“Ninguna historia quedó incompleta, todas terminaron en la forma y tiempo en que tenían que terminar.”

-Lola Correa

“En retrospectiva, me doy cuenta de que llevo toda la vida intentando destruirme.”

-Lola Correa

“A veces escucho tu voz en los rincones de mi mente.”

-Lola Correa

“Me senté a conversar con mis demonios y por primera vez todos queríamos lo mismo… acabar conmigo.”

-Lola Correa

La boda

El 29 de diciembre paralizó mi corazón, todo lo que recuerdo está oscurecido con una nube, te vi caminar hacia ese altar y me di cuenta que todo estaba perdido, me escondí detrás de la puerta de la entrada de la iglesia, la madera vieja y pesada escondía mi dolor, te vi sonreír mientras esperabas a la mujer vestida de blanco que caminaba hacia ti y vino a mi mente el recuerdo de todas las veces que me dijiste “tú y yo vamos a acabar juntos”. Estabas vestido tan guapo y formal y me dolió pensar en cada fantasía que tuve de que me vieras caminar hacia ti vestida de blanco en un altar. ¿A dónde fueron todas nuestras fantasías? ¿Todos nuestros sueños y promesas de quedarnos juntos para toda la vida? Las veo difuminarse mientras pronuncias tus votos nupciales. Siento un vacío en el pecho y pienso en las pláticas que duraban hasta la madrugada, los ataques de celos afuera de los bares y después las reconciliaciones, los años pasaron como agua y siento que nunca hubieran sido suficientes para nosotros. Pronuncia el padre la frase en la que invita a interrumpir la boda o callar para siempre y estuve a punto de expresarlo, pero llegó una pesadez diferente a mi cuerpo, el dolor de recordar los años que pase esperando a que cambiaras por mí, recuerdo los consejos de mis amigas y como cada que hablaba de ti volteaban los ojos y me decían cuanto te odiaban por hacerme daño, recuerdo lo fácil que te era estar con otras personas y entonces todo el peso de estos recuerdos anclan mis pies al piso de aquella iglesia, me vuelvo más pesada que la puerta y me quedo ahí hasta el final de la ceremonia. Te veo salir feliz y de la mano de tu nueva esposa, casi ni te reconozco sin tu chamarra de piel y ahí me doy cuenta de que la vida ha cambiado, tú cambiaste y yo también y es momento de continuar, entro a la iglesia a pedirle a dios que me permita dejar ese dolor atrás y salgo caminando entre los pétalos que quedan de la ceremonia, ya nadie se encuentra afuera así que me tomo mi tiempo de caminar con tranquilidad, por primera vez en años siento el peso de este amor caer de mis hombros, lo suelto, dejo volar la idea de que estábamos hechos el uno para el otro y desde mi corazón voy enviando mis mejores deseos para ti. 

Autora: Lola Correa

La boda

El 29 de diciembre paralizó mi corazón, todo lo que recuerdo está oscurecido con una nube, te vi caminar hacia ese altar y me di cuenta que todo estaba perdido, me escondí detrás de la puerta de la entrada de la iglesia, la madera vieja y pesada escondía mi dolor, te vi sonreír mientras esperabas a la mujer vestida de blanco que caminaba hacia ti y vino a mi mente el recuerdo de todas las veces que me dijiste “tú y yo vamos a acabar juntos”. Estabas vestido tan guapo y formal y me dolió pensar en cada fantasía que tuve de que me vieras caminar hacia ti vestida de blanco en un altar. ¿A dónde fueron todas nuestras fantasías? ¿Todos nuestros sueños y promesas de quedarnos juntos para toda la vida? Las veo difuminarse mientras pronuncias tus votos nupciales. Siento un vacío en el pecho y pienso en las pláticas que duraban hasta la madrugada, los ataques de celos afuera de los bares y después las reconciliaciones, los años pasaron como agua y siento que nunca hubieran sido suficientes para nosotros. Pronuncia el padre la frase en la que invita a interrumpir la boda o callar para siempre y estuve a punto de expresarlo, pero llegó una pesadez diferente a mi cuerpo, el dolor de recordar los años que pase esperando a que cambiaras por mí, recuerdo los consejos de mis amigas y como cada que hablaba de ti volteaban los ojos y me decían cuanto te odiaban por hacerme daño, recuerdo lo fácil que te era estar con otras personas y entonces todo el peso de estos recuerdos anclan mis pies al piso de aquella iglesia, me vuelvo más pesada que la puerta y me quedo ahí hasta el final de la ceremonia. Te veo salir feliz y de la mano de tu nueva esposa, casi ni te reconozco sin tu chamarra de piel y ahí me doy cuenta de que la vida ha cambiado, tú cambiaste y yo también y es momento de continuar, entro a la iglesia a pedirle a dios que me permita dejar ese dolor atrás y salgo caminando entre los pétalos que quedan de la ceremonia, ya nadie se encuentra afuera así que me tomo mi tiempo de caminar con tranquilidad, por primera vez en años siento el peso de este amor caer de mis hombros, lo suelto, dejo volar la idea de que estábamos hechos el uno para el otro y desde mi corazón voy enviando mis mejores deseos para ti. 

Autora: Lola Correa

“Ahora puedo ver que yo nunca fui para ti, así como tú nunca fuiste para mí.”

-Lola Correa

“He prohibido tu nombre de mi vocabulario y de mi mente”

-Lola Correa

El diablo por dentro 

A veces dejo pasar y fluir, pierdo el control y me dejo ir. Bailo con la ira y el rencor, me siento a platicar con la tristeza, dejo que mi boca saque dagas en forma de palabras.  No lucho conmigo misma, es parte de mí también, jamás he negado que así como todos llevo mucha porquería por dentro, aquellos que digan que no es cierto, están mintiendo. Dejo salir mis demonios para que a través de mis manos creen arte, arte horrendo, sádico, crudo, funesto y grotesco, dejo salir a los fantasmas que a veces me atormentan, escucho lo que me susurran y lo escribo, lo transformo en textos que a nadie le deseo leer, arte incómodo.  Por unos momentos detengo la romantización de mi vida y dejo salir el coraje, la tristeza, las lágrimas… abro mis cicatrices y dejo que vuelvan a sangrar sobre el papel, porque a veces extraño esa oscuridad, ese lugar que fue lo único que conocí por mucho tiempo.  Después de sacarlo todo, entonces regreso a mi otro yo. 

Autora: Lola Correa

“A veces escucho tu voz en los rincones de mi mente.”

-Lola Correa

“Los días pasan, el mundo continúa girando, veo la vida pasar y yo sigo aquí… estancada en un dolor que no puedo arrancar de mí piel”

-Lola Correa

“En retrospectiva, me doy cuenta de que llevo toda la vida intentando destruirme.”

-Lola Correa

“He prohibido tu nombre de mi vocabulario y de mi mente”

-Lola Correa

“No puedo dormir, mis demonios me persiguen y son más rápidos que yo”

-Lola Correa

“Y al final de todo… me enseñaste muchas palabras y sus significados, pero ninguna de ellas fue la palabra amor y mucho menos lo que significa.”

Lola Correa

“Qué estúpida es la vida y que doloroso es el recuerdo.”

-Lola Correa

Pesadillas

A veces me despierto después de haber dormido por horas y horas, pero sin haber descansado ni un segundo, son aquellos días que sueño en cómo me persigue, sé que es él por el terror profundo que siento dentro de mí en el sueño, a veces recuerdo su cara y a veces no, pero lo que jamás se me ha olvidado ha sido la sensación de que me está observando todo el tiempo, en mi vida habitual no es algo que pase por mi mente, he aprendido a vivir con el trauma, pero al parecer sigue tan clavado ese miedo en mi subconsciente que sueño con ello.

Me pregunto si alguna vez en mis sueños dejaré de correr y voltearé a clavar una daga en su piel hasta que deje de dolerme lo que llevo por dentro.

Autora: Lola Correa