No te atormentes si en casa te han dicho oveja negra
Se cómo el Fénix
Algunas veces deberás morir un poco para renacer de nuevo.
Deja de atormentarte por personas que aún van cargando recuerdos del pasado,
Mejor guárdalos juntos en un baúl con un gran candado y tíralos en el profundo mar de tu olvido,
No te atormentes por criticas de otro mortal tan perfectamente imperfecto como tu.
No te atormentes si en casa te han dicho oveja negra ¡Si oveja negra ! Suena raro y destructivo verdad ?
Pero escudriña esa palabra y te darás cuenta que la oveja negra de la familia es el ser más sensible incondicional con los demás, es quien siempre esta dispuesto a ayudar.
No te atormentes por la sociedad que siempre actúa con doble moral, no marchites tu mente
No empañes tu mirada con tormentas que hacen reflejar tu tristeza,
eso hará sentir bien a quien no te quiere y mal a quien si te quiere.
No desgastes palabras y explicaciones en quien no las merece,
no derrames tus lágrimas por una mala palabra, date cuenta que esa mala palabra o acción ya es destructiva para esa persona.
Dime! ¿Mereces marchitarte por alguien que no se quiere ni a sí mismo?
Mejor se un fénix
Se tú
No te atormentes
no te marchites
Detén tu autodestrucción
Deja de vivir sumergida en el dolor, dolor causado por alguien que decía quererte y protegerte, siendo el mismo quien te destruía.
Empieza por ser libre
Impusalte tú mism@
No esperes ayuda
Porque si te quedas esperando a que alguien actúe por ti
seguirás siendo prisioner@ de tus fantasmas atormentando tu mente y marchitando tú ser.
Se un fénix
ℜ𝔬𝔰𝔞 🖤
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En las profundidades mas oscuras, gotas rojas caen de esta luna llena en tauro sumandose el eclipse total. La confianza es un estado de la mente, no viene hacia a ti, vas hacia ella. Siempre pregunto cual es el mejor movimiento, lo aprendo en la tempestad porque lleva a mi paz en este momento. Mejor tomarse una pausa que permita estar en este lugar que convertirnos en enemigxs con la realidad. Nunca es lo que parece. Tods estamos de pie en el borde del cambio personal. Es una pesada carga para alguns, y un gran alivio para otrs. Cómo lo sientes? Qué siente tu cuerpo? Sientes dolor? Es una carga. Sientes alivio? Es sanación. Es importante cómo te sientes dias antes, dias durante, dias despues. Verás que es lo mismo. La transición de la desesperación a la esperanza. Tu eres la salvaje, sin reglas, bailando sinmas, al son en esos tonos de música, de color, vive por el manifiesto del alma. Reclamen su derecho a ser su propio sanador. Ella es su propia sanadora. No porque no puedas confiar en la ayuda de ls dems, sino porque aprendiste que aveces no están disponibles, no están a mano. Todavía se puede calmar a tierra neutral otra vez a través de la autoenseñanza. Somos el universo en constante expansión. El tema es en la tierra porque en mi muerte hay un despertar y en mi despertar hay muerte; profunda transformación porque el mar nos muestra la expansión de la gota al océano. Así es que vives y mueres entre la naturaleza, la belleza de sentir,la vida es bella, la muerte también, no espero que me entiendan, mira la vida de la forma en que mira hacia atrás en ti, y tu visión de la existencia trascenderá con asombro, sumas la tranquilidad de la experiencia, remember que si algo se siente en oculto es porque simplemente no está a la vista, hay secretos que sólo se descubren si decides ir a buscarlos, ten fe en tu fe, te está apoyando, descansa, sientate con ella para poder escuchar cómo habla el conocimiento. Estoy hablando tiempo, tiempo cíclico, mira como mira atrás en ti, para entender tu presente, tu dolor o tu alivio, eso habla de tu futuro, ponlo frente al espejo, el reflejo está en ti, lo que piensas de mi es lo que está en ti, lo que está en mi sigue mutante en el camino, voy hacia allí. Puedes entenderme cuando separes el tiempo del espacio, hagalo despacio. Puedo hablarle así porque entro en su campo electromagnético, y vos está allí et moi estoy aquí, nadando entre las profundidades mas oscuras, gotas rojas caen de esta luna llena en tauro, sumandose el eclipse total, la confianza es un estado de la mente, no viene hacia a ti, vas hacia ella, viajando en el tiempo, transmitiendo mensajes, distantes nuestros cuerpos, pero te susurro por dentro, tan de cerca desde tan lejos, comunicación sensorial, la atracción de la energía, juntxs en pensamientos, transmisión en directo... son fuga de voces, son todas las noches...
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Hands to myself | Esteban Kukuriczka.
Sumario: mañanas tranquilas con tu novio.
Warnings: sexo explícito (+18), fingering, sexo desprotegido, dirty talking.
Notas: cómo argentina, me parece preocupante la falta de fanfics que hay de este hombre xx.
Créditos: esta inspirado en la canción de Selena Gómez, las imágenes del principio no me pertenecen y las encontré en pinterest, sin embargo, el collage fue hecho por mi.
1.3k words.
La suave brisa bonaerense inunda el amplio cuarto, jugueteando con mis mechones, desperdigados en las almohadas. El sol empieza a colarse sin consideraciones por las ventanas entreabiertas, obligando a mis cansados parpados a perforar mi sueño.
Los fuertes brazos anclados en mi cintura me atraen aún más cerca del hombre dormitando a mi lado, su rostro anidado en mi cuello, su dulce y varonil aroma inundando mis fosas nasales, envolviéndome en su calor corporal.
“Buenos días, Tebi”- Murmuro suavemente, cubriendo sus hombros con delicados besos para despertarlo.
“Buenos días, preciosa”- Responde, despegándose de la somnolencia y serpenteando sus extremidades con las mías.
Hinco mis dientes seductoramente en su piel descubierta, salpicándolo con pequeñas marcas rojas en contraste con su tez pecosa. Ansiosa, deslizo mis piernas sobre las suyas, posicionándome a horcajadas sobre su regazo.
“¿Andamos cariñosas esta mañana?”- Socarrón, amasa la desnudez de mis caderas entre sus palmas, causando que nuestros sexos se rocen firmemente. La burlona fricción no está ni cerca de ser suficiente para calmar las llamaradas que empiezan a asentarse en mi estomago bajo.
“Dale, amor, ¡por favor te pido!”- Ruego impaciente, tratando de replicar sus movimientos. Su agarre me mantiene estática en mi lugar, sin permitirme mover.
“¿Por favor qué?”- Finge inocencia mientras las puntas de sus dedos empiezan a dibujar entramados sobre mis costillas, trepando hacia mis pechos.
Atrapa mis pezones entre sus yemas, jugueteando con ambos a la vez, hasta sentir como se endurecen ante sus atenciones.
“Tocame, te necesito…”- Aclaro sin aliento.
Con una sonrisa ladina, acerca su boca hacia el derecho, provocando el montículo con la lengua hasta empezar a succionarlo con urgencia. Me enredo en su cabello, tirando de el con ferocidad, ganándome un gimoteo de satisfacción de su parte.
Separándose de mi abusado busto, observa mis ojos con cierta malicia impresa en los suyos al tiempo que me restriega contra su palpitante centro. Una creciente erección se hace notar bajo la ropa interior que nos separa.
“Mira lo que me haces”- Acentúa su punto al embestir mi coño cubierto con su pulsante miembro. Mi boca se entreabre ante el placer repentino- “Me pones tan duro.”
“Tebi, no puedo más”- Susurro cuando su mano baja por mi estomago hasta hallar mi intimidad, desliza mi tanga por mis pantorrillas para así estimular el clítoris en premeditados movimientos circulares. Creo enloquecer ante sus ralentizadas caricias
Asienta su toque errante en mi humedad, sus yemas buceando entre mis jugos. Retira sus dedos índice y corazón, para luego sorberlos ruidosamente, lamiendo mi reluciente excitación.
“¿Quién te tiene así de mojadita? Mh?”- Pregunta orgulloso, sabiendo perfectamente que el es el causante.
Reanuda sus ministraciones en mi núcleo, colándose por entre mis labios para penetrarte con dos dígitos. Mis orbes fijos en sus movimientos, aun desconcertada por lo obsceno de su accionar.
Rápidamente acelera sus movimientos, curvándose para golpear la esponjosa cavidad. Su longitud roza todos mis puntos sensibles, acercándome a un inexorable crescendo. Sumergida en el disfrute, lo único que escapa mis cuerdas vocales son quejidos de satisfacción, entrelazados con gemidos nombrándolo.
“Contestame, nena. ”- Reclama, forzando el contacto visual al aprisionar mi mandíbula en su agarre.
“Vos, Kuku, ¡solo vos!”- Contesto, hundiendo mis uñas en la tersura de sus bíceps, marcando lunas crecientes para la posteridad. Una sonrisa engreída tiñe sus delicadas facciones al notar mi estrechez aspirándolo, signo de mi orgasmo aproximándose a pasos agigantados.
Meciéndome sobre sus largos dedos, comienzo a percibir las avasallantes olas de mi culminación; la presión en mi vientre amenazando con explotar, la euforia difuminando todo a mi alrededor, centrándome solo en el rostro de mi novio cercano al mío.
El clímax se ve remplazado por un insoportable vacío cuando retira sus dígitos de mi calor, negándome la liberación. Un sollozo se cuela por mi expresión desahuciada, mis ojos alarmadamente abiertos cubiertos por una fina capa de lágrimas.
“No no no, por favor”- Lloriqueo en su oído, tratando de reganar el pasado contacto. Sus fuertes extremidades me aquietan por encima de su muslo, logrando que mis movimientos mueran lentamente.
“Tranquila, linda. Ahora te voy a coger, ¿sí?”- Pronuncia, apaciguando mis patéticos hipidos. Asiento frenéticamente, deseosa de sentirlo en mi interior.
Con un preciso movimiento, me enjaula bajo suyo, su largo cuerpo enmarcando al mío. Lo observo despojarse de sus calzoncillos, ardiendo al presenciar su desnudez absoluta.
Mis ojos merodean desde su esbelto pecho hasta los colorados vellos que trazan el inicio de su pelvis, gruesa y rebosante de líquido preseminal.
Casi ausente, permito que mi mano recorra su cuerpo, centrándome en su furioso pene. Con lánguidos movimientos, trazo su longitud, torciendo mi muñeca para proporcionarle el mayor placer posible.
“Me vas a matar, bebé”- Confiesa, acalorado y excitado. Sus rizos cobre empiezan a pegarse a su frente ante el esfuerzo físico, unas singulares gotas de sudor recorren su tórax.
Toma mis extremidades superiores entre sus garras para anclarlas sobre mi cabeza, dejándome completamente a su merced. Con un gesto busca mi consentimiento, el cual soy rápida en proporcionarle.
Su glande comienza a ingresar por mi núcleo, empujándose pacientemente dentro mío. Mas allá de la cantidad de veces que repitamos el procedimiento, jamás lograría acostumbrarme a la deliciosa manera en que me estira. El aire se condensa de sus suspiros de alivio al sentir su polla completamente en mi interior.
Así, inmóvil entre mis piernas, logro sentir cada una de sus vena latiendo dentro mío, las crestas y surcos que lo componen.
“Hace conmigo lo que quieras, Kuku, pero por favor movete”- Demando sin aire, todavía pasmada por la intrusión.
Ni bien las palabras me abandonan, Esteban retira su falo casi por completo antes de embestirme ferozmente. Su boca yace abierta, su cara contorsionada por el deleite, sus cejas arrugadas entre sí… La vista más bella del mundo.
Noto que mis caderas intentan acompasarse a su compás, encontrándolo a medio camino. Un frenesí casi inhumano apoderándose de ambos, obligándonos a acelerar el ritmo para satisfacer aquel deseo tan primal.
Su palma izquierda apresando mis muñecas fuera de su camino, la derecha se posa en mi abultada panza, advirtiendo la protuberancia que su pene delinea en mi vientre bajo. Un gemido nace de mi garganta al notar lo que ocurre.
“Así de profundo te estoy cogiendo, nena”- Gruñe en mi oído, su mano aún en mi estómago, sus penetraciones cada vez más hondas.
“Ay, Esteban, estoy tan llena”- Plaño frente a su boca, robándole un chape al notarme increíblemente mojada ante la imagen.
Vuelven a apropincuarse las primeras olas de mi culminación quemándome por dentro, consiguiendo desesperarme por concluir. Sin siquiera notarlo, mi voz se fuerza por vociferar el regocijo que me inunda, aumentando su volumen a medida que mi clímax me alcanza.
“Dios, me voy a venir”- Advierto, enloquecida por las sensaciones apoderándose de mí. El mayor se apresura, complaciendo mi pedido tácito.
Su boca busca de nuevo la mía cuando mi coño pulsa delirantemente su entrepierna, buscando conducirlo hacia su propia liberación.
“¿Ah sí? ¿Me vas a empapar la chota, amor?”- Cuestiona, sabiendo cuanto me gusta que me hable así de sucio.
Su nombre huyendo de mis labios como mantras, mis uñas anclándose en su espalda, marcándolo como propio.
Me entrego al orgasmo que me engulle, mi cuerpo retorciéndose espasmódicamente bajo su imponente figura, mi centro manchándolo con mi corrida al contraerse.
En la brevedad, aúlla desaforado pues su masculinidad pulsa hasta derramarse dentro mío. Su semen pintando mis paredes internas, colmándome por completo.
Se retira de mis cavidades con lentitud luego de venirse, procurando que sus espermatozoides permanezcan en mi interior. Selecciona mi ropa interior de las desechas sabanas, calzándomelas como si nada.
“Así no se escapa nada”- Murmura, regalándome un pico. Me fascino ante la idea de mantener su eyaculación así de cerca de mí.
Lo arropo contra mí, exhausta y saciada, con la intención de quedarme atrapada en sus brazos por un rato más. Recíproca mi voluntad, reposando su cabeza entre mis pechos y acariciándome delicadamente.
“Te amo”- Digo luego de unos instantes, observándolo maravillada.
“Yo te amo más”- Responde, presionando nuestras bocas en un beso descuidado.
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HELENA ALMEIDA & REBECCA SOLNIT
Cuando leía, dejaba de ser yo, y esa inexistencia era algo que perseguía y devoraba como una droga. Me transformaba poco a poco en una testigo ausente, alguien que se encontraba en aquel mundo, pero no era nadie en él, o que era cada palabra, carretera, casa, mal presagio y esperanza vana. Era cualquiera y no era nada, y estaba en todas partes en aquellas horas y años que pasé sumergida en los libros. Era niebla, miasma, neblina, alguien que se disolvía en el relato, que se zambullía en él, y aprendí a perderme de ese modo de la tarea de ser niña y luego una mujer, y la niña y la mujer concretas que era. Di vueltas por muchas épocas y lugares, mundos y cosmologías, dispersándome, agrupándome, a la deriva. Me viene a la mente un verso de T. S. Eliot, el primer poeta cuya obra conocí: <<de disponer una cara para ver las caras que te encuentras>>. Sola, sumergida en un libro, no tenía cara, era todo el mundo, cualquier, sin límites, estaba en otra parte, libre de encuentros. Quería ser alguien, crear una cara, una identidad y una voz, pero adoraba esos momentos de respiro.
_ Rebecca Solnit, Recuerdos de mi inexistencia, Lumen, 2021. Traducción: Antonia Martín.
_ Helena Almeida
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