Tumgik
#l.p
wordsnpoetry · 3 months
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she is all i could have ever asked for; a love at its softest form.
l.p
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(L.P)
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lisandra-phillips · 2 months
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No words. Only the soothing melody accompanying them
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howifeltabouthim · 4 months
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I thank you for everything. I am sorry for everything, and I remain Yours respectfully . . .
L.P. Hartley, from The Harness Room
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toaster-selfships · 1 month
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Selfshippers yall should come over to my house and being your L.ittlest Pet Shop toys, it's okay if you don't have any or only have a few I have tons and I have different sets like houses and stores anyways, we can pick out one to be me and one to be you and then ones that are our F/Os and maybe if you want I can play as your F/Os and you play as mine and we roleplay with the L.PS but you could also do your F/Os and I do mine if you want it don't matter but I've already called dibs on having the purple chair
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cherubdulce · 4 months
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oh me lort, trevorbambi as lps ….
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klimt7 · 2 months
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savoryangel · 9 months
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so lps popular remake season 2 episode 8………
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elruidoblanco · 6 months
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Transparente
Camila L.P
La alarma sonó al diez para las ocho de la mañana de un sábado. Había quedado de ver a Malena para desayunar por nuestro quinto aniversario de matrimonio. Decidimos que fuese desayuno y no cena porque su nuevo empleo la tenía trabajando durante la noche. Mis horarios eran tan regulares como los de cualquier otro individuo que viviera una jornada de nueve a cinco de lunes a viernes con descanso los fines de semana. Irónicamente, Malena parecía haber sido diseñada como una de esas personas que puede existir con otros en horarios matutinos mientras que yo siempre desee poder decir “Buenos días” sin hacer sentir al prójimo que le podría arrancar la cabeza si me dirigían la palabra. 
Habíamos hecho una reservación para el Four Seasons y posteriormente habríamos de partir para hacer la luna de miel que tanto nos habíamos prometido darnos una vez que nuestras cuentas de banco estuviesen más ligeras de deudas y que la agenda de Malena estuviese poco más vacía. Muchas habían sido las noches y días en los que Malena y yo trabajamos para darnos todas aquellas cosas que nos prometimos desde que nos hicimos novios. Siempre hacíamos recortes a nuestros gastos, si podíamos ir a algún sitio a pie, llegábamos, si podíamos comprar la versión más económica de un producto la comprobamos a no ser que fuese algo que pudiera reparar sin necesidad de involucrar manos expertas. Todo lo hacíamos nosotros. Vivimos felices así durante los primeros tres años de novios y los últimos cuatro de casados, por fin había encontrado a una mujer con la que no fuese necesario una salida fácil o que le tuviese miedo a involucrarse en cosas que eran responsabilidades impuestas en mi por ser su esposo. En el último año, Malena se había dedicado de lleno a catapultar su carrera ya que yo había optado por hacerme cargo a las labores de nuestra casa un poco a la fuerza gracias a que me despidieron de mi anodino trabajo. A ella le vino muy bien. A mi me costó, pero logramos sobreponernos. 
Sonó la alarma a las ocho con diez, salí de la regadera habiéndome terminado de bañar para darme una afeitada a consciencia. Abrí la ventana para que el vapor se esfumara y saque la crema y navaja para afeitar. Al quitarle el vapor al espejo no encontré mi cara, ni mis hombros anchos ni el cuello que los conectaba. Miré mis manos y mis piernas desnudas, podía ver mi carne y mis dedos. Llevé mis manos a donde estaba mi rostro. No había desaparecido. Tenía todavía mi nariz, cejas, ojos  y boca donde habían estado desde su concepción, pero ante el espejo yo era inexistente. Salí tempestuoso hacia el espejo de nuestra habitación a comprobar si el espejo de cuerpo completo servía. Seguía sin verme. Tomé mi teléfono y traté de tomarme una foto, pero sólo se veía la pared detrás mio, ni siquiera mi sombra. Me pellizqué por todos los rincones sensibles de mi cuerpo, podía sentir mi piel fría y el agua escurrirse por mis extremidades. Salí a la calle a ver si en mi coche podía encontrar mi languidez reflejada en  sus costados. Nada. Había llegado a la conclusión de que quizá me había vuelto invisible hasta que el vecino de enfrente me encasilló de exhibicionista y me exigió me pusiera algo de ropa para no andar enseñando mis miserias. 
No estaba borracho, mucho menos bajo el efecto de ningún alucinógeno o sustancia narcótica, no había desaparecido de la faz de la tierra ni le había vendido mi alma a alguna entidad superior/infernal, sólo mi reflejo ya no estaba ahí. Eran las ocho cuarenta y la hora de la reservación se aproximaba. Era nuestro quinto año de casados. No podía no asistir a nuestra cita y menos sin una explicación que no fuera “No vine porque no me encuentro”. Me vestí con el mejor traje que pude encontrar en el armario, me rasuré tratando de recordar la exactitud de mi cara y salí presuroso hacia la estación de metrobús previniendo perder la reservación. Corrí desesperado tratando de encontrar mi reflejo en cada ventana, en cada coche y entre cada transparencia reflejante que se atravesase en mi camino. Incomodé a hombres y mujeres por igual en el trayecto ¿Y si Malena no podía verme? ¿Qué pasaría si nos trataban de tomar una foto para el recuerdo y lo único que la cámara tomara sería a ella? 
 Llegué al hotel con diez minutos de anticipación. Me acerqué a la recepción preguntando a la recepcionista si una mujer con la descripción de Malena ya se había presentado. Me miré a la campana de servicio de su escritorio tratando de encontrar mi reflejo distorsionado mientras la recepcionista buscaba si Malena ya se había registrado, nuevamente fallé. Pasé al restaurante y procedí a esperar a Malena en la mesa que habíamos reservado. Mi mujer no era de aquellas que suele llegar tarde a ningún sitio, mucho menos si tiene un compromiso importante; ese hábito lo aprendí de ella. 
Miré mi reloj. Marcaba la hora que habíamos acordado para nuestro encuentro. No había ningún mensaje o indicio de que Malena tuviese algún contratiempo para llegar. La llamé y contestó el buzón de voz. Malena había estado trabajando para la campaña electoral del próximo jefe de gobierno, a veces le consumía más horas del día que podría pasar conmigo y las pasaba con sus otros compañeros asesores de campaña discutiendo como hacer que el marrano del candidato pudiera ser más querido por la gente. No era trabajo fácil. Le llamé nuevamente. No hubo respuesta. Transcurrieron dos horas más y Malena por fin llegó agitada pero más guapa que nunca. 
La explicación que Malena me dio respecto a su demora fue que su jefe los había retenido porque el hijo del candidato se había metido en problemas por posesión de drogas y habían estado toda la noche fuera tratando de contener el incidente para que no saliera a los medios y que si no hubiera sido por Román, su jefe, no hubiese podido llegar. Traté de no molestarme por la falta de aviso, pero no era la primera vez que Malena había llegado tarde a verme en los últimos cuatro meses. Cada vez se estaba volviendo más frecuente, y tratar de pedirle explicaciones solo me llevaba a respuestas como “Pues ya sabes, los  políticos y sus desmadritos”o “Mi trabajo es muy absorbente, ya deberías saberlo”. Malena y yo procedimos a desayunar y a emborracharnos con mimosas en el proceso.  
Diez mimosas después llegó el momento de mi peor pesadilla, Malena le pidió al mesero si le era posible tomarnos una foto. Traté de impedir que el mesero la tomara excusando que deberíamos tomarnos la foto cuando estuviésemos más sobrios, que no saldría bien y que no quería que nuestros futuros hijos vieran esa foto y nos mirasen en esa condición. Mis intentos fallaron. El mesero tomó la foto. Malena me estaba dando un beso en la mejilla y yo la rodeaba con mis brazos con la fuente del hotel de fondo. Cuando el mesero nos devolvió el celular Malena recibió su teléfono. “Nos vemos igual de guapos y felices que siempre, de qué te preocupas”dijo Malena tirándome a loco. Tomé el teléfono tratando de disimular mi miedo. La foto mostraba nuestra misma pose y el restaurante y la fuente de fondo, pero en mi lugar se encontraba Román, su jefe. Me quedé frío. No me explicaba semejante aparición. 
Disimulé mi impresión y le pedí que nos tomáramos una selfie para comprobar que no estaba imaginando cosas. Nuevamente veía la cara de mi mujer mi camisa y corbata, pero mi cara había sido reemplazada con la de Román. Román no era un hombre al que las mujeres pudiesen omitir de sus miradas, Tenía una barba de candado como la mía salvo que la suya estaba perfectamente recortada; una mirada cálida y penetrante, un cuerpo ejercitado producto del tiempo libre que Román invertía en el gimnasio de su departamento y la facilidad de colarse entre los círculos más íntimos así como de colarse en las entrepiernas de todas las mujeres a las que conocía y algo me decía que Malena no era la excepción. 
Esa noche tomamos un vuelo con destino a Aruba para celebrar nuestra pospuesta luna de miel y todas las fotos que nos tomamos en Aruba eran Román y Malena teniendo una vacación de lo más linda y ambos se veían bronceados y enamorados. Una de las noches en las que Malena tuvo que atender llamadas urgentes de su oficina confirmé su amorío al mirar los correos de su computadora con mensajes que demostraban algo más que sólo una relación de jefe y subordinada. Claro que quise confrontarla, pero no supe como. Cada que intentaba hacerlo la voz de Román hacía algo como un mal doblaje de las palabras que mi boca podía reproducir así que sólo hablaba si era absolutamente necesario. Estuvimos en Aruba cinco días y pronto Malena regresó a los brazos de Román. Las ausencias siguieron aumentando, y mi persona no solo fue reemplazada con la de Román, si no con la de varios hombres cuyos nombres nunca supe. Así transcurrió el resto del año, no pude volver a verme, si no a todos y cada uno de los hombres con los que Malena pasaba su tiempo. Ya no podía reconocer en mi al hombre con el que ella alguna vez había elegido para pasar el resto de su vida. Siempre era un hombre con barba de candado, ojos de color y mirada penetrante, ya nisiquiera podía vernos en ninguna de las fotos que teníamos antes de que ella y Román se hicieran amantes. Decidí que no volvería a ser transparente. 
Malena había salido de viaje por trabajo y estaría fuera cerca de dos meses. Román había sido el inicio del fin y yo estaba determinado a volver a ser yo. Me dediqué a seguirlo día y noche durante la ausencia de mi esposa. Pienso que si Malena no estuviese de por medio Román y yo hubiésemos sido grandes amigos. Era diferente a mi en todo sentido. No tenía reparo en hacerle saber al mundo que él existía, lugar a donde iba, lugar donde la gente lo conocía.  Era atento con los ancianos y bueno con los niños. Gustaba del buen comer y de quien sea que gustase de su presencia y su cuerpo. Era un hombre sensible en formas en las que yo no podía serlo. Quizá eso es lo que le agradaba a Malena. Le gustaba ir a la ciudadela los domingos a bailar danzón con las señoras. Sabía en qué restaurantes desayunaba, comía y cenaba; siempre acompañado de algún hombre o mujer a los que llevaba a su casa después. No tenía nada personal contra él, de verdad. Hasta lo encontré encantador el día que le compró una bolsa de croquetas para alimentar a un perro callejero que había encontrado fuera de su edificio. En ese momento lo abordé. El muy cínico lo negó todo. “Broder, me cojo a cinco personas al día, no sé ni quien es tu vieja” añadió el pocohombre.  Fingió no conocerme nisiquiera cuando le dije que ya sabía que llevaba año y medio cogiéndose a mi esposa; no soporté sus mentiras y fue  entonces cuando lo amordacé. He de reconocer que nunca demostró miedo, ni siquiera cuando lo castré. Quizá Malena lo quería por valiente. Quizá por  ser atento y bueno con los demás. Le quite lo que más disfrutaban de él sus múltiples cogidas. Lo dejé inconsciente después de pegarle tres veces en la nuca. Tomé un pedazo de botella roto del piso y lo usé para dejarlo eunuco, pero eso no me bastó. Lo dejé moribundo y desaguándose en el callejón de una colonia perdida en la ciudad. Le di de comer a los perros callejeros su pene y sus testículos. Al día siguiente la noticia del fallecimiento del jefe de asesor de campaña del candidato a jefe de gobierno se encontraba encabezando todos los medios físicos y digitales. Me dio gusto cuando vi los encabezados amarillistas sobre el putete sin huevos ni pito siendo comido por los perros. Malena regresó antes para el funeral. Ese día nos vestimos muy formales ambos. Me bañé, me recorté la barba. Cuando nos tomaron la foto del recuerdo del funeral, por fin volví a verme a mi y a mi barba de candado y ojos penetrantes. No había perdido mi guapura, quizá enflaqué un poco. Nunca más volví a ver una foto mía donde me reemplazara otro hombre. 
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deadpoetsmusings · 1 year
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The Go-Between (2015) dir. Pete Travis
“There’s no spell or curse except an unloving heart.”
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the-final-sentence · 3 months
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Her husband acknowledged the letter, but he did not suggest another meeting.
L.P. Hartley, from The Harness Room
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L.P. Davies - The Reluctant Medium -  Doubleday - 1967 (jacket by Emanuel Schongut)
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check me out i got some funny songs on some tight beats all made by me
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lisandra-phillips · 2 months
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I'm sad
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howifeltabouthim · 4 months
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She wasn't in love with him, she knew; but she also knew that love for him, the warmth that steals through a centrally-heated house on a cold day, might come.
L.P. Hartley, from The Harness Room
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thehappyscavenger · 1 year
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Books Read in February 2023
Another high-volume month!
The Midnight Library by Matt Haig
Well this was whelming. I don’t remember why I requested this but apparently it’s a super popular book and I can see why. A super digestible novel about a 35 year old woman who is depressed and feels she has nothing going for her and decides to try to kill herself and ends up in the titular library which is full of possible lives she might have lived. From here on out it gets super predictable. She tries out a supposedly “great” life, it turns out their are pitfalls, she leaves and tries another life. 
Fine enough but not really exciting in any way. 
To Paradise by Hanya Yanagihara
I heard so many mixed reviews for this one but the thing that convinced me to give it a shot was so many people describing it as a flawed masterpiece. I loved it! It’s less a novel than three repeating stories told roughly 100 years apart with characters with the same names (but different characteristics). It focuses on grandparents whose children have, through death or incompetence, failed to raise their own children leaving it to the grandparents to raise their grandkids. There’s background stuff about pandemics, states becoming more fascistic but I found the repeated grandparent/grandchild recurring motif the most fascinating. I can see why some people don’t like this or find it “messy” but to me Yanagihara seemed totally in control of her prose and I loved it.  
The Go-Between by L.P. Hartley
While this had some real bangers in terms of writing I found this mostly to be a slog. It’s about a man reflecting back on the summer of 1900 when he sort of “lost his innocence” as a child and got entangled giving messages between his friend’s older sister and her lover, a local farmer. Set up is slooooow and the ending is rushed. Will say that while reading this I thought there was no way Ian McEwan wasn’t inspired by this for the first part of Atonement and he’s said so in interviews so I was right! I really like McEwan’s re-interpretation of events over this book.
The Actual Star by Monica Byrne
Mixed feelings about this one. This was a bit harder scifi then I’m used to and fell into the typical hard scifi trap of interesting ideas with terrible writing. 
Set at time periods 1000 years apart and heavily based on Mayan culture the novel follows a set of twin siblings, a young Minnesotan teen, and a group of genetically modified humans living in a post-climate catastrophe timeline as they each grapple with significant events in their lives. Byrne put a lot of research into this and I can tell she was trying, as white woman, to be careful about being respectful of past and present Mayan culture but she’s a Catholic and in some respects that really shows in her writing and ideas. 
I did appreciate that by the last 150 or so pages I knew how the story was going to end up and it was a pleasure watching Byrne tie all the knots together. An interesting book. 
The Absolution of Roberto Acestes Laing by Nicholas Rombes
This was popular on Tumblr when it came out circa 2014 and it’s taken until then for me to read it. A very slim novel set in Ohio the book follows an unnamed narrator who works for an obscure cinema revue who travels to a motel to visit Roberto Laing, a film prof who burned a number of obscure works by famous directors but can recount them in detail. All the films involve loss, mystery, persecution etc. The book reads like a trippy film noir and is more mood than plot. Recommend for people who describe themselves as “cinephiles”.
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