Tumgik
#entrada dorada
wgm-beautiful-world · 10 months
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Golden Gate at night, Kyiv, UKRAINE
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belencha77 · 1 month
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CAPITULO 05. NOCHE ESPECIAL
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Luego de recibir la ayuda de Anita con el maquillaje, era el momento de encontrarme con Maxwell. Salí con calma por el corredor, tratando de recordar la ruta hacia las gradas principales. Al localizarlas, bajé rápidamente y noté que en la parte inferior ya se encontraba Maxwell, luciendo un impresionante traje negro con detalles de rosas rojas y una máscara dorada que cubría solo uno de sus ojos.
|| ¡Wow! Ri... ¿Riley? ¿Eres tú? || Preguntó, con la boca abierta, incapaz de apartar la vista de mí. Cuando me acerqué y me detuve frente a él, hice una pequeña reverencia || ¡Te ves increíble, mi flor! ¡Liam no podrá apartar los ojos de ti! Y eso es precisamente lo que queremos. Dime, ¿cómo te sientes? ||
|| Honestamente, un poco nerviosa por ver a Liam. ¿Y si no está contento de que haya venido hasta aquí? ||
|| Riley, conozco a Liam desde que éramos niños, y nunca lo había visto mirar a nadie como te miraba a ti. Estará encantado, lo prometo || Mi sonrisa se ensanchó, deseando sinceramente que Maxwell tuviera razón. || ¿Preparada para esto? ||
|| Más que nunca || Respondí con una sonrisa firme.
**
Maxwell me condujo con gracia hasta las majestuosas puertas del amplio salón. La ansiedad creció en mí al observar cómo se abrían. Inclinándose, Maxwell susurró en mi oído:
|| Dado que careces de un título y la Casa Beaumont te respalda, técnicamente podrías ser considerada una Dama. Lady Riley... Uhh... || De repente, se detuvo, fijando su mirada en la mía. || Por cierto, ¿cuál es tu apellido? ||
|| Brown… Soy Riley Marie Brown ||
|| Perfecto... Olvidé preguntarte eso... Muy bien, entonces, cuando sea tu turno, dile al heraldo que eres "Lady Riley Brown de la Casa Beaumont" ||
Cuando las puertas del espléndido salón de baile se abrieron, Maxwell y yo hicimos nuestra entrada con cautela. Me agarraba a él como si mi existencia dependiera de ello, mientras todos parecían observarnos en un silencio expectante.
|| LORD MAXWELL BEAUMONT || anunció el heraldo, volviendo luego su mirada hacia mí, esperando mi presentación. Le indiqué cómo debía ser anunciada, y él asintió con la cabeza: || LADY RILEY BROWN DE LA CASA BEAUMONT || pronunció y junto con Maxwell comenzamos a avanzar hacia el salón.
Mi corazón latía con una intensidad abrumadora, mezclando diversas emociones. El lugar era tan magnífico como lo había imaginado. Muchas miradas estaban fijas en mí, pero, a pesar de mi búsqueda ansiosa, no pude encontrar a Liam entre la multitud. De repente, Maxwell percibió mi inquietud.
|| Tranquila, pronto lo verás... Aún no ha llegado. Pero dime, ¿qué opinas? || preguntó Maxwell.
|| Es como un sueño hecho realidad, honestamente || le confesé, dejando que mis ojos reflejaran mi asombro. Maxwell, lleno de calma, me dijo:
|| Me alegro de que lo sientas así. Mira, pequeña flor, necesito hablar con Bertrand por un momento. ¿Te sentirás cómoda sola? Solo... intégrate || guiñó su ojo antes de perderse entre la multitud. "Está bien, lo haré", me dije a mí misma. Observé el salón en busca de alguien conocido y noté a Drake, el gruñón mejor amigo del príncipe, parado en un rincón. Me dirigí hacia él, y mientras lo hacía, asintió con la cabeza y realizó una pequeña venia, como si no reconociera quién era.
|| Buenas noches, mi Lady || saludó con cortesía.
|| Vaya, vaya, ¿así que tienes modales? || le solté en tono sarcástico.
|| ¿…Riley? ¿Eres tú? || contestó, visiblemente desconcertado, recorriéndome con la mirada de arriba a abajo.
|| Sí, soy la misma... ¿No me reconociste?... ||
|| No es eso... simplemente me tomaste por sorpresa. Además, luces diferente a la primera vez que te vi || hizo una pausa, tocando nerviosamente la parte posterior de su cuello, hasta que finalmente soltó || Te ves... te ves muy bien esta noche || Asentí con una sonrisa. No esperaba que los cumplidos fueran el fuerte de Drake.
|| ¿Drake? || exclamé sorprendida || ¿Fue eso... un cumplido? ||
|| No... en absoluto. No te hagas ilusiones ni permitas que se te suba a la cabeza ||
|| Está bien, pero supongo que es una buena señal que no me reconocieras de inmediato. Tal vez tenga la oportunidad de encajar sin problemas ||
|| No te vuelvas demasiado engreída solo porque puedas adaptarte a la etiqueta. Aquí, los forasteros no son precisamente bien recibidos, especialmente alguien que está aquí por el príncipe. La alta sociedad no te considerará uno de los suyos solo por participar en estas elegantes festividades. Recuerda que eres una plebeya, y aunque puedas aparentar, no garantiza que serás bienvenida. ¿Lo comprendes? ||
|| Vaya, Drake, no puedo creer que estés aquí, desplegando todo ese encanto tuyo || Rodé los ojos ante su comentario, y Drake soltó una risa irónica.
|| En comparación con la mayoría aquí, soy tu mejor amigo ||
|| Con esos amigos, ¿quién necesita enemigos, ¿verdad? || Le dije y esbozó una sonrisa ligera || Pero mira, comprendo que tengas tus reservas acerca de la gente de aquí, ya que los conoces mejor que yo. Sin embargo, no es necesario que me infundas tanto miedo solo por estar aquí ||
|| No estoy siendo un idiota, solo intento ayudar || Y solté una pequeña risa sin querer.
|| Vaya, Drake, qué manera tan peculiar de ayudar, ¿no es así? ||
|| Soy brutalmente honesto, eso es todo. Lo que me hace difícil soportar a los ingenuos como tú ||
|| No me considero ingenua... así que más te vale no llamarme así || Crucé los brazos, enfrentándolo con la mirada.
|| Vaya, vaya... parece que a la forastera le gusta un buen desafío. ¿Sabes? Eso podría llevarte lejos, si tienes suerte, claro. Aunque no te hagas ilusiones, no te darán la bienvenida con los brazos abiertos ||
|| ¿De verdad? Hasta ahora todos los que he conocido han sido muy amables y acogedores || encogí los hombros mientras lo miraba || Bueno, excepto tú, claro ||
|| Puede que parezca así, pero todo es parte de una fachada. Actúan de maravilla. Estos nobles no son tus amigos y nunca lo serán. Como te mencioné, eres una forastera y ahora, además, competencia; por ende, te conviertes en su enemiga. Créeme, no te desean aquí ||
|| Drake, ¿cómo puedes expresar cosas tan negativas? ¿No tienes amigos nobles también? Maxwell parece pensar lo contrario; él te considera su amigo, ¿no? ||
|| Mi lealtad se limita a Liam; no estoy aquí por ningún otro motivo. Maxwell no es precisamente mi amigo. Créeme, no conoces a ese tipo como yo; toda su familia es un teatro. No tienes la oportunidad de que te orienten en lo que viene. Están haciéndote perder el tiempo, y ellos también están perdiéndolo, al igual que Liam || dijo, cargado de rencor y amargura. Al escuchar sus palabras, sentí como si me hubieran dado un golpe en el estómago. Drake puede ser muy despiadado.
|| Bien, aprecio tu franqueza, Drake. Pero lo que no acepto es que hables así de Maxwell. Puede que no sea tu amigo, pero eso no te da derecho a expresar esas cosas ||
|| Como mencioné, no lo conoces lo suficiente. Solo estoy siendo honesto acerca de la realidad. Si no puedes manejar escuchar esas cosas, entonces quizás no aguantes mucho tiempo aquí ||
|| Drake, no deseo seguir escuchando tu amargura. Que tengas una buena noche || Giré sobre mis propios pies para alejarme de él, pero al hacerlo, casi choco con una encantadora pelirroja que llevaba una máscara de pavo real y de repente se acercó.
|| Vaya, vaya, miren quién está aquí. ¿No deberías estar en el granero o ahogando tus penas en una botella de whisky, plebeyo? || Se burló de Drake, de esto es lo que debe haber estado hablando Maxwell.
|| Olivia, siempre es un placer verte || Con renuencia, Drake asintió con la cabeza, claramente esquivando la burla.
|| Drake, espero que no te importe, pero insisto en robarte a este hermoso ángel || Exclamó la pelirroja, a lo que Drake levantó las manos inmediatamente.
|| Por favor, hazlo… Me haces un favor || Respondió Drake. Puse los ojos en blanco, contenta de seguir a la pelirroja lejos de él mientras unía mi brazo con el suyo y nos alejábamos.
|| ¡Gracias por la ayuda! ¡Me has salvado! || Le expresé mi agradecimiento mientras ella me sonreía.
|| No hay problema, cariño. Parecía que estabas en apuros y necesitabas ayuda. Soy Lady Olivia Vanderwall Nevraskis, Duquesa de Lythikos || se presentó con formalidad || ¿Eres tú Lady Riley Brown de la Casa Beaumont? Pensé que conocía a todos en la corte, pero tu nombre no me suena. No pensé que fueras parte de los Beaumont ||
|| Oh, eso es porque no soy de la corte ni soy noble… Soy de Nueva York. Acabo de llegar a Cordonia, y Maxwell Beaumont, junto con su hermano, me están patrocinando || le expliqué con una sonrisa cortés.
|| Mmmm, ya veo. Qué bien, entonces, como eres nueva en la corte, permíteme darte un pequeño consejo. Cuando te presenten ante el Rey, debes besar sus pies al hacer la reverencia || Me aconsejó con amabilidad, pero sinceramente, no creo ni una sola palabra de lo que acaba de decir. No es que sepa mucho de la nobleza, pero he escuchado algunas costumbres inusuales y esta no creo que sea una de ellas. La miré atentamente para que continuara hablando || Esa es una costumbre muy importante en Cordonia, así mostrarás profundo respeto y reverencia hacia la Monarquía. Eres afortunada de que te haya advertido, de lo contrario, harías el ridículo frente a todos ||
|| Suena un tanto peculiar, pero agradezco tu consejo, Olivia || Sin embargo, antes de que pudiera terminar mis palabras, divisé a lo lejos a Maxwell corriendo hacia mí || Oh, mira... Ahí está Maxwell. Si me disculpas || Realicé una pequeña reverencia con la cabeza y me alejé de Olivia, interiormente agradecida de que Maxwell hubiera aparecido.
|| ¡Riley! Te estuve buscando por todos lados... El príncipe Liam ya está aquí... ¿Lista para verlo otra vez? || Me dijo y de repente, mi corazón dio un vuelco de emoción solo con la mención de su nombre. Miré al otro lado del salón y allí estaba él, imponente como siempre, vestido con un esmoquin negro y una máscara plateada que cubría sus ojos. Dirigía sonrisas a todos, mientras echaba un rápido vistazo a la habitación. Su presencia irradiaba calidez; incluso yo podía sentirlo.
Estaba junto a su padre, pero parecían ser mundos aparte. Sí, se veían aparentemente similares, pero el rey parecía bastante... distante. Transmitía una seriedad y no tenía el brillo en sus ojos que caracterizaba a Liam. Liam tiene un magnetismo innegable. Los nervios me invadieron. Me volví hacia Maxwell, llena de ansiedad y nervios.
|| Maxwell, estoy tan nerviosa ||
|| Tranquilízate, mi querida flor, todo saldrá a la perfección || Suspiré al escuchar las reconfortantes palabras de Maxwell y ajusté los pliegues de mi vestido. Volví la mirada hacia Maxwell, quien me dedicó una sonrisa cálida || Fantástico, parece que ya están preparados para recibirte. En primer lugar, debemos presentarte al Rey Constantino. Necesitas causar una gran impresión para que te considere digna de su hijo. Luego, llegará el momento crucial de hablar con Liam ||
A pesar de que los nervios seguían presentes, las palabras y la confianza que Maxwell depositaba en mí me brindaban calma, disipando parte de la ansiedad. Recordé el peculiar consejo de Olivia sobre besar los zapatos del Rey, pero decidí dejar de lado esa sugerencia. Caminamos juntos hacia donde se encontraba el Rey, sentado en su trono. Maxwell aclaró la garganta para llamar la atención del Rey, quien nos miró y le dedicó una cálida sonrisa.
|| Su Majestad Real || Maxwell hizo una pequeña reverencia y, al incorporarse, colocó su mano en la parte baja de mi espalda || Permítame presentarle a Lady Riley Brown, de la Casa Beaumont ||
|| Por supuesto || Exclamó el Rey, levantándose de su trono para mirarme con gran expectación. Incliné mi cuerpo hacia adelante y realicé una pequeña reverencia con la cabeza, siguiendo el ejemplo de Maxwell.
|| Su Majestad || Cuando me enderecé, él aún mantenía la misma sonrisa en su rostro || Un placer conocerlo ||
|| Encantado de conocerla también. Es un placer ver a la aspirante que la casa de Lord Maxwell ha escogido, y si se me permite decirlo, ¡usted es extraordinaria! Ciertamente, es la dama más hermosa que he visto esta noche, y seguro que hay varias bellezas con nosotros, así que eso es decir mucho || Dijo el Rey, sonriendo cálidamente entre Maxwell y yo.
|| Gracias, su Majestad. Usted es demasiado amable || Le devolví la sonrisa mientras me enderezaba.
|| Espero que puedas disfrutar el tiempo aquí en Cordonia, siéntete como en casa || Asintió el Rey.
|| Gracias nuevamente, Su Majestad || Respondió Maxwell mientras me conducía hacia Liam.
|| Vaya, el Rey parece agradable || Exclamó.
|| Claramente está deslumbrado por ti, mi flor, como lo estaría cualquier hombre con ojos || Me dijo Maxwell || Pero sí, el Rey es una persona agradable. Es mucho más fácil de impresionar que la Reina Regina. Ahí es donde tenemos nuestro trabajo por delante || Genial… Sin presiones, exclamé dentro de mí || Pero no te preocupes || Me dijo dándome unas palmaditas en el hombro para animarme, aunque sinceramente, creo que logré una entrada respetuosa ante el Rey || Eso no es algo de lo que debamos preocuparnos esta noche ||
**
Avanzamos juntos hacia la fila donde las demás chicas esperaban para hablar con el Príncipe. Mientras aguardábamos nuestro turno, Maxwell y yo compartíamos risas y conversaciones animadas. La actitud positiva de Maxwell siempre lograba aliviar mis nervios. Aunque solo llevábamos unos pocos días de conocernos, su presencia ya era reconfortante.
Poco a poco se acercaba el momento en que estaría frente a Liam. Mi corazón latía con fuerza, y la ansiedad por volver a hablar con él aumentaba. Maxwell, con su característico tono bromista, me animó antes de enfrentar mi oportunidad con Liam.
|| Muy bien mi Flor ponte fuerte. Ha llegado tu gran momento. Esta es tu oportunidad con Liam, ¡Ve por tu príncipe, tigresa! || dijo golpeando suavemente mi hombro.
Me encaminé hacia Liam con una mezcla de emociones. Ahora sola, me dirigí hacia él con una avalancha de sensaciones. Estaba a solo unos metros de distancia, observándolo hablar con otra dama. Vestía un traje plomo y una máscara plateada que realzaba sus hermosos ojos azules. Recordé lo atractivo que era y cómo su colonia embriagadora resaltaba en el ambiente.
La dama se retiró, y aproveché el momento para respirar profundamente. Liam giró su atención hacia mí, mostrando sorpresa y, al mismo tiempo, complacencia. Una gran sonrisa se formó en su rostro, y supe que este encuentro sería especial.
<<<Punto de Vista de Liam>>>
|| Buenas noches, Su Alteza || saludó la mujer que capturó mi atención durante la velada. Realizando una ligera reverencia, se detuvo frente a mí y me dedicó la más cálida de las sonrisas.
|| Buenas noches, mi Lady. ¿Eres acaso el hermoso ángel que vi en el salón hace un rato? Esperaba volver a verte || Sin quererlo, percibí que mis mejillas adquirían un tono rosado claro.
|| ¿Así? ¿Entonces he llamado tu atención? || me respondió. ¿De dónde conocía a esta mujer? me pregunté a mí mismo.
|| ¿Cómo evitarlo? Eres realmente hermosa || Tomé su mano y la llevé a mis labios, depositando un suave beso en su dorso.
|| Es muy amable, Su Alteza || A pesar de llevar un antifaz, noté cómo sus mejillas se sonrojaron cuando mis labios rozaron el dorso de su mano. Luego, tomé una de sus manos, pero al sentirla, algo en ellas captó mi atención. No sé por qué, de repente, pensé nuevamente en Riley || ¿Hay algo malo con mi mano? || Me pregunto curiosa.
|| En absoluto, es simplemente que tu mano... se siente tan... familiar || Hice una pausa y luego me sumergí en la mirada de esta misteriosa dama, cuyos ojos verdes eran casi idénticos a los de Riley || Tus ojos... Me recuerdan a alguien. Pero no puedes ser esa persona, porque ella está muy lejos de aquí ||
|| ¿Muy lejos? ¿Puedo preguntar quién es? || me dijo, inclinando su cabeza ligeramente. De pronto, la tristeza se apoderó de mí ¿Por qué no puedo dejar de pensar en Riley? Reacciona, Liam, debes empezar a conocer a todas las damas.
|| No importa, perdóname. No es apropiado decir esas cosas... || Negué con la cabeza rápidamente y sentí de repente la necesidad de conocer a esta dama || ¿Puedo preguntarte tu nombre? ||
|| ¿Estás seguro de que aún no sabes mi nombre? || exclamó, dejándome sumamente confundido.
|| Más que seguro de que no sé tu nombre, ya que definitivamente recordaría haber conocido a una dama tan encantadora como tú. Tu presencia me desconcierta. Dime, ¿quién eres, misteriosa mujer? || insistí para poder conocer su nombre.
|| Para darte una pista, ya nos hemos cruzado una vez antes || Me dijo, y cada vez sus respuestas me dejaban perplejo. No recuerdo haberla visto nunca.
|| Mmmm, no lo creo. Estoy seguro de que te recordaría ||
|| Entonces creo que esta máscara está haciendo su trabajo ||
|| Seguro que sí, pero… ¿podrías darme otra pista? || Volví a preguntar, lleno de curiosidad.
|| Estabas rodeado por hombres || Me dijo sonriendo, sacándome una risa repentina y quitándome la seriedad ante su pequeño juego.
|| Esa no es una gran pista || le respondí con una risa juguetona.
|| Entonces, permíteme compartir contigo una historia que tal vez desencadene un recuerdo || dijo con sinceridad.
|| Sí, por favor, hazlo || dije de inmediato, incapaz de ocultar mi intriga.
|| Muy bien… Érase una vez, no hace mucho... que conocí a alguien y sentí una atracción que nunca antes había experimentado. Creo que fue mutuo, pero no pasamos mucho tiempo juntos, aunque ese tiempo fue memorable || hizo una pausa y noté que me admiraba por lo atento que estaba a sus palabras. De repente, su voz cambió || Nos besamos frente a la Estatua de la Libertad y frente a mi edificio || Mis ojos se agrandaron de emoción.
|| ¡¿RILEY?! || exclamé, y Riley sonrió alegremente, asintiendo con la cabeza. Sin pensar en lo que dirían los demás, la atraje en un gran abrazo. Luego recordé dónde demonios me encontraba, así que retrocedí || ¡No puedo creer que seas tú! Recordaba el tacto de tus manos y tus ojos verdes son inconfundibles. No puedo creer que estés aquí ||
|| Sin duda, es una sorpresa maravillosa, una de las mejores. No sabes cuánto te he tenido en mi mente. En lo más profundo de mi corazón, esperaba que volvieras a cruzar mi camino, aunque me parecía improbable. Pero ahora que estás aquí, estoy feliz de que así sea. ¿Puedo preguntarte algo? ¿Cómo llegaste a Cordonia? ¿Cuál es la razón de tu presencia aquí? ||
|| He venido para competir por tu mano. Maxwell y su hermano me están patrocinando. Fueron ellos quienes me trajeron hasta aquí para unirme al grupo de aspirantes ||
|| ¿En verdad viniste hasta aquí... por mí? ||
|| ¿Quién sabe? Si crees que es extraño o piensas que soy una especie de bicho raro por venir, entonces no... Estoy solo bromeando y no estoy realmente aquí... Soy solo un producto de tu imaginación || Dijo en tono juguetón, provocando una risa sincera de mi parte mientras le apretaba suavemente las manos.
|| ¿Y si te digo que me parece asombroso e increíble... y que estoy más que feliz de que estés aquí? ||
|| Bueno, pues entonces… hablaba muy en serio… Vine todo este camino solo por ti. Liam, creo que conocerte no fue un accidente. No sé si solo fui yo, pero siento que tuvimos una conexión y valía la pena seguirla. Quiero ver hacia dónde nos lleva. Aunque no sé si estés interesado ||
|| Por supuesto que estoy interesado en ver qué pasa, Riley || Me acerqué a su oído para susurrarle || Como te dije, no he podido dejar de pensar en ti. Nunca imaginé que volvería a verte... así que esta es la mejor sorpresa || Un suspiro de alivio escapó de sus labios. La conexión que sentía con ella me envolvía, y sinceramente, deseaba que este momento no llegara a su fin. Si tan solo estuviéramos solos en este salón, sin la distancia que nos separaba. Comencé a acercarme más a Riley, pero Sebastián aclaró su garganta, recordándome dónde me encontraba. Lentamente solté su mano, y un suspiro de pesar salió de mí || Riley… Desafortunadamente, las cosas son distintas aquí que cuando estábamos en Nueva York. No tendremos la misma libertad para seguir nuestros deseos y anhelos. Estas circunstancias no solo me están dando a mí la oportunidad de conocer a las aspirantes, sino también a mis padres, a la Corte Real y al pueblo de Cordonia. Todos quieren conocer a la futura Reina. De ahora en adelante, todos los ojos estarán puestos en ti. Todos nos observarán para ver cómo actúas. En cierto modo, no soy el único que se casa con la nueva reina, sino todo el país… He estado preparándome toda mi vida para esto, así que sé los sacrificios que tendré que hacer ||
|| Lo entiendo || asintió lentamente con la cabeza.
|| Si decides quedarte, sería algo maravilloso. Pero quiero que comprendas el costo y los desafíos que enfrentarás. Todos te estarán observando: el Consejo Real, la prensa, mis padres, el público; todos querrán ver cómo te desempeñas como reina. ¿Estás segura de querer quedarte? || Le expresé, anhelando en lo más profundo que tomara esa decisión. Solo esta vez, desearía no tener que seguir las reglas. Ella me miró y me regaló una sincera sonrisa.
|| Claro que me quedaré, Liam. Haré todo lo posible para demostrarles a todos lo capaz que soy. Sé que será un desafío, pero estoy segura de poder manejarlo. No te preocupes, tengo la confianza de que puedo hacerlo || Me dijo y una gran sonrisa de alivio se dibujó en mi rostro.
|| Sé que estarás lista para este desafío, al igual que sé que encantarás a todos de la misma manera en que me encantaste a mí. Desafortunadamente, este no es el mejor lugar para hablar; solo tenemos unos pocos minutos antes de que llegue la otra dama ||
|| Ha sido un tiempo maravilloso. Me llena de alegría verte tan feliz de encontrarme aquí ||
|| Más que feliz, Riley. Estoy emocionado, encantado... Ahora esperaré con ansias cada evento solo para poder verte. Espero que no lamentes haber venido || Me relajé un poco y me incliné hacia ella, pero la siguiente dama se acercó. Rápidamente volví a tomar mi postura anterior. Quisiera abrazarla y hablar más con ella, pero debo controlar mis impulsos || Cómo desearía tener más tiempo para poder conversar contigo, pero parece que nuestro tiempo se ha agotado. Espero verte de nuevo esta noche, si es que guardas un baile para mí ||
|| ¿Cómo podría negarle un baile al príncipe? || me dijo riendo. Tomé suavemente su mano y deposité un beso sobre ella.
|| Hasta entonces, mi Lady || le respondí, aunque sentí un peso en el corazón al notar que Maxwell se acercaba y la alejaba de mí. A pesar de no querer apartar mi vista de ella, me vi obligado a hablar con otra de las damas.
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Julian a Kieran
COMUNICADO PRIVADO: NO COMPARTIR O SUFRIRAS EL DOLOR DE LA MUERTE
De: Julian Blackthorn de Blackthorn Hall
Para: Kieran, Rey Unseelie
Bueno, hemos vuelto de la Corte Seelie. Buenas noticias: conseguimos la paleta. Malas noticias: no aprendimos mucho y levantamos muchas sospechas. Pero me alegra compartir contigo cómo fueron las cosas con la esperanza de que lo encuentres informativo. También espero que lo consideres suficiente a cambio del favor que ahora le debes a un puka. (Estoy bastante seguro de que ese favor consistirá en pedirte que le compres un sombrero).
Estábamos bastante nerviosos por ir, incluso con la invitación de Adaon: la última vez que estuvimos en La Tierra de las Hadas, las cosas no iban muy bien. Todo era humo gris y nieve y polillas y tierra muerta. Parece que todo eso quedó atrás; La Tierra vuelve a tener un aspecto saludable. Era otoño, y el suelo estaba cubierto de hojas caídas, todas rojas y doradas.
Aun así, seguimos las instrucciones de Adaon y entramos en la tierra de las hadas a través de un viejo túmulo en Primrose Hill. Acabamos en la entrada de un bosque con dos grandes puertas de madera que crecían de la tierra. Y Adaon estaba allí esperándonos, lo cual fue un detalle.
Pero no se le veía feliz. Se apresuró y nos explicó que le tuvo que decir a la Reina que íbamos a ir.
—No ocurren muchas cosas bajo su techo —dijo—, de lo cual ella no sepa. En parte, es como ha conseguido mantenerse en el poder durante todo este tiempo.
Se le veía tan afectado que Emma le dijo que todo estaba bien y que no estábamos haciendo nada que la Reina pudiera desaprobar, o incluso, llegar a importarle. Él solo negó con la cabeza.
—Uno nunca sabe lo que le importará a su Majestad.  O lo que desaprueba. Me ha pedido que os lleve a los dos a la sala del trono a vuestra llegada, y eso es lo que debo hacer.
Ahí empecé a sentirme un poco más nervioso. Le recordé a Adaon que había garantizado nuestra seguridad, con lo que dijo:
—Por las leyes de la hospitalidad, por no hablar de los Acuerdos, no puede haceros daño ni deteneros, si vuestro propósito es virtuoso.
Pero volvió a negar con la cabeza.
—Déjame adivinar—dije—. La Reina tiene el poder exclusivo de decidir si nuestro propósito es virtuoso o no.
Adaon sonrió finamente.
—Bastante.
Pero nos llevó a la sala del trono.
La sala del trono era tan otoñal como el claro. En realidad, más. Pero no se trataba del final de la temporada de cultivo o de estar triste porque el verano se había acabado. Era más bien una celebración de la cosecha. A lo que me refiero es que había cornucopias rebosantes de calabazas, manzanas, peras, mazorcas. Había fardos de heno, lo cual es un poco gracioso ya que nadie en esa sala del trono, te prometo, ha enfardado nunca heno. Había duendecillos con alas de mariposa, dando vueltas por el techo.
La Reina estaba, como es lógico, en su trono. Llevaba un vestido que, lo juro, estaba enteramente hecho de brillantes escarabajos verdes cosidos entre sí. Su pelo era como una explosión de llamas rojas y doradas alrededor de su cara. Ya no tiene un aspecto enfermizo ni demacrado, como la última vez que la vimos, y parecía desprender un poder que antes no tenía.
Había los habituales grupos de hadas repartidos por la sala —supongo que los cortesanos— que cotilleaban, se regocijaban y, a veces, simplemente se sentaban a hacer el vago. Así que todo parecía normal. Apenas nos prestaban atención, simplemente se inclinaban, se daban cuenta de que no éramos interesantes y volvían a holgazanear.
Esperaba que la Reina comenzara inmediatamente a insultarnos, pero en realidad fue bastante cordial. No fue cálida, pero tampoco antipática. Por supuesto, primero quería que la felicitaran por la decoración. Hizo un gesto con la mano hacia la sala del trono y abrió con:
—Habéis elegido una buena temporada para visitarnos.
—Está más animado que la última vez—dijo Emma
—Y aun así habéis escogido volver —dijo la Reina, como si le resultase placentero—, a pesar de la falta de… alegría en nuestro último encuentro.
—Ha pasado mucho tiempo desde que visitamos a nuestro amigo Adaon —dije—. Buscamos la felicidad de su compañía.
—Sayest thou such —dijo la Reina, lo que supuse que en lenguaje de hadas era algo tipo “Y una mierda”—. Cómo debéis saber, no esta fuera de mi conocimiento que tu hermano es el consorte del Rey Unseelie.
—Solo uno de ellos —recalcó Emma.
La Reina la ignoró.
—Seguro que os anticipasteis ante mis sospechas de espionaje.
—No estamos aquí por el Rey Unseelie —dije—, sino mas bien con respecto a nuestros intereses en la Corte Seelie. De hecho, nuestra familia está conectada con esta corte de varias manera. Cómo usted sabe.
La Reina me ignoró también.
—Vuestra mejor defense, a mi parecer, que sois una elección tan obvia para llevar a cabo un espionaje que seguro que Kieran Kingson —(creo que esto era más bien un insulto para ti, para mí o para ambos)—, sería inteligente y no os escogería como espías.
—Eso también —dijo Emma
—Entonces —dijo la Reina—. Contadme una historia. ¿Cuál es vuestro propósito en este lugar?
Sentí que no teníamos nada que perder con la verdad: no estábamos haciendo nada que debiera importarle a la Reina. Así que le conté toda la historia: hemos heredado una casa en Londres; la casa está maldita; queremos deshacer la maldición. Hice hincapié en que ni la casa ni la maldición estaban relacionadas con las hadas. (No saqué a relucir a Round Tom, porque pensé que distraería del punto principal).
Romper la maldición requiere (entre otras cosas) que nos hagamos con esta paleta; nos hemos enterado de que está o estaba en posesión de Socks MacPherson el puka; hemos venido a negociar con él por ella, y hemos organizado una invitación a través de Adaon porque no teníamos forma de contactar con MacPherson directamente.
—Todo lo que tenemos que hacer— dijo Emma—, es un trueque con MacPherson por la paleta. Podemos hacerlo aquí mismo, en la sala del trono, si se le puede hacer venir.
La Reina parecía muy interesada de repente.
—¿Están dispuestos a hacer los negocios aquí y no entrar nunca en la Corte propiamente dicha?
Le expliqué a la Reina que compartíamos firmemente su deseo de no tener que entrar en la Corte.
Parecía sorprendida, pero llamó a uno de los cortesanos y le murmuró.
—Se enviará a buscar al puka—dijo—. Príncipe Adaon, cuando los Nefilims hayan concluido su negociación con él, los escoltarás de vuelta al exterior y los despedirás.
Adaon asintió con una reverencia.
—Y ahora—dijo, sus ojos desviándose hacia un lado—, debéis disculparme, pero me requieren.
Nos apartamos para dejarla bajar del trono. Vi que había entrado un hombre al que no reconocí, pero estaba claro que se trataba de alguien importante, dado que vestía de forma diferente a los demás. En lugar de llevar un atuendo apropiado para la corte, llevaba una capa con capucha de color verde grisáceo y su rostro estaba oculto por una máscara que parecía una cabeza de halcón. Sus ropas eran más apropiadas para cazar en el bosque que para otra cosa, pero estaban perfectamente limpias. No sabía qué pensar de él, pero pensé que era mejor transmitirle su descripción. Dijiste que buscara algo nuevo o fuera de lugar, y no pude evitar sentir que él lo estaba.
Esperamos y charlamos con Adaon durante un par de minutos y entonces apareció Socks MacPherson. Ya habíamos conocido a un par de pukas —uno de ellos es el portero del Mercado de las Sombras de Los Ángeles, como recordarás— y había pensado que tal vez MacPherson resultaría ser uno de ellos, pero no, era un tipo totalmente diferente. Llevaba un enorme sombrero de piel redondo que le atravesaba las orejas. Era mucho sombrero.
Parecía sorprendido de que la Reina nos hubiera dejado solos, y dijo que lamentaba que nos hubiéramos molestado demasiado por su culpa. Le dije que probablemente había tenido la intención de intimidarnos, pero que se había visto obligada a marcharse inesperadamente. MacPherson se encogió de hombros y dijo:
—Ella cree que todo es un movimiento en una partida de ajedrez de cinco dimensiones al que juega. Pero a veces, se trata solo de alguien que quiere cambiarme algo por un utensilio de cocina. Hablando de eso, tengo la paleta.
Lo sacó de una especie maletín que había traído, e inmediatamente el sensor fantasma se disparó como un loco y él se alejó de un salto, escondiéndose detrás de uno de los grupos de cortesanos. Aunque todavía podíamos ver su sombrero. (Y sus orejas moviéndose por encima del sombrero.) Así que tuvimos que acercarnos y explicar que sólo era un aparato que detectaba los objetos malditos que buscábamos y que el ruido era bueno porque confirmaba que la paleta era la que queríamos. Los cortesanos nos espantaron; tenían que llegar a algún lujo importante que estábamos retrasando.
Socks murmuró que por supuesto que “ese miserable Spoon” le había dado una paleta maldita.
—No se por qué acepté el trato —dijo—. No puedo usarla. Soy vegetariano.
Finalmente preguntó qué le ofrecíamos a cambio, le dijimos que un favor de su parte y le explicamos lo calificados que estábamos para ofrecerle tal trato. Dijo que la oferta era aceptable y nos llevamos a casa la paleta.
Resumiendo: Socks MacPherson está protegido por la Corte Seelie pero no pestañeó al aceptar un favor de la Corte Unseelie. La Reina sigue siendo sospechosa, tanto al sospechar de nosotros como lo extraño de su comportamiento. La Corte Seelie está definitivamente ocultando algo, dado el alivio que la Reina sintió en el momento en que se dio cuenta de que no íbamos a salir de la sala del trono y entrar en la corte para echar un vistazo. Tengo la sensación, basada en nada, de que no es algo, sino alguien, lo que están ocultando; si fuera un objeto, seguramente podrían esconderlo en algún lugar donde no lo viéramos. Pero, es sólo una sensación.
Así que eso es todo. Mi más profunda gratitud a ti, como siempre, por toda tu ayuda. Estoy seguro de que esperabas más información, pero espero que os sirva de algo.
Nuestro cariño para Mark y Cristina, y para ti por supuesto. Y sobre todo, Gloria a Kraig.
Julian
Texto original de Cassandra Clare ©
Traducción del texto de Niloa Gray ©
ATENCIÓN: no se permite hacer Drives ni PDFs de “Los Secretos de Blackthorn Hall” por Copyright. Cualquier infringimiento va contra la ley.
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quiensabecomo · 1 year
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Museo del metro. Parte 2
Para llegar al museo deben bajarse en la estación Mixcoac de la línea dorada. La entrada es gratuita.
¡Me mamaaaaaa!
Ciudad de México, marzo 2023
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arkannos567 · 4 months
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Máscara
Los personajes son de Masami Kurumada. La imagen de la portada no me pertenece, créditos al artista (si saben quien es el artista, favor de avisar para colocar los creditos correspondientes).
ADVERTENCIA; Personajes OoC, narración en primera persona (intento de ello xD), me tome muchas licencias artísticas y geográficas por el bien de la historia, así que no esperen algo coherente de mi :P, no es un fic yaoi. Esta historia se desarrolla un día antes de que Marín parta a la batalla junto a Moses y Asterión.
Y no está demás decir que es un intento de historia romántica la cual espero me haya salido medianamente bien :)
La inspiración para este fic fueron las siguientes canciones; "INK" de Coldplay, "Sólo Como Amigos" de La Banda Bastön Ft. McKlopedia y "Follow me" de Imagine Dragons. NO ES UN SONGFIC.
—Máscara—
Los días han pasado con lentitud, inmersa en mis pensamientos y con la eterna pregunta de cómo hacerte saber lo que siento por ti. Como expresar esto que siento que a cada día se hace más inmenso, tanto que por momentos creo que me ahoga y me hace sentir morir.
El sentimiento que despiertas en mi es tan grande, tan apabullante que me cuesta describirlo y lidiar con él, pues no puedo evitar que al reflexionar sobre ello mis ojos se humedezcan y una tonta sonrisa me curve los labios.
En un inicio pensé que era mi admiración por tu determinación, tu valor, tu tenacidad y tu buen corazón cálido y gentil que nunca perdiste a pesar de todo lo vivido en este Santuario, donde solo recibiste menosprecios y ofensas por aquellos que señalaron a tu hermano como un traidor.
Pero mírate ahora, Caballero de Leo; Fuerte, poderoso, imponente, orgulloso y maravilloso. Portando tu brillante armadura dorada, la cual solamente se ve opacada por el mismo brillo que tu alma tan pura desprende.
Claro, con las típicas características de arrogancia y desdén que muchas veces se ve en los Santos Dorados ante los enemigos y desconocidos, y las que a veces me hacen sentir tan lejana a ti, tan insignificante para ser amada por alguien como tú. Las cuales me hacen sentir insegura de confesar cuanto te quiero por temor a tu rechazo, pues ¿Cómo una Amazona de Plata puede verse involucrada con un Santo Dorado?
¿Cómo decirte que esa sonrisa tan enigmática me enamora? ¿Cómo decirte que el brillo de tus ojos verdes me hace latir acelerado el corazón? ¿Qué el solo tenerte a mi lado me hace sentirme completa? ¿Cómo decirte que en ti encontré aquello que nunca estuve buscando y que nunca me intereso? Pues bien sabes que nuestra vida esta consagrada a la Diosa Athena y al mundo entero.
Decidí, tontamente, conformarme con esa preciosa amistad que empezó a nacer en el Coliseo, cuando amablemente me ayudaste a controlar al travieso de Seiya. Hacerme tu amiga fue una bendición y un castigo, en especial al escuchar tus desventuras amorosas con la doncella del templo papal y con un par de aldeanas de Rodorio con las que saliste en un momento de embriaguez.
Al escucharte decir que ellas no eran lo que buscabas, no lo negare, me emociono y entristeció en partes iguales. Pues si ellas con su encanto femenino no lograron enamorarte ¿Qué me esperaba a mí, que desde muy chica estuve destinada a pelear por conseguir un lugar entre la guardia de Athena y no sabia nada de vestidos, perfumes o labiales? Y para que negarlo, no es algo que a hoy en día sea de mi interés.
¡Ay Aioria! Si tan solo supieras…
Tantas noches me he mordido los labios para no confesarte mi amor bajo la atenta mirada de las estatuas de los fieros leones apostadas a la entrada de tu templo, los cuales estoy segura de que se burlan por mi cobardía al decirte lo que siento. Han sido tantas las veces que al tenerte entre mis brazos me he aguantado las ganas de decirte que te quiero, pero no de la manera que piensas, no te quiero como un amigo. Porque, que los Dioses me perdonen, detesto y me duele escucharte decir que me tienes cariño y aprecio cuando de tu boca solo quiero oír un "Te amo"
Porque eso es lo que yo te quiero decir cuando te estrecho entre mis brazos y beso tu frente, dejándote en ese inocente beso todo el amor que quiero hacerte sentir si mis labios tuvieran la dicha de besar los tuyos. Eso quiero decirte cuando nos sentamos al borde del acantilado de Cabos Sounion y vemos las puestas de sol, cuando te apoyas tiernamente en mi hombro y me dices que me quieres mucho y agradeces el cariño que te tengo.
¡Ay Aioria! Quiero decirte que te amo y te entrego todo lo que soy cuando acaricio tiernamente tu mejilla y te miro directamente a los ojos, perdiéndome en tu mirada que transmite tanta calma y me hace sentir en paz a pesar de todo.
Quisiera poder quitarme esta máscara y que vieses como mis ojos castaños brillan por ti, cuanta devoción, orgullo y amor tengo por ti. Y no solo quitarme la mascara de plata que complementa mi armadura, sino esta tonta máscara que me puse al hacerte creer cada día que pasa que te veo solo como un amigo, cuando es tan claro como el agua que te amo, te amo, te amo. Te amo y te entrego lo único que aún es mío, y ese es mi corazón. Es solamente tuyo y así será, aunque tu no lo quieras, pues te ame sin pedirte permiso alguno y se que seguiré haciéndolo.
Ambos sabemos que estamos destinados a que nuestras vidas sean muy cortas, pues las guerras están próximas a suceder, en el aire se siente la fría promesa de muerte, en especial con la nueva orden del Patriarca de enviarme el día de mañana a la batalla junto a Moses y Asterión contra los Santos de Bronce, entre los cuales esta Seiya.
Pero no quiero irme a una batalla que tiene un desenlace incierto para mí, sin antes decirte lo que siento, y por ello te escribo esta carta la cual carece de poesía y quizá tenga uno que otro error de ortografía, pues las prisas de terminar de escribirla y llegar ante ti, me hacen imposible cuidar ese último detalle.
Ahora, ya lo sabes. Sabes porque suspiraba al apoyar mi mentón sobre tu cabeza e inhalaba el aroma de tu cabello con nada de discreción. Ahora sabes que te quiero.
Te quiero, te quiero, te quiero tanto que duele.
—Marín.
—X—
Al terminar de leer, se humedeció los labios y parpadeo con lentitud, intentando hilvanar un pensamiento coherente, pues las palabras ahí escritas le habían dejado sorprendido y con el corazón latiendo acelerado, como si hubiese entrenado toda la tarde y hasta hace apenas un segundo se detuviera a tomar aire.
Marín se encontraba de pie frente a él, a un par de peldaños de distancia, sus delicadas manos jugueteaban con una pulsera de hilo negro, la cual había servido de cinta para la carta que ahora estaba en su posesión.
La luz de la luna iluminaba su figura, resaltando su belleza divina. El viento nocturno de otoño jugueteaba con sus preciosos cabellos castaños rojizos, haciendo que por momentos le cubriera esa mascara de plata carente de sentimientos y emociones.
Aioria no dudo en matar la corta distancia que los separaba, quedando frente a ella. Su mano acaricio la fría plata y sin pedir permiso o detenerse a pensarlo la despojo de ese pedazo de metal, dejando escapar un suspiro al contemplar esos labios rojizos y esos ojos castaños los cuales solo conocía en su imaginación, la cual no era nada buena, pues que tan alejado estaba de la realidad. Marín era la mujer más preciosa que había contemplado en su existencia.
Sus manos acariciaron con ternura y delicadeza sus sonrojadas mejillas, como si su solo tacto fuese a romperla. Su nariz toco la de ella, y sus alientos se entremezclaron, haciendo que el anhelo se fuera acrecentando más y más. Marín lo atrajo hacia si de su cintura, embriagándose del calor que el castaño desprendía.
—Quítatela —dijo a media voz el Santo —por lo que más quieras, quítatela mi pequeña. —fue casi un murmullo que no hubiera escuchado de no ser por la escasa distancia que había entre ambos.
Marín curveó los labios, sabia bien a que se refería.
—Te amo, Aioria, te amo tanto que duele.
—También te amo, mi pequeña Marín.
Si le decían que conocería la gloria al llegar a los Campos Elíseos los tacharía de tontos, pues la gloria la estaba conociendo justo en esos momentos, en los besos de fuego de Aioria de Leo.
—FIN—
Si llegaron hasta aquí, se les agradece mucho por leer mis incoherencias y les deseo un muy feliz año nuevo, que cumplan sus proyectos y que les vaya bien en la vida :)
Eramaan, Nyam, como siempre, gracias por acompañarme a cada historia que subo y espero que este año nos depare cosas buenas a las tres. Que nos vaya bien en cada cosa que realicemos y este año nos llene de bendiciones :D Y si no es tan malo, que me ayude a encontrar las musas para continuar mis otros fics xD ¡Les deseo lo mejor y recuerden que aquí se les quiere muchísimo!
Esta historia está dedicada a alguien que le ha traído color a mi vida y que me hace quererlo cada día más. Esta es la única manera de poder expresarme sin tantos balbuceos y sin la loca necesidad de mis ojos por humedecerse al decírtelo a la cara, porque te quiero, te quiero tanto que a veces duele, mi Bar.
Atte; André
Gracias por leer :´)
SafiroBipola567
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rubimoon45 · 6 months
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SANGRE Y FUEGO
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CAPÍTULO 3: El deseo del dragón
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Vermithor era uno de los dragones más grandes que habían sobrevivido a la guerra civil entre Maegor I y los sucesores de Aenys I. Había nacido en la cuna del entonces príncipe Jaehaerys, de acuerdo a la tradición comenzada por su hermana mayor Rhaena Targaryen, la primera nieta del Conquistador. A partir de ahí, entre las huidas de la capital y que Pozo Dragón no estaba aún construido, había vivido como el resto de dragones al aire libre. Su tamaño doblaba al de muchos, pero ninguno superaba al de la Reina de los Dragones: Vhagar, al montura primordial de la reina Visenya y que habían heredado muchos Targaryen.
Ella había nacido cuando aún era el dragón de su madre Laena. Y al igual que su padre había montado un dragón nada más siendo un bebé con su madre Alyssa, su madre la había subido a Vhagar y volado alrededor del palacio de Tyrosh en el que vivían en ese tiempo. Cuando volaron a la isla natal de su madre para celebrar su funeral con la tradición de los Valeryon en ese entonces no tenía un dragón al que reclamar. Su huevo no había eclosionado, y su padre le prestaba más atención a Baela durante un tiempo por haber conseguido que el suyo lo hiciera. Rhaena estaba deprimida pensando que no se merecía tener un lugar en el palacio de Tyrosh, y había llorado con ella durante años a la sombra de su padre... Rhaena seguía sin tener un huevo que eclosionase o un dragón al que reclamar, si bien había varios que podían hacerlo. Y ella egoístamente había conseguido reclamar a uno de los mejores dragones.
Naerys acarició las escamas doradas de la bestia de bronce. Irónicamente lo apodaban así por su mal humor y experiencia en el combate por el reinado turbulento de revueltas de Jaehaerys I. Este respondió con uno de sus clásicos gruñidos, y se revolvió sacudiendo en largo cuello lleno de cuernos.
La cueva de Vermithor era ancha y profunda, con los huesos de alguna de sus presas cuando se las bajaban esparcidos por ahí. Antes de volar, le gustaba con él a solas. Los guardianes dragón decían que era una locura dejarla ahí abajo, sola, sabiendo que cualquier cosa podría pasar.
-Tu doncella dijo que habías salido corriendo de los aposentos de la princesa Rhaenys -unos pasos resonaron de fondo. Vermithor aulló una respuesta rápida, volviendo la cabeza hacia la entrada de su cueva-. La próxima vez que insistas en que mi higiene después del entrenamiento está en duda, que no sea delante del caballero con el que entreno casi todos los días. Se tomará confianzas que no tocan.
-Desgraciadamente la princesa ha conseguido ponerme nerviosa -respondió ella. Tiró de la correa de sus guantes hacia abajo, quitándose el primero, y se volvió a la entrada-. Y cumplo mis tareas maritales de acuerdo a mis votos. Todos mis votos.
Aemond descruzó los brazos. El cuero de su atuendo crujió a cada paso hacia donde estaban ellos. Vermithor volvió a gruñir, e hizo un movimiento listo para esconderse en el fondo de la cueva.
-Podría volar contigo. Mi hermano no se ha levantado aún y madre atiende los asuntos del Consejo con la Mano. Un dragón como Vhagar no está para decorar este sitio.
-En realidad, quería estar sola. Mis hermanas deben de haberse reunido ya, quizás esperando a que vaya a verlas... ¿Soy una egoísta por no querer verlas aún? De verdad que no puedo hacerlo. No mientras tengo la sangre ardiendo.
-¿La princesa Rhaenys es la verdadera tormenta de los Velaryon, que ha conseguido asustarte con su lengua bífida?
Vermithor huyó al fondo de su cueva, dejando a Aemond y a Naerys a la entrada. La cueva de Vhagar no estaba lejos, y de hecho se la escuchaba rugir; a ella, y al resto de dragones que ahora ocupaban los nichos, tanto los recién llegados como los que ya descansaban allí. El resto de dragones dormían en Rocadragón por la profundidad de la isla. Algunos de los gruñidos podían diferenciarse. Por ejemplo, el canto improvisado que la dragona azul de Helaena, Fuegoensueño, hacía desde su cueva.
-Seguro que piensas que soy una ingenua por creerme todo lo que me dicen. O una estúpida.
-Todo el que tenga la sangre de Daemon Targaryen está lejos de ser un ingenuo. Y tu madre volaba a la bestia que monto yo, la más grande del mundo, antes que yo mismo. La sangre de esos dos es difícil de manejar.
La princesa se acabó de quitar los guantes y se los metió en los bolsillos. Aemond llevaba una antorcha sobre el brazo, iluminando la parte con el ojo que podía ver. El resto de luces creaban sombras extrañas en todos los ángulos de su rostro.
Naerys se acercó a donde estaba. Por sorprendente y escandaloso que fuera dar afecto delante de gente, ella había crecido viendo continuamente esa clase de afecto y sin límites. Sus padres eran escandalosos para la Corte, pero algo le decía que incluso la princesa Rhaenyra y él hacían cosas peores. Rhaena había nacido más sofisticada que Baela y ella juntas, seguramente por influencia de su madre y cercanía a las damas que iban a visitarlas a las cuatro a Tyrosh.
-Puedes pensar que estoy loca, pero creo que mi abuela ha tenido razón en esto.
-¿Defiendes a la vieja dama de Marcaderiva ahora?
-No sabes lo que me dijo.
-Puedo intuirlo, y tu dragón, esposa, no es sofisticado para ocultar sus emociones. Destruyó junto a Vhagar y Caraxes una flota, se merece el respeto de muchos.
Puede que en eso tuviera razón, pero seguía estando en sus cabales como para pensar eso. Una mujer que no daba hijos a su marido, por muy poco rango que tuviera, era inútil a ojos de todos. Tenía sentido que el matrimonio se anulara. Maegor había intentado anular su matrimonio con una de sus mujeres cuando esta no le había dado herederos, y cuando no se lo concedieron se había buscado la forma de conseguir herederos legítimos al trono casándose con otras mujeres al ritual valyrio y a la Fe de los Siete. La Mano podía apoyarse en esa teoría y buscarle una nueva mujer a Aemond, más competente en esos términos.
Naerys se frotó las manos, aún un poco ásperas por el uso de los guantes de cuero curtido. Aemond la esperaba sumido en el silencio que siempre lo rodeaba. Cualquier cosa que estuviera pensando, era imposible descifrarlo.
-¿Aceptarías la propuesta de anular nuestro matrimonio si te lo pidieran? No es que lo hayan hecho, pero si se hiciera.
Aemond pestañeó una vez, y luego otra. Su rostro pálido apenas iluminado reflejó la seriedad del asunto y una incredulidad que, si bien no era expresa del todo, los labios separados y las delgadas cejas arqueadas se lo mostraron. No lo había visto así desde hacía tiempo.
-¿Cómo has dicho?
Se aclaró la garganta.
-Prometí que te daría hijos, y no puedo hacerlo -comenzó-. El rey Maegor habría tomado a una amante o a una segunda esposa que pudiera hacerlo. Incluso ya habrías recibido recomendaciones por alguna anulación.
-El rey Maegor, señora mía, estaba en su derecho de hacerlo como monarca más que un segundo o tercer hijo lejos en las línea de sucesión.
-Y tanto el Consejo como la Fe de los Siete lo aceptarían si lo hicieras. Anularlo por recomendación.
-La persona que te haya metido eso en la cabeza merecería ser juzgado de la misma forma que se discutirá mañana el derecho de Marcaderiva. Es traición.
La princesa apartó la mirada. Vermithor respondió por ella con un gruñido gutural. Puso los ojos en blanco.
-¿Nulidad? ¿Por qué querría eso? -su voz comenzaba a elevarse ligeramente. Naerys vio la ira amontonándose en su ojo, e intento detenerlo. Pero él siguió adelante-. ¿Tanto te desgrado?
-¿Qué? Nunca he dicho que me desagrades, Aemond. No soy... No pienso de esa forma. Bien sabes que no. Es solo... Sería un asunto de estado sacar ese tema alguna vez. Por el bien de tu sucesión
-Una sucesión que nunca llegará. Tu mayor preocupación es no darme hijos y el mío que al imbécil de mi hermano le ocurra algo mientras nuestra madre piensa que es la decencia personificada -los labios de Aemond se fruncieron en una mueca, de la misma manera que lo hacían cuando pensaba profundamente-. Pero yo soy el que está mal.
Intentó acercarse a él, pero un solo gesto suyo consiguió echarla hacia atrás. Una amenaza silenciosa. Aemond se dio la vuelta, el pelo en movimiento, como una cascada a sus espaldas, y comenzó el camino fuera de la cueva. Su dragón sollozó una queja lastimera, hiriendo en lo más profundo a Naerys.
Las botas con tacón plano que usaban los jinetes de dragón eran molestas cuando se trataba de estar en la superficie, y no en el aire sujeto a las correas de la silla del dragón. Naerys lanzó a cualquier lado los guantes en la cueva y fue tras su esposo, el cuero de su vestido de jinete en movimiento.
HACE 3 AÑOS
-Aegon me llevó una vez a la Calle de la Seda cuando era un niño, por mi décimo quinto onomástico. Dijo que ya era hora de que aprendiera a complacer a una mujer, literalmente dijo que era el momento de mojarlo.
-Te creo. Si fuera hombre mi padre me hubiera hecho lo mismo con alguna fulana de Essos. Pero Aegon... No lo conozco tanto.
-No hace falta que sepas más de él de lo que sabes ahora.
Naerys hundió la cabeza en el agua, escurriéndose de entre sus brazos. El vapor del agua ardiendo le llenó los pulmones como una de las cataplasmas que los maestres ponían en las complicaciones en el pecho. Cuando su madre estaba embarazada solía tomar esa clase de baños que la aliviaban. Según ella, calmaban al dragón en sus entrañas. Cerró los ojos, pero siguió escuchando la voz de Aemond. A cada palabra, un latido suyo se aceleraba.
-La dama que me atendió tenía experiencia, era adulta, y tuve miedo por primera vez de una mujer con tanto conocimiento. A horas de nuestra boda, tengo que reconocer, que fui a buscarla en busca de consejos -un suave tirón y un chapoteo en el agua de la bañera la alertaron de que estaba jugando con su pelo. Los dedos de su otra mano se movían en la curva de su vientre, entre la parte baja de los senos y el ombligo. No se atrevía a bajar más-. A veces me pregunto si hice algo mal cuando realicé el acto, que no consigo disfrutarlo de la misma manera en la que él y el resto de hombres lo hacen. También le pregunté sobre eso, y me dio vergüenza esa respuesta.
-¿Cuál? -preguntó, aún con los ojos cerrados.
-Temo asustarte con su comentario.
La princesa abrió los ojos, perezosa, pero no del todo. La misma habitación iluminada por velas y la luz de los candelabros fuera de la ventana estaban ahí. Su ropa estaba en el mismo sitio donde las doncellas la habían dejado, y las de él, que llegó después, estaban sobre la cama desperdigadas. Una daga, un regalo de la Mano, estaba en la mesita al lado de la bañera junto con una copa y una jarra aún llena.
-Tengo entendido que cuando buscas consejos en la cama no acudes a una fulana cualquiera. Tiene que haber ascendido mucho para haberte recibido sin cobrarte nada.
-Oh, sí que me cobró, y yo hubiera pagado encantado por saberlo. Ahora es la madame de una casa de placer de la Calle de la Seda. No me costó mucho encontrarla.
-¿La buscabas a ella y no a otra?
-Hubo cosas que de más joven me sorprendieron y que ella resolvió ese día que acudí a ella.
No se habría atrevido a exigirle pureza sabiendo la personalidad de su hermano y las necesidades de los hombres. Sin embargo, sí que le sorprendió enterarse en su noche de bodas que había reservado ese placer -exceptuando el de esa noche en la calle- para su esposa, como una mujer protegía su virtud para entregársela a su marido. Ni que cuando le permitió quitarle el camisón que las doncellas le habían preparado para esa noche, se sorprendiera de un cuerpo de la misma forma en la que vino al mundo.
-Dudo que me digas algunas de esas dudas.
-Me temo que algunas son tan pudorosas que ni siquiera las practicaría con mi esposa estando borracho.
Naerys se acurrucó en el agua. Lo que sí le sorprendió a ella, fue que siquiera los dogmas a rajatabla de cómo la fe insistía en desarrollar el acto, en cómo las damas casadas con las que había hablado y escuchado y aprendido antes de su noche de bodas narraban. Incluso en su boda en Rocadragón había insistido en mantenerla intacta hasta que regresaran. Esa noche, algunas de las damas de la isla del séquito de la princesa heredera le explicaron cómo satisfacer a su marido en la noche de bodas y los días posteriores sin caer en lo obsceno.
-Las damas de Rocadragón me dijeron algunas. ¿Vale lo mismo la palabra de una prostituta que los consejos de una mujer casada que ya ha dado a luz varias veces?
-Me atrevería a decir que la prostituta lleva en el negocio desde mucho antes que esas mujeres y conoce...medios para evitar ser lo segundo.
-Me estoy sonrojando.
-Deberías.
-¿Es igual de pudoroso que los comentarios de Aegon?
Suspiró. El agua se meció cuando ella se incorporó sentada y fue a voltearse para prestarle atención. La melena plateada caía sobre la totalidad de su espalda, también morada y despeinada. El agua los cubría a ambos, así desde que la doncella había llenado la bañera para asearla y Aemond había aparecido. Después de un rato en silencio mientras cada uno hacía lo suyo, acabó metiéndose en la bañera con ella y quedado a solas. O hasta que la reina enviara a su doncella para preguntarle si necesitaba algo.
-A diferencia de Aegon, yo puedo enseñártelo.. Solo si me cuentas algunos de sus comentarios.
-Aemond, por favor, no.
Incluso si se recogía la falda del vestido, que ni llegaba al suelo, iba a ir lenta por el suelo de piedra. Los pasadizos de piedras eran anchos en algunas partes y estrechos en otras. Las paredes de piedra estaban húmedas; bastante curioso, puesto que ahí residía una de las bestias capaces de incinerar con su aliento y su temperatura corporal siempre era superior al del resto de animales. Los gruñidos de estos y continuos sonidos de las grietas de piedra, las cadenas que retenían a los dragones en sus cuevas, hacían que los nervios de Naerys aumentaran.
El lazo que sentían los jinetes por sus dragones dependía de ambos. Algunos ignoraban los deseos de sus bestias, y estos tomaban decisiones preocupantes o se revelaban. La relación más estrecha que había visto era la de Caraxes con su padre, que se comprendían como si fueran uno solo. Vhagar y su madre se comprendían también, y una parte de la dragona tuvo que sufrir cuando los últimos deseos de su ama fueron morir abrasada por sus llamas -por su culpa- y no en el lecho. El motivo por el que los Targaryen guardaban a sus dragones en el Pozo Dragón era para mantenerlos protegidos y a mano para alzar el vuelo. Sin embargo, estaba demasiado lejos del castillo como para ser un contacto inmediato. En tiempo de Aegon y sus hermanas, Pozo Dragón solo eran dos piedras en una colina y los dragones volaban y dormían donde deseaban. Cazaban al aire libre, no estaban tan mimados como en esos tiempos. Incluso en Rocadragón tenian un espacio propio al aire para poner sus nidadas.
Cuando era más joven y le tocaba entrar en el Pozo, iba acompañada de los guardianes dragón. Gente del pueblo preparada para mantenerlos y protegerlos, para hablarles en alto valyrio y cuidarlos mientras sus amos descansaban al otro lado de la capital. Incluso con eso, no eran capaces de domarlos. La oscuridad de las cuevas era aterradora. No podía distinguirse un camino de una cueva por sí sola. Se sorprendía que estos pudieran distinguir los pasadizos y conseguir que los dragones salieran por una salida concreta por las que ellos no accedían.
-Solo... Solo quiero darte un hijo. Algo que te haga ver que soy decente.
La desesperación corría por sus venas. ¿Tan difícil era de comprender eso? No ver su hombría reducirse por una esposa que, como su abuela había dicho, era incapaz de concebir. Su sangre valyria no podría extenderse como siempre había planeado. La misma que su madre Laena había estado intentado proteger por todos los medios. Tal vez ella hubiese notado algo en su nacimiento, que no era lo que se esperaba de una mujer de ascendencia pura, y por eso los intentos de comprometerla con un príncipe de las islas de Essos nunca llegaron a fin. Si su padre la hubiera prometido y ella no hubiese tomado esa decisión sobre su propio matrimonio, un hombre cualquiera podría estar sometiendola hasta el final de su vida para concebir algo que puede que nunca llegaría. O, de llegar a ser, podría acabar como la difunda reina Aemma, cuyos hijos varones habían fallecido al poco de nacer.
Los pasos se detuvieron, la arena y gravilla del suelo sonando al arrastre de un peso mayor. Ella también se detuvo agarrada a una de las paredes más estrechas. La antorcha que el príncipe sujetaba iluminó el espacio entre ambos, sombras en movimiento sobre las paredes.
-Entonces ignoras mis propios deseos como esposo.
-Intento que tu orgullo que no se vea afectado. ¡Protegerte de los rumores! De verdad lo que hago -la voz le vaciló.
-¿Protegerme de qué, exactamente? -se detuvo unos instantes para dejarla hablar. Al ver que ella no tenía el valor de responderle a esa pregunta, él continuo bramando las respuestas-. ¿De que soy un medio hombre? ¿De que mi mujer tendría que haberse casado con un hombre que estuviera completo? Ya lo sé, y tal vez tendría que haber dejado tu virtud intacta el mismo día que el Septón Supremo declaró oficial nuestro enlace. La Mano me lo dijo una vez, pero diciendo que la sangre de Daemon Targaryen estaba corroida por la arrogancia y que eso bastaría para crear un hijo decente, uno con la hombría que ese bastardo me había arrebatado y avergonzado.
Podía escuchar las llamas crepitar por encima de sus jadeos. Y, puede, que una expresión desesperada en un rostro la mayor parte del tiempo tranquilo y neutro.
-Y Aegon. Aegon y sus estúpidos comentarios de borracho que se cree que tiene razón. Tal vez lo tenga esta vez. Tal vez no sea tu problema.
Naerys intentó mantener la compostura. Pero le resultó muy difícil hacerlo cuando se estaba avergonzado a sí misma y a su esposo a tales niveles.
-¿Quieres niños? Bien, los tendremos, cuantos quieras, hay métodos que no hemos probado y que funcionarán. No eres la primera mujer que ha tardado en concebir ni serás la última. ¿No puedes dármelos? -se hizo un silencio entre ellos, sofocada por los alientos apresurados de ambos. La expresión de Aemond se rindió-. Si no puedes darme un hijo, no será mi perdición. No perderé mi hombría porque todos me ven como el segundo hijo. El trono no será mío nunca, ni aunque ahora alguno de los posibles herederos desapareciera. Hay más Targaryen que nunca. No voy a anular nuestro matrimonio por una criatura. Eres mi mujer a ojos de los viejos y los Siete dioses.
El pecho de Naerys se encogió si podía ser más. El escaso aire que entraba en las profundidades del Pozo apenas le llevaba ahora a los pulmones.
-Te lo diré ahora como en mis votos. Accediste a casarte conmigo, y con eso soy feliz en este infierno de responsabilidades. Ni aunque sea mi deber como hombre dejaría que te fueras de mi lado para convertirte en septa.
Silencio y respiraciones agitadas. Pozo Dragón estaba construido sobre una colina, tan profunda como las minas de Casterly Rock, pero sin oro: si es que los dragones no eran más valiosos que esas pepitas.
-Aemond...
Naerys intentó acercarse, extendiendo el brazo para tocarle el rostro despejado, pero tan pronto como lo hizo se vio así misma mirando a las paredes de piedra y los minerales sobre ellos. Un repentino latigazo le cruzó la extremidad diestra del brazo al apoyarse en busca de equilibrio. La princesa jadeó de la impresión, el dolor extendiéndose en toda la zona hasta la punta de sus dedos, sobre todo en la mitad.
Hubo movimiento delante de ella. Las llamas de la antorcha quedaron entre ambos de nuevo, esta vez más cerca que antes. Aemond seguía oliendo a sus acciones en los entrenamientos, o un olor que casi reconocía en él a menudo, pero no le desagradó del todo.
-Enséñame la mano -obedeció, abriéndola entre temblores. Naerys siseó cuando Aemond acercó la antorcha, el calor ardiente a su lado, para ver la herida. Dos gruesas líneas cruzaban la parte baja de su mano, más cercana de la palma del pulgar que el resto de la extremidad. Aemond no parecía nerviosa-. Es menos de un arañazo. El maestre te atenderá cuando lleguemos a la Fortaleza Roja. ¿Cómo te duele?
-Como mil infiernos juntos -maldijo, si bien no era propio de ella. Una tirante sonrisa tiró de los labios de su esposo hacia arriba. El color volvió a su cara.
-Eso es bueno.
Regresar a la Fortaleza fue el camino más complicado. Dos carruajes esperaban en la entrada: en el que ella había venido a Pozo Dragón y el de la Reina y sus hijos cuando salían de la fortaleza. Decidieron volver en el de ella, ordenando a los caballeros regresar delante de ellos en el carruaje de la Reina. Su doncella, que esperaba a la salida de las cuevas en compañía de un joven guardián dragón, lanzó un jadeo cuando la vio salir de allí con una mano herida y con una notable hinchazón. «¡Mi princesa! ¿Qué le ha ocurrido?», pero tan pronto como lo había dicho se calló al ver que la sombra de su esposo iba detrás de ella y ya estaba llamando a alguno de los guardianes dragón. Naerys intentó no mirar la herida mientras estos la examinaban por encima, si bien no conocían los tratamientos mundanos más que los que aplicaban sobre los dragones. Estos finalizaron que debía ver a un maestre, pero que se doblará la guardia cada vez que viniera algunos de los señores dragón. Si hubiera sido una promesa, hubiese estado más tranquila; el problema fue que sonaba como una amenaza. No iban a dejarlo pasar estar vez. No con sangre del dragón derramada en ese espacio, manchando ahora una de las paredes... Impulsando los deseos de los dragones por probar la carne humana.
El viaje a la Fortaleza Roja fue en silencio, escuchándose más el ruido del carruaje en movimiento y los caballos que la conversación interior. Se notaba que su señor esposo no estaba acostumbrado a desplazarse acompañado en un espacio tan reducido, ni con su mujer, menos incluyendo a su doncella. Lo que sí hizo fue permitir que depositara la mano sobre su regazo, abierta y con el trapo limpio absorbiendo la sangre, lo que quedaba de viaje. Si bien su atención se concentraba en ver por las pequeñas rendijas que daban al exterior.
A la entrada en la fortaleza, uno de los guardias insistió en acompañarlos con la escusa de que la Reina veía por la protección de su familia en esos días de visitas y reuniones frecuentes. Un sinónimo a decir que desconfiaba de todos los habitantes de la Fortaleza Roja independientemente de su estatus. Es decir, de aquellos que hubieran llegado ese día en barco y con cierta bandera negra y el escudo de un dragón bordado. En el camino se encontraron con un hombre y una mujer charlado en el pasillo que llevaba a las escaleras hacia las dependencias de la familia real.
Era uno de los maestres que atendía en Rocadragón. Anciano y con una sonrisa cálida que todavía recordaba de parte de su infancia cuando vivió unas lunas allí. Rhaenyra y Daemon lo habrían traído con ellos en el viaje.
-¿Dónde se encuentra el maestre Kylian? -preguntó su doncella, en voz tenue pero firme.
-Me temo que está atendiendo al Rey.
-Pues que se de prisa en darle la leche de amapola y en sofocar su dolor -insistió el guardia, frunciendo el ceño-. La princesa Naerys ha sido herida.
El rostro blanquecino del anciano se contrajo de estupefacto.
-¿He oído bien? ¿Quién se ha atrevido a levantarle el arma a la princesa de este reino?
-Uno mismo es más peligroso de lo que piensa, maestre. Que el maestre finalice y su tarea y acuda cuanto antes, por favor.
Naerys vio cómo desviaba la atención a la mano herida, destacable por un vendaje improvisado por los guardianes dragón para que no se infectase con el polvo, y la regresaba a ella.
-Tonterías. Ese corte lo puede tratar el más tonto de los bufones que traen de Essos, como nuestro Champiñón. Yo lo trataré, si la princesa está de acuerdo.
Una parte de ella la advertía de confiar en otro maestre que no fuera el suyo, pero si era el mismo que trataba los cuidados de sus nuevos hermanos y medio hermanos, tendría que conformarse con él. Sonrió con amabilidad ante la propuesta del hombrecillo.
-Por supuesto.
-Antes dejaría que un eunuco tratara su mano que un maestre cuyas ideologías en su campo desconozco.
La princesa volvió la cabeza hacia el dueño de la voz. El mismo que sujetaba su mano herido en alto y la ayudaba a mantenerse en pie. Estaba exagerando más de lo debido, y ese comentario... No era necesario comportarse así.
-Su excelencia, los cuidados son los mismos en todos los campos. La diferencia entre cuidar una herida de su magnitud es lo más sencillo que hacemos en la Ciudadela.
Aemond pareció pensárselo. En silencio, por supuesto. Una mirada crítica que lo barrió por completo, desde la punta que asomaba entre su toga de maestre de la Ciudadela hasta el más minúsculo de los pelos que adornaban su incipiente calva.
-Si se le infecta la herida, maestre, responderé contra usted en todo lo que conlleva.
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yinnydegoxs · 9 months
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¿Amor o amistad? Parte 26
Tomó sus papeles al final del día, toda la semana había encontrado a los mismos monstruos disculpándose profusamente cada que él iba a la cafetería a tomar una taza de café o a comer algo, pero aquello caía en saco roto, no estaba dispuesto a escucharlos, mucho menos a perdonarlos. Con la buena maña de Alphys, consiguió un casete para su viejo, pero aún funcional reproductor, llevo todo en su bolso junto a los informes revisados minuciosamente por si acaso.
Llego a la puerta del castillo, tocando la puerta como ya era costumbre en sus llegadas, una parte de él aún temía encontrarlo melancólico con el segundo trono, aún si gran parte de él confía en Asgore, una pequeña parte instintiva lo hacía ser cauteloso.
—Adelante. —Se escuchó desde dentro.
Sin mucho más que esperar, paso a la sala del trono, viendo como su rey cuidaba delicadamente de las flores doradas; apenas lo vio dejo la regadera en su sitio y se acercó tranquilo a la entrada.
—Buenas, su majestad.
—Oh, —lo mira un momento —¿todo bien Dings?
—Ah, se puede decir, ¿por qué la pregunta?
—Bueno, te ves terriblemente molesto.
—Ugh, ¿se nota? —se llevó la mano libre a la cara.
—¿Paso algo malo?
—Bueno, —suspira mientras revisa su bolso —será más fácil si lo escucha por su cuenta y le digo los detalles…
Dicho aquello saco su pequeño reproductor y el casete en cuestión, si bien era algo obsoleto, aún cumplía su función, cuando tenía todo listo se puso a reproducir la pequeña charla que estaba grabada. En un principio Asgore no entendía realmente que podía estar mal, al menos no los primeros dos o hasta tres minutos, pero se llevó un susto cuando hablaron de la marca de Gaster, mirándolo preocupado, el esqueleto solo miro a otro lado, dejando que siguiera la conversación.
Cuando empezó a oír las burlas y malas lenguas, denigrando a su científico, pudo empezar a entender porque estaba molesto, frunció el ceño cuando llegó la parte final, donde parecían divertirse con la idea de que su esqueleto no podría tener una pareja cuerda, sin dejar de menos como difamaban tan abiertamente su carácter.
—Ellos han venido a pedir disculpas todos los días desde que escuche esta conversación, mi asistente me facilito esta grabación. —Se llevó la mano al cuello —quizá ya hablaban mal de mí mucho antes, descuidarme y dejar que vieran la marca solo fue el detonante para empezar a escucharlos más detenidamente.
—Ah… —respiró hondo —¿qué has hecho al respecto?
—Oh sobre eso… —Toma el casete y lo voltea —debo decir que estaba realmente molesto, aún lo estoy… pero sé de sobra que no permitirá que mi amenaza se cumpla.
Vuelve a reproducir la cinta, donde solo se escuchan risas burlonas y el golpe de la pared en un principio, Asgore pudo notar que el silencio sepulcral que se hizo después de que el científico real hablara representaba muy bien la tensión de los demás, aquello lo decía todo.
Estuvo un rato escuchando junto al rey, sabía que lo decía estando furioso, pero claro que su parte lógica predominaba, sabiendo que no iba a dejarlo hacer algo así.
—Bueno, si me lo hubieses dicho en vez de oírlo en una grabación…
—Lo veo que incluso ahora no va a dejarme, estoy consciente.
El rey miró por un momento a su esqueleto cruzarse de brazos y mirar a otro lado molesto por una respuesta que aún no había dado. Suspiro por lo bajo antes de acercarse lo suficiente como para tomarle del mentón y hacer que sus miradas se crucen.
—¿Majestad?
—Podemos llegar a un acuerdo… creo que la severidad del castigo es excesiva, pero no podemos dejar pasar esto de largo, no quiero que escale a más.
—Bueno, no soy el único afectado.
—¿Qué quieres decir?
—No pude confirmarlo con pruebas, pero mi asistente está siendo acosada verbalmente también, ella no me lo dijo directamente, pero… es muy fácil de leer.
—Bueno, eso agranda el problema —Asgore lo mira un momento —me sorprende que me dijeras que algo estaba pasando.
—Hable con Alphys un momento y me hizo dar cuenta que la historia de Jack se repetía, aun cuando esto pasaba olímpicamente de mí hasta hoy, no quiero que las cosas vuelvan a escalar a algo tan serio para poner un alto.
—Me alegra oír eso —le levanta suave el mentón —es bueno saber que confías en mí.
—Y-Yo… —sintió algo de calor, —s-solo… pensé que era adecuado que lo supiera…
—Bueno, discutamos esto con un poco de té, necesitas relajarte e irónicamente hablar de trabajo logra eso.
Gaster solo asintió suave, dejando paso al rey para ir detrás, esa clase de calumnias era las que temía, más no para sí mismo si no para Asgore, si los monstruos se enteraban de su relación no habría duda alguna que empezarían a hablar; estaba consciente de que no podía arruinarle la reputación, era posible que no lo pudiera soportar.
Salió de sus pensamientos al llegar a la casa; entrando como siempre detrás del rey, algo que logro notar, es que, extrañamente, el lugar se sentía menos sombrío con cada visita desde que había sido marcado, como si lentamente estuviera recuperando la chispa de esa calidez que tenía tantos años atrás. Se llevó la mano al cuello luego de sentarse, meditando seriamente, ¿podía ser que Asgore estaba mejor? Es decir, a pesar de siempre mostrarse cálido y esperanzador, lo cierto era que nadie del subsuelo vio sus momentos donde toco fondo.
Nadie aparte de él.
Recordaba con cierta tristeza y molestia el momento en el que la reina se largó, como el rey estaba sumido en la tristeza y fue tan horriblemente doloroso perderla en su peor momento. Apretó las manos contra el portapapeles, aunque Asgore le pidió que no lo recordara de esa forma, a veces, esos recuerdos volvían, él no era un médico, sin embargo, cualquiera que hubiese logrado verlo en esos instantes sabría qué estaba en un cuadro muy severo de depresión, ¿cómo no estarlo después de perder a sus dos hijos y ser abandonado a su suerte?
Paso días vigilando que no dejara de comer, que durmiera por demasiado tiempo, que no se acercara a medicación de ningún tipo o incluso sus propias flores doradas, que fue lo que acabo con la vida de su segundo hijo, quizá no lo pensó porque su mente estaba demasiado ida en ese momento, quería creer eso.
—¿Dings? —Le sirvió su taza de té —¿Sigues pensando en los comentarios?
—¿Ah? Oh… discúlpeme su majestad, no, solo… me puse a divagar…
—Oh, conozco esa mirada.
—Lo siento, solo, a veces no puedo evitarlo.
—¿Sabes? Puedo decir que ese fue uno de mis peores momentos, pero saber que podías ver a través de mí, que me acompañaste y cuidaste… hizo todo más llevadero.
—Fueron días oscuros… meses más bien…
—Lo fueron, fuiste la luz que me mantuvo cuerdo Dings… pensando un poco en ello, ¿cómo no me di cuenta de que sentías ahí? Estuviste a mi lado no en las malas si no en la peor situación que viví…
—¿Tal vez soy un buen actor? Cuando me lo propongo claro.
—Cuando te pones neutro y serio es muy difícil saber que estás sintiendo o pensando, tienes un aire misterioso a veces.
—Supongo que es mi naturaleza —sonríe apenas.
Asgore lo tomó suave de los lados de la cara y lo besó despacio, el esqueleto pegó un salto de la sorpresa más no se opuso a la muestra de cariño, al menos estando dentro de la casa, tenían esa privacidad para demostrarlo.
—Nunca pude agradecerte lo mucho que hiciste en ese tiempo por mí Dings…—puso su frente pegada a la de él.
—Siempre estaré con usted ma… Asgore… —tomó suave sus manos antes de susurrar apenado —lo… amo, por favor, no lo olvide.
Gaster se permitió alejar el trabajo un momento para estar un rato tranquilos, ni siquiera lo que pudieran decir de él le importaba ahora, solo quería que Asgore sintiera que era amado y que volviera a tener un poco de ese viejo brillo en sus ojos.
Después de cerca de media hora y de volver a calentar el té, volvieron a su rutina de siempre, el científico podía estar un poco más relajado, ya no estaba tan molesto y podía pensar un poco más claro que en esos días, si bien su idea de castigo seguía siendo algo que quería, podía dar a torcer el brazo, un poco, para que no matara de ansiedad a los trabajadores o una renuncia masiva.
Al final Asgore no le dio una respuesta clara, pero acordaron que lo que sea que se decidiera lo diría en el laboratorio, con el presente, después del día libre, ya que quería pensar que hacer y que tomaría en cuenta lo que él tenía en mente.
Pudieron dar algunas muestras pequeñas de cariño a puerta cerrada antes de que el esqueleto finalmente se retirara, esperaba que con un par de años o algo más pudieran mostrarse al resto del subsuelo. Quizá si tenían suerte, mucha, muchísima suerte, ya tendrían la séptima alma para ese momento.
—Cielos, ¿qué puede tener planeado su majestad?
Negó suave con la cabeza, si bien las decisiones del rey cuando está molesto no son las mejores, actualmente se le veía bastante tranquilo, así que podía decir que el castigo sería leve. Debía admitir que quizá necesitaba que le frenara y que era la mejor decisión que supiera lo que pasaba directo de su boca y no de otros cuando fueran a quejarse de los cambios bruscos, aun si para él no eran cambios importantes, ya que él podía trabajar días sin problemas, quizá no era un ritmo que otros pudieran hacer.
En un parpadeo, había pasado su día libre y se encontraba mirando el techo de su habitación mientras llevaba una mano al despertador, sus momentos libres siempre eran ajetreados por su esqueleto menor, si bien entrenaba con Undyne, también lo hacía con él, para aprender maniobras mucho más difíciles tanto de aprender como de esquivar, a otros podía parecerles una tontería, pero el cansancio físico y mental que conllevaba eso lo dejaba agotado, incluso más que trabajar cuatro días sin dormir y viviendo a base de café.
Como era habitual, sus hijos ya no se encontraban en casa cuando él se levantaba, Sans entraba en el turno más temprano, según él para tener descansos mucho antes, y Papyrus, desde que Undyne se convirtió en capitana, ha ido cada día desde temprano, incluso la espero un día completo delante de la puerta en su día libre, esperando una respuesta de ella, debía decir que su niño era muy determinado, o solo muy terco.
Se dirigió al trabajo, probablemente el rey estaría relativamente temprano o iría cuando estén todos los implicados, más o menos al mediodía, así que tendría un rato de molestas falsas disculpas y una ronda de suplicas para detenerse. Simplemente los ignoraría, ya era un principio de castigo para ellos ver que no estaban siendo escuchados.
—Buenas Alphys —saludo al pasar por la zona de cámaras.
—B-Buenas doctor —levantó la vista.
Al menos ella lucía normal, o quizá tenía una buena actuación cuando se lo proponía también.
Decidió pasar por la cafetería para tomar su desayuno, apenas puso un pie en el lugar, todos guardaron silencio, alejándose de la cafetera para dejarle el paso exclusivamente, suspiró, aún si no hablaban cuando estuviera presente, no significa que no los escuchara después en las grabaciones si sentía que había algo raro y claro que ellos eran lo suficientemente cortos de mente y memoria para no recordar que había cámaras de seguridad no solo fuera si no aún más importante dentro del laboratorio. De todos modos, si hubiesen tenido la “delicadeza” de hablar mal de él fuera del trabajo, no le importaría tanto, lo que hicieran fuera ya no era de su incumbencia.
Después de todo, malas lenguas había en todos lados y no importaba el tiempo que pasara, algunas criaturas solo les gustaban decir tonterías o meter sal a las heridas, lo único que cambia es que pueden ser más discretos a la hora de hablarlo.
Escuchó un poco de jaleo en la entrada trasera, probablemente el rey había llegado y, muy posiblemente, estaban intentando hablar con él sobre la locura que dijo días atrás. Tomó el resto de su café y lavó su taza antes de ir al encuentro. Debía decir que no estaba muy animado por lo que seguramente Asgore haría, probablemente solo quedaría en una advertencia, que haría durar unos meses callados a todos, hasta que se calmara la cosa y volvieran a hacerlo.
—Oh, doctor Gaster, lo esperábamos.
—Lamento si lo hice esperar mucho su majestad.
—En lo absoluto, creo que podemos tener una pequeña charla aquí, —miro tranquilamente a los involucrados —bueno, el doctor llegó a mí con una clara molestia a su comportamiento, ¿les importaría darme su punto de vista?
Gaster no pudo evitar suspirar con fastidio, se podía decir que era justo escuchar ambos lados, no estaba contento con ello, pero era un trato aceptable. Al menos esperaba que su inteligencia no fuera lo suficientemente escasa como para mentir mientras estaba presente.
Vaya que se equivocaba.
Con cierto enojo, pudo escuchar como ellos pasaban de un mal intento de explicación de que aquello era dicho de forma sarcástica o en tonalidad de broma y que realmente no pensaban así, hasta se aventuraron a decir que él tuvo una reacción sumamente exagerada a un ambiente de diversión; solo pudo apretar los puños y mantener su compostura lo mejor que podía, más su ojo tenía una tentativa de magia, como un tic nervioso ante semejante descaro.
—¿Recuerda nuestra conversación hace años su majestad? ¿Todavía piensa que fue algo infundado?
—Odio admitir que tenías razón de peso para la postura que tomaste.
El resto de los trabajadores poco podían entender a que venía ese intercambio; así que el científico simplemente sacó su reproductor y dejo que el casete se reprodujera para horror de los presentes, él solo pudo sonreír de forma engreída mientras sus ojos se encendían en rojo, si antes estaba furioso, no querían saber cuánto lo estaba ahora.
Después de que casi todo el primer parte se escuchara, la detuvo.
—Parece que han olvidado que hay cámaras y micrófonos por todo el laboratorio, me tome el atrevimiento de tomar el audio y llevarlo como prueba, además estaba lo bastante inestable emocionalmente como para decir todo lo que estuvieron hablando y no tener un arranque de ira.
Aquello había sido dicho tan fría y calculadamente contundente que ninguno tuvo el valor de volver a hablar, ni siquiera tenían el atrevimiento de pedir disculpas debido a la abrazadora mirada del doctor. Gaster solo tomó su pequeño trasto y lo guardo de nuevo.
—Ahora, ahora, parece que todos han tenido la audacia de camuflar su error de la mejor forma posible, mentirme en la cara para decirlo de mala forma… lo habría dejado en un simple llamado de atención si reconocían que habían estado mal…
—¿Majestad? —el esqueleto no pudo evitar mirarlo curioso.
—Por desgracia, —prosiguió —el despido inmediato y sumar sus nombres a la lista negra podría afectar negativamente a la salud física y mental del doctor debido a la cantidad excesiva de trabajo que tendría que afrontar, así que dejare que él decida, cuando se calme, que debería hacer con todos ustedes.
La cara de todos pasó de estar solo pálidas a ser una cara de terror absoluto, todos sabían que les esperaba, aún sí el doctor se calmaba, era muy probable que se mantuviera firme en su amenaza. Un brillo oscuro se reflejó en los ojos del esqueleto, junto con una sonrisa siniestra para nada disimulada y un aire a su alrededor que denotaba maldad pura, por supuesto que acataría las órdenes de su rey y esperaría a “calmarse”, pero era obvio que haría de estos próximos meses su vida laboral un verdadero infierno.
Los trabajadores estaban al borde de un ataque de pánico.
—Será como usted ordene, su majestad.
—Confió en su juicio doctor. —Dicho esto, tan rápido como había entrado se retiró, dejando al doctor seguir con su trabajo.
Por más que quisiera en ese mismo momento hacer ejecutar sus nuevos horarios de trabajo, solo dio una palmada para hacer que reaccionaran y los devolvió a su trabajo, diciendo que necesitaba tiempo para serenarse, cosa que era verdad, estaba furioso y eufórico a la vez, tenía que calmar sus ansias dictadoras y darles un tiempo de terror y arrepentimiento. No es que fuera a retractarse de sus palabras, iba a hacerlos trabajar tan duro que sus manos se pelarían de la cantidad tan estúpidamente grande de trabajo que iban a tener que manejar.
Y si alguno quería renunciar, ya sabían también lo que les esperaba.
Estuvo todo el resto de la semana deleitándose con el miedo de sus subordinados y trabajadores del núcleo, además de la rabia de ellos al declarar claramente que su asistente y la joven Monster Girl de recursos no serían amonestadas ya que no había pruebas de que ellas hubiesen tenido tan poco razonamiento como para ponerlo verde a él o a alguien más y si alguno tenía pruebas de que lo hicieran fuera del trabajo, no era su problema, mientras mantuvieran sus opiniones para sí mismas dentro del establecimiento y tuvieran una actitud profesional, no merecían ningún castigo.
Y también dejo muy en claro que quien sea que quisiera pasarse con alguna de ellas o pusiera un comportamiento errático, haría que fuera directamente con el rey para convencerlo de no ponerlo en la lista negra al momento de ser despedido.
—¿D-Doctor?
—Adelante Alphys. —Se acomodó los lentes y miró a la chica entrar.
—L-Los informes están listos.
—Bien —se levantó de su silla —¿ninguno de ellos se está comportando de manera inapropiada?
—D-De hecho, doctor, e-ellos lucen aterrados.
—Bien, es la idea —sonríe en cierta forma victorioso —voy a dejar que se mantengan alerta por un tiempo y cuando se sientan medianamente seguros, aplicare los cambios.
—S-Sigue furioso con ellos.
—Soy un monstruo muy rencoroso, creo que ellos están conscientes de eso.
—P-Puedo notarlo…
—Tampoco he olvidado como abusaste de mi confianza y le inyectaste a Undyne la determinación sin mi autorización.
—¡Uh! —la chica saltó asustada.
—Solo lo deje pasar porque… ah, en algún momento lo hubiese hecho yo y quizá habría sido tarde… y no lo hiciste con mala intención —toma un sorbo de su café, ya frío —bueno, sé que no volverás a hacerlo, pero aun así no recuperaras el permiso.
—L-Lo sé doctor.
—Ah, en fin, llevaré los registros con su majestad, no dejes a nadie intentar utilizar las cámaras.
—A-A la orden doctor.
Luego de eso, ambos monstruos salieron de la oficina, cada uno yendo a un lado distinto. Gaster tomó un atajo, yendo directamente a la puerta del rey; tocó la puerta lo suficiente para que supiera de su llegada y pudo oír los pasos del otro lado.
—Adelante Doctor.
Abrió despacio la puerta, pasando a la sala.
—Buenas su majestad.
—¿Oh? Te ves mucho mejor en esta reunión.
—Puedo decir que me estoy tomando mi tiempo para… tranquilizarme, aún sigo realmente molesto, sin embargo, eso parece tener un efecto de castigo adicional porque no saben cuándo aplicaré los cambios de horas laborales.
—Oh Dings, no los tortures.
—No es tortura, solo es un tratamiento silencioso hasta que me tranquilice, aun quiero los seis meses de trabajo esclavizado, pero sé que no es lo que usted querría.
—Bien, supongo que puedes… disfrutar un poco, pero trata de no alargar su tormento…
—Está bien su majestad.
Luego de ello, se dirigieron como siempre a tomar un poco de té y a platicar de cosas cotidianas, aunque el esqueleto prefirió de forma apenada pedir quedarse esa noche con él, cosa que Asgore aceptó encantado, realmente se ponía feliz de tenerlo en su hogar.
A la mañana siguiente, luego de despedirse, salió discretamente de la casa del rey, uso un pequeño atajo para pasar de New Home hasta el núcleo y caminar despacio, su cadera aún no se acostumbraba del todo a encuentros más seguidos y sin el calor del celo, suspiró, no podía decir que no le gustara, pero lo siguiente a ello era una patada a sus huesos cuando pasaba la emoción.
Llegó a Hotland y usó otro atajo para pasar del laboratorio, ya que había guardias custodiando las entradas, no necesitaba una discusión esa mañana; pensó durante unos minutos si ir por el río con el barquero, más una idea maliciosa surgió en su cabeza. Dirigió sus pasos a la entrada de Hotland y luego paso por Waterfall, yendo directamente a la casa de Undyne, aún era demasiado temprano para que su niño estuviera allí, así que haría una rápida visita, teniendo la delicadeza de contar con lujo de detalles lo que estaba pasando en el laboratorio, Grillby ya lo sabía ¿por qué no tener actualizada a la joven?
Estaba muy seguro de que le encantaría saber.
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Parte 25
Parte 27
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No estaba seguro de en qué momento había accedido a “cosplayearse” como Angel Devil, pero ahí estaba, parado frente a la entrada de la convención de anime con su traje negro puesto. Una aureola dorada y un par de alas blancas complementaban su caracterización. El cabello no fue un problema, de hecho, compartía el color rojo del personaje y el estilo del peinado se asemejaban bastante. Casi podría decir, sin temor a sonar arrogante, que era un cosplay bastante bien logrado sin mucho esfuerzo.
Volvió a revisar la hora en su celular con algo de impaciencia; no había señales de Emi por ninguna parte. 
Un grupo considerable de chicas le habían pedido tomarse fotos, algunas grupales, otras en solitario. Ni siquiera había puesto un pie dentro y las miradas ya estaban sobre él. Estaba comenzando a sentirse algo incómodo.
[Mensaje: ¿Por dónde andas? (🝦言🝦ꐦ) ]
Escribió rápido antes de volver a meter el celular en sus bolsillos.
⸺ @xshoujiki​
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yoduro-d-aluminio · 1 year
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Falling for Juanchutre:
Juanchutre x Reader
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Chapter 1: Una mañana accidentada
Y/N se despertó aquel viernes con el corazón acelerado. Había dormido 7 horas, como cada día, pero apenas había descansado. Se dio una rápida ducha con agua casi hirviendo y el espejo empañado le devolvió el reflejo de una chica totalmente normal , salvo por los pronunciados surcos azulados que enmarcaban sus ojos, acusándola por no darse el descanso que merecía. Al menos sus ojeras hacían destacar más si cabe sus ojos color avellana, acentuando las motitas doradas que cubrían sus iris.
Se vistió apresuradamente, aunque a decir verdad no iba mal de tiempo, eligiendo su ropa prácticamente al azar: una camiseta desgastada de Nirvana que le quedaba demasiado grande, un grueso jersey, sus vaqueros negros y la cazadora vaquera. Era ya noviembre y quizás iba siendo hora de optar por algo que resultase más abrigoso, pero se resistía a confinar su comodísima cazadora a la profundidad de su armario hasta la primavera. "Un día más, mañana saco el abrigo", mintió.
Leyó las mismas noticias de siempre en tuiter mientras bebía su café sólo y se peleaba con su tote bag, que claramente contenía un universo paralelo en su interior, llena de cables, libretas, llaves, su portátil, bolígrafos, e infinidad de enseres inútiles.
Salió de casa dispuesta a pasar todo el trayecto en cercanías inmersa en su novela, con el volumen de la música tan alto en los auriculares que estuvo a punto de saltarse la parada de su universidad.
Echó un vistazo a su reloj: las diez y diez. Llegaba 20 minutos antes de tiempo. Se juró a sí misma que había sido una coincidencia, pero en el fondo sabía que su subconsciente la había traicionado una vez más. El motivo de sus injustificadas prisas era evidente: era viernes y quizás tuviese la oportunidad de cruzarse con él, con Juan. Sabía su nombre porque su mejor amiga Clara compartía una asignatura con él y, tras incontables interrogatorios que su amiga apenas podía responder, había ido acumulando detalles sobre el chico que atesoraba en su memoria. ¿Por qué no habría elegido ella francés como lengua optativa?
"Qué estupidez", se reprendió a sí misma mientras se dirigía a la facultad de Filosofía y Letras. Era más que evidente que alguien como él jamás se fijaría en una chica como ella... A fin de cuentas, no era como los demás estudiantes de Mundo Árabe e Islámico, recién aterrizados en la vida universitaria, tan inocentes e ingenuos, tan infantiles con sus recién cumplidos 18 años... No, Juan era diferente. Había decidido dar un giro a su monótona vida tan solo unos meses atrás, dejando una casi finalizada carrera de Derecho para volcarse en su pasión: los países de Oriente Medio.
En ese sentido, no eran tan distintos. A fin de cuentas, ella misma había descubierto que su pasión no era la biología a los pocos meses de comenzar los estudios y había decidido hacerse historiadora. Hacía ya tres años de aquello. Pero no era lo mismo, ella jamás hubiese reunido el valor de cambiarse una vez pasados cuatro años... ¡Si ni siquiera era capaz de acercársele para hablarle con el pretexto de preguntar por alguna de las optativas comunes que tendrían en el siguiente cuatrimestre!
Y/N iba absorta en sus pensamientos cuando, a través del sucio cristal de la entrada a la facultad, lo vio. Caminaba en su dirección y, antes de ser consciente de lo que hacía, se precipitó contra la gran puerta para abrirla y quizás, mantener el más mínimo contacto visual con él. Sin embargo, en su ridículo intento de aproximarse a él, Y/N olvidó por completo el resbaladizo escalón, desgastado por el incesante paso diario de decenas de alumnos. Su tropiezo fue estrepitoso, y estuvo a punto de caer de cabeza contra el suelo, pero en el último momento, mientras veía casi a cámara lenta su inevitable caída, algo (alguien) la asió fuertemente por la cintura.
– ¡Epa! ¡Deberías andar con más cuidado, la próxima vez puede que no esté aquí para sostenerte! – dijo una voz risueña y cálida.
No podía creer lo que veía. De pie frente a ella, con el cabello castaño algo revuelto y casualmente vestido con aquella elegancia que lo caracterizaba, estaba Juan. De todas las personas que podrían haber presenciado su ridícula entrada en la universidad tenía que ser precisamente él quien se encontrase no solo en primera fila, sino quien la rescatase de hacer un ridículo todavía mayor.
Apenas se había recompuesto y ya notaba el rubor subiendo por sus mejillas, intensificado aún más cuando se encontró con sus ojos a apenas unos centímetros de su cara, tras aquellas gafas de montura metálica que tan bien le quedaban. Azoradísima, tartamudeó un apenas inteligible "g-gracias, n-no, no volverá a pasar, gracias lo siento" y salió corriendo.
Si se hubiese detenido, si se hubiese girado, habría visto a un confusísimo Juan, que, plantado aún en la puerta, era esquivado por los apresurados estudiantes que salían de clase.
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Al menos aún tenía tiempo de sobra para recobrar la compostura. En el servicio, comprobó que su cabello cobrizo estaba completamente alborotado y sus mofletes seguían sonrojados.
"Felicidades, Y/N, ahora sí sabe quién eres: la chica más ridícula que ha visto en su vida".
Abandonando toda esperanza de iniciar en un futuro cercano algún acercamiento al chico de sus sueños, se dirigió a su módulo para esperar a que comenzase la clase.
Sentada junto al radiador, cuya función era prácticamente simbólica, volvió a abrir Tuiter por vigésima vez aquel día. Su timeline estaba plagada de tuits con la discusión del día, algo relacionado con criptomonedas que no podía resultarle más ridículo. De pronto, una de las molestas sugerencias basadas en los "Me gusta" de sus mutuals apareció en pantalla:
" 🤍 @Clara_navideña indicó que le gusta".
Conocía a la perfección el user. Aunque no lo seguía por vergüenza, a menudo entraba, no sin sentirse ridículamente culpable, a leer sus ingeniosas contribuciones al caos diario de la red social.
Le dio un vuelco al leer el texto del tuit. @juanchutre escribía:
"Una chica se ha apresurado a sujetarme la puerta para que saliera antes de entrar ella
Al entrar se ha tropezado y casi se cae de boca
Elijo pensar que no ha sido el escalón, simplemente se puso nerviosa por mi arrolladora y cautivadora energía"
No pudo contener una sonrisa. ¿Qué quería decir aquello? ¿Qué debía hacer ella ahora? No podía dar me gusta justo a ese tuit, sería demasiado descarado. Lo guardó y, solo por si acaso la red social que ocupaba horas de su rutina diaria llegase a desaparecer, también realizó una captura de pantalla.
Le parecía una locura y se sentía ridícula, pero aún así pensó que quizás el próximo lunes podría acercársele bajo el pretexto de disculparse por su huida tan apresurada y para agradecerle por haber evitado que hiciese un ridículo mayor. No parecía del todo descabellado.
"Ey,¡ qué pronto has llegado! ¿Pasamos dentro? " Clara había aparecido a su lado. Comprobó la hora: ya eran y media. Entró a clase, pero su cabeza estaba en otro lugar, en un vagón de tren que se alejaba hacia el centro de la ciudad, con un chico que viajaba inmerso en algún ensayo sobre algún país del Golfo.
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lavieacts · 1 year
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festejando a ahn soohyun: mon diplôme à broadway.
el final de una de las etapas más importantes en la vida de un estudiante siempre conlleva mucho esfuerzo, desvelos, incontables memorias agridulces que en balance terminan valiendo la pena. es por lo que un camino así de grande merece una celebración digna de cualquier universitario. ahn soohyun te invita a su fiesta de graduación, una fiesta temática centrada en el teatro. una obra no podría cerrar el telón de manera fácil ¿no? es por eso que los musicales que han marcado historia serán la inspiración principal para este evento. prepara tu mejor actuación, que tus prendas no decepcionen en el escenario ¿o vas a quedarte tras bambalinas?
                                                forget regret or life is yours to miss.
                                                                      -rent.
 puntos relevantes.
el evento fue organizado por ahn soohyun.
el código de vestimenta es obligatorio: formal con dos opciones de tonalidades, rojo y/o dorado.
todes los invitades recibirán una rosa roja o dorada en agradecimiento por acompañar a soo en esa noche tan importante ¡y no es todo! una máscara digna del fantasma de la ópera será entregada para utilizar durante la fiesta.
se ha contratado personal para atender el evento, ellos estarán vestidos de negro ( chefs, meseros, personal de limpieza, etc. )
habrán distintas presentaciones relativas a los musicales, el graduado de la noche participará en varios números.
encontrarán un menú amplio y exquisito para deleitar, así como barra libre de bebidas; lo único que no formará parte del catering serán los mariscos.
podrán encontrar en los pasillos de la entrada varias cabinas de fotos que tendrán ambientaciones conocidas ( chicago, wicked, cats, hamilton, el fantasma de la ópera, les miserables, west side story, cabaret, etc .) con disfraces disponibles para los que quieran disfrutar de una sesión de fotos.
los invitados también van a ser parte del espectáculo, un par de salas de karaoke están disponibles para aquellos que quieran demostrar sus dotes artísticos o quieran sentirse parte de la obra.  
tablero de pinterest para mayor referencia.
playlist de spotify para ambientar el evento.
información ooc.
la invitación pudo llegar de manera directa por parte de soo o mediante dos opciones: ser el invitado de un amigo del graduado o bien, ver la invitación que el festejado realizó vía instagram para cualquiera que quisiera acompañarle en esa noche tan importante.
aquellos personajes que deseen participar como parte del staff son completamente bienvenidos.
dado que se realizan en fechas distintas, puedes abrir starter dentro de una ambientación y responder starters pertenecientes a la otra ambientación.
no se permitirá el ingreso a aquellos que no cumplan el código de vestimenta.
datos extra.
pueden etiquetar a @laviecloset en caso de publicar un outfit.
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you-moveme-kurt · 2 years
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Glee «Caps and Gowns»
Junio de 2040
-¿Como llegamos a este punto Blaine Anderson-Hummel? —pregunto Kurt al tiempo que su esposo detenía el auto en el sector dispuesto para aparcar en las afueras del colegio de sus hijos. -¿A que te refieres?... —pregunto de vuelta Blaine mientras apagaba el motor— ¿a encontrar un excelente estacionamiento?, ¿a que nuestras agendas coincidieran para venir? o, ¿a que la señora encargada de confeccionar las togas tuviera todo listo y dispuesto como a ti te gusta? -Ninguna de las anteriores,  aunque en realidad es bastante gratificante que una persona en New York al menos cumpla los plazos que dice… —respondió quitándose el cinturón de seguridad. Blaine rio para sí haciendo lo mismo— a lo que me refiero, es a cómo llegamos a este punto en el que nuestra hija ya está «ad portas» de graduarse de secundaria, parece que fue ayer cuando la  trajimos con su cabello rizado al primer día de clases… -No precisamente ayer, pero si se siente como si hubiese sido ayer… lo que te pone a pensar en a donde se va el tiempo y todo lo demás… -Muy cierto… aunque más me puesto a pensar en qué momento acepté esto de ser yo el encargado de mandar hacer y recoger y ahora distribuir las togas de la graduación… -Yo tengo la respuesta a eso, y lo recuerdo muy bien porque fue en la antepenúltima PTA, en donde en medio del calor de los halagos que recibiste por tu última obra, decidiste hacer todo lo que la maestra te pidió…—explicó Blaine sonriendo divertido— ¿que?... —agregó al ver que su esposo se le queda viendo con el señor bien fruncido. -¿Estás seguro que eso fue lo que pasó?,  porque estoy llegando a pensar que tú fuiste el que te ofreciste y dijiste: «yo con mi esposo lo haremos, porque es nuestra hija y bla bla bla bla» —dijo tratando de sonar como su esposo. -Estoy seguro que eso no fue lo qué pasó, podemos hablar con la maestra de Lizzie si gustas. -¿Crees que eso me intimida?,  será la primera cosa que le pregunte… —añadió Kurt bajándose del auto. -Cómo gustes… — añadió Blaine haciendo lo propio por su lado del vehículo.
-¿Cuál es el plan aqui? —pregunto Kurt rodeando  el auto hasta llegar al espacio de la cajuela. -El plan… —respondió Blaine abriendo el portaequipajes— es llevar esas cajas hasta el salón de Lizzie … —agregó señalando hacia el interior. -Vaya si son hartas cajas… —dijo su esposo contando mentalmente unas 25— ¿qué es eso?... ¿tienen los nombres?... —pregunto tomando una para mirar de cerca la etiqueta dorada que había en una de los lados— vaya… las de nosotros no tenían nombres… -Calor que no… con suerte tenían talla… ¿te acuerdas?, extra chica y… -Extra grande… —dijo Kurt terminando la frase por su esposo, ambos rieron recordando aquello— ¿que?... —pregunto él esta vez al ver que Blaine era quien se quedaba un instante en silencio y como pensando en algo. -Nada… solo un pensamiento pasajero-... —dijo soltando un suspiro, se puso las manos en las caderas y se quedo mirando la cajuela— ¿Cómo nos llevaremos todo esto?... -¿Llevaremos?... —repitió Kurt alzando una ceja. -Obvio… ¿que?, ¿no piensas ayudarme? -¡Obvio que no!, soy pésimo cargando cosas y lo sabes… solo me llevaré esta que es la de nuestra hija… —dijo tomando la caja respectiva para luego comenzar  a dar pasos hacia los escalones de la entrada -Kurt… -¡Es la verdad!, además aun no me convenzo de eso que dijiste que todo esto había sido mi idea… —insistió mirando hacia ambos lados antes de cruzar la calle. -¡Oye!... -¡Llamaré a alguien!… —agregó subiendo un par de escalones mientras sacaba su teléfono móvil, Blaine lo miraba atónito esperando que en algún minuto se devolviera en sus pasos— ¡le preguntare  a Lizzie!, ¡tal vez ese niño King o no se que puede venir!… —terminó por decir subiendo los últimos peldaños casi corriendo. -Ok… —dijo Blaine tratando de figurar la forma de llevar todo de una sola vez.
-¡Cariño!... —grito Kurt desde el comienzo del pasillo del segundo piso en donde estaba el salón de su hija, Lizzie estaba en la puerta con Alaska y la Señorita O’Sullivan platicando lo más animadas. -¡Papá!... —exclamó de vuelta la chica levantando un brazo— ¡aquí!... —grito como si Kurt no la hubiese visto o estuviese a kilómetros de distancia— Señorita O’Sullivan, mi Papá trajo las togas para la graduación…—añadió la chica mirando a su maestra mientras seguía con lo de las señas. -¿Qué?... ¡no!  —dijo Alaska llevándose las manos a la cara. -¡Ay Alaska!… ya supéralo…¡hola!... —dijo Lizzie blanqueando los ojos ante la idea de que su amiga se pusiera a llorar como lo había hecho desde el primer día del que sería su último año de escuela, la chica se enjugó unas lágrimas inexistentes y le hizo una especie de desprecio. -Hola Cariño… —dijo Kurt llegando hasta donde estaban todos -Hola Papá… Papá, ella es la señorita O’Sullivan… —dijo Lizzie apuntando a su maestra luego de saludar de beso y abrazo a Kurt. -Lo se cariño… la he visto desde que entraste en esta escuela… ¿Cómo esta?… —pregunto Kurt extendiendo su mano. -Muy bien Señor Hummel… —respondió estrechándola de vuelta— permítame decirle que su obra de la temporada pasada es la mejor de todas… bueno, en realidad todas son excelentes, pero esta última… ¡WOW!... —exclamo la maestra de Lizzie causando en Kurt y en las chicas un respingo de sorpresa y vergüenza ajena— en fin… ¿tuvo problemas con las togas y birretes?... —pregunto al notar que solo traía una de las cajas, la que tenía el nombre de su hija en la etiqueta. -¡Oh no!, tenemos todo , de hecho mi esposo… -¡Ahí viene el «Papáblen»!... —interrumpió Lizzie al ver aparecer a Blaine desde el primer piso, había usado la soga de las emergencias mecánicas que mantenía en el auto para atar todas las cajas en cuatro pilas y así traerlas todas al mismo tiempo. -Hola… —dijo llegando. -¿Necesitas ayuda? -—pregunto Kurt yendo a su encuentro. -Considerando que crece una calle, atravesé una par de puertas y ya subí un centenar de  escalones, creo que si necesitas ayuda para estos últimos metros… -Pesado… —respondió tomando uno de los atados— te dije que era pésimo cargando cosas, no reclames… -Lo dejaste claro… -¡«Papáblen»!... —repitió Lizzie abrazándolo. -Hola Princesa… ¿todo bien? -Todo super, ¡hola!... ven , ven a  conocer a la maestra  O’Sullivan… —dijo tirándolo de la manga del sweater. -Ya la conozco Princesa, por todas las PTA y demás ocasiones en las que hemos venido aquí… -Ah claro… ¿y a quien es a la que no conocen? -Tal vez a la directora… — dijo Alaska gesticulando con su cara a alguien demasiado serio y compuesto, las chicas rieron al unísono. -Señorita O’Sullivan, ¿Cómo esta?... —preguntó  Blaine una vez que dejó todo lo que cargaba en el piso y a un costado de la puerta del salón. -Muy bien señor Anderson… gusto en verlo, espero y no haya tenido problemas… verlo tan cargado me hace sentir culpable… —dijo haciendo un gesto con la boca que realmente evidenciaba culpabilidad. -No hay problema… ¿este es el salón donde las dejara? -Si, por favor… —respondió la mujer adelantándose a  todos para abrir ambas puertas y juntar un par de pupitres con el escritorio para hacer espacio para las cajas, Lizzie tomó una de la pilas y las llevo a medias con Alaska, Blaine tomó las restantes y Kurt tomó su teléfono e  hizo como que recibía un texto importante. -¡Busquemos las de nosotros!... —exclamó Alaska mirando las etiquetas. -¡Yo ya tengo la mía!... ¡hola!... —respondió Lizzie abriendo la caja para desdoblar la toga— ¡Papás!... —añadió mostrándola con ilusión, Alaska hizo un puchero y se puso a llorar desconsolada— ¡ay Alaska!... ya te dije que ya no más llanto… que terminemos la escuela no significa que dejemos de ser amigas… ¡hola! —sentencio Lizzie mientras trataba de meter todos su rizos dentro del ribete, su amiga volvió  decir algo entre sollozos que nadie entendió y que provocaba más risa que empatía— ¡lo se!... —exclamo Lizzie mientras la abrazaba, al parecer ella sí había entendido a su amiga, Kurt, Blaine y la Señorita O’Sullivan rieron mirándolas con ternura. -Voy a  organizar las cajas, permiso… —añadió la maestra apartándose, Kurt sonrió seguido de un «por supuesto, adelante» y Blaine se quedó con la mirada perdida en dirección de su hija, de la misma forma como lo había hecho segundos antes en el auto. -Ok, ya son dos veces seguidas de miradas perdidas, ¿Qué sucede Blaine Anderson- Hummel? -¿Como? -Ea mirada, primero fue cuando llegamos y ahora aquí… ¿tienes algo con las togas de graduación? -No… no con las togas, con la graduación… es solo que recordé el día en que Sam y yo nos probamos las nuestras, recuerdo que llegó Tina y estaba tan sentimental como esta Alaska ahora, y nos prometimos lo mismo, que seguiríamos siendo amigos a pesar de la graduación… —recordó Blaine suspirando. -Lo son… -Por supuesto, pero… no se… ya no es lo mismo que cuando estábamos en McKinley… y no se… siento que es una pena que tal vez sea inevitable que lo mismo pase con Lizzie y Alaska… -Es inevitable… —corroboró Kurt tomándolo del brazo, se acercó a él y le dio un beso en el hombro y después otro en la mejilla— pero estará bien… ¿lo sabes?, ¿verdad? -Lo sé… —respondió Blaine sonriendo— además… -¡Papa!... ¡ayúdanos aquí!... —exclamó Lizzie señalando la toga de Alaska que al parecer tenía una manga más corta que la otra.
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amiguiz · 2 years
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MFAH
Otra vez (por fin) vivo en una ciudad en la que ir al museo es una posibilidad cotidiana que no requiere un motivo especial. (Aunque, mejor, los jueves, porque la entrada es gratuita; en el DF eran los miércoles, cuando mi hermano me regalaba pases o me aceptaban la credencial de estudiante).
La curaduría y la museografía del MFAH son impecables; las cédulas, bilingües, son atractivas sin llegar a campechanas. Al museo lo componen tres edificios, de los cuales nosotros recorrimos apenas la mitad de uno. Decidí que, dado que tengo toda una vida, o por lo menos cinco años, para conocer el resto, no había tanta prisa. 
(*Nunca conoce el resto* / No. Ojalá sí).
Estas fueron algunas de mis piezas favoritas. Fallé en la documentación porque ando de vacaciones, pero relataré lo que recuerdo a botepronto.
Hubert Robert, “The Fire at the Opera House of the Palais-Royal”.
(No hay mucho qué decir, miren nomás esas llamas).
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Autora desconocida, “Battle between Lakota and Chahiksichahiks (Pawnee)”
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(Me gustó el detalle del brazo que viene de una misma línea con el cuerpo).
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Goya, “Naturaleza muerta con dorada”.
(Casi no hay naturalezas muertas de Goya, ¿o sí?).
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Suzanne Valadon, “Autorretrato”.
Dice la cédula que Valadon trabajaba como modelo para Degas. Supongo que así, como no quiere la cosa, medio que me pintas medio que me enseñas, terminó formándose un oficio a la par. (También ayudó que era de clase acomodada). 
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Lo que me gusta del retrato es que optó por trazos gruesos, bruscos, incluso un poco hoscos, duros (o, como diría una cédula de esas que yo escribía antes, “de gran dureza”). Mientras que, para Degas y compañía, ella debía inspirar delicadeza y gracia, para sí misma prefería la seriedad. Cansa, que todo el tiempo te pidan una sonrisita. Me identifico. No. Quisiera identificarme. Yo todavía sonrío para las fotos.
Finalmente, Edouard Vuillard, “Marcelle Aron (Madame Tristan Bernard)”.
Colores y texturas y el trilladísimo “cuidado en el detalle”. Pero sí: el piecito oscilante y la mueca de media sonrisa, como si la hubieran tomado desprevenida; además del espejo y el perrito que mira hacia ella. 
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¡Ya quiero que sea jueves otra vez!
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La Basílica de Guadalupe
Una vez llegando a mi destino, lo primero que vi fue una enorme explanada enfrente mío. El área que rodea la basílica es increíble, porque las personas pueden pasear con más facilidad debido al gran tamaño del terreno y a la poca presencia de comercios en él. Algo que destacar de la explanada es la gran cantidad de botes de basura que hay. Hay aproximadamente unos 24 cestos repartidos por todo el terreno.
En dicho lugar, hay un reloj que también es campanario de la iglesia, llamado Carillón. En el centro de dicha estructura hay varias campanas puestas de manera vertical. A la derecha está un reloj con número romanos con un color amarillo opaco a su alrededor y blanco en el centro. A la izquierda hay una especie de engranaje viejo. Abajo, por la parte de enfrente, se encuentran una ilustración religiosa acompañada a su alrededor con números del 1 al 24, con estrellas blancas, puntos naranjas y rojos en torno a los números, con color verde de fondo y un borde con un rojo opaco, y por atrás hay un reloj calendario Azteca.
De todas las construcciones que hay en torno a la explanada, el Carillón, sin contar a la Basílica de Santa María de Guadalupe, fue de las estructuras más agraciadas que vi en esa zona. Si bien es cierto que no cuenta con muchos detalles, como las iglesias que están también, no los necesita tampoco para poder ser algo atractivo de ver.
Pasando el Carillón hay otra explanada que no es igual de grande que la principal, pero cuenta con un detalle que me gustó mucho, el cual es que al fondo cuenta con diversas imágenes religiosas de diferentes deidades.
Más adelante hay un mercado que cuenta con 2 pisos y diversos puestos muy coloridos que venden, desde comida, hasta souvenirs con ilustraciones religiosas. Si bien el mercado no tiene algo destacable, es un buen sitio para poder pasear y observar las cosas que venden.
Lo principal de este lugar, que es Basílica de Santa María de Guadalupe, es un lugar hermoso en el cual se respira mucha paz, aunque haya mucha gente dentro de la misma, porque a pesar de ser un recinto grande, se llena de gente cuando se imparte misa, y eso se ve con más claridad con la fila que se forma para acceder.
Además de tomar la misa, en este templo hay una entrada especial que permite apreciar de cerca la imagen de la Virgen de Guadalupe. Este recorrido empieza por la parte trasera de la basílica, y lo que primero se ven son muchas banderas puestas en la pared de diferentes países, entre los cuales se encuentran Canada, Brazil, Colombia, El Salvador, entre otros. Luego hay 3 rampas eléctricas en las que pasas poco a poco para ver arriba una imagen de la Virgen de Guadalupe con adornos de color dorado alrededor de ella, con una corona arriba de la imagen y al lado izquierdo una cruz igualmente dorada. Si bien es un recorrido muy corto que puede durar desde 5 a 10 minutos, vale la pena ver la imagen de la Virgen más de cerca.
Saliendo del recorrido, del lado izquierdo, hay varios huecos en las paredes con escalones en ellos para colocar velas, esto con el objetivo de recordar a alguien fallecido. Me sorprendió que hubieran tantas velas en esa zona, porque uno no hace conciencia de las personas que ya han dejado este mundo porque sólo vemos a las personas vivas, pero no pensamos en toda la gente que ya dejó este mundo. El ambiente en esa zona se sintió triste, y no es para menos, pero también me entró un sentimiento de felicidad al saber que las personas siguen recordando a sus seres queridos y que, de vez en cuando, vienen aquí a poner una vela en su nombre.
Del lado derecho hay otra imagen de la Virgen de Guadalupe. En esta los visitantes ponen fotos de sus seres fallecidos en ella, a modo igualmente de recordarlos y guiarlos por un buen camino en el otro mundo. También había velas puestas, pero no estaban prendidas. Hay quienes se toman fotos con la Virgen, como sólo al retratan a ella. Las fotos puestas en el sitio remiten tristeza porque es duro saber que hay personas que ya no volverán y lo único que nos pueden quedar de ellas son sus imágenes.
Siguiendo con el recorrido, al lado de la imagen se encuentran unas escaleras que dan paso a otro terreno más. En él se encuentra la entrada a un museo la cual tiene un costo de 10 pesos, otra iglesia, baños públicos y más escaleras que dan hacia más lugares.
En esas escaleras hay diversos fotógrafos que cuentan con un escenario pequeño decorado con varios burritos, flores falsas e imágenes religiosas para tomar fotos a la gente que lo desee. Hubieron 3 fotógrafos a lo largo de las escaleras, los cuales todos contaban con el mismo escenario y la misma finalidad, que es regalar un recuerdo al público de su visita.
De un lado, hay una cascada con una fuente que tiene una vista buena hacia la cuidad. Es un lugar pequeño pero que habían muchas personas en él. Fue un citio poco impresionante, pero igualmente bonito y que le da un toque natural al lugar, por sus plantas y pasto verde que tiene.
Siguiendo más arriba, hay otra fuente pequeña en un citio pequeño para descansar. Aunque no hay sillas o bancos para sentarse, al lado de las escaleras hay una especie de barda pequeña en donde la gente se sienta en ella.
Una vez se terminaron los escalones, en la parte más arriba hay diversos puestos en los cuales venden llaveros, velas, collares, figuras, todo religioso, y comida, pero mayoritariamente bebidas. Venden desde sopas Maruchan, hasta raspados.
También hay un cementerio llamado Panteón del Tepeyac, el cual estaba cerrado, y al lado de él habían más huecos en las paredes con escalones para que la gente pusiera velas para sus seres difuntos. Es un bonito detalle que hicieran eso, porque así la gente, si no pudo colocar una vela abajo, lo puede hacer arriba.
En la misma zona, hay máquinas donde puedes colocar una moneda de 1 peso para modificarla y hacer que tenga otro diseño. Los diseños mayoritariamente son sobre la Virgen de Guadalupe, y lo que hace la máquina es aplastar la moneda, alargarla e imprimir en ella el diseño que se haya elegido.
La Basílica de Guadalupe es un lugar muy popular en la Ciudad de México. Hay personas que vienen desde otros estados, como Puebla o Michoacán, para estar un tiempo en ella. También hay algunos extranjeros, pero son muchos más mexicanos los que estaban. Tanto en las entradas como salidas del lugar, hay muchas personas vendiendo cosas u ofreciendo algún servicio de comida que, si bien puede llegar a ser algo molesto, la gente se gana la vida como puede y al final del día dan trabajo al público.
Logré observar a 4 personas que entraban al sitio de rodillas, así hasta llegar a la iglesia y tomar la misa. Es sorprendente hasta qué punto puede llegar la fe de una persona sobre alguien.
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bbrp-hq · 2 years
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Presentamos a Beckett Mars, el nuevo participante que ingresará a la casa más famosa del mundo, ¡bienvenidx!
*       Emma, esperamos la cuenta de tu personaje.
sobre el usuario:
*      NOMBRE / APODO: Emma
*      PRONOMBRES: ella/suya/ella/suye
*      TRIGGERS: homofobia, transfobia, gordofobia, pedofilia, non-con.
*      FC RESERVADO: rudy pankow
sobre el personaje:
*      NOMBRE COMPLETO: Beckett Mars
*      EDAD: 24 años.
*      NACIONALIDAD: australiano-americano.
*      INTRODUCCIÓN:
Acomoda su cabello mientras se mira en un pequeño espejo entregado por su asistente. Doradas hebras se ven finalmente ordenadas y perfectas para el muchacho y regresa al artefacto a quien se lo había dado. Una sonrisa de un millón de dólares se dibuja en el rostro del muchacho a la par que la cámara comienza a grabar. Beckett tenía todo un set atrás de él, una ventaja de estar bajo una agencia de actores. “¿Listo? ¿Si? Bien” se asegura de que la cámara estuviera rodando por última vez. “Hola, mucho gusto” saluda a quien fuera a ver el video de su presentación. “Sí, quizás más de una persona pueda reconocerme, soy Beckett Mars” un tono casi engreído es el que adorna sus palabras por unos segundos y es que claro, ser alguien conocido en su natal Australia a veces se le subía a la cabeza. “Para quienes no lo hacen, déjenme presentarme” tono de voz cautivador ahora se nota en sus palabras. “Soy hijo de Chelsea Rineheart, la socialité australiana y Robert Mars un conocido actor aquí creo yo” más bien lo sabía, era consciente de la fama que rodeaba a su familia. “Hace varios años tuvimos un reality show sobre la vida de nuestra familia, muy famoso en mi país” intenta refrescar la memoria a más de una persona que seguro había visto aquel programa en los 2000. “Si, básicamente éramos los Kardashians australianos” se permite bromear sabiendo muy bien la cantidad de veces que habían sido comparados con aquella familia. “¿Por qué quisiera entrar a la casa?” cuestiona a sí mismo en voz alta el muchacho. “Bueno, me encanta hacer cosas solo por la experiencia y creo yo que tener a alguien cómo yo en el programa debería ser algo increíble” Beckett muy pocas veces notaba lo engreído que podía sonar, aunque a pesar de eso era una persona amigable en lo que cabía. La realidad de la entrada del joven era otra, hacía un tiempo no tenía papeles en películas o series, por lo que su agente había decidido que participará en el programa, tenía que hacer algo, no solo publicar fotos en instagram y videos en tiktok. “Si llego a ganar, cosa que espero, donaría el dinero a la beneficencia” eso si era real, no era una persona que necesitara dinero, él siempre dio por sentada una vida llena de lujos. “Para terminar, podría decir que conmigo la casa nunca será aburrida, solo miren el reality de mi familia, siempre he sido quien ponía todo de cabeza” comenta bromista recordando todas sus travesuras que habían sido transmitidas a millones de hogares.  
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roletanumeros · 4 days
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¿Cuáles son las diferencias culturales y geográficas entre Egipto y Yibuti?
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¿Cuáles son las diferencias culturales y geográficas entre Egipto y Yibuti?
Cultura egipcia
La cultura egipcia es una de las más fascinantes y enigmáticas de la historia antigua. Con una historia que se remonta a miles de años atrás, el antiguo Egipto ha dejado un legado cultural que sigue siendo estudiado y admirado en la actualidad.
Una de las características más distintivas de la cultura egipcia es su enfoque en la religión y la vida después de la muerte. Los antiguos egipcios creían en un panteón de dioses y diosas, y dedicaban enormes recursos a la construcción de templos y tumbas para honrar a sus deidades y asegurar una vida eterna en el más allá.
Otro aspecto importante de la cultura egipcia es su arte y arquitectura. Los egipcios construyeron monumentos impresionantes como las pirámides de Giza y los templos de Karnak, utilizando técnicas avanzadas de construcción que aún hoy desconciertan a los arqueólogos. Además, desarrollaron un estilo artístico único que se refleja en las pinturas murales, esculturas y objetos cotidianos que han sobrevivido al paso del tiempo.
La escritura también desempeñó un papel crucial en la cultura egipcia, con la creación de jeroglíficos y papiros que se utilizaban tanto para registros administrativos como para textos religiosos y literarios.
En resumen, la cultura egipcia es un legado de creatividad, espiritualidad y conocimiento que ha cautivado a generaciones enteras. A través de sus monumentos imponentes, su arte intrincado y sus creencias religiosas profundas, los antiguos egipcios han dejado una huella indeleble en la historia de la humanidad.
Historia de Egipto
La historia de Egipto es una de las más fascinantes y antiguas del mundo. Con una civilización que se remonta a más de 5000 años atrás, este país ha sido testigo de innumerables eventos y ha dejado un legado cultural invaluable.
Uno de los aspectos más sobresalientes de la historia de Egipto es el periodo de los faraones, donde gobernantes como Tutankamón, Ramsés II y Cleopatra marcaron épocas doradas en la historia del Antiguo Egipto. Las pirámides de Giza, construidas como tumbas para los faraones, son monumentos impresionantes que siguen maravillando a la humanidad por su magnificencia y precisión arquitectónica.
Además, Egipto ha sido escenario de importantes acontecimientos como la conquista de Alejandro Magno, la dominación romana y la influencia del cristianismo y el islam en su cultura. La riqueza de su arte, arquitectura y escritura han sido objeto de estudio y admiración en todo el mundo.
En la actualidad, Egipto sigue siendo un destino turístico popular por sus impresionantes restos arqueológicos, como el Templo de Karnak, el Valle de los Reyes y el Museo Egipcio en El Cairo. La historia de Egipto es un testimonio de la grandeza y el ingenio humano a lo largo de los siglos, y continúa cautivando a aquellos que buscan descubrir los misterios y maravillas de esta antigua civilización.
Geografía de Yibuti
Yibuti, oficialmente conocido como la República de Yibuti, es un pequeño país ubicado en el Cuerno de África, limitando al norte con Eritrea, al este con el Golfo de Adén y Somalia, al sur con Etopía, y al oeste con el lago Assal y Eritrea. Su ubicación estratégica en la entrada sur del Mar Rojo lo convierte en una importante nación para el comercio marítimo.
A pesar de ser un país pequeño, Yibuti cuenta con una geografía diversa y fascinante. Gran parte de su territorio está formado por planicies desérticas y mesetas montañosas, con el volcán más activo de la región, Ardoukoba. Asimismo, Yibuti alberga el lago Assal, el punto más bajo de África y uno de los lagos más salinos del mundo.
La geografía de Yibuti también incluye extensas llanuras áridas, donde se pueden encontrar oasis y valles fértiles, en contraste con sus costas bañadas por el Mar Rojo y el Golfo de Adén, que ofrecen hermosas playas de arena blanca y aguas cristalinas ideales para el turismo.
Además, Yibuti es conocido por su biodiversidad única, con especies de flora y fauna adaptadas a las duras condiciones del desierto, como el oryx, el avestruz somal�� y el babuino hamadryas.
En resumen, la geografía de Yibuti es un tesoro por descubrir, donde la naturaleza se presenta en su estado más puro y salvaje, ofreciendo paisajes sorprendentes y una rica biodiversidad que cautiva a todo aquel que se aventura a explorar este fascinante país africano.
Costumbres y tradiciones de Egipto
Las costumbres y tradiciones de Egipto tienen raíces profundas que se remontan a miles de años atrás, influenciadas por la rica historia y la diversidad cultural de esta antigua civilización. Una de las tradiciones más destacadas en Egipto es la importancia de la familia, que se considera el pilar fundamental de la sociedad. Otra costumbre arraigada en la cultura egipcia es el respeto hacia los mayores, quienes son venerados y cuidados con especial atención. La hospitalidad es también una parte esencial de la vida cotidiana en Egipto, donde los anfitriones suelen recibir a sus invitados con generosidad y calidez. En cuanto a las tradiciones religiosas, la mayoría de los egipcios son musulmanes y observan las prácticas y festividades islámicas. Sin embargo, también se conservan algunas tradiciones y festivales preislámicos que se remontan a la época de los faraones, como por ejemplo el festival de Opet, dedicado al dios Amón. La culinaria egipcia es otra faceta importante de la cultura del país, con platos tradicionales como el koshari, el falafel y el molokhia que reflejan la diversidad de influencias culinarias en la región a lo largo de los siglos. En resumen, las costumbres y tradiciones de Egipto son un testimonio vivo de su rica historia y patrimonio cultural, que continúan siendo celebrados y respetados en la sociedad moderna.
Población de Yibuti
Situado en el Cuerno de África, Yibuti es un pequeño país con una población estimada de alrededor de un millón de habitantes. Con una superficie de aproximadamente 23,200 kilómetros cuadrados, Yibuti es el hogar de una población diversa que se compone principalmente de somalíes, afar y árabes.
La ciudad capital de Yibuti es del mismo nombre que el país y es el principal centro urbano del país, donde reside una gran parte de la población. Además de la capital, otras ciudades importantes en Yibuti incluyen Tadjoura y Obock. Aunque Yibuti es un país pequeño, su ubicación estratégica en el Mar Rojo lo convierte en un importante centro comercial y de transporte en la región.
La población de Yibuti es joven, con una alta proporción de personas menores de 25 años. La tasa de alfabetización en el país es relativamente alta en comparación con otros países de la región, lo que ha contribuido al desarrollo social y económico de Yibuti.
La población de Yibuti es conocida por su hospitalidad y diversidad cultural. A lo largo de los años, diferentes grupos étnicos y religiosos han coexistido pacíficamente en el país, enriqueciendo la sociedad y la cultura de Yibuti.
En resumen, la población de Yibuti es un reflejo de la diversidad y la riqueza cultural de este pequeño país africano, donde la juventud, la educación y la diversidad son rasgos distintivos de su sociedad.
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bookishnerdlove · 9 days
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TV 51
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Mientras Abigail se retiraba dócilmente, el área se volvió bastante tranquila. No importa cuánto lucharon y blandieron sus espadas, nadie pudo detener a Abigail, pero con una palabra de Selia, todo quedó arreglado. Entonces las damas y los caballeros parecieron sufrir una extraña sensación de derrota. "No es que fuera asunto mío". "Sal y consigue un poco de nieve". Por orden de Selia, los caballeros que custodiaban la entrada de la tienda se apresuraron a traer nieve. No les tomó mucho tiempo porque afuera la nieve estaba amontonada hasta el borde. Selia levantó el pesado cubo con todas sus fuerzas y lo arrojó sobre la cabeza de Eloise. “¡…!” Fue entonces cuando Eloise, que era como un muñeco de nieve, se tragó su grito y le estrechó la mano. Las otras damas hicieron lo mismo. No pudieron decir nada excepto abrir los ojos de conejo y taparse la boca con las manos. Selia arrojó el cubo al suelo y dijo: “¿Dónde aprendiste a hablar a espaldas de un benefactor que vino a rescatarte? Si no fuera por los Caballeros Berg, estaríais todos enterrados vivos aquí en la nieve”. Por supuesto, los Caballeros de Berg pertenecían a Lesche. Pero el comandante de los caballeros, Elliot, se arrodilló ante Selia e incluso lloró. Así que no importaría si los llamara suyos. Dijo Selia, mirando a las damas con ojos venenosos, quienes no podían decir nada. “No, podrías haber muerto a causa de los demonios. Si quieres salir de este cuartel e irte ahora, no te detendré”. "..." "..."   "..." Selia miró a Eloise, quien no respondió. Su cabello rubio platino, que estaba envuelto pulcra y bellamente, ahora goteaba nieve derretida. Dijo Selia sin quitar los ojos de Eloise. "Nos enfrentamos a una emergencia, ¿entonces todos piensan que lo dejaría pasar?" Selia fingió que no estaba siendo fácil con ellos. "Piensa otra vez." Mientras estiraba lentamente las palabras, pudo sentir que Lady Eloise y las otras damas se estremecieron. Selia desvió la mirada de las damas. "Vamos, Bibi". "Sí señorita." El cuartel estaba en silencio como si hubiera sido alcanzado por una bomba, lo cual fue muy satisfactorio. Selia no ocultó su expresión de satisfacción cuando dejó atrás el ruinoso cuartel con Abigail escoltándola. En el cuartel de los sacerdotes reinaba un ambiente agradable. Fue porque los Caballeros de Berg, una de las fuerzas más grandes, acompañaron a Selia Stern. “Severo, por cierto. Qué felices hemos estado al ver tu armadura dorada de constelación brillando tan intensamente”. "Mis ojos estaban llorosos sin motivo alguno". '¿Por qué son tan sensibles?' Había docenas de nobles imperiales en este lugar aislado ya que sus caminos se habían encontrado accidentalmente. ¿Cómo vieron a los Caballeros Berg con su armadura dorada de constelación y también a Selia Stern uniéndose ante ellos? A sus ojos, parecían ángeles. Puesto que vieron claramente que la infame Selia Stern vino a ayudarlos, ¿no volvería a ser más educada su actitud hacia Dios? "Por cierto, ¿Dónde está la Santa?" “Sentía un gran dolor porque su poder divino no se había estabilizado…” "No crees que ella haya salido, ¿verdad?" Los rostros de los sacerdotes estaban endurecidos por el asombro. Salieron apresuradamente del cuartel y comenzaron a buscar a la desaparecida Lina. “Selía”. Selia se dio vuelta ante la voz que la llamaba. Inmediatamente los ojos de Selia se abrieron con sorpresa. Era Lina. “Estás aquí para ayudarme, ¿no? He herido tanto tus sentimientos…” Lina de repente se echó a llorar. Su rica sensibilidad era parte de la historia original que había surgido muchas veces. ¿Qué hubiera pasado antes? Si Selia pudiera ser amiga de la heroína, las posibilidades de que ella pudiera sobrevivir serían mucho mayores. Ella habría aprovechado la oportunidad. Pero ahora…. Selia evitó la mano de Lina, que intentaba agarrar la suya. “Lina. Me pidieron que viniera a rescatarte porque soy Stern”. "Pero…" "Aquí también hay sacerdotes". "…… Si entiendo…" Lina rápidamente se puso malhumorada. No era muy cómodo estar cerca de Lina, por lo que Selia rápidamente intentó alejarse, pero falló. Fue Abigail quien la atrapó cuando estaba a punto de caer. “¿Selia? Ese collar…” La mirada de Lina estaba fija en el collar que apareció fuera de la ropa de Selia. "Selia, la..." Lina no pudo continuar hasta el final de su oración. “¡Santa!” Una voz que sonaba como un grito la llamaba. Era el Sumo Sacerdote Amós del Gran Templo. Lina inmediatamente se estremeció. Parecía que Amos había regañado a Lina. Él también solía regañar mucho a Selia. "Ha sido un tiempo. Selía Stern. “Sumo Sacerdote Amós”. “Veo que has aprendido a ser sensata. Pensé que nunca cambiarías”. '¿Qué acabo de escuchar?' Amós era un hombre muy estricto. Eso fue un cumplido. Un muy…. un gran cumplido para él. Sin decir una palabra, Selia lo miró fijamente sin comprender. Amós sonrió levemente. “Vamos, Santa”. Y Amos se fue, llevándose a Lina con él. Por supuesto, en ese momento, volvió con su habitual impresión severa. Los sacerdotes se sintieron aliviados tan pronto como vieron a Lina. “¡Santa!” "Oh, gracias a Dios." "Pensé que podrías haber sentido curiosidad por un momento". Y salí”. "¡No soy tan estúpida!" Lina levantó la voz y Amos se apresuró a silenciarla. Ésta era exactamente la clase de impresión severa que había causado Amós. "Santa, ¿puedo hablar contigo?" Lina se mordió el labio y siguió a Amos. Los sacerdotes se miraron unos a otros con nerviosismo. "Santa, deja de molestar a Stern". “¿…?” Si algo había aprendido Lina mientras acompañaba a Amos era que los sacerdotes del Gran Templo no se atrevían a llamar a Stern por su nombre. Esto se debía a que el número de Stern en sí era demasiado pequeño para usarlo como nombre propio. Pero cuando había dos o más Stern juntos, las palabras cambiaban. Y Lina también era Stern. Por supuesto, Amos debería haberse referido a Selia como Selia Stern, pero por costumbre, simplemente dijo Stern. Era como si Lina aún no calificara como Stern. Pero Amos se limitó a mirar a Lina con expresión seria, como si no se diera cuenta de su error. Lina tampoco estaba de humor para mostrar su decepción por esa charla como de costumbre. Porque lo que acaba de escuchar fue bastante impactante. “¿Quién… está molestando a Selia Stern?” “Santa”. Amos suspiró lentamente. “El amor es la emoción más hermosa que Dios nos ha dado. Pero debido al error de la Santa, Stern no pudo casarse con su amado prometido”. “….. Te dije que me estaba divorciando de Kalis”. Por supuesto, haría falta un año entero. Sin embargo, Lina le dijo a Kalis que se divorciaría de él y que Kalis debería regresar con su amada Selia. “Santa, eso es un asunto para una fecha posterior. Tienes tendencia a tratar de tomar a la ligera los actos pecaminosos que has cometido”. "¿Pecado? No cometí ningún pecado…” Las lágrimas cayeron de los ojos de Lina. “Si yo no hubiera estado allí, Kalis habría muerto en el acto. ¡Estás diciendo esto porque no estabas allí…..!” "Ese habría sido un karma que el Marqués Haneton tuvo que expiar por sí mismo". "¡Gran sacerdote!" Lina exclamó con una expresión de sorpresa en su rostro. “Kalis es mi amigo más preciado. ¿Quieres que entregue la vida de mi amigo por el bien de Selia? "Sabes que eso no es lo que quise decir, Santa". La expresión de Amos se puso rígida. "Debes prometerme que no volverás a ver a Stern". “Si eres el Sumo Sacerdote, ¿no deberías elogiarme por un trabajo bien hecho? Salvé la vida de Kalis mostrando ingenio, pero… siempre estás elogiando a Selia. Siempre." Murmurando tristemente, Lina bajó la cabeza y comenzó a sollozar. Aunque habló de manera rígida, Amos en realidad se sentía complicado. La situación era, por supuesto, más compleja. Lina literalmente descendió a este mundo. Quizás no sabía mucho ya que solo había estado aquí por poco tiempo, pero Amos estaba muy familiarizado con la personalidad de Selia Stern. Selia Stern tenía un bajo punto de ignición para la ira. Muy bajo. A él no le interesaba la notoriedad que ella desarrolló en el mundo social, pero a otros sí. Amos no tuvo más remedio que estar al tanto de lo que se rumoreaba sobre ella en el mundo debido a sus frecuentes actividades al aire libre. Aún así, Selia era un Stern importante para el Templo, por lo que podía tolerar eso. "Vi antes que ella era inusualmente sensata". ¿Lina todavía se vería bonita a los ojos de Selia? Ella era una mujer que robó al prometido de Selia desde la perspectiva de un corazón secular e inocente. Lina era una santa, pero Selia no. ¿Qué pasaría si Selia Stern no pudiera contenerse? Este lugar incluía una gran cantidad de nobles imperiales. Fue un incidente digno de vergüenza imaginar a Stern y la Santa divina peleando en su espacio común. Había que evitar un escándalo de esta magnitud. Además, considerando la personalidad pasada de Selia, una vez que explotara, seguramente causaría conmoción no solo en el mundo social sino también en todo el continente. Esta era esencialmente la razón por la que Amos intentaba mantener a Lina y Selia lo más separadas posible. Pero Lina estaba llorando incontrolablemente…. Aun así, tenía que ser estricto al respecto. Amos llevó a Lina a su cuartel privado y se fue, diciéndoles a los caballeros que la mantuvieran a salvo. ANTERIOR Read the full article
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