Tumgik
#noches de desgano
verso-abstracto · 2 years
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El silencio será mi aliado en mis noches de desgano. La lluvia obnubilará mi mente y los ruidos de los coches llenarán el silencio que se habrá hecho tan de repente. Las caricias serán recuerdos del día en que te tuve y las lágrimas pasarán a ser los nuevos besos y signos de afecto. Algo complicado y no certero, pero así es esto. Porque entre nosotros todo fue al revés, hasta aquel día en que te vi por primera vez.
Little Moon
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caosesmejor · 18 days
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Escribo en defensa de los errores. De las proscritas intenciones de mis emociones.
De todo lo que llaman horrorosidades, de aquellas cuestiones de deformidades.
De las entidades que carecen de forma y de esa manera se escurren de la norma.
De todo lo que nombraron como pesadumbre de una entidad que vive no solo por costumbre.
De todo lo que se supone que debo cargar que al final es lo unico que me puede aliviar,
del dolor de tener en el cuerpo una textura, de tragar saliva y comer la amargura
de las mentes que afirman estar seguras de haber inventado un sistema sin dudas.
A eso es a lo que yo le dudo
¿Cual es la distancia entre lo perfecto y un cuerpo desnudo? todo lo que me mantiene respirando se relaciona íntimamente con el monstruo que estoy alimentando.
Esta cosa informe y carente de expresión en un actualidad de pixeles y de bots, donde todo me regala una respuesta aún sin saber qué es lo que mi alma lleva puesta.
Y para pertenecer me arrancan una opinión, me hacen desechar por mi boca la expresión que me afirma en sus manos a pesar de que todo eso me genere desgano. A pesar de tener la cara llena de granos y de alimentar en mi intestino a los gusanos.
En mi abstinencia encuentro la energía para gestar en mi seno la herejía de no ser para este presente la elegida que tiene todo en su mesa servida. En mis deformidades encuentro el contacto que buscaba, el agua que hace rato me fue arrebatada. La humedad que entre mis pliegues nace y que alimenta la fuente de mis secuaces.
Tengo delirantes conversaciones con todas mis infinitas imperfecciones y eso es lo que me separa de un mundo de realidad calculada. Es que el algoritmo tiene mi información, seguramente ahora marque el ritmo de mi ringtone pero no puedo optar con certeza por la relajación de una imagen sin impurezas ni contestación.
Es que yo no tengo margen de error, yo soy la hecatombe de la equivocación, soy el meo fuera del tarro, soy de todo lo perfecto la estría, el desgarro. Soy el pelo que huele a chivo, soy este monstruo con el que convivo. Soy un cuerpo inevitable, que aprende cuanto más ve que las cosas arden. En cada palabra veo la pulcritud de mi actitud de esclavitud, veo como el mundo me pasa tímido porque no se como meter la pata y sentir alivio. No se como enchastrarme hasta la cintura de esta textura que me afloja lo de escultura, estoy dura. No se como sentir dulzura si me separa de lo real esta armadura. Me visto de ropajes muy estilosos para que vean en mi cuerpo algo muy hermoso, para que a sus ojos llegue el mensaje de la droga de lo perfecto de mis trajes, que se relajen, les digo recibo sus halagos, estoy aca hecha a imagen y semejanza de lo deseado.
Pareciera que los que tienen el poder de valoración afirman el bien y mal y el beat de la canción, parece que ya han calculado todos los meos fuera de todos los tarros imaginados, parece que entre su probabilidad contemplaron todo recoveco de posibilidad entonces quizá una app pueda decirme en donde voy a terminar, quizá algún robótica entienda a mi cuerpo en una realidad distópica. Parece que lo que afirman lo hacen porque saben, porque asi es la inteligencia de lo que hacen, porque con su compleja calculadora saben lo que hago a toda hora y no van por la vida al tun tun, el procesador de datos no siente el sucumdum de una noche de verano, no se pierde en boludeces, no piensa en vano.
Después me cruzo con mi reflejo en las aguas, me veo así como soy yo al espejo y me devuelven una maraña de situaciones que no se como ubicar entre mis intenciones. Solo veo algo texturado, algo surrealista, algo inventado, veo una exploradora de tierras lejanas buscando la tierra prometida de la realidad creada. Veo unos ojos algo cansados de ver las pantallas de lo ya calculado, veo todas mis infinitas reproducciones pero muevo las carnes y cambian las ecuaciones.
¿En qué base de datos existo si ante este mundo mi mugre desvisto? Si a la fiesta de halagos no asisto y al que quiera opinar le sugiero amablemente que no se pase de listo. Tengo grasa colgando de mis pliegues, tengo mucho dolor en mis sienes, tengo un mundo que me crea paria y me brota deseo de esta maraña. Tengo en mi corazón algunas sensaciones que retumban a lo lejos como eco en vibraciones. A mi solo me llega un movimiento en las aguas, alguien tiró la primera piedra y soy de su calaña, el deseo de su pestaña y ahora una que es así toda humana tiene que convivir en un mundo de cuestiones estrafalarias, tiene que inventarse un lugar para poder ser erróneamente existente, para convertirse en testimonio viviente de la diferencia entre el algoritmo y la semente. La diferencia está en la información que contiene la calidad de la imperfección; imperfectamente adaptable a la incertidumbre de este mundo transformante, que me pide con un huracán de viento que me amarre y que no deje ningún cabo suelto, que me aferre a lo que siento y deje de buscar en mi garganta el acierto.
Así quizá algún día pueda exponer en crudo mis mejores verdades y ser de una vez por todas este manojo de irregularidades. De poder chorrear desde lo mas intimo de mis cavidades y así encontrar otras de-formas de humedades que se crucen con mis aguas con la contundencia de sus texturadas veleidades e inventemos un mundo donde creamos en los errores como nuestras intimas deidades.
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vaquero-soul · 1 year
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CARTA A LOS REYES MAGOS
Queridos Reyes magos:
Lo que más quisiera que me trajeseis no podeiss hacerlo, porque cuándo creces te das cuenta que lo que de verdad importa no se puede comprar. Entonces quiero pediros que cuándo dejéis los regalos en casa de los niños, volváis a cargar vuestros camellos y os llevéis las tristezas, esas que nos hacen agujeros en el alma, el desamor que se ha convertido en soledad, los problemas que de tan pesados ya no podemos cargar... llevaros, por favor, la persistente pandemia para que podamos volver a ver sonrisas en lugar de ojos tristes.
Cargar con las enfermedades, las del cuerpo y las del alma, hacer sitio en los camellos para llevaros también los sueños rotos, las esperanzas perdidas, las ganas que se convirtieron en desgano, llevaros las guerras, la corrupción y la falta de empatía... Llevaros los miedos, los dolores, las angustias.
Y si queréis dejarnos algo, déjarnos sueños nuevos, fortalezas renovadas, optimismo para ver y apreciar lo que tenemos, gratitud por los seres que han hecho que nuestra vida valiera la pena solo porque llegaron a ella.
Dejarnos la esperanza de caminos nuevos, de días plenos, de corazones que vuelvan a ser felices... despertar las alas dormidas y reparar las rotas.
Ha sido un año difícil, cada uno lo ha llevado como ha podido... veréis millones de ojos tristes, vuestro trabajo es que vuelvan a brillar como lo de los niños cuando abren sus regalos.
Llevaros lo malo y expandir la magia de la noche mas bonita del año como milagro en la vida de todos.
[Anónimo]
Enero,23
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hornyramostan · 1 year
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Entre caníbales;
Pablo aimar x lectora
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Un frío agosto de 1995. Estabas en el living del departamento que alquiladas con tu amigo Pablo. Bah, "amigo" te gustaría que fuera algo más que un siemple "amigo". Hace tiempo dejaste de verlo como uno y tenías sospechas de que el sentía lo mismo, pero no querías arriesgarte y perder su amistad. Se conocían desde que eran chicos y confesarle tus sentimientos podían dejar todos esos años en la basura.
Ahogabas tus penas en el sonido de tu guitarra. Te encantaba tocar la guitarra, muchas veces era tu escape de la triste realidad que te rodeaba. Pablo no estaba ahí en ese momento porque se había ido a entrenar. Te contó que River le había ofrecido un acuerdo para que juegue con el club, y estabas segura de que eso haría que si carrera despegue de una vez (y no te equivocabas). Estabas feliz por el, pero por otro lado sentías que era una señal de dejar de perder tiempo en decirle lo que sentías, porque de ser así, se empezaría a concentrar más en el fútbol y su relación probablemente se distanciaría. No lo culpabas por eso, pero querías asegurarte de que no pasara, no podrías soportarlo. Verlo con otra chica que no fueses vos, simplemente no podía pasar. Nadie lo conocía mejor que vos, nadie era mejor que vos para el, y no eras la única que opinaba esto. Eran incontables las veces que su madre te dijo que querías que fueses su nuera, o que eras la chica ideal para el etc etc etc.
Tus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de las llaves intentado encajar en la cerradura de la puerta.
Pablo.
Sonaba de fondo el álbum "Canción Animal" de Soda Stereo. Vos eras una gran fan de Soda y Pablo era ricotero hasta la médula, lo que generaba una linda rivalidad en cuanto a gustos musicales.
"Todo el día escuchando esta mierda vos" Dijo en un tono burlón cerrando la puerta.
"No te hagas el boludo que ayer te escuché cantando "sueles dejaaaarrmeeee soloooo"" cantaste con claro índole burlón, riéndote de tu compañero de piso.
"Ajá ajá"
"Bueno dale no te enojes, ¿cómo te fue en el entrenamiento?"
"Mm, bien"
Notaste cierto desgano de su parte, cosa que no era normal en el. Solía volver animado de los entrenamientos.
"¿Te pasa algo a vos que andas así de bajoneado?"
"Eh? A mí? Nah no pasa nada, cansado nomás"
"Dale Pablo no me intentes mentir a mi, que somos pocos y nos conocemos mucho, dale que pasa?"
"Nada nada, una boludez mía"
"Evidentemente no es una boludez si te pone así" Le dijiste tomándole la mano guiandolo al grande sillón que compartían.
"Pasa que, no nada enserio no pasa nada" Dijo intentado zafarse de tu agarre, pero no lo consiguió.
"Pablo dale, enserio te digo, que pasa?" Finalmente sentados ambos en el sillón.
"No sé cómo decirte esto Ju, pero creo que estoy sintiendo cosas por vos" Seguido de eso trago fuerte, cómo si tuviese un nudo en la garganta.
"¿Qué cosas Pablito?"
"No sé, cada día me estoy dando cuenta de que ya no te veo como una amiga, osea si, pero no solo como eso. Sos una hermosa mujer y me daría tanta pena dejarte ir. Me hace mierda escuchar cuando me contas o cuando hablas con las chicas sobre el tipo que te comiste en algún boliche. Me pone mal saber que no soy yo ese chico del que hablas, de que alguien más está disfrutando de esos labios y no soy yo. Que alguien puede conquistarte, sacarte a comer, llevarte a una cita, besarte, acariciarte, tocarte y no poder ser yo. "
"Pablo-"
"La puta madre me la re mandé"
"No, boludon, te queria decir, que siento lo mismo que vos. No puedo soportar la idea de perderte y no haberte dicho nunca todo lo que siento, de perderme al hombre de mi vida por una pelotudez"
Se miraron a los ojos por unos segundos en los cuales empezó a sonar en el reproductor de cd la 8va canción del disco "Entre caníbales"
El inicio del tema dió inicio a un apasionado beso entre ambos que derivo en una larga noche en la que se demostraron cuánto se deseaban y hace cuanto guardaban todos estos deseos.
No pasó mucho más hasta que Pablo te pidió ser su novia, y vos con gusto, aceptaste.
Bueno, es el primero en mi idioma natal asi que fue bastante más fácil de escribir ajdhdk.
Ojalá les guste!
Well it was the first time in my natal language so it was way more easy to write.
I'll keep writing i'm English too but i probably write more in spanish too 😁.
Hope you like it!
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sohndesmeeres · 1 year
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Amarse desde la diversidad
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Amarnos a nosotros mismos desde la diversidad es un proceso difícil teniendo en cuenta que desde que somos pequeños nos enseñan a odiarnos y a despreciar lo que somos, lo que sentimos y lo que quisiéramos llegar a ser.
Nos crían desde estándares religiosos y machistas y nos imponen normas y formas de comportarnos que, en ocasiones, no concuerdan con lo que realmente somos o con lo que nos hace sentir cómodos llevándonos a sentir miedo, ansiedad y un sinfín de emociones que nos traen por los suelos desde nuestros primeros años de vida.
Cuando eres diverso, debes lidiar con la discriminación en casa y también en la sociedad pues todas las enseñanzas que los niños reciben en sus hogares se ven luego replicadas en los centros de estudios en donde algunos sufren de acoso por ser diferentes y no encajar en la norma de lo que se cree correcto y apropiado, el bullying es real, es dañino y en esas tempranas edades, es capaz de dejar heridas grandes y difíciles de sanar.
Desde nuestra infancia nos vemos menospreciados, humillados y empujados a mentir, a fingir ser lo que no somos y crear todo un personaje, con todo y disfraz, con el que tendremos que vivir por el resto de nuestras vidas hasta que se nos vuelve cansado y agotador.
Nuestro transitar de la infancia a la adolescencia y juventud es igual de tedioso y repercute en nuestra adultez. Fingir ser algo que no somos es exhaustivo y puede minar nuestras energías al punto de llevarnos a la tristeza, al desgano y no apreciar el ser que somos.
Crecer y vivir con un disfraz, con una mentira siempre lista en la boca es agotador y no todas las personas diversas tenemos la suerte de saber lidiar con ello… Hay vidas que se apagan antes de poder llegar a la auto aceptación y a ese amor propio.
El problema de este disfraz y estas mentiras es que se vuelven una eterna bola de nieve, que crece sin control. Una mentira lleva a otra y a otra lo cual tiende a generar mucha ansiedad en las personas diversas.
Cuando en casa no te aceptan, cuando en el colegio/universidad te discriminan, cuando la misma sociedad o la iglesia te recuerdan que lo que eres “no está bien” la tristeza y la inseguridad se convierten en tus compañeras y no siempre saben aconsejar de la mejor manera.
Si tú eres diverso podrás comprender mis palabras, pero si no lo eres ¿Te imaginas verte al espejo y no poder reconocerte en tu propio reflejo? ¿Te imaginas estar en una mesa rodeado de personas que te insultan, que te agreden, que te dicen que eres incorrecto o que eres una aberración día tras día y noche tras noche? ¿Te imaginas cómo debe sentirse encerrarte en tu habitación para llorar, para pedir clemencia a los cielos o en lo que creas, pidiendo que te cambie, que te haga “normal”, que te permita encajar?
Llegar a amarte a ti mismo cuando te enseñan a odiarte es un proceso muy complejo y toma mucho tiempo, trabajo y esfuerzo. El problema es que debemos derribar todas esas paredes que la sociedad, nuestras familias y la iglesia nos fue construyendo alrededor, en donde nos encerró para que nuestros colores no brillaran y son paredes a veces muy gruesas, muy altas y el interior es bastante oscuro y sin aire.
Es un trabajo que solo se puede iniciar cuando se tiene la voluntad y el deseo, cuando se pierde el miedo al qué dirán, pero llegar a este punto significa haber pasado por un punto de quiebre muy duro y difícil de atravesar.
A mi me tomó mucho tiempo, casi 30 años de mi vida, lograr romper con todas esas ideas nocivas y tóxicas que la vida me había inculcado. Me tomó mucho tiempo encontrarme a mí mismo y aceptar cada pequeño detalle de lo mucho que soy.
Tenía miedo a quedarme más solo de lo que ya me sentía, pero la carga era ya muy pesada, ya no podía seguir mintiéndome ni encerrando mi propia esencia, hacerlo me estaba matando, me está consumiendo por completo.
Por eso hoy que ya puedo verme al espejo y ver lo maravilloso que soy, lo único que quiero es poder dejar un impacto, una huella, una forma de ayuda para que otras personas no deban pasar por lo mismo.
Las personas diversas somos hermosas, somos personas con plumas de todos los colores y no merecemos que nadie nos las arranque ni las pinte de negro o de blanco.
Las personas diversas somos maravillosas, con sentimientos puros y grandes, profundos y fuertes y somos capaces de llenar el mundo con nuestra alegría, nuestra valentía y nuestro amor.
Las personas diversas somos personas heridas, lastimadas, al menos en mi caso, me considero también una persona dañada, pero somos personas que no se rinden, que sí están juntas se vuelven más fuertes.
Sé que todo esto suena desalentador, pero es la razón por la que quería hablarte hoy de esto. Debemos generar conciencia para que las nuevas juventudes puedan salir de ese círculo vicioso lo antes posible.
Debemos trabajar para que puedan librarse de esos roles, papeles y estereotipos que no les corresponden y puedan vivir siendo quienes son, siendo felices, siendo honestos y transparentes.
Nadie tiene por qué sentirse apartado de la sociedad. Al final, todos somos iguales y todos merecemos la oportunidad de amarnos a nosotros mismos por lo que somos y por lo que tenemos dentro para ofrecer al mundo.
Nadie tiene por qué estar metido en un closet, fingiendo ser lo que no es, dejando pasar oportunidades de ser feliz, de ser libre y ser lo que quieras ser.
Nadie tiene por qué sentirse pequeño, apartado o menospreciado… todos merecemos sentir amor, sentir que pertenecemos y que no estamos solos.
El camino hacia el amor propio es largo, duro y a veces cansado. Es un proceso que nunca termina, pero cuando comienzas a dar tus primeros pasos hacia ese destino, la vida te cambia.
Amarnos a nosotros mismos desde nuestra diversidad debe ser un derecho al que todos podamos apuntar, un derecho que nadie tendría por qué pelear.
Si no eres diverso, no hagas más daño, no enseñes odio, enseña amor.
Si eres diverso, no te rindas, no estás solo, en este camino nos vamos encontrando y nos vamos apoyando hasta que todos podamos abrir nuestras alas y volar juntos.
¡Cuenta conmigo!
Gus Escobar
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violealessan · 1 year
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•La Tarotista• (Segunda parte)
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Después de aquel encuentro con el Profesor McCoy, pregunto si tenía un lugar para pasar el frío, sinceramente me respondí que no y aunque me daba una idea, me sugirió si no deseaba pasar en un refugio para personas "especiales" cómo yo.
Se la historia, se lo que quieren lograr y aún así, me negué, nadie puede confiar a la primera, aunque intentó persuadir me, me dió la dirección por si cambiaba de opinión, eso fue al menos dos horas atrás y el frío iba incrementando. Sin muchas opciones, caminé por las calles solitarias a la dirección que me escribió, la nieve hacía un ruido extraño a mis pasos, era la primera vez que la veía y se sentía, muy solitario.
– Hey nena, ¿No quieres un lugar calido para dormir?
En uno de los callejones, unos vagabundos estaban alrededor de un contenedor viejo, tenía fuego saliendo de este, intenté no hacer contacto visual con ellos, esperando que no sean rencorosos con los mutantes.
– Gracias. – Me acerque con cautela.– Dura noche, ¿No?
— Cómo cada día, je je je. Respondió el más viejo entre ellos.
— Linda, ¿Porque una niña como tú, debe vagar en este horrible camino?
Un silencio se asomó alrededor, ni yo lo sabía, apenas podía ubicarme en que mundo estaba, lo que podía recordar, suspiré con desgano.
– Ni yo lo sé, señor. Fue hace mucho que paso y olvidé la razón del porque estoy aquí.
Entre la compañía de los señores, la noche fue amena mientras el viento incrementaba y la nieve cubría las calles a su paso, cada uno tomo un lugar alrededor de aquella fogata improvisada, con aquel viejo suéter que usaba me acurruque más y mis manos sintieron algo, era rectangular y liso.
Cuándo lo saqué de uno de los bolsillos, mi curiosidad incremento, era una pequeña caja con grabados algo desgastada, al abrirlo, me encontré cartas, pero no cualquieras cartas, eran cartas de tarotista.
Mis manos empezaron a barajear las cartas, un pequeño recuerdo, por unos segundos, la dueña de este cuerpo, era una tarotista, no.. Su poder le hacía ver las cosas que nadie más podía, con eso podía ganarse algo de pan, pero cuando las personas les pasaba las cosas malas que predecía, venían a por ella en busca de desquitarse.
Aunque eso no me daba explicación de sus ojos, al menos las cartas eran una compañía, con un suspiró guarde las cartas y me volví acomodar, solo esperando amanecer viva una vez más.
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Al amanecer, cada uno tomo el camino, el mío fue a retomar las calles y buscar el lugar de la dirección, era lejos pero con perseverancia se podía lograr, un escalofrío recorrió mi columna, algo iba a pasar. Intuitivamente, mi mano se dirigió a las cartas, miraba a todos lados, esperando lo que pasaría.
– ¿De nuevo sola, pequeña?
Dí un pequeño brinco por el susto. Mire a mi costado y ahí estaba, Bestia, pero no estaba sólo está vez.
— ¿Señor McCoy? Mire de reojo a su acompañante, Jean Grey. Una mueca se formó en mis labios.
— Dado que tengo unos asuntos por estás calles, pensé que no te vería de nuevo dado por tu, situación. –Intento ser amable.– Pero viéndote aquí, te puedo recordar que la propuesta sigue en pie.
Sonríe un poco, lo genial del personaje de Bestia, es que es gentil y amable con quién lo necesite, sea humano o mutante, creo que incluso alienígena.
– No quiero ser molesta para nadie en el refugio. Me refiero.. a qué ya lo he intentando varias veces y siempre acabo igual, o echada o con amenazas, así gracias.
Cuando estaba por cortar la conversación, Jean se apresuró a decir.
— Nadie podría amenazarte ahí, estarías bajo la protección de alguien especial. Yo soy una prueba de eso, incluso el doctor McCoy a mi lado.
La mire un poco a los ojos, Jean Grey, la que sería una de las causas y problemas de los X-Men, medite un poco sobre el asunto, no aguantaría otra noche de frío, apenas viví para contarlo una vez.
Después de hablar un poco más, está vez acepté en ir con ellos, después de que resolvieran sus pendientes, nos veríamos de nuevo en esta calle.
Vague un poco por las esquinas, dando predicciones por unos centavos o algún dólar, no todos quedaron convencidos y pedían repetir.
— "El espejo es el reflejo de lo que tú pasado te marco, nada puede mejorar a menos que tu te des la oportunidad, las espadas y el emperador dirán que todos puede empeorar o los problemas se pueden acumular, la rosa es que estás por florecer para bien o para mal, todo depende de tus decisiones."
Después de las últimas predicciones, mire el Sol, dando casi como las dos de la tarde, la hora acordada. Camine de regreso al lugar y ahí estaban aquellos dos.
Un cortó saludo y nos dirigimos a la Mansión Xavier, lo que será otro inicio a esta vida.
— Dime linda, ¿Cómo te llamas? Creó que nunca te preguntamos. Inicio la conversación Jean.
Me quedé quieta por eso, jamás me había pues a pensar en el nombré.
— "---" creó que así era. Perdón, mucho tiempo en las calles te hace olvidar algunas cosas.
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erickmqblr · 1 year
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los últimos mensajes
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Los dedos corren sobre la pantalla cristalina. Sus yemas, descalzas, sienten como si anduvieran sobre un camino de grava. Andan de manera sinuosa sobre luces coloridas; burbujas de mensajes verdes y blancos y azules y negros y morados aparecen y desaparecen sin apenas dar tiempo a procesar qué dice cada uno. Él los ve con cierta premura, con energía, con anticipación; pero sobretodo, los ve decepcionado. No tiene ya el enojo con el que despertó aquel viernes grisáceo. De él queda apenas una pizca, un suspiro; ha sido reemplazado por el silencio que apenas queda después de aceptar el final. El silencio, lo único que les queda a quienes han perdido. 
La noche anterior Julieta había salido de fiesta con sus amigas. Esto era normal, y por sí solo, no da pie para haberse enojado en lo absoluto. Entonces él no entendía por qué se había molestado tanto: ¿era por su repentina desaparición a las 10 de la noche que lo dejó mudo, esperando por una noticia sobre su bienestar? ¿era la larga lista de actitudes distantes y frías que había tomado este último mes? ¿o era, tal vez, la ligera noción -la espina, le decía él- de que lo estaba engañando con alguien mejor? Era preferible no saberlo, pensaba. Solo sabía que se molestó aquella noche, por lo que decidió irse a dormir sin hacer muchas más preguntas. Dormir enojado es como dispararse en un pie: el cerebro no detiene esas emociones turbias sin antes turbar a uno con colores rancios. Te impide descansar, soñar, ver el negro debajo de los párpados que funge como pantalla para no tener noción de tu propia piel. El enojo consume, desgasta, impulsa. 
A la mañana siguiente había aparecido Julieta con una disculpa que parecía hecha por obligación. “Perdóname, amor, es que se me terminó la batería”, mentiras. Si se te terminó pudiste pedirle a tus amigas su celular, pudiste haberme enviado un mensaje de antemano, pudiste haber hecho mil cosas más. De nuevo, sintió que no era su lugar estar enojado, pero tampoco quería parar. Escribió, con el mismo desgano, “Al menos estás bien, eso es una buena noticia para empezar la mañana”. Y decidió zanjar el tema (al menos para sí mismo) hasta que se sintiera en condiciones de hablarlo mejor. 
Fue a trabajar como todos los días; comió donde todos los días; tomó el mismo vaso de agua que tomaba cada tarde a las 4 para su medicina contra el estrés laboral. Nada había cambiado más allá de esta espina en el cuello que sentía incorrecta. Está bien, se dijo, se desapareció una noche; ¿y qué? Me preocupé por ella, sí, pero, ¿y qué? Si yo hubiese sido quien se desapareciera, si nadie supiese de mí por una noche entera, ¿ella se habría enojado? no, ¿me habría buscado? no. Entonces no tengo por qué ser así. Es su espacio y así lo decidió.
Pero algo no encajaba con esta explicación. Era muy sosa, muy ensayada, muy obtenida por un folleto que le dieron alguna vez en el seguro sobre violencia en relaciones de pareja, cuando fue a hacerse un chequeo de rutina. Era una explicación que se había dado para calmar las ansias que lo carcomían desde hace unas semanas. Desde que Julieta había dejado de darle los buenos días, de encontrarse con él fuera del metro, de acariciarlo con ternura cuando terminaban sus días pesados de trabajo. Desde que él no se sentía cómodo de besarla en la frente cada mañana para despedirla, de llevarle flores y regalos a su trabajo, de preguntarle cómo estaba y hacerla sentir querida. 
No sabía cómo empezó, ni cuando. Más bien, no empezó. Fue el desvanecimiento de todos estos rituales amorosos lo que había ocurrido. Ya las mañanas no había metro para juntarlos, ni las noches se pintaban con el olor del vino y las películas malas. Luego siguieron los besos y los abrazos; los ánimos y los rechazos; siguieron los paseos, las bebidas, y el sexo. Julieta y él ya no tenían nada más en común aparte de esa palabra que los unía de forma etérea, como por encima de ambos: eran novios, y así lo habían sido desde hace unos seis años. Y ahora, esos años se empezaban a desvanecer tan fácilmente que cualquiera habría pensado que nunca existieron en primer lugar.
Pero se lo había tragado todo. No había querido decirle a Julieta que la extrañaba, ni que la quería. No había querido mencionarle cuánto necesitaba sus manos suaves sobre su cabello para decirle que se veía muy guapo ese día, y se sentía incómodo cuando pensaba en hablarle sobre lo mucho que tenía ganas de escuchar otra vez cómo había estado su día. Lo pensó, muchas veces, por supuesto que lo pensó, pero no le era tan fácil sacar esas palabras de su mente. Temió sonar frío, exigente, débil. Prefería quedarse guardando esa distancia, aunque poco a poco se fuera convirtiendo en un tramo que desharía por completo los hilos tejidos hacia ese momento. 
Entonces, cuando Julieta le fue honesto y le dijo que en esa fiesta lo había engañado con el mismo chico con el que se había visto los últimos tres meses, no sintió la furia de haber sido traicionado. Él lo sabía muy bien: ella no le contaba toda la verdad, pero así había sido siempre, y pensó que era una cosa normal. Sintió, más bien, un agujero en el corazón. En el espacio de su pecho donde guardaba la esperanza de que Julieta también quisiese volver a esos viejos rituales, los muebles que guardaban cada recuerdo habían sido destrozados por la peor de las tormentas. Tenía un hueco incapaz de llenar. Tenía la extraña sensación de que quizá esto se había anunciado desde antes. 
Salió de su departamento fugazmente, como perseguido por el espectro de su relación pasada. Tomó el primer camión que  pasó delante de él y se sentó un momento, procesando lo ocurrido. Su teléfono no paraba de sonar: mensajes, llamadas, correos, notificaciones que llegaban de todas partes. Una muestra más de la intimidad que había tenido con ella era eso: su capacidad de saber dónde encontrarlo y cómo. Finalmente le respondió uno y fue cuando empezó la “discusión”. Discusión: él diciendo que no se sentía cómodo, que estaba decepcionado de ella, y ella pidiéndole perdón. No sabía por qué este súbito cambio de parecer. Por qué pasó meses eligiendo a ese chico, por qué lo descuidó tanto solo para volver cuando la planta ya estaba marchita. No entendía nada, pero tampoco tenía ganas de comprender.
“Que te vaya bien, Julieta” fue el último mensaje que envió antes de bloquearla. Salió del chat y podía sentir cómo su vida estaba cambiando. No era algo que se viera físicamente; más que nada, era una sensación profundamente emocional. Como si los antiguos engranajes de su cerebro empezaran a despertarse, a resurgir de entre las telarañas secas que estorbaban en su correcta función. Seleccionó el chat de Julieta y pulsó donde decía borrar. La aplicación le preguntó si estaba seguro, y vaciló. Mantuvo el dedo encima de la ventana durante varios segundos, horas, minutos. No lo sabía. La atmósfera de por sí claustrofóbica del camión se había cernido sobre él, aplastándolo contra sí mismo como si debiese tomar una decisión. El sonido de las conversaciones ajenas se había vuelto nimio a comparación de aquellos recuerdos sonando en su cabeza. El tiempo también se había detenido: permanecía estático sobre el momento cuando Julieta reveló ese tan grande secreto. A su mente llegaron todos los recuerdos de esos seis largos años: el conocerse bajo un roble joven una noche de fiesta, la primera cita en el restaurante mexicano; el primer beso en el cine con La La Land de fondo y el último, una mañana antes de que él se subiera al metro. Pensó que eliminar tantos mensajes sería eliminar, también, una parte de su ser. Sería una cirugía complicada donde le sacarían órgano tras órgano hasta dar con aquel que posee el tejido necrótico. Quizá, se dijo a sí mismo, no es el momento para acelerar tanto así las cosas. Otro día será. 
Bajó el teléfono para bien y miró la noche moviéndose a través de la ventana. No tenía ni idea de hacia dónde iba el camión al que se había subido, ni de cómo iba a regresar. Es más: no tenía ni idea de quién era en ese momento. Su identidad se había moldeado hace ya tiempo con base en el cariño que le daba a Julieta. Ella representaba sus momentos de fortaleza y debilidad; sus cualidades y deseos; sus pensamientos durante el día y la noche. Entonces quitar ese pilar dejó a todo ese mundo sin bases para sostenerse. Se sentía como si viera, en cámara rápida y con subtítulos, la caída del Imperio Romano. 
Decidió bajarse en la octava estación que recorría el circuito por donde estaba pasando. Conocía esa parte de la ciudad lo bastante bien como para saber dónde estaba, pero lo bastante mal como para no ubicar nada más. Ese era el último camión de la noche. Se preguntó qué haría de ese momento en adelante. En una misma noche, había tenido que dejar atrás una de las partes más importantes de su vida para reinventarse en ese mismo momento. Pero la reinvención, sabía él, no era un proceso casual: era un camino largo de altibajos que apenas y empezaba de a poco. El celular vibró otra vez, pero ahora fue un mensaje de publicidad advirtiéndole de las rebajas de año nuevo. 
Se abrió la puerta del autobús, y bajó con timidez, pero sin vergüenza. Con la frente en alto, recibió de lleno el vendaval recio que volaba fuera del camión. Dio un primer paso y lo que pensó fue que quizá debió haberse traído una bufanda.
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coniestrellitasss · 1 year
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anoche me tomé el pelo con desgano, traía mis zapatillas llenas de tierra, llenas de polvo. Y él llegó, me dió vergüenza decirle. Estaba sentada, la noche oscura y mi voz cansada
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bellasrarezas · 1 year
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Estoy sintiendo no poder hacer nada otra vez. Es como una angustia que pesa en mi cabeza, como si la angustia tuviese un peso real y estuviera presionando sobre mi cráneo.
Creo que todo empezó en el año, en el desgano que noto constantemente. Quizás yo le llamo desgano, pero para él es naturalidad; Desde que dejó su trabajo tampoco hizo mucho más por buscar otro, su casa es un desastre constante y si hablo al respecto siente que lo juzgo. Hay días que no come. Y otros días que se levanta cuando termino de trabajar luego de haber estado jugando toda la noche... y se levanta para volver a estar en la computadora otra vez.
No tiene ganas de hacer cosas conmigo. No tiene ganas de verme o de salir. No tiene dinero tampoco para eso.
¿soy una mierda por estar pensando todo esto no? Él está deprimido. No es que no me quiere. No puede hacer mucho más... pero tampoco quiere mi ayuda. Tampoco busca mi ayuda o la de algún profesional. Había intentado hacer algo de terapia pero no duró mucho, ya no fue a buscar otra cita ahí.
Lo que complica todo es mi trastorno. Como límite siento constantemente que voy a perderlo; que puede quitarse la vida, que está aburrido de mi, que ya no le interesa estar conmigo ni tiene energías para eso.
Se ve muy posesivo cuando lo leo. Pero no lo controlo. Son pensamientos horrendos. Mi cabeza no se calla y sigue diciéndome que no falta mucho para que todo se termine otra vez.
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anotherhellsing · 14 days
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Despertar a mitad de la noche ya no resultaba extraño, tampoco ser consciente de la causa. Sentarse de golpe sobre la cama, con el sudor frío decorando su rostro y el respirar perturbado escapando de su boca se había vuelto demasiado natural para su gusto. Lo que continuaba siempre era intentar calmarse, recobrar el aliento y repetirse que todo se trataba de una ingrata pesadilla. Pero parte de él sabía que no lo era a totalidad, que muchas de las imágenes angustiantes se habían abierto paso tanto en su infancia como en la adultez. Se había obligado a continuar sin cerrar el ciclo, fingiendo de una nueva vida lejos de tales sucesos, y aunque el día a día pareciera llevadero y normal, cuando la noche se dejaba caer todo lo construido se venía abajo. Afrontar y aceptar no siempre es fácil, vaya que lo sabía.
Como tantas otras veladas de aquellas, dejó su cama para encaminarse a la cocina. Intentar volver a dormir estaba lejos de sus planes, era mejor ir por una taza de café contemplando del amanecer por la ventana más próxima. Esa inmensidad al otro lado del cristal era una de las pocas cosas que le otorgaban paz, siendo otra el aroma de la cafeína colándose por sus fosas nasales. Pero en aquel inicio no fue suficiente. No importó cuantas veces fijó su mirada en el horizonte calmo de aquel paraje, ni cuantas veces inhalara del vahó que ascendía por la taza que sujetaba entre sus manos; las imágenes continuaban latentes en su cabeza como si de un modo u otro estuviesen siendo proyectadas.
—Estás volviéndote loco.
Masculló para sí sin sentido de broma alguna, tomando un trago del brebaje caliente sin demasiadas esperanzas. Volver al viejo hogar no era una opción, tampoco requerir de respuestas. ¿A quién? La única persona que podría haber mitigado sus interrogantes había dejado ese mundo hacia algunos años. Y dudaba que la mujer que aparecía en sus sueños en ocasiones clamando por ayuda, y en otras por alejarle, fuera a responder y calmar todo lo que ahora intentaba apresar.
Odiaba sentir esa muralla emocional, porque era consciente que algo no encajaba, pero la ignorancia de su pasado real estaba lejos de salir a la luz.
La soledad jamás había sido un problema para él, y tampoco lo era allí. Sin embargo, aquel alborear de entre tantos, era el primero en sentirse diferente desde todo ángulo. Había algo en el aire, algo en el sabor del café que ahora descansaba sobre la mesa y Hellsing observaba con cierto desdén. Sin percatarse, los dedos de su diestra se habían tensado abrazándose a la palma de su mano hasta forjar un puño firme, permitiendo que sus nudillos se tornasen blancos. El silencio abrazaba todo el escenario, y quizá en otro instante eso hubiese sido simplemente agradable para un ser tan solitario como él. Pero aquel 𝙣𝙤 𝙨𝙚́ 𝙦𝙪𝙚́, pesaba demasiado para sencillamente ignorar y pretender que nada acontecía. Un suspiro carente de amabilidad surgió de sus labios, siendo acompañado por un arranque suyo al reintegrarse violentamente y con pasos firmes escapar de aquellas cuatro paredes. Necesitaba aire, libertad, el abrazo del exterior donde la inmensidad expandiera sus sentidos y no le hiciera sentir como un león enjaulado. Así fue como las zancadas hacia la puerta fueron frenéticas y fulminantes, sintiendo a su corazón golpetear contra su pecho en los segundos que la palma de su mano se apoderó del pomo de la puerta y Hellsing cruzó el umbral.
—Oye…
Los ojos abiertos de par en par y su cuerpo frenándose en la entrada, se encontraron con James viéndole con una mezcla de duda y preocupación al tiempo que extendió uno de sus brazos entre ambos. El frio sacudió su cuerpo, y Alec dio un paso atrás casi por inercia.
—¿Qué haces despierto tan temprano?
—Lo mismo podría preguntarte yo a ti.
Una mirada seria se compartió entre ellos, mas no hubo respuestas. Hellsing se volvió para regresar a la mesada de la cocina con un enorme y desconocido peso sobre los hombros, sentándose con un desgano absoluto. James, por su parte, se tomó su tiempo para seguirle los pasos y encontrarlo con sus ojos perdidos en el interior de la taza entre sus manos. Aún le costaba reconocer en él ese nuevo aspecto, pasar de la cabellera rubia a esa oscura, de sus rasgos occidentales y ojos azules a ese aire oriental. No era la primera vez que un cambio de ese tipo se daba en Alec en cuanto a su apariencia, pero sí era bastante diferente la sensación que éste desprendía al carecer de sus habilidades.
—No respondiste.
—Tampoco tú.
Confrontación. Así se sentía el ambiente entre ambos en ciertas ocasiones. James trataba de mantener su paciencia a flote, y vaya que a veces efectuaba esfuerzos sobrehumanos. Solía ser alguien de buenos actos, gentil y cercano. Y admitía que, a ese sujeto frente a él, le tenía aprecio y respeto. No obstante, Hellsing sabía alterar su humor e inquietar su propia paz. Desde lo ocurrido y esa nueva vida fingida para salvarle la existencia, parecía que todo se había vuelto mucho peor. Y por más que tratarse de entender de Alec, las ganas por estampar de su cara contra la mesada solían volverse tentativas.
—¿Ya has pensado…?
—¿Cuánto más tendré que estar encerrado aquí?
Lo tajante silenció de James, y se tomó un momento para contemplarlo. Sabía que esa pregunta llegaría, pero hubiese deseado que tardara un poco más.
—Lo consultaré con Rhea.
—¿Desde cuándo debo esperar por lo que ella o tú digan?
No, no le molestó su aire altanero. Ni su tono frívolo que rayaba en lo desconsiderado, más bien; lo hizo ese desagradecimiento hostil. ¿El idiota casi moría y él debía ser su lacayo?
—No lo sé, Alec. —Con un golpe seco sobre la mesada de manera adrede, al igual que su voz autoritaria, dejó la primera lata—. Quizá desde que ella y yo te salvamos de las garras de Luxe y te trajimos aquí. O desde que tuvimos que arriesgar nuestras propias vidas yendo contra la organización por ti.
Un silencio se apoderó de la instancia. Con un Alec obstinado y tensando la quijada mientras volvía sus ojos oscuros al frente, estrangulando de la taza. Hubiese esperado explicaciones, no de un James con tono de sermón y mirada fulminante. Sabía muy bien lo que esos dos habían hecho por él, y que su existencia continuaba allí por el esfuerzo y sacrificio de ambos. Y lo odiaba. Vaya que lo detestaba.
—Deberías…
—Sí.
Sin más, Alec se reincorporó llevando la taza consigo moviéndose con rapidez, arrojó el resto de café frío al lavaplatos y se deshizo de ella en el basurero yéndose directamente a su cuarto con pasos que parecían de plomo. James rodó los ojos y soltó un gruñido cargado de pensamientos homicidas, tanto como para ver una de las latas de conserva en su mano y desear lanzársela directo a la cabeza. Después de todo, noquearlo por algunas horas no le hubiese hecho mal a nadie.
—Bienvenido a casa. —Masculló tomando asiento en uno de los taburetes a su lado mientras extraía de un cigarrillo. La ironía le sentaba bien.
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margiralt · 2 months
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EL FETICHE DE SU OLOR.
Se fue de a poco. Como lo hacen los sentimientos cuando no se los prohíbe. Diego sabía que estaba atado al palo del barco para no escuchar su sed. Eso lo había llevado a abrir las puertas de lugares recónditos de su propia historia. El día que la vio por última vez, sintió la misma soledad que cada vez que compartió con ella tantas cosas. Buscaba la soledad y ella era la persona ideal para llenarla. Seductora, abierta a sus deseos, y con un monólogo constante que la hacía parecer un canilla a la que le faltaba un cuerito. Esos grifos que gotean sin parar, casi con desgano pero persistentes. Con esa complacencia falsa, que luego mostrará la hilacha.
Le vio el borde de sus pies de barro debajo de ese bello porte de princesa. Estaba enamorado de ella. La deseaba. Pero Diego era un hombre con experiencia en salir de pasadizos oscuros. De hecho los había transitado toda su vida. Un intelectual al que le había atraído siempre lo desconocido. O mejor dicho, un putañero al que le venía bien cualquier tía que lo follara bien. Pero con el tope de pequeño burgués para salir de tales situaciones sin quedar pegado en la pringosa sensación de una ausencia inexistente.
Le aburrían las convenciones. Aborrecía las relaciones convenientes con convenientes lameculos y sus tan previsibles precios. Todo tenía precio. Un mundo tan burdo lo asqueaba. Lo peor de todo era que había creído que había excepciones. Y no era así. Noelia simplemente era rara. Estaba lo suficientemente loca como para seducirlo y engancharlo en la trama fatal de su familia. Detrás de todo intelectual hay un sufriente que combate con sus fantasmas cada tanto. Ella era joven, y le daba un poco de eso que se le estaba escabullendo día a día. Juventud. El aroma de su ropa le dio nauseas, y cuando la abrazó por última vez, ese aroma fue sin duda lo que lo alejó de poseerla. De llegar a cumplir con el deseo de volver al meollo de eso que parecía su deseo. ¡Era tan bella con su patética manera de no concretar nada en su vida!. Siempre le habían atraído los perdedores. Esos que daban para más sin llegar nunca a lograrlo. O eso pensaba Diego por una cuestión de mera proyección personal. El era así. Su inhibición añeja lo hacía detenerse en el momento previo al podio. Lo único que le gustaba sacar era la sortija. Luego se dedicó sistemáticamente a destruir lo que construía. . Después de todo, él sabía muy bien que no se trataba de logros ni de triunfos. Era un avezado looser que había sufrido por ello y gozado las rispideces de pérdidas como las del contacto con sus hijas. Todo por esa relación con Noelia. No era por eso. Pero fue el detonante. El día que ella se fue era temprano. Diego no preguntó nada. Ni a dónde iba ni porqué a esas horas. Ella tenía los pantalones puestos en la cama. Algo de eso le sonó a candado y cinturón de castidad. Sintió sueño y fastidio. Ganas de que se fuese. No la acompañó a la puerta. La dejó ir. En vano intentó la sencilla solución de encontrar ese poco de placer que se le había acumulado en sus testículos. No logró sostener las ganas de perder algo más. Ni un polvo valía ella hoy. Luego le mandó un mensaje para ver si había llegado bien. Luego las fotos y ella con dos hombres en una pileta en ese domingo de calor, o quizás el viernes de los enamorados. No lo sabía. Disfrutando cosas que él jamás disfrutaría. Porque siempre había sido un torturado. Pero convencido de ello. Nada fácil fue dejarla. Pero juntamente con ella dejó de beber cada noche y así no habilitarse a buscarla con excusas que se deshacían con las hilachas de sus mentiras. Mentiras que había disfrutado como miel. Abejas trabajadoras que hacen una tarea para endulzar el goce de sufrir. Los días de sobriedad fueron cayendo uno tras otro. Sin doler. Con un cierto escepticismo. Miraba como de sencillo era dejar lo que lastimaba. Había simplemente que renunciar a lo burdo, a lo que no le gustaba.
Noelia era el nombre de su pecado. Su falta de coraje para callar ante lo que tenía aroma a podrido, a vacío. Decirle no a ella, era tan fácil y tan difícil a la vez...
La atracción por los abismos lo había llevado a peligros de muerte. Pero, ateo como era, había buscado en los picos más altos algo de santidad. Subir montañas le mostró que el mero acto de intentarlo era una forma de sanación sin dios. Penitente desde joven, desde siempre,
retomó sus caminatas. Volvió a sus lecturas de burgués intelectual o intelectual burgués. Finalmente daba lo mismo. Era él y su propia forma de verse ante el espejo. Una vez más había escapado de la puerta giratoria de un amor sin más asidero que la locura de su hermana muerta.
La vida, con todos sus horrores, seguía ofreciendo para él misterios que quería conocer. O en todo caso, simplemente transitar el otro lado de la cornisa, sin estar siempre a punto de caer.
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juarezesdeporte · 5 months
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BUSCA AMÉRICA ROMPER LA SEQUÍA DE TÍTULOS
Ciudad de México— Durante casi cinco años, América ha probado distintas fórmulas para tratar de conquistar su 14ta corona de liga. Hasta ahora todas fracasaron, pero tendrán una nueva oportunidad
Las Águilas buscarán dar el primer paso para romper esa sequía de títulos el jueves por la noche cuando visiten al campeón reinante Tigres por el partido de ida por la final del torneo Apertura 2023 de la Liga MX.
América, uno de los dos equipos más populares en México, se coronó por última ocasión el 16 de diciembre del 2018 cuando derrotó a Cruz Azul.
Desde entonces su máximo logro fue acceder a la final del Apertura 2019, que perdió ante Monterrey y cayó en semifinales los últimos tres torneos consecutivos. Hasta ahora.
Con el técnico brasileño André Jardine, las Águilas terminaron el torneo como líder y acariciaron el récord de puntos en un torneo corto, además de que fueron el equipo con más goles anotados y el que menos recibió.
Jardine, quien ganó la medalla de oro con Brasil en Tokio 2020, es el tercer entrenador que intenta darle un título al América desde el Apertura 2018.
“Absorbimos ideas que estaba ahí y que le permitieron al equipo trascender a otro nivel, no sólo es estar en la final sino la campaña que hicimos al ser la mejor ofensiva y defensiva. Corregimos las cosas que no salían bien”, dijo Jardine a Televisa. “Tenía la confianza que podíamos dar este paso y ahora falta dos para ser campeón”.
En su camino a la final, América dejó atrás al León y al Atlético de San Luis, que el fin de semana derrotó a las Águilas en el estadio Azteca para quebrar una racha de 19 partidos sin derrotas de los azulcremas.
En ese partido, Jardine mandó al campo a seis suplentes porque el partido de ida lo había ganado 5-0 y el equipo salió con desgano y pagó el precio ante el combativo San Luis.
Ante Tigres, las Águilas no podrán relajarse en ningún momento si esperan alzar la copa el domingo próximo en el estadio Azteca.
El equipo dirigido por el uruguayo Robert Dante Siboldi es uno de los más dominantes en los últimos años en el fútbol mexicano.
De los ocho títulos que ostenta el cuadro universitario, seis los ha conseguido en los últimos 12 años: Apertura 2011, Apertura 2015, Apertura 2016, Apertura 2017, Clausura 2019 y Clausura 2023.
De esos seis, cinco los consiguió con el brasileño Ricardo Ferretti como su entrenador y el último con Siboldi, quien llegó al puesto como emergente en las últimas fechas del torneo anterior.
“Ni en mis más remotos sueños imaginaba que pudiera vivir esto. Me siento un privilegiado y estoy agradecido con los jugadores porque es un logro de ellos”, dijo Siboldi.
Si Tigres logra el campeonato, se unirá a Pumas, León y Atlas como los únicos equipos en ser bicampeones en torneos cortos, que se juegan en México desde 1996.
Además, lograrían la novena corona de liga para acercarse a sólo una de Toluca, que es el tercer equipo más laureado del país detrás de Chivas (12) y América (13).
“Estoy contento con la afición porque tiene una final más y la disputamos no sólo para ser campeón sino para lograr un doble campeonato”, dijo Siboldi. “En frente hay un rival de mucho prestigio que ha hecho un gran torneo y por eso está en la final”.
El enfrentamiento entre Tigres y América será el tercero para dirimir a un campeón de la Liga MX. América prevaleció en el Apertura 2014 y Tigres en el Apertura 2016.
(Associated Press)
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callmealgol · 5 months
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No dije yo? (11/12/2023)
Bueno, dos meses sin escribir. De nuevo. Pero esta vez, uy uy.
Empecemos por el principio. Desde Octubre hasta ahora, hubo unos cambios importantes en la situación de mi papá. Decidió amigarse con la medicina tradicional y empezó radioterapia. Después de varias sesiones, siente una mejoría. Está usando morfina y otros medicamentos cada 4 horas para poder aguantar el dolor y la molestia de un tumor del tamaño de un mango (literalmente) pegado a su costado derecho.
Lentamente, mis emociones fueron variando y decidí hablar con Gustavo, dejarle saber de mi inestabilidad y mi deseo de visitar a mi familia durante el cumpleaños de mi mamá y las fiestas. Él fue muy humano y, después de conversar por casi dos horas, entendió mi situación y estuvimos de acuerdo en que viaje a Argentina desde la última semana de Noviembre hasta la primera de Enero (trabajando online hasta el 15 de diciembre, inicio de las vacaciones de la empresa). Organicé las cosas, compré los pasajes, y esperé el tiempo pasar. Pero como esto no es sólo un diario de acciones, también preciso hablar de lo que sucedió en mi cabeza. Entré en un estado de descontrol y desaceleración inéditos. Muchísimo sexo sin sentido y mucho desgano con la vida. Una anhedonia que sólo pude asociar a la evasión de las emociones por las noticias de mi papá, que llegan de mano de una madre muy cansada con sus batallas y con la vista siempre hacia abajo. Realmente perdí la cuenta de cuántas personas entraron a casa a sacarse la ropa. No recuerdo sus caras, ni sus olores. No recuerdo el deseo ni la pasión. Quizás en Gabriel haya encontrado cierta semilla, pero tampoco consigo encontrar el deseo de querer regarla. Evado y sueño, al mismo tiempo.
También, decidí dar rienda libre a la seducción con un alumno. Él rápidamente admitió la reciprocidad, y en nuestro primer encuentro en un bar, admitió estar de novio, que el mismo sabía que esa noche estaba conmigo, y que, según mi alumno, esa era su venganza. Perdido, decidí jugar y, después de besarnos y charlar bajo la lluvia, decidí provocarlo para un trío con su novio. Aceptó. Me encontré con ellos una semana después en otro bar. André y Lucho, su novio, estaban tomando una caipirinha y me miraron como sabuesos cuando llegué. Charlamos sobre RPG, teoría queer, teoría de comunicación y música pop, para después ir a su casa e intentar un trío fallido que no fue para nada satisfactorio. Definitivamente (y como sospeché desde un principio), Lucho llamó más mi atención. André es una persona de las que yo considero demasiado básicas (un vicio academicista que tengo). Obviamente, él se dio cuenta de la conexión entre su novio y yo, y activó todos sus mecanismos infantiles de celos y control. Pero bueno, yo mantengo el respeto a la pareja pero también el respeto a hablar de filosofía con Lucho, la única persona que consigue desafiar mi pensamiento en Itajaí. La última noche antes de viajar a Argentina fuimos a cenar juntos y me regalaron una remera y unos pins de Beyoncé, y yo les presté unos libros de Byung Chul Han.
El día del viaje llegó, y yo ya tenía todo armado con tres días de anticipación, como siempre. Terminé la última clase, fumé un par de secas y pedí el Uber a la terminal. Viajé por 30 horas y llegué a Córdoba, donde vi a Paula y salimos a comer un lomito después de fernet y flores, la mejor noche que había tenido en mucho tiempo. A la mañana siguiente emprendí el último trayecto del viaje hasta VM. En la terminal estaban mi hermana y mi mamá, después de casi 6 meses y muchísima emoción. Las abracé y fuimos al departamento que mi familia estaba alquilando y donde me quedé por una semana hasta que lo devolvimos. De ahí fuimos a la casa de mi abuela, donde mi familia está viviendo en Villa María.
Encontré a mi papá. Nunca lo había visto tan flaco, tan barbudo y con el pelo tan largo. Un hombre de regreso. Sus brazos flácidos y sus piernas débiles. Estaba teniendo un mal día, la morfina no hacía efecto y dos días antes casi lo internan. No puedo negar el shock que significó para mí. No poder abrazarlo, verlo caminar encorvado, con su voz débil, casi siempre en la cama. Un hombre que hace 3 meses estaba poniendo los troncos que servirán de cemento a una casa en la montaña cuya construcción hoy se encuentra en pausa indeterminada.
Esa misma noche entendí que realmente mi estadía sería, por lo menos, emocionalmente desgastante y energéticamente desafiadora. Decidí enfocarme en el trabajo (estoy muy agotado, preciso descansar) y en visitar algunos amigos. Me hizo muy bien ver gente que hace más de un año (hasta 3) que no veía. Emi, Juli, Ángel, Flor, Crespa, China, Alfon. Pude relajarme y sentir la dulzura de amigues que abrieron sus brazos para brindarme unos abrazos y unas cenas. Pero mi cuerpo decidió que era hora de somatizar. Mi garganta se inflamó, mi espalda se endureció. Mi culo decidió traer su venganza. Faringitis viral, dolor de lumbares, y una fisura anal que explotaron al mismo tiempo. Entre remedios y demencia nocturna (no pude dormir bien por casi una semana) hicimos la mudanza del depto a la casa de mi abuela. Fue en la noche siguiente en que todo empeoró. Un abceso perianal decidió aparecer y volver de mi culo un campo de guerra. Entre el estrés, el estreñimiento, el shock emocional y la fisura anal, empezó a crecer pus en una glándula y todo se fue al carajo. Después de 4 días de medicación y desmejoría, tuvimos que llamar una ambulancia a las 5 AM para que me lleven al hospital a que me vea un cirujano. Después de anestesiarme, tajearme una nalga, drenar la pus y torturarme con yodo y gasas mientras me retorcía en una camilla de hospital público, volví a casa con un alivio físico y mental.
En esos 4 días, una disertación de esas creencias que ponen toda la culpa en la emoción. Como si una glándula no se pudiera tapar sola, como si la hemorroides en realidad significaran secretos que no quiero decir. Mi madre con su desconfianza a la razón lógica pidiéndome que reconsidere. Qué? ni ella sabe, se contradijo muchas veces mientras charlamos. Hablé con mi papá también, con una visión un poco más práctica y quizás un poco más flexible. Es cierto, la emoción abre la puerta a la depresión inmunológica y, junto con ella, la enfermedad. Pero unir la enfermedad sólo a la emoción es de una simpleza criminal, típica de las ideas que retoman fuerza en el new age como la biodecodificación y los registros akáshicos.
Cuestión que, otra vez, me pidieron, sutilmente, que vuelva a Argentina, que acá hay trabajo, bla. Que trabaje con mi vieja en su empresa, o que arme algo acá, o que bla. Bla. No digo que entró por un oído para salir por otro porque realmente consideré las opciones y la idea de bajar un cambio está haciendo mucho ruido en mí. La ansiedad este año no tuvo mucha compasión. Y siempre es una buena idea largar todo e irse a la mierda, donde sea que eso quede.
Volvería a Argentina? Quizás, me encantaría la idea de una slow life. Pero de nuevo, siento que mi vida está sucediendo en Brasil.
Siento que es muy difícil separar el buen consejo del mandato familiar. Esa cosa de 'y pero mi viejo se muere acá', 'y pero para estar cerca de mi vieja y mi hermana'. Nadie se debe nada y eso ya fue aclarado. El elefante aquí parece ser que yo me vuelvo en enero. Yo entiendo y aprecio las interacciones emocionales (me gusta servir de apoyo a los míos) pero realmente siento que estoy intentando arreglar los corazones de todo el mundo, siento que soy el más centrado, y tampoco puedo juzgar a nadie. El cumpleaños de mi vieja pasó en un clima casi de penumbra, ella no quiso que cantáramos, mi papá sentado en un sillón y no en la mesa, comiendo poco, mi hermana cansada y de malhumor. Era como un pre velorio. Y lo dije en su momento. Yo no vine a despedir a nadie, mucho menos a un funeral adelantado. Vamos a pasar un poco el trapo que acá aún estamos todos vivos. Pude charlar un poco con mi viejo y su ánimo fue mejorando con los días, se cortó el pelo y la barba, está con pequeños proyectos (el auto, su alimentación). Mi mamá ahora está liberada de tener que cuidarme (esta semana el dolor del abceso fue brutal, no dormí, tuve fiebre y malestar constante). Mi hermana se había ido a Yacanto por unos días para terminar el año laboral con los alumnos y cuidar a los animales. Volvió y no sabe hasta cuando se queda, porque los planes familiares de ir a la montaña parecen haberse pospuesto (al inicio por mi salud y la de papá, ahora sólo por la de él). Tengo sensaciones encontradas con eso. Quería ir a la montaña, pero todos mis amigos estan acá en VM. Quiero verlos también. Estas también son mis vacaciones de todo un año de trabajo, quieran o no, sigue siendo mi decisión cómo usar mi tiempo.
Y ahí llegamos a lo importante. A lo que sabía que iba a pasar, incluso sabiendo que no es más mi responsabilidad tener la estabilidad de esta familia a mis espaldas. Mi hermana. Está teniendo ataques de pánico cuando llora y discute con mi mamá. Está perdida, en una depresión profunda y desoladora. Se siente sola, y mi corazón entra en una guerra terrible con mi cerebro. Necesito salvarla, sé que el costo mental podría ser altísimo, pero necesito ayudarla a sentirse mejor con la vida. No está lista para todo lo que se viene (mi mamá tampoco, a decir verdad). Todas las emociones están a flor de piel todos los días. Todos los días veo llorar a alguien por algo. A veces de alegría, a veces de pena silenciosa, a veces de odio y bronca. A veces de impotencia, a veces de cansancio. Es el viaje de los ojos perdidos. La familia de los brazos cansados. Precisamos tanto pasar por esta crisis tan profunda? Mis papás están tan cansados de esta pelea. Mi hermana está tan cansada de guerrear consigo misma. Y yo estoy tan cansado de poner los límites para no hundirme en el huracán. Ellos lo vieron, estoy más distante que de costumbre (les encanta dedear esa llaga), pero por suerte, meses de terapia están ayudando a mantener la cordura.
Todavía faltan 3 semanas de estadía. Y mi cabeza ya está en una esquina del infinito. Cómo sentirse? Hasta dónde comprometerse? Para qué o por qué evitar ciertas preguntas?
Por más seductora que pueda ser una vida cerca, también intento recordar el precio que fui pagando estos años con esa cruel ternura que caracteriza a mi familia. Esa unidad casi tóxica de si no es con nosotros, es contra nosotros.
Aún falta mi cumpleaños, la Navidad, Año nuevo, la vuelta a Brasil. Cuánta aventura, cuánto drama para escribir... No dije yo? Este iba a ser un viaje para nada aburrido.
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chicaescondida · 5 months
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Capítulo dieciséis: el que terminó antes de la cuenta
Me hubiera gustado aprender de mis errores un poco más rápido. Tengo total capacidad para ver mi vida con perspectiva y a modo de narrador omnisciente y sin embargo decido por propia voluntad equivocarme indeterminadas veces repitiendo la misma caída una y otra vez.
Cuando te encontré brillabas muchísimo, tu piel, tus ojos, tu pelo, perfectos... tu sonrisa. Sintonizamos el mismo canal, nos vimos y nos volvimos a ver. Nos dimos las oportunidades el uno al otro a pesar de tener diferentes perspectivas sobre la vida, sobre el amor y las relaciones. Me encantaba sorprenderme, porque justo cuando entrecerraba los ojos y me atrevía a considerar alguna pequeña duda... me sorprendías una vez mas.
Todavía me parece precipitado plantearse o sentir tanto en tan poco tiempo. Lo veo de lejos y se que no lo cambiaría, que no me atrevería a expresar nada cuando no esté lista. Dejaría todo igual, todo menos una cosa. Una historia que no quiero contar pero preguntaste y no iba a mentir. La felicidad en la intimidad se rompió con la peor anécdota. Y la peor anécdota, en perspectiva, que era de antaño, cobró vida un día más tarde.
No se cómo explicar, o cómo expresar una situación que no esperaba. Un momento que no pude controlar. Una dejadez, un descuido, un NO así de grande versus un "una locura de borrachos".
Querido, tio, amigo, no puedo volver atrás. Quisiera no tomar esa botella de vino, quisiera cenar adecuadamente. Me gustaría decirte que está bien e irme a la cama y dormir hasta el día siguiente. No estaba lista para irme con vos pero de haber sabido que evitaría todo el resto, lo haría hoy y siempre. Quiero evitar volver a pasar por esto pero no voy a dejar de emborracharme, quiero confiar en el sexo masculino pero van a seguir sin entender las condiciones humanas del mutuo consentimiento. Quiero pensar que será la última vez pero no puedo verlo. Me conociste con 30 años, cuando los ideales más utópicos fueron desplazados por los alcanzables, cuando aún no se bajan los brazos pero tampoco lucho batallas que se como terminan. Quisiera no tener 30 años, ni experiencia, ni abusos vividos, ni traumas que me persiguen. Quisiera ser, como era cuando tenía 20 y no sabía que tanto podía decepcionarme, cohibirme, apartarme.
Quisiera no tener que contarte nada más que buenas ideas y promocionar mi alegría. Me transformé en una escéptica que tampoco cree que se pueda volver atrás. Tomaré ese vino, miraré con desgano a las situaciones que me perjudicaron y me hicieron quien soy hoy. Confiaré en mi y a vos, no puedo decirte nada. Porque todo lo que diga, ya lo viví.
Buenas noches, buenos días.
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el-reflector-arg · 6 months
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CRÓNICA
BRAZILIAN METAL ATACK!
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Perdón, metalheads. El rock y el metal a menudo consideran ser géneros musicales subyacentes; uno deriva del otro. Sin embargo, ninguno de los dos se caracteriza por su puntualidad.
Once de la noche del viernes más lluvioso de noviembre, el patova prohíbe la entrada, cierra el paso.
- No estamos seguros de que vaya a haber show -anuncia con desgano.
Menos de veinte personas aguardan en la puerta de Club V, Avenida Corrientes y Julián Álvarez. El kiosquero aminora la espera con latas de cerveza y charlas casuales bajo los postes de luz. Al rato se ve una banda entrar, luego otra. ¿Quiénes son? Fue entonces cuando se supo que Frantic y M19 no se presentarían, el puerta pasó el chisme.
Pasada la medianoche abren, el souvenir más valioso es la entrada en papel y una marca de fibrón en el brazo izquierdo para que el fanático de turno salga a fumar con seguridad de volver.
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OPRESOR fue la banda telonera.
Oriunda de Jocé C. Paz y compuesta por cinco integrantes, lo primero en llamar la atención de la banda fue el despliegue de guitarristas. Ambas guitarras se comportaban como primera guitarra, es decir, con composiciones definidas casi en su totalidad por la batería con punteos imposibles que dejaron a más de un aficionado con la boca abierta. Pasada la tercera canción se esbozó un pogo cerrado de no más de cuatro personas, a Club V le tocó un público entusiasta y un poco entrado en años, pero tímido y cansado por la espera. Un hermano metalero daba su apoyo con saltos y headbangings, su compromiso con el metal le dio un protagónico tal que parecía ser el sexto integrante de la banda.
El código es la ley;
Mientras la banda está tocando, nadie le pide nada al bar ni va al baño. Regla universal de la música que, sin conocerse, todos los presentes cumplieron en pos de conservar la buena atmósfera del show. OPRESOR tuvo una buena noche.
CARNIÇA prueba el audio bajo una nube de luz azul y roja, son treinta personas en el Club V.
A la mitad de su segunda canción el carisma del vocalista sale a relucir bajando del escenario con una puesta en escena que excede a su contexto. Entre canción y canción, se menciona y reconoce la fraternidad y la no fraternidad que la velada engloba. La influencia de sonidos brasileros predomina en el uso de la batería y en las letras de su cantautor.
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La banda le dedica su última pieza a Ricardo Iorio, poniéndose una camiseta de la selección argentina de fútbol y rugiendo a puro metal.
OPRESOR y CARNIÇA comparten tragos a las tres de la mañana, los fanáticos gozan del privilegio de felicitarlos en persona.
La salida es paulatina, la gente no quiere irse. Afuera llueve y los oídos de todos están deshechos, el canto de un pájaro a lo lejos indica que el adulto promedio ya lleva demasiado tiempo despierto mientras dos fisuras (mi socio y su servidora) piden un taxi.
Club V sabe cómo dar noches memorables a pesar de toda dificultad. Puede que el escenario sea chico, pero el público es y siempre será infinitamente grande.
Escrito por Luciana Magallanes
Créditos: Almas de Acero (Coordinación del evento); Club V Bar (Sitio); Guido García Solca (Colaboración)
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fiovanas · 7 months
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FLORES AMARILLAS 🌻🌻🌻
PARTE 2:
El día 20 de Septiembre mientras volvía a casa con mi primo me contaba como le pensaba comprar las flores amarillas a su enamorada, para llevársela después de sus clases. yo le dije: Oye, pero si mañana tienes examen y aparte es tu día que vas virtual, ¿no? Me dijo: Sí, pero yo quiero que reciba sus flores temprano como las demás, quiero verla sonreír y que se ponga feliz. Después le dije: Mi flaco está en exámenes, no creo que nos veamos. y el me respondió: Tal vez él vaya a tu universidad o te envíe las flores a la casa, no te desanimes, te puede sorprender. Cuando llegamos a casa y mientras me dirigía a mi habitación pensaba ¿Acaso mi cielo será tan romántico y me sorprenderá? Me llamó para decirme que el jueves y el viernes tendría prácticas, por lo que no nos podríamos encontrar. Esa noche cuando terminamos la llamada me puse triste a llorar y estaba algo decepcionada, pues sabía que al día siguiente no nos veríamos y ello significaba que tampoco tendría mis flores. Llegó el día que tanto anhelaba, pensé que el año pasado me tocó ser espectadora, este año protagonista de este día, pero no fue así. Amaneció, nos saludamos, se demoró en responder (como siempre), me respondió algo puntual y fríamente lo que me hizo pensar que se había olvidado. Me puso triste, porque incluso se lo había puesto en su calendario, pero creo que no le importa las cosas que me hacen feliz. En fin, después le contesté igual de cortante y me llamó, supongo que quería indagar el por qué mi respuesta y bueno como estaba desanimada le contesté con desgano. Después me dijo: amor, el domingo que nos veremos te daré tus flores. Cuando escuché eso, se dibujó una sonrisa en mí, pero me hice la sorda y le dije: ¿Qué, no te escuché? solo quería que repita lo mismo, pero me dijo que nada. Pensé que quería sorprenderme así que me puse aún más feliz. El 21 vi flores por doquier, pero no me llegó ni un mensaje de él diciéndome que no me ponga triste, que si tendría mis flores confirmando lo que me había dicho por llamada, pero no. Eso me puso aún más triste y todo el regreso a mi casa me puse a llorar desconsoladamente porque me quedé esperando mis flores. Después en la noche me llamó y le dije como me sentía no sé si me escuchó, pero me volvió a prometer que el domingo tendría mis flores, estuve tranquila. Llegó el domingo, la pase genial, aunque al principio me hizo enojar porque es muy impuntual, mientras caminábamos me dijo que me tenía una sorpresa. Son mis flores <3 -pensé-. Fue un día estupendo, pero me quedé esperando y al final del día le pregunté por la sorpresa y me dijo que era que me había invitado el Buble tee, caí en cuenta que nunca tendría mis flores. Fue muy grande mi decepción, que ahora no sé si le he perdido confianza en lo que me dice. Me di cuenta que tiene una facilidad en hacer promesas al aire, eso me da miedo. Porque yo soy una persona de palabra, cuando me comprometo cumplo, pero creo que él no. No se cómo sentirme al respecto, literalmente esperaba aunque sea una flor de papel o una flor robada de un parque, pero no obtuve nada, pese a que él sabía lo importante que era para mí.
A veces pienso que disfruta hacerme llorar y hacerme sentir mal. Ya no sé que esperar de él. Tengo tantas ideas románticas para hacerle, pero simplemente sus acciones, o mejor dicho, sus omisiones hacen que poco a poco me decepciones y me desanime de él.
Creo que ya llegué al límite de la tolerancia y estoy rosando el límite de perder la paciencia.
Le daré una oportunidad más, porque lo amo, siento que va a mejorar. Peor también soy humana, además siento que es agotador estar en mi lugar.
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