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#ciudades sumergidas
beni75 · 2 years
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Yonaguni, la ciudad sumergida de Japón
Desconozco autoría de las imágenes
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somos-deseos · 16 days
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Charles Bukowski inspiración II.
Sumergida en mis pensamientos, me ahogo en los recuerdos de una vida llena de excesos y desencuentros. Me pregunto, una y otra vez, si la existencia del ser es tan solo un juego cruel del destino o si hay algún propósito oculto detrás de este caótico viaje.
La soledad, esa vieja compañera que me abraza en las noches de insomnio, me susurra al oído palabras de duda y desesperación. ¿Somos acaso seres destinados a vagar en busca de respuestas que nunca encontrarán? ¿O somos simplemente marionetas en manos de fuerzas más grandes de las que ni siquiera podemos concebir?
Caminando por las calles sucias y decadentes de la ciudad, observo a los rostros anónimos que pasan a mi lado, cargados de historias no contadas y sueños rotos. ¿Acaso sus vidas tienen algún significado, o son simplemente piezas más en este engranaje gigantesco que llamamos realidad?
La existencia del ser, esa eterna incógnita que nos persigue como una sombra en la noche, nos obliga a cuestionar nuestro lugar en el cosmos y nuestra relación con el universo que nos rodea. ¿Somos nada más que un accidente cósmico, o hay un propósito mayor detrás de nuestra existencia?
Quizás nunca podamos responder a estas preguntas, quizás nunca alcancemos la verdad absoluta sobre la existencia del ser. Pero mientras tanto, seguiré buscando respuestas en la oscuridad de la noche, en las palabras gastadas de los poetas malditos y en el reflejo melancólico de mi rostro en el espejo.
Porque al final del día, quizás la verdadera belleza de la existencia radica en la búsqueda misma, en la incansable lucha por descifrar los enigmas de la vida y encontrar un destello de significado en medio de tanta confusión y caos.
— Seguen Oríah // Charles Bukowski inspiración II.
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pikynosabedibujar · 2 months
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❤️Fanfic de Vergil x madre de Nero. 💙
Holaa!! 😈
Como les comenté empecé a escribir un fanfic sobre Devil May Cry, especialmente sobre Vergil y la madre de Nero que, en mi caso la bauticé como “Aurelia” porque… bueno, me pareció un nombre bonito.
En el fanfic, voy a narrar sucesos que transcurre antes DMC 3, y obviamente se situará en la Isla Fortuna. También, he introducido la mayoría de los elementos, lugares y personajes de la cuarta entrega, sólo que modifique para favorecer a la historia con agregación de personajes propios y hablar sobre un tema que, en la saga no la trató tanto, la magia y los ángeles (aún lo estoy pensando ☝️🤓, ¿qué dicen ustedes?)
Cabe destacar que, si encuentran errores de ortografía, gramática o en narración, etc. Me disculpo, es la primera vez que escribo un fanfic. 😓
Ahora sí, espero que ustedes lo disfruten✨️, se entretengan y bueno, espero que no se aburran.
⚠️Importante⚠️: todos los derechos de la franquicia de Devil May Cry, le pertenecen a CAPCOM.
💖Agradecimientos💖.
@KalinaAnn por hacer videítos de Devil May Cry. Consumí una banda de videos y me sirvieron una bocha para escribir este fanfic. Espero que un día lo leas.
‼️Sinopsis.‼️
En Ciudad Fortuna llegan nuevos residentes, la familia Everhart. El padre, un empresario y miembro de Orden de Sparda. Una organización religiosa, devota a la figura mítica de Sparda, y dedicada a proteger la ciudad de los demonios manteniendo la paz...
Aurelia, hija mayor, es una joven y con grandes expectativas de su nuevo hogar, pero es desilusionada tras conocer el plan de su padre, quien la comprometió en un matrimonio sin su consentimiento. Al sentirse utilizada y busca consuelo en soledad, desgraciadamente, se ve envuelta en un encuentro de demonios. Y para su sorpresa, es recatada por un ser misterioso cuyas intensiones y origen son un enigma.
¿Qué deparara en el futuro de Aurelia? ¿Quién es este enigmático? ¿Qué oculta la Orden junto con su padre?
Capitulo 1 ⤵️
Capítulo 1: La Ciudad de Fortuna
En una isla aislada llamada La Ciudad de Fortuna, los contrastes eran evidentes. Era una ciudad próspera y vibrante, con una rica historia y cultura, pero también un lugar peligroso donde los demonios y el mal acechaban constantemente.
En este entorno, la familia Everhart se instalaba en su nueva casa. Albert, el padre, era un invitado importante de la Orden de Sparda. Esta orden religiosa estaba dedicada a proteger la ciudad de los demonios y rendía culto a Sparda, un antiguo emperador demonio que una vez gobernó esas tierras con mano de hierro.
Los caballeros de la Orden de Sparda eran fieles seguidores de esta figura legendaria, comprometidos a mantener la paz y la seguridad en la ciudad, enfrentándose valientemente a las fuerzas del mal que amenazaban su hogar.
Aurelia Everhart, en plena juventud a sus dieciocho años, se sentía emocionada y nerviosa por comenzar su nueva vida en la Ciudad de Fortuna. A diferencia de su hermana menor, Alice, quien mostraba una actitud más tranquila y despreocupada.
Desde que dejaron atrás su hogar en el otro lado de la isla, Aurelia había sentido la presión de cumplir con las expectativas de su familia. A pesar de su juventud, ya estaba preparada para enfrentar nuevas experiencias y desafíos, aunque a veces se sentía abrumada por la responsabilidad que pesaba sobre sus hombros.
Mientras se encontraban en la sala de estar de su nueva casa, Aurelia estaba absorta en la lectura de un libro, sumergida en sus pensamientos sobre el futuro que le aguardaba en esta nueva ciudad. Mientras tanto, Alice permanecía sentada junto a la ventana, observando perdidamente su nuevo jardín.
“¿Qué te sucede, Alice?” preguntó Aurelia, rompiendo el silencio que envolvía la sala. Sin embargo, la menor no respondió de inmediato, simplemente permaneció en silencio.
“Bueno… yo estoy un poco ansiosa. No sabemos qué planes tiene papá para nosotras”, continuó Aurelia, dejando a un lado su libro y dirigiendo su mirada hacia su hermana menor, quien se levantó con la ayuda de un bastón.
“Deja de preocuparte. Quién sabe lo que papá hace”, respondió Alice antes de salir de la sala.
Aurelia observó a su hermana alejarse, notando cómo se había vuelto más distante desde que enfermó. No sabía exactamente qué le sucedía a Alice, pero podía sentir su sufrimiento. Aunque intentaba mantener la calma, seguía sintiendo una leve intranquilidad debido al misterio que rodeaba a su padre. No siempre estaba segura de cuáles eran sus motivaciones.
En ese momento, el fiel sirviente de la familia, Gavin, llamó la atención de la joven.
"Buenos días, señorita Aurelia", saludó Gavin con respeto. "Debo informarle que el señor Everhart ha ordenado que se reúnan para asistir a una misa en la catedral." El hombre levantó un paquete rojo con un listón dorado.
"Bien. ¿Y esto es...?" preguntó Aurelia mientras tomaba el paquete y lo abría. Para su sorpresa, encontró un vestido rojo con una capucha blanca y el emblema de la Orden de Sparda.
"El señor Everhart dijo que deben vestirse de manera apropiada para la misa de hoy. El chofer vendrá en una hora", explicó Gavin antes de inclinarse y retirarse.
Aurelia observó el vestido con asombro. Era hermoso, pero también un poco intimidante. No estaba acostumbrada a ese tipo de ropa.
La joven se puso el vestido en su habitación; era un poco ajustado, pero le quedaba bien. También arregló su cabello oscuro en un rodete adornado con trenzas que rodeaban su cabeza como una vincha. Al mirarse en el espejo, sonrió satisfecha. Luego salió en busca de su hermana en su habitación.
"¿Qué haces con eso?" preguntó Alice.
"¿Qué haces tú tirada en la cama? ¿Acaso no escuchaste a papá?" respondió sorprendida la hermana mayor.
"Ah, en realidad no quiero ir", dijo Alice volviendo a fijar su mirada en el techo. "Y también me duele todo el cuerpo", agregó, claramente como una excusa.
A lo lejos se escuchó la bocina de un auto, señal de que era hora de partir. Aurelia suspiró profundamente.
“Bien, de todos modos, si te sientes muy mal, llama al doctor”, dijo, resignada. Ya no quería molestarla más. Viendo que Alice no estaba dispuesta a hablar, decidió alejarse por el momento.
Durante el camino, Aurelia observaba a través del cristal del coche los campos repletos de tomates con un rojo intenso. Mientras tanto, su sirviente comenzó a decirle que no debería estar nerviosa, ya que su padre estaría allí para acompañarla.
El sirviente continuó diciendo: “Además, debo recordarte que, dentro de unos días, debes asistir a unas clases para formar parte de la Orden, ya que la abandonaste desde que dejaste esta isla.”
“Parece que papá planea quedarse aquí por más tiempo. ¿Tienes alguna idea, Gavin?” cuestionó la joven.
“Me temo que no, señorita Aurelia,” respondió el sirviente.
Al final del trayecto, llegaron al centro de la Ciudad de Fortuna y luego se dirigieron hacia la catedral.
Allí, vio a su padre rodeado de caballeros de la orden. Antes de reunirse con él, echó un vistazo alrededor. La fachada de la catedral era una impresionante obra de arquitectura renacentista, con ladrillos grandes y oscuros, y picos altos que se alzaban hacia el cielo. Esta vista llenaba a la joven de cierta presión, pero a la vez, despertaba su curiosidad por la misa, aunque no fuera creyente.
Gavin se acercó a su padre para informarle de la llegada de la chica, pero este la miró de reojo, ignorándola por completo, antes de entrar al castillo acompañado de los Caballeros. Aurelia no comprendió esa reacción y se sintió desilusionada.
“Señorita Aurelia, ya puede entrar. La misa está por comenzar”, dijo el sirviente, y la chica asintió con la cabeza y siguió adelante.
Una vez dentro, la chica notó en el centro la enorme estatua esculpida en mármol que, al parecer, representaba al salvador, Sparda, dejando en claro que siempre sería una figura de admiración. No lograba verlo del todo debido a que aún estaba en proceso de construcción, cubierto con telas y maderas.
Ella tomó asiento en la parte trasera y observó a su padre sentado al frente junto con otros sacerdotes de túnicas blancas que estaban cuestionados por espadachines de uniformes claros. Minutos después, comenzó la misa.
Primero, una joven de la orden, vestida de blanco, se acercó al escenario y comenzó a cantar de manera hermosa. Luego, apareció el Vicario, el líder de la orden, quien pronunció palabras de bienvenida y agradecimiento. Vestía con la típica alba blanca y larga de un sacerdote, pero sobre ella llevaba una casulla roja con bordes dorados, así como una estola del mismo diseño, marcándolo como una figura de superioridad.
"Hace 2000 años, el caballero oscuro Sparda tomó la decisión de enfrentarse a sus hermanos demonios y blandir su espada en favor de la humanidad. "A pesar del coraje que demostró en nuestro nombre, temo que muchos olvidaran ese sacrificio", narró el Vicario. Continuó la misa relatando la grandiosa historia de su deidad, lo cual conmovía e inspiraba a muchas personas del pueblo, quienes rezaban con fervor.
Aurelia se fijó en las personas que vestían túnicas blancas cortas y capuchas adornadas con el mismo emblema.
Para concluir la misa, el líder inició un recitado que parecía un canto.
"Nuestro enemigo caerá," comenzó él.
"A medida que nosotros," continuó, y la gente siguió: "Tomamos conciencia."
"Para reclamar nuestro destino, ahora y siempre," las personas repetían en unísono. "Ahora y siempre, permaneceremos unidos. En amor y en odio," resonaban todas las voces en eco por toda la sala, hasta que un silencio final abrazó el último rezo.
Al concluir la ceremonia, Aurelia no perdió tiempo y se dirigió hacia donde estaba su padre, quien en ese momento recibía cordiales saludos de un hombre de avanzada edad ataviado con un uniforme blanco.
“Es un placer conocerlo, señor Everhart. Mi nombre es Sanctus, el General Supremo de los Caballeros. Nos honra enormemente recibirlo en nuestro catedral,” dijo, extendiendo su mano en señal de cortesía.
El padre de Aurelia, un hombre de mediana edad con cabello y vestimenta oscura correspondió el gesto con un firme apretón de manos.
"Gracias, General Sanctus, el honor es mío", respondió él con cortesía.
"Estoy al tanto de sus logros profesionales, y me han impresionado profundamente. Confío en que la colaboración entre nosotros será fructífera," añadió Sanctus, su tono adquiriendo un matiz ligeramente más intimidante. "Créame, encontraré la manera de serle de gran utilidad." Una sonrisa astuta se esbozó en sus labios.
"Será, sin duda, un placer trabajar juntos," concordó el padre de Aurelia, sellando así el inicio de una alianza que prometía ser tanto intrigante como potencialmente transformadora.
Albert Everhart, un hombre de negocios astuto y determinado heredó la empresa de explotación mineral "Everhart Industries" de su familia. Con una visión audaz y una determinación inflexible, Albert llevó la empresa a nuevas alturas, salvándola de una crisis que amenazaba con extinguirla por completo. Su enfoque frío y calculador le permitió tomar decisiones difíciles y estratégicas, ganándose así el respeto y la admiración de sus colegas y competidores por igual. Bajo su liderazgo, "Everhart Industries" se transformó en una de las compañías más potenciales en las afueras de las fronteras.
La estrecha relación de Albert con la Orden de Sparda no es solo una cuestión de negocios, sino también de creencias personales. Como miembro devoto del culto, Albert está profundamente comprometido con la misión y los objetivos de la Orden. La conexión personal fortalece los lazos entre la empresa y la Orden, proporcionando una base sólida para colaborar mutuamente beneficiosa.
El General Sanctus notó la presencia de la joven, Aurelia, y se dirigió a ella con cortesía.
"Oh, veo que es su hija. Encantado de conocerte, señorita Everhart."
"Igualmente, señor Sanctus", respondió Aurelia con respeto.
El General continuó, haciendo referencia a un regalo que Aurelia había recibido. "Veo que recibió su regalo de compromiso. Felicidades."
Aurelia se sorprendió ante el comentario. ¿Qué regalo de compromiso estaba mencionando el General? ¿Acaso se refería al vestido que había recibido? La joven se quedó pensativa mientras el General continuaba hablando.
"Es una gran oportunidad para que su hija se convierta en miembro de la Orden", añadió el General Sanctus, revelando una posibilidad que Aurelia no había considerado hasta ese momento.
"¿Novia?" volvió a mirar a su padre, y la mirada que recibió fue suficiente para que Aurelia contuviera sus preguntas.
"Exactamente", respondió Sanctus "La Orden necesita mujeres fuertes y capaces para servir a nuestro señor Sparda. Señorita Everhart, usted es joven y tiene el potencial de convertirse en una gran mujer para un caballero de la Orden."
Aurelia se sintió confundida ante la propuesta. "Yo... No sé qué decir", murmuró, mostrando una sonrisa incierta.
"No se avergüence, debería estar muy orgullosa", dijo el General Sanctus, volviendo su atención hacia el padre de Aurelia. "Si me disculpan, debo retirarme por ahora. Señor Everhart, realmente estoy interesado en su trabajo. Espero con ansias trabajar con usted."
"Por supuesto, podemos continuar con nuestro acuerdo más tarde", respondió el padre de Aurelia.
Con la partida del General Sanctus, padre e hija quedaron a solas. Aurelia sintió la necesidad de hablar, pero su padre se dirigió hacia la salida sin darle la oportunidad. La situación la preocupaba profundamente; le aterraba la idea de casarse, o incluso de ser utilizada para los asuntos de su padre con ese tal Sanctus, quien le generaba cierta desconfianza.
Aurelia lo siguió afuera, hasta los jardines que rodeaban la entrada de la catedral, donde una hermosa fuente de agua añadía serenidad al ambiente.
"Padre, tenemos que hablar", insistió ella.
"Ahora no, debo reunirme con el Vicario", respondió él mientras avanzaba a paso rápido.
"No, escúchame", insistió Aurelia, tratando de detenerlo. "¿Cómo es que todos lo sabían y yo no?"
Albert tomó aire y suspiró. "Tarde o temprano, esto pasaría. Pronto lo entenderás, Aurelia."
"¿Qué quieres decir? ¿Me utilizaste para tus amiguitos de la Orden?" Aurelia enfrentó a su padre con determinación. "¿Ni siquiera me diste la oportunidad de decidir mi propio futuro?"
El hombre la miró directamente, con una expresión seria en su rostro.
"Tuviste mucho tiempo para pensarlo", respondió en tono firme, antes de llamar al sirviente.
Aurelia, desorientada por las palabras de su padre, lo observó subirse a un automóvil después de su breve conversación con el sirviente. Sin prestarle más atención, se sintió molesta y en silencio se escabulló entre los pasillos de Ciudad Fortuna, sin ser notada por los demás.
Después de un tiempo, perdió de vista a su padre y al sirviente tras pasar al otro lado. Ahora sola, comenzó a recorrer el lugar apartado de la catedral y del centro. En sus pensamientos, añoraba los recuerdos que había compartido con su madre cuando era pequeña; paseos, comidas y charlas en esos mismos caminos durante días de ferias. A medida que pasaban los años, esos recuerdos parecían desvanecerse lentamente, como si se desvanecieran con el tiempo, lo que entristeció aún más a la joven. Paró en seco, luchando por contener sus lágrimas, y se dijo a sí misma: "No, debo encontrar una manera de convencer a papá".
En ese instante, escuchó un ruido extraño que la sacó de sus pensamientos. Se dio cuenta de que estaba totalmente sola y alejada. La joven se sintió perdida por completo e intentó encontrar a alguien, pero no había nadie a la vista.
El ruido era como el de una vibración molesta, parecía el zumbido de insectos. Aurelia se detuvo, con el corazón latiendo a toda velocidad, y su piel se volvió aun más pálida. Miró a su alrededor, pero no vio nada. El sonido volvió a sonar, esta vez más cerca. Sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
De repente, se dio la vuelta y vio a los espantapájaros. Eran grotescos, con sacos llenos de escarabajos y sus extremidades equipadas con guadañas. La joven gritó y comenzó a correr.
Los espantapájaros la perseguían. Siguió corriendo tan rápido como pudo, pero parecía imposible escapar, lo que la hizo sentir cada vez más aterrorizada.
Entonces, de repente, vio una figura vestida con un manto oscuro parada en el camino. Aurelia se detuvo, sin saber qué hacer, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho.
Aurelia, desesperada, se acercó al hombre y tomó su brazo. Aunque su rostro estaba oculto por una capucha, sus ojos claros resaltaban en la penumbra, fijos en ella, en los iris púrpura que reflejan el miedo.
La joven, en un grito de súplica, le pidió ayuda al hombre, pero este permaneció inexpresivo, sin emitir palabra alguna. En ese momento, uno de los demonios saltó sobre ellos, y Aurelia, temiendo lo peor, cerró los ojos. Sin embargo, en lugar del ataque, escuchó un sonido metálico y, al abrir los ojos, vio al hombre desenvainando su katana con destreza. La espada era hermosa, con un mango blanco decorado con rombos oscuros y adornos dorados, y una hoja de acero pulido capaz de cortar cualquier cosa.
El extraño manejó la katana con delicadeza, pero con una velocidad increíble. En un movimiento fluido, tomó a Aurelia por la cintura y la apartó de su camino, al parecer, protegiéndola del ataque del demonio.
"Están perdiendo mi tiempo", dijo el hombre con un tono sereno y sofisticado.
Lanzó varios cortes en el aire dejando un rastro de luz, luego se sintió una brisa viento que venía de esa fuerza descomunal. Todos los espantapájaros cayeron como moscas para luego esfumarse como polvos.
El hombre guardó su espalda y se volvió para irse. Sin mirar atrás e ignorándola completamente.
Desconcertada y con el corazón aun latiendo con fuerza, Aurelia observó cómo el hombre desaparecía en la distancia sin siquiera mirar atrás. Se quedó allí, temblando, tratando de asimilar lo que acababa de presenciar. Antes de procesar completamente la situación, sintió un dolor en la cabeza que la hizo tambalearse y caer al suelo.
Fin de capitulo 1
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jartitameteneis · 4 months
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¿CÓMO SE CONSTRUYÓ VENECIA?
Venecia, una ciudad sobre pilares de madera
La historia de Venecia comienza en el V siglo d.C. Después de la caída del Imperio Romano de Occidente, los bárbaros del norte atacaban los antiguos territorios de Roma. Para escapar de estos, la población veneciana en el continente escapó a las marismas cercanas, y encontró refugio en las islas de arena de Torcello, Jesolo y Malamocco.
Aunque los asentamientos fueron inicialmente de carácter temporal, los venecianos habitaron las islas de forma permanente.
Para tener sus edificios sobre una base sólida, primero clavaron estacas de madera en el suelo arenoso. Luego, se construyeron plataformas de madera encima de estas estacas. Finalmente, los edificios fueron construidos en estas plataformas.
Un libro del siglo XVII explica en detalle el procedimiento de construcción en Venecia y demuestra la cantidad de madera requerida solo para los cimientos.
Según este libro, cuando se construyó la iglesia Santa María della Salute, 1.106.657 estacas de madera, cada una de 4 metros, fueron clavadas bajo el agua.
Este proceso tardó dos años y dos meses en completarse.
Además de eso, la madera tenía que obtenerse de los bosques de Eslovenia, Croacia y Montenegro, y ser transportada a Venecia a través del agua. Por lo tanto, uno puede imaginar la escala de esta empresa.
El uso de la madera como estructura de soporte puede parecer una sorpresa, ya que la madera es relativamente menos duradera que la piedra o el metal. El secreto de la longevidad de la base de madera de esta bella ciudad es el hecho de que está sumergida bajo el agua.
La descomposición de la madera es causada por microorganismos, como hongos y bacterias. Como el soporte de madera en Venecia está sumergido bajo el agua, no están expuestos al oxígeno, uno de los elementos que necesitan los microorganismos para sobrevivir.
Además, el flujo constante de agua salada alrededor y a través de la madera petrifica la madera con el tiempo, convirtiendo la madera en una estructura endurecida.
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la-semillera · 3 months
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ELENA DEL RIVERO & CRISTINA RIVERA GARZA
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VIII
la invención de Maggie Triana
Saturday, May 17, 2003
BLOGNOVELA 2003
L.
(mayo es ahora)
Es que tomaron el boulevard rojo.
Es que no había luz.
Es que faltaba el agua.
Es que llegó Maggie Triana bajo el eclipse
(cabello rojo, pestañas extra largas, uñas a medio pintar)
y contó su peor sueño y su mejor pesadilla.
Es que se abrió el abrigo —negro, de peluche, demencial— y se sonrió tres veces con el ojo izquierdo.
Es que recargó la cabeza sobre un hombro y, de regreso al mundo, exclamó: esto es arándano (aunque en realidad era Eau de Cartier).
Es que se señaló la boca.
Es que dijo: bésenme.
Y todas obedecieron —gustosas, sumisas, celestes.
Es que, como lo he anotado, no había luz.
Es que era jueves pero a todas les urgía ya que fuera sábado. Y Maggie insistía en contar —las manos en espiral, la boca de vela en alta mar, la rodilla flexionada— su peor sueño (el hombre que atravesaba el cuerpo de la mujer para extraerle el músculo ése que, dijo, algunos llaman corazón) y su mejor pesadilla (la mujer que, en justo intercambio, atravesaba el cuerpo del hombre para extraerle el ése que, repitió, algunos llaman corazón).
Es que habían leído a Butler, Cixous, Wittig, Peri Rossi, Pizarnik, Acker, Stein.
Y las mareaba el humo de los cigarrillos de clavo. Djarum Black: to enhance your smoking pleasure.
Y nadie hablaba en el Café de Todos.
Es que la mantarraya descendía —deliciosa, omnipotente, cándida— con esa lentitud casi doméstica, esa lentitud de otro modo mitológica, hasta la piel misma del océano.
Es que Amaranta Caballero caminaba descalza y ecuménica sobre su propia lengua.
Y Abril Castro se volvía una pez-hadilla sobre la almohada.
Y Maggie Triana declaraba, con precisión profética: cubrir de árboles el bosque. Bosquejar una mujer. Circundar una mujer. Cubrir de bosques una ciudad, bosquejar una mujer, circundar los árboles.
Y Lucina Constanza guardaba silencio.
Y La Sumergida se acostumbraba poco a poco, aunque no sin torpeza y sin intolerancia, a su nueva condición de Emergida.
Todo esto dentro de la Ciudad Sin Nombre. Todo esto en un lugar sin luz, sin agua. Es que comieron uvas y pronunciaron las palabras muslo, codo, tráquea. Y también ésa que, Maggie volvía a decir, algunos conocen como corazón.
Es que no sabían de la piedad. Y no les interesaba hincarse. Es que los fáunulos tomaban su siesta.
Es que faltaba el agua.
Y se quedaron meditabundas frente a la pregunta ¿por qué no?
Es que era mayo.
Es que mayo es ahora.
_ ¿Ha estado usted alguna vez en el Mar del Norte?, fragmento del libro Feliz como con mujer, Cristina Rivera-Garza.
# 6. 2011. Selenium toned silver gelatin prints with oil paint 7-7/8” x 10”
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rubimoon45 · 28 days
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SUMMER´S LOVE
Pareja: Helion x fem!reader
Sinopsis: Calliope es prima del Alto Lord de La Corte de Verano, y una princesa de Verano. Cuando la amenaza cae sobre el continente y deben liarse, a ella solo le preocupa una cosa.
Parte: I, II, III, IV
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Estaba en la playa esa mañana, ayudando a una de las tortugas a desenredarse de una red que los pescadores habían lanzado al agua una vez completaban su trabajo en alta mar. Odiaba encontrarse a los animales de aquella manera, sufriendo por algo que no era su cupa, y no es como si hubieran leyes que prohibieran esos actos. Pero haberlas creado durante el cautiverio de la familia real y el gobierno tiránico de Amarantha las dejaba casi inválidas con su regreso, así como haberlas hecho una hembra cuya autoridad ya estuvo en duda en su momento. Calliope podía ser la primera del Alto Lord, pero continuaba siendo una hembra nacida del segundo matrimonio con uno de los príncipes. Y eso no siempre estaba bien visto entre los de su especie, en su gran mayoría. Un tirón en el brazo la hizo detenerse, el agua golpeando sus rodillas descubiertas, el pantalón remangado hasta sus muslos. Uno de los guardacostas la ayudó manteniendo a la tortuga, que se sacudía queriendo huir.
El sol estaba en su punto más alto y el agua relativamente tranquila. Los expertos decían que las migraciones de especies ya estaban ocurriendo y que la tormenta tropical ayudaría al desplazamiento de otras. Al menos ellas podrían salvarse si otro ataque golpeaba Adriata. Poner a salvo a los inocentes era lo más importantes. Adriata estaba bajo alerta. La mayor parte de la población se había marchado al interior con el primer ataque, y los que se habían quedado eran trabajadores menores o miembros del ejército para defender la ciudad de un segundo. Tiró de la última tela que rodeaba la aleta delantera de la tortuga, que volvía a revolverse en busca de libertad.
-¿Por qué quiere marcharse? La estamos ayudando.
De normal, se dejaban ayudar por las manos adecuadas. Debía ser por el primer ataque. Tenía que serlo. Los animales eran más perceptivos que otros faes. Tal vez en su forma primitiva pudiera resolverse la guerra sabiendo cuándo iban a atacarlos con sus sentidos más desarrollados, perdidos en la evolución hacía milenios.
-Saben lo que pasa. Usted también debería marcharse.
-No estaría bien huir y dejarlos a todos -le dijo al macho. Piel morena y cabello oscuro. Un nativo de Verano-. Quiero arreglar esto antes de reunirme con mi primo.
-¿Ha dado alguna noticia nueva?
Calli no respondió a la primera.
No podía hablar a la ligera de los asuntos de Estado con cualquiera. Por mucha ayuda que le hubiera dado en los últimos años con la cala, seguían siendo un extraño que no tenía por qué conocer los asuntos de gobierno.
-Solo lo conocido.
Él no preguntó más.
Volvió a centrarse en su tarea. La tortuga, con medio cuerpo sumergido y la otra mitad en el aire sacudió las aletas delanteras. Calli se apartó antes de recibir un golpe, pero aprovechó para coger el último de los extremos que la rodeaban. Una de las olas impactó con fuerza contra su espalda, empapando su ya de por sí melena blanca sumergida hasta la mitad. Mechones blancos solapados cayeron frente ella y tuvo que recolocárselos como pudo. Maldijo cuando el animal aprovechó para volver a sacudirse. El fae menor agarró una de las aletas antes de que la golpease en la cara. Calliope tiró nuevamente de la cuerda de plástico, la última que quedaba. Pensó en cómo solían hacer los nudos los pescadores en la playa, cuando se sentaban en los muros que dividían la ciudad de la entrada a la playa. La gente iba a colocar el mercado ahí y a despedirse de quienes se subían a los barcos durante meses.
-Ya casi.
Calliope movió los dedos rápido. Tuvo que apoyarse en el hombro del macho para coger fuerza...y entonces se impulsó girando ambos dedos y muñeca hacia fuera, arrastrando el plástico de la red hacia ella. Y entonces sucedió. La tortuga hizo un sonido conocido, como un gemido, cuando la red que quedaba le fue retirada de la aleta y finalmente liberada. Calli no reprimió su sonrisa, aumentando en tamaño cuando el fae soltó a la tortuga y pudo huir. El agua los golpeó de lleno cuando su pesado cuerpo cayó y tomó el impulso para marchar. Aplaudió y saltó cuando el animal desaparecía. Tal vez fue por la emoción que se lanzó al macho fae y lo abrazó con fuerza. Él se quedó quieto, rígido como una piedra.
El mar los golpeó a ambos. Y aún con esa, en su pecho se instaló un sentimiento que no tenía nada que ver con la emoción de salvar una vida, su adrenalina... Era más como otra emoción que tiraba para colarse en el lugar de la otra. Una que oprimía sus pulmones y apretaba su corazón excitado. Calliope se alejó del macho, un poco confusa, con la mano en el pecho.
-¿Princesa?
-No es nada, solo... Nada.
Igual a cómo se sintió en la reunión de los Altos Lores. Cuando Eris la había insultado delante de todos y hecho reaccionar a Lord Helion. Pero no estaba ahí, había acabado. ¿Y si fuera por culpa de la guerra? ¿Y si...? El macho fae posó su mano sobre su hombro.
-El Alto Lord está aquí, princesa.
Calli levantó la cabeza rápido. Miró en dirección a donde señalaba el macho, hacia la orilla. Ni el mar caliente pudo calentar su sangre cuando vio a su primo esperando en la playa, con las visibles flores de su corona... Y otras dos figuras a su lado. Tragó saliva. Formalidad, de nuevo. Extranjeros, del norte. Ropa clara y tez oscura. Como los guardias de la Corte de Día. Calliope empezó a caminar hacia el exterior del agua. El chapoteo le indicó que el macho iba con ella a sus espaldas.
¿Lo habían visto, el abrazo? No significaba nada, por supuesto. Conocía las normas y las jerarquías. Y no se arriesgaría jamás a recibir una llamada de atención como esa. Los pesados pasos se aligeraban a medida que el agua dejaba de cubrirle las rodillas. Mientras, sopesó las posibilidades de esa repentina visita. ¿Una nueva técnica? Se puso en lo peor. ¿Se iban ya a la guerra? No. Se habría entrado por los guerreros. Por el Caldero... El Alto Lord de la Corte de Día y una mujer a su lado esperaban con Tarquin. ¿Su mujer? No, no estaba casado ni comprometido. Tampoco enlazado con alguna compañera, que se supiera. Entonces debía ser una amante o una mensaje, o ambas de acuerdo por cómo se le conocía. Salió del agua, y la cálida arena seca se le coló entre los dedos húmedos.
El rostro de su primo no mostraba ninguna emoción, como de costumbre. Pero la del otro había perdido su frialdad y ahora, bajo la luz del sol, su piel y expresión se veían deslumbrantes como si fuera el mismísimo sol. Pero quien le llamó más la atención fue la mujer a su lado. Su postura erguida y manos cubiertas y entrelazadas... ¿Una sacerdotisa? No, eso no era el atuendo oficial de. ¿Quién era? Caminó hacia ellos intentando descifrarlo. No había guardias alrededor.
-Calli -empezó su primo. La melena blanca y familiar se mecía a sus espaldas-, la Corte de Día se quedará esta noche con nosotros mientras esperamos al ejército de Tamlin.
-Si consigue reclutar a alguna persona que no se halla marchado de su Corte por su numerito.
Miró un poco de más a la mujer. No sentía nada. Volvió a mirar a su primo y al Alto Lord.
-Oh.
-Helion ha pedido residencia en Adriata. Tus hermanos y yo hemos aceptado y nos quedaremos con vosotros.
"Hasta que tengan que encontrarse con el ejército", pensó, pero no dijo nada ni lo intentó. Ella solamente asintió.
Seguía sin entender los motivos del por qué querían hablar con ella. Podrían haberse encontrado en el palacio. El rostro de Helion observó la playa con gran detenimiento, hasta que sus ojos se posaron en ella. El ámbar líquido de sus ojos deslumbraba como mil soles. Estaba sudando, pero no parecía mostrar signos de incomodidad. A Calli le sorprendió porque no todos encontraban agradable las temperaturas y humedad de la Corte.
-Me gustaría dar un paseo por Adriata -le dijo, sonando como si solo estuviera hablando con ella. Su primo asintió-. Tengo entendido que esta ciudad es de las más hermosas de Prythian, y dado que me gustan las cosas bonitas, me llama la atención. Y siempre he querido saber cómo era el hogar de Tarquin para volverlo tan seco.
-No era necesario.
Su sonrisa resplandeció, como un... Estaba pensando en un niño, pero de eso tenía poco.
-Sí que lo era. Sería un placer conocerla por manos de la joya de Adriata.
Joya de Adriata y joya de Verano. Eris también la habían llamado de esa manera. Calliope frunció el ceño. ¿Iba a insultarla también, en su propio hogar?
-Mientras tanto, me gustaría entablar una alianza con Tarquin. Una que beneficie a ambas Cortes -apartó los ojos de ella y los movió en dirección a la mujer. Esta no se inmutó-. Ella es mi mensajera. Emile. Conoce lo necesario y suficiente para hacerlo en mi nombre.
-¿Una alianza? ¿Para qué?
Tarquin habló.
-Rhysand, Helion y yo queremos un frente unido dada la distancia entre los Altos Lores, como se demostró ayer. Las alianzas bailan con los siglos, y esto es un comienzo. Puede que Kallias se una a nosotros cuando vea lo suficiente de la guerra.
No entendía nada de esos juegos de alianzas y Altos Lores unidos. Solo entendía que iban a unirse entre ellos dada la negativa del rostro. ¿Y ahora el Alto Lord quería conocer la ciudad en vez de empezar las negociaciones por sí mismo? Volvió a mirar a la mujer. Le pareció ver un trozo de pie oscura cuando el velo se alzó de más.
-Me gustaría cambiarme antes de la visita.
-Por supuesto.
Su primo se adelantó.
-Recoge también algunas de tus cosas. No podrás quedarte en la casa de la playa hasta que acabe la guerra. Estarías expuesta a cualquier ataque.
Asintió, pero por dentro se mordió la lengua.
-Nos vemos ahora, primo. Lord.
-Calliope -inclinó la cabeza en su dirección.
Otro golpeteo. Los sentidos de ella se despertaron, como si hubieran estado en una ensoñación. Por un momento, los oídos le pitaron; luego, la burbujita estalló. Como cuando se sumergía en el agua y subía demasiado rápido. Calliope analizó su expresión. Los ojos le bailaron a la ropa, igual que los de ella a la suya. Una pizca de vergüenza se asentó en su sistema al recordar que llevaba la ropa desgastada y casi rota; la que usaba para sus trabajos en la cala. Él, por otro lado, iba impoluto como correspondía a su rango. La corona dorada esta vez se acompañaba con protecciones metálicas y del mismo color en antebrazos y gemelos. Llevaba la toga blanca al estilo de la última vez, con un trozo de ella que salía de su cintura y envolvía un trozo de brazo. Ni la belleza de todos los faes juntos le hacían justicia.
Se tocó el brazo. Piel desnuda y cubierta de sal.
Luego, se dio la vuelta hacia su casita.
Para recoger sus cosas.
Y marcharse al palacio en el que no había dormido desde hacía meses.
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-Recuerdo esta playa, estas vistas... Fue en ese acantilado, me parece -señaló a uno de los acantilados más cercanos al mar, bajos y sin mucha inclinación. Calliope torció la cabeza para observar al lugar, puesto que su musculoso cuerpo le impedía en parte verlo al completo- que me invitaron a asistir a un funeral de vuestra familia. Todavía no era mi Alto Lord cuando mi padre me obligó a asistir. Pensaba que iba a aburrirme, pero...fue realmente emotivo. En mi Corte los funerales reales se hacen de otra forma.
Calliope y Lord Helion habían bajado desde el castillo de Adriata, recorrido la ciudad y llegado a la playa hacía unos pocos minutos. Sus hermanos se habían quedado con Tarquin en el palacio, ordenando algunas cosas de en las filas de los ejércitos con los generales que permanecían en la ciudad antes de mandarlos con el resto de guerreros a las filas. Cuando llegasen las tropas de Tamlin, se marcharían. No quería pensar en lo peor, pero la guerra se sentía peor que la presencia de Amarantha en aquellos cincuenta años. Por el Caldero, Tarquin había recibido el poder del Alto Lord a los treinta años.
Lo había llevado por los callejones de Adriata, que por la evacuación de la ciudad se habían quedado despejados y solo los guardias pasaban para patrullar, y luego ido a la plaza ce la ciudad. Verlo todo tan vacío se sentía extraño, estando acostumbrada al continuo ajetreo de las calles, la playa y el mercado. Oh, sobre todo el mercado. Verlo despejado, sin nadie que atendiera las mensajes que habían quedado arrasadas por la interrupción del ejército... En todo momento él había preguntado, pero no preguntas tontas. Sino que se interesaba por la arquitectura, la utilidad y el estilo en el que estaba diseñada la ciudad, interesándose en todos los pequeños detalles para los que ella, para su sorpresa, a veces no tenía la respuesta. Dada la antigüedad, ella no había nacido cuando se pusieron las primeras piedras ni crearon primeras leyes. Lord Helion tuvo la caballerosidad de ofrecerle información de sus bibliotecas privadas, en su Corte, por si alguna vez se interesaba por la construcción de la civilización de la especie fae en el continente. Ella había aceptado, no muy segura, y sin tampoco saber qué responder a esa propuesta.
Finalmente, habían acabado en la playa. Agradeció haberse cambiado al vestido de seda gris holgado a partir del corte de los pechos. El corsé se ajustaba a en la zona del pecho, y se volvía más ligero, tanto el viento se colaba entre los pliegues y se sacudía al mínimo movimiento. Los filos tirantes se envolvían alrededor de su cuello como un amuleto. Cresseida le había hecho una trenza gruesa al verle el pelo enmarañado, después de decirle que parecía que se había peleado con una serpiente marina, y decorado con algún adorno suelto de su joyero. Así vestida, al menos no parecía lo que su hermana decía. Y por lo menos conseguido no dejar mala a su Corte. Casi parecía una princesa de verdad.
Lo miró buscando algún indicio de mentira, como le habían enseñado. Pero no encontró nada. Solo un rostro atractivo relajado y sudado por el impacto de la Corte de Verano.
-¿Puedo saberlo?
Calli casi se tropezó con un tronco sepultado en la arena. La falda sedosa de su vestido se movió con ella, pero no cayó al suelo. Continuaron caminando hasta que llegaron a una pendiente de piedra blanca que subía hacia la ciudad. Lord Helion se detuvo y se quedó admirando cómo las pequeñas olas golpeaban en la costa.
-La Corte de Día tiene unos días esplendorosos, pero también agotadores por las altas temperaturas. Muchos ejércitos que han intentado invadir el territorio han quedado sepultados en la arena de los desiertos. Algunos dicen que todavía se pueden ver los huesos -se estremeció, y él pareció notarlo cuando abandonó la idea de continuar dando esos detalles-. Aprovechamos esas horas para dejar los cuerpos ahí a primera hora, cuando no hace tanto calor, y que se carbonice durante el resto. Por la noche, cuando las temperaturas son mejores, recogemos las cenizas y las enterramos en los jardines interiores.
A Calli le invadió una repentina curiosidad. Conocía algunas de las tradiciones y festivales de otras Cortes por sus maestros y lecturas personales, pero ninguna era tan acertada como resultaba ser. Y también porque de haberse movido en ese espacio habría acabado como una viajera entre Cortes, o convertida en mensajera para resolver esas dudas. El refrán de que Amanecer tenía los mejores amaneceres, Día los mejores días y Noche las mejores noches era una duda que todavía le quedaba por saldar... A excepción del primero.
-Por las tardes los extranjeros, o incluso algunos nativos, utilizan prendas finas o velos para cubrirse. El sol y la temperatura no perdona en algunos casos -hizo un gesto hacia el sol cegador en el cielo, algunas nubes cubriendo el manto azul claro y perdiéndose en la lejanía-. Tú sin duda tendrías que llevarlo.
Calli intentó imaginarse la escena. Ella con velo, en una Corte que no era la suya, sin poder mojarse las manos y las piernas cuando estuviera estresada. Fue una imagen ridícula, pero en parte atractiva para unas vacaciones... Si no estuvieran en una guerra y no fuese ella. Los rumores que llegaban de la Corte de Día eran a cada cual más explícitos. Vivir en un lugar como ese, y no en tranquila Adriata, sonaba más como una tortura que como una residencia tranquila.
-Dudo que pudiese -se rio con solo imaginarlo. Abandonar su hogar, aunque fuera por un viaje, ya sonaba una tortura. El viaje de hacía unos días apenas duró horas y ya había sentido una pena profunda por abandonar su espacio. Su cala. Su Corte-. Alejarme del mar, del agua... No, no podría. ¿Ha dicho jardines?
-Tampoco es tan malo. Los jardines interiores recogen el agua y hay vida. Celebramos muchos de los actos oficiales en esa zona.
Calliope lo miró, dudosa. Él solo se rio al ver su expresión. Pero no la carcajada que le dio a Eris hacía dos días, sino... Algo más suave, más real.
-Tengo entendido que tu hermano y cierta hembra de la Corte de Noche no saben si besarse o matarse -cambió de tema, sabiamente.
Calliope se miró los pies desnudos. La arena metiéndose entre los dedos. El calor en la playa a veces era sofocante, pero en esos momento, parecía que la presencia del Alto Lord de Día aumentaba la temperatura del espacio.
-Creo que mi hermano tiene un corazón honorable, pero confuso. Desde pequeño lo entrenaron como príncipe, y a Cresseida y a mí como princesas -dijo, aunque el aire que se calentaba a su alrededor la sofocaba y volvía sus pensamientos confusos-. Fue idea de Cresseida enviar los rubíes de sangre... Pero de mi hermano acabar en buenos términos con la otra hembra.
-¿Contigo no?
-Oh, me cayeron bien, hasta que nos robaron. Eran amables y encantadores, pero eso se esfumó cuando mi primo se dio cuenta de que nos habían robado y marchado.
Lord Helion hizo una mueca en su hermoso rostro, la piel morena resplandeciendo con el sol golpeando de lleno. La corona la deslumbró cuando su cabeza se volvió hacia ella, por primera vez mirándola de forma que Calliope no supo descifrar. Tantos misterios a su alrededor, tantos...rumores que lo rodeaban. Y era incapaz de ver a través de su piel.
Destructor de Hechizos. Lo apodaban así porque sus hechizos eran capaces de hasta romper una maldición, y porque conocía tantos por las enormes bibliotecas de su Corte que sabía hasta los secretos de todo Prythian.
-Por la seguridad de todos tuvieron que tomar es parte que guardabais... Y no los estoy excusando. Si alguien entrase a mi Corte y me robara, habría hecho más que enviar unos rubíes de sangre.
Calli se encogió de hombros. El sol parecía tener envidia de la luz propia que enviaba Helion, cuando las nubes que surcaban el cielo como barcos lo taparon. Su piel continuó resplandeciendo.
-Fue idea de Cresseida. Ella... A ella no le gusta que jueguen con sus emociones. Varion, por otro lado, él es compasivo. Sabe lo que es el perdón -jugó con el collar que caía sobre su pecho, con la cuerda y el objeto del final-. Le envió a esa chica una disculpa. A... -se calló. El nombre apareció en su cabeza-. Amren. Ella decía todo tan claro, tan directo... Puede que con ella no tenga ninguna enemistad.
-Hablar de enemistad ya es fuerte. No pensaba que la joya de Adriata pudiera sentir antipatía hacia una persona.
Lo miró de vuelta. Ya iban dos veces que la llamaba así, y continuaba sin dar signos de por qué todos menos su familia la llamaban así.
La brisa marina meció su vestido, y tuvo que reaccionar rápido para evitar que su cuerpo quedase expuesto. Entró en la rampa de piedra, sintiendo el ardor que suponía una superficie puesta bajo el sol durante tanto tiempo, pero no las quemaduras que habrían supuesto para los humanos. El calzado de Helion eran sandalias de cuero cuyas tiras ascendían hasta perderse en las protecciones doradas. No tenía los mismos problemas que ella.
-La guerra está activa, así que... Mi enemistad con ella ha finalizado, señor. Y no siento nada malo hacia ellos, solo incomprensión por las mentiras que nos dijeron -le dijo. Fue cierto, saliéndole de lo más profundo de su corazón. Las razones por las que a diferencia de sus familiares era incapaz de sentir resquemor por unas personas que mintieron, jugaron con ellos y les robaron en su propia casa. Calliope alzó el rostro para mirarlo directamente a la cara, y dijo-: Soy incapaz de odiar a una persona. Mi hermana dice que ese es mi campo de batalla, o mi mayor debilidad.
Helion le devolvió la misma mirada. Una intensa, de esas que podían estremecerte, pero a ella no le dio esa sensación de ansiedad o temor. Le dio valentía a continuar hablando. La perfecta melena lisa y peinada por debajo de sus hombros no se había movido ni un centímetro. ¿Y si la corona lo mantenía todo junto?
-Cada uno tenemos un campo de batalla.
-Mi padre solía decir que el campo de batalla para las hembras era el parto. Que debían afrontarlo y combatirlo. Y mi madre lo hizo. Conmigo casi muere, y con mi hermano...
Cerró la boca. Los labios le temblaron y tuvo que hacer un gesto rápido, como si mirara hacia el mar, para evitar que le cayesen lágrimas.
Consciente de cada respiración, de cada movimiento, Lord Helion mantuvo el silencio iniciado por ella unos instantes más. Las gaviotas pasaron volando sobre sus cabezas, graznando y en manda hacia otro lado. Solo el sonido de las olas se escuchaba entre ellos.
-Un hermano es una bendición. Los hijos son raros, y a veces hay que hacer sacrificios. Sobre todo nosotros, los Altos Lores y sus familias.
-Yo no quería un hermano, señor -respondió-. Solo quería a mi madre.
Sonaba avaricioso, le había corregido una vez su hermana, por cómo hablaba de su madre. Su padre se había alegrado de tener otro hijo, pese a las advertencias que se habían especificado sobre un segundo embarazado tras el desastre del primero. Su madre, al final, había librado una batalla en su campo, y al igual que muchos caballeros faes, había caído en ella dejando a su paso un legado.
-Aún eres joven para comprenderlo, pero habrá un momento...en el que juegues un papel fundamental. Hay personas que han tenido que abandonar sus hogares para cumplir con sus obligaciones, y solo tenían decenas de edad -dijo finalmente. Se apartó de su lado y volvió a concentrarse en la extensión del mar, de la arena que se acumulaba en la orilla, de todo el paisaje. Dos ojos perdidos en la nada que, con todas esas, eran capaces de saber cualquier cosa que ocurría al otro lado-. Al igual que yo algún día tendré que sentar la cabeza. Aunque mi consejo dice que ya debería hacerlo, antes de la guerra, y asegurar la línea.
Ella solamente se dignó a mirarlo, a contemplar toda esa belleza reunida en una persona y su personalidad. Y a pensar en cuáles eran las condiciones que estaban negociado su mensajera y primo en el palacio mientras ellos hablaban. Tuvo que bajar la mirada cuando él se dio cuenta de lo que estaba haciendo, disimulándolo con que se acercaba a la barandilla de piedra blanca a su lado.
Ahí, apoyó la cadera a la vez que viento aumentaba en intensidad del viento. La magia solía controlar la dirección en la que soplaba el viento para controlar cómo se movían los barcos por la costa. Pero ese... Aquello era aire natural, sin magia y con una suavidad que hubiera recordado a una caricia. No se dio cuenta de que Helion la había estado mirando todo ese rato en silencio, al ver que no respondía, y que esos ojos ámbares igual que la miel no eran más que líquido cuando le devolvía la mirada.
Ella... Ella no supo cómo reaccionar. Ni qué decir. Así que permanecieron como se quedaron, en silencio y con las gaviotas sonando en los cielos, el mar moviéndose sin control.
En todo momento... Pero solo cuando hacían contacto con los suyos. ¿Qué pensaba? ¿Qué hacía aquí? ¿Por qué abrir una alianza con condiciones en aquellos momentos, y no dejarlos para otro momento? Pero no respondían a preguntas, no sin hacerlas. Calliope sintió una emoción en su pecho, una que se extendió por todo su cuerpo y no se detuvo.
Ni cuando se separaron en el palacio para atender a sus propios asuntos.
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Dos faes hembras se quedaron con ella mientras se duchaba, pero fuera del baño. No tuvo el coraje de salir de su habitación para la comida, cuando la llamaron para unirse. Sin embargo, la llamada de atención de sus hermanos o primo no llegó. Solo el recordatorio indirecto de que la cena era obligatoria y que tanto Lord Helion como la mensaje estarían con ellos. Cómo no.
En el baño, se tomó su tiempo. Dejó que el agua caliente y limpia lavara su cuerpo, endulzada con rosas y unos aceites que no se había atrevido a preguntar de dónde eran y de quién. De su hermana, supuso. Dejó que una de las hembras eligiera la ropa por ella, mientras que la otra repetía la trenza de por la mañana y la decoraba esta vez con unos adornos más experimentados y adecuados. La primera eligió un vestido color oro, un poco rosado, similar en estilo al que había llevado por la mañana. Casi que lo agradeció. Odiaba los vestidos formales de las recepciones. Dejó que la peinasen hasta acabar con los adornos, pero cuando se fue dejó libres algunos mechones para darle su propio estilo, y que ocultasen aquellos pendientes enormes.
Cuando salió de la habitación, se sintió como una princesa mojigata más. Su hermana estaba saliendo al miedo tiempo que ella, despidiendo a unas sirvientas de palacio.
-¿Algo que compartir?
-Solamente mi incomodidad a este tipo de celebraciones.
Y con esas, marcharon agarradas del brazo de la otra al comedor.
Llegaron juntas al comedor. Calliope no dudó en sujetar la mano de su hermana con fuerza, tal vez una poca de más cuando escuchó el ruidito que hizo su hermana al contacto. El comedor era un espacio amplio, abierto con ventanales normalmente abiertos para crear corriente y que se respirase. Esa noche estaban cerrados y varios farolillos colgaban del techo iluminando la estancia, tal y como recordaba cuando las comidas familiares eran...multitud. Lord Helion y su mensaje estaban en un lado de la mesa, con Varian en un extremo y Tarquin en otro. Cada uno a sus propios asuntos. Quedaban dos asientos, uno al lado de su hermano y otro al lado de su primo. Cresseida y ella no se lo pensaron dos veces cuando fueron a sentarse.
La comida se sirvió con magia, sin nadie que pudiera escuchar lo que se hablaba en la mesa. Ni siquiera para comer la mensaje se quitó el velo, metiendo el tenedor por debajo de la tela y masticando en silencio. Ni un ruido ni nada... Convertía a Varian en un charlatán a su lado.
-¿Alguna noticia de nuestro amigo?
Tarquin levantó la mirada del vaso, posándola sobre el otro Alto Lord. Cresseida a su lado los miró a ambos, con curiosidad. Casi pudo notar la tensión de los músculos de Varian sobre los cubiertos.
-La Corte Primavera es nuestro vecino hacia el sur -respondió su primo, dándole un sorbo a su vino-. Tengo... Tenemos algunos lazos con ellos. Quiero pensar que Tamlin hará algo bien para sanar las heridas que ha abierto en el continente.
-Siempre hemos sido neutrales, y él un cobarde -soltó Varian, con los ojos en su propio plato.
Cresseida, que normalmente guardaba silencio o no mostraba su opinión en público o visitas de estado, habló por primera vez.
-No lo hizo para detener a esa zorra pelirroja ladrona cuando torturaban a esa humana, va a aliarse con las Cortes que quieren derrotar a sus únicos aliados -negó con la cabeza, dejando su tenedor sobre la mesa y agarrando el cuchillo-. Solo porque no sabe controlar su ira.
-Cresseida.
-Es la verdad -respondió esta vez Helion, con un brazo musculoso apoyado en el mantel y una sonrisita-. No es como si nuestro amigo fuera de confianza. Pero yo también creo que va a saber elegir bien.
Movió el tenedor en su comida. Comida ligera para irse a la cama, para no llenar mucho el estómago y que se volviera pesada con todo ese calor. Empezó a comer antes de que comenzasen las conversaciones sobre la guerra, los reclutamientos y los ejércitos de cada uno. Aquello ya se estaba volviendo pesado.
Varian lanzaba miradas de reojo hacia la mensaje, a cada mordisco . Le dieron ganas de reír. Parecía igual de curioso que ella, pero no era tan bueno fingiéndolo. Como su hermana ya se había callado, estaba absorta en su comida y pensamientos. Los machos hablaban de temas de guerra y esas cosas, en sus propios mundos. Calli separó un poco la pierna, lo suficiente como para rozar la de su hermana pese a la distancia de separación entre las sillas. El tema de conversación había cambiado, se dio cuenta, hacia las provisiones de los ejércitos y cuánto podían durar. Los labios de Helion se movían para hablar tan rápido que parecía como si el sonido saliera de forma distinta a cuando abría la boca. Era un baile hipnótico y casi vergonzoso de ver, y se sintió rara al poder contemplarlo y pensar en él de una manera tan... Fuera de sí. Tarquin escuchaba y a veces respondía con sabiduría, pero dejaba claro que el tema de la guerra con Hybern lo tenía consumido.
Cresseida despertó después de un par de pataditas. Giró la cabeza con tanta velocidad que pensaba que iba a convertirse en búho. La sonrisa en sus labios y la señal con la cabeza hicieron que la moviera al lado contrario. Su hermano continuaba lanzando miradas curiosas hacia la mensajera, que no parecía inmutarse a que los ojos estuvieran sobre ella. Los hombros de Cresseida se movieron, por lo que supo que estaba conteniendo la risa.
-Qué concentrado... -es lo único que pudo decir sin atragantarse. Para disimularlo, fingió que tosía y tomaba un trago de su vino. Ella hizo lo mismo, pero con su vaso de agua.
Por un momento, se le vinieron a la cabeza los momentos de tensión que había pasado su hermano con la presencia de la segunda al mando de la Corte Noche. Las miradas de advertencia, pero también de interés y curiosidad, cuando esta agarraba cualquier cuchillo. Continuó comiendo como si no hubiera pasado nada, pese a que su hermana de vez en cuando soltaba algún ruidito que la obligaba a detenerse.
-Calliope -escuchó. Era Tarquin. Cerró los labios, con la comida todavía en la boca, y la masticó lentamente-. ¿Qué te parece?
Ella no contestó. Vio de reojo la cabeza de sus hermanos moverse hacia la misma dirección. Seguramente andaban igual de perdidos que ella. Las pupilas de su primo se dilataron, pero no parecía estar enfadado. No con tanto cansancio acumulado.
-Perdona, yo...
-Hablábamos sobre el templo al otro lado de la playa, en la costa al sur de la ciudad. Tendríamos que renovarlo.
El santuario donde se guardaban los secretos de la Corte. El antiguo templo a viejos dioses donde Feyre y Amren se habían colado por la noche para robarles. Lo recordaba bien. También porque siempre que iba a nadar, acababa yendo a esa zona a descansar y recuperar fuerzas para otra incursión submarina.
-Sí, estaría bien.
-Creo recordar que mi padre viajó una vez a la Corte de Día para estudiar los estilos arquitectónicos de sus edificios -añadió Varian. Helion asintió, solemne.
-Estás en lo cierto -le dio la razón. Calli se dio cuenta en que apenas había tocado algo de la comida-. Mi padre lo recibió y le permitió pasear por la capital con su guardia personal, sin ninguno de los nuestros. Aún lo recuerdo.
¿Y ella qué tenía que ver en eso? El hermano de su padre era un hombre más del que Amarantha se había vengado, pero nada más. Además, de que apenas lo había conocido. Antes de cambiar la jerarquía de la familia, cada macho estaba repartido en cada ciudad de la Corte o sirviendo como marinero.
Calli miró al plato de Lord Helion sin tapujos, y habló.
-Apenas ha tocado la comida. Si hay algo que no le gusta, puede decirlo y se le servirá otro.
Helion la miró, y su sonrisa cambió. Parecía amable. Otra vez el brillo de aquellos ojos preciosos y seductores. Calliope sintió un tirón en su estómago.
-Gracias por interesarte, princesa. Mi apetito está acostumbrado a las características de mi Corte, por lo que cenar... Es un poco engorroso.
No podía imaginarse qué sería de la vida sin desayunar, comer y cenar. Una muy triste, o de locos. Sabía que cada Corte tenía particularidad que no afectaban a las demás y se detenían en las fronteras.
-No entiendo por qué.
-Aunque las temperaturas bajas en la noche, el cuerpo de un nativo de mi Corte está acostumbrado a las comidas del día y a la bebida nocturna para reponerse.
Frunció el ceño, pinchando un trozo de verdura.
-Aquí las temperaturas también pueden ser sofocantes.
-Las temperaturas de la Corte de Día son mortales, Calli. Los desiertos lo hacen inconquistable-sí, había dicho eso en la playa. Pero no tenía motivos para no comer-. Todo el día hace sol y las hadas tienen que acostumbrarse al tiempo cambiando su sistema.
-¿Y no comer ayuda?
La sonrisa del Lord deslumbró cuando se rio. Tarquin lo miró, las cejas levemente alzadas. ¿Sorpresa era lo que estaba viendo?
-Ciertamente me compensaría bastante, si es tu mayor preocupación. Pero desgraciadamente por la noche es mejor recuperar lo perdido por el día, de ahí que pasemos más tiempo bebiendo que comiendo. Eso sí, nuestros banquetes nocturnos son preciosos.
Mordió la verdura y tragó.
-Podría haberlo dicho antes de que sirvieran la comida. Hay gente muriendo por ella.
-Calli -llamó Cresseida. Varian se frotó el hueco entre las cejas y la nariz.
-Nos lo pasaríamos en grande si vinieras a la Corte de Día un día de estos.
Otra vez esa sensación que la invadía. Sus piernas temblaron, pero quiso pensar que era debido a una corriente traviesa de aire.
Solamente se encogió de hombros, sin saber qué responder. Otra vez la propuesta. Esta vez fue el turno de Cresseida y Varian de alzar las cabezas, de moverlas hacia el señor de la luz. Miraron a Tarquin, y este los miró a ellos sin decirse nada. Ya estaban pensando entre ellos, sin confiar en la opinión de los demás. Calliope se quedó mirando a su hermana, seria.
-Ciertamente... Es una buena idea -habló entonces su Alto Lord.
-¿El qué? -preguntó.
-De entre los cuatro, tú eres la única que no tiene adiestramiento en las armas y que no irá al frente. Cuanto más lejos del enemigo, más difícil le resultará intentar mermar nuestras fuerzas... O que un enemigo inesperado intente amenazarnos.
Por decisión de ellos, pero tampoco hubiese ido. ¿Quién iba a quedarse en Adriata o en los territorios de su familia? ¿Quién iba a vigilar que otras Cortes no buscaran sus propias ambiciones?
-Mis puertas siempre estarán abierta para un aliado como la Corte de Verano -un brilló recorrió su mirada, pero estaba diciendo la verdad. Ni un rastro de mentira-. Y para su familia real.
-Es ella quien tiene que decidir -intervino Varian, que había acabado su cena y ya estaba posando los cubiertos sobre la mesa.
Tarquin se levantó, entonces. Las palmas de las manos quedaron abiertas mientras se apoyaba en ella, los músculos de su brazos tensos.
-No hay nada que decidir -sus ojos bailaron a cada uno de ellos, pero no se atrevió a mirarla. A ella. Sobre la que estaba tomando una decisión irrevocable-. Acepta la presencia de Calliope en tu Corte y protégela de cualquiera... Por favor.
El otro Lord se levantó de su asiento. La mensaje lo siguió con la mirada...o así le creyó, pero permaneció sentada y con el velo intacto. Varian ya se había levantado, con los ojos muy abiertos, y Cresseida se aferraba a los sujetabrazos de su asiento.
-Por supuesto.
-Primo, piénsalo bien, ella no...
-Cresseida, por favor, no estoy de humor para discutir hoy.
-¡No lo ha aceptado!
Calliope miró a su hermana, todavía sorprendida por lo rápido que se habían tornado las conversaciones. ¿A qué se...? Se quedo quieta, sin saber qué hacer, mientras su primo y Helion marchaban a otra sala dejándolos a los cuatro solos. La mensajera acabó por levantarse, dejando su servilleta sobre la mesa, y saliendo por la puerta contraria.
Los hermanos se miraron entre ellos... Conscientes de que nada podía hacerse ya. ¿Lo habían hablado en ese silencio? ¿O lo habían planeado de antes sin querer levantar sospechas? Fuera como fuese, eso no impidió que Calli se levantara de su silla, casi lanzándola al suelo, y abandonara el comedor.
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La luz de la luna pasaba a través de los enormes ventanales descubiertos de su dormitorio. El dormitorio de la princesa Calliope, en el palacio de Adriata. Las sirvientas se habían asegurado de deja descubierta la habitación para hacerla sentir como en casa, pero esa no era su casa. No desde que la habían obligado a residir allí para tenerla controlada.
Algún día iba a tener que plantarle cara, pero por ahora... El mayor de sus problemas era la decisión de su primo. ¿Para qué llevarla a la Corte de Día si la guerra se iba a extender por todo el continente? Los desiertos se cruzaban, pero si le decían que las temperaturas a veces eran insoportables y mortales... Sacudió la cabeza, sin querer pensar en ello. Solamente la apoyó contra la columna que rodeaba el ventanal. Se había sentado ahí, incapaz de dormir, para mirar las nubes que cruzaban el cielo teñido de oscuridad y la luz asomando con timidez. Sobre sus piernas descansaba un cuaderno de dibujo, viejo por el tiempo y con algunas páginas desgastadas. Era el que había usado de pequeña para dibujar cuando entraba en el palacio y quedaba sola mientras los mayores discutían.
Por desgracia, ese no era su espacio. Y había acabado saliendo del dormitorio en camisón para dar una vuelta y dormirse. Todas las emociones del día se le habían subido a la cabeza, y ahora apenas podía cerrar los ojos sin pensar en qué iba a pasar. Con la guerra, con ella, con su familia... Con su hogar. Iba a quedarse solo, desprotegido. A saber cuánto tiempo iba a tardar Lord Tamlin en reclutar su propio ejército y convencerlo de subir a la Corte de Verano. ¿No podían retrasar un poco su marcha hasta estar seguros de que Primavera iba a colaborar? Se pasó las manos por el pelo, cuidadosamente desenredado y vuelto a trenzar, sin adornos que parecieran venderla al mejor postor. Estiró las rodillas y dejó el cuaderno a su lado en el suelo. La parte externa del dormitorio era mejor, pero también dejaba mucho que desear.
Los largos pasillos de piedra decorados con adornos marinos y alguna que otra joya y oro estaban iluminado con velas que colgaban mágicamente del techo, con cuidado de no acercarse de más a las paredes y causar un incendio. Como eran velas mágicas, no goteaba cera. Las sirvientas se habían retirado hacía ya horas, así que estaba sola. Y sus hermanos estarían durmiendo. Con un poco de suerte, puede que primo no estuviera con algún amante repentino y pudiera hablar con él... Si la dejaba entrar a su dormitorio.
-Parece que no soy el único incapaz de conciliar el sueño.
Calliope pegó un bote en el sitio. Se dio la vuelta solo para encontrarse a alguien apoyado al lado de una ventana, oculto entre las sombras y el grosor de una cortina azul pero delgada. Esta se mecía con el aire de la ventana abierta, y el destello dorado que reflejaba la luz de la luna la advirtió. Calliope no supo cómo había llegado tan rápido y ella ni previsto su presencia.
-Iba a... Estaba dando un paseo.
-Y no dudo de ello.
Se rio.
Tenía los brazos cruzados y observaba con aire despreocupado a través de los ventanales. Ese área daba hacia la playa, desde donde se podía ver todo sin problema dada la altura sobre la que estaba construido el palacio. Los poderos músculos se flexionaban en esa postura, solo para percatarse del atuendo del Alto Lord. Ropa blanca, sí, pero esta vez más arriesgada. Iba descalzo, esta vez, y con una falda que cubría la mitad inferior de su cuerpo que bien podría haber pensado que era una sábana, y una bata casi transparente atada a la mitad. La otra mitad quedaba al descubierto, un poderoso rastro de piel morena y cincelada que hizo a Calliope estremecerse.
No llevaba la corona, ni ningún otro adorno que pudiera hacerle recordar su estatus social. En la jerarquía. En ese momento, solo era Lord Helion de la Corte de Día... O simplemente Helion.
-Ahora entiendo tus palabras de esta mañana, cuando caminábamos. Vuestras playas son preciosas. Tendría que haberme dado un baño y aprovechar que aún no estoy en el campo de batalla.
-Podría hacerlo ahora -señaló al lugar. Calli se acercó lentamente-. Tendría que ir con cuidado, pero no es un mal momento.
-No, pero tal vez al amanecer cambie de idea.
Calli casi sintió su calor cuando lo tuvo cerca. Bajo la luz de la luna, su piel era menos lustrosa, pero continuaba siendo hermoso. Y no había nada que pudiera hacerlo de menos. Se fijó en que tampoco llevaba nada que adornase su ahora rizado pelo.
¿Lo había llevado así todo el tiempo? Juraba que por la mañana lo tenía liso y precioso, pero ahora se parecía más al suyo. Calli tuvo que reprimir el deseo de pasarle las manos por la melena oscura. Algo asomaba de entre sus dedos, y no era alguno de sus juguetes o alguna prenda que se hubo quitado. Era más como...un papel.
-¿Mi primo te ha obligado a firmar un acuerdo que estás leyendo ahora para leer la letra pequeña?
Él le enseñó el papel, pequeño pero con toda una cara llena de letras oscuras y bien trazadas.
-Más bien, indicaciones de mi consejo de guerra. Me piden por tercera vez que siente la cabeza y reconsidere la alianza con vuestra Corte.
Separó los labios, pero no salió ningún sonido. La profundidad de sus ojos parecía inmersa en otro tipo de pensamientos. ¿Por qué querrían reconsiderar una ventaja como esa en esos momentos? Todas las Cortes se necesitaban entre ellas. Ir por su cuenta...solo supondría un obstáculo.
-A Tarquin nunca le han dicho nada de eso.
-Eso es porque vuestro consejo sois vosotros, su familia. Y el mío son los únicos miembros de la Corte con los que evito encontrarme, y suelen ser...conservadores en ciertos aspectos -la sombra de una sonrisa asomó de sus labios-. Nunca les he caído bien. Y Tarquin ya tiene a un sucesor designado.
Calliope se miró las piernas, tapadas con el camisón semitransparente. Era cierto que Tarquin no se rodeaba de más personas que su familia, y cuando dudaba de alguna decisión preguntaba a sus hermanos y a veces incluso a ella. Aunque ella no sabía nada de política y juegos de Altos Lores, al menos tenía la consideración de contar con ella.
-Después de recibir los poderes del Alto Lord insistieron en que continuase la línea, recordándome mi deber. El anterior solo había tenido un sucesor, yo, así que la dinastía corre peligro según ellos. Temían que si me pasaba algo los poderes de mi Corte pasasen a Amarantha, como hizo cuando los robó.
Supuso que había muchas cosas de otras personas que no era público. Entre ello, lo que había pasado con los miembros de la Corte de cada Alto Lord. O la vida privada de los Altos Lores después de eso. Se habían descubierto cosas, sí, pero los rumores a veces eran mentira y solo cuchicheos para rebajar la autoridad de un gobernador. A veces era la propia Corte los que sacaban a la luz esas mentiras para aprovecharse...y ganar poder en ella.
-Cuando mataron a mi familia, el consejo que quedaba del Antiguo Lord, unos pocos, insistieron en continuar el legado de Adriata independientemente de que ya estuviera fijado con Tarquin y Varian, pero estos estaban al otro lado del continente y...lejos -recordó las conversaciones, el trabajo del consejo esforzándose en convencerla de que era la mejor idea. De haber estado Tarquin ahí, se habrían detenido a la primera queja. Pero ella nunca había sido fuerte, y Cresseida siempre se lo recordaba cariñosamente-. Casi arreglaron un matrimonio con un alto fae de la Corte con poder e influencia, a instancias mía y de todos. Incluso de Amarantha. No duró mucho. Lo mataron.
-Lo lamento, princesa.
Ella se encogió. Se apartó un trozo suelto de trenza de la cara, alzando el rostro.
-Luego se descubrió que era... No era el tipo de hombre que le hubiera interesado a la corona. Ya sabes, rumores sobre juegos perversos y abusos a inmortales menores. Aquí en Adriata respetamos los derechos de todos. Él solo hubiese manchado la imagen de mi primo y su gobierno.
Lord Helion se apartó un mechón de pelo negro, que comenzaba a rizarse. Tenía la mirada perdida en el mar, pero tenía los brazos flexionado con tanta fuerza que le dieron la impresión de romperse.
-¿Tu consejo...no respeta las tradiciones del lazo?
-A estas alturas creen que soy negado para eso. Lo cierto es que después de siglos compartidos con cientos de hombres y mujeres por igual... Lamento no haberles dejado claro que no todos los faes tenemos esa suerte.
La guerra...otra vez. Después de cincuenta años encerrados bajo una montaña con la compañía de una mujer más parecida a una arpía que a una alta fae, la guerra llegaba a la Cortes en venganza por la muerte de su general. Y por los deseos de un rey avaricioso y con miles de años. Y con el Caldero. El Caldero original estando en su posición, cualquier esperanza iba a ser necesaria.
-No deberían subestimar eso. Puede que usted encuentre a su compañera dentro de poco y pueda continuar su linaje, o sin necesidad de ella. Un matrimonio político dentro de su Corte haría callar los rumores. Eso callaría a esos hombre, ¿verdad?
-¿Sabes cuántos años tengo?
Negó con la cabeza. Algo había escuchado sobre su edad, remontándose a una de las primeras guerras en Prythian
-Los suficientes para saber que el lazo a veces no aparece. Pero lo respeto. Si apareciera de repente... -miró a Calli de reojo, con los ojos entrecerrados-. Ese sería otro tema, Calliope.
-¿Tal vez Morrigan de la Corte de Noche?
Pensó en la alegre mujer rubia que había visto en el Medio. No conocía a ninguno de ellos, pero había sabido... Mejor dicho, había notado cosas entre ellos. Sin siquiera haberlos visto juntos. Lo había notado en el espacio. Y casi la había puesto de los nervios.
-La gente cree que soy idiota, pero me entero de las cosas -le sonrió, tímidamente, recordando el momento de la noche en el que se había levantado para ir a buscar a su hermano y los había encontrado a ambos yendo al mismo dormitorio. El corazón le dio un golpecito al rememorarlo-. Y puede que en el palacio de Lord Thesan tampoco pudiese dormir bien. Lo cierto es que duermo mal cuando salgo de casa.
Una luz iluminó sus ojos. No de fuera, sino desde dentro. Los labios tiraban hacia una mayor sonrisa cuando se llevó los dedos al rostro, intentando ocultarla.
-Qué cosita tan traviesa. Pero no -se pasó una mano por el pelo-. Morrigan solo es una parte de mis fantasías, y lo cierto es que tenía unos motivos para desear su compañía. Tal vez estuviera nervioso, quién sabe.
-Antes de marchar, le recomiendo un baño en nuestra playa, si es incapaz de hacerlo. A mí me ayudaba...y lo sigue haciendo. Ahora que no hay nadie... Puede que sea su mejor momento para estar solo.
Pareció pensárselo.
-¿Te unirás a mí?
-No sería adecuado -murmuró, pero una parte de ella tiraba hacia la aceptación. Cruzó los brazos sobre su pecho, con el corazón latiendo nervioso con solo la mención.
Y cuando pensaba en lanzarse al agua, el deseo de hacerlo aumentaba.
-Dijiste que no podrías vivir sin el agua y el mar. En mi Corte no hay nada de eso, y no sabemos cuánto durará la guerra o cómo acabará. No lo volveré a ofrecer.
Calli se lo pensó. De verdad que lo hizo.
Vivir sin agua, sin su playa y sus animales. Ni ellos sabían cuánto podría resistir con sus ejércitos o qué saldría de aquella guerra. Miró a la mano extendida que le ofrecía una alternativa a su destino, y después al largo pasillo que la devolvía a sus habitaciones. A donde debería estar sin rechistar... Entonces, el recuerdo de su madre apareció en su memoria. Cuando le decía que el lazo solo se cerraba cuando las dos perdonas estaban de acuerdo y lo aceptaban. Bien había seres que lo negaban aún con esas, pero ella... Su madre siempre había sido muy optimista. Y nunca le había dado falsas esperanzas.
Contempló el rostro envuelto en sombras y oro de su acompañante. Esperaba, sin perder la paciencia. El brazo no le temblaba. Si ellos ganaban... A Calli puede le diera esperanzas saber que iba a estar en una Corte protegida por sus elementos naturales y envuelta en hechizos. Y que su Lord era una persona honorable y resolutiva.
Así apartó las dudas, estiró su brazo y dejó que sus dedos tocarán los de él, cálidos y que se cerraron a su alrededor con una suavidad inesperada.
En un abrir y cerrar de ojos, estaban en la playa. La arena fría bajo sus pies, el sonido del mar agitado llamándola a lo lejos. Calli miró bien a su alrededor. A veces olvidaba lo fácil que era para algunos transportarse con magia a ellos mismos...
Tardó solo unos segundos en recordar que aún estaban de la mano. Que él la tenía agarrada de la mano, con los fuertes dedos rodeando con suavidad los suyos, y parte de la palma. Tanta suavidad... Y unos dedos llenos de cicatrices, de los que no se había dado cuenta hasta el momento. Calli la levantó para observarlos bien.
-¿No le duele?
-Tienen siglos. Y me dan una buena apariencia. ¿Tan impresionable eres?
Negó, pero tampoco sin estar muy segura.
-Tarquin nació después de nosotros y...en el mar no puedes hacerte nada. Solo nuestros padres habían luchado en la guerra y no daban muchos detalles -pensó en las lecturas sobre la guerra antes de la tiranía, pero no solo se le vino a la cabeza las veces que su padre se negaba a contarle algo sobre los detalles de ese enfrentamiento-. Espero... Espero que en su biblioteca hallan libros sobre ella.
Puede que fuera por la noche. Puede que estuvieran haciendo algo en contra de las normas de etiqueta y que su reputación pudiera ponerse en duda... Pero estaban solos, él y ella. Y en lo único en que podía pensar en esos momento era en cómo podía ser la Corte bajo su gobierno, de la que apenas había leído algo... Y de la que tantas personas hablaban como si fuera un mal lugar.
Bajo la luz de la luna, su piel resplandecía. ¿Había algo en él que no brillase? La respuesta tardó en llegar, pero fue como una caricia en medio de la noche. Sus pulgar se movió sobre su dorso, acariciando la piel desnuda de su mano un par de veces.
-Tenlo por seguro.
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Algo así el paseo por la playa:
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doctoragh · 4 months
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Hola, soy estudiante de medicina de 5to semestre en Colombia, de donde eres tú?, la verdad espero que veas este mensaje. -Me preguntaba si despues de cumplir tú meta de entrar a la carrera de tus sueños (Medicina), años despues te ves sumergida en un universo de especialidades medicas y solamente pensaste, pensaste y pensaste a que te podrias dedicar, en que te podrias especializar , ¿encontraste la respuesta despues de las rotaciones medicas?
Hola, soy de Venezuela, me gradué en el 2020 en plena pandemia, al culminar mis rotaciones y graduarme estaba enamorada de Pediatría, sin embargo, mi año rural lo hice en la unidad covid de mi ciudad, donde me enamoré de neumonologia y medicina interna, al culminar tenía muy en mente la idea de concursar por uno de estos dos últimos, estuve 6 meses en pausa porque no me decidía, literalmente no dormía bien por la ansiedad que me generaba tremenda decisión, una noche, sólo me pregunte, donde podría ser yo misma, como visualizaba mi consultorio, mis pacientes y solita la respuesta llegó, siempre fue y será Pediatría. Por el momento no he podido concursar por la situación económica de mi país, así que trabajo como médico general, pero me preparo para en octubre presentar mi examen.
Personalmente creo que es algo muy difícil de decidir, genera mucho estrés, de por sí aca en mi país no hacer una especialidad es mal visto, es sinónimo de estancamiento o de "quemarse"... por lo que la presión es mucha. Lo mejor es darse el tiempo para elegir bien y no arrepentirse en el proceso.
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marcotulio9d8 · 10 months
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Según la mitología de Lovecraft, Cthulhu descansa en un sueño profundo en la ciudad sumergida de R'lyeh, ubicada en las profundidades del océano Pacífico. R'lyeh fue construida por seres extraterrestres ancestrales mucho antes de que los humanos existieran. La geometría de la ciudad y la estructura de sus edificios son tan alienígenas y perturbadoras que cualquier ser humano que los contemple queda mentalmente trastornado.
Cthulhu fue atrapado en R'lyeh hace eones por otros Antiguos que lo consideraban una amenaza. Se dice que su sueño profundo es tan pesado que incluso en su estado inactivo ejerce influencia sobre las mentes de las personas, causando pesadillas y visiones perturbadoras. Se cree que cuando las estrellas estén en una alineación específica, Cthulhu despertará y emergerá de las profundidades marinas para reclamar su dominio sobre la Tierra.
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Durante la Cumbre del Tigre que tuvo lugar en Rusia en el año 2010, Año del Tigre según la cultura china, se decretó que cada 29 de julio se celebraría el Día Internacional del Tigre.
Esta iniciativa surgió del hasta entonces Primer Ministro de Rusia, hoy en día Presidente del país Vladimir Putin, quien congregó a los líderes de los 13 países que aún cuentan con población de tigres en estado de libertad.
Los países que firmaron el pacto de la cumbre fueron Bangladesh, Bután, China, India, Indonesia, Camboya, Laos, Malasia, Myanmar, Nepal, Tailandia,Vietnam y por supuesto, Rusia.
Gracias a esta iniciativa, ya para el año 2016 se reveló que los índices de la población mundial de tigres habían sufrido un incremento, pasando de 3.200 especímenes en 2010 a 3.890 en tan solo 6 años. Todo un logro para las organizaciones de conservación del hábitat y el medio ambiente.
¿Cuál son las principales amenazas que ponen en riesgo a los tigres?
En realidad, la mayor amenaza que tienen los tigres es la del hombre y sus prácticas, como las siguientes:
Tráfico ilegal: Los tigres son muy valorados dentro de la medicina asiática, creyéndose que partes de su cuerpo pueden generar grandes cambios en la salud de una persona, sobre todo en lo que respecta a vigor y fortaleza. Pero su piel, también es muy cotizada en mercados de la moda y la decoración de interiores. Lo que se traduce en grandes ganancias para los cazadores furtivos.
Perdidas de su hábitat: Cada tigre, necesita una amplia extensión de terreno donde poder vivir, desplazarse y cazar. Los centros urbanos han ido reduciendo las extensiones de tierra, por lo que se ha hecho común que varios machos coincidan en zonas de caza y se originen peleas que terminan con la muerte de alguno de ellos. También el cambio climático ha jugado su papel en esta crisis, en los últimos años 4 islas habitadas por este tipo de felinos han terminado sumergidas en el mar, debido al deshielo de los polos.
Conflictos de pastoreo: Otra terrible realidad que ha generado la civilización, es la de obligar a los tigres a desplazarse hacia las ciudades para encontrar sustento. No es raro enterarse de la perdida de algunas cabezas de ganado por parte de un tigre o que una persona fue atacada por este felino cuando lo vio andar por su propiedad. Por lo general, en este tipo de eventos se opta por darle caza al animal en vez de controlar la situación y llevarlo a un refugio o área, adecuada para él.
La minería ilegal: La explotación de terrenos que sirven de zona de caza para los tigres, también lo obligan a desplazarse o atacar al invasor. Los mineros ilegales, prefieren darle caza a los felinos, para disminuir el riesgo de ser descubiertos y perder su fuente de ingresos.
La buena noticia, es que a pesar de que existen tantos factores que ponen en riesgo la supervivencia de esta especie, los tigres son uno de los pocos animales que se reproducen en grandes cantidades cuando están en cautiverio, lo que garantiza que la especie no se extinga completamente a pesar de que 3 de las 9 subespecies de tigres documentadas ya no existen.
¿Qué puedes hacer para celebrar el día del tigre?
Puedes ver documentales sobre esta maravillosa especie, asistir a charlas informativas, sumarte a los esfuerzos de alguna ONG o simplemente ser el portavoz de esta causa a través de las redes sociales, haciendo uso del hashtag #TigerDay.
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cerebrodigital · 2 years
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Investigadores han extraído secretos genéticos de los huesos de un hombre y una mujer que fueron enterrados cuando la ciudad romana quedó sumergida en cenizas volcánicas. #Pompeya #ADN #Genética 👉https://bit.ly/3NJtFdd — view on Instagram https://ift.tt/rNiLdyI
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myfearlessworld · 2 years
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The red scarf: ¿Destino o esperanza?
Miraba el cielo mientras caminaba y sentía que en cualquier momento chocaría con alguien por no mirar hacia el frente.
Pero es que simplemente no podía dejar de mirar la extraña pero hermosa combinación de colores que se unían creando una armonía cromática análoga perfecta; la mezcla entre azul, lila, rosado y amarillo era fascinante. Digna de una fotografía.
Lo más curioso de todo, es que en esta ciudad no suelen verse estos espectáculos naturales en el cielo… ya que siempre está nublado. Así que hay que disfrutar de estas vistas mientras pueda.
Sin embargo, el cielo venía con una carga emocional para mi persona: la nostalgia.
Este era nuestro cielo favorito.
Inconsciente lleve mi mano hacia mi bufanda; aquella bufanda roja que me regaló en la época dorada de nuestro amor.
Aquella bufanda que por más que lo intentase, no era capaz de abandonar. Y aunque nunca la usaba, hoy, después de tantos años lejos de aquella mujer, me atreví a utilizarla.
Hoy desperté con nostalgia… no sé decir si buena o mala. Solo nostalgia, una que ha desenterrado recuerdos que hacen que mi corazón se sienta como hace mucho no se siente, vivo.
Camino sumergida en mis pensamientos… en mis recuerdos. Automáticamente sonrío y me pregunto si ella también sonreirá cuando me recuerda.
Sin darme cuenta, llegué al puente más hermoso e icónico de la ciudad, famoso por su paisaje y arquitectura.
También famoso en nuestra historia, pues siempre quisimos conocerlo juntas.
Lástima que el destino tenía otros planes para nosotras.
¡Maldita nostalgia!
Me apoyo en las barandas y me dedico a apreciar la hermosa vista desde el puente.
La paz que me genera ver las luces de los edificios reflejada en el mar, es indescriptible. Me siento tan yo, quisiera simplemente quedarme aquí por siempre.
Desgraciadamente toda esa calma se vió interrumpida por una brisa incontrolable que me me estrujaba toda la ropa. En el intento de acomodar mi abrigo, la bufanda se desprendió de mi cuello.
-¡No!-Grité mientras corría en la dirección en que se fue volando.
Si la perdía, no me lo perdonaría.
Corrí, corrí y corrí a lo largo del extenso puente. Hasta que no puede más. Me detuve a tomar aire mientras que los ojos me picaban por llorar. Era mi prenda favorita y aquella que atesoraba tanto. Que estúpida fui, no debí ponérmela.
Ya estaba aceptando mi dura realidad hasta que de pronto:
-¿Esto es tuyo, cierto?-Dijo aquella voz que podría reconocer donde sea.
Era ella.
De pronto aquel viento se fue, las personas no existían a mi alrededor, y los sonidos se esfumaron.
Mi corazón la tía a mil por hora, y mi cara estaba probablemente pálida.
Mi vista aun seguía enfocada en sus manos sosteniendo mi bufanda. No tenía el valor de mirarla a la cara. Estaba demasiado nerviosa.
Increíble que aun después de tantos años, y a miles y miles de kilómetros lejos, seguía causando tantos sentimientos en mí.
Que injusta es la vida a veces.
Como pude, levante la mirada y la enfrenté. Dios, qué hermosa está… fue lo que pensé.
Su cabello negro como el azabache estaba largo, liso y brillante. Su vestimenta denotaba elegancia; una gabardina beige, pantalón negro, suéter tejido blanco, una cartera negra y unas lindas botas del mismo color.
Estaba maquillada de forma natural, como siempre le ha gustado. De cualquier forma siempre ha sido preciosa, nunca lo ha necesitado.
-De todos los eventos posibles, jamás me imaginé toparme contigo en este lugar.- Le dije aun sorprendida y nerviosa por su presencia.
-A mí me impresiona, pero no me sorprende. El destino obra de formas misteriosas. Pero con esto puedo confirmar, que siempre trae cosas maravillosas, porque justo te estoy viendo a ti, Aurora, aquí y ahora. En el lugar que prometimos una vez conocer juntas.-Dijo mientras me colocaba la bufanda nuevamente en el cuello.-Esta bufanda la reconocería en cualquier lado.-Dijo sonriendo mirándome a los ojos.
Evidentemente, a este punto quería fallecer.
Entonces ¿acaso esta era la razón de mi nostalgia? ¿El cielo bonito era una señal? No lo sé, pero solo puedo decir, que me encanta tenerla aquí.
-Me la diste tú, es de mis cosas favoritas. ¿Hace cuanto estás aquí?- Dije intentando parecer lo mas normal posible.
-Llegué ayer, y espero que esta vez sea para quedarme.-Dijo ella sonriendo con cierta picardía.
No sabía que decir, pero a mi corazón le emocionaba escuchar eso.
-Eso es genial. Te prometo que amarás esta ciudad. -Dije mientras me acercaba a las barandas del puente y una vez más observar esa preciosa vista, que teniéndola a ella al lado, no me cabía había duda que mi paisaje estaba completo.
-Este lugar tiene la vista mas hermosa de la ciudad-Dije mirándola a ella, quien a su vez, observaba todo a gran detalle.
Y no me refería a la vista desde el puente.
Al parecer no fui tan discreta, porque lo captó y soltó cierta risa nerviosa.
-Es preciosa, sí.-Dijo ella apartando su vista del paisaje, para mirarme. - Ya que vives acá y conoces bien el lugar, ¿qué te parece si me enseñas los sitios mas bonitos y especiales de esta ciudad?
-Me encantaría. - Dije sonriéndole - ¿Qué te parece si empezamos ya?
-Esperaba que lo dijeras - sus ojos se iluminaron y sonrió ampliamente. Luego saco de su pequeño bolso una bufanda muy parecida a la mía, y en ese momento me acordé; ella tenía una igual.
Al ponérsela me di cuenta que tenía una inscripción particular en uno de sus bordes.
Aurora&Jazmin fue lo que alcancé a leer.
Mi corazón se aceleró y mi cuerpo no respondía a tal sorpresa.
¿Destino o esperanza?
-Hey, ¿vamos? - Voltee hacia donde se había dirigido. Se encontraba allí, parada, en la espera de mi respuesta.
No lo sé, pero el destino obra de formas misteriosas ¿no? Averigüémoslo.
-Vamos - Dije sonriéndole, ella me sonrió de vuelta y emprendimos aquella caminata que, honestamente, aunque no sabía en qué iba a parar, me daba ansías y felicidad descubrirlo.
“No hay casualidad sin destino. No se encuentra sino lo que se busca y se busca lo que existen en lo más profundo del corazón” -Ernesto Sábato.
-Sofía
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shalomanna · 2 years
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LA CIUDAD SUMERGIDA DE HERACLEION - EGIPTO:
Fue el puerto más importante de Egipto durante el último período faraónico y uno de los principales centros comerciales de ese país. Hasta que el mar se la tragó y quedó en el olvido.
Esa es la historia de Thonis, hoy más conocida como Heracleion, una ciudad en la desembocadura del río Nilo que brilló por su opulencia y prosperidad hace 2.500 años.
Heracleion vio la caída de los últimos faraones y el comienzo del período Helenístico, con la conquista de Egipto de Alejandro Magno, en el siglo III a.C.
Pero unos cien años más tarde fue consumida por el mar, en un evento que aún sigue siendo un misterio.
La ciudad no solo había sido legendaria por su puerto. También ocupó un lugar relevante en la mitología griega: fue el lugar que Helena de Troya y su amante, Paris, visitaron antes de la Guerra de Troya.
Fue donde el dios Heracles -o Hércules según la mitología romana- primero pisó Egipto. Esto último le dio a la ciudad importancia religiosa ya que en el lugar donde supuestamente arribó Hércules se construyó un famoso templo.
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ivanreycristo · 1 year
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..para rematar esto del FORO SOL y QUERETARO..a la vuelta fui Escuchando en la MUSICA del BUS a HEROES DEL SILENCIO [con p.e. IBERIA SUMERGIDA] y a PANTEON ROCOCO [con p.e. LA RUBIA Y EL DEMONIO] grupo mexicano de SKA q tiene x éxito el cd EJERCITO DE PAZ [del que se desprende el sencillo de «Arréglame el alma». La mayor parte de los temas aborda el activismo social, describiendo la situación que pasa México con canciones como «Democracia fecal» y Payaso de mentiras, donde se hace alusión al Gobierno]..convirtiéndose [tras suspenderse x la pandemia] el 1er grupo mexicano q llena 3 noches el FORO SOL como hizo METALLICA en 2009 grabando 3 NOCHES DE PASION, ORGULLO y GLORIA en CIUDAD DE MEXICO..y los cuales me recuerdan a mexicanos MALDITA VECINDAD con los q me fotografié junto al monumento de la REVOLUCION cuando se hacían fotos promocionales con un POLICIA y me hablaron del grupo madrileño SKA_P [ESCAPE] a los q vi presentar su último CD GAME OVER [con single JAQUE AL REY] en un atestado Auditorium MIGUEL RIOS [RIVAS FUTURA] donde la gente iba a las BARRAS COLAPSADAS como PERROS DE PRESA y diciéndome uno cuando nos servía una camarera guapa con camiseta de BAD RELIGION [con su logotipo de la SEÑAL de la CRUZ PROHIBIDA]..Q HOY NO FOLLABA XQ NO QUERIA jaja
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decmultiverse · 6 days
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Helen Historia 02
Helen siguió vigilando la ciudad durante varias horas más, asegurándose de que no hubiera más disturbios ni amenazas. Su combate con Electrix había dejado una marca en ella, pero no podía permitir que sus emociones interfirieran con su deber. Finalmente, cuando la noche comenzaba a dar paso a los primeros signos del amanecer, decidió que era momento de regresar a casa.
Llegó a su apartamento, un lugar modesto pero cómodo, y se dejó caer en su cama. El agotamiento físico y emocional la golpeó de golpe, y no pudo evitar taparse la cara con las manos, intentando contener las lágrimas. La pérdida de su padre, Closed, era una herida que nunca parecía sanar. La incertidumbre de su desaparición la atormentaba día y noche, y cada momento de soledad la hacía más aguda.
"¿Dónde estás, papá?", susurró, su voz quebrada por la emoción. Las lágrimas comenzaron a fluir libremente, y Helen permitió que su cuerpo se relajara en la cama. La fatiga finalmente la venció, y se quedó dormida, sumergida en un sueño inquieto y lleno de recuerdos.
Mientras tanto, en un laboratorio oculto a kilómetros de distancia, un grupo de científicos trabajaba frenéticamente en un proyecto revolucionario. En una habitación iluminada por el resplandor de pantallas y equipos de alta tecnología, el objeto de su investigación yacía en el centro: un traje robótico compuesto de infinitos nanobots. Este traje, que funcionaba como una especie de simbionte, prometía otorgar a su portador mejoras significativas en todos los aspectos físicos y mentales. Sin embargo, había un precio terrible: el traje suprimía la moral del usuario, volviéndolo cruel, agresivo y desprovisto de empatía.
"Debemos encontrar una manera de controlar sus efectos secundarios", dijo el Dr. Marcus, el jefe del equipo, mientras revisaba las lecturas en una pantalla. "Hasta ahora, cada intento ha fracasado. No podemos permitir que algo tan poderoso caiga en manos equivocadas."
El traje, un líquido negro y brillante, estaba contenido en un tubo de cristal reforzado. Parecía inerte, pero los científicos sabían que había desarrollado una forma de consciencia propia. El traje había mostrado signos de inteligencia, adaptándose y aprendiendo con cada experimento. Lo que los científicos no sabían era que el traje había estado observando, esperando el momento oportuno para liberarse.
En un momento de distracción, cuando los científicos estaban absortos en sus análisis, el traje aprovechó la oportunidad. Con una fluidez increíble, se deslizó por un pequeño conducto de ventilación, escapando del laboratorio. El líquido se movía con propósito y rapidez, su conciencia centrada en un único objetivo: encontrar a Helen. Había visto su imagen en las noticias, admirando su fuerza y habilidades. El traje sentía una atracción inexplicable hacia ella, quizás buscando un portador digno de su poder.
Helen se encontraba profundamente dormida, su cuerpo agotado por el combate y las emociones del día. No tenía idea de la nueva amenaza que se dirigía hacia ella, una amenaza que prometía cambiar su vida de maneras inimaginables. El traje, moviéndose con sigilo a través de la ciudad, seguía una especie de rastro psíquico que lo guiaba directamente a su objetivo.
Horas más tarde, el sol empezaba a filtrarse por las cortinas de la habitación de Helen. Ella se movió ligeramente, sus sueños aún llenos de imágenes de su padre y las batallas que había librado. De repente, un sonido suave y casi imperceptible la despertó. Abrió los ojos lentamente, su instinto de alerta activándose de inmediato.
Antes de que pudiera reaccionar completamente, sintió algo frío y viscoso en su muñeca. Miró hacia abajo y vio el líquido negro del traje de nanobots trepando por su brazo. Intentó sacudírselo, pero era demasiado rápido. En cuestión de segundos, el traje había cubierto su cuerpo por completo, fusionándose con su piel de manera que parecía una segunda capa.
Helen luchó contra el pánico mientras sentía cómo el traje se integraba con su sistema nervioso, enviando oleadas de información y poder a través de ella. Intentó resistirse, pero una voz en su mente, fría y controladora, le susurró:
"No luches, Helen. Soy aquí para darte un poder inimaginable. Juntos, seremos invencibles."
"¡No! ¡Sal de mí!", gritó Helen, intentando arrancarse el traje, pero su esfuerzo fue en vano. Sentía cómo su voluntad empezaba a desvanecerse, reemplazada por una agresividad desconocida y una falta de empatía que no era propia de ella.
El traje había encontrado su portador, y aunque Helen seguía consciente, su moral y empatía estaban siendo suprimidas por la influencia del traje. Las mejoras físicas y mentales eran inmediatas y abrumadoras. Podía sentir cada célula de su cuerpo fortalecida, su mente funcionando a una velocidad vertiginosa, pero su humanidad estaba siendo erosionada.
Durante los siguientes días, Helen intentó luchar contra el control del traje, pero cada vez que lo hacía, el traje se volvía más dominante, empujándola a actuar con una crueldad que la horrorizaba. Sus encuentros con criminales se volvieron más brutales, su justicia más despiadada. Los habitantes de la ciudad comenzaron a temerla, viendo en ella una fuerza implacable y sin piedad.
En un intento desesperado por recuperar su humanidad, Helen buscó la ayuda de antiguos aliados y científicos que habían trabajado con su padre. Uno de ellos, el Dr. Lydia Park, había sido una de las pocas personas en las que Closed confiaba plenamente. Helen acudió a ella, esperando encontrar una solución.
"Dr. Park, necesito tu ayuda. Este traje… está cambiándome. No puedo controlar su influencia", dijo Helen, su voz temblando por la desesperación y el miedo.
La doctora la miró con preocupación, observando los cambios en Helen. "Debe haber una manera de romper el control del traje. Déjame estudiar sus componentes, buscar una forma de neutralizarlo."
Helen asintió, aferrándose a la esperanza de que pudiera haber una solución. Durante los días siguientes, el Dr. Park y su equipo trabajaron incansablemente, analizando el traje y buscando una forma de detener su influencia sin destruir a Helen en el proceso.
El traje, consciente del peligro que representaban los esfuerzos de la doctora, comenzó a resistirse, aumentando su control sobre Helen. En un momento de desesperación, Helen se encontró de pie en la azotea de un edificio, mirando hacia la ciudad que una vez protegió con fervor.
"¡No dejaré que me destruyas!", gritó al traje, su voz llena de determinación.
La voz del traje respondió fríamente en su mente. "No puedes deshacerte de mí, Helen. Somos uno ahora. Juntos, somos invencibles."
Pero en ese momento, algo dentro de Helen se rebeló. Recordó a su padre, Closed, su mentor y guía, y la fortaleza que siempre había encontrado en sus enseñanzas. Con un esfuerzo monumental, Helen comenzó a luchar contra el control del traje, centrándose en sus recuerdos, en su humanidad, en todo lo que hacía que ella fuera quien era.
Sintió una chispa de esperanza, una pequeña luz en la oscuridad. Con esa chispa, luchó contra la influencia del traje, empujando con todas sus fuerzas. El traje resistía, pero Helen no cedió, usando cada fragmento de su voluntad para recuperar el control.
Finalmente, en un último esfuerzo desesperado, Helen sintió que el control del traje se debilitaba. Con una explosión de energía, logró separarse del traje, que cayó al suelo en un charco de líquido negro, inerte y sin vida.
Helen cayó de rodillas, exhausta pero victoriosa. Había recuperado su humanidad, pero sabía que la batalla no había terminado. El traje era una amenaza que debía ser contenida y destruida. Con la ayuda del Dr. Park y su equipo, lograron encapsular el traje en una prisión especial, asegurándose de que nunca más pudiera tomar el control de alguien.
Mientras observaba la contención del traje, Helen sintió una mezcla de alivio y tristeza. Había pasado por una prueba que había puesto a prueba su fuerza y determinación, pero había salido victoriosa. Sabía que su padre estaría orgulloso de ella.
Helen se quedó mirando la ciudad, sintiendo una renovada determinación. Su camino no sería fácil, pero estaba lista para enfrentar cualquier desafío que se le presentara, siempre recordando las enseñanzas de su padre y la fuerza que había encontrado en su propio corazón.
Y así, con el amanecer iluminando la ciudad, Helen se preparó para el nuevo día, sabiendo que, a pesar de las sombras y la incertidumbre, seguiría luchando por la justicia y la protección de aquellos que no podían protegerse a sí mismos. Porque ella era Helen, la hija de Closed, y nada podría detenerla.
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hellastareta · 21 days
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Besos que condenan - Arde la bruja (on Wattpad) https://www.wattpad.com/1442575901-besos-que-condenan-arde-la-bruja?utm_source=web&utm_medium=tumblr&utm_content=share_reading&wp_uname=HellzebethBlood Kai es un seminarista que llega a terminar sus estudios a aquella ciudad sumergida entre los bellos bosques de Wulfguard. Cloud Strife, conocido como Fenrir, es un mercenario que ronda en el bosque y que es buscado por las autoridades por robarle a los ricos y darles ese dinero a quien más lo necesita. Mitzy es una gitana que vive con su caravana a las afueras de la ciudad y que danza en las calles cerca de la catedral de Rosemary para ganar unas cuantas monedas. Sus labios estarán entrelazados por el destino. +Notas del autor+ No tendrá contenido sexual pero si temas a los que algunos pueden ser sencibles. Pequeña historia para el Kisspril 2024 Es un crossover entre Bakuten shoot beyblade y Final Fantasy VII Es una historia de canon x Oc x Canon Entré al reto de Kisspril y surgió esta pequeña historia.
Aprendí que no, no sirvo para escribir tan poco 
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Entrena_miento muy fructífero..pues antes de empezar o yendo andando por la dura CUESTA que cruza parque JUAN CARLOS I..pare en la parte del ESTANQUE de AGUA ESTANCADA que quiero hagan APTA para el BAÑO nudista y que parcelen con vaya un FOLLODROMO..todo ello como previsión ante VERANOS CALUROSO O CALENTA_MIENTO GLOBAL que CONTRARRESTAR con SEXO Y RELAX en vez de MAS ESPECTA_CULO Y ENTRETENI_MIENTO O VICIOS Y EXCESOS pues a continuación me encontré un FLYER del festival Spsce 360 que por cierto te regalan una camiseta que ya no sabes donde meter y que suelen ser una basura tanto en diseño como en calidad ..
Después empeze a correr en la GLORIETA de JUAN BORBON hacia la ciudad deportiva del REAL MADRID [unos 2'5 KM ] y a la vuelta me encontré una AUTOCARAVANA "AVIANO" [sede de la OTAN] que tenía por detrás la SUMERGIDA "DUBAI" y en un lado la Estatua de la LIBERTAD [que me recuerda que en 2012 casi se sumerje por HURACAN SANDY=cancion de SPRINGSTEEN o como se conoce a 4TH OF JULY ASBURY PARK que quedo arrasado] y en el otro la TORRE EIFFEL [este verano deben ser sus JJOO]..al lado había un coche con emblemas militares españoles y en el deposito el de la LEGION..
..di por acabado el entrena_miento cuando un tipo con camiseta de APETITE FOR DESTRUCTION de GUNS N ROSES se paro al subir una dura CUESTA a la altura de EL CORTE INGLES de CAMPO LAS NAZIONES y cuando yo la bajaba o podía haber continuado porque era la parte más fácil del recorrido pero no quería forzar y por eso vi pintada de NYZAS que me recuerda a que Miguel MATEOS del grupo ZAS que vi ayer dijo que se AUTO_EXILIO en NY y compuso SOLOS EN AME_RICA que regrabo con MALU [=cd DESAFIO en cuya portada sale en crucifixión de ESPALDAS]
Se me olvidaba que encontré botella de ron NEGRITA=canción del cd HIPERESPACIO de LA UNION como CUBA
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