Tumgik
#salto de fe
natss-blog · 7 months
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“I wish I had cancer. Or some other grand battle. Dementia, stroke, organ failure. If I lose those fights, I’m ‘brave’. BUT the thing I’m battling is my mind. And if I lose, they’ll just call me ‘weak’.”
-C
Parker S. Huntington
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mi-universo-poetico · 10 months
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- como sabré si estoy listo - Miles Morales.
- No lo sabrás, a veces tenemos que hacer cosas antes de sentir que estamos listos para hacerlas.
- De eso se trata Miles, un salto de fe.
• Peter Parker (spiderman un nuevo universo, 2018)
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ricardo367things · 1 year
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|Jhon Salta Por Primera Vez|
Nota del autor: el título es sólo una metáfora, no debe ser tomado de forma literal, espero que disfruten este one-shot.
— ¡El supertunek es solo una plaga que hay que eliminar, alguien que debe ser asesinado! — comentó un tunek del pueblo del sur, siendo apoyado por los demás residentes de aquél lugar; todos estaban de acuerdo en la idea de asesinar sin piedad al supertunek Wilker Morrison por sus interminables crímenes y destrozos.
En ese mismo lugar se encontraba pasando por ahí el tunek híbrido (tunek mitad humano, mitad cerdito) Jhon Wilson, el cual escuchaba todas las quejas de sus compatriotas en silencio; se notaba algo molesto por estas mismas quejas, si bien Wilker había cometido cosas graves, no había la necesidad de matarlo, Jhon cree que el supertunek puede cambiar, redimirse, corregir sus errores.
Afortunadamente logró encontrarse con alguien que estaba buscando, se trataba del tunek albino (tunek mitad humano, mitad ficha de juego) Thomas Infante, este estaba regresando del turno de noche, y estaba claramente cansado; por un instante Jhon dudó en lo que quería hacer, sin embargo, el tunek albino se dio cuenta de su presencia.  — Ah Jhon... ¿Cómo estás? ¿Necesitas algo?
— Sí, pero estás cansado, así que volveré en otra ocasión...  — Jhon estaba a punto de retirarse, pero la voz de su antiguo amigo/maestro (que ya estaba en sus 30) lo detuvo.  — No seas ridículo, siempre tengo tiempo para escucharte, incluso si estoy cansado.
Por un momento Jhon cerró la boca, estaba pensando en las palabras correctas para dirigirse a su amigo; estaba dudoso, cosa que fue notada por el mayor, segundos después el tunek híbrido decidió comenzar a explicar su inquietud.
— Recientemente he escuchado las palabras de todos nuestros iguales... y la verdad es que estoy en completo desacuerdo. Entiendo que Wilker está siendo un desgraciado en estos momentos, pero no creo que sea su culpa, siento que podemos perdonarlo, hacerlo razonar, hacer que vuelva a ser un buen hombre, no sé que opinas tú... — y como si los demás tunek hubiesen escuchado sus palabras, todos callaron de repente, para mirar con malos ojos al tunek híbrido, lo juzgaban, lo despreciaban por pensar de esa manera, incluso algunos comenzaron a murmullar cosas sobre él. Jhon se sentía avergonzado, humillado, pequeño...
Thomas por su parte miraba a su alrededor con una mirada irritada al darse cuenta del sufrimiento que estaba recibiendo su amigo en ese momento, y pedía a gritos su apoyo, lo entendía; por lo que ordenándole al menor que esperase unos segundos, entró a su casa, saliendo de esta con algo en sus manos.  — No te culpo por pensar así Jhon, de hecho, en cierto modo yo me siento igual, pero dadas las circunstancias, nuestra población se siente temerosa por esta situación.
El tunek híbrido bajó un poco la mirada para ver lo que tenía el tunek albino en sus manos, se trataba de un kimono de color rojo, era muy bello el diseño; sus ojos se maravillaron al ver esta prenda.  — Tanto humanos como tunek somos diferentes. Pero creo que a fin de cuentas eso es algo bueno, ambas razas tiene algo que la otra no tiene, y debe llegar el momento en el que estas dos razas convivan entre sí — la voz del tunek albino se mostró comprensiva e incluso tranquilizante; Jhon en esos momentos sintió como si le hubieran quitado un enorme peso de encima. 
Jhon se sorprendió al ver que Thomas estiró los brazos hacia su dirección. — Le pedí a un sastre hace mucho tiempo que te hiciera este kimono, tómalo como un regalo de mi parte, te lo mereces — el tunek híbrido sin perder mucho tiempo, agarró emocionado la prenda y se la puso con cuidado, le quedaba al toque, se sentía feliz, pero todavía se mostraba inquieto, por lo que con cierta seriedad le preguntó a Thomas lo siguiente.
— ¿Por qué soy tan diferente a ese pensamiento? 
...
...
...
...
...
— Tú todavía conservas algo que tanto humanos como tunek perdieron hace mucho...
— ¿Qué cosa?
...
— Humanidad...
Al escuchar eso, Jhon sintió como si el tiempo se hubiera detenido; quería hablar pero dejó que Thomas terminase su mensaje motivador.  — Tú tienes una capacidad de no rendirte jamás, incluso cuando te mandan al suelo varias veces, te sigues levantando, siempre estás dispuesto a ayudar a otros, incluso si te desprecian al rato; nunca recurres a la violencia, y eso es algo de admirar. 
Algunos de los tunek que escuchaban la conversación desde lejos, se mostraban disgustados con estas palabras, otros simplemente les parecía indiferente, pero otros al ver al muchacho con ese kimono rojo, sintieron una leve esperanza, sentían que detrás de aquél color rojizo aguardaba un símbolo de esperanza. — Tú puedes dar esperanza al mundo, una esperanza con la cual podrás hacer un gran cambio en todo el mundo, un cambio que podrá hacer un bien mayor — continuó diciendo Thomas con un tono de voz más tranquilo y orgulloso al ver las expresiones faciales que estaba formando el menor en ese momento.
El corazón del tunek híbrido se enterneció al escuchar eso de parte de Thomas, pero aún seguía dudando de sí mismo, por unos segundos bajó la mirada para encontrarse con sus manos, las cuales se abrieron para darle al tunek híbrido una mejor vista de estas. — Definitivamente te has vuelto más fuerte que yo, y estoy orgulloso por eso, puedes incluso volverte aún más fuerte — explicó Thomas con una leve sonrisa en su rostro, haciendo que Jhon volviese a levantar su mirada, esta vez hacia el cielo, solo para escuchar las siguientes palabras del tunek albino, las cuales lo llevarían a cometer un momento histórico en toda la historia tunek.
— Pero la única forma de hacer eso, es seguir probando y rompiendo tus límites — Jhon se quedó callado por unos momentos, con esas palabras ya estaba libre de toda duda, quería experimentar sus posibilidades, la adrenalina se apoderaba de él. Tomó un poco de aire, y flexionando sus piernas realizó un salto, pero un salto muy alto.
Jhon estaba en las nubes sintiendo el aire fresco en todo su cuerpo, comenzó a caer, y preparándose, tocó el suelo y volvió a saltar alto; luego una tercera vez; esta vez estaba un poco más alto, volvió a aterrizar en el suelo realizando otro salto, comenzó a caer una vez más, sin embargo, el tunek híbrido comenzó a concentrar mucha energía en sus piernas, y al momento de tocar el suelo, realizó un último salto, el cual lo llevaría muy alto.
Mientras ascendía, Jhon comenzaba a reír de emoción, estaba feliz, estaba disfrutando el momento, incluso llegó a notar que varios tunek lo estaban observando sorprendidos. Pero no todo es color de rosa, pues mientras caía, su piel palideció por completo; al ver que estaba a punto de chocar con una de las “Montañas de los Siete Picos”; el tunek híbrido trató de evitar esto, pero fue en vano, al momento de impactar con la montaña, esta se destruyó en gran medida.
Jhon debido a esta acción aterrizó forzosamente en el suelo provocando junto a los restos de la montaña un pequeño cráter en el suelo, más que una herida cualquiera, lo sintió como un duro golpe de realidad. Pero no se sintió triste por esto, al contrario lo hizo madurar en cierto modo. A pesar de que Thomas no estaba con él en ese momento, el tunek híbrido se sobresaltó un poco al escuchar sus palabras, mientras miraba algo pensativo al cielo.
— Tú le darás a la gente de este mundo, la esperanza que se perdió hace mucho tiempo...
El tunek híbrido comenzó a salir del cráter, comenzando a vagar por el lugar un rato, aunque todavía escuchaba las palabras de su amigo...
— Te conocerán...
Te juzgarán...
Te seguirán...
Tropezarán...
Caerán...
...
Fracasarán... 
Estas palabras hicieron que Jhon comenzara a estar muy melancólico, pues sus palabras eran muy duras y tenían algo de verdad detrás de ellas, pero de repente escuchó lo siguiente...
— Pero si tienes paciencia, con el tiempo, los humanos y los tunek se unirán, se convertirán en un solo ser, y te acompañarán con esa esperanza Jhon... Ámalos, protégelos, guíalos...
Jhon en ese momento cerró sus ojos, sintiéndose tranquilo una vez más; incluso una sonrisa calmada se dibujó en su rostro, de pronto sintió un presencia poderosa, al levantar la mirada, se encontró con el tunek alado (tunek mitad humano, mitad pájaro) Brad Figueroa, el cual lo estaba mirando con una cara de póker por el destrozo que había causado cerca de su casa, aunque segundos después regresó a su cabaña sin darle mucha importancia.
Estas palabras, hicieron que el tunek híbrido tuviese un objetivo muy claro, perdonar a todos aquellos que cometieron actos atroces, guiarlos y protegerlos, sin importar lo que hayan hecho.
Este momento años después pasaría a la historia tunek como un momento importante, pues la mayoría de estos seres denominaron ese mismo día (22 de febrero de 1996) como: “El Primer Salto del Tunek Híbrido...”
Fin.
Thank you for reading!!!
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somekindofapoetsdiary · 7 months
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13/10/23
De pie en el borde de un acantilado. Abajo: un océano furioso. Atrás: todo aquello que persigue. Adelante: el horizonte que susurra.
De pie en el borde de un acantilado y la posibilidad de un salto que parece inevitable. Una disyuntiva vital entre aquello que se acerca y el salto de fe que se escapa.
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Arriesgar el corazón por amar,
Un salto de fe entre
Corresponder o no.
-G
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caostalgia · 1 year
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Como si fuera una maldición.
Desde el risco más alto que da hacia el mar
Puedo, sin gran dificultad, saltar
Es así como pienso y veo la vida
Es jugar y lanzar la moneda
Un salto de fe es todo lo que queda
Seré un asesino diría yo
Queriendo vivir mi vida como si volase hacia el sol
Soy quien cae a través de las luces neón
Cristales y destellos
Están para adornar mi sueño que de seguro no es del montón
No es confidencial el camino
Ni el salto que doy hacía el futuro
En paz y en armonía
recuerdo momentos duros en mi espejo
Sería algo de lo que cualquiera escaparía lejos
Los corazones puros no mienten, aunque después arrepentidos queden perplejos
Along Buddha
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chico-vacio · 4 months
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¿será que me sentiré conforme con lo poco que tengo por el miedo o la incertidumbre que me generan los cambios? ¿me quedará estancada sin esperar más mientras veo y me reprocho porque los demás avanzan mientras yo quedo en el mismo lugar de siempre? ;
Si, te sentirás así siempre hasta que por iniciativa o a la fuerza, te animes a salir de tu zona de confort. Entender que los cambios no son tan malos, que siempre podemos sacarle provecho a las cosas que vengan, incluyendo las malas, y que no es el mundo el que tiene que cambiar, sino la forma en que vemos al mundo, para poder avanzar y especialmente sentir que estamos avanzando.
Pero nada de eso pasara, si no iniciamos, si no damos ese salto de fe.
El mundo tiene muchas cosas que merecen ser miradas, pero no podremos hasta que nosotros decidamos abrir los ojos; y muchas veces, todas esas cosas están mas cerca de lo que esperabamos que estuvieran.
Echale ganitas, si necesitas hablar, aquí ando.
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notasfilosoficas · 6 months
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“A un muerto hay que tratarlo como se trata a un dormido, a quien uno no se atreve a despertar, porque se abriga la esperanza de que algún día despierte por sí mismo”
Søren Kierkegaard
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Filósofo y teólogo nacido en Dinamarca en el año 1813, considerado el padre del existencialismo. (corriente filosófica que sostiene que la existencia precede a la esencia, que la realidad es anterior al pensamiento y la voluntad a la inteligencia).
Søren Kierkegaard nació en una acaudalada familia de Copenhague. Su padre, Michael Pedersen Kierkegaard, era un hombre muy religioso. Estaba convencido de que se había ganado la ira de Dios, y por ello creía que ninguno de sus hijos viviría más allá de la edad de Jesucristo, 33 años. 
Gran parte de su obra trata de cuestiones religiosas: la naturaleza de la fe cristiana, la institución de la iglesia, la ética cristiana y las emociones y sentimientos que experimentan los individuos al enfrentarse a las elecciones que plantea la vida.
Su tema central es que la existencia humana está llena de una sensación general de ansiedad, pecado y desesperanza, y que la única cura para esto es un acto de fe, un compromiso total con Dios. 
Consideraba que, para tener verdadera fe en Dios, uno también tendría que dudar de su existencia; la duda es la parte racional del pensamiento de la persona, sin ella la fe no tendría una sustancia real. La fe no significa aceptar las verdades reveladas por la autoridad de la Biblia o la Iglesia. La fe es un salto, un compromiso apasionado con uno mismo a algo que parece absurdo desde el punto de vista de la razón objetiva.
"Querer ser aquel que uno es verdaderamente, es lo opuesto a la desesperación". 
En su libro 'La enfermedad mortal' (1849), Soren Kierkegaard propone el autoanálisis como medio para comprender el problema de la "desesperación", que según él no procede de la depresión, sino de no encontrarse en comunión con la propia existencia.
Kierkegaard afirmaba que, mientras la concepción humana de la muerte es el fin, la concepción cristiana de muerte es meramente otra parada en el camino de la vida eterna. De este modo, para el cristiano, la muerte es nada que temer. La verdadera "enfermedad mortal", que no se describe como física sino espiritual, se deriva de no quererse a uno mismo.
Kierkegaard describió varios niveles de desesperación. El más bajo y común procede de la ignorancia: de la persona tiene una idea equivocada de lo que es el "yo" y desconoce la existencia la naturaleza de su yo potencial. La verdadera desesperación surge, según él, cuando aumenta la conciencia de sí, y los niveles más profundos de desesperación nacen de una aguda conciencia del yo unida a una profunda aversión hacia uno mismo.
Actualmente Kierkegaard es reconocido como una importante e influyente figura del pensamiento contemporáneo, sobrepasando los límites de la filosofía, la teología la psicología y la literatura.
Kierkegaard murió en noviembre de 1855, posiblemente por complicaciones derivadas de una caída cuando era niño. En el funeral de Kierkegaard su sobrino protestó por el hecho de que su tío estuviera siendo enterrado por la iglesia oficial Danesa, cuando él había dejado claro en vida que quería alejarse de ella, derivado de las multiples controversias que el tenia con ella.
Fuente: Wikipedia y ecured.cu
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desorden-en-letras · 1 year
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No eres eterno, pero tus saltos de fe cambiarán la memoria de aquello que eras para ser algo mejor.
-Ángel Iván Dguez A
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uchiha-hemy · 2 months
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La primera ilustración de la baraja de tarot Sakura en la que estoy trabajando. 🌸 Es una carta que habla de inocencia, pero también de ingenuidad, de dar un salto de fe, de ser espontáneo y actuar por impulso.
✨𝕮𝖗𝖉. 𝕬𝖗𝖙.:
https://x.com/wappameshii?t=JMh69lmdhE8v-3rFcSyrQQ&s=09
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#Presione_a_través
“Pedid y seguid pidiendo y se os dará; busca y sigue buscando y encontrarás; llama y sigue llamando y la puerta se te abrirá”. – Mateo 7:7.
En el capítulo cinco de Marcos, había una mujer que había estado enferma durante doce años. Los médicos no le dieron esperanza, pero escuchó que Jesús estaba de paso por el pueblo. Algo en el fondo de mi interior decía: “Esta es tu temporada. Este es tu momento de recuperarte”. En lo natural, cuando vio a todas las personas a su alrededor, pensó: “Nunca llegaré a Él. Está tan lleno de gente y yo soy débil”. Casi se pierde su temporada. Pero en lugar de insistir en esos pensamientos negativos, en lugar de mirar su situación, comenzó a recordarse a sí misma: “Si puedo llegar a Jesús, seré completa”. Tomó la decisión de dirigir sus pensamientos en la dirección correcta y se le permitió dar un salto de fe. Se abrió paso entre la multitud hasta que estuvo lo suficientemente cerca como para tocar el borde de la túnica de Jesús. Instantáneamente, ella fue sanada.
Jesús dijo en Marcos 5:34: “Hija, tu fe te ha sanado”. Note que es nuestra fe la que activa el poder de Dios. Tenemos que presionar a través de nuestros pensamientos, presionar a través de nuestras circunstancias, presionar a través de la multitud y los obstáculos hasta que lo toquemos.
Hoy, con cada paso que das, Dios se acerca más a ti. ¡Él se enfrentará a tu fe con Su poder milagroso para que puedas abrazar la victoria que te espera!
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camilo20c · 4 months
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¿ Alguna vez han roto un corazón ?
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“Al que ingrato me deja, busco amante; al que amante me sigue, dejo ingrata; constantemente adoro a quien mi amor maltrata; maltrato a quien mi amor busca constante.”
Al que ingrato me deja, busco amante (Sor Juana Inés de la cruz)
he cometido equivocaciones a lo largo de mi vida donde teniendo una sinceridad descarada me tienen sin cuidado la inmensa mayoría, sin embargo, hoy me pesan más que ayer.
Aunque me bastan los dedos de una mano para contar las veces que he despreciado un amor sincero son más de las que me gustas admitir.
El cariño es curioso, damos un salto de fe esperando encontrarnos con un cálido abrazo, un beso eterno o una promesa para toda la vida, pero como es sabido por quién ha vivido a la mala nos damos de cara contra la realidad.
En mi vida mayormente he sido el herido y me han condenado a muerte con una condena de olvido, no obstante también he sido verdugo no por placer si no por descuido.
No tengo reparo en decir que he roto corazones porque me arrepiento de cada uno de ellos. Pero soy cobarde y aunque condené su cariño a nunca ser correspondido no soy capas de pedirles disculpas, por eso, por este medio y como testigo quien me lea les agradezco amarme sin esperar nada a cambio, permitirme sentir su calidez su genuina preocupación, alegría y lujuria por mí; como es obvio no lo merecía y tampoco lo merezco, puede que en otra vida fuimos felices y entre promesas llegamos a ser uno.
A todas las víctimas y a todos los verdugos les recuerdo que el amor es ingrato y muchas veces le estregamos todo a quien por nosotros no tiene destinado más que sobras de atención, por eso y hasta que encontremos la otra punta del hilo rojo no tengan miedo de herir o ser heridos porque más vale una vida de dolores que sin amores.
Siempre suyo, Cristian Camilo
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sinfonia-relativa · 1 year
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El amor en estos días puede desmoronarse tan fácilmente. Vivimos en un miedo constante de ver al otro desenamorarse, vivimos con tanto miedo que apenas nos entregamos. Yo apenas me entrego. Con el temor de estrellarme en pedazos, he tenido tanto miedo de tener un salto de fe. Apenas quiero creer, apenas llego a un centímetro cerca de la línea, estoy ten cerca, tanto como para no cruzarla. Doy un paso adelante y me arrepiento y termino encerrándome en mis propios pensamientos, lo quiero todo y no quiero nada. Es tan abrumador vivir con secuelas de un corazón roto
Xaiper
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ephemeral--lovers · 5 days
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Que suerte ha sido conocerte, que enorme salto de fe confiarte mi vida, que bonito sanar de tu mano, que fortuna ha sido perder el miedo a enamorarme en tu mirada!
TRM
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lilietherly · 6 months
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[Fanfic! Newcob]
Omegacember.
Omega Jacob Kowalski/Alfa Newt Scamander.
Fluff.
Romance.
Rule 63. AU!Fem. Femslash.
Lindo y tierno, pero con resultados sexuales.
Los resultados sexuales ocurren luego de la narración.
Inspirado en fanart.
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¡Y ese fanart es este! Que no pudo haber sido dibujado por nadie más que por mi amada y siempre dulce @drunkenelevator 🥰, a quien yo espero no le moleste mi atrevimiento de escribirle una historia a su arte uwu, ¡pero juro que no lo pude evitar! Así como tampoco pude evitar que esta historia fuera ridícula y asquerosamente dulce. Estaba pasando por un mal momento y NECESITABA con mucha urgencia algo todo bonito-todo lindo, y así nació esta cosa; que es, además, el día 23 del reto Omegacember. No sé si seguir enfatizando en que esto es realmente cursi, porque no puedo hablar lo suficiente de eso jajaa, entonces, solo te desearé suerte, cariño, si decides leerlo uwu
* * *
Artemis salió de la tienda sin arrepentimientos luego de lo sucedido. Su buena señora, que seguramente la esperaba en casa con una comida caliente y una hermosa sonrisa en sus labios perfectos, nunca dio una señal que alentara la reciente acción de Artemis. Cierto es que, tal vez, le pedía hacer lo contrario.
A sabiendas, Artemis no se detuvo, permitió que el anhelo y su imaginación enamorada tomaran las riendas. Entró en esa tienda lujosa, hizo alarde de su apellido y, manejándose como las buenas Alfas solían hacer, sin dedicarle una mirada extra al hombre que le preguntó si debía esperar a su Omega, fue directo al hermoso vestido que se exhibía detrás de las cortinas espesas. Ella entregó los galeones, tomó la caja y salió de la tienda conservando los altivos gestos de quienes por mero deporte gastan su tiempo oliendo flatulencias.
Su rostro cambió unas calles después, conforme las dudas hacia su estado mental iban en acenso. No por completo arrepentida, —en realidad no se arrepentía en absoluto—, las dudas eran dirigidas a la reacción de su querida Omega. Mucho le había costado a Artemis el que le permitiera mantener las luces medio encendidas cada vez que hacían el amor, lo que ahora llevaba en esa ostentosa caja exigiría de la amada esposa un salto de fe muy lejos de sus límites.
Paciente como lo sería nunca con nadie más, Artemis jamás haría nada para evocar sentimientos negativos a su venerada mujer, no obstante, la simple idea de verla usando la prenda que resguardaba la caja, casi hizo desmayar a la Alfa. Jackie Scamander, de soltera Kowalski, a pesar de Artemis y el amor descarado que nunca tuvo la intención de esconder una vez resultó demasiado obvio, guardaba complejos irracionales, cuya fuerza, presencia temprana y escasa voluntad para luchar contra ellos una vez perdió a su familia, la volvieron susceptible, desconfiada, no merecedora.
Siendo en realidad preciosa, dulce y valiente; Artemis mucho tardó en comprender los motivos por la que su adorable Omega pretendía ocultarse bajo ropas indignas de su hermosura o porqué se removía incómoda entre los amorosos abrazos de Artemis. Jackie, sin saber explicarlo, y Artemis sin tener la menor idea, llevó antes a que la ignorante Alfa buscara prendas y otros obsequios para adornar, como lo merecía, de pies a cabeza a la hermosa diosa que aceptó su marca de unión. Apunto del llanto, la diosa le preguntó cuál era el objetivo de su burla.
Artemis lo entendió entonces, y desde entonces, dio inicio la cruzada de la Alfa para colocar en las alturas esa cabeza de suaves risos castaños, justo en el lugar a donde pertenecía. Hacía tan solo un año de eso, recordarlo disminuía de las peores formas la fuerza en la decisión de su última compra. La imagen de la forma en que se podría ver su Omega, no obstante, aún retenía cualquier señal de arrepentimiento.
La Alfa tenía un plan, por supuesto.
Difícilmente la Omega aceptaría su obsequio si llegara a entregárselo directamente, Artemis lo sabía. Evitándolo y habiendo aprendido de los errores, previo a la inevitable compra, hizo un par de adquisiciones extra y luego una reservación para el día siguiente en el restaurante favorito de su buena señora. Lugar en donde servían exquisitos postres y que carecía de la tendencia a darle los peores lugares a Omegas Sangre Impura, siempre que sus Alfas pagaran adecuadamente o tuvieran tras sus nombres el apellido correcto, detalle que Artemis seguiría feliz de ocultarle a Jackie.
Dicho el anuncio sobre el lugar de la cena de mañana, y tras el incansable trabajo de Artemis para convencer a su Omega de que bajo ninguna circunstancia la haría repetir un vestido en cada visita, dejaría a la linda esposa sin opciones. Ella lo comprendería de inmediato, reconocería que su Alfa ya guardaba en algún lugar un nuevo vestido, la besaría y, con suerte, harían el amor antes de revelar el contenido de la caja. Los nervios provocarían que Artemis le entregara primero los complementos que, esperaba, reforzaran el ánimo de su Omega, suavizando el impacto del protagonista y dándole mayores oportunidades de un visto bueno.
Suspirando, Artemis se detuvo en un callejón, mirando hacia los lados procuró que nadie la observara y, caminando al fondo, abrió la maleta marrón, con un suave movimiento de la varita guardó en él la caja, justo a un lado de las otras. Se acomodó los cortos risos, se alisó el abrigo azul y tomó un respiro profundo, con todos los pensamientos positivos en la mente, se Apareció justo frente a la puerta de su piso.
No abría la puerta y ya los encantadores aromas de la comida y su amada esposa colmaron sus sentidos, erizándole la piel. Pequeños tacones, que resonaban paseándose en la cocina, la recibieron nada más entrar; se detuvieron al escuchar la cerradura y poco tardaron en caminar hacia ella. La señora Scamander recibió a su Alfa con una sonrisa de delicados labios rojos. Artemis se abrazó a su cintura, inclinándose a su altura la besó tiernamente, aunque sin el cuidado necesario para no mancharse con el labial.
—Lamento haber tardado tanto, bonita, los clabberts sí estaban en época de apareamiento y capturarlos fue doblemente complicado —se excusó al ver a la Omega usando su bata por encima de los hombros, lo que hacía de extrañar el aroma de su Alfa si llegaban a separarse un lapso mayor a lo planeado.
—Esta bien, cariño, lo supuse después de que lo mencionaste —dijo Jackie, sosteniendo la mano de su Alfa y llevándola a la cocina—. Casi nunca te equivocas con los cálculos de las épocas reproductivas, así que comencé con la cena un poco más tarde.
Artemis la siguió tras colocar en su lugar la maleta, les dio suficiente comida a los recién llegados, así que los dejaría descansar esa noche, pues si se mostrara de nuevo ante ellos, luego del estrés de la captura, provocaría reacciones que mucho le costaría tranquilizar. De camino a su propia cena, Artemis se maravilló con el vestido midi de Jackie al haberse deshecho de la bata. Los sueltos pliegues, que si bien lograban esconder las generosas nalgas de su señora y a su vez casi el total de sus piernas hasta los tobillos, aún podía apreciar debidamente el vaivén de sus caderas, lo perfeto que andaba en sus tacones y, arriba, el cómo la tela suave arropaba esa cintura. Inevitablemente le provocó un suspiro.
Sin poder resistirlo, Artemis se abrazó a su Omega, lo que dificultó el avance de las dos a la cocina. Jackie sonrió cantarina, acariciándole la nuca al sentir la punta de una ávida nariz olisqueándole el cuello. Artemis repartió pequeños besos en cada centímetro de piel descubierta por el amplio escote, maravillándose a su vez de la vista en el interior que le entregaba su favorable altura.
—Te extrañé.
—¿Demasiado público? —preguntó Jackie con sabiduría.
—Demasiado ruidosos también, y todos tenían un consejo experto sobre lo que debía hacerse con los clabberts.
—Ya veo, ¿debería quitarme los zapatos? —Artemis aumentó la fuerza de su abrazo.
—No, eres adorable en ellos, además, hacen un sonido reconfortante.
Ellas tenían un comedor, por supuesto, aun así, siendo únicamente dos, solían comer siempre en la mesita de la cocina, en donde al ser uno de los lugares predilectos de la Omega, su aroma resaltaba incluso en su ausencia. Ocupando su respectiva silla, Artemis se preguntó cuánta influencia tuvo el estresante día en su decisión de comprar aquella prenda para su esposa, lo que regresaba una parte de las dudas. Es decir, pese a que el vestido llamó su atención desde un par de semanas atrás, consideró que resultaba en exceso atrevido para el nivel en que su diosa era consciente de su divinidad. Quizá, si bien no se arrepintiera de la osadía, aún nada la disculparía por tomar esa decisión impulsada por el estrés.
La comida y la charla afable, espléndida como siempre, llenó el estómago y el corazón de Artemis, colmando los pensamientos inquietos de paz; de nuevo agradecía en silencio la oportunidad de compartir un momento tranquilo con su Omega. Al terminar, usó un hechizo simple para lavar los utensilios y platos sucios.
—¿Vamos al sofá? —Jackie le sonrió, asintiendo al reconocer la petición indirecta para abrazarse y hablar un poco más.
La ayudó a descalzarse los zapatitos y a que el vestido no se arruinara al acostarla contra el respaldo del sofá, donde fue tras ella al deshacerse de sus zapatos y calcetas. La acorraló con su cuerpo y el brazo derecho alrededor de su cintura, ofreció el brazo izquierdo como almohada y acercó su rostro para besarla lenta y tiernamente. La hermosa Omega suspiró, correspondiendo, sintiéndose segura en el apretado abrazo de su Alfa; que como cada noche le recordaba el lugar a donde pertenecía, que la cuidaría y besaría y que cumpliría sin dudar su responsabilidad para con su Omega.
—Hay algo que no me has dicho —aseguró Jackie, leyendo una travesura en los ojos de su Alfa.
—Es… Yo… Creí que… —tartamudeó Artemis, evitando la mirada inteligente de su esposa. Ella la besó un par de veces, apaciguando su nerviosismo de la manera más efectiva—. Lo adivinaste en cuanto llegué, ¿verdad? —Su Omega le sonrió tímidamente, aceptando la acusación.
—Lo siento, quería esperar hasta que estuviéramos en la cama. —Artemis frunció los labios, suspirando derrotada.
—Esta bien, dulce, es mejor hacerlo ahora. Pensé en invitarte a cenar, como celebración por una captura sin víctimas. Mañana, en… —no completó la frase a propósito, dedicándole a su Omega los gestos suficientes para que ella lo adivinara, y naturalmente, su preciosa esposa lo comprendió al instante, agitándose alegremente entre sus brazos.
—¡Claro que sí, amor! —Jackie hizo llover una ráfaga de pequeños besos en el rostro de su esposa, deteniéndose no mucho después, su rostro cambiando a un gesto de duda—. Oh, pero no tengo nada que… —Nuevamente, Artemis respondió sin decir nada, obteniendo el mismo resultado de ojitos brillantes y una sonrisa que podría detenerle el corazón—. Tú… Alfa maravillosa…
Los besos se renovaron con especial ternura y agradecimiento. Jackie le acariciaba las mejillas, los hombros y la espalda, suspirando y susurrando su nombre como si Artemis fuera digna de sus mimos o de siquiera encontrarse bajo la atención de sus ojos enamorados. Una vez los exquisitos labios de su esposa lograron hincharse y casi todo su color rojo terciopelo se debía a las atenciones recibidas, Artemis le preguntó:
—¿Quieres verlo? —Jackie asintió, riendo.
—¿Qué clase de pregunta es esa, cariño?
Con piernas temblorosas, Artemis bajó del sofá y caminó hacia la maleta, conforme se alejaba de su esposa las dudas regresaban. Extrajo los obsequios cuidadosamente, colocando la caja principal en la base de la pila, así, aún si se trataba de lo que llamaba toda la atención, la buena señora Scamander examinaría primero las demás. Inhaló cuanto pudo y regresó a la sala, casi conteniendo la respiración, gritos internos advirtiéndole que su Omega leería de inmediato si algo iba mal a menos que controlara su rostro y el probable aroma a estrés que comenzaría a dispersar. Al final, ya que su esposa no lo mencionó, supuso que lo había conseguido.
—¿Bebé, por qué hay tantas cajas? —Le cuestionó la Omega, sin fingir que la cantidad de obsequios no le agradaba.
—Puede que me haya emocionado un poco... —Tras una amorosa mirada de reproche, Jackie esperó impacientemente a que las cajas fueran instaladas en la mesita para café—. Aunque no es mi culpa en absoluto, solo pensé en ti y..., cuando me di cuenta, ya estaba hecho. —Eso último le ganó un beso y una dulce promesa contenida dentro del abanico de espesas pestañas.
Sentándose a su lado, Artemis le entregó a su esposa la primera caja, antes de ceder a sus impulsos. Pequeño y rectangular, de color dorado, no precisaba de un pensamiento complejo para saber lo que contenía, ello no redujo la sorpresa en el adorable rostro de Jackie. El collar, de apariencia simple, fue acariciado de manera reverente. La Omega sostuvo la banda recubierta de oro que abrazaba en el centro una brillante piedra roja como el fuego. No era un collar creado para ensalzar la marca de unión, sin embargo, desde que lo vio, Artemis supo que nadie sino a su Omega sería capaz de lucirlo.
—A-Artemis, esto es…
—Hermoso, como tú, y serás feliz de usarlo mañana —completó Artemis, acariciando la cintura y la cadera de Jackie. Ella, sonrojada, devolvió el collar a su caja, asintiendo sin decir palabra.
Los siguientes obsequios, para fortuna de Artemis, tuvieron reacciones similares. Lo que advertía a su vez el positivo avance en la confianza de su esposa y la aceptación del innegable lugar que merecía como la Omega y la esposa de Artemis Scamander. No es que importara, al fin y al cabo, si decidía no vestir con la ropa lujosa que la Alfa adquiría para ella, siempre que la hermosa mujer fuera consciente de su belleza, cualquier prenda con la que deseara cubrir su cuerpo sensual, Artemis estaría feliz de complacerla hasta el final de sus días.
En tanto alguna decisión ocurriera, la señora esposa continuaría, como ahora, abriendo pequeñas cajas de pendientes, brazaletes y anillos; o cajas medianas, con medias de ceda, atrevidas bragas y sostenes, zapatos, guantes y sombreros. Cada pieza seleccionada para hacer resaltar lo que resguardaba el último obsequio.  Llegado el momento, pese a que el rostro de Artemis ya había sido limpiado cuidadosamente por el sedoso pañuelo de Jackie luego de cubrirlo con marcas de besos, tal parecía, las muestras de afecto apenas resultaron suficientes para ayudarle a controlar cualquier señal de estrés que pudiera reflejarse en su aroma, su rostro o en el lazo que unía su alma a la de su esposa.
La caja grande, admirada por ojitos de dulce chocolate derretido, hizo latir el corazón de Artemis, dándole la fuerza necesaria para no arrepentirse. Lentamente, esas manos que nunca se cansaría de adorar, retiraron la pesada tapa. Artemis tragó con fuerza ante el inusitado silencio que ahogó la habitación. Intentó leer alguna emoción que la alcanzara a través del aroma o el lazo de unión, y al igual que mirar el dulce rostro o el movimiento de su cuerpo: nada obtuvo. Cierta sensación desagradable comenzó a nacer en el fondo de su cráneo al verla levantarse, despacio y sin apartar su atención del vestido.
Vestido rojo como sangre fresca, de seda tersa y falda que permitiría un arrastre distinguido, de tirantes y pronunciado escote, que fue sostenido por las cuidadosas manos de Jackie. Paralizada en su lugar, Artemis comenzó un silencioso golpecito de su pulgar contra el asiento vacío a su lado, sin notarlo, mordió su labio y agitó un pie. Pronto, el corazón se le saldría por la garganta.
—Yo…yo. Oh, Artemis.
—Puedo devolverlo, si lo odias, no tienes que… —Silenció al instante lo que pretendía ser una disculpa, advirtiendo cómo sus primeras palabras hicieron que la Omega abrazara su vestido. Ella, sonrojada y estudiando la repentinamente interesante alfombra, tardó un largo minuto en hablar.
—Me encanta, cariño, es hermoso, y no quiero que te lo lleves, pero… —Artemis supo enseguida lo que debía hacer. Siempre que a su esposa le gustara, tenía las herramientas para detener los malos pensamientos y que lo aceptara al cien por ciento. Una de ellas serviría muy bien para la ocasión.
Renovado su ánimo por su buena compra, Artemis atrajo a su hermosa Omega abrazándose a sus amplias caderas. Le dejó en el estómago un tierno beso y, restregando ahí su mejilla, miró hacía arriba con los ojos más grandes y brillantes que una Alfa podía lograr. La respuesta, casi inmediata, resonó en la habitación en la forma de una risa maravillosa y cálida. El feliz aroma de espeso caramelo se expandió como una nube, aturdiendo los sentidos Alfa de Artemis, que reaccionó a lo feliz que hacía a su Omega, cumpliendo su papel de Alfa; se esforzó en mantener los gestos y no devorarla como lo merecía.
—Esos ojos de cachorro deberían ser ilegales —susurró Jackie antes de sellar sus labios contra los de su Alfa. Artemis, una clara ganadora en todos los sentidos habidos y por haber, no pudo contenerlo otro segundo, dirigió el beso a una dirección que su linda esposa comprendió y que no dudó en aumentar.
—Pruébatelo —gruñó Artemis, ahora de pie, masajeando la espalda de Jackie, obligándose a no ir hacia abajo—. Por favor, Omega, pruébatelo… —Jackie, que no estaba mejor, deteniendo todo intento de guiar sus manos a esa zona que declaraba con firmeza cuánto la deseaba, negó la orden de su Alfa.
—Así es como has arruinado la mitad de mis vestidos… —Artemis comenzó a lamer la piel de su cuello—… ¡Mmh! No…, no te dejaré hacerlo… No con este… Oh, Alfa…
Aquellas últimas palabras suspiradas derrumbaron el poco autocontrol de Artemis.
El vestido salió ileso…
Al menos esa noche.
* * *
Amor, sabes que soy una puerca, una puerca romántica, pero una puerca al fin y al cabo, por lo que no pude y nunca podría haber evitado darle a esta pequeña historia un final ligeramente sexi 😏... Además, ese smut con una Alfa femenina esta cada día más cercano y, creo, debo tener más experiencia escribiendo Alfas femeninas antes de lanzarme a una tentación como esa 🥴 Entonces, por mucho que me haya costado, terminé aquí esta historia y solo dejaré lo que sucede luego a tu imaginación 🌈 Me voy, gracias por leer, ¡te amo muchooooo! ❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥
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ax-dark · 9 months
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Esta cabron no hacer caso a la razón, que te dice dile que no, esto saldrá mal y vas a sufrír, porque ante ella eres vulnerable, esos ojos te darán problemas a futuro, no eres capaz de decirles que no. Y está cabron porque gana el corazón y le dices que si sabiendo que las probabilidades estan en tu contra, y aún sabiendo el resultado dice que si, y termina ocurriendo lo que ya sabía que ocurriría, pero tenía que dar un salto de fe y me equivoque y en el fondo del precipicio ya esto y haora ver como salir, solo sin ayuda. Y pensar que con un simple no, no estaría aquí esta muy cabron, pero el estúpido le iso caso el maldito corazón. Ya no vuelvo a confiar en ti.
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