Un cerco de hoyas verdes, tajos rojos;
justo en el medio se alza mi chamizo.
Mi hábito remendado me calienta;
se funden los afanes, vuela el tiempo.
A flor de roca nace juncia esbelta;
en tierra pingüe brota bambú orondo.
La campana tal vez de madrugada
me recuerda que abajo queda un templo.
No penséis que en el monte todo es holgura:
no pasa un sólo día sin contratiempo.
La vieja al lado que roba los cogollos;
meten rapaces los bueyes en el trigo.
Las sabandijas dañan los brotes verdes;
la salvajina se come el arroz tierno.
Poner empeño sólo trae disgusto;
fuerza es ceder, recogerse en sí mismo.
Mi vida se ensucia fácil, limpiarla me cuesta horrores. Por ejemplo, en épocas de cuarentena un par de veces recibí regalos de una persona especial, me los envió por DHL o DAC. Una de esas veces fui a buscar el envío a la sucursal correspondiente. Luego esa persona me lastimó de esa manera que deja heridas con la propiedad de mantenerse abiertas un buen tiempo, y ahora cada vez que voy al super o a la parada del bus paso por dicha sucursal de mierda y cae sal en esa lastimadura que llega hasta el hueso. Al principio deliberadamente hacía otro camino, luego poco a poco fui ganándole metros al dolor hasta que más o menos pude pasar por esa zona sin sufrir más de lo tolerable.
Así me pasa con todo. Una vez me arruinaron una playa entera, otra una taza (mentira: dos), ropa que ya no usaré jamás aunque me quede bien, series, películas, todo salpicado de sangre, sucio, contaminado al romperse la cañería del amor (amoducto).
Tampoco todo es calamidad, hay algunas cosas a prueba de nosotros mismos, o a prueba de esas personas nefastas, experiencias puntuales por ejemplo, que me las guardo porque son mi tesoro, mi botín de guerra, y en general ya nadie puede arruinarme el whisky, ni el Clash valga la redundancia, ni los forros corrugados, ni el sexo oral, ni la merca, ni los telos. Es imposible que me ensucien el aroma a Jazmín. Nadie podrá mancillar jamás ciertas bandas de metal que me sanan la rabia, ni tampoco podrán alejarme nunca de cada canción que se le ocurra hacer a Rosalía.
Además están mis amigxs, siempre con lanzallamas cargados para purificarlo todo.
Hay enemigos que tienen la capacidad de arruinar cada rincón bello de la vida si no tenemos la precaución de construirnos nuestras propias fortalezas de la soledad. Contra ellas ningún mal puede hacer nada, son esas cosas las que todavía me mantienen vivo, las que me confirman que a mis enemigos pocas cosas les da más rabia que cuando sonrío, como si ellos no hubieran existido jamás.
I’m completely fine about Dante’s kindness being the very thing that sealed his doom, I absolutely do not think about how he could just have left Leo* to die but instead came back there to help him despite having the risk of dying as well. I don’t think at all how that is what set the story in motion and the reason why so many losses happened, including the love of Dante’s life. And the worst part is that it couldn’t have gone differently because that isn’t him. And he didn’t know back then that he was but a pawn in a game far greater than he could grasp