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#comunión con Dios
tetha1950 · 1 month
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La razón de nuestra Oración...
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Hablar con nuestro Padre celestial es lo que nos ayuda a entender su corazón y a participar en su obra en la Tierra.
Salmo 103:19-22
Alguna vez se ha preguntado: Si Dios tiene control de todo, ¿por qué quiere que oremos? Es porque el Señor quiere involucrarnos en la obra que está haciendo en el mundo, y la oración nos lleva a cooperar con lo que Él planea lograr.
En Juan 17:1, Cristo le pidió a su Padre que protegiera a los discípulos por el poder de su nombre. ¿Pensaba Él que podrían perder su salvación o alejarse de manera permanente de su compromiso? Definitivamente no. Cristo era Dios en carne humana. Sabía con toda precisión lo que iba a suceder: que esos hombres cumplirían su misión y difundirían el evangelio. Cristo estaba teniendo parte en el plan de Dios para sus seguidores al interceder por ellos (Ro 8:34).
Dios ciertamente puede construir su reino sin nosotros. Pero cuando el Dios de amor y sus amados comparten un interés, la relación desarrolla profundidad e intimidad. Orar y trabajar al lado de nuestro Señor aumenta nuestra fe y fortalece nuestra confianza en su poder.
Hablar con el Dios todopoderoso es un honor. Él nos ama y nos invita a relacionarnos con Él. La oración es la manera de alimentar esa conexión. Nuestro Padre nos llama a comunicarnos con Él para poder acercarnos a su corazón e involucrarnos en su obra.
(Ps. Charles Stanley).
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bocadosdefilosofia · 8 months
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«Y el lejos es más bien cerca, pues el Alma conoce en sí misma a este lejos como más cerca, porque la une continuamente a su voluntad, sin desgana por cosa que acontezca. Todo es para ella uno sin un porqué, y ella es nada en ese uno. Entonces nada tiene ella que hacer de Dios ni Dios nada de ella. ¿Por qué? Porque él es y ella no es; y nada retiene en su nada, pues le basta esto, es decir, que él es y que ella no es. Entonces se halla desnuda y despojada de todo, pues está sin ser allí donde estaba antes de ser. Y recibe así de Dios lo que tiene, y es lo que Dios es por transformación de Amor en aquel punto donde estaba antes de fluir de la bondad de Dios.»
Margarita Porete: El espejo de las almas simples. Ediciones Siruela, pág. 193. Madrid, 2005.
TGO
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@dias-de-la-ira-1
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soft-pxachy · 1 month
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⤷  ❝oh, god❞ — ksj (s.m)
➤ Pareja: jin!sacerdote x lectora!fem
➤ Recuento de palabras: 7.9k 
➤ Género: sexo en una iglesia! smut y obscenidad!
➤ Resumen: Tu imperturbable devoción a la iglesia nunca había sido algo que realmente te importara, y sabias que no debías estar haciendo esto, sabias que estaba mal, pero no podías hacer nada desde el momento en que el Padre Seokjin entró en tu mente, haciéndote fantasear con él todas las noches, arrastrándote a un estado en el que sabias que estabas condenada, por suerte, el Padre Seokjin estaba dispuesto a perdonar todos tus pecados.
➤ Advertencias:  20+ | Lenguaje vulgar y explícito | uso de temas religiosos | tensión sexual | sexo en una iglesia | uso inapropiado del confesionario | blasfemia y jurar en nombre de dios | referencias religiosas | voyerismo | charla sucia | masturbación | frottage | sexo oral (r. ambos) | comer semen | algo de culpa religiosa | sexo sin protección | Jin es un sacerdote y tiene un gran pene! ➤ Si crees que el contenido de este oneshot te ofenderá a ti o a tus creencias, por favor, NO LEAS. ➤Si no eres mayor de 18 años, POR FAVOR, no leas. Si lo haces es bajo tu propia responsabilidad, ten en cuenta las advertencias.
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Era otro domingo de congregación como cualquier otro, T/n estaba sentada en una esquina del banco de la iglesia lo más cerca posible del atril que se elevaba imponente frente a todos, con los brazos cruzados y completamente desinteresada en lo que pasaba a su alrededor, toda su atención estaba cien por ciento enfocada en el Padre Seokjin. 
Siempre se negaba a participar mientras el Padre Seokjin dirigía la congregación a través de oraciones y anuncios. Su suave voz reverberaba a través de toda la habitación, cautivando a los asistentes del domingo por la mañana con sus palabras de adoración, predicando sobre la divinidad del amor y de Dios. 
Se podía ver fácilmente cuánto había tocado los corazones de los creyentes con sus palabras y actos bondadosos con solo mirar alrededor de la iglesia.
Sus ojos seguían cada movimiento del Padre Seokjin, suspirando cada vez que mostraba una sonrisa encantadora, riéndose cuando hacía una o dos bromas ligeras. Si no supiera nada mejor, pensaría y estaría completamente segura de que las personas que iban a la iglesia estaban allí solo para ver al Padre Seokjin. Prácticamente había hecho que todo el pueblo se enamorara de él. El sacerdote encantador y de buen corazón que era un símbolo de la devoción del pueblo y era una luz cálida y brillante para aquellos que buscaban su providencia.
El Padre Seokjin hablaba y todos escuchaban. Bueno, todos menos T/n.
Sus sermones parecían entrarle por un oído y salir por el otro, y en su lugar, optaba por soñar despierta. Sus ojos nunca deambulaban por el interior de la iglesia, siempre estaban enfocados en la mirada suave y persistente del padre Seokjin. Y esto no había pasado desapercibido para él, por supuesto. 
T/n era la chica que asistía a sus misas todos los domingos pero que solo estaba allí; sentada entre la multitud, el mismo asiento todas las mañanas, interactuando con la menor cantidad de personas posible, siempre la primera en entrar y la última en salir. Y había llamado su atención por completo, cada vez más intrigado por ella y por la forma en que parecía querer arrancarle la sotana con los ojos, deseando poder saber que pasaba por su cabecita para ser tan persistente y dispuesta en cualquier cosa que tuviera que ver con la Iglesia, y ahora era él quien estaba completamente cautivado por ella,
La comunión era la parte favorita de la misa para T/n. Eso significaba que era casi la hora de irse y formó un pequeño puchero dándose cuenta de que ahora tendría que esperar hasta la próxima semana para volver a ver al Padre Seokjin, pero aun así se puso de pie y caminó hacia la fila para recibir la hostia, y mientras esperaba, no pudo evitar mirar el hermoso arte pintado en el techo de la iglesia y las estatuas de santos que la rodeaban a cada paso que seguía avanzando hasta que finalmente estuvo frente a frente con el Padre Seokjin.
Él le sonrió cálidamente y con ternura en sus ojos mientras la veía hincarse frente a él sobre el reclinatorio, esperando pacientemente a que ella lo mirara y sonriendo aún más al ver el destello de timidez que brilló en su rostro mientras parpadeaba a través de sus pestañas cuando finalmente elevó su mirada hacia él. Su imponente estatura fácilmente hacía sentir a T/n como si estuviera mirando a Dios mismo.
— El cuerpo de Cristo.— Anunció con su voz suave y amable mientras le ofrecía la hostia.
Los labios de T/n se cerraron alrededor del pan sin dejar de mirarlo a los ojos, sus labios rozaron de forma cálida y suave contra los dedos del Padre quien inclinó la cabeza levemente hacia un lado con diversión y una pequeña sonrisita tiró de la comisura de sus labios hacia arriba, había sido una acción pequeña e imperceptible que debió haber sido la primera bandera roja de que el Padre Seokjin no era en absoluto quien parecía ser, y tal vez T/n había sido demasiado ingenua por no darse cuenta.
— Amén.— T/n respondió por lo bajo mirándolo con pura adoración en sus ojos, odiando profundamente tener que alejarse de su presencia.
Pero simplemente obedeció cuando el clérigo hizo un pequeño asentimiento para que se levantara y regresara a su asiento, el Padre Seokjin aun podía sentir la sensación de sus suaves labios en la punta de sus dedos mientras le daba un rápido vistazo desde lejos, y tenía que admitir que sintió como si lo hubiera besado un ángel.
Y el pensamiento de T/n no abandonó su mente durante el resto de la misa, estando completamente seguro que tal vez ella era una especie de tentación divina puesta deliberadamente frente a él como si se tratara de una prueba de Dios o como si fuera un desafío en su camino. Una cosita curiosa e inocente que el Padre Seokjin amaría ver caer y derrumbarse frente a él solo para poder reclamarla como suya. 
Para él, T/n era como un pequeño cordero tembloroso, completamente ajena al lobo que la acechaba. Quizás hoy era el momento perfecto para atacar. Tal vez la presa ya estaba lista para ser capturada.
"Todavía no." El Padre Seokjin pensó para sí mismo.
Había decidido que se tomaría su tiempo, continuaría observándola desde lejos como siempre lo había hecho y planear cuidadosamente su siguiente paso antes de finalmente morder la manzana del pecado  que era esa jovencita de ojos de muñeca y labios rosados que atormentaban sus noches más solitarias y más pecaminosas. 
Él jugaría con su desinterés en la iglesia justo como ella lo hacía con sus pensamientos lujuriosos, después de todo, tenía que haber una razón que la estaban atrayendo a la iglesia, a él, y para ser alguien supuestamente irreverente, T/n estaba mostrando una gran devoción hacia cualquier cosa que estuviera planeando, pero el Padre Seokjin lo solucionaría, solo era cuestión de…
—¿Padre? —T/n lo llamó suavemente y su voz interrumpió sus pensamientos por completo.
—Vaya, ¿Todavía estás aquí, paloma mía? — El Padre preguntó, mirando alrededor de la iglesia, notando que ahora estaba vacía y solo eran ellos dos quienes seguían ahí.
—Quería hacerle una pregunta, padre. —T/n pidió en voz baja, mientras se distanciaba levemente de él.
El Padre Seokjin le hizo un gesto para que se sentara en uno de los bancos a su lado y T/n lo hizo evitando su mirada, mordiéndose el labio inferior cuando el silencio se hizo presente entre los dos, sin saber cómo empezar exactamente.
— Bueno, por supuesto que puedes hacerme preguntas.—  El Padre Seokjin aseguró dando un par de pasos cuidadosos hacia ella.— Ven, siéntate y cuéntame qué es lo que te preocupa. 
—Temo que me estén corrompiendo, Padre…—T/n comenzó a hablar por lo bajo y de a poco, cuidando cada una de las palabras que le decía.— Me está comiendo por dentro, es como si se estuviera extendiendo como el fuego del infierno dentro de mi.
—Está bien.— La voz del Padre era tranquila y firme, transmitiendole un poco de seguridad con sus palabras.— Estás a salvo conmigo, puedes confiar en mí.
Y con eso el corazón del Padre Seokjin se llenó de preocupación. 
—¿Corrompiendo? Oh, mi dulce paloma. ¿Es por eso que has estado tan distante recientemente? ¿Te has estado guardando todo esto para ti sola? —preguntó con voz suave acortando de a poco la distancia que los separaba sin llegar a ser muy invasivo, mucho menos cuando la vio ponerse rígida y asentir levemente con su cabeza.— Paloma mía, esta es una carga que no tienes que llevar sola. Estoy aquí para ti. No hay razón para que sientas que tienes que distanciarte cuando te sientas preocupada.
—Lo siento, padre. —T/n respondió por lo bajo, agachando su cabeza sintiéndose avergonzada.
—No hay necesidad de disculparse. —murmuró en medio de una sonrisa y elevando una de sus manos para frotar suavemente el dorso de la de T/n, viéndola suspirar y relajarse de a poco en su toque y se aclaró la garganta.— Entonces, cuéntame más sobre ésta... corrupción.
—Me condenaría, Padre… —T/n respondió con voz pequeña mordiendo su labio y sintiendo como su rostro comenzaba a arder de vergüenza.
— ¿Qué clase de sacerdote sería yo para condenar tal pureza? —Habló y su voz la tranquilizó más de lo que alguna vez hubiera pensado, era como miel para sus oídos.
El Padre Seokjin se levantó de su asiento y lentamente se dirigió hasta quedar de pie frente a ella, viéndola clavar sus ojos en el suelo, incapaz de siquiera mirarlo y él no podía entender del todo su actitud.
Había un silencio de muerte. La tensión en la iglesia de repente se hizo notar entre los dos y el Padre Seokjin se movió para pararse más cerca de ella y su sombra cayó sobre T/n como si fuera una manta con cada uno de sus pecados y, sin embargo, comenzó a sentirse más caliente que el calor del sol de ésta mañana.
—¿Has perdido el contacto con tu fe? —El Padre Seokjin habló con la voz más baja y suave que alguna vez hubiera escuchado.
T/n jugaba con sus manos en su regazo, retorciéndose bajo su profunda mirada y no respondió, estaba demasiado aturdida por la pregunta que le hizo para saber cómo responder correctamente.
—Dime, paloma. —El Padre volvió a hablar, usando dos de sus dedos para inclinar su barbilla hacia arriba y hacer que por una buena vez que lo mirara. —¿Buscas una nueva religión? 
—¡N-no! No he perdido mi fe…—T/n habló finalmente en medio de un sollozo, sintiendo como todo su cuerpo comenzaba a temblar bajo su toque y su mirada. —Ésta corrupción es…diferente.
—¿Diferente? —El Padre preguntó aún más confundido, inclinándose sobre ella para mirarla a los ojos.— ¿Cómo?
—Yo… —T/n balbuceó sintiendo como su mirada la hacía sentir increíblemente pequeña frente a él.— Tengo estos deseos. Impulsos pecaminosos que vienen a mí tarde en la noche. Padre, quiero deshacerme de ellos.
Y con eso el Padre Seokjin pareció comprenderlo todo, pero trató de guardar las apariencias lo mejor que pudo, pero fue incapaz de luchar contra la sonrisa divertida que se formó en su rostro justo antes de relamerse los labios.— ¿Impulsos pecaminosos? ¿Deseos? Querida, no estás hablando de lo que creo que es... ¿verdad?
—Es vergonzoso, Padre, lo sé… —T/n murmuró por lo bajo mordiéndose el labio con fuerza y sintiendo como pequeñas lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos.
— Shhh, no hay necesidad de avergonzarse. —El Padre Seokjin susurró de forma tranquilizadora al mismo tiempo que elevaban sus manos para acunar su rostro con cuidado; limpiando de a poco sus lágrimas. 
Era como si su simple toque enviará olas de electricidad por todo su cuerpo, y T/n hizo todo lo posible para concentrarse en los tiernos ojos del Padre Seokjin mientras volvía a hablar.
—Las necesidades carnales son humanas, querida. Está en nuestra naturaleza querer ceder a esa tentación. —explicó suavemente, como si estuviera hablando con una niña pequeña mientras T/n se derretía por completo en su toque, mirándolo con ojos de cachorrito y presionando su mejilla más contra su palma. —Cuéntame más de cómo te consume esta corrupción.
—No podría, Padre… —T/n habló negando con su cabeza en medio de hipos y una que otra lágrima que  aún goteaba de sus ojos antes de darle un rápido vistazo a todas las estatuas y pinturas de santos a su alrededor.— No aquí…
—Entiendo, ¿Quieres ir al confesionario? —preguntó tranquilamente colocando un mechón de su cabello detrás de su oreja justo antes de verla asentir con ilusión haciendo sonreír.— Está bien, vamos.
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Y tan pronto como dijo el Padre Seokjin entrelazó su mano con la de ella guiandola por el pasillo que daba directo hacia el confesionario y que se escondía en una de las esquinas del gran salón de la Iglesia, lo suficientemente aislado del lugar para que nadie pudiera escuchar ninguna de las confesiones que los creyentes hicieran y se respetará el secreto de confesión del Padre Seokjin.
Era una especide de armario de dos espacios, hecho de la misma caoba lacada de los bancos y de tamaño solo un poco mas grande que para una persona en cada uno de ellos, una cortina de color rojo vino a lo largo de cada puerta que ayudaban a proteger la identidad de cada penitente, y tan pronto como llegaron el Padre Seokjin abrió la puerta del lado derecho, haciendole un leve movimiento para que entrara y ella lo hizo murmurando un pequeño ‘gracias’.
T/n sabía que no debería estar haciendo esto, sabía que estaba mal, incluso el mero pensamiento de confesar todos sus pensamientos pecaminosos eran suficiente para destrozar su conciencia, pero su conciencia ya estaba arruinada desde el primer momento en que hundió su mano entre sus piernas teniendo en su mente al Padre Seokjin, y sabía que eso era la mayor condena para sí misma. 
Así que se obligó a quedarse quieta en el banco de madera en el que estaba sentada, tratando de asegurar sus crecientes nervios, podía escuchar los latidos de su corazón en ese pequeño espacio, al menos estaba oculta por la tenue oscuridad de la cabina, pero de alguna manera se sentía desnuda y expuesta, como si la oscuridad fuera aún más reveladora, y sabía que sus pensamientos no estaban a salvo en este silencio y oscuridad sobresalientes.
El sonido de la puerta de la otra cabina se escuchó tres veces más fuerte cuando el Padre Seokjin entrò, T/n notó su silueta oscura moverse del otro lado, sus zapatos resonaron en el piso de madera con cada paso que dio y el asiento crujió cuando se sentó, sus manos se movian nerviosamente en su regazo cuando la voz profunda del Padre se escuchó a su derecha.
—No te pongas nerviosa, paloma. Tómate tu tiempo para encontrar tus palabras. —El Padre Seokjin murmuró suavemente, intentando transmitirle toda la confianza que necesitará. 
El corazón de T/n se estremeció en su pecho y se obligó a  inhalar y exhalar pausadamente. Podía hacer esto. Sus labios se abrieron y las palabras cayeron familiarmente, como un hábito perpetuo.
—Bendígame Padre, porque he pecado. Esta es mi primera confesión. —comenzó a hablar apretando sus manos en puño en el borde de su falda, pensando que la verdad debería mantenerse bajo llave como lo había estado haciendo los últimos días, esa verdad con la que no debería haber jugado en primer lugar.
—Independientemente de que estés aquí solo para decir tu verdad o para desahogar su mente, estoy aquí para escuchar, paloma.— El Padre aseguró y el sonido de su voz retumbó bajo y cálida a través de la rejilla que los separaba. 
Ya estaba aquí, ya no había vuelta atrás ahora.
—He tenido pensamientos impropios sobre éste… hombre, que está fuera de mi alcance. Sé que no debería tener pensamientos tan traicioneros sobre él. Pero no puedo parar. —T/n comenzó a hablar sintiendo como su voz salía temblorosa, manteniendo sus ojos enfocados en las tenues sombras de las estatuas que se reflejaban dentro de la cabina.— Yo… apenas puedo mirarlo, apenas puedo soportar estar cerca de él, porque lo deseo tanto y eso me vuelve codiciosa, ese es uno de los siete pecados capitales, ¿no? ¿Codicia? Eso es lo que soy, Padre. Lo quiero y quiero todo de él. Quiero su tiempo y sus pensamientos, y no quiero compartirlo con nadie.
Y tan pronto como su confesión salió de sus labios un silencio abrumador los inundó a ambos, un largo y agonizante silencio mientras esperaba la respuesta del Padre Seokjin quien parecía estar encontrando las palabras correctas que decir, imposible de ocultar la bruma de celos y posesividad que comenzó a crecer en su pecho después de escuchar a su pequeña paloma hablar de esa forma de otro hombre. 
Detestaba el simple pensamiento de T/n tocandose pensando en otra persona y le ardía en sus entrañas, él quería ser el único hombre que estuviera en su mente, el único que la hiciera sentir bien, el único que la viera doblegarse y caer de rodillas pidiendo mas placer, quería que fuera suya, y de nadie más. 
—¿Él está casado? —preguntó poco después, recordando sus palabras y con su voz más dura y áspera de lo que imagino, pero era algo que simplemente no pudo evitar.
—No, no lo está. Es... mucho peor. —T/n respondió pensando cual de las dos opciones era peor, ¿Fantasear con un hombre casado o con un hombre que comprometía su vida a Dios? 
—Solo eres humano, y el humano comete errores. Ningún error es imperdonable cuando te arrepientes de tus pecados.— El Padre Seokjin instruyó con prudencia, y casi sonó como si esas palabras se las estuviera diciendo a sí mismo.
T/n negó con su cabeza ante eso, como si el hombre al otro lado pudiera verla, eso no era lo que queria escuchar de él, queria que le dijera que estaba mal, algo que le diera un incentivo para acabar con esta tortura.
—Lo hace sonar tan inocente Padre, y no es así…—hablo casi burlándose sin humor de sus palabras.
—¿Por qué no lo es? —El Padre preguntó y su tono de voz cambió por completo, enviàndole un escalofrío que recorrió el cuerpo de T/n, sonaba diferente ahora, ya no se escuchaba reservado ni distante, sonaba cálido y curioso, y la animó a seguir hablando.— Dime más. 
Oh, Dios.
—Yo… —T/n balbuceó sintiendo de repente como si su garganta estuviera llena de ceniza. —Lo quiero de manera inocente, a veces. Quiero arrodillarme frente a él y adorarlo hasta que no pueda más, quiero ser buena para él y que me halague por eso. —habló con calma, dejando que su mirada se deslizara hacia el suelo, donde la luz de las velas iluminaba sus piernas. —Pero tambi��n lo quiero de otras maneras. 
Podía sentir cómo sus palabras se le clavaban en la garganta una tras otra. Estaba segura que la vaga forma de su deseo era suficiente para que el Padre Seokjin supiera que estaba hablando de él, pero parecía como si el sacerdote no tuviera intenciones de detenerla, era como si la estuviera provocando con su voz, y la tensión se podía palpar en el aire, espesa, a pesar de la rejilla que los dividía y el Padre tarareó levemente. 
Quería que siguiera hablando.
—Pienso en él cuando no debería, Padre. Trato de no pensar en él de esa manera, pero es tan difícil no hacerlo, siento que sabe cómo es mi alma, y me asusta, pero también me hace quererlo más… —T/n continuó hablando sintiendo como toda la sangre de su cuerpo circulaba con más rapidez, acentuándose en su rostro y entre sus piernas como ocurría todas las noches desde que conoció al Padre Seokjin. 
—¿Cuándo piensas en él? —El Padre preguntó con voz áspera, y ese mismo sonido era todo lo que T/n podía escuchar, todo lo demás se había desvanecido en la oscuridad del lugar. 
—Lo hago cuando los pensamientos me mantienen despierta por la noche. Cuando está oscuro y estoy sola. Me marean y me dan calor…—respondió con dificultad, sintiendo como las palabras quedaban atoradas en su garganta y como sus mejillas ardían de vergüenza ante lo siguiente que dijo. —Pienso en él cuando me toco, Padre.       
Y en ese preciso momento T/n deseaba profundamente que el suelo se abriera y la tragara por completo, pero aún así no podía dejar de hablar, no ahora que parte del secreto que la atormentaba estaba a la vista, necesitaba compartirlo todo, no pensaba seguir cargando con esa culpa sola, y no le importaban las consecuencias que vendrían con eso.
—Trato de no hacerlo, sé que está mal, pero no puedo, trato de pensar en alguien sin rostro, pero no puedo sacar su rostro de mi cabeza. Su voz. Trato de pensar en alguien menos en él, pero no puedo detenerme.
Su respiración era rápida y agitada, sentía como si acabara de subir corriendo tres tramos de escaleras. Las palmas de sus manos estaban pegajosas por el sudor y como pudo las limpió en la tela de su falda sintiendo su cuerpo arder en calor, y por una fracción de segundo, se le ocurrió correr, salir corriendo de ahí al aire frío de la noche, el hecho que el Padre Seokjin no hubiera dicho ni una sola palabra acerca de su confesión la hacía sentir mucho más nerviosa, completamente segura de que él la reprendería por tener ese tipo de pensamientos, que le diría que estaba condenada al infierno por ese pecado, pero lo siguiente que escuchó la dejó congelada en su lugar.
—Hazlo.
Esa palabra del Padre Seokjin sonó como un trueno dentro de la iglesia.
—¿Qué? —preguntó incrédula, sin entender exactamente lo que dijo.
—Muéstrame. —El Padre Seokjin corrigió rápidamente antes de que se escuchara un sonido resbaladizo, como si se hubiera humedecido los labios con su lengua.— Muéstrame tu pecado.
Y ante eso lo único que T/n pudo hacer fue jadear por lo bajo, esperaba internamente la broma, la risa, que él estuviera bromeando, pero eso nunca llegó. Y en cambio, sólo hubo silencio. Por primera vez miró hacia un lado, buscando alguna señal del Padre Seokjin pero todo lo que vio a través de la rejilla fue el contorno aproximado de su perfil.
Antes de que T/n pudiera reaccionar, vergonzosamente, su cuerpo lo hizo primero, reaccionando por completo a su voz, su piel se calentó más que el mismo sol, sus pezones se irguieron debajo de su blusa y el familiar cosquilleo se acentuó entre sus piernas como si se hubiera tratado de una orden del Padre Seokjin. 
Apenas y pudo murmurar un pequeño asentimiento antes de hacer exactamente lo que le había dicho, T/n podía escuchar el latido de su corazón retumbando en sus oídos y el ritmo incierto de su respiración mientras separaba de a poco sus piernas para deslizar su mano entre sus muslos. 
Su estomago se contrajo abrupatmente cuando sus dedos hicieron contacto con su centro vestido y su respiración se cortó aún más al sentir la pequeña macha de humedad en sus bragas, joder, había estado sufriendo tanto por esto que ni se habia dado cuenta, pero era algo obvio, el Pade Seokjin siempre había tenido un efecto especial en ella, y lo corroboró cuando presionó ligeramente sobre su clítoris, mordiéndose el labio inferior para evitar gemir demasiado pronto y sujetandose con fuerza del borde el asiento con su mano disponible.
La culpa y la excitación se retorcían dentro de su cuerpo, una con la otra, luchando por ver cual tendría el control, sus dedos se movían tan lentamente, torturándose a sí misma y con su respiración agitándose cada vez más con cada débil movimiento sobre su clítoris, estaba demasiado metida en sus propias sensaciones que apenas y fue consciente de la misma respiración agitada del Padre Seokjin, y cuando se dio cuenta de eso T/n no pudo evitar preguntarse qué estaba haciendo en su lado de la cabina, se preguntaba dónde estaban sus manos, tal vez agarrando sus rodillas o apretando con fuerza la tela de sus pantalones, o tal vez en otra parte; subiendo por sus muslos hasta…
—Oh, Seokjin… —T/n gimió por lo bajo antes de taparse la boca con su mano libre para sofocar otro gemido, aunque fue demasiado tarde para que el Padre Seokjin lo escuchara a la perfección.
—¿Es eso lo que haces? —El Padre preguntó con su voz baja y ronca, enviándole un escalofrío de deseo al rojo vivo a T/n por su columna vertebral, casi pudiendo escuchar su sonrisita al otro lado con lo siguiente que dijo. —¿Cuando te tocas dices mi nombre, paloma?
—Padre, por favor yo no… -T/n balbuceó ahogando un nuevo gemido ante otro movimiento de sus dedos, incapaz de poder mentirle ahora. 
—No mientas paloma, la forma en que dijiste mi nombre, suena tan familiar. Como si hubieras hecho esto antes. —El Padre agregó con soberbia, había una oscuridad en su voz que T/n nunca había escuchado en él.
—Oh, Dios… —Un nuevo jadeo se derritió en sus labios sin poder ocultarlo, sus caderas se movieron hacia enfrente y contra su palma, buscando desesperadamente un poco más de fricción para su clítoris necesitado, la culpa se estaba comiendo sus entrañas, pero no podía detenerse.— Padre, por favor, siento que empiezan a corromperme de nuevo…
Y con eso los ojos del Padre Seokjin se iluminaron en puro deseo, agradeciendo que ella no pudiera verlo.— ¿Ahora mismo?
—Sí, los pensamientos están volviendo, Padre… —T/n asintió con la cabeza con furia, como si él pudiera verla moviendo sus dedos con más fuerza sobre su centro ahora empapado con su humedad, mojándole los dedos vergonzosamente. 
Inesperadamente se escuchó un tintineo metálico al otro lado de la cabina y a T/n se le cortó el aliento al darse cuenta. Su cinturón, el Padre Seokjin se estaba desabrochando el cinturón, mierda, mierda. Cerró los ojos con fuerza intentando alejarse de eso, pero aún podía escuchar el roce de su cinturón cuando el cuero se movió contra sus trabillas y simplemente no pudo evitar imaginarse la forma en que se veía su mano sobre el bulto de sus pantalones.
—Dime de quien se tratan, paloma. —El Padre pidió en medio de un suspiro pesado y T/n juró que su cuerpo tembló sobre el asiento al escucharlo. 
—Se tratan de ti Padre, siempre has sido tu… —Admitió entrecortado presionando con más fuerza sobre su clítoris, lo necesitaba, demasiado, era casi carnal la necesidad que tenía por él.
Una especie de calor perverso le atravesó el pecho al Padre Seokjin, casi como un sentimiento de orgullo al escuchar a su pequeña paloma admitiendo que él era el que la hacía pecar, que él era el protagonista de sus fantasías como ella lo era de las suyas, era perfecto y eso le hizo apretar con más fuerza el eje de su miembro duro por encima de la tela de su boxer, casi gruñendo al imaginarse que era T/n la que estaba entre sus rodillas dándole la misma atención con su propia mano.
—¿Yo? —Él se rió entre dientes mientras la seguía escuchando sollozar y gemir por lo bajo, casi deseando poder estar con ella para ver como aliviaba el calor de su cuerpo.— No eres tan pura como yo pensaba, ¿verdad paloma?
—Por favor, Padre…— T/n gimoteó una vez más, presionando sus muslos juntos y moviendo sus caderas con fuerza contra su mano.— Por favor, ayúdame a deshacerme de estos deseos…
Y con eso el Padre Seokjin ensanchó su sonrisa, ¿Quién era él para negarle a su linda palomita que la librara de sus deseos carnales? Después de todo, ese era su deber como sacerdote, ¿no es así? Limpiar a los pecadores de sus pecados, y qué mejor manera que hacer lo mismo con ella, limpiar esos pensamientos pecaminosos de su linda cabecita y devolverle la pureza.
Hubo un silencio después de su ruego hacia el Padre que rápidamente fue cortado por un ruido repentino, demasiado rápido para que T/n lo procesara antes de parpadear ante la luz que inundó la pequeña cabina, y cuando pudo ver con claridad el Padre Seokjin estaba de pie frente a ella, su barbilla está inclinada hacia un lado, el cinturón de su pantalón colgaba pesado hacia ambos lados, la cremallera estaba abierta y una mancha oscura y húmeda decoraba el contorno de su dura erección haciéndola jadear sin ser capaz de cerrar sus piernas ante la imagen cuando el Padre Seokjin rápidamente apretó con sus manos su pantalón, levantando la tela para poder arrodillarse frente a ella. 
—Padre…— T/n susurró por lo bajo, sin poder recordar ninguna palabra excepto su título mientras lo veía hundirse entre sus piernas para tomarla por el cuello con una de sus manos, su palma ancha se envolvió alrededor de su garganta antes de inclinarse hacia ella y perseguir su boca ansioso con la de él. 
Sus rosados labios se estrellaron con firmeza contra los de ella, y T/n sintió como si estuviera en la puerta del cielo y jadeó contra su boca al darse cuenta de que el Padre Seokjin besaba como un hombre hambriento. 
Su cuerpo cayó en un flujo intenso con sus labios unidos a los del otro, sus manos se ajustaron a sus anchos hombros y los arañó por encima de su camisa negra, desesperada por más. Toda la mente de T/n se nubló con la sensación de él, con su aroma, con su sabor, con cada presión de sus labios sobre los de ella y sintiendo como acariciaba su cuello suavemente, rozando sus dedos sobre su pulso antes de presionar con la fuerza suficiente para hacerla jadear sobre su boca y él aprovechó la oportunidad para meter su lengua en la de ella, y rápidamente sus lenguas se enredaron en una danza ardiente, sin necesidad de música, solo el ritmo recién descubierto de sus lenguas, dientes y labios. 
—Seokjin… —la voz de T/n tembló mientras respiraba su nombre en una oración entrecortada contra su boca apenas separándose de él.
—Sí, cariño, estoy aquí. —El Padre respondió de la misma forma antes de volver a presionar otro beso voraz en sus labios, ajustando sus manos en su cintura para acercarla lo más posible a su cuerpo, y T/n dejó escapar un suspiro de alivio ante su entusiasmo por continuar.
—Lo siento, sé que no debería… no debería quererte así, pero…— T/n se lamentó de la misma forma ajustando sus manos en su cuello blanco y clerical, el recordatorio de que esto estaba mal, pero no pudo hacerle mucho caso a sus culpables pensamientos cuando sintió al Padre Seokjin tomar sus piernas con sus manos para ajustarlas en su cintura firmemente.
—Está bien, paloma. —Arrulló con su voz ronca volviendo a atrapar sus labios en otro beso, mordisqueando su labio inferior y escuchándola gemir desde lo más profundo de su pecho antes de tomar su mano y guiarla hacia abajo hasta dejarla sobre su entrepierna.— Sigue adelante, cariño. Sigue tocandote para mi. 
Y con eso ultimo T/n ahogó otro gemido contra sus labios, volviendo a frotar sus dedos una y otra vez sobre su botón de placer, amando la fricción que se producía entre sus torsos presionados el uno con el otro y de sus respiraciones agitadas coreando el pequeño y santo espacio en el que estaban.
—Pensé que me dirias que debía dejar de pecar…— T/n se las arregló para murmurar aquello descansando su frente contra la de él, sonriendo tontamente al escucharlo reír contra sus mejillas. 
—No creo que un pecador pueda decirle a otro que se detenga.— El Padre afirmó con sorna en su voz, presionando la parte inferior de su cuerpo para que estuviera al ras con la de él, situándose mejor entre sus piernas y viéndola jadear cuando su pelvis se hundió contra su entrepierna.
No había mucho espacio en la pequeña cabina, pero eso solo los acercó aún más mientras T/n le rodeaba el cuello con los brazos con fuerza; podía sentir su erección hurgando sobre su núcleo vestido, y no había nada más que quisiera que arrancar la tela que se interponía entre sus cuerpos.
El beso acalorado se estaba convirtiendo en algo más. El Padre trazó sus cálidos besos con la boca abierta por el arco de su cuello, hasta la base de tu garganta antes de darle un suave mordisco, sus labios rosados se cerraron alrededor del área, succionando y chupando su piel suavemente, haciendo que T/n exhalara un gemido estrangulado, el volumen se elevó un poco por encima de los sonidos de sus respiraciones agitadas pero tampoco les importó demasiado. Rápidamente las manos de T/n abandonaron su cuello y aflojaron los primeros botones de su blusa, invitando a la boca atenta y pecadora del Padre Seokjin a bajar un poco más, y él por supuesto que estaba más que ansioso por responder a su deseo.
Su cabeza bajó por tu cuello, tomándose el tiempo para besar minuciosamente tu piel caliente, acariciando su rostro entre tus pechos y un escalofrío recorrió el cuerpo de T/n al sentir la punta de su nariz rozar la curvatura de uno de sus senos antes de que su lengua caliente saliera para lamer su pezón endurecido a través de la delgada tela de su blusa, haciéndola gemir con fuerza y taparse la boca desesperadamente para evitar hacer más ruido.
—Dios se tomó su tiempo cuando te hizo para mi, paloma.— El Padre Seokjin murmuró sobre su pecho continuando con el implacable ataque de su lengua sobre su pezón, desviando su vista hacia arriba y hacia su rostro solo para verla con la cabeza hacia atrás contra la pared de madera y con sus labios entreabiertos, y se apresuró a elevar su otra mano para masajear su seno descuidado. 
T/n sentia que podia morir feliz justo ahora, siendo torturada con sus bonitos labios y su caliente lengua una y otra vez, podía sentir como la tela de su blusa estaba empapada con su saliva por la forma en que se adhería a su piel, haciéndola jadear ante la deliciosa fricción en su sensible brote y removerse en el asiento y que sus caderas se frotaran contra su dura erección. 
Y antes de pasar al otro lado, el Padre Seokjin le dio otra perversa succión a su pezón riendo por lo bajo de cómo su cuerpo se sacudió debajo de él y su voz salió ahogada en medio del beso de transición a su otro seno.
—Eres celestial, más de lo que podría haber imaginado.— Afirmó cuando su dedo encontró el tramo húmedo de tela, jugando con su sensible pezón una y otra vez, casi volviéndola loca y haciendo que ajustara sus movimientos con su cadera, prácticamente frotando su centro húmedo contra su dura erección atrapada en sus pantalones; haciéndolo ahogar un gruñido contra su seno ante la fricción.
Sus cuerpos seguían completamente vestidos, nunca antes habían estado tan excitados como ahora que su sucia fantasía se estaba haciendo realidad, la espalda de T/n se arqueó más hacia su boca, buscando su calor, rogando por mas, tenia miedo que esto fuera solo un sueño, uno más entre muchos que había tenido con el Padre Seokjin.
Sabía que ya había probado la fruta prohibida y, como un adicta, solo podía rogar por más. Sus indecentes oraciones de más se convirtieron en susurros en el momento en que escapaban de sus labios hinchados de tanto morderlos, y ni siquiera pudo mantener el volumen bajo cuando lo sintió morder con fuerza su pezón al mismo tiempo que sus manos deslizaron sus bragas por sus piernas en un rápido movimiento; el escozor de su mordida y el aire frío golpeando la piel sensible de su entrada convirtieron sus silenciosos gemidos en un grito agudo que reverberó desde el espacio confinado del confesionario hacia la extensión silenciosa y resonante de la iglesia. 
Ni siquiera pudo reaccionar cuando el Padre Seokjin tomó sus piernas para colocarlas sobre sus hombros, arrodillándose por completo frente a ella y haciéndola estremecerse aún más al sentir su aliento caliente y agitado abanicar su sensible entrada. 
—Eres como un ángel puesto delante de mi.— El Padre Seokjin volvió a hablar entrecortado, viéndola desde abajo morderse el labio para evitar gemir cuando deslizó uno de sus dedos entre sus pliegues resbaladizos, recogiendo su humedad solo para llevárselo a la boca y chuparlo ruidosamente; ronroneando gustoso al probar su sabor.
La vista que T/n tenia era algo completamente digno de contemplar, era algo que pensaba que nunca pasaría, pero ahora aquí estaba; viendo los ojos oscuros y cargados de placer del Padre Seokjin mientras se relamía sus labios enrojecidos por todos los besos que se habían dado, terminando de degustar los restos de su sabor justo antes de formar una sonrisita maliciosa y susurrar acaloradamente sobre su centro.
—Sabes a cielo, paloma, déjame adorarte…
Y tan pronto como dijo eso su cabeza se hundió por completo entre sus piernas y la vista de él desapareció detrás de tus párpados cuando los cerraste ante el primer contacto de sus labios sobre tu clítoris hinchado y necesitado. 
Empezó despacio, perezosamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo, la mano de T/n se movió para tomar un puño de su cabello; tirando de los suaves mechones ansiosa y desesperada cuando su lengua caliente salió para lamer y chupar entre sus pliegues una y otra vez, le gustaba demasiado esto, la sensación de que el Padre Seokjin la devoraba, succionando su pequeño clítoris cada vez más fuerte que le fue imposible no enredar sus dedos entre su cabello para guiarlo hacia arriba y abajo mientras elevaba sus caderas para encontrar su lengua, y él se dejó hacer, no había nada que hubiera deseado más que probar su sabor justo como ahora lo estaba haciendo, podía sentir que su pequeña paloma estaba punto de romperse, el agudo gemido que soltó y el temblor de sus piernas se lo hizo saber, y justo cuando estaba listo para tomar todo de su dulce orgasmo su voz lo regresó a la realidad. 
—Jin, porfavor, necesito sentirte dentro de mi…— T/n rogó tan dulcemente a sus oídos que al Padre le fue imposible no obedecer sus plegarias. 
Le dio unas últimas lamidas en su entrada y clítoris antes incorporarse y colocarse de nuevo entre sus piernas sintiendo como las manos de T/n volaban hacia los botones de su cuello y camisa, comenzándolos a soltar desesperadamente y él hizo lo mismo con su pantalón, apretando su mandíbula con fuerza ante la dolorosa fricción de la tela de su boxer cuando finalmente liberó su miembro; viéndolo salir disparado hacia arriba completamente duro e hinchado, tuvo que reprimir una risita al verla relamerse los labios ante la vista y se apresuró a separar aún más sus piernas, siseando cuando apoyó su miembro contra su entrada para comenzar a deslizar la punta de su pene entre sus pliegues, cubriéndola con su humedad y haciéndole saber cuán grande era y cuán profundo estaría dentro de ella.
El Padre se inclinó sobre su cuerpo, volviendo a tomarla por su cuello para encontrar sus labios una vez más, jugando con su lengua y mordisqueando su labio inferior para amortiguar su gemido cuando comenzó a empujar de a poco la punta de su pene a través de su entrada, chistando suavemente al sentir su cuerpo estremecerse mientras su interior se apretaba imponente alrededor de su duro eje.
—Es… demasiado grande…— T/n jadeó luchando por asimilarlo, y le resultó difícil formar esas palabras en su estado sin aliento sintiendo su miembro empujarse contra cada parte de ella, hambriento de más, alentando a su interior a aceptarlo más profundamente, y el Padre Seokjin gimió en tu boca, con una voz ronca y áspera.
—Puedes tomarlo, paloma…— El padre siseó ajustando sus manos en tu cintura con fuerza, ayudándote a aceptar su tamaño mientras seguía empujándose dentro, hundiéndose cada vez mas hasta la base de su pene, gruñendo cuando terminó de empujar los últimos centímetros de su longitud dentro de ella.— Joder, te sientes increíble…
Aquel gruñido poco después de tocar fondo hizo que a T/n se le cortara la respiración, la quemadura dentro de ella hizo que su cabeza se confundiera de felicidad mientras luchaba por ajustarse a su tamaño, y aunque el Padre Seokjin estuviera un tanto abrumado con la estrechez que lo rodeaba, fue lo que lo animó a comenzar a marcar un ritmo lento y constante dentro y fuera de ella, hundiendo su rostro en su cuello, volviendo a salpicar toda su piel con besos húmedos y calientes. 
T/n se sentía en el cielo con cada una de sus embestidas profundas y duras, sus sueños y pensamientos pecaminosos nunca lograrían compararse a la realidad de estar siendo follada por el Padre Seokjin, todo se sentía mil veces mejor, su polla la llenaba de una forma tan deliciosa y los gemidos que goteaban como miel de sus labios la dejaban delirando por más, sus uñas se deslizaban y dejaban marcas rojizas por su pecho y hombros, el sudor que caía por sus sienes hasta su cuello lo hacían ver incluso más tentador y la hinchazón de sus labios la hacían querer volver a besarlo. 
A tientas extendió una mano para sostenerse de algo, cualquier cosa, y cuando su mano agarró el crucifijo que colgaba de su cuello, tiró con fuerza de él como si fuera una correa, acercando al Padre hacia ella viéndolo lanzarle una sonrisita siniestra justo antes de besarlo con fuerza, gimiendo contra sus labios cuando sus embestidas se volvieron brutales y profundas, su pelvis chocaba contra sus caderas de una forma tan deliciosa, los sonidos húmedos y lascivos de su polla hundiéndose una y otra vez en su coño llenaban sus oídos y la dejaban delirando sintiendo como el nudo apretado de su orgasmo amenazaba con romperse en cualquier momento. 
—Oh Dios, Jin estoy tan cerca…— T/n lloriqueó contra él sintiendo su aliento caliente y rápido contra la piel de su cuello, haciéndola sentir cada vez mas humeda.— Voy a correrme… —advirtió con su respiración atascada en la garganta y con los latidos de su corazón martillando en su pecho con fuerza. 
—Hazlo, paloma…— El Padre gimió sin aliento acariciando su mejilla caliente y luego la comisura de su labio, deleitándose con su simple belleza en su punto máximo de placer justo antes de volver a atrapar su pecho entre sus dientes, sintiéndola removerse y arquear su espalda aún más contra su boca mientras seguía chupando y mordisqueando con fuerza su endurecido pezón una y otra vez. 
En algún punto de la desastrosa mente de T/n esperaba que eso dejara marcas en su piel, entonces, podrían servirle como un recordatorio de a quién le pertenecía, la pelvis del Padre se acercó a su centro cada vez más errático y desesperado, todo su cuerpo rebota sobre su pene, el ardor en sus piernas mezclado con la fuerza de sus embestidas la estaba empujando a un punto sin retorno, al borde del límite, y fue justo ahí cuando lo sintió arrastrar una mano por su cuerpo sudoroso hasta llegar al centro de sus piernas para comenzar a frotar su botón de placer con su pulgar una y otra vez antes de ordenar entre dientes. 
—Correte para mí, paloma.
Y eso fue suficiente para que su orgasmo la atravesara como si se tratara de un resplandor celestial, todo su cuerpo tembló en sus brazos sintiendo como los espasmos de placer la hacían sentirse finalmente llena y satisfecha, su interior se apretó con fuerza alrededor de su miembro, aprisionándolo dentro de ella y cubriéndolo con su orgasmo, haciéndolo murmurar su nombre una y otra vez, como si se tratara de una oración divina.
Ni siquiera pudo evitar lloriquear por lo bajo cuando el Padre Seokjin besó suavemente su frente, sus mejillas y luego sus labios para salir de a poco de su interior, toda ella se sintió de nuevo vacía y buscó la mirada del Padre cuando se puso de pie frente a ella, sus ojos recorrieron su torso desnudo y cubierto de un sudor reluciente, siguiendo hasta su miembro aun duro y pesado que la hizo suspirar, y cuando lo escuchó hablar todo su cuerpo recibió una corriente eléctrica. 
—Ven aqui, paloma.— Ordenó con su voz ronca y profunda al mismo tiempo que su mano bombeaba de a poco su pene, y su mirada se oscureció aún más al ver lo rápido que T/n se arrodillo frente a él, como si hubiera querido esto desde un principio. 
Sus ojitos brillantes lo saludaron desde abajo, mirándolo con total adoracion cuando enredó sus dedos en su cabello alborotado para guiar su boca hacia su pelvis, gruñendo por lo bajo cuando la calidez de su boca y lengua envolvieron la punta de su pene; primero dándole una pequeña lamida, sonriendo cuando lo vio suspirar temblorosamente antes de tomar una porción completa en su boca sin dejar de mirarlo a los ojos. 
El Padre Seokjin echó su cabeza hacia atrás y sus labios se abrieron en gesto de puro placer mientras seguía sintiendo como los labios de su paloma tomaban todo de él cómo una buena niña, su respiración se cortó cuando la sintió elevar una de sus manos para envolverla en su grosor y comenzar a masajear las partes que no alcanzaba con su boca, y cuando abrió sus ojos mirando hacia abajo, la imagen fue lo mas caliente que alguna vez se llegó a imaginar, el agarre en su cabello se apretó con fuerza y su respiración se agitó sintiendo que estaba a punto de perderse, y su teoría fue cierta, porque cuando sintió a T/n lamer y chupar su uretra fue que se derramó en su boca con un audible gruñido. 
Le tomó unos segundos recuperarse de todo lo que acababa de pasar, sintiendo su pecho agitado y tratando de regular su respiración acelerada, y cuando finalmente miro hacia abajo ni siquiera pudo luchar contra la sonrisa de orgullo que se formó en su rostro, viendo sus ojitos brillantes y como unas gotas de su semen escurrían de la comisura de su labio, haciéndolo elevar su pulgar para reunirlas y volver a introducirlo en su boca, riendo entre dientes al sentir como su lengua lamía su pulgar degustando las últimas gotas hasta dejarlo limpio.
—Creo que tus pecados han sido perdonados.— Dijo suavemente despues de unos segundos, el olor a sexo se mezclaba con el incienso que se filtraba desde el santuario y sonrió al notar su mirada confundida.
—Pero Padre, si mis pecados han sido perdonados, ¿Por qué sigo pensando en ti? —T/n preguntó volviendo a su actitud inocente y volviendo a usar su título después de todo lo que había pasado, viéndolo reír por lo bajo mientras se inclinaba para estar a su nivel, sus mejillas fueron aplastadas con una de sus manos antes de recibir un febril beso en sus labios. 
—Bueno, quizás ahora yo soy el pecado con el que deberás cargar, paloma.
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N/A: Buenoo hace calor, no? Si asi lo sientes será mejor que sigas al siguiente oneshot de este pequeño maratón pupi! Espero que este gustando mucho estas historias titis, las estaré leyendo y díganme cual está siendo su favorita. ♡ next
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When I contemplate your heavens, the works of your fingers, the moon and the stars that you have set there, I ask myself, "What is man that you think of him? What is the son of man that you take him into account?" Thou hast made him a little lower than the angels, and crowned him with glory and honor. You gave him dominion over the work of your hands; you put everything under his feet. Psalms 8: 4-5
Cuando contemplo tus cielos, obras de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, me pregunto: "¿Qué es el hombre para que en él pienses? ¿Qué es el hijo del hombre para que lo tomes en cuenta?". Lo hiciste poco menor que los ángeles y lo coronaste de gloria y de honra. Le diste dominio sobre la obra de tus manos; todo lo pusiste bajo sus pies. Salmos 8: 4-5
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We aren't an accident without destiny
Constantly we experience battles in our flesh that are a reflection of what is going on around us. Many times we aren't aware of the spiritual world around us because we can't see it, and that leads us to lose a battle that we don't know we are fighting.
One of them is to test our knowledge of God and thereby cause us to doubt our purpose and what He says about our value and identity.
We all have an emptiness that only God can fill. Human beings were created in His image, so it's normal to live on the edge of need and feel empty when we are far from our Creator. The original plan was for man to be in communion with God, otherwise, "feeling empty" would be one of the many consequences of being far from His presence.
Who knows the work of art better than the artist himself? No one knows the works better than the one who created them. God knows our needs because God is our Creator. That "vacancy" that inhibits us from living a full life will always be God because God is the only and greatest need of man.
"Before I formed you in the womb I knew you, and before you were born I sanctified you, I gave you as a prophet to the nations." Jeremiah 1: 5.
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No somos un accidente sin destino
Constantemente experimentamos batallas en nuestra carne que son el reflejo de lo que ocurre a nuestro alrededor. Muchas veces no estamos conscientes del mundo espiritual que nos rodea porque no podemos verlo, y eso nos lleva a perder una batalla que no sabemos que estamos luchando.
Una de ellas es poner a prueba nuestro conocimiento sobre Dios y por ende, hacernos dudar de nuestro propósito y sobre lo que Él dice de nuestro valor e identidad.
Todos tenemos un vacío que solo Dios puede llenar. El ser humano fue creado a Su imagen, por lo que es normal vivir al filo de la necesidad y sentirse vacío cuando estamos lejos de nuestro Creador. El plan original era que el hombre estuviera en comunión con Dios, de otro modo, “sentirse vacío” sería una de las tantas consecuencias al estar lejos de Su presencia.
¿Quién conoce mejor la obra de arte más que su propio artista? Nadie conoce mejor las obras más que aquel que las creó. Dios conoce nuestras necesidades porque Dios es nuestro Creador. Esa “vacante” que nos cohibe de vivir una vida plena siempre será Dios porque Dios es la única y mayor necesidad del hombre.
‭"Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones." Jeremías 1: 5.
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bellamonarca · 2 months
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Si somos débiles en nuestra comunión con Dios, seremos débiles en todo.
Charles Spurgeon
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letras-de-maye · 1 month
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Jesús nos dio un retrato “bien claro” de cómo nuestra relación con El debería ser. EL ES LA VID… la fuente de nuestra vida. ¡NOSOTRAS SOMOS LAS RAMAS DONDE EL FRUTO ES PRODUCIDO! A medida que recibimos la vida de Cristo, el resultado natural e inevitable, es que ese fruto se produzca en nuestras vidas.
En nuestro celo por producir “resultados” para nuestro Señor, nosotras a veces, nos volvemos tan vehementes en la producción del fruto, que nos olvidamos de nuestra comunión con Cristo.
Nosotras podemos sentir que “nuestra comunión con Cristo” no es muy productiva, o que nos quita demasiado tiempo en nuestro afán por producir fruto. Pero Jesús dice que no es nuestra actividad lo que produce el fruto… ¡ES NUESTRA RELACION CON Él LO QUE LO PRODUCE!
Jesús les hizo una advertencia muy seria a Sus discípulos. Les advirtió que si trataban de vivir su vida cristiana – APARTE DE UNA RELACION INTIMA CON EL -- ellos descubrirían que habían dejado de producir resultados que valieran la pena.
Ellos podrían hacer un gran esfuerzo para el reino de Dios. Pero cuando se detuvieran para chequear y dar cuentas de sus vidas… ¡SOLO ENCONTRARIAN ARIDEZ! Uno de los actos más dramáticos – QUE JESUS HIZO -- fue maldecir a la higuera. ¿Saben por qué? ¡PORQUE NO HABIA PRODUCIDO FRUTO!
Jesús le dijo a la higuera, en Marcos 11:14: ¡Que nadie vuelva a comer fruto de ti! ¿Estás cómoda permaneciendo en Cristo? ¿O te impacientas por comenzar tu actividad? Si tú permaneces firmemente en comunión con Jesús, una gran cosecha será el producto secundario de tu comunión con El.
¡JESUS ES MUY CLARO! El no ha venido para ser solo nuestro Maestro, nuestro Guía, nuestro Salvador, y nuestro Señor. El es todo eso… y mucho más. ¡EL ES NUESTRA VIDA! EN UN SENTIDO MUY REAL – NOSOTRAS MORIMOS CON ÉL EN LA CRUZ – Y AHORA EL VIVE EN NOSOTRAS.
Él sostiene. El produce Su fruto en nosotras. ¡EL HACE SU OBRA EN NOSOTRAS, Y A TRAVES NUESTRO! Cuando nosotras pensamos que hemos guiado a otros a Cristo… nosotras no lo hicimos. ¡LO HIZO JESUS!
Cuando nosotras pensamos que nos hemos vuelto más pacientes, más amorosas, o hasta más alegres, solo nos volvimos así porque Jesús lo hizo en nosotras. ¡TODO ES SU OBRA!
Carmen Camino.
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notasfilosoficas · 7 months
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“A un muerto hay que tratarlo como se trata a un dormido, a quien uno no se atreve a despertar, porque se abriga la esperanza de que algún día despierte por sí mismo”
Søren Kierkegaard
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Filósofo y teólogo nacido en Dinamarca en el año 1813, considerado el padre del existencialismo. (corriente filosófica que sostiene que la existencia precede a la esencia, que la realidad es anterior al pensamiento y la voluntad a la inteligencia).
Søren Kierkegaard nació en una acaudalada familia de Copenhague. Su padre, Michael Pedersen Kierkegaard, era un hombre muy religioso. Estaba convencido de que se había ganado la ira de Dios, y por ello creía que ninguno de sus hijos viviría más allá de la edad de Jesucristo, 33 años. 
Gran parte de su obra trata de cuestiones religiosas: la naturaleza de la fe cristiana, la institución de la iglesia, la ética cristiana y las emociones y sentimientos que experimentan los individuos al enfrentarse a las elecciones que plantea la vida.
Su tema central es que la existencia humana está llena de una sensación general de ansiedad, pecado y desesperanza, y que la única cura para esto es un acto de fe, un compromiso total con Dios. 
Consideraba que, para tener verdadera fe en Dios, uno también tendría que dudar de su existencia; la duda es la parte racional del pensamiento de la persona, sin ella la fe no tendría una sustancia real. La fe no significa aceptar las verdades reveladas por la autoridad de la Biblia o la Iglesia. La fe es un salto, un compromiso apasionado con uno mismo a algo que parece absurdo desde el punto de vista de la razón objetiva.
"Querer ser aquel que uno es verdaderamente, es lo opuesto a la desesperación". 
En su libro 'La enfermedad mortal' (1849), Soren Kierkegaard propone el autoanálisis como medio para comprender el problema de la "desesperación", que según él no procede de la depresión, sino de no encontrarse en comunión con la propia existencia.
Kierkegaard afirmaba que, mientras la concepción humana de la muerte es el fin, la concepción cristiana de muerte es meramente otra parada en el camino de la vida eterna. De este modo, para el cristiano, la muerte es nada que temer. La verdadera "enfermedad mortal", que no se describe como física sino espiritual, se deriva de no quererse a uno mismo.
Kierkegaard describió varios niveles de desesperación. El más bajo y común procede de la ignorancia: de la persona tiene una idea equivocada de lo que es el "yo" y desconoce la existencia la naturaleza de su yo potencial. La verdadera desesperación surge, según él, cuando aumenta la conciencia de sí, y los niveles más profundos de desesperación nacen de una aguda conciencia del yo unida a una profunda aversión hacia uno mismo.
Actualmente Kierkegaard es reconocido como una importante e influyente figura del pensamiento contemporáneo, sobrepasando los límites de la filosofía, la teología la psicología y la literatura.
Kierkegaard murió en noviembre de 1855, posiblemente por complicaciones derivadas de una caída cuando era niño. En el funeral de Kierkegaard su sobrino protestó por el hecho de que su tío estuviera siendo enterrado por la iglesia oficial Danesa, cuando él había dejado claro en vida que quería alejarse de ella, derivado de las multiples controversias que el tenia con ella.
Fuente: Wikipedia y ecured.cu
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77jose-ricardo77 · 21 days
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PENTECOSTÉS
La solemnidad de Pentecostés se celebra 50 días después de la Pascua: una fiesta en la que se conmemora el don del Espíritu Santo, que colma la confusión de Babel (cfr. Gn 11): en Jesús, muerto, resucitado y ascendido al cielo, los pueblos vuelven a entenderse en una única lengua, la del amor.
En la primera mitad del siglo III, Tertuliano y Orígenes ya hablaban de Pentecostés como una fiesta que seguía a la de la Ascensión. En el siglo IV, Pentecostés se celebraba comúnmente en Jerusalén, como recuerda la peregrina Egeria, y proponía el tema de la renovación que la venida del Espíritu había provocado en los corazones de los hombres.
Pentecostés tiene sus raíces en el pueblo judío, con la Fiesta de las Semanas, una fiesta de origen agrícola en la que se celebraba la cosecha del año. Más tarde, los judíos recordaron la revelación de Dios a Moisés en el Monte Sinaí con el regalo de las Tablas de la Ley, los diez mandamientos. Por eso, para los cristianos se convierte en el momento en que Cristo, vuelto a la gloria del Padre, se hace presente en el corazón humano a través del Espíritu, una ley dada por Dios y escrita en los corazones: "La Alianza nueva y definitiva ya no se funda en una ley escrita en tablas de piedra, sino en la acción del Espíritu de Dios que hace nuevas todas las cosas y se graba en los corazones de carne" (Papa Francisco, Audiencia General del 19 de junio de 2019). A partir de Pentecostés, la Iglesia comienza y se lanza en su misión evangelizadora.
De los Hechos de los Apóstoles
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.  (Hc 2,1-4).
El tiempo de la Iglesia
El tiempo de Pascua no acabó con la solemnidad de la Ascensión, sino que termina hoy con la solemnidad de Pentecostés, el día en que el Señor envía el Espíritu Santo sobre los discípulos. Es este don el que les permite ir "hasta los confines de la tierra" para dar testimonio de Jesús (cfr. Hechos 1,17). Podríamos decir que es precisamente con Pentecostés cuando comienza nuestra Ascensión al Padre.
Demasiado para nuestra inteligencia
Cada texto sugiere algo de la obra del Espíritu en nosotros. Jesús habla largamente con sus discípulos antes de su pasión, y en un momento dado dice que tiene muchas más cosas que decir; pero añade que por ahora los discípulos "no las pueden comprender". (Jn 16,12, año B). Hay un "demasiado" que no somos capaces de comprender sólo con nuestra inteligencia, con nuestros propios medios, y mucho menos con el poder, con el uso de la fuerza. El Espíritu es precisamente quien nos hace capaces de vivir una vida a la altura del don de Dios; nos hace capaces de ese "demasiado", de ese más. Él llega precisamente hasta donde nosotros, por nuestra cuenta, no podemos. Y lo hace desde dentro: no nos impone una carga más, no nos pide más esfuerzo. Nos lleva a la verdad, que no es una idea, sino Jesús mismo, que nos enseña a hacernos pequeños, pobres, para aprender a hacer sitio a Dios y a los demás.
Fiesta de la fraternidad
Al fin y al cabo, Pentecostés es precisamente la fiesta de la fraternidad, del entendimiento, de la comunión. Con la Torre de Babel (cfr. Gn 11), los hombres intentaron construir su autonomía, pero al final se dieron cuenta de que estaban construyendo unos contra otros, porque ya no tenían la capacidad de ponerse de acuerdo, de entenderse. Esto demuestra que el progreso o la multiplicación de los medios de comunicación por un lado nos hace más autónomos; pero por otro lado, manifiesta lo difícil que es entenderse por la desconfianza que todo esto infunde en los corazones y las mentes. El Espíritu Santo es esa "medicina" que nos hace capaces de hablar en nuevas lenguas porque es el único capaz de crear corazones nuevos.
Oración
Ven Santo Espíritu
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.
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LUCAS 23:38-43
Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino
La naturaleza de Jesús era la de un hacedor de milagros. En consecuencia, incluso en circunstancias de agonía, Jesús transforma la vida de las personas que le rodean, ya que, ni siquiera la muerte puede frenar su poder sobrenatural. Esto quiere decir que, incluso si nuestra vida estuviera llena de oscuridad y sufrimiento, el Señor intervendría y actuaría según su perfecta voluntad.
Esta fue la experiencia que vivió uno de los ladrones que estaba crucificado junto a Jesús, se lo ha descrito como "el creyente más inesperado de la Biblia", y se puede entender por qué. Era un malhechor profesional, sin embargo, aunque parezca increíble, fue directamente al paraíso.
Si este no es un milagro, entonces ¿qué podría serlo?
El criminal, al darse cuenta de que Jesús era el Hijo de Dios, reconoce sus faltas y simplemente le pide a Jesús que "se acuerde" de él. Esta breve demostración de fe y arrepentimiento lleva a Jesús a responder inmediatamente con una invitación personal a la comunión eterna con él. El perdón de Jesús desborda asombrosamente las convicciones de este hombre sinceramente arrepentido. Este fue un momento extraordinario de gracia y amor sin medida.
Cuando Jesús habla del paraíso, utiliza un lenguaje que evoca imágenes del jardín del Edén del Génesis. Sus palabras nos llevan a recordar la intimidad que existía en el Edén antes de la rebelión de la humanidad. Es decir, él quiere que ahora tú y yo podamos experimentar plena comunión, cercanía y vida eterna con el Padre celestial.
Hoy el perdón de Dios está presente para todos aquellos que reconozcamos que Jesús es nuestro Salvador. De seguro nos respondería: “hoy estarás conmigo en el paraíso.
Cuando nos acercamos a Dios con fe y arrepentimiento, nacemos de nuevo, somos perdonados y liberados. Jesús es el "cordero de Dios" y ¡ha borrado nuestros pecados!
El ladrón creyó que Jesús era quien decía ser. Eso es todo lo que Cristo le pidió. Milagrosamente, es todo lo que nos demanda a nosotros también hoy. ¿Confiarás en él? El paraíso te espera...
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tetha1950 · 2 months
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Mantenlo Simple...
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Pero me temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, de alguna manera los pensamientos de ustedes se hayan extraviado de la sencillez y la pureza que deben a Cristo. (2 Corintios 11:3)
Dios realmente quiere que nuestra relación y comunicación con Él sean simples, pero el diablo ha torcido nuestro pensamiento sobre la oración porque no solo sabe cuán poderosa es, sino que también sabe lo fácil que debería ser para nosotros.
Pregúntate, ¿por qué Dios nos creó para la comunicación y la comunión con Él y luego complicarlo? Dios no ha complicado nada; Él ha hecho una manera simple y agradable para que oremos y disfrutemos pasar tiempo con Él. Satanás quiere que creamos que la oración debe tomar mucho tiempo y que debemos seguir una fórmula específica. El diablo envuelve la oración con reglas y regulaciones y roba la creatividad y la libertad que Dios desea que disfrutemos mientras oramos. El trata de evitar que tengamos fe y de convencernos de que realmente no somos lo suficientemente dignos para hablar con Dios de todas maneras, y que no podemos escuchar la voz de Dios.
Cuando oramos, el diablo siempre trata de condenarnos diciéndonos que no oramos lo suficiente o de la manera correcta, y que nuestras oraciones no marcan la diferencia. También intenta distraernos cuando estamos orando. Por estas razones, las personas a menudo sienten que la oración es tan difícil e infructuosa que rara vez lo hacen. En general, muchas personas parecen estar frustradas e insatisfechas con su vida de oración, pero eso puede cambiar. Podemos orar oraciones simples y sinceras en fe y estar seguros de que Dios escucha y responde.
La palabra de Dios para ti hoy: Un «beso» para ti: ¡Mantenlo simple, hermana (o hermano)!
(Joyce Meyer).
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bocadosdefilosofia · 2 years
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«El místico ve y siente a Dios en cualquier piedra o gota de agua y por ello no necesita un trozo de pan especial, consagrado, para ganar acceso a Él. Al gozar del amor divino como un modo de su propia existencia, no tiene razón alguna para pedir perdón dentro del marco institucional de la confesión. Tiene una actitud espontáneamente despectiva hacia todo el aspecto litúrgico y sacramental de la vida religiosa. En resumen, un místico radical, por el hecho mismo de su unión con Dios y sin necesidad de decirlo, pone en duda la legitimidad y la necesidad de la Iglesia, cuando no la hace parecer claramente dañina».
Leszek Kolakowski: Si Dios no existe... Tecnos, pág. 105. Madrid, 1995.
TGO
@bocadosdefilosofia
@dies-irae-1
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📌 La vida secreta pasada en comunión con Dios es la fuente de poder, es la vida que mueve al mundo.
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sublime-redentor · 9 months
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¿Cuantas veces vamos a orar y mostramos poco ímpetu? Dando a Dios una comunión escasa de calidad. En realidad ¿si alguien en la calle nos pidiera algo que pareciera no querer, se lo daríamos? Se necesita una comunión de calidad, fervorosa y con pasión.
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2 Corintios 13:14 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros.
May the grace of the Lord Jesus Christ, and the love of God, and the fellowship of the Holy Spirit be with you all. — 2 Corinthians 13:14 | La Biblia de las Américas (LBLA) and The Books of the Bible NT (BOOKS) La Biblia de las Américas © 1986, an original work translated from the Hebrew-Aramaic and Greek directly into modern Spanish. The Lockman Foundation. All Rights Reserved and The Books of the Bible NT Copyright © 1973, 1978, 1984, 2011 by Biblica, Inc.® All rights reserved worldwide. Cross References: Acts 15:11; Romans 5:5; Romans 16:20; 2 Corinthians 8:9; Philippians 2:1; Jude 1:21
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*FAMILIA, LUGAR DE PERDÓN*...
No existe familia perfecta,
No tenemos padres perfectos,
No tenemos hermanos perfectos,
No tenemos tíos perfectos,
No tenemos primos perfectos,
No tenemos sobrinos perfectos,
No somos perfectos,
No nos casamos con una persona perfecta ni tenemos hijos perfectos.
Tenemos quejas unos de otros.
Decepcionamos unos a otros. Por eso, no hay matrimonio saludable o familia saludable sin el ejercicio del perdón. El perdón es vital para nuestra salud emocional y supervivencia espiritual. Sin el perdón la familia se vuelve un espacio de conflictos y un cúmulo de amarguras.
*Sin perdón la familia se enferma*
El perdón es la esterilización del alma, la limpieza de la mente y la liberación del corazón. Quien no perdona no tiene paz en el alma ni comunión con Dios. La amargura es un veneno que intoxica y mata. Guardar amargura en el corazón, es un gesto autodestructivo. Quien no perdona padece física, emocional y espiritualmente.
Es por eso que la familia necesita ser un lugar de vida y no de muerte; territorio de cura y no de enfermedad; palco de perdón y no de culpa...
El perdón trae alegría donde la amargura produjo tristeza y cura, donde la amargura causó enfermedad....
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oscaralegsworld · 1 month
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Si con «Los Sopranos» se inició la edad de oro de las series en televisión,«Band of Brothers» fue la confirmación de ello y de que HBO estaba haciendo las cosas muy bien.
Tras el gran éxito comercial y de crítica que fue «Salvar al soldado Ryan»,Steven Spielberg y Tom Hanks se embarcaron tres años después en la producción de una serie bélica,que podría considerarse como un complemento de la película.
Para ello,tomaron como base el libro «Band of Brothers» del escritor Stephen Ambrose,donde narraba las experiencias de la compañía Easy de la 101 división aerotransportada del ejército norteamericano antes y durante la segunda guerra mundial. Desde el exigente entrenamiento en el campamento de Toccoa hasta su llegada al nido del Águila. Y entre medias,su salto el día D y la lucha que libraron en las Ardenas.
No he leído el libro-grave error que trataré de subsanar pronto-,pero el resultado de la serie es excepcional. Consta de 10 capítulos de entre 50 minutos a una hora de duración y lejos de ser la típica americanada,donde ellos se lo comen y se lo guisan todo y se presentan como los únicos vencedores,la serie habla del miedo de los soldados tras sufrir duros bombardeos por parte de los nazis o verse detrás de las líneas enemigas. Habla del sufrimiento y dolor de estos hombres cuando veían caer a sus amigos/compañeros en combate. Habla de la camaderia que surgió entre ellos en las trincheras,aguantando las duras condiciones ambientales. Habla del horror que experimentaron cuando empezaron a descubrir los campos de concentración nazis. Y habla del alivio y felicidad que sintieron cuando les comunicaron que volvían a casa,tras estar varios años fuera de ella. Esto es «Band of Brothers». Diez capítulos que son una verdadera joya y que merece la pena ver.
Pero para llegar a este nivel de excelencia en una serie,no basta con contar con un buen guión. También hay que acertar con el reparto que lo va a interpretar. Y acertaron de pleno con ellos. A la cabeza de ellos,Damian Lewis que de manera magistral dio vida al capitán Winters. Ron Livingston interpretó al amigo inseparable de Winters,Lewis Nixon. Los dos se complementaron muy bien. Podría continuar por Donnie Wahlberg,que interpretó al sargento Lipton,el que animaba a los soldados en los momentos más duros en las trincheras de las Ardenas. O que decir del implacable y azote de los nazis,capitán Ronald Spiers-Matthew Settle-.
La verdad es que podría nombrar y alabar a todos y cada uno de los actores que participaron en la serie. Sería de justicia hacerlo. Pero como es imposible,solo me queda agradecerles el enorme trabajo que realizaron para lograr un resultado tan excepcional.
Steven Spielberg y Tom Hanks han seguido produciendo series bélicas sobre la segunda guerra mundial. «The Pacific» fue la primera y «Los amos del aire» la más reciente. Aunque el resultado de ambas series es muy convincente,no han logrado el nivel de excelencia que alcanzaron con «Band of Brothers». Porque alcanzar la comunión perfecta entre guión-reparto solo lo han logrado una vez,con «Band of Brothers». De hecho,me atrevería a decir que tampoco lo consiguieron con «Salvar al soldado Ryan». Por favor,véanla. Merece mucho la pena hacerlo
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