Tumgik
#solo dios sabe como pude responder
maryfortune · 7 months
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Catalina /Fortunato
Buenas, aquí rápida y rauda dejo mas escritos. Este fue muy divertido. Siempre me han hecho gracia los genderbends. Sobre todo el saber que modificar pero mantener la esencia del personaje.
Aunque me ha costado saber cuando cortar la escena. Ya que si no me corto te hago todo una novela. Pero bueno os dejo empezar antes de que me maten.
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Estaba saliendo de un evento al que había sido invitado. Lo malo es que se me hizo demasiado tarde.
-Mierda.-Iba con una maleta donde estaba mi cosplay de "Fay D. Flourite" y las cosas que había comprado en el salón.
Evidentemente antes de salir fui al baño a quitarme el disfraz, para poder ir tranquilamente como Fortunato.
Mi cabello ondulado lila, suelto menos el flequillo de un lado, que estaba trenzado. Como siempre iba bien afeitado. mis ojos dorados que destacaban con la ausencia de iluminación, ahora sin el maquillaje se veía mi tez blanca llena de pecas.
Lo bueno de este cosplay es que ser alto, pero delgado me había dado puntos.
Al salir solo quería ropa cómoda. Por eso me había preparado mi camisa estilo pirata crema, que no tapaba al completo mis brazos vendados, chaleco a juego con la camisa, unos pantalones cuero morado oscuro, unas botas y mi inseparable sombrero de pico.
Al menos esta vez fui previsor en ese sentido. No podía decir lo mismo de mi trasporte a casa. Había perdido el ultimo tren.
Suspire hastiado mientras veía el vaho de mis labios salir. Al menos si no llevaba cosplay y no hablaba, nadie de ahí dentro me reconocía.
Me encantaba mi trabajo, pero era agotador cuando entraban con peticiones en bucle. Era difícil mantener la sonrisa agradable y servicial cuando entraban en modo intenso.
Pero ahora debía centrarme en mi problema principal. Estaba consultado mis opciones de vuelta a casa en el móvil, cuando este empezó a sonar.
Era una llamada de Cata. Me sorprendió ya que mire la hora y efectivamente ella debía estar trabajando.
-¿Si?-No pude evitar que se me curvaran los labios al contestar.
-¿Como estas Dulzura?-Tarde un poco en responder.-¿Me oyes?
-Si si si pero ¿Quieres una verdad o una mentira?-Digo con una risa nerviosa.
-Siempre verdad pero ¿Qué ocurre? ¿Te ocurrió algo?-Ella me pregunto claramente preocupada.
-Bueno, me estaba preguntando si seria tan malo por una noche hacer el mendigo en la estación. ¿Tu que opinas?-Intente bromear para rebajar la tensión. Pero el silencio de mi compañera me dio a entender que no funciono.-¿Estoy bien? Simplemente salí tarde y ya se fue mi ultimo tren. Creo que tendré que ir a pie.-Me froto el cuello y suspiro.-Debí estar mas pendiente de la hora. Soy un desastre.
-¿Quieres que vaya a por ti?-Cata me pregunto con voz comprensiva.
-Me alaga la posibilidad de que vengas en tu corcel negro a mi rescate, pero se que estas trabajando. -Intento resistir a pedirle ayuda. Se que ella si se lo pidiera vendría a por mi. Pero estaba ocupada y nunca me aprovecharía de su buena voluntad.
-Te llevaría a comer.-Ella dejo caer de forma tentadora, imaginándomela con esa sonrisa divertida. Escuche mi cuerpo traidor rugir con la posibilidad de comer.
-mmm ¿Sabes que es difícil ser un caballero amable contigo, cuando me provocas de esta forma Gatita? -Gruñí, claramente sabia que decirme para ceder. Escuche una risa femenina tras el auricular.
-Me lo tomare como un si, así que busca donde sentarte que seguramente en 20 minutos llegue a ti.
Me colgó sin darme oportunidad a responder. Al final ni le había podido dar la dirección. Puede que cuando le comente que iba al evento se lo hubiera dicho.
Aunque juraría que no mencione la dirección. Bueno es igual, a malas si no lo supiera ella tiene mi teléfono.
Al fin simplemente fui a las escaleras del edificio del evento con mis pies adoloridos. Como ella dijo no tarde en escuchar la moto frenar y verla llegar quitarse el casco.
Dejando ver su cabello purpura caer por su espalda, el rapado de un lado, esas cicatrices que adornaban su piel junto al lunar de su ojo.
La sonrisa emocionada que resaltaba rasgos como su pirsin de la ceja, sus ojos azules que me miraban con adoración y la sonrisa automática cuando me vio no dudando en aparcar la moto.
Ella iba con su chaqueta vaquera abrochada, unos pantalones marrones y unos guantes que cubrían las cicatrices de sus manos. Me levante arrastrando mi maleta con pena.
-Siento haberte hecho venir hasta aquí.-Dije apenado de haberla hecho dar tanta vuelta para recogerme.
-No te preocupes, no estaba lejos de la convención además siempre es un gusto llevarte.
Dice mientras con facilidad sujeta a la moto en la parte de atrás mi maleta. No esperando cuando lo deja el equipaje asegurado y se gira para darme un abrazo con los tonificados brazos.
Suspire sintiendo mi cuerpo relajarse. Era como ser abrazado a una roca térmica. No hacia mucho frio pero era agradable.
-Mmm si me sigues abrazando creo que me dormiré.- Me separo del abrazo para notar una fragancia que me cautivo. Y no era mi motorista.-¿Que es eso que huele tan bien?
-Te conozco lo suficiente para saber que debes estar hambriento así que pare un momento para pedir nuestra cena e ir directos a casa a descansar.
Fue escuchar eso y oler la pizza de mi restaurante favorito y no pude evitar el impulso de tirar de su chaqueta para inclinar la y llenarla de besos por todo el rostro.
Viendo a Cata como de un momento a otro se ponía como un tomate con una sonrisa tímida pero feliz.
-Aishiteru Catarina, no se que hice para tenerte. Eres la esposa de mis sueños.-Digo emocionado. Claramente mi reacción no la esperaba y menos mis palabras. Dejando a mi compañera muda. Yo al darme cuenta de que dije me veo sonrojarme y calarme el ala del sombrero para esconder mi vergüenza. Regulo para intentar sonar mas tranquilo de lo que me sentía.-Perdona, me pase.
Cata me sonrió feliz. Subí tímido a la moto desde atrás y la abrazara.
-Sera mejor que nos vayamos antes de que beses al primero que se te cruce.
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Lo se es un final abrupto pero es que me pasaba de largo. Se que hay gente que no lleva bien las biblias. Aunque seguramente algún día lo intente seguir. Aunque también digo quise hacer a los dos personajes genderbend. Pero sinceramente Fortune Cato o Cata, no le es impedimento mientras sea este.
Espero que os divirtierais leyendo y nos vemos en otro escrito bye
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liarist · 10 months
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Comedy
Capítulo 2: The new work Sin advertencias
Me recosté boca abajo y miré mi teléfono, Cleo estaba escribiéndome, me mandó más imágenes de Hannah y me contó sus teorías. Luego Thomas volvió a escribirme, no se veía una persona muy conversadora, o por lo menos no de los que inician conversaciones. Me dio detalles de cuando el hacker, Jake, contactó con ellos. Me reenvió el audio que les había mandado él, no pude evitar levantarme e ir donde estaba Jake
—¿No se te ocurrió usar un sintetizador más turbio que ese? —le dije
—¿Disculpa?
—Les mandaste a los pobres un audio con voz de ultratumba, de seguro eso les dejó pesadillas —comenté
—Ah, te lo han dicho
—Thomas me envío el audio —expliqué
—Tiene una razón de ser, lo juro —dijo él —. Si fuera de otra forma podrían limpiar el audio con facilidad y reconocer mi voz
—Ya entiendo, eso explica mucho
—¿Te crees capaz de analizar la nube de Hannah? —preguntó Jake
—El hacker aquí no soy yo —dije
—Te daré acceso a su nube, es simplemente buscar algo que nos pueda servir mientras yo monitoreo lo demás.
—Bueno, si me das el acceso puedo hacerlo —accedí
—Perfecto, en tu teléfono debería aparecer ahora la nueva función
 Mi teléfono empieza a sonar, era Dylan
—Tengo un trabajo para ti —dijo D —. Más bien una lista con propuestas de trabajos, los he filtrado según tu interés.
—Por esa razón te adoro, D, pero lamento decirte que no estoy aceptando trabajos hasta nuevo aviso —le respondo —. El último trabajo me dejó un poco complicada, por lo que estoy tratando de mantener un perfil bajo, cuando esté de nuevo en circulación te notificaré.
—¿Está todo en orden, R? ¿Necesitas ayuda con algo? —preguntó D
—No te preocupes, no es nada grave, es solo que fue muy vistoso el último encargo, por lo que me tuve que mover mucho. Aprovecharé este tiempo para relajarme y tomar unas vacaciones.
—Pues te lo mereces, avísame si necesitas algo, sé que tienes tus contactos en casos de requerir algo, pero no solo soy tu socio, soy tu amigo y estoy aquí para ti —dijo él
—Gracias, D —finalicé la llamada
Envié un par de mensajes extras a unas personas y volví a centrarme a lo demás.
Revisé la nube de Hannah hasta que di con una foto, me acerqué a Jake y se la mostré.
—Mira, encontré esto —le dije extendiéndole mi teléfono, él toma y empieza a revisar la fotografía
—¿La encontraste en la nube de Hannah? —preguntó Jake
—No, estaba junto a mis fotos semidesnudas —contesté —. Claramente, la encontré en la nube de Hannah
—No tienes fotos semidesnudas en tu móvil —afirma a lo que abro la boca con indignación
—¿Así que ya exploraste mi galería de fotos? —él abre y cierra la boca repetidas veces mientras niega con la cabeza
—No vi nada, es que… supuse… bueno… —Lo veo tomar aire para luego soltarlo lentamente. —. Lo que quiero decir es que no creo que seas una persona que guarde ese tipo de fotos en una galería del móvil, pareces ser más astuta y aprensiva con ese tipo de cosas, más sabiendo el escaso listado de contactos que tiene y lo cuidadosa que eres con tu apariencia para que no te descubran.
—¿Aparte de hacker eres psicólogo? —pregunté —. Cualquiera diría que me conoces de toda la vida y tampoco es que sea un libro abierto.
—¿Quieres que sea tu psicólogo? —alza una ceja
—Si te van ese tipo de juego de roles, yo me apunto —se sonroja completamente y centra su mirada en la pantalla del ordenador —. Creo que tengo un nuevo pasatiempo.
—¿Ah sí?
—Sí, he descubierto que me encanta hacer que te pongas nervioso y rojo.
—¿Sabes que es peligroso?
—¿Qué quieres decir? —pregunté
—Relacionarte conmigo es peligroso, te recuerdo que me persigue el gobierno —responde
—Mi mundo igual es peligroso y he estado sola mucho tiempo, solo me permito estar cerca de mis contactos y ni siquiera es que pueda estar cerca de ellos como tal. No me molestaría tener un compañero para escapar del mundo —le sonreí 
Salí del lugar para ir por cosas para comer, al volver nos serví la cena a Jake y a mí, y mientras comía me puse a ver los mensajes
Thomas: Ey, ¿molesto?
Rebekah: No ¿Qué hay?
Thomas: Estaba pensando. Que ahora ya perteneces al grupillo. Y pensé que te dará algunas fotos más de Hannah Quiero que la conozcas. Todo lo que sea posible bajo las circunstancias actuales. Cuando pensé ante en ello, sonaba igual de idiota que ahora…
La forma de escribir de Thomas me daba a entender lo nervioso que estaba, de seguro toda esta situación debe de tenerle mal
Rebekah: Pásame las fotos
Thomas: Ahora ya me arrepiento. Que te lo haya ofrecido Estaba pensando. A lo mejor te ayuda a recordar. La imagen que viste de Hannah realmente no era la mejor. Y aparte de eso, tengo tu número de ella. Hay mucha gente que no se acuerda de los nombres
Rebekah: Sí. A mí me pasa
Thomas: Con más razón te las tengo que pasar Así que Te las subo a mi perfil
Fui a su perfil y vi las fotos, en definitiva, era la misma Hannah que había conocido en el bosque
—Jake ¿debería decir que vi a Hannah en el bosque? ¿O me lo guardo? —le pregunté
—Igual lo mejor es no decir nada aún, no queremos que sospechen de ti cuando eres inocente, sería una pérdida de tiempo —asentí ante sus palabras.
Seguí viendo mi teléfono y encontré una foto que me llamó la atención 
—Encontré otra foto, te la mando por mensaje —le dije
—Bien, terminando aquí la veo
Otro mensaje llega
Jessy: Hola Rebekah Soy Jessy
Rebekah: Es un placer, Jessy
Jessy: Pensaba que pensabas mal de mí porque me fui del chat. Necesitaba reflexionar, sabes Es una situación muy rara. Pero ahora he cambiado de opinión y quiero conocerte
Rebekah: ¿Puedo preguntar por qué has cambiado de opinión?
Jessy: Pienso que es porque ya perteneces de alguna forma a nuestro grupillo Curiosidad Sí, así se podría definir Justo tengo un poco de tiempo libre para chatear Pero te aviso: estoy en el curro Y si llega Richy tengo que colgar
Rebekah: ¿Hablamos del Richy de antes?
Jessy: Sí, Es mi jefe Lleva el taller de sus padres, se llama “Rogers Garage” Bueno, todo el mundo lo llama “el cementerio de coches” Mi ocupo de la “oficina” (el teléfono, los emails, las facturas…) Todo lo que no sabe hacer Richy
Eso último me hizo reír, Jessy me parecía agradable
Rebekah: El trabajo ideal
Jessy: ¿Tú crees? A mí me parece aburrido Es que ahora no tengo nada que hacer Pero mejor que Richy ni me vea con el móvil
Rebekah: Puedes estar tranquila, que no le diré nada
Jessy: Bueno, ahora sabes más cosas de mí. Te toca
Rebekah: mmm ¿Por dónde debería empezar? ¿Te hago una lista como el típico video de “50 cosas sobre mí”?
Jessy: ¡Sería genial! Así después te digo cosas iguales del mismo ámbito
Rebekah: Venga, voy. Me gusta el invierno, no tolero mucho el calor, me suelo marear, por lo que en verano lo paso muy mal. He viajado mucho y soy de Chile
Jessy: Yo soy más de verano y también me encanta viajar, primero estuve en Paris Ay… Richy está en camino Me tengo que ir.
Empecé a leer una conversación entre Cleo y Thomas, fruncí el ceño y le hablé a Jake
—¿Me vi muy impaciente cuando le pregunté a Thomas sobre si podía mandarme las fotos de Hannah, cuando fue él quien se ofreció a mandarlas?
—Creo que Thomas no está en la mejor situación para hablar de como luce la gente
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lyon-amore · 1 year
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¿Qué pasaría sí...? Duskwood Capítulo 3
Capítulo 2
Por estar escribiendo otro fanfic, dejé esta, pero la retomo! .... Aunque esté también escribiendo otra, pero de momento, a esperar un poco para esa, jeje  -------------------------------------------------------------------------------------     *Macie POV*  Le había enviado a Mister Hacker una foto nueva de la nube de Hannah, pero no había recibido ningún mensaje ¿debería ir a verle? Se supone que tendría que esperar a sus instrucciones, pero… 
Miro  Henry comer una hoja de escarola, mirándome con esos ojitos negros tan brillantes.    — ¿Crees que estará bien? —Le pregunto preocupada— Cuando inspeccioné rápido el piso pude ver que parecía estar todo sin usar ¿comerá bien? Tampoco tiene buena cara…     No pude evitar en fijarme en la casa en la que se alojaba, parece que el único uso es a electricidad, aunque tampoco es que me he fijado en el resto de cuartos ¿Tendrá agua? ¿O quizás tiene que usar los baños de algún gimnasio para ducharse?   Miro mi cocina y me muerdo el labio dudando ¿Debería…    —No, céntrate, todo es profesional, no debo de ser la que le cuida.     Henry se pone en pie, sin entender lo que estoy hablando. Suerte que no va a chivarse jamás.    —Aunque… Quizás si come mejor, no parecerá tan cansado… —me digo a mí misma— Veré qué tengo para preparar.     Abro la nevera y miro el contenido. Claro, si casi no como aquí. Todo lo que tengo es para hacerme cenas ligeras ¿Cómo pretendo preparar algo bueno con esto?    —Voy a tener que ir a comprar.   Al día siguiente llevo al trabajo el taper con la comida que le he preparado a Mister Hacker. Lo dejo en la nevera bien oculta para que nadie lo vea, pero por si acaso he puesto mi nombre.    — ¿Tú has traído comida? —me pregunta Lian, acercándose con prisas a mi mesa.    — ¿Qué pasa? No es tan raro —me encojo de hombros intentando no darle importancia— ¿Y me estás espiando?    —No, pero justo he pasado por al lado y lo he visto —se cruza de brazos con unos papeles en la mano— ¿Y? ¿Qué necesito saber?     Pongo los ojos en blanco. Quizás no es buena siendo investigadora, pero sabe cuándo algo se trata de un hombre en la vida de cualquier amiga suya. No sé cómo lo hace, es un don extraño. Pero yo miento mejor.    —Siempre voy a comer a bares o restaurantes, incluso la cafetería de aquí —contesto con un suspiro—. Me apetecía prepararme algo aunque fuera solo una vez ¿tan raro es?    —Supongo que a veces es mejor la comida casera —me responde decepcionada—. Ya me estaba haciendo ilusiones.    —Jajaja, lo siento si te esperabas que conocí por fin a alguien-    — ¡Entonces perfecto! —Exclama con una sonrisa maliciosa— Esta noche viene un compañero de trabajo de Brian a casa, así que…     Ay Dios… Ya empieza. Todos resultan al final ser copias de su marido, pero no soy capaz de decirle que no a mi amiga. O bueno, que tengo una pequeña esperanza en que alguno llegue a ser mi hombre ideal, si ella lo consiguió, puede que yo también.    —Está bien, me apunto —le respondo finalmente—. Estaré allí a las ocho.   —Pero no tardes ¿de acuerdo? —Me señala con el dedo, casi acusatoria— Ya sabes como son los hombres que trabajan para Brian, odian esperar.    — ¿Cuándo yo he sido impuntual?     Esto me recuerda que todavía he recibido ningún mensaje desde que estoy aquí. Con un ‘No sirve como pista’ basta.  Mientras trabajo, recibo un mensaje de Thomas. Lo miro sin entenderlo. ------------------------------------------------------------------------------------------ Thomas Y?  Macie Y qué?  Thomas Ya has podido mirarte las fotos de Hannah? La recuerdas? ------------------------------------------------------------------------------------------ Ah, cierto, recuerdo que ayer me dijo que mirase las fotos de Hannah para saber si la conocía, pero en realidad, no me suena para nada. No es alguien a quien haya visto por Colville, Valley Of Silence o Duskwood. Solo he estado en Duskwood una vez y fue para que me cambiasen la rueda del coche porque se me pinchó, ni si quiera llegué a pisar el pueblo.  Así que, tengo cero conocimiento de Hannah o de que existía. ------------------------------------------------------------------------------------------ Macie Lo siento, pero realmente no la conozco  Thomas Oh Vale Ok ------------------------------------------------------------------------------------------ Siento algo de lástima.  De verdad que la conociera, lo hubiera dicho en seguida ¿Por qué esconderlo si soy inocente? Ni si quiera el Hacker sabe por qué estoy metida en esto.    —Ugh… Olvídalo, centrémonos solo en buscar a Hannah y punto —me digo regresando al trabajo.   Cuando por fin llega la hora de descanso, dejo la comida calentarse, mirando el interior de mi bolso. Suerte que esta vez he comprado imanes normales… Qué vergüenza… Tenía que pensar justo en Henry en el momento que lo compré… Espero que se le haya olvidado y no piense que no me lo tomo en serio, yo tampoco llego a procesar todo lo que está pasando como el resto del grupo.   Había calentado bolsas especiales para mantener la comida caliente mientras viajo en el autobús. Lo menos que quiero es que se lo coma frío. Mientras viajo en el autobús, aprovecho que está bastante vacío para buscar la siguiente pista. Lo único que logro conseguir es la foto de un gato mirando a cámara, de un marrón claro con rayas más oscuras ¿Era el gato de Hannah? No parece una gran pista.  Subo las escaleras un poco nerviosa por lo ocurrido ayer. Estoy segura de que ahora me tiene por alguien infantil, cuando me tomo las investigaciones en serio. A pesar de que hacía años que no hacía una…  Llamo a la puerta y espero. Veo que tiene otra sudadera negra. Si no fuera por los cordones, pensaría que es la misma.    —Ey, estaba preocupada y… —le muestro la bolsa con la comida. Huele demasiado bien que hasta yo tengo hambre— Pensé que podría prepararte algo para comer.    Coge la bolsa y la mira, después a mí.    —Gracias, pero ¿por qué? —se echa un lado para dejarme pasar.    —Por favor, que no te incomode lo que voy a decir, pero cuando vine, me fijé que la cocina no se usa, así que pensé en que podría ser amable y prepararte algo para comer.     Deja la bolsa en la pequeña cocina y continúa mirándola.    — ¿Lo has deducido solo con mirarlo? —pregunta, cruzándose de brazos. Su expresión es pensativo, no me mira.    —Bueno, no es que sea una Sherlock Holmes, pero está todo impecable —contesto acercándome a él despacio— ¿Y el ayuntamiento sabe que estás usando estas instalaciones?     Arquea una ceja sin contestarme lo que es obviamente un no.    —Déjame adivinar: Si me lo cuentas, deberías matarme.    —Tú eres la detective, dedúcelo tú —contesta, aguantando el aire ¿quiere reírse?—. Pero sí que como, tengo un hornillo de campamento para calentar comida precocinada-    — ¿Qué? Eso no es sano —intento no exaltarme. Ahora me preocupo más por él—. Si queremos investigar, debemos estar con energía.    Mister Hacker me mira sorprendido. Quiero tomarme en serio esta investigación y no quiero que ninguno nos encontremos mal. Haré todo lo posible para que ambos podamos concentrarnos.    —Como gustes —suspira y vuelve a tener esos ojos distantes—. Perdona que no te haya escrito antes —regresa al ordenador, manteniendo la vista en las pantallas— ¿Pista número tres?    —Pista número tres.     Me pongo en marcha sacando los nuevos imanes cambiándolos por los nuevos, añadiendo nueva información de Jessy y la sospecha de Thomas hacia mí cuando me enseñó las fotos. Aún me falta Dan, Lilly y Richy. Todavía no he hablado con ellos.    —Mmm… —le escucho hacer un sonido de garganta. Miro por encima de mi hombro y su expresión tan seria me pone nerviosa. No de mala manera— Voy a intentar averiguar algo de información sobre estas fotos.    — ¿Cómo qué, por ejemplo? —cierro el rotulador y lo dejo en la pizarra, dándome la vuelta y acercándome a la mesa cruzándome de brazos, con curiosidad.    —Metadatos: Dónde se hicieron, en qué momento las subió Hannah a la nube… —Bueno, ese trabajo le queda perfecto… ¿Estaré poniendo alguna cara extraña mientras habla? Es que me gusta mucho el tono de su voz. Parece que sabe bien de qué habla— Cuanto más sepa, mejor —se incorpora en la silla, levantando un dedo como un profesor explicando—. Ah, otra cosa. Tengo una pista para ti —se pone a escribir en el ordenador y recibo un mensaje de él. Un ID: 47013— La poli está encima de Thomas, el novio de Hannah. Tú deberías fijarte en otra persona.     Miro el número y después a él.    — ¿Qué hago con este número? —pregunto, intentando sacar información.   —Introdúcelo en el campo de contactos. Está arriba a la derecha donde ves los mensajes —Pensé que me diría de quién era. Qué pena.     Regresa a su pantalla, quedándose en silencio.    —Pues vamos allá… —susurro, sentándome en el escritorio. Mister Hacker me mira y yo le devuelvo la mirada— No hay otra silla ¿o acaso quieres que me siente en tu regazo?    —No —responde rápidamente—. Supongo que también tendrás que traer una silla…    —Sí, será lo mejor si no me quieres en tu escritorio sentada como un adorno.     Suelta aire, como si se hubiera reído. Sonrío escuchándole reírse, aunque fuera un poco.  Decido meter el ID, recibiendo el chat de Dan. En seguida me habla. ------------------------------------------------------------------------------------------ Dan Oh no No, no, no  Macie Tenía que añadirte  Dan Eh? Quién te lo ha dicho? ------------------------------------------------------------------------------------------ Miro a Mister Hacker antes de contestar.    —Creo que voy a ser sincera con él —le anuncio—, creo que en este caso no es momento de causar problemas.    —Como gustes… ------------------------------------------------------------------------------------------ Macie Fue ese ‘’hacker’’  Dan Ah Olvídalo Me da absolutamente igual Me la sopláis todos Y tú, déjame en paz ------------------------------------------------------------------------------------------ Me quedo mirando la pantalla sorprendida ¿acaso he hecho algo como para que me trate así?    — ¿Y esa actitud? Tan solo tratamos de ayudar —comento en voz baja, un poco molesta.     Veo que a los pocos segundos va a hablar con Jessy sobre que le he escrito. Parece ser que Jessy está de mi lado por como le escribe.  Puedo entender un poco su reacción. La verdad es que incomoda que te agreguen. Cuando Thomas lo hizo, pensé que podía ser una broma pesada. No debo de exaltarme, debo mantener la cabeza fría en esta situación y comprenderla.  A los pocos segundos, recibo una llamada de un desconocido. Dudo en si contestar o no, pero creo que debe de ser importante. Así que contesto. Al principio, se oye una respiración pesada, pero habla con una voz distorsionada.    — ¿Tienes miedo? Puedo verte… —nunca antes he recibido una llamada como esta, me pongo nerviosa ¿Cómo es que el secuestrador tiene mi número?     Miro al Hacker que está concentrado en el ordenador. Él no pude ser el que me llame, a no ser que esté manejando la llamada desde el ordenador ¿no? Pero no quiero creer en eso, sería ridículo dado que estamos investigando juntos ¿por qué hacerme esto? Hubiera sido más fácil haberme secuestrado desde un principio.    — ¿Quieres que atrape? —un escalofrío recorre por toda mi espalda. Es una amenaza— No te metas en los asuntos de los demás.    —Ey ¿estás aquí? —pregunto, despertándole de su concentración del ordenador. Estoy preocupada por lo que acababa de ocurrir.     Había sucedido al poco tiempo de haber visto el chat de Jessy y Dan, pero es demasiada coincidencia de que sea Dan quien me haya llamado, enfadado por haberle agregado al chat.    —Sí —levanta la vista del ordenador— ¿Has podido averiguado algo?     Miro mi móvil, aterrada.     —Me… Me han hecho una llamada amenazante —contesto, todavía sin apartar la mirada de la pantalla.    — ¿Una llamada amenazante? —por la voz de Mister Hacker, perece más emocionado que preocupado. Se levanta de la mesa acercándose deprisa. Su emoción no ayuda a mi preocupación— Macie, probablemente ha sido el secuestrador —alzo la vista para verle y veo como su emoción se va borrando de su cara al verme. Una cosa era investigar y otra muy distinta que me amenacen. Veo como se calma poco a poco, mostrando una mirada ya más compasiva— ¿Qué te ha dicho?     Intento recomponerme un poco, no puedo estar así si quiero ayudar. Respiro profundo y contesto.    —Que me mantenga al margen.    — ¿Y cómo sonaba?     Me pongo a pensar en cómo sonaba la voz. Sólo se me ocurre un ejemplo.    — ¿Te suena ‘’Luke, soy tu padre’’?     Su mirada de sorpresa hace que me calme más todavía. Espero que no haya sonado demasiado ridículo el ejemplo, no se me ocurre otro.    —Mmm…     Veo cómo se pone a pensar. Con un distorsionador de voz, no podemos hacer mucho.    — ¿Y ahora qué? —me guardo el móvil en el bolsillo de mi sudadera, esperando a una respuesta.     —Seguimos como hasta ahora —responde, regresando al escritorio y se apoya en él—. Es una incidencia bastante positiva.     Analizo sus palabras, entendiéndolo. Un secuestrador no amenazaría sin motivo alguno. Significa que estamos cerca de algo bastante grande.    —Creo que sé lo que quieres decir —respondo, apoyándome en la pared mientras analizo las palabras del secuestrador ahora.    —Es lo que esperaba —me sonríe el Hacker.    —Me tiene miedo.    —Exactamente —se separa de la mesa y se pone a caminar por el cuarto, mientras yo añado a Dan a la pizarra junto con el resto de sus amigos. Por fin le tenía. Solo me falta Richy y Lilly. El único sonido de la sala son sus pasos y el sonido del rotulador—. Y por eso sale de su escondite. Baja las defensas. Más fácil de atacarle —paro de escribir y él de caminar, mirándome con una sonrisa satisfactoria—. Eso es buena para nosotros.     El brillo de sus ojos parece de emoción. Sí que es cierto de que es algo bueno, eso significa que es alguien que está pendiente de lo que estoy haciendo, alguien que posiblemente pueda conocerme, pero claro… Eso no quita que haya sido amenazada.    —Espero que tengas razón —contesto, cruzándome de brazos.    —Le estamos persiguiendo —su forma de hablar parece demasiado confiado, pero es entonces que me mira, como si algo le hubiera hecho ‘click’ en su mente—. No puedes confiar en nadie del grupo —señala a la pizarra, en un tono de enfado— ¡En nadie!     Miro a la pizarra: Jessy, Cleo, Thomas, Dan… De momento aún falta por obtener más información. Pero… ¿Hay algún motivo para que no confíe en ninguno? ¿Acaso él sabe algo pero no puede concretarlo?    — ¿Sospechas de alguien? —Pregunto curiosa. Él es el que ha estado vigilando al grupo, debe de saberlo mejor que yo.     Sus ojos verdes parecen dudar, como si no quisiera decírmelo. Pero al final habla.    —Sí —mi respiración se corta por un segundo, esperando algo más—. Pero no quiero nublar tu juicio —pongo los ojos en blanco. No lo nublaría, cuanta más información, más ayuda podría tener—. Por eso tampoco te preguntaría por tu sospecha, si la tuvieses.    —Cierto, aún falta muchas pruebas que obtener —me giro a ver la pizarra, cruzándome de brazos. Ni siquiera estaba aún completa.    —No toca todavía —se coloca a mi lado y ambos nos miramos a la vez—. De momento lo estás haciendo muy bien. No me equivoqué contigo.     Le sonrío orgullosa de escuchar aquellas palabras.  Un leve sonrojo se asoma por sus mejillas, que se va extendiendo poco a poco por toda la cara. Tose aclarándose la garganta y se aleja.    — ¡Salvaremos a Hannah! —exclama, regresando a su ordenador.    —Confías demasiado en mis habilidades —comento, acercándome de nuevo y sentándome en el escritorio.    —Has averiguado que no uso mi cocina —suelta una risa floja—, tienes buena deducción.    —No hay que tener una buena deducción para ver que no se usa —señalo la cocina con la mano—. Si así está la cocina, no quiero saber cómo está el baño.    — ¿Dime que no te vas a ponerte a limpiarlo?    — ¿Por qué? ¿Acaso no lo usas? —pregunto, haciendo un sonido de sorpresa.    —Si te preguntas si puedo permitirme darme largas horas de ducha como una persona de clase alta, no, no puedo.    —Porque sospecharían que alguien vive ilegalmente en este piso.    —Exacto.    <<Bueno, por suerte se cuida. Aunque por la cara que tiene, no parece que descanse bien…>>  Suena la alarma de mi móvil. Ya es hora de que me marche de nuevo al trabajo.  Suspiro apagándola. Vuelta al mundo real. Por decirlo de ese modo.    — ¿Ya te vas? —me pregunta, levantando la vista de la pantalla.    —Sí ¿por qué lo preguntas? ¿Quieres que me quede más tiempo? —pregunto, con una sonrisa.    —No, creo que ya está todo por hoy.    —De acuerdo —Me levanto de la mesa cogiendo mi bolso—. Para la próxima vez traeré la silla, apuntado para la lista ¿quieres que te prepare algo especial para mañana?    —Macie, de verdad que-    —No me importa, en serio —sonrío con amabilidad— ¿Qué quieres?    —Yo… —sus ojos verdes parecen resplandecer— Ya pensaré en algo.    —Vale- ¡Oh! ¡No! Acabo de recordar que esta noche he quedado —me golpeo la frente, recordando la promesa que le he hecho a Lian— ¿No te importa que sea pasado mañana? Prometo que te haré algo para comer.      Mister Hacker suspira cansado. Espero que no le agobie.    —No te preocupes, puedes cocinar cuando quieras —contesta al final—. Ya sabes que yo-    —Puedes cuidarte solo —me dirijo a la puerta, pensando en la cita a ciegas esta noche. Espero que salga bien—. Deséame suerte, puede que hoy conozca al hombre de mis sueños.    —Pobre de él con alguien tan mandona como tú —bromea o eso creo.    —Ya, muy gracioso —le respondo, poniendo los ojos en blanco—. Hasta mañana, Mister Hacker —hago un gesto de despedida con la mano y salgo del piso.     Es como salir de un portal a otra dimensión. En ese piso es la Macie antigua, la que disfrutaba los misterios. Fuera de él, es la que tiene una vida completamente ordinaria, la que se mantiene callada dejando que otros la pisoteen.  Siento que amo la otra dimensión. Me ha gustado mucho cuando me ha elogiado.    —Ah… Mis mejillas arden —me digo a mí misma, con una pequeña risa.     *Jake POV*  Cuando sale del piso, me levanto a por la comida que me ha preparado. Dentro tiene bolsas que se calientan para cuando alguna parte del cuerpo te duele, parece ser que le ha buscado otro uso para mantener la comida caliente. Hasta ha dejado un par de cubiertos para mí.  Saco el taper y cuando lo abro, me viene un olor delicioso. Pruebo un poco, está empezando a enfriarse, tendré que calentarlo.    —Aun así está bueno —me digo, mientras se me escapa una sonrisa.      Mientras dejo que el hornillo de campamento lo caliente, juego con el imán de conejo que cogí ayer, lanzándolo al aire y cogiéndolo. No sé por qué, pero me lo he quedado como distracción.    —Su cara cuando la han llamado… —intento recordar su expresión de miedo. No recuerdo la última vez que vi una expresión así, me he sentido mal por haberme emocionado un segundo por aquella llamada. Por algún motivo, he sentido la sensación de protegerla— No, está mal. Además, ella está aquí, no en Duskwood. No le sucederá nada, no debo preocuparme por esto.  Termino de calentar la comida y comienzo a alimentarme. Sí, está deliciosa. Hacía mucho que no comía algo tan bueno. Lo que tiene en alimentarse con comida precocinada.    —Así que… Una cita… —murmuro, mirando el imán, como si la representara a ella. No debería molestarme, es su vida privada.      Es entonces cuando caigo en algo.    — Espera un momento, la norma de que había que avisar si venía o no la ha roto —digo molesto.     Al final, acabo sonriendo sin darme cuenta.  Había sido agradable verla por sorpresa. Capítulo 4 pronto
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you-moveme-kurt · 1 year
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Glee «The Hoovers» Part IV
Noviembre de 2042
-Cariño, ¿dónde pongo esto?... —preguntó la señora Anderson llegando hasta la sala con un plato lleno de pequeños sándwiches que ella misma había preparado. -Pues creo que donde quepa…  aunque tal vez si los ofrece ya no habrá necesidad de hacer lugar… —dijo Kurt mientras acomodaba las servilletas. -Ay cariño, qué amable eres, asumes que a todos les gustaran…, -No es amabilidad sus sándwiches son famosos señora Anderson… —añadió sonriendo. -Gracias… y por enésima vez, llámame Pam… —agregó empezando a pasar la bandeja por el frente de todos, Blaine estaba sentado en una silla al lado del sillón que ocupaba su esposo, Burt, Carole y Henry estaban en el sofá más grande, Lizzie y Noah sentados en el piso cerca de la mesa de café y el Señor Anderson había acercado el sillín del piano para sentarse al lado de otro de los sofás en espera que lo ocupara su esposa. -Muy bien, cuéntenme todo… —dijo Blaine tomando uno de los sándwich. -¿Van a seguir con lo del auto famoso ese?... —preguntó Kurt blanqueando los ojos. -Papá, es que debiste ver el auto, ¡era super sensacional!…—exclamo Henry de lo más entusiasmado. -Obvio que lo es, ¡cuenten!… —insistió Blaine poniendo una pierna sobre la otra, Kurt se sentó a su lado y no pudo evitar hacerle una mueca de reproche y fastidio, Blaine soluciono todo tomándole la mano— ¿era original? -Originalísimo… —se adelantó en decir Burt echándose hacia atrás el en sofá con una cerveza en una mano y un mini pan en la otra. -¿De verdad?, ¿cómo lo sabes?
-El abuelo vio el motor… —agregó Henry como si no pudiera mas de felicidad -¡Mentira! -Así es… el tipo llegó y le hicimos unas preguntas, abrí el capo y pude ver… todo original.. -Vaya… -¿De que auto están hablando?... —preguntó Lizzie hablando como cantando con flojera. -De uno que estaba estacionado al frente del edificio del año nos cuánto… —respondió Kurt volviendo a lo de blanquear lo ojos. -No es un auto antiguo Papá… —se adelantó en responder Henry— es esa marca que se especializa en fabricar modelos retro… -¿Y por qué alguien querría hacer algo así?... —quiso saber la señora Anderson sentándose una vez que termino de distribuir la mayoría de los sándwich de su autoría. -¡Porque es sensacional!… —exclamó Henry sintiendo que explotaba de felicidad .-¡Ay Henry!, es solo un auto… hola… —dijo Lizzie comiendo tres panes como si fueran uno. -Es más que solo un auto hermanita y los sabes… -¿A ti no te gustan los autos Lizzie Anderson Hummel?... —pregunto Noah mientras comía con el mayor de los modales uno de los pequeños sándwich. -Obvio que me gustan «Goblin»… ¡hola!... a pesar que nunca me regalaron mi Aston Martin… soy bastante «tuerca» …  —respondió mirando con los ojos empequeñecidos a sus padres cuando mencionaba lo del Aston Martin, todos rieron al unísono. -Yo iré… —dijo Kurt levantándose al sentir el pitido del intercomunicador de entrada. -Es James… te acompaño…—añadió Lizzie poniéndose de pie también, se arreglo la ropa y el cabello y todos comenzaron  a  hacer pequeños ruidos evidenciado lo coqueta que se había puesto Lizzie al conocer la llegada de su novio, la chica alzó un hombro como orgullosa de ser así de coqueta.
-¿Estas segura que es James cariño?...  —pregunto Kurt mientras levantaba el auricular. -Obvio, me escribió un mensaje… —respondió su hija enseñando la pantalla del teléfono móvil. -Muy bien entonces… no quiero visitas inesperadas… —añadió contestándole al portero— si, que suban por favor… -¿Son? -Son… -Te lo dije.. —añadió Lizzie abriendo la puerta de inmediato. -Vaya si estás ansiosa cariño... -¡Ay Papá!, solo quiero adelantar trabajo… ¡hola!...  ¿me veo bien? -Te vez hermosa como siempre… -Gracias…  —respondió la chica haciendo una reverencia como damisela de cuento— además debo decir que… -Ahí llegó el ascensor… —interrumpió Kurt señalando hacia adelante con su mirada, las puertas se abrieron y James aprecio de los primero seguido de su padres. -Ay por dios…—murmuró Lizzie al ver  que la mamá de su novio había terminado antes aquella cosa de Jesús y se aparecía ante ellos de lo más sonriente. -¿Esa es la mamá de James? —pregunto Kurt en voz baja y disimulando -Es ella… —respondió Lizzie comenzando a respirar hondo y repetido, como si ejecutara para sí, un ejercicio de relajación hindú. -¡Hola!…—dijo James moviendo su mano en señal de saludo— hola amor… —agregó besando  a Lizzie. -Hola… hola señores Hoover…  —dijo también moviendo su mano, Kurt miro eso con el ceño fruncido. -Hola linda… vaya edificio este… —opinó el Papá de James mirando todo. -Tiene mucha historia Papá, te lo dije… -Pues así veo… -El elevador es un poco antiguo, ¿no?.. —agregó la señora Hoover mirando hacia atrás con un gesto de ácido en la cara, Kurt no espero saber si aquello que había especulado entre su hija y su suegra era verdad  y decidió en ese instante  que ya le caía mal esa señora desde ese minuto y para siempre -Lizzie… —dijo James mirando a su novia, a sus padres y a Kurt de manera alternada -¿Qué?.. -¿No vas a presentar a tu Papá?... -¿Que?... ¡si!, es decir… claro, claro… obvio… ¡hola!… Señor Hoover, Señora Hoover… él es mi Papá, Kurt Hummel-Anderson... —dijo señalando a cada quien. -Mucho gusto… —añadió la mamá de James estrechando la mano de Kurt. -Lo mismo digo… —contestó de manera más bien fría, después de todo había insultado lo más preciado del edificio para él, el ascensor de reja de bronce. -¿Usted es el cantante o el actor?... —quiso saber el señor Hoover mientras saludaba -En realidad me gusta pensar que soy ambas… —dijo Kurt riendo, Lizzie también rio pero de manera más que exagerada, todos la miraron como en búsqueda de una explicación a aquel exabrupto. -¿Entremos?... —atino a  decir la chica señalando la puerta, su Papá  murmuró un «¿estas bien?» sin obtener respuesta, James y sus padres entraron de los primeros seguidos de Lizzie y por último de Kurt que se encargó de cerrar la puerta. -¿Me dan sus abrigos?... —pidió Kurt estirando sus brazos, los señores Hoover se quitaron el exceso de ropa y mientras admiraban todo  a su alrededor fueron entregando abrigos, bufandas, gorros y guantes, Kurt recibió todo acomodándolo en uno de sus brazos— si gustan, pueden pasar a la sala ya llegaron casi todos…—dijo Kurt señalando hacia adelante— ¿qué tal si los acompañas cariño?... yo mientras tanto guardaré… -¡No!... -¿Como? -Es decir ¡no!... es decir… yo te ayudo… —se adelantó en decir Lizzie tomando una buena parte de la ropa -Pero cariño,  son solo abrigos bien sabes que… -Insisto… —dijo la chica tomando un par de bufandas— además, James conoce la casa, puede ir él…, ¿verdad? —dijo Lizzie mirando a  su novio y simulando unas pequeñas piernas con los dedos de una de sus manos. -Bueno… -¿Ves?... ¡si es tan amable!… —agregó acercándose a él, le tomó la cara y le dio un beso extra apasionado como si no hubiera nadie más presente, los padres de James abrieron los ojos al máximo y Kurt no supo qué decir excepto encoger su hombro y decir «Jóvenes»… -Claro…  —contestó James mirándola extrañado y carraspeando la incomodidad del momento— ¿esta Blaine?.. —preguntó comenzando a  caminar, Kurt sintió que le daba algo al sentir aquello como un exceso de confianza. -Obvio. solo falta mi tío Cooper… ve… —insistió Lizzie moviendo sus manos y dándose media vuelta en dirección del closet, todo en menos de dos segundos.
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pattyosorio · 2 years
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16 IDOL ALBUM - RIKU NANASE Parte 1
Cumpleaños 2022
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[En un café]
Touma: Waah, está todo lleno... ¿Qué podemos hacer, Riku?
Riku: ¡Touma san, Touma san…! ¡Vamos a sentarnos allí!
Touma: Sentarnos a... ¿Nikaido y Tsunashi san?
Yamato: Estuviste muy bien en las grabaciones, Tsunashi san. No tenía mucha confianza en que pudiéramos ganar.
Ryunosuke: ¡Es porque te ocupaste de la defensa y no les dejaste anotar! ¡Gracias a ti, pude ir directamente a la meta también...!
Riku: ¡Yamato saaan!
Yamato: ¡Waah! ¡Riku, me asustaste…! ¡Aferrándose así a mí por detrás…!
Riku: ¡Ah! Te vi a ti y a Tsunashi-san y pensé: “Está bien, ¡iré a molestarlos un poco!”.
Yamato: Al menos deberías tratar de actuar de manera más casual cuando vienes a molestar a alguien... ah, hola, Inumaru. Siéntate.
Touma: ¡A-ah… hola…! ¡Hola, Tsunashi-san…!
Ryunosuke: ¡Hola! ¡Qué casualidad! ¿Tuvieron el mismo lugar de trabajo para hoy también?
Touma: Ah, sí. Nos unimos al mismo programa de preguntas... Me dio mucha hambre, así que invité a Riku aquí.
Ryunosuke: ¡Ya veo! Yamato-san y yo también grabamos juntos un programa de variedades. ¡Yamato kun es un increíble jugador de air hockey!
Riku: ¡Suena divertido! ¿Jugaron air hockey?
Yamato: Bueno, Tsunashi san es mejor jugador que yo. Marcó un punto con un solo golpe seco. ¿Qué hay de ustedes, chicos? Su programa de preguntas también suena bastante interesante.
Riku: ¡Ejeje! ¡Respondimos bastante bien, en realidad! ¡Tuvimos que resolver el misterio incluso sin Iori!
Touma: ¡Riku fue de gran ayuda! ¡Respondió muchas preguntas correctamente durante el cuestionario de introducción! Entonces, el equipo idol anotó el primer punto del juego...
Riku: Touma san, ¡estuviste súper genial cuando se trataba de la parte de emparejar! Inmediatamente diste la respuesta correcta!
Touma: Nah, no había mucho pensamiento detrás de mi respuesta... fue más que nada instinto, ¿sabes? Cuando presioné el botón, dije "está bien, estoy a punto de decir algo que no tiene sentido".
Ryunosuke: Aah, ¡eso suena tan divertido! ¡Espero que algún día nos pidan que nos unamos a un programa de preguntas!
Riku: ¡Sería divertido! Quiero hacerlo …¡Oh, hay algo que me gustaría que hiciera Tsunashi-san! Como en el que tienes que saltar y tocar una posición alta, ¡y obtienes tantos puntos como la altura que saltaste!
Yamato: Wah, definitivamente marcaría el punto más alto.
Ryunosuke: ¿Qué? Pero no solo se supone que debes tocar el marcador, también debes permanecer unido a él, de lo contrario, ¡marcarás cero! Con el peso de mi cuerpo, me caería de inmediato… ¡Tú lo harías mejor que yo, Touma kun! Durante ese programa del otro día, vi que eres un excelente acróbata. ¡Me sorprendió lo increíble que eras!
Touma: ¡A-ah, gracias, me hace feliz…! Cuando se trata de actividades físicas, ¡somos los mejores!
[Gruñido de estómago]
Touma, Riku, Yamato y Ryunosuke: ¡Ah…!
Riku: ¡Lo siento! ¡Mi estómago está gruñendo! Olvidé por completo que tenía hambre.
Yamato: ¡Ah! Si se tratara de una prueba de comer y responder, ¡apuesto a que seríamos los mejores! Vayan a pedir algo, los estaremos esperando aquí.
Ryunosuke: ¡Ah, por supuesto, vinieron aquí porque tenían hambre! ¿Cómo podría no pensar en eso? ¡Lo siento! ¡Por favor, vayan a tomar algo!
Riku: Ejeje… ¡vamos, Touma!
Touma: ¡S-sí...!
[Tiempo después…]
Riku: ¡Yamato san, mira! ¡El arte del ketchup de hoy es un osito de peluche!
Yamato: Ah, por supuesto que fuiste por un omurice. Había una cara sonriente el otro día, ¿verdad?
Touma: …oh, ¿así que puedes obtener un arte de ketchup diferente cada vez?
Riku: ¡Sí! Creo que Iori estaría feliz de ver el arte del oso de peluche. Le enviare una foto
Ryunosuke: Qué increíble servicio... ¡Siempre dibujo lo mismo! ¡Definitivamente lo cambiaré la próxima vez...!
Yamato: Entonces, ¿básicamente eres el ama de casa de TRIGGER? Estoy bastante interesado en lo que dibujarías, Tsunashi san.
Ryunosuke: Ajaja, no hago nada bueno. Solo escribo "TRIGGER" cada vez. Para la próxima, escribiré los nombres de Gaku y Tenn.
Touma: ¿E-está bien que escuche todas estas cosas...?
Yamato: Sí. En realidad suena como algo que no debería uno saber.
Ryunosuke: Pero, ¿por qué? Solo estamos hablando de lo que está sobre la mesa. El otro día se pelearon por unas tortillas enrolladas… Sentí que estaba cuidando a mis hermanos pequeños. Ah, lo siento. Touma kun, tu hamburguesa se está enfriando. Por favor coman…
Touma y Riku: ¡Gracias por la comida!
Riku: Uhm... [pasa un bocado]... entonces, ¿A Tenn nii todavía le gusta el omurice?
Ryunosuke: ¡Claro! Cuando me pregunto qué debo hacer para el almuerzo, a menudo responde "omurice". Hablando de eso, trajiste una foto donde estabas comiendo omurice en “Bienvenido a la habitación de los niños”
Riku:... Sí. Solía ​​comer omurice cuando era niño, así que tengo muchos recuerdos relacionados con él. Siempre ha sido una comida especial para mí. Por supuesto que lo tenía para mi cumpleaños, pero también para celebrar mis altas de hospital. Estoy feliz de saber que sigue siendo un alimento especial para Tenn nii también...
Touma: Riku...
Yamato:...es muy especial. Apuesto a que hablaste mucho con Kujo durante la realización del programa, cuando estabas mirando las fotos.
Riku: Ejeje, sí… en realidad, la primera vez que salí con Tenn nii fue para comprar ingredientes de omurice.
Touma: ¿De verdad…? ¡Ah, debe ser un recuerdo especial de hermanos!
Riku: Era yo quien quería ir a toda costa. Sabes, hasta la secundaria solía estar hospitalizado por largos períodos de tiempo, así que no tenía muchas oportunidades de salir. ¡Como me sentía bien, insistí tanto en ir! Y Tenn nii obviamente hizo realidad mi sueño.
Ryunosuke: ¡Ustedes dos yendo juntos de compras deben haber sido tan lindos! ¡Me hace desear estar siguiendo su camino en secreto, cuidándolos, niños!
Riku: ¡Ah! ¡Eso es lo que mamá hacía, en realidad!
Yamato: Bueno, debe haber estado preocupada por dejarlos ir solos.
Riku: ¡Sí, pero no tenía ni idea! Mamá dijo la verdad en algún momento, mientras hablábamos de los buenos viejos tiempos. Supongo que Tenn nii también se sentía nervioso, ya que también era su primer mandado, pero aun así actuó como un hermano mayor y me protegió.
Ryunosuke: Suena como algo que Tenn haría. Como hermano mayor, trata de ser fuerte para que te sientas tranquilo. Gracias por compartir un recuerdo tan maravilloso, Riku.
Touma: Ustedes dos realmente son lo que llaman buenos hermanos.
Riku: ¿Qué?
Touma: El otro día él te miraba cantando desde un monitor, como si fueras lo más preciado. Y luego, cuando llegó el turno de Kujo, lo miraste desde el monitor con la misma expresión. Soy hijo único, así que puede que me esté equivocando con estas cosas de hermanos, pero… Estoy bastante seguro de que tenían los mismos sentimientos el uno hacia el otro, ese día.
Riku: Touma-san… Entonces... Tenn nii me estaba mirando...
Yamato:...eso es lo que siempre hace Kujo, ¿verdad? Viéndote. Cuanto más se amen, más desacuerdos enfrentarán. Es muy de hermanos.
Ryunosuke: ¿Iori kun y Mitsuki kun también tienen desacuerdos...?
Yamato: Bueno... algo así...
Ryunosuke: Tenn es muy amable... y pensar que solo era un niño. Me pregunto cómo se vería, en ese entonces.
Riku: ¡Él siempre ha sido amable... como el hermano perfecto! Desde niño. Cuando no podía moverme, se convertía en mis manos y pies. Cuando le decía que quería comer, me daba su propia comida. Cuando me sentía triste, acortaba su tiempo para estar ahí para mí.
Touma: ¿Hizo todas estas cosas desde que era un niño? Él realmente te ama hasta ese punto, entonces...
Riku:... fue porque le pedí que lo hiciera. Tuvo que soportar tantas cosas, por mi culpa…
Ryunosuke: No digas cosas así. Nunca tuve la impresión de que sintiera que estaba soportando cosas por deber, cuando hablaba con él. Era lindo y adorable... y su expresión era la de alguien que ama profundamente a su hermano menor. Yo también tengo hermanos pequeños, así que entiendo. Además, Tenn es un idol hasta la médula. Cuando se trata de hacer felices a las personas que ama, estaría encantado de cantar y bailar para ellos.
Touma: Si. En eso estaba pensando cuando dije que Kujo tenía la misma expresión que tú, cuando te estaba viendo cantar.
Yamato: Y estoy bastante seguro de que también sabes que Kujo no piensa cosas así, Riku. Sin embargo, entiendo por qué te niegas a aceptar eso. Si no te culpas a ti mismo de alguna manera, te sientes aún más culpable y desgarrado.
Yamato: Solo necesitan más tiempo juntos para hablar.
Riku: Jeje… lo lamento, siento que terminé arruinando la atmósfera. ¡Será mejor que comamos antes de que toda la comida se enfríe!
...Tenn nii...
Fin de la parte 1
Original:
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bookishnerdlove · 1 month
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DDMCV - 128
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DDMCV - Episodio 128   La mujer se tambaleó y torció su cuerpo, estrechando su mano que apuntaba hacia el Gran Duque Ruslan. Entonces el hombre que había estado actuando como un títere junto al Duque de Sordier habló de manera persuasiva. “¿Qué estás haciendo? ¿Qué tipo de cosa rara estás haciendo?” (Noble) La mujer que recibió la mirada punzante se levantó de un salto como si se sintiera una injusticia. “No, no es eso. ¡Soy una gitana de deambula en este imperio y puedo ver cosas espirituales!” (Medium) “¿Eso significa que eres una médium?” “Sí, señor, así es. Bueno, simplemente estaba caminando sin rumbo y pude ver la estrella del desastre flotando aquí. No sé cómo llegué aquí, pero supongo que Dios me puso a mí, un profeta, en esta posición.” (Medium) Fue un sonido aleatorio, pero la atmósfera de repente zumbó ante la mención de la estrella del desastre. Algunas damas nobles incluso se apoyaron contra la pared, casi desmayadas. Sin embargo, la mayoría de los nobles todavía parecían incapaces de comprender el impacto de las palabras de la médium. Entre la multitud confusa, un apuesto y joven noble se adelantó triunfalmente y preguntó: “¿Qué es la Estrella del Desastre?” (Noble) En lugar de la médium que no pudo responder y simplemente se quedó callada, una noble dama que apenas estaba apoyada contra la pared habló con voz temblorosa. “Hay una historia que dice que se crea una marca en aquellos que invocan monstruos y demonios.” (Noble Dama) “...” Como para respaldar sus palabras, la médium tembló convulsivamente y dijo: “Su verdadero aspecto malvado y poderoso es algo que sólo los médiums como yo podemos ver, así que... Una estrella del desastre se ha desplegado ante mí...” (Médium) El Gran Duque Ruslan y yo guardamos silencio mientras observábamos a la temblorosa mujer. El secuaz del Duque de Sordier que nos miraba, abrió la boca. “¿Cómo te atreves a decir algo tan imprudente, señalando a Su Alteza el Gran Duque Ruslan?” A primera vista, parecía que estaba tomando partido por el Gran Duque, pero si se profundizaba más, mostraba un impulso que decía: ‘Cuéntame más sobre lo que sabes.’ Con solo escuchar sus palabras se podría decir que los ojos de la gente se volvieron hacia el Gran Duque Ruslan. “¡No no! Ni siquiera sabía que él era el Archiduque. Sólo me sorprendí al ver la estrella del desastre y lo señalé...” (Médium) La aparición repentina de una grieta, el miedo de caer en ella y la atmósfera aparentemente misteriosa de una mujer con un sombrero de paja fueron suficientes para robarle a la gente la razón. Fruncieron los labios mientras miraban irreverentemente al Gran Duque Ruslan, con quien ni siquiera habían hecho contacto visual hasta ahora. Entre ellos, una noble dama que se armó de valor susurró en voz baja como si profetizara. “El maligno que desciende de la estrella del desastre, conducirá a los monstruos dondequiera que vaya... Ese hombre después de todo... Hará dedazos a todos los seres humanos...Y aparecerá un héroe y lo eliminará...” (Noble dama) ‘¿Ya no puedo aguantar más? No soporto que nuestro Lyme salga lastimado.’ Grité impetuosamente. “Entonces, lo que estás tratando de decir es que Su Alteza, el Gran Duque Ruslan, alberga una energía negativa, y sólo cuando Su Alteza desaparezca, ¿esa grieta desaparecerá?” ‘Vaya, me olvidé de fingir que estaba enferma y toser.’ Afortunadamente, a nadie parecía importarle mi salud, pero como el genio de la actuación que soy, tambaleé ligeramente mis piernas y la miré. “Cof, además, ¿estás siendo presuntuosa…?” La mujer se mordió el labio como si tuviera problemas para hablar. El Gran Duque Ruslan levantó la espada que llevaba en la cintura como si no hubiera nada más que notar. Originalmente, no se permitían espadas en el salón de baile, por lo que este era un privilegio otorgado sólo al Gran Duque Ruslan, la ‘espada del imperio.’ Las personas que sabían ese hecho temblaron. “Soy la ‘Espada del Emperador’ e incriminas a un buen hombre como yo.” (Ruslan) Al mismo tiempo que decía esas palabras, su espada, que fue arrojada cerca de la médium, brilló como si resonara. A pesar de que las miradas de la gente estaban llenas de miedo, él no parecía tener otros pensamientos... “¡No, no es una conspiración! De hecho, la Estrella del Desastre ha surgido, se ha levantado.” (Médium) ... Con una mirada fría en su rostro, estaba amenazando a personas que ya estaban en un estado de miedo, lo que podría llevar a resultados equivocados. ‘¿Qué tal? Está bien amenazar a tipos malos como estos.” Simplemente observé la situación con los brazos cruzados mientras miraba fijamente la malvada figura del Duque de Sordier. Efectivamente, como si hubiera juzgado que había ganado, habló como un caballero educado con ojos curiosos. “Su Alteza, creo que tendrá que demostrarlo. ¿No hay mucho alboroto estos días porque la Puerta del Monstruo se ha reabierto en el Norte?” (Sordier) “¿Es así?” “Sí. Incluso circulan duros rumores que yo, como Duque, no puedo soportar escuchar, como si Su Alteza hubiera informado falsamente haber cerrado la Puerta del Monstruo antes. Para erradicar tales rumores, ¿no quedaría claro si Su Alteza el Archiduque demuestra que no es quien posee la ‘Estrella del Desastre’?” (Sordier) Mientras escuchaba esas palabras en silencio, junté las manos, fingiendo estar ansiosa, y le pregunté al Duque de Sordier. “Oh, ¿cómo puedo demostrar que mi marido no alberga una energía maligna?” El Duque de Sordier me miró como si estuviera mirando un alce tonto atrapado en una trampa y luego respondió con una voz bien elaborada. “Aquí hay un círculo mágico de movimiento para una persona. Dado que sólo se puede enviar a una persona afuera, creo que Su Alteza el Archiduque podría salir por un tiempo.” (Sordier) Tan pronto como terminaron sus palabras, entendí el panorama general del Duque de Sordier. Esa grieta probablemente fue creada tomando prestado el poder del Gran Demonio. Sin embargo, sería difícil para él usar su poder a la perfección ya que recientemente convocó al Gran Demonio. Entonces, después de enviar fuera al Gran Duque Ruslan, probablemente ha planeado deshacerse de la brecha en el momento adecuado. Entonces parecería que el Gran Duque Ruslan realmente era la causa de esa aterradora ruptura. Además, el rumor de que es una existencia deshonesta se extenderá más ampliamente. ‘¿Creo que este fue un plan planeado después de enterarse que el Gran Duque Ruslan es un monstruo?’ No importaría si el Gran Duque Ruslan ignorara sus palabras y decidiera luchar para eliminar esa brecha aquí y allá. Debe haber calculado que si el Gran Duque Ruslan, que tiene la sangre de monstruo mezclada con él, se enfrentara a un demonio que era un ser superior a él, inevitablemente perdería. Lo miré con ojos claros, recordando la superficialidad del Duque de Sordier. Luego él se aclaró la garganta un par de veces y habló como si estuviera siendo educado. “De ninguna manera dudo de Su Alteza el Archiduque. En privado, es el esposo de mi preciosa hija y mi yerno. ¿Pero no sería correcto que se fuera por un tiempo?” (Sordier) ‘¿Estás loco?’ Cuando escuché que él era ‘el esposo de mi preciosa hija’, mis manos se apretaron. “Ya veo, padre.” En ese momento, un líquido que era tan pegajoso como el alquitrán y más negro de todas las cosas negras de este mundo comenzó a fluir por la grieta. El Gran Duque Ruslan miró la escena, colocó su espada en el suelo y susurró en voz baja. “No tengo ninguna intención de dejar este lugar.” (Ruslan) Tan pronto como terminó de hablar, el líquido de la grieta comenzó a subir por la espada del Gran Duque Ruslan. Y... “Oh, ¿la espada se está derritiendo?” (Noble) Mientras la gente estaba en shock, un líquido no identificado estaba derritiendo la espada del Gran Duque Ruslan. Sin embargo, el Archiduque permaneció inmóvil incluso cuando su espada desapareció. Pasó el tiempo hasta que los ojos de los que habían permanecido quietos se volvieron hostiles y la sonrisa en los labios del Duque de Sordier se hizo aún más brillante. Asentí, mirando al Duque de Sordier. “También espero que Su Alteza el Gran Duque se mantenga en su puesto.” No hace mucho, antes de abandonar el Gran Ducado, le pregunté al Sumo Sacerdote Schwein. Me dijo: El significado de ‘puede ser manejado a voluntad’ significaba literalmente que podía cambiar fundamentalmente incluso las características de mi poder divino. ‘No quiero demostrar que puedo usar el poder de Dios todavía, así que ¿por qué no cambiarlo un poco y revelar mi poder?’ Como el Duque de Sordier no ha jugado sus cartas a la perfección, también tengo que dejar al menos un as bajo la manga. Habiendo decidido eso, sentí el flujo del poder de Dios fluyendo a través de mis manos. Y ese poder cambió gradualmente sus propiedades para que otros sintieran que era poder divino. Después de calmar gradualmente la fuerza abrasadora azul, respiré breve y profundamente y apreté y abrí los puños. Debido al poder de seguir revelando mi aspecto crudo, el sudor comenzó a fluir por mi frente y mis labios se volvieron azules. Incluso para aquellos que podían controlar el poder divino, cambiar la naturaleza del poder era difícil. El Duque de Sordier, que no estaba al tanto de ese hecho, miró mi rostro silencioso y me regañó. “¿Por qué te quedas quieta? ¡Vamos a morir todos aquí! ¡Si hay una manera, deberíamos intentarla, Irina! Su Alteza, por favor tome este círculo mágico rápidamente.” (Sordier) Se esforzó por engatusarnos. En ese momento, el poder de Dios que revoloteaba en mis manos también se transformó en poder divino de acuerdo con mi voluntad. Hablé con la barbilla levantada para transmitir mi estatus de Archiduquesa. “Duque de Sordier, tengo una solución, así que cállate.” Tenía muchas ganas de decir algo que menospreciara abiertamente al Duque de Sordier y funcionó bien. “¿Qué?” (Sordier) Sonreí con satisfacción porque aparentemente di en el clavo. “Lo resolveré yo misma. ¿No lo entiende, Duque de Sordier?” El Duque de Sordier preguntó, apretando la barbilla, como si mi lenguaje informal fuera bastante ofensivo. “Tú... Tal atrevimiento.” (Sordier) Sin embargo, no respondí su diálogo unilateral que parecía haber surgido inconscientemente. En cambio, hice un gesto hacia el aire con el poder que rezumaba de mi mano. Para mostrar cómo la energía en mi mano cambia como un copo de nieve blanco. Pronto, la luz blanca pura más hermosa, suficiente para hacer temblar a las personas presentes, comenzó a revolotear como pétalos de flores en el aire. “Eso… ¿Qué es eso?” (Noble 1) “De manos de Su Alteza la Gran Duquesa...” (Noble 2) Sentí como si los copos de nieve de un blanco puro que habían florecido en mis manos se estuvieran desmoronando. Pronto el suelo tembló, y las grietas ennegrecidas se vieron cerrarse poco a poco. El Duque de Sordier dejó escapar una voz de mal humor con una expresión de desconcierto en su rostro. “¡Qué es esto-!” (Sordier) Levanté la otra mano y hablé como para bloquearlo. “No hay necesidad de un círculo mágico de movimiento. Yo los salvaré.” Los ojos de las personas confundidas brillaron mientras miraban el grupo de luces revoloteando en el aire. Entre ellos, algunos que visitaban a menudo en el templo o estaban interesados ​​en el poder divino gritaron con fuerza. “¡Oh, es poder divino!” (Noble 1) “¿Poder divino?” (Noble 2) No me importaron sus voces. Sólo me concentré en el hecho de que la luz blanquecina que lancé hacia el cielo golpeara la grieta del suelo. El Duque de Sordier escupió las palabras como si estuviera masticando. “¡Es una alucinación! ¡Cómo puedes tener poder divino! No existe tal poder en nuestra familia...” (Noble 1) Pero sus palabras fueron enterradas en vano. En el momento en que murmuró, una luz brillante comenzó a colorear todo el espacio con tanta intensidad que lastimaba los ojos de los presentes. Lo que al principio era de un blanco blanquecino se extendió lentamente hasta convertirse en un suave resplandor del atardecer y luego se convirtió en un enorme espada que brillaba como el hielo mientras lo sostenía en mi mano. La espada transparente pero afilada captó la atención de la gente. “Ah, dios mío...” (Noble 1) “¡Es como la espada de una antigua leyenda!” (Noble 2) Me encogí de hombros ante esa reacción. Fingí no escuchar la admiración de la gente y caminé hacia la grieta en el centro, sosteniendo la espada como si fuera un arma. Por supuesto, no me olvidé de alzar la voz como si estuviera hablando con todos. “¿Por qué no puedo tener poder divino?” Por supuesto, esas palabras estaban dirigidas al Duque de Sordier. Apretó los molares y murmuró. “...Sí, no será fácil.” (Sordier) Tienes que probarlo para descubrirlo. Anterior Novelas Menú Siguiente   Read the full article
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patheticm · 4 months
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Bueno ya nos rompieron el corazón, no se que número es, pero culpa mía si es, por no saber irme. Pero como me pregunte a mí misma una vez.
Ya te rompieron el corazón antes? Y s, me lo rompieron me deprimí y me quería morir, no precisamente porq me rompieron el corazón, pero si influyó, y pude salir o bueno estoy saliendo, si lo pude, que me hace pensar que ahora no voy a poder superar, a un idiota que no vale la pena que lo único que hace es hacerme sentir mal, ni siquiera le importó, no me dijo feliz cumpleaños, nunca me ha invitado a una cita o salida romántica, siempre pago yo, me engaño, no somos nada, un día me hizo irle a ver a la madrugada nunca salió, siempre me hace irme en taxi a la madrugada, nunca me pregunta cómo llegue o incluso si llegue, porq le valgo veg, la segunda vez que salimos, me quiso llevar a un motel, obvio no lo acepte, jajajajaja esq yo ni siquiera de porq sigo con el, de verdad que no entiendo, no tiene nada que me guste, nunca me escribe, salimos una semana, se pierde dos, y regresa como si nada, me miente y sale a otros lados, llevamos dos años conociéndonos, pero el no sabe lo que quiere, o si me quiere jajajaja, otra vez me hago la misma pregunta que hago con el??? Ser la pendeja que de deja humillar, que cree que va a cambiar pero no, si no cambio en dos años y el no se dio cuanta que si actitud es de un idiota. Esque yo de verdad no entiendo a los tipos que son así, de verdad que no entiendo, o sea que en tu casa nunca te enseñaron que a las personas se les respeta no se juega con los sentimientos y si sales con una chica tienes que respetarla y quererla y si no, pues te vas y la dejas en paz. De verdad que yo trate de entender su desinterés su cero romance, sus indiferencias, trate de entrarle pero ya me cansé, yo lo quiero, pero estoy ya me está afectando mentalmente y no quiero eso, y tampoco.quiero que siga conmigo me está doliendo y obvio me va a costar pero ya no quiero seguir aquí, de verdad que me pongo a pensar y analizar las razones por las que lo quiero y no me puedo ir y no encuentro una, solo existen cosas que me dices que me debo alejar de el porq es alguien que no vale la pena.
Y wey soy alguien que sabe querer bonito, soy detallista, me preocupo por ti, siempre que tienes algo o te pasa algo estoy pendiente, me alegra tus logros, quiero estar cuando estás en un mal momento para ti, pero tu, Y no es que no me respondes los mensajes porq no tienes tiempo porq no pasas con el celular no. Es simplemente que no te dan la gana, es como que chchc dejemos ya cuando me de la gana le respondo, imagínate yo escribiendote preguntando cómo te fue pendiente de ti, volviendo a escribirte porq no me respondes a ver qué te ha pasado JAJAJAJJAJAJA como tonta, y a ti te es igual ya quiero que pase el tiempo rápido y te vayas de mí vida pero ya pasa siempre. Y ya Diosito si no es para mí o si es un idiota no lo pongas en mí camino que yo ya estoy cansada porfis. Déjame estar sola si aparece alguien que no vale la pena pero no me hagas volver a lo mismo ya no quiero y no puedo solo quiero esforzarme en mis proyectos de vida y graduarme nada más. Así que déjame seguir mí camino sola se que dolerá pero pasará, pero que ya no vuelva, siempre te digo que si esq que regresa que sea para quedarse, pero ahora ya no quiero nada, quiero estar en paz y no preocupada por alguien que no vale la pena. Porfavor sola y enfocada en mí. Porfis 🤞🏻🫰🏻
Amén.
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soyamelie · 8 months
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- Me casé, le dije.
- ¿ Cómo te has casado?
- Pues así, por el civil. Fue un martes.
Soy feliz. Me voy a mudar, pronto.
- Que bueno, me dijo, estoy feliz por ti. Que seas muy feliz.
Y yo no tuve el coraje de responder, ya no pude más. Recordé lo mucho que dolía estar lejos de él. Me dolía físicamente, era como perder la capacidad de respirar.
Nunca voy a volver a sentir lo mismo. Ese amor alocado, feroz y joven.
Solo dios sabe lo mucho que yo le quise.
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ladystardustshow · 1 year
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Quisiera no haberte soñado
Sin embargo quisiera que todo ello haya sido realidad
Quisiera que ese viaje pueda ser realidad
Quisiera que el final se splique
Pero tampoco así
Los caminos separados está bien
Pero quisiera no volver a verte
No volver a saber de ti como hasta ahora
Quisiera eliminarte de mis sueños como de mi vida
Quisiera no orar a Dios cada vez que siento que puedo verte y como le digo: "Señor, no quiero verlo, no por miedo, no por maldad, sino porque aún sabes que no tengo fuerzas para afrontarlo, porque sabes que me pondría mal"
Quisiera superar todo así como olvidé todo lo malo
Quisiera poder tener la chance de decirte que ya no soy como antes
Ya no soy fuerte
Ya no soy héroe
Ya no soy firme
Ya no soy fría
Ya no soy callada
Ya no soy ella
Me dejaste triste
Pero cambié todo y ahora soy
Feliz
Risueña
Habladora
Preguntona
Me gusta reír
Me gusta hablar
Me gusta salir solo a conversar
Me gusta solo ser compañía
Me gusta sentirme especial
Me gusta las sorpresas
Amo sentirme protegida
Amo sentirme vulnerable
Me gusta no ser la fuerte
Me gusta estar con quién amo 25/8
Me gusta amar
Me gusta querer
Dejaste a alguien tan fría y fuerte
Que yo sola me convertí en ese ser dulce que soy ahora y que quizás era mejor para ti pero no lo pude ser porque sino... Quién nos sostenía?
Soy muy amable
Soy mi lado más lindo y tierno
Soy quien te gustaría haber tenido a lado pero nunca pudo aparecer por miedo a ser débil y tú necesitabas a alguien fuerte, tan fuerte que hasta el final no supo responder, no supo actuar, no supo qué hacer cuando lo necesitabas porque ya no sabía cómo sentir, ya no sabía cómo vivir, no solo contigo, yo ya no sabía cómo ser yo. Me eliminé por completo y no podía salir de mi misma, no podía hablar, todo el mundo me necesitaba fuerte, todo el mundo me necesitaba atenta.
Tuve que romperme, tuve que haberte dicho la última vez que nos vimos que quería empezar de cero, pero no pude, porque estaba muy débil, muy cansada. Porque no me pareció justo que de las mil veces que yo volví a aceptarte la primera vez que quise volver a ser de 0 dijiste no, me trataste mal y nunca merecía eso, menos de ti, de alguien por quien cambié y eliminé mi lado sensible porque tenía que ser fuerte.
Quisiera poder olvidarte
Quisiera poder pedir perdón
Quisiera dejar de pensarte
Quisiera volver a amar
Pero hasta eso me quitaste
Y tengo miedo
Miedo de ser tan vulnerable que me hagan daño
Pero ahora soy así y no quiero cambiar, no quiero ser otra, quiero ser yo sin miedo ni máscaras por el bien del otro.
Quisiera que hayas visto como soy ahora
Quisiera que regreses y también hayas cambiado
Quisiera que no te drogues
Quisiera poder fumar contigo, porque somos felices, no por que desapareces con eso, no por necesidad de olvidarme
Quisiera estar ahí
Dios
Quítame su recuerdo
Quítame su amor
Quítame este amor que no lo merece
Que nunca lo hizo
Que nunca pude hacerlo tampoco bien
Dios ayúdame
A ser libre.
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cosasdealex · 1 year
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Y este año qué
2022 empezó con pocas metas pero de acuerdo con mi habilidad de llevar listas en el notes app, hice muchas cosas. Fui a un montón de ferias con mi emprendimiento de libros que creció mucho este año, aunque no sé si era mi sueño cargar libros de un lado al otro para que me pregunten yo por qué hago eso. Y yo responder cualquier cosa menos la verdad: yo no tengo idea de cómo llegué aquí. Empecé una lista en mi notes app de libros que quería leerme y de repente, llevo casi 500 libros vendidos este año. Aunque leídos, 25.
Este año además me gané unas becas para aprender de emprendimiento y del ecosistema del libro en Colombia. Fui a varias librerías a recibir esas clases y entendí que todos trabajan igual, con los libros a la espalda. Y que no es un mundo de puertas abiertas y venga que caben 1000, sino más bien de apoyemos lo que ya hay porque son escasos los interesados.
La Alex que llegó a esta ciudad y se refugiaba en las librerías sin saber más que comprar que libretas y postales para adornar paredes, estaría ahorita sorprendida de la Alex que ahora vende historias de mujeres y dice es que no soy librería feminista, yo lo que quiero es leer mujeres contando qué es habitar su cuerpo, su dolor y su trauma. O su romance amoroso imposible, o su aborto. No me etiqueten ni me pongan colores que no escogí o que quizás no busco que me representen.
Entonces recordaré algunos momentos que me parecieron memorables pero que no tengo necesariamente en fotos y haré OTRA LISTA pero ya no en el notes app sino aquí, en este espacio con más opciones de fuentes y gifs.
Este año lo comencé leyendo Just Kids de Patti Smith y me ayudó a iniciarlo inspirada. Leer a una artista tan posicionada pasar por tantos momentos de y yo qué hago aquí en NY de los 80’s me hizo sentir que teníamos cercanía. Esa es la fuerza de sus palabras, no creo que tengamos en realidad tanto en común aunque quién sabe.
Además lo recibí en un hotel que me gusta mucho junto a mi esposo viendo The Lost Daughter y sintiéndonos como unos amantes porque todo se sentía tan intoxicante y atrayente como una primera vez, o una escapada de la rutina.
Otra cosa que hice fue leer más memorias, me leí la de Jeanette McCurdy que me dejó con una sensación dolorosa en la garganta e incómoda con la vida de los niños actores. También Las Malas de Camila Sosa que me voló la cabeza con sus frases poéticas y su ímpetu para vivirse sí o sí en el cuerpo y forma que a ella se le dio la gana de habitar. Y una que me dejó un poco loca, La trilogía de Copenhague, sobre las etapas en la vida de una poeta y su posterior adicción a los fármacos. Mujeres guerrerísimas. Qué éxito.
Estuve en el concierto de The Killers donde canté hasta que pude las canciones que hace ya décadas cantaba en la ducha imaginando que tenía una cover band de acústicos y que tenía la mano cubierta de anillos y se me salían algunas lágrimas cantando a 1.5x heaven ain’t close in a place like this, bring it back down bring it back down.
Hablando de concierto estuve en 3 más donde destaco un momento en que el artista cantó una canción en acústico, solo con su guitarra, y nos dijo fuck you I’m gonna sing holy shit y es ahora mi canción favorita de la vida. Antes contándonos que solía cantar en trance de ácidos y que eso hizo que perdiera su ego y que lo extrañaba a veces.
Entonces ya llevamos algunos libros, película, concierto, canción, momento raro de confesión de artista y ahora me faltan las cosas agrias. Aunque me parece gracioso que uno pasa mucho tiempo diciéndose algún día me arrepentiré de haber perdido haciendo nada este día y este otro y este, cuando al final uno solo recuerda el año en momentos brutales o fatales y lo del medio lo borra en la edición. Pero igual si hubieron fatalidades, me sentí pérdida, me alejé de personas a quién quiero y descubrí algunas cruces escondidas en terapia.
Y también hablando de cosas que pasé por alto por mucho tiempo y me tocó enfrentar de repente, me vi Bojack Horseman, y aunque Severance, Dopesick, The Bear, Succession y White Lotus me volaron la cabeza, es ese dibujo animado el que me tiene hablando aquí sobre él. En Bojack vi la complejidad de las relaciones humanas, el peso que pueden tener las decisiones pensadas sólo en ti, el miedo de no encajar, y sentir esa avasalladora fuerza vital que dispara hacia otros lados pero te ignora y te aleja de todo, aunque te deja aquí, viéndolo todo. Wow.
Este año hice más cosas y espero hacer más pero dejaré el recuento en que vi, leí y me di cuenta de cosas muy intensas en lugares que no me esperaba. También aprendí que tengo mucho de mí que no conozco y que eso asusta e impulsa con la misma fuerza.
Gracias 2022.
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En verdad te volvió a pasar? Me da mucha risa, lo siento jajaja pero mejor ya cuando se acerque tu cumple toma vitaminas y listooo. Siempre los he odiado desde niña, me parecen lo más incómodo y me da hasta ansias en verdad, es como que algo que no puedo sentir en mi manos, de solo pensar me dio hasta escalofríos jajaja
Realmente he pensado mucho en eso y no tengo la menor idea. Constantemente siento yo, que cambio, mis ideas, mi pensar y mi sentir. Sigo siendo esa persona súper soñadora jaja pero creo que mi final feliz sería el yo sentirme bien conmigo misma tanto profesionalmente y personalmente. Cumpliendo mis metas (como todos) y viajando, eso siempre ha estado en mi lista. Conocer costumbres, aprender nuevos idiomas, comer comida de todo el mundo jaja en si descubrir nuevas cosas que mis ojos puedan ver y apreciar así sea lo más pequeño pero nuevo para mi. Eso sería una parte de mi final feliz y más cosas extensas pero de mi parte para mi de mi, eso sería.
No te preocupes, la verdad hay que aceptarla y a mi también me encanta el chisme jajaja mi gusto no tan culposo pero es qué hay unos que ufff, buenísimos en desenlace y final jaja. Mira me dio la gran excusa que le había salido un barrito y que no se sentía cómoda que los demás la vieran y que por eso. O sea mira, yo entiendo que gabs ha tenido ciertas inseguridades al respecto y no hago eso menos y mucho menos la juzgo, creo que todos tenemos algo que nos baja cañón y es parte de, perooooo lo que me molesto es que a los días siguientes estaba de antro como si nada o sea prefiero que sea sincera a qué me trate de ver la cara de tonta, en verdad. Y así han sido sus excusas.
Ay no, o sea en verdad nuestra amistad nunca se reparó de eso, pero hay momentos en que me siento hasta un poco incómoda la verdad y eso o sea me incomoda (o sea me entiendes aunque haya repetido la palabra jajaja) pero si, es extraño y prefiero mantener mi distancia de cierta manera.
Mira, ya ocupe esta conversación como mi diario personal, lo siento pero esta bien, te encanta el chisme jaja. La verdad creo que me dio depresión por todo y todo me refiero a lo que he pasado a lo largo de mi corta vida jaja Son cosas qué tal vez me negaba aceptar desde mi infancia, adolescencia y ahora adultez y me peso muchísimo todo y llegue a mi límite. Me mantenía fuerte y firme por mi mini personita favorita (mi mini mi) jaja pero me costaba cuando estaba sola pero no quería que nadie estuviera ahí, pero fue tanto el límite que comencé a no solo tener depresión si no trastornos alimenticios de los cuales me estoy recuperando aun. Esa fue mi manera de sabotearme de inconscientemente detener mi vida pero en serio no quería ser esa persona, me odiaba pero salí adelante, pude detener eso yo sola y con ayuda, pude finalmente brillar de nuevo jaja pero no se, o sea siento que tuve que pasar por eso para ser ahorita la que soy. En verdad soy otra persona, más positiva, más alegre más llena de vida y sonará cursi pero ya sabes cómo soy jaja pero amo cada instante de mis días, en serio no se como me pude hacer eso, cuando no se, soy la más intensa en romantizar mis días jajaja tlj que he tenido un cambio personal inmenso y me alegro por ello y estoy más feliz por eso pero sobre todo en paz. Aparte de que no se, literalmente soy súper intensa en todos los aspectos pero me gusta esa nueva etapa que no conocía en mi.
Claro, estaría padrisimo escuchar esa canción de ustedes, les quedaría buenísima porque ambos tienen mucha creatividad :)
Eso me suena a que sabes algo y no me lo quieres decir 🤔 jajaja dime con confianza pero si, tienes razón en ese aspecto.
Que grosera siii jajaja me volvio a pasar como todos los años y queee jajajaja avrd grosero yo que me tardo aaaaños en responder sorry jej siempre ando en todo y en nada a la vez y lo de las vitaminas creeme que las estoy tomando desde ahorita pero termino cediendo jajaaja me acuerdo de una frase que tu decias que era algo así como “mi sistema inmunológico esta muy sanooo” ajaja algo así me daba mucha risa pero sentía que si servia bastante jajaja
Creo que todos siempre estamos cambiando de ideas sabes? Tal vez algunas cosas antes nos parecían lo máaaas correcto y ahora lo pensamos dos veces o nos da cringe recordar en como pensabamos pero heyyy es parte de crecer timmy jajaj pero oye creo que mi final feliz seria siendo jodidamente millonario, puede que no sea feliz pero si sera un final millonario
Hoy estaba viendo un tiktok de franco escamilla que hablaba de los chismes y me dio muchiiiisima risa jajaja porque dice que prefiere escuchar los chismes sin querer a que te los cuenten directos y de plano si soy yo, me siento bien perra eisino ajjajajaja oye tal vez lo del barrito fue cierto pero tmbn que mal plan que ahi la dejo x asi decir como que ya no quiso hacer nada, voy a hablar con ella avrd ni le hablo
La otra vez vi que publico unas fotos suyas y puso un mega texto siento que fue algo de indirecta pero fue muy cursi de su parte poner tanta cosa pero creo que el siempre ha sido asi ojala un dia sea escritor o así jaja
Oye pero creo que mas que mantenerte bien por tu bb creo que debería ser mas por ti y pensar en como te gustaria que oensaran tus hijos en un futuro no? Bueno creo que yo lo pondria de esa manera, trataria de no ser tan pesado conmigo mismo por el simple hecho de no querer ver a mis hijos pasar por lo mismo que yo, asi que, creo que eso me motivaria a ser mas positivo, tal vez bromear un poco con eso de estar triste pero aunque sea cierto ser lo mas fuerte posible Y SIEMPRE platicarlo, porque de nada sirve sostenerlo y aguantarlo por siempre como dices que lo hiciste pero esta super bien lo que hiciste, te conociste a ti misma y eso fue muy bueno, espero que siempre lo hayas platicado con alguien, y tal vez no que te haya aconsejado pero si escuchado.
Pero, te felicito por tu nueva etapa y espero que todo sea mejor y siempre se multiplique para ti y todos lo que te rodean
Obvio bobis pura mente creativa, solo nos falta ser conocidos JAJAJA
Yo que voy a saber que te andaria queriendo ocultar Xime jajaja noo para nada pero si supiera algo te lo chismearia por que amoooo avrd jajajaja
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rememberjyou · 2 years
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09/09 El día D
Fue noche antes que subí una historia a mis redes de mucho tiempo, me llegó el sms y era el de tu amigo, dime, como el me puede mandar sms si sabe que tú y yo estamos "juntos" mmm no, el sabe algo, es ahí dónde empecé a hablarle como si todo estuviera bien y le pregunté por ti y tú "nueva relación",por un momento creí q el me iba a responder con un "no sé, según yo, ustedes siguen juntos" pero no, me responde con un "nc ayer salió con mi ex" y....
Quería vomitar todo mi desayuno y llorar a mares por ese comentario pero me dije "no", tu ya no mereces más mis lágrimas, desvelos y humillaciones, me rei y mire a mis hermanas en la mesa, le seguí la corriente al comentario y me llegó la foto de "ella", bonita si es, o al menos eso parece y ahí es donde te imagine tu y ella día antes caminando y comiendo, dándole todo la atención que yo merecía, dándole todo lo que yo merecía por el amor que te tenía, te imagine y apenas tome el jugo que estaba enfrente mío, quise ir a mi cuarto a desahogarme pero que más que mandarte sms, me habías desbloqueado para pedirme tu miserable chompa, entonces agarre mi cel y te dije todo lo que sentía...
Dios !!! Me sentí tan bien! Diciéndote todo lo que tenía guardado y al final no sé si lo escuchaste o lo eliminaste pero quiero que sepas que me decepcionaste, osea lo hiciste tan bien y fuiste tan astuto al buscarme un error mío y hacerme ver cómo la mala de la historia, donde simplemente yo era la víctima, no te culpo hiciste lo mismo con tus ex's y yo pensé q será la excepción, jajajaja que ilusa pero bueno.
Si si me bese con alguien ese domingo y me sentí tan bien saber que no eras tú y no solo ese día, hubieron más pero ya que, estamos hablando de ti amor, jajajaja aquí termino de ser tu pendeja y la loca que iba a tu casa a arreglar y hacerte dar cuenta de que te amo, uuuf me siento tan bien de que Dios y mis ángeles me alejen de gente como tú, me das asco solo eso te diré.
Espero seas feliz con ella y le des todo lo que yo no pude y la ames y la respetes jajaja como me dijiste, espero no hagas lo mismo que hiciste conmigo con tu nueva relación, cuídate y adiós poca cosa, si vuelvo a escribir espero sea algo reconfortante y no como ahora.
No vuelvas y si lo haces, me voy a reír tanto, que será para mí lo mejor, bueno si te vas y nunca más vuelves la verdad será lo mejor, me quitaste una piedra en el zapato.
Adiós.
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las-microfisuras · 2 years
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Llegará un día en el que una mano de luz golpeará la madera del corazón, con tal insistencia que no podré hacer otra cosa que levantarme y abrir. A la pregunta que se me hará entonces no sabré responder, más que con una sonrisa: no he hecho nada con mi vida. La desperdicié tanto como pude. La olvidé sobre el tejido de las estaciones, como se olvida un libro sobre un banco o un nombre en el corazón. Se la di a un transeúnte. Vistió su desnudez. Se le escaparon sus risas más claras. Le confié mis sueños y además solo soñaba con ella. Siempre se me escapaba. Iba, venía. Dormía bajo la página, atrayendo mis pensamientos hasta su último término: el cansancio, el silencio. Era el mensaje tras el cristal, el dios tras el día. Estaba en mi camino, era el camino mismo.
No hay nada en la contemplación más que la vida, desnuda y pobre. Ignora tanto la derrota como el triunfo, la pesadumbre como la fortaleza. No sabe más que de un silencio sobre la tierra suave, bajo el cielo en calma.
Nos enseña que el amor es imposible y que ante lo imposible, no puedes ni triunfar ni fracasar, solo mantener el deseo lo bastante puro como para no dejarse vencer por nada.
- Christian Bobin, Cartas de oro. Editorial El Gallo de Oro. Traducción de Alicia Martínez
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bookishnerdlove · 1 month
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DDMCV - 128
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DDMCV - Episodio 128   La mujer se tambaleó y torció su cuerpo, estrechando su mano que apuntaba hacia el Gran Duque Ruslan. Entonces el hombre que había estado actuando como un títere junto al Duque de Sordier habló de manera persuasiva. “¿Qué estás haciendo? ¿Qué tipo de cosa rara estás haciendo?” (Noble) La mujer que recibió la mirada punzante se levantó de un salto como si se sintiera una injusticia. “No, no es eso. ¡Soy una gitana de deambula en este imperio y puedo ver cosas espirituales!” (Medium) “¿Eso significa que eres una médium?” “Sí, señor, así es. Bueno, simplemente estaba caminando sin rumbo y pude ver la estrella del desastre flotando aquí. No sé cómo llegué aquí, pero supongo que Dios me puso a mí, un profeta, en esta posición.” (Medium) Fue un sonido aleatorio, pero la atmósfera de repente zumbó ante la mención de la estrella del desastre. Algunas damas nobles incluso se apoyaron contra la pared, casi desmayadas. Sin embargo, la mayoría de los nobles todavía parecían incapaces de comprender el impacto de las palabras de la médium. Entre la multitud confusa, un apuesto y joven noble se adelantó triunfalmente y preguntó: “¿Qué es la Estrella del Desastre?” (Noble) En lugar de la médium que no pudo responder y simplemente se quedó callada, una noble dama que apenas estaba apoyada contra la pared habló con voz temblorosa. “Hay una historia que dice que se crea una marca en aquellos que invocan monstruos y demonios.” (Noble Dama) “...” Como para respaldar sus palabras, la médium tembló convulsivamente y dijo: “Su verdadero aspecto malvado y poderoso es algo que sólo los médiums como yo podemos ver, así que... Una estrella del desastre se ha desplegado ante mí...” (Médium) El Gran Duque Ruslan y yo guardamos silencio mientras observábamos a la temblorosa mujer. El secuaz del Duque de Sordier que nos miraba, abrió la boca. “¿Cómo te atreves a decir algo tan imprudente, señalando a Su Alteza el Gran Duque Ruslan?” A primera vista, parecía que estaba tomando partido por el Gran Duque, pero si se profundizaba más, mostraba un impulso que decía: ‘Cuéntame más sobre lo que sabes.’ Con solo escuchar sus palabras se podría decir que los ojos de la gente se volvieron hacia el Gran Duque Ruslan. “¡No no! Ni siquiera sabía que él era el Archiduque. Sólo me sorprendí al ver la estrella del desastre y lo señalé...” (Médium) La aparición repentina de una grieta, el miedo de caer en ella y la atmósfera aparentemente misteriosa de una mujer con un sombrero de paja fueron suficientes para robarle a la gente la razón. Fruncieron los labios mientras miraban irreverentemente al Gran Duque Ruslan, con quien ni siquiera habían hecho contacto visual hasta ahora. Entre ellos, una noble dama que se armó de valor susurró en voz baja como si profetizara. “El maligno que desciende de la estrella del desastre, conducirá a los monstruos dondequiera que vaya... Ese hombre después de todo... Hará dedazos a todos los seres humanos...Y aparecerá un héroe y lo eliminará...” (Noble dama) ‘¿Ya no puedo aguantar más? No soporto que nuestro Lyme salga lastimado.’ Grité impetuosamente. “Entonces, lo que estás tratando de decir es que Su Alteza, el Gran Duque Ruslan, alberga una energía negativa, y sólo cuando Su Alteza desaparezca, ¿esa grieta desaparecerá?” ‘Vaya, me olvidé de fingir que estaba enferma y toser.’ Afortunadamente, a nadie parecía importarle mi salud, pero como el genio de la actuación que soy, tambaleé ligeramente mis piernas y la miré. “Cof, además, ¿estás siendo presuntuosa…?” La mujer se mordió el labio como si tuviera problemas para hablar. El Gran Duque Ruslan levantó la espada que llevaba en la cintura como si no hubiera nada más que notar. Originalmente, no se permitían espadas en el salón de baile, por lo que este era un privilegio otorgado sólo al Gran Duque Ruslan, la ‘espada del imperio.’ Las personas que sabían ese hecho temblaron. “Soy la ‘Espada del Emperador’ e incriminas a un buen hombre como yo.” (Ruslan) Al mismo tiempo que decía esas palabras, su espada, que fue arrojada cerca de la médium, brilló como si resonara. A pesar de que las miradas de la gente estaban llenas de miedo, él no parecía tener otros pensamientos... “¡No, no es una conspiración! De hecho, la Estrella del Desastre ha surgido, se ha levantado.” (Médium) ... Con una mirada fría en su rostro, estaba amenazando a personas que ya estaban en un estado de miedo, lo que podría llevar a resultados equivocados. ‘¿Qué tal? Está bien amenazar a tipos malos como estos.” Simplemente observé la situación con los brazos cruzados mientras miraba fijamente la malvada figura del Duque de Sordier. Efectivamente, como si hubiera juzgado que había ganado, habló como un caballero educado con ojos curiosos. “Su Alteza, creo que tendrá que demostrarlo. ¿No hay mucho alboroto estos días porque la Puerta del Monstruo se ha reabierto en el Norte?” (Sordier) “¿Es así?” “Sí. Incluso circulan duros rumores que yo, como Duque, no puedo soportar escuchar, como si Su Alteza hubiera informado falsamente haber cerrado la Puerta del Monstruo antes. Para erradicar tales rumores, ¿no quedaría claro si Su Alteza el Archiduque demuestra que no es quien posee la ‘Estrella del Desastre’?” (Sordier) Mientras escuchaba esas palabras en silencio, junté las manos, fingiendo estar ansiosa, y le pregunté al Duque de Sordier. “Oh, ¿cómo puedo demostrar que mi marido no alberga una energía maligna?” El Duque de Sordier me miró como si estuviera mirando un alce tonto atrapado en una trampa y luego respondió con una voz bien elaborada. “Aquí hay un círculo mágico de movimiento para una persona. Dado que sólo se puede enviar a una persona afuera, creo que Su Alteza el Archiduque podría salir por un tiempo.” (Sordier) Tan pronto como terminaron sus palabras, entendí el panorama general del Duque de Sordier. Esa grieta probablemente fue creada tomando prestado el poder del Gran Demonio. Sin embargo, sería difícil para él usar su poder a la perfección ya que recientemente convocó al Gran Demonio. Entonces, después de enviar fuera al Gran Duque Ruslan, probablemente ha planeado deshacerse de la brecha en el momento adecuado. Entonces parecería que el Gran Duque Ruslan realmente era la causa de esa aterradora ruptura. Además, el rumor de que es una existencia deshonesta se extenderá más ampliamente. ‘¿Creo que este fue un plan planeado después de enterarse que el Gran Duque Ruslan es un monstruo?’ No importaría si el Gran Duque Ruslan ignorara sus palabras y decidiera luchar para eliminar esa brecha aquí y allá. Debe haber calculado que si el Gran Duque Ruslan, que tiene la sangre de monstruo mezclada con él, se enfrentara a un demonio que era un ser superior a él, inevitablemente perdería. Lo miré con ojos claros, recordando la superficialidad del Duque de Sordier. Luego él se aclaró la garganta un par de veces y habló como si estuviera siendo educado. “De ninguna manera dudo de Su Alteza el Archiduque. En privado, es el esposo de mi preciosa hija y mi yerno. ¿Pero no sería correcto que se fuera por un tiempo?” (Sordier) ‘¿Estás loco?’ Cuando escuché que él era ‘el esposo de mi preciosa hija’, mis manos se apretaron. “Ya veo, padre.” En ese momento, un líquido que era tan pegajoso como el alquitrán y más negro de todas las cosas negras de este mundo comenzó a fluir por la grieta. El Gran Duque Ruslan miró la escena, colocó su espada en el suelo y susurró en voz baja. “No tengo ninguna intención de dejar este lugar.” (Ruslan) Tan pronto como terminó de hablar, el líquido de la grieta comenzó a subir por la espada del Gran Duque Ruslan. Y... “Oh, ¿la espada se está derritiendo?” (Noble) Mientras la gente estaba en shock, un líquido no identificado estaba derritiendo la espada del Gran Duque Ruslan. Sin embargo, el Archiduque permaneció inmóvil incluso cuando su espada desapareció. Pasó el tiempo hasta que los ojos de los que habían permanecido quietos se volvieron hostiles y la sonrisa en los labios del Duque de Sordier se hizo aún más brillante. Asentí, mirando al Duque de Sordier. “También espero que Su Alteza el Gran Duque se mantenga en su puesto.” No hace mucho, antes de abandonar el Gran Ducado, le pregunté al Sumo Sacerdote Schwein. Me dijo: El significado de ‘puede ser manejado a voluntad’ significaba literalmente que podía cambiar fundamentalmente incluso las características de mi poder divino. ‘No quiero demostrar que puedo usar el poder de Dios todavía, así que ¿por qué no cambiarlo un poco y revelar mi poder?’ Como el Duque de Sordier no ha jugado sus cartas a la perfección, también tengo que dejar al menos un as bajo la manga. Habiendo decidido eso, sentí el flujo del poder de Dios fluyendo a través de mis manos. Y ese poder cambió gradualmente sus propiedades para que otros sintieran que era poder divino. Después de calmar gradualmente la fuerza abrasadora azul, respiré breve y profundamente y apreté y abrí los puños. Debido al poder de seguir revelando mi aspecto crudo, el sudor comenzó a fluir por mi frente y mis labios se volvieron azules. Incluso para aquellos que podían controlar el poder divino, cambiar la naturaleza del poder era difícil. El Duque de Sordier, que no estaba al tanto de ese hecho, miró mi rostro silencioso y me regañó. “¿Por qué te quedas quieta? ¡Vamos a morir todos aquí! ¡Si hay una manera, deberíamos intentarla, Irina! Su Alteza, por favor tome este círculo mágico rápidamente.” (Sordier) Se esforzó por engatusarnos. En ese momento, el poder de Dios que revoloteaba en mis manos también se transformó en poder divino de acuerdo con mi voluntad. Hablé con la barbilla levantada para transmitir mi estatus de Archiduquesa. “Duque de Sordier, tengo una solución, así que cállate.” Tenía muchas ganas de decir algo que menospreciara abiertamente al Duque de Sordier y funcionó bien. “¿Qué?” (Sordier) Sonreí con satisfacción porque aparentemente di en el clavo. “Lo resolveré yo misma. ¿No lo entiende, Duque de Sordier?” El Duque de Sordier preguntó, apretando la barbilla, como si mi lenguaje informal fuera bastante ofensivo. “Tú... Tal atrevimiento.” (Sordier) Sin embargo, no respondí su diálogo unilateral que parecía haber surgido inconscientemente. En cambio, hice un gesto hacia el aire con el poder que rezumaba de mi mano. Para mostrar cómo la energía en mi mano cambia como un copo de nieve blanco. Pronto, la luz blanca pura más hermosa, suficiente para hacer temblar a las personas presentes, comenzó a revolotear como pétalos de flores en el aire. “Eso… ¿Qué es eso?” (Noble 1) “De manos de Su Alteza la Gran Duquesa...” (Noble 2) Sentí como si los copos de nieve de un blanco puro que habían florecido en mis manos se estuvieran desmoronando. Pronto el suelo tembló, y las grietas ennegrecidas se vieron cerrarse poco a poco. El Duque de Sordier dejó escapar una voz de mal humor con una expresión de desconcierto en su rostro. “¡Qué es esto-!” (Sordier) Levanté la otra mano y hablé como para bloquearlo. “No hay necesidad de un círculo mágico de movimiento. Yo los salvaré.” Los ojos de las personas confundidas brillaron mientras miraban el grupo de luces revoloteando en el aire. Entre ellos, algunos que visitaban a menudo en el templo o estaban interesados ​​en el poder divino gritaron con fuerza. “¡Oh, es poder divino!” (Noble 1) “¿Poder divino?” (Noble 2) No me importaron sus voces. Sólo me concentré en el hecho de que la luz blanquecina que lancé hacia el cielo golpeara la grieta del suelo. El Duque de Sordier escupió las palabras como si estuviera masticando. “¡Es una alucinación! ¡Cómo puedes tener poder divino! No existe tal poder en nuestra familia...” (Noble 1) Pero sus palabras fueron enterradas en vano. En el momento en que murmuró, una luz brillante comenzó a colorear todo el espacio con tanta intensidad que lastimaba los ojos de los presentes. Lo que al principio era de un blanco blanquecino se extendió lentamente hasta convertirse en un suave resplandor del atardecer y luego se convirtió en un enorme espada que brillaba como el hielo mientras lo sostenía en mi mano. La espada transparente pero afilada captó la atención de la gente. “Ah, dios mío...” (Noble 1) “¡Es como la espada de una antigua leyenda!” (Noble 2) Me encogí de hombros ante esa reacción. Fingí no escuchar la admiración de la gente y caminé hacia la grieta en el centro, sosteniendo la espada como si fuera un arma. Por supuesto, no me olvidé de alzar la voz como si estuviera hablando con todos. “¿Por qué no puedo tener poder divino?” Por supuesto, esas palabras estaban dirigidas al Duque de Sordier. Apretó los molares y murmuró. “...Sí, no será fácil.” (Sordier) Tienes que probarlo para descubrirlo. Anterior Novelas Menú Siguiente   Read the full article
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jlorenamoreno · 3 years
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Llegaste en un momento en que no lo esperaba, he de admitir que siempre me pareciste un chico muy guapo, quizás corporalmente no tenías todo lo que a mí me atraía, pero si una estatura perfecta, una muy carita bonita, con carisma, positivismo, alegría, aguante, una risa muy particular; traté de negarme a sentir algo por ti, te explique el porque, pero si hubo algo que me cautivó profundamente fue tu persistencia, tu objetividad, tU aguante, tus ganas de no rendirte para lograr lo que querías, hasta que poco a poco fui enamorándome de ti, ¿Cómo? No lo sé, ¿Cuando? Tampoco lo sé, solo sé que de un momento a otro no podía dejar de hablar contigo, no podía dejar de pensarte y no podía dejar de extrañarte, reír contigo, bromear contigo, incluso cuando me regañabas, llegaste a ser el complemento perfecto para mi, lo que me había falta a mi lo tenías tú.
Me enamoré, y me enamoré profundamente de un hombre menor que yo, pero que me hacía sentir la más poderosa de todas, me hacía sentir que podía con todo y que con si ayuda íbamos a construir cosas gigantes, un hombre que estaba para mí, me quería, me admiraba, me respetaba; otra vez empecé a hacer regalos, manualidades, detalles, bobaditas que para mí eran mucho, llamadas a diario, todo muy perfecto, pero de un momento a otro todo empezó a cambiar, discutíamos, yo no entendía que pasada, y terminamos... ¡Fue duro, durísimo! Sentía que se me venía el mundo encima, así que decidí escribir aprovechando que era o es la mejor manera que tengo para expresar mis sentimientos, pero también decidí dibujar, hacer un retrato de una de mis fotos favoritas, durante las primeras fases de creación del retrato mi abuela me acompañaba, todas las noches de llanto, ella no entendía porque sufría, pero no dormía si yo no dormía, me abrazaba y me decía "mija, eso está muy bonito", "le está quedando bien lindo", un retrato que no terminé en ese momento; para ser honesta siempre tuve la esperanza de regresar, no puedo mentir, siempre la tuve.
Recuerdo que estaba en taller comercial, realizando el tema de la pasarela, en momentos estaba realizando las estructuras y me ponía a llorar y las chicas me consolaban, no me conocían bien, pero me ofrecieron mi apoyo, en ese grupo había una pareja a la cual veía y nos veía a nosotros, él con 18 y ella con 21, se vean tan bien juntos que sentía envidia, yo siempre busque no alejarme, a ratos quería desaparecerme del mundo, pero en otras ocasiones solo quería estar entre tus brazos... cuidado de mi abuela en la clínica fue que me robaron, y yo no quería molestarte, no quería que me siguieras tratando como un cero a la izquierda, pero también me moría por verte, no podía mentirme, ese día llame a Juan y estaba con Adri, él me dio que me fuera para la casa de él, que me pagaba el taxi, pero no, no me les iba a tirar el polvo, así que decidieron llamarte, porque yo no tenía tu número ni nada, tenía miedo, miedo de verte de nuevo, no sabía cómo reaccionar, porque había conocido una persona muy linda, que después la encontraba por ningún lado, en fin... Lo demás ya lo sabes, aunque, ahora que lo pienso no recuerdo muy bien esa noche, creo que hablamos, la verdad no lo tengo muy en claro... (Aquí puedes agregar algo de esa noche tú) :v
Durante la creación de ese montaje recibí la noticia del fallecimiento de mi viejita, quedé en shock, quedé pasmada, quieta, ni siquiera me baje el celular del oído, fue Dayana la que me hizo volver en si, le dije y salí, ese día solo quería tenerte a ti, no más, pero no te tuve, me odiabas, yo no sé si no soy consciente de que te hice en ese momento, pero solo sé que irradiabas irá hacia mí.
Cuando nos dijeron que podíamos invitar a alguien a la pasarela inmediatamente pensé en ti, no me preguntes por qué, porque no sabria cómo responder a eso, ese día, el día de la pasarela fue lindo a pesar de que me sentía como un culo, fue algo simple, compartí contigo, fue agradable, ameno, sin mayor detalle, éramos nosotros siendo nosotros.
Eran tantas las ganas que tenía de estar otra vez a tu lado que te invité el día siguiente a que fueras a farrear conmigo, entre mis planes, era ir a pasar la noche por ahí por la 63, pero pues no quisiste, era entendible, así que ese dinero lo usé para pintarme el cabello.
Para este tiempo me dije que ya no más, que bobada invitarte, querer hablar... Después de todo eso surgió lo de la reunión donde el gordo, todos ansiosos de que tú llegarás y me vieras con el cambio de look, la verdad no esperaba mucho, sabía que no te gustaba el tono, pero x no me quise matar la cabeza, estuvimos arreglando todo para cuando llegaran, gratamente me sorprendió como me saludaste, y que alcance a notas que querías estar al lado mío y así, jajaja, hasta que algo estábamos hablando y te mencioné como "Santafé" y casi me pegas con la mirada, pero era lo que querías, que fuéramos amigos. A la final me deje llevar por mi corazón y empecé a seder... ¿Y para qué? ¿Para que en la mañana me dijeras que como amigos, que no confundiera las cosas... Me sentí tan estúpida, tanto que no me quise dejar acompañar con el flaco y Celos porque solo quería llorar, y eso hice, llorar como si no hubiera un mañana, tanto así que se me olvidó que estaba enferma.
Después fue lo del partido, en donde apenas cruzamos miradas y si al caso palabra y te dejé una carta en la billetera, o bueno, la puso Adri, jajaja, una que jamás decifraste, pero que también redacté mal, mera boba.
No recuerdo porque continuamos hablando, pero sí que discutíamos con frecuencia por todo y nada, aún sin ser nada, que me bloqueaste y en fin. Después hablábamos normal y de un momento a otro me saliste con una de las frases más lindas que me has dicho:
"Te necesito como Santa Fe necesita a Agustín"
Ese día me quería morir de la felicidad, no me lo creía y lloré como niña chiquita de la felicidad, después de 3 meses por fin estabas volviendo a mi, por fin... el día de mi cumpleaños, que lindo a pesar de que no salieron los planes como los querías, fue muy especial ¿Sabes por qué? Porque te tenía a ti y eras el mejor regalo que podía tener, sentía que tenía el cielo entre mis manos, te tenía a ti y me sentía completa.
Podría agregar mil momentos más, pero creo que no acabaría pronto, se me irían largas horas redactando, leyendo, releyendo, mirando ortografía sabiendo que al final uno que otro error saldrá.
Nuestros paseos, nuestras idas al estadio, nuestros encuentros con los chicos, nuestras idas a vender empanadas, cuando me iba hasta Bosa por verte, el casi vivir juntos, el que nos completáramos las frases del otro, nuestras fantasias, nuestrs o bueno, mi borrachera en la 1ra, tanto... Tanto tan bonito que se vio destruido por actitudes y actos que se hubieran podido evitar, o se hubiera podido hacer más, ¿Que hubiera pasado si...? No lo sabemos y no lo sabremos, quizás tengamos una idea, una muy bonita idea de lo que hubiera podido ser, no creas que todo lo que te decía era mentira, porque en el fondo sabes que no mentiría con algo que tú anhelas mucho a diferencia mía, porque yo si me vi teniendo una familia contigo, me vi teniendo a una pequeña Victoria, me imaginé viviendo en un hogar los tres.
Siento que vivimos momentos muy llenos de felicidad, de risas, de llanto, de juegos, de chistes, de caricias, de abrazos, de arrunchis, de amor intenso, me atrevo a decir que de amor puro, que quizás no se dieron las cosas como quise, como quisiste, como quisimos, que quizás me faltó más de mi parte para perdonar, que quizás pude hacer más por ti, si... Quizás, pero ya no podía ofrecerte una parte de mi, porque estaba destruida por dentro, lo intenta tanto, tanto que por más que intentaba no ser tóxica... Ya no podía, ya no, el desespero por quererlo saber todo me tiene donde estoy ahora, asistiendo al psicólogo porque no sé cómo manejar mis emociones, podrías estoy tan aferrada a una ilusión, a un sueño que no solo dependía de uno, sino de los dos, te amo, y lo hago con cada parte de mi, quizás no pareciera, quizás no me preocupaba lo suficiente, pero daría todo por verte feliz y entre mis tareas está el reconocer que solo te hago daño, que no soy lo suficiente para hacerte feliz, para complementarte, que quizás nuestro destino no es estar juntos, que mereces algo bueno y sano al igual que yo.
Solo queda por decirte que espero me logres recordar como una chica que quiso darte todo y se quedó corta, que se vio opacada por pensamiento y sentimientos tristes, pero que te amo con alma, vida y corazón, nunca dudes de mis sentimientos hacia ti y por favor, por lo que más quieras no me lastimes más, yo no quisiera borrarte de mi vida, pero si colocas cosas que me puedan lastimar así no quería voy a tener que hacerlo, no quiero jamás tener sentimientos negativos hacia a ti, no los tuve cuando tenía el derecho de hacerlo, ahora menos, soy consciente de que debemos tomar distancia, por salud mental, porque yo ya no voy a hacer parte de tu vida, pero no es ni a sido fácil para mí, aún así debí asumir lo que está sucediendo y respetar por amor a ti tu decisión.
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eldiariodelarry · 3 years
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Clases de Seducción, parte 34: Servicio (Final de Temporada)
Parte 1, Parte 2, Parte 3, Parte 4, Parte 5, Parte 6, Parte 7, Parte 8, Parte 9, Parte 10, Parte 11, Parte 12, Parte 13, Parte 14, Parte 15, Parte 16, Parte 17, Parte 18, Parte 19, Parte 20, Parte 21, Parte 22, Parte 23, Parte 24, Parte 25, Parte 26; Parte 27, Parte 28, Parte 29, Parte 30, Parte 31, Parte 32, Parte 33.
Rubén estaba sentado en el sillón del living de la casa de Daniela, con una lata de cerveza en la mano, sin conversar con nadie. Observaba a Sebastian conversando con la anfitriona y con Macarena, animadamente, y riéndose a carcajadas entremedio.
Había mucha gente en la fiesta, más de las que incluso pensaba que su amigo era capaz de invitar a su despedida.
Miró a su alrededor y no vio muchas caras familiares. De hecho, no logró siquiera identificar bien los rostros de la gente a su alrededor, y luego bajó la mirada a su lata de cerveza. “Quizás le pusieron algo”, pensó.
Levantó la vista, intentando analizar si se sentía extraño, mas allá de su inapacidad de identificar al resto de los presentes, pero justo su mirada se cruzó con la de Sebastian, quien se rió junto a Daniela y Macarena, como si estuvieran hablando justo de él.
Rubén bajó la mirada, avergonzado, intentando hacerse el tonto, como si no fuera precisamente su mejor amigo con quien había cruzado miradas. Bebió de un sorbo lo que quedaba de cerveza y luego sacudió la lata haciendo sonar el resto justo cuando Sebastian se paró frente a él.
—¿Por qué tan solo? —le preguntó su amigo.
—Solo estaba… —alcanzó a responder Rubén, pero ni siquiera él estaba seguro de qué estaba haciendo en ese momento—. Invitaste a harta gente —cambió hábilmente de tema.
—Si, me sorprende que todos hayan querido venir —admitió Sebastian—, pero la verdad sólo me importaba que viniera una persona —agregó con una sonrisa amplia, sin malicia.
Rubén se sonrojó por las palabras de su amigo, sabiendo que se refería a él.
—Ven, te quiero mostrar algo —le dijo Sebastian, extendiéndole la mano.
Rubén le dio la mano a su amigo, quien luego acomodó sus dedos para que quedaran entrelazados. Se puso de pie y siguió a Sebastian que lo iba guiando.
Se dio cuenta, que al ir caminando tomados de la mano, Rubén sentía una energía fluyendo desde su cuerpo hacia el de Sebastian, como si estuviese físicamente transmitiéndole toda su seguridad y confianza respecto a su identidad.
Sebastian lo llevó al baño y cerró la puerta detrás de sí. Se acercó a Rubén lentamente, con una sonrisa tímida y nerviosa en el rostro.
El corazón de Rubén latía con velocidad, y estaba seguro de que lo podía escuchar, hasta que sintió que una gota cayó la punta de su nariz. En ese instante dejó de sentir sus propios latidos.
Levantó la vista y no vio nada en el cielo del baño que le pareciera raro, pero aún así sintió otra gota caer en su frente. Miró a Sebastian, quien tenía la polera roja con varias marcas de gotas, pero él lo seguía mirando como si nada.
Estaba comenzando a llover en el baño y para su amigo eso no parecía preocuparle.
—Creo que deberíamos hablar con Daniela sobre esto —comentó Rubén, preocupado por el estado de las cañerías de la casa de su amiga.
—¿Hablar sobre qué? —Sebastian preguntó soltando una risita confundida. Estaba empapado, al igual que Rubén, pero todo eso le parecía normal.
Las gotas de agua caían tibias sobre la piel de Rubén, como si en realidad estuviera bajo la ducha, más que bajo una lluvia al aire libre. Aún así, podía escuchar la lluvia como si estuviera en un bosque tropical.
—¿Te acuerdas la última vez que estuvimos aquí? —le preguntó de repente Sebastian, acercándose nuevamente a él y entrelazando sus dedos con los de él.
Rubén lo escuchó muy claro, a pesar del fuerte sonido de la lluvia, y luego asintió.
—Esta es nuestra última oportunidad de terminar lo que empezamos ese día —continuó Sebastian.
Rubén estaba petrificado. Simplemente se limitó a ver cómo su amigo se acercaba lentamente a su rostro, y luego cerró los ojos cuando estaba a solo un par de centímetros de distancia.
Se sobresaltó cuando escuchó la puerta abrirse de golpe, y al abrir los ojos vio con sorpresa que Felipe lo miraba serio desde el umbral.
—Felipe… —murmuró Rubén, al momento que su pololo ingresó al baño y de brazos cruzados apoyó la espalda contra la pared.
Un fuerte trueno retumbó en el baño, seguido de su correspondiente relámpago, hizo que Rubén se sobresaltara, y se dio cuenta que su corazón nuevamente comenzaba a acelerarse, al tiempo que notó que ahora la lluvia era muy fría.
En ese momento, vio como cuatro soldados con traje de camuflaje café ingresaron al baño e intentaron llevarse a Sebastian.
Su amigo pataleó y gritó, intentando aferrarse a él. Rubén por su parte lo sujetó con todas sus fuerzas a medida que los relámpagos lo encandilaban por momentos, y el ruido de la lluvia sumado a los truenos hacían imposible escuchar a su amigo.
Dos de los soldados se dedicaron a tomar a Rubén para separarlo de Sebastian, y finalmente lo lograron, tirándolo al suelo boca abajo y doblándole los brazos para que los cruzara por su espalda, incapaz de moverse.
Lo último que vio Rubén de su amigo fue su mirada de terror cuando lo arrastraron fuera del baño, justo cuando uno de los soldados que lo llevaba desenfundaba su arma.
Rubén seguía en el suelo lleno de barro, detenido por los dos soldados que seguían encima suyo. Temblaba de miedo y de frío hasta que escuchó dos fuertes disparos que hicieron que todo se fuera a negro.
En ese momento, Rubén despertó.
El pecho le dolía y sentía que le faltaba el aire. Miró el reloj despertador del velador y se molestó al darse cuenta de que eran apenas las seis de la mañana con veintidós minutos.
Se sentó en la cama y se dio cuenta que estaba todo sudado, con la polera del pijama pegada al pecho, y el corazón aún le latía con fuerza por las emociones del sueño.
Fue a ducharse con el sonido del disparo aún dándole vueltas en la mente. Nunca había pensado en eso, en el peligro que podía significar que Sebastian hiciera el servicio militar. “Estará rodeado de armas, y de compañeros idiotas que creen que irán a la guerra”, pensó, y con eso se quedó: temía que su amigo perdiera la vida por un capricho de su padre.
Además, sentía algo de culpa por la presencia de Felipe en el sueño. Sentía extrañamente como si lo hubiese estado engañando, aunque tampoco podía dejar de pensar que en el sueño era su culpa que llegaran los soldados a llevarse a Sebastian.
—¿Y tu?, ¿tan temprano despierto? —le preguntó su padre cuando Rubén salió del baño—, pensé que hoy no tenías clases en la mañana.
—No tengo —respondió Rubén, aún aturdido por el sueño, a pesar de estar saliendo de la ducha—, tengo clases en la tarde nomas hoy, pero ahora en la mañana tengo que ir al cine.
—Ah —exclamó su padre, visiblemente confundido por lo temprano que se había levantado Rubén—. ¿Vas a desayunar? —le ofreció a Rubén, con una sonrisa paternal, y Rubén aceptó con la cabeza.
Se vistió con ropa cómoda y salió rápidamente al comedor a desayunar con su padre.
—¿A qué hora entras? —le preguntó su padre mientras comían.
—A las diez —respondió Rubén con la boca llena de cereal y leche—. Me desperté temprano y no pude seguir durmiendo.
—¿Por qué no?, ¿tenías pesadillas acaso? —Jorge se notó preocupado.
Rubén se demoró en responder.
—Soñé que estaba tranquilo con el Seba y llegaban los milicos a llevárselo y le disparaban —respondió finalmente.
—¿Y estás preocupado por su seguridad o por que se tiene que ir? —quiso saber Jorge.
—Ambas —Rubén dio un suspiro, y puso su codo en la mesa para apoyar el rostro contra su mano.
—Hijo, el Seba va a estar bien. No va a ir a la guerra ni nada parecido, solo lo van a entrenar en técnicas de defensa bélica que probablemente nunca aplique.
—Pero ¿y si le disparan por error mientras lo entrenan?
—Dudo que eso pase, imagino que deben tener muy buenos protocolos de seguridad para prevenir que esas cosas pasen.
Rubén se quedó pegado mirando la mesa, pensando en las palabras de su padre.
—¿Estás seguro que eso es lo único que te preocupa, hijo? —insistió su padre.
Rubén recordó por un instante a Felipe, de brazos cruzados y mirándolo serio al encontrarlo con Sebastian.
—No quiero que se vaya —admitió finalmente—. No sé qué voy a hacer sin él —su padre soltó una risita—. ¿Qué?
—Nada, hijo —respondió Jorge—. Ni siquiera por tu hermano estuviste tan triste cuendo se fue a Santiago.
—Eso es porque Darío siempre fue insoportable, papá —Rubén se molestó un poco—. El Seba es mi amigo, mi mejor amigo. El Seba es…
Rubén levantó la vista, y su padre lo miraba atentamente, esperando que terminara su frase. Pero no lo pudo hacer, no logró terminar la frase porque ni siquiera sabía qué quería decir.
—Es Seba es como mi hermano —completó la frase finalmente, después de buscar en su mente las palabras correctas—, el hermano que yo elegí. Amo al Darío, a pesar de todo, pero el Seba es como eso para mí.
—¿Seguro que es como un hermano para ti? —quiso saber Jorge, incisivamente.
—Si po, ¿cómo más lo voy a querer?
—Te pregunto, porque cuando somos jóvenes de repente tenemos sentimientos que no sabemos como interpretar…
—¿Me estás preguntando si me gusta el Seba? —Rubén se molestó con la pregunta de su padre.
—Sí —respondió Jorge, serio.
—¿Cómo se te ocurre?, ¿acaso un gay no puede tener amigos hombres porque si o si se va a enamorar de ellos? —Rubén se indignó por lo que insinuaba su padre—. Para que sepas ese pensamiento es súper homofóbico.
—Rubén, no vengas a tildarme de homofóbico, si sabes que eso no puede estar más alejado de la realidad —Jorge se molestó igualmente—. En ningún momento te dije que por ser un amigo hombre te vas a sentir atraído automáticamente a él —Rubén se sintió estúpido por haberle dicho eso a su padre casi de inmediato, sobretodo sabiendo que en el pasado sí se había sentido atraído por Sebastian—. Solo te preguntaba porque quiero entenderte para así tratar de ayudarte dentro de lo que pueda, pero al parecer tienes todo bastante claro.
Padre e hijo se quedaron en silencio por un par de minutos incómodos mientras comían.
—Perdona por lo que dije —le pidió Rubén a su padre, antes de que se pusiera de pie para levantar la mesa.
Jorge dio un largo suspiro, y luego respondió.
—No te preocupes, hijo. Solo te pido que no vuelvas a insinuar que soy homofóbico.
Rubén asintió con la cabeza y luego Jorge le dio un beso en la frente a modo de cierre del tema.
Cuando su padre se fue al taller, Rubén se sentó en el sillón a ver matinales, donde hablaban sobre las polémicas del reality show con temática apocalíptica que transmitían ese verano, y cuando ya eran las nueve de la mañana, se cambió de ropa, se alistó y salió a tomar la micro para ir a trabajar.
Al llegar al cine, se encontró con Catalina que, al igual que él, le tocaba atender la confitería.
—Estuvo muy lindo —le contó su amiga mientras comía palomitas de maíz, cuando Rubén le preguntó sobre su salida con Marco—. Fuimos a un pub a comer algo, pero no estuvimos mucho rato ahí porque la música estaba muy fuerte y no podíamos conversar, así que caminamos por el parque Croata hasta que llegamos casi al Mall —se rió al terminar la frase, indicándole a Rubén que estaba exagerando—. Estuvimos ahí en la costanera harto rato.
—No pensé que Marco podría llegar a ser tan… romántico —se rió Rubén, sorprendido por la sutileza de su amigo al planificar la cita.
—No fue romántico —lo corrigió Catalina—, pero fue distinto.
—¿Se sobrepasó contigo? —quiso saber Rubén.
—No, jamás —se rió Catalina—. ¿Qué imagen tienes de él?, solo nos besamos esta vez.
—¿Primera vez que se besan?
—Ay, Rube —volvió a reirse—, obvio que no era nuestro primer beso, pero a diferencia de otras veces, lo sentí distinto, como más serio, más comprometido.
—¿Y después del beso no te llevó a otro lado?, ¿ni a su casa?, ¿ni siquiera ahí a los roqueríos? —bromeó Rubén.
—¿Cómo se te ocurre que lo vamos a hacer ahí en los roqueríos? —Catalina estalló en carcajadas y le lanzó un par de palomitas a Rubén a modo de venganza por su broma—. De verdad, no pasó nada ayer, solo besitos. Por eso te digo que estaba raro, distinto; otras veces es como súper eufórico y todo, ahora estaba más tranquilo, más controlado.
—¿Te gusta realmente? —le preguntó Rubén, poniéndose serio.
—Si —respondió ella tras un largo suspiro, casi como si estuviera decepcionada.
Rubén sonrió y se acercó a su amiga a clavarle los dedos en el abdomen para molestarla.
—No sé a quién tengo que proteger de quién en esta situación —le dijo Rubén—, me tinca que voy a tener que cuidar al Marco de ti, para que no lo hagas sufrir.
—Ay cállate —respondió ella, dándole una palmada en la nuca—. No tienes que proteger a nadie porque ambos somos adultos responsables.
—¡No digas eso! —Rubén se tapó las orejas con las manos—. No somos adultos y mucho menos somos responsables.
—Ay es una forma de decir. Si sé que nosotros ni siquiera tenemos dieciocho aún, pero me refiero a que no somos cabros chicos. Al menos yo no sería capaz de hacerle daño al Marco, o a quien sea, a propósito al menos. Y me da la impresión que él es igual.
Si bien Catalina tenía razón, Rubén sentía que por la forma de ser de ambos amigos, si la relación llegaba a su fin en algún momento, Marco podría terminar un poco más afectado que ella (por la madurez y seguridad de Catalina).
Cuando estuvo a punto de iniciar la primera función de la mañana, se acercó a la confitería Álvaro, el corpulento compañero de la universidad que le provocaba un profundo rechazo, acompañado de Camila, la chica de melena rubia muy cercana a Constanza, que estaba pegada a su celular.
—¿Cómo estay perrito?, ¿trabajai aquí? —le preguntó el muchacho con su irritante voz carrasposa.
—No, solo me gusta venir y pararme detrás del mostrador con la polera del cine, pero no le digas a nadie para que no se den cuenta que en realidad no trabajo aquí —respondió con sarcasmo Rubén.
—¿Y a quién le puedo comprar las palomitas? —preguntó el muchacho confundido, interpretando literalmente las palabras de Rubén.
—A mi. Estaba bromeando —aclaró, poniendose serio.
—Ah —Álvaro sonrió aliviado—, disculpa perrito, es que ando medio lento hoy.
—Veo que no eres lento siempre —comentó sarcásticamente Rubén, mirando a Camila que seguía con la vista pegada al celular.
Álvaro se rió con el comentario de Rubén.
—Tu cachay perrito, mi vocación son las minas, la ingeniería en minas —el corpulento muchacho hizo gala de su arrogancia.
—Muy ingenioso —Rubén sonrió falsamente, sin siquiera intentar disimularlo—. ¿Qué vas a comprar?
—Dame las cabritas grandes, una coca zero y un agua mineral con gas.
Rubén preparó el pedido lo más rápido que pudo por su inexperiencia.
—¿No hay descuentos por ser amigo del que atiende? —preguntó sin rodeos Álvaro al saber el precio de la comida.
—Esos descuentos se pueden cobrar solo cuando uno tiene más de seis meses de antigüedad —inventó Rubén, y fingió que le importaba no poder hacerle descuento—, y este es apenas mi segundo día.
—Será en seis meses más entonces —aceptó Álvaro, creyéndose la mentira. Le pagó el precio total de la venta y esperó el vuelto—. Cuídate, perrito.
Rubén se despidió con una sonrisa, genuina esta vez (la despedida fue su momento favorito de toda la conversación).
—¿Quién era? —escuchó Rubén que le preguntó Camila a Álvaro mientras se alejaban caminando.
Rubén se volvió a enfocar en atender a los demás clientes que llegaban a disfrutar la primera función de la mañana.
—Toda una lumbrera tu compañero —comentó Catalina apenas tuvieron un rato para conversar nuevamente.
—¿Ves por qué me desagrada tanto?, aparte estoy sguro que es homofóbico.
—¿Por qué lo dices?, ¿es porque les preguntó a ti y a Marco si eran pololos?
—Si po, estoy seguro que hizo esa pregunta con mala intención.
—Bueno, no podría discutir eso —razonó Catalina—. Bueno si te hace algo, me avisas. Para la próxima lo vetamos del cine.
—¿Podemos hacer eso? —preguntó Rubén sorprendido.
—No sé —la respuesta de Catalina le provocó una carcajada a Rubén.
Al terminar su turno en el cine, Rubén se fue directo a la universidad, sin siquiera alcanzar a almorzar.
Al llegar saludó directamente a Marco, y le preguntó de inmediato sobre su fin de semana.
—Estuvo piola —respondió sucintamente su amigo.
—¿Cómo que piola?, ¿no saliste con la Cata? —Rubén se indignó con la respuesta de Marco.
—Ah si —se sonrojó, como si lo hubieran pillado en una mentira—, ¿cómo supiste?
—Supe porque la Cata es mi mejor amiga y me cuenta todo —respondió Rubén recalcando cada palabra.
—¿Todo, todo? —Marco se sonrojó.
—No, no todo todo —aclaró Rubén—, pero me cuenta las cosas importantes.
—Ah ya —exclamó aliviado Marco—. Estuvo piola —insistió en el término—, tranquilo, bonito.
—¿Lo pasaron bien? —quiso ahondar Rubén.
—Más que bien —Marco se veía realmente entusiasmado a juzgar por Rubén—. Me gusta mucho, Rubencio, no sé qué hacer.
—¿Qué hacer?, no tienes que hacer nada, solo confiar en ti —Rubén supuso que eso era lo que tenía que hacer una persona en la situación de Marco.
—No, Rubencio, me refiero a que nunca me había pasado esto, y no quiero cagarla. De verdad me gusta.
Rubén se lanzó a abrazar a Marco, entusiasmado por conocer su sentir respecto a Catalina.
—Pobre de ti si la haces sufrir —le advirtió.
—Si sé, Rubencio —Marco se puso serio—. Eso me da miedo: cagarla, echarlo a perder.
—La cagas y no te hablo más. Tenlo claro.
—Si sé, Rubencio —aceptó Marco con humildad—, pero igual no me refiero a eso.
Cuando entraron a la sala, se sentaron al lado de Gabriela y Barbara.
—¿Cómo están para la prueba de física del viernes? —les preguntó a los cuatro Tomás, que estaba sentado junto a Lucas en la fila frente a ellos.
—Colgadísima —contestó de inmediato Gabriela—. La física no es lo mío.
—Mejor pregúntanos el jueves —propuso Bárbara, interpretando a la perfección que efectivamente nadie había estudiado durante el fin de semana.
—Yo confío en los conocimientos de mi amigo —comentó Marco, abrazando a Rubén.
—¿Cuáles conocimientos? —Rubén se hio el tonto—, no entiendo nada de las resistencias.
—Chiquillos no se preocupen —les dijo Lucas con su voz suave—, el Tomy va a ir a mi depa a estudiar el jueves; pueden ir ustedes también. Pueden traer sus bebestibles si quieren, para estimular la concentración.
Lucas anteriormente les había contado que vivía solo, en un departamento que habían comprado sus padres con el solo propósito de que le sirviera para vivir mientras estudiaba lejos de su ciudad de procedencia (Copiapó).
—Me gusta tu estilo —Bárbara levantó la mano para que Lucas le diera los cinco—, ahí estaremos, para estudiar, obvio.
Rubén se entusiasmó con la idea de juntarse a estudiar con sus nuevos compañeros. Sentía que así podía lograr desarrollar mejores vínculos con ellos, y además podría entender la materia de física que lo tuvo bastante colgado la última clase.
Cuando terminó la clase, Rubén se fue a su casa rápidamente, ya que el sueño por haberse levantado temprano lo estaba comenzando a invadir.
Se quedó dormido en la micro, así que tuvo que bajarse un par de cuadras más lejos de lo que debería.
Cuando pasó por fuera de la casa de Sebastian, vio que su amigo justo iba saliendo, con una tenida muy casual. Por un impulso natural, se acercó a saludarlo con un fuerte abrazo.
—¿Vienes de la U? —le preguntó Sebastian.
Los ojos de Sebastian expresaban auténtica alegría por verlo, sumado a la amplia sonrisa que mostraba sus dientes perfectos.
Por un segundo, a Rubén se le pasó por la mente la última imagen de su amigo en el sueño, con el terror en la mirada mientras gritaba su nombre.
—Si, vengo de la U —respondió Rubén después de un par de segundos, tras dejarse llevar por los pensamientos en su cabeza—, ¿y tu?, ¿a dónde vas?
—Iba a verte —respondió Sebastian, sonrojándose levemente.
—¿En serio? —Rubén se sorprendió gratamente por la respuesta.
—Si —su amigo se rió tontamente.
—Vamos a la casa entonces.
A Rubén por alguna razón se le quitó de inmediato el sueño que tenía.
—¿Algo específico que quieras hacer? —le preguntó Rubén cuando ya estaban en su casa.
—Su Fifa, puede ser.
Rubén atendiendo la solicitd de su amigo, se fue a su dormitorio a encender la consola.
—Parece que salí justo en buena hora para venir a verte —comentó Sebastian mientras elegía el uniforme de su equipo.
—Si, saliste justo —a Rubén le parecía una bonita coincidencia haberse encontrado a su amigo cuando salía de su casa.
—No quería pasar más rato en mi casa, estaba chato —le contó.
—¿Por qué? —Rubén miró atentamente a Sebastian, que estaba sentado en la silla del escritorio.
—Porque mi viejo se la pasa hablando del servicio y lo maravilloso que es, como si no tuviera suficiente con saber que me tengo que ir esta semana, para que él me lo esté recordando a cada rato.
“Viejo de mierda”, pensó Rubén.
—Y más encima se la pasa peleando con mi vieja. Ahora ella dice que no debería haberme enviado para allá —Sebastian se notaba molesto particularmente con esto último—. Podría haber puesto ese argumento hace meses, antes de que mi viejo me cagara, no ahora.
Sebastian volvió a enfocarse en la pantalla del televisor cuando comenzó la partida.
—Si, debió haberse enfrentado antes a tu viejo —coincidió Rubén—. No entiendo cómo pudo dejar que esto pasara.
Rubén estaba igual de molesto que su amigo.
Sentado desde la cama lo observaba jugar, y realmente no podía creer que dentro de una semana ya no estaría con él. Eso, sumado a las sensaciones extrañas que le dejó el sueño que había tenido en la mañana lo tenía desconcertado.
—Te lo juro, no sé qué mierda tiene en la cabeza, para dejar que me vaya al servicio —continuó Sebastian—. Podría morir allá y ahí va a darse cuenta que la cagó.
—¿Por qué dices eso? —preguntó Rubén sorprendido por el comentario, pensando por un momento que Sebastian había leído su mente y sabía perfectamente lo que había soñado.
—Rube, tu cara —le dijo Sebastian con una sonrisa al voltearse a mirarlo—. Era broma. No me voy a morir.
—¿Cómo sabes? —Rubén seguía tan ensimismado que ignoraba la forma en que hacía esas preguntas.
—¿Cómo sé? —Sebastian soltó una risita nerviosa—, porque espero que no pase —continuó diciendo lentamente, y luego se puso serio—. ¿Crees que me pueda pasar algo?
La mirada de susto de Sebastian sacó a Rubén de su estúpido estado de perplejidad.
—No, ¿cómo se te ocurre? —le dijo finalmente Rubén—, lo único malo que te podría pasarte es que hagas nuevos amigos y te olvides de mi.
—Idiota, eso nunca va a pasar, aunque lo intente —Sebastian se rió nuevamente, dejando de lado el susto reciente.
—Más te vale —lo amenazó Rubén—, mira que cuando vuelvas nos tendremos que contar todo lo que nos pase en estos meses.
Sebastian se puso de pie y se sentó al lado de Rubén en la cama, mirando a la pantalla, y apoyó la cabeza en el hombro de su amigo.
—Te amo, Rube —le dijo casi en un susurro, sin motivo aparente.
El corazón de Rubén se aceleró, a pesar de que sabía desde siempre que era la verdad.
—Yo también te amo —respondió Rubén, inclinando su cabeza para apoyarla sobre la de su amigo.
Jugaron un par de partidas y cerca de las ocho de la noche, Sebastian se despidió de Rubén para irse a su casa.
—No te olvides del viernes, no puedes faltar —le recordó Sebastian—. Te tengo una sorpresa.
Rubén se puso un poco nervioso, recordando el sueño que había tenido.
—¿Qué cosa? —quiso saber.
Rubén se preguntó si era lo mismo que le quería mostrar en el sueño.
—No te voy a decir la sorpresa ahora po —Sebastian se rió, haciendo que Rubén se sintiera estúpido—. Pero en serio, no faltes porfa —insistió.
—Te lo juro por mi mamá que voy a estar ahí —nunca había dicho algo tan en serio.
A Rubén le llamaba la atención que su amigo estuviera tan inseguro de su asistencia.
—¿Al final cuándo te vas exactamente? —le preguntó Rubén.
—El domingo en la mañana —respondió Sebastian—. Tengo que estar a las ocho de la mañana en el regimiento. De ahí se supone que me llevarán a Arica, pero no sé cómo.
—¿Y el sábado qué harás?
—Tengo un almuerzo – cena familiar con mis viejos, mis tios y mis primos, para despedirme.
—Suena divertido —comentó con ironía Rubén.
—Da lo mismo, voy a estar con caña después del viernes —se rió Sebastian—. Va a ser épico ese carrete.
—Con mayor razón no me lo perderé —Rubén se rió y le dio un abrazo a su amigo a modo de despedida.
Volvió a entrar a la casa y le quedó dando vueltas en la mente el entusiasmo de su amigo por el carrete del viernes.
Al parecer Sebastian planeaba que fuera inolvidable, y Rubén no estaba dispuesto a perdérselo.
Al dia siguiente después de clases, Rubén tuvo turno en el cine, y al terminar su jornada, fue a la heladería a buscar a Felipe.
Cuando lo vio con su polera negra y gorro verde, de brazos cruzados frente a la caja registradora no pudo evitar recordar el sueño que había tenido el dia anterior, con su seriedad inalterable.
De todas maneras, cuando vio que se acercaba, Felipe esbozó una leve sonrisa, señal de que se alegraba de verlo.
—Me queda solo una mesa, pero llegaron hace poco rato —le dijo apenas llegó, para informarle que aún le faltaba—. ¿Me esperas?
Rubén respondió simplemente con un beso y se acercó a una mesa para sentarse. Felipe lo imitó.
—Estuve de pie toda la tarde —le contó—. Llegó mucha gente hoy y no tuve ni tiempo de descansar.
Felipe se levantó de la mesa y se fue sin decir nada, dejando a Rubén confundido. Al cabo de unos minutos volvió con una bandeja grande donde cargaba un plato de panqueques con helados.
—Para aliviar un poco el cansancio —le dijo Felipe mientras dejaba el postre y los cubiertos frente a Rubén, y luego se sentó junto a el.
—Gracias —Rubén le dio un beso en los labios en señal de agradecimiento.
Se sentía raro comiendo ahí en el local del centro comercial, pero estando este casi por completo vacío, con la mayoría de las tiendas a su alrededor cerradas.
—¿Cómo estuvo tu día? —le preguntó Rubén a Felipe después que volvió de atender un requerimiento de su mesa pendiente.
—Piola —respondió él sucintamente—. Poca gente para garzonear, pero hartos estudiantes que piden directo en el mesón, así que tuve que ayudar ahí.
—¿Estás nervioso por entrar mañana a clases? —le preguntó Rubén a propósito de los estudiantes.
—No —respondió Felipe, confiado—. Cuarto medio va a ser un mero trámite. De ahí al éxito.
Felipe se rio por su fingida arrogancia.
—Vamos a tener menos tiempo para vernos —pensó Rubén con pena.
—Ni tanto. Por lo general las clases son igual que en la U, temprano en la mañana —le recordó.
—Si, pero hay dias que tengo clases solo en la tarde en la U. Aparte con el trabajo...
—Ya, pero nos las arreglaremos —Felipe le tomó las manos—. Podemos vernos acá, puedes quedarte a dormir en mi casa, o yo contigo —Rubén se sonrojó al imaginarse eso, ya que aparte de la primera vez que tuvieron sexo, hasta el momento no se habían quedado a dormir en la casa del otro—. Lo importante es que seguiremos juntos. Aparte siempre nos quedan los entrenamientos.
—Esos si no pueden faltar —se rio Rubén—. ¿Cuándo será nuestro próximo entrenamiento?
—El viernes yo creo. Mañana y pasado estaré hasta tarde aquí.
—Yo igual estaré full ocupado estos días. No sé si pueda el viernes.
—Por que no? —quiso saber Felipe.
—Porque tengo prueba el viernes y después tengo carrete con el Seba. Su despedida,
—Ah, verdad que se va —recordó Felipe, y Rubén notó su incomodidad—. Bueno si, te queda algo de energía ese día durante la tarde, ya sabes donde encontrarme —agregó con coquetería.
—Lo tendré en cuenta —concluyó Rubén, considerando seriamente ir a su casa ese día, aunque no fuera a entrenar.
Cuando las personas que estaban en la mesa pendiente de Felipe pidieron la cuenta, Rubén justo le dio el último bocado al helado, y se paró a la caja para pagar.
—¿Cuánto es? —le preguntó a Felipe, que pasó a buscar la máquina para pago electrónico.
—La casa invita —respondió su pololo a la rápida, poniendo su mano en la cintura de Rubén y dándole un beso en la mejilla.
Rubén se sonrojó con ese gesto de cariño y le sonrió agradecido.
Esperó a Felipe para que terminara de cerrar el local junto a sus demás compañeros, y luego se fueron tomados de la mano al paradero.
El día jueves después de clases estuvo durante la tarde trabajando en el cine, y se sorprendió al ver nuevamente a Álvaro, esta vez acompañado de Constanza, que lo saludó con una emplia sonrisa y un exagerado gesto de la mano.
—Hola —lo saludó su compañero, algo nervioso, cuando se dio cuenta que era él el que estaba en la boletería—. Dame dos entradas para Soy el N��mero Cuatro, porfa.
—¿De nuevo? —comentó Rubén, recordando que el día lunes la primera función de la mañana era de la misma película—, ¿tan buena estaba la película?
—¿Cómo? —preguntó Constanza descolocada—, ¿ya la viste?
—No, Cony, nada que ver —Álvaro trato de sonar lo más convincente posible—, no sé qué habla este hueón.
“Es muy barza”, pensó Rubén, y lejos de molestarse, le dio risa la situación. Su compañero engrupiéndose a dos de sus compañeras por separado, quienes además él suponía eran amigas. “Quizás ambas lo saben y no les importa”.
“Bueno, ¿qué tengo que estar metiéndome en cosas que no me importan?”.
—Que disfruten la película —les dijo con su mejor sonrisa al entregarles la entrada.
Después de terminar su jornada en el cine, pasado las ocho de la noche, Rubén se fue al departamento de Lucas para estudiar para la prueba de física del día siguiente. Como iba con su ropa del trabajo, le pidió a Marco que le llevara algo de ropa para cambiarse al día siguiente, ya que todos se quedarían a dormir.
Se demoró en encontrar el edificio exacto, ya que no entendía las direcciones que su compañero le había dicho por teléfono, pero tras deambular por varios minutos en el sector Coviefi, finalmente logró encontrar la dirección.
Cuando llegó ya estaban Bárbara, Gabriela, Marco y obviamente Lucas. Tomás llegaría un poco más tarde porque también tenía trabajo a esa hora.
Rubén tenía muchas ganas de contarle al grupo la situación con Álvaro, pero prefirió aguantarse y guardar silencio, aunque no descartaba contarle a Marco en privado.
—Toma, Rube —le dijo Lucas, dejando una lata de cerveza y un vaso limpio de vidrio sobre dos posavasos en la mesa de centro, frente a donde Rubén se había sentado—. Siéntete como en casa.
—Gracias Lucas —respondió Rubén, sonriéndole con amabilidad—, ¿ya empezaron con el estudio?
—¡Ya empezó el viejo amargao! —le gritó Marco, desatando las risas de los demás.
—Relájate un rato, Rube —Gabriela le dio un golpecito en la rodilla—, estamos esperando al Tomi para empezar a estudiar.
—Aparte que el Lucas dijo que con sus trucos nos va a dejar listos para la prueba en un ratito —intervino Bárbara.
—¿En serio? —preguntó Rubén, dudando seriamente si al llegar Tomás serían capaces de entender algo de física considerando la cantidad de latas de cerveza que veía sobre la mesa.
—Si, Rube —confirmó Lucas—. Es súper fácil, así que no te preocupes. De aquí nadie se va sin quedar como un experto en física cuántica.
—Cálmate Einstein, son solo resistencias —comentó con sarcasmo Bárbara.
—Oye ya, no nos desviemos del tema —dijo Bárbara de repente.
—¡Verdad! —exclamó Bárbara, dejando a Rubén colgado—. Casi te salva la llegada del Rube, pero no te escaparás de la pregunta —se dirigía directamente a Marco.
Rubén no entendía de qué estaban hablando.
—Estábamos diciendo quienes nos parecen atractivos del curso —lo contextualizó Gabriela, como si hubiese leído su mente.
—¿Cómo no vas a encontrar bonita a ninguna de las chiquillas? —le preguntó Lucas a Marco.
Rubén miró directamente a su amigo, quien negaba la cabeza, sin mirarlo a él.
—Solo tengo ojos para una mujer —respondió finalmente Marco.
—Rube, tú eres su amigo —Bárbara se dirigió a Rubén—, ¿está hablando en serio?
—Más le vale que esté hablando en serio y no lo diga solo porque estoy yo —Marco lo miró y sonrió, divertido por la sutil amenaza.
—No lo dice solo porque estás tu. Es su respuesta desde antes que llegaras —le informó Gabriela.
A Rubén le dio gusto saber que Marco de verdad estaba enfocado en Catalina, y no andaba mirando para el lado.
—¿Y por qué mentiría si estás tu? —preguntó Lucas con curiosidad.
—Porque está empezando a salir con mi mejor amiga, así que tiene claro que si se la caga, lo mato —respondió Rubén.
—Bueno, aunque esté saliendo con tu amiga, igual puede encontrar bonita a alguna de las chicas del curso, ¿o no? —insistió Bárbara.
—Obvio, son todas bellas —respondió Marco rápidamente, con su mejor frase de galán.
—Ay, Marco culiao, ¿por qué eres tan perfecto? —le dijo Gabriela, riéndose.
—Todo un príncipe azul —comentó Bárbara.
—¿Y a ti, Rube?, ¿alguien que te haya llamado la atención? —le preguntó Lucas, cambiando el foco de la conversación.
—El Rube igual está pololeando, así que no puede responder —intervino rápidamente Marco, intentando salvar a su amigo.
—¡Ay ya, pero no sean fomes po! —comentó Bárbara—, si fuera por eso la Gaby tampoco habría nombrado a nadie. Si la cuestión es decir a quién encontraste bonito nomas, no a quién te quieres agarrar.
—Al final fui la única que se la jugó —se rió Gabriela.
—¿A quién encontraste atractivo? —quiso saber Rubén, desviando momentáneamente el centro de atención.
—Al Marco —respondió ella, enmascarando su vergüenza detrás de su risa.
—Qué mal gusto —bromeó Rubén.
—¿Cómo? —Marco fingió indignación—, y yo que te defiendo siempre.
—Oye pero si el Marco es súper guapo, como amiga te lo digo —se justificó ella.
Rubén podía aceptar sus fundamentos. Marco de verdad era guapo.
—¿No vas a responder? —insistió Lucas, sentándose al lado de Rubén esperando su respuesta.
—Voy a ser como el Marco y diré que son todos minos —respondió finalmente Rubén.
—No son todos minos —se rió Lucas.
—¡Buu, fome! —exclamó Bárbara, decepcionada.
A pesar de que estaba pololeando con Felipe, obviamente Rubén podía reconocer la belleza en otros muchachos, sin que esto significara que sentía alguna clase de atracción sexual hacia ellos. Sin embargo, le daba mucha vergüenza decir que encontraba guapo a alguien, quizás por la costumbre de tener que ocultar y reprimir por tanto tiempo hacia dónde se orientaban sus intereses.
—Si, qué fome, Rube —Lucas coincidió con Bárbara.
—¿Y tu? —le preguntó de vuelta Rubén—, ¿encuentras rico a alguno?
—Si, al Tomy —respondió Lucas sin vacilar.
Rubén sospechaba algo, pero ahora lo confirmaba. Ahora tenía la duda si la apreciación de Lucas era correspondida.
Por suerte para Rubén, sus compañeros no insistieron en saber a quién encontraba guapo, así que se pusieron a discutir sobre lo mal que les caía Constanza, conversación que Rubén no lograba entender, ya que a él le parecía bastante simpática (a pesar de su excesiva necesidad de figurar).
Después de harto rato, Tomás llamó al celular de Lucas y le dijo que no iba a ir a estudiar con ellos.
—Dice que su hermana tuvo que ir a cubrir a una compañera en el hospital y necesitaba que alguien cuidara a sus hijos —les contó Lucas, visibemente bajoneado—. Los hijos de ella, no de él —aclaró.
—¿El Tomi tiene hijos? —preguntó Marco, algo colgado con la última frase de Lucas.
—Si, tiene tres —respondió con sarcasmo Lucas.
—De siete, cuatro y dos años —complementó Bárbara al instante la mentira de Lucas.
—¿En serio? —Marco se inclinó muy sorprendido, provocando las risas de todos—. Ah, que son hueones —Marco volvió a apoyar la espalda en el sillón, y le lanzó un cojín a Lucas.
Después de varias horas de solo conversa, escuchar música y bailar, al fin se decidieron a comenzar el estudio, pasada la medianoche.
A esa hora Rubén ya veía borroso y apenas entendía lo que Lucas le explicaba, en parte porque su cerebro ya estaba demasiado empapado de alcohol, y en parte porque Lucas apenas modulaba y su lengua se trababa a cada rato.
—Chiquillos, ¿y si vamos a dormir un rato y nos levantamos temprano a estudiar? —propuso Bárbara, cerca de las tres de la mañana con los ojos muy chiquitos—, ¿Cómo a las cinco?
Todos aceptaron la propuesta sin reparos, y al pararse Rubén notó el mareo típico que le provocaba el alcohol.
Camino al dormitorio de invitados se tropezó con varias latas de cerveza vacias y a medio tomar, y se dio cuenta que sobre la mesita de centro había por lo menos unas 15 latas.
“¿De dónde sacó tanta cerveza el Lucas?”, pensó por un instante, pero no le dio muchas vueltas a esa duda existencial.
Lucas con Bárbara y Gabriela durmieron juntos en la habitación del anfitrión, que tenía convenientemente una cama King size, mientras que Rubén y Marco durmieron juntos en el dormitorio de invitados, en una cama de plaza y media.
—¿Vas a dormir debajo de las sábanas? —le preguntó Marco, apenas modulando.
—Abajo —respondió Rubén de inmediato.
Marco asintió, se sacó las zapatillas y el pantalón, y levantó las sábanas.
—¿Ventana o pasillo? —preguntó Marco. Aún quedaba algo de chispa en él, a pesar del sueño y del alcohol.
—Acuéstate nomás —se rió Rubén sin ganas.
Marco se acostó primero, hacia la pared, y luego Rubén lo imitó, qutándose las zapatillas y el jeans, y se acostó a su lado.
—¿De verdad no encontraste bonita a ninguna de las niñas del curso? —le preguntó Rubén a Marco, antes de que pudiera quedarse dormido.
—De verdad —balbuceó Marco.
—¿En serio? —insistió Rubén, y se recostó de lado para mirar a su amigo.
—En serio, Rubencio —Marco hizo lo mismo que Rubén para quedar frente a frente—. La Cata me tiene así. No sé qué me hizo.
Rubén, a pesar de su estado etílico, pudo ver que Marco decía la verdad.
—¿Y tu, Rubencio? —balbuceó apenas Marco—, ¿de verdad que…? —dio un largo suspiro e inmediatamente después comenzó a roncar.
Rubén resopló, a modo de risa sin energía. Cerró los ojos, y se quedó dormido igual que Marco.
A la mañana siguiente se quedaron todos dormidos. Despertaron pasadas las siete de la mañana, así que se bañaron apurados por turnos, y bajaron a tomar la micro para llegar a la universidad a su primera clase.
A Rubén le dolió la cabeza durante toda la mañana, y no lograba captar nada de lo que Lucas intentaba explicarle en los espacios muertos entre clases.
Sumado a eso, se le había descargado su celular durante la mañana y, a pesar de que rara vez lo usaba para algo más que escuchar música, no le gustaba sentirse como si estuviera descomunicado del mundo exterior. Lamentablemente, ninguno de sus compañeros andaba con un cargador que le sirviera.
—¿A nadie más le duele la cabeza como a mi? —les preguntó Rubén mientras intentaban estudiar después de almuerzo, el único tiempo libre antes de la prueba.
—Eso se llama caña, Rube —le dijo Bárbara riéndose.
—Si, no me digas que nunca lo habías sentido —preguntó Gabriela.
—Si, pero a ustedes los veo súper bien.
—Es porque nos sentimos bien —respondió Lucas—. Debiste haberme dicho antes de salir del depa, pude haberte dado una aspirina o algo.
—No importa, Rubencio —intervino Marco—. Cuando terminemos la prueba nos vamos para la casa y duermes un rato antes de ir donde la Dani.
La oferta le parecía tentadora, pero quería ir a ver a Felipe después de la prueba.
Cuando entraron a la sala, el profesor de física los sentó a todos separados por al menos un metro de distancia para evitar que se copiasen. Les entregó una prueba a cada uno, y apenas volteó la hoja Rubén, se dio cuenta que estaba perdido. No recordaba nada de lo que Lucas había intentado enseñarle. Su cabeza estaba tan saturada con el dolor palpitante que sentía, que no logró concentrarse en todo el día.
Estuvo dos horas sentado en su pupitre, intentando encontrar en cada rincón de su cerebro las fórmulas necesarias para resolver las preguntas, pero no lo logró.
Respondió prácticamente al azar lo que suponía que podía resolver, y cuando el tiempo se terminó, el profesor le quitó la prueba.
No fue capaz ni de mirar al profesor por la vergüenza que sentía. Nunca en su vida había respondido una prueba de esa forma, y salió de la sala de clases con una angustia rara.
—Ni me pregunten —le dijo a Marco y Bárbara que se habían quedado hasta el final, igual que él.
—Estamos igual, suframos juntos —le dijo Marco, y los tres se abrazaron intentando darse ánimos, aunque no lo lograron.
Para poder cambiar un poco de aires y tratar de animarse, decidió efectivamente ir a la casa de Roberto para estar con Felipe.
Mientras iba en la micro, se dio cuenta que de un momento a otro se había nublado, como si el clima estuviera mimetizándose con su estado emocional.
—¿Cómo te fue? —le preguntó Felipe apenas le abrió la puerta.
Rubén notó de inmediato que estaba entrenando, por la evidente humedad de su ropa.
—Pésimo —respondió Rubén desganado, con el cansancio acumulado.
Apoyó la cabeza en el pecho de Felipe, que estaba cubierto por la delgada tela de su musculosa blanca,y dejó que su pololo lo abrazara.
—¿Quieres hablar sobre eso, o te quieres despejar? —le preguntó Felipe dándole unas palmaditas en la espalda.
—Me quiero despejar —respondió sin levantar la cabeza.
Felipe soltó una risita y lo hizo entrar a la casa, para luego salir al patio donde estaba entrenando.
Rubén se sentó en la sillita que estaba al lado de la mesa de terraza, y miró a su pololo mientras se volvía a poner los guantes de box.
—Cuéntame de tu día —le pidió Rubén a Felipe, para poder pensar en algo que no fuera el dolor de cabeza insoportable o la prueba que acababa de rendir.
—No hay nada muy destacable —Felipe buscó en su memoria algo destacable de su día—. Fui al liceo, la profe Ester nos cuidó durante una clase porque no llegó el profe Zamora, y se puso a hablar del Mito de la Caverna. Me acordé de ti porque siempre me decías que era de lo único que hablaba.
A Rubén le causó gracia que Felipe recordara eso, y le subió un poco el ánimo, aunque el dolor de cabeza no paraba.
“No puedo estar así en el carrete del Seba”, pensó Rubén.
—En la tarde como no tengo clases, por ahora al menos, me fui a la pega a ver si salía algo —continuó Felipe, dándose cuenta que Rubén mostraba algo de ánimo—, así que ahí estuve, haciéndome un poco más de plata. Hace un rato llegué y me puse a golpear, ¿Quieres pegarle igual? —le ofreció Felipe, retirándose nuevamente los guantes sin usarlos.
Rubén se puso de pie y tomó los guantes que le ofrecía Felipe. Se los puso, y luego de que su pololo le sostuviera el saco, comenzó a darle sendos golpes de puño.
Se sorprendió de lo rápido que entró en calor solo con propinar unos golpes.
—¿Te sube algo el ánimo? —le preguntó Felipe.
Rubén asintió.
—Algo —admitió—, pero me duele mucho la cabeza.
—¿Por qué?, ¿te acostaste muy tarde estudiando? —Felipe le dio un par de golpes al saco, con los puños desnudos.
—Estudiando —se rió Rubén—. Nos pusimos a tomar cerveza y al final no estudiamos mucho. El Lucas, uno de los chiquillos, trató de explicarme ya tarde, pero mi mente no estaba recibiendo nada de información —ahora que hablaba de eso, a Rubén le causaba gracia, en vez de la sensación de derrota que sentía hace minutos.
—¿Fuiste a dar tu primera prueba en la universidad con caña? —Felipe de rió.
—Así parece —admitió Rubén—. Mi hermano estaría orgulloso de mi.
—Tu hermano no cacha nada. Tienes que tener más cuidado con eso —Felipe se puso serio—, o después vas a estar todo urgido porque te puedes echar algún ramo.
Rubén miró a Felipe a los ojos y notó que lo que quería decirle es que él ya sabía lo que se sentía perder un año, y no era algo agradable.
—¿Por qué no te tomas algo para el dolor? —le preguntó Felipe, cambiando de tema—, porque si sigues así con dolores dudo que disfrutes mucho la despedida del Sebastian.
—¿Algo como qué?
—No sé, una aspirina, o un relajante muscular.
—¿Qué es un relajante muscular? —preguntó porque descartó de inmediato la aspirina por su horrible sabor.
—Son pastillas que te quitan el dolor. Por lo general tomo después de entrenar y después no siento nada.
—¿Y sirve para el dolor de cabeza también? —quiso confirmar Rubén.
—Si po, supongo.
Rubén confió en las palabras de su pololo, aunque sabía que no tenía ningún conocimiento de farmacología como para saber esas cosas.
Felipe entró a la casa y Rubén lo siguió. Subieron al segundo piso y Felipe entró al baño, sacó un pequeño botiquín y buscó en su interior unas pastillas.
—Esas son —le dijo a Rubén entregándole una tira con cuatro pastillas pequeñas y amarillas—. Casi siempre me tomo una después de entrenar.
Felipe sacó una y se la echó a la boca, para luego tomar agua de la llave del lavamanos.
—¿Y cuanto se demora en quitarme el dolor? —preguntó Rubén mientras Felipe seguía agachado tomando agua.
—Como una hora —Felipe se quedó pensando unos segundos después de responder—. Espera. Mejor tómate una aspirina nomas —le quitó los relajantes msuculares de la mano—. Estas te pueden dar sueño. Mucho sueño.
—¿En serio? —Rubén se sintió aliviado por no haberlas tomado aún.
—Si. En mi caso a veces si y a veces no. Cuando me da, duermo de corrido hasta la mañana.
Rubén se tomó una aspirina y luego se dirigieron a la habitación de Felipe.
—Me voy a duchar —le dijo Felipe.
—¿Altiro? —preguntó Rubén, sentándose en la cama, deseando quedarse con su pololo un rato más, ya que sentía que se quedaría dormido si se quedaba al menos cinco minutos solo.
—Pero estoy todo transpirado —Felipe se rió.
—No importa, ven.
A Rubén le gustaba cuando Felipe estaba transpirado después de hacer ejercicios, lo encontraba excitante. Además, la humedad hacía que su piel morena brillara de una forma diferente.
Felipe se sentó al lado de Rubén y ambos se quedaron mirando mutuamente, sin decir nada. Felipe apoyó su mentón en el hombro de Rubén, tiernamente, y luego de un par de segundos comenzó a besarle el cuello, provocándole una sonrisa placentara inmediata.
Felipe nuevamente se puso de pie, tomó la corbata del liceo, que estaba tirada sobre el escritorio, abrió la puerta, y colgó la prenda en la manilla por fuera. Luego volvió a cerrar la puerta y puso el seguro.
Rubén entendió de inmediato que se trataba probablemente de algún código que tenía con Roberto para que no ingresara.
Felipe volvió a sentarse al lado de Rubén, e hizo que se recostara, abrazándolo y besándolo en el cuello.
Rubén se acomodó para quedar frente a frente con Felipe. Lo besó en los labios y luego se acercó a su cuello para sentir su aroma y el sabor salado de su piel.
Ambos muchachos se quitaron mutuamente las poleras que llevaban puestas, y luego Felipe acomodó a Rubén para que quedara de espaldas. Le desabrochó el cinturón, con el clásico sonar de la hebilla, y luego sin perder demasiado tiempo, le quitó las zapatillas y calcetines para dejarlo completamente desnudo.
Rubén se retorcía de placer mientras su pololo le hacía sexo oral, y luego cuando le hizo el amor.
El dolor de cabeza desapareció y dio lugar a puro placer en su interior.
Rubén sentía el aliento de Felipe en su boca mientras trataba de besarlo entre gemidos. Su conexión era tal que ambos acabaron al mismo tiempo, y Felipe se recostó al lado de Rubén, soltando una cansada risita.
Los muchachos se abrazaron, completamente desnudos, vulnerables y cómodos frente al otro. Se besaron nuevamente mientras Rubén pensaba que hasta hace un par de meses nunca habría imaginado sentirse tan cómodo y seguro con otra persona. Con otro chico.
Apoyó su cabeza en el pecho de Felipe y cerró los ojos por un momento.
Cuando los volvió a abrir, estaba mirando a la pared y la habitación estaba en completa oscuridad. Dio un salto al percatarse de lo que había sucedido.
—Conchetumare —murmuró con angustia a medida que comenzaba a temblar.
—¿Qué pasó? —preguntó la voz dormida de Felipe.
Rubén lo ignoró y pasó por encima de su pololo, buscando su pantalón para tomar su celular.
Intentó adaptarse a la oscuridad, sin pensar siquiera en encender la luz, divisó su pantalón a los pies de la cama, junto a su zapatilla derecha.
Buscó en el bolsillo su celular para ver la hora, y al abrir la tapa, se acordó que se le había descargado.
—¿Qué hora es? —le preguntó aún angustiado a Felipe, quien lo miraba aún desorientado desde la cama.
—No sé, deben ser como las diez —respondió Felipe, sin darle demasiada importancia.
Rubén, nervioso vio la silueta de Felipe dibujada contra la luz de la luna que entraba por la ventana, levantarse y buscar su celular en el escritorio.
—Son las tres y media —le dijo con cautela, entregándole el celular a Rubén.
Rubén sintió como si le hubieran dado un puñetazo en el estómago. Sintió como si no podía respirar y le costó un par de segundos comenzar a moverse para hacer algo. Lo que sea.
Se puso el pantalón, sin su ropa interior y luego tomó las zapatillas dejando tirados sus calcetines.
—¿Qué estás haciendo? —le preguntó Felipe.
—Voy donde el Seba —respondió agitado—, donde la Dani —se corrigió.
—Pero Rubén, mira la hora que es —le dijo Felipe con calma.
—¿Qué tiene?, estoy atrasadísimo —respondió Rubén, perdiendo el punto de la indicación de su pololo.
—¿Y no piensas bañarte siquiera? —no tengo tiempo.
Rubén apenas pudo ponerse la polera porque temblaba muchísimo.
Se sentía pésimo por haberse quedado dormido en el último día que Sebastian celebraría previo a su partida, después de haberle prometido (y jurado por su madre) que estaría ahí.
—Bueno, por último espérame para llamar al Roberto y ver si dejó el jeep acá —le pidió Felipe, y se puso a marcar el celular.
Rubén no esperó y salió del dormitorio con sigilo, para no despertar a la familia de Roberto que dormía a esa hora.
Se dio cuenta que no estaba el jeep en el estacionamiento de la casa, así que tomó las llaves de la mesita de noche para abrir la puerta y la reja, y luego volvió a entrar a dejarlas donde estaban.
—¡Rubén! —le dijo Felipe desde el segundo piso, intentando mantener la voz baja—, espera.
Rubén no le hizo caso y salió dejando la puerta abierta y cerrando con cuidado la reja.
—¡Rubén! —le gritó nuevamente Felipe, esta vez desde la calle, asegurándose que no despertaría a nadie en su casa.
Felipe lo tomó la mano para detenerlo.
—¿Qué haces? —le preguntó a modo de reto.
—Tengo que ir donde el Seba —se justificó, a punto de llorar por los nervios.
—Rubén, no estás pensando con claridad, ¿cómo piensas irte para all��? —cuestionó Felipe.
—No sé, en coleto, o en un taxi —respondió Rubén, como si fuera obvio.
—Ni siquiera tienes tu billetera, la dejaste tirada en mi pieza —le mostró Felipe, algo molesto, entregándosela—. Llamé a Roberto —agregó, más calmado—. Estaba con unos compañeros de la U carreteando, pero se venía altiro. Él nos va a llevar donde la Dani. Ahora ven —Felipe le extendió la mano y Rubén la tomó.
Volvieron a la casa y Rubén pudo respirar con algo de normalidad. Sentía como si hubiera estado aguantando la respiración bajo el agua por los últimos diez minutos.
Se sentaron en el sillón del living de la casa, ambos en silencio, y no pasaron ni siquiera cinco minutos cuando Roberto se estacionó afuera de la casa.
Rubén dio un salto y salió de inmediato.
—Vamos donde la Dani —le dijo a Roberto apenas abrió la puerta del copiloto, sin siquiera saludar, mientras Felipe apenas terminaba de cerrar la reja con suavidad.
—¿Estabas tomando? —le preguntó Felipe a Roberto cuando se sentó en el asiento trasero del jeep.
—¿Cómo se te ocurre? —se rió Roberto—, si sabes como soy.
—Bueno, tenía que asegurarme —respondió Felipe.
Roberto tenía muy claro que no podía beber si tenía que conducir después, y se ceñía a eso al pie de la letra. Ni siquiera un sorbo de cerveza. Nada.
—De repente el entrar a la U puede que haga cambiar tus costumbres —agregó Felipe.
Rubén se fue mirando por la ventana todo el camino, en silencio mientras los casi hermanos conversaban cosas triviales.
Se sentía sucio. No se había bañado antes de salir, y a mitad de camino recordó que no se había puesto desodorante ni perfume. Temía que Sebastian se diera cuenta de eso en el carrete, pero prefería eso antes que perder más tiempo volviendo a la casa de Roberto.
Cuando llegaron a la casa de Daniela, apenas Roberto detuvo el jeep, Rubén se bajó de inmediato y entró por la reja que estaba abierta.
—¡Seba! —gritó Rubén cuando atravesó la puerta de entrada.
Adentro habían unas quince personas que Rubén ni siquiera se dio el tiempo de reconocer, sabiendo que apenas viera a su mejor amigo lo reconocería como si fuera un diamante entre piedras de carbón.
—¡Seba! —gritó más fuerte, dejando que la desesperación se notara en su voz.
—Rube, ¿estás bien? —Liliana se acercó por la derecha de Rubén y le tocó el hombro, sobresaltándolo.
—¿Dónde está el Seba? —le preguntó Rubén, con los ojos humedecidos, ignorando la pregunta de su amiga.
—El Seba se fue, Rube —respondió Daniela, que se acercó a Rubén desde la cocina—, ¿dónde estabas?, ¿te pasó algo?
El corazón de Rubén se detuvo al saber que Sebastian ya no estaba en su propia fiesta.
—¿Para dónde se fue?, ¿cuándo? —quiso saber.
—Se fue como a la una para su casa. Estuvo toda la noche tratando de llamarte, pero no contestabas —le contó Liliana, con cautela, esperando que Rubén no reaccionara de mala manera.
—Al final dijo que no se sentía muy bien, que le dolía la cabeza y todo, pero… —Daniela dio un suspiro después de la última palabra, pero no completó la frase. Simplemente negó con la cabeza.
Rubén se dio la media vuelta cuando sintió que las lágrimas comenzaron a caer por su rostro, y esperó que las chicas no se hubiesen percatado de eso.
—Rube… —le dijeron Daniela y Liliana al mismo tiempo, pero Rubén simplemente salió por la puerta y no volvió a mirar atrás.
Se subió al jeep nuevamente, gracias a que Felipe le había pedido a Roberto que esperaran un rato, y se secó las lágrimas.
—¿Me llevas para mi casa, porfa? —le pidió a Roberto, sin mirarlo, y el muchacho echó a correr el motor sin decir nada.
—¿Seguro no quieres ir con nosotros? —le preguntó Felipe, acariciándole el pecho desde el asiento trasero.
Rubén simplemente negó con la cabeza, tras asegurarse que por lo menos llevaba sus llaves en el bolsillo del pantalón.
Se despidió de Felipe y de Roberto cuando llegaron a su casa y se bajó del jeep.
Entró con sigilo a su casa y se dirigió de inmediato a su dormitorio. Conectó el celular al cargador, que ya estaba enchufado, y como por un impulso mágico, salió de su habitación, cruzó el living y salió por la puerta hacia la calle, sin preocuparse siquiera de dejar bien cerrado.
Caminó hasta la casa de su amigo y llamó su nombre.
—Seba —dijo en un volumen moderado, intentando no hacer ruidos molestos. Miró a través de la reja la ventana que daba a la pieza de su amigo—. Seba —repitió.
Tras esperar un par de minutos, sin respuesta, volvió a su casa decepcionado. Se acostó en su cama, pero no pudo conciliar el sueño con facilidad.
Se despertó cerca de las 11 de la mañana, tras haber dormido solo cuatro horas. Escuchó que su padre sacó el Aska y salió de la casa, y solo entonces se lavantó. No quería hablar con su papá aún. De hecho, no quería hablar con nadie que no fuera Sebastian.
Se dio una ducha rápida, y apenas se vistió fue a la casa de su amigo.
Al llamar a la reja salió la hermana menor de Sebastian.
—¿Está el Seba? —le preguntó, intentando disimular su nerviosismo.
—Si, está durmiendo —le dijo la niña, pero de todas maneras lo dejó entrar, como hacía siempre—. Mis papás fueron al súper, así que mi mamá no te va a poder hacer panqueques como siempre.
—No hay problema, Prisci —dijo Rubén—, no tengo hambre.
Rubén abrió la puerta de la habitación de Sebastian, y vio a su amigo acostado dándole la espalda a la puerta. Al escuchar que Rubén cerró la puerta tras él, se volteó a mirar quién era.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó con la voz ronca.
—Te vine a ver —respondió Rubén con un hilo de voz.
Sebastian tenía los ojos hinchados y rojos, y Rubén supuso que era porque estaba recién despertando. Quería creer eso.
Rubén no sabía como comenzar a disculparse. Simplemente se limitó a mirar a su amigo levantarse y ponerse un short, como si él ni siquiera estuviera ahí.
—Perdona Seba… —comenzó a decir Rubén, pero se paralizó cuando su amigo finalmente lo miró a los ojos completamente serio, como nunca lo había hecho.
—¿Por qué vienes? —le preguntó nuevamente, serio, como si no hubiese escuchado a Rubén.
—Porque te quería pedir perdón, quería verte —respondió tartamudeando Rubén por los nervios.
—¿Perdón por qué?, ¿por dejarme botado anoche?, ¿la última noche que iba a poder ser libre? —Felipe tenía rabia en la voz.
—No te dejé botado, no a propósito —respondió Rubén, apenado.
—¿No?, ¿acaso llegaste anoche y no te vi? —preguntó con ironía.
—Te lo puedo explicar —Rubén estaba a punto de llorar.
—No me digas nada, Rubén —la expresión de rabia en el rostro de Sebastian se suavizó, pero mantenía su postura de enojo—. Ya me di cuenta que nunca te importé.
—¿Cómo puedes decir eso? —Rubén soltó una risita nerviosa, por lo ridículo que sonaba eso. Era la persona que más le importaba en el mundo.
—Cuando… cuando fuimos al paseo y el Marcelo nos amenazó, no estabas ni ahí —Sebastian lo dijo casi como buscando en el fondo de su memoria alguna excusa—, dejaste que pasara todo el paseo preocupado por esa hueá y no te importó.
—¿Cómo puedes decir eso? —repitió Rubén. Olvidó la pena que sentía y se molestó por las palabras de su amigo—. Tú no tienes idea de lo que estuve dispuesto a hacer para evitar que Marcelo le dijera a todos —Rubén soltó un par de lágrimas y sintió asco del solo hecho de recordar ese momento afuera de la discoteca en Iquique—. Dejé que ese hueón me sacara la chucha para recuperar la tarjeta de memoria, mientras tu andabas por ahí haciendo nada.
—¿Qué? —Sebastian estaba completamente sorprendido, y Rubén notó que apretó los puños—, ¿cuándo fue eso?
Rubén no respondió. No quería recordar ese episodio, ni tampoco quería hacerse el mártir en esa situación.
—De seguro es mentira, como cuando dijiste que por nada del mundo faltarías anoche. Lo juraste, incluso —le recordó Sebastian, volviendo a su enojo, aunque se veía cada vez más débil.
Rubén estaba seguro que iba a decir “lo juraste por tu madre”, pero se contuvo.
—¡No era mentira! —insistió Rubén, acercándose a su amigo.
Felipe le dio un empujón leve por el pecho para alejarlo.
—No te me acerques —le dijo, intentando mantener su imagen furiosa, pero Rubén estaba seguro que en sus ojos veía que se estaba esforzando mucho por rechazarlo.
—¿Por qué? —le preguntó.
—Porque no quiero que te me acerques —le dijo Sebastian, ya casi sin esforzarse en mantener su postura enojada—, porque me das asco.
—¿Cómo te voy a dar asco? —Rubén se acercó nuevamente—, ¿acaso te vas a hacer el homofóbico ahora?
Rubén sabía que era mentira, así que no le dio mucha importancia a ese comentario.
—Me das asco —insistió Sebastian, dándole otro empujón, esta vez más suave—, tu y tu pololo de mierda ese.
—No metas a Felipe acá —le pidió Rubén—, esto es entre nosotros.
—De seguro fue ese culiao que te convenció de no ir anoche —Sebastian tomó un nuevo impulso de rabia al hablar sobre Felipe.
—Él no tuvo nada que ver, si me dejas explicarte…
—¿Explicar qué? —gritó Sebastian—, ¿Qué preferiste estar con ese hueon antes que conmigo?, ¿o que andabas con tus amigos de la universidad, que no te van a amarrar a un imbécil sin futuro como yo?
—Sebastian, no prefiero estar con nadie antes que contigo —dijo Rubén, con un hilo de voz, cansado de intentar imponerse a su amigo—. Eres el único que me importa…
—Deja de mentir, ¿ya? —dijo Sebastian bajando la voz, la cual temblaba, pero Rubén no pudo ver bien su expresión porque tenía la vista borrosa por las lágrimas—. Ya sé que no te importo.
Rubén se tapó la cara con las manos y soltó el llanto.
Se sintió estúpido y humillado, por estar ahí de pie, en la pieza de Sebastian, quien insistía en que no quería verlo.
—¿Me vas a dejar explicarte lo que pasó? —le preguntó Rubén cuando pensó que el llanto ya no se interpondría en su capacidad de expresarse.
—No me interesa —dijo Sebastian con dificultad. Tenía los ojos llorosos, y en su mirada Rubén pudo ver que sentía precisamente lo contrario.
—¿Estás seguro? —insistió Rubén, dándole otra oportunidad.
Después de varios segundos, en que Rubén imaginó que el corazón y el cerebro de Sebastian tenían un debate interno, su amigo simplemente asintió.
Rubén se dio media vuelta y caminó despacio hasta la puerta del dormitorio de su amigo, esparando que Sebastian en cualquier momento lo abrazara de improviso. Nunca pasó.
Antes de abrir la puerta, Rubén se volteó y vio que su amigo le daba la espalda, como mirando por la ventana.
—Te amo —le dijo Rubén lo más claro que pudo, para que el llanto no obstruyera el mensaje.
Esperó unos segundos alguna respuesta de su amigo, quién tras un largo suspiro, se aclaró la garganta y dijo:
—Yo no.
Rubén sintió un dolor en el pecho tras la breve respuesta de su Sebastian.
Salió de su habitación con la mirada gacha, y tan rápido como pudo se fue de la casa sin responderle a Priscilla, que se despidió de él desde el sillón.
Llegó a su casa y se volvió a acostar en la cama, donde dio rienda suelta a su llanto, liberando toda la angustia que le había provocado toda la situación desde quedarse dormido la noche anterior hasta ahora. Se quedó dormido llorando, y despertó nuevamente a la hora de almuerzo, cuando lo despertó su padre.
Se levantó a almorzar y ocupó todas sus fuerzas para disimular su estado emocional.
—¿Cómo estuvo la despedida del Seba anoche? —le preguntó su padre, intentando iniciar una conversación.
—Buena, tranquila —mintió Rubén, sin dar detalles.
A pesar de toda la confianza que tenía con su padre, no quería que supiera que estaba destruido en ese momento.
Sabía que no lo había convencido, pero de todas formas su padre no dijo nada.
Durante la tarde Rubén se volvió a acostar en su cama, y le dio muchas vueltas en su cabeza a la reacción de Sebastian. No entendía por qué había dicho esas cosas tan hirientes, pero estaba seguro que no las sentía realmente.
Finalmente decidió ir a su casa tarde en la noche, para ver si había vuelto de su despedida familiar, y así poder hablar con él.
Pasada las diez de la noche fue caminando hacia la casa de Sebastian, gritó su nombre y salió la mamá de su amigo.
—Hola, mijo, ¿cómo está? —lo saludó la señora, con falsa amabilidad.
—¿Está el Seba? —preguntó de inmediato Rubén, ansioso.
Tenía las manos en los bolsillos y se dio cuenta que estaba temblando por la ansiedad. Apretó los puños para calmarse y liberar tensión.
—Sí está —respondió la señora—, pero está durmiendo ahora. Tiene que dormir bien porque mañana se va temprano al regimiento —agregó ella con orgullo.
—¿Y por qué está prendida la luz de su pieza? —Rubén señaló a la ventana de Sebastian, que estaba iluminada.
—Se le debe haber quedado prendida —supuso la mujer.
—¿Puede ir a ver si está despierto y decirle que quiero verlo? —le pidió Rubén, con la voz entrecortada, ya perdiendo su compostura y dejando que sus emociones salieran a la luz.
—Justo lo había ido a ver cuando golpeaste, y si, estaba durmiendo —la mamá de sebastian mantenía una sonrisa amable, pero Rubén sabía que mentía—. Es tarde también para que estés en la calle a estas horas —le dijo.
La señora se despidió y volvió a entrar a la casa, dejando a Rubén en la calle, solo.
El corazón le latía a mil por hora. Estaba convencido que podría ver a su amigo por última vez y podrían hablar, cara a cara. Comenzó a caminar hacia su casa, pero por un impulso se devolvió el par de pasos que había avanzado, como para volver a insistir en verlo, pero simplemente estaba sin palabras.
Ya no sabía qué más hacer. Se quedó mirando la ventana de Sebastian por unos segundos, hasta que la luz se apagó.
Se devolvió a su casa con un nudo en la garganta, y con toda su esperanza puesta en la última oportunidad que tenía de verlo.
A la mañana siguiente se levantó al escuchar el despertador a las siete de la mañana. Suposo que eso era lo más temprano que una persona racional podría salir de su casa si tenía que estar a las ocho en otro lugar.
Se dirigió a la casa de Sebastian de inmediato, sin siquiera lavarse la cara o cambiarse el pijama. Así tal cual estaba.
Esperó varios minutos para ver algo de movimiento. El primero que salió fue el padre de Sebastian, quien llevaba una maleta en la mano, la metió en el maletero del vehículo familiar, abrió el portón que había arreglado hace pocos días, y sacó el vehículo del estacionamiento.
Al rato salió Sebastian, vistiendo unos jeans y una polera roja, junto a su madre.
Su amigo, instintivamente miró en dirección hacia donde estaba Rubén, como si supiera que estaba ahí. La tristeza en su mirada era evidente, y Rubén estaba seguro que tenía los ojos llorosos.
No le dijo nada. No movió los labios ni le sonrió. Se mantuvo lo más frío que pudo, a pesar de que su mirada lo delataba.
Rubén lo observó petrificado. No podía creer que su amigo se estaba yendo, e insistía en actuar así, sin demostrar su afecto.
Sintió rabia y pena por la actitud de Sebastian y por toda la situación. Su mejor amigo de toda la vida se estaba marchando, y no estaba haciendo nada para darle un último abrazo, para compartir una ultima risa, para decirse todo lo que sentían por última vez.
Antes de subirse al auto, Sebastian lo miró una vez mas, y Rubén esperaba que corriera a despedirse de él, pero no lo hizo. Se subió al vehículo, y casi de inmediato su padre lo transportó lejos de la vista de Rubén.
Después de varios segundos que el auto del papá de Sebastian había desaparecido de su vista, Rubén se dio media vuelta y volvió a caminar hacia su casa, aún sin poder creer que su amigo ya se había ido.
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