𝜗𝜚⊹ ‧₊˚ excuses
pairing: actor!enzo x actress!r
sinopsis: Enzo y vos estan teniendo dificultades para filmar una de las escenas en su nueva pelicula, por lo que una noche se aparece en tu puerta con la excusa de practicar.
contenido: SMUT !! insultos, thigh-riding, creampie, p en v, sexo sin condon, diferencia de edad (reader 22 y enzo 34), mirror sex, un poquito de breeding kink, reader es un poco innocente (kinda) smut con plot
word count: 5.3k me re inspire sepan disculpar
a/n: holis !! primero que nada PERDON por tardar tanto, soy bastante perfeccionista y cada vez que decia que iba a subir el fic no me convencia como quedaba, pero me parece que ahora esta bastante decente, espero que les guste, me inspire en tres reqs que me mandaron asi que muchas gracias, sigan mandando !!!
i.
"¡No, no, no, corten!" El director grito repetidamente, su creciente irritación coloreaba su voz por completo. "Chicos... Ya se los dije antes, pero..."
Te restregaste la cara con un suspiro, levantandote del regazo de Enzo, quien se masajeaba el puente de la nariz en una clara seña de agotamiento. "No veo chispa... no veo-"
"No veo pasión", terminaste la oracion de tu director, quien asintió con seriedad. Era la quinceava vez que estaban intentando repetir esta escena ese dia, el cansancio se hacia presente en el set, sin embargo todo el equipo seguia ahi, inalterable, esperando a que el director diera las ordenes para poder retirarse a descansar ya que, despues de todo, eran casi las doce de la noche.
"Les juro que esto es igual de agotador para mí como para ustedes.", continuó el con el guión entre las manos. "Necesito que quede bien. Simplemente imaginense que esta escena es la culminación de seis meses de espera entre los personajes. Seis meses de tabú, de tensión sexual implacable. Nada más que miradas en clase y breves caricias... se supone que estan al borde de la locura el uno por el otro, feroces el uno por el otro. Pero aca solo veo nervios e inexperiencia... Ustedes son profesionales, les pido por favor que se concentren... Cuanto antes se suelten mas rapido vamos a terminar."
Enzo y vos estaban rodando la primera escena de sexo de una película que relataba la enfermiza y prohibida relación amorosa entre una alumna de 18 años y su profesor quien era mucho mayor que ella. Bueno, no exactamente filmando —ya que no estaban llegando muy lejos con la escena.
Esto era dificil para los dos, simplemente no podían complacer a su director.
El papel ya de por si era increíblemente agotador, incluso sin contar el estrés extra de la escena de sexo: eran jornadas de rodaje de 15 horas, viviendo en el set en una ciudad lejos de tu casa, y la mitad de esas horas se dedicaban a filmar o practicar esta misma escena, tener a un director perfeccionista que se creia la reencarnacion de Kubrick no era facil.
El problema de la escena era su extensa duracion, y el director quería que se hiciera en una sola toma.
una. sola. toma.
Daniel era un director brillante, y tenía un amor incondicional por este proyecto y sus personajes que desearías que todos los directores tuvieran por el suyo, pero él era inflexible en que todo sea hecho a la perfección ya que en varias reuniones previas al rodaje hablo sobre como esta escena estaba destinada a ser la mas "icónica" de toda la película, porque era el quid de la cuestion, el punto de inflexion para los personajes, el punto de no retorno.
"Con todo respeto, Daniel..." empezaste "nunca me habia imaginado en un escenario así, y tampoco tengo experiencia en este tipo de situaciones. ¿A que te referis con que nos falta pasion?"
"Ese es tu trabajo: imaginar e interpretar". El director exigió. Obviamente frustrado con la situacion.
Justo antes de que pudieras retrucarlo, Enzo intervino con suavidad. "Creo que lo que ella quiere decir", dijo, viendo las venas de la frente del director casi por estallar "es que es difícil actuar porque no es una situacion que se viva cotidianamente. Es fácil actuar enamorado porque amor hay por todas partes, ¿no? Pero aca no tenemos mucho en lo que basarnos mas que en lo que podemos llegar a imaginarnos."
La mirada del director se turnaba rápidamente entre vos y enzo por un momento antes de suspirar cansado.
"Me vas a decir que nunca pensaste en alguien mas grande de esta manera?" te insistió, obviamente bromeando y tratando de aligerar el ambiente en el set.
Hiciste una pausa, y trataste de no mirar a Enzo, tu co-protagonista de unos treinta y tantos años.
Enzo habia sido casteado no solo por su impecable actuación sino que tambien por lo absolutamente precioso que era.
Su personaje era enfermizo y asqueroso, por eso sabias que el haberlo elegido a él era una decision calculada y previamente analizada. Querian que el publico bajara la guardia ante su belleza para poder darle un plot twist y que la inmoralidad del personaje los tomara por sorpresa mas tarde.
Estaba destinado a ser visto como un hombre encantador, guapo, totalmente fuera de los límites. El objeto de deseo completamente prohibido, la línea que tu personaje estaba desesperada por cruzar.
No era muy distinto en la vida real; la joven actriz inexperta que anhelaba pasar por alto las reglas sociales y expresar con total sinceridad su admiración por el actor de mediana edad con años de experiencia a sus espaldas.
No estabas enamorada ni nada, pero te deleitabas ante su presencia, despues de todo Enzo era todo lo contrario a su personaje; el mayor era paciente, amable y completamente comprensivo con tu falta de experiencia en el ambito cinematográfico, siempre te guiaba durante el rodaje y te daba tips para sobrevivir a un rodaje. Eran cosas basicas, tales como cuando podias quitarte el maquillaje y el vestuario o como pedir ciertas cosas en set y lenguaje especifico, todas las cosas que a él le hubiera gustado que alguien le diga cuando estaba empezando.
Siempre estaban esos tiempos libres en donde compartian risas sinceras y conversaciones tontas que nunca esperabas de un hombre tan imponente como Enzo, conversaciones en donde sus manos ásperas apenas rozaban tu cintura y su mirada recorria con atencion tu rostro y tu cuerpo, en donde su voz sonaba sensual y provocativa a pesar de que nada vulgar salia de su boca.
Enzo hacía que tus interiores palpitaran, con anticipacion especialmente cuando llegaba la hora de rodar las escenas más íntimas, y solo podías aferrarte a la fantasía de que él sintiera lo mismo.
Todavia te acordabas de la primera escena que hicieron juntos: en la película, sus personajes se encontraban después de clase para conversar sobre un examen desaprobado, el punto en donde comenzaria su atracción del uno por el otro. Enzo estaba presionado contra tu espalda, inclinándose sobre vos para mirar con insistencia el examen, con una de sus grandes manos agarrando tu hombro. El aire se sentía cargado, su cuerpo cálido, su voz baja haciéndote sentir mareada mientras recitaba sus líneas.
Te estremeciste al recordar el momento, y, volviendo a la realidad, respondiste a la pregunta del director con un enérgico asentimiento de cabeza.
El director soltó una risa ‐forzada- y golpeó suavemente el guion contra la palma de su mano. "Bien. Bueno, les parece si cortamos por hoy. Aprovechen este tiempo extra para imaginar, investigar, cualquier cosa, e intenten practicar la escena antes de mañana, ¿Si? La práctica hace al maestro."
Enzo y vos asintieron al unísono, intercambiándose una mirada que gritaba "que vamos a hacer?" antes de apartar la vista mutuamente y regresar a sus caravanas.
Más tarde esa noche, estabas preparándote para irte a dormir, quitándote el pelo recién lavado de la toalla mientras veias el guión reposando sobre tu cama, la luz tenue te invitaba a relajarte, sin embargo un golpe en la puerta del trailer te saco del trance.
"Ahí va!!," exclamaste, mientras te ponías tus shorts de seda. Te percataste rapidamente de lo incómodo que podría ser ser vista en esos pijamas si el director o alguno de tus compañeros actores estaba detras de esa puerta, pero estabas demasiado cansada como para preocuparte.
Te importó, si, pero sin embargo, en vez de cambiarte cruzaste tus brazos de manera que estos estuvieran cubriendo tu pecho, el cual se encontraba ligeramente descubierto. Fue entonces cuando abriste la puerta y ahi, en los escalones, estaba tu compañero de reparto, Enzo.
Antes de hablar, te examinó de arriba a abajo, con sus oscuros ojos brillando detrás de un par de lentes de descanso, los cuales eran desconocidos para vos, no pudiste evitar pensar en lo lindos que le quedaban. "Uh, disculpame chiquita, ¿Te estabas por ir a dormir?" preguntó por lo bajo, su voz se escuchaba mas grave de lo normal. Ese tipo de apodos eran normales viniendo de Enzo, sin embargo hizo que tu piel se erizara, ¿O habia sido el frio aire del exterior? Sí, probablemente era eso.
Su mirada se paseo por tu cuerpo y se detuvo en la piel desnuda de tus piernas por unos segundos más, te moviste incómodamente, cruzando los tobillos en un intento pobre de esconderte. "Si... son casi las tres de la mañana En... ¿Pasó algo?" preguntaste con un tono un poco agresivo, un poco mas de lo que pretendías ser.
"Si ya se, disculpame", se corrigió, sacudiendo la cabeza y finalmente mirándote a los ojos. "Quería pasar antes... me quede pensando porque sé que esta escena nos está desconcertando, así que..." se interrumpió, levantando el guion que sostenía detrás de su espalda. "¿Estas muy cansada como para practicar un poco? Sino mañana temprano, no hay problema." Parpadeaste rápidamente ante la simple e inocente solicitud. Enzo estaba parado en tu puerta a las tres de la mañana preguntandote si podian ensayar. Solo un ensayo, no alguna travesura lasciva de última hora de las que te estabas imaginando. "Ah... sí, obvio, pasá que está frio.", asentiste entumecida, apartándote para dejarlo entrar.
Enzo asintio en forma de agradecimiento y te regalo una sonrisa, una vez dentro de la caravana se instaló en el borde de tu tocador, mirandote mientras cerrabas la puerta y te volteabas en su direccion. Se veia casual, tenia puestos unos joggings grises holgados y una camiseta blanca ajustada y desgastada.
Ya estaba todo predefinido en el guión, cada palabra que tenias que decir y cada acción que tenias que hacer, pero aún así. Decir y hacer cosas de esa índole después de las horas de trabajo parecia formar parte de una de tus fsntasias con el mayor. Sin embargo, te obligaste a despavilarte internamente -por segunda vez en menos de dos minutos-. Enzo había venido a ensayar la escena con intenciones profesionales y probablemente solo lo había hecho porque estaba cansado de que arruinaras la escena, despues de todo el podía hacer su parte magistralmente, y sabías que si hubiera estado acompañado por una actriz más experimentada, la filmación habría avanzado hace ya mucho tiempo. Caminaste temblorosamente hacia tu cama, acomodándote sentada como indiecito en la misma mientras lo veías hojear el guion; enzo levantó la vista y frunció el ceño con una sonrisa. "¿Qué estás haciendo ahí? Vení para aca", te indicó que te acercaras, casi como una orden sin embargo salil de su boca con amabilidad. "No tenemos un escritorio, así que podemos usar tu tocador. ¿Te parece?" Asentiste, mordiéndote el labio y obedeciendo nerviosamente a sus palabras. "¿Entonces, arrancamos desde el principio?" preguntaste, sintiendo de repente como tu voz y tus piernas se sentian débiles.
Sus ojos seguían fijos en el papel mientras respondía. "No, no creo que haga falta. La parte del sexo es lo único con lo que estamos teniendo problemas, ¿No?" Tragaste saliva, tu garganta estaba repentinamente seca.
"Sí, supongo que sí."
Con eso, Enzo termino de darle un último vistazo al guion antes de sumergirse en la escena.
Sus acciones ya eran familiares para vos ya que habian estado intentando filmar esta escena todos los días durante al menos tres dias. Su cuerpo se volvió hacia el tuyo, sus manos subieron a tu mandíbula y presionaron tu espalda ligeramente sobre la mesa. Te abrazó fuertemente y te hizo mirarlo, mientras recitaba sus líneas. Torpemente, hiciste lo mismo, recordando mal lo que necesitabas decir. "La puta madre, perdón, me puse nerviosa." dijiste de repente, apartándote de su contacto y suspirando. Él te dio una pequeña y cuidadosa sonrisa, rompiendo inmediatamente el personaje y dando un paso atrás del tocador. "No hay necesidad de ponerse nerviosa. La práctica hace al maestro, ¿te acordas?" Te burlaste de su cita al director.
"Sí, ya se... Es que no entiendo a qué se refiere con apasionado. Estoy tratando de ser una profesional al respecto, pero - pero nunca fui parte en una historia de amor de este tipo, me cuesta imaginarmelo..."
"No es muy raro igual viniendo de vos, es normal. Sos muy joven todavia, nena. Demasiado buena para este tipo de cosas... ¿No?" dijo, su mano subiendo a tu hombro, donde el tirante de tu pijama de seda se había resbalado, acariciándolo suavemente. Prácticamente te derretiste ante el apodo y cómo las yemas de sus dedos rozaban tu piel. Estabas tan cautivada que casi gemiste cuando se detuvo y levantó tu tirante caído, pero en cambio, tomaste en silencio el guion que se había caído sobre la mesa y encontraste una de las líneas, inhalando profundamente y preparándote para entrar en personaje.
Tu mano subió para tirar de la manga de la camisa de Enzo, según lo dictaba el guion. "Por favor", susurraste con la voz aguda de tu personaje, "Quiero que me toques."
"No, esto está mal... Soy tu profesor y..." respondió Enzo, rápidamente volviendo al personaje, el dorso de su mano rozando tu mejilla. "No te quiero romper el corazon."
Miraste a Enzo, las lagrimas nublaban tu vista, tal como lo indicaba el guión. "Por favor. Te necesito." Despues, una de tus temblorosas manos bajó por el pecho de Enzo mientras hablabas, tal como lo hacías en el set. "Pienso en vos todas las noches... Me mojé tanto el día que me regañaste enfrente de todos."
Escuchaste cómo a Enzo se le entrecortaba la respiracion.
No, Enzo no, su personaje, te recordaste a vos misma.
"Ay nena... Yo pienso en vos todos los dias, en clase, en mi casa...", gruñó despues de decir sus lineas.
Hasta ahora, todo bien, pensaste. No era incómodo y ya estaba siendo mucho mejor que las actuaciones mediocres que habías dado anteriormente. Continuaste inclinándote hacia Enzo, haciéndo que se siente en el tocador, esta era la parte de la escena a la que habían llegado antes de que el director les dijera que cortaran.
Esta vez, sin embargo, las acciones de Enzo difirieron de las que se suponía que tenia que realizar: en lugar de acariciar tu rostro, sus dedos bajaron por tus caderas, enviando escalofríos por tu espina dorsal.
"Te prometo que me voy a portar bien... Nunca le voy a contar a nadie...", recitaste, sintiendo calor en la cara mientras su mano se acercaba más a la curva de tu trasero. "Podes hacer lo que quieras conmigo".
La mirada de Enzo se oscureció recorriendo tus rasgos. No dijo su línea, y pensaste que se había perdido, por lo que retiraste tus manos de su cuerpo preocupada. "¿Enzo estás bien?"
Antes de que pudieras terminar tu oración, Enzo te agarró por el culo, cambiando sus lugares y colocándote en el borde del tocador.
"¡Enzo!" chillaste, era lo único que podías decir mientras procesabas lo que acababa de suceder. Tu mente divagaba en confusión - y anticipación - mientras él estaba de pie enfrente tuyo, con las piernas presionando a ambos lados de tus rodillas, su gran cuerpo atrapándote contra el tocador.
"Shh... un poquito de improvisacion nunca mató a nadie." musito en voz baja con su característico acento antes de que un guiño pícaro se dibujara en sus rasgos afilados.
Su mano luego acarició tu cabello, mientras que su otra mano subió a tu barbilla y te hizo mirar hacia arriba. "¿Todo lo que yo quiera?" murmuró, volviendo al guion.
Batiste las pestañas coquetamente. "Todo. Soy tuya".
Aca es donde pensabas que Enzo se detendría, porque después de tu línea venían los besos, los toques y las caricias intensas: todas las cosas que hasta ahora no habías filmado en absoluto, porque ni siquiera podías pronunciar el diálogo correctamente.
Pero en cambio, se inclinó y comenzó a besar vorazmente tu cuello, haciéndote jadear.
"¿Qué haces?"
"Seguime", exigió suavemente, "es todo parte de la escena, ¿te acordas?"
Parpadeaste aturdida, abriendo y cerrando la boca, incapaz de registrar un pensamiento o palabra coherente. Dijo que era parte de la escena, pero habías leído el guion, y sus dientes mordiendo ligeramente tu sensible piel no estaba escrito en ninguna parte.
Pero, te tragaste tus pensamientos y recitaste varias líneas más junto con las suyas. Sentias como su otra mano sostenia tu muslo tan fuerte que pensaste que podría dejar moretones, pars este entonces ya empezabas a creer que tal vez esto era una de esos sueños que tenias sobre el mayor, solo producto de tu imaginación.
Estabas siguiendo el guion, tal como él había dicho que harian, pero incluso así, era evidente lo sencillo que podria ser rendirte ante sus besos, después de todo, apenas te estabas reprimiendo para no entregarte por completo. Pero ¿cómo resistirse, con su hermoso rostro a escasos centímetros del tuyo? esa era la verdadera pregunta.
Actuando o no, estabas decidida a disfrutar cada minuto de esto.
Cuando una de sus manos comenzo a jugar con la cintura de tus diminutos shorts y sus labios succionaron levemente a piel de tu cuello -justo en ese punto-, no pudiste evitar el gemido que salió de tu boca.
Sin embargo, el ruido pareció asustarlo; lo sacudió, lo devolvió a la realidad, y tus sospechas se confirmaron cuando se apartó bruscamente de vos.
"Dios, perdon nena..." una mueca cubrió sus rasgos, mirándote de arriba abajo como si acabara de darse cuenta de lo que estaba haciendo. "No sé qué me pasó, yo... no tendria que haber venido tan tarde, perdón."
Lo miraste, tu cuerpo decepcionado por la falta de contacto, observándolo presionar sus labios rosados en una mueca conflictiva. "¿Qué - qué queres decir?"
Su mirada recorrió cada rasgo tuyo, tan intensamente que pensaste que estaba admirando tu rostro. "No puedo, no podemos. Sos mi compañera, sos... sos mas chica que yo y..."
"Entonces podemos parar. Si eso es lo que queres", murmuraste coqueta, levantando la mano para quitar un pequeño hilo de su delgada camisa. "Pero solo si lo decis, decime que no queres que esto siga." dijiste, peligrosamente cerca de sus labios.
Gruñó, mordiéndose el labio. "No me hagas esto. Por favor sabes que no puedo"
"Hacerte qué?" Inclinaste la cabeza hacia un lado mirandolo con ojos grandes, fingiendo inocencia.
"Provocarme asi, nena. Porque sabes que no te voy a decir que pares. Y porque lo haces sabiendo que no voy a poder controlarme", gruñó antes de darte un beso profundo y desesperado, bajandote del tocador y bajando los besos por tu pecho.
"Entonces no me lo pidas En." gemiste enredando tus dedos en su cabello, siguiendo cada movimiento suyo, derritiendote bajo su toque dominante. "Y cogeme de una vez."
Enzo jadeaba entre besos. "Decis todas esas cosas con esa boquita tan bonita... No sabes como me calentas."
Tus manos recorrían todo su cuerpo, te detuviste en el borde de su camiseta, levantando esta para quitarsela, Enzo se separo y se deshizo de la prenda el mismo. Estabas desesperada por sentirlo. Y él tenía pensamientos similares, sus largos dedos se sumergieron en tus pantalones de seda y acariciaron tu intimidad por encima de la tela de tu ropa interior.
"Te necesito tanto, Enzo", jadeaste, y, despues de escuchar tus palabras, te quito desesperadamente los shorts y las bragas, haciéndote estremecer ante la repentina exposicion.
Acto seguido, se sentó en la silla de tu tocador y te agarró bruscamente por las caderas para colocarte sobre uno de sus muslos. La gruesa tela de sus pantalones de jogging, absorbiendo tu humedad como una esponja.
"Dale entonces", exigió sombríamente, "Mostrame cuánto me necesitas y movete".
Te mordiste el labio, la cara ardiendo de vergüenza ante la orden. Pero había una necesidad dolorosa en tu centro, y la forma en la que cruzó los brazos, mirando y esperando a que te frotaras en su pierna, hizo que te apretaras contra su muslo.
Tus manos se aferraron a sus hombros, y comenzaste a mover tus caderas de adelante hacia atras lentamente, la suave tela de sus pantalones haciendo mal trabajo para complacerte, apretaste tu cara contra su hombro, molesta por la falta de fricción.
"No puedo yo sola", te quejaste, "por favor".
Él sonrió socarrón. "Dijiste que me necesitabas y ahora no te podes ni mover? Mira que vende humo que sos, hermosa.". Entonces, de repente movio su pierna hacia arriba haciendo que un gritito saliera de tu boca.
No habia nada que necesitaras mas que enzo adentro tuyo, pero ahi estabas, frotandote pateticamente en su muslo hasta que el te permitiera hacer otra cosa. Obedeciste con resignacion, comenzando a establecer un ritmo constante en tus caderas aumentando el calor en tu interior clavando tus uñas en sus hombros, buscando algo que sea tu cable a tierra ante el placer que te estabas inflingiendo.
Tus caderas se movian vigorosamente contra el muslo del mayor cada vez más fuerte, cada vez de una forma más necesitada, sintiendo la presión en tu coño crecer cada vez mas y más haciendo que te muevas desenfrenada.
"Enzo por favor... por favor te lo pido" hiciste una pausa al sentir una de las manos del mayor posicionarse en tu mejilla, acariciandola lentamente. "No puedo mas... te necesito adentro."
¿Te estas escuchando chiquita?" Preguntó, uno de sus dedos tomo tu barbilla, inclinandola hacia arriba para que lo miraras, acto seguido metio dos dedos dentro de tu boca abruptamente.
"¿Te das cuenta de lo necesitada que te escuchas? ¿De lo duro que me pone saber que estas asi... solo por mi y que todavia no te haya tocado ni un pelo?"
Asentiste extasiada mientras pasabas tu lengua por al rededor de sus gruesos dedos, pero en realidad no estabas prestando atención: estabas cerca de tu orgasmo a tan solo unos segundos de liberarte de toda esa presion en tu estomago que te estaba volviendo loca, tus caderas desincronizadas, buscando el alivio... "Basta."
Escuchaste la voz de Enzo cargada de deseo mientras posicionaba su otra mano en tus caderas, deteniendo la fricción. Lloriqueaste ante la perdida de tu climax, era casi como si te lo hiciera a proposito. El pelinegro se levanto y te giró, manteniendote presionada a su cuerpo con una mano en tu cintura y la otra todavia empujando sus dedos dentro de tu boca, quedaron de tal manera que tu cuerpo estaba mirando hacia el espejo de tu tocador, la vista de ambos siendo reflejada ante tus ojos, sin embargo no pudiste prestar mucha atencion a eso. La mirada de enzo bajo hacia sus pantalones, viendo la mancha que habias dejado en la zona del muslo "Mira como me enchastraste los pantalones, ¿Mh?" Musitó contra tu oido.
No respondiste, o mas bien no pudiste responder, ahora tus muslos estaban siendo presionados entre si, buscando la mas minima fricción entre ellos mientras te mordias el labio en un intento de ocultar los quejidos necesitados que amenazaban con salir de tus labios hinchados.
Él se dio cuenta de esto, sin embargo, en vez de hacer algo solamente sonrió y rápidamente presiono tu estomago contra la mesa que yacia enfrente de ambos, sus dedos salieron de tu boca y sostuvieron tu cara, obligandote a mirarte al espejo por primera vez desde que habias salido de la ducha, tus ojos estaban entreabiertos pero tus pupilas se encontraban dilatadas, tus labios rosados y humedos por la saliva, tu ceño ligeramente fruncido.
Te veias absolutamente destrozada, fue entonces cuando sentiste cómo Enzo alineaba la gruesa punta de su polla contra tu entrada, el momento en el que se deshizo de sus pantalones habia sido algo que te habia pasado desapercibido al estar tan absorta en tu expresion siendo reflejada en el espejo. Cerraste los ojos con anticipacion.
Y de repente, tomaste plena conciencia de la situación: te habías entregado por completo a tu compañero de reparto, quien era 12 años mas grande. Y ahora él sabía que no eras solo una talentosa aspirante a actriz, sino simplemente una chica desesperada y rogando por ser follada.
"Ey, ey, ey, no" dijo rapidamente, "abri los ojos y acordate de tus expresiones. Te va a servir para la escena". Gemiste sin poder evitarlo, obedenciendo a sus ordenes y abriendo los ojos mientras él introducía lentamente su miembro entre tus pliegues.
"E-En, Dios!", exclamaste cuando finalmente se adentró por completo. Te sentías tan llena, tus paredes estirandose hasta el límite para poder tomar su polla tan profundo que sus testículos rozaban tu clítoris.
"Dios, chiquita... Mira lo mojadita que estas, me vas a matar", comentó casi sin aliento desde atras, su expresion mlstraba lo extasiado que se sentia. Tus jugos facilitaban su entrada rápida, aunque su miembro seguía siendo una intrusión ajena para tu inexperiencia íntima. Eras joven y nunca habías sido del tipo de estar cogiendo por ahi- o al menos no tan intensamente como ahora.
Te contrajiste alrededor suyo, un gemido escapando de su boca debido a la presión en su miembro. Enzo comenzo a empujarse adentro tuyo con un ritmo moderado, haciendo que tu cuerpo presionado contra la mesa se moviera de adelante hacia atras, el tocador rechinaba ante la abrupta sacudida y tus labios se separaron ligeramente para dejar salir un dulce gemido.
Habías estado enfocada en su rostro en el espejo, te encantaba ver su ceño fruncido, como su cabello se pegaba a su frente, producto de su traspiracion, su boca levemente abierta, y como sus cachetes se volvian cada vez mas colorados, sin embargo la mano de enzo se enredó en tu cabello tomandote de sorpresa, agarrando un puñado y levantando tu cabeza para hacer que tu atencion vuelva a tu cara. "Te dije que te mires, nena" dijo con seguridad mientras sus caderas chocaban contra tu culo haciendo que la caravana se inunde en ese sonido acompañado de tus gemidos. "Mirate y aprende como tenes que actuar ante la cámara."
Su otra mano se posicionó en tus caderas, apretandola con fuerza mientras sus embestidas se volvian cada vez mas erraticas.
En cualquier otra situacion ya hubieras objetado por el repentino cambio de velocidad ya que apenas habías tenido tiempo para acostumbrarte a su largo miembro. Sin embargo, tu calentura era aún más intensa que antes, si eso era posible.
Tu boca estaba entreabierta, tu lengua afuera y estabas jadeando y gimiendo como si fueras un perro; tus ojos se ponian en blanco con cada fuerte embestida, y habia saliva cayendo por tu barbilla, sentias como Enzo te sacudía contra el pobre tocador y como estimulaba cada parte dentro tuyo. Los sonidos que emitías no hacían nada más que aumentar tu vergüenza, eran gemidos ininteligibles y quejidos necesitados, jamas pensaste en mostrarte asi adelante de un hombre, pero el simple hecho de ver lo grande que era a comparación de tu cuerpo y como te podia manejar a su antojo te excitaba de sobremanera.
Y sin duda los doce años de diferencia formaban parte de esa excitacion.
"¿Hace cuanto que necesitabas que te cogiera asi? ¿Te pensas que no me daba cuenta de lo desesperada que estabas? cuando te presionabas contra mi mientras filmabamos y como tus manos tocaban de mas... No perdias el tiempo vos tampoco preciosa.", se burló.
"Desde siempre En..."susurraste, con entusiasmo, apenas capaz de comprender lo que estabas haciendo con el placer que te envolvía y nublaba tus sentidos. "Dios me cojes ta-tan bien... No pares por dios que rico" Tu espalda se arqueaba hacia él, tus paredes tomaban su miembro con desesperacion experimentando un extasis casi desgarrador con cada embestida. Tus gemidos eran cada vez mas incoherentes, cada vez mas fuertes.
"Dios, mirate como gritas por mi, chiquita... ¿Queres que te coja y que mañana todos se enteren de lo desesperada que estas por mi pija? Mirate, mirate lo patetica que te ves, te encanta que te coja fuerte ¿O no?", murmuró, inclinándose para dar un beso en tu mejilla; dulce y encantador, una clara contradicción con sus embestidas freneticas y las palabras degradantes.
Gimiste ante sus palabras, pero sabías que eran ciertas: nunca te habías visto siendo penetrada ya que estabas ocupada, bueno, siendo penetrada. Ver tu reflejo en el espejo de esta manera te tenía inesperadamente más excitada que antes. Había algo en ello, tu rostro contorsionándose del placer, las manos de Enzo serpenteando por tu cuerpo mientras seguía embistiendote desde atras.
Era como ver tu propia pelicula porno, pensaste de pasada, y te preguntaste como seria grabaras a vos misma. Y si tenias suerte, con enzo.
Su otra mano se deslizó hacia tu coño, separando tus pliegues para poder ver cómo su miembro desaparecia en tu interiores. "Por dios mira como me tomas... Viviría adentro tuyo", gruñó, inclinando la cabeza hacia atrás, entregándose al placer.
El orgasmo que sentias venir no era como el que tuviste al restregarte contra su muslo, no, venía más rápido, haciéndote temblar debajo de su gran cuerpo.
"Enzo... más rápido" exclamaste "m-más fuerte",
"Por favor", rogaste sin muchas esperanzas de una respuesta, "dale, Enzo, p-por favor". lloriqueaste ante su indiferencia.
Sin embargo y para tu sorpresa, ambas manos agarraron tus caderas para mantenerse firme. "Mira lo necesitada que estas, bebé", gruñó, empujándose más profundo y rápido, sintiendo cómo las paredes de tu cavidad se adaptaban a su nuevo ritmo. "Llorando por que te de mas fuerte, ¿Mh? ¿Asi te gusta? ¿Queres que te coja hasta dejarte sin poder caminar?"
Con esas palabras, tu climax llegó tan rápido como un tren de carga, golpeándote y sacudiendote, haciéndote gritar su nombre. Tu orgasmo te destrozó, tu visión se volvió blanca y tus pensamientos se pararon por completo. Apenas distinguiste el suave murmullo de Enzo, diciendo "Muy bien chiquita, aca estoy... tranquila" en tu oído, sosteniendote con sus fuertes brazos, evitando que te cayeras.
Cuando volviste en sí, tenías la cabeza baja, los ojos desorbitados y los labios hinchados. Enzo seguía moviéndose adentro tuyo, pero esta vez sus estocadas eran más entrecortadas, inestables y necesitadas.
"Acabame adentro", rogaste de repente, agarrándote de la superficie, tus piernas temblando, tu voz debil de tanto gritar.
"¿Si? ¿Queres que te llene to-toda?", titubeo entre gemidos, dando una última embestida antes de correrse en tu interior, podias sentir su miembro latiendo adentro tuyo. Estaba tan adentro que podías sentir cómo su semen entraba directamente en tu cuello uterino, no estabas preocupada, despues de todo estabas tomando anticonceptivas.
Pero tampoco te molestaria si no fuera asi.
Después de un momento, retiró su miembro, de tu coño y te alzó por la cintura para colocarte en el tocador y evitar que cayeras al suelo.
"Gracias", susurraste, mirándolo a través de tus pestañas. Luego mordiste tu labio al sentir como su semilla se deslizaba lentamente fuera de tu coño.
Él también se percató, y soltando un gemido satisfecho, abrio ligeramente tus piernas para recoger parte de su semen con el dedo, empujándolo nuevamente dentro de tu coño. "Te portaste tan bien, chiquita", dijo, volviendo a ser tierno, acariciando tu cabello, mimando tu frágil figura y mirandote profundamente.
Te derretiste ante sus delicadas acciones. "¿Es un buen momento para decir que me gustas?"
Enzo se rió con ternura. "Es un buen momento, si. Y vos también me gustas."
"Pero dijiste que era muy joven" le recordaste, pasando tu mano por su cabello ligeramente transpirado
Él suspiró, desviando la mirada nerviosamente por un momento antes de regresar a vos "Sí, porque es verdad, pero si a vos no te va a molestar verme con un baston en un par de años lo podemos hacer funcionar...", se encogió los hombros, reprimiendo una sonrisa.
No pudiste evitar la risa que broto desde lo mas profundo de tu pecho ante sus palabras tan fantasiosas y alejadas de la realidad "Ah, bueno no voy a tener mucho problema con eso, mientras que te sigan funcionando las caderas" dijiste con una sonrisa socarrona.
Antes de que pudiera terminar de abrir la boca para decir algun otro chiste malo, tus brazos se envolvieron al rededor de su cuello y lo empujaste hacia vos, uniendolos en un suave beso.
"Me gustas de gustar, en serio..." le dijiste en un susurro, mirandolo a los ojos con sinceridad, Enzo no podia creer lo brillantes que se veia tu mirada.
Sus manos se acercaron a tu rostro, sosteniéndote suavemente, su mirada demostrando todo su aprecio "Ya se, bebé, a mi tambien me gustas de gustar". Dijo con suavidad antes de presionar un pequeño beso en tu frente.
ii.
"¡Corten!" exclamó el director, y sentiste cómo tu corazón se detenia. Mierda, pensaste, con la mente acelerada, ¿qué salió mal esta vez? ¿Fue el beso o las manos en el pelo? Capaz no le gusto la forma en la que estaban encuadrados...
Sin embargo, el director se acercó a Enzo y a vos y soltó un grito de deleite para nada característico de su persona. "Perfecto", dijo simplemente, bordeando lo catatónico por lo satisfecho que estaba.
Tus hombros se relajaron con alivio, y te inclinaste hacia Enzo, quien sutilmente acariciaba tus muslos. "¿Ya terminamos?" preguntaste, sin aliento de la emoción.
El director asintió. "Fue increible, eléctrico, necesitado y apasionado, muy, muy apasionado", continuó con un suspiro, juntando las manos con fuerza. "Ustedes dos son de los actores más increíbles con los que he trabajado; tienen un talento asombroso, fueron tan convincentes que por un momento pense que realmente habian mantenido relaciones sexuales". dijo seguido de una carcajada
Sonreíste con satisfacción ante sus palabras, pero no sin echarle un vistazo a Enzo, compartiendo una mirada complice tratando de mantener tu expresión contenta y neutral, y no delatarte al recordar los eventos de la otra noche.
Mientras el director divagaba sobre la obra maestra que sería la película, Enzo te siguió fuera del set, murmurando bajito en tu oído, "Al final la práctica sí hace al maestro".
2K notes
·
View notes
ᝰ.ᐟ mark lee — "boladona".
— mark lee × leitora
— gênero: fluff, sugestivo.
— conteúdo/avisos: br!au, mark carioca, strangers to lovers, consumo de bebida alcoólica, muitos palavrões, "carioquês" (isso inclui: expressões idiomáticas, a não realização de alguns plurais e gírias), pegação ♡.
— word count: 2630 + 3 prints.
— nota da autora: se você é carioca, NÃO leia essa fic (tô morrendo de vergonha). Sou nordestina e nunca sai do "meu país" nordeste, então não sei o que fiz aqui...
O Rio de Janeiro, de fato, continuava lindo. Mas lindo mesmo seria o inferno que você ia fazer na vida da sua amiga se ela não achasse a chave do apartamento de vocês nos próximos cinco minutos. Ficar presa na praia não soava ruim, na verdade, soava péssimo. Você precisaria de um banho eventualmente, pois ficar sentindo a areia entrar em lugares nos quais você sequer achava que era possível de se entrar alguma coisa não estava nos seus planos.
"Sabia que eu devia ter trazido a minha. Vacilei 'pra caralho.", você resmungou pela décima vez em menos de 5 minutos.
"Relaxa, pô! Já falei que tá aqui dentro.", ela tentou esconder o desespero, enquanto revirava o interior da bolsa completamente desengonçada. Você já estava pensando em como ia provar para o porteiro que: 1. Sim, vocês moravam ali, só que tinham se mudando faz pouco tempo. 2. Não, não era um golpe. "Achei!", ela soltou um gritinho e o alívio se espalhou pelo seu corpo como uma onda.
Você até levantou os braços para cima, num gesto cômico, agradecendo aos céus. Mas como se os céus respondessem um "Não comemora não, minha filha.", você sentiu uma pancada súbita no seu braço e, antes que fosse capaz de perceber que levou uma bolada sinistra, reclamou de dor, com um "ai" exagerado. A lista de palavrões que circularam na sua cabeça enquanto você se virava era extensa, mas sumiu assim que uma silhueta diferente veio se aproximando.
"Machucou, princesa? Desculpa ae!", a voz doce inundou sua audição, falou cheio de arrependimento. Seu cérebro lutava para processar uma resposta, já que seus olhos estavam muito ocupados em 'secar' o homem na sua frente. Era o conjunto perfeito para te desconcertar: a pele amorenada carregava umas gotinhas que você não sabia distinguir se eram suor ou água, a bermuda se sustentava na parte mais baixa do quadril — a visão deixava pouca coisa para a sua imaginação —, a camiseta jogada de qualquer jeito em cima de um dos ombros, o escapulário prata e o boné virado para trás deixavam o homem muito... ahem! atraente (gostoso).
"Só um tiquinho, mas 'tá de boa.", finalmente conseguiu responder alguma coisa, rezando para que ele não tivesse percebido seus olhares nada discretos.
"Papo reto? Que bom então. Mas juro que não foi na maldade, princesa. Desculpa mesmo.", você não ia ignorar o fato de que também viu os olhos dele descendo pelo seu corpo, mas é bom deixar quieto. Ele olhou para trás vendo que os amigos já haviam buscado a bola. "Cê quer jogar?", você inclinou o rosto, curiosa com o convite repentino. "Como pedido de desculpa.", ele explicou. Olhou de soslaio para sua amiga, que observava interação com cara de 'vai pelo amor de Deus'.
"Pode ser.", deu um sorrisinho doce.
"Já é então.", ofereceu a mão para que você pegasse, te ajudando a levantar. "Tua amiga vem também?", agora foi a sua vez de olhar com cara de 'vem pelo amor de Deus'.
[...]
Não demorou muito para que você e sua amiga ficassem confortáveis junto dos outros quatro homens que vocês sequer sabiam os nomes — jogar altinha é sinônimo de união em qualquer lugar do país. O clima estava gostosinho, dava para ouvir as pessoas conversando de fundo, uma mistura de vários estilos musicais diferentes e as gargalhadas de vocês quando algum dos meninos não conseguia pegar a bola. O sol de fim de tarde coloria o céu com um gradiente que ia de amarelo à laranja, já dava para sentir a maresia noturna chegando.
As encaradas que você e o homem que te chamou para jogar davam um para o outro eram bem evidentes, não diziam uma palavra sequer — mas, honestamente, nem precisava. Cruzaram olhares novamente, ele te deu um sorrisinho malandro, a correntinha do escapulário entre os dentes. A bola passando reto pelo corpo moreno chamou sua atenção e ele nem pareceu ter percebido.
"Se liga, Mark! Tá cego, pô?", a voz de um dos meninos chamou a atenção de vocês dois — 'Mark', é? Interessante.
"Iiiiih viajei, foi mal!", disse atordoado. Não sabia se olhava para o amigo, para o bola ou se continuava olhando para você.
"Vai buscar! Foi parar lá na casa do caralho. Eu que não vou de novo.", o mesmo homem se pronunciou novamente. Já rindo da cara de abobalhado do amigo, com certeza tinha percebido o motivo da distração dele. Viu Mark sair andando sem jeito, em direção à bola. Você pensava em como faria para puxar assunto com ele, já que a situação não era uma das mais favoráveis.
"A gente tem que ir.", ouviu sua amiga sussurrar com urgência, sequer percebeu o momento no qual ela chegou perto.
"Ué, por quê?", você franziu as sobrancelhas. Não queria ir ainda, não sem tentar a sorte com o moreno gatinho.
"Aconteceu um... acidente.", os olhos dela apontaram para baixo, você entendeu imediatamente.
"Tá de caô."
"Pior que não.", dava para ver o desespero nos olhos dela. Você concordou com a cabeça. Saíram apressadas, avisando que precisavam ir embora de um jeito meio atrapalhado. Dava para ver que nenhum dos três homens entendeu nada. Juntaram as coisas com urgência, caminhando até onde sua amiga estacionou o carro. Você viu de longe quando Mark voltou com a bola, a cabeça se virando em confusão, provavelmente te procurando.
[...]
Você não vai negar que ficou chateada por não ter conseguido nenhuma informação sobre o moreninho. Sua amiga mesmo não aguentava mais ouvir você reclamar que o útero dela atrapalhou seu romance. Ela não tinha culpa, mas, poxa, não dava para esperar você ao menos conseguir o Instagram dele? Depois de digitar todas as variações possíveis do nome do homem na barra de pesquisa e não conseguir achar nada, você já começava a perder as esperanças.
"Quem garante que aquele era o nome dele mesmo? E se for um daqueles casos de apelidos que não combinam com o nome da pessoa? Sabe, que nem 'Chico' é apelido de 'Francisco'. Nunca entendi essa porra.", sua amiga tentava surgir com uma explicação.
"Cê tá ligada que não tá me ajudando em nada, 'né?", suspirou frustrada. "Pô, só de pensar que eu nunca vou ver aquela correntinha balançando na frente do meu rosto...", você tentou conter o sorriso sapeca.
"Minha filha??!!", sua amiga se virou como se você tivesse falado uma atrocidade muito grande. Não deu para segurar a gargalhada.
𐙚 ————————— . ♡
Sabe a sensação de achar algo que você tinha parado de procurar faz tempo? Então, foi exatamente você sentiu ao dar de cara com o tal do Mark na sua for you do TikTok (o algoritmo é bem conveniente, não?) Aparentemente, o universo não estava orquestrando contra a sua felicidade. Foi só bater o olho no rostinho bonito que você deu um salto da cama. Era inconfundível, o celular parecia estar apoiado em alguma coisa no chão, dando visão para ele e os mesmos três homens jogando. Parecia ser de uma data diferente, visto que as roupas não eram as mesmas utilizadas no fatídico dia em que vocês se encontraram. Resolveu não ser muito emocionada logo de cara. E se ele tivesse namorada? Nunca se sabe. Esticou os braços com determinação, prestes a entrar numa jornada que consistia em stalkear o moreno para conseguir mais informações.
Mark parecia ser bem ativo, havia uma quantidade interessante de vídeos de todos os tipos. A maioria era na praia com os amigos ou dele mesmo tocando alguma coisa no violão, não deu para não ficar um pouquinho mais apaixonadinha pelo sorriso bonito de Mark. Não foi difícil constatar que: não, Mark não tinha namorada. Essa descoberta aconteceu de um jeito muito interessante. A resposta para a sua maior dúvida apareceu numa postagem de uns 6 dias atrás — data na qual vocês se viram pela primeira e última vez.
O vídeo no qual Mark basicamente "biscoitava" usando o mar de plano de fundo sob a legenda bem nítida que dizia "para a menina que levou uma bolada minha na praia: volta vida pfv :(", te fez rir de início, completamente desacreditada. Você ficou sem saber como prosseguir por um tempo, optando por comentar alguma coisa no vídeo só para ver no que dava. Não demorou muito para você conseguir uma resposta — se "PQP nem fodendo" pode ser considerado uma resposta. Depois disso, o caminho para conseguir o telefone do moreninho foi facílimo.
𐙚 ————————— . ♡
𐙚 ————————— . ♡
A porta do quarto da sua amiga foi escancarada, você sequer conseguiu rir do susto que ela levou, muito mais preocupada em intimá-la que:
"Nós temos um encontro.", disse apontando para ela de um jeito dramático.
"Nós?", questionou numa confusão meio cínica.
"Sim, eu e você. Hoje mesmo. Que tal?"
"Isso ainda é sobre aquele tal de Mark?"
"Claro que é. Gostoso 'pra caralho! Eu que não vou perder a oportunidade. Ah! E não se faz de sonsa não... eu bem que vi você toda se querendo 'pra cima daquele outro cara lá.", julgou sua amiga com o olhar, se jogando na cama dela como se o quarto fosse seu.
"Iiiiih, só achei ele bonito. O que é que tem demais nisso?"
"Pois o nome dele é Jeno, ele é de sampa e aparentemente não tem namorada. Gostou?"
"Cê não bate muito bem da cabeça, faz quanto tempo que você tá stalkeando esse garoto?"
"Não importa. Cê vai, não vai? Preciso de apoio moral.", olhou com carinha de cachorro que caiu da mudança.
"A gente viu esses moleques uma vez na vida. Cê acha que é uma boa ideia sair assim? Segurança em primeiro lugar, pô"
"Você literalmente conheceu seu antigo namorado no tinder, que papo é esse de segurança?", o deboche era nítido. "E, se te conforta, tô conversando com ele faz uns dias já e vai ser num barzinho lá na orla. Confia na mãe.", encheu o peito para falar, como quem sabe muito bem o que diz.
"Se alguma coisa der errado,a louça do jantar vai ficar por tua conta pelas próximas duas semanas."
"Fechô então."
[...]
"Pô, longe 'pra caralho! Ele queria que eu fosse com ele buscar essa porra lá em Belford Roxo. Com todo respeito, mas nem se eu tivesse dando o meu- Oi, princesa!", Mark interrompeu a si próprio quando te viu. Falava todo animado, enquanto os outros homens caíam na gargalhada. Já era fim de tarde, o movimento já começava a se concentrar nos diversos bares e restaurantes que haviam ali por perto. O sol carregava o mesmo gradiente colorido, mas que nunca deixava de encantar. O ambiente parecia muito agradável: cervejinha, música e conversa boa — não tinha como negar um rolê assim.
Os meninos cumprimentaram você e sua amiga sem acanhamento algum, como se já fossem conhecidos de longa data. Mark levantou para te abraçar, o perfume invadindo seu olfato sem nem pedir licença. Estava tão bonito quanto você esperava que estivesse, dessa vez um pouquinho mais arrumado — e, infelizmente, com o corpo mais coberto. A bendita correntinha ainda adornava o pescoço bronzeado e isso chamou sua atenção. Um arrepio percorreu sua espinha com o beijinho molhado que você recebeu atrás da orelha. O "você tá linda" sussurrado bem baixinho também não ajudou muito. Puxou uma cadeira do ladinho dele e ali você ficou pelo resto da noite.
[...]
A tensão entre vocês dois começava a ficar insuportável. Você não sabia se estava óbvio para o restante das pessoas na mesa, mas esperava muito que não estivesse. O perfume de Mark parecia não sair de você desde o momento em que ele te abraçou, não sabia se era culpa da proximidade ou se o homem havia conseguido a proeza de ficar impregnado nas suas roupas. Ele não estava ajudando em nada, fazia questão de sussurrar no seu ouvido mesmo para falar de coisas que não precisavam ser sussurradas e, quando não fazia isso e resolvia conversar com uma distância 'segura' não escondia o fato de estar encarando sua boca. O sorrisinho de canalha bem evidente toda vez que ele percebia que te deixava sem jeito.
Sentiu a mão dele se apoiar na sua coxa, enquanto ele conversava com um dos meninos com a maior naturalidade do mundo. Viu ele se virar para 'escanear' seu rosto procurando algum sinal de desconforto e relaxando assim que você sorriu discreta para ele — porque não, você definitivamente NÃO estava desconfortável com isso. Esse "apoio" não demorou para se tornar um carinho muito gostosinho com as pontas dos dedos, você deu mais gole no seu copo, tentando se acalmar.
"Vem comprar cerveja comigo, princesa?", ele disse baixinho, o rosto estava perto. O seu cérebro não estava numa situação muito boa, pois seu primeiro movimento foi encarar o homem em completa confusão, aquilo não fazia sentido.
"Ué, e não vende cerveja aqui, não?", viu Mark soltar um risinho com a pergunta.
"Mas a que eu quero não tem aqui.", ele lambeu os lábios, olhando sua boca de um jeito nada discreto. Okay. Agora você entendeu. Definitivamente entendeu. Estava bem claro.
Ele se levantou com calma e você seguiu os movimentos logo depois. Entrelaçou a mão na sua, informando o que vocês iam fazer com a maior tranquilidade do mundo. Você olhou sua amiga de canto, ela provavelmente não iria se importar muito — já que estava ocupada demais caindo no papinho de Jeno.
Mark caminhou com você até um quiosque que parecia estar fechado, as luzes apagadas, a única iluminação vinha dos estabelecimentos ao redor. Você não conseguiu refrear o susto quando ele te encurralou em uma das paredes mais escondidinhas.
"Mark! Meu Deus...", disse entre risos.
"Foi mal!", ele mesmo ficou sem graça com as próprias ações. Ficava envergonhado com facilidade, era muito fofo. "Não 'tava conseguindo mais me segurar, princesa.", as mãos tomaram a sua cintura com cautela. "Cê tá tão cheirosinha.", sentiu o narizinho roçar na lateral do seu pescoço. A barbinha mal feita arranhando um pouquinho também, seu corpo inteiro arrepiou.
Não demorou muito para Mark te puxar para um beijo necessitado, o gostinho de cerveja dominando seu paladar deixava a situação mais interessante. Movia a cabeça de um lado para o outro com lentidão, te beijando com calma e sensualidade — sua mente estava enevoada, os suspiros escapando sem controle. Você não sabe quanto tempo ficaram aos amassos, Mark tinha uma das pegadas mais gostosinhas que você já experimentou. Quando o fôlego faltava e vocês precisavam se afastar o homem fazia questão de brincar com seu pescoço, os beijos molhadinhos e as lambidinhas que ele deixava, faziam suas pernas amolecerem.
Você não era boba de sair no prejuízo, fez questão de tirar "uma casquinha" dele também. Mordia a boquinha macia, lambendo logo em seguida para amansar a dorzinha gostosa. Enfiou as mãos por baixo da camiseta do homem, correndo as unhas com cuidado, sentido o abdômen dele se contrair com o carinho.
"Não maltrata assim que eu me apaixono.", a voz grave ao pé do ouvido te fez querer provocar mais um pouquinho, mas você se segurou — aquele não era o lugar mais apropriado para isso. Se despediram com mais um beijo carente, os selinhos e sorrisos parecendo sem fim, vocês não queriam ter que se soltar. "Vamo antes que tua amiga pense que eu te sequestrei.", te deu mais um selinho demorado, contrariando as próprias palavras. Demorou para que ele se conformasse com o fato de que teria que parar de te beijar.
[...]
Vocês voltaram com as caras mais dissimuladas do mundo. Um retoque rapidinho na sua maquiagem deu para mascarar sua situação, mas não tinha nada a ser feito sobre a boca avermelhada e inchada de Mark — quem dirá sobre o sorrisinho de abobalhado que agora adornava as expressões do homem. Se sentaram com toda a naturalidade possível, fingindo não notar os olhares indiscretos de todo mundo na mesa. Estava indo tudo muito bem. Bom, pelo menos até...
"Cadê a cerveja?"
176 notes
·
View notes