problema con esto, ya vine, así que no será sexo, solo un agujero húmedo al que puede follar - Los ojos de Armie parecieron oscurecerse.
- ¿Condones? - Su respiración se detuvo, y su pene se crispó medio despertando.
- En el bolsillo de mis jeans.
Observo sin aliento cómo el hombre rompe el envoltorio plateado, colocándose el condón sin decir una palabra, ni siquiera se molestó en desvestirse, solo se movió entre los muslos extendidos, alineando su miembro contra su entrada, Mierda ... Soltó un gemido cuando la cabeza del miembro se abrió paso en su hinchado y sensible borde; agarrando sus muslos Armie los extendió increíblemente abiertos, empujándose hacia adentro, llenándolo por completo, jadeó ante la intrusión, su pene se llenó de nuevo mientras trata de adaptarse al miembro enterrado en su interior, resulta abrumador pero jodidamente glorioso.
Trata de tragar sus gemidos, pero lo único que puede hacer es agarrarse la cabecera mientras Armie le da la follada más exhaustiva de su vida, no es como si hubiera imaginado el sexo con el Agente, no es afectuoso ni delicado, es rápido y sucio , básicamente usándolo como un agujero, completamente vestido, pero con su dura erección empujando enérgicamente dentro de él.
No le importa, esto fue lo que sugirió, después de todo, está bien ser utilizado para el placer de Armie, está bien con todo, siempre y cuando el hombre no se detenga; trato de no hacer ningún ruido, trató de no empujarse sobre la polla del Agente, no importa lo desesperado que se sienta por las viciosas y duras embestidas contra su próstata, que envían chispas zumbando a través de su piel, el de 011 parece estar echo para su entrada, estirándolo deliciosamente y llenándolo más allá de lo que nadie lo hizo empujando los ligares correctos.
Le había dicho a Armie que en realidad no sería sexo, por lo que no quiere hacer demasiado obvio el hecho de que lo disfruta, pero joder, no puede, soltó un sollozo mientras el Agente le clava la polla contra su próstata con asombrosa precisión, una y otra vez sin parar, su miembro tembló con éxtasis corriéndose de nuevo, reprimió un grito cuando su orgasmo lo sumergió en una marea de placer, una ráfaga brutal de éxtasis despiadado recorriendo cada una de sus terminaciones mientras sus ojos parecen ver estrellas bajo sus parpados cerrados.
Es un lío tembloroso y jadeante, sacudiendo sus caderas con cada movimiento del miembro de Armie dentro de él; no está seguro de cuánto tiempo paso cuando el hombre gimió duramente, dando un par de envestidas profundas antes de detenerse, sintió el condón llenarse con la venida del Agente en su interior, deseo haberle dicho que no lo usara y poder sentir como la caliente venida marcara su interior.
Suspiró, sintiéndose sin aliento y felizmente jodido, sus parpados se sintieron pesados, hablaría con Armie en un minuto; pero cuando sus ojos volvieron abrirse, la mañana ya había llegado, está solo en medio de su cama, cubierto con una colcha limpia, su piel no tiene ningún rastro de su venida y tristemente el Agente no ve por ningún lado.
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a-pair-of-iris · 4 years
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Mi Semana Contigo [2/5]
by Aris
Parte 1                Ao3
7630 palabras
«Contrólate, huevón, que ya estás grandecito para esto», se repetía Miguel sin cesar, mientras bajaba una y otra vez la manija del exprimidor.
El café estaba hecho, el pan precocido calentándose en el horno, los embutidos dispuestos en la mesa y los trozos de tartas ya montados en el exhibidor, solo le faltaba terminar el jugo de naranja y entonces estaría listo para sorprender a Francisco con un rico desayuno en la terraza. No es que quisiera alardear de lo buen anfitrión que era… bueno, la verdad sí, era precisamente eso.
Otra vez se había dejado llevar; como cuando estaban colocando las sábanas y por poco se delata; o en el taxi cuando se le escapó esa insinuación sobre cómo su barrio era «un bonito lugar para tener familia»; y para empezar que lo haya traído a la casa en ese impulso animal de mostrarle lo buen partido que era, oh, y para ayudarlo con su imprevisto, claro. No pudo controlarse en ninguna de esas oportunidades porque siempre que estaba frente al castaño y sus ojitos de cachorro su cerebro se convertía en el de un adolescente bobalicón, impulsivo, hormonal, ansioso por aprobación, a ratos desilusionado de la vida.
—Ash… Un poco temprano para empezar con tus ideas raras, ¿No te parece, Prado? —Se regañó a sí mismo y siguió exprimiendo con más energía. No acostumbraba a desanimarse por su amor posiblemente destinado a no ser correspondido, antes del desayuno; pero ahí estaba esa molesta vocecita en su cabeza, diciéndole que ni todas las tartas de yogurt y frutos rojos del mundo harían que Francisco lo quisiera si su corazón le pertenecía a otro.
Especialmente si ese otro era Manuel.
No es que pudiera asegurar que la relación entre esos dos era más de lo que decían, pero guardaba fuertes sospechas de que podía ser el caso. Sabía que eran amigos desde la escuela, así que debía ser normal que se tuvieran tanta confianza, tanta como para vivir juntos y apretados en ese diminuto departamento; o que llegaran al punto de no necesitar palabras para entenderse; o que se tocaran y se miraran tanto… O tal vez no. No es que él tuviera amigos tan cercanos como para comparar; y francamente nunca se le habría ocurrido vivir con alguien que no fuera de su familia o su pareja. Así que, si llegaban a descubrir su intención de conquistar a Francisco, no estaba seguro si Manuel acabaría reclamándole por acaparar a su mejor amigo, o maldiciéndolo por estarle serruchando el piso.
—¡¿Y cómo se supone que iba yo a saber?! ��murmuró frustrado, mientras tiraba las cáscaras a la basura. Si el tarado no quería que le levantaran el novio, en el caso que sí fueran novios, bien podrían partir diciendo que eran novios y no tendría que andar adivinando si tenía la pista libre, o iba apuñalando por la espalda cada vez que le hacía ojitos a Francisco.
Dejó de exasperarse a sí mismo con sus odiosas conjeturas solo cuando escuchó que su invitado bajaba la escalera.
—Buenos días —saludó el castaño entrando a la cocina, asombrándose enseguida por la cantidad de cosas sobre la isla en el centro—. Sí que se despiertan con apetito aquí. —Bromeó—. ¿Necesitas que te ayude con algo?
—Si puedes servir el café estaría bien —dijo, alzando el jarro de jugo y los vasos para llevarlos afuera.
—Claro. —Francisco fue hasta la cafetera y vertió el oscuro líquido en las dos tazas que aguardaban junto a ella—. ¿Tu mamá y Julio bajarán pronto?
—Se fueron como hace una hora. —gritó desde la terraza, escuchando la sorpresa del otro a su espalda.
—¿Estás diciendo que todo eso es solo para los dos? —Francisco atravesó el ventanal de la cocina con una taza en cada mano y la mueca de asombro que regresaba constantemente a su rostro desde la tarde del día anterior.
—Son solo las opciones que tienes, Panchito. —Lo tranquilizó, pero con un ligero tono burlón—. No tienes que comértelo todo, a menos que quieras, claro.
—Je, aunque quisiera dudo que tenga tanto espacio —dijo llevándose las manos al estómago. Miguel no pudo evitar llevar su mirada al torso del otro, y cuando sus ojos se entretuvieron bajando demasiado, apartó la vista avergonzado y fue por los pasteles.
 Comieron con una amena charla flotando entre ellos, el único problema fue cuando Francisco no podía decidirse si comer el trozo de mousse de chocolate, o yogurt y berries, así que Miguel se apiadó de él y cortó cada una a la mitad para que dejara de sufrir.
Estaban por acabar cuando el celular de Francisco comenzó a vibrar. Lo había dejado en la mesa entre ambos, así que Miguel pudo ver la leyenda «Manu :D» en la pantalla antes de que el otro cogiera el aparato para responder.
—Hola, bien, ¿Y tú?… —Por un momento pensó que se levantaría para tener una conversación más privada, pero al parecer no estaba preocupado de que los escuchara.
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Francisco se arrepintió de no haberse levantado de la mesa en cuanto su amigo le preguntó si la cabaña resultó ser tan encantadoramente rústica como en la publicidad, o lo habían timado y acabó por encerrarse en otra caja de cemento.
—Sí, sobre eso… —Miró a su lado a Miguel, que hacía como si no escuchara nada, cuando era obvio que podría hasta seguir el ritmo de la respiración de Manuel. Por miedo a lo que pudiera comentar su amigo fue que decidió que no era muy tarde para levantarse. Hizo la silla hacía atrás mientras cubría con su mano la parte donde creía estaba el micrófono del celular—. Con permiso. —Le murmuró a Miguel lo más bajo que pudo.
—No te preocupes. —dijo con suavidad, pero no la suficiente para escapar a los oídos de Manuel.
—¿Qué acaso ese fue…? ¡¿Me estay que te arrancaste con él y no me dijiste?! ¡Oh, eri’ como las weas Francisco! —gritó su amigo antes de que pudiera alejarse a zancadas de la mesa.
—¡No, Manu! Escucha, lo que pasó fue que…
Claro que no se fue muy lejos, no quería dar la idea de que iban a hablar mal a escondidas, pero sí se alejó lo suficiente como para que su anfitrión no pudiera escuchar al joven del otro lado de la línea. Y hay que decir que Miguel intentó, con todas, todas sus fuerzas, no prestar atención al resto de la llamada y concentrarse en lo que le quedaba de café, pero le fue imposible, el café ya estaba tibio y la voz de Francisco era la frecuencia favorita de sus enamorados y curiosos oídos.
—… Y eso fue lo que pasó, así que por favor no te pongas a pensar cosas raras.
—Ya oh. Pero igual, ahora que no hay nadie no has pensado en… ya sabes. —Hasta pudo ver a Manuel subiendo y bajando las cejas luego de decirlo.
—¡Que basta con eso te digo! —chilló, a un volumen más fuerte del que le habría gustado. No, no lo había pensado, y no quería pensarlo; ya bastante nervioso estaba sin esas ideas, solo durmiendo entre las sábanas del cuarto de invitados de Miguel, comiendo de su pastel y bebiendo de su jugo. Miró de reojo al moreno para asegurarse de que seguía concentrado en su desayuno y después murmuró—. ¿No era que tú estabas en contra?
—Seeeh, bueno, no es que importe mucho como resulte si te consiguen otro lugar dónde quedarte; y siempre puedes decirle que esa era tu forma de pagarle su hospitalidad...
—¡No te da vergüenza estar ebrio tan temprano, José Manuel! —siseó, pero no tardó en contagiarse con la risa de su amigo. Ya dejando de lado las bromitas, pudieron hablar en serio; entre ello quedó en que ese día se dedicaría a arreglar el embrollo con la agencia y salir del «resort de la perdición», como Manuel terminó apodándole a la casa de Miguel—. Ok, sí, ¡Que sí, hombre!, tranquilo… Yo también te quiero, besos. —Se despidió finalmente y volvió a la mesa a terminarse los restos de tarta y café frío.
—¿Ya acabó su escena de celos? —quiso bromear Miguel cuando tomó asiento. Tan broma no era; por los fragmentos que pudo entender, el moreno suponía que esa era la razón del sobresalto de Manuel, y la respuesta de Francisco no ayudó a desterrar esa idea de su alborotada cabecita.
—Sí, claro, escena de celos…
Y por supuesto que Miguel también mal interpretó su sonrojo avergonzado.
 —Y bueno, ¿Qué más quería nuestro jefecito? —habló de nuevo el moreno para romper el silencio antes de que se volviera demasiado pesado.
—Lo típico, saber cómo estoy, qué estoy haciendo, por qué aún no le he enviado las fotos de los bichos que vine a tomar…
—¿Así que viniste a fotografiar bichos? No te conocía esa pasión —comentó intrigado, y ya con el buen ánimo restaurado.
—Pues, insectos, hongos, plantas, aves y todo lo que pueda encontrar haciendo senderismo. La idea era alejarme del concreto y las casas grandes y meterme entre el barro y los árboles.
—Oh, y yo te traje de vuelta al concreto y las casas grandes, lo siento. —Se disculpó con una nueva sonrisa radiante y ladeando el rostro apoyado en la palma de su mano.
Francisco sintió cómo un calorcito crecía en su pecho con solo ver esa sonrisa. Iba a decirle que no tenía de qué disculparse, cuando su teléfono volvió a vibrar, esta vez con un mensaje.
—Es de los otros clientes —informó luego de leerlo—. Dicen que la agencia quiere reunirse con nosotros para hablar de la situación.
-o-
 Miguel se ofreció inmediatamente a llevarlo en su auto, y antes de que pudiera negarse, el otro ya estaba regresando la comida que sobró a la heladera y sacando las llaves del auto.
Arribaron a las oficinas junto a varias de las personas que Francisco había visto en la terminal el día anterior. Una vez dentro, la representante les informó que habían conseguido unos pocos alojamientos en la ciudad, pero que no alcanzarían para todos los que habían contratado la estadía en las cabañas; además, dependiendo del lugar donde fueran a parar, podrían tener que pagar una pequeña diferencia. Frente a la horda de reclamos que surgió luego de esa última información, la mujer les aseguró que a quienes lo desearan les harían el reembolso del paquete, pero para los que quisieran continuar con ellos estaba esa opción, y que las actividades programadas seguían en pie por el momento.
Francisco estaba revisando su cuenta del banco en el celular, para saber cuánta pequeña diferencia podía permitirse, cuando Miguel comenzó a insistirle sin descanso que no se preocupara por eso, que podía seguir quedándose en su casa y desde allí ir a sus paseos; y ese par de solcitos en su rostro eran tan convincentes que, para cuando estuvo frente al ejecutivo, dijo que había encontrado otro alojamiento por sus propios medios. Este no pudo hacer más que reiterar las disculpas por las molestias en nombre de la compañía, y otorgarle la devolución del setenta por ciento del hospedaje.
Saliendo de la agencia, fue el turno de Miguel de recibir una llamada. Era su padre, diciéndole que lo necesitaba urgentemente y que fuera a ayudarlo al trabajo.
—Ahora no puedo, papá, estoy con mi amigo, primero tendría que regresarlo a la casa y conducir de vuelta al centro… —Se excusaba el moreno frente a las súplicas de su padre.
—Descuida, puedo esperarte afuera de la reunión hasta que se desocupen. —aseguró Francisco, contento porque Miguel lo presentara otra vez como su amigo y no solo como un compañero del trabajo. Aunque cuando el otro le abrió grande los ojos, apretando los labios, comprendió que no debió hablar y que solo intentaba librarse de su padre. Al parecer el hombre lo escuchó, y le insistía a su hijo para que se apresurara.
—Ash, ya qué… —suspiró resignado—. Está bien, papá, llegamos en quince.
 Miguel se detuvo frente a un enorme edificio todo cubierto de cristales, que reflejaba el cielo y las construcciones a su alrededor. Al bajar le entregó las llaves a un valet parado en la acera junto al auto.
—Buenas tardes, señor Prado. —Saludó cordial el hombre y rápidamente se llevó el vehículo para acomodarlo en el estacionamiento subterráneo.
Francisco siguió admirando el exterior del edificio, pensando que debía dejar de sorprenderse por todo o Miguel creería que era un torpe niño del campo, hasta que vio los ascensores. Estaban pegados al muro exterior, los pisos de oficinas a un lado, la calle al otro; pero lo peor, es que podía ver a las personas dentro de ellos.
Dio un pequeño salto cuando Miguel le tocó el hombro para llamar su atención—. ¿Pasa algo?
—Es… muy alto, ¿No? —Se dejó guiar al interior con la mano de Miguel todavía en su hombro y el corazón comenzando a palpitarle más fuerte que de costumbre.
—Sí, mi viejo siempre presume que sea el más alto de la ciudad —comentó el moreno rodando los ojos—. Supongo que por eso insistió en quedarse con los últimos pisos, para poder admirar su reino desde las alturas.
«Mierda, ni modo que subamos por las escaleras», pensó Francisco, ya sintiendo que su mano tiritaba ligeramente, así que la metió en el bolsillo de la chaqueta para que nadie lo notara. Se arrepentía tanto de haber visto todas las temporadas de Mil Maneras de Morir, Desastres de Ingeniería, Sala de Emergencias, Destino Final, y todas esas cosas trágicas que a Manuel tanto le gustaban, lo habían convertido en un gallina. Un gallina que había hecho de todo para que en el paquete de turismo le cambiaran el canopy por cabalgata, porque estar pendiendo de un delgado cable a metros sobre el suelo era su pesadilla más recurrente. Y ahora se estaba conduciendo voluntariamente dentro de esa caja de cristal, solo porque no quería quedar como un cobarde frente a Miguel.
Ya dentro de la trampa mortal, se apegó a uno de los muros sosteniéndose lo más fuerte que podía del fierro a su espalda. No duró mucho su frágil sensación de seguridad, en el tercer piso subió un gran contingente de personas que los arrinconaron hasta el fondo del ascensor, y Francisco quedó pegado al panel que daba a la calle y desde donde podía ver el exterior del edificio; Miguel estaba de frente contra él, con las manos apoyadas en el vidrio a sus costados resistiéndose a que terminaran de aplastarlos. En otro lugar, incluso en el ascensor de la revista, estaría dichoso de tener al moreno tan pegado; pero en ese momento su corazón desbocado no tenía ninguna relación con la forzosa cercanía. Además de eso estaba sudando y comenzaba a faltarle el aire. Tuvo la grandiosa idea de mirar abajo y se topó con el piso de cristal, y metros y metros de vacío bajo ellos.
—Pancho, ¿Estás bien? —La voz preocupada de Miguel lo hizo volver en sí por un momento—. Te ves pálido, causita.
—Estoy bien. —Mintió. «Solo unos pisos más, solo unos pisos más», pensaba intentando tranquilizarse.
Un par de personas bajaron y el espacio se liberó por un segundo, pero un nuevo grupo se apretujó rápidamente en el interior antes de que el ascensor partiera de nuevo. Uno de ellos llevaba un pesado carro transportador, y no pudo evitar imaginar que el cristal del piso comenzaba a trisarse, al igual que el vidrio a su espalda. Sintió que se iba hacia atrás y sus manos se movieron involuntariamente, tratando de aferrarse a algo, encontrando solo los antebrazos de Miguel.
—¿Fran? ¿Qué pasa, te sientes mal?
Esta vez apenas si escuchó lo que le decía, tenía los oídos tapados y el sonido de su propia respiración agitada y latidos descontrolados le retumbaban en la cabeza. Dejó caer el rostro sobre el hombro de Miguel y este llevó sus manos a su espalda
—Francisco, me estás asustando, ¿Qué tie…?
Y entonces se desplomó. Sus rodillas flaquearon y se fue derechito al suelo, con Miguel tratando de sostenerlo lo mejor que podía para que no se azotara la cabeza contra el cristal. Escuchó un par de gritos y la campanita de las puertas abriéndose antes de terminar de perder la conciencia y desmayarse.
-o-
Cuando volvió a abrir los ojos, vio a Miguel y una señora bien arreglada con traje sastre y perlas alrededor del cuello, inclinados sobre él y mirándolo preocupados. Al ver que despertaba soltaron un suspiro de alivio.
—¿Qué pasó? ¿Dónde estoy? —preguntó en una exhalación, sentándose sobre el sillón donde lo habían recostado y recibiendo el vaso de agua que la mujer le alcanzó.
—Te desmayaste en el ascensor; estamos en la oficina de la señora Marta, la asistente de papá —respondió el otro a la vez que le sobaba la espalda. Cuando pasó a acomodarle con delicadeza los mechones que caían sobre su frente, Francisco sintió que las palpitaciones volvían.
—¿Despertó la bella durmiente? —Un hombre mayor, que reconoció como el padre de Miguel por los retratos que había visto en la casa, se asomó por la puerta de la habitación. Francisco se atragantó con el agua y acabó tosiendo al escuchar lo de bella durmiente. Por no quedar como un cobarde terminó haciendo una escena frente a su, si Dios quiere, potencial futuro suegro, y todos sus trabajadores. Qué vergüenza.
—¡Papá! —Miguel volvía a sobarle la espalda, asustado de que otra vez no pudiera respirar por lo rojo que se había puesto. El hombre entró riendo a pesar del regaño de su hijo.
—Ay muchacho, a todos nos pasa alguna vez, no hay de qué apenarse. —Le dio un par de palmaditas en el hombro y luego se dirigió a Miguel—. Bueno, tu amigo ya está bien, ¿Ahora si puedes ayudar a tu pobre padre?
Los dos salieron de la habitación, luego de que Francisco le asegurara cien veces que estaba bien y la señora Marta se comprometiera a avisarle si pasaba cualquier cosa. Igualmente, Miguel no dejó de mirarlo intranquilo y con ganas de quedarse a su lado hasta que lo perdió de vista. Ver tanto interés por él en los ojos dorados lo hizo sonreír de puro gusto.
—Y bien, cariño, ¿Fue por claustrofobia, vértigo, fatiga o arrobamiento? —preguntó la mujer, con una mirada inquisitiva y deseosa de chismes, ofreciéndole un caramelo de una fuente en su escritorio como soborno.
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Una vez terminada su reunión, el padre de Miguel los invitó a almorzar con él. Por suerte esta vez no se desmayó bajando en el ascensor, en gran parte gracias a que la mayoría del trayecto fueron solo ellos tres, así que pudo aferrarse cuanto quiso al fierro de la pared.
El restaurante estaba lleno con una mezcla de oficinistas en traje y corbata, y turistas con shorts y cámaras fotográficas colgando del cuello. En ese momento extrañó no haber traído su cámara al viaje; pero se recordó que lo había decidido así porque por algo invirtió en un celular potente que tomara buenas fotografías, y que en caso de que se lo robaran o sufriera un accidente dolería menos. Porque el celular podía ser costoso, pero no tanto como la cámara que usaba para el trabajo.
Tomaron asiento junto a una mesa de bulliciosos turistas que hablaban en otro idioma. Uno de ellos comía gustoso unos trozos de pulpo cubierto con una especie de salsa blanca y sobre una cama de papas, a la vez que empinaba su jarro de cerveza. Francisco se lo quedó mirando hasta que un mozo apareció junto a ellos y le acercó un menú a cada uno.
A su lado sintió que Miguel cerraba la carta luego de poco tiempo mirando y se puso nervioso, porque seguía buscando algún plato que costara menos de diez dólares. Sabía que debía haber alguno, aunque fuera tan solo una patética ensalada. Bajaba una vez más su dedo a lo largo de la columna de precios, cuando el brazo izquierdo de Miguel lo hizo a un lado cubriéndole los números. Intentó apartarlo con suavidad, y cuando el terco se tensó más contra la mesa para que no pudiera moverlo, alzó la vista para reclamarle. Se encontró con la misma expresión que le había puesto cuando intentó pagar la mitad del viaje en taxi, sumada a una media sonrisa desafiante.
—¡¿Qué te crees…?! —Había comenzado a gruñirle bajito para que el caballero no lo escuchara, cuando el mozo apareció de nuevo a interrumpirlo.
—¿Ya decidieron, señores? —preguntó levantando su libretita, listo para anotar sus órdenes.
—Yo tomaré lo de siempre —dijo primero el papá de Miguel.
—Yo también, y un jugo de maracuyá —dijo este, entregando su menú al igual que su padre. Entonces los tres se lo quedaron viendo, aguardando. Regresó la vista a la carta por un segundo, pero finalmente la cerró y se la entregó al mesero.
—Quiero lo que está comiendo ese señor —dijo, apuntando al turista en la otra mesa—. Y una Pilsener, por favor.
 —Mm, y bien… —habló de pronto el mayor, entre mordiscos a su filete—. ¿También estás de vacaciones hasta el domingo?
Tardó unos segundos en entender que la pregunta era para él y entonces se apresuró en tragar—. Sí, señor, me regreso el domingo al mediodía.
—Ahh, que bien. —Continuó—. ¿Y ya tienen planes para el sábado en la tarde?
Vio que Miguel detenía su tenedor a medio camino de su boca para mirar fijamente a su padre—. ¿Por qué? —Se atrevió a preguntar el moreno. Por la expresión en su rostro, seguro el caballero iba a empezar con uno de sus chantajes para hacer uso de su tiempo libre.
—Nnn, por nada. Solo pensaba que, si no tenían nada planeado, entonces podía invitarlos a la recaudación de la empresa en el salón Belmont. —Antes de que su hijo pudiera empezar a protestar, el hombre llevó su mirada hasta Francisco—. Será una buena fiesta, mucha comida, espectáculo en vivo…
—Y más inversionistas, ¿No? —siseó Miguel, antes de ahogar el resto de sus quejas en el jugo de maracuyá.
—¡Por dios, Miguel! Es por los niños, lo demás es secundario… —Se defendió su padre, llevándose una mano al pecho y haciéndose el ofendido unos segundos, luego volvió a dirigirse a él—. Entonces, ¿Qué me dices muchacho?, ¿Vienes?
Francisco lo observó un instante sin decir nada, luego volteó a Miguel. El moreno lo miraba con grandes ojos y haciendo gestos con la boca, rogándole que le diera un tajante «NO» al viejo. Una pizca de malicia surgió dentro de él, y puso la misma media sonrisa desafiante que el otro le había dado al taparle los precios del menú. Los ojos de Miguel se abrieron aún más al verlo y dejó escapar un jadeo de espanto.
—Bueno, la verdad es que…
Francisco no iba a ser tan maldito con su amorcito, y le dijo a su padre que en verdad dependía de qué pasara con el embrollo en la agencia de turismo, siendo que estaban teniendo cambios de último minuto no solo con respecto a lo del alojamiento, así que durante la semana se iría viendo. Lo que era verdad, durante su parloteo con la señora Marta había recibido un correo electrónico diciendo que la cabalgata de la tarde se había cancelado por problemas de organización. El hombre no estuvo muy feliz con esa respuesta, no así su hijo, que suspiró aliviado.
Luego pasaron a hablar sobre otros asuntos, más que nada les preguntó cómo iba el trabajo y la vida en la otra ciudad—. ¿Y cómo están Ana y tus hermanos?
—A Manuel lo veo todos los días chambeando, está bien. Tiare y la señora Ana también están bien. —Fue la escueta respuesta de Miguel cuando tocaron el tema de su otra rama familiar.
A Francisco le chocó un poco que se refiriera a su madre como señora Ana, y siendo que todo el tiempo llamaba mamá a su madrastra, pero pronto se dijo que era normal, puesto que en realidad se había criado con la última y a su madre biológica solo la veía de vez en cuando.
Iban bajando al estacionamiento, luego de separarse otra vez del caballero, cuando el celular de Miguel vibró con un mensaje—. Es de la señora Marta —informó. Francisco se paralizó por un segundo, pensando en cómo la mujer había logrado sacarle la confesión sobre su temor a la cuerda de seguridad y su pasión por el hijo del jefe con una simple taza de manzanilla; deseando que el mensaje no hablara sobre nada de eso—. Dice que nos consiguió dos cupos en un paseo a caballo mañana temprano.
«Así que era eso», pensó relajándose nuevamente, pero casi enseguida volvió a ponerse nervioso—. Lo siento, solo se lo comenté cuando recibí el mensaje, no pretendía que se molestara con esto ni distraerla de su trabajo, en serio, perdón...
La verdad es que sí se decepcionó bastante cuando le avisaron de la cancelación, tanto por todas las horas al teléfono que había gastado para que se la agregaran a cambio de la cuerda suicida, como porque se había ilusionado con la idea de subirse por primera vez sobre el lomo de un caballo.
—Tranquilo, significa que le caíste bien, y apenas debe haberle llevado unos quince minutos —aseguró Miguel—. Además, me gusta la idea de que vayamos a cabalgar juntos.
-o-
El paseo era a eso de las once de la mañana del día siguiente, en uno de los clubs ecuestres asociados de la empresa.
Francisco no se consideraba un hombre especialmente vanidoso, pero luego de escuchar lo de «club ecuestre», además que no quería verse como un mamarracho junto a su rayito de sol, se pasó toda la tarde buscando entre sus cosas algo decente que ponerse, dándole la excusa a Miguel de que comenzaría a ubicar sus cosas en el closet, al rechazar su propuesta de una tarde de cine. Finalmente, al otro día se plantó una chaqueta, un polo piqué y los pantalones más presentables, y a la vez cómodos, que había empacado, junto a las botas largas que el moreno le prestó. Iba a rechazarlas al inicio, pero al llegar al club se alegró de que Miguel insistiera y habérselas puesto, ya que lo hacían sentirse un poco menos fuera de lugar. Eso, y sus piernas se veían muy bien con ellas y los leggins negros que María le regaló para su cumpleaños. Cuando descubrió que Miguel no paraba de mirarle el trasero, decidió que debía agradecerle de nuevo a su hermana.
Siguiendo las indicaciones de la recepcionista dieron rápidamente con su grupo, cuando el guía comenzaba a dar algunas indicaciones, entre ellas que el recorrido podía ser a ratos algo complicado, así que solo jinetes experimentados manejando las riendas.
—Pana, yo nunca me he subido a un caballo —murmuró afligido para que solo su compañero lo escuchara. El moreno desvió la vista al grupo por un momento.
—Cálmate, Pancho, podemos ir juntos. —dijo dándole una palmadita en la espalda. Francisco miró a los demás y vio a algunos padres subiendo con sus hijos al caballo, y también un par de parejas haciendo lo mismo y apretujándose sobre la silla de montar.
 «¡Oh, por Dios!», pensaba una vez sobre el caballo, arrimado contra la espalda del otro. De pronto y hacía calor. De pronto y no sabía qué hacer con sus manos, ¿Dónde las ponía y qué tan fuerte podía agarrarse? También estaba preocupado de que a su no tan pequeño amigo se le ocurriera despertar justo en ese momento.
—¡Abrázame, Pancho! No seas tímido —dijo Miguel al sentir su indecisión.
Terminó poniendo sus manos a los lados de las caderas del moreno, pero cuando este hizo andar al caballo de pronto, se aferró lo más fuerte que pudo a su cintura, pegando el pecho contra su espalda.
—Idiota. —Se quejó al escuchar las risas de Miguel.  
El susto inicial se desvaneció rápidamente y entonces se entretuvo mirando el paisaje y a los otros jinetes alrededor, disfrutando de la experiencia de estar sobre un caballo de verdad, y cabalgando de verdad.
—¿En serio nunca te habías subido a un caballo? —preguntó Miguel en un momento que se internaban en fila por un sendero entre una arboleda.
—Solo si dos vueltas en un poni con ruedas en la plaza del barrio cuentan —respondió—. Cuando salíamos de vacaciones a la playa veía personas ofreciendo paseos, pero Cata y María siempre convencían a mis papás de comprarnos helado en lugar de eso. Supongo que estuvo bien, los pobres animales no estaban ni la mitad de bien cuidados que nuestro amigo. —Llevó su mano atrás, palmeando suavemente lo que alcanzaba del caballo, este resopló en respuesta.
—Supongo. —Una sonrisa dulce fue a posarse en los labios de Miguel, claro que Francisco se la perdió.
 El paseo duró alrededor de una hora y una vez estaban casi llegando al lugar de partida, Miguel le comentó que no había tomado ninguna fotografía en todo el trayecto—. ¿Quieres que te tome una con el caballo cuando bajemos?
Francisco pensó que sería lindo para tenerla de recuerdo, y los otros grupos comenzaban con las sesiones de fotos también, así que no le dio pena entregarle el celular a Miguel cuando ambos estuvieron de pie en el suelo y posar junto al caballo. El animal no parecía incomodo por suerte, debía estar acostumbrado a que lo usaran de modelo, y dejó que le acariciaran el cuello y el hocico. Luego de una tanda de fotos le dijeron adiós y emprendieron el camino de regreso.
Miguel manejaba el auto fuera de los terrenos del club, mientras Francisco a su lado seleccionaba las fotos que colgaría en Instagram, «para mostrarle a su familia que de verdad seguía vivo y haciendo lo que dijo que haría», le había comentado luego de pedir su permiso para etiquetarlo. Estaban detenidos en un semáforo, cuando sus ojos se desviaron a mirar la publicación que Francisco revisaba en su celular, y se le escapó una sonrisa al ver sus rostros juntos en la pantalla, la que se esfumó rápidamente al leer el comentario que su hermano había escrito debajo:
«Así que sigues con ese feo ¿Tan mal estaban los otros lugares? xP»
«¡Jum! ¡¿Y este qué se cree?!», pensó Miguel, apretando con fuerza el volante y regresando la vista al camino. ¡Pues claro que se había quedado con él! Como si su Panchito fuera estúpido para preferir un motelucho de mala muerte en lugar del hotel cinco estrellas con atención exclusiva, desayuno continental, barra libre, piscina privada; en fin, el all inclusive que era su casa. Si hasta venía con el anfitrión ardiente incluido de regalo, porque claro que Miguel se consideraba el hermano bonito.
En el fondo sabía que se estaba molestando demasiado por una tontería sin importancia, ¡Pero es que Manuel era tan…Arghhh!
Tan ofuscado estaba, que estacionó en el garaje de la casa sin darse cuenta. Solo reaccionó cuando Francisco le habló.
—Migue, ¿Puedo tomar algunas fotos de tu jardín? —Preguntó después de que salieran del auto—. Manuel pregunta por mis bichos y hasta ahora no he podido…
—Usted haga lo que quiera, mi señor, que aquí estamos para complacerlo. Yo iré a preparar el bufet, le aviso cuando esté todo listo —dijo con más intensidad de la necesaria y se fue decidido a la cocina, ignorando la mirada confundida de Francisco tras su espalda. A ver si le quedaban ganas de ir a cualquier otro lugar luego del festín que le iba a preparar.
Para su mala suerte, alguien no había recordado hacer las compras y tuvo que conformarse con un simple pollito con arroz, pero tanto picar y freír cosas hizo que se le olvidara el enojo, así que todo estaba bien. Igualmente, no se aguantó las ganas de dejarle una respuesta a Manuel:
«Pura envidia porque yo saqué todo el poto de la familia :P»
Estaba asegurándose que todo estuviera bien sazonado cuando vio que el menor le había enviado un par de mensajes privados.
«Feo :P»
«Trátame bien al Pancho»
«… Pero no dejes que coma tanto kétchup en el almuerzo»
Tuvo que reír ante eso último. Pero por supuesto que ya lo tenía contemplado.
-o-
Francisco alcanzó a fotografiar una colonia de hongos, una abeja que salía cargada de polen de una gran flor amarilla, una pareja de mariquitas y un escarabajo con destellos azules para enviarle a su amigo antes de que Miguel lo llamara a comer.
—El jardín es muy bonito —dijo sentándose frente al plato de comida que Miguel había dispuesto para él. La salsita de huancaína estaba muy buena, pero de todas formas extrañó ponerle un poquito de kétchup.
—Sí, ya lo sé. —El otro se lo quedó mirando con los ojos entrecerrados, el mentón apoyado en ambas manos sin tocar su comida.
—¿Dije algo malo? —No entendía por qué lo estaba mirando así, pero lo ponía nervioso. Quizás había hecho algo sin darse cuenta, ¡Demonios! Tal vez no había solo pensado lo de la salsa.
—Nop. —Miguel le mostró la lengua y entonces supo que solo lo estaba molestando—. Eres demasiado amable, Pancho, nunca dices nada malo. Ni siquiera en nuestro jueguito buscando lo más feo de las casas pones verdadero empeño… —Francisco empezaba a abrir la boca para rebatirle que eso no era cierto, que podía ser un perro maldito si se lo proponía con ganas, pero lo interrumpió—. A ver, te reto a decir algo malo del jardín.
—¿Qué? ¿Por qué? —cuestionó. No quería entrar en ese juego, más que nada porque no se le ocurría qué podía decir—. ¿Y qué gano yo con eso?
—¿Qué te parece no lavar los platos? —dijo cruzándose de brazos, desafiándolo—. Vamos, lánzame todo lo que tengas, tu mejor golpe.
Se sintió como un ratón atrapado bajo esos ojos amarillos. De verdad que no tenía nada malo que decir del jardín, ni de la casa, ni de nada, todas sus opiniones negativas sobre cualquier cosa parecieron esfumarse bajo la presión y se rebanó los sesos tratando de encontrar algo medianamente criticable que hubiera visto. La sonrisa triunfal de Miguel ensanchándose cada segundo que continuaba sin hablar.
—Está infestado de pulgones. —Fue lo más fuerte que pudo sacar—. Hasta el tope, no hay planta que se salve, es todo un asco.
Miguel se hizo hacia atrás en la silla, sorprendido de que hubiera abierto la boca, sus grandes ojos así lo indicaban. Pero algo debió hacer para delatarse, porque pronto estuvo mirándolo fijamente con los ojos entrecerrados, inclinándose levemente sobre la mesa—. ¿En serio?
Solo eso bastó para que Francisco dejara caer los hombros, aceptando su derrota—. No, no del todo. Sí hay unos poquitos, pero no es la gran cosa, están por todas partes... —Vio cómo la boca de Miguel se curvaba lentamente en una nueva sonrisa, y se hundió en el asiento bebiendo del rico jugo de manzana que tenía en su vaso.
—Perdón, perdón. —Se disculpó el moreno, frotándose los ojos—. Bueno, pero ya que estamos, cuéntame más de los bichitos esos, para decirle a mamá lo que está pasando con sus amadas plantas.
—Oh, no quieres darme cuerda para que te hable de bichos, Prado, te lo advierto —dijo, ya dejando atrás su vergüenza gracias a la voz risueña de Miguel.
—Estoy advertido. Cuéntame…
Así fue como terminaron enfrascados en una conversación que se extendió por al menos dos horas, obviamente no solo sobre afídidos, y que acabó mucho después de terminarse todas las ensaladas y el jugo de manzana.
Y después de todo no lo hizo lavar los platos.
-o-
La tarde comenzaba a caer y Francisco se distraía simplemente sentado en el borde de la piscina, moviendo las manos dentro del agua. Sus padres siempre le habían dicho lo sencillo que era encontrar algo con que entretenerlo, a diferencia de sus hermanas, y comenzaba a darles toda la razón. No sabía cuánto llevaba haciendo hondas en la superficie, hasta que escuchó el ventanal abriéndose a su espalda.
—Sabes, cuando preguntaste si podías venir a la piscina pensé que te encontraría nadando crol o flotando boca abajo. —Bromeó Miguel, tomando una de las sillas para sentarse cerca de él. Un momento después preguntó—: ¿O será que no sabes nadar?
—¡Man, claro que sé nadar! —exclamó instantáneamente. De hecho, había querido lanzarse al agua en cuanto vio la piscina el primer día que pisó la casa. En ese mismo instante estaría nadando como un pez, si no fuera por un pequeño inconveniente—. Es que… no empaqué ningún traje de baño.
—¿Cómo… cómo es que vienes a la playa y no traes ningún traje de baño? —preguntó el moreno entre confundido y divertido.
—Ya sé, pero no estaba en mis planes meterme al agua, ¿De acuerdo? —Se defendió, el rostro colorado por la vergüenza de su descuido—. La verdad no se me ocurrió; se suponía que iba a pasarme todo el tiempo en las actividades, o paseando por los senderos en el bosque alrededor de las cabañas, o sentado en la terracita leyendo. No se me pasó por la cabeza que tendría tiempo de ir a nadar.
—Si quieres puedo prestarte un… —Iba diciendo Miguel, hasta que el castaño le dedicó una mirada que chillaba «¡Ni se te ocurra!», y cerró la boca, ahora igual de avergonzado que Francisco. Tamborileó los dedos en la madera de los brazos de la silla unos segundos y luego volvió a hablar—. ¿Pero te gustaría meterte al agua?
—Mucho. —confesó Francisco luego de unos segundos—. Es decir, ¿Cuántas veces tienes al alcance una piscina para ti solo? Y así de grande, además.
Miguel se lo quedó viendo por un rato, cómo continuaba haciendo hondas sobre el agua con sus manos, y entonces se levantó de la silla antes de arrepentirse de su idea.
—Mmm, ¿Migue? —Francisco lo escuchó removerse a su espalda y se giró a mirarlo. Piel, mucha piel fue lo que vio. Miguel se había quitado la camisa y los zapatos y ahora se quitaba de un jalón el cinturón de su pantalón—. ¡¿Qué estás haciendo?! —Cuando los calzoncillos naranjos quedaron expuestos ya no podía más de la impresión que se estuviera desnudando frente a él.
Ya sin nada más encima, aparte de la prenda naranja, Miguel comenzó a avanzar en su dirección y sintió que le iba a dar algo, la cara le ardía y el corazón se le salía del pecho. Pero todo murió en cuanto el moreno saltó dentro de la piscina, salpicándole un poco de agua y ahogando su pasión.
—¿Qué estás esperando? —insistió una vez su cabeza emergió a la superficie, haciéndole señas para que fuera con él.
Francisco lo miró espantado, ¿Qué acaso esperaba que se encuerara como si nada con él mirándolo? No es que le faltaran ganas, pero no era esa la situación en la que se imaginó que pasaría. Además, no recordaba qué se había puesto, esperaba que no fueran esos calzoncillos remendados ni los horribles matapasiones que su madre les compraba al por mayor a Rodrigo y él, aunque estaba casi seguro de que no había empacado ninguno.
—¡Vamos! No seas mojigato, Burgos, no tienes nada que yo no tenga —insistió otra vez el moreno, jugueteando en el agua para tentarlo.
—¡Ya, ya! Pero qué pesado. —Se levantó solo cuando acabó de convencerse que eran los boxers azul marino los que traía puestos, y se dirigió hasta la silla más cercana para empezar con el espectáculo; porque, si iban a presionarlo para enseñar la mercancía, al menos se aseguraría de hacerlo bien.
-o-
Miguel nunca se había considerado de esos que disfrutaban solo mirando, lo suyo era tocar y agarrar, pero en cuanto Francisco comenzó a desvestirse no fue capaz de apartar la vista. El castaño parecía querer torturarlo con tanta parsimonia, alzando lentamente su camisa, descubriendo poco a poco ese abdomen bien formado que tenía. Luego se inclinó para quitarse los zapatos, sosteniéndose del respaldo de la silla y alzando las rodillas con la misma gracia y calma infartantes, guiando a sus hipnotizados ojos a bajar por la curva de su espalda hasta…
—Asu mare… —Se sostuvo de la orilla de la piscina al tiempo que Francisco se bajaba los pantalones suavemente con las puntas de sus dedos hasta la mitad del muslo. Tuvo suficiente tiempo para apreciar su lindo trasero y el glorioso frente de los ajustados boxers oscuros antes de que el otro se sentara en la silla y comenzara a exhibir toda la extensión de sus torneadas piernas, bajando las manos con delicadeza desde sus muslos a la rodilla, pantorrilla y tobillos.
Fue cuando acabó de quitarse el pantalón y comenzaba a girar la cabeza hacia la piscina, que Miguel espabiló y, por el pánico de que lo sorprendiera de fisgón, se hundió rápidamente hasta el fondo. Así tal vez también conseguía que se le bajara la calentura.
-o-
Vaya, el striptease de su vida y lo habían ignorado olímpicamente.
Francisco se sentía muy frustrado porque en cuanto terminó su show y miró a la piscina descubrió que Miguel había estado más entretenido chapoteando por ahí.
—Osh, ya qué —murmuró para sí mismo y fue hasta la escalera para meterse de una vez al agua.
Cuando estuvo dentro, el moreno se le acercó para retarlo a una carrera. Dieron un par de vueltas, luchando por quien tocaba primero el otro lado y salpicándose agua cuando perdían; después Miguel encontró unos discos de colores abandonados por las orillas y estuvieron un rato lanzándolos al agua para buscarlos por el fondo. Finalmente, solo estaban nadando y flotando tranquilamente alrededor.
Se sirvió de sus jugueteos para pegarse tantito a Miguel. No se sentía orgulloso de su comportamiento sacando provecho de la situación, pero al otro no parecía molestarle, así que no hacía ningún daño colgarse de su espalda y sus anchos hombros o rozar por accidente su piel, ¿Verdad? Hasta podría jurar que su compañero hacía lo mismo.
 La luz del día los abandonó y varios minutos después de que las farolas y las luces del fondo de la piscina se encendieran, se acercó al borde dispuesto a salir. Entonces se dio cuenta de que habían olvidado algo importante.
—Miguel —llamó para que el otro dejara de impulsarse de un lado a otro y le prestara atención—. Dime que trajiste una toalla.
El moreno llegó nadando a su lado, dejándose impactar contra él como freno, luego apoyó las manos en el borde a cada lado de su cuerpo, estirando el cuello para ver por los alrededores.
—Nop, se me olvidó —dijo luego de unos segundos. Francisco dejó escapar un jadeo y entonces se apresuró en calmarlo—. Pero tranquilo, puedo correr arriba a buscarnos un par. Si subo por la escalera de la terraza apenas si mojaré un poco de…
—¡¡Por el amor de Dios, Miguel!!
Dejaron de prestarle atención a las escaleras de las que hablaba en cuanto escucharon el grito de su padre. El hombre intercambiaba su mirada entre ellos y sus ropas tiradas descuidadamente sobre las sillas de descanso, la cara roja de rabia.
—¡¿En la piscina?! ¡Eres un adulto ya, compórtate con más decencia!
Francisco se puso igual de rojo, pero de vergüenza, al entender a qué se refería. Y es que, sí, viniendo de fuera sí podría entenderse que estaban en eso al ver la ropa tirada, sus torsos desnudos por encima del agua, él pegado contra el borde y el moreno contra su espalda con las manos apoyadas a sus costados. Más se avergonzó porque, oh, cómo le gustaría que fuera verdad.
—¡No es lo que estás pensando!... —Escuchó que Miguel gritaba en respuesta, esforzándose por no tartamudear, y sin despegarse de él.
—Estamos en que esta es tu casa, ¡Pero por favor, los vecinos podrían verte! —Continuaba gritando el hombre sin prestarle atención—. ¿Y si tu madre y Julio volvieran de improviso? ¡¿Eh?! Dime, ¡¿Qué harías si tu hermano aparece y te ve así?! ¡¿En pleno…?!
—¡Que no estamos haciendo nada, papá, ya para! Solo… —Podía sentir el calor emanando del rostro de Miguel en su nuca, debía estar igual de colorado que él. ¡Y seguía sin apartarse de su espalda! Quizás qué estaría pensando el caballero por eso.
—¡Y tú muchacho! —gritó, ahora señalándolo a él con un dedo acusador que lo hizo dar un respingo—. Ayer parecías un joven sensato, ¿Cómo es que te prestaste para esto? —Guardó silencio un momento, mirándolo fijamente e ignorando por completo a su hijo que seguía tratando de explicarle la situación. Al parecer de verdad esperaba que Francisco le respondiera algo—. ¡Vamos! ¿No tienes nada que decir?
—¡Pero claro, a él sí lo quieres escuchar! —Se quejó Miguel, pero su padre no se inmutó y siguió mirándolo. Francisco abría y cerraba la boca, pero estaba demasiado mortificado como para hablar. Finalmente logró que algo saliera de su garganta, pero no fue ni lo más prudente, ni lo más inteligente que podría haber dicho en ese momento.
—Podría… ¿Nos podría alcanzar un par de toallas?
—¡Faltaba menos! —exclamó el hombre, llevándose las manos al rostro y dando la vuelta de regreso adentro y a buscar toallas para el par de desvergonzados que copulaban en su piscina—. ¡Estos jóvenes de hoy!…
 Una vez secos y vestidos, Miguel se empeñó en aclarar todo el asunto con su padre y defender el honor y la decencia de ambos; pero, de todas formas, Francisco no se atrevió a sostener la mirada del caballero en ningún momento de la silenciosa cena que tuvieron esa noche.
Ya era la segunda escena que montaba, qué vergüenza.
Parte 3
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unicornics · 3 years
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𝓲𝓽’𝓼 𝓻𝓪𝓲𝓷𝓲𝓷𝓰, 𝓲𝓽’𝓼 𝓬𝓸𝓵𝓭 𝓪𝓷𝓭 𝓲 𝔀𝓪𝓷𝓽 𝔂𝓸𝓾 + @tacltadete​
Una vez se aseguró de que Eleanor ya estaba cubierta, Nath subió la mirada y cerró la puerta del baño tras de sí, para después avanzar hacia donde la rubia residía, dejando una considerable distancia entre ellos por instantes, hasta dejarse caer a pies de su cama. “Está bien, si llega a dolerte más, no dudes en avisarme, ¿sí?” Le indicó, para que entonces tomara las medidas necesarias. Dejando aquel tema de lado, Nath se mantuvo en silencio unos momentos, para después bajar la cabeza, soltando un suspiro, pensando bien sus palabras porque era importante lo que iba a decir, y no quería volver aquel embrollo aún más complicado para ella. “Entonces te responderé” anunció, aludiendo a las palabras previas de Eleanor. Con la vista aún agachada, principió luego de unos segundos: “Entiendo tu incomodidad. La última vez que hablamos quedamos en términos que no pueden resultar muy amigables” expresó, comprendiendo porque se sentía de esa forma. Podría decirle que si bien lo haría por cualquiera, por ella haría todo, lo daría todo por ella, hasta la vida, lo que fuera; sin embargo eran palabras que ya no tenía derecho a decir, y no quería confundir más a Eleanor. “No estoy incómodo. Y no representas una molestia. Lamento si te hice pensar eso” aclaró ávidamente, esta vez su mirada encontrándose con la de la rubia, la parsimonía de su voz como siempre presente. “Escucha” habló, dejando que otro respiro fuera exhalado por sus labios. “Me parece que la última vez resulté un poco impropio. No fue la manera de decir las cosas, mucho menos en ese momento.” No fue la mejor idea acercarse a besarla y después pedirle distancia, fue una completa estupidez. Pero como muchas veces podían calificarlo de perfecto, Nath era humano, cometía errores, no se salvaba de ellos. “Así que quiero aclararte todo” pausó. “Cuando terminamos, fue porque tuve que irme. No me parecía correcto que continuáramos con la relación a larga distancia, porque podía ser desgastante para ti, y porque merecías a alguien que estuviera ahí. No porque existiera falta de cariño.” Por supuesto que no, le había roto el corazón dejarla ahí. Le costó muchísimo; más deseaba lo mejor para ella, por eso se obligó a tomar esa decisión, a pesar de lo enamorado que estaba. “Pensé entonces que la distancia, perder el contacto, era lo mejor, de otra forma podrían existir tentaciones” y lo decía por él. Porque estaba locamente enamorado de ella entonces (y ahora) y podría haber cometido el error de continuar con la relación y lastimarle una y otra vez, dejarla en una relación que no iría a ningún lado, porque estaban en continentes diferentes. “Sin embargo, lamento si de esa forma te lastimé más. No fue mi intención, pero acepto mi culpa y lo siento” agregó, porque creía que fue lo mejor. Aunque si eso la había dañado de peor forma, Nath se sentía realmente culpable. Se responsabilizaba de sus decisiones. Las actuales y las pasadas. “Cuando te pedí distancia, fue en un momento en el que no pensaba bien. No obstante, debo decir que tenía mis razones” continuó. “Las dije esa noche, no de la mejor forma, y por eso también me disculpo. Lamento si te confundí o te lastimé, debí hacerlo de otra manera, decirte lo que ocurría” y no dejarse consumir por ese tonto reto. Se había equivocado y eso lo frustraba muchísimo. Para alguien tan calmado, se sentía enfadado consigo mismo por actuar así. “Eleanor… Si tú deseas, queda en ti la decisión, podemos ser amigos” emitió. Que si bien él quería ser algo más, no estaba bien. Y sus emociones no importaban ahora. “Necesitaba distancia porque…” buscó una forma de volver menos romántico el asunto, de no expresar lo que sentía, porque era un territorio peligroso, demasiado. “Mis sentimientos eran demasiado grandes y pensé que lo mejor era que nos distanciáramos para que yo no cometiera una estupidez.” Como pedirle que volvieran, o acercarse a ella demasiado. Era cuidadoso, mucho, con Eleanor porque sus sentimientos podían nublar su juicio. Y eso era lo que llegaba a asustarle. Amaba con tanta intensidad a la rubia, que él, siempre tan racional, era capaz de tomar malas decisiones con sólo verla. Necesitaba de mucho control. “Lamento no tomar en cuenta los tuyos y hacer mi decisión final guiándome sólo por mi opinión. Esta era también tu decisión. Lo siento” fue genuino, mientras sus ojos volvían a buscar lo contrarios, mostrándose honestamente avergonzado. “Por eso, esta vez te doy la oportunidad que debí darte entonces… ¿Qué quieres tú? Este es un asunto de ambos, y mereces escoger también.” No como aquella noche, donde no dejó que se expresara; una enorme equivocación.
ya resignada a que no va a poder dejar de hacer que se preocupe por el pequeño incidente la rubia asiente un par de veces con la cabeza, una sonrisa tierna curvando sus labios. la verdad es que después del incidente se siente bien de estar con nath a su lado, siempre ha sido un experto en confortarla y hacerla sentir bien y luego de aquello lo necesita. ▬ si, prometo decirte si me duele más. pero creeme, estoy bien. - insiste. tras el silencio y sin saber cómo rellenarlo tomó su teléfono para mirar si tenía alguna respuesta de billie, pero nada. adoraba a su amiga, pero a veces era un desastre y esta vez había necesitado de ella. entre las muchas cosas que espera, una respuesta no es una de esas.  después de todo eleanor no dijo aquello esperando realmente que él dijera algo, sólo lo dijo porque no había podido contenerlo demasiado en su sistema, pero notando la seriedad en su semblante decide afrontar las consecuencias de sus palabras, por más improvisadas que estas hayan sido y se enfoca en él. es una conversación que está segura va a ser dolorosa y complicada, pero entre todo eso, también es necesaria. después de un momento traga en seco y lo mira a los ojos, negando despacio. ▬ yo sólo intento respetar lo que me pediste esa noche. que no nos viéramos y no habláramos más. sé que eres un gran ser humano y no ibas a dejarme ahí sola después del incidente con ese tipo. pero tampoco quiero que te sientas obligado a ser mi caballero en un corsel blanco. - es la mejor forma que encuentra para explicarle sus motivos, y entonces procede a guardar completo silencio para que termine de hablar.
sin poder evitarlo, ante la mención de aquella noche eleanor se encoge en su propio cuerpo, curvando la espalda y abrazando sus piernas mientras lo escucha. busca refugio en sí misma para no desmoronarse, se sostiene con fuerza para mantener las piezas juntas en caso de que de nuevo las palabras del más alto la rompieran y tuviera que armarse de nuevo en algún momento. en su mente tiene muy vívido el recuerdo de esa fiesta, el bonito vestido negro que llevaba puesto y la sensación dulce y embriagante de los labios ajenos sobre los suyos, haciéndola creer que aún podían estar juntos, que aún quedaba algo. sólo para romperle el corazón de nuevo después. de nuevo siente un retorcijón en su estómago, y los ojos aguarse, pero esta vez se promete no llorar, porque ya le ha llorado suficiente. cuando la dejó en francia su madre la consoló muchas noches, y después en eeuu sus amigas le fuero de gran ayuda. ya le ha llorado demasiado, y lo único que quiere es que deje de doler, para eso es necesario depurar la herida, y eso piensa hacer. ▬ es curioso ¿sabes? siempre me pedías mi opinión para ir a comer, o los lugares que visitábamos en nuestras citas, pero le la decisión más importante de toda nuestra relación decidiste dejarme fuera. sentí que mis sentimientos y lo que yo quisiera no importaba en lo absoluto. porque tú decidiste por los dos. ni siquiera nos diste la oportunidad de saber si pudimos hacerlo funcionar a pesar de tener un océano entre nosotros. cosas como esa no se alcanzan a comprender nunca, no del todo. y menos una segunda vez. pero a pesar de todo creo que te entiendo, y aprecio tu sinceridad. - no puede evitar aún así que la voz le tiemble, pero se le ve más serena que otras veces, incluso para sorpresa de ella misma. ▬ no te disculpes, de verdad. no hay forma amable de romper un corazón, así que . . . no tiene caso. - se encoge de hombros, y peina un mechón de su cabello tras la oreja.
entonces la rubia se toma un momento para pensar, sopesar las cosas e intentar tomar una decisión. aprecia que esta vez le de voz y voto respecto a ellos, y aunque ella quiere algo diferente para ellos también es cierto que nath siempre ha sido más que sólo el amor de su vida, siempre encontró en él alguien en quien confiar y un gran amigo. no puede tener a su novio de regreso, pero si le ofrecen un amigo ¿por qué negarse esa oportunidad? los ojos claros de la rubia descienden hasta el rostro ajeno, una mano se estira para peinar su cabello con suavidad e intenta sonreír. calmada. ▬ siempre voy a quererte, nath. no importa lo que pase. así que acepto tener un amigo cerca, porque entre las muchas cosas que extraño de tenerte cerca, está la de poder tener alguien con quién hablar o pasar un buen momento.
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astrosmurf · 3 years
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Temporal
PARTE I
-¿Qué te detiene?
Preguntó el Señor Lima tras escuchar mi respuesta, cuatro intentos de suicidio no son ninguno.  
-Mi hermana, debo cuidarla.
Rápidamente escribió un par de cosas en la computadora.
-¿No te habían echado de esa casa hace un mes? 
-Sí 
El estómago se me hizo chiquito cuando el de bata me recordó la situación.
-¿Cómo has sobrellevado las cosas?
Llegaron a mi cabeza los gritos de mi abuela por haberle levantado la mano a mi madre borracha a modo de defensa. El par de lobas ofendidas no me va a dejar poner un pie en esa casa jamás.
-Es complicado.
-ya
Dijo y terminó de teclear unas cosas más antes de voltearme a ver.
-Eso sería todo, Iré a darle el cuestionario al Doctor Vargas. Por favor pase con la secretaria para hacer cita con Servicio social para que haga lo del nivel socioeconómico, Después de eso diríjase al área B en la clínica de TOC con su Psiquiatra. Buena tarde.
-Hasta Luego.
Con las piernas temblando y el corazón aún chiquito, sigo las instrucciones que se me han dado. La secretaria dolores, paciente como siempre, contesta todas mis preguntas y me dice que vuelva en dos semanas para lo del servicio social. Me encamino al consultorio del Doctor Vargas y toco la puerta Cuatro veces para sentarme en la sala de espera.
-Vino ya el doctor Lima ¿Hiciste lo del NSE?
Pregunta en cuanto me vio.
-Pude hacer cita para dentro de dos semanas.
-Perfecto, entonces nos vemos dentro de un mes. Mientras tanto continua con 125 mg de Topiramato, la próxima consulta veremos lo del antidepresivo si lo llevas bien.
-Está bien, nos vemos.
-Hasta luego.
Hago mi pago y logro salir del Nacional de Psiquiatría a las tres de la tarde con las tripas gruñendo.
Llego a la casa de mi novio y Toco la puerta cuatro veces. No ha llegado, o tal vez se fue temprano. Se me escapa un suspiro, quiero contarle mi mañana, me hace falta un abrazo suyo para recargarme las pilas. Me quito los tenis y el cubrebocas y me siento en el suelo para dejarme disfrutar un pequeño segundo.
Del refrigerador Agarro una mandarina, la más lisa porque mi abuela siempre dijo que esas eran las más dulces, pero del tamaño de la palma de mi mano porque mi abuelo decía que eran las correctas para el alma.
Después de esto, evitando mi reflejo en el espejo del pasillo, camino de prisa al cuarto de Álvaro y abro la puerta después de tocar cuatro veces. Pongo la mandarina con cuidado en la cama y muevo el buró para sentarme donde este estaba. Apretada entre el buró y la cama para sentirme segura, le quito la cáscara a la mandarina con cuidado de no romper los gajos. Una vez pelada me digno a voltear al frente y veo un espejo nuevo. Trago saliva en shock, ese no estaba allí en la mañana.
Con cuidado y sin apartar la mirada del espejo, me levanto del suelo y sacudo mi falda después de posar con cuidado la mandarina sobre las cáscaras, encima de la cama. Camino lento, con un nudo en la garganta, pero mi reflejo ya no se mueve y la luz brilla color Sangría. Camino lento y cada paso que doy el cuarto se hace más largo y en el reflejo hay más Sombras, y menos me reconozco.
Y entonces lo entiendo… Hoy toman la decisión, así que debo correr. No puedo ver ningún reloj, pero la luz ya es tenue, como esa de las ocho de la noche. El cansancio ya me está entumeciendo las piernas y las lágrimas del miedo me han robado el agua de los labios y el sudor.
Me planto frente al artefacto que por meses he estado evadiendo.
-¿Por qué hoy?
-Porque no te queda nada.
Respondió mi reflejo sin la menor duda.
-Aquí estorbas, ya hasta tu madre te echó de casa y tu padre ni sus luces… y mira, Alvarito prefiere pasársela en la calle a estar contigo, pobre, ¡Tenle piedad!
-Pero él me dejó estar aquí, y mi papá está desaparecido…
Dije en voz baja
-¡Peor tantito!, ni papá tienes. No hay casa, medicinas, dinero, educación… ni papá ¿algo más niña? ¿qué le puedes ofrecer a quien sea?, nada, porque aparte estás descompuesta, le saliste defectuosa a tu madre. 
El frío me pasó por la espalda y me atrapé jugando con el dobladillo de la camisa. Tiene razón, Álvaro me dio lugar para vivir, pero solo porque es generoso… ya sé que en realidad no me quiere, digo, ¿Qué hay para querer? ¿labios secos y un par de piernas flacas?
-¿Qué pasará con Edith?
Pregunté por mi hermana aún sabiendo la respuesta.
-Tu madre la cuida con lo que a ti jamás.
-Está bien
-Ya sabes dónde tiene Álvaro las cuerdas, es ahora. No le digas a nadie.
Asentí y con lágrimas constantes y llanto de despedida, tomé las cuerdas que en algún momento disfruté. Me senté en la cama e hice nuevamente ese nudo que ya me sabía de memoria.
Me dolía la cabeza y aunque el mundo se sintiera lento el corazón me palpitaba a una velocidad muy rápida. Desobediente tomé una pluma y la libreta que estaba sobre el buró que moví para escribirle una carta a Álvaro, escribiendo nada más y nada menos que un “te amo”, dejo la nota en la barra de la cocina.
Quité la enredadera que estaba colgada de una cadena en el techo de su estudio evitando los espejos y con ayuda de una escalera amarré la cuerda de la parte más alta del alambre. Posé el nudo alrededor de mi cuello y lo apreté para que mi cabeza no se saliera al quitar la escalera.
Con el cuerpo entumecido y una sensación tan fuerte de asfixia que pudo sentir que mi cabeza palpita admiro bien por última vez el árbol del otro lado de la ventana… Cómo me gustaría haber sido un árbol. Tranquila cierro mis ojos para después escuchar llaves en la puerta. Mierda. Si hubiera hecho el nudo bien no estaría en este lío… ¿No me podía dar diez minutos más?.
-Ya llegué amor
Anuncia su llegada y escucho sus pasos hacia la cocina, lo escucho dejar un par de bolsas de plástico.
-¡También te amo!
Dice con voz cantarina y camina hacia el cuarto mientras yo comienzo a dormir. A duras penas logro escuchar murmurios y pasos por la casa hasta que la puerta del estudio se abre de golpe.
-¡Mariana, Carajo!
Gritó Álvaro y el silencio llenó la habitación. 
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gabbyfluffy · 4 years
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Muérdago
Lilo saltaba de emoción mirando todo lo que la rodeaba. “Liv, Liv, mira! Siempre he querido probar la cerveza de mantequilla! Podemos entrar?” Liv se encogió de hombros y Lilo la arrastró dentro.
Las sirvieron un par de botellas frescas con un líquido ámbar. Liv miraba alrededor inquieta. “Oh, venga, Liv! Para ya de buscar a Malfoy!” su amiga se puso totalmente roja y la miró molesta. “No estoy buscando a Draco, idiota!”
“Ya, claro. Venga, admite que te gusta!”
“Mentira. Solo somos amigos” replicó ella enfadada, y Lilo sonrió. “Ya claro… Venga, admítelo!”
“No!” Livvy refunfuñó un insultó y bebió un trago. “Y tú con Fred? El otro día cuando estabais patinando, no os separabais…”
Lilo sintió como el calor subía a sus mejillas. “No me gusta, solo es mi amigo. O sea, es guapo, y bueno, y gracioso…” sonrió como una tonta y sacudió la cabeza. “Pero no me gusta.”
Liv soltó una gran carcajada y jugueteó con uno de sus rizos dorados. Se quedaron en silencio y Lilo probó su cerveza. Casi no tenía alcohol, así que era apta para niños; sabía a galleta de mantequilla, pero un sabor más suave y fresquito. Miró por la ventana, había empezado a nevar. Perfección.
 “Eh, Vivy!” Cedric las alcanzó. “A dónde vais?”
“A dar una vuelta por dónde sea. Te unes?” le dijo Lilo, y el se encogió de hombros. “Por cierto, uno de los gemelos Weasly te estaba buscando antes.” Se enganchó al brazo de Liv y la revolvió el pelo, ella le miró molesta. “Cuál de los dos?” Cedric apartó la mirada de Liv y se encogió de hombros. “Ni idea. Pero estaban en Zonkos hace unos minutos.” Lilo alternó la mirada entre ellos. Por una parte no quería dejar a Liv sola, no porque no confiase en Cedric, si no porque quería estar con ella; por otra parte, quería ver que se tramaban Fred y George. Livvy la sonrió y asintió. “Cuídamela” le dijo Lilo, y Ced asintió.
 Lilo corrió por las calles de Hogsmade y entró en Zonkos. Inhaló; la tienda olía a juguetes recién hechos y humo, una combinación que la recordaba a Fred y parecía decir <<TRAVESURAS>> en mayúsculas.
“Lilo!” George estaba examinando unos tenedores.
“George! Me buscabas?”
“Yo no soy George, soy Fred!” el aparentó indignación y Lilo rió. “Sabes perfectamente que eso no funciona conmigo, Weasly” Fred asomó la cabeza detrás de su escondite. “Te dije que no funcionaría Fred”
George la miró sonriendo y la tendió un caramelo. “Toma, pruébalo”
“Ni de broma. Llevo siendo amiga vuestra suficiente tiempo para saber que no debo comer nada que me deis.” El rió y se guardó el caramelo en el bolsillo, seguramente para otra desafortunada víctima.
“Si, yo te estaba buscando. Qué te parece si le gastamos una broma a Filch?” Fred asintió con vehemencia y Lilo se frotó las manos. “Cuál es el plan, chicos?”
“Te puedes convertir en gato?” preguntó George y Lilo frunció el ceño. “Con un poco de práctica sí, pero para que-“ Fred la interrumpió.
“Señora Norris. Te vas a convertir en la Señora Norris.” Los tres compartieron sonrisas de maldad.
 Draco se escondió detrás de Liv. Estaba temblando y lleno de nieve. “Draco? Que pasa?” el la miró con ojos llenos de lágrimas y se sorbió la nariz. “Algo invisible nos atacó y…” Liv miró a Cedric y el negó. “No os pienso dejar solos.”
“Cedric!” le miró enfadada “ Tengo trece años, me se cuidar sola! No necesito un guardaespaldas…”
“No es que no sepas cuidarte sola Liv. Es que no me fio de él.” Apuntó a Draco, que le miró con asco y odio. “Cedric, por favor…” el dudó unos segundos y se apartó unos metros, apoyándose contra un árbol.
“Que ha pasado, Draco?” él tembló y ella le empezó quitar la nieve. Le quitó el abrigo y se lo sacudió, el gorro nuevo también, y luego le ahuecó las manos en sus mejillas. “Puedo abrazarte?” la preguntó Draco, y Liv asintió. Cuando se estaban abrazando, aprovechó que Liv no le veía y le dirigió una sonrisa maliciosa a Cedric, que entrecerró los ojos y le miró con odio. Se acercó a grandes zancadas y los separó. “Liv, vámonos.”
“Ella no se va a ir a ningún sitio…” gruñó Malfoy. Se acercaron y se midieron con la mirada. “Estoy harta con vosotros dos! Hasta las narices! Ninguno de vosotros me manda!!” Los chicos la miraron asustados mientras Liv gritaba. “Sois un par de idiotas. Y no quiero que ninguno de los dos me hable más hasta que hagáis las paces y no me digáis-“ apuntó a Cedric en el pecho con el dedo “lo que tengo que hacer-“ hizo lo mismo con Draco. Los chicos se cruzaron de brazos y murmuraron disculpas, como un par de niños de seis años. Liv se recolocó el gorro. “Adiós.”
 El gran comedor estaba decorado con nieve, y un gran árbol se erguía al final. Las dos mejores amigas iban por el pasillo, y Livvy intentaba esquivar a todos los chicos que la llamaban para intentar meterla debajo del muérdago y besarla.
Lilo se moría de la risa viendo como su amiga casi temblaba de miedo, Liv nunca había sido muy fan de mucha atención, prefería estar sola en el bosque con sus animales. “Son como ácaros Lilo, están por todas partes!” Lilo rió y su amiga le dio un codazo en las costillas. “No te rías! Venga, cuanto antes lleguemos al gran comedor, antes podremos come-“
“Liv…” la expresión de Liv cambió y se giró hacia su ex novio, que estaba apoyado contra la pared. “Podemos hablar?” Lilo pensó que se pondría a gritarle, pero se quedó en el sitio con las manos temblorosas. “Connor?” consiguió susurrar. Lilo se fijó en la expresión de su mejor amiga, de felicidad pura. “Livvy” él la sonrió y Liv dio unos pasos hacia él, pero paró. Lilo miraba la escena indecisa. Debía parar a Liv? No quería que Connor la volviese a hacer daño, pero por otra parte, si Liv volvía con él, a lo mejor olvidaba a Draco.
Livvy la miró y Lilo se encogió de hombros. “Liv, lo siento tanto…”
Ella volvió a girar la cabeza hacia él, con una expresión iracunda. “Que sientes, engañarme con esa rubia o que me dijiste que era una carga de la que te tenías que deshacer? Que llevabas meses saliendo con dos chicas. DOS! Y que yo tenía la culpa por ser demasiado aburrida?! Que nunca sería lo suficientemente buena para ti, y que te arrepentías de haberme conocido?!” Lilo se tapó la boca con sorpresa.
“Pero Liv, escúchame…”
“No tengo por qué escucharte, Connor! Que quieres, decirme algo más? Vienes a rematarme?!” Connor se irguió y Lilo vio que estaba llorando.
“Livvy, yo no quise decir eso, no me refería a… Estaba enfadado, vale?” El se intentó a cercar, pero Liv le paró con una mano. “No te acerques. Nunca más. Por favor. Esto acaba aquí. No puedo seguir enamorada de ti, esto ha ido suficientemente lejos.”
Connor se acercó con largos pasos y la acarició la mejilla. “Entonces todavía me quieres?” Lilo vio como las defensas de su amiga flaqueaban, y ella cerraba los ojos, inclinándose hacia su tacto. “Ha dicho que la dejes en paz!” gritó Lilo, pero Connor la apuntó con la varita. “Esto no tiene nada que ver contigo.” Sus ojos estaban oscurecidos por el odio, y Lilo retrocedió asustada.
“Connor. Claro que te sigo queriendo. Pero no puedo, ya no confío en ti.” Se quitó su palma de la mejilla. “Adiós, rubito.” Liv soltó una risa que se mezcló con sus lágrimas. Connor, sin decir nada más, desapareció por el oscuro pasillo.
“Vete tú a la cena. Yo no tengo hambre.” Miró que no hubiese nadie cerca y se encogió a sí misma con un hechizo, luego se hizo pantera. La gente solo vería un gato negro deambulando por los pasillos.
 Lilo removió la comida con desgana. Estaba terriblemente preocupada por su amiga. Luke la dio unas palmaditas en la espalda. “Seguro que estará bien, cariño.” Fred puso el brazo sobre los hombros de Lilo y miró mal a Luke. “Si, cariño” imitó el tono de Luke y los dos se miraron enfadados. Lilo no se había dado cuenta de nada y seguía removiendo sus guisantes. “Espero que si…”
Livvy entró en el gran comedor y Luke la hizo hueco entre el y Lilo. “Gracias Luke” se sentó y se masajeó las sienes. Luke la miró preocupado. “Estás bien? Estás enfadada conmigo?” Livvy le miró sorprendida. “Claro que no estoy enfadada contigo, idiota” Luke suspiró aliviado y la dio un abrazo. “Connor… Él nunca me dijo que iba a romper así…” Liv le interrumpió con la mano. “No quiero más disculpas hoy.” Luke la abrazó y Liv enterró la cara en su cuello.
Percy Weasly la vio desde el otro lado de la mesa y se hizo hueco entre los de primero que se sentaban enfrente. “Perdón, quitaros, soy delegado… Esto es importante, espacio, soy delegado…” se sentó delante de Liv y la cogió la mano, dándole un apretón amistoso. “Dónde estabas Livvia? No puedes estar dando vueltas por ahí, va contra las normas…” sonrió levemente y Liv rió. “Perdón delegado” el se miró la placa de su pecho orgulloso. “A lo mejor tu llegarás a ser delegada algún día, Spellbody.”
“Así podré mojar la sala común sin que nadie me eche la bronca…” Percy puso los ojos en blanco. “Lo retiro, eres un desastre. Se me olvidó ese episodio…” todos rieron.
 Draco frunció el ceño. Que hacía ese sangresucia tocando a su Liv? Sintió ganas de charle una maldición a ese desgraciado, pero sabía que Liv nunca se lo perdonaría. Y ese estúpido Cedric Diggory que se metía en medio de su amistad. Apoyó la barbilla en la palma de su mano y los observó a lo lejos. Liv metió la cara en el cuello de ese sangresucia y Draco sintió una punzada en el corazón. Sabía que era normal que Liv se relacionase con otras personas, pero no lo podía evitar
Se mordió el labio fuertemente cuando ese estúpido Weasly la cogió la mano. Observó el brillante pelo de su amiga y sintió un cosquilleo en el estómago. No sabía lo que significaba, pero ella era como un imán para el. A veces quería matarla y otras veces quería abrazarla. Luego estaba ese sentimiento raro en el fondo del estómago. Había ido a decírselo a Madame Pomfrey para que se lo curase, pero ella solo había sonreído y lo había mandado fuera. Apretó la mandíbula y miró a la chica al lado suyo. Pansy le sonrió y le intentó tocar, pero Draco se apartó. Volvió a mirar a Liv y sintió el cosquilleo. Miró a Pansy. Nada. Sentía que ser amigo de Liv no era suficiente… Mañana la preguntaría que si son mejores amigos. Seguro que así quedaría satisfecho.
Relajó el ceño y los puños, que no se había dado cuenta de que apretaba. Removió su comida y la apartó con asco. Se preguntó que estaría comiendo Liv. La gustaría? “Feliz navidad Draco…” ronroneó Pansy. Sujetaba un muérdago encima de sus cabezas, y Draco la fulminó con la mirada. “Se puede saber que pretendes?”
“Oh, venga, ya sabes las normas…” Draco dudó. A lo mejor el cosquilleo se le quitaba si besaba a otra persona. Miró a Liv y su corazón saltó en su pecho. Cállate, pensó. Agarró Pansy por la nuca y la besó.
colaboración con @carol-friki-06
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reaccionkpop · 5 years
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Holii!!!!! Podrías hacer un OS de Taeil de NCT donde tú le pides que tu primera vez sea con el??? Un poco raro, pero por fis, te lo agradecería mucho
Titulo: Excusa
Pareja: Moon TaeIl x Lectora
Número de palabras: 1099
Tipo: Fluff / Romántico
Resumen: A veces es necesaria una pequeña historia para lograr lo que quieres, una blanca mentira, una excusa.
———
“Mis padres están en su aniversario y me da miedo estar sola, ¿quieres pasar la noche aquí?”
Taeil leyó el mensaje tres o cuatro veces, intentando comprender las verdaderas intenciones que subyacían en el. Se encontraba sentado en su cama, había cambiado de posición cuando su mirada se posó en el chat y en este momento estaba congelado. Sus ojos corrían una y otra vez por sobre esas palabras y su mente estaba dando vueltas incansablemente.
“Claro, voy para allá” respondió una vez recordó como hablar
Taeil era tu novio hace unos meses ya, se conocieron porque tenían amigos en común y la relación había fluido dulcemente, pero nunca habían llegado más allá de los besos acalorados. La única vez que se dieron cuenta que las cosas estaban subiendo de tono fue esa sesión de estudios en donde el era tu profesor e intentaba enseñarte química. Eso no quería decir que el chico no quisiera hacerte suya.
No quería parecer alguien que solo pensara en sexo, por lo que intentó mentalizarse todo el camino para hacer esta visita y quedada a dormir algo muy inocente y lejos de la lujuria. Armó un pequeño bolso con ropa de cambio para el día siguiente, abriendo los cajones de su mueble y echando un pantalón, una camiseta, ropa de cambio y luego los vio: condones. ¿Debía echarlos dentro del bolso? ¿Iban a servir de algo? 
“Mejor prevenir que lamentar” pensó mientras los agregaba dentro de la bolsa.
Tú, por otro lado, habías entrado a la ducha apenas leíste que tu chico venía en camino. Tus padres efectivamente no estaban en casa y, más que miedo, viste una oportunidad para poder tener relaciones con tu novio. No engañabas a nadie, estabas bastante nerviosa pero existía una emoción de curiosidad que cegaba todas las malas sensaciones. Secaste tu cuerpo suavemente y luego lo vestiste con la ropa que, según tú, iba a ser perfecta para la ocasión. 
El timbre de tu casa sonó en medio de tu preparación de comida, algo tenías que darle al chico aparte de tu cuerpo, ¿cierto?
“Hola” sonreíste al verlo de pie frente a ti, se veía tan lindo.
“Hola, hermosa” Taeil acercó su mano a tu cintura para atraerte a él y besar tus labios cortamente.
“Adelante” lo dejaste entrar a la casa y, como si fuera suya, avanzó directamente a la cocina.
“¿Es para mi?” se refería a la comida que se estaba preparando en el horno.
“Claro, ¿tienes hambre?” el reloj marcaba cerca de las seis de la tarde, supusiste que el apetito también se invitó a tu casa.
“Un poco, sí.” Confesó. 
Las horas pasaron y juntos habían llegado a la conclusión que verían una película de terror mientras comían lo que habías preparado. Tenías algunos sentimientos encontrados con ese tipo de películas pero estabas con él y era lo que más te importaba. Con la comida encima de platos subieron a tu habitación, el chico conocía tu casa de memoria ya que no era la primera vez que se encontraba de visita ahí. 
“¿Netflix?” cuestionó mientras tu arreglabas las almohadas de la cama para mayor comodidad.
“Claro” asentiste y te acomodaste sobre las sábanas, el hizo lo mismo a tu lado.
Disfrutaron de la película juntos, de vez en cuando un par de risas nacían de sus cuerpos asustados y cada vez te encontrabas más pegada a él intentando esconderte tras su organismo. Luego recordaste el origen de esta visita y el pensamiento empezó a marear tu cabeza. ¿Realmente ibas a intentarlo? La película pasó a segundo plano en tu mente, en donde solo estaba él. Tus ojos dejaron los suyos para delinear su mandíbula, labios y cuello, mordiste tu labio con una mezcla de nervios y calentura. Luego la sentiste. Su mano suavemente acarició tu muslo. Fijaste tu mirada en ella.
“¿Vas a seguir viendo la película, o que?” Taeil consulta dulcemente, seguido de una sonrisa. Su tacto era dulce pero tus intenciones ya se habían decidido.
En un movimiento levantaste tu peso para subirte sobre él, tus piernas abrazaban su cintura, tus manos soportaban tu torso al lado de sus hombros, la expresión que él tenía era de sorpresa e incluso dejó salir un ligero sonido cuando lo besaste. Podías escuchar tu corazón debido a lo fuerte que estaba latiendo y poco a poco, una erección comenzó a hacerse presente en tu novio. Taeil dejó libre sus manos por tus piernas, tocando y agarrando todo lo que se encontrara, pero siempre igual de dócil. Lo besaste por unos minutos, te diste cuenta que siempre era hasta aquí, luego de una ardiente sesión de besos las cosas solían apagarse y volver al tranquilo estado anterior, por lo que te atreviste a romper esa línea y pasar al siguiente nivel. Dejaste sus labios, tomaste las orillas de tu camiseta y levantaste tus brazos exponiendo tu torso frente a él. La confianza que lograste recolectar en minutos se esfumó en un segundo, cuando sus ojos viajaron por tu pecho. Instintivamente, llevaste tus brazos a tu cuerpo, tapando todo lo que pudieses, pero tu novio soltó una sutil risa.
“Tranquila, no haré algo que no quieras” susurró mientras acercaba sus manos a tu cintura. Cerraste los ojos sintiendo como tu cara estaba ardiendo y, probablemente, roja, sintiendo como tu corazón aún latía fuerte ya cerca de tu garganta, sintiendo sus caricias próximas a tu abdomen, sintiéndolo cada vez más duro bajo tu cuerpo.
“Cierra tus ojos” pediste y él obedeció rápidamente. Cuando la exposición fue menor, sentiste nuevamente la confianza y fuiste a buscar su mano en tu cintura para llevarla a tu escote. Taeil volvió a sonreír, tu respiración se encontraba agitada y él, aunque tuviera los ojos cerrados, podía darse cuenta de tu estado. 
“¿Estas segura de esto?” mantuvo su mirada cubierta mientras se aseguraba de la situación.
“Si te soy sincera” comenzaste. “Mis padres no están en su cita de aniversario.” confesaste. No había sido cien por ciento mentira, si se encontraban fuera de casa.
“¿Ah si?” Tu novio recuperó su sentido de vista, aun con su mano sobre tu pecho.
“Fue solo una excusa para… ya sabes, intimar contigo.” Ahora fue tu turno para tapar tus ojos con tus manos, ibas a explotar en vergüenza. Esperabas una risa burlesca por parte suya, no sus brazos envolviéndote en un abrazo.
“¿Sabías que eres demasiado adorable para este mundo?” dijo mientras besaba tus mejillas. “Si lo quieres, solo debes decírmelo” 
“Es más fácil decirlo que hacerlo.” Respondiste a su comentario.
“Hagámoslo entonces.” y fue ahí cuando el chico se felicitó por haber traído protección.
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Hola Rosa, soy la chica que tenía un novio que la trataba super bien y siempre me daba lo mejor.
Pues pasé tiempo con él antes de entrar a trabajar y ese tiempo lo pasamos increíble, ayer fui a trabajar y después del trabajo lo vi, estábamos felices, fuimos al gym, luego a comer y después veíamos la lluvia desde su ventana.
Pero me dijo que a él le gustaría tener un trío pero que no porque se siente super bien conmigo, obvio yo me sentí super mal y sólo me quedé callada, luego él me dijo que no quería pelear y le dije que no iba a pelear pero necesitaba un momento para sentirme mejor, entonces él me grito "ya podemos seguir siendo novios" yo me levanté y empecé a guardar todas mis cosas en mis maletas para irme a casa y él se puso a llorar, me dijo que él necesitaba mejorar mucho pero que yo era increíble y que no había nada malo conmigo, me dijo que soy la persona a la que más ha amado y que no sabrá que hará ahora, pero que es la mejor decisión, él lloró como 2 hrs y no me dejó ir a casa, estuvimos platicando toda la noche y decidí dormir con él porque me daba miedo dormir sola.
Él me decía que quería apoyarme, que siempre me iba a ayudar, que siempre me iba a amar, dijo que es la primera vez que le duele tanto pasar por algo así y de repente se tranquilizaba y de repente se ponía mal otra vez.
Después me dijo que si podíamos mantener contacto, pero yo le dije que no, que no podría seguir hablando con él porque me duele mucho...
Me siento muy mal rosa, de verdad yo creí que íbamos a estar juntos mas tiempo, en una semana iba a conocer a su papá, en 3 semanas íbamos de viaje por mi cumple y en 15 días él iba a conocer a mi familia, también teníamos planes de ir a su país juntos...
Qué debería hacer? Me quiero morir
A ver, lleváis muy poco tiempo juntos y si recuerdas te dije que poco a poco verías como es realmente, pues al principio uno siempre intenta mostrar su mejor lado.
Yo se, que cuando tu pareja te dice que quiere hacer un trio ,lo primero que sientes es que no eres suficiente o no te quiere como tu pensabas pero amiga, no es así.
El tener un trio es la fantasía de cualquier hombre y estoy segura de que todo hombre lo ha propuesto o intentado, no es algo malo, solo se trata de sexo, aquí no caben los sentimientos.
Tu estás en pleno derecho de aceptar o no, todo esto depende de tu moralidad, solo ten claro una cosa, NUNCA hagas algo que no te apetezca, no quieras o creas que puedas arrepentirte el día de mañana.
Esto no es motivo para romper la relación, sois una pareja y como tal tenéis que tener la libertad y confianza para tratar y hablar sobre cualquier tema.
Una apreciación personal mía (puedes tenerla en cuenta o no) es que no me fío de los hombres que lloran demasiado, es una forma de manipulación. Se puede llorar, por supuesto, pero no por todo y a todas horas.
Si sientes que te gusta, yo te recomiendo que sigas conociéndolo, porque como te dije aún te queda mucha superficie que rascar.
Personalmente creo que es demasiado precipitado el conocer a los familiares en plan "serio", yo esperaría más.
Cariño, has de acostumbrarte a dialogar los problemas, preguntar, saber y no coger tus cosas y salir corriendo, se que la propuesta te pillaría muy de sorpresa, algo que ni te podías imaginar pero ... es un hombre
Al igual que él te ha confesado lo que le gusta o su fantasía, tu también puedes decirle lo que te gusta, lo que no harías o lo que si te gustaría hacer. El sexo es una parte importante en la relación, no la que más, pero al principio de una relación mmm digamos que si tiene mucha importancia, sobre todo para ellos.
Ve a verlo y hablad, esto tampoco es algo por lo que romper una relación.
No lo tomes como una ofensa o humillación, solo ha sido una propuesta, un deseo .. nada más.
Un fuerte abrazo 😘
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calderchez · 5 years
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Ana María.
Tengo muchas memorias contigo, de tu crueldad macabra y posteriormente de tu voz risueña de sonaja. Sigues siendo una pulsión entre las dos cosas.
Cuando era niña tuve un pollito que se llamaba nugget era de esos de colores que mueren al siguiente día de comprarlos pero este era necio igual que nosotras y vivió durante varios meses. Lo teníamos en una jaula azul. Vivíamos frente a un río, en un lugar cuyo nombre significa donde termina el agua.
Un día cuando volví de la primaria no vi al pollo. Te pregunté qué había pasado con él y me dijiste que se lo tuviste que regalar a una señora, porque te contó que también tenía un pollito y su marido lo quería matar porque estaba solo y en las noches lloraba mucho. Tú le regalaste a Nugget para que dejara de estar solo. Te dije que estaba bien. A esa edad no sabía decir muchas cosas más. No lloré. No porque no me hubiera dolido, sino porque en ese momento no sabia que me habías mentido. La verdad la supe años más tarde. Se lo habían comido las ratas del río. Tampoco lloré en ese momento.
Mi bisabuela y tú siempre fueron arguenderas. Una vez aprovecharon mis vacaciones para llevarme a ver al Cristo de Chalma en una excursión. Yo tendría ocho años o menos. Llegamos allá a las 5 am y cuando desperté no las vi por ningún lado. Todo el mundo se estaba bajando del camión y mi sentido común me dijo que me bajara también. Me perdí. Una señora me encontró y me llevó a la peregrinación con ella. Me cuidó hasta que llegamos a la misa (que no era dentro de una iglesia sino en una especie de podio porque había mucha gente) y me subieron al escenario con el Padre para que dijera mi nombre, el tuyo y el de mi bisabuela. No sentí vergüenza. No lloré. Cuando terminó la misa las vi sentadas en una jardinera y me acerqué tranquilamente a ustedes. Ninguna de ustedes lloró tampoco. Empezaste a regañarme y me pediste que no se lo contara a mi mamá. Todavía me acuerdo de la cara que puso mi pobre madre cuando muchos años después olvidé aquella promesa y como si nada le conté de esa vez. Se puso pálida y me abrazó muchísimo, pero no lloró.
Hace unos días mamá me llamó para decirme que tuviste una embolia. Dijo que tu presión arterial subió mucho y se te paralizó la mitad del cuerpo. Que no podías moverte o hablar y estabas en el hospital. Siempre creí que la primera en morir de nosotras sería yo, o secretamente eso deseo para no lidiar con el dolor de la partida de ustedes. Sin embargo, no lloré. No me asusté siquiera. No sentí nada excepto culpa por no desmoronarme, pero ni eso era tan fuerte como para interrumpir mi vida normal lejos de ti. Hasta que mi mamá me habló desde el hospital y te puso al teléfono. No podías articular palabra. Sólo balbuceabas. No entendí nada excepto los signos que escapan al lenguaje. Tu respiración cortada y tus gemidos: estabas llorando y yo, del otro lado, muchos kilómetros muy lejos de ti, también lloraba.
¿Por qué se invierten las cosas y los campos magnéticos? ¿Por qué si siempre soy yo la que enferma y se pierde, ahora eres tú la que me pide ayuda?
Yo sé porqué te quieres morir -te dije- pero ni creas que yo le voy a pagar lo que le debes a Coppel, así que no lo pienses.
Como pudiste te empezaste a reír y yo también. Nos burlamos de ti porque tienes dos novios y ahora que te quieran ir a ver al hospital se va a revelar tu doble vida. ¿Pero qué le vamos a hacer?
No puedo imaginarte frágil, postrada en una cama y sobre todo, sin poder hablar con lo parlanchina que eres. No puedo y no deseo. Pero también los demonios son divinos y mueren. No eres intransgredible y está bien. También uno se puede morir de su propio veneno. Socialmente no cuenta como suicidio pero es así. Alacrán que se pica su propia espalda. No te culpo de nada, salvo que Coppel venga a embargar mis bienes, entonces sí, entonces arrancaré tu foto de mi pared y dejarás de ser mi persona favorita, o eso intentaré. Me burlaré de ti y reiré hasta que me explote el vientre diciendo ¿No que muy cabrona?
o
Qué pendeja, siempre sí te moriste.
y tendré que construir un mundo en el que jamás exististe  para no llorar O iré a tu tumba a preguntarte si quieres ir a desayunar a casa pero después se convertirá en una plegaria para que por favor, aceptes.
Pero será muy tarde. Ya nada será lo mismo. Ya se habrán desmoronado las cosas, se habrá enfriado el desayuno y te vestirán de negro. Furiosamente trataré de unir las piezas, de no romper nada y en mi torpeza, de tener mucho cuidado. Probablemente no llore, pero sé que con eso me estoy ateniendo a morir de lo mismo que tú.
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laqua-emili · 5 years
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Nuestra historia cap 1
El gran Harrison "Harry" Wells de tierra dos era al igual que el todos los Wells, alguien con una autoestima muy alta y en muchos casos un arrogante que se consideraba mejor que el resto, aunque su ego había disminuido un poco los últimos años, sobre todo desde que conoció a sus amigos y al amor de su vida. Desde que Harry conoció a Cisco Ramón, su vida dio un vuelco para mejor, aunque él jamás lo admitiría en voz alta, y ahora casi tres meses después del gran conflicto mágico que casi acaba con el multiverso y con la vida de su novio, las cosas estaban yendo mejor. Harry se había quedado a vivir de manera indefinida en tierra 1 (al menos hasta que Cisco dijera lo contrario) Sherlocking por fin se había marchado dejándolos en paz, aunque el resto del equipo Flash le habían dicho que podría venir cuando quisiera ya que era parte de la familia y para molestia de Harry el tuvo que aceptar si no quería ganarse una buena bronca de su latino. En cualquier caso las cosas parecían ir bien e incluso gracias al comunicador que tanto él como Cisco habían creado podía comunicarse con Jessie todos los días, si las cosas parecían ir bien para el gran Harrison Wells que estaba feliz y casi sin ninguna preocupación y si es "casi" la palabra porque aunque Harry tenía un gran ego y autoestima y no había nada que lo derribara, en la cuestión de su relación con Cisco se sentía muy angustiado y perdido.
No era que se sintiera menos que las novias anteriores de Cisco, por favor el sabia que les daba mil vueltas a esas mujeres que no supieron valorar lo maravilloso que era el ingeniero, el problema no radicaba en las mujeres sino en su doble de ese mundo, o más concretamente en Eobard Thawne. Harry sabia que él y Cisco habían tenido una "relación" que más que nada consistía en puro sexo, pero Cisco se enamoro de él y el muy cabrón solo lo utilizo para al final romperle el corazón tanto literal como metafóricamente.
Harry sabia lo mucho que había sufrió Cisco, lo mucho que tardo en volver a confiar en alguien y en amar y mucho más a él que prácticamente era el doble del tipo que fingió ser y al que Cisco amo tan profundamente. Y ahí estaba de nuevo el problema, Harry no tenia duda alguna de que Cisco lo amaba, de eso estaba seguro pero la pregunta era ¿lo amaba a él por ser él? O ¿Lo amaba porque era exactamente igual que su antiguo amante?
Harry no podía evitar sentirse intimidado ante aquellos pensamientos negativos que inundaban su mente, sabía que Eobard había pasado mucho más tiempo con Cisco que él, sabía que había sido su primer amor y Harry no sabía cómo competir con eso. También tenía otro tipo de miedos como que Cisco llamara a Eobard no a él cuando hacían el amor, cosa que gracias a dios no hacía, y después estaban sus pesadillas en las que Cisco le dejaba por Eobard o por cualquier otro Wells de algún otro mundo que era mejor que él. Si Harry podría considerarse el mejor en muchas cosas pero cuando se trataba de su relación con Cisco tenía muchos miedos e inseguridades.
Y era precisamente por sus miedo e inseguridades que le habían hecho alejarse de su novio esa última semana, enfocándose en su trabajo, procuraba no hablar con Cisco al menos que fuera estrictamente necesario, tampoco le miraba y mucho menos lo tocaba porque sabía que si lo hacía caería ante él y no podía hacerlo hasta que no supiera que pasaba entre ellos, por lo que decidió que lo mejor sería que volviera a comportarse como el mismo Harrison Wells que era cuando lo conoció, el frío y distante Harry que no quería para nada a Cisco más que utilizarlo como herramienta para salvar a su hija, pero por suerte o desgracia Cisco nunca cumplía sus expectativas.
Harry estaba en su taller privado arreglando un motor para una nueva arma que estaba creando, era muy tarde y solo quedaba él en los laboratorios o al menos eso creía, no se dio cuenta de que alguien más estaba allí hasta que escucho la voz de Cisco haciendo que se sobresaltara un poco.
-Tenemos que hablar-dijo Cisco seriamente como pocas veces le había visto, eso junto con aquellas palabras hizo que algo dentro de él se revolviera y sus pensamientos sobre que él había encontrado alguien mejor y que le dejaba finalmente atacaron su mente, pero como buen cabezota que era no se iba a rendir sin luchar.
-Ahora estoy muy ocupado Cisco, será mañana-dijo secamente mientras volvía a su trabajo pero la cálida mano de Cisco sobre la suya deteniéndolo por completo.
-Sera ahora Harrison Wells-afirmo Cisco y Harry supo en ese momento que definitivamente el latino estaba furioso con él porque jamás de los jamases le había llamado por su nombre completo hasta ahora.
-De acuerdo-Harry intentado parecer calmado giro por completo su silla y se cruzo de brazos para mirar directamente a Cisco a los ojos y poner su mejor cara de póker para cuando él lo despachara como la basura que era-¿Qué quieres?
Ahora el turno de Cisco de ponerse nervioso y toda la seriedad que mostró en un principio se desvaneció poco a poco mientras empezaba a bajar su cabeza y sus ojos vagaba por toda la habitación como buscando las palabras adecuadas para decir aquellos, durante los siguientes segundo ninguno dijo nada pero Harry no era un hombre paciente y mucho menos cuando le iban a romper el corazón, así que desesperado se iba a disponer a hablar cuando el otro se adelanto.
-¿Vas a dejarme?-pregunto Cisco de repente sorprendiendo al científico mayor.
-¿Qué?
-Vas a dejarme-afirmo esta vez el otro mientras le miraba y podía sentir como su vista se empezaba a poner borrosa por las lagrimas que amenazaban por salir pero que no permitiría-y no entiendo que he hecho para que quieras dejarme porque me estoy esforzando mucho para ser un gran novio, así que no lo entiendo Harry, dime que he hecho mal para que hayas dejado de amarme ¿Acaso me amaste alguna vez? O acaso-Cisco hizo una pausa para tomar aire-¿hay otra persona?-preguntó sintiendo como su voz se entrecortaba mientras se maldecía internamente, odiaba llorar y más delante de Harry pero tenía que soltar todo aquello o acabaría comiéndole por dentro.
-¿Qué? ¡No!-exclamo Harry levantándose de un salto de su silla para acercarse a Cisco y poner sus manos sobre los hombros del más bajo-¿Cómo puedes pensar eso? No voy a dejarte, no hay otra persona Cisco y nunca ¿me oyes? Nunca dejare de amarte-Harry no era de los que expresaban sus sentimientos abiertamente pero su niño estaba pensando cosas estúpidas y no quería que se atreviera a pensar así jamás.
-Entonces...-empezó a hablar el otro sin apartar su mirada de la de él-¿Por qué me has estado evitando? ¿Por qué no quieres verme o hablar conmigo o tocarme? Cada vez que me acerco a ti me apartas como si fuera un apastado, te comportas peor que cuando nos conocimos Harry y no entiendo porque y eso me duele.
Harry bajo sus manos lentamente de los hombros de Cisco pasando por sus brazos mientras escuchaba sus palabras, dándose cuenta de que había sido un verdadero idiota que se había centrado más en sus sentimientos que en los de su pareja y que a causa de su egoísmo esto le había causado más daño.
-Yo...yo no quería que te sintieras así Cisco...es que...-Harry se aporto de él mientras llevaba sus manos a su cabeza, no se le daba bien expresar sus sentimientos.
-Es que, que Harry-insistió Cisco desde su lugar pero sin perderse ni un solo movimientos que el mayor hacia.
-Es que tengo demasiadas inseguridades y miedos y quería apartarme para pensar bien en como deshacerme de ellos.
-¿Tú tienes inseguridades y miedos?-pregunto Cisco en un tono burlón sin malicia que solo utilizaba con él y que hizo que Harry sacara una leve una sonrisa-el gran Harrison Wells tiene inseguridades y miedos, vaya esto es digno de un gran titular y ¿de qué se supone que tienes miedo exactamente?
-De que solo sea un sustituto del Wells de tu tierra, de que acabes encontrando a otro, probablemente a otro Wells que sea mejor que yo y que te llene y te haga feliz como te mereces, tanto a nivel intelectual como sentimental y espiritual-Harry nunca supo cómo pudo decir todo aquello, como pudo soltar todo lo que tenia dentro de una sola vez, pero lo hizo e inmediatamente se acordó de las palabras que le dijo la prima de Cisco, Lucía, aquella vez
"cuando se trata de sentimientos, lo mejor es decirlo todo, soltarlo, porque si te lo callas eso solo provocara que esos mismos sentimientos se carcoman por dentro y solo diciéndoselo a la persona adecuada podrás sentirte liberado"
Harry pensó que, como siempre que se trataba de sentimientos, la joven tenía razón y ahora se sentía mucho mejor, aunque era le preocupaba más el moreno quien le miraba como si acabara de decir que la tierra era plana.
-¿Qué?-fue lo primero que dijo Cisco luego de procesar la información que acababa de escuchar-¿¡Como puedes si quiera pensar eso!?-le grito furioso mientras se acercaba a él.
-Saliste con Eobard-respondió como si fuera lo más obvio del mundo.
-¿Y por eso crees que solo te estoy sustituyendo? Ni si quiera salí con él ¡Solo fue sexo!
-Te enamoraste de él.
-Si bueno todos cometemos errores.
-Él fue tu primer amor-susurró Harry con rabia, ya le cabreaba pensar que Cisco hubiera estado con otros antes que él y el solo pensar que se hubiera enamorado de ese hijo de puta le cabreaba y dolía aún más.
-¡Eres un verdadero idiota!-grito Cisco haciendo que el otro saliera de sus pensamiento, aun mas cuando el más bajito le tomo del cuello de la camisa y estampo sus labios contra los de él en un beso pasional y demandante que Harry no tardo en corresponder.
Envolviendo la cintura con sus brazos Harry atrajo más a Cisco hacia su cuerpo y aunque su parte racional le decía que parara que eso no estaba bien cuando estaban en medio de una conversación tan importante, Harry no le escucho, extrañaba demasiado los labios de Cisco como para prestar atención a otra cosa y se concentró en entrar en la boca de su ingeniero mientras empezaba una guerra de lenguas para ver quien ganaba.
De repente Cisco se había separado tan abruptamente como le había besado y mientras ambos intentaban controlar sus respiraciones el latino hablo.
-Escúchame bien Harry Wells porque solo lo diré una vez-Cisco le miro directamente a los ojos-no te estoy sustituyendo por nadie, ni voy a dejarte por otro Wells, ni ahora ni nunca, me enamore de ti Harry porque eres tú, por tus sarcasmos, por tu falta de tacto, tu gran inteligencia y ego y tus bromas de mal gusto. Todo tú me enamoraste y jamás pensé en ningún otro cuando estaba contigo JAMAS y para que te quede claro el otro Wells no fue mi primer amor, eres tú, tú eres mi primer y único amor y el único que me puede llenar y hacer feliz. Así que como se te ocurra volver a decir otra estupidez de esas te juro por dios que voy a vibrar tu trasero hasta alguna tierra desierta y te dejare ahí ¿entendido?
Ahora fue el turno de Harry en procesar toda la información que había oído y casi inmediatamente después sonrió como un bobo enamorado antes de besar dulcemente los labios de Cisco repetidamente, mientras lo estrechaba entre sus brazos.
-No...me...has...respondido-dijo entre los besos Cisco aunque parecía que su mal humor había desaparecido por completo.
-Entendido, no volveré a dudar de ti-respondió el mayor antes de volver a besarle, dios no sabía cómo había podido aguantar toda una semana sin él, parecía que había sido siglos.
Ambos hombres estuvieron besándose lenta y dulcemente mientras se daban caricias por encima de la ropa, pero eso no era suficiente para ambos que habian estado toda una semana de abstinencia completa sin ni si quiera besos o caricias, cuando normalmente su vida sexual era muy activa. Poco a poco los besos fueron subiendo de intensidad hasta que de nuevo estaban devorándose mutuamente, mientras que sus manos ya empezaban a recorrer el cuerpo del contrario por debajo de la ropa.
Se tuvieron que separar por falta de aire pero no duraron mucho antes de que Cisco empezara a morder y besar el cuello del más alto.
-Cisco...espera...-jadeaba Harry mientras tomaba los hombros del más joven para separarlo de él
-¿Por qué? ¿No quieres?-pregunto Cisco sin entender a lo que Harry rió levemente y se acerco al oído del menor.
-Créeme ahora mismo no deseo más que empotrarte contra esa pared y meterte mi polla tan duro y profundo dentro de ti que solo se escuche tú voz gritando mi nombre por todo el laboratorio-el susurro de Harry hizo que Cisco sintiera un escalofrió recorrer todo su cuerpo y un leve gemido saliera de sus labios, Harry cambiaba completamente cuando se trataba del sexo, si normalmente él era un tipo serio, frió y educado, en la cama, se volvía pasional y le hablaba de esa forma tan burda, oscura y sucia que a Cisco le excitaba de sobremanera.
Harry con toda la fuerza de voluntad que le quedaba se separo de su chico, observando con deleite como su pequeño le miraba con las mejillas sonrojadas, los labios hinchados por los besos y los ojos nublados por el deseo y el científico tuvo que volver a controlarse de nuevo para no tomarlo allí mismo.
-Pero, creo que lo mejor será que esperamos a llegar a casa, no sería bueno hacerlo aquí-dijo mientras se alejaba para tomar sus cosas y marcharse.
Cisco por su parte se cruzo de brazos, era cierto que era mejor hacerlo en una cama pero tampoco le disgustaba hacerlo allí mismo y tampoco era la primera vez que lo hacía, de repente una loca idea paso por su mente, sabía que era algo descabellado y que posiblemente Harry lo matara pero joder estaba muy caliente y valía la pena intentarlo.
-Si tienes razón, será mejor ir a casa-empezó a decir tranquilamente mientras se acercaba a la puerta pero antes salir se paro-supongo que en eso tampoco te pareces al otro Wells, el nunca esperaba para follarme-soltó mientras miraba de reojo como Harry para de recoger y sonrió levemente al ver que sus hombros se ponían rígidos.
-Sí, recuerdo como en una ocasión, mientras construíamos el acelerador de partículas, nos tuvimos que quedar todo el fin de semana solos en el laboratorio je, lo hicimos en todos lados, incluso aquí-recordó el joven y no mentía el falso Wells tenía un gran libido y lo demostró incluso cuando estaba en silla de ruedas.
-En fin nos vamos a ca...-Cisco iba a seguir hablando cuando sintió que alguien le giraba y le empujaba contra la pared para que después sus labios fueran callados por otros ajenos en un beso posesivo y demandante que no tardo en corresponder hasta que cortaron el beso y Cisco vio como Harry le miraba enfadado y con los oscurecidos por el placer.
-¿Intentas provocarme Ramón?
-No sé de qué me hablas Harry-sonrió el otro.
-Yo creo que si-susurro Harry mientras una de sus manos se metía por debajo de la ropa de Cisco y empezaba a acariciar su cuerpo de abajo a arriba lentamente mientras sentía al otro estremecerse por su toque-Quieres ponerme celoso para que así pierda la poca paciencia y cordura que me queda-Harry descendió sus labios para empezar a besar y lamer lentamente el cuello del chico, justo donde sabia que le gustaba.
-Y ¿Funciona?-pregunto entre suspiros mientras apoyaba su cabeza en la pared y la movía hacia un lado para que el otro tuviera más acceso a su cuello.
-¿De verdad lo hicisteis aquí, y en todo el laboratorio?-el susurro de Harry sonó amortiguado por el cuello de Cisco pero aun así, el moreno lo escucho a la perfección como también el tono triste que uso para preguntarlo, haciendo que se sintiera muy mal por haberle contado aquello y más cuando hacía solo unos minutos acababa de confesarle que se sentía inseguro por culpa del falso Wells, Cisco estuvo a punto de mentirle y decirlo que no, pero conocía a Harry casi también como a sí mismo y sabia que le pillaría enseguida la mentira.
-Si-respondió antes de gritar de dolor, Harry le había mordido el cuello-¿¡Porque has...!?-empezó a preguntar cuando Harry se separo de él pero se cayó al ver aquellos ojos oscuros y esa sonrisa ladina.
-Eres mío-dijo mientras le volvía a pegar en la pared-y me encargare personalmente de que todo este laboratorio separa que lo eres, empezando ahora-y volvió a besarle otra vez y Cisco supo que había despertado a una autentica bestia y que no le importaba ser devorado por ella.
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Buenas, jeje siento dejarlo asi pero al ser el primer capitulo no se querriais lemon o no
Estas historias cortas se desarrollan después de la historia principal que como sabreis aun no escribo por que no se muy bien como desarrollarla pero no importa demasiado, asi que disfrutad y si quereis que continué este capitulo con el lemon decidmelo en un comentario.
Besos bye bye.
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wakandamreddington · 3 years
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Habitaciones : "Los licántropos del pantáno" JAN 27 2017
No podía evitarlo, necesitaba coger cualquier arma y romper el cráneo al primero que se me pusiera delante. Mi respiración se aceleró ante tales pensamientos que lejos de desagradarme o ver el horror en algo así, era mi deseo de ver mis manos manchadas de sangre vampírica. No me daba miedo de mi misma por tener esos pensamientos, ni siquiera si había caído en la oscuridad o en la sed de venganza, ¿por qué tenía que resistirme? Lo sentía con tanta fuerza que parecía que iba a explotar. Lamentablemente había matado a un ser tan puro, ¿por qué iba a estar mal matar a una bestia sin alma?. La vida de Clarisa estaba perdida para siempre. Pase de observar al gentío para mirar hacia los pequeños edificios de mi entorno, incluso la noche oscura y siniestra bajo la luz de la luna, era simplemente hermosa. Estaba en Nueva Orleans, no solo los vampiros eran los protagonistas de la ciudad, también existían la estirpe de magos y brujas que residían en aquellas zonas, en su mayoría ocultos, con magia tan diferente a la que yo conocía. “¿Y si aprovechaba mi tiempo aquí para poder investigar sobre la magia vudú y derivados? Conocen más a los vampiros que nosotros mismos” pensé mientras me fijaba en las tiendas ya cerradas de las calles de más abajo.
Sin darme cuenta, había terminado sentada al suelo y la cara pegada entre los barrotes, para seguir mirando todo lo que allí abajo sucedía, aunque mi mente vagaba en otro lado. “¿Y si conseguía algún anillo u objeto que me dijera que andaba cerca de una criatura para prevenir?” Me relamí los labios, ¿qué importaba mi vida cuando la misma peligraba? No era mejor caer luchando que quedarse de brazos cruzados viendo como los horrores pasaban por delante de tus narices? Terminé por tumbarme completamente adoptando una posición cómoda, con las piernas abiertas y estiradas, parecía que estaba muerta. Intentaba relajar mi propia ira. Lo más desgarrador no era temer a la muerte, era ver como esta te arrebataba a los tuyos dejando un vacío interior que no podías simplemente borrar o ignorar. Cerré los ojos.
[Evan]
Suspiro en presentarse delante de la puerta de Wakanda con una botella en la mano, quizás no era la mejor opción del mundo, pero estaba auto convencido de que tanto ella como él necesitaban aquello, necesitaban el alcohol para aliviar el dolor que cargaban, así que llamo dos veces en la puerta al más estilo “El Cartero siempre llama dos veces a la puerta” y de repente la puerta se abrió. – ¿Wakanda?, ¿Julia? – Preguntó, pero en no recibir respuesta, se adentró dentro de la habitación ajena y se fue acercando a oscuras, la puerta del balcón estaba abierta y encogida a los barrotes había una figura. ¿Estaba muerta? Vale, quizás era un pensamiento muy exagerado, pero teniendo en cuenta los rumores que había escuchado por parte de las brujas, uno tenía derecho a inquietarse por ello se fue acercando sigilosamente hasta donde estaba el cuerpo y le puso la mano en la espalda sintiendo como el corazón le latía demasiado rápido. – ¿Wakanda?
[Wakanda]
No sabía cuanto tiempo había pasado, soñolienta escuche mi propio nombre de la boca de alguien conocido, pero no quería despertar, quedarme quieta, tiesa en aquella noche fría estirada en el balcón era lo ideal. Quizás moría de frio, era una buena muerte, lenta y para nada dolorosa. Volví a escuchar mi nombre, chasqueando en un leve quejido que apenas salió de mis labios, abrí los ojos para reincorporarme con dificultad, sintiendo mi cuerpo adolorido pude divisar la silueta de Evan, justo a la entrada de la balconada. —
Hey
— lo salude sin ánimo alguno, poniéndome dificultosamente de pie. Tenía el cuerpo adolorido por vete tú a saber las horas que me había quedado allí dormida.
¿Qué coño podía decir al novio de mi mejor amiga? Cuando volví a mirarlo a los ojos lo único que pude ver fue el momento en que nos liamos en aquella fiesta, descontrolados y llenos de diversión, como si nada importase. La culpa me invadió de nuevo, por todo, era una mala persona. Al bajar mis ojazos, vi que tenía una botella de bourbon entre sus manos, algo típico de la zona. Reí irónicamente. — ¿Quieres emborracharte conmigo? ¿Enserio? — pase dentro de la habitación, casi tropezándome con algo que había en el suelo. Un cuadro que había lanzado horas antes. La habitación estaba hecha una porquería pero era algo que no me importaba mucho. Di con la lámpara que se encontraba en el suelo y la puse en la mesita, con suerte funcionaría y bingo, un poco de luz para ver nuestras caras amargadas y cansadas. Me senté al borde de una de las camas, cruzando mis largas piernas y mirando al piso de enfrente, a través del balcón que había dejado abierto. La mejilla en mi cara estaba en mejores condiciones pero se podía apreciar lo horrible que hubiera sido de no ser por los cuidados médicos de San Mungo.
[Evan]
Se alivió en ver como la rubia reaccionaba, tan solo debía estar dormida y no muerta, bueno eso lo dejaba más tranquilo, no quería lidiar con más muertes por unos años, cosa imposible pues al parecer el destino tenía grandes planes de por medio. –Hey.– Saludo a su compañera de curso, pero no de casa, aunque el saludo fue algo seco.
Respecto a lo del alcohol lo único que él hizo fue encogerse de hombros y suspirar, sabía que el alcohol o mejor dicho la bebida de aquel bastardo llamado Sebastian había hecho que ambos pasaran un rato del cual iban a sentirse culpables de por vida. – Si lo quieres decir así, que así sea. Pero creo que ambos necesitamos aliviar el dolor, desconectar del mundo y el bourbon ayuda, pero si no lo crees, me vuelvo a mi habitación, que posiblemente acabara igual de destrozada que esta…
[Wakanda]
No debía de beber, creía haber escuchado que nada de alcohol cuando me explicaron mi problema, lo que pasa yo no había estado muy al tanto. Mi mente por entonces se había esfumado y desconectado, por el horror, aunque sí, era consciente que estaba jodida. Entre lo de Vihren, la escapada y todo eso, había sido llegar a Hogwarts para largarme los días siguientes a esta mierda de excursión donde Julia me había arrastrado con ella. A LA PUTA CIUDAD DE LOS VAMPIROS. ¿Era normal que quisiera ser superwoman y querer matar aunque fuera a uno de ellos? Miré unos segundos a mi baúl, ahí en su interior estaba el arco que me había regalado Gideon…¿pero que iba hacer con uno si no estaba entrenada y un vampiro era más veloz que yo? Cogí la botella de bourbon de las manos de Evan, poniéndome cómoda en la propia cama e indicándole que hiciera lo mismo. — Tienes toda la razón, tenemos que desconectar de todo — destapone el tapón y bebí un sorbo tan bruto que un poco de líquido se me cayó por la barbilla. Luego, le pase la botella limpiándome con la manga de mi camisón.
[Evan]
Había prometido nada de alcohol y fiestas, pero por lo visto esta promesa iba a quedar en nada, aunque usar el alcohol como terapia ¿estaba justificado su consumo no? Era como el caso del cannabis, a veces lo usaban como fines terapéuticos, pues ese caso era uno de ellos, ambos necesitaban aliviar el dolor, en otras palabras; necesitaban terapia. Sonrió levemente en cuando ella le tomo la botella de la mano y fue directa a ponerse cómoda en la cama, entretanto, en cuando ella le indico que hiciera lo mismo, el joven se quitó las deportivas y se sentó al otro extremo de la cama en posición de indio. – ¿Cómo lo llevas Wakanda? – Preguntó el joven tomando la botella y bebiendo un buen trago para luego pasársela de nuevo.
[Wakanda]
¿Qué cómo lo llevo? ¿Tú que crees? Yo estaba delante. — señale la herida en mi rostro perfectamente visible, aunque claro eso no era más que una queja, era la puta realidad. Evan no había visto lo que yo, él no había visto el corazón de Clarissa Lancaster delante de mis ojos, aun latente y sangrante. Cogí el bourbon para dar otro trago. Una vez más me lamentaba de no haber sido yo la asesinada y no Clarissa. — Necesito drogarme para no tener pesadillas, pero aun así las sigo teniendo aun despierta. Cómo coño quieres que me sienta?No pude salvarla! — le grité unos momentos pero luego eché la cabeza hacia delante, mi cuerpo estaba completamente estirado. No iba a llorar pero si me sentía completamente desesperada, me sentía completamente rota en mil pedazos y la sensación de que era una completa inútil.
[Evan]
Era obvio que no lo llevaba bien y aunque esa pregunta había sido hecha por cortesía lo cierto era que él no era capaz de entender el dolor que ella sentía, pues él no había visto lo ocurrido, tan solo sabía lo que había pasado que una vampira le había arrancado el corazón a Clarissa, a su Clary. Solo la peor alimaña de todas podía arrancarle el corazón a alguien tan noble y puro como Clary. – Lo llevas mal, perdón, no quise molestarte. – Respondió y en cuando ella le dijo que necesitaba drogarse, él pensó en la caja de porros que tenía, bueno le faltaba uno por culpa de Sylke, pero eso era lo de menos, así que decidió sacarse la caja y mostrarle los porros. – Es todo cuanto tengo, son tuyos si quieres, los necesitas más que yo.
[Wakanda]
No molestas, todo el jodido mundo me pregunta que como estoy. ¿Cómo quieren que esté? — no podía evitar estar de mala hostia aun con Evan delante, yo no suavizaba las cosas, las decía tal como las sentía en el momento. Y ahora mismo, estaba cabreada como hacía un rato que había terminado destrozando prácticamente toda la habitación. Lo que no me espere es que sacara una caja misteriosa para ofrecerme lo que parecía ser un porro. Solo un poco, abrí los ojos a modo de sorpresa pero quizás eso calmaba mi ansiedad y mis nervios, no podía alterarme. Cogí uno mirándolo con curiosidad, apenas había fumado en mi vida, el tabaco no es que me llamase la atención. — Vale, te fumas uno conmigo? — suavice un poco mi rostro, no quería fumar ni beber sola, así que agradecí que él estuviera a mi lado en ese instante. Los dos estábamos afectados. Le tendí el porro para que me lo encendiera, dado que la varita estaba lejos de mi alcance.
[Evan]
Te entiendo, yo también odio que me pregunten esto a todo momento o que me muestren compasión por la perdida. – Confeso el joven ante su compañera, odiaba aquello y aunque entendía por qué todo el mundo lo hacía, él no quería compasión ni lastima. – Por eso me he aislado mucho estos últimos días y posiblemente lo acabe haciendo los próximos, no tengo los ánimos para estar con la gente. – Obviamente, Wakanda era una excepción, ella estaba tan rota como él, o incluso más. – Claro, sin problemas. – Respondió él mientras sacaba el encendedor del bolsillo de su pantalón y lo prendía. – Ya puedes darle una calada.
[Wakanda]
Permanecí en silencio porque no sabía muy bien que decir o que responder, lo entendía perfectamente, fueran compañeros de clase o tus propios amigos, estos no sabrían nunca por el horror que uno había pasado ante tal atrocidad. Había vivido una escena propia como si se tratase de una maldita película de terror, fue real y al vivirlo en mis propias carnes era peor, ni siquiera bastaba con imaginar algo así. Bebí otro poco más de bourbon como si se tratase de agua, el alcohol bajaba quemando mi garganta y esperaba que esa noche estuviera tan ciega como para dormir bien. — Vivimos en el infierno Evan, nadie hace nada para evitar las muertes, estamos en esta ciudad aun habiendo muerto personas en manos de béstias. ¿Qué coño hacemos aquí? — solté de repente mientras agarraba el porro entre mis manos. Le mire a los ojos un poco insegura dado que era la primera vez, según si no recordaba mal, que me fumaba algo así. Di una calada y el sabor me supo a mierda, pero me bastó. Tosí un poco y me quede mirando el cigarro entre mis dedos. — Lo siento — susurré sin mirarlo. — Yo no debería de estar aquí, no pude protegerla lo suficiente
[Evan]
Definitivamente ella necesitaba mucho más el alcohol que él, lo podía ver con claridad pues su dolor no era comparado con el suyo propio, ambos dolores eran profundos pero el de Wakanda era aún más debido a que ella había tenido que vivir la terrorífica escena en sus propias carnes. – Se supone que divertirnos en el carnaval, pero para mí ahora mismo diversión sería tomar la pistola que tengo escondida en mi maleta y salir a la calle a pegarles disparos a todos los vampiros, tengo entendido que las balas de madera les afecta, pero mientras caminaba por el barrio francés, escuche murmullos entre las brujas, parecían inquietas, decían que algo iba a pasar, no les preste mucha atención. – Agarró la botella y le dio un buen trago antes de encenderse su propio porro y darle una buena calada. Sonrió levemente en verla toser por el porro, pero en cuando ella le pidió disculpas, el joven suspiro y se acercó a ella para abrazarla durante unos segundos. – No digas esto, ni tampoco fue tu culpa, la única culpable es esa chupasangre que tiene los días contados, si hace falta forzare mi propia expulsión para buscar a la vampira y hacerla pagar… - Tras decirle aquello, decidió separarse de ella para no incomodarla de más.
[Wakanda]
    Ante aquella nueva información, hizo que levantase el rostro completamente sorprendida. — Pero no somos cazadores, no tenemos experiencia y no podemos saber quién es quién…¿eso es lo que quieres hacer? — no estaba muy convencida de si salir a la calle para matar vampiros fuera lo idóneo, diablos, una parte de mí quería decir que sí, tenía un arco en mi poder pero no era una experta. Tenía otro tipos de armas, como la ballesta que había encontrado en aquella cabaña pero no me la había traído conmigo. Pensé en Gideon…¿Dónde estaría él? ¿Y si estaba por las calles cazando vampiros? Y si le pasaba algo? ¿Y si alguno de mis amigos estaban solos e indefensos…? El corazón se me aceleró rápidamente, no podía perder a nadie más. Mi mente estaba hecha un caos, una parte de mí quería huir hacia las calles cual salvaje pero otra no hacer nada y seguir bebiendo hasta quedar inconsciente. Evan me abrazo, yo cerré los ojos y me mordí el labio inferior. — Hablando de eso…he hecho un acuerdo con Hamilton. Él me va ayudar a encontrar a la vampira pero solo lo sabemos nosotros. Y debe de seguir así — Vihren lo comprendería, Evan había sido el novio de Clarissa, ella mi mejor amiga y para Vihren su tía. No había sido tan mala idea hacer aquel acuerdo con él, a pesar de que Vihren fuera a matar a saber quién.
[Evan]
    No era cazador, ni tampoco se lo había replanteado nunca serlo, de hecho, su plan inicial era estudiar para acabar siendo inefable en el ministerio ya que desde siempre ese trabajo le había dado cierta curiosidad pero ahora con la muerte de Clarissa, toda su vida y todos sus planes se habían girado del revés, en lugar de girar a la derecha, ahora había girado dirección a la izquierda, tomando un sendero que lo llevaba a lo desconocido donde era incapaz de saber si al final del camino había un gran abismo. – Quiero llevarme a tantos como me sea posible, pero sé que eso sería un suicidio. – Lo mejor era cambiar tema, pero no sabía de qué hablar, últimamente tampoco estaba muy hablador y tampoco quería hablarle de que había magia negra que quizás podía traer de vuelta a Clary. Pero en cuanto Wakanda le hablo de aquel complot secreto que afectaba también a Vihren Hamilton, el Slytherin presto más atención a las palabras de la rubia y en cuando esta termino de hablar, sin pensárselo ni por unos segundos, acepto. – Guardare el secreto y quiero formar parte de esto, quiero justicia para Clary y quiero que esa vampiro sufra como nunca ha sufrido. [Wakanda]
No era cazador, ni tampoco se lo había replanteado nunca serlo, de hecho, su plan inicial era estudiar para acabar siendo inefable en el ministerio ya que desde siempre ese trabajo le había dado cierta curiosidad pero ahora con la muerte de Clarissa, toda su vida y todos sus planes se habían girado del revés, en lugar de girar a la derecha, ahora había girado dirección a la izquierda, tomando un sendero que lo llevaba a lo desconocido donde era incapaz de saber si al final del camino había un gran abismo. – Quiero llevarme a tantos como me sea posible, pero sé que eso sería un suicidio. – Lo mejor era cambiar tema, pero no sabía de qué hablar, últimamente tampoco estaba muy hablador y tampoco quería hablarle de que había magia negra que quizás podía traer de vuelta a Clary. Pero en cuanto Wakanda le hablo de aquel complot secreto que afectaba también a Vihren Hamilton, el Slytherin presto más atención a las palabras de la rubia y en cuando esta termino de hablar, sin pensárselo ni por unos segundos, acepto. – Guardare el secreto y quiero formar parte de esto, quiero justicia para Clary y quiero que esa vampiro sufra como nunca ha sufrido. [Evan]
También le dio una calada al porro mientras meditaba un poco de todo, pero igualmente a causa de lo que se estaba fumando no era capaz de pensar con mucha claridad. Le fue dando la razón mientras le daba otro trago a la botella de bourbon y posteriormente se la volvió pasar por si quería beber otro trago. – Sí, dicen que la mejor venganza es la que se sirve en frio. – Volvió a darle una calada al porro y luego se rio al igual que ella, menudo par que estaban hechos. – ¿No debería ser como Moriarty? Creo que Moriarty era el malo, maloso que lo tenía todo planeado hasta el detalle por algo era el emperador del crimen. – No había leído esas novelas, pero tenía algo de cultura literaria de los muggles. Igualmente, en su estado tampoco podía decir nada sensato. – Sinceramente… no lo sé, hasta hace poco quería ser inefable, pero ahora mismo mi vida ha girado hacia la izquierda sin saber a dónde me lleva, se puedo decir que ahora mismo estoy sin rumbo fijo, ¿y tú? [Wakanda]
No rechace otro trago de la botella, el sabor era fuerte pero me iba acostumbrando. Me quede en silencio y hablando solo lo necesario, después de todo, me sentía un poco más tranquila, supuse que sería el porro que me estaba fumando y me dejaba atontada. — Moriarty….diría que sí, es bastante maquiavélico en sus planes — le mire de reojo con una pequeña sonrisa, extrañada de que supiera de quién se trataba. — Pensaba que los Hunt no teníais ni idea — comenté como si nada acercándome de nuevo el cigarro a mis labios. Creo que empezaba a darme como sueño pero me reí tontamente al haberme quedado embobada mirando una mosca ¿o era ilusión mía? Giré mi rostro para mirar a Evan, sintiéndome a gusto que estuviera a mi lado esa noche. — Quería ser arqueóloga y encontrar tesoros, algo así como Indiana Jones…pero tampoco me importaría cambiar de nombre y vida — volví la mirada al techo, ¿qué otra cosa podía llegar a ser? — Me gustaría volar. Ir hacia las nubes y sentarme en una de ellas… — extendí los brazos como si pudiera hacerlo, imaginándome una noche estrellada y envuelta en las nubes del cielo, donde el único sonido fuera alguna que otra ráfaga de viento o mi propia respiración. Ver el mundo desde allí arriba junto a las estrellas debía de ser impresionante…
[Evan]
    Eh que los Hunt podemos saber quién es Sherlock Holmes y el Profesor Moriarty, que mi padre y Axel sean unos rancios tradicionalistas, no quiere decir que los demás también lo seamos. – Todo aquello lo dijo riéndose a causa de los efectos del alcohol y el porro que estaba fumando, desde luego mala combinación. Presto atención al sueño de su compañera, desde luego le pegaba eso de ser arqueóloga, al igual de que a él le pegaba lo de ser inefable, por mucho de que tanto su padre como su tio, querían que se dedicase al derecho mágico. – Siempre podemos hacer una promesa de que una vez finiquitemos a esa vampira, nos dedicaremos al máximo para lograr nuestros objetivos, tu arqueóloga y yo inefable. – Debería haber seriedad en aquello, pero era imposible cuando uno iba bastante fumado. A continuación, en escuchar las palabras de la joven sobre lo de las nubes se quedó pensativo igualmente era quizás un delirio a causa del porro, pero acabo diciendo. – Creo que eso es posible, hay encantamientos para transformar las cosas, quizás haya uno para hacer que las nubes adquieran la misma consistencia de una colchoneta. [Wakanda]
Seguí su risa tontamente, siempre había idealizado esa clase de familias pero no todas terminaban siendo como las de antaño, por lo general me gustaba ver que las generaciones siguientes iban abriéndose al camino del mundo muggle como las cosas tan típicas o conocidas. Yo no hubiera soportado la era medieval o victoriana. Antes muerta que señorita. El porro iba desvaneciéndose en mis dedos, así que tras una última calada lo dejé en el cenicero que estaba en la mesita. Bostecé exageradamente, creo que hoy iba a poder dormir la mona una buena y larga noche. Giré mi rostro hacia Evan, sin decir ni una palabra y dejando ver que estaba conforme con sus palabras, yo ya no estaba segura de nada y si iba a vivir el tiempo necesario como para cumplir mi sueño. Por eso, me era indiferente ahora mismo ciertas cosas y me alejaba del futuro centrándome en el ahora. — No creo que se pueda…no lo veo…pero sería genial…o tener polvos de hadas…volar hasta la luna o simplemente por el cielo.
[Evan]
Se fue riendo solo durante un buen rato a causa del alcohol y el porro, desde luego nada de lo que él estaba diciendo tenía sentido, pero aun así en su cabeza creía que tenían algun sentido, por insignificante que fuese. – ¿Polvos de hada? ¿Existe esto? – Pregunto justo al instante que a él también se le escapaba un bostezo pues a saber qué horas eran ya y lo cierto era que los ojos ya empezaban a pesarle un poco, al igual que su compañera. – Los muggles han ido a la luna, ¿Por qué los magos no podemos hacer lo mismo? – Pregunto volviendo a bostezar de nuevo como un perezoso, ¿no había unos animales que se llamaban así? En ese instante su cabeza ya no pensaba muy bien, por lo cual apago su porro en el cenicero antes decirle a su compañera de que quizás era hora de irse a dormir.
[Wakanda]
    Ni idea…pero sería genial, ¿no? — comenté sintiendo como mis ojos se iban apagando, iba a caer en cualquier instante, lo notaba en mi cuerpo. Lo deseaba, sinceramente solo quería dormir, si pudiera, me casaría con mi cama. Bostecé, y volví a mirar a Evan, tenía la melena alborotada, por alguna extraña razón recordé aquella noche de verano donde nos habían atacado los inferis y lo recordé desnudo. No pude evitar reírme tontamente. — Perdona, me acordé de aquella noche donde te despelotaste…estabas tan borracho — sonreí tontamente, mi segunda fiesta y había sido caótica, recordé entonces el reto de besar a Clarissa y me entristecí nuevamente. Igual, nunca lo iba a olvidar. Todo había quedado en un jodido susto. — Me gustaría más sentir el viento en mi cara — susurre acurrucándome a su lado, poco después, si Evan me dijo algo, no me enteré, me dormí segundos después a su lado. [Evan]
Asintió con la cabeza, aunque le seguía dando ideas a lo de volar por las nubes, menudas cosas en las que pensar, pero gracias a aquello, su mente estaba distraída y por unos instantes no pensaba en cosas malas. En cuanto ella empezó a reírse, él se quedó mirándola por unos instantes un poco atónito, pero luego empezó a reírse a carcajadas. – Joder como la liaba, malditos inferis, nos dieron muchos problemas. Tras escuchar aquello, se quedó en silencio meditando una pequeña idea que decidió poner en práctica, había leído que en un colegio en áfrica enseñaban la magia sin varita por lo cual intento un Ventus no verbal y aunque los resultados no fueron los que esperaba, si logro que hiciera una pequeña brisa que les daba a la cara de ambos. – Buenas noches… - Susurro cerrando los ojos y dejando que el sueño viniese a él también.
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