Comprendí que las curvas de tu sonrisa ya no me pertenecían, que ya no tenía el privilegio de ser el dueño de tu mirada tierna y cautivadora, y que tus labios habían perdido el deseo por los míos. Además, tu corazón ahora latía al compás de otro ritmo, ajeno al que una vez compartimos.
Despacito, así quiero sentirte, que poco a poquito saborees la comisura de mis labios y yo de los tuyos... Después, comerte la boca y beber de ti los más dulces besos mezclados con tu lengua que explora y reconoce mi boca...
Despacio... Así quiero besarte para descubrir lo que guardas dentro, para explorar los confines de tu aliento una y mil veces más!
Pienso en el ser ausente. Bruma. Niebla. Sensación de sus manos en mi alma. Es como si la sostuviera. Deseos de escribir su nombre en cada espacio luminoso. De besar su recuerdo. Sensación de ternura ilimitada que cae a golpes en mi pecho. Latidos violentos que resbalan de las huellas de sus labios. Suma de días. Tiempo. Tiempo. Tiempo. Tregua al tiempo. ¡Vuela, oh cruel enemigo, vuela hasta que retorne el anhelado.