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historiasdeldivan · 1 year
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bocadosdefilosofia · 10 months
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«El empleo que hago de los términos “objetivo” y “subjetivo” no es muy distinto del kantiano. Kant utiliza la palabra “objetivo” para indicar que el conocimiento científico ha de ser justificable, independientemente de los caprichos de nadie: una justificación es “objetiva” si en principio puede ser contrastada y comprendida por cualquier persona. “Si algo es válido —escribe— para quienquiera que esté en uso de razón, entonces su fundamento es objetivo y suficiente”.
Ahora bien; yo mantengo que las teorías científicas no son nunca enteramente justificables o verificables, pero que son, no obstante, contrastables. Diré, por tanto, que la objetividad de los enunciados científicos descansa en el hecho de que pueden contrastarse intersujetivamente.»
Karl R. Popper: La lógica de la investigación científica. Editorial Tecnos, pág. 43.  Madrid, 1962.
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tetha1950 · 1 year
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La historia de nuestra fe...
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La sangre derramada por Cristo libera a todos los que creen en Él.
Mateo 26.26-29
Muchas personas están familiarizadas de alguna manera con los acontecimientos de la Pascua, pero no los tienen claros cuando se trata de los detalles. Es esencial que tengamos una idea sólida de lo que creemos, ya que así podremos compartirlo con los demás en este Viernes Santo o cuando surja la oportunidad (1 P 3.14, 15; 2 Ti 4.2-5).
He aquí cinco palabras que podemos explicar a cualquiera que sienta curiosidad por nuestra fe:
REDIMIDOS. La sangre derramada por el Señor Jesús libera a todos los que creen en Él (1 P 1.18, 19). Esto significa que somos hechos libres de una vida de esclavitud al pecado.
PERDONADOS. Los males de nuestro pasado, presente y futuro son totalmente lavados (Ef 1.7, 8).
JUSTIFICADOS. Todo aquel que confía en el Señor ya no es declarado culpable (Ro 5.8, 9).
RECONCILIADOS. Comenzamos a disfrutar de una relación personal con Dios (Co 1.19-22).
SANTIFICADOS. El proceso de toda una vida para llegar a ser más como Cristo comenzó tan pronto como pusimos nuestra fe en el Salvador (He 13.12).
Estos cinco términos nos ayudan a contar la historia de nuestra fe. Medite en los versículos aquí enumerados, y pídale a Dios que los escriba en su corazón.
(Ps. Charles Stanley).
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tvcrip · 2 years
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Jeff the killer (reescrito)
El pequeño Jeffrey Woods recién acababa de mudarse con su familia a un nuevo vecindario, ya que su padre había conseguido un ascenso en el trabajo y, pensó que sería buena idea irse a vivir en una de las casas que tanto fantaseaba tener, sin embargo Jeff y su hermanito Liu no podían quejarse, no querían romper las ilusiones de su padre. El se dio un tiempo para inhalar por la nariz y disfrutar el fresco aire que emanaba el ambiente, finalmente expulsó el aire, se dió la vuelta para ver a su familia con la espalda erguida. 
—Bien familia, hora de desempacar —dijo el padre con entusiasmo—. Cariño, Ayuda a Jeffrey a llevar la caja que contiene el sofá. 
Ella asiente y se acerca hacia Jeff, dirigiendo sus manos a la caja.
—No te preocupes, mamá, yo puedo solo —replicó Jeff. Mientras tanto Liu se le queda viendo ansiosamente, con una sonrisa en cada mejilla. Jeff frotó sus manos y agarró la parte de abajo de la caja. 
El padre de Jeff lo observa y le llama la atención. 
—¡Jeff!, deja que tu mamá te ayude.
Jeff se queda quieto por unos segundos con sus manos todavía sosteniendo la parte baja de la caja que, accedió a regañadientes. La madre agarró por fín la caja y empezaron a cargarla hacia la casa. Una mujer los observaba desde la ventana, como cualquier vecino metiche, con una expresión de emoción. A lo que sale rápidamente de su casa para poder saludarlos. 
—Buenos días, soy Bárbara, vivo al otro lado de la calle, sólo quería presentarme a mí y a mi hijo —se da la vuelta y llama con todas sus fuerzas a su hijo—. Billy, tenemos nuevos vecinos.
Billy se acerca cabizbajo hacia los Woods para saludarlos y se va corriendo hacia su patio para continuar jugando.
La madre de Jeff se alegra y responde: 
—Bueno, yo soy Margaret, este es mi marido Peter. Aquí están mis dos hijos, Jeff y Liu.
Barbara muy intensa les invita al cumpleaños de su hijo. A Jeff le pareció esto extraño, porque apenas la conocían, y más encima tenía que ir obligado a la fiesta infantil del hijo de esta. Su madre acepta con gusto la invitación, haciendo que Barbara le sonría y se retire del lugar. Jeff aprovechó de encarar a su madre y su disconformidad.
—Jeff, nos acabamos de mudar aquí, debemos demostrar interés por pasar tiempo con nuestros vecinos. Iremos a esa fiesta cueste lo que cueste. —le dijo a Jeff algo amenazante. 
El pobre de Jeffrey creyó que sería inútil intentar protestar con ella, ya que su palabra debía ser ley o si no, castigo. Jeff se encoge de hombros y se va hacia la casa, sube las escaleras y ve con desánimo su nuevo cuarto, entra y se encierra en ella. Se deja caer sobre su cama, dando su vista hacia el techo. De pronto Jeff comenzó a sentir algo extraño, no era un simple dolor de estómago provocado por nervios sino algo más. Jeff por poco pensó que su “amiga imaginaria” lo había maldecido, cosa que era una verdad a medias. Él lo ignora y lo confunde por un sentimiento al azar, esos que solo pasan sin razón alguna, como los pensamientos intrusivos.
Al día siguiente, Jeff y Liu se preparan para ir a la escuela, permanecían sentados en el comedor desayunando, hasta que ese mismo sentimiento de ayer volvió a atormentarlo y con más fuerza, provocándole un leve tirón en el brazo. Jeff trató de tragar su cereal y posó su mano sobre su brazo, sobándoselo. Cuando por fin terminaron su desayuno, se pusieron las mochilas que estaban colgadas en las mismas sillas que estaban sentados, y ambos se despidieron de su madre con un beso en la mejilla. Ellos se dirigieron hacia la parada de autobús, Liu se puso demasiado cerca de la acera para observar si pasaba el autobús desde lejos. Por otro lado Jeff se acerca a él y lo sostiene del brazo para alejarlo del pavimento, no quería que se cayera o que lo rocé un auto a máxima velocidad . 
—Liu, ¿Y si mejor nos quedamos esperando en esa banca? 
Su hermanito asiente y ambos se dirigieron hacia la banca, hasta que escucharon un estruendoso sonido de una patineta pasar sobre ellos. 
—¡Hey! ¿Qué diablos? —replicó Liu.
El chico no pudo calcular el aterrizaje y se cayó de cara al suelo, se levantó y pateó su patineta de la rabia y la hizo rebotar por uno de sus costados. Jeff no pudo contenerse que soltó una risa bastante sutil. El chico era un año menor que Jeff, llevaba una camisa de Aeropostal y unos pantalones vaqueros de un color azul algo desgastado, luego observó a Jeff y a Liu con ojos amenazantes mientras agarraba su patineta. 
—Argh. ¿Le pareció graciosa esa mierda? Bien. Bien, bien. Parece que tenemos un poco de carne nueva.
 Liu muy inocente le responde: 
—Oh, acaso nos vas a ofrecer carne asada? 
El chico se le queda mirando y llama a sus dos amigos. Uno de ellos era demasiado delgado, que se ganó el apodo de “el palo” de sus amigos, y el otro era de un aspecto corpulento. 
—Bueno, ya que son nuevos aquí, me gustaría presentarnos. El de ahí es Keith y el otro es Troy.
Jeff sentía un mal presentimiento sobre esos chicos. 
—Y yo soy Randy. Ahora, para todos los niños de este barrio, hay un pequeño precio por el pasaje, si es que me entienden —soltó unas risitas.
fijó su mirada en Liu, se acercó a él y lo impulsó al pecho con la mano, intimidándolo. La expresión de ternura de Liu se había tornado en una combinación entre desagrado e incomodidad. Sabiendo que le podrían hacer daño a él y a su hermano, que se puso de pie, dispuesto a golpear a Randy en la cara, pero se percata de que los amigos del chico sacan unas navajas de sus bolsillos.
—Esperaba que fueran más cooperativos. Parece que tendremos que hacerlo de la manera difícil —dijo Randy retrocediendo para quedar cerca de sus amigos.
—¿¡Cómo mierda consiguieron esas navajas!? —gritó Jeff.
—Se las robamos a nuestros padres, no se sorprendan, los adultos de esta ciudad son unos idiotas irresponsables —dijo Keith.
—Al parecer tus padres te daban leche con clavos cuando eras un bebé —le responde Liu con tono burlesco.
Keith se ofendió tanto por el comentario de Liu que se abalanzó hacia él para golpearlo justo en el estómago, y Troy aprovecha para agarrarlo de la cabeza y estrellarlo contra el piso. Randy, quien veía tal espectáculo, se dirigió hacia el dolorido chico y comenzó a rebuscar en sus bolsillos, encontrando al fin una billetera. Jeff permaneció inmóvil, su interior estaba ardiendo, ardiendo de ira, y más intensa producto de su extraña sensación que le decía “ya es momento de actuar”. Se pone rápidamente de pie, pero su hermanito se lo impide haciéndole gestos. Jeff lo ignora y se acerca a los muchachos. 
—Escúchame bien, pequeño punk, devuélvele la billetera a mi hermano, de lo contrario. 
Randy guarda la billetera en su bolsillo y a cambio saca un cuchillo.
—¿Ah sí? ¿Y qué vas a hacer? —Dice Randy mofándose de él, mientras desliza su cuchillo en la cara de Jeff. Pero este, en un movimiento rápido, toma la muñeca de Randy y se la rompe, provocando que Randy suelte su cuchillo y de paso soltar un horrible quejido de dolor; de inmediato, Jeff agarró el cuchillo caído de Randy, apuntándolos hacia los dos matones. Troy y Keith se quedaron paralizados por la tensión, sin saber qué hacer. Por un momento vieron a su líder llorando con la muñeca colgando, hasta que lograron reaccionar al ver a Jeff. Trataron de huir del lugar, pero no sabían que Jeff era más rápido que ellos, así que Jeff lanzó a Randy al suelo y va corriendo hacia Keith para arremeter contra él, enterrándole el cuchillo justo en su brazo. El chico trató de quitarse el cuchillo, haciéndolo con suma cuidado, luego arrojó el cuchillo bruscamente al suelo por el dolor intenso que le causaba.
Jeff cada vez más se acercaba a Troy, quien corría despavorido. Keith le grita advirtiendo a Troy, pero era en vano, Jeff ya lo tenía agarrado de la garganta, apretándolo mientras con su otra mano lo golpeaba reiteradas veces en su estómago. Troy empezó a vomitar, una mezcla grotesca entre sangre y los restos de la cena de la noche pasada. Liu estaba perplejo, no podía creer que su hermano llegaría a eso. 
—Jeff, ¿Cómo? —susurró su hermanito.
Luego Jeff nota que el autobús se estaba acercando a su respectiva parada. Esto hizo que Jeff soltara a Troy del cuello, haciéndolo caer en su propio vómito. Jeff se dirigió hacia Liu para ayudarlo a pararse y huir del lugar lo más lejos posible. Mientras corrían ladearon sus caras hacia atrás y vieron al conductor del bus auxiliando a Randy y a su pandilla y, además alcanzaron a observar a los niños del autobús que estaban pegados a las ventanillas viendo tal evento; algunos horrorizados y otros sorprendidos para ser exactos.  
Jeff corría llevando a Liu de la mano, él no podía notar lo adolorido y cansado que estaba su hermano, ya que tenía la mirada fija en el camino y además si Liu se desmaya, él estaría dispuesto arrastrarlo hasta llegar a su lugar de destino. Cuando llegaron a las afueras de la escuela, Liu se percata que Jeff no se sentía para nada cansado, esto le pareció algo extraño, porque Jeff no se caracterizaba por ser un chico muy atlético, aunque por su inocencia creía que eso podría ser posible. Al entrar a la escuela, ninguno de los dos se atrevía a contar lo sucedido que, lo único que hicieron fue sentarse en sus respectivos pupitres y escuchar al profesor. Liu se apaciguaba creyendo que Jeff solo había golpeado a unos niños, y que no llegaría a mayores, pero Jeff en realidad disfrutó tal macabro acto, lo hacía sentir poderoso, intocable y superior, esa necesidad de lastimar a los demás por el mero placer de demostrarlo. 
A pesar que el interior de Jeff estaba comenzando a ser carcomido por una extraña fuerza denominada “locura” por Mirna Beckits, éste se había comportado como un niño bueno durante toda la clase. Los niños que vieron lo que había sucedido con Randy y sus compinches, no se percataron de los responsables, por lo que Jeff se sentía favorecido por eso.
Cuando finalmente llegaron a casa, sus padres le preguntaron qué tal su día. Jeff les responde algo agotado “fue un día maravilloso”, que decidió ir directo a su cuarto a recostarse y ver un poco de tele, para calmar sus ansias.
A la mañana siguiente, los policías tocaron la puerta de los Woods con malas noticias. Jeff sin saber quien eran, se levanta para ir a ver, bajo las escaleras y desafortunadamente se encontró con dos policías: al lado de ellos estaba la desagradable cara de su madre toda furiosa. 
—Jeff, estos oficiales me dicen que atacaste a tres niños, que no fue una pelea normal, los heriste con un cuchillo.
La mirada de Jeff se sepultó en el suelo como un pobre cachorrito regañado pero, que de pronto pudo lograr tomar un poco de valor para defenderse.
—Mamá, fueron ellos los que nos atacaron a Liu y a mí, ellos tenían navaja, yo se la quité al líder.
Jeff se sentía tan tenso que casi empezaba a llorar. Uno de los policías lo observa y le llama la atención
—Hijo, encontramos a tres chicos, dos apuñalados y uno tiene un moretón en el estómago, tenemos varios testigos de que los vieron huyendo de la escena. Ahora, ¿Qué tienes que decir ante esto?
“¡Patrañas!” dijo una voz femenina en los rincones de la casa, me pregunto a quien le pertenecerá esa voz? [ “¡A mi! Mirna Beckits al habla”, el bastardo de Randy le había exagerado los hechos al chofer del bus y, con descaro de gritarlo, para que los niños que estaban en el bus lo escuchasen. 
No tardé en paralizarle las cuerdas vocales, el pobrecito engendro del demonio no podía articular bien las palabras, eso lo hizo desesperarse hasta comenzar a llorar. Al final tuvieron que llevarlo a urgencias inmediatamente. No puedo creer que casi nadie de esta ciudad sepa los antecedentes de este chico, ni de su propia escuela” ]
Jeff supo que defenderse ante las autoridades era en vano, no tenía las pruebas suficientes para que le creyesen. Randy tampoco los tenía, pero por lo que había visto el chofer, fue suficiente para creerle. 
—Hijo, llama a tu hermano —dijo su madre alzando la voz.
Jeff no tenía el porqué de hacerlo, ya que él fue quien atacó a esos niños. 
—Señor… Fui yo. —confesó Jeff—. Yo fui quien atacó a los niños, Liu trató de detenerme, pero no pudo.
El policía miró a su compañero y ambos se sorprendieron.
—Bueno, chico, parece que te espera un año en prisión.
El comentario del policía podría parecer una broma, pero lamentablemente no lo era, realmente quería (por lo menos uno de los Woods) en la cárcel por dañar a su hijo, Randy. Su compañero estaba en contra de eso, pero no pudo hacer nada para detenerlo, no quería que lo acusara de:
“defensor de agresores” ni mucho menos perder su trabajo. 
Liu se dirige corriendo hacia el salón al escuchar lo que estaba pasando con su hermano, a lo que idea rápidamente un plan para que no se llevaran a Jeff, que fue convencer a su madre de que fue él sin que se diera cuenta su hermano. Margaret suspira y asiente. Uno de los policías agarró a Jeff del brazo con suma brusquedad, a lo que Liu lo detiene.
—¡Esperen! —gritó Liu. 
Los policías se sorprendieron al verlo de reojo portando un cuchillo. El policía quien había tomado el brazo de Jeff, sacó su arma apuntando a Liu y este convenció agresivamente a su compañero que lo haga también, el accedió temblando: no quería hacerle daño a un niño, independiente si era culpable.
 —Esperen, por favor, no disparen, Jeff es inocente yo hice todo, perdí el control, me golpearon un poco esos punks y me enojé. Tengo las marcas para probarlo.
Liu se levantó la camisa para probar de lo que estaba hablando, revelando múltiples heridas y moretones. 
—Hijo, solo tienes que soltar el cuchillo. —agregó el compañero del policía de forma un poco serena. 
Liu hizo caso y se entregó.
—No, Liu, fui yo, ¡Yo lo hice! —gritaba Jeff con los ojos llenos de lágrimas.
—¿Eh? Pobre hermano, tratando de tomar la culpa de lo que hice —sonrió tristemente Liu.
Jeff vio cómo la policía se llevaba a Liu a la patrulla, que comenzó a jadear, haciendo que se acerque a la calle para gritarle desde lejos a Liu para que diga la verdad con respecto a lo que pasó con Randy y su pandilla. Su madre se acerca a él, tocándole el hombro para frenarlo.
—Jeff, por favor, no tienes que mentir, sabemos que fue Liu, puedes detenerte.
Jeff vio con impotencia la cara de su madre, seguido de eso observa la patrulla yéndose con Liu dentro.
—Es una lastima que tu hermano sea tan agresivo —dijo su madre lamentándose mientras le secaba las lágrimas a Jeff—. Es hora de que te vayas a arreglar para ir a la escuela. 
Jeff accede con una sonrisa disimulada, para ocultar su notable ira que invadía su ser. Cuando terminó de arreglarse, sale de su cuarto deprimido y va en silencio hacia el salón, donde su madre lo recibe con un beso en la mejilla y su lonchera de Spiderman, pero eso no hacía cambiar la expresión de Jeff. Salió de su casa cabizbajo, esperando en  la banca donde había ocurrido tal fatídico momento. Su mirada seguía pegada al suelo, hasta que con el rabillo del ojo vio el autobús estacionarse. Jeff  rápidamente sube su cabeza y con nerviosismo se dirige hacia el bus, llevando su mochila en el pecho. El chofer del autobús observa de reojo a Jeff y no duda en burlarse de él.
 —Ya no te preocupes, pequeño. Tu hermano no te va a apuñalar —Dijo riéndose de él.
Los demás niños comenzaron a reírse. Jeff  ve al chofer con odio mientras se sienta al lado de su mejor amiga, Janeth. Ella era la única de su ciudad que estaba consciente de que Randy era una amenaza para la sociedad y que debería estar en un centro correccional juvenil lo antes posible. 
Jeff trataba de ignorar las constantes burlas de sus compañeros que lo hacían sentir cada vez más culpable, hasta que Janeth decidió consolarlo.
—Jeff, debí advertirte de Randy antes, lo siento mucho.. No esperaba que iban a mudarse aquí.. —Dijo Janeth afligida.
Jeff aleja las manos de sus orejas al sentir el tacto de la mano de Janeth en su hombro.
—No es tu culpa Janeth.. fue mía, yo tengo la culpa en todo. No debí golpearlos.
Janeth se indigna con la respuesta tan extraña de Jeff.
—Jeff, tú tenías todo el derecho de hacerlo, iban a atacar a tu hermano. No podías quedarte ahí sin hacer nada al respecto.
      —Ellos querían el dinero de mi hermano.. —dijo Jeff susurrando.
     —Sabes algo Jeffrey, Randy quería casi lo mismo conmigo. Ellos me vieron mientras me iba a la escuela, se acercaron a mí y me amenazaron con navajas, tuve que entregarles mi almuerzo para que no me hicieran nada. 
Eso hizo que Jeff empuñara su mano y la impactara contra su rodilla de la rabia.
    —Esos hijos de perra —Dice Jeff para sí mismo—¿Cuándo te pasó eso?¿porque no me dijiste nada?
   —Pasó hace 5 meses. No podía decirte, me amenazó con su padre si contaba lo sucedido. Él es  bastante duro con todos hasta con los niños.. 
Jeff gruñó y empezó a maldecir en voz baja. Primero amenazó a su mejor amiga y ahora su hermanito está en prisión. Jeff no podía más, quería vengarse, quería matarlo con sus propias manos. Ese sentimiento seguía vigente a pesar del consuelo y compañía que le brindaba Janeth en todo el periodo escolar. Cuando iba camino a su casa, el se sienta en la entrada pensativo, sus ganas de llorar eran inmensas, así que comenzó a hacerlo. De pronto ve a su padre con su respectiva maleta de trabajo regresando a su casa, esté le examinó rápidamente su cara y supo que algo malo había pasado.
   —¿Qué sucede?
Ese sentimiento de culpabilidad había vuelto hacia él. No podía responder la pregunta de su padre, le era difícil gesticular bien sus palabras por culpa de sus incontrolables llantos. Su madre abrió la puerta y los ve, entonces decide mejor llevar a su esposo hacia una habitación aparte, dejando a Jeff solo llorando. Apoyó su espalda contra la entrada de la casa, mirando hacia el cielo. Se sentía ahogado, tenía que sacar todo lo malo de él y pronto. se paró rápidamente, yéndose para el patio, donde se recostó en el pasto, desahogándose con fantasías de venganza, deseos de fallecidos y [ “muerte, muerte, MUERTE. El pobre Jeffrecito se revolcaba en el suelo con su cara toda rojita como un tomate, me acerqué a él, le tomé los hombros y le dije: Jeff, es mejor que te vayas a dormir. 
Me sorprendí que no haya reaccionado ante mi presencia, solo se paró secándose sus lágrimas con la manga de su suéter para luego dirigirse a su casa. Efectivamente me había hecho caso, bien ahí Jeffrey.” ]
 Cuando Jeff regresó a casa, suspiró y se fue a su habitación a dormir, con la esperanza de que el sueño lo hiciera olvidar todo lo sucedido con Liu. Pasaron varios días, sin ninguna noticia sobre Liu. Jeff estaba tan deprimido y vacío que le costaba salir de su casa, él tampoco podía pasar tiempo con su única amiga, ya que no tenía ningún contacto con ella. Su única compañía era la tristeza y culpabilidad; por lo menos, hasta el sábado, día en que Jeff se despertó, lo único que vio fue a su madre entrar a su habitación, su expresión se mostraba muy jovial y risueña. Esto le extrañaba a Jeff, ¿Cómo recuperó tan rápido su felicidad después de que su hijo estuviese en un lugar bastante peligroso para él?
   —Jeff, hoy es el día  —saluda mientras abre las cortinas y la luz alumbra el cuarto de Jeff.
    —¿Qué, qué día es hoy? —pregunta Jeff semidormido.
    —Hoy es el cumpleaños de Billy —le responde su madre.
Jeff se despierta rápidamente.
  —Mamá, debes estar bromeando, ¿verdad? Cómo puedes esperar que vaya a una fiesta después de...
Hay una larga pausa.
  —Jeff, ambos sabemos lo que pasó. Creo que esta fiesta podría ser lo que ilumine estos últimos días. Ahora, vístete.
La madre de Jeff sale de la habitación y baja para prepararse. Jeff lucha por levantarse, realmente no tiene ánimos de hacerlo. Elige al azar una camisa y un par de pantalones vaqueros y baja por las escaleras. Su madre y padre se han vestido muy formalmente.
   —Jeff, ¿es eso lo que vas a usar?  —dijo su madre no tan convencida de su elección—. Mejor ve y busca otra cosa.
Le recomienda su madre. Jeff disimulaba su fastidio con una sonrisa.
   —Jeff, a esta fiesta tienes que ir bien vestido, si quieres causar una buena impresión   — explica su padre.
Jeff empieza a gruñir y vuelve a subir a su habitación.
   —¡No tengo nada de ropa elegante! —grita desde las escaleras.
   —Solo tienes que elegir algo decente —insiste su madre.
Mira a su alrededor, pero no encuentra nada "decente". En su armario hay un par de pantalones de vestir negros que tenía para las ocasiones especiales, pero le hace falta una camisa que combine perfectamente.
Hurgando durante unos minutos todavía, lidiando con que eso sí encaja y aquello no, logra toparse con una sudadera con capucha blanca, tendida en una silla. Le convence, así que la usa.
  —Eso es lo que llevarás  —le preguntan sus padres. Su madre mira el reloj.
  —Ya le dije a mamá que no tengo nada decente —se esconde de hombros.
  —Oooh, no hay tiempo para cambiarse, vámonos de una vez.
Cruzan la calle hacia la casa de Bill. Tocan a la puerta, siendo recibidos en el acto por Bárbara junto a su esposo, quienes los invitan a pasar. Dentro de la casa abundan los adultos, Jeff no descubre el menor indicio de un niño.
   —¿Y esto se supone que es un cumpleaños infantil, donde rayos están los niños?
  —Los chicos están en el patio, Jeff… ¿Qué te parece si conoces a algunos de los niños?    —le invita Bárbara alegremente.
En efecto, los niños estaban corriendo por el patio en trajes de vaqueros y se disparaban los unos a los otros con pistolas de plástico. Jeff se queda de pie, algo incómodo. Entonces un chico se le acerca y le entrega una pistola de juguete y un sombrero.
   —Hey, ¿no quieres jugar?
   — Ah, no creo, eso es para niños, estoy demasiado viejo para estas cosas.
El chico lo mira con expresión de cachorrito enternecedor.
  —Por fa —le suplica. 
  —Está bien  —murmura Jeff. 
Se pone el sombrero y finge dispararle a los niños. Al principio piensa que esto es totalmente ridículo, pero luego comienza a sentir que es realmente divertido. Puede que no sea algo súper genial, pero es la primera vez que él ha hecho algo que tiene fuera de su mente a Liu, sin necesidad de estar con su amiga. 
Así que juega con los niños por un rato hasta que escucha un ruido, como de pesadas y diminutas ruedas girando en sus ejes. Luego, algo lo golpea en la nariz, parece una piedra. Cuando reacciona, se encuentra ante Randy, Troy y Keith, todos acaban de saltar a través de la valla, balanceándose en sus patinetas. Jeff deja caer el arma de juguete y se quita el sombrero. Randy le clava en los ojos una mirada llena de ardiente odio.
  —Hola, Jeff, tenemos algunos asuntos pendientes. Y adivina que, Jeffrey, mi muñeca está como nueva  —empieza a reírse.
 —Creo que estamos a mano, después de todo, los vencí a todos ustedes… ¡Son una mierda!  —le espetó Jeff.
  —Oh, no, no hay manera. Te patearé el culo ahora mismo.
Randy se lanza sobre Jeff. Los dos caen al suelo. 
Los niños al presenciar eso, dejaron de jugar inmediatamente y quedaron paralizados. Randy golpea a Jeff en la nariz, y Jeff lo agarra por las orejas y le da de cabezazos. Luego lo aparta de un fuerte empujón. Algunos niños empezaron a gritar, corriendo hacia sus padres, quienes aún estaban dentro de la casa. Troy y Keith desenfundaron las pistolas de sus bolsillos:
  —Será mejor que nadie nos interrumpa —dijo Keith mientras observaba a los demás niños quienes permanecían temblando de miedo. 
Apuntaron sus armas hacia los niños para hacerlos correr. Los niños corrían pisoteándose los talones de sus zapatos entre ellos por el pánico que les provocaban las pistolas de los matones, a pesar de eso ellos solo se quedaron estáticos a apuntarles sin siquiera jalar del gatillo, ya que ellos solo querían a Jeff.
Randy saca un cuchillo y apuñala a Jeff en su hombro, quien pierde el equilibrio al intentar evitar la hoja fría del arma. Randy se le abalanzó sin darle tiempo de respirar, cubriéndose el rostro de patadas. Jeff hizo fuerzas y tomó del pie a Randy, torciéndolo a sangre fría. Mientras Randy chilla, hecho un ovillo, Jeff se levanta con dificultad y se dispone a retirarse cuanto antes. Pero entonces la mano de Troy le detiene, tomando su hombro herido.
  —No lo creo.
Toma a Jeff por el cuello, sin dejar de apretar la herida de su hombro, y lo lanza contra el piso. Cuando Jeff trata de ponerse de pie, recibe una patada por parte de Randy, descargando más patadas hasta que le obliga a escupir sangre.
  —Vamos, Jeffy, ¡pelea conmigo! 
Agarró a Jeff del brazo y lo avienta fuera del patio, a la cocina. Toma una botella de vodka, puesta sobre la mesa, y rompe el cristal en la cabeza de Jeff.
  —¡Pelea!   —vocifera Randy, fuera de sí, empujando a Jeff a la sala de estar a fuerza de patadas y puñetazos— Vamos, Jeff, ¡mírame!.
La visión de Jeff comenzaba a nublarse, ya no podía más, estaba todo ensangrentado, sentía que pronto iba a morir. Pero vio una mancha oscura enfrente de él, esa mancha empezó a tomar cada vez más forma, hasta que finalmente se tornó en una figura femenina, que le decía: “no morirás Jeffrey, no morirás. Ella posa su mano en su cabeza y recupera por fin las fuerzas.
  —¡Conseguí que tu hermano fuera a prisión, y ahora solo vas a sentarte aquí y dejar que se pudra allí durante un año entero! ¡Deberías avergonzarte!
 Jeff empieza a levantarse.
  —Oh, ¡por fin! Parece que ya quieres pelear.
Jeff permanece en silencio tembloroso, con la sangre y el vodka goteando de su rostro. Esa extraña sensación carcome su corazón, arde en sus venas, ese impulso animal de supervivencia que se pervierte, que adquiere el fuego de la locura primitiva.
  —Por fin, ¡vamos, arriba!
En ese momento algo sucede dentro de Jeff. Todo pensamiento piadoso ha muerto, toda represión racional ha desaparecido, excepto el deseo de la muerte, la capacidad de engendrar dolor por el placer de saborear el sufrimiento ajeno. Incluso experimenta un vigor, una energía poderosa que alimenta sus músculos, que fruncía su entrecejo y oprimía su cerebro al máximo de adrenalina. No, no hay pensamientos, no hay siquiera una palabra en su mente, solo instintos, impulsos terribles e insondables como la naturaleza. Alza el puño y derriba a Randy, quien ha estado desprevenido, hablando de más. Instantáneamente, en cuestión de segundos, concentra la fuerza de su cuerpo en su puño y lo imprime directo en el corazón del pobre diablo.
Randy jadea, cubierto de abundante sudor, agitándose con desesperación. Golpe tras golpe, Jeff le arrancó su último aliento dándole el golpe final, rompiéndole las costillas llegando el impacto finalmente hacia su corazón provocándole un paro cardíaco de inmediato.
Todo el mundo está mirando a Jeff ahora. Los padres, los niños llorando, incluso Troy y Keith. Lamentablemente los padres no podían hacer nada, ellos estaban ocupados consolando a sus hijos. Y además que a pesar de que esos dos tiemblan sin control ante su horrible mirada, sostienen sus armas, apuntándole. Jeff, veloz, se precipita sobre las escaleras, mientras Troy y Keith abren fuego hasta agotar inútilmente sus balas. Jeff se encierra en el baño. Toma el pequeño estante donde reposan utensilios higiénicos, como la toalla y el cepillo de dientes, y lo arranca de la pared.
Troy y Keith golpean la puerta del baño, forcejeando. Jeff, entonces, los recibe con el estante en la cabeza, el cual desploma a Troy, dejándolo inconsciente. Keith, que es más ágil, se inclina y toma impulso sobre sus pies, esquivando los puños de Jeff y teniéndolo contra la pared, hundiendo las uñas en su garganta. Desde lo alto de un escaparate superior, el recipiente de lejía se tambaleó por el impacto y terminó por derramarse. Ambos se quemaron, chillando alocadamente por el escozor, sus pieles se tornaron en rojizas por la irritación intensa. Jeff se secó los ojos con el dorso de su manga y, a ciegas, le propinó a Keith unos cuantos golpes en el cráneo con el estante arrancado, que recogió del suelo. Mientras se desangraba lentamente, a Keith se le escapó una sonrisa siniestra.
  —¿Qué es tan gracioso?    —preguntó Jeff, desconcertado.
Keith sacó un encendedor.
  —Lo que es gracioso —dijo, mientras activaba el aparato y la llama ardía en la punta del encendedor  —es que tú estás cubierto de lejía y alcohol.
Keith tiró el encendedor sobre Jeff. Tan pronto como la llama entró en contacto con él, encendió el alcohol del vodka. El alcohol lo quemaba... ¿La lejía le blanqueó la piel?... Jeff dejó escapar un grito terrible, sintiéndose desmayar del dolor. Corrió por el pasillo, desesperado, aullando, y cayó por las escaleras. Todo el mundo empezó a gritar, despavorido, procurando auxiliar al adolescente en llamas, casi muerto, tendido en el piso. 
Lo último que vio Jeff fue a su madre y a los otros padres de familia tratando de apagar las llamas. 
Keith salió del baño carcajeándose, viendo como los adultos apagaban a Jeff. Su felicidad duró tan poco que de pronto siente un leve dolor en el pecho, una fuerza extraña impulsa a Keith contra una de las paredes del baño. Estaba inmóvil, no tenía escapatoria, De repente vio a Mirna, esa extraña mujer morada. Estaba parada en frente de Keith mirándolo con sus ojos. Eran como el mismísimo infierno. 
  —¿Sabes lo que es realmente divertido, Keith? lo sabes?
Keith no podía responder, estaba tan asustado.
  —Tu cabeza también está cubierta de lejía. Permíteme sacártelo.
Las manos de Mirna agarraron con fuerza la cabeza de Keith con las palmas ardientes, su cabeza empezó a derretirse mientras Keith soltaba un espeluznante grito, pero nadie lo escuchaba, estaba condenado. El suelo comenzaba a mancharse cada vez más de sangre, lo único que dejó Mirna fue el cráneo expuesto de Keith, quien lo deja caer al suelo. 
  —Bueno, es hora de limpiar  —dijo Mirna con tono risueño.
Ella metió los restos de Keith al inodoro, cortándolo en pedacitos para que se absorbieran con facilidad al momento de jalar la cadena.
Cuando Jeff por fin despertó, tenía un yeso envuelto alrededor de su rostro. No podía ver nada, también sintió el peso de otro yeso en su hombro. Trató de levantarse, pero se desplomó. Se sentía tan débil y enfermizo... Una enfermera se apresuró a ayudarlo.
  —No creo que puedas salir de la cama todavía —le dijo.
Jeff se sentó en su lecho, confundido. Finalmente, después de unas horas, oyó la voz de su madre.
  —Cariño, ¿estás bien?
Jeff no podía responder, su rostro estaba cubierto por el yeso: era incapaz de hablar.
  —Cariño, tengo una gran noticia. Después de que todos los testigos le dijeron a la policía lo que pasó en la fiesta, ellos decidieron liberar a Liu. Él estará aquí mañana. Volverán a estar juntos de nuevo.
Jeff por poco pega un salto de alegría que le habría retirado el tubo que conectaba su brazo al suero. Su madre lo abrazó y le dijo adiós. Las siguientes semanas lo visitaron sus familiares y, al cabo de unos meses, llegó el día en que sus vendas habrían de desplegarse. Su familia se iba a reunir con Jeff para presenciar cómo removían el último vendaje de su rostro. Liu fue el primero en llegar hacia él, abrazándolo. Dejándole algo de tiempo para charlar con él.
  —Jeff hermano, mamá te contó lo que me había pasado?   —dijo Liu emocionado de ver a su hermano de nuevo.
Jeff solo se dispuso a mover su cabeza, asintiendo.
  —Jeje, la cosa que pasó en realidad es que ese policía había agredido a su compañero quien nos amenazó con su pistola. Al final él me liberó y me dijo que le contara a mamá sobre unos testigos inventados. 
Sus padres se acercaron a Liu, pidiéndole que se aleje de su hermano para que el médico pueda sacarle las vendas a Jeff.
  —Esperemos lo mejor —dijo el médico.
Rápidamente tiró de la última venda, dejando expuesto el rostro de Jeff. La madre de Jeff dio gritos. Jeff notó los rostros atemorizados de Liu y su padre
  —¿Qué? ¿Qué pasó?  —susurró Jeff.
Salió corriendo de la cama y corrió hacia el baño. Se miró en el espejo y comprendió la angustia de su madre y el temor de su padre y su hermano. Su rostro. Su rostro es horrible, sus labios se han quemado, semejantes a una sombra profunda de color rojo; la piel que se extiende sobre su faz es blanca como la nieve, y su pelo chamuscado ofrece a la vista el negro marchito que reemplazó a su cabellera castaña.
Deslizó una mano por su rostro. Se sentía como el cuero. Volvió a mirar a su familia y luego al espejo.
  —Jeff  —suspiró Liu—. No está tan mal...
  —¿No es tan malo? —murmuró Jeff —¡Es perfecto!"
Su familia quedó completamente sorprendida. Jeff comenzó a reír incontrolablemente, sus padres notaron que sus manos temblaban.
  —Uh... Jeff, ¿estás bien?
  —¿Estar bien? ¡Nunca me he sentido más feliz! Ja, Ja, Ja, Ja, Jaaaaaa, mírenme, este rostro combina a la perfección conmigo!
No podía parar de reír. Él se acarició el rostro, mientras se miraba en el espejo. ¿Por qué se comportaba así? Ustedes recordarán que cuando Jeff peleó con Randy su mente fue devastada por la locura, una que dormía en su espíritu y que se alzó infernal y demoníaca cuando su juicio crítico no pudo contener más los instintos oscuros de Jeff.
  —Doctor   —inquirió la madre de Jeff—. ¿Está bien mi hijo... Bueno, ya sabe, de la cabeza.
  —Oh sí, este comportamiento es típico de los pacientes que han tenido grandes cantidades de calmantes para el dolor. Si su comportamiento no cambia en unas pocas semanas, tráiganlo de vuelta aquí y le realizaremos un examen psicológico.
  —Oh, gracias, doctor.
La madre de Jeff se acercó a este.
  —Cariño, es hora de irse.
Jeff mira hacia otro lado del espejo, su cara todavía se ensancha en una sonrisa loca.
  —Ay mamá, ja, ja, jaaaaaaaaaaaa!
Su madre lo tomó del hombro y lo condujo despacio a tomar su ropa.
  —Esto es lo que traía  —se limitó a decir la señora de la recepción.
Los pantalones de vestir negro y la sudadera blanca se hallaban libres de rastros de sangres, ni siquiera estaban quemadas. La madre de Jeff toma la ropa de su hijo y lo viste dentro de una habitación pequeña. La señora de la recepción a un costado con una sonrisa inquietante hasta que su cabeza se impacta contra la mesa, revelando a Mirna quien la había poseído. Ella arranca del lugar.
El crepúsculo de la tarde enrojecía el cielo cuando la familia de Jeff volvió a casa, ignorantes de que ese sería su último día. Lo primero que hizo Jeff al entrar a su casa fue dirigirse al baño para seguir viendo su nuevo rostro, se quedó parado por varios minutos. Liu llega al baño para avisarle a Jeff que tiene que ir a acostarse.
  —Si, querido hermanito, voy en 5 minutitos más.
Liu se alegra y deja solo a su hermano. Los 5 minutos le parecieron eternos para él,  que comenzó a sentirse cansado de seguir forzando su sonrisa y  cerrar sus ojos. Que salió del baño para ir a la cocina a buscar un cuchillo y un encendedor, y así acabar de sus molestias.
Más tarde, a mitad de la noche. La madre de Jeff se despertó por causa de un sonido proveniente del cuarto de baño. Parecía el ruido de llanto y de suspiros entrecortados. Intrigada, se aproximó al baño y abrió la puerta. El espectáculo era horrendo. Vio a Jeff enterrándose el cuchillo en sus mejillas haciéndose una sonrisa de oreja a oreja, la sangre le chorreaba muy rápido de su boca, manchando así su sudadera, el suelo y el lavamanos.  
 —Jeff, ¿q-qué estás haciendo?
Jeff miró a su madre.
 —No podía seguir sonriendo mamá. Me dolió un poco, ahora puedo sonreír para siempre.
La madre de Jeff notó sus ojos, rodeados de negro, ni siquiera pestañeaba.
 —¡Jeff tus ojos!
 —No podía ver mi rostro, me cansé y mis ojos comenzaron a cerrarse, me quemé los párpados. Ahora siempre podré ver..., mi nuevo rostro.
La madre de Jeff retrocedió lentamente.
 —¿Qué pasa mamá? ¿Acaso no soy hermoso?
 —Sí, sí lo eres. D-déjame ir a buscar a papá para que pueda ver tu bello rostro.
Ella corrió a la habitación y sacudió al padre de Jeff. Mirna apareció en el baño advirtiendo a Jeff lo que su madre pretendía hacerle. Jeff se va corriendo hacia ella con la boca salpicando de sangre, dejando el suelo de un color carmesí sangriento.
 —Mi amor, saca el arma que…  —se detuvo cuando vio a Jeff en la puerta, con un cuchillo, Junto a la desgraciada de Mirna.
 —Margaret, Margaret, Margaret. Llamando a su esposo para que mate a su propio hijo, y te haces llamar buena madre  —empieza a reírse—. Eres solo una estúpida lacra buena para nada, le hiciste daño psicológico a Jeff, moldeándolo a tu gusto. Será mejor que Jeff te amolde a ti a su propio gusto, ¿Qué tienes que decir a eso Jeffrey?
—Mami me mintió.
Eso es lo último que dijo Jeff, antes de lanzarse contra ellos con el cuchillo de carnicero en alto. El padre extendió sus brazos hacia el cuchillo de Jeff para detenerlo, pero su torso se fue para atrás por la fuerza telequinética de Mirna, dándole ventaja a Jeff para acabar con él. La madre permaneció temblando con las manos en su boca, viendo como Jeff despellejaba a su esposo. Ella se arrodilló, llorando en silencio con una expresión de muerta, como si algo le succionara la energía. 
    —Mírame Margaret, MIRAME.
Margaret la mira con su cara ya casi cadavérica. Jadeaba de dolor por la muerte de su esposo y por su propia salud.
    —Que mal, ni tu propio esposo pudiste salvar. Jeff, es hora que le des el punto final a esta zorra.
Jeff deja caer el cuerpo de su padre y se dirige al de su madre.
    —Hijo.. lo-lo siento-mucho..
Jeff la ignora y le entierra el cuchillo justo en su garganta, haciendo que su boca se llenase de sangre, luego apartó su cuchillo de su madre, comenzando a desangrarse aún más hasta, logra extender un poco sus brazos para tratar de abrazar a su hijo desparramando su cuerpo en el pecho de Jeff, pereciendo en el acto. El aparte el cuerpo de su difunta madre de su pecho, Mirna le mira con los ojos encendidos como bombillos aplaudiéndole.
  —Bien Jeffrey, por fin te deshiciste de esos inútiles, ahora podrás cuidar de tu hermano, ¿no es algo maravilloso? 
Jeff se aparta de Mirna y se va directo hacia el cuarto de su hermanito. 
    —Jeff?, ¿a dónde vas?
Liu despertó de improviso con un desagradable sabor en la boca y el corazón palpitándole a mil por hora. Creyó que era cuestión de un mal sueño, así que cerró los ojos.
Cuando se encontraba a un paso de sumirse en el sueño, tuvo la extraña sensación de que alguien lo estaba observando. Miró hacia arriba, pero antes de poder decir algo, la mano de Jeff cubrió su boca. Poco a poco, su propio hermano levantó el cuchillo, con la muerte sombría en sus ojos. Liu se esforzó por incorporarse, luchó y pataleó, pero el oxígeno huía de su pecho, ahogándose. Entonces Jeff le susurró con una sonrisa gigantesca y retorcida
  —Shhh.., ve a dormir.
Liu cerró lentamente los ojos, sumergiéndose en  un sueño eterno en las sabanas de su cama. Mirna entra al cuarto y sorprende a Jeff cerrando la puerta de un portazo.
   —Jeff, como mierda se te ocurre matar a tu ¡hermanito! quien se sacrificó para que no te llevaran a la cárcel, y así fue como le pagaste. No creí que fueras tan mal agradecido, Jeff. me decepcionas.
Jeff comienza a reírse y se abalanza contra Mirna. Ella lo esquiva y lo agarra del brazo.
    —tú sigues siendo un niño, Jeff   —le decía mientras le apretaba más el brazo. Jeff chillaba de dolor, su apretón era tan intenso que era propenso a que se lo quebrara. Mirna le suelta el brazo. Jeff se aleja demasiado a Mirna con miedo.
    —vez, eso pasa cuando tomas malas decisiones Jeffrey, como al matar a la única persona de tu familia que se preocupó verdaderamente por ti  —Su tono se torna cada vez más grave y reprochable—. ¡Si sigues así, perderás incluso a tu mejor amiga!
Mirna empieza a golpear a Jeff hasta dejarlo llorando y temblando. Él se tapó su rostro mientras murmuraba repetidas veces que lo sentía, por la presión se había orinado en los pantalones. 
       —No pienso ayudarte más. 
Mirna hace abrir todas las puertas de su casa para mandarlo hacia afuera. Jeff cae mirando al cielo, él trata de levantarse y se percata que las ventanas y la puerta de su casa estaban cerradas con tablas de madera, como si fueran una casa abandonada. De pronto Jeff escucha una voz, era de Mirna, pero Jeff no podía verla por ningún lado:
       —Ahora estás solo en esto. Si ves por ahí un perro callejero, hazle un favor y entrégate como su comida.
Ese fue su último mensaje de Mirna hacia Jeff para luego irse del lugar para siempre, dejando a Jeff solo y vulnerable en el frío vecindario de su ciudad.
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aperint · 3 months
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Frases Célebres
Frases Célebres George Herbert (1593-1633) #aperturaintelectual #frasescelebresaintelectual
“El adulterio es justificable: el alma necesita pocas cosas; el cuerpo muchas.” George Herbert (1593-1633) Escritor, poeta, político y sacerdote anglicano británico. Sigue Apertura Intelectual en todas nuestras redes: WordPress Facebook Twitter Instagram LinkedIn Tumblr Reddit Mastodon Te invitamos a que califiques esta información. ENTRADAS RELACIONADAS Frases…
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pasajeroblanco · 10 months
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pasjonatan · 11 months
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LA JUSTIFICACIÓN EN LA BIBLIA | Respuesta Bíblica
El concepto de justificación siempre ha sido una piedra angular en la teología cristiana, un principio que articula la intersección de la divinidad y la humanidad en el contexto del pecado y la gracia.
El concepto de justificación siempre ha sido una piedra angular en la teología cristiana, un principio que articula la intersección de la divinidad y la humanidad en el contexto del pecado y la gracia. En el corazón de este principio, se encuentra la creencia de que los seres humanos, a pesar de su naturaleza pecadora, pueden ser declarados justos ante Dios gracias a la intercesión sacrificial de…
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seguirsuspisadas · 11 months
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Estudio basado en Lucas
TEMA: Lucas 16:15. Los hombres se justifican asimismo. Expositor: Mario Moreno - Managua, Nicaragua 
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estudiandodelabiblia · 11 months
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Estudio basado en Lucas
TEMA: Lucas 16:15. Los hombres se justifican asimismo. Expositor: Mario Moreno - Managua, Nicaragua 
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fernando-arciniega · 1 year
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Microsoft Word - Herramientas de formato
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Conocer las herramientas de formato de texto, como la selección de fuentes, el tamaño de la letra, el color y el estilo.
Microsoft Word es una de las herramientas más utilizadas en la creación de documentos, ya sea para trabajos escolares, informes de negocios o documentos personales. Una de las características más importantes de Word es su capacidad para formatear texto. En esta respuesta, exploráremos las herramientas de formato de texto en Word, que incluyen la selección de fuentes, el tamaño de letra, el color y el estilo.
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La selección de fuentes es la herramienta que te permite elegir la fuente que se usará en tu documento. La fuente es el estilo de letra que se usará, como Times New Roman, Arial, Verdana, entre otras. Para seleccionar una fuente, simplemente haz clic en la pestaña "Inicio" en la cinta de opciones de Word y busca el grupo "Fuente". Allí podrás ver una lista desplegable con todas las fuentes disponibles. También puedes usar la función "Buscar fuentes" para encontrar una fuente específica.
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NOTA: Si quieres descargar más fuentes, te recomiendo usar dafont.com Dafont.com es un sitio web que proporciona una gran colección de fuentes tipográficas gratuitas para descargar e instalar en tu ordenador. Ofrece una amplia variedad de estilos de fuentes, desde fuentes clásicas hasta modernas, decorativas y temáticas. Los usuarios pueden buscar fuentes por categoría, popularidad, fecha de publicación y otras características, y descargarlas de forma gratuita para su uso personal. El sitio web también ofrece una sección de preguntas frecuentes y una guía detallada sobre cómo descargar e instalar las fuentes en diferentes sistemas operativos.
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El tamaño de letra es otra herramienta de formato importante en Word. Esta herramienta permite que el usuario elija el tamaño de letra adecuado para su documento. El tamaño de letra se mide en puntos, y el tamaño predeterminado es de 12 puntos. Para cambiar el tamaño de letra, selecciona el texto al que se le quiere aplicar el cambio de tamaño y haz clic en la herramienta "Tamaño de fuente" en la pestaña "Inicio". También puedes usar la función "Tamaño de fuente" para buscar un tamaño específico.
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El color de letra es otra herramienta de formato en Word que permite que el usuario elija el color adecuado para su documento. El color predeterminado es el negro, pero Word ofrece una amplia variedad de opciones de color. Para cambiar el color de letra, selecciona el texto al que se le quiere aplicar el cambio de color y haz clic en la herramienta "Color de fuente" en la pestaña "Inicio". También puedes usar la función "Color de fuente" para buscar un color específico.
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Finalmente, el estilo de letra es otra herramienta de formato que permite que el usuario elija el estilo adecuado para su documento. El estilo de letra incluye opciones como negrita, cursiva, subrayado, tachado y subrayado doble. Para aplicar el estilo de letra, selecciona el texto al que se le quiere aplicar el cambio de estilo y haz clic en la herramienta "Estilo de fuente" en la pestaña "Inicio". También puedes usar la función "Estilo de fuente" para buscar un estilo específico.
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En conclusión, las herramientas de formato de texto en Word son muy importantes para crear un documento visualmente atractivo y legible. La selección de fuentes, el tamaño de letra, el color y el estilo son todas herramientas que permiten que el usuario personalice el formato de su documento según sus necesidades y preferencias. Es importante familiarizarse con estas herramientas y practicar para crear documentos más efectivos y profesionales. Read the full article
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andioret · 1 year
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Usual . . . No hay que justificar una decisión, esperando que llegue un después...que nunca llega . . . Common . . . There is no need to justify a decision, waiting for a later time, which never arrives . . . #suchislife #justificación #esperar #después #nohaydespues #decisión #decision #waiting #awareness #creadores #creadordecontenido #creadordigital (en Santiago Metropolitan Region) https://www.instagram.com/p/Cpl0HtmODtk/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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estudioabogacia · 1 year
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Legítima Defensa
Legítima Defensa La legítima defensa propia como causa de justificación. Art. 34 inc 6° código penal Argentino.
por: Dr. Gonzalo Javier Molina Canal de Youtube: https://www.youtube.com/@gonzalojaviermolina2503   Read the full article
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bocadosdefilosofia · 5 months
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«Ahora bien, desde un punto de vista lógico dista mucho de ser obvio que estemos justificados al inferir enunciados universales partiendo de enunciados singulares, por elevado que sea su número; pues cualquier conclusión que saquemos de este modo corre siempre el riesgo de resultar un día falsa: así, cualquiera que sea el número de ejemplares de cisnes blancos que hayamos observado, no está justificada la conclusión de que todos los cisnes sean blancos. Se conoce con el nombre del problema de la inducción la cuestión acerca de si están justificadas las inferencias inductivas, o de bajo qué condiciones lo están.»
Karl R. Popper: La lógica de la investigación científica. Editorial Tecnos, pág. 27.  Madrid, 1962
TGO
@bocadosdefilosofia
@dias-de-la-ira-1
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[...] [Q]uan el mateix penediment no s'oblida hom es queda entrampat en la pròpia justificació.
Raimon Panikkar, La nova innocència (1998), p. 38
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lpestudiocreativo · 2 years
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Medio Oriente: el Consejo de Seguridad no escucha "ninguna justificación" para el terrorismo o la violencia contra civiles |
Medio Oriente: el Consejo de Seguridad no escucha “ninguna justificación” para el terrorismo o la violencia contra civiles |
A pesar de la “retórica incendiaria y los enfrentamientos violentos” entre los palestinos y las Fuerzas de Seguridad Israelíes (ISF) en los Lugares Sagrados, dijo Tor Wennesland que la situación en Jerusalén permanecerá “relativamente tranquila”. Sin embargo, el lanzamiento del cohete en Gaza socava “la frágil estabilidad que ha prevalecido desde mayo pasado”, continuó. “Permítanme ser claro: no…
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