Tumgik
#Hori Tatsuo
ochoislas · 1 year
Text
Tumblr media
Llegaron las vacaciones de verano. Saigusa y yo planeamos una excursión de una semana o así por la costa. Salimos una mañana plomiza, un poco acongojados, como niños que se escapan de casa.
Bajamos del tren en un apeadero junto al mar y caminamos luego una milla por la carretera paralela a la costa hasta un pueblo pesquero encamado entre quebradas colinas. Nuestro albergue tenía un aire tétrico y por la noche lo invadía el olor de las algas. Una moza trajo la lámpara. Saigusa se sacó la camisa para acostarse y a la débil luz vi en su espalda desnuda un extraño saliente en el espinazo. Me vino un inexplicable deseo de tocarlo.
—¿Qué es esto? —le pregunté, poniendo el dedo en aquello.
—¿Eso? —enrojeció levemente—. Es por la tuberculosis vertebral.
—¿Lo puedo tocar?
Acaricié la curiosa corvadura de su columna como haría con una pieza de marfil, sin dejarlo que se cubriera. Él se estremecía levemente, con los ojos cerrados. […]
Poco antes de clarear, me desperté sin motivo. Saigusa dormía dándome la espalda. Reparé en la pequeña giba de su columna bajo la ropa de cama y la acaricié suavemente, como la noche anterior. Al hacerlo me hallé pensando en los bellos ojos de la muchacha del puente. Su voz singularmente áspera todavía sonaba en mis oídos. Escuché cómo Saigusa rechinaba levemente los dientes y me volví a quedar dormido.
Al día siguiente seguía lloviendo, o más exactamente había una espesa bruma. Ya no nos quedaba otra: había que cancelar el viaje. En el traqueteante autobús bajo la lluvia y luego en las apreturas del vagón de tercera ambos hicimos todo lo posible por ahorrarle dolor al otro —y no hay más claro indicio del final del amor—. Algo me hacía barruntar que ya no nos volveríamos a ver nunca más. Varias veces me cogió la mano. Si no fui yo quien se la dio, tampoco la retiré. Aún así, cuando de cuando en cuando me llegaban flotando dejes de la chocante voz ronca, me volvía sordo a todo lo demás. Cuando nos despedimos estábamos todavía más tristes si cabe.
Para volver a mi casa lo que mejor me venía era bajar del tren en cierta estación de la línea y cambiar a un ramal secundario. Mientras me abría paso entre el gentío del andén no dejaba de volverme a mirarlo dentro del vagón. Él pegaba la cara a la ventana rociada de lluvia para verme mejor, pero sólo conseguía empañarla con su vaho blanco, ocultándome aún más a su vista.
En agosto fui con mi padre a un lago en Shinshū. No había vuelto a ver a Saigusa, pero me escribió unas cuantas cartas al lago —de amor se podría decir—. Con el tiempo dejé de contestar. Ecos de voces extrañas habían obrado cambios en mis sentimientos. Por una de sus últimas cartas supe que estaba enfermo. Presumí que sufría una recaída de tuberculosis vertebral. Con todo no volví a escribirle.
Entrando el otoño volví de nuevo al internado directamente del lago. Todo había cambiado. Saigusa se había ido a algún lugar de la costa para cambiar de aires; Uozomi reparaba en mi existencia lo mismo que en el aire del cuarto.
Aquel invierno, una mañana encostrada de fina helada, me enteré de que Saigusa había muerto. Se anunció en el tablón del boletín escolar. Leí la nota embotado, como si se tratara de un perfecto extraño.
Pasaron varios años. A veces recordaba lo que ocurrió en el internado y no podía evitar sentir que me había despojado brutalmente de la hermosa piel de la infancia dejándola a un lado, enredada en las zarzas, como la muda irisada de una culebra. En el curso de los años ¡cuántas voces extrañas escuché! No hubo una sola que no me provocara dolor. Me aficioné incluso demasiado a penar por ellas; hasta que un día me infligieron una herida en el corazón, mortal de necesidad.
En el tablazo junto al lago que una vez visité con mi padre había un sanatorio. Allí me trasladaron tras una grave hemorragia pulmonar. El diagnóstico de tuberculosis no es relevante en esta narración, salvo para demostrar que los pétalos de la rosa han de caer y que yo también había perdido ya para siempre el rubor de mis mejillas.
Aparte de mí sólo había otro paciente en la sala del sanatorio llamada Blanco Abedul. Era un chico de quince o dieciséis años que había sido tratado de tuberculosis vertebral pero se hallaba a la sazón simplemente convaleciendo, y que cada día tomaba a conciencia el sol en la galería durante varias horas. Cuando supo que yo estaba postrado en cama tomó por costumbre visitarme de vez en cuando. En una de esas ocasiones me llamó la atención que su rostro cenceño —aunque atezado por el sol al punto que lo único rojo eran los labios— era calcado al del muerto Saigusa. Desde aquel momento evité por todos los medios mirarlo a la cara.
Una mañana me encontraba tan bien que tuve un repentino deseo de levantarme y me aventuré cautelosamente hasta la ventana. Allí estaba el muchacho tomando el sol en la galería de enfrente, completamente desnudo. Algo incorporado, examinaba una parte de su cuerpo. No podía saber que lo observaban. Me latía el corazón. Soy corto de vista y entorné los ojos para ver mejor. Cuando vislumbré en su morena espalda lo que parecía la misma gibosidad característica de Saigusa, sentí un repentino vahído. Logré llegar hasta la cama y me desplomé.
El chico abandonó el sanatorio pocos días después sin poder imaginar la conmoción que me había provocado.
Hori Tatsuo
2 notes · View notes
opencharacters · 4 months
Text
Public Domain Day 2024
Once again its the day we all wait for, public domain day. the day some thing get ripped out of the clasps of the claws of corporations. This year is notable for many things becoming public domain but specifically a certain mouse in the united states. Here's an example of some of the things but note that this is only a sampling of what's become public domain
In Europe and other life of author + 70 years areas:
The Wind Has Risen by Tatsuo Hori
The polish Koziołek Matołek comics by Kornel Makuszyński
Mr. Weston's Good Wine by T.F Powys
In New Zealand and other life of author + 50 years areas:
J.R.R Tolkien's work, but only the ones published during his lifetime. Things published by his son Christopher are not public domain
Margaret Wilson's The Able McLaughlins
The works of crime writer Lucy Beatrice Malleson (Anthony Gilbert)
In the US:
All things published in 1928
The big one of course, Steamboat Willie and the earliest incarnation of Mickey Mouse. Disney still owns trademarks so be careful and theres some things like his gloves that didnt appear until later and im sure the Mouse's lawyers are watching like hawks
The House at Pooh Corner, first appearance of Tigger
Orlando: A Biography by Virginia Woolf
Theres much more. Take a peek over at Project Gutenberg or The Internet Archive
5K notes · View notes
brudnopis · 1 year
Photo
Tumblr media
0 notes
marysmirages · 1 year
Photo
Tumblr media
The wind is getting stronger (2022)
"Le vent se lève!… Il faut tenter de vivre!" Paul Valery illustration for Hayao Miyazaki's cartoon "The wind rises"  and Tatsuo Hori's autobiographical novel "The wind has risen" (1937).
904 notes · View notes
konjaku · 22 days
Text
Tumblr media
辛夷[Kobushi] Magnolia kobus
It grows up to about twenty meters for the larger ones. Sometimes, still early spring, in a deep, cold forest, it is breathtaking to come across a kobushi with white flowers blooming in profusion on its branches as if it was covered with snow only there.
The following is a scene of Kiso, Nagano Prefecture, in spring from the train on the novelist 堀 辰雄[Hori Tatsuo] and his wife's way to Nara to see the flowers of Asebi.
僕はもう觀念して、しばらくぢつと目をあはせてゐた。とうとうこの目で見られなかつた、雪國の春にまつさきに咲くといふその辛夷の花が、いま、どこぞの山の端にくつきりと立つてゐる姿を、ただ、心のうちに浮󠄁べてみてゐた。そのまつしろい花からは、いましがたの雪が解けながら、その花の雫のやうにぽたぽたと落ちてゐるにちがひなかつた。……
[Boku wa mō kannen shite, shibaraku jitto me wo awasete ita. Tōtō kono me de mirare nakatta, yukiguni no haru ni massaki ni saku to iu sono kobushi no hana ga, ima, dokozo no yama no ha ni kukkiri to tatte iru sugata wo, tada, kokoro no uchi ni ukabete mite ita. Sono masshiroi hana kara wa, imasigata no yuki ga toke nagara, sono hana no shizuku no yō ni pota-pota to ochite iru ni chigai nakatta. ......] I gave up and was closing my eyes for a while. The flowers of Kobushi to be said the first to bloom in the spring in snowy regions that I could not see with my own eyes at last, in the eyes of my mind I could just picture them (the tree) standing clearly on the edge of a mountain somewhere. From those pure white flowers, the snow that had fallen just a few moments ago must have dripped as it melted, as if they were drops of those flowers. ...... From 辛夷の花[Kobushi no hana] Source: https://dl.ndl.go.jp/pid/1133550/1/29 (ja) https://en.wikipedia.org/wiki/Tatsuo_Hori https://www.youtube.com/watch?v=PhHoCnRg1Yw
19 notes · View notes
sips-tea-cutely · 2 years
Text
#bungo to alchemist masterlist
nsfw: [★]
Osamu Dazai
-
Ryūnosuke Akutagawa
-
Haruo Sato
-
Shūsei Tokuda
-
Chūya Nakahara
-
Tōson Shimazaki
-
Sakunosuke ‘Odasaku’ Oda
-
Ango Sakaguchi
-
Sakutarō ‘Saku’ Hagiwara
-
Saisei ‘Sai’ Muroo
-
Saneatsu Mushanokōji
-
Naoya Shiga
-
Jun’ichirō Tanizaki
-
Kazuo Dan
-
Kan Kikuchi
-
Masao Kume
-
Tatsuo Hori
-
4 notes · View notes
byneddiedingo · 3 months
Text
Tumblr media
Kinuyo Tanaka and Hideko Takamine in The Munekata Sisters (Yasujiro Ozu, 1950)
Cast: Kinuyo Tanaka, Hideko Takamine, Ken Uehara, So Yamamura, Sanae Takasugi, Chishu Ryu, Yuji Hori, Tatsuo Saito. Screenplay: Kogo Noda, Yasujiro Ozu, based on a story by Jiro Osaragi. Cinematography: Joji Ohara. Production design: Seiya Kajima. Film editing: Toshiro Goto. Music: Ichiro Saito. 
Some very non-Ozu things happen in Yasujiro Ozu's The Munekata Sisters. For example, the camera actually moves in one scene. Granted, it's only a brief pan across the setting at the end of the scene, but it was enough to startle anyone used to Ozu's locked-in low-angle points of view. But more unusually, there is actual physical violence in the film: A man slaps his wife repeatedly, and a few scenes later drops dead on the floor. The most contemplative of filmmakers, Ozu rarely deals directly with violence, preferring to show us the emotional consequences of disturbing events. The man, Ryosuke Mimura (So Yamamura), is unemployed. During his desultory search for a job, he is supported by his wife, Setsuko (Kinyuo Tanaka), who runs a small bar with the help of her much younger sister, Mariko (Hideko Takamine). The two sisters are very different: Setsuko, brought up before the war, is quiet and reserved and dresses in traditional Japanese style. Mariko reflects postwar attitudes in dress and manner: She's outspoken, with a spunky carefree manner, and sharply critical of her brother-in-law, whom she sees as an idler and a drunk. Then an old flame of Setsuko's, Hiroshi Tashiro (Ken Uehara), returns to town. Setsuko might have married him, but he decided to go to France before the war, so she married Mimura instead. Hiroshi is handsome and successful, and Mariko immediately sets her sights on reuniting him with her sister. Ozu develops all four characters with great finesse. Mimura is something of a dead-end case, and his outburst of jealous rage at Mimura's seeing Hiroshi again is frightening, but he has a softer side that he shows with the clowder of cats that he apparently fosters. There is something of the too-detached sophisticate about Mimura that shows in his scenes with Mariko, who falls in love with him while she's trying to reunite him with her sister. As a whole, The Munekata Sisters is more melodramatic than Ozu's films usually are, including the ending, which involves one of those renunciations that movies typically rely on as a plot resolution. But it's beautifully acted, especially by Tanaka and Takamine. 
1 note · View note
ljaesch · 1 year
Text
Anime Blu-ray/DVD Combo Review: The Wind Rises
The Wind Rises is a film directed by Hayao Miyazaki and it is a fictionalized biographical film of an airplane designer named Jiro Horikoshi. Some of the story of this film incorporates elements from Tatsuo Hori’s 1937 semi-autobiographical novel, The Wind Has Risen. The Wind Rises English Publisher: GKIDS Format: Blu-ray/DVD Release Date: September 22, 2020 The film, which takes place over a…
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
honorableintentions · 3 years
Photo
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
41 notes · View notes
Text
Just finished 'The Wind Rises' by Hayao Miyazaki for Studio Ghibli. The story is inspired by the true life of Jiro Horikoshi who designed the Mitsubishi A5M fighter plane.
It also borrows heavily from the book "The Wind Has Risen" by Tatsuo Hori. The film was released on 20th July 2013.
It's a beautiful film about dreams, about love and loss. It's about pain. But mostly, it's about holding on to hope, even in the face of heartbreak and despair.
Tumblr media
"The wind has rises, we must try to live"
*the moment Jiro realizes Naoko's gone*
Tumblr media
He sees her in his dreams
Tumblr media
They make such a lovely couple
*cries even harder*
Tumblr media
It's so beautiful yet so sad. I feel like someone just sucker-punched the breath right out of me.hyyyyyyyyyyyyyy!
Why did it have to be that way. I haven't cried this hard since I watched Grave of the Fireflies.
7 notes · View notes
ochoislas · 4 years
Text
Tumblr media
Pasaba los días de aquel verano en un fresco herbazal de pasto plateado, tendido a la sombra de un abedul blanco, mientras tú pintabas embebida un poco más allá, de pie ante tu caballete. Cuando caía la tarde y habías acabado, venías a mi lado. Pasándonos los brazos por los hombros oteábamos el lejano horizonte, cerrado por encumbrados cúmulos orillados de grana. Sentíamos que algo se gestaba en aquel horizonte en sombras, viniendo a nuestro encuentro.
Una de aquellas tardes de final de estío —habiendo dejado tu cuadro montado en el caballete— estábamos tumbados comiendo fruta a la sombra del abedul. Lábiles nubes como de arena se escurrían por el cielo. De repente llegó una brisa no se sabía de dónde. A través de las hojas vimos latir hondos parches de añil. Escuchamos un baquetazo en la hierba, como de algo volcado: el cuadro y el caballete se habían caído al suelo. Te incorporaste para ir a levantarlo, pero te retuve, para no perder aquel instante. Cediste.
«¡El viento se levanta!... ¡Tratemos de vivir!»
Repetí para mí el verso que me había venido a los labios, la mano en el hombro que apretabas contra mí. Finalmente te soltaste y te pusiste en pie. El lienzo todavía fresco tenía pegadas briznas de hierba. Colocaste de nuevo la pintura en el caballete y retiraste las briznas trabajosamente con la espátula. «¡Ay, si papá nos viera aquí...!», dijiste volviéndote a mirarme con una equívoca sonrisa.
Una mañana que paseábamos por el bosque dijiste de sopetón: «Papá llegará en dos o tres días». No respondí, enfurruñado. Te paraste a mirarme y de nuevo, con voz ronca: «¡No vamos a poder seguir con nuestros paseos!»
—Ya se verá, sólo es cuestión de querer... —Todavía contrariado, sentí en mi rostro tu mirada preocupada, pero fingí que llamaba mi atención el inexplicable escarceo del follaje sobre nuestras cabezas.
—Papá nunca me deja sola.
Me volví a ti enojado: —¿Quieres decir que nos tenemos que separar?
—¿Qué otra cosa podemos hacer? —sonreíste de aquella manera, como resignada. Tu tez palideció, incluso los labios.
«¿Por qué has cambiado tanto? Solías confiar en mí para todo...» Me quedé atrás cavilando, cansado, esforzándome por seguirte entre las raíces desnudas que se retorcían cruzando el estrecho sendero de montaña. La arboleda cerraba y el aire era cada vez más frío. De tanto en tanto se abrían torrenteras en el monte. Un pensamiento pasó como un relámpago por mi mente: si eras tan dócil conmigo, a quien habías conocido aquel mismo verano, ¿cuánto más no te someterías a alguien como tu padre?, ¿o incluso a quienquiera que intentara controlar toda tu existencia...? «¡Setsuko! aunque así fuera, yo te amo. Cuando tenga mejores perspectivas estoy determinado a pedir tu mano. Hasta entonces está bien que sigas junto a tu padre», esto dije para mi capote, cogiéndote la mano precipitadamente, como para obtener tu consentimiento. No la retiraste. Así enlazados nos detuvimos ante una quebrada y contemplamos descorazonados la luz del sol: traspasaba a duras penas la enramada, el matorral, y daba en las frondas de helecho que cerraban el cauce, palpitando apenas al amor de una brisa imperceptible...
Un par de días después te vi cenando una noche en el comedor con tu padre. Estabas sentada muy tiesa de espaldas a mí. El porte que adoptabas, casi inconscientemente, cuando estabas con tu padre me sorprendió como de una jovencita que nunca hubiera visto antes. «Si la llamara por su nombre —murmuré para mí mismo—, jamás se volvería a mirarme, manteniendo la compostura, como si nada.»
Aquella misma noche, al volver de un corto paseo sin objeto, me demoré en el jardín desierto. Los lirios dorados perfumaban el aire. Miré ausente las pocas ventanas iluminadas. Se levantó una neblina ligera, las luces se apagaron una por una, como medrosas. El hotel estaba completamente a oscuras cuando una ventana se abrió suavemente con un chirridito. Una joven con camisón rosa se apoyó en el alfeizar. Eras tú.
Sólo cuando ambos partisteis pude recuperar aquel primer ánimo feliz, tan ligado a la tristeza que atenazaba mi corazón día tras día. Me encerré en el hotel de la mañana a la noche, concentrándome en el trabajo que había postergado tanto tiempo por tu causa. Para mi sorpresa, me embebí en él serenamente. La estación cambió. Finalmente, el día antes de partir, salí a dar un paseo después de mucho tiempo.
El otoño había desfigurado los bosques hasta el punto de volverlos irreconocibles. Entre los árboles casi despojados de hojas se adelantaban las galerías de los chalets vacíos. El olor húmedo del moho se mezclaba con el de la hojarasca. Qué inopinado y chocante resultaba el cambio de sazón, pensé. ¡Se había escurrido inadvertidamente tanto tiempo desde que te fuiste! En el fondo de mi alma estaba convencido de que nuestra reunión era inminente; sin embargo había pasado todo ese tiempo ¿qué me venía a decir todo esto? Tales ideas vagas en principio fueron tomando forma en mi conciencia.
Unos diez minutos después mis pies me llevaron a un lozano prado herboso que se abría de repente donde acababa el bosque, brindando una vasta visión del lejano horizonte. Me eché a la sombra de un abedul blanco, cuyas hojas habían amarilleado. Era el mismo lugar donde este verano me tendía a verte pintar. Aquellos días el horizonte estaba casi siempre cubierto por encumbradas nubes; ahora se veían los perfiles superpuestos de una lejana sierra —¿cuál sería?— entre los blancos copetes de la hierba que ondeaba al viento.
Con todas mis fuerzas escruté la línea de las distantes cumbres, intentando fijarla en mi memoria. Poco a poco me ganó la certeza de que por vez primera había descubierto el secreto que yacía oculto en mi interior, lo que la naturaleza había dispuesto para mí.
Hori Tatsuo
25 notes · View notes
clemsfilmdiary · 2 years
Photo
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
The Munekata Sisters / Munekata kyōdai (1950, Yasujirō Ozu)
宗方姉妹 (小津安二郎)
1/16/22
5 notes · View notes
brudnopis · 1 year
Photo
Tumblr media
1 note · View note
tigersplaygrnd · 5 years
Photo
Tumblr media
Hori Tatsuo Acrylic Stand - Bungou to Alchemist - Princess Cafe exclusive bling bag item - Available in my store: https://tigersplayground.com/bungou-to-alchemist/1289-hori-tatsuo-acrylic-stand-bungou-to-alchemist.html
0 notes
Photo
Tumblr media
Tatsuo Hori (Bungou to Alchemist: Shinpan no Haguruma)  » December 28
6 notes · View notes
bungaku-tenshi · 5 years
Photo
Tumblr media
So many OCs! Woo!  I swear to god I won’t be happy until I have like 50 Authorsonas  I’m not even kidding  I’m probably gonna get sued for using still-living authors whoops
9 notes · View notes