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#falta de diálogo
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às vezes, evito dizer coisas que tenho medo de admitir, porque no momento em que as palavras saírem da minha boca, elas não vão poder entrar de novo. vai ser real, vai ter se tornado verdade, não importa o quanto que eu tente negar.
então eu fico em silêncio
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leregirenga · 8 months
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"A las mujeres se les pierde por falta de atención, por falta de presencia, por falta de diálogo, por falta de respeto o por desinterés. Porque una mujer puede estar sola y ser feliz, lo que no puede es tener una relación y sentirse sola, porque esa es la receta perfecta para que se sienta infeliz. Y si una mujer es infeliz, no hace falta que la engañes para que desaparezca. A veces la mujer te abandona no por lo que haces, sino por lo que dejas de hacer".
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elchaqueno · 1 month
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Trabajadores del SEDES realizan paro por falta de pago de bono de refrigerio
Los trabajadores del Servicio Departamental de Salud (SEDES) realizaron una jornada de paro en demanda del pago del bono de refrigerio correspondiente a los meses de enero, febrero y marzo. Según Armando Gonzales, secretario de organización del sindicato de trabajadores de salud del SEDES, la medida de presión se tomó luego de agotar las vías de diálogo y no obtener respuesta de las autoridades…
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junmsli · 4 months
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so it goes
pairing. enzo vogrincic x virgin!reader
cw/tw. smut, praise, oral sex (reader y enzo reciben), enzo un poco posesivo, virgin!reader, piv sex, established relationship, unprotected sex, edades no especificadas, afab!reader/pronombres femeninos.
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no es un secreto para nadie que la virginidad es solo un constructo inventado desde el machismo. las mujeres no sufren de ningún tipo de cambio después de tener relaciones sexuales por primera vez. a pesar de saber que el concepto de la virgnidad no tiene ni pies ni cabeza, siempre pensaste que tu primera vez sería con alguien que de verdad significase algo para ti.
con un novio como enzo, sabías que la comodidad y el respeto son cosas con las que puedes contar, ya sea en este tema en específico o en cualquier otro aspecto, el peli negro encaja en tu definición de confianza.
enzo va a ser paciente y amable contigo, te dices a ti misma y sacudes tu cabeza buscando desaparecer de tu mente todo lo que piensas podría salir mal, ¿por qué llenar tu mente de todos los posibles escenarios negativos? todo irá bien y tendrás otro recuerdo precioso con tu novio que llevarás contigo con mucho cariño.
prefieres no darle más vueltas al asunto y buscas en tu armario un outfit para la cita de hoy. el plan era ir al nuevo restaurante frente a la playa, irían un poquito antes de las 7pm para apreciar la puesta del sol en la arena, la ida al restaurante y la cena, por último, volverían hacia el departamento del mayor.
habían hablado del tema la tercera noche que habías pasado en su departamento, discutiendo todo lo que pasaba por tu mente sobre tu falta de experiencia.
“¿te molesta esperar?”
“¿por qué me molestaría esperar?” enzo te había contestado, haciendo latir más rápido tu corazón. ambos acostados en la cama de él, viendo hacia el techo y tomándose de la mano después de una sesión de besos más que intensa.
luego de lo que parecieron horas, decidiste ponerte tu vestido favorito, de color negro, bastante cómodo y ligero. escuchaste la puerta ser tocada y miraste hacia tu reloj, notando que el mayor había llegado un minuto antes de lo acordado.
 “ya voy” dices en voz alta y te pones en marcha para abrirle, encarando al pelinegro, que como tu, tenía una cálida sonrisa en su rostro “hola, linda” dice enzo, elimina la distancia entre ambos y pone sus manos tu cintura, miradas encontrándose y diciendo en aquel lenguaje único cuanto se extrañaron y cuánto aman estar en la presencia del otro. 
“¿soy linda?” tú dices con una sonrisa llena de diversión.
“tan linda que sos lo único en lo que puedo pensar, sos muy preciosa” contesta, lo que hace calentar tus mejillas. se aleja de ti solo para tomar una de tus manos con una de la suyas. caminan de la mano hacia la salida del edificio, en busca de un taxi.
después de algunos minutos se suben al auto que los conducirá hasta la playa, apoyas tu cabeza en el hombro de enzo, sin soltar su mano en ningún momento, cierras los ojos y hueles el perfume de enzo con una pequeña sonrisa. dos cuerpos apoyados en los asientos del taxi, calentándose y latiendo el uno por el otro.
el tiempo parece volar y pronto llegan a su destino. enzo se aparta de tu lado con gentileza para abrirte la puerta, ocuparse del pago y agradecer al conductor. puedes decir que no está dispuesto a tener las manos lejos de ti por mucho tiempo, ya que te ofrece una vez más su mano, rápidamente volviendo a tener contacto contigo.
caminan hacia la playa mientras tarareas tu canción favorita. “son las 6:40, tiempo perfecto para ver la puesta del sol si me lo preguntas.” dices y jalas de su mano para avanzar más rápido con él hacía la arena. ambos sueltan un pequeño suspiro una vez que están ahí, contemplando la hermosa vista, escuchando las voces de las personas a su alrededor, el mar y las olas contra la arena.
comparten minutos llenos de silencio, llenos de tranquilidad hasta que enzo decide romper el vacío de diálogo;
"viviría feliz en montevideo contigo, en pequeños y grandes roles. sería el hombre más afortunado por toda mi vida", dice, dejando escapar sus pensamientos con la misma franqueza de siempre, sin filtro ni reservas.
"¿qué? ¿estás bromeando?" respondes con evidente confusión, arqueando una ceja mientras lo observas en busca de alguna señal que aclare sus palabras.
"no estoy de joda con vos, nunca lo estoy", responde él, encogiéndose de hombros con sinceridad.
"no te lo permitiría", piensas en cruzar los brazos para reforzar tu punto, pero decides mantener el contacto físico con tu novio, prefiriendo esa conexión.
"¿por qué no?" enzo finge sorpresa, consciente de que esa sería tu reacción.
"¿qué clase de novia sería si te dijera 'sí, enzo, quédate aquí conmigo, no te aventures fuera del país para explorar tu potencial. podríamos ser felices, pero siempre viviríamos con la incertidumbre de lo que podría haber sido'?"
"esperaba ese comentario de vos", responde enzo con calma.
"gracias por esperar lo mínimo de mí. me reconforta saberlo", dices con sarcasmo pero con una sonrisa cómplice. estás en un breve silencio, contemplando el atardecer antes de volver la mirada hacia enzo. "no deberías esperar que sea egoísta contigo y todo lo que puedes lograr. ya te ha ido bien más de una vez, y eso me llevó a conocerte en primer lugar", añades con una tranquilidad reflexiva. "y, aunque me hagas sentir... dios, no sé cómo explicarlo, este sentimiento de ser amada por ti, tú debes ser siempre tu primera prioridad. si estás dispuesto a esperarme, yo también lo estaré", admites, evocando el recuerdo de esa noche y la conversación que marcó un punto de inflexión en su relación.
"son dos cosas distintas", comenta enzo, también recordando claramente aquel diálogo
“¿mi primera vez y tu carrera de actuación? la verdad sí, no es el mejor ejemplo pero se entiende.” ahora es tu turno para encogerte de hombros.
se quitan los zapatos y deciden sentarse en la arena, tú con las piernas estiradas, quizás no fue tu mejor elección el vestido para esta ocasión, pero no importa cuando estás con él.
el silencio los envuelve por unos minutos mientras contemplan la puesta del sol, como si el tiempo se detuviera para permitirles disfrutar de ese momento juntos. enzo acaricia tu mano con delicadeza, voltea para encontrarse con tu rostro y procede a dar inicio a la reunión de sus labios, un beso lleno de ternura y pasión. toma tus mejillas con suavidad, intensificando el contacto, y se sumerge en la profundidad del beso, compartiendo un instante de intimidad que les pertenece solo a ustedes. duran unos preciosos minutos disfrutando del ya no tan delicado roce entre sus bocas, perdidos en el éxtasis del amor compartido.
"me haces muy feliz, siempre", él murmura al romper el toque entre sus labios, su voz cargada de sinceridad y emoción. "más de lo que te podes imaginar."
sus palabras llenan el aire con un sentimiento cálido y reconfortante, confirmando lo que ya sabías en lo más profundo de tu corazón: que este amor es real y todo tuyo. las olas continúan su danza rítmica, chocando contra la arena, mientras la oscuridad de la noche se adueña del entorno, acompañada del inconfundible aroma marino. reposas tu cabeza en el hombro de enzo una vez más, dejando escapar un suave suspiro. 
“gracias por amarme tanto.” expresas con gratitud.
“no tenés que agradecer ser amada, gorda, nunca.” responde enzo, manteniendo su mirada en ti. mientras tú sonríes con serenidad, él muestra una sonrisa que refleja comodidad y un toque de diversión, creando un momento impregnado de afecto y complicidad en la brisa nocturna.
"sé que no es necesario, pero aún así, gracias", respondes con una suave risa. tus pies juguetean en la arena, moviendo los dedos mientras te zambulles completamente en el momento. observas cómo los pies de enzo también comienzan a moverse y ríes bajito.
hubo momentos en los que creíste que ser amada era una tarea ardua, que lo mejor de ti se veía eclipsado por tus propias inseguridades. pero entonces, el peli negro irrumpió en tu vida, haciendo que amarte pareciera tan fácil. 
se ponen de pie, sacudiendo la arena en su ropa, continúan poniéndose de vuelta el calzado y caminan hacia el restaurante, en pocos minutos están sentados en la mesa, deliberando sobre qué elegir para la cena. decides optar por el mismo plato vegano que el de enzo.
“¿qué querés ver hoy en casa, amor?” pregunta él en el momento en el que el mesero recoge sus pedidos.
“¿ver?” dices, parecía que ya tenías una idea muy clara sobre cómo ibas a pasar la noche con enzo y eso no incluía ver tele. “lo hablamos mientras vamos para allá.” 
“dale, igual tengo un par de ideas si no tenés nada pendiente por ver.” asientes ante lo que menciona y no le das mucha importancia por ahora. “hay varias cosas que tengo apuntadas, de hecho.”
los platos de ambos llegan, le dan las gracias al mesero y la cena entre pequeños diálogos da inicio.
“tuve un lindo día en el trabajo, los niños son fenomenales… hicimos algo que vi en internet sobre escribir una reseña de una película al estilo de letterboxd. primero aprendieron sobre las partes de una reseña, sus funciones y bastante de cine, había impreso unas plantillas con el logo de la app. vimos elementos, yo tampoco la había visto así que también escribí mi propia reseña.” hay mucha alegría en tu rostro mientras le cuentas a tu novio tus recuerdos de unas horas antes de ese mismo día. “fue una interesante didáctica, bastante desarrollo de pensamiento analítico y crítico, a parte que se la pasaron muy bien mientras veíamos la película y cuando compartieron sus reseñas con toda la clase. dibujaron y todo para explicar sus puntos.” comentas muy amenamente y das otro bocado a tu plato.
“sos la mejor.” dice enzo, bastante fascinado por tu amor por lo que haces. “ahora yo también quiero conocer las partes de una reseña.”
asientes y con una sonrisa divertida le dices. “aprendes muy rápido, yo te enseño sin problema.”
durante la cena, en medio de una atmósfera serena, comparten entre sí los detalles de lo que hicieron durante el tiempo en que estuvieron separados. enzo relata con entusiasmo las sesiones fotográficas que llevó a cabo antes de la próxima rueda de prensa de su nueva película, mientras que tú detallas cada día como profesora, siempre con una nueva anécdota que contar. 
al terminar los platos, pagan la cuenta y emprenden el camino de regreso a casa.mientras caminan en busca del transporte que los lleve a casa tu cabeza está inundada de distintos pensamientos, más que nada sobre lo que pueda suceder en el departamento con tu pareja. 
al llegar a la casa del actor, te diriges a la cocina en busca de un vaso. “gracias por la cita, en, la pasé más que bien.” le dedicas una dulce mirada y luego procedes a servirte un poco de agua.
“no sé qué sería de mí si no es así.” dice él, devolviéndote la mirada con mucho cariño. aunque estás enfocada en tu agua. "sobre la peli… ¿vos pensaste en algo o preferís que decida yo?", pregunta, buscando captar tu atención. 
giras en su dirección y respondes con voz apenas audible, consciente de que es hora de abordar el tema pero indecisa sobre cómo hacerlo. "um, más o menos." tratando de encontrar la manera correcta de decirlo, pero tu respuesta sólo logra confundir al morocho.
"¿estás bien, gorda?", preguntó él, preocupado por tu actitud. 
“¿por qué no lo estaría?” llevas una vez más el vaso a tu boca, tu mente maquina como decírselo, no quieres darle tanta vuelta al asunto que se resumía en algo tan simple como tener sexo.
“conozco esa cara tuya de ‘mi mente está yendo a mil por hora’, amor.” expresa enzo y te observa fijamente.
tomas toda el agua restante en el vaso, lo lavas y lo dejas en su lugar. suspiras, sabes que no hay manera de decirlo con mucho tacto, por lo que terminas soltando “quiero… quiero que tengamos sexo.” dice lo último de manera apresurada, si el uruguayo no estuviera acostumbrado a tu rápido hablar aseguraría que no te hubiera entendido.
enzo no muestra sorpresa en su rostro; en cambio, sólo se percibe preocupación por ti y tu inesperada solicitud. "¿estás segura? amor, ya te dije que no tengo problema con esperar. no tenés que hacerlo si sentís presión", expresa mientras apoya sus manos en uno de los muebles de la cocina.
"lo sé, sé que no te importa, pero realmente es lo que quiero", respondes. enzo simplemente asiente con una sonrisa leve; si estabas segura de tu elección, él está más que encantado. 
te diriges hacia él, tomas su mano y lo conduces hacia el sillón. una vez allí, lo haces sentar y luego te acomodas en su regazo, tus piernas chocando suavemente contra los cojines. "considero que tengo experiencia en el juego previo", comentas, gozando de molestarlo y entrando en calor.
“¿quién te enseñó? debería darle las gracias.” enzo acaricia tus piernas, moviendo su atención a tus muslos ya descubiertos por tu vestido algo subido debido a la posición en la que te encontrabas.
“lo conoces muy bien, es un gran tipo, el mejor de todos.”
“¿ah, sí? su novia debe ser muy afortunada.” él respondió, esbozando otra sonrisa, pero esta vez llena de picardía.
asientes con la cabeza, luciendo una sonrisa ingeniosa. "lo es.” el roce de tus manos se desliza suavemente hacia las mejillas de enzo, sosteniéndolas con una delicadeza que parece sostener el tiempo. sus ojos se encuentran, creando un vínculo intenso que se prolonga durante varios segundos, como si el universo entero se detuviera para dar espacio a ese momento. y entonces, en ese instante cargado de anticipación, comienza el encuentro entre sus labios, sellando un pacto silencioso de amor que trasciende las palabras.
el beso inicialmente inocente, se torna en uno completamente intenso. desesperados por sentirse el uno contra el otro. sus boca se mueven con frenesí, enzo no duda en introducir su lengua dentro de tu boca, empezando a jugar con la tuya, sin ninguna preocupación por lo que pueda estar pasando a su alrededor pues ahora todo lo que les importa se reduce a ustedes dos.
rompes el beso recibiendo una mirada juzgadora de enzo, hasta lo que sabe, ya se la está pasando muy bien. te ríes y dices “quiero hacer algo.” te bajas de su regazo, poniéndote de rodillas en el piso frente al sillón y acercándote a las cinturas de su bermuda beige, para empezar a bajarlo ante su intensa mirada, enzo sacude su cabeza intentando volver en sí.
“amor, esta noche se trata de vos.” con suma delicadeza, enzo toma tu mentón con una de sus manos, sosteniéndolo con ternura. en la cara de enzo, se refleja un cálido torrente de cariño y aprecio. un silencioso intercambio de emociones se despliega entre sus miradas.
“pero de verdad quiero hacerlo.” haces un pequeño puchero con la intención, otra vez, de molestarlo.
enzo resopla y culmina cediendo con una pequeña sonrisa cómplice “dale.” sonríes al lograr tu cometido, no es que te haya costado mucho. terminas de sacarle la bermuda, acaricias juguetona y lentamente sus muslos con la yema de tus dedos por un par de segundos, hasta que tus manos llegan a su bóxer, bajándolo de una vez para contar con toda su parte inferior desnuda y a tu disposición. prácticamente babeas al verlo en todo su esplendor y a su pene ya bastante duro, lo único que pasa por tu mente es tenerlo dentro de tu boca.
“estoy empezando a creer que vos tenías todo esto calculado.” dice enzo inquisitivamente, lleva una mano a tu cabello y lo jala sin mucha fuerza “empezá ya que me estás matando, princesa.” 
le das una mirada divertida antes de introducir la cabeza de su polla en tu boca. das lamidas pausadas y lentas, sintiendo cada rasgo de su deliciosa punta y disfrutando de su líquido preseminal que comienza a formarse.  “vamos amor, no estoy para jodas.” enzo musita y jala una vez más de tu cabello. “vos podés más que eso.” sus ojos ahora te ruegan que dejes los juegos. das una larga lamida en toda su prolongación y esta vez puedes sentir cada vena en su miembro, lo que sólo logra excitarte y mojarte más, tratas de apretar tus muslos en busca de algún tipo de alivio. enzo se da cuenta y ríe con un poco de malicia. 
no lo molestas más e introduces su polla en tu boca, o al menos todo lo que esta alcanza abarcar, tus manos van a los centímetros restantes que acaricias gentilmente. con tus labios y lenguas y empiezas el vaivén de su polla dentro de ti, aguantando el reflejo nauseoso y poniendo todas tus habilidades en acción. “sí mi amor, así me gusta, sos tan buena, la mejor, mierda.”
el solo verlo así logra causar un mar entre tus piernas, alcanzas a crear una rica fricción entre tus muslos y jadeas aún con su polla en tu garganta. te separas unos segundos para poder respirar. “dale princesa, sé que podes.” dice enzo que sonríe mientras te observa. suelta lindos jadeos a los que le siguen gemidos de tu nombre en voz alta. “así, carajo, sigue así.”
chupas su polla de manera impaciente, mientras una de tus manos baja a tu coño, al que tocas melosamente encima de tus bragas, gimes en su miembro causando que las vibraciones lo vuelvan loco, trabajando en él de manera profesional. enzo sabe que no durará mucho contigo chupando su pene de ese modo, trata de ordenar sus pensamientos teniendo claro que hoy sólo debe correrse en lo profundo de tu coño. “princesa…”
“qui-quiero que te corras en mi boca.” alcanzas a pronunciar. enzo puede ver tus labios algo hinchados, tu pelo desordenado y tu mano debajo de tu vestido, al ver tu imagen tan descompuesta casi lo hace soltar un jadeo.
“mañana, mañana temprano… hoy quiero venir dentro de ti, ¿sí?” asientes algo decepcionada, te dedica una dulce sonrisa mientras separa su miembro de ti, contempla el hilo de saliva entre tu boca y su duro miembro. y carajo, como deseo hundirse y follarte la boca en ese segundo, le costó toda su voluntad poder pararse, te ayuda en la misma tarea y van a su habitación procede a acostarte en su cama. 
comienza quitándote los zapatos los que tira al piso sin mucha importancia, conserva su atención en tu rostro y te preguntas a ti misma cómo es que hace que algo tan simple como quitarte los zapatos se vea lujurioso. 
sube la falda de tu vestido hasta la altura de tu pecho, acaricia y deja suaves besos en tus muslos, sus dedos forman círculos y más figuras no identificables en ellos. “¿me permitis tocarte, amor?” pregunta con dulzura. 
“sí, en por fa, tócame.” musitas y mueves tu parte inferior buscando su toque.
él asiente “como ordene mi princesa.” empieza a jugar con tu montículo cubierto, sus ojos se abren con un poco de diversión y sorpresa al sentir tu gran humedad. “estás mojadita, ¿tanto te calentó chuparme la pija en el sillón?” susurra para ti y no pasa mucho tiempo hasta que te baja las bragas lentamente “te haré sentir bien.”
“siempre lo haces.” dices de forma perezosa, en este momento dirías lo que fuese para que el peli negro calme tu excitación.
enzo ingresa dolorosamente lento dos de sus dedos en ti, los mete y saca una y otra vez. vuelves a soltar grandes gemidos con el nombre del uruguayo. retira sus dígitos empapados para pasearlos por el contorno de tu clítoris, cierras los ojos rendida ante el placer, no puedes formular ningún tipo de oración, agarras la sábana a tus costados con tus manos, cerrando tus puños contra la tela. 
las ansias por finalmente saborearte son demasiadas, no puede soportar ni un minuto más, por lo que acaba deslizando su larga y cálida lengua en tu coño. “deliciosa, mierda… toda hecha para mí.” extensas lamidas son depositadas en ti. conserva los movimientos de sus dedos jugando en tu clítoris. 
“tan exquisita y solo mía para probar.” tus ojos se abren para encontrarte con la hermosa vista de enzo comiéndote como si se tratase de su última cena. busca darte el subidón de placer más satisfactorio que jamás hayas tenido y pone en uso todo lo que ha aprendido que sabe te vuelve masilla en sus manos. 
gritas su nombre al percibir su cambio de planes ya que sus largos dedos se introducen nuevamente y perfectamente dentro de ti. ahora son tres de sus dígitos en lo profundo de ti, moviéndose a la par de su boca chupando tu clítoris con la gran destreza que lo caracteriza. “sos mi dulce virgen, ¿mmh?”
asientes tontamente, estás tan cerca y el peli negro lo sabe de inmediato, sonríe con picardía y agiliza todos sus esfuerzos por hacerte llegar. “en, estoy tan cerca…” consigues decir.
“lo sé, princesa, déjame saborearte.” envuelves tus muslos con fuerza alrededor de enzo, como si lo instaras a no ir a ninguna parte, como si le suplicaras, por favor, sigue comiéndome hasta que muramos. 
es cuestión de segundos para que finalmente te corras gentilmente en sus dedos, los cuales enzo procede a probar. “la más deliciosa.” finaliza ingresando el tercero de sus dedos mojados en tu boca.
por tu mente pasa que si esta no era la noche en la que dejabas de ser virgen, juras que podrías morir.
el uruguayo finalmente te desnuda completamente, pasa el vestido por tus brazos, lo arroja al piso y nota que no llevabas sostén, sonríe hacia sus adentros, confirmando su teoría de que tenías todo planeado pero a quién le importa si luces tan bien toda desnuda debajo suyo. “sos preciosa, la más linda de todas.”
sus labios ahora bajan a tus pechos, los cuales llena de húmedos besos, comienza a chupar y lamer tu pezón izquierdo, se mueve al otro para darle el mismo trato, juega otros pocos minutos en tus muy erectos pezones. “en...”
“decime qué querés y es tuyo.” levanta su cabeza de entre tus pechos para mirarte y espera tu respuesta.
“sabes que quiero” pronuncias, enzo está a punto de llevarse tu virginidad y el solo pensamiento de aquello te da una sensación similar a tu reciente orgasmo.
“esa no es una respuesta, linda, tenés que usar tus palabras.” vuelve a tomar uno de tus senos en su boca. no puedes esperar más, lo necesitas dentro tuyo, tu coño palpita en necesidad 
“quiero que me folles.” sueltas de una vez por todas.
él asiente “sos tan hermosa, ¿cómo me podría negar cuándo me lo pedís así?” lleva sus labios a los tuyos, compartiendo un beso lujurioso y muy cargado de amor a la vez, como solo él sabe hacer.
“si duele, decimelo” decide mantener el contacto visual contigo en todo momento, en alerta por si halla cualquier indicio de incomodidad en tu rostro. "pellízcame si es demasiado, ¿entendido?" se hace un recordatorio mental para más tarde sobre acordar una palabra segura. murmuras un rápido sí y enzo deja un beso en tu cuello mientras bombea lentamente dentro de ti, sus piernas sobre el colchón, las tuyas alrededor de sus caderas.
sueltas un suave jadeo ante la nueva sensación, que duele ligeramente. “tan linda y toda para mí, no sabés cuánto deseaba tenerte así.” los recuerdos de las noches en las que enzo usó su mano, pensando que era tu coño lo que lo apretaba, llegaron esporádicamente a su mente.
primero mantiene un ritmo lento, buscando que te adaptes a la nueva sensación, sí bien ya has tenido sus dedos en ti en varias ocasiones, era completamente distinto tener toda su polla hundida en ti. pone sus manos alrededor de tu cintura y sientes pequeños besos en tu cuello mientras tus ojos se cierran con fuerza, el calor del cuerpo de enzo contra el tuyo.
“puedes moverte, en, más rápido.” pides, él asiente ante tus palabras y agarra tu cintura, tu cabeza se echa hacia atrás sobre la almohada, formando un delicioso arco. dejas atrás ese leve ardor y gimes con fuerza, temes que los vecinos de enzo escuchen claramente los ruidos causados por ti y la cama. "por favor, por favor, en" suplicas, él sigue follándote con las rodillas en la cama. cuando mira hacia abajo y ve su polla entrando y saliendo tu coño, brillando con tu humedad, no puede evitar gemir, elevándote al puto espacio mientras muele su polla contra tu entrada.
luces tan hermosa siendo follada contra el colchón y más sudorosa de lo que jamás la haya visto. el sonido del chasquido de tu coño es música literal para los oídos de enzo, vuelve a mirar hacia abajo para ver su polla entrando y saliendo, entrando y saliendo de ti. “carajo, sos tan divina, nadie más te podrá tener así,” dice, más como una afirmación que un simple comentario. “esta vista me pertenece solo a mí.” dice, su lado más posesivo saliendo a la luz.
“m-más, en.” roza su polla entre los labios de tu coño, mojándola con tus jugos. se introduce una vez más en tu profundidad, con un ritmo más duro y rápido.
“sos toda mía.” asientes contra la almohada mientras él repite tu nombre incontables veces. “mierda, te sentis tan bien” tus caderas moviéndose en busca del choque entre ambos cuerpos. “vení conmigo, mi princesa.” bajo una de sus manos que se encontraban en tus caderas hacia tu clítoris, sus dedos se mueven rápidamente en él, busca tu liberación y está a punto por lograrlo. te preguntas sí así es como se siente estar en el cielo.
menos de un minuto después te corres y enzo no necesita de mucho más tiempo para seguir el mismo camino. se viene dentro de ti, pensando que eso ya será una preocupación para mañana. se retira gentilmente y observa tu pecho agitado, todo en tu cara grita que acaban de darte duro.
“¿estás bien, mi amor? enzo arranca con las preguntas para cerciorarse de tu bienestar. solo asientes, tomándote tu tiempo para ordenar tus pensamientos y procesar todo lo que acaba de suceder.
“debimos hacerlo hace mucho.” dices, enzo niega con una sonrisa floreciendo en su rostro. 
“todo a su tiempo.” dice con diversión y acaricia tus piernas. “sos la mejor, tenés que saberlo.” tapas tu rostro con tus manos con las mejillas calientes. “¿ahora te hacés la tímida?” te molesta y planta un corto beso en tus labios. “que tal si vamos a darte un baño, hablamos de cómo te sentís y nos acostamos juntitos.”
“suena como un plan que me gustaría.”
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w/n. soy un asco para los finales
casi una semana sin subir nada y me moría por alimentarlas, espero que haya valido la pena la espera 😭 gracias a la hermosa anon que mandó la request, perdón por la demora, realmente espero que te guste 🤍
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chicoterra · 2 years
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Diálogo no Escuro convida público a vivenciar o mundo sem enxergar
Diálogo no Escuro convida público a vivenciar o mundo sem enxergar
Exposição já passou por 40 países e 170 cidadesImagine uma cidade em total escuridão onde nada pudesse ser visto e nenhuma luz entrasse. Por 45 minutos, você passaria por bares, pontes, parques e cruzamentos de carros, mas eles só seriam percebidos por meio de sons, cheiros ou toques. Assim é a sensação proposta pela nova exposição em cartaz no Unibes Cultural, que fica ao lado do Metrô Sumaré,…
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imninahchan · 4 months
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já que você deu as ordens,camarada Nina,gostaria de pedir um headcannon com o hendery nerdola ou otaku,ou os dois porque ele é.sinto falta dos seus posts com ele🫡
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⌜ 𝐇𝐄𝐍𝐃𝐄𝐑𝐘 como seu namoradinho nerdola e otaku ഒ ָ࣪
conteúdo sexual.
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o HENDERY é aquele moleque que cheira a nerdola, você olha pra ele e não tem dúvidas que ele curte anime, games, etc;
vocês costumam assistir animes junto, é quase que um ritual. Se ele quer começar um novo, vai te contar, não é um convite, é tipo uma máxima dentro do relacionamento. E se você não quiser, ele não vê (só escondido na casa de um amigo);
tem as melhores reações durante os episódios. Fica chocado quando acontece algum plot twist, chora nas cenas dramáticas e é daqueles que comemora em cenas de luta;
se as personagens dizem alguma palavra que pra ele soa engraçado, seja só pela entoação, ele repete, olhando pra você e rindo. Capaz de ficar repetindo o termo a semana inteira, só pra te fazer rir outra vez ou estalar a língua;
gosta de ficar fazendo teoria com você, quem vai morrer no próximo ep e coisas parecidas, e fica super entusiasmado com as teorias dele;
sente ciúmes quando você tem um crush num dos personagens. Vê seus olhinhos brilhando e não gosta nada. O que o nanami tem que ele não tem? UM EMPREGO??? Mas não diz nada, só te observa;
pode encorporar algumas características sem querer querendo de algum dos seus personagens favoritos só pra te agradar. E você tem que lembrá-lo que gosta dele do jeito que é;
assim como o anime, vocês jogam juntos também. Cada um num cômodo da casa, fones no ouvido e um aparelho em mãos para uma partida online em conjunto. Os gritos dele se misturam aos seus, ambos com o humor à flor da pele a cada deslize ou perda significativa do time. Podem discutir sobre isso de vez em quando, mas ele sempre vem com jeitinho depois, dizendo que não queria ter brigado contigo e dando beijinhos na sua bochecha, com as mãos na sua cintura;
também chora com os jogos e diz que você tem coração de pedra quando não chora junto;
os mangás enchem as prateleiras do quarto, de várias sagas diferentes. Vocês leem juntos também, jogados na cama. Por vezes, está sentada no colo dele, na poltrona, passando o olho nos diálogos enquanto HENDERY segura o quadrinho em mãos;
geralmente, para estarem assim nessa posição, é pra ler um gênero em específico. Você senta bem posicionadinha por cima das coxas dele, descansa as costas no peitoral e sente o queixo masculino se apoiando no seu ombro. HENDERY corre a mão livre pela sua perna, acaricia os joelhos, lendo em silêncio contigo os diálogos sujos das cenas gráficas. Cada desenho erótico, cada expressão que vê gravada ali é um estímulo a mais para te imaginar na mesma situação;
às vezes, te leva pra cama, com intenção lasciva de encenar o que leram naquelas páginas, porém outras vezes o tesão se torna tamanho que não aguenta nem levantar da poltrona. Explodindo dentro da bermuda, a sua bundinha se esfregando em cima da ereção como se nem soubesse o quanto aquilo o deixaria quente;
já te fodeu na mesinha do pc gamer, pressionando os seus seios contra o teclado colorido, enquanto te pega por trás. Se é no meio de uma partida com os amigos, é ainda mais gostoso. Sente a adrenalina nas alturas se tem que te manter quietinha, chupando os dedos dele;
HENDERY ama a imagem da sua face de prazer; os olhos brilhantes, o cenho franzido e os dentes mordiscando no controle do PS5 na boca para suprimir os gemidos. Ama quando você quer fazer cosplay de alguma personagem quando transa com ele, e está mais do que contente se você pede pra ele vestir algo parecido com os personagens que você gosta também. Com esquecer a imagem do seu namorado tão charmosinho trajando o conjunto social, os botões da camisa branca desfeitos, te chamando de princesa.
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karylvsjuanii · 1 month
Note
holaa, podrías hacer fluff con Juani? me encanta tus fics que tengas un buen día bebé 💖
Good Days | Juani Caruso
tw: súper fluff, algo de Juani y reader angst, inseguro y triste, cursilería.
Narración latina. Diálogos Juani argentinos.
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Salí de la ducha nocturna de siempre. Me encantaba el olor que elegí hoy, rosas.
Coloque mi pijama favorito de ositos rosas con cafés, me gustaba ponérmela y pensar que esos dos éramos Juani y yo.
Justamente salí del baño para ir por unos pañuelos ya que había manchado de jabón en la pared.
Yo podría jurar con todo lo que amo y aprecio en este mundo que ver a Juani acostado recién bañadito era lo mejor que le podía pasar a mi sentido de observación.
Estaba con los ojos cerrados y solo se podía apreciar la mitad de su rostro alumbrado por la lámpara a un lado de él. Podía ver desde aquí su posición cómoda, con las piernas dobladas y pegadas a su abdomen, haciéndose “conchita” debajo de las mantas y sus manos aferradas a esta.
Mi corazón empezó a latir fuerte al verlo así, estoy más que enamorada de él.
Quite la vista en cuanto abrió sus ojos y captó mi atención hacia él.
Caminé al baño para evitar la vergüenza que paso en estos momentos.
Dejé la puerta abierta y me senté en el tocador de mi baño, frente al espejo, tomé mi cepillo y mi cabello para fundirlos en un intento de desenredarlo. Debo ser sincera, siempre tardo demasiado haciendo esto, mi cabello es largo y me gusta ser cuidadosa con el en este paso.
“Puedo pasar?” Juani recuesta su peso en la puerta de mi baño, cruzándose de brazos y mirándome con una sonrisa brillante, haciéndome soltar una sonrisa cuando lo veo entrecerrando sus ojitos por la luz del baño.
“Todavía me falta, Juani.” Supuse que querría usar el baño ocupado por mi.
“No, puedo hacerlo yo?” Se acerca lentamente a mi sin dejar de verme para posicionarse detrás de mi. Seguido con mi mirada a través del espejo.
“Hacer qué?” Juani toma mi mano con el cepillo aún y lo despega de mis manos, acomoda mi cabello hacia atrás con una delicadeza hermosa y empieza a cepillarlo.
El baño quedó en completo silencio, eran solo nuestras respiraciones adueñandose de este.
Apostaría que de mis ojos están apunto de desprender corazones rojos enormes, causados por la imagen que veía en mi espejo iluminado.
Juani cepillaba mechón por mechón con paciencia y una sonrisa plasmada en su cara, aunque sus manos fueran realmente grandes, sus toques siempre fueron suaves y tiernos.
A medida de que avanzaba el cepillo bajaba con más fluidez y mi corazón con más rapidez.
Juani se giró y acercó sus manos a lo que parecía ser una crema, pero al regresar a mi fue rodeado con mis brazos y mi cabeza apoyándose en su pecho, evitando sus movimientos.
“Te ves tan hermosa, me encantas” Vuelve a acariciar mi cabello largo, pasando sus dedos para alejarlo de mi rostro.
“Te amo.” Dije, sintiendo a Juani detener sus movimientos.
Juani y yo llevábamos exactamente 1 año y dos meses conociéndonos, nos conocimos en argentina cuando yo pase vacaciones allí.
Me pidió que aceptara ser su novia hace dos meses, precisamente el día que cumplimos un año de conocernos, viajó a México para pedírmelo. Fue tan atento y tierno como siempre. Eso es lo que más me enamoró de él, seguro.
Y hoy día, era el primer “te amo” que le decía, ambos sabemos que nos amamos ya que nos lo habíamos dicho a través de canciones que nos dedicábamos, cartas, notitas, uno que otro mensaje, ya sabes, el típico “tamoo” o “lov u.”
Pero nunca había salido de la boca de alguno.
“Decimelo de nuevo.” No podría describir la expresión de Juani en este momento, parecía una mezcla de todas. Asustado, feliz, triste, enamorado, nervioso.
“Que te amo, Juan” Sus brazos me rodearon completa y con una facilidad logró cargarme y llevarme hasta la cama, apoyando mi espalda en el respaldo de nuestro colchón.
“Decime ya que esto es un sueño” Tomó mis manos cuando estaba ya encima de mis piernas, claramente sin dejar todo su peso caer en mi.
Sus rodillas estaban apoyadas de lado a lado, dejando a mis piernas en medio de las suyas.
“Que no lo es, Juani, te amo mucho”
Mi rostro fue aferrado por sus manos y bañado de besos suyos, cubriéndome por completo con la sensación de sus labios.
“Basta, amor, bésame” Rodeé mis brazos en su cuello con el intento de pegarlo más a mi.
Sus labios azotaron los míos, y se sentía todo diferente, no era como ese beso alterado y desesperado por sentir algo. Nuestro beso era buscando expresarnos todo ese amor que sentíamos por los dos, ese cariño y pasión que acumulaba en todo nuestro ser. Y estaba funcionando, no había otra manera de que alguien me pudiera hacer sentir así, tendrías que ser Juani para provocarme todos estos sentimientos que vienen desde el fondo de mi corazón.
Explosiones y terremotos de amor me venían cuando él me daba sus besos, pero la manera en la que me estaba besando ahora, me hacía sentir protegida y sin miedo a nada. Sus manos nunca propasaron mi cuerpo, tocaba suavemente mis mejillas y cabello, jugaba con este y sus dedos bajaban a mi cuello poniéndome nerviosa, agregándome los pelos de punta cuando lo sentía acercarse lo más que podía.
Mis labios se acostumbraron a Juani en tan poco tiempo, haciéndome dar cuenta que eso era lo que me faltaba, su amor, su toque, sus besos.
¿Alguna vez te has sentido reconfortado por el delicioso aroma del pan recién horneado?, pues, así se sentía estar en los brazos de Juani. Se sentía como ese sábado frío por la mañana en la casa de tu abuela, impregnada de un olor a pan y chocolate caliente. Se sentía como la brisa de la noche cuando te dirigías a la cena después de un día de playa. Como la sensación acogedora cuando te pones esa sudadera que solo tu entiendes cómo te hace sentir.
Juani me hace sentir como la niña más afortunada del planeta.
Mis emociones crecían más, hasta que sentí a sus labios abandonando los míos.
“Tengo miedo, amor.” Dice después de juntar su frente con la mía.
“Qué? qué pasa?” Intento despegar mi frente de la suya para verlo a los ojos, pero el me lo impide.
“De no ser suficiente para vos”
Sabía que Juani tenía problemas de autoestima y no le era fácil aceptarse a si mismo, todo por cosas del pasado y aún más por la fama que estaba recibiendo y los comentarios negativos de la gente, las cosas se juntaban causándole días abrumadores y desesperantes.
Siempre me tenía a mí y el lo sabe, pero nunca me dijo que se sentía de esa forma.
Sentí que había hecho algo mal, pues, creía siempre demostrar mi amor hacia él de todas maneras y que me dijera eso me hacía dudar si estaba haciendo algo mal con él.
“De qué hablas, Juan?” Hice una pausa alejando mi frente de él para tomarlo del mentón y atrapar su cara sosteniéndola con mis manos.
“Mira, amor, quiero que sepas que para mí, eres más que suficiente en todos los sentidos. Entiendo que a veces puedas sentirte inseguro, pero quiero que sepas que en mis ojos, eres perfecto tal como eres. Tu amor, tu atención, tu personalidad, son lo que me enamoraron de ti desde el principio, y nada ni nadie puede cambiar eso.”
Hago una pausa para tomarlo de las muñecas y hacer que su mirada se dirija a mi, quería decírselo mirándolo a los ojos.
“Juani, no necesitas ser nada más que tú mismo, porque en tus abrazos y besos encuentro todo lo que necesito.
Te amo más de lo que las palabras pueden expresar, y siempre estaré aquí para apoyarte, amarte y recordarte lo increíble que eres.”
Noté los ojos llorosos de Juani rogando por derramar una lágrima. Jale sus brazos hacia mí y lo abracé con todo mi amor. Mi corazón se partió al escuchar sollozos de su parte.
Juani se apartó de mi y me vio a los ojos con lo que parecía ser un intento de sonrisa.
“amor, gracias, de verdad, gracias por tus palabras y por ser vos, sos la niña más bonita y preciosa que mis ojos han visto. No puedo evitar querer llenarte de besos cada vez que me hacés sentir así.”
Sus dedos frotan mi cabello dejándolo caer sobre mis hombros y pecho, mostrando nerviosismo. Y no me sorprende, Juani nunca ha sido de expresarse mediante palabras, cosa que me gusta, para él son más importantes las acciones. Así que, scucharlo decirme esas palabras provocan un revoltijo en mi vientre, el mismo que sentí cuando nos dimos el primer beso, cuando me pidió ser su novia, cuando dormimos juntos por primera vez.
“Tu eres el niño más bonito que he visto” Recibo un beso tierno, sintiendo aún cómo no deja quieto mi cabello.
“Me haces sentir completo” Juani deja escapar esa frase entre besos.
Provocándome de nuevo, miles de mariposas en mi estomago.
Cansándose de la posición, se aleja de mi para acostarse a mi lado y jalarme hacia él. Con sus manos, cubre mi cuerpo con las cobijas blancas, enrollando sus piernas con las mías y pasando su mano por mi cintura sin dejar de verme.
Ojalá así se sintiera el cielo, estar en los brazos del niño más precioso, mirándome como si fuese su escena favorita, permitiendo que aprecie aún más sus azules ojos escaneando mi rostro.
Vuelve a acercar sus labios a los míos, uniéndolos en un beso largo lleno de amor, su mano recorriendo mi cintura y pasando de vez en cuando a una caricia en mi espalda, suave y sin prisa, devolviéndole la sensación en sus brazos, tocados por mi.
Juani manejaba mis labios con tranquilidad, a su gusto, convirtiéndolos en uno solo.
Recibiendo una sonrisa de mi parte por sentir a sus rulos caer por mi frente, levemente desplazándose junto al movimiento de su rostro para besarme más.
Juega con mi labio inferior, besándolo y rozándolo con sus labios.
Poco a poco despega los suyos de mi para regresar y dar tiernos besos pequeños.
Suelto una risa y abro los ojos para encontrarme con los suyos y a su bonita sonrisa transmitiéndome calidez y cariño.
Su mano aleja el fleco de mi cabello que intenta cubrir mis ojos, lo intenta sin parar de sonreír, sus dedos acarician mis hombros regalándome escalofríos nerviosos, bajando a mis manos por sentir a las suyas entrelazando sus dedos con los míos, añadiéndole más ternura y emoción al momento. El cual nunca olvidaré.
“Sos el sueño del que nunca quiero despertar.” Dice Juani con sus manos al rededor de mis mejillas, sus acciones hacen que pueda escuchar los latidos de mi corazón a mil por hora.
Sus brazos me rodean nuevamente como todas las noches, pegándome a él y escondiendo mi rostro en su pecho abrazándolo por la cintura, inhalando su cálido olor con el dulce toque de aroma masculino.
Pero ahora es distinto, siento su agarre como si fuera esa cobija con la que minutos antes estaba aferrado, impidiendo separarse, como si no quisiera alejarse de ella nunca más.
“Ah, y..” Hace una breve pausa buscando conectar su mirada con la mía.
“Yo te amo mucho más, mi amor.” Finalmente sus ojos se cierran, soltando un suspiro con una sonrisa apoderándose de él por la noche inolvidable que acabamos de pasar, convirtiéndose en la primera de muchas más.
….
HOLAA, oigan coméntenme porque m gustaría interactuar con ustedes.
este fluff lo tenía guardado hace ya varios días solo q me faltaba modificar palabras y así, tmb tengo pendiente un smut d pipe buenísimo jeje ojalá les haya gustado este fluff m encanta escribir d estos😭
PD: HÁGANME MAS ASK PORFA DENME IDEAS D TODO HAJJAAJJSJS
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validoamar · 1 month
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falar de amor não é a mesma coisa que falar de paixão. o amor é genuíno, tem coragem, tem diálogo, tem compreensão. a paixão é egoista, quer ser amada, querida e preenchida, mas falta coragem pra amar. é insegura e medrosa. ambos acabam. mas a paixão morre. o amor se eterniza...
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la-is · 29 days
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falta de comunicação
Um abismo escuro e profundo que se abre entre duas pessoas. Quando as palavras falham em atravessar a barreira invisível que é criada, o vazio se instala, e o espaço é preenchido por um silêncio ensurdecedor. Os sentimentos não expressos se acumulam como nuvens escuras prontas para iniciar uma tempestade de emoções não resolvidas, causando conflitos e mal-entendidos. As palavras não ditas se transformam em ressentimento, que se alimentam do vácuo deixado pela ausência de diálogo. Assim, o que poderia ter sido uma conexão profunda e significativa se torna uma miragem distante, uma ilusão de proximidade que se desvanece no ar. A falha de comunicação é uma ferida aberta que corrói lentamente os alicerces de qualquer relacionamento, deixando pra trás um rastro de mágoas e arrependimentos. Poucos são capazes de cultivar a centelha de esperança que ainda vive, mesmo nas profundezas da escuridão, e com paciência, compaixão e vontade, construir pontes sobre o abismo, assim restaurando a conexão perdida e encontrando o caminho de volta para a luz. Você é capaz?
interpretame.
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louddysgirl · 1 year
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𖠁 GO AHEAD AND CRY, LITTLE GIRL (2)
Tumblr media
Descrição: Faz 5 meses desde que ele foi embora. Desde que Louis a abandonou. 5 meses que Harry dormia na sua porta, chorando e sentindo sua falta. Sedenta de cada pedacinho seu de pele.
Ela não sabia quando ele voltaria, e também não sabia se voltaria. Mas, em uma noite perambulando pelas estradas frias de Londres, ele veio buscá-la para levá-la para casa. Ela só não sabe se isso foi sorte sua, ou, azar.
ATENÇÃO COM OS AVISOS ANTES DE PROSSEGUIR COM A LEITURA;
𖠁 Primeira parte aqui.
𖠁 Contém sexo EXPLÍCITO entre duas pessoas. Se caso você não goste, não leia.
𖠁 Diferença grande de idade: Louis 40 e Harry 17.
𖠁 Inocência extrema. Infantilismo. Penetração anal & vaginal FORÇADAS. Dependência emocional. Sadismo. Humilhação EXTREMA (como de costume) CNC (Consensual Não-Consensual EXTREMO) Pain kink. Dumbfication.
AVISO DE CONTEÚDO SENSÍVEL:
• Dependência emocional EXTREMA.
• Problemas familiares (daddy issues).
• Menção a morte de familiar. Menção a tortura física & psicológica.
• Perseguição. Uso de entorpecentes.
• Abuso mental extremo.
Caso algum dos assuntos abordados acima não te agrade ou te deixe desconfortável de alguma forma, NÃO PROSSIGA COM A LEITURA.
Lembrando que, essa é uma obra de sexo SÓRDIDO. Ninguém nessa one é normal. Não encham o meu saco.
Bebam água e se cuidem.
All the love, Aly. <3
𖠁
Ao longo dos 17 anos de vida de Harry, ela sempre escutou muitas, muitas coisas.
Músicas bonitas. O canto de tipos diferentes de passarinhos. Melodias inesquecíveis. Som de instrumentos musicais. Poemas.
Harry também escutou muitos conselhos na sua vida. Alguns realmente foram bons, e lhe serviram de algo. Enquanto outros, ela chora até os dias atuais por ter dado ouvidos.
Mas, sem dúvidas, o que Harry mais escutou na sua vida inteira, foram diferentes significados para a palavra saudade.
Veja bem, Harry foi uma garota que perdeu a sua amada mãezinha muito cedo. E tudo que ela sente desde então, é saudade. Muitas, muitas saudades.
Então, quando algum familiar a via chorando de canto nas festas de família, a abraçavam carinhosamente e tentavam a todo momento fazer com que ela parasse de sentir um pouco da dor que a corroía por dentro.
“Estou com saudade da minha mãe.” era o que Harry choramingava com a cabeça enterrada no pescoço de Amby, sua tia. Ela tinha apenas cinco anos de idade. E isso acontecia toda vez. Toda, toda vez.
“Saudade é pesar, querida.” sua tia a respondia, a ninando nos seus braços. “E ela nunca, nunca melhora. Mas, em um certo momento, ela vira algo bom.” ela beijou o topo da sua cabeça carinhosamente. “E então, você vai se lembrar da sua mãezinha e vai sentir saudade. Mas não vai machucar tanto o seu coraçãozinho, da forma que está machucando agora. E você vai se sentir confortável, como se ela só tivesse fazendo uma longa viagem.”
Harry nunca se esqueceu desse diálogo. Porque apesar de ter escutado diversas definições para saudade ao longo da sua vida, nenhuma delas nunca pareceu tão real quanto a que a sua tia lhe disse naquela noite.
Com um pouquinho de carinho e palavras de conforto, Amby conseguiu acalmar o coraçãozinho acalentado de Harry.
E então, Harry apenas esperou ansiosamente pelo dia que não doeria mais.
E hoje, com 17 anos, Harry confirma totalmente essa versão.
Agora, quando lhe vem à memória da sua mãezinha arrumando os seus cachos antes da escolhinha, ou do cheiro único da sua comida, ou dos seus toques tão carinhosos, vem como uma forma de sopro de ar fresco. Como uma conversa com a lua, onde ela não se sente sozinha.
E Harry fica feliz ao lembrar-se que passou por essa fase da saudade. Levou alguns anos, mas finalmente, havia cicatrizado, e agora ela estava em paz. Ela se sentia em paz em relação a sua mãe.
Entretanto, há alguns anos atrás, Louis entrou na vida de Harry, e tudo foi por água abaixo.
Agora ela o amava de forma doentia, e precisava tanto dele quanto de oxigênio. E bem, isso nunca havia sido um problema, até o dia que ele foi embora.
E ela estava miserável.
Faziam 5 meses desde que Louis havia sumido completamente da vida de Harry, arrancando o ar que ela precisa para ao menos sobreviver. E de repente, ela está novamente passando pela fase doída da saudade. Vivendo o luto de perder alguém pela qual ela daria a sua vida.
Mas, dessa vez parece pior. Ela sente que ingere ácido todos os dias, a todo momento. E ela consegue sentir perfeitamente todos os seus órgãos se desfazendo dentro de si, e virando pó. E de novo, de novo, e de novo. Todos os malditos dias.
E é torturante, merda. É como se estivessem dilacerando a sua alma entre os dedos, para depois, a mastigarem com os dentes pontudos.
Ela está miserável.
Pesando 43 quilos. Sem dormir. Doente e fraca. Machucada, perdida. Harry estava desolada. Novamente, ela não tinha ninguém. Não tinha um lugar onde pudesse descansar, e sentir-se protegida.
É uma merda dizer isso, mas a saudade que Harry sente de Louis, parece pior que a que sentia de Anne.
A de Louis queima. Arde, porra.
Eram três horas da manhã, e Harry estava perdida. Mais cedo, teve uma briga feia com John, e ele a espancou.
Seu pai ficou irritado pelo 6 em física que tinha no boletim escolar. John resolveu ignorar todas as outras matérias com notas excelentes, e quase a matou na sala de estar da sua casa por causa de um 6.
E então, ela só se lembra de ter conseguido escapar dos ataques de fúria de John, e de ter corrido para fora de casa, sem rumo algum. O problema é que, Harry nunca foi uma garota de andar sozinha por lugar nenhum.
E foi exatamente assim que ela acabou daquele jeito. Perdida em uma estrada deserta, às três horas da manhã, com uma chuva infernal caindo sobre a sua cabeça. Seu rosto machucado ardia com os pequenos pingos de chuva que caíam ali, a fazendo choramingar
Ela abraçou o próprio corpo e continuou andando mais a frente. Os pelinhos ralos da sua perna e braços descobertos estavam eriçados, entregando o frio que ela sentia.
O cabelo estava completamente encharcado e desgrenhado, e a sua maquiagem escorreu pela sua bochecha, deixando o seu rostinho delicado preto. As lágrimas que escorriam pelos seus olhos misturavam-se com a água gelada da chuva, e ela sequer fazia questão de secá-las.
E seguiu-se assim por mais vinte minutos. Ela caminhava feito um zumbi, de modo robótico. Estava cansada, com frio e sentindo-se doente.
Foi quando no final da estrada, os seus olhos verdes iluminaram-se com a luz forte de um carro que estava passando por ali. Ela não gostou da luminosidade, e colocou o antebraço na frente dos olhos.
Entretanto, Harry leu a placa da Porsche preta que se aproximava. Era o mesmo carro que a tirava da escola no meio de uma prova importante para foder. E bem, era ele ali. O oxigênio que ela precisava. Mais distante do que perto, e isso doía.
E então, numa atitude repentina, Harry se colocou no meio da estrada. Louis buzinava, e ela o encarava de forma fria. Ele sabia que ela não iria sair.
E então, milésimos antes do carro a atingir e espalhar os seus miolos pela estrada tão fria, Louis conseguiu frear o veículo. Foi muito, muito perto. A frente do carro caro triscou na barrinha da saía branca de Harry.
Louis bateu a palma da mão no volante inúmeras, inúmeras vezes. Os dentes estavam cerrados e ele claramente estava furioso.
Sem pensar muito, ele apenas colocou o capuz do moletom e saiu do carro, também encharcando-se com a chuva forte que caía.
— Que merda você estava pensando, caralho? — Louis gritou desnecessariamente alto ao ficar na frente de Harry, mas ela abaixou a cabeça e não respondeu. Ao invés disso, um soluço escapou da sua garganta dolorida, e os seus ombros começaram a chacoalhar, enquanto ela salivava de tanto chorar. — Qual é a porra do seu problema, Harry?! — Louis deu um soco na lataria do carro, o amassando levemente. — Porra. Eu ia te matar, cacete.
Harry abraçou o próprio corpo quando apenas tombou um pouco para frente, encostando a sua testa no peitoral de Louis. Ele suspirou fundo e começou a passar os dedos pelas costas de Harry, em um carinho sutil.
Ela chorava tão dolorosamente. Tão, tão. — Você já fez isso. — ela sussurrou com a voz quebrada e rouca, engasgando-se um pouco.
Louis puxou o ar, inclinando o pescoço para trás e fechando os olhos. — Eu sei.
— Tudo que eu f-fiz foi te amar. Eu vivo por v-você, Louis. — Harry choramingou, soluçando. — Desde que eu te c-conheci, meu amor, eu respiro por v-você. E você m-me sepultou em uma cova rasa. — ela o olhou com os olhos sonolentos. Chorosos. — Eu n-nunca senti tanta dor na minha vida. Por que v-você fez isso comigo, Lou?
Louis se afastou um pouco apenas para segurar nas bochechas de Harry, a forçando a encará-lo. — O que aconteceu? Por que está machucada?
— Eu te a-amo tanto… — Harry resmungou, como se estivesse chapada. — Por que o senhor n-não me ama, papai? — e então, ela voltou a chorar descontroladamente.
— O que eu fiz com você, Harry? — Louis perguntou para si mesmo em um suspiro pesaroso, quando finalmente a abraçou pela sua nuca. O corpo trêmulo de Harry estava pressionado contra o seu, e ele a abraçava como se quisesse protegê-la.
A forma que ela chorava fazia a sua cabeça repetir a todo momento que ele era o pior monstro que já existiu. E essa merda realmente o atingiu.
Até porque, ninguém gosta de se dar conta de que é, de fato, uma pessoa ruim. Absolutamente ninguém. Nem mesmo a pior dentre elas.
Louis.
— Eu d-dormi na sua porta. Hoje faz 5 meses. — ela o agarrou, o abraçando com toda força que existia no seu corpo pequeno. Ela o apertava tanto que estava começando a faltar ar para Louis. — Durante 5 meses, eu dormi na sua porta, papai. Com uma cobertinha rosa. E eu lhe dava beijinhos de boa noite pela madeira, assim como o senhor costumava fazer quando eu ainda era utilizável. — ela soluçou, apoiando o queixo no peitoral de Louis e o encarando no fundo da sua imensidão azul. Seus olhos pesavam, e ela realmente se sentia gripada. — Eu d-deixava um desenho para o s-senhor todos os dias. Eu o queria mais que tudo.
— Eu guardei todos eles. — Louis sorriu com o canto dos lábios, porém, a sua voz ainda era autoritária e causava arrepios em Harry. Amedrontamento. — Todos eles, querida.
Ela fez um beicinho manhoso, e se possível fosse, Harry grudaria em Louis para que ficassem daquele mesmo jeito para sempre. Abraçados depois de meses longe um do outro, na chuva e em uma estrada totalmente deserta. Estava perfeito. Ele estava ali, como poderia não estar?
— O p-papai vai voltar pra mim? — ela o encarou feito um gatinho assustado, e Louis entendeu apenas com o olhar que Harry lhe direcionou que ela literalmente precisava dele e faria qualquer coisa para que pudesse tê-lo. — P-por favor, papai? Eu não consigo mais… Eu realmente não sei mais como viver desse jeito. Eu…
— Vamos pra casa, amor. Não quero que fique gripada. — Louis a interrompeu com um selinho nos seus lábios inchados, proferindo cada frase com a boca grudada na de Harry. — Eu vou cuidar de você.
— Pra c-casa? — ela soluçou, o olhando admirada. — Vou tê-lo de novo? — Louis continuou a olhando com a pupila dilatada e as orbes frias, aparentando não gostar do tanto de pergunta. Entretanto, Harry pareceu não entender, já que continuou falando, e falando. — Papai? O que significou isso? Ein, papaizinho? — ela puxou a barra do moletom de Louis, insistindo para que ele a desse uma resposta. Qualquer uma que fosse. — Lou… — chamou, manhosinha.
— Eu vou ter que educá-la de novo? — Harry negou com a cabeça, chupando o polegar. — Então, cala a porra da boca e entra no carro. Pode fazer isso por mim, pequena?
Harry sorriu e lhe deu um beijo babado na bochecha, dando uma pequena corridinha até a Porsche estacionada atrás de ambos. Ela abriu a porta e sentou-se no passageiro com as perninhas cruzadas, encharcando todo o couro do assento com o seu corpo molhado.
Louis ficou do lado de fora do veículo por mais 20 minutos, e acabou fumando dois cigarros na chuva. Ele estava encostado na lataria do carro e o capuz não cobria mais o seu cabelo, o deixando completamente molhado. Louis é tão bonito.
O céu era sortudo naquela noite por assisti-lo.
Louis estava pensativo. Não era como se não soubesse que Harry estaria ali. Não estamos na porra de um filme clichê. Louis não passou ali por coincidência ou porque queria dar um passeio às 3 horas da manhã na chuva. Quanta ingenuidade.
Entretanto, por ora, Louis iria ao menos fingir que foi a enorme conexão que eles tinham que o levou até ali, exatamente no ponto que ela estava. Perdida.
Mas, Harry não parecia preocupada com isso. Não parecia pensar no que Louis estava fazendo ali, na hora e no momento certo.
Louis olhou para dentro do carro por cima do ombro, soprando a fumaça do cigarro para cima com um biquinho nos lábios. Harry mexia na sua coxa, em específico, nas enormes marcas arroxeadas que coloriam a sua pele esbranquiçada.
Os dedinhos pequenos traçavam as marcas com cuidado, e ela choramingava quando sem querer, pressionava ali muito forte. Ela tocava a própria pele com pesar e um olhar choroso, provavelmente, desolada por perceber a situação que havia chegado. Harry não era a mesma de alguns meses atrás.
Estava parecendo os viciados em cocaína quando ficam sem a droga por um tempo, e então, eles emagrecem bruscamente. Ficam parecendo zumbis, à mercê de qualquer coisa que venha a acontecer.
Mas, o problema de Harry é pior. Vício em drogas dá para curar. É quase impossível, mas com muita reabilitação, paciência e esforço, é possível.
Mas, e quando é um vício de alma? Além de você e de tudo que você já viu, ou sentiu? Dava para curar?
Harry era viciada em uma pessoa. A sua alma era necessitada dele e de tudo que o envolvia, e isso era uma merda.
Oh, a pobrezinha era viciada em Louis. Em Louis, porra.
Tomlinson jogou a bituca do cigarro no chão molhado e escorregadio, e então, o apagou com a ponta dos Vans. Em seguida, ele deu a volta no carro e entrou no mesmo, sentando-se no banco do motorista.
Os olhinhos de Harry voaram para ele, e ela sorriu sonolenta.
— Tem dormido direito? — ele perguntou enquanto ligava o ar-condicionado do carro, o deixando quentinho. Harry gemeu pela sensação corporal e pelo calor que a abraçou imediatamente, e então, ela negou com a cabeça para Louis. — Por que? — ele ligou o carro e deu partida, dirigindo rápido demais.
Filho da puta. Ele sabia o motivo.
— Não consigo dormir desde que o papai foi embora. — ela resmungou e bocejou logo em seguida.
Oh, Harry, pare de ser tão inocente! Ele sabe que é por isso.
— Entendi. — ele sorriu com o canto dos lábios, levantando o quadril para arrumar a calça de moletom. — Você vai me contar porque está toda machucada, Harry?
— John me bateu, Lou. — ela disse. — Muito.
Louis negou com a cabeça, arqueando a sobrancelha. — Vamos cuidar disso, bebê. — Louis colocou a mão na coxa de Harry, onde tinham enormes roxos. E então, ele apertou a carne macia com força entre os dedos, apenas para escutá-la gemendo de dor. O seu rostinho bonito contorcido em uma careta de desagrado.
Mas, porra, ela não iria dizer nada. Absolutamente nada. Ele poderia esmagar a coxa de Harry com a palma da mão, e ainda assim, ela não abriria a porra da boca dela para contestar.
E foi isso que aconteceu. Nesse momento, os dedos dos pés de Harry curvavam-se dentro do saltinho rosa e os lábios eram mordiscados com força. Os olhos estavam com lágrimas e a dor incendiava todo o seu corpo, mas ela não falou nada.
— Não vamos, pequena? — perguntou de forma retórica, olhando nos seus olhos. Louis estava duro. — Eu e você?
— V-vamos, p-papai. — ela choramingou. — Eu e o s-senhor.
Satisfeito, Louis tirou a mão da coxa de Harry e voltou a mesma para o volante. Agora, a marca dos seus dedos também estavam na pele branca da sua menininha.
𖠁
Haviam chegado na casa de Louis há aproximadamente 1h. Nesse momento, Harry estava na banheira de Louis, e o seu corpo coberto de espumas borbulhantes. E ela não parava de espirrar, provavelmente, a gripe já tinha lhe pegado.
Enquanto colocava uma mechinha teimosa do seu cabelo para dentro do coque mal feito novamente, Louis abriu a porta do banheiro, adentrando no cômodo.
Ele já havia tomado banho, e o cheiro do seu perfume amadeirado invadiu os sentidos de Harry, a fazendo querer gemer.
Ele vestia uma calça de moletom da Adidas e o seu peito tatuado estava desnudo. O cabelo raspado na lateral estava penteado para trás e uma mechinha atrapalhava a sua visão.
Harry perdeu-se o admirando, e por pouco, saliva não escorreu pelo canto dos seus lábios.
— Se sente melhor, querida? — ele perguntou com a voz aveludada, a trazendo para a realidade de volta. Louis segurava uma bandeja de vegetais e sanduíches saudáveis, que ele carregava com facilidade.
— Melhorei, papi. — Harry falou manhosa, enrugando o nariz para as comidas saudáveis que Louis carregava. — Infelizmente, não vai ser necessário eu comer os negócios verd… — e então, antes que ela terminasse a frase, um espirro a interrompeu.
E outro, e então outro, e outro…
— Estou vendo que melhorou. — Louis deu risada, sentando-se na borda da banheira. Ele colocou a bandeja no apoiador e molhou o dedo na espuma, e logo em seguida, o passou na pontinha do nariz de Harry. — Seu narizinho está vermelho.
— Papai, eu n-não quero comer isso. — ela olhou feio para a bandeja, analisando cada alimento ali. — Eu não como brócolis, e nem cenoura. Eu também não como tomate e nem… Ew! Palmito. Não como alface e também não gosto de rúcula. E eu também…
— O que é que você come? — ele a interrompeu, perguntando com humor.
Como uma criança gulosa, Harry sorriu para Louis. — Eu gosto de bolinho de chocolate com cobertura de chocolate e muitos morangos por cima.
— Isso faz mal, mocinha. — ele disse. — Mas, se você comer pelo menos um pouco, talvez eu te dê o seu bolo de chocolate com cobertura de chocolate. Talvez.
Harry arregalou os olhos. — Com muitos moranguinhos por cima, papai?! — perguntou animada, sorrindo com os dentinhos de coelho.
— Com muitos morangos por cima, amor. — Louis sorriu, entrelaçando o seu dedo mindinho com o minúsculo de Harry.
Harry olhou de forma travessa para Louis quando seus dedinhos foram até a bandeja de saladas, e então, ela levou um pedaço de cenoura com o garfo até os lábios gordinhos.
Sua careta foi impagável, e Louis gargalhou verdadeiramente. Os olhos de Harry brilharam com a visão, completamente fascinada.
Aos pouquinhos, Harry foi comendo os vegetais e as frutas que tinham ali, resmungando e contorcendo o rosto com o gosto ruim.
Enquanto isso, Louis limpava os seus machucados do rosto com um pedaço pequeno de algodão e soro fisiológico. Os machucados não doíam tanto, então foi uma tarefa fácil para ambos.
Em alguns minutos, Harry estava com todos os cortes do rosto protegidos por um band aid da Hello Kitty. Ela era literalmente o ser mais amável e adorável do mundo, e Louis estava confortável da forma que estavam agindo um com o outro naquele momento.
Quando a bandeja finalmente estava vazia, Harry deitou a cabeça na coxa de Louis, fungando e bocejando. Ela ainda espirrava, e então, o homem achou melhor tirá-la da água para que ela pudesse dormir e o resfriado não piorar de alguma forma.
Como um bebê dengoso, Harry ficou em pé na banheira e escondeu o seu corpo, com vergonha dos olhares de Louis. Ela sabia que havia mudanças bruscas em toda parte dele, e isso a deixava constrangida.
Mas, aparentemente, não a ele, já que o homem pareceu nem reparar. Ele apenas pegou o roupão rosa e quentinho da garota e o levou até ela, a ajudando a vestir.
— O s-senhor guardou meu roupão. Achei que tivesse se l-livrado das minhas coisas que estavam aqui. — ela choramingou.
— Suas duas gavetas de roupas ainda estão cheias, bebê. Não se preocupe. — ele sorriu doce ao pegar Harry no colo, a abraçando pelo seu quadril.
Harry apenas o agarrou pelo pescoço e deitou a cabeça no ombro de Louis, acalmando-se imediatamente quando inspirou o cheiro de sabonete e perfume que ele exalava.
— Papai. — ela sussurrou no lóbulo do seu ouvido. Louis caminhava pelo corredor do banheiro até o seu quarto, a segurando com força.
— Oi, querida? — Louis abriu a porta do quarto com cuidado, não querendo assustá-la.
— Obrigada por me fazer respirar. — ela beijou a nuca de Louis com cuidado, suspirando aliviada.
Louis apenas beijou a bochecha quentinha de Harry, caminhando até a cama espaçosa e a colocando sentada no meio dela.
E então, ele separou seu pijaminha, os cremes corporais, cremes do cabelo e a chupeta que ela usaria.
Com muito cuidado, Louis cuidou de Harry e fez parecer que todas as cicatrizes que ela possuía em cada pedacinho do seu corpo, simplesmente sumissem.
O toque dele era sutil e algo delicado. Não havia maldade e nem malícia enquanto ele deslizava as mãos quentes pela sua barriga, cintura, clavícula e ombros, espalhando o creme cheiroso de morango que ela sempre usou. Ele não a olhava com maldade. Pelo contrário. Parecia ter medo que ela quebrasse dentre os seus dedos, e então, tomou muito cuidado ao tocá-la.
Louis vestiu Harry com cuidado. Ela estava adorável com o pijama branco de ursinhos, e os cabelos estavam bem penteados e definidos. Tudo havia sido Louis que fez, então, parecia mais especial. Harry se sentia leve e poderia passar o resto da noite acordada, com um sorriso bobo rasgando os seus lábios.
Entretanto, quando foram se deitar, algo havia mudado nele. E isso a preocupou, e de repente, ela queria chorar.
A respiração dele estava pesada, e Harry estava deitada no seu peitoral, mas ele não a tocava. Seus olhos estavam frios e focados em um ponto específico do teto. Não havia expressão.
— Lou? — ela chamou baixinho e preocupada.
— Você sabia que, — ele começou, ainda com os olhos presos no teto. — sabia que eu sempre soube?
— Do que está falando?
Louis, então, com um movimento repentino, os virou para o lado, e eles estavam de conchinha. O bumbum de Harry pressionava a semi-ereção de Louis de forma dolorosa, e ela gemeu baixinho pelo contato. Louis a segurou contra o seu corpo de forma possessiva, abraçando a sua cintura.
— Eu sempre estive lá, bebê. Eu assistia através de uma câmera instalada no seu quarto as noites que você se contorcia de chorar, sentindo a minha falta. — ele a beijou na nuca, pressionando a ponta do nariz ali. O que? — Eu me lembro das vezes que você tentava comer, mas na segunda colherada, vomitava a pouca comida que havia ingerido. E isso tudo por sentir a minha falta.
— O senhor instalou c-câmeras no meu quarto? — ela perguntou assustada, e Louis murmurou um ‘uhum’. — Por que?
— Com calma, mocinha. Já vamos chegar lá. — Harry assentiu com a cabeça, tentando se livrar do aperto de Louis. Ele estava a machucando. — Eu via a forma que você se torturava. A forma que se machucava. — Louis passou os dedos pelas coxas machucadas de Harry, as apertando dolorosamente entre os seus dedos. Harry gemeu de dor, e uma lágrima solitária rolou dos seus olhos. — E você sabe o que eu fazia quando a via em um estado tão deplorável por minha causa?
Harry negou com a cabeça, completamente assustada. Louis beliscou um dos cortes recentes da sua perna. — Me responde.
— Oh, Deus! — Harry gritou de dor, se remexendo nos braços de Louis e o deixando dolorosamente duro. — N-não, papai! E-eu não sei! Está me m-machucando.
Louis tirou os dedos das coxas de Harry e deu um tapa ardido no mesmo lugar, antes de colocar a língua para fora e lamber todo o pescoço de Harry, até que ele finalmente chegasse no lóbulo do seu ouvido. Ele deu uma mordida fraca ali e sussurrou baixo;
— Eu me masturbava, querida. — ele sorriu, raspando os dentes no mesmo lugar onde havia acabado de deixar um rastro da sua saliva. — Porra, Harry, era a melhor sensação do mundo. Assisti-la morrendo aos poucos por minha causa. E isso me excitava, meu amor.
— Louis… — ela o olhou com os olhos arregalados, entrando em desespero.
— Eu sabia que você estava se degradando. Eu sempre soube, pequena. — sorrateiramente, Louis levou os dedos curiosos até a barrinha do shortinho fino de Harry, os descendo devagar pelas suas coxas roliças. — Eu também sabia que John a espancava todos os dias. Eu sei a sequência das cores dos laços que você usa no cabelo, porra.
Harry soluçou, começando a chorar desenfreadamente. Louis a tocava devagar por cima do tecido fino da calcinha, a sentindo vergonhosamente molhada.
— Todas as vezes que você me pergunta o porquê de eu ter ido embora, eu me lembro que foi por diversão. Foi pela minha diversão. E sabe o que acontece, Harry? — Louis perguntou de forma rude, colocando a calcinha de Harry para o lado.
— E-eu não s-sei, papai. — ela o respondeu, e o seu choro era agonizante. Causaria pena e dó em qualquer pessoa. Menos em Louis, claro.
— Acontece que, eu fico me sentindo um merda. — Louis sussurrou, invadindo Harry com três dedos de uma vez.
— Papai, n-não! Oh, Cristo! Por f-favor. — Harry começou a tremer, batendo a ponta dos dedos dos pés no colchão em completo desespero. — Deus, D-Deus!
Louis começou a estocar com rapidez, mesmo que tivesse uma certa dificuldade. O buraquinho pequeno estava apertado, e parecia menor do que da última vez que ele se lembra. — Todas as vezes que você fala o quanto me ama. Quando fala o quanto precisa de mim para respirar. Cacete. — resmungou irritado, tesourando Harry. — Quando me olha como se quisesse me dar a porra do mundo, pequena, eu me sinto um merda.
— Lou! Para, p-por favor! — Harry gritou em alto e bom som, desesperada. Suas pernas tremiam e saliva escorria dos seus lábios e catarro do seu nariz. Ela não parava de chorar. — Papai! N-não…
— Eu fui embora, Harry, porque sou a porra de um doente. Um narcisista de merda, egocêntrico. — Louis pressionou o polegar no seu clítoris inchadinho, a fazendo derramar-se em seus dedos. — Eu instalei câmeras no seu quarto porque não a queria por perto, mas ainda assim, queria controlá-la como a porra de uma marionete. Um brinquedo inútil. — Louis gargalhou, e o seu olhar estava sombrio, contendo luxúria. Ele assistia com devoção o corpo miúdo de Harry se desfazendo em seus dedos. Tão fraca a cada toque dele.
Harry derramou inúmeras lágrimas doloridas, e então, a sua alma machucada o encarou no fundo dos seus olhos azuis enquanto ela gozava forte nos dedos dele. Louis continuava estocando com força, forçando o quarto dedo.
— Papai, eu estou im-implorando. Eu o adoro tanto. Não me m-machuca desse j-jeito, por favor. — Harry levou a mãozinha pequena até a mandíbula de Louis, acariciando a sua barba rala. Ela lhe deu um selinho carinhoso. — Por favor. P-por favor, p-papai.
Louis a olhou de volta, retirando os dedos de dentro dela devagar. Louis acariciou os lábios entreabertos de Harry com os dedos sujos do seu melzinho, e então, os forçou para dentro da boquinha dela.
Harry os chupou com devoção, se deliciando com o seu gosto tão docinho. Sua língua quentinha acariciava os dedos de Louis e os devorava, os chupando, parecendo faminta.
Seus olhos ainda derramavam algumas lágrimas, e eles ainda mantinham o contato visual.
— Eu vou fazer a sua mamadeira. Me espere aqui. — Louis tirou os dedos de dentro da boca de Harry, e um fio de saliva ainda os ligava a sua boquinha inchada.
Louis levantou da cama e foi em direção a porta, pronto para sair do quarto. Entretanto…
— Lou. — Harry o chamou com a voz rouca e quebrada, coçando os olhinhos. Um bico manhoso cresceu nos seus lábios e ela bocejou. Louis a olhou antes de sair do quarto. — Posso assistir desenho no seu celular?
Louis suspirou e tirou o aparelho do bolso, desbloqueando-o e colocando ‘A Turma da Mônica' para Harry assistir, e ela sorriu doce ao pegar o celular. — Obrigada, papai.
Louis acenou com a cabeça. — Fique aqui quietinha, tudo bem?
— Uhum. — ela murmurou distraída, seus olhinhos presos no desenho.
Louis fazia a mamadeira de Harry em silêncio e um sentimento ruim no peito, algo como angústia. Mas bem, não tinha muito o que fazer. Era o que era. Ele a manteria consigo. Era egoísmo, mas o maior estrago já havia sido feito e não tinha como voltar atrás.
E em meio ao silêncio, Louis escutou um espirro manhoso muito perto de si. Muito, muito perto.
E então, ele caminhou até a porta da cozinha e encontrou Harry parada ali, com a mão tapando o nariz e a boca, tentando fazer menos barulho. Quando viu Louis parado na sua frente, Harry arregalou os olhos e tossiu desconfortável. O celular do homem ainda passava o desenho animado, mas em volume baixo.
Louis cruzou os braços e a olhou autoritário. — Me lembro de ter mandado que me esperasse no quarto.
— É que… Bem, o papai me prometeu b-bolinho de chocolate com cobertura de chocolate e…
Louis interrompeu, sorrindo levemente — Morango por cima. Sim, querida, eu me lembro. Desculpe. — ele estendeu a sua mão para Harry, e ela a agarrou timidamente, sorrindo como um coelhinho.
Adentraram na cozinha juntos, e Louis a ajudou a subir na ilha de mármore. Os seus pezinhos ficaram balançando no ar, e o único barulho era da Mônica gritando com o Cebolinha no seu celular. E aquilo parecia a coisa mais interessante do mundo para Harry, já que ela sorria feito boba.
Louis tirou o bolo exageradamente grande da geladeira, e ele era exatamente como Harry havia pedido.
Ele sabia que ela iria querer comer exatamente isso. Afinal, nos últimos 5 meses, foi a coisa que Marta, a esposa de John, mais lhe ofereceu para ver se a garotinha ao menos se alimentava um pouco. Porém, todas as vezes, ela recusava.
— Papai! — seus olhos se arregalaram em espanto, e era o dia mais feliz da sua vida.
— Gostou? — ele perguntou com humor, e Harry assentiu freneticamente. Louis pegou um pratinho de sobremesa para cortar um pedaço do bolo para Harry. — Só um pedaço porque está muito tarde.
— Sim, sim, papi. — Louis entregou o bolo para Harry, e ela o comia como se fosse a coisa mais gostosa que já fizeram para ela.
Louis acendeu um cigarro e ficou esperando pacientemente. Harry estava em uma linha tênue entre comer e gargalhar com o desenho, e às vezes, ela se engasgava por causa disso.
Qualquer pessoa se apaixonaria por ela. Ela ilumina tudo apenas por existir. Qual era o problema de Louis?
— Papi, me ajuda a descer, por favor?
— A senhorinha vai ter que trocar o pijama, mocinha. Se sujou toda. — Louis sorriu, tirando o celular da mão de Harry e a tirando da bancada.
Harry lavou as mãozinhas com pressa, querendo pegar o celular de volta.
Em pouco tempo, Harry já estava subindo para o quarto novamente, pendurada no colo de Louis como um coelhinho manhoso e sonolento.
Harry e Louis escovaram os dentes para dormir e Louis trocou o pijama de Harry, a vestindo com um que não estivesse sujo de cobertura de chocolate.
A mamadeira de Harry repousava em cima do criado-mudo, e ao deitar-se, Louis lhe deu o leite morno na boca, enquanto ela assistia. E bem, ele acabou assistindo junto.
E agora, eles estavam agarrados embaixo das cobertas quentinhas de Louis. Harry babava no seu peito e ronronava baixinho, dormindo bem pela primeira vez em 5 meses.
Ele beijou o topo da sua cabeça e enrolou um cachinho entre o dedo, permitindo-se descansar também.
𖠁
Era provavelmente o quarto cigarro que Louis acendia naquela tarde. Uma tosse seca surgiu no fundo da sua garganta, o deixando ainda mais irritado.
E então, ele afrouxou o aperto da sua gravata ao redor do seu pescoço e subiu as mangas da camisa social branca, tentando relaxar de alguma forma. O ar condicionado do escritório estava gelado, frio.
— Porra. — resmungou entredentes, apagando o cigarro no próprio antebraço. Jogou a cabeça para trás e fechou os olhos, fascinado com a pequena dor que se espalhava pelo seu corpo aos poucos. Um sorriso genuíno surgiu nos seus lábios pela primeira vez no dia.
Uma fumaça branca começou a sair da ponta morta do cigarro, inebriando todo o ambiente com o forte cheiro de nicotina. Cheiro esse que, imediatamente, adentrou nas narinas de Louis, o acalmando quase de imediato.
Como alguém conseguia ser tão impaciente às 07:30 da manhã de uma quinta-feira?
Mas, bem, Louis tinha uma explicação plausível.
Acontece que, Louis levou Harry até a escola hoje. Iria ter uma festa fantasia, e bem, como de costume, ela estava linda. Parecia um doce. Aqueles que todos são obcecados. Crianças e adultos.
Entretanto, ela fez uma enorme birra, querendo faltar a aula. Na sua cabeça ingênua, agora que tinha Louis, poderia ficar agarrada a ele 24 horas por dia, e não é assim que as coisas funcionam.
E aí ela chorou. Se jogou no chão, e chorou de novo. Engasgou. Não quis se alimentar.
Não era um problema para Louis. Até porque, sempre foi bom em adestra-la. Educá-la para que ela ficasse do jeito que ele queria. Para que ela fosse ideal, e então, não tivesse problemas.
Mas, ficou 5 meses longe dela. E como uma criança birrenta, estava mal educada.
Esse era o motivo do seu stress. Começar com o processo de deixá-la perfeita tudo de novo. De moldar cada tracinho seu, para que ela pudesse ser útil novamente. Eles já tinham passado dessa fase, e agora, começaria de novo.
O telefone do seu escritório soou, e só o barulho insistente o fez soltar um suspiro irritado e um palavrão sussurrado.
“Bryan.” Louis cumprimentou o estagiário ao colocar o telefone na orelha. Sua voz era autoritária.
“Sr. Tomlinson, perdão interromper. A escola de Harry está ligando, eu posso passar a ligação?”
Louis sorriu e se acomodou no assento da sua cadeira giratória, suspirando alto. “Bryan, me tira uma dúvida, por gentileza.”
“Sim, senhor, claro.”
“Você já repetiu algum ano na escola?” Louis tirou um cigarro do bolso e logo em seguida o isqueiro, o acendendo.
“Perdão?”
“Perguntei se já repetiu algum ano escolar.” soprou a fumaça, jogando a cabeça para trás.
“Hm… Não, senhor.”
“Oh, verdade? E me diz, como isso é possível?” Louis fez a pergunta de forma retórica. “Porque, vejamos, eu te contratei há exatos 4 dias. Em apenas 4 dias você esqueceu as instruções que eu repassei inúmeras vezes? Como conseguiu aprender física, matemática, e guardar na porra da sua cabeça?” Bryan engoliu em seco do outro lado da linha, fungando.
“Eu sinto muito, senhor Tomlinson.”
“Ligações relacionadas a Harry, me passa de uma vez, cacete” Louis prendeu o cigarro entre os lábios, falando um pouco abafado. “Você me entendeu?”
“Sim, senhor.” Bryan falou choroso.
“Então diz: “Eu entendi, senhor Tomlinson.”
“Eu entendi, senhor Tomlinson.”
“O que você entendeu, Bryan?”
Porra.
“Ligações relacionadas a Harry serão repassadas de uma vez. Não vai voltar a acontecer.”
“Muito bem.” Louis o parabenizou, apagando o cigarro novamente no antebraço, gemendo baixo. “Vamos, passe a ligação.”
Em menos de cinco segundos, a voz de diretora da escola renomada de Harry soou nos ouvidos de Louis, chamando a sua atenção.
“Bom dia, sr. Louis. Aqui é da escola da senhorita Styles. Sou a diretora Jully.”
“Bom dia. O que aconteceu?” Louis perguntou um tanto quanto impaciente.
“É que, bem, Harry foi mal educada com uma das nossas professoras. Mal educada e grosseira. Ela levou uma suspensão, e precisamos que o senhor venha buscá-la.”
“Entendi.” Louis sorriu sádico, mordendo o lábio inferior. “Em cinco minutos eu estou ai.”
“Obrigada.”
E assim, a ligação se encerrou por parte da diretora.
Porra. Louis nunca esteve tão feliz e satisfeito na vida.
Com toda paciência do mundo, Louis acendeu outro cigarro, tossindo quando o tragou para dentro do pulmão.
Louis sempre foi fascinado pelo efeito que o cigarro lhe causa. A nicotina faz efeito no seu corpo de uma forma surpreendentemente rápida, e então, ele entra em um êxtase absurdo.
Louis fez um laço perfeito na gravata novamente, vestiu o seu paletó e saiu do escritório com a chave do carro nos dedos.
Pediu o elevador e esperou pacientemente até que as grandes portas de metais se abrissem. E ele esperou pacientemente por todos os andares, e esperou pacientemente até chegar no térreo.
Louis esperou pacientemente durante todo o percurso. Não tinha pressa.
Ao passar por Bryan, o estagiário o encarou. — Onde vai, senhor? Eu preciso…
— Shh, Bryan. Eu sou o dono, você não precisa anotar nada. — o homem piscou, sorrindo com o canto dos lábios.
Deixando Bryan com um ponto de interrogação enorme na testa, essa foi a deixa de Louis para caminhar para a garagem do prédio e pegar o seu carro.
Louis batucava os dedos no volante ao som de ‘505’ de Arctic Monkeys, que tocava baixinho ao fundo no rádio do carro.
Quando seus olhos azuis avistaram o letreiro da escola cara de Harry, ele sorriu para si mesmo. Completamente insano.
Ao adentrar na secretaria da escola, Louis viu Harry sentada na frente da mesa da diretora com os braços cruzados e a chupeta rosa pendurada nos lábios. Sua expressão era furiosa.
Louis bateu educadamente na porta com o nó dos dedos, e quando a diretora confirmou a sua entrada com a voz mansa, Louis sorriu amável ao adentrar na sala.
— Com licença. — ele murmurou, estendendo a mão para a diretora. — Muito prazer, Jully. Como vai a sua manhã?
A diretora apertou a sua mão, corando vergonhosamente. — O prazer é todo meu, Sr Tomlinson. Por enquanto, tudo certo. E a do senhor? — ela perguntou.
— Papai! — Harry reclamou, birrenta. — Estão armando para mim só para nós dois brigarmos.
— Harry, agora não. Estou conversando. — Louis falou baixo, tentando manter-se paciente. E então, ele deu atenção a Jully novamente.
— Mas Lou! — ela bateu o salto no chão, bufando irritada. Louis a encarou, e então, Harry abaixou a cabeça e cruzou as pernas, ficando em silêncio.
— Jully, acho melhor conversarmos depois, tudo bem? — a expressão da diretora era triste, mas depois, ela apenas sorriu compreensiva. — Tenho uma situação chata para resolver. Não é, mocinha? — Louis perguntou para Harry, e o olhar dele estava lhe causando calafrios.
— Sim, mas armaram para mim. — Harry resmungou contrariada, querendo abraçar Louis e sair daquele lugar.
Jully colocou a mão no ombro de Harry. — Querida, só queremos ajudá-la. Sabemos que você não é assim.
— É, ela realmente não é. Mas, não vai voltar a acontecer. — Louis completou, convencido de si mesmo. — Peça desculpas pela mau criação, Harry. — a garota olhou feio para a diretora, que se encolheu um pouco. — Agora.
— Desculpe, Senhorita Jully. — Harry resmungou, e Jully sorriu dócil.
— Vamos, pequena. — Louis abriu a porta, deixando passagem para Harry ir na frente.
Harry saiu com os bracinhos cruzados e a expressão raivosa. Seu vestido estava um pouco mais curto, revelando suas coxas marcadas e machucadas. A meia rosa bebê ia até o seu tornozelo e o saltinho rosa fazia um barulho chato ao ser pressionado contra o piso. A asinha estava um pouco torta e a varinha de condão com uma estrela na ponta era segurada fortemente entre os seus dedos. Estava linda.
— Até mais, Jully. — Louis sorriu adorável, caminhando ao lado de Harry.
Ambos caminharam até o carro em silêncio, com Harry bufando irritada o tempo todo. Na presença de Louis, ela se sentia envergonhada das suas atitudes, mas estava estressada e com saudade do seu papai, poxa! Não era difícil entendê-la.
Quando Louis deu partida no carro, ele sequer a olhou. Sua respiração era pesada e a sua mandíbula estava travada, em fúria. O seu olhar era o mesmo de quando ele beliscou sua coxa machucada e as veias das mãos e da nuca estavam aparentes.
Louis era alguém muito expressivo, e também, alguém muito conhecido por Harry. Ela sabia que ele estava irritado. Com ódio, talvez.
E ela queria resolver aquilo. Oh, ela queria, sim! Mas não sabia como, e isso a frustrava.
— Lou… Eu… — ela fez a primeira tentativa de diálogo, porém, Louis negou com a cabeça ainda sem encará-la, a evitando a todo custo.
— Não. — Louis resmungou.
— Eu estou a-arrependida, papai!
— Você é retardada, ou o que? Não sabe obedecer a porra de uma regra? Eu não quero escutar a sua voz. Eu não quero olhar pra você. Fica quieta e cala a porra da boca. — Louis gritou, assustando Harry. Ela se encolheu no banco e choramingou. — Você é uma vadia burra. Não serve pra merda nenhuma. Por que você me envergonha tanto, Harry? Eu tento ser bom pra você o tempo todo! O tempo todo, caralho! — Louis bateu no volante, irritado como nunca. — Você vai voltar a me respeitar. — Louis agarrou os fios de cabelo da nuca de Harry, os puxando fortemente entre os dedos. — Você vai voltar a me respeitar da pior forma possível, vadia burra do caralho. Você me dá nojo, porra. Escutou?
— N-não, p-papai, por favor! Não fala a-assim comigo. — Harry chorou, assustando-se quando Louis fez uma curva brusca. Era a curva da casa do homem. — Eu n-não fiz por mal. Eu q-quero ser boa p-para o senhor.
Louis estacionou o carro, fingindo não ter escutado o pedido de socorro da menina. E então, ele saiu do veículo e deixou Harry para trás, sozinha.
Mas, ela estava desesperada pelo seu perdão! Estava desesperada por ele. Não poderia perdê-lo. Não novamente. De forma alguma. Ela não conseguia, era completamente dependente. Completamente! Oh, Deus… Isso é desesperador.
Harry tirou os saltos delicado dos pés e os deixou no piso do carro, abrindo a porta da Porsche com pressa e a fechando com um barulho alto. Harry então correu atrás de Louis. Lágrimas já molhavam a sua bochecha e o seu coração estava acelerado. E bem, a sua mente a amaldiçoava a todo tempo.
— Lou, Lou! — ela gritou alarmada subindo as escadas atrás dele, de dois em dois degraus. Seus olhos o buscavam em todos os cômodos possíveis da enorme casa do homem. — Por f-favor. — Harry choramingou derrotada, caindo de joelhos no corredor dos quartos. O choro atingiu a sua garganta e ela finalmente não se aguentou, rendendo-se a dor e a angústia que a cercavam. — Eu não queria s-ser uma garotinha r-ruim…
Louis apareceu na porta do quarto, encostado no batente da mesma. Ele estava mais despojado sem o terno e a gravata apertada. Os três primeiros botões da camiseta estavam arreganhados, e ele parecia um ser irreal. A porra de um Deus Magnífico.
— Eu vou acabar com você. — ele disse, fazendo-a se tremer dos pés à cabeça. Sua voz era carregada de ódio. — Você vai se arrepender de ter entrado na porra do meu carro ontem. E se pudesse voltar atrás, iria preferir morrer congelada de frio na chuva. Você vai se arrepender de ter me tirado do meu trabalho para resolver suas questões. Vai se arrepender, Harry, de destruir a minha mente.
Harry escondeu o rosto corado entre as mãos, envergonhada e assustada. — Papai, por f-favor.
Louis gargalhou. — Você vai tentar correr de mim de novo, querida? Seria burra o suficiente para tentar fazer isso outra vez? — Harry negou com a cabeça, se pondo de quatro para engatinhar para dentro do quarto, sabendo que não tinha o que fazer. — Isso, querida, assim mesmo. Lembre-se; foi por isso que você nasceu, hm? Para me agradar e ser boazinha para o Lou. E apenas por isso.
Quando Harry estava dentro do cômodo, Louis fechou a porta atrás de si e serviu-se com conhaque em copo de drink. Harry olhava em volta com os olhos perdidos, não sabendo muito o que fazer.
— Você está adorável vestida de fadinha. — ele comentou. — Minha mocinha.
— O senhor gostou? — Harry perguntou. Parecia uma cadela feliz quando o dono lhe acariciava. — Foi o papai que escolheu! — ela sorriu, orgulhosa.
— Gostei, meu amor. Eu gostei tanto que, até me dói um pouco em mandar que a tire do corpo. Realmente me dói. — Louis fez um biquinho de falsa chateação. — Apenas calcinha e sutiã, Harry.
E então, ela se colocou de pé. Harry se despiu diante dos olhos de Louis, que a queimavam a cada movimento seu. Primeiro, ela desceu as alcinhas finas do vestido, revelando o seu sutiã rosa de rendinhas bordadas. Parecia uma boneca.
Em seguida, ela o desceu pelas suas coxas torneadas e roliças, e Louis mordeu os lábios tentadoramente ao notar a enorme mancha molhada no tecido fino da calcinha minúscula que Harry usava.
— Agora, dobre a roupa e a coloque na cômoda de forma organizada. — Louis mandou, e com cuidado, Harry pegou a peça e a dobrou devagar, para a guardar logo em seguida.
— Isso, bebê. — ele sorriu, e Harry sorriu junto. — Deite-se na cama, querida.
Harry caminhou incerta até a cama enorme, e deitou-se no centro dela, com as perninhas dobradas. Ela só esperava as próximas instruções de Louis.
Entretanto, elas não vieram. O homem apenas parou na sua frente e a trouxe mais para perto pelos seus tornozelos finos, arrancando um gritinho surpreso dos seus lábios.
Louis então, enfiou a mão no bolso da calça, buscando o isqueiro. Ele o acendia e apagava, acendia e apagava, parecendo se divertir.
— O que o p-papai vai fazer? — ela perguntou incrédula. Seus dedinhos apertavam o lençol que forrava a cama e os seus olhos estavam arregalados. — Papai? O que…
— Sua palavra de segurança? — Louis a interrompeu.
— Rosa. Minha palavra é rosa, p-papai…
Louis, então, se aproximou do corpo de Harry, e junto levou o isqueiro, que agora estava com a chama acesa.
Devagar, ele começou a passear com o isqueiro pela barriguinha de Harry, a deixando desconfortável e constrangida.
— Sabe, querida, existem dois fatos sobre punições que eu acho importante que você saiba quais são. — Louis comentou por alto, explorando o corpo de Harry com a chama ardente do isqueiro. Harry mal respirava, o olhando desolada. — O primeiro fato, é que, na maioria das vezes, punições não funcionam. Ela desconecta facilmente a pessoa que aplica da pessoa que recebe, causando um efeito reverso do que o esperado. — Louis encarou Harry nos olhos, a fazendo virar o rosto para desfazer o contato visual. Ela não estava gostando do rumo da conversa, não. — O segundo fato é que, infelizmente, ela é necessária em casos extremos. E bem, o seu caso, é extremo. — Louis fez um biquinho de falsa chateação quando parou a chama do isqueiro na cintura de Harry, a encostando na pele branquinha e intocável dela.
Nesse momento, Harry gritou de dor. Ela arqueou as costas e literalmente gritou.
— N-não, não! É d-demais, Lou. Está me q-queimando, papai! — Harry choramingou, mas, sua bocetinha vazava vergonhosamente. — Louis! Oh, por Deus, eu n-não quero!
Louis pressionou mais a chama do isqueiro contra a pele de Harry, a fazendo suar e revirar os olhos. — Veja bem; você destratou uma professora. Fez birra na hora de ir para a aula, e apareceu machucada na minha frente. Machucados que eu não me lembro de ter causado. — formou uma bolha enorme na cintura de Harry, e só assim, Louis desfez o contato da chama do fogo. Mas, apenas para colocar em outro lugar.
Agora estava em um dos cortes da coxa.
— Cacete! — Harry se contorceu, sentindo-se alheia. Talvez chapada. Ela jura nunca ter sentido tanta dor na vida. — Os m-machucados não foi culpa minha p-papai! O senhor sabe! — ela chorou, tremendo as pernas e respirando com dificuldade.
— Quer dizer, eu não sei bem. Acho que foram culpa sua, sim. Você sempre faz algo de errado. — Louis pressionou mais a chama do isqueiro no machucado da coxa, e ele abriu um pouco, derramando alguns pingos de sangue. — Eu entendo o seu pai, Harry. Deve ser deplorável ter que lidar com você.
— Não me d-diga isso! Oh, meu Deus, dói m-muito, Lou! Por f-favor, por favor, não me machuca d-desse jeito, merda…— Harry o encarou com os olhos quase fechados, seu corpo estava se entregando a dor imensurável que sentia, cedendo e querendo apagar. — Eu não c-consigo mais! Droga!
— Eu quero ouvir, querida. Quero ouvir com a sua voz chata o quão inútil e desinteressante você é. Me diga, meu amor, você adoeceu de saudades do papai? — ele sorriu como a porra de um psicopata. Suas pupilas estavam dilatadas e ele parecia fodidamente chapado. — Você não sente vergonha? Porra, você é nojenta. — Louis gargalhou. — O seu melzinho está escorrendo da calcinha, amor. Você está sujando o chão do papai.
— Louis, Louis! Eu v-vou desmaiar, oh… — ela fechou os olhos, arranhando o próprio rosto com as unhas delicadas. — Eu não q-quero mais! Pare com i-isso, por favor, papaizinho, por f-favor!
— Eu quero te escutar falando, porra! — Louis gritou, cuspindo no seu rosto e em seguida lhe dando um tapa ardido na bochecha. — Me obedece, putinha burra.
Estava doendo mais internamente do que fisicamente, e Harry estava angustiada. Mas, o seu buraquinho pulsava e doía, gritando por Louis o alargando com o pau grande e grosso. O único que adentrava lá. O único que a tinha.
O sangue da sua coxa escorria em abundância, e a situação estava precária. Assustadora, talvez.
— Você está me m-machucando, papai! A sua m-mocinha. — ela choramingou, perdendo completamente os sentidos. — Cristo…
— É só dizer, amor, e eu paro. As palavrinhas mágicas. — Louis a queimou mais, sorrindo de canto. Harry gritava. Harry estava suando. Ela se contorcia. Gemia e pedia por ajuda.
— Não m-me f-faz dizer isso… Dói, papaizinho, p-por favor. O senhor… Oh! — Harry revirou os olhos, e então, ela não sabia mais o que estava fazendo e como continuaria consciente se ele não parasse. Ela engoliu em seco e várias lágrimas caíram dos seus olhos, quando ela finalmente disse; — O meu p-pai me e-espanca porque eu não sou b-boa o suficiente. — Harry soluçou, degradando-se em pedaços do que um dia já fez parte dela.
— Oh, porra. Tão fodidamente devota. — Louis gemeu em excitação, encaixando-se no meio das pernas de Harry para simular estocadas. E ela gemia alto, a fricção estimulando o seu grelinho inchado. — Continue, querida. Adore o papai.
— Eu s-sou uma putinha d-desinteressante, dependente do meu papai… Oh, Lou! — gritou quando o homem simulou uma estocada forte, a fazendo revirar os olhos. — Eu preciso do meu papai. Eu o amo mais que tudo. O senhor me faz b-brilhar, papai! Eu só existo com o p-papai.
— Cacete. — Louis suspirou. O seu pau doía de tão duro. O isqueiro foi para um lado no chão, e Harry suspirou aliviada. Porém, Louis se afastou, e imediatamente, ela se jogou no chão, engatinhando até ele. Sua coxa doía e ela podia jurar que os seus sentidos foram embora. Mas, ela o agradaria. Iria demonstrar que se arrependia das suas atitudes de garota mimada. — Me coloque na boca, amor.
Harry desfez o aperto do cinto de Louis, e em seguida, abriu o botão da calça para depois, abrir o zíper da peça de roupa. Ela enfiou os dedinhos curiosos dentro da cueca do homem, liberando o pau grosso e rubro que ela tanto possuía fascínio.
— O s-senhor é tão incrível… — ela murmurou admirada.
Sem mais delongas, Harry encaixou a glande inchada e arroxeada do homem nos seus lábios pequenos com um pouco de dificuldade. Ela ficou chupetando ali, o acariciando com a língua e o mamando devagar, sugando todo o pré-gozo que vazava da ponta. Ela encarava Louis com os olhos chorosos e a porra da sua coxa pingava sangue enquanto tremia. Ela nunca sentiu tanta dor em toda sua vida, e ainda assim, estava tentando o agradar.
— Porra, Harry. — Louis gemeu com a visão, se empurrando para dentro do aperto da garganta quentinha e apertada. Louis não estava respeitando o tempo dela, logo, começou a lhe faltar ar. E ela se desesperou. — Shh, amor. Aqui, querida. — ele pegou uma das mãos de Harry e as levou para os próprios testículos, ambos os acariciando juntos. — Minha doce menina. Você me faz tão feliz, porra. — Louis gemeu em um sussurro, se enterrando cada vez mais na garganta fodida de Harry, a privando de ar. — Respira pelo nariz.
Harry apertou a coxa de Louis enquanto batia a ponta dos dedos dos pés no chão, alarmada em desespero. Uma quantidade absurda de saliva escorria da sua boca aberta a tempo demais, fazendo uma pequena poça abaixo de ambos. Ela o olhava em desespero enquanto sentia-se desfalecendo, seu corpo ficando mole e desacordado.
Louis estocava freneticamente contra a sua boca atrás do seu orgasmo. Uma das suas mãos estava nas suas bolas cheias e pesadas junto com a de Harry, e a outra, masturbava a si próprio por cima da camada fina de pele do pescoço de Harry. O seu volume aparecia no fundo da sua garganta toda vez que ele estocava, e porra, ele estava louco. Completamente insano.
Harry se engasgou bruscamente e revirou os olhos quando Louis puxou o cacete para fora apenas para ficar brincando com ele no rosto de Harry. Ele o batia na sua bochechinha quente e o tirava e o encaixava outra vez nos seus lábios macios.
Harry já parecia estar inconsciente, já que ela o olhava e chorava, claramente tentando pronunciar uma frase ou qualquer palavra boba que fosse, mas não conseguia e soltava apenas lamúrios pels boca, tossindo e fazendo ânsia. Ela estava engasgada.
— Pa-papi… D-dói. — choramingou, se contorcendo abaixo do corpo de Louis. Ela puxava o ar e parecia que ele não chegava, porra. Que sensação desesperadora. — Lou!
— Olhe para mim, Harry. — Louis mandou de forma autoritária, dando duas batidinhas na bochecha corada de Harry. E então, com o olhar caído, ela tentou manter as íris verdes abertas apenas pra ele, agarrando nas suas coxas. — Você precisa se concentrar, bebê. O papai está entrando na sua boquinha, e é a melhor sensação do mundo, querida. — Louis falava com a voz carregada de manipulação enquanto se encaixava dentro do espaço apertado dentro da boca de Harry novamente, e ela apenas tentava recebê-lo. — Oh, porra… Veja só você. — Louis gemeu em êxtase, jogando a cabeça para trás e mordendo os lábios. E então, ele voltou a ir fundo e voltar, como se toda a sua existência fosse resumida apenas nisso, e ele faria que valesse a pena.
Harry, por sua vez, nunca se esforçou tanto na vida para que algo desse certo. Entretanto, o ar começou a faltar nos seus pulmões e a sua garganta ardia como o inferno. Sua mandíbula doía e o abdômen gritava, sentindo-se pressionado.
E então, ela tentou avisá-lo, esmurrando com as mãos pequenas o seu joelho. Tentava murmurar algo com ele preenchendo a sua boca. Ele não a ouviu.
E então, quando os primeiros jatos de porra começaram a atingir o fundo da sua garganta, Harry simplesmente apagou. Suas costas bateram no chão frio, e ela havia desmaiado.
— Porra, porra, porra! — Louis gritou, masturbando todo o seu cumprimento. Ele gozava em cima do corpo desfalecido de Harry, e aquele era o maior ápice de prazer que já havia sentido. Harry estava acabada, e era exatamente isso que os seus olhos queriam ver.
A sua coxa ainda escorria sangue, junto com o seco que tinha ali. Havia saliva e fios de cabelo grudados por toda a parte no seu rosto. Suas mãos estavam vermelhas e os olhos ainda escorriam pequenas lágrimas. Sua bocetinha pingava, ultrapassando o tecido macio e fino da calcinha, deixando um pequeno fio do seu melzinho doce no chão.
E Louis não parava de gozar.
Mas, quando finalmente se acalmou, o homem ajeitou as roupas e a pegou no colo estilo ‘noiva’, a colocando deitadinha entre os lençóis macios. Harry murmurou algo, gemendo necessitada. Ela não parava de pingar.
Talvez, agora, estivesse dormindo.
Pensando nisso, Louis se despiu devagar, admirando a cena de Harry adormecida na sua cama, completamente suja de semen branquinho. Resquícios do prazer de Louis, e somente do seu.
Louis se deitou por cima dela novamente, ficando entre as pernas abertas de Harry, completamente nu. Seu pau doído pressionava a xotinha molhada de Harry, fazendo ambos estremecerem. Ele distribuía beijos carinhosos por todo o seu rostinho acabado, acariciando as cicatrizes que ele mesmo havia causado. Harry resmungava com um beicinho manhoso nos lábios. Bonita pra caralho.
Devagar, Louis desceu a alcinha fina do seu sutiã, raspando a ponta dos dedos na pele arrepiada de Harry. Sua visão era tão bonita. O mamilo rosado estava eriçado e gritava pela sua boca, o mordiscando e os puxando entre os seus dentes. O machucando e o maltratando da maneira mais sórdida possível.
— Querida. — Louis sussurrou com a voz melodiosa, colocando a língua para fora e deixando que um fio de saliva caísse diretamente no bico do peitinho de Harry. Ela gemeu necessitada, ainda adormecida. — Preciso que acorde, hm? — ele finalmente abocanhou o mamilo de Harry, o mordendo devagar e raspando seus dentes nele. Sua língua o acariciava e o prensava.
Com a ponta do outro dedo, Louis dava atenção ao outro biquinho rígido, o beliscando e o puxando, parecendo se divertir.
Harry gemia manhosinha, franzindo a testa e se contorcendo abaixo do corpo de Louis, como se fosse despertar a qualquer instante. Louis esfregava a sua ereção contra o tecido da calcinha de Harry, e ela o molhava cada vez mais.
— Papai… — ela chamou quando despertou, coçando os olhinhos. Louis a olhou de baixo e pareceu sorrir com os olhos, ainda a satisfazendo com a sua língua mamando o seu peitinho. — O s-senhor me p-perdoa? — ela pediu cuidadosa, e a sua mãozinha curiosa voou para o meio dos seus corpos, agarrando o cacete duro de Louis. Ela o pincelava na sua grutinha necessitada, chorando vergonhosamente. — Por f-favor?
Louis assoprou o bico do seu peito e se afastou. Seu queixo estava coberto de saliva e os lábios vermelhinhos. Estava extremamente bonito. — Você é tão doce. O papai a ama, amor.
Uma lágrima solitária escorreu pela bochechinha de Harry, e ela sorriu triste. Porém, sentiu verdade no que ele lhe disse. Pela primeira vez. — M-mesmo, papai? — ela perguntou com a voz quebrada e sensível. Sentia medo de ser rejeitada pela única pessoa que tanto amava. — O senhor me a-ama?
— Cada vez mais, querida. Eu te amo com a alma. — ele falava baixinho, afastando a calcinha de Harry para o lado devagar. Seus dedos brincaram um pouco pelos lábios grandes da bocetinha apertada dela, e Harry nunca deixaria de deixar Louis completamente boquiaberto com a forma que ela se molhava nos seus dedos. Ela era extremamente entregue.
Devagar, ele guiou a sua glande babada para a entradinha pequena e quente, encaixando-se dentro dela devagar.
Os dois gemeram em uníssono. A sensação de aconchego invadindo os dois, e eles matavam a saudade dos seus corpos, se esbaldando e embebedando-se um no outro com certo desespero.
A atmosfera era perfeita, e era apenas disso que eles precisavam. Seus suores e salivas se misturando. Os gemidos baixinhos e o barulho da cabeceira da cama batendo contra a parede. Os sons manhosos de Harry, e ela se alargando dolorosamente para obrigá-lo. Porra. Era apenas isso. Só existiam eles no mundo naquele momento.
— Me fale que vai voltar a ser boazinha para o papai, querida. — ele sussurrou, enterrando o pau dentro da xotinha cada vez mais, a alargando.
— Eu v-vou, Lou, eu prometo. me desculp… Oh, sim! — ela gemeu dolorida quando Louis finalmente a preencheu por completo. E então, ele começou a estocar devagar, sentindo as paredes internas de Harry com fascínio. — Eu te amo. Eu te amo, p-papai. — ela chorou
E então, Louis rasgou a calcinha de Harry numa facilidade absurda, a virando de costas. Harry gemeu quando o seu joelho machucado pressionou no colchão, mas, empinou o bumbum na direção de Louis, e ele se afundou nela outra vez com um barulho molhado.
— Sim, sim! Deus! — Harry gemeu extasiada quando Louis afundou a sua cabeça no colchão com uma das mãos. Seus peitos esbarravam no edredom macio, causando uma fricção gostosa.
— Você é tão incrível, porra. — Louis lhe deu um tapa ardido, quando cuspiu na entradinha do cuzinho apertado de Harry, pressionando a ponta do polegar no lugar quentinho. O buraquinho fechado sugava a ponta do seu dedo para dentro.
— Oh, papai! — ela revirou os olhos dentro das pálpebras, e Louis estava a machucando fortemente. O barulho das bolas cheias do homem batendo contra sua bunda preenchiam o quarto, e porra, era o melhor som do mundo. Ele estava suado acima de si, com o cabelo bagunçado e as bochechas rosadas, e ela pingava ao olhá-lo por cima do ombro. — Meu papaizinho. Só m-meu. Cacete! — Harry gritou quando Louis enfiou somente a pontinha do dedo no seu cuzinho, o alargando.
— Eu sou louco por você. — Louis sussurrou, estocando de forma bruta e necessitada. Desesperado. Ele precisava disso. Ela precisa disso. Ambos precisavam um do outro, e era literalmente a melhor sensação do mundo. — Porra, porra. — ele alarmou, quando a bocetinha de Harry tentou expulsá-lo de dentro dela, e então, ela começou a gozar no seu pau. — Tão fodidamente bonita. Minha princesa.
— Lou, Lou! — ela mordeu os lábios, o olhando por cima do ombro. — Papai! Eu v-vou… Merda! — Louis enfiou dois dedos no cuzinho de Harry, e gozou dentro da sua xotinha pulsante, a deixando cheinha de si e do seu prazer.
Nesse momento, Harry começou a tremer desenfreadamente e os seus joelhos cederam no colchão. Ela revirou os olhos e fechou a mão na bucetinha machucada em formato de concha. Com Louis ainda a preenchendo e estocando contra o seu pontinho, ela começou a esguichar.
Molhou o colchão, a si própria e também molhou completamente o abdômen de Louis, e os olhos azuis do homem brilhavam. Obsessão.
Obsessão. Vício. Fascínio.
Harry tremia feito louca. Seu corpo parecia que iria convulsionar a qualquer instante, e seus olhos encaravam Louis de forma amedrontada.
Louis saiu de dentro de Harry e deitou na cama, encostando as costas na cabeceira. Ele trouxe Harry para o seu peito, tentando a acalmar.
— Consegue me ouvir, querida? — Harry soltou lamúrias desconexas, mas encarou as pupilas dilatadas de Louis. — O papai está aqui, doce. Eu não vou sair daqui.
Harry o abraçou forte. Ela não conseguia formular frase alguma, mas o seu peito parecia explodir, e ela queria muito falar. Muito.
— Obrigada por ser tão boa. Você é a melhor do mundo, bebê. Me faz muito feliz. — Louis passou o indicador na pontinha acentuada do narizinho de Harry, e ela fungou tímida. — O papai vai cuidar de você, amor. Todos os dias.
Oh, ela voltou pra casa.
𖠁
A manhã seguinte, foi um dos dias que Louis teve certeza que a sua vida valia a pena. Harry acordou ao seu lado, babando exageradamente no seu travesseiro, e era a única coisa que ele queria ver pelo resto da vida.
E eles tomaram banho juntos. Louis decidiu a roupa que Harry iria usar para a aula, e arrumou os seus cachos perfeitamente, os deixando definidos e bem arrumadinhos. Ela estava linda e alegre. Irradiava a luz que morava no seu corpo, sorrindo para o céu aberto.
E bem, era disso que Louis precisava.
Entretanto, infelizmente, Louis também tinha outras obrigações na sua vida corrida. Era por isso que ele estava no seu escritório agora, trabalhando, e dando um jeito em algumas documentações referente a reuniões pendentes.
Seria um dia corrido para todos.
Louis ligou na recepção, e quando Bryan o atendeu, Louis mandou com uma voz autoritária;
“Ligue na sala de John e diga que o mandei vir aqui, por gentileza.”
“Sim, senhor Tomlinson.”
Com isso, Louis desligou a ligação. Sentia-se ansioso.
Louis levantou-se da sua cadeira e começou a andar pelo seu escritório, com as mãos enfiadas no bolso. A grande janela de vidro dava uma bela vista de toda a cidade de Londres, e ele amava aquele lugar. Ficaria horas e horas com os seus olhos azuis presos na paisagem à sua frente.
Porém, uma batida tímida na porta soou nos seus ouvidos, interrompendo-o.
— Pode entrar. — reclamou.
E lá estava ele. John estava dentro do seu escritório.
Com toda a sua glória de homem másculo e assustador, em um terno caro azul marinho e os nós dos dedos ensanguentados que tentava a todo custo esconder dos olhos de gavião de Louis.
— Louis. — cumprimentou. Mas, Louis o olhou por cima do ombro com os olhos cerrados. — Perdão, Senhor Tomlinson.
Louis deu uma risada de nariz, finalmente virando-se para frente. Com toda paciência do mundo, caminhou devagar e com passos decididos até John, e parou na sua frente, o analisando dos pés à cabeça.
Tirou um cigarro de maconha do bolso, e logo em seguida, puxou o isqueiro. O acendeu devagar e tragou a fumaça, soprando no rosto de John.
— Está com calor? — Louis perguntou, ainda o analisando atentamente. John apenas negou com a cabeça. — Está suando.
— Nervoso, apenas. — o homem respondeu, não se deixando intimidar.
— Entendi. — Louis virou de costas, caminhando até a sua mesa e se sentando na cadeira novamente. — Eu também estou bem nervoso, John. Bastante mesmo.
— É mesmo, Louis? — perguntou de maneira cínica.
Louis sorriu e afastou as pernas. Seria divertido. — Uhum. — afirmou, indicando com a cabeça para que John sentasse na cadeira à frente. — Como anda a minha menina, hm?
John ajeitou o paletó no corpo e limpou a garganta, sentando-se na cadeira na frente da mesa de Louis. — Ela… Bom, ela está ótima.
— Bom. Muito bom. — Louis girou na cadeira, parecendo despreocupado. A droga fazia efeito no seu corpo devagar, o deixando em êxtase. Chapado. — Para você, não pra mim. Até porque, é só por isso que você ainda está vivo, sim? — Louis perguntou de forma retórica, apontando para John com o baseado preso entre os dedos. — Para a segurança da minha menininha.
— Onde quer chegar, Louis? — John perguntou, querendo acabar com aquele assunto de uma vez por todas. — Preciso trabalhar.
— Você ainda não perguntou o motivo da minha irritação. — Louis questionou com uma falsa chateação. — Desde quando você é tão mal educado? — um biquinho cresceu nos seus lábios quando ele negou com a cabeça.
— Desculpe-me. — John abaixou a cabeça covardemente, e Louis quis rir da posição ridícula do homem. — O que o irrita tanto?
E então, Louis voltou a girar na sua cadeira acolchoada, fumando o seu baseado. — Imagine que você sabe de tudo, John. Que é a porra de um Deus. Que os seus olhos atentos estão em todo lugar e sabem de absolutamente tudo que acontece ao redor. — Louis fez uma longa pausa, virando-se para o homem à sua frente novamente. — Imaginou?
— Imaginei, senhor Tomlinson.
E com a resposta, Louis colocou os cotovelos em cima da mesa de vidro, encarando John fixamente. — Mas aí, John, acontece o inesperado. O papai idiota de alguém muito importante para você a maltrata, e por incrível que pareça, os seus olhos são incapazes de enxergar o que anda acontecendo.
— Louis.
— E aí, John… — Louis se levantou e rodeou a mesa, ficando atrás de John. Uma das suas mãos estavam enfiadas no bolso da calça social e a outra ainda segurava o cigarro de maconha. — E aí, você a encontra em uma estrada escura, em uma chuva infernal, às três horas da manhã. A mercê de todo mal da raça humana. Sozinha e desamparada. O motivo? O papai idiota dela queria se divertir um pouco. — Louis soprou uma última vez à fumaça do baseado, o apagando no cinzeiro em cima da sua mesa. — É por isso que fica dando socos na parede do meu prédio? Por ter deixado a minha menina sumir, e até agora não ter a encontrado? — Louis gargalhou. — Você é uma vergonha.
John enrijeceu.
— O que foi? Você queria descontar as suas frustrações em algo que é meu?
— Eu não fiz nada com ela. Harry está ótima.
Louis estalou a língua no céu da boca, fingindo estar pensativo. — É mesmo? Ela não me parece ótima.
— Sabe qual é a questão, Louis? — John se levantou de repente. — Você acha que-
— Shh. — Louis o interrompeu. — Você sabe qual é o diamante mais caro do mundo, John?
— Não sei, Louis. — o homem sorriu cínico.
— É o Williamson Pink Star. Ele é bem pequeno, e é rosa. O chamam de ‘diamante rosa’. Ele é pequeno, frágil e bonito. É absurdamente valioso. Parece alguém. — Louis enfiou as duas mãos no bolso. — Agora, eu vou te explicar a questão. Eu lhe entreguei o meu diamante rosa e mandei que você cuidasse dele e o protegesse com a porra da sua vida. — Louis se estressou, e uma veia cresceu no seu pescoço. — Você se lembra disso? — John abaixou a cabeça vergonhosamente, nao sabendo o que dizer. — Oh, claro que se lembra. Que merda eu te falei a cinco meses atrás?
John não respondeu.
E então, Louis puxou uma pistola do cós da calça e a pressionou na têmpora de John, o fazendo cambalear e segurar na mesa atrás de si. — Porra. Eu odeio repetir as minhas perguntas. — resmungou, estralando o pescoço. Louis engatilhou a arma. — Você quer que eu repita a pergunta, ou, você vai facilitar e apenas me responder?
— Disse que… Cacete. — John choramingou quando uma lágrima escorreu pela sua bochecha. — Que eu iria desejar não ter n-nascido se encostasse nela.
— Eu sou um homem de palavra, John. — Louis voltou a guardar a pistola no mesmo lugar. — Sabe o que vai te acontecer, hm? — perguntou de forma retórica. Sua postura era inabalável. — Eu irei te pendurar pelo pescoço em uma corda feita de aço, não muito apertada para que não morra asfixiado e dilacerar cada centímetro da sua pele. Vou arrancar a porra dos seus órgãos com as minhas próprias mãos e os colocarei diante de seus olhos, e aí, John, você vai sentir exatamente a dor que me causou a maltratando. — John prendeu a respiração, encarando Louis com ódio nas orbes. — Depois, eu vou cortar a sua garganta tão fundo que sua cabeça vai desgrudar do corpo. Não vai sobrar absolutamente nada de você. Marta vai ter que sair procurando por partes do seu corpo para um funeral decente. — Louis gargalhou, jogando a cabeça para trás. — Já imaginou?
— Você é louco, Louis. Completamente insano. — John limpou a lágrima que escorria da sua bochecha com as costas da mão. Sua expressão poderia ser assustadora. — Sabe o que te causa mais raiva? O fato de eu não ter te obedecido. De ter ido contra a porra das suas leis. — Louis empinou o nariz. — Você e eu sabemos que não se importa com Harry. A quem você quer enganar, Tomlinson? Você é incapaz de se importar com outra pessoa além de si mesmo. Está com saudade de usar o corpo daquela inútil, não é? De ter alguém tão devota a você e a tudo que você faz.
— Você não sabe que merda está falando. — Louis falou baixo com a respiração engatada.
— Oh, eu sei, sim. Me tortura, Louis. Faz exatamente o que disse. A dor que vou sentir não é maior do que a que eu sei que está sentindo agora por não amá-la da forma que ela merece. Você não vai conseguir ser melhor pra ela. Talvez, seja pior do que eu consegui ser. —
John chorou novamente, mas dessa vez, envergonhado. — Eu sei que dói, Louis. Sei porque eu estou tentando amar a minha filha desde que Anne foi embora. Você e eu sabemos que ela é uma garota incrível. É adorável. É inteligente e educada. Você sabe, não sabe?
Louis derramou uma lágrima fina. Agarrou o colarinho de John pressionou a pistola ainda mais na cabeça de John, deixando uma marca do cano. — Eu vou estourar a porra da sua cabeça!
— Sim, você sabe. — John sorriu de canto. — Estamos matando uma menina inocente. Somos pessoas horríveis, Tomlinson. Você e eu.
No momento que as palavras doídas pararam de sair da boca de John, Louis pode sentir perfeitamente o momento em que todas elas o atingiram como flechas. Todas elas com veneno nas pontas. E então, a dura realidade o atingiu rápido como a luz. A ficha foi caindo bem diante dos seus olhos.
E pela primeira vez, Louis queria ser cego.
Porra, ele sabia que John estava certo. Ele sempre, sempre soube. E essa parte doía no fundo da sua alma. Ele sentia que ela ardia como fogo, espalhando-se por todo o seu corpo e incendiando absolutamente tudo, sendo finalmente condenada por ser tão impura e maldosa.
Como ele poderia não se importar? Ser tão doente e cruel ao ponto de, simplesmente, não se importar? Como era possível não amá-la, cacete?
Harry é inexplicável. Ela parece ser de outro mundo. É tão pura e doce, tão, tão amável. Ela sorri e apenas ilumina tudo. Era impossível olhar para aquela garota e não a querer pelo resto da vida. Impossível para qualquer outra pessoa, para Louis, não.
Por mais que ele quisesse, por mais que todos quisessem, ele não a amava.
Essa merda doía.
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yo-soy-la-justicia · 5 months
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A falta de actualización apreciamos los paneles en dónde estos dos niños salen juntos 🧡 sus reacciones son tan parecidas jeje🤭 realmente necesito que intercambien algun tipo de diálogo, aunque verlos uno al lado del otro ya es algo
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moonlezn · 25 days
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fake texts; angst(y)
mark x leitora. esse aqui foi totalmente pra mim mesma, tenho um amigo que me lembra mt o mark e sempre tivemos uma amizade meio.. estranha. avisos! é uma coleção de conversas REAIS (alguém me aconselha pfv!) leitora tem piercing na boca! bônus de algo que escrevi há um tempo atrás baseado no mesmo amigo, são situações verdadeiras então podem rir de mim.
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bônus
Mark sabe que você gosta dele, e talvez tire um bocado de proveito disso. Em outras palavras, ele te enrola. Você já disse com todas as palavras que quer ficar com ele, letra por letra, mas o cafajeste finge que nunca soube disso.
Vira e mexe ele solta umas besteiras, te faz sentir especial, te olha de um jeito diferente, te trata igual princesa e… nada. Absolutamente nada acontece.
— Como você tá linda, nossa! — Ele exclama boquiaberto ao te ver após umas semanas de desencontros. — Tô apaixonado. Uau.
— Sério, amigo? Obrigada! — Você responde, frisando o vocativo. Está cansada do joguinho dele.
O mais alto vem te abraçar e você não resiste. Sua mão aperta tua cintura e você xinga mentalmente. Como ele sempre consegue?
Numa outra vez, o ciclo de amigos se dividiu em carros para facilitar a carona. Algumas pessoas esperavam em casa, precisariam buscá-las. Enquanto você estava no banheiro, os carros lotaram, deixando apenas o de Mark livre.
— Vem comigo, por favor? Tô sozinho. — O garoto diz com a janela do carona abaixada. Bate umas vezes no banco como um convite. Você, otária, vai.
Entra no automóvel meio a contragosto, põe o cinto e fica calada, esperando-o dar partida, o que não faz. Ao virar o rosto para questioná-lo, percebe que te encara.
— Vamos? — Você indaga, confusa com a falta de atitude dele.
— Você é tão bonita… — Sente a mão masculina envolver tua nuca e te puxar para perto, os rostos ficam colados. Ele fita teus lábios e morde os próprios, mas você só revira os olhos. Conhece bem o amigo, sabe que ele não vai fazer nada e só quer te confundir. Mas não pode negar, é muito atraente. O infeliz sabe que tem pegada.
Sem querer se entregar à toa, você ri sem jeito, se afastando. Ao mesmo tempo que queria muito ter sido beijada, a raiva te incomoda com pequenas ardências no estômago.
— Pessoal tá mandando mensagem aqui já. — Você lê o grupo de amigos e, obviamente, Chenle já sacaneia a ausência dos dois. Ele conhece bem a situação em que está, mas coloca bastante pilha pra deixar Mark atento, ele não pode brincar com você assim.
Chenle: porra, mark. vem pegar a gente ou vai ficar se pegando aí no carro?
Mark ri ao ler a mensagem, digita rapidamente uma resposta antes de ligar o carro e partir.
Mark: preferia continuar aqui né… mas já que tu é empata foda
Chenle: nem você acredita nisso, seu cuzão
Chenle: anda logo caralho
Certo dia, conversavam sobre assuntos da vida jovem-adulta, comparavam opiniões profundas sobre decisões, maturidade, processos dolorosos. Vendo que era uma conversa amigável, você relaxa e o diálogo continua fervoroso até que um silêncio confortável recai sobre os dois. Sente-se aliviada por perceber que estavam sendo só amigos, o que prefere mil vezes do que ser enrolada.
— Você é apaixonante, sabia? — Mark diz, atraindo a tua atenção ao quebrar a quietude anterior. — Dá pra conversar sobre tudo com você, e você é madura, além de linda… — Ele suspira, procurando uma reação tua. — Apaixonante.
Puta que pariu. Ele quer que você fique maluca, não é possível. Estavam indo bem, mas ele teve de abrir essa boca.
Você apenas agradece, porque teus amigos voltam da rua fazendo algazarra. Logo vai ajudar Chenle e Haechan com as compras, desejando ferozmente sair de perto de Mark.
— Nossa, tu tá ainda mais gostosa hoje do que ontem, hein? — Lele diz, implicando contigo, como sempre. — Tu não quer ir ali no Palazzo comigo não?
— Eu lá sou mulher de Palazzo? — Você responde, entrando na brincadeira. — Mas se você quiser me levar pra um lugar mais caro, eu não respondo por mim… — Chega perto do chinês, fingindo ser uma sedutora infalível.
— Tchau, galera. Até mais tarde! — Ele pega na tua mão, fazendo como se fosse embora de verdade, para irem resolver o problema.
— Para de dar em cima da minha mulher, seu otário. — Mark exclama, crente que estava sendo engraçado. Chenle apenas o olha com desgosto.
— Vai tomar no cu. Só fala. Tua é o caralho. — Te defende enquanto você foca em encher os copos de refrigerante que faltavam.
Assim, tua frustração foi crescendo. Resolveu confrontá-lo, quando não aguentou mais. Estavam numa festa de aniversário, e acabaram ficando na mesa sozinhos enquanto os outros pegavam mais comida.
— E, aí? Como você tá? Tava com saudade. — Ele inicia uma conversa, se aproximando de você. Aproveita o momento e brinca com teus dedos, os polegares circulavam as costas da tua mão.
— Tudo bem… Trabalhando muito, como sempre.
— É? — Ele sorri malandro, se fazendo de interessado, encarando cada parte do teu rosto. Não dá mais.
— Por que você faz isso? — Você indaga, separando as mãos, fixando teu olhar no dele. Não soa agressiva, mas demonstra o cansaço.
— E-eu…
— Mark, eu quero tanto ser sua amiga. Gosto tanto de você.
— Eu também, é que… — Falha ao tentar se explicar. Os olhos perdem a confiança, focando em tudo menos em ti.
— Me trata como amiga, só como amiga. Sem joguinho, pode ser? — Você inicia um carinho desta vez, mas não tinha nada além de amizade. Queria apenas que ele se sentisse confortável com as cartas abertas. — Eu quero te conhecer de verdade, não precisa de nada… — Ele te observa com olhar doce.
— Tudo bem, me desculpa. Eu sou… complicado. — Ele ri, admitindo. Até a voz parece outra, sem a máscara de galanteador.
— Eu percebi. — Vocês se olham, segurando outra risada. — Mas tô aqui pra ser sua amiga, o que você acha?
— Amigos, então. Mas vai ter que ter paciência comigo.
E você tem de sobra, porque vê que, por um tempo, ele realmente faz esforço para que vocês se conheçam e compartilhem além do superficial.
Nunca imaginou que teria coragem de pressioná-lo a fim de tirar essa pedra do caminho, porém foi o que fez desaparecer a tensão de antes. Você superou Mark, finalmente.
Não continuaram tão próximos quanto nos primeiros meses, mas vê-lo não era mais uma tortura. E só por isso, pôde ser um pouco mais feliz.
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1dpreferencesbr · 2 months
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Imagine com Niall Horan
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Finally Home
N/a: Nem só de putaria vive a autora KKKKKKKKKK enfim, esse imagine ficou muuuuito curtinho, mas está tão gostosinho que eu resolvi trazer mesmo assim. Espero que gostem ❤️
Diálogo: Você pode me soltar agora / Desculpa.
Situação: !Namorado! x Niall Horan x !Namorada! x leitora.
Finalmente. 
Foi essa a primeira palavra que pensei quando a assessoria de Niall divulgou a nota de agradecimento pela turnê. 
Depois de longos oito meses, teria Niall ao meu alcance novamente. 
Por mais que nos falássemos todos os dias por ligações e diversas mensagens, não era a mesma coisa. Eu sentia a falta do contato. De poder sentir a textura da sua pele, o cheiro do cabelo, os dedos calejados pelo violão fazendo carinho.
Sentia falta dele. 
Como havíamos combinado, peguei algumas mudas de roupa e fui para o seu apartamento. Tinha a chave reserva desde que saíra mundo afora, principalmente para manter o apartamento em ordem e lhe enviar algumas coisas que havia esquecido. 
Passei no mercado, comprando um monte de besteiras. Depositei os salgadinhos em potes e coloquei uma garrafa de vinho na geladeira. 
A gerente de Niall me avisou que logo ele chegaria, então preparei um banho relaxante para ele. Enchendo a banheira e colocando os sais de banhos que sabia que ele gostava. Acendi uma vela de lavanda e fechei a porta do banheiro, para que tudo se mantivesse quentinho. 
Não conseguia ficar parada, caminhando praticamente em círculos pelo tapete até ouvir a porta ser destrancada. 
Corri em direção ao Hall, pulando em cima dele antes mesmo que soltasse a mala de mão. 
— Oi, meu amor. — Murmurou com dificuldade pelo meu aperto. 
Distribuí um monte de beijos por todo seu rosto e pescoço, matando apenas um pouquinho da saudade que me assolava há tantos meses. Niall soltou uma risada rouca, fazendo o seu melhor para retribuir o meu carinho, o que resultou em muitos beijos desajeitados e alguns esbarrões de narizes. 
— Eu também senti a sua falta. — Ele disse, finalmente soltando a mala e me apertando em seus braços, me erguendo por um momento. — Você pode me soltar agora. 
— Desculpa. — Sorri constrangida, me desprendendo dele. Niall devia estar exausto. A rotina de shows e viagens era pesada. 
— Uau, o que é tudo isso? — Perguntou olhando para a mesa de centro, onde estavam as guloseimas. 
— Pensei em passarmos um tempinho juntos. — Confessei. — Mas se você quiser descansar, eu entendo. Posso voltar amanhã e… — Niall revirou os olhos e me calou com um selinho. 
— Não fale besteira, tudo que eu quero agora é relaxar e ficar com a minha linda namorada. — Me dirigiu um sorriso aberto, com os dentes retinhos. O que fez um arrepio subir pela minha barriga. 
— Eu preparei um banho pra você. — Falei, puxando-o pelo braço em direção ao seu quarto. 
— Estou me sentindo mimado. — Debochou. — Eu gosto disso. — Deixou um beijinho na parte de trás da minha cabeça. 
— Então, você relaxa e eu vou para a sala escolher algo para assistirmos, okay? 
— Não vai entrar comigo? — Questionou, fazendo um beicinho. 
— Hoje não, amor. — Beijei seu lábio inferior. — Eu quero que você descanse, e se entrarmos juntos nessa banheira, nenhum de nós vai descansar hoje. 
Mais uma vez Niall riu, e maneou a cabeça. Ele devia realmente estar cansado, já que não insistiu em sua proposta. 
Mas eu não me importei. Teríamos tempo o suficiente para fazer amor quantas vezes quiséssemos durante suas férias, e agora eu queria apenas deleitar de sua presença. 
Voltei para a sala, escolhendo uma das muitas séries que começamos juntos de forma remota, feliz por finalmente poder assistí-la ao seu lado.
Abri a garrafa de vinho e coloquei em um pequeno balde de gelo.
Como a casa inteira tinha aquecimento, o chão também era quentinho. Então peguei o colchão do quarto de hóspedes e o estendi em frente ao sofá. Peguei também alguns travesseiros e um edredom confortável. Baixei as luzes, deixando o ambiente mais convidativo e me sentei para esperá-lo enquanto via qualquer besteira em meu celular. 
— Você pensou em tudo mesmo, hum? — Disse depois de um longo tempo. 
Niall agora vestia um conjunto confortável de pijamas, seus cabelos ainda estavam úmidos e o cheiro de sua colônia se misturava ao do banho. Ele se aconchegou ao meu lado e eu servi duas taças de vinho. 
Batemos as taças uma na outra, brindando silenciosamente a sua volta.
Passamos horas assim. Rindo, comendo e bebendo. 
Vez ou outra, Niall fazia uma piada sobre o que se passava na série e eu simplesmente não conseguia conter meu sorriso. 
Estava finalmente completa, finalmente me sentia em casa.
Niall era a minha casa. 
Quando o sono começou a bater em ambos, coloquei uma música baixinha na televisão e nos deitamos no colchão, de frente um para o outro. 
Niall estava com os olhos fechados, um sorriso preguiçoso nos lábios. Ele tirou uma das mãos quentinhas de debaixo do edredon, fazendo um carinho gostoso em minha bochecha. 
— Senti muito a sua falta, meu amor. — Sussurrou. 
— Eu também, muito mesmo. — Niall arrastou o corpo um pouco mais para a frente, beijando minha testa antes de colar a sua na minha, esfregando a pontinha do nariz no meu. 
— Amo você. 
— Amo você, Niall. Obrigado por voltar para casa. — Por um momento ele abriu os olhos, me encarando com o seu próprio mar azul. 
— Obrigado por ser a minha casa. 
Eu sorri, e me aconcheguei mais a ele. 
Estávamos completos. 
Estávamos em casa. 
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mechamedealeisharoiz · 11 months
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O primeiro coração partido...
Já fez 1 ano desde que a gente se conheceu, e que a gente se aproximou, aí rolou o primeiro beijo, o primeiro date.. Depois a gente resolveu se "arriscar", lembra? Nos permitimos, nos conhecemos, e conheci, alguém incrível. Coração grande, meigo, meio sem jeito, tímido, mas cheio de amor. De início, eu não entendia o que eu queria viver, tudo parecia tão perfeito que chegava a ser incerto. E cheios de devaneios e divergências, me vi a gente se afastando pela primeira vez. Mas não literalmente, pois continuei te vendo em meu convívio, todos os dias, ou melhor, todas as noites, olhares duvidosos, meias palavras. Aconteceu tanta coisa, né? E movidos pelo medo e pelas inseguranças, chegamos no primeiro machucado. Vc me machucou, e doeu. Me lembro de sentir o arranque assim, na minha pele. Minha opinião sobre você havia mudado, eu não dava mais aquele sorriso de lado onde pensava ainda haver esperanças, eu era apenas tristeza, e dor. Chorei todos os dias até tomar coragem de lhe dizer o que estava preso em mim, e assim o fiz. Lembro de você me ignorar nos primeiros minutos, doeu mais. E então, você se tocou que era sério, mesmo tendo me enfrentado de início, e aí eu desabei, mostrei o meu lado mais vulnerável possível, não dava mais pra me fazer de forte. E assim, foram todos os dias posteriores. Angústia, raiva, ódio, eu era movida somente a sentimentos negativos. Chorava em toda pós-aula, me sentia burra e inútil. Eu era um lixo, como se os nossos momentos não haviam significado nada. Foi o primeiro coração partido, mas tinha de LIDAR com isso. E, tentei cuidar de mim. E adivinha o que aconteceu? Você apareceu de novo. Ah! Já havia se passado alguns meses, e eu me senti numa rua sem saída, onde a única era encarar os meus sentimentos por vc. Eu não sei exatamente se era o fato de te ver todos os dias, ou o beijar outras bocas só por beijar, ou a atração gigantesca que eu sentia em um simples olhar. Mas eu queria entender, tive sede, e eu precisava saber o que poderíamos ter sido, se tivéssemos sido esse algo.. Mas enfim, abri as portas pra você se aconchegar, afinal, não via problema em uma segunda chance, se no caso, ela desse muito certo.. E o que você deve estar pensando? Tá pensando em mim? Ainda pensa em mim? E sinceramente, eu não aguentava não ter respostas para essas perguntas. E, decidi deixar todos os meus receios de lado, pra te entender. E talvez, esse tenha sido o meu maior erro, te entender antes de tentar ME entender. Nós dois somos doidos, insanos, né? Pra dar certo, só muito esforço, de ambas as partes. Mas o depois dessa minha decisão foi delicioso, foi no halloween, lembra? E depois disso, não nos desgrudamos mais, eram mensagens todos os dias, abraços todas as noites e muito amor todos os fins de semana. Até chegarmos num diálogo confortável o suficiente pra até trocarmos alianças hahahaha eu até riu quando me lembro disso hoje, "alianças". Realmente esquecemos todos as falhas que tivemos pra oficializarmos um rótulo em tipo, 1 mês de reaproximação. Porra! É impossível duas pessoas intensas se relacionarem, né? Aprendi isso com vc. Quando na verdade, a gente só deveria ter trabalhado nos nossos erros, pra não se repetirem, e bom... Se repetiram. Eu não tiro a minha culpa também, sei o quanto sou imperfeita, e o quanto falhei em atitudes, em falta delas e em palavras erradas. Poxa.. Lembro que estávamos felizes, tantos planos, compras e objetivos em conjunto, viagens e mimos, e de repente... A explosão. Novos arrependimentos, feridas e dores. Me lembro de brigarmos uma sexta-feira inteira, e me desesperei tanto que mais uma vez, desabei. Há muita coisa aqui do qual eu não me orgulho, claro. E eu me envergonho de muitas ditas em vão. Mas claro que ainda penso em nós. E escrevo isso aqui, pois eu adoraria que houvesse um final feliz, mesmo não tendo. Então, eu fantasio. Já faz uns 6 meses, né? Eu gosto de pensar que hoje você tá bem, curando as suas feridas, ou só fantasiando o meu bem. Foram aprendizados e lições, e mesmo não significando nada pra vc, saiba que eu te amei muito e hoje eu amo te odiar.
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cartasparaviolet · 8 months
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Eu esquecia quem eu era e em um café à dois pude lembrar-me da sensação de ser eu mesma. Queria manter aquele instante para sempre, portanto fotografei mentalmente para jamais esquecer. Você sabe, minha memória não é das melhores, mas procuro guardar no álbum da vida de minhas recordações aquelas mais significativas. Eu me sentia confortável, plenamente capaz de rir e contar sem receios as histórias regadas de emoções e segredos que a outros permaneceram trancadas a sete chaves. Prazeres, sonhos, gostos, tudo estava às claras, exposto. Tudo havia sido deixado para trás naquela mesinha de madeira de uma cafeteria qualquer. Meus olhos sentiam falta de contemplar uma presença amorosa que com gestos tranquilos deixava-me confiante para fluir sem amarras e travas em um diálogo profundo que não se transformassem em monólogos entediantes. Aquele café mocha quente contrastava com a frieza inicial que eu outrora acostumada fui vendo aos poucos derreter e dar espaço ao ser caloroso que existia cá dentro adormecido pelo tempo. Ali, numa tarde de outono, eu liberava as velhas folhas dessa árvore em renascimento e abria-me ao novo, a vida, ao recomeço. Eu confiei no universo e ele, mesmo sem meu conhecimento, nunca me decepcionou.
@cartasparaviolet
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esuemmanuel · 6 months
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¿Por qué hablo tanto de libertad? Porque es la que más nos falta, además de que es muy fácil malinterpretar su significado. La libertad es un derecho individual, así como también una obligación con su respectiva responsabilidad. Es parte del amor propio y del respeto hacia los demás. Libertad no es pisotear al otro, sino entablar un diálogo sin caer en la ofensa. Es abrir la mente a la sana discusión y buscar la mejora sin caer en la conflagración. Libertad es ser tú y ser yo sin olvidar que somos humanos, que tenemos sentimientos y podemos dolernos si nos extralimitamos al creer que, por ser libres, dejamos de ser hermanos. Recuerda, tu libertad termina en donde comienza la mía.
Why do I talk so much about freedom? Because it is the one we lack the most, besides the fact that it is very easy to misunderstand its meaning. Freedom is an individual right, as well as an obligation with its respective responsibility. It is part of self-respect and respect for others. Freedom is not to trample on others, but to engage in dialogue without offending them. It is opening one's mind to healthy discussion and seeking improvement without falling into conflagration. Freedom is to be you and to be me without forgetting that we are human, that we have feelings and that we can hurt ourselves if we overreach ourselves by believing that, because we are free, we cease to be brothers and sisters. Remember, your freedom ends where mine begins.
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