(...) Por mi sangre navegan peces ágiles
y en mi cuerpo se enredan las raíces
de unas plantas violetas y amarillas.
Tengo en la espalda herida
cicatrices de alas inservibles,
y un poquito en mis ojos todavía
hay humedad inútil de recuerdos.
Pero, que importa todo esto ahora?
cuanto estiro los brazos y no hay nada
que no sea yo misma repetida.
Acaso no soy mar y no soy roca?
Misterios de colores en mi vida
suben y bajan en mareas altas
y extraños animales y demonios
se fingen ángeles y helechos en mis grutas.
Están además el mar, el sol, la tierra.
Ahora que he vuelto de un amor inmenso,
tengo ya en la palabra sin orillas
lo que pudo caber entre sus manos.
Guillermo Collazo (Cuban-born Spanish, 1850-1896)
A orillas del lago, 19th century
Colonial art, Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba
Collazo was born into an established colonial family in Cuba. He went to live in New York for a while, where he found work in the studios of Napoleon Sarony, saving enough money to open his own art studio and enjoying great success as a portrait painter. In 1883 he returned to Cuba, opening a studio in Havana, and five years later he decided to go to Paris, where he opened a large studio which became a meeting point for the Cuban exile community. He died in Paris, and in 1899, his family brought his remains back to Cuba.
Thanks to TikTok and the trending song of Perro Salchicha Gordo Bachicha, in which they describe a chubby dachshund sunbathing in the beach wearing a sailor hat and then it's taken by a mommy seagull to feed her baby (because it is mistaken for a Iberian spicy sausage), I can't stop thinking about S3 Steve and Robin as a pair of dachshunds in the scoops ahoy uniforms.
En la penumbra de la noche, con el sonido suave de las olas acariciando la arena, nos encontramos en la orilla del mar. La brisa salada envuelve nuestros cuerpos mientras nuestras manos se entrelazan con suavidad, creando un lazo que trasciende el tiempo y el espacio.
El cielo está salpicado de estrellas brillantes, como destellos de esperanza suspendidos en la vastedad del universo. Nos recostamos juntos en la arena, nuestros corazones latiendo al unísono con el ritmo del océano. El murmullo del mar nos susurra secretos ancestrales, mientras nos perdemos en la inmensidad del cosmos sobre nosotros.
No necesitamos palabras para expresar lo que sentimos; basta con mirarnos a los ojos y encontrarnos en el reflejo del universo que se despliega ante nosotros. Cada estrella es un recordatorio de la belleza efímera de la vida, y cada momento compartido es un tesoro precioso que atesoramos en lo más profundo de nuestro ser.
En esta noche mágica, en este instante eterno, nos damos cuenta de que no hay otro lugar en el que quisiéramos estar. Juntos en la orilla del mar, bajo el manto estrellado, encontramos la plenitud y la paz que tanto anhelamos. Y así, en este rincón del mundo donde el tiempo se detiene, prometemos permanecer juntos, navegando por las aguas de la vida con amor y compañía mutua