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#mente revuelta
namori-li · 1 year
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Went to this awesome Peruvian restaurant the other night with friends and we got to sit outside! the weather was great!! 💜💜
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Lomo Saltado is the top dish, middle is Jalea, and bottom are the three desserts Crema Revuelta, Passion fruit mousse,and Lucuma Mousse.
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habaskelly · 2 years
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ደህና አይደለሁም።
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jartitameteneis · 21 days
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LA MANIPULACIÓN DE LAS MASAS
En 1956, el filósofo alemán Günter Anders escribió un libro sobre la manipulación de las masas. Llamó a este libro “Obsolescencia del hombre”. Estas frases peligrosas hicieron historia, especialmente en el siglo XXI.
Aquí hay un resumen de esas cosas:
“Para sofocar de antemano cualquier revuelta, uno no debe tomarla de manera violenta; “Los métodos arcaicos como los de Hitler son completamente obsoletos”. Basta con crear un acondicionamiento reduciendo significativamente el nivel y calidad de la “Educación. “
“Un individuo sin educación tiene sólo un horizonte de pensamiento limitado y cuanto más su pensamiento está ligado a preocupaciones materiales y mediocres, menos puede rebelarse. “
“Tenemos que hacer cada vez más difícil el acceso al “”conocimiento””... “ Y esa es la brecha entre “la gente” y “ciencia”. La información destinada al público en general debería ser “Anestesia”.
De nuevo, tenemos que usar la “persuasión” y no la “violencia directa”, y vamos a hacer esto: Transmitiremos masivamente en la televisión, entretenimiento borracho, siempre aplanando el emocional e instinto. “
“Ocuparemos las mentes con lo que es inútil y juguetón. “ Es bueno con la cháchara y la música sin parar.
Uno debe detener el espíritu de “cuestionar”, “pensar”, o “pensar. “
“Pondremos la “SEXUALIDAD” a la vanguardia de los intereses humanos, como anestesia social.
Nos aseguraremos de prohibir la seriedad de la existencia, para mantener una constante disculpa de ligereza; para que el consumo se convierta en el estándar de la felicidad humana.
Günter ANDERS (Obsolescencia del hombre). 
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danielac1world · 9 months
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Pienso en la destrucción del mundo, de mi mundo, ¿pasaría algo si dejara de estudiar ?, ¿pararias de amarme si ya no pudiera amar?.
Dolorcito de pecho, pienso, y suspiro el dolor del sacrificio inculcado, nada me alimenta el hambre, nada hay para abrigar el estómago, y termino vomitando avispas asesinas, que en vez de volar mueren de hipotermia.
Exilio, la situación es la siguiente, trabajar me fulmina mas el cuerpo que la mente y estudiar me desangra el pensamiento, entonces soy una planta rodadora sin sentido en el espacio... frio frio, el mundo cuando renuevas el descanso; quiero comer mi propia carne y morir de llanto, no quiero salvarme por favor, solo matarme... Y no me vengan con la cultura de las esperanzas infladas, la plata ya no me basta para sustentarme la terapia.
Caos, no pienso cambiarme, la ropa de antes no me queda y andar desnudo es el delito que menos pesa; pobreza, si la grabamos es menos densa y seguiremos empachandonos de discursos discretos, somos la voz de los pocos saciados escondiendo las marcas sucias del estado.
Y me desangro, tripas revueltas es lo unico que cargo, me sofoco con mi propia carne silenciada y estoy harto de escribir bonito y pintar de rosa las primeras lineas de la muerte, ¿ y por qué estúpida razón nadie habla de la muerte ?, si le tenemos tanto miedo, que la vida nos susurra entre risas, el temor del olvido que hechamos de prisa.
Y cariño, yo no pienso salvarme, tengo frio y muero lentamente de penas caras y a regañadientes, no voy a salvarme, y entonces, solo entonces, puedes venir a mi, muerte... Lógica y maldita muerte, los rayos de sol no llegaran siempre si vivimos con este hambre inconsciente; libranos de temor, ¡oh vida inerte!, el dia que tengamos que darnos una mano, nos faltaran dedos, comida y gente... Librame del amor inoportuno, ¡oh muerte!, que me veras dando hasta lo que no tengo por tener lo que ya poseo frente al demente capricho, en el tiempo de los creyentes.
-danielac1world ~Desconsuelo inherente~
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nuestrodestinocomun · 8 months
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Los colchones desnudos en verano
Las sábanas revueltas, arrugadas, cayendo al suelo por un lado de la cama, como un telón arrancado de la última función del día, mostrando el colchón desnudo.
El sonido de una radio a lo lejos mezclándose con las últimas imágenes del sueño. Un recuerdo familiar de la infancia. La sensación de viajar en un buque a la deriva, el sonido de la madera crujiendo y las velas ondeando bajo el sol del verano. La brillante luz de la tarde filtrándose por los huecos de la persiana en la habitación, un camarote sin rumbo en alta mar.
Ahora soy más consciente, me despierto, justo cuando termina el disco que estaba escuchando. El libro que leía, doblado bajo un brazo. Un cúmulo de pensamientos acuden a mi mente. La mayoría, fantasías, relacionadas con amar a una persona rota e intentar recomponerla, como si fuera un puzzle, como en una canción de Bill Callahan.
Sigue haciendo aún demasiado calor para esta época del año, y eso me impide pensar con claridad, me ralentiza. Miro el reloj, casi las siete de la tarde. Habría que sacar al perro, pero lo pospongo ya que recuerdo que tengo que llamar a Esther, se lo había prometido. Una persona rota a la que no puedo recomponer, ya que no soy Bill Callahan, por mucho que lo intente.
Esther es una compañera del trabajo, y amiga, está esperando su primer hijo, acontecimiento que se ha visto empañado por coincidir en el tiempo con la enfermedad terminal de su marido. Todos los días a la hora del café hablamos y me cuenta sobre la evolución de lo que a día de hoy son sus dos únicas prioridades, los dos únicos tablones a los que aferrarse en medio del océano.
Marco su número y al otro lado escucho su voz, quizá he llamado demasiado temprano y la he despertado. Se recompone rápidamente y empieza a contarme las novedades. Las noticias malas siempre primero. Juan no responde a los últimos tratamientos. Las buenas, para compensar el golpe de las malas, la niña se va a llamar Julia, por la canción de los Beatles.
Continúa diciéndome que en las últimas semanas en las que no nos hemos visto, durante las vacaciones, se ha precipitado todo. El desenlace final de su marido está próximo y la niña ya está en camino. Va a necesitar toda la ayuda que pueda conseguir.
El apartamento donde viven es pequeño y me pide si es posible que la ayude a realizar una pequeña mudanza a un piso que ha alquilado justo al lado del suyo para pasar la cuarentena. De esa manera Juan podrá ver a la niña, evitando que los dolores del padre se sumen a los llantos nocturnos de la niña.
También me ha pedido que alguna noche me quede con la niña mientras ella atiende a su marido en lo que pueda necesitar. O bien que yo mismo, si no es mucha molestia, lo acompañe al hospital, en el caso que ella no pueda dejar a la niña. Seguramente debiera quedarme también al cuidado de los dos, padre e hija, para que la madre descanse, aunque eso ella no me lo ha pedido directamente.
Se que me voy a sentir desbordado, pero no puedo negarme. No conocen a nadie más en la ciudad y, al fin y al cabo, yo no tengo nada que hacer.
Esther sabe que los tiempos y los plazos juegan en su contra, y existe una posibilidad bastante alta de que padre e hija no lleguen a conocerse nunca y sufre enormemente por ello.
Quedamos para realizar la mudanza en unos días y me despido de ella poniéndome a su disposición para lo que necesite y vuelvo otra vez a la cama. La conversación ha sido demasiado y no me encuentro con ánimo para hacer nada más.
En el dormitorio la tenue luz de la tarde, al reflejarse sobre la cama, ilumina toda la habitación. No puedo evitar fijar mi mirada en el colchón blanco y desnudo, sin las sábanas. Pienso en Esther. En el colchón inmaculado, puro e inocente de la cuna de Julia, y en el trágico y solitario lecho que dejará atrás Juan cuando ya no pueda seguir luchando contra la enfermedad.
Pienso en lo frágiles y débiles que somos ante las adversidades de la vida, en lo desprotegidos que a veces nos encontramos, en como una simple y sencilla colchoneta, un jergón, un artículo inventado por el ser humano, en teoría para mejorar su vida, pueda representar en ocasiones momentos tan dispares de la existencia de una persona.
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solxs · 2 years
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Si me dejas decirte unas palabras… te diría lo siguiente: tienes un corazón muy bonito con la capacidad libre de amar, tienes una mente profunda con toques de perversidad, tienes una magia oculta difícil de hallar, tienes una coraza rígida pero por dentro eres celofán, tienes parchadas tus heridas y por eso pocos pueden hacerte sangrar, tienes miedos disfrazados pero cuánto te despojas eres pura vulnerabilidad, tienes secretos guardados que expones hasta el final, llevas poesía en el alma que no sabes descifrar, tienes ideas revueltas que estás aprendiendo a calmar, batallas internas que estás comenzando a sanar.
Oasisazul
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plantsngogh · 1 year
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las profundidades de un océano y las dolencias que involucran el color azul
esto estaba supuesto a ser un poema sobre el color amarillo o incluso el color café, pero de algún modo mi mente seguía regresando al azul como si no existiera ningún otro.
no quería escribir sobre el azul. durante minutos completos, me rehusé a abordar este tema en esa dirección, con esa totalidad, pues era consciente de lo propensa que era a caer en las connotaciones que implican al color azul con frecuencia.
sabía que si escribía sobre ese color en particular, iba a caer en la laguna de la tristeza, en ese ciclo eterno que los artistas trazaron para trazaron para poder asignarle una tonalidad a la agonía que guardaban dentro de sus cuerpos.
durante mucho tiempo, el azul y sus sombras han sido la representación de las carencias humanas, de los grandes periodos de una desolación profunda e inquebrantable, lo suficientemente devastadora como para que todos ellos, desde poetas hasta músicos y desde músicos hasta pintores necesitaran emplear este color en un intento por sacarse todas las dolencias de adentro.
nunca entendí por qué el azul, sin embargo. pudo haber sido cualquier otro color, cualquier otra combinación, pero eligieron el azul como si ningún otro pudiera competir con sus melancolías del modo en que este lo hace.
¿será porque en la paleta de colores es el más frío de todos?
¿o quizás es porque al mirarlo durante mucho tiempo uno mismo se da cuenta de sus penas?
picasso tuvo todo un periodo azul en el que vertió sus lágrimas como si el océano reflejado por el cielo se hubiese abierto en sus cuencas, como si no existiera consuelo dentro de toda esa marea azulada e infinita, revuelta e insensata; y aún así, no podría comprender por qué este color en particular.
en la psicología suele tener connotaciones de calma y tranquilidad, de confianza y optimismo, y sin embargo, millones de artistas y una infinidad de sentimentalistas andan por ahí sintiéndose azules, lloviendo por montón, hundiéndose en un océano severo de decepción absoluta, de dolencias terroríficas y espíritus bajos que los hacen sentir tan azules que necesitan expresarlo de alguna forma, incluso si no se deshacen del sentimiento que los tienen agarrados del cuello.
se ven azul. se sienten azul. tienen corazones profundamente heridos y una laguna inmensa dentro de sus entrañas.
no pueden deshacerse de ella, así como yo tampoco puedo evitar caer en la trampa de navegar por los cimientos de mis propias tristezas y escribir párrafos completos sobre el color que ha ahogado a más personas de las que mis dedos podrían contar.
no lo desprecio, de todas formas. a pesar de no haber querido abordarlo, de haber intentado huir de él; no lo detesto ni lo aborrezco. en realidad, en ocasiones me parece el color más humano que puede existir, pues es el único que permite que existan océanos completos dentro de los ojos de la gente.
océanos en los que podría ahogarme un centenar de veces.
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orbita-lucinini · 2 months
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Y me di cuenta que tras haber vuelto, todo está igual en ti, sigues con un delirio que me buscas en tu momento mental más... ¿relajado?.
Te divertiste demasiado y te quedaste con otro que ni siquiera es seguro porque ya le ocultas cosas, que me buscaste en un momento que te sentiste quizás feliz y con ello me recordaste, pero sigues siendo la misma de hace meses, la que ahora veo con simple lastima.
A decir verdad no tengo por qué perder mi tiempo en alguien con la mente revuelta que no sabe que es lo que quiere, o que solo trata de sanar reemplazando un recuerdo que aún no olvida.
Estás muriendo dentro de mi y aunque por un segundo creí que volverías, no me permito caer nuevamente en ti, no quiero caer bajo.
Parece que tenían razón, conmigo estabas bien y feliz, pero ahora yo quiero estar así y contigo a mi lado eso nunca podrá ser realidad.
~Cenizas del Sol.
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senderodeversos · 7 months
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Los mensajes que callé: (Tu nombre) En la punta de mi lengua.
Hay un desierto del lado derecho de la cama.
Jamás pensé que me pasaría, esta necesidad, extrañar las sábanas revueltas de tu lado y quitándome el abrigo durante la madrugada, esta maldita nostalgia de cobijarme entre tus brazos cuando ya no estás.
A veces, cuando la noche está fría y llena de terrores, me cambio al lado vacío y me pongo en posición fetal, tratando de recordar, encaminándome hacia un pequeño viaje al pasado. Y, aunque sé que no es una buena idea andar dando vueltas por mi memoria, porque podría salir herido, otra vez, me repito que debí de haberme perdido en la calle del olvido, esa misma donde tu deambulas cuando la noche yace sin estrellas.
Repitiendo este paseo, recorrí un lugar deshabitado, escuchando voces que seguramente vienen desplazándose de tiempos remotos, y quisiera que me guíen a algún lugar donde te pueda encontrar, donde sea, donde quieras que estés, porque tus expresiones las estoy perdiendo de vista, borrándoseme de los pensamientos, aunque supongo que era la idea, perderte, sin más.
Y qué hago aquí, quisiera saberlo, preguntándole al cuarto vacío sin necesidad de una respuesta. Porque, puede que sea evidente, pero aun así necesito escucharlo de un clarividente. Y no soporto esta ironía de olvidarte para recordar, por qué te quiero mantener anclado a mi mente, trayéndote de vuelta simplemente me hace daño.
¿Acaso se trata de otra lección que va a dejarme roto el corazón?
Entonces, me sumerjo en lo profundo de las arenas movedizas, lo que es real y en ocasiones una mera fantasía, totalmente concentrado en mi misión, recorriendo las ruinas del lugar que construimos juntos, pero todo se acabó.
Y pese a que vocifero a los cuatro vientos de que no quiero más, que no lo voy a volver a intentar, en noches como estas, cuando las estrellas se van difuminando entre lo oscuro del cielo, confieso que no me queda más remedio que seguirlo intentando. Volver a recordar, porque pensarte es también pensar en mí mismo, amarte es amarme un poquito más, y aprender de los caminos esquivos del corazón, que cada palpitación me reclama que sigo vivo, aunque no haya motivo para celebrar.
Lo siento, pero no puedo evitar que me envuelva la melancolía. Ya no aguanto tanta rabia y desconsuelo, cuando ni siquiera estás aquí para gritarte todo esto que siento. Porque te culpo… y te amo, maldita seas. Quiero apuntarte y gritar con cada entraña de mi ser que te detesto a rabiar, y lo que más rabia me da es que no tendré ninguna respuesta. Entretanto, sigo dando vueltas en circulo, porque el sendero de los recuerdos lo caminé entero solo en tu búsqueda, pero ya no queda nada, en ese espacio que solía ser tuyo solo queda un desierto del lado izquierdo de la cama.
Ese es el lugar vacío que dejaste, a mi lado, y tu ausencia me reclama que ya no estás más.
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utopicos · 9 months
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Las palabras fluyen de mi pluma como un río impetuoso, llevando consigo los suspiros y anhelos que han nacido en el silencio de esta noche. Debo confesarte un sueño que ha invadido mi mente con la pasión de un fuego ardiente. Este sueño ha prendido en mi corazón y me ha dejado con el deseo abrumador de expresarlo.
En la penumbra de la noche, nuestros cuerpos se encontraron en un abrazo que el universo mismo conspiró para unirnos. Tu piel suave y cálida se fundió con la mía en un éxtasis que solo puedo describir como divino. Cada caricia, cada beso, era una revuelta de emociones que nos envolvía y nos sumergía en un mar de sensaciones intensas.
Mis manos exploraban cada rincón de tu ser con la delicadeza de un poeta acariciando las palabras en un papel, guiadas por la pasión que ardía en mi pecho, explorando cada contorno de tu cuerpo con reverencia y anhelo. Mis dedos trazaban senderos a lo largo de tu espalda, dibujando curvas y suspiros que se perdían en la noche. Tu piel era un lienzo en blanco esperando ser tocado por el pincel de mi deseo. Cada caricia que compartimos fue como una melodía sin fin, un manojo de suspiros y gemidos que se entrelazaron con el suave murmullo de la brisa nocturna. Mi mano tembló con la urgencia de tocar cada centímetro de tu piel, de sentirte cerca como nunca antes. Y mientras nuestros labios se encontraban en un beso apasionado, el tiempo se detuvo, dejándonos atrapados en un momento eterno.
El susurro de tu aliento en mi oído era el placer que me guiaba hacia el orgasmo, y mis manos se movían con un propósito firme y decidido. Cada gemido que escapaba de tus labios me envolvía, y el universo entero parecía detenerse para admirar la pasión que compartíamos. Nuestros cuerpos se movían al compás de un deseo que parecía haber estado esperando toda una eternidad para manifestarse. Cada estocada estaba cargado de una intensidad que solo puede ser expresada en respiraciones entrecortados y miradas cómplices.
Y mientras los gemidos de placer se entrelazaban con los suspiros de amor, sentía que estábamos unidos en cuerpo, mente y alma. Cada latido de tu corazón resonaba en el mío, creando una sinfonía única que solo podía ser creada por nosotros dos.
Sin embargo, amada Galia, este sueño no es como un acto de impudicia, sino una expresión honesta de la pasión que siento por ti. Cada pensamiento, cada deseo, es una prueba de la profundidad de mi amor y el anhelo de estar juntos una vez más. No pretende ser una transgresión de nuestra intimidad, sino una manera de compartir el eco de un sueño que me ha dejado con el corazón palpitante y el alma en llamas. Sé que este sueño es solo un reflejo de los sentimientos que comparto, y anhelo el día en que podamos hacerlo realidad.
Espero que recibas estas palabras con la misma delicadeza con la que las escribo, y que entiendas que mi deseo es tan solo un reflejo del amor inquebrantable que siento hacía ti.
Con todo mi amor y anhelo,
Timothy.
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desorden-en-letras · 2 years
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¿A dónde vamos cuándo ya no se esta?...
Estabas con aquella ultima lágrima que reposaba en tu mano,
(En aquélla calida y suave mano que tantas veces tomo la mia)
Estabas con aquella lágrima fria,
Estabas con aquellas manchas de sangre,
Estabas con aquella ultima respuesta a todo lo que discutimos,
Estabas con los ojos llenos de tristeza,
Estabas con la mente revuelta,
Estabas con aquel corazón en la otra palmade tu mano,
Estabas contemplando mi mirada,
Estabas viendo como moría,
Estabas tu, ahí, diciéndome adiós.
Estabas ahí, aunque simplemente ya no era lo mismo,todo cambio en ese momento.
Tu te fuiste, decidiste dejar nuestro mundo atrás, aunque yo te prometí estar ahí, ya no podía ni verte a la cara.
Tu te fuiste dejando mi mundo en tormento.
Tu te fuiste y ahora dime, ¿Dónde encuentro mi hogar?... si siempre fuiste tu.
Astro & Esmeralda L.-Sir. Black Sould
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natalygrhol · 1 year
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La mente de un escritor es una verdadera caja de Pandora...
Cuando ves a uno con su hoja en blanco, y su mente revuelta, el espectáculo está por comenzar.
Cuando agarra su tablet, teléfono, compu o su libreta, algo trama...
Si te mira fijamente con la página en blanco y los ojos centrados en tu persona, le generaste algo.
Si le pareces atractivo a un escritor, también a su pluma.
Y si la escritora soy yo...
Date por sentado que ya habré imaginado escenarios lujuriosos con mi musa inspiradora donde la decencia se pierde en los gémidos de una ardiente noche de pasión entre los pasillos de mi mente.
Natalia grhol
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estefaniamarca · 1 year
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youtube
Malala Yousafzai
La vida de Malala es el reflejo de una sociedad cuyos principios dejan de lado los derechos de las niñas, en este caso. El caso de Pakistán es un ejemplo claro de todo lo que podemos y debemos hacer en el mundo, para poder generar un cambio a nivel mundial, en el que se garantice el derecho a la educación para todos los niños y niñas en el mundo. Que alguien, por ejercer sus derechos y levantar la voz en miras de la paz y educación sea ajusticiado por asesinos, es la respuesta a la falta de formación. ¿Realmente quienes dirigen esa revuelta armada han tenido derecho a la educación? Quizá la respuesta a esta pregunta sea la clave para poder acabar con esa mente cerrada, que solo ve un camino y que elimina a quien no piense como ellos.
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mfpalafox · 7 months
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PERSONA
1966 | Suecia | Ingmar Bergman
Tengo muchas cosas que decir de esta película, pero a la vez siento que no tengo absolutamente nada que decir, de verdad entré en un conflicto interno al intentar entender de que va la película, me rendí, pero a la vez no, es complicado expresar todo lo que sentí con la película, definitivamente sentí mucha confusión pero desde el inicio cuando nos comentó el profesor el nombre de la película, me vino a la mente el nombre de un disco de BTS “Map of the soul: Persona”. Desde el titulo creo que tiene un poco que ver con la película lo relacioné, pero aún más cuando terminó la película, más en especifico una de las canciones que justamente se llama “Persona”. Antes de hablar de la canción me gustaría dar una pequeña introducción del disco está muy basado en “El mapa del alma según Jung”, es un trabajo que recopila las teorías que este psicólogo tiene y todo va sobre la división entre la consciencia la inconsciencia que hay en las personas, a la fecha no he indagado mucho en este tema, pero realmente siento que tiene una gran conexión con la película, tiene muchos dilemas psicológicos que como simple mundana solo puedo identificarlos pero no entenderlos al cien por ciento. No se si la enfermera era la loca o si lo era la actriz, de verdad quede con muchas dudas. No me atreví a verla otra vez porque tengo la sensación de que viéndola otra vez voy atener aún mas dudas de las que tuve la primera vez. Si la volvería a ver pero definitivamente no ahora, con la mente tan revuelta que tengo. No sabría decir si me gustó o si no. 
mfpp
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relatosmaricas · 8 months
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Una pieza de Jazz
Puso un elepé de Nina Simone, prendió un cigarrillo y caminó hasta la cocina dando brinquitos al ritmo de la música, en una pantaloneta holgada que ya estaba roída por unos diez o quince años. Estaba durísimo. Durísimo estaba sonando el elepé un miércoles a plenas ocho de la mañana. Los vecinos pensarían que estaba borracho, pero estaba feliz.
Sacó un par de huevos de la canastilla y los soltó en una cacerola. Los miró freírse con el intenso calor de la estufa y recordó en ellos ese par de pezones rosados que le habían volado la cabeza. Miró hacia los vidrios de la ventana y viajó al momento en el que los dedos de Jazz se deslizaban a través del cristal, mientras él le daba su merecido. Qué rico. Pensaba, mientras ponía el café y los huevos acababan de hacerse en el fogón.
La puerta del cuarto estaba entreabierta. Daba la sensación de que todavía había alguien allí, pero la cama estaba revuelta y aparentemente vacía. Apenas se asomó la cabeza del gato entre las sábanas, revoloteando como solía hacer en las mañanas, mientras Felipe se comía el desayuno. Los huevos estaban en su punto y él estaba durísimo, como la música jazz que sacudía las paredes de la pequeña habitación en el centro de la ciudad.
Si alguien pudiera alzarse a la altura de quince pisos, habría visto a Felipe acariciando su bulto palpitante, con las ventanas abiertas de par en par. Murmuraba entre dientes y gemía como no lograba hacerlo delante de nadie más, mientras la creciente humedad de sus fantasías inundaba las yemas de sus dedos. Sonaba Sinnerman y se desprendía un fuerte olor a café hirviendo que hizo que Felipe se levantara para apagar el fogón. 
Con los dedos todavía untados de sus mieles y las nalgas desnudas hasta la mitad, miró hacia el sillón que estaba junto al teléfono y pensó en Jazz, postrada de espaldas, ofreciéndole sus caderas para introducirse en ellas y perderse del mundo hasta que la explosión de los dos les trajera de regreso.
Siempre que se clavaba en los recuerdos, su mente volvía a ese febrero del 87 y pensaba en la llamada que había recibido cinco horas antes de que Alex estuviera parado en su puerta, con una botella de tequila y una maleta con la ropa de apenas un par de días. La voz de Alex se escuchaba nítida en los recuerdos de Felipe. —¿Te acordás?—, le decía, mientras servía las dos primeras copas de la noche. —¿De qué?—, contestaba Felipe, cuando todavía podía declararse inocente. —De nosotros—, acentuaba Alex, con sus ojos de ámbar clavados en los de Felipe. —De nosotros cuando éramos niños y nos comíamos la boca—. Felipe lo miró aterrorizado. Por supuesto que lo recordaba, pero más con un cierto remordimiento que rayaba en el horror. Fueron muchas las veces que se preguntó por lo que había pasado con Alex. Solo tenían doce años. Eran un par de niños. Felipe nunca había sentido algo por un hombre. La masculinidad le resultaba eróticamente repulsiva. —Soy heterosexual—, se apresuró a responder Felipe con un ligero titubeo. —Lo sé—, le tranquilizó Alex, mientras le ofrecía su copa para brindar. —Siempre lo has sido—, continuó Alex, mientras se quitaba el abrigo y le hacía una poderosa revelación. Una camisa delicada y diminuta vestía su dorso, exponiendo sus clavículas y la pronunciada profundidad de su cintura. La tela dejaba entrever el contorno de sus pezones, que se asomaban como dos pequeñas frutas prohibidas que Felipe no podía dejar de mirar. Sonaba el mismo elepé de Nina Simone, con el volumen adecuado para que solo los dos pudieran escucharlo. 
Felipe tragó saliva. Sintió que iba a explotar y que una parte de él iba a salir disparada hacia la pelvis de su amigo de la infancia. Veía de nuevo el brote de sus pezones, recostados sobre un par de bultos pequeños que apenas se estaban formando, pero que sin duda habían estado allí toda la vida, esperando el momento de su exquisita maduración. 
Alex le miraba desde la barra de la cocina, con su copa de tequila a medio acabar. Su figura casi femenina se acercaba voraz hacia la boca de Felipe, que la recibía sin prevenciones, invadido por un frenesí que iba más allá de la excitación física. Casi. Ese era el detalle que zumbaba como el aleteo de una avispa agresiva en la cabeza de Felipe. Sonaba la música jazz. Los cuerpos se unían en un abrazo violento y se desprendían de las telas para salpicar el lienzo de las pieles. De pronto sus miembros se encontraron incómodamente erguidos entre las caricias. —No lo tienes que mirar—, le dijo Alex, mientras se ponía de espaldas sobre el sillón y le enseñaba el camino hacia sus glúteos. Sonaba Revolution y Felipe embestía con fuerza a la mujer que deslizaba los dedos a través del cristal en la ventana. Saboreaba los colores de las pecas de su espalda y se fundía en decenas de constelaciones que se iban formando con cada beso. Las manos inquietas de Felipe recorrían el delicado cuerpo de Alex desde su esbelta cintura hasta los retoños de sus pechos, para apretarlos sedientas, tratando de extraer sus jugos naturales.
Pequeños gemidos brotaban de los labios de Alex, que había dejado de ser él para convertirse en Jazz y fundirse con la música del elepé. Sonaba To Love Somebody, mientras las lágrimas recorrían el rostro de Jazz, hecha mujer. La cruda respiración de Felipe resonaba tan fuerte que sacudía los cuerpos de los dos en una misma frecuencia. —But I am a woman—, dice la canción. —Can’t you see what I am?—, canta entre dientes Jazz, mientras se aferra con fuerza al pecho de Felipe, que la contiene en su embriagante calidez. Es febrero del 98. Suena To Love Somebody y Felipe está feliz de recordar a Jazz, la mujer que estuvo a punto de matar a golpes en el 87. La de los ojos de ámbar que se apagaron en llanto, mientras sonaba esa canción. La que salió esa noche con la cara reventada y el alma vuelta mierda. La que se salvó porque Felipe alcanzó a ver en su rostro moribundo la imagen de su amigo de la infancia. La que de otro modo habría muerto, cuando apenas se estaban asomando sus primeros sueños de mujer. La de los besos de tequila y la piel de caramelo, que Felipe jamás iba a volver a ver, ni a sentir, ni a tocar. Salvo por esa pieza. Esa remordida pieza de Jazz. La que se despidió esa noche, sin hacerlo. Y para siempre.
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zaraterendon · 9 months
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Detonantes de principios de agosto
Frustración. Vulnerabilidad. Metilfenidato. Impuntualidad.
Durante estos dos meses he recuperado el hábito de la lectura que tenía antes. No obstante, ya no hay manera de reponer mi racha, Goodreads sigue diciendo que estoy once libros atrás para conseguir mi meta de 55 libros este año. Será difícil que pueda leer más rápido de lo que ya estoy intentando leer ahora. Sé que la lectura no es una competencia. En cambio, he estado haciendo otras cosas, como escribir, como reír, como ver más películas, como enamorarme de un sujeto que me lleva de la mano a través de series y música que, resulta, ambos disfrutábamos antes y ahora podemos compartirla.
Sobre todo eso: me enamoré. Le pienso intentando no ser tan cursi. Incluso solo dentro de mi cabeza me avergonzaría descubrirme sonrojada y emocionada por verlo al día siguiente y al siguiente y al siguiente. Está aquí a mi lado, acostado, haciendo otra cosa, mientras escribo esto como si no estuviera. Enamorarse y leer son incompatibles: dispone de tiempo que antes destinabas a estar contigo misma. Pero puedes conciliarlo y llevarte un libro de poesía de bolsillo a todos lados (Ya no tengo fuerza para ser civilizada de Iveth Luna), sabiendo que, en cualquier momento junto a él, puedes estar en silencio (el amor es aprender a estar en silencio) y abrirlo en cualquier página o en la página que seguía y pasear la tinta por tus ojos.
Enamorarse y escribir también chocan. Por un momento, la rutina que habías creado se transforma en una silueta alrededor de dos cuerpos: uno, que busca crear, otro, que acompaña a la creadora, y viceversa. Hay múltiples maneras de trazar una silueta, yo he decidido, primero, bocetar de lejos, luego, puede haber dos opciones: a veces la remarco con una caricia en la mejilla, a veces con un brazo y una pierna en su torso. Enamorarse es hablarle sobre lo que estás escribiendo: es consultarle cómo podría subir un árbol gente diminuta. Enamorarse es desayunar juntos mientras lees a Cristina Rivera Garza, a Claudia Cabrera Espinosa y a Juan Cárdenas, y a cada tanto, le platicas por qué estás absolutamente interesada en las escrituras geológicas, en la idea de los sedimentos, en las reescrituras permanentes en la literatura y que, por ello, nunca escribimos solos. Enamorarse es no escribir a solas. Enamorarse es suspirar mientras escribes sobre enamorarse en tu blog cuando te sientes bloqueada sobre la imposibilidad de escribir (¿de qué otra cosa podría hablar en este instante?) y de pronto tus dedos no dejan de moverse por las teclas y las palabras solo van fluyendo. Enamorarse es verle de reojo dormido mientras piensas que, después de todo, enamorarse fue un detonante para retomar el blog.
Además de lo mencionado en este párrafo gigante que podría parecer que sobra (las bondades del blog personal permiten estas licencias escriturales de meter en medio de una idea genial lo que se te dé la gana), comencé El luto humano de José Revueltas y Dios tiene tripas de Laura Sofía Rivero. Ambos, tienen un lenguaje tan impecable que me cuesta desengancharme de uno para pasar a otro; la buena noticia, es que son libros aparentemente opuestos (si no lo pienso demasiado); por ello, mi mente puede engañarse a sí misma y cambiar el chip cada vez que abro uno de ellos. Debo confesar que empecé El obsceno pájaro de la noche de Donoso, pero decidí tomármelo con calma y lleva dos meses en mis currently reading de Goodreads.
Volveré pronto. Esta entrada se queda a medio aliento, como he andado yo las últimas semanas, pendiente de lo que sigue y queriendo aprehender cada instante que pasa.
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