Tumgik
#la sociedad de la nieve cast
littlobuni · 3 months
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"Encanto de flor, ojos de chocolate y voz de cello."
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thqueerestmf · 2 months
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Abrazaditos todo es mejor
Matías Recalt x Fem!Reader
Tags: SFW, Angst y Comfort, AU!Doméstico.
Disclaimer: Como soy de Chile, no usaré mucho la jerga argenta porque no la conozco del todo, y no quiero cagarla tanto.
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Se estiró para cerrar la gaveta superior y se erguió acomodándose la camiseta, la cual para variar no es suya, para luego voltearse y chocar con Matías, quien la abrazó con fuerza por la cintura.
— Uy, bue —murmuró ella sonriente.— Creí que estabas con los chicos.
— Sí, pero me estaba aburriendo un poco —contestó besando su nariz.— A veces no es divertido salir sin ti.
— Eres tan dependiente de mí —se burló subiendo sus manos hacia sus hombros y le dio un piquito.— ¿Hambriento?
— Un poco —se sinceró, medio sonrojado.— No sé, no tenía mucha hambre.
Su voz salió ligeramente apagada, medio obstruida luego de que agachase la cabeza, había algo mal en Mati y su novia lo sabía.
— ¿Qué ocurre? —le preguntó moviendo sus manos de sus hombros a sus mejillas, haciéndole mirarla a los ojos.— Te ves apagadito.
— Nada, nada... ya sabés... bajones, no sé —se encogió de hombros.— Lo de siempre.
— Mhm, entiendo —susurró acariciando su rostro con cariño.— ¿Hay algo en lo que pueda ayudar? —Mati hizo un mohín con los labios, nuevamente se encogió de hombros y negó con la cabeza.— ¿Seguro?
— Me quiero acostar contigo un ratito —explicó en una súplica lastimera.— Para ignorar el bajón, qué sé yo.
La muchacha asintió y empezó a caminar estando aún sujeta a Mati, llegaron a su habitación compartida y cayeron encima de la colcha. Ella quedó abajo de Mati, y este escondido en su cuello con los ojos medianamente cerrados, respirando lo más pausado posible.
Matías de vez en cuando tenía unos bajones de ánimo impresionantes que siempre que le pasaban lo consumían a full, haciéndole sentirse inferior a todo lo que ocurría a su alrededor. Él los definía como tormentas inesperadas en un día en la playa, a veces surgen de la nada y te arrastran con fuerza hacia lo más profundo de la tristeza. En esos instantes, crees que no hay luz al final de un túnel y que la carga es demasiado pesada como para seguir soportándola.
— Estoy cansado... —masculló Recalt
Pero, al igual que las tormentas, los bajones también pasan.
— Esa tormenta va a pasar —ella susurró besando su frente y ejerciendo más fuerza en el abrazo.
Matías sacó su rostro de la curvatura de su cuello y la miró como pudo antes de soltar un pequeño "lo sé".
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feninina · 3 months
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⋆ 𖦹 ‘𝘯𝘪𝘯𝘢 𝘵𝘢𝘭𝘬𝘴 !
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esp holiiiis, quería pasar por acá para avisar que tengo planeado publicar un fic que tengo pendiente esta noche y luego comenzar a publicar los pedidos sobre los chicos de lsdln que me han enviado!! y de paso agradecerles, sus ideas son maravillosas <33 siéntanse libres de enviar mássssss
ing hellooo, just passing by to lyk that i have planned to post a fic that i have sitting in my drafts since forever and then i’ll start posting your requests about the guys of the society of the snow that you have sendedd!! and also i wanted to thank you, your ideas are lovely <33 feel free to send more innn
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myillicitaffair · 3 months
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Hands to myself | Esteban Kukuriczka.
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Sumario: mañanas tranquilas con tu novio.
Warnings: sexo explícito (+18), fingering, sexo desprotegido, dirty talking.
Notas: cómo argentina, me parece preocupante la falta de fanfics que hay de este hombre xx.
Créditos: esta inspirado en la canción de Selena Gómez, las imágenes del principio no me pertenecen y las encontré en pinterest, sin embargo, el collage fue hecho por mi.
1.3k words.
La suave brisa bonaerense inunda el amplio cuarto, jugueteando con mis mechones, desperdigados en las almohadas. El sol empieza a colarse sin consideraciones por las ventanas entreabiertas, obligando a mis cansados parpados a perforar mi sueño.
Los fuertes brazos anclados en mi cintura me atraen aún más cerca del hombre dormitando a mi lado, su rostro anidado en mi cuello, su dulce y varonil aroma inundando mis fosas nasales, envolviéndome en su calor corporal.
“Buenos días, Tebi”- Murmuro suavemente, cubriendo sus hombros con delicados besos para despertarlo.
“Buenos días, preciosa”- Responde, despegándose de la somnolencia y serpenteando sus extremidades con las mías.
Hinco mis dientes seductoramente en su piel descubierta, salpicándolo con pequeñas marcas rojas en contraste con su tez pecosa. Ansiosa, deslizo mis piernas sobre las suyas, posicionándome a horcajadas sobre su regazo.
“¿Andamos cariñosas esta mañana?”- Socarrón, amasa la desnudez de mis caderas entre sus palmas, causando que nuestros sexos se rocen firmemente. La burlona fricción no está ni cerca de ser suficiente para calmar las llamaradas que empiezan a asentarse en mi estomago bajo.
“Dale, amor, ¡por favor te pido!”- Ruego impaciente, tratando de replicar sus movimientos. Su agarre me mantiene estática en mi lugar, sin permitirme mover.
“¿Por favor qué?”- Finge inocencia mientras las puntas de sus dedos empiezan a dibujar entramados sobre mis costillas, trepando hacia mis pechos.
Atrapa mis pezones entre sus yemas, jugueteando con ambos a la vez, hasta sentir como se endurecen ante sus atenciones.
“Tocame, te necesito…”- Aclaro sin aliento.
Con una sonrisa ladina, acerca su boca hacia el derecho, provocando el montículo con la lengua hasta empezar a succionarlo con urgencia. Me enredo en su cabello, tirando de el con ferocidad, ganándome un gimoteo de satisfacción de su parte.
Separándose de mi abusado busto, observa mis ojos con cierta malicia impresa en los suyos al tiempo que me restriega contra su palpitante centro. Una creciente erección se hace notar bajo la ropa interior que nos separa.
“Mira lo que me haces”- Acentúa su punto al embestir mi coño cubierto con su pulsante miembro. Mi boca se entreabre ante el placer repentino- “Me pones tan duro.”
“Tebi, no puedo más”- Susurro cuando su mano baja por mi estomago hasta hallar mi intimidad, desliza mi tanga por mis pantorrillas para así estimular el clítoris en premeditados movimientos circulares. Creo enloquecer ante sus ralentizadas caricias
Asienta su toque errante en mi humedad, sus yemas buceando entre mis jugos. Retira sus dedos índice y corazón, para luego sorberlos ruidosamente, lamiendo mi reluciente excitación.
“¿Quién te tiene así de mojadita? Mh?”- Pregunta orgulloso, sabiendo perfectamente que el es el causante.
Reanuda sus ministraciones en mi núcleo, colándose por entre mis labios para penetrarte con dos dígitos. Mis orbes fijos en sus movimientos, aun desconcertada por lo obsceno de su accionar.
Rápidamente acelera sus movimientos, curvándose para golpear la esponjosa cavidad. Su longitud roza todos mis puntos sensibles, acercándome a un inexorable crescendo. Sumergida en el disfrute, lo único que escapa mis cuerdas vocales son quejidos de satisfacción, entrelazados con gemidos nombrándolo.
“Contestame, nena. ”- Reclama, forzando el contacto visual al aprisionar mi mandíbula en su agarre.
“Vos, Kuku, ¡solo vos!”- Contesto, hundiendo mis uñas en la tersura de sus bíceps, marcando lunas crecientes para la posteridad. Una sonrisa engreída tiñe sus delicadas facciones al notar mi estrechez aspirándolo, signo de mi orgasmo aproximándose a pasos agigantados.
Meciéndome sobre sus largos dedos, comienzo a percibir las avasallantes olas de mi culminación; la presión en mi vientre amenazando con explotar, la euforia difuminando todo a mi alrededor, centrándome solo en el rostro de mi novio cercano al mío.
El clímax se ve remplazado por un insoportable vacío cuando retira sus dígitos de mi calor, negándome la liberación. Un sollozo se cuela por mi expresión desahuciada, mis ojos alarmadamente abiertos cubiertos por una fina capa de lágrimas.
“No no no, por favor”- Lloriqueo en su oído, tratando de reganar el pasado contacto. Sus fuertes extremidades me aquietan por encima de su muslo, logrando que mis movimientos mueran lentamente.
“Tranquila, linda. Ahora te voy a coger, ¿sí?”- Pronuncia, apaciguando mis patéticos hipidos. Asiento frenéticamente, deseosa de sentirlo en mi interior.
Con un preciso movimiento, me enjaula bajo suyo, su largo cuerpo enmarcando al mío. Lo observo despojarse de sus calzoncillos, ardiendo al presenciar su desnudez absoluta.
Mis ojos merodean desde su esbelto pecho hasta los colorados vellos que trazan el inicio de su pelvis, gruesa y rebosante de líquido preseminal.
Casi ausente, permito que mi mano recorra su cuerpo, centrándome en su furioso pene. Con lánguidos movimientos, trazo su longitud, torciendo mi muñeca para proporcionarle el mayor placer posible.
“Me vas a matar, bebé”- Confiesa, acalorado y excitado. Sus rizos cobre empiezan a pegarse a su frente ante el esfuerzo físico, unas singulares gotas de sudor recorren su tórax.
Toma mis extremidades superiores entre sus garras para anclarlas sobre mi cabeza, dejándome completamente a su merced. Con un gesto busca mi consentimiento, el cual soy rápida en proporcionarle.
Su glande comienza a ingresar por mi núcleo, empujándose pacientemente dentro mío. Mas allá de la cantidad de veces que repitamos el procedimiento, jamás lograría acostumbrarme a la deliciosa manera en que me estira. El aire se condensa de sus suspiros de alivio al sentir su polla completamente en mi interior.
Así, inmóvil entre mis piernas, logro sentir cada una de sus vena latiendo dentro mío, las crestas y surcos que lo componen.
“Hace conmigo lo que quieras, Kuku, pero por favor movete”- Demando sin aire, todavía pasmada por la intrusión.
Ni bien las palabras me abandonan, Esteban retira su falo casi por completo antes de embestirme ferozmente. Su boca yace abierta, su cara contorsionada por el deleite, sus cejas arrugadas entre sí… La vista más bella del mundo.
Noto que mis caderas intentan acompasarse a su compás, encontrándolo a medio camino. Un frenesí casi inhumano apoderándose de ambos, obligándonos a acelerar el ritmo para satisfacer aquel deseo tan primal.
Su palma izquierda apresando mis muñecas fuera de su camino, la derecha se posa en mi abultada panza, advirtiendo la protuberancia que su pene delinea en mi vientre bajo. Un gemido nace de mi garganta al notar lo que ocurre.
“Así de profundo te estoy cogiendo, nena”- Gruñe en mi oído, su mano aún en mi estómago, sus penetraciones cada vez más hondas.
“Ay, Esteban, estoy tan llena”- Plaño frente a su boca, robándole un chape al notarme increíblemente mojada ante la imagen.
Vuelven a apropincuarse las primeras olas de mi culminación quemándome por dentro, consiguiendo desesperarme por concluir. Sin siquiera notarlo, mi voz se fuerza por vociferar el regocijo que me inunda, aumentando su volumen a medida que mi clímax me alcanza.
“Dios, me voy a venir”- Advierto, enloquecida por las sensaciones apoderándose de mí. El mayor se apresura, complaciendo mi pedido tácito.
Su boca busca de nuevo la mía cuando mi coño pulsa delirantemente su entrepierna, buscando conducirlo hacia su propia liberación.
“¿Ah sí? ¿Me vas a empapar la chota, amor?”- Cuestiona, sabiendo cuanto me gusta que me hable así de sucio.
Su nombre huyendo de mis labios como mantras, mis uñas anclándose en su espalda, marcándolo como propio.
Me entrego al orgasmo que me engulle, mi cuerpo retorciéndose espasmódicamente bajo su imponente figura, mi centro manchándolo con mi corrida al contraerse.
En la brevedad, aúlla desaforado pues su masculinidad pulsa hasta derramarse dentro mío. Su semen pintando mis paredes internas, colmándome por completo.
Se retira de mis cavidades con lentitud luego de venirse, procurando que sus espermatozoides permanezcan en mi interior. Selecciona mi ropa interior de las desechas sabanas, calzándomelas como si nada.
“Así no se escapa nada”- Murmura, regalándome un pico. Me fascino ante la idea de mantener su eyaculación así de cerca de mí.
Lo arropo contra mí, exhausta y saciada, con la intención de quedarme atrapada en sus brazos por un rato más. Recíproca mi voluntad, reposando su cabeza entre mis pechos y acariciándome delicadamente.
“Te amo”- Digo luego de unos instantes, observándolo maravillada.
“Yo te amo más”- Responde, presionando nuestras bocas en un beso descuidado.
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kevotsuka · 3 months
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andy.pruss : Recopilación de abrazos? Recopilación de abrazos
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imninahchan · 2 months
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𓏲╰ ᰔᩚ · # ﹕꒰ ENZO MATÍAS ESTEBAN FRAN
⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ FELIPE AGUSTÍN SIMÓN ꒱ ↷
⌜ 𝐀𝐕𝐈𝐒𝐎𝐒: headcanon narrado, sexo sem proteção, dirty talk (degradação, dumbification, elogios), pegada no pescoço, masturbação fem e masc, tapinhas, cockwarming, manhandling, breast/nipple play, humping, somnophilia(?), exibicionismo, cigarro ⋆ .⭒˚。⋆ ⌝
𓍢ִ໋🀦 VOCÊ ACORDA EXCITADA APÓS UM SONHO ERÓTICO ─────
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✰Ꮺ !𝐄𝐍𝐙𝐎
O sono leve o faz abrir os olhos no primeiro som agudinho e manhoso que ecoa da sua garaganta. Suspira, esfregando os olhos para conseguir focar na silhueta que o seu corpo forma sobre a cama, ao lado dele, os feixes de luz do banheiro penetrando por baixo da porta do quarto. Nena, te chama baixinho, toca no seu braço.
Você sobressai, desperta de imediato, um pouco confusa, piscando os olhinhos em meio ao escuro da madrugada. “Te acordei, amor?”, o som da voz dele é rouco, aveludado, tem ternura quando percebe que você ainda estava dormindo antes dele mexer contigo. Acaricia o canto do seu rosto, “desculpa. Me desculpa, okay? Vem cá”, te leva para mais próximo, até que entrelacem as pernas e a sua cabeça descanse no peito masculino. “É que você ‘tava resmungando, pensei que estivesse falando comigo...”
Um bocejo escapa da sua boca, arrasta o rostinho contra a blusa de algodão que ele usa de pijama, “eu ‘tava sonhando só”, conta.
“Sonhando, hm?”
“É. Com você.”
Os seus olhos se acustumam com a escuridão, as pupilas dilatadas oara dar tempo de flagrar o sorriso repuxando na face do uruguaio. Você respondeu de uma forma tão genuína que ele recebe a informação com ramance de imediato, o afeto que sente por ti dominando os ânimos quando descobre que nem quando está desligada, dormindo, a sua mente é capaz de esquecê-lo. Mas você sabe, bem sabe, o conteúdo desse sonho. O corpo quente, as têmporas suadinhas. Vem, vamo’ dormir de conchinha, ele te toma entre os braços, encaixa-se na sua costas. Um beijo estala na sua bochecha. Pode ouvir a respiração masculina ao pé do seu ouvido, o suspiro de relaxamento. Você até fecha os olhos de novo, morde o lábio, pisando em ovos com a vergonha para instigar não quer saber o que aconteceu no sonho?
“Não, cê não...”, ele começa a se justificar, mas para no meio do raciocínio. O silêncio que se instala no quarto por esses míseros segundos até que ele saque as circunstâncias é de fazer os seus joelhos se apertarem um contra o outro, na espera. Poderia ser pornográfica e explicitar todo o cenário que a sua cabeça criou, só que não precisa pois Enzo puxa o ar para os pulmões, ah..., compreendendo tudo sozinho.
Te abraça com mais força, a virilha sendo jogada contra a sua bunda, como se quisesse fundir seu corpo no dele. O sonzinho da risada soprada na região posterior ao seu ouvido te arranca um arrepio. “Então, é isso que fica se passando na sua cabecinha quando tá dormindo? Essas coisas feias...”, e você se encolhe mais, o eco da voz rouca de sono repercutindo por ti inteirinha. A ponta do nariz grande roçando na sua bochecha, a mão que antes só te envolvia, agora subindo para apertar o seu seio. Quanto mais ele empurra o quadril contra ti, mais vontade tem de espaçar as pernas para que ele possa colocar logo.
Para Enzo, é muito bom saber que aparece nos seus sonhos, e melhor ainda quando te come tão bem durante o dia que quando você deita a cabeça pra descansar ainda está pensando nele. “Eu já te fodi hoje”, sussurra, os dentes mordiscam pela sua nuca, “Duas vezes, nena... e você ainda quer mais?”, segura na sua mandíbula para virar seu rosto pra ele, sela os lábios nos teus, “Ah, uma mulher tão bonitinha, mas que só pensa em levar pica, olha, até sonha...”, e você chama o nome dele, Enzo, prolongando a última sílaba num dengo sem igual só para que ele possa te calar com um ‘shh’, um murmuro de tranquilizante, garantindo, “sem chorar, nena, não precisa chorar, tá?”, é ágil pra te livrar do short de pijama e trazer a ereção. “Calma”, sopra, com outro sorriso, se ajeitando pra entrar, “aqui, toma...”, desliza, ocupando, a umidade intensa fazendo ir lá em cima de uma vez só. Tão molhadinha, ele não deixa de citar, “sonhou que eu ‘tava te fodendo tão bem assim que ficou toda molhada desse jeito, amor?”
O toque da mão alcança a sua garganta, envolve, enquanto o quadril se arrasta no colchão, indo e vindo, pra preencher o seu interior. Assim, de ladinho, debaixo da coberta, tudo parece ainda mais quente, gostoso. Você fica paradinha, conquistada, recebendo o que ele te oferece, na velocidade que quer. Se permite entreabrir os lábios, mansa, pra só perceber que está até babando quando a saliva vaza pelo cantinho da boca e atinge a fronha do travesseiro.
“Bobinha...”, Enzo ri, limpando pra ti com as costas da mão. Pega na parte traseira do seu joelho e ergue a sua perninha um pouco pro movo ângulo facilitar melhor. Mas, às vezes, se o ritmo aumenta, ele escapa de ti, de tão babadinho o pau escorrega pra fora muito fácil, os seus remungos se misturando ao dele, ah, não..., sendo o tom do homem com aquele resquício de deboche, como se tirasse uma com a sua cara. Um sorriso vadio que é melhor você nem se virar para flagrar. “Vai ter que ser devagarinho, okay?”, diz, retornando pro compasso lento, torturante de meter, os pés da cama nem remexem contra o piso do quarto. Morde o lóbulo da sua orelha, “mas prometo que não paro até encher bastante a sua bucetinha de porra, tá bom?”
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✰Ꮺ !𝐌𝐀𝐓𝐈𝐀𝐒
No cômodo escuro, a única fonte de luz vem do celular do argentino. Corre o dedo e os olhos pela tela do aparelho, entediado, sem vontade alguma de fechar os olhos e dormir. E ao contrário dele, você não demorou a pegar no sono na hora que vieram pra cama. Tão apagada desde do dia cansativo que a mente descontrai a sua tensão com o mais promíscuo dos cenários, não é mesmo? Se entrega ao devaneio inconsciente, o corpo virando de bruços, o quadril empurrando contra o colchão pra virilha roçar. Se encolhe, o cenho franzindo, um resmungo doce ecoa da garganta, o nome do rapaz reverberando abafado, Matí...
Os olhos de Matías vão pra ti, acende a luzinha do abajur na mesinha de cabeceira pra poder ver melhor. O sorriso brota tão fácil nos lábios que tem até que se conter pra não soltar um risinho. Quer ver até onde seu corpo vai, se vai mesmo se esfregar no colchão na frente dele — o que internamente está desejando que aconteça. Mas você para, o som da respiração ecoando mais alto, como se o possível sonho erótico tivesse chegado ao fim justo agora que ele te notou. Por isso, tem que se aproximar, implicar.
“Você é tão putinha, meu deus...”, sussurra ao pé do seu ouvido. Matías, que susto, você rebate de volta, despertando num sobressalto. Aperta no ombro dele, quando o corpo masculino pesa sobre o seu propositalmente. “Tava fantasiando peripécias comigo, né? Nossa, que piranha...”, e a sua reação menos irritada é estalar a língua e tentar empurrá-lo pro lado, sem muito sucesso, porque ele pega nos seus pulsos, te domina toda só pelo prazer de continuar provocando feito um pestinha. “Até dormindo você pensa na minha pica, garota. Eu posso te comer o dia inteiro que ainda vai sonhar que eu tô fodendo, não é? Ah, que cérebro de puta cê tem.”
Ai, cala a boca, cara, você rebate, virando o rosto pro outro lado, longe de onde sente a ponta do nariz dele roçar. “Ih, mas tá bravinha, é? Tá bravinha?”, e você jura, o sangue até ferve quando ele começa com esse tom debochadinho, “você que sonha com a porra do meu pau, geme o meu nome e tudo, e você que tá bravinha?”
“Eu não gemi seu nome!”, devolve, convicta, mas ele tem o gosto de te garantir que sim, gemeu sim, e igual quando ele tá metendo tão forte que você fica burrinha, de olhos revirando. “E daí?”, você o olha com pouca paciência, “E daí, cara?! O que que tem? O que cê vai fazer?”
O que eu vou fazer?, o argentino repete a pergunta sugestiva que você jogou no ar mesmo sem perceber. Está sorrindo de novo, canalha. De repente, se ergue, te solta. Senta sobre as panturrilha, bem entre as suas pernas, a carinha mudando pra uma expressão plena, inocente. “Não sei, nena”, dá de ombros, “O que você quer que eu faça, hm?”
Você pousa o olhar na figura dele. Sem camisa, só com aquele short de pijama que você sabe que não está usando nada por baixo. Matías não vale nada, é tão vadio quanto você, com certeza tem algo em mente. E não está errada. Ele enrosca o antebraço por baixo dos seus joelhos e te arrasta pra mais perto. As mãos tocam no interior das suas coxas, vão descendo e descendo até a virilha. “Quer que eu transforme seu sonho em realidade, é isso? Quer que eu te foda igualzinho você sonhou?”, questiona, sem tirar os olhos de ti. Os dedos alcançam a barra da sua calcinha, desenha pela costura, chegando até onde o tecido está molhadinho. “É isso que você quer?”, arreda pro cantinho, só levando agora o foco pra sua buceta babadinha de excitação. “Poxa, deve ser isso que você quer, né? Mais pica, porque o que ganha normalmente não é suficiente pra essa buceta gulosinha”, deixa um tapinha ali, que te faz crispar os lábios, sentindo a região esquentando. “Mas eu deveria te foder? Deveria, mô?”, pende a cabeça pro lado, fingido.
Não demora a colocar a ereção pra fora, porém. Segura a si própria entre a palma da mão, fecha os dedos ao redor da rigidez, na vontade que as circunstâncias o despertaram. “Pior que eu acho que você é tão cachorra que deve ter mentido tudo isso só pra ter uma desculpa pra pedir uma foda”, acusa, casual, te fazendo morder a isca pois se apoia sobre os cotovelos para rebatê-lo não menti nada. “É?”, ele chega mais perto, o olhar devorando os seus lábios torcidinhos num bico adorável, “Então, cê é só a cadelinha mais burra por pau que eu já conheci mesmo.”
Você vê a cabecinha batendo contra o seu clitóris, resmunga baixinho, porque está com o pontinho tão sensível de tesão que o simples choque te faz arder. E o jeito que ele se esfrega por ali é cruel, principalmente quando leva até no buraquinho, aponta e tudo, mas não afunda. Matí..., o nome ecoa da sua garganta, numa súplica. Ele sorri, ladino, “Isso. Foi bem assim que cê gemeu meu nome ainda agorinha”, diz, “Geme de novo. Me pede pra meter em você, vai”, encoraja sem vergonha alguma, “Chora um pouquinho pelo meu pau, e eu prometo que coloco em você, princesa. Juro de dedinho”, mordisca o próprio lábio, se divertindo com a sua cara de irritada retornando pra face.
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✰Ꮺ ! 𝐄𝐒𝐓𝐄𝐁𝐀𝐍
Ele não está dormindo. A posição é reconfortante, a mão espalmada na lateral da sua barriga, a lateral da face deitada nos seus seios. Gosta de sentir o seu corpo tão pertinho, do jeito que está abraçada a ele, com os dedos nos cabelos do homem. Mas não é a melhor das circunstâncias pra pegar no sono; depois de um dia estressante, a cólica roubando todo o seu bom humor, só queria poder tê-lo guardadinho dentro de si, ficar cheia, aconchegada, ao ponto que o conforto é tamanho que fecha os olhinhos e dorme fácil fácil de tão cansada.
Esteban te oferece o que necessitava, se enterra todo e fica quietinho, só te ouvindo ressonando, completamente entregue. Já planeja sair de fininho, com cuidado pra não te acordar, quando você espasma, apertando-o com mais força, contraindo ao redor dele. Ei, o que foi?, a voz do argentino soa calminha, vai invadindo os seus ouvidos conforme ganha consciência. Ele ergue o torso, toca no cantinho do seu rosto, afetuoso, “O que foi, cariño?”, sopra. Os seus olhos se abrem devagarzinho, sendo a face do homem a primeira coisa que vê, à luz da televisão ligada no quarto, o player do filme pausado na metade da reprodução.
Os fios dos cabelos dele estão bagunçadinhos, os lábios entreabertos, e aquele olhar carinhoso te derrete toda assim que nota. Kuku, chama num tom choroso, travando mais as pernas na cintura dele. “Oi, tô aqui, meu amor”, ele assegura, colando a ponta do nariz na sua, “Você me assustou... Teve um sonho ruim?”, quer saber, e você nega, não, bem baixinho, “É? Foi um sonho bom, então?”
Muito bom, a sua resposta ganha um sorriso levinho dele, quase que de alívio. Mas é só o seu quadril começar a remexer por baixo do homem que a sua fala recebe a interpretação correta. Esteban desde a mão pra entre as suas pernas, tem que esgueirar o dedo pra tocar no melzinho que escorre pela ereção e parte justamente de ti. Não era pra estar tão molhadinha assim se estava dormindo, a não ser que...
“Me fode”, você pede, com charme. Ele retorna a atenção pra ti, sorrindo, não diz uma só palavra, ainda aparentando incrédulo com a verdade. A carinha de lezado te dá mais tesão, leva a resmungar com dengo, rebolando, praticamente implorando pra ele realizar só mais esse desejo seu. “Nossa, cê tá tão manhosinha hoje...”, o escuta apontando.
É que eu tô ovulando, justifica. “Não tá, não”, ele desmente, “Te fodi durante o seu ‘período fértil’ todinho, princesa, não é possível que você ainda precise tanto de pica...”, o tom de voz masculino permance tranquilo, o que é ainda pior pra sua sanidade, porque ouvi-lo te negando, com tanta gastação, é mil vezes mais excitante. “Tô começando a achar que é você que é uma menina muito desesperadinha, sabe? Eu não ligo de te comer todo dia, mas será que se passa outra coisa na sua cabecinha senão a vontade de dar a bucetinha pra mim?”, está te olhando com os olhos cheios de ternura, “hm?”
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✰Ꮺ !𝐅𝐑𝐀𝐍
“Bom dia, flor do dia”, a voz agudinha dele sopra ao pé do seu ouvido. Não só te desperta do cochilo da tarde, também traz um sorriso enorme pro seu rosto, os ombros encolhidos debaixo da figura masculina que te envolve sobre a cama e beija o seu pescoço. “Pensei que não fosse mais acordar...”, aí ele deita ao seu lado, de braços abertos, o rosto virando para te olhar. “Hoje é sábado, são umas cinco da tarde, só pra te situar.”
“Para, eu não dormi tanto assim...”, você retruca. Levanta as costas do colchão, esfrega os olhinhos. Quando se senta, as mãos acabam descendo pelo corpo, automáticas, pra tocar entre as pernas. A umidade te incomoda, te faz questionar na verdade. Não se lembra de nenhum estímulo que pudesse te deixar mais molhada que o normal ao acordar pela manhã. Os dedos voltam meladinhos, chamam a atenção de Francisco, que se apoia nos cotovelos, exibe um sorriso.
“Hmm, sonhou comigo, foi?”, te caçoa de imediato. Mesmo que a sua reação seja estalar a língua, olhando para ele com cara feia, ainda não eo suficiente para lacrar os lábios do garoto. Inclina o corpo na sua direção mais uma vez, a face indo de encontro com a curva do seu pescoço para mergulhar ali, “E o que eu tava fazendo nesse sonho que te deixei assim, hein? Hein?”, pesa por cima de ti, de faz deitar sobre o colchão de novo, rindo, “Eu te fodi gostoso, é? Hm?”, mordisca a sua pele, esfrega o nariz por baixo do lóbulo da sua orelha. “Eu te comi assim?”, de prontidão se coloca no meio das suas pernas, segurando nos seus joelhos para separá-las mais. A virilha encosta em ti, praticamente ensaia a estocada fictícia.
Francisco!, você repreende, porém perde todo o crédito porque está rindo. “Já sei!”, o sorriso travesso na face do argentino denuncia que está pronto para alterar a posição, “Eu te comi assim”, facilmente te vira de bruços, puxa o seu quadril pra te empinar, mas você foge do toque, cai com o peito no colchão, para, seu bobo, gargalhando de tamanha gozação. E ele vem por cima, deitando a cabeça nas suas costas. Segura no cós do seu short de pijama, brinca com o tecido, fazendo uma horinha antes de perguntar, como quem não quer nada, “vai ficar molhadinha assim mesmo?”
Você espia sobre os ombros, sorri, “por quê?”
Ele quer fazer pouco caso, indiferente, mas o sorriso também invade os lábios, “ah, se o meu amorzinho sonhou comigo, nada mais justo do que eu dar pra ela igualzinho ela sonhou, né?”, a proposta te agrada, bastante. O argentino muda a direção para se deitar com as costas no colchão, a cabeça na direção dos pés de cama. Bate a palma da mão por cima da bagunça de lençóis, “Vem, senta na minha cara”, convida sem pudor, “deixa eu te chupar, cê é tão gostosinha...”
“É?”, você se livra rapidinho do short antes de engatinhar sobre ele. Para com o rosto sobre o dele só pra deixar uns beijinhos estalados, uhum, ele confirma num murmuro, vai ser meu café da manhã. E você ri, soprando ar contra os lábios dele, “tá bom... mas eu também quero meu café da manhã.”
Ele faz biquinho, esticando os lábios pra tocar nos seus de levinho, “aí, eu deixo você me mamar, pode ser?”
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✰Ꮺ !𝐅𝐄𝐋𝐈𝐏𝐄
Talvez seja por causa dessa posição, do toque quente dele. Os corpos abraçados sobre o colchão, a cabeça de Felipe no seu ombro, o joelho dele entre as suas pernas, e a palma da mão segurando o seu seio por baixo da blusa do pijama. Com certeza é isso, porque foi só fechar os olhinhos pro cochilo da tarde que a mente foi longe, desligou, e acendeu o cenário prazeroso das mãos e da boca do argentino tomando os seus peitos. E despertar, excitada, com o contato certinho da forma que imaginou não facilita nada, não é mesmo?
Luta contra o próprio anseio, mesmo que o formigamento abaixo do umbigo seja desesperador. Quanto mais tenta não pensar na fantasia, mais o cérebro revisita as cenas eróticas. Vívido, se lembra de tudo. Das mordidas nas mamas, da língua molhada chupando a pele, e até do som estalado que a boca fazia ao mamar os biquinhos. Respira fundo, tentando se controlar. Pensa em se erguer, em deixar a cama para ir se saciar sozinha, porque o rapaz pesando por cima de ti até ressona, no sono profundo.
Sente os mamilos durinhos, tanto que o resvalar no tecido da blusa é torturante, incomoda. As mamas aparentam o dobro do peso, embora paradinha, só englobando a carne, a palma dele é capaz de te instigar, desejar que aperte, mesmo sabendo que doeria. Seria muito pervertido da sua parte se se esfregasse no jeolho dele só um pouquinho? Tipo, só um pouquinho, só... Devagarzinho, com cuidado, nem o acordaria... Ai, nossa, se sente muito suja por não conseguir se aguentar. Remexe os quadris, lento, o bastante pra roçar o pontinho sensível e conseguir um alívio.
Solta o ar dos pulmões. Pode ser que esteja presa demais ao próprio deleite porque parece alheia ao seu redor; ao som distante da televisão ligada no cômodo ao lado, da cidade, da respiração do Otaño. Rebola mais um pouco, o braço que envolve as costas do argentino o segura com mais vontade, os dedos procurando pelos fios dos cabelos espessos dele. Ar escapa por entre a sua boca, num arquejar. E morde os lábios, de imediato, julgando que fez barulho demais, até cessa o movimento dos quadris.
Mas o ecoar rouquinho da voz masculina te desconcerta, “continua, bebê”. Felipe arrasta a face pelo seu colo, com ternura, ainda está grogue de sono, dá pra notar, só que a disposição de te oferecer prazer sobrepassa qualquer outro desejo que tenha nesse momento. Ele encaixa melhor o joelho entre as suas pernas, a palma da mão se fecha ao redor do seu seio, com firmeza. Arranca um gemidinho doce, reclamando da pontada que sente no biquinho e se deliciando com a rigidez do toque ao mesmo tempo.
“Pensei que estivesse dormindo”, ele cochila, o ar soprando no seu pescoço, “mas a minha garota é insaciável, tô achando... Aposto que até sonha comigo fodendo ela”, e o jeito que você se retrai toda leva Pipe a cogitar que está mesmo correto. Levanta o olhar pra ti, aqueles olhinhos claros te mirando com brilho, um pequeno sorriso ameaçando tomar conta dos lábios. “Ah, nena...”, se entrega total ao escárnio, ao ego inflado pela constatação, “queria muito que você não fosse essa cadelinha boba que tu é, mas não dá, né? Cê não se aguenta”, sobe a barra da sua blusa, traz pra fora só os seus seios para poder usurpar do local todinho. Chupa um, continua apertando o outro, com apetite. Solta o biquinho duro num estalo, a face corada e a voz bêbada pra zombar “não pode me ver que precisa de atenção, não é?”, fricciona os dedos no outro mamilo, “é uma putinha muito necessitada de carinho. E tanto faz como eu vou te comer, né? Posso ficar só mamando nos seus peitinhos”, afunda o rosto no vale dos seus seios, esfrega a ponta do nariz ali, “te colocar pra rebolar na minha coxa, ou te dar pica. Tanto faz. Tanto faz pra quem é a cachorrinha desesperada preferida do Pipe, né?”
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✰Ꮺ !𝐀𝐆𝐔𝐒𝐓𝐈𝐍
Você deita de bruços, a lateral da face deitada no braço esticado do homem. Não é sempre que isso acontece. Na verdade, nem se lembra da última vez. Normalmente, vai deitar tão cansada que a mente nem tem tempo de fantasiar. Mas a circunstância inesperada não é um problema, nem de longe. Se tem algo que Agustín já deixou bem claro que não dispensa é a oportunidade de te foder.
Toca sobre o peitoral nu, chamando o nome dele baixinho. O argentino suspira, despertando, “oi, nena”, dizendo. Eu queria que você me fodesse, você vai direto ao ponto, sem rodeios. Um silênciozinho domina o quarto por um momento, a lascividade das suas palavras causando tensão no ambiente, porém é só o tempo necessário para ele ganhar o domínio do próprio corpo e se levantar para acender a luz no interruptor.
O sorriso ladino dele é a primeira coisa que você vê, torna-se impossível controlar o seu próprio, mordendo o lábio, travessa “Então, a minha mulher me acordou só pra pedir pica...”, ele balança a cabeça negativamente, fingindo alguma decepção, “tsc, onde é que eu fui arrumar uma puta tão emocionada...”
Eu meio que tive um sonho contigo, você explica. Ele se aproxima da cama de novo, o joelho afunda no colchão macio, “é mesmo?”, a cabeça pendendo pro canto. Você me comia tão bem que eu não vou conseguir dormir mais, murmura, com manha, aquela carinha de anjo, os lábios crispadinhos só pra apaixonar o homem. “Entendi”, ele diz, “aí, precisa que eu te dê um trato pra poder ficar bem cansadinha e pegar no sono mais fácil, né?”
Uhum, é exatamente isso que você precisa. “Beleza”, ele estica a mão para pegar no seu tornozelo e sem dificuldade nenhuma te puxar até a borda da cama. “Vou te comer bem, daquele jeito que deixa as suas perninhas tremendo. Você sempre dorme igual um anjinho depois”, segura no seu quadril, te vira de modo que possa te colocar de quatro. Só afasta o tecido da calcinha, o dedo correndo pela umidade exacerbada, “molhadinha desse jeito... Seria até pecado se não me deixasse meter em você, linda.”
A mão entrelaça nos seus cabelos, desce na nuca, aperta. É uma pegada bruta que te faz arrepiar, toda empinadinha nessa posição, apenas esperando ardentemente que ele coloque em ti. O arranhar dos dedos na sua cintura, segurando pra poder se encaixar certinho. Não tem motivo pra não pôr tudo, com tanto melzinho escorrendo, a ereção vai inteira pra te rechear. E já que vai te foder da forma mais canalha que conheça na intenção de deixar cansadinha, os tapas estalados não podem faltar. A carne da sua bunda até queima, o corpo todo estremece, o gemido dengoso escapando na sua voz quebradinha. Chega a se perguntar se os vizinhos conseguem ouvir, pelo menos, o estalo do tapão... Ah, que vergonha... Mas eles que se danem dessa vez, vai, você necessita uma boa foda pra literalmente apagar sobre o colchão depois de bem gozadinha.
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✰Ꮺ !𝐒𝐈𝐌𝐎𝐍
Abre os olhos, o corpinho ferve, as pernas enroladas no lençol da cama dele. Ainda consegue sentir a buceta latejando, e não sabe se é reflexo das estocadas fortes de agora há pouco ou da fantasia despudorada que levou todo o prazer que sentiu da foda pra sua mente desacordada.
Com as pálpebras cerradas, de bruços, desce a mão lá pra baixo, pressionando o antebraço contra a barriga. Tem que tocar pra ver o estrago. Desabou no travesseiro depois do terceiro orgasmo, sem ânimo pra mais nada, nem um sorrisinho ou um ‘obrigada’, e com esse maldito sonho, então, deve estar ainda mais babadinha, né? Pô, e põe babada nisso. A mistura das jorradas de porra entre os lábios íntimos inchadinhos, o interior das coxas, junto da excitação atual. Sente o clitóris dolorido, como se clamasse por uma atenção ali, mesmo que pouquinha, quando puxar a mão pra fora de novo. E até ia ceder a si própria, claro, mas só se o riscar do isqueiro não te fizesse abrir os olhos.
“Dorme uns quarenta minutos direto e, quando acorda, a primeira coisa que faz é se dedar escondidinha...”, a voz masculina ecoa nos seus ouvidos. Vê a silhueta do homem, apoiado no parapeito da janela aberta, a luz do pôr do sol criando o desenho do corpo seminu. O cigarro sendo tragado; a fumaça jogada no ar. Se força bem as vistas, também dá pra notar um sorrisinho sacana na face do argentino, “...eu sempre escolho as mais vagabundinhas mesmo...”
Você levanta parte do torso, se apoiando no cotovelo para retrucá-lo, “cê bem que podia me foder. Eu tenho meus dedos, sim, mas cê tem os dez e um pau à toa”. Ele ri, soprado, espia na sua direção por cima dos ombros, “te foder, é?”, sopra a fumaça, “de novo?”
A entonação é maldosa, de escárnio. “Se eu meter em ti mais uma vez, linda, cê vai se apaixonar.”
É a sua vez de rir, dando a ele um gole do mesmo tom de gozação. “Cê precisa de mais que uma pica pra me fazer apaixonar, Simón.”
É?, ele se vira pra ti, os braços sustentando no parapeito. “Engraçado. Eu juro que quase ouviu um ‘eu te amo’ mais cedo, os seus olhinhos brilhando só porque a minha pica tava metendo em ti.”
Você revira os olhos, num suspiro. “Tá, depois a gente pode ficar de gracinha um pro outro, agora vem aqui e faz o que eu tô precisando”. E ele caminha até ti, de fato, a proximidade te levando a crer que foi respeitada, que toda a marra do argentino caiu por terra na sua primeira simples instrução depois de dar o gostinho pra ele do que é foder uma buceta.
Mas Simón se inclina apenas para alcançar o outro travesseiro, “quer gozar de novo, gatinha?”, e oferecê-lo, deixando por cima de ti, “se esfrega aí, você consegue”, e retorna pra janela, pra mesma posição em que estava antes.
Parece uma piada de mal gosto, a feição na sua cara já diz tudo que um milhão de palavras pra expressar a frustração não conseguiria dizer. Até poderia rebater, talvez contar pra ele que sonhou agora mesmo que dava pra ele mais uma vez porém sabe que só vai fazer a energia de puto dele crescer e não está com paciência pra ego de homem agora — ainda mais um hermano.
Muito bem, guia o travesseiro pra entre as pernas, se encaixa sobre, um ângulo bonzinho pra roçar. “Isso aí”, o escuta murmurando, os olhos fixados na sua figura, “viu como você consegue?”, o tom gozador não vai te afetar mais, pois já tem a mente feita com a sua provocação. Ignora tudo que Simón te diz, cada palavra suja, termo degradante. Deixa ele te chamar de putinha, de cadela, falar o quanto parece uma virgenzinha procurando um alívio no meio da madrugada porque não tem ninguém pra te comer. O seu foco é a performance, a sensação deliciosa que se constrói na boca do estômago.
Rebola, jogando o bumbum no ar, a bagunça úmida se espalhando pra fronha. A cabeça pendendo pra trás, a face de deleite sendo pensada para ser um doce aos olhos do argentino. Quer atiçá-lo — ao bruto, quer se vingar do ‘não’ que recebeu. Logo, os lamúrios se tornam mais audíveis, a voz torcendo no dengo, os gemidos vazando pelos lábios entreabertos. Simón, o nome dele ecoando pelo cômodo.
“Fala comigo, nena”, sente o toque quente da palma na sua bochecha, a carícia suave. Arrasta a bochecha nas costas da mão dele, dócil, mas sem comunicar mais nada, quietinha. Se esfrega mais, mais, os quadris dançando por cima do travesseiro. Chega até a quicar, pornográfica mesmo, propositalmente gostosa demais para o homem que pega na sua mandíbula, aos suspiros. Quer dar um tapinha na sua bochecha, igual fez diversas vezes mais cedo, porém somente morde o próprio lábio, a outra mão apertando a ereção que se forma dentro da cueca. “Ah, sua cachorra...”, o resmungo em meio ao sorriso é o primeiro sinal do seu triunfo. Com certeza, ele pensou que você fosse choramingar, estupidamente implorar pra ser fodida pelo pau dele e nada mais que isso. Não esperava que o deslumbre de te ver tão exibidinha na cama assim, se masturbando, fosse uma possibilidade. “Cê não vai deixar em meter em ti agora, vai?”, pergunta mesmo já sabendo a resposta, recebendo o seu aceno negativo. “Pô, nem a cabecinha?”
Você ri, não, nega. E ele não desiste, aparenta ainda sustentar a marra de antes, só que, sem dúvidas, está mais mansinho. “E porra? Quer na boquinha? Não vai desperdiçar leitinho, vai?”
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strawdae · 1 month
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🍨 happy b-day gentleman! ⋆˙⟡
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the talented sunshine is having a birthday 🍰♡༘*.゚
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˚♡ post apretiation for Enzo's birthday ><
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koishhiteru · 2 months
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algo con pipe otaño por fis, puede serr fluff o smut!!!! :3
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౨ৎ FELIPE OTAÑO como novio
warnings: ninguno, solo fluff ♡
n/a: como no especificaste, decidí hacer unos headcanons de pipe como novio. espero que te gusten🫶
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𖦹 a pipe le encanta dormir abrazado contigo y su posición favorita es la cucharita, le da igual si él es la cuchara grande o la pequeña, ya que le gusta tanto ser abrazado como abrazar.
𖦹 cocinan juntos y se lo pasan muy bien, a pesar de que siempre terminéis ensuciando toda la cocina.
𖦹 organizaría picnics los fines de semana en algún lugar escondido que solo él conozca y pasaríais allí todo el día.
𖦹 cuando se aburra y tú estés haciendo algo, te abrazará por la cintura y dejará besos en tus mejillas para poder llamar tu atención.
𖦹 cuando veis una película, te sentará en su regazo y te abrazará desde atrás, impidiéndote escapar de su alcance.
𖦹 le encanta hacerse fotos contigo, y sin duda subirá alguna de vez en cuando a sus redes sociales para presumirte.
𖦹 te haría una playlist con canciones que le recuerden a ti y la pondría en el coche cada vez que vais juntos.
𖦹 si tienes mascotas, él las mimaría un montón al punto de que parecería su padre.
𖦹 en vuestro aniversario él planearía toda una noche romántica para enseñarte lo importante que eres.
𖦹 vería películas de studio ghibli contigo en las tardes lluviosas.
𖦹 es un perezoso y le cuesta levantarse mucho por las mañanas ya que prefiere estar acostado contigo, a si que llegarías a todos lados tarde por su culpa.
𖦹 su sueño es envejecer juntos, ser dos viejitos en una bonita casa baja con dos mecedoras en el porche para pasar las tardes allí tomando mates.
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idollete · 16 days
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– 𝐨𝐥𝐝𝐞𝐫.   ⋆ ˚。 𖹭
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𝑤arnings: conteúdo exclusivo para +18.
ೀ ׅ ۫ . ㅇ atendendo a esse pedido; esteban!dilf e funcionário do pai da leitora; inspirada na música ‘older’ da isabel larosa; perda de virgindade; leitora meio femcel (lê-se completamente biruta das ideias), riquinha e mimada; manipulação (de ambas as partes); o esteban é meio escroto e a leitora também (aqui é cobra engolindo cobra); age gap; penetração vag.; sexo desprotegido (e nem pensem em fazer isso); daddy kink; corruption kink; size kink; uso de apelidinhos (‘boneca’, ‘bonequinha’, ‘chiquita’, 'princesa'); degradação (uso de ‘vadiazinha’); menção a chocking, praise kink (?); oral (masc.) e creampie; oral (fem.); fingering; dirty talk.
idollete’s typing… ୭ ˚. ᵎᵎ. rsrsrsrsrsrs fui completamente influenciada pela diva @creads e me rendi ao kuku dilf também. also, essa história é o exemplo de um relacionamento nada saudável e que não deve ser seguido. só é permitido fanficar, tá bom, chicas?! also², eu me inspirei não só na música da isabel, mas no videoclipe, que também não deve ser romantizado. tudo que tem aqui é para propósito bucetisticos visse. also³, mesmo sendo primeira vez e tudo mais, isso aqui tá 0 romantismo (mim desculpem tô no cio quer dizer período fértil).
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Quando você o viu pela primeira vez, você sabia que ele seria seu. 
Conheceu Esteban em sua festa de 18 anos. É claro que justamente no seu aniversário o seu pai convidaria parceiros de negócios, homens que você nunca havia visto ou conversado, mas que lhe cumprimentavam como se fossem familiares distantes se reencontrando. Ele não. Indiferente, o homem nem sequer olhou na sua cara durante mais da metade da noite. E é claro que isso te enfureceu, quem ele pensa que é, vindo até a minha casa, a minha festa, e não falando comigo? 
De longe, era possível perceber a postura desinteressada dele diante dos homens com quase o dobro da sua idade, que se gabavam por suas riquezas e posses. Esteban não poderia dar a mínima. Nascido em berço de ouro, nada daquilo o surpreendia. O que quer que eles houvessem conquistado durante a vida, Esteban já havia nascido possuindo. Por isso, não demonstrou um pingo de interesse, ou comoção, pela garota que o encarava a cada instante. Sentia o olhar queimar a nuca, mas ele era um homem ocupado demais e a sua atenção deveria ser merecida, não dada a qualquer um. Especialmente para mimadas como você. 
No entanto, para a ruína de Esteban, era impossível não ser magnetizado pela sua presença. Você chamava atenção por natureza, não precisava se esforçar para receber sorrisos e cantadas por onde passava. Como uma bonequinha, vestia-se com roupas delicadas, sempre com uma sainha, a clássica double flap rosinha claro e os lábios brilhando com gloss. Você era uma vista para os olhos e isso enfurecia o argentino, que te ignorava de propósito. Mas você estava disposta a tê-lo. E você sempre conseguia o que queria.
Foi preciso mudar de tática. Percebeu que Esteban não se curvaria às suas vontades como os outros garotos faziam. Não, Esteban era um homem e, para tanto, você precisaria de mais que uma atitude esnobe e alguns amassos no fundo de limousines. Você bancaria a boa garota até que ele cedesse. Visitava o escritório com a desculpa de que queria saber mais sobre os negócios da família, enganava a todos com a falsa postura atenta, disposta a ajudar qualquer um e até mesmo fazer o trabalho pesado – que você sempre pagava algum estagiário para realizar no seu lugar – para a surpresa de toda a sua família.
Por ser o braço direito do seu pai, Esteban passou a fazer parte do seu convívio. Ou melhor, você se inseriu na rotina dele. Quando estava ocupado demais para lhe ajudar, tudo que o seu progenitor dizia era “pergunta ao Esteban” e te mandava ir embora. Foi assim que você se viu fazendo visitas diárias à sala do Sr. Kukuriczka, como letreiro na porta indicava. A princípio, ele desconfiou da abrupta mudança no seu comportamento, esperto demais para cair no seu papinho. Sempre inexpressivo e soando entediado, ele te ordenava o que fazer. Nunca ajudava, ele mandava. E quando você errava – propositalmente em todas as ocasiões – ele te repreendia, bruto. “Eres una estúpida. Muévete, déjame hacerlo”.
Com o passar do tempo, ele parecia ceder, no entanto. Mais amigável a cada dia, até te elogia quando você resolve um problema – supostamente – por conta própria. Você o flagra sorrindo na sua direção, mínimo, mas estava lá. Te permitiu descobrir mais sobre ele; 31 anos, divorciado e pai de uma pequena de 4 anos. Dócil, Esteban se tornou um amigo. Ou era isso que ele queria que você pensasse. Enquanto te consolava, te envolvendo em um abraço e enxugando as suas lágrimas após mais uma briga com o seu pai, o argentino fingia interesse nos seus problemas, garantia que compreendia perfeitamente a sua raiva por não ter sido permitida a ir para Aspen no meio do semestre letivo, te acalentava, “pode chorar, chiquita, eu estou aqui”, mas te amaldiçoava por sujar o terno caro dele com toda aquela choradeira idiota. 
É justamente um desses momentos que dá início ao grand finale do seu plano. Estavam juntos na sala dele, você deitada na otomana de couro, encarando o teto ao passo que resmungava sobre mais um casinho fracassado da faculdade, ele te observava com o mesmo semblante neutro de sempre, meneando a cabeça vez ou outra, só ouvia o seu falatório interminável.
– Sabe, Kuku… – Você começou, se virando de bruços no pequeno sofá, balançando os pézinhos no ar. Parecia angelical, só parecia. – Acho que preciso mudar o meu foco. Mudar o ambiente, procurar alguém fora da faculdade e do clube de golfe. Acho que preciso de alguém mais velho.
Esteban sabia exatamente onde aquela conversa iria chegar e ele te permitiu continuar. Arqueou uma das sobrancelhas, como quem te pede para prosseguir. Te ouve, então, reclamar sobre como garotos da sua idade não sabem de nada, são imaturos e nunca atendiam às suas expectativas. Sobre como sempre quis um homem de verdade. O último comentário arranca um riso nasalado do argentino, incrédulo com o quão sonsa você consegue ser. 
– Isso é porque eles são apenas garotos. É o que eles fazem. – A resposta parecia resignada, quase te fez desistir da ideia, mas Esteban continuou. – Além do mais, garotas como você sempre dizem que querem um homem, embora nunca aguentem o que um homem de verdade faz. – Era completamente sugestivo e ele sabia. Tinha total consciência das implicações quando deixou a poltrona e caminhou até você, pairando sobre ti, imponente, com as mãos no bolso da calça social. – Então, o meu conselho para você, chiquita, é que continue com os mesmos playboyzinhos de sempre.
– Mas eles são tão chatos! – Birrenta, você argumentou. – Com todo aquele grude e melosidade, me chamando de vida logo depois do primeiro encontro. – Enrolando uma mecha de cabelo, fez uma pausa, fingindo ponderar algo, quando, na verdade, tinha todo aquele diálogo na ponta da língua. – Acho que preciso de alguém só um pouquinho mais frio. – Novamente, uma pausa, dessa vez para ensaiar uma timidez que nunca existiu em ti. – Tipo…Você. 
Com a cabeça levemente tombada para o lado, Esteban só pôde rir do teu teatrinho. Te mediu de ponta a ponta do corpo, tão pequena em comparação ao porte dele, a saia revelando um pouco mais das coxas diante da posição, os lábios rosados que faziam o pau dele pulsar por dentro da cueca. A destra te tocou o os fios, alisando-os, te fazendo ronronar baixinho, carente pelo toque dele, desceu até o queixo, segurando o seu rostinho, como quem está prestes a ensinar algo e precisa de bastante atenção.
– Não peça por algo que você não pode aguentar, boneca. – Soou como um alerta, quase uma ameaça tendo em vista o olhar sombrio que ele te lançava. – Além do mais, eu não curto pirralhas metidas. – Aqui estava o velho Esteban, sempre com uma forma de te degradar, a diferença é que dessa vez ele fazia com um sorriso no rosto. 
– Tenho idade o suficiente. – Dando de ombros, você se desvencilhou do toque dele, embora o seu interior desejasse por mais. – Eu nunca deixo eles me tocarem, sabia? – Felina, se ajeitava, colocando-se de joelhos sobre o estofado, ainda mais sugestiva na nova posição. – Não sinto vontade…
– Uma bonequinha intocável. – O olhar dele acompanhou o teu, que encarava o volume discreto paralelo ao seu rostinho. – E acha que eu sou o que precisa, hm? Para, o que?! Te deflorar? É essa a sua fantasia suja? Dar para um cara mais velho logo na sua primeira vez? Porque os moleques riquinhos que você anda não saberiam te tratar feito a vadiazinha que você é? – Estoico, Esteban permanecia te encarando de cima, nunca saindo daquela postura de superioridade, queria você se sentindo menor que ele, submissa.
Franziu o cenho e uniu os lábios em um biquinho manhoso diante da aspereza das palavras dele, chegando até mesmo a deixar um chorinho escapar, exibindo o melhor semblante magoado, como se a calcinha não estivesse ensopada só de ouvi-lo se referindo a ti dessa maneira. “Assim não”, foi o que você murmurou, piscando os olhos, dócil. Esteban imitou a tua expressão, cínico. 
– Qué? Quer que eu te diga que você é uma boa garota enquanto te faço carinho no cabelo, é isso? – A voz exibia um sarcasmo explícito, não disfarçava o tanto que gostava de estar naquela posição. – Quer que eu te elogie, que diga que você é a coisinha mais bonita que eu já coloquei os olhos? – Com a destra, pegou um punhado dos seus fios, sem puxá-lo, apenas pressionando, domando. – Ou prefere que eu te recompense por ser uma bonequinha tão boa quando conseguir levar o meu pau por inteiro? 
A verdade era que Esteban queria ser egoísta, queria te colocar de joelhos no chão frio e encher a sua boca dele, foder até te deixar com a garganta magoadinha, sem voz, assim ele não ficaria um bom tempo sem te ouvir sendo irritante. Fantasiava com o barulho dos teus engasgos, em como se curvaria sobre ti, prendendo o seu rostinho bonito contra o caralho teso, o nariz encostado na virilha. Pensa em como poderia gozar só com o brilho desesperado dos seus olhos, sem ar, rendida às vontades dele, arruinada para qualquer outra pessoa que não fosse ele. Mas ele não te daria esse gostinho, não seria mais um dos seus segredinhos para ficar na sua estante.
Não. Esteban queria te foder, tomar algo de ti que seria só dele. Que ficaria na estante dele. E não te dar nada em troca. 
O que ele não sabia é que estaria ainda mais arruinado uma vez que provasse de ti.
– Eu… – Com a voz quebrada, você tentou se aproximar dele, sendo impedida pelo aperto paralisante. – Eu…Quero você.
– E o que você quer que eu faça? Dímelo. 
– Quero…Que você me toque… – Em um falso acanhamento, suas mãos percorrem o próprio tronco, espremendo os seios por cima da blusa. – Aqui. – Mais atrevida, desceu até a barra da saia, apontando para as coxas. – Aqui. – Suspendendo o tecido, revelou a calcinha rendada delicada. – E aqui.
Esteban te queria e você sabia disso. Criou uma persona e se moldou em uma garota agradável para se aproximar, até que o tivesse na palma da sua mão, disposto a arriscar a carreira e todo o resto pelo gosto de ser aquele que te corromperia para sempre. Por isso, foi preciso muito esforço para esconder o sorriso viperino quando ele, de modo abrupto, te mandou levantar e se sentar na mesa dele. Queria vê-lo perdendo o controle. Faminto por algo que só você poderia dá-lo. 
Obediente, você se posicionou exatamente como ele mandou. “Tira tudo”, ele disse, “e senta com as pernas abertas”. E foi usando um terno impecável e certamente superfaturado, que Esteban se ajoelhou diante de ti no meio do escritório dele. O mesmo homem que te desprezou, havia caído perfeitamente no seu joguinho. 
Ali, exposta, sentiu seu ventre contrair em excitação e ansiedade pelo primeiro toque. Estremeceu sob as mãos dele quando as coxas foram agarradas e separadas ainda mais, para o agrado do argentino. Os lábios macios te beijavam a pele desde o ventre até a parte interna da virilha, os dentes arranhavam contra a derme sensível, marcando com a língua e saliva, deixando um rasto que você não esqueceria jamais.
Seu interior pulsava em necessidade, fazia o melzinho escorrer e molhar todos os papéis importantes deixados na superfície de vidro. A língua contornou o sexo encharcado, lento e suave, te provando e provocando, deslizou desde o clitóris até a entradinha virgem, arrancando gemidos dengosos de ti. As palmas enormes se fecharam ao redor das suas coxas, te mantinham paradinha enquanto a boca te devorava. 
Não havia nada de casto no jeito com que Esteban te chupava. Não, ele fazia uma bagunçava, esfregava a ponta do nariz contra o pontinho sensível, babava toda a barba com o teu líquido e te lambia com gosto. Sabia exatamente o que fazer e como fazer para te ter derretida, rebolando contra o rosto masculino em busca de mais contato, de, enfim, ser saciada. 
Observou quando Esteban se afastou apenas para que pudesse envolver um dos próprios dígitos com a saliva, levando-o até o buraquinho que piscava para ele, pensou em como o seu gosto ficava ótimo na ponta da língua dele, mas essas eram palavras que você jamais ouviria. Rodeando o canal estreito, o argentino te encarava intensamente, assistindo todas as suas reações para os estímulos, sem desviar nem mesmo quando o dedo passou a deslizar por entre as paredes, sentindo o pau pulsar ao te ver tão tontinha daquele jeito.
Um filete de saliva escapava do cantinho dos lábios, as bochechas estavam coradas e o peito subia e descia, ofegante. Ouviu quando ele rosnou, ainda que baixo, ao sentir o quão apertada você era, imaginando como seria a sensação quando ele te enchesse. Embora os dedos fossem largos, não se comparavam ao estrago que o pau dele faria. Então, Esteban te preparava, mamava o clitóris inchadinho enquanto o dedo ia e vinha na buceta ensopada. 
– Tão bom… – O chiado escapou dos seus lábios sem que você sequer percebesse. – Esteban… – O chamado saiu quando um outro dedo deslizou pelo seu interior, te fazendo contrair violentamente. – Você…
– Tsc. Será que você tem uma bucetinha tão carente assim que só um pouco de atenção é o suficiente para te deixar com essa cabecinha vazia? 
Um polegar agora fazia movimentos circulares contra a região sensível, fazendo você se molhar ainda mais para o homem, sendo alargada agora por três dígitos. Os movimentos te entorpeciam, faziam os dedinhos do pé contorcerem e os quadris perderem o controle, empurrando-se contra o punho alheio. 
– Você está se fodendo na minha mão, boneca. – Não era uma pergunta. Esteban estava constatando em voz alta somente para te humilhar mais um tanto. – Mas acho que eu deveria esperar isso vindo de uma virgenzinha feito você… – Ele queria te chamar atenção, perguntar onde estava aquela atitude boçal de sempre, mas o jeitinho patético que você ficava desesperada por pica o distraía completamente dos seus objetivos.
A formigação no seu ventre indicava que um orgasmo estava próximo, te arrancando suspiros em deleite, sem se importar com o barulho que fazia ao chamar o nome do argentino como em uma prece devotada. Com os lábios entreabertos e o cenho franzido, você gozou no que parecia ser o momento de maior euforia da sua vida, sentindo todo o corpo arrepiar e estremecer. Se sentia tão leve quanto uma pena, poderia se considerar vitoriosa naquele momento, havia conseguido o que queria de Esteban e agora poderia seguir em frente para a sua nova obsessão do momento.
No entanto, pareceu congelar no lugar ao abrir os olhos e vê-lo envolvendo o caralho duro com uma das mãos, enquanto a outra desfazia o nó da gravata, deixando-a de qualquer jeito no tronco. Seu olhar queimava na extensão, a pontinha rosada estava coberta em pré-gozo, que Esteban espalhava até a base, o interior pulsou novamente, se sentindo abandonado de repente. Você queria mais. Queria sentir tudo aquilo te enchendo, te tomando.
O argentino se aproximava lentamente, se colocou entre as suas pernas, envolvendo-as ao redor do próprio corpo, te fazendo sentir a dureza contra o pontinho sensibilizado. Por impulso, você avançou nos lábios dele, mas Esteban não permitiu que o beijo acontecesse, exibiu um sorriso perverso diante da sua fraqueza e acenou em negação. 
– Sem beijos, princesa. – Ele claramente se divertia com aquela situação. – Garotinhas mimadas feito você não merecem beijo. – Mas ele te provocava, falava rente aos seus lábios, permitindo que eles quase se encostassem. – Precisam aprender a ouvir não, você precisa de alguém que te coloque no seu lugar.
Os sexos, por sua vez, estavam em seu contato mais íntimo, pele com pele. Você sentia as veias contra os lábios separadinhos com a fricção, observou quando Esteban cuspiu na própria mão, envolvendo o caralho com a saliva, deixando mais fácil, molhado, sujo, “Mas não se preocupa, não, tá? Eu vou te foder até você aprender direitinho”, ele pontuou quando esfregou a cabecinha na sua entrada, “Relaja…”, te acalmou, se mantendo naquela provocação, “Vai ser boazinha e levar tudo que o papai tem pra te dar, né?”. O apelido fez os seus olhinhos brilharem, o que não passou despercebido por Esteban, notando a sua cabeça acenar freneticamente, necessitada dele como nunca antes.
– Você é tão suja… – Ele te distraía com beijos e mordidas no pescoço. – Ficou animadinha assim porque gostou do que eu disse, foi? Quer me chamar assim, eh?
Retraída, você concordou. As bochechas esquentavam e ganharam um tom ainda mais corado, perdida no próprio prazer, sentiu quando a pontinha foi pressionada no seu interior, soltando um murmúrio doído quando foi, pouco a pouco, preenchida pelo homem. A lentidão era tortuosa, cada centímetro era sentido, de modo que um chiado cheio de manha escapou, tentando se acostumar com a invasão. 
Esteban te acariciava os seios, envolvia os mamilos com a língua, te dando mais estímulos para suportar a ardência. Estava molinha nos braços dele, entregue, os sentidos à flor da pele passeando entre os limites da dor e do prazer. O argentino sussurrava no pé do teu ouvido o quanto você era apertada, mas que era tão boa em recebê-lo, que ele poderia passar horas dentro de ti. Vulnerável também, ele se encontrava entorpecido, dominado pelo tesão. Agarrada ao tronco dele, você suspirou quando as virilhas se encontraram, aliviada. 
– Você é tão grande. – Revelou, apoiando a cabeça no ombro masculino. – Tá me deixando tão…Cheinha. – O tom manhoso era o suficiente para enlouquecer o homem ainda mais, desesperado para se afundar em ti e te deixar cheia não só do pau dele, mas da porra também.
Quando a dor começou a dar lugar para o prazer, seu corpo passou a buscar mais daquele contato, remexendo o quadril lentamente, descobrindo o seu próprio prazer também. 
– Essa é a buceta mais gostosa que eu já comi. – A voz masculina saiu abafada, grogue. – Tá sentindo, né? Como eu te deixo estufadinha de pica. – Riu nasalado contra o teu ouvido, te arrepiando quando deslizou um pouco para fora, somente para entrar em ti de novo. – A princesinha da família levando pau pela primeira vez na vida bem debaixo do nariz de todo mundo.
Esteban passou a repetir os movimentos, entrando e saindo do seu interior, até que os seus chiados ficassem mais e mais necessitados e a sua buceta babasse ainda mais pelo pau dele, pulsando freneticamente. Ele havia te arruinado. Com um único movimento, o argentino meteu em ti de uma vez só, arrancando um gritinho fino dos seus lábios, que logo se transformaram em gemidos e murmúrios desconexos quando o quadril dele ia e vinha com maestria. 
Sua coluna arqueava a cada investida contra o interior apertado, tentando se segurar ao que podia diante da força das estocadas e o impulso que Esteban pegava para que foder do jeito que ele sempre quis. Com a cabecinha áerea, você se viu chamando-o, “papai”, uma, duas, três vezes, ouvindo um grunhindo em resposta, aumentando a intensidade dos movimentos, mais selvagem, sedento. Você o havia arruinado.
O que havia começado como um joguinho de egos, parecia se findar naquele momento. Nos corpos suados que se entrelaçavam, nas palavras sussurradas, nos gemidos que escapavam, nas mãos que se agarravam, no encontro dos desejos. Mas o que vocês possuíam estava longe de terminar, porque embora os caras mais novos não fossem nada iguais a Esteban, ele acaba de perceber que você não era como nenhuma outra mulher também.
Ambos estavam arruinados e condenados um ao outro para sempre.
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bin1es · 8 days
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he's so 🤏
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karylvsjuanii · 2 months
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hermanda god bless u por tan tremendo smut con Pipe, ¿para cuándo otro? 😝😝
yo te espero todo lo que quieras
OSCARS | Felipe Otaño
tw: Lector Femenino x Felipe Otaño. MUCHA sobre estimulación, cría de semen, hablando con groserías y apodos “papi” “bebé”, bebiendo coño, dedos, masturbarse, oral f/m. Sexo sin protección. (por favor léelo bajo tu responsabilidad)
Quiero aclarar que los diálogos son en argentina pero mi narración es latina.
También que perdón mi inactividad, me tomó mucho el tiempo para hacerlo mejor posible, ojalá les guste, comenten. Si hay algún error por favor dímelo.
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Finalmente, la película está por todos lados, dándose a conocer por todos como ganadora de un oscar.
Felipe estaba celebrando con sus amigos, cuando le llega una notificación de ella.
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Felipe salió de ahí en fa, necesitaba ir con su novia. Realmente su mensaje lo dejó con la pija paradisima, si de por sí ya había pensado en el buen premio que sería la boca de su princesa en su polla. La necesita y se lo merece.
Llegó a su habitación en menos de los 15 minutos y no estaba en la sala, por lo que caminó a su cuarto y ahí te encontrabas, acostada en la cama viendo la televisión, él se acercó a ti no sin antes cerrar la puerta. Tomó el control remoto de tus manos, presionó el botón rojo y aventó el control sin dejar de verte. Comenzó a besarte mientras que tú te acomodabas en la cama.
Mi amor, ya me necesitas, verdad? - Preguntas con una voz tan excitante, que solo hace que se le pare más.
Chúpamela, solo chúpamela - Felipe dice sin más.
El se aparta de ella y se sienta en la esquina de la cama, tu te paras frente a el, y lo tomas del cuello para besarlo, bajas tus manos lentamente hacia su pecho hasta llegar a su abdomen bajo para meter tus frías y delicadas manos dentro de su camisa y quitársela de una vez.
Te da su ayuda para quitársela y seguir besándote entre jadeos de su parte por lo horrible que sentía a su pija arder.
Fuiste dándole besos húmedos por todo su cuerpo, sacándole un gemido ahogado, bajaste dolorosamente hacia sus short, tomaste la tela que sujeta y la bajaste con su ayuda.
Comenzaste a dar lamidas por encima del bóxer y juras que Felipe estaba en el puto cielo gracias a sus gemidos.
Si así se sentía sobre una tela, no se podía imaginar como sería sin una de por medio.
Cuando te cansaste de dar lamidas bajaste su ropa interior, paraste un momento para verlo.
Su risa expresaba claramente lo orgulloso que se sentía al notar tu expresión sorprendida por ver lo disparada que salió su polla apuntando a él.
Te gusta? - Pregunta acariciando tu cabello largo.
Me encanta mi amor, es mejor a cómo la había imaginado - Contestaste sin vergüenza.
La idea de que esto ya lo habías imaginado antes, le hizo a Felipe más tentadora la idea de comerte entera.
Entonces también habías imaginado esto? - Preguntó mirándote a los ojos.
Muchas veces - Dices para tomar su gran polla entre tus manos y dar la primera lamida.
Felipe soltó un gemido leve sin dejar de mirarte.
Empezaste a dar círculos por el glande haciendo que su polla se enrojezca más y amenace con pre semen. Justo cuando empezó a salir, la metiste en tu boca, hiciste lo más que pudiste, y lo otro lo seguiste trabajando con las manos.
Felipe no pudo evitar soltar el gemido más grave de su vida, echó la cabeza para atrás y sintió que sus brazos y espalda se debilitaron, quería follarte la puta boca de una vez pero no quería lastimarte.
Era un regalo de Dios verte mientras lo comías y se prometió que será una imagen que nunca olvidará.
Verte de esa manera es mejor a todas las imágenes mentales que pudo haberse creado antes, lo que más deseaba era tenerte así.
Mi amor, si, si bebé, sigue así. - suelta tu novio entre gemidos graves.
Lo único que recibió de tu parte es sentirlo más rápido y gemidos que hacen a su polla vibrar.
Felipe siente que se va a correr y es lo mejor que ha sentido pero no quiere terminar en tu boca, así que te detiene.
Bebé, para, ven - Dice alejando su cuerpo de ti para levantarte y tumbarte en la cama.
Qué pasó? Hice algo mal? - Dices con una cara de tristeza.
No preciosa, todo lo contrario, me sentí muy bien pero quiero correrme junto a vos. - Felipe mima tu rostro colorado.
Pero antes, quiero hacer algo que me gustaría haber hecho desde que te vi en las gradas del estadio - Quita tu sostén con torpeza, lográndolo.
Que cosa? - Preguntas, viendo a tu sostén ser arrojado.
Mientras pipe baja a quitarte los pantalones apretados que llevabas puestos.
Lo ayudas a quitarlos, y cuando finalmente los termina de quitar, rápidamente toca tu coño sensible para sentir por fin lo mojada y caliente que estabas.
Agh, felipe, no - Dices tomando su mano haciendo que pare los movimientos.
Qué pasa, linda? - Pregunta el castaño preocupado.
Me voy a correr amor, no toques. - Continuas cerrando los ojos.
Eso es lo que quiero, hermosa. - Felipe sonríe para rápidamente bajar tu encaje y tocar con su dedo índice tu entrada.
Su novia suelta un gemido quejumbroso tomando su brazo y apretándolo.
Con su dedo índice en tu entrada comienza a dar círculos y agrega rápido su dedo anular para tocar tu clitoris con este e iniciar a masajear las dos zonas lentamente.
Escucha cuando comienzas a gemir y lo hace querer oírte más, Él necesita que gimas su nombre.
Empieza un ritmo más rápido con sus dedos, gemidos salen sin parar cuando quita su dedo anular de tu clitoris para reemplazarlo por su lengua.
Hace circulitos rápidos con su lengua y mete su dedo índice en tu entrada para sentir como lo aprietas con todas tus fuerzas.
Felipe siente cómo poco a poco como te vas relajando más e intentas succionar su dedo al ritmo de su lengua presionando tu área sensible.
Tu novio suelta un gemido por la sensación de las cobijas rozando su polla y gritas por la vibración, jalándole del cabello.
Felipe, ya, por favor es mucho - Gritas tomando entre tus dedos el cabello de Felipe, este suelta un último gemido antes de retirarse de ti y se limpia la boca con sus dedos.
Los chupa mirándote.
Su novia se veía tan atractiva, estaba toda roja y despeinada, con los ojos llorosos y los labios rojos hinchados, las ganas de follarsela crecían, así que sin más, te tomó de las piernas y se acomodó en medio de ellas.
Intentaste cerrarlas.
Abrí las piernas - Dice mirándote fijamente con esos ojos azules. Te matan.
Amor, me duele - Respondes mordiendo tu labio y acercando la mano a tu área.
No te vas a correr si no abrís las piernas, bonita. - Felipe habla con una voz más grave de lo normal.
Abrí esa’ piernotas para mi, princesa. -
Felipe sujeta tus piernas impidiendo que las vuelvas a cerrar.
Su mano derecha toma su polla y la calma, empieza a rozarla con tu coño mojado, tú empiezas a gemir quedito por la sensación y metes la punta de tu dedo índice en la boca en forma de desesperación.
Empiezas a moverte al compás de su polla en tu coño, buscando más fricción, y cuando intentas hacer otro movimiento, rápidamente Felipe mete su polla a tu coñito caliente y los dos sueltan un gemido que piensas, todos escucharon.
Gimes y respiras pesado, quieres ir rápido.
Más rápido Felipe, ya follame toda, lléname de semen el puto coño - No te la complicas.
Y con eso le bastó para empezar y no parar por el resto de la noche.
Empezó a follarte de una manera descontrolada, veía sus tetas moverse por todos lados mientras tu sigues chupándote el dedo y gimiendo sobre el.
Para él, ver tu cinturita y piernotas abiertas sobre él, lo hace querer llenarte de semen, verte pellizcarte una de tus tetas lo llevó a golpearte el coño.
Notó que entre más te golpeaba con su polla, más rojita te ponías y justo así te quería desde un inicio, toda abiertota para él, dejándolo destruirte el coño, y toda roja por él, solo por él.
-Felipe, ahí más, ahí, si -
Era lo único que podía escuchar de la boca de su hermosa novia.
Verla toda destrozada por él era un sueño de todo hombre, una mujersota con una cinturita y unas piernotas, más un culote de puta madre, era lo que todos querían y solo él lo podía tener.
Tu empezabas a retorcerte más sobre Felipe, y le empezabas a tocar los brazos, en especial los bíceps.
Este recordó como una vez habías mencionado en tu sueño que querías correrte en su bícep, esa noche descansó muy bien con una buena masturbeada viendo tu culo y bonitas piernas.
Iba acercándose a su orgasmo, viéndote.
Papi, voy a correrme ya, voy a correrme en tu polla por favor, córrete dentro, embárrame tú semen y lléname mucho. -
Fue lo que finalmente hizo que soltara todo.
Córrete chiquita, Córrete como una puta. Mi puta. - Después de soltar un gemido, Felipe cae lentamente apoyando sus brazos a un lado de tus hombros.
Y sin más, solo logra escuchar como te corres desesperadamente por toda su polla, estremeciéndote y aferrándote de los brazos de Felipe para apoyarse, sin parar de gemir y gritar su nombre.
Tiras y tiras de semen salen disparadas de su polla rojiza llenándole el coño a su bebé.
Felipe saca su polla ya cuando se recupera y puede admirar la belleza de su novia estando muy perdida, lo único que sale de su boca es “mhhm”
Lo cual le excita más y te toma de la cintura con fuerza.
Este te recarga en el respaldo de la cama, no logras procesar lo que esta pasando, poco a poco aclaras tu vista cuando Felipe abre tus piernas y las separa lo más que puede, haciéndote quejar.
Sus ojos azules escaneándote te hacen temblar, se agacha y empieza a comerte el coño de forma descontrolada, gimes sintiendo sus dedos empujando el semen que ruega por salir de tu entrada.
La muñeca de Felipe realmente duele cuando mete sus dedos y aumenta la velocidad, luego de su lengua hasta hacer, de igual forma, doler su mandíbula.
Esa noche descubrió que su nueva adicción chupar tu coñito escuchando los hermosos gemidos y súplicas de tu parte diciéndole que se detenga.
Amor, es demasiado, es mucho, ya- Empujas con tus brazos débiles a su cabeza tratando de cerrar las piernas.
Con el mismo ritmo de antes, la novia del castaño pegó un grito enorme de satisfacción, dándole la razón del por qué su boca se llenó de fluidos, lo cual le hace mover los dedos más rápido, Felipe abre la boca para tomarlo todo.
Ese si que era un premio para él.
Tu no paras de gemir por la sobre estimulación. Felipe mueve rápido tu clitoris antes de que sueltes un último grito.
Felipe da un beso en tu zona y empieza a masajearla con delicadeza. Su cuerpo sube para quedar pegado con el tuyo.
Los dos ardiendo.
Yo creo que el oscar debiste haberlo ganado vos, amor. - Felipe se acomoda en la cama con una sonrisa en el rostro.
Por que lo decís? - Preguntas entre jadeos, estabas cansada.
Por tener a un novio guapo que puede comerte como a vos te gusta. - Felipe te abraza por la cintura escondiendo su rostro en tu cuello.
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thqueerestmf · 2 months
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vivan los hombres (esteban kukuriczka)
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hardtoexplaiiin · 1 month
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greatkinglulu · 2 months
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okokok vi el post de juanicar, YO SUGIERO (humildemente) un imagina así bien cute donde en un stream revela q está en una relación amorosa y tdo eso para luego presentarlx (fem, male o gn) al chat recibiendo mucho amor y apoyo x parte del chat
Sorpresa
Imagina Juani Caruso x fem!character
Warning: Ninguno? Fluff.
Conteo de palabras: 850.
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27 de febrero, 2024
Mensajes nuevos: Juanicar 🎀
16:27 holaa locurasss
16:27 hoy prendo a las 18, atentiss
16:29 los espero con una sorpresa 💋💋
Así se comunica Juani habitualmente en su canal de difusión de Instagram. Cada mensaje que manda, ansiosamente esperado por sus fans, recibe incontable cantidad de reacciones con emojis, a modo de respuesta. Por supuesto, hoy no fue la excepción con miles de corazones de diferentes colores, caritas felices, enamoradas y banderas de diversos países entre otros adornando cada uno de sus textos. Mucho menos cuando en el último que envía antes de desaparecer hasta el horario pactado, promete esperarlos con “una sorpresa”.
¿Una sorpresa? Esto puede significar cientos de cosas distintas. ¡Qué manera de generar suspenso este pibe!
Algunas de las hipótesis que rondan las mentes de los integrantes del fandom: ¿Anuncia una canción?, ¿Alguna participación en otra película?, ¿Capaz una serie?, ¿Y si invita a alguno de los chicos del cast hoy? ¿¡Y si aparecen todos!?
¿Y si está de novio?
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Los minutos pasan, más lento para algunos, más rápido para otros y poquitos minutos pasadas las 18:00 llega la noti de Twitch del amigo más personal de todos.
No puede y no falta el recordatorio en el canal de ig.
Mensajes nuevos: Juanicar 🎀
18:06 bebyyyysss 
18:07 ESTAMOS AO VIVO EN TWITCH.tv/juanicar_
18:07 los veo ahí para charlar un ratoo
Entrando al stream, aparece Juani con su fondo habitual, solo y con música para ambientar de su playlist de spoti, Juanicar musiquette🎀. Tiene puesta una de las musculosas que acostumbra, color blanco, que no deja mucho a la imaginación con sus brazos al descubierto. El sol que entra por la ventana le baila en la cara a medida que él se mueve y charla con miles de espectadores del otro lado de la pantalla y sus icónicos rulos se están formando después de una ducha; tiene el pelo húmedo todavía.
Después de semejante anuncio apenas hora y media antes por insta, el chat está revolucionado y quiere respuestas, pero Juani trata de no darse por aludido. Los mensajes preguntando por la sorpresa no paran de llegar y solo siguen aumentando a medida que más gente se prende al vivo.
A Juani se lo nota algo distraído, fuera de lo habitual; incluso hasta un poco nervioso. Se le escapan risitas sin motivo aparente y mira demasiado hacia un costado fuera de cámara; está pendiente del vivo y del chat, por supuesto, pero algo más llama su atención. Mira como expectante hacia un lugar que la cámara de su celu no llega a enfocar sea a propósito o sin intención.
El chat enloquece todavía más viendo esto, pero nadie está preparado para lo que se escucha apenas de fondo, mientras Juani está respondiendo alguna pregunta que se quedó muy arriba, sobre el detrás de escenas de la peli.
“Amor, ¿no viste la crema de peinar? No la encuentro.” 
Seguido una sombra apenas visible por la rapidez de su caminata, pasa por detrás de él de una esquina de la pantalla a la otra y desaparece. Juani sonríe una sonrisa enorme, se le sube un poco el color a los cachetes y solo puede asentir, tapándose un poco la cara con las manos, cuando los mensajes del stream le pegan a la sorpresa: “JUANI ESTÁS DE NOVIO?”, “JUAN IGNACIO CARUSO CÓMO NO NOS CONTAS QUE SOMOS TUS AMIGOS MÁS PERSONALES???” Son tantos, tan rápido que no llega a leerlos todos.
“¡Tranqui, ya la encontreeeé!” La voz femenina alarga la última vocal de la palabra, con un tonito algo cantado.
“Bebé,” llama él, mirando para un costado, sonriendo embobado otra vez. “¿venís un toque?” 
Se escuchan pasos a la distancia cada vez más sonoros hasta que aparece en pantalla una castaña desenredándose el pelo mojado, con una remera manga corta blanca, visiblemente grande para ella y un short azul. Él la abraza por la cintura y gesticula que se siente sobre sí. Ahí cae en cuenta: miles de personas la están viendo. “Ay no, no no. ¡Qué vergüenza! Estoy así nomás, desarreglada, amor.” Se señala de pies a cabeza. “¿Cómo me vas a pedir que aparezca así?” La chica se tapa la cara con las manos y Juani aprovecha a sentarla en sus piernas, riendo. 
Le da un beso en la frente “¿Pero qué decís? Si sos hermosa vos, bombón.” 
La observa con ojos amorosos y niega incrédulo, mordiéndose el labio; no puede creer que ella le haya dado bola. El chat no para, explota. Aman a la pareja. Exigen un nombre para formar el ship. Es hermosa. Él repite el beso, pero no en la frente.
“Sí, chicos.” Vuelve su atención a la cámara, risueño. “No, no es una canción, ni otra peli, ni serie. No viene Blas, ni Fran, ni Enzo. Sí, estoy de novio y con esta belleza. no, yo tampoco lo puedo creer. Se las presento.”
Agradece todos los buenos comentarios y deseos que llega a leer de parte de los fans, se despide y promete volver mañana.
juanicar_ ya no está en vivo.
Taglist al 08/03/2024 para fluff con Juani: @thqueerestmf @motherandloverofallfandoms @sotsfan @motley-baby @dark-122-blog @f1lover55 @jaspimirandera
N/A: Hola, Nonnie! Cómo estás? Disculpá la tardanza, lo prometido es deuda. Espero que te guste, estoy medio oxidada porque hace muchísimo no escribo, pero le puse toda la onda :).
A aquellas personas que dejaron un mensajito en el form del taglist: muchísimas gracias por sus palabras ❤️.
Nos leemos pronto!
Si querés estar en el taglist, anotate acá.
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80s-noelle · 2 months
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lsdln cast x porn links e visuals PARTE 2 🍒
notinha: aqui está a parte dois meus amores!! peguem suas pipocas pois escrevi bastante. avisando que os que não estiverem aqui estarão na próxima parte 🫶
se vocês não lerem a parte do diego eu mato vocês, meu querido precisa de mais atenção 💔
beijinhos, noelle (qualquer erro de digitação me perdoem) 💋
༶•┈┈୨♡୧┈┈•༶
╰┈➤ ESTEBAN KUKURICZKA:
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esteban adorava o seu corpo, e isso já não era uma surpresa pra você. o espertinho aproveita cada oportunidade que tiver para apertar sua bunda, coxas ou segurar seus seios… quando você está fazendo algo na cozinha, fazendo comida ou apenas arrumando os pratos, esteban vem por detrás, passando os braços por sua cintura e enterrando o nariz em seu pescoço, você consegue sentir a dureza familiar em sua bunda e ao perguntar pela décima vez no dia ele apenas diz “¿qué pasa?” ao ver o seu olhar ele estala a lingua, “no me culpes nena, ellos me aman.” com as mãos indo aos seus seios, especialmente aos botões durinhos.
mas ele gosta mesmo é de ter você em seu colo, onde ele pode ver com todos os detalhes a sua boceta molhada, os pequenos lábios inchados e melados de tantos estímulos. ele ouve quando sua respiração acelera e sente quando suas paredes quentes apertam seus dedos como se não quisesse solta-los. ele vê como seu corpo responde e estuda cada movimento. com o português quebrado ele afirma:
“viu só? ela gosta de mim.”
link ୨♡୧: https://x.com/iucywl/status/1722006655431278990?s=46
╰┈➤ DIEGO VEGEZZI:
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sendo uma das maquiadoras do cast de “la sociedad de la nieve” era comum você criar um vínculo com os atores que maquiava, um deles sendo o diego… tão curioso sobre você e sempre querendo saber mais sobre o brasil, ele dizia com o brilho nos olhos de que um dia iria visitar, e que te levaria junto para o acompanhá-lo.
com as filmagens terminando o vínculo entre vocês dois ficou mais forte, não querendo que os momentos juntos de risadas e olhares intensos acabassem o mesmo teve a ideia de lhe chamar para um jantar. coisa de amigo, certo? na verdade você estava em dúvida se era apenas coisa da sua cabeça, ou se ele realmente te via com olhos diferentes.
boba você.
se arrumando com o melhor vestido, perfume e penteado, você ja estava pronta quando o som da buzina soou fora de sua casa, diego tinha feito questão de te levar até a casa dele em segurança. dentro do carro você o cumprimentou como de costume, um beijinho em cada bochecha. mesmo que não seja essa a forma de se cumprimentar no país de origem dele, diego já parecia acostumado e parecia confortável toda vez que você fazia isso.
ao caminho do destino você não pode deixar de notar os olhares de diego ao decote de seu vestido, ou como toda vez que ele trocasse a marcha do carro, a mão dele roçava na sua coxa exposta, suas bochechas ficavam vermelhas, e com um pequeno “desculpe” diego voltava a atenção ao volante.
a tenda nas calças dele não podia mais ser ignorada, então você decidiu acabar com isso com as próprias mãos. pedindo-o de repente para parar no beco arborizado e escuro perto de sua casa, ele achou que tinha feito algo errado, que você iria sair do carro furiosa e que o culparia de “estragar” a amizade de vocês dois. mas foi totalmente o contrário, você subiu no colo dele, começou a atacar o pescoço de diego com beijos molhados e o mesmo imediatamente respondeu aos seus atos, colocando as duas mãos grandes e calejadas em sua cintura ele guiou seus quadris, roçando sua calcinha em seu pau endurecido, lutando parar sair da calça dele.
com urgência, você parou os beijos e foi tirando a calcinha que já grudava em sua boceta molhada. você podia ouvir o barulho da fivela de diego, abaixando um pouco as calças e espalmando o pau endurecido pela sua boxer suspirando. você volta mas dessa vez beijando-o nos lábios com fome, numa bagunça de línguas e saliva diego abaixa a parte de cima de seu vestido apenas para liberar seus seios, massageando um na mão com vontade, enquanto a outra brincava com seu mamilo. ele finalmente guia seus quadris ao pau já vermelho, a ponta rosada furiosa vazando pré-gozo. sentando vocês dois suspiram de alívio, e você não perde tempo em cavalgar com vontade, gemendo alto quando o pau de diego acerta aquele ponto precioso dentro de você.
link ୨♡୧: https://x.com/daddyyrough/status/1759148238764937539?s=46
link 2: https://x.com/daddyyrough/status/1759759054262378789?s=46
╰┈➤ FELIPE OTAÑO:
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com o aniversário do seu namorado chegando você sabia exatamente qual surpresa fazer, e você também sabia que ele iria adorar. saindo do banho fumaçando, você se apressou ao pegar a caixa delicada que estava debaixo da cama compartilhada de vocês dois.
puxando o pequeno laço rosa de cetim que adornava a caixa, você tirou sua linda lingerie branca e rosa pastel, a coisinha além de ser pequena não deixava nada para a imaginação. tudo estava como planejado, cabelo arrumado, perfume, loção de corpo, você nem se preocupou em por maquiagem, sabia que em 5 minutos ela já está dia escorrendo pelo seu rosto por causa das lágrimas e suor… nada poderia dar de errado.
ouvindo o barulho das chaves e a voz de pipe lhe chamando você se aprontou na cama, soltando risadinhas ao ouvir seu namorado procurando por você pela casa escura. abrindo a porta do quarto com uma cara de confuso, o rosto dele rapidamente se ilumina ao seus olhos caírem em você, um sorriso manhoso como se tivesse acabado de ganhar vários doces.
você prontamente abre as pernas e como um cachorrinho ansioso ele fica entre elas, soltando um gemido ao sentir o nariz dele na sua pérola. apreciando a vista ele puxa a sua calcinha de lado, vendo a luz refletir na sua buceta molhada ele da pequenas lambidinhas em seu clítoris já rosado e inchado.
link ୨♡୧: https://x.com/daddyyrough/status/1759152832970678528?s=46
link 2: https://x.com/pusiamokra69/status/1714910150018871753?s=46
╰┈➤ AGUSTIN PARDELLA:
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ele é viciado na diferença de tamanho entre vocês dois, você sempre o pega comparando o tamanho da mão de vocês, sua mãozinha pequena segurando a mão áspera dele…
e agustin não esconde o tesão dele em relação a isso, sempre te dizendo que adorava ver a sua mãozinha tentando segurar o pau dele quando você ia fazer um boquete, que seus dedos nem chegavam a se encontrar.
ele se torna selvagem quando vocês dois transam e acima de seu monte, ele vê a protuberância da cabeça de seu pau toda vez que ele mete dentro de você. ele se sente o melhor homem do mundo, sentindo sua bucetinha pulsando ao redor dele… de acordo com agustin, essa é a melhor sensação do mundo.
link ୨♡୧: https://x.com/daddyyrough/status/1759839670089773337?s=46
╰┈➤ FRANCISCO ROMERO:
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esse homem adora quando você quica nele, vendo você cavalgar o pau dele enquanto as mãos do mesmo apertam sua cintura ao ponto de ficar marcado seus dedos.
a sua carinha manhosa mordendo os lábios rosados e inchados só faz o pau dele se contrair dentro de você, duro como pedra as veias ficam proeminentes… ele quase se perde quando olha pra sua boceta e vê um anel branco cremoso na base do pau dele toda vez que você se abaixa.
francisco não é um homem quieto, e geme como uma putinha mais do que você, olhar de cachorrinho toda vez que sua buceta aperta seu pênis.
link ୨♡୧: https://x.com/pusiamokra69/status/1725219903823560932?s=46
link 2: https://x.com/pusiamokra69/status/1730647566465880462?s=46
link3: https://x.com/daddyyrough/status/1758244858056110085?s=46
༶•┈┈୨♡୧┈┈•༶
parabéns você chegou ao final!! 🫶🤭
se acalmem, eu sei que está faltando gente e já tenho algumas cartas na manga para a terceira parte 🙏
e sobre os links bônus (o do fran, diego e pipe por exemplo) eu acabo achando mais videos que se encaixam, então eu deixo um gostinho a mais pra vocês 💋
mil perdões pelo espanhol horrível se tiver algum vídeo repetido por favor me avisem!!
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imninahchan · 2 months
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⌜ 𝐀𝐕𝐈𝐒𝐎𝐒: leitora!atriz(?), oscar 2024, car sex, exibicionismo(?), dirty talk (degradação, dumbification e elogios), masturbação fem, manhandling, um ‘papi’, choking, tapinhas na cara, finger sucking, rough sex, sexo sem proteção. Termos em espanhol — te extraño (sinto saudades suas), mi reina (minha rainha) ⋆ .⭒˚。⋆ ⌝
꒰ 𝑵𝑶𝑻𝑨𝑺 𝑫𝑨 𝑨𝑼𝑻𝑶𝑹𝑨 ꒱ driver roll up the partition please~
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A TENSÃO DENTRO DO CARRO É PALPÁVEL, teme que o motorista possa notar. E não é a melancolia da perda do prêmio, que você tanto cogitou que fosse enfrentar quando ofereceu carona a Enzo após a afterparty, que domina o veículo. O jeito que ele te olha, a cabeça levemente tombada, o sobrolho relaxado mas conciso, o cotovelo apoiado na janela, é a mesma mirada intensa que recebeu na primeira vez que dormiram juntos naquele quarto de hotel em Londres, depois do BAFTA.
Sendo honesta, não ia contactar o seu rolinho mais recente, o namoradinho da América Latina, de novo nesta noite. Os pés doem, o salto fino de marca francesa é lindo, porém te fez cruzar o tapete vermelho sorrindo por cima do incômodo. Isso sem falar na ladainha que essas cerimônias e seus pós podem ser — muita gente de nariz em pé e pouca música boa tocando. Mas muda de ideia com a mensagem que recebe, o te extraño, nena e a foto que ele manda de frente para o espelho. Vai buscá-lo meio que de imediato, nem mesmo põe os pés pra fora do automóvel pra cumprimentar seja lá com quem ele estivesse saindo depois da premiação. As intenções são óbvias, claro, muito mal intencionadas, acontece que você vem contendo a vontade o caminho todo, mantendo as aparências na frente do funcionário.
Por isso, se arrasta pelo estofado, chegando mais perto do uruguaio para cochichar um para de me olhar assim.
— Assim como? — ele ainda tem a pachorra de retrucar, indiferente.
Um risinho se expande nos lábios do homem, soprado, abaixando o olhar só por um instante antes de retorná-lo para a sua figura bem vestida no banco de trás do carro.
— Perdão — o toque quente da palma da mão masculina repousa sobre a sua coxa, por cima do vestido —, me perdi pensando em todas as formas que eu vou te comer quando a gente chegar no hotel.
Teria repreendido em voz alta se o medo de chamar a atenção de terceiros não fosse maior. Só dá um tapinha discreto no peito do Vogrincic, os seus olhos espiando pelo retrovisor para constatar que o senhorzinho ao volante não escutou nada.
— Relaxa — os dedos na sua coxa apertam de leve a carne —, não disse que é só um gringo que não sabe falar nenhuma língua senão a dele? — Inclina-se para mais próximo, a ponta do nariz roça abaixo do lóbulo da sua orelha. — Posso dizer as maiores covardias no seu ouvidinho, e ele nem vai sacar...
Você desvia o rosto pro lado oposto, mantém a mesma postura de quem não está escutando nada demais.
— Pensei que fosse chorar no meu colo...
A mão de Enzo escorrega em direção à barra do vestido, se esgueirando por baixo para só assim começar a retornar pro lugar onde estava. Não vale a pena chorar, o raspar suave da palma pela sua pele desnuda é arrepiante, se eu posso te foder com raiva.
Você tem de parar o toque despudorado ao senti-lo alcançar a sua peça íntima. O encara novamente.
— Então, esse era o seu plano quando me mandou aquela mensagem? — sussurra de volta. — E aquela foto... — sorri, ladino, como quem desdenha. — Você é tão puto, Enzo.
Ele estica um sorriso também, quase que em câmera lenta. O processo é tão sedutor que você se sente latejando entre as pernas, esquentando. O vê tornar a sustentar o cotovelo na janela do carro, a mesma pose de anteriormente.
— Gostou da foto? — te questiona.
— Não poderia ser mais canalha.
A mesma mão que te tocava a perna é usada para repousar sobre o peito dele, o cenho se unindo e os olhinhos do homem parecendo mais dóceis quando devolve com charme não fala assim comigo, sou um ‘gentleman’.
Você ri.
— Um ‘gentleman’, hm? — repete. — Um ‘gentleman’ não me comeria com os olhos dentro desse carro igual você está fazendo.
— É? — o murmuro soa debochadinho, e é ainda pior quando o flagra levantando o indicador e o médio no ar, como se quisesse te atiçar, antes de chupar os dedos na sua frente. — Perdóname — sopra a desculpa falsa, guiando os dedinhos molhados por baixo da barra erguida do vestido. É incrível, um excelente ator de fato, pois nem demonstra no rosto que está afastando a sua calcinha pra te tocar no escurinho do carro em movimento —, fue muy descuidado de mi parte.
Você permite a carícia, o afago circular que rege no seu pontinho doce. O peito se enche de ar, a atenção fugindo para o retrovisor mais uma vez. Olhando para o próprio reflexo da maquiagem afiada, forte, a neutralidade do motorista focado nas ruas movimentadas da madrugada. Quer se controlar, quer muito...
— Quê? — a face do uruguaio para pertinho da sua de novo. Os lábios finos sopram as palavras sujas, o cheiro de álcool emanando do paladar te faz concluir que, sim, para o principezinho latino estar tão impudente dessa forma é porque virou alguns drinks no bar. — Com medo dele ver a sua carinha de puta quando goza? — Está vidrado na sua boca, saboreia com os olhos, umedecendo os próprios lábios. A cabeça pende pra outro ângulo, feito ensaiasse o melhor para avançar num beijo. — Fica tranquila, tá? Eu nunca, jamais, deixaria ninguém ver a minha garota. — E cessa o carinho que oferecia, chupando os dedos apenas para colher o seu melzinho, e recompõe a postura.
Torna o olhar para a paisagem noturna através da janela. As luzes, os grandes edifícios. Ajeitando a lapela do blazer, igual nada tivesse acontecido.
Você acha que está mexendo com o pior tipo. Te arranca um sorriso, não pode negar. Arrasta de volta para a outra ponta do banco, mirando a rua, até chegarem no hotel em que está hospedada com a sua equipe. O cinismo masculino te acerta em cheio. Não pode crer na forma com que ele se despede do motorista, todo educadinha, abusando daquele olhar amável, como se não tivesse te masturbado no banco traseiro do carro. Cumprimentando a sua maquiadora no corredor, como se não fosse entrar no quarto contigo agora e acabar com toda a beleza que ela perdeu horas para desenhar no seu rosto.
Mas isso não deveria te surpreender, né? Não foi diferente em Londres, e não seria diferente aqui em Los Angeles.
O trancar da porta é suficiente para que ele te coloque com as costas contra a parede, cercando o seu corpo. Os beijos estão se espalhando pelo seu pescoço, o resvalar da língua molhada no lóbulo da sua orelha, na linha do cabelo. Uma mão apertando a sua cintura e a outra pegando na sua mandíbula com firmeza.
Pressiona a lateral do seu rostinho na superfície, ao te virar, os dedos hábeis indo de encontro com o fecho do vestido.
— Com jeitinho — você murmura —, é um custom Vivianne Westwood.
Ele tomba a cabeça pro lado, te oferece aquela carinha de complacência, um tom bondoso quando afirma ah, claro, mi reina, no entanto só faz deslizar a peça pelas suas pernas abaixo, o mais rápido possível, tal qual já planejava fazer mesmo.
A maneira com que ele pega na sua nuca, conduz seu corpo seminu pelo quarto é de alucinar. Tão cheio de si, tão dominante. Te leva pra cama, retira o blazer mirando a calcinha pequena — a última pecinha que te cobre a nudez completa —, e assim que põe as mãos no cós, você o contém com o salto apontando no peitoral. Esticando a perna no ar até afastá-lo um pouquinho.
— Vai me comer com raiva mesmo? — traz a questão de volta ao jogo.
— É melhor socar meu pau em ti do que a minha mão na cara de um estadunidense, não acha? — Retira o sapato dos seus pés, as mãos massageando a sua pele. E faz o mesmo com o outro. — Por quê? Não aguenta?
Você sustenta as palmas no colchão macio.
— É que se me foder melhor que da última vez só porque tá putinho — diz — vai ter que me foder bem puto nas próximas vezes também.
Ele arqueia a sobrancelha.
— Ah, então você quer foder comigo mais vezes?
A frase te faz arrepender de ter dito o que disse, trocando sorrisos com o homem, boba. É inacreditável o que ele te causa, a sedução com que desabotoa a blusa social branca, que arfa sob o toque da sua mão na ereção aparente sob a calça. Que vem por cima, o nariz roçando no seu primeiro, de olhos fechados, pra só depois deixar a boca tomar a sua. O ósculo estalado, molhado, lento. Capturando seu lábio inferior com os dentes, sensual.
Colocando a sua perna sobre o ombro dele, aquela posição que, com total certeza, vai te dar cada centímetro pra dentro quando ele se empurrar. O arranhar dos dentes na sua canela, as unhas cravando na sua carne.
Paira o indicador nos seus lábios, silenciador.
— Vai ficar bem quietinha enquanto eu meto em você, não vai? — instiga, alinhando-se na sua entradinha. — Eu lembro como você fica burrinha quando ganha muita pica, é bonitinho de ver, mas hoje não quero ouvir muito choro no meu ouvido, não.
Não vou ter que apertar seu rostinho no travesseiro, vou?, a pergunta promíscua provoca um belo sorriso tolinho na sua face. A postura se perde só de imaginar a possibilidade.
— Não, papi. — Foge da mirada alheia, sentindo as bochechas queimando.
— Olha pra mim — ele pede, suave. — Fala olhando pra mim.
Você obedece, o foco retornando para o uruguaio. Não, papi.
Ele sorri.
— Chupa — orienta, e, mais uma vez, você acata ao que te é instruído.
O indicador dele é abraçado pelo calor da sua boca, pela língua que lambuza de saliva. Os dentinhos raspam na pele sem querer no momento em que é penetrada tão fundo. Um choramingo vibrando na sua garganta até que tudo esteja acomodado no quentinho, apertado, lá dentro.
Enzo crispa os lábios, o cenho franzido. A expressão de coitado é pra zombar da sua, óbvio, fazer pouco caso da sensação de completude tentadora que te causa.
— Ei, o que eu disse sobre barulho? — te recorda. — Eu acabei de colocar, linda, não me diz que o seu cérebro já desligou...
Enzo, é só o som do nome dele que reverbera da sua boca. O chamado manhoso, um reflexo do prazer devastador que o entrar e sair demorado resulta em ti. Os olhos presos na visão pornográfica do pau afundando abaixo do seu ventre.
Mas dois tapinhas na bochecha são suficientes para te fazer piscar repetidas vezes, engolir a saliva, feito ganhasse consciência de novo após escapar do feitiço que te borra os sentidos.
— Volta pra mim, princesa — e ele alimenta esse ‘como se’, sussurrando. — Cê virou a lesadinha, boba, que não aguenta cinco segundos de pica.
Você ainda puxa o ar para os pulmões, quase pronta pra lamuriar uma resposta, só que a palma da mão dele é mais ligeira. Cobre a sua boca, te cala, acenando negativamente.
Dobra a coluna por cima de ti, chega pertinho até praticamente encostar a testa nas próprias costas da mão. O ritmo das estocadas aumentando absurdamente, profundas, fortes, tanto que o ruído dos pés da cama invadem os seus ouvidos.
Escuta também a sonoridade pornográfica que cada choque da virilha dele na sua causa; a respiração masculina pesar. O interior se fechando ao redor dele, pulsando.
— Vou te levar pra casa comigo... — A mão desce da sua boca pra segurar no seu pescoço, terminar de desconfigurar por inteiro a sua mente. — Quer ser a minha bonequinha, quer? Ahm? Quero meter em ti quando estiver puto de novo... — Olha nos seus olhos, intenso, os lábios entreabertos buscando por ar. — E feliz, triste. Pra tudo. Todo dia. Vai ficar tão cheia de porra que vai vazar por essa boquinha de filha da puta gostosa. — Acerta mais um tapinha na sua bochecha, dessa vez fazendo a região atingida arder um pouquinho, quente. — O que cê me diz, hein? — Retorna com a pegada no seu pescoço, soberano. — Nenhum desses gringos daqui sabem te comer direito mesmo, né?
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