Tumgik
#Escritorio de cristal
alumisur · 2 years
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https://www.youtube.com/watch?v=SkXrwvbnX8w
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deepinsideyourbeing · 26 days
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un fic de pipe inspirado en persiana americana de soda stereo? <3
Contenido muy sugestivo ;)
Suscribirse al OnlyFans de una persona no es muy diferente a observarla a través de la ventana, ¿no? ¿No...? Felipe se muerde las uñas cuando descubre que el ángulo de su ventana permite ver una habitación que le resulta demasiado familiar para no reconocerla inmediatamente.
Se aleja del cristal cuando entrás en la habitación y su nerviosismo provoca que tropiece con las cajas que dejó sobre la alfombra de su nuevo hogar. Se fuerza a ignorar que su mente grita es ella, es ella, es ella, y mientras organiza sus pertenencias finge que su ropa interior no se humedece.
Felipe es tímido, no interactúa mucho con sus vecinos y desde el primer día mantiene las cortinas de su ventana cerradas... Pero semanas más tarde ya es una costumbre para él apagar la luz, ocultarse y observarte filmando el contenido que luego reproducirá una y otra vez en tu página azul.
En algunas ocasiones hacés transmisiones en vivo y él disfruta verte desde la comodidad de su habitación y a través de la pantalla de su iPad, con todos los ángulos y detalles disponibles. Cuando ve que te sentás frente a tu escritorio y aunque es aún muy temprano, decide clickear en la notificación para unirse al stream.
-¿Qué actor...?- comenzás a leer el chat-. No, chicos, Enzo no es mi actor favorito. A mí me gusta Pipe...
No está seguro de haber oído correctamente, pero se muerde el labio para contener su emoción y libera su miembro de los confines de su ropa interior.
-¿Ustedes vieron qué lindos ojos tiene? Además es re alto y tiene las manos re grandes... Tengo un vecino muy parecido a él, lástima que nunca lo veo...
Su corazón se detiene por una fracción de segundo y los músculos de su abdomen se tensan cuando tomás un dildo, el que utilizás con más frecuencia, acercándolo a tus labios -de sonrisa traviesa- para besar la punta.
-Cuando uso este siempre pienso en él.
Luego de pasar una tortuosa eternidad hablando sobre cómo te gustaría que sea él quien te toca, tus dedos abandonan tu interior y permiten ver tu entrada, aún estrecha y brillando con la humedad que se extiende hasta tus muslos y mancha las sábanas.
Comprende que no podrá retrasar su orgasmo cuando aprecia el tamaño del dildo junto a tu cuerpo y te oye lloriquear al introducirlo. Sólo puede pensar en cuánto desearía poder sentir la forma en que tus paredes se contraen sobre su miembro o lo mucho que le gustaría probar tu esencia.
(Absolutamente nada lo prepara para las miradas que dirigís hacia tu ventana cuando llegás al orgasmo...)
Cuando leí el request mi primer pensamiento fue "Pero ya está Una condena agradable", seguido de "Imaginá las posibilidades...". Así que sólo voy a decir que esto podría ser una introducción para algo más 🤭
taglist:
@madame-fear @creative-heart @llorented @recaltiente @chiquititamia @delusionalgirlplace ♡
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dreaming-star20 · 1 year
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Sin motivo
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En algún lugar, dentro de una silenciosa habitación, un hombre de aproximadamente 50 años se encontraba admirando su propio reflejo, con solo un short rosa encima.
-- Ufffffff. El rosa definitivamente es tu color
Dijo el hombre a su reflejo con una profunda y seductora voz, rompiendo la calma del lugar. Su cuerpo reaccionó instintivamente ante ese estímulo auditivo, comenzando a concentrar su circulación hacia su miembro, que había comenzado a crecer lentamente.
El hombre maduro contemplaba su reflejo, totalmente hipnotizado por la forma en que el short rosa resaltaba sus fuertes rasgos. La tela se ceñía perfecto a su redondo trasero. Los años de ejercicio habían dado excelentes resultados. Pero sin duda, lo que más le encantaba de esa prenda, era como marcaba perfectamente el contorno de su pene. Aún sin estar completamente erecto, se podía apreciar perfectamente su figura a través de la tela tensionada.
-- Definitivamente usaré estos en mi siguiente salida jeje
Dijo el hombre mientras le daba un buen apretón a su nueva verga, haciendo que más sangre fluyera hasta el enorme trozo de carne. La sensación de su miembro en crecimiento, presionándose cada vez más dentro de la tela, era un estímulo erógeno tan intenso para el hombre, que casi comenzaba a masturbarse en ese momento. Como le fue posible, reprimió ese impulso y continuó solo con el espectáculo visual, pues aún no era el momento oportuno para tal acto.
Aún sin apartar la vista del espejo, el hombre le dio a sus bíceps una buena y sensual flexión, antes de poner sus manos en la parte posterior de su cabeza, dejando sus axilas peludas al alcance de su rostro. Lentamente, la nariz del hombre se introdujo en la mata de vello axilar, y dando una fuerte y profunda inhalación, llenó sus pulmones con su aroma masculino. Era un olor sumamente exquisito, la perfecta combinación entre sudor de un largo día de trabajo y la fuerte colonia que tanto amaba.
-- ¡Joder, qué olor! Es tan delicioso. Apuesto a que todos los tipos en el club se pelearán por meter sus caras aquí, ¿No lo crees papá?
El hombre habló sin dirigir sus palabras a nadie en particular. Se dio vuelta sobre su propio eje, volviendo la vista a una pequeña pecera en su escritorio. Dentro del contenedor de vidrio había una especie de baba color verde. Esta baba no paraba de pegarse en las paredes de su prisión, en una serie de torpes y fútiles intentos de escapar. La baba no tenía ojos ni oídos, pero el hombre sabía que su espectáculo narcisista estaba siendo apreciado por el indefenso ser.
La baba, que hasta hace algunas horas había sido un ser humano, observó impotente y horrorizado como su propio hijo utilizaba su cuerpo y lo transformaba en un juguete sexual.
-- Es una lástima que un cuerpo tan bonito como este se haya desperdiciado tantos años en alguien como tú, papá. Pero ahora que yo estoy al mando, está hermosura recuperará ese tiempo perdido.
El hombre se colocó nuevamente frente al espejo. Dándole a su reflejo una sonrisa pícara, el hombre colocó ambas manos en sus caderas, tomó el elástico del short, y con un movimiento rápido hizo descender la prenda por sus gruesas y peludas piernas, hasta llegas a sus tobillos, revelándose así su grueso y palpitante pene. El hombre miró curioso su miembro viril, y en su mirada podía apreciarse un brillo particular de emoción. Aún en ese rostro marcado por arrugas, y con esa espesa barba blanca que reflejaba el paso de los años, la expresión que tenía el hombre era, sin duda, la misma que tiene todo adolescente cuando descubre que el trozo de carne entre sus piernas no sirve únicamente para orinar.
-- Soy tan sexy. Lo único que podría mejorar este cuerpo aún más serían algunos tatuajes. Pero eso ya lo pensaré mejor en otro momento. Por ahora, debo encargarme de tu pequeño amigo acá abajo
La baba comenzó a golpear frenéticamente los cristales de la pecera, mientras veía como el joven al que tanto quería, tomaba su cuerpo y lo utilizaba como un mero objeto de placer. La baba desconocía el motivo por el cual su hijo había decidido robar su cuerpo y su vida. Por más que lo intentaba, no encontraba una razón para esta locura. Solo podía pedir desesperadamente que todo esto se tratara solo de un mal sueño, la peor de sus pesadillas, y que pronto despertaría con el control de su cuerpo. Pero ese pensamiento esperanzador se disipaba con cada segundo trascurrido.
En la habitación se escuchaban gemidos y gruñidos guturales, similares a los de un animal en celo.
-- !!OH SI, ME CORRO PAPÁ, ME CORRO CON TU VERGA¡¡
Tras pronunciar esas palabras, el cuarto nuevamente fue llenado por fuertes gemidos, reflejo del placer que experimentaba el hombre en ese instante. Desde la punta de su pene, hilos blancos de semen salieron disparados con tal intensidad, que todos llegaron hasta el espejo. Solo las ultimas gotas blancas alcanzaron los pies del hombre. La habitación había recuperado su quietud. Poniéndose de rodillas en el suelo, el hombre gateo hasta el espejo y lamio todas y cada una de las manchas blancas en su superficie. Cuando terminó, el espejo lucía aún más limpio que antes de haberlo manchado.
El hombre se puso de pie nuevamente, recogió el short rosa del suelo y tomó una playera de la canasta de ropa sucia. Antes de ponerse las prendas, las acercó a su nariz y dio una profunda inhalación. Parecía disfrutar del olor que emanaba de esa ropa. Terminó de alistarse con algunos accesorios que había comprado previamente y antes de partir, se paró nuevamente frente a la pecera.
-- Bueno papá, te veo luego. Ya es momento de que el mundo conozca al "tú" 2.0. Seguramente traiga algún invitado cuando vuelva, si te portas bien podría considerar dejarte intentar tomar un nuevo cuerpo. Hasta entonces, no te muevas de ahí jajajaja
El hombre salió de la habitación con una enorme sonrisa. A decir verdad, su futuro era incierto, no tenía idea de cómo iba a sobrevivir teniendo que hacerse completamente responsable de toda esta nueva vida. Pero si algo tenía de sobra era actitud. El hombre estaba listo para devorar al mundo, y también todos los culos que se atravesaran en su camino.
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floresclandestinas · 5 months
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Desde mi escritorio:
VUELO DE UNA MARIPOSA
Una mañana de abril me fui escurriendo
por el quebrado cristal de mi ventana.
Respiró libertad mi alma de niña
y me alejé en zapatillas algo gastadas.
Supe que si crecía alas, volaría
y por las alas clamé de noche y día.
Cuando crecieron, viajé, surcando vías
por caminos plenos de melancolía...,
y los vientos volaban mis cabellos
y de mis ojos una lágrima que ardía
lentamente recorrió mi piel, serena
tallando mi poesía de mar y arena.
¡Soy un poco de mar y un puñado de arena!
La tristeza tiene un camino entre mis cejas.
Cargo en la espalda, mi mochila y mi guitarra.
Y en mi versos, los lamentos de mi patria.
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alejumidrawings · 5 months
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EN
Hi everyone! First of all I want to thank everyone who came by my booth at Saló del Manga de Barcelona, and especially to @xlaucifer and @keonenn (twitter) for being amazing booth partners.
I haven't said anyting yet because I had a crazy week, and that's why I'm here now. I don't like asking for favors but I have no other way right now: one night of the con while I was finishing a commission and signing some comics, my desk's leg decided to break and throw everything onto the floor. Luckily the only things that broke were my desk and a glass cup, but I had to use the con profits to buy a new desk instead of using them to finish the year without difficulties and now I'm at the same economic situation I was before the con, so I opened a ko-fi so anyone that can/wants to help cover the desk costs can do it (approx 100€). I'm also offering all commissions at 50% discount if you book them from this link or use the code ESCRITORIO50 at my ko-fi page. Thanks a lot to everyone who donates or even shares the post, I'll be forever thankful ❤️❤️❤️
ES
Buenas a todes! Primero quiero dar las gracias a quienes se pasaron por el stand durante el Salón del Manga de Barcelona, especialmente a @xlaucifer y a @keonenn (twitter) por ser unos increíbles compis de mesa
No he dicho nada antes porque he tenido una semana loquísima, y es a lo que vengo ahora. No me gusta pedir pero no me queda más remedio: una noche del salón mientras terminaba un encargo y un par de firmas de mi cómic, la pata de mi escritorio decidió romperse y tirar absolutamente todo al suelo. Por suerte solo se rompió la mesa y un tarro de cristal, pero he tenido que destinar los beneficios en un escritorio nuevo en vez de usarlos para poder terminar el año sin dificultades y vuelvo a estar en el mismo punto económico que antes del salón, así que he abierto un ko-fi por si alguien pudiera/quisiera ayudar a recuperar ni que sea lo que me ha costado el nuevo escritorio (aproximadamente 100€). Además ofrezco todas las comissions al 50% si las pedís desde este enlace o en la página de mi ko-fi con el código ESCRITORIO50. Muchas gracias a todes les que aporten algo, ya sea una donación o compartir el post❤️❤️❤️
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lilietherly · 1 year
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[Fanfic! Mystrade Victoriano]
Relación establecida.
Pensamientos (lujuriosos) intrucivos.
R18 (por recuerdos e imágenes mentales explícitas).
Alfa Mycroft/Omega Greg. (Pero Greg no aparece aquí).
Alfa Sherlock.
(Intento de) Humor.
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Finalmente me decidí por Mystrade 😌, como dije en el post de hace un par de días, es muy seguro que todas las ships de las que escribo pasen por un tema así, no obstante, creo que es genial que Mystrade sea la primera, ¡y eso que aún no escribo un smut completo de estos dos! Lo haré, de eso no hay duda, pero ese no es el punto jajaa 😆
Ok, no escribiré mucho porque espero que mis etiquetas de allá arriba te hayan llamado suficiente la atención como para saltarte esto si agrego más 😏, así que solo me disculparé por los errores de ortografía y ya, ¡espero que te guste! 😈
* * *
Por décima ocasión, Mycroft se volvió hacia el reloj en la esquina de su escritorio. Todavía eran las tres de la tarde, aparentemente cada esfuerzo mental en adelantar las horas que aún tenía de trabajo seguía sin dar resultados positivos. Así como el reporte frente a él no mostraba ningún avance de querer completarse por la mera voluntad de los deseos de Mycroft. El calor aumentaba su irritación, y el viento y la suave lluvia del exterior poco hacían para darle un motivo de que fuera a cambiar; su piel se derretiría tarde o temprano… lo deseó con fuerza. No obstante, un minuto después mucho se sorprendió de mantenerse vivo, aunque no tan estable como le gustaría.
Las frías corrientes que entraban en su oficina y que desde hace mucho apagaron el fuego de la chimenea no ayudaban a estabilizar nada. Las manos de Mycroft seguían temblando, su respiración carecía de compás o profundidad, sus piernas lo derribarían si intentara forzarlas a erguirse y sus ojos, atraídos al reloj, abandonaron cualquier motivo para enfocarse en un objeto diferente entre él y los pañuelos perfectamente doblados que descansaban en el diván, sobre un cojín y dentro de una cajita de cristal medio abierta, junto a la ventana. Cada inhalación, aunque dolorosa por la baja temperatura, traía consigo un sutil aroma a Omega. Su Omega.
Su Omega que, comprensivo como ninguno, aceptó dejarlo ir aquella mañana aun considerando la precaria situación, sabiendo de antemano cuánto Holmes haría por su trabajo. En realidad, ninguno lucho demasiado, ni por quedarse en casa ni por ir a cumplir con el horario laboral. Mycroft podía soportarlo todavía, su concentración era la clave y los pañuelos con la esencia de su Omega el último recurso. Tenía dos semanas para que el orden de las esferas políticas se mantuviera estable durante su celo y, por cuanto resultase una absoluta distracción, lo cumpliría como cada cuatro meses.
En la actualidad, a dos o tres días de entrar a plenitud en ello, casi todos los preparativos estaban completados. Nada impedía, naturalmente, que sin importar los preparativos y toda acción repetida puntualmente acorde a la fecha en su calendario, la situación se hiciera menos difícil de concluir. Ahí estaba él, obligándose a permanecer en su asiento y permanecer ahí hasta que la necesidad se hiciera insoportable y ni siquiera su ejercitado autocontrol bastara para no arrojarse a la cajita de cristal. Habiendo cedido a abrirla y colocarla en donde toda corriente de aire le llevaría el aroma, debía, contra toda hirviente necesidad, contenerse. Una gota de sudor resbaló por su sien y poco tardó en limpiarla, el simple hecho de pensar un minuto en algo relacionado a su Omega traía consigo el comienzo de una erección.
Si no hallaba algo para distraerse, y quedaba ya sentado que nada referente al trabajo sería suficiente, sepultaría su voluntad, atrayéndolo hacia los pañuelos. Recordó la forma en que los obtuvo, sosteniendo a Greg contra su pecho y sobre sus muslos, de costado, con un pañuelo en su pequeño polla y el otro entre la raja de sus nalgas generosas; lo masturbó tortuosamente rápido durante el tiempo que debería ocupar en vestirse. La sedosa tela resguardando la esencia del lubricante natural y el semen fue doblada y puesta al resguardo con devoción en la pequeña caja hecha a la medida, construida con ese único propósito.
No iba a soportar así el resto del día. No cuando debería estar con su Omega, cuidándolo y proporcionándole cuantas cosas hicieran falta para que les construyera un nido adecuado, asegurándose de que habría comida, almacenando mantas, almohadas y toallas; colmándose de dulce aroma Omega y prometiéndole diez intensos días de placer donde se esforzaría en llenarlo de cachorros y… Mycroft tuvo la fuerza golpear la cabeza contra el escritorio, deteniendo con eficacia cualquier idea inconveniente. Con los ojos cerrados tomó un par de frías inhalaciones, una vez logró concentrarse descubrió que había arruinado entre sus manos el trabajo en el que tanto esfuerzo invirtió.
De cualquier manera, probablemente nada en él guardaba un ápice de sentido.
Terminó de arrugar el papel, lanzándolo a la chimenea, el punto blanco en el fondo negro lo ayudó a concentrarse. Pasados tres minutos se juzgó con la voluntad necesaria para zanjar las últimas tareas, aún debía responder media docena de cartas, verificar que algunas gráficas coincidieran con sus números y escribir tres reportes distintos al respecto. Después, una vez estuviera libre durante los próximos quince días, aún no se permitiría ir a casa. Su Omega no estaría y Mycroft debía encargarse de que tendrían lo necesario para enfocarse en lo que de verdad importaba: mantener a Greg desnudo, abierto, lubricado y dispuesto durante días, preparado y rogando por su gran…
—¡Señor Holmes! —Mycroft no pudo agradecer la interrupción, sin embargo lo hizo, de lo contrario habría tenido que hacerse un nuevo huevo de ganso en la cabeza. Un par de personas corrían hacia su puerta, reconoció a ambos de inmediato y sonrió. Se tomó su tiempo reordenándose el cabello para cubrir la hinchazón de su frente y la desesperación de no saber qué hacer con las manos, colocando hojas limpias frente a él. Jude volvió a gritar—. ¡Señor Holmes, por favor, no es buen momento! —La voz del segundo hombre, muy por delante de Jude, respondió antes de abrir la puerta. La sonrisa de Mycroft se mantuvo, ahora acompañada de un ligero aire de petulancia.
—Nunca es buen momento, solo quiero ver a mi hermano. —La puerta se abrió de par en par—. ¿Por qué esta tan frío aquí adentro? — Mycroft tuvo la oportunidad de ver a Jude cubriéndose la nariz. Sherlock se detuvo en la entrada, olisqueando el aire, el asco en su rostro delgado no tardó en aparecer—. Olvídalo, ¿qué es este tufo?
—Si te hubieras detenido y quedado a escuchar, Jude te lo habría explicado.
Pero, naturalmente, su joven hermano jamás se habría detenido a oír que Mycroft entraría en celo en los próximos dos o tres días, que su cuerpo ya emitía el perfume de Alfa Sangre Pesada preparándose para la tarea de salvar entre siete y diez días consecutivos de sexo obsceno y desenfrenado con su precioso Omega. Lo que implicaba también la eliminación casi absoluta de su sentido común, quitándole estos días previos y cada vez durante lapsos mayores sus pensamientos lógicos.
Dejando en su cabeza la única imagen de su Omega, su hermoso Greg y el dulce aroma que emitía, sus pezones erectos, su culo húmedo y apretado, su boca atrevida y cada centímetro de su piel tierna… Además de un sentimiento protector que, si Jude permitía el paso a la oficina de quien no fuera Greg, podía hacerle reaccionar de las peores y violentas formas. Para fortuna de Sherlock, Mycroft se hallaba medianamente tranquilo. Y él lo supo casi de inmediato, pues cerrándole la puerta a Jude —que dada la profundidad del aroma se veía imposibilitado de entrar— irrumpió a la oficina buscando en su viejo pantalón un par de pañuelos, que al encontrar procedió a introducir en su nariz. El muchacho se sirvió medio vaso de wiski, sentándose al fin ante Mycroft.
—Apestas —dijo Sherlock, Holmes mayor aumentó su sonrisa.
—Y tú no eres quién para hablar.
—Estoy en un caso, no puedo pasearme por los barrios bajos si huelo a Alfa.
—Finalmente tienes un caso, felicidades, ¿no estarás escuchando de nuevo en secreto a la policía, cierto?
—No, es genuino, alguien vino a mí. —Mycroft se alegró de corazón por él, apenas tenía idea de lo que el muchacho esperaba lograr, sin embargo, mientras se mantuviera con vida y dada la imposición de que, si deseaba permanecer en la vida de Sherlock no iba a entrometerse, no importaba cuán interesado estuviera, se guardaría sus preguntas—. Hueles como un vertedero en el que arrojaron tres cadáveres.
—¿Solo tres? —Observó a su hermanito contener una arcada mas no moverse de su asiento, listo para irse. Debería ser importante el motivo que alimentaba su voluntad para quedarse, considerando que eran familia cercana, Sherlock percibiría su aroma a pre-celo un par de niveles más nauseabundos que su divertida descripción—. ¿Qué es lo que te trae a esta humilde oficina, Sherlock?
—Información. —Mycroft frunció el ceño.
—Sabes que hay datos que no puedo proporcionarte. —Sherlock bufó, Mycroft no se enorgullecía tan a la ligera de conocer al muchacho—. Sin embargo, mis libros están disponibles si es lo único que… —Sherlock lo ignoró una vez se le dio pase libre. Conociendo de sobra la ubicación de los libros, saltó de la silla y rápidamente comenzó a apilarlos en su brazo izquierdo. Mycroft se burló—. De verdad, ¿por qué la prisa? Pensé que querrías platicar un poco, tal vez acabar con mi wiski. Puedo pedirle a Jude que te prepare un bocadillo. —El joven Holmes resopló.
—El pobre hombre ni siquiera puede entrar aquí y esta atmósfera pestilente es apenas respirable para mí.
—¿En serio? Que cruel.
—Lo normal, espero. Tuve la fortuna de olvidar algo tan espantoso —dijo, su voz gangosa y conteniendo otra arcada, paseándose entre las estanterías—. ¿En qué etapa estás? No recuerdo haber tenido tantas arcadas en tan poco tiempo. —Ayudado por la distracción, Mycroft volvió a su informe.
—Este es mi último día aquí, mi celo llegará en dos o tres días.
—Demonios, Mycroft.
—Lenguaje.
—¡Y por eso es que apestas así! Padre siempre nos llevó a la choza cinco días antes. ¿Qué es lo que haces aquí? ¿No debería ya ese inspector tuyo prohibirte salir o lo que sea que hagan los Omegas en situaciones como estas? —Un gruñido abrupto nació desde lo profundo del pecho de Mycroft.
—No seas irrespetuoso cuando hables de mi Omega. —Sherlock ignoró por completo la amenaza.
—Y ahí esta la sensibilidad. —Mycroft lo oyó susurrar. El enojo desapareció con la misma rapidez de su aparición. Pronto, Sherlock se veía conforme con la cantidad de libros acumulados, ya se dirigía a la salida, obviamente incapaz de siquiera agradecer o decir que se iba, no si apenas podía respirar. Quizá se despediría una vez estuviera en el lado correcto de la puerta.
—Espera, Sherlock.
—Y ahí la falta de cordura. — El Holmes mayor lo ignoró.
—Quédate un poco más, ¿quieres? La presencia de otro Alfa me ayudaría a completar mis tareas más rápido.
—¿A cambio de la estabilidad de mi estómago y la ansiedad por irme de aquí tan pronto como sea posible? Creo que prescindiré de la oferta, querido hermano. Podría, sin embrago, acercarte aquella caja de cristal tan bonita. —Mycroft gruñó en el instante en que Sherlock señaló hacia el preciado tesoro que resguardaba la esencia de su divino Omega—. ¿No? Es una lástima. —Y tras esa última burla, el desconsiderado se marchó.
Mycroft no tuvo la fuerza para enojarse, su cuerpo simplemente se negaba a derrochar energía en eso, mejor le valía enfocarse en el nuevo intento de informe y aprovechar los minutos de paz que la rápida visita de su hermano trajo consigo. Quién sabe cuánto soportaría evitar el que su mente se encaminara hacia… temas poco remunerables ahora mismo, cada segundo que sucedía su cuerpo se sublevaba al autocontrol forjado a lo largo de los años. Solo debía resistir unas horas y, una vez llegara a casa, habría ganado con creces su recompensa por el esfuerzo sobrehumano que ahora ejercía.
Esa era una prueba que superaba cada cuatro meses y que, para su fortuna, desde hace un par de años compartía felizmente con su precioso y seductor…
Mycroft se aferró a la pluma como quien se abraza a la copa de un árbol en medio de un incendio forestal. Inevitable esquivarlo, ciertamente, ayudaba no obstante a aplazar el final.
Un final de piernas abiertas, un agujero estrecho, húmedo para él, respiraciones agitadas y…
* * *
No sabes, cariñoso amor mío, cuánto luché por retener el impulso y, de alguna manera, no completar el smut Mystrade 🥵, fue incluso difícil hacer que Sherlock apareciera y lo enfriara todo un poco. Verás, antes de decidirme a que Sherlock interrumpiera, la otra opción que no incluía un smut, era que Mycroft cediera y, arrojándose a la cajita, se hiciera... terminar 🥴...
Afortunadamente la meta de este fic se cumplió 🥳 y logré hacer algo puerco (aunque no tanto como me hubiera gustado 🥵) sin que fuera smut jajaa, (pero no sé cuánto más pueda soportar, espero escribir otro fic fluff antes de que me superenlas ganas y... me rinda 🤤).
Entonces, eso es todo por ahora, dime qué es lo que te pareció, estaré esperando para leerte. Nos veremos pronto 😘
¡Te amo! Muchas gracias por leer 🥰💖💖💖
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antaxzantax · 1 year
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Umbrella Pharmaceuticals - Prologue
Una solitaria efigie al óleo pendía de la pared. El trazo de sus pálidas facciones, otrora encomiables por la severidad de su gesto, se percibía difuminado por la reconfortante penumbra que en la estancia reinaba. Un opaco cortinaje cerúleo de finos arabescos dorados tapaba la mayor parte del único ventanal que permitía el acceso de luz natural. Con una adecuada luminosidad, se habría distinguido entre el límite facial del atramento pelo largo y alisado, hasta el cuello de la camisa blanca, y el inicio de la ónice y poblada barba, hasta los hombros, de Abraham Rupert Spencer. En su ausente presencia, los castaños ojos del padre de Oswell Ernest Spencer hacían sentir su terribilità[1] en la que fuera su oficina.
A espaldas del ventanal y frente a un amplio escritorio de roble ornamentado con relieves vegetales en sus montantes y escenas mitológicas en su trasera, Oswell fantaseaba con emular el modo en que Abraham Spencer se había sentado a dirigir su patrimonio. Como él habría hecho, descansaba sus brazos sobre los sendos reposabrazos de terciopelo. No obstante, su actitud era contemplativa; ojeando de refilón una serie de obras pictóricas y retratos. Su padre a la diestra, entre dos librerías con puertas de cristal, y un bucólico Patinir a la siniestra, a la izquierda de la cornamenta de un ciervo colgado sobre una chimenea de barroco acabado. Un retrato de sí mismo había sido colocado en el extremo opuesto al de su padre, a la derecha del Patinir.
Oswell había admirado a su progenitor con profunda delectación, siendo para él un virtuoso referente que había administrado con mano de hierro tanto a su familia como a su fortuna. No fue especialmente agresivo ni afectuoso. Cuando su madre, Margaret, se suicidó, Abraham hizo saber al público su pesar con una breve semblanza. Oswell tenía diez años recién cumplidos. Al día siguiente de su funeral, el viudo volvió a sentarse en el sillón de su oficina sin derramar ni una sola lágrima.
Oswell se guardó sus emociones para aparentar una impostada dureza con la que granjearse su aprobación. Su actuación no surtió demasiado efecto porque aprendió que la validación de Abraham se ganaba con actos y no con palabras o gestos. Estos actos se debían a una regla muy sencilla: el fin justifica los medios. El fin era la prosperidad de su linaje, obsesión de Abraham, y los medios cualquier cosa a su alcance. A escondidas, comenzó a analizar a su padre en relación con sus subordinados. Memorizó su forma de hablar y, en ocasiones, llegó a imitar sus gestos. Sin embargo, por su corta edad, no pudo enseñarle los frutos de su aprendizaje. No le quedó más remedio que ponerse a prueba en el internado al que asistió durante la adolescencia.
En ese entonces se dio cuenta de que no era tan impositivo como Abraham. A diferencia de este, Oswell era un niño flacucho y destinado a ser más corto de estatura, muy por debajo de los ciento noventa centímetros. Carecía del tono cavernoso de su voz, de sus rígidas maneras, de la impredecibilidad de su carácter y de su fijación por descartar taxativamente lo superfluo. Por el contrario, Oswell destacó por lo diplomático y pacífico de su carácter. Se acordaba de los más nimios detalles y antepuso la comprensión a la inclemencia. Empero, si hay un solo rasgo que heredó de su padre y este de sus abuelos, fue la impiedad. Sin piedad ni perdón, rezaban en su linaje.
El primero en experimentar las cualidades cultivadas por el joven Spencer fue su compañero de habitación. Aquel individuo era un insoportable jovenzuelo que lo despreciaba porque, según decía, era debilucho y afeminado. El primogénito de Abraham apenas hacía más ejercicio que el obligatorio y se pasaba el día leyendo a solas o escapándose al pueblo, donde el internado se ubicaba, para mezclarse con los adultos de poca monta que trabajaban en los negocios de la localidad. Nadie sabía qué demonios hacía Oswell con esa chusma, salvo él mismo.
Un panadero le encendió su primer cigarrillo y una ama de llaves le contó la habladuría de que su compañero de habitación había sido visto lamiéndole las botas a otro alumno senior detrás de un cobertizo. Regresó a la escuela a primera hora de la mañana. Se acicaló como pudo y se personó en clase. Antes del mediodía, elaboró su plan. Con paciencia y astucia, se congració con el alumno senior que había obligado a su compañero de habitación a lamerle las botas por una superflua discusión. Oswell se inventó un rumor sobre cómo su compañero de habitación pretendía humillar la hombría del alumno senior.
El alumno senior le pegó una paliza a su compañero de habitación. Al día siguiente abandonó el dormitorio que compartía con Spencer y nunca más supo de él. Por sus buenas migas con el alumno senior, Oswell se convirtió en su protegido, pasando a formar parte de su círculo de lacayos. Envalentonado por la victoria, se abrogó la autoría intelectual de las fechorías cometidas por la selecta camarilla. Se implicó en el suicidio de un alumno y en el abuso de otros tantos. Robaron en la casa del alcalde y, con la parte que le tocó, se compró su primera caja de cigarrillos. Se dejó crecer una imperceptible barba y comenzó a vestir como le daba la gana, y no con la obligatoria levita, para disgusto del profesorado. Se graduó como el primero de su promoción.
En el treinta y nueve, estalló la Segunda Guerra Mundial. Abraham contactó con un general del ejército británico para que Oswell fuera tachado de la lista de reclutamiento y le compró su pasaje de huida a los Estados Unidos de América. Allí, en secreto, se matriculó en una licenciatura en Física, la disciplina que había descubierto fenómenos vanguardistas como la radiación. La ciencia era su vocación. La capacidad de transformar la materia a su antojo le fascinaba mucho más que una anodina carrera en Economía como Abraham le exigió.
Amaba a su padre, pero su individualidad venció. Aprovechando que Abraham no podía viajar por la guerra, desobedeció. Afincado en California, se enamoró de una joven a la que dejó embarazada por accidente. Pagó por su aborto y se separaron. Dos años antes de la segunda capitulación de Alemania, recibió un telegrama: Abraham había muerto. Compungido, regresó a Gran Bretaña para presidir su funeral.
Numerosos parientes y amigos acudieron a la luctuosa cita. Uno de estos amigos, Arthur Ashford, conde Ashford, era un individuo escuálido y pelirrojo que trabajaba para Downing Street. Arthur, oriundo del condado de Northumberland, encabezaba el único linaje inglés del clan Douglas-Campbell-Stuart, una rama superviviente de la dinastía Estuardo que echó raíces en las tierras bajas escocesas con la instauración de la Mancomunidad de Inglaterra. Abraham conoció a Arthur en una fiesta organizada por un magnate de Londres a mediados de los felices años veinte. El magnate buscaba donantes para una causa benéfica y los Ashford, según le contaron, ansiaban invertir lo que fuera para mejorar su imagen pública en Northumberland. Parece ser que el padre de Arthur, un empresario industrial llamado Stanley, figuraba como un hombre del saco en el imaginario northumbro.
Ambivalente fue la opinión de Abraham sobre los Ashford.
Por una parte, veía a Arthur como un jock[2] interesado al que le importaba una mierda Gran Bretaña, o Inglaterra, al margen de la sangre azul que le corriera por las venas. Una vez, ebrio y en la intimidad, le acusó de traidor a la Corona. Lo que realmente ocurría es que a Abraham le irritaba la desdeñosa mirada y el tibio discurso academicista del conde Ashford. Si Abraham demandaba acción y movimiento, Arthur aparentaba ser el típico ratón de biblioteca que sabía del mundo exterior gracias a las ilustraciones de la enciclopedia. Por otra parte, Abraham halló en aquel resabido pelirrojo su placer culpable. Primero, por el detalle de que Arthur nunca trató a los Spencer con condescendencia cuando supo que provenían de la gentry. Segundo, porque Arthur trabajaba en la sección de propaganda del Ministerio de Relaciones Exteriores. Sin decir su puesto, aseguraba que era responsable de ideologizar a la población, o de inculcar a la masa social la ideología oficial del estado. Abraham disfrutaba cada palabra dicha por Arthur sobre este asunto, incluso si no alcanzaba a entender del todo lo que decía.
En el treinta y ocho, Abraham invitó a Arthur a The Spencer Estate, su casa solariega. Arthur les presentó a su propio primogénito: Edward, un treintañero tan aficionado a las enciclopedias como su padre. Su segundo hijo, George, vivía en los Borders. Edward era un incipiente profesor de universidad casado y con un hijo, mientras que Oswell era un púber de quince años que no había terminado el colegio. Por suerte, Edward se desenvolvió como un tipo animado y de pensamiento juvenil, capaz de hacer reír a Abraham con su jocosidad.
No volvió a saber de los Ashford hasta el funeral de Abraham. Arthur, acompañado por su esposa Laurent, le dedicó un sentido pésame y disculpó la ausencia de Edward por la enfermedad de su hijo Alexander. La causa de la defunción había sido un accidental envenenamiento por plomo.
Oswell retornó a los Estados Unidos de América como tercer conde Spencer. Rompió con su amante y se graduó en Física. Arrepentido, cursó una segunda licenciatura en Economía. Su segundo discurso como valedictorian se lo dedicó a su padre. De nuevo en Inglaterra, reabrió la oficina legada de su antecesor. Como el segundo conde habría hecho, el tercero cubrió el vetusto escritorio con montañas de papeles mecanografiados. El ribete de algunos de estos papeles mostraba el logotipo de una empresa: Anzec Pharma.
Anzec Pharma era su estreno como cabeza de familia. Los Spencer ya dominaban en la industria automotriz, así que se interesó por la farmacéutica, en pleno auge por el surgimiento del estado de bienestar en Europa. Primero inauguró una fábrica de medicamentos genéricos en Londres. Luego una segunda en Nueva York. Al mismo tiempo, se mudó de Essex a Luxemburgo, donde fijó su residencia fiscal. Alternaba su habitación en The Spencer Estate con una prima de su madre.
Por el éxito de Anzec Pharma, Oswell había comenzado a rumiar la idea de un proyecto más serio, más grande, más interesante, pero necesitaba asesoría. Sobre el escritorio había dispuesto su agenda de contactos. En una página señaló su número de la suerte: Edward Ashford.
 [1] Terribilità es un vocablo italiano que los contemporáneos del artista Miguel Ángel Buonarroti, en el siglo XVI, utilizaron para definir el estilo grandioso y de fuerza potente que demostraba dicho artista sobre todo en sus esculturas, con un vigor y una mirada terrible llena de ira como se aprecia en la figura del David o en el Moisés.
[2] UK slang. A man who comes from Scotland. This word is considered offensive by some people.
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himevampirechan · 1 year
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Vanishshipping fanfiction: Duat
week of revo esta cerca, pero cuando puedo continuo escribiendo sobre estos personajes a los que adoro: Atem y Anzu.
Disfruten: Notas al final de capitulo.
DUAT
PRÓLOGO                   
Un vaso se rompe estridentemente contra el suelo.
“¿'ukht?” Pregunta Marik desde el sofá con expresión confundida, Ishizu Ishtar observa en shock las fotografías sobre su escritorio.
Semanas atrás, su colega de Londres le había pedido ayuda para traducir un, recién descubierto, manuscrito. Ahora, que la joven conoce su contenido, no se cree capaz de revelar la información al Dr. Carter.
“Esto no puede ser” susurra la mujer, atrayendo la curiosidad de sus hermanos.  Marik se levanta de su asiento y Rishid recoge del suelo los trozos de cristal.
“El papiro… ¡Habla sobre Atem!”  ” La egipcia señala con manos temblorosas una de las traducciones. Un siseo de dolor, hace que salten con sorpresa, Rishid observa caer la sangre desde el corte en su dedo. 
Al fondo, el teléfono suena. Un mal presentimiento.  
“¡AYUDENME!” grita empujando la puerta una vez más. No se abre, no se mueve. Puede sentir las llamas, acercándose, a través de la madera “¡POR FAVOR!” 
Un crujido sobre su cabeza la hace correr, instintivamente, hacía la pared más lejana; el techo colapsa y sus vigas, bloquean la única salida de la habitación.
Asustada, puede ver el humo entrar por debajo de la puerta. Tosiendo, con los ojos llenos de lágrimas, se acurruca entre el armario y el espejo donde, antes de cada función, se maquilla.  La joven tantea el suelo en busca de algo que la pueda ayudar, pero sus dedos se detienen al encontrar sus zapatillas de ballet.
“Yo…” susurra, con voz ronca por el humo “… Voy a morir”
El pensamiento se repite en bucle dentro de su cabeza hasta que las palabras dejan de tener sentido y siente el cuerpo entumecido. Y sin más, el miedo desaparece.
“Es una lástima.” Dice resignada, bajando la mirada y tocando con cariño su atuendo. Las paredes a su espalda han comenzado a arder.
“Me habría gustado que los demás me vieran bailar…” La cabeza le da vueltas. El espejo, a su derecha, explota en pedazos bañándola con cristal brillante.
Ya no puede respirar, la piel le duele. Algo truena, ¿algo cae? Es imposible saberlo con exactitud, el calor es demasiado.
“Atem” Cierra los ojos, con una pequeña y triste sonrisa “Estoy segura que no le hará ninguna gracia verme tan pronto.”
El sonido de las ambulancias y los gritos, es demasiado fuerte.
“¡MI AMIGA SIGUE AHÍ ADENTRO!” Repite con voz desesperada, intentado soltarse del bombero que lo empuja por los hombros. Su fuerza le hace retroceder unos pasos.   
“¡QUITATE DE MI CAMINO!” Grita Jonouchi a lo lejos mientras Otogi intenta razonar con uno de los policías que bloquea el paso. Detrás de ellos, Sugoroku Mutou mira con gesto aterrorizado hacía su nieto y Bakura sujeta la mano de Shizuka que llora, fuertemente, contra su hombro.
Honda golpea a uno de los oficiales que lo retiene. Al sentirse libre, corre desesperadamente hacía el teatro pero tres hombres lo alcanzan, sujetándole brutalmente contra el suelo.
“¡YUGI!” Le llama alguien encima del tumulto. Mokuba corre en su dirección señalando hacia el cielo, en su mano un teléfono celular y un  audífono en la oreja “¡El equipo de auxilio KCorp está por llegar!”
“¡¿En dónde está ella?!” Grita una voz femenina, Mai Kujaku se acerca con expresión angustiada. En el cielo, el sonido de motores se acerca.
“Mai…” susurra Yugi sintiendo como todo se está desmoronando frente a él. Entumecido en dolor, gira su cabeza hacia el edificio que se quema, como para responder a la pregunta de la joven.
Con un jadeo, la rubia le sujeta por el cuello, mirándole furiosa con  ojos bañados en lágrimas.
“¡DEBEMOS SACARLA DE AHI!” Exige sacudiendo al muchacho. Un crujido hace que el mundo se mueva en cámara lenta.
Hay una explosión, el fuego se levanta contra el cielo nocturno. Lo que queda del edificio tiembla y con un ruido, que hace eco en los corazones de los presentes, se derrumba.
“¡CUIDADO!” Grita un bombero empujando a las personas del lugar. Hay una segunda explosión, los helicópteros maniobran para evitar el impacto.
Jounnochi cae de rodillas gritando desesperadamente. Honda, con un hilo de sangre que resbala por su barbilla, deja de luchar contra los hombres que lo sujetan. A sus espaldas, Yugi escucha jadeos, gritos y sollozos.  
“No…” susurra sintiendo como su pecho se desgarra de dolor “¡¡¡¡¡ANZUUUUU!!!!!”
“¡¿Aibou?!” Atem se despierta con un grito ahogado. Bañado en sudor, lanza lejos las sabanas y camina, con pasos entumecidos, hacía el balcón en su habitación.
“Esa era la voz de Yugi” declara, sintiendo un nudo formarse en su garganta al recordar el grito dentro de su sueño.
El reino de Kemet o mejor dicho, su copia que permanece dentro del Duat; Inmensurable en su grandeza e inamovible al paso de tiempo, se erige orgullosa bajo el cielo estrellado.
Una luz alumbra el firmamento repentinamente. Se acerca desde lo lejos, como una estrella fugaz, y al pasar encima del templo del Dios Osiris, se arremolina sobre sus obeliscos iluminando la explanada del palacio y el pueblo.
“¿Qué es eso?” Susurra Atem con el ceño fruncido. Abajo, en los jardines los guardias comienzan a moverse con alarma y en las calles los habitantes del reino salen de sus hogares con confusión.
Como si fuera un rayo, la luz cae y su impacto hace temblar la tierra de tal modo, que el faraón debe aferrarse con las manos al balcón. Los gritos del pueblo y el crujir de las paredes inundan la noche.
Alarmado, Atem da vuelta con dirección a la salida pero el sonido de su nombre, susurrado en su oído, le detiene con el corazón encogido.
“Atem” repiten. Su cuerpo se llena con una emoción extraña. Un sentimiento de estremecedora tristeza lo hace volver el cuerpo y mirar con atención al templo que aun brilla por la extraña luz.
Su corazón lo sabe inmediatamente: alguien ha llegado y, sea quien sea, le está esperando en el santuario.
“¡¿Su majestad?!” Grita Siamun casi estrellándose con la puerta, cuando el joven se precipita fuera de la habitación y escaleras abajo. A sus espaldas varías personas le llaman a gritos.
 “¡Mi caballo!” Exclama Atem, con voz autoritaria, una vez que atraviesa las puertas del jardín. Los guardias y sirvientes observan, con ojos desorbitados, su entrada repentina.
“¡AHORA!” Ordena en un gruñido y los asustados presentes entran en acción. El recinto se inunda con el sonido de los relinchos de animales y el crujir de las correas y  metal. Mientras espera, un grupo de personas se acerca velozmente, sorprendidos por la impaciente mirada en su rostro.  
Un asustado sirviente entrega a su caballo, que listo para partir, no deja de bufar. Atem revisa las riendas en un movimiento rápido y experto; satisfecho se acerca para subir pero una mano en su hombro lo libera de su estado frenético.
“¡Majestad!” llama Mahado dándole alcance en las caballerizas. Con un jadeo, el joven faraón mira a su alrededor y, toma consciencia, de las personas que aguardan inquietos sus órdenes. Sigue con los ojos la mano que le retiene hasta encontrarse con el gesto confundido de su primo Seto.
“Seto…” susurra, tras unos minutos de meditación “…Informa a mi padre de lo que ocurre y reúne a los miembros del consejo en la sala del trono para el amanecer.”
 “Mahado…” Continua, sin dar oportunidad a interrupciones “…Movilizaras junto a Shada a los guardias dentro de la ciudad. Investiguen la posible causa de lo que ocurrió en el cielo esta noche y asegúrense de que los pobladores estén a salvo.”
“Anknadin” Agrega, subiendo de un salto en su caballo y sujetando firmemente las riendas “Tu  y Karim deben ir al templo de Jedhu para confirmar que los bas de los dioses egipcios no sufrieron daños”
 “¡Si, mi Faraón!” Responden los mencionados con expresiones preocupadas pero sin ir en contra de las órdenes de su rey. Unos ligeros pasos llaman la atención del muchacho.  
“Temmy ¿Qué ocurre?” pregunta Mana mirándolo desde el piso con expresión angustiada, el faraón muerde su labio intentando pensar por sobre la triste voz que continua susurrando en su oído.
“Mana…” exclama tras unos segundos, moviendo a su caballo para estar directamente a las puertas del jardín “…Busca a Isis, reúnan un grupo de hekas lo más pronto que puedan y esperen mi regreso”
“¿A dónde iras?” Pregunta la maga caminando a su costado. Atem observa, desde su montura como las puertas de las caballerizas están siendo abiertas por los sirvientes.  
“Hay algo que debo revisar en el Templo de Osiris” responde el joven, mientras revisa por última vez la silla de su caballo. En silencio, el resto de sacerdotes y sirvientes observan el intercambio con inquietud.
“¡No puedes ir solo! No tenemos ni idea de lo que está ocurriendo” Exclama la hechicera, sorprendida por la decidida expresión en su rostro.
“Mi faraón, por favor…” comienza Siamun entre jadeos alterados “…Si tan solo pudiera esperar a que los guardias….”
 “Alguien me está llamando” suspira Atem mirándoles de reojo. Sin más palabras, tira de las riendas y se aleja galopando, velozmente, en su caballo.
“¡Yo iré con él!” anuncia Mana, invocando su báculo para alcanzar al faraón con un hechizo.
“Mana, espera” le detiene una voz. Con expresiones confundidas los presentes ven acercarse a Isis, portando su característica expresión calmada.
“El faraón estará bien” declara la morena, deteniéndose en frente de todos “Propongo que sigamos las órdenes del faraón, mientras esperamos su regreso.”   
“¿Qué es lo que has visto?” Pregunta Anknadim y la sacerdotisa le observa de reojo con expresión enigmática.
“Aún no lo comprendo en su totalidad” confiesa, tocando ligeramente el collar dorado que trae puesto “Pero sé que el faraón debe ir.”
Resignados y en silencio, los presentes se alejan a cumplir con sus órdenes. Mana permanece quieta en su sitio, preocupada y más confundida que nunca. Antes de alejarse Seto le manda una significativa mirada a Isis, advirtiéndole en un simple gesto que les debe varias respuestas.
“Las ruedas del destino han girado, nuevamente, en esa dirección” susurra Isis lo bastante bajo para que nadie la escuche. Una sonrisa se dibuja en sus labios mientras observa a lo lejos el resplandeciente templo de Osiris.
                                                        …
Atem galopa reclinado sobre el lomo de su caballo; bufando, el animal corre velozmente por el desierto. Los nudillos del muchacho se tiñen blancos de lo fuerte que aprieta las riendas.   
“Atem” susurran una vez más en su oído.
“Ya voy…” piensa espoleando a su agitado transporte “…Estoy cerca”
Los cascos del animal derrapan cuando le obliga a frenar sobre las baldosas impecables de la entrada. Baja de un salto, apresurándose después hacia el edificio.
Jadeando, llega a la sala principal del templo; es una habitación que asemeja fielmente al santuario del duelo de sombras: enorme en su extensión tiene las paredes tapizadas de jeroglíficos en las que se cuentan el ritual de resurrección del Dios Osiris.
Al centro, bajo la luz de la luna, reposa edificada la estatua de Osiris momificado; Atem observa el color verde de su piel y las vendas que cubren amorosamente su cuerpo renacido, traído a la vida por su esposa, la diosa Isis.
Cauteloso, toma una antorcha y pasea por la habitación; Su cuerpo se mantiene alerta, sus ojos escarlatas recorriendo codiciosamente cada rincón en la enorme estancia.
“Atem” susurran débilmente en su oído. El faraón se petrifica por un segundo en su lugar; confuso levanta la antorcha direccionando la luz a su alrededor en un intento de alumbrar mejor su camino.
Y entonces, la ve en el suelo: desnuda e inconsciente, con el rostro oculto entre largos y oscuros cabellos, hay una mujer a los pies del dios Osiris.
El joven faraón se acerca deslizando la mirada por la perlada piel de la mujer, sus miembros extendidos sobre el suelo son delgados y parecen frágiles; el faraón siente un peso en el pecho ante las implicaciones de la falta de ropa en su cuerpo.  
 “Atem” suspiran una última vez en su oído, el sonido suave casi amoroso deleita al muchacho. Después solo hay silencio.
“¿Te encuentras bien?” Pregunta en voz alta, cerrando de un salto la distancia entre él y la mujer. Sin perder tiempo, Atem la toma entre sus brazos.
Apartando respetuosamente la mirada de su desnudez, deja que la cabeza de la chica repose sobre su hombro. La sacude suevamente sin dejar de hablarle.
“¡Oi, despierta! ¿Estás bien?” Puede sentir la suave respiración contra la piel de su cuello, el cuerpo de la joven esta cálido y no parece tener heridas.  
“¡Guardias!” Grita esperando que alguien ayude. Intenta ponerse de pie sujetando a la joven, ella gime ligeramente enterrando un poco más el rostro contra su hombro; de las largas hebras de cabello se desprende un aroma que interrumpe las acciones del Faraón.
“¿Durazno?” El corazón de Atem da un sobresalto, sus rodillas tiemblan incluso y si la muchacha no pesa casi nada entre sus brazos. Incrédulo, y con cuidado de no lastimarla, Atem sacude su cuerpo.
El rostro perlado cae de su posición descubriéndolo de los molestos cabellos castaños: Perfil redondeado, labios rellenos de color suave. Pestañas largas, nariz pequeña. Atem podría reconocer ese rostro y perfume entre un millón de personas.
“¿¡Anzu?!”
NOTAS SOBRE EL CAPITULO
Duat/Amenti/ Necher-Jertet: El inframundo de la mitología egipcia, el lugar donde se celebraba el juicio de Osiris, y donde el espíritu del difunto debe deambular, sorteando malignos seres y otros peligros. Su corazón es juzgado frente a 12 Dioses y, en caso de ser digno, llega a la puerta final en donde se encuentra una copia exacta del mundo vivo libre de pobreza, enfermedades y dolor.
´Ukht: Del arabé: Hermana.
Heka: Hechiceros.
Ba: alma
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mashihope · 2 years
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[Goodbye tests, hello summer! 1/2] || Bangchan, Stray Kids
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• Miembro: Bangchan
• Grupo: Stray Kids
• Aviso
• Sinopsis: El curso está a punto de acabar, solo te quedan tres exámenes para ser libre durante el verano. La parte mala es que son todos el mismo día... Y la parte todavía más mala es que ese día es mañana. Tu novio, Chan, te está animando más que nunca para que te salgan bien.
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"¡No puedo seguir con esto!", dijiste tirándote en la cama con el libro sobre la cara. "¡Estoy harta!"
"Y/N. Aún no hemos terminado. Si acabamos pronto te dejaré elegir la próxima película cuando vayamos al cine.", dijo Chan sentándose en el borde de la cama. "No. Me niego. Como vea una sola ecuación más voy a lanzar el libro por la ventana.", dijiste sentándote de golpe amenazando con tirar el libro al otro lado de la habitación. "Mira, justamente, toda esa energía que quieres emplear en romper el cristal de la ventana, la puedes usar para seguir estudiando.", dijo quitándote el libro de las manos, sabiendo que eras capaz de hacerlo.
Te dejaste caer otra vez sobre la cama, tapándote la cara con las manos. "¿Y si no soy lo suficientemente buena y suspendo los tres? ¿Y si no me acuerdo de nada cuando tenga la hoja delante? ¿Y si...?" "Bueno...", te interrumpió y cruzó los brazos, "En ese caso me aseguraré de no volver a decirte nada sobre ir al cine en todo el verano. Porque te quedarás estudiando hasta que empiecen las clases otra vez." "¡Chan! ¡No es justo!", te levantaste una vez más y agarraste su brazo, protestando. "Lo que no es justo es que estés perdiendo el tiempo quejándote en vez de estar estudiando para evitar eso de lo que te estás quejando precisamente. Levanta el culo de la cama y ponlo sobre la silla antes de que me enfade y te deje aquí sola con todos los libros y los apuntes.", decía al mismo tiempo que tiraba de ti para llevarte de nuevo al escritorio.
"Eres insoportable a veces.", murmuraste mirando el cuaderno tras hacer un sonido de disgusto. "¿Cómo dices, Y/N?", la cara de Chan se asomó por encima de tu hombro, frunciendo el ceño. "¡Decía que te quiero mucho! ¡Tanto que voy a seguir repasando la parte esta de las ecuaciones!", señalaste varias veces el cuaderno, tocándolo de forma agresiva. "Eso pensaba.", se separó de ti y volvió a sentarse en el suelo, ordenando la montaña de apuntes que habías dejado en un rincón. (...) "Eh, Y/N, la cena está lista, puedes...", hizo una pausa después de mirarte, cerrando la puerta a sus espaldas. Se acercó a ti y se sentó a tu lado, en el suelo. "Has terminado por hoy. Siempre te digo lo mismo, pero, no necesitas sacar la nota más alta de la clase, solo tienes que aprobarlo.", empezó a decir mientras te acariciaba la cabeza. Te habías rendido un cuarto de hora atrás, poco después de que Chan saliera para preparar la cena. Tus padres no habían llegado todavía y había preferido encargarse él de eso y dejarte tranquila para que pudieras seguir estudiando. Pero, de un momento a otro, el estrés había llamado a tu puerta una vez más y habías dejado todo de lado para sentarte en el suelo a llorar, con la cabeza sobre los brazos y estos sobre las rodillas. "Es inútil. Voy a suspender.", pensabas una y otra vez. "Has hecho todo lo que has podido y más... Aunque hayas sido tan cabezota y te hayas rendido cada día unas... ¿Seis veces?", negó para sí mismo y dejó descansar la mano sobre tu hombro. "Míralo por el lado positivo." Levantaste la cabeza para mirarlo durante unos segundos, con los ojos hinchados y rojos. Las lágrimas seguían cayendo por tus mejillas y Chan las secó suavemente con el pulgar. "No hay nada positivo en esto.", dijiste volviendo a bajar la cabeza. "Sí lo hay. Mañana harás los exámenes, después de eso podrás descansar, y cuando recibas los resultados te darás cuenta de que estabas exagerando porque habrás aprobado los tres.", dijo dejando un beso dulce en lo alto de tu cabeza. "Piensas que soy más inteligente de lo que soy en realidad.", dijiste limpiándote los ojos con las manos, dejando ver tus mejillas sonrojadas por el beso. Chan dejó escapar una risita al darse cuenta. "Bien, hagamos algo. Si apruebas, ¿hay algo que quieras o algún sitio al que quieras ir?", dijo confiando en tu respuesta. "¿Recuerdas ese parque de atracciones al que fueron Minho y Jisung hace un mes?", Chan asintió en silencio, intentando esconder la sonrisa que se estaba empezando a formar en sus labios, "Bueno, me habría gustado ir. El problema es que anoche estuve intentando pedir las entradas por internet y estaban agotadas... Así que, olvida eso. Minho me dijo que abrieron hace poco una cafetería de esas con gatos por aquí cerca. ¡Tenemos que ir!"
Chan te dedicó una sonrisa finalmente y se levantó, tendiéndote una mano, "Levántate, es hora de cenar." (...) Ha llegado el día. Estás delante de la puerta, en cuanto pases por ella te enfrentarás al primer examen. "Quiero que entres y salgas de aquí sin arrepentirte de nada, ¿vale?", dijo Chan poniendo las manos sobre tus hombros con una expresión seria. "¿Y si...?", empezaste a decir de nuevo y Chan puso un dedo sobre tus labios, interrumpiéndote. "No. Vas a entrar ahí y te vas a comer el examen." Tu barriga dejó escapar una queja, recordándote que los nervios no te habían dejado desayunar. Chan soltó una carcajada, "No lo decía tan literal." Te apoyaste sobre la pared, deseando que el timbre sonara por fin para poder entrar y empezar el examen. "¿Qué pasará si suspendo todo? ¿Me quedaré aquí otro año mientras tú vas a la universidad?" "En ese caso me acordaré de cobrarte las clases particulares para el próximo curso.", se encogió de hombros, con una sonrisa. "¡Oye!", le diste un golpe en el brazo, haciendo que se riera. "Al menos tendré más dinero para comprarte algo que te guste.", volvió a reírse. Estabas a punto de darle otro golpe cuando el timbre sonó. "Salvado por la campana.", dijiste girándote hacia la puerta. "Suerte. Lo vas a hacer bien, cariño, ya lo verás. Confío en ti. Nos vemos a la salida.", lo viste alejarse por el pasillo, después de darte un beso en la mejilla. "Suerte a ti también...", murmuraste cuando ya no te podía escuchar. Sabías que él también tenía que hacer un par de exámenes, aunque no hubiera dicho nada para que no te preocupases por él. Dejaste escapar un suspiro y entraste a la clase. (...) "¿Y bien?", dijo Chan con una sonrisa, dando saltos en el sitio como un niño pequeño, tras verte salir de la clase. Acababas de hacer el tercer y último examen, era hora de volver a casa. "Lo sabré mañana.", encogiste los hombros al responder y te quedaste quieta, mirando el suelo. "Ya está. He acabado por fin.", te llevaste las manos a la cara para esconder las lágrimas que habían empezado a salir. Chan se acercó a ti rápidamente y te abrazó, dejando un beso en tu frente. "Sí. Lo has hecho muy bien y estoy muy orgulloso de ti."
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ares-49789 · 1 year
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Cap 8
-mi padre... -por primera vez en su vida Tobías vió como una lágrima caía de los ojos de José -Mi padre mató a mi madre -dijo el chico antes de caer de rodillas al suelo aún apretando la mano de su amigo
-¿Cómo pasó?- preguntó Tobías agachándose para estar a la altura de José, el chico no contestó, siguió llorando, Tobías miró a su alrededor, su abuela se había acercado con una bandeja metálica en las manos
-Tobías, haz que se tome esto - dijo Dolores, Tobías asintió y se levantó tirando de José, el chico se levantó temblando antes de que Tobías lo sentara en la silla frente a donde había dejado su abuela la bandeja
-gracias -murmuró José agarrando la taza caliente con sus dos manos temblando
-no hay de qué - dijo la mujer sonriendo antes de sentarse frente a José, Tobías se sentó al lado de su amigo, colocando su mano sobre el hombro de este para confortarlo
-Cuando yo y Lukas cumplimos 6 años mi padre no era así con nosotros...- dijo el chico, haciendo una parada para suspirar- lo era con nuestra madre, gritos, golpes, palizas... Todos iban para ella - Tobías lanzó una mirada a su abuela, que sacó un pañuelo de tela del bolsillo de su delantal y se lo dió a José, el chico se secó las lágrimas y continuó su historia -mi madre... Siempre fue amable y cariñosa con nosotros, pero yo nunca acepté sus consejos y avisos sobre mi padre y la vida, consejos que Lukas si escuchaba...-José se detuvo de nuevo- los dos sabemos que eso es por lo que somos tan distintos -trató de bromear el chico para relajar el humor con una sonrisa triste - al final mi madre se cansó de los abusos de mi padre, lo denunció a la policía y pidió el divorcio, cuando nos lo dijo, Lukas y yo pasamos por una mala fase, mi padre era mi héroe y mi madre su heroína, se decidió que nos iríamos cada uno con uno. Pero algo pasó - una sombra ocultó sus ojos cuando inclinó la cabeza - mi madre y Lukas ya no vivían con nosotros
<<Se suponía que todo había terminado, que mi padre seguiría siendo bueno conmigo y que no tendría que volver a ver a mi hermano, en ese momento no entendía su decisión de irse con mi madre, nunca había visto sus heridas, solo había escuchado los gritos, yo creía que eran peleas de pareja, algo normal. Pero Lukas sabía que no lo eran.
Mi padre era y es un monstruo.
Un sábado nos fuimos a comprar. El y yo, los dos juntos, cogimos el coche y salimos de casa, pero no llegamos al mercado directamente, paramos en casa de mamá, mi padre subió, yo me quedé esperando en el coche. Bajó a la media hora con una bolsa de deporte, dijo que era ropa mía que se había confundido en la mudanza, al final fuimos a comprar como siempre, cuando terminamos paramos en una ferretería, como era pequeño me aburrí rápido y como la bolsa estaba ahí, pues la abrí. No quiero recordarlo, la cerré y volví a mi sitio, esa imagen me persigue en mis pesadillas hasta el día de hoy. Mi padre desapareció en mitad de la noche y cuando volvió lo hizo con una botella de cristal rota en la mano. Todavía tengo las marcas en la espalda>>
Cuando terminó la historia, José apretó el asa de su taza, haciendo que esta temblara, el chico tomó un sorbo de su bebida y Tobías lo abrazó, no podía soportar ver a su amigo como estaba.
-¿Quieres que tomemos un paseo?- preguntó el chico, José sorbió de nuevo su taza y la dejó en la mesa de nuevo
-¿Podríamos solo quedarnos aquí?- preguntó José, su Tobías miró a dolores y la mujer asintió
-Entonces sí, todo el tiempo que quieras...- Dijo Tobías frotando el hombro de su amigo con la mano para hacerle ver que estaba ahí, era raro ver a su estoico amigo mostrar otro sentimiento que no fuera ira o felicidad molesta, no sabía si le gustaba que ocultara sus sentimientos así
.............................................................................................................
-Bien, solo tienes que rellenar esto y la denuncia estará completa -Lukas se encontraba en una oficina de la policía, estaba sentado frente a un escritorio de madera, la habitación era pequeña y privada, con las paredes pintadas de color crema y un par de archivadores azules a su lado izquierdo para facilitar la accesibilidad a los documentos guardados en ellos. Cristian esperaba fuera, apoyado de espaldas a la puerta, Lukas estaba con Pepe. El hombre que le había hablado era un capitán de la policía que le estaba ayudando a rellenar la denuncia, su pelo gris estaba cortado a lo militar y exhibía una cicatriz en su ojo izquierdo, fruto de sus años de servicio, aún así, el hombre estaba en buena forma y no aparentaba mucho más de cincuenta años.
Lukas escribió su DNI y firmó en la base de la hoja de denuncia, tras ésto dejó el bolígrafo en la mesa con un suspiro
-muy bien, prepárate porque nos vamos - dijo Pepe, Lukas lo miró confundido ¿Irse?
-¿Adónde?- preguntó el chico, el hombre le devolvió la mirada como si no entendiera la pregunta
-¿No creerás que te vamos a dejar volver a casa con tu padre el maltratador ahí, Verdad?- preguntó el hombre
-bueno, no, ¿No me voy a ir con Cristian?- preguntó el chico, lo había tomado por hecho, después de todo el hombre había sido el que lo había llevado y animado a denunciar, a hacer las fotos de sus heridas y demás procedimientos. Pepe sonrió amablemente
-Ojalá pudieras, chico, pero vas a tener que pasar un tiempo en el centro de protección de menores hasta que el proceso judicial termine - explicó el hombre
-¿Qué es un centro de protección de menores?- preguntó Lukas, el nombre decía su función y demás, pero no pudo evitar preguntar
-Bueno...- comenzó el hombre, llevándose la mano derecha al cuello para frotarlo nervioso- es un lugar donde los chicos menores de edad van cuando hay problemas en casa, donde no les pueden hacer daño ni, bueno, comunicarse con ellos- explicó el hombre
-Eso suena bastante a una prisión para menores- dijo Lukas, el capitán asintió con tristeza
-El problema es que hay veces que es lo que parece - dijo el hombre -Van chicos de todo tipo y calaña, no es su culpa, pero al final no han crecido en una familia adecuada o tienen un mal trasfondo, ya sabéis- explicó el hombre
-¿Vendrá mi hermano conmigo?- preguntó Lukas, no quería imaginarse estar solo en un lugar así, separado por meses de su hermano y dejarlo a merced de su padre, solo el pensamiento le daba escalofríos
-¿Tú hermano está en peligro cerca de tu padre?- preguntó Pepe agarrando un bolígrafo de la mesa, aunque ya sabía la respuesta
-Si- contestó Lukas, aceptar eso era duro, era verdad pero era triste, como si estuviera admitiendo la existencia de un mal omnipresente que vigilaba cada uno de sus movimientos a cada minuto del día
-Entonces vámonos, cuanto antes pongamos a tu hermano a salvo mejor - dijo el hombre, levantándose de su silla
-Bien- murmuró Lukas copiando al capitán de policía, no podía avanzar dejando a su hermano atrás, lo llevaría a los confines del mundo si fuera necesario.
La pareja policía-chico salió de la oficina con este último decidido a encontrar a su hermano, fuera los esperaba Cristian, que en su brazo había doblado con cuidado su chaqueta mientras esperaba, cuando los vio salir ni hizo ningún ademán de preguntar sobre la conversación o las decisiones tomadas, simplemente los siguió por el pasillo beige de la comisaría.
-¿Dónde está tu hermano?- preguntó Pepe mientras bajaba las escaleras de la entrada de la comisaría
-Creo que está en mi casa- contestó el chico, bajando tras el policía mientras se abrochaba la chaqueta antes de salir de la comisaría siguiendo a Pepe hasta un coche patrulla, nada fuera de lo común, blanco y azul, como todos los coches patrulla de la ciudad y coronado con una serie de luces y sirenas que iluminarían el camino al encenderse y llenarían la calle de ese molesto sonido
-Súbete, nos vamos a por él- dijo el policía antes de girarse hacia Cristian -Gracias por la ayuda - dijo el capitán, abriendo la puerta del coche patrulla para Lukas
-muchas gracias abuelo de...- el chico se detuvo a si mismo -Cristian, algún día te devolveré el favor - dijo subiendo al coche, el anciano sonrió a Lukas entre su corta pero tupida barba blanca
-Cuidate, chico- Dijo, despidiendo al amigo de su nieto
El coche arrancó gracias a la acción de Pepe y Cristian lo vió alejarse de él por la carretera, el también tendría que volver a casa
.............................................................................................................
- Cógela - él grito de José llegó desde el otro lado del jardín, tras pasar un buen rato siendo reconfortado por Dolores y Tobías, el chico había decidido salir a olvidarse de sus problemas con un poco de deporte.
Tobías atrapó la pelota de tenis en el aire tras saltar unos metros en longitud antes de acabar en el suelo, en lugar de levantarse, su primer instinto fue el de cubrirse la cara, y justo a tiempo porque en cuanto tocó el suelo se vió rodeado por una manada completa de perros
El chico reía cuando José se acercó a él y le tendió una mano entre los felices bretones, Tobías tomó su mano y se levantó gracias a la ayuda de su amigo aún con la pelota de tenis en su mano izquierda, aunque los perros seguían acosando al chico.
-¡lanza la pelota!- dijo José, Tobías asintió y cambió el objeto fosforito de mano, cuando agitó la pelota los cuatro perros centraron su atención en esta. Tobías lanzó y la manada desapareció entre los montones de abono y madera seca que habían en el huerto para prepararlo para plantar los vegetales del año
Los chicos iban a correr hacia allá también cuando escucharon un coche recorrer el camino de tierra, Cristian había vuelto
-han vuelto- Dijo Tobías girándose hacia José -¿estás listo para ver a tu hermano?
José respiró hondo y le devolvió una fiera mirada a su amigo
-no hay nada que espere más
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hopes-archive · 2 years
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EL ICONO
Los iconos son las pequeñas imágenes que pueblan las pantallas de nuestros ordenadores, teléfonos y tabletas, en las que hacemos clic para abrir archivos y aplicaciones. La palabra "icono" viene del griego eikо̄n, por lo que "icono" que significa simplemente imagen.
Por lo tanto...
Un icono es una pequeña representación gráfica de un programa, función o archivo. Al hacer clic o doble clic en un icono, se abre el archivo o programa asociado o se realiza una acción, su función principal es ayudar a los usuarios a identificar rápidamente el tipo de archivo representado.
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Su evolución...
1981 Xerox 8010 Star
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En 1973, el Xerox Alto como sabemos fue diseñado en torno la metáfora del escritorio. Los iconos de Xerox demuestran la consideración de la interacción humana, como puedes ver, la calculadora, documento, carpeta y papelera no han cambiado en casi 30 años.
1984 Apple Macintosh 1.0
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Los iconos del Macintosh fueron diseñados por la ya legendaria Susan Kare quien es considerada una maestra del diseño de iconos "Creo que los buenos iconos son más parecidos a las señales de tráfico que a las ilustraciones, y lo ideal es que presenten una idea de forma clara, concisa y memorable. Trato de optimizar la claridad y la simplicidad incluso cuando las opciones de paleta y resolución han aumentado".
1991 Macintosh System 7
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Con el Sistema 7 vimos la introducción del color en los iconos. Puede notar que los iconos están ahora ligeramente elevados para parecer "clickeables".
2007 Mac OS X Leopard
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Mac adopta un doc reflectante 3D para que los iconos se "asienten". El uso del el cristal y los reflejos hace popular.
2009 Windows 7
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Windows también termina adoptando el estilo reflectante de MacOs.
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alumisur · 2 years
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bookishnerdlove · 1 month
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TV 60
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De regreso a su habitación, Seria se quitó la ropa de viaje de invierno. Se quitó la capa gruesa y cálida que le caía pesadamente sobre los hombros y luego se puso un vestido de interior. Era invierno, por lo que el vestido estaba hecho de la misma tela gruesa, pero era mucho más ligero y le daba ganas de volar. Seria bebió una taza de té caliente y fuerte que Ben había traído y luego llamó a Linon. Fue para comprobar el tamaño del fondo disponible para el proyecto del jardín. Ben y Susan estaban preocupados de que Seria quisiera trabajar inmediatamente tan pronto como regresara, pero Linon no. Fue una de las pocas personas que acogió con agrado la forma de trabajar de Seria. Porque tan pronto como lo llamaron, Linon vino inmediatamente con el libro de contabilidad. Reconstruir el jardín no era algo que estuviera en los planes de Seria. Recordó que había mucho dinero sobrante, pero era dinero que Linon había ahorrado como bellotas. Entonces Seria estaba preocupada por gastarlo. "Estaba preocupado innecesariamente". Sólo después de comprobar el fondo disponible se dio cuenta de que, a menos que pavimentara todo el jardín con mármol de colores y el cristal más fino, nunca se quedarían sin dinero. "Señora, ¿recuerda lo que dije con confianza?" "Sí, lo recuerdo." Sería divertido gastar mucho dinero. Linon y Seria se miraron y asintieron. Había un profundo entendimiento entre personas que habían generado confianza y no necesitaban que se dijera nada. Como ahora. “Pero no sé mucho sobre el jardín…” “Entonces te ayudaré. Su Alteza no está aquí de todos modos”.   Linon preguntó mientras miraba a Seria. “¿Es quizás un privilegio demasiado grande?” "¿Por qué? ¿Es una carga demasiado grande? —Preguntó Seria. “Creo que sería realmente frustrante si alguien estuviera celoso de que la jovencita confiara tanto en mí y conspirara contra mí. Como Susan o Ben…” Seria se rió entre dientes. Después de eso, Seria llamó al jardinero principal. El jardinero culpable de esparcir accidentalmente el fertilizante equivocado sobre los arbustos del jardín. Estaba pálido, como si pensara que iba a ser castigado. Seria entró en pánico cuando se arrodilló con la cara en el suelo. “¡Lo siento, gran duquesa! Cometí un gran error al usar el fertilizante equivocado”. "No importa. No te llamé aquí para culparte. Ponerse de pie." Se escuchó a Ben, que había traído al jardinero, suspirar de alivio, pero Seria estaba un poco desconcertada. ¿Pensó que ella todavía estaría enojada y castigaría al jardinero incluso después de haberles dicho que todo estaba bien? Bueno, era posible si ella fuera la Seria original. Ben estuvo en la mansión verde toda su vida, por lo que no creía que él supiera sobre el pasado furioso de Seria. Pero ahora tenía la sensación de que él realmente podría saberlo. De todos modos, era el mayordomo de Berg. Pero todavía era amable con ella a pesar de que conocía su loco pasado... De alguna manera Seria recordaba a Alliot.   La hizo sentir un poco mejor. Poseía a Seria, y por muchas malas acciones que cometiera o actos de bondad que mostrara, era difícil encontrar a alguien que creyera en ella. Quizás por eso Seria a veces se sentía irresistiblemente bien cuando conocía a personas que tenían fe en ella. Seria sonrió y le preguntó al jardinero qué necesitaba el jardín. El jardinero vaciló, pero respondió con cautela. Su voz era apagada, pero como un profesional, dijo exactamente lo que se necesitaba y fue fácil de entender. Anotó todas las peticiones del jardinero y las organizó, y antes de darse cuenta, habían pasado horas. Dejó el bolígrafo y apoyó la cabeza en el escritorio. 'Estoy realmente cansado.' "Haré el resto mañana". “Trabajaste demasiado duro hoy. Extrañar." Susan, que había estado cuidando a Seria, sentada a su lado todo el tiempo, llevándole té y llenando la tinta, estaba feliz. Al principio le dijo a Seria que descansara, pero después de más de una hora sentada en el escritorio, decidió esperar en silencio. Más tarde, Seria salió con Susan y tuvo una conversación con Ben. Pero Ben tenía una expresión de preocupación en su rostro. Cuando Seria preguntó qué estaba pasando, él sonrió y respondió que era porque estaba decidiendo si cenar cordero o ternera mañana. Entonces Susan y Seria dejaron a Ben y salieron. De repente, escucharon una conmoción proveniente del primer piso. "¡Es importante! ¡Déjame ver a la Gran Duquesa, mayordomo! Susan y Seria se miraron y, cuando se acercaron para ver de qué se trataba la conmoción, vieron a un hombre gritándole a Ben por alguna razón. Un hombre bien vestido que parecía un vasallo del Gran Ducado de Berg... "¡Tú sabes de qué estoy hablando!"   "Como dije, este es un asunto relacionado con el castillo". "¡Mayordomo!" Ben respondió con calma, pero eso fue todo. ¿Por qué le gritaba al mayordomo de otra persona? Fue un comportamiento muy grosero. Además, aquí vivía el Gran Duque de Berg. "¿Qué está sucediendo?" Entonces Ben se dio la vuelta. El hombre enojado hizo lo mismo. Sus ojos se iluminaron en el momento en que vio a SeLia. "Ben." Ben se acercó rápidamente cuando Selia llamó. Tan pronto como estuvo junto a ella, susurró con voz muy rápida. “Su nombre es O'Bron. Originalmente estaba a cargo de suministros generales para el jardín, pero a pesar de que el contrato terminó hace unos días, todavía los está entregando”. Era comprensible. De repente, el jardín del castillo quedó patas arriba, por lo que los vasallos que habían estado manteniendo el jardín del castillo que ahora estaba en ruinas, no sabían qué hacer. “¡Gran Duquesa! ¡Estoy realmente frustrado! ¿Cómo se puede cancelar el contrato en un instante? Si no puedo vender esto después de la cantidad de inventario que he ahorrado, ¡estoy acabado! Esta vez, sin embargo, el castillo iba a hacer algunos ajustes importantes en su capacidad y recurrir a un sistema de oferta mínima. De todos modos, tenían mucho dinero disponible para el jardín, por lo que no necesitaban ser frugales y provocar la quiebra de un vasallo. A Selia se le ocurrió una solución generosa. “Sí, compraré todo lo que tengas en stock. ¿Ben? "Sí, mi señora. Estaré listo." Selia pensó que había hecho una oferta razonablemente generosa, pero el rostro de O'Bron sólo estaba pálido. "¿Eso significa que no firmarás tu próximo contrato conmigo?" "¿Escuché que su contrato expiró, pero aún estaba entregando los productos?" Parecía que el parto de O'Bron aún continuaba porque el Gran Duque y el mayordomo estaban ausentes. “¡Deseo renovar el contrato, Gran Duquesa! Deberías haber renovado tu contrato conmigo en primer lugar. Pero sin discutirlo conmigo, tú…” O'Bron dijo con tanta injusticia en su voz que Selia sospechó que podría haber algunas cláusulas ocultas en el contrato que ella no conocía. Por ejemplo, si el contrato expirara y sin el consentimiento de O'Bron, el castillo nunca podría cambiar el proveedor de los bienes... Selia pronto llegó a la conclusión de que se trataba de un contrato ridículo. No había manera de que Berg hiciera un contrato tan tonto, y si lo hiciera, Ben habría logrado anularlo, incluso si hubiera tenido que tomar prestados los poderes de Lenon. Simplemente parecía querer más. Era cierto que no había tenido un jefe que estuviera debidamente involucrado en el negocio de la jardinería, y había estado cumpliendo durante tanto tiempo que este negocio parecía un ingreso no derivado del trabajo. De alguna manera logró aparecer porque de repente se vio privado de los santos gansos que pusieron huevos de oro. "La decisión de volver a firmar se tomará después de que discutamos los términos con nuestros otros socios comerciales". "¿Qué? ¿Qué términos…?” Selia inmediatamente levantó las cejas. "¿Estás diciendo que quieres volver a firmar el contrato sin ajustar los términos?" "Oh no no. ¡Cómo podría atreverme! 'No, lo harías. Era obvio.' "¡Vuelvo enseguida! ¡Gran Duquesa! "Es suficiente por ahora." Ben informó sobre la visita del comerciante mañana y luego envió a O'Bron a su camino. Después de una breve conversación con Ben, Selia fue con Susan, quien todavía la estaba esperando. "Me alegro de haberte dicho que volvieras a hervir el agua del baño antes". Había dos baños elegantes ubicados en el segundo piso. Selia había asumido que los baños serían los mismos, al igual que los dormitorios del Gran Duque y la Gran Duquesa estaban claramente separados, pero ese no era el caso. Como su nombre lo indica, solo había dos baños y no había un dueño fijo. Cuando se enteró de que los baños se elegían y utilizaban a voluntad, tuvo la sensación de que algunos de los sucesivos grandes duques y sus esposas debían haberse lavado juntos. Un vapor cálido salía de la bañera, que estaba maravillosamente llena de coloridos pétalos de rosa. Ahora que lo pienso, había pasado mucho tiempo desde que se había dado un baño caliente. “Jovencita, escuché que nevó mucho en las llanuras de Tshugan. ¿No hacía frío en el cuartel? “Pusieron una alfombra de cuero en el suelo, pero todavía hacía frío. El viento frío llegó poco a poco…” “Oh, debería haber venido y cuidar de la Dama. El problema de estos ignorantes caballeros de Berg es que preparan sus cuarteles a la medida de sus cuerpos. Nunca han tenido una dama preciosa en sus vidas…” Susan, que en pocas palabras había menospreciado a los Caballeros de Berg, la orden más poderosa del Imperio, calificándolos de meros ignorantes, miró a Selia y volvió a sonreír cálidamente. “El dormitorio es muy cálido, así que después del baño podrás descansar cómodamente. "Sí." Todo su cuerpo se relajó lentamente. Las sales de baño de rosas disueltas en la bañera desprendían un rico aroma. Era fragante. —¿Cuándo volverá Lesche? Selia recordó de repente su habitación en el Gran Templo. La Selia Stern original no era una invitada que pasaba la noche, sino que pertenecía al Gran Templo, por lo que tenía una habitación fija. Era una habitación que no había cambiado desde que Selia la recibió cuando tenía 15 años. Selia fue allí cuando ella y Kalis se comprometieron. Se quedó en la habitación de la Selia original. La habitación estaba limpia y organizada. Pero no se quedó allí mucho tiempo porque la comida no era muy buena. Luego tuvo que ir al territorio de Berg para celebrar su boda con Kalis. ¿Lesche sería llevado a la habitación original de Seria cuando estuviera en el Gran Templo esta vez? ¿O es la siguiente habitación? Pero la siguiente habitación fue asignada a Kalis. Como era el prometido de Stern, el Sumo Sacerdote le ofreció una habitación permanente. Fue una especie de privilegio. Selia se preguntó si se apoderaron del cuarto después de que ella y Kalis rompieran su compromiso. Tenía la sensación de que así era. No podía recordarlo con seguridad. Selia se arrojó sobre la suave cama y pronto se quedó dormida. ANTERIOR Read the full article
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Parte 1
Se oía solo los firmes tecleos detrás de un escritorio, donde una secretaria de pelo negro cogido cual cola de caballo y lentes rosados, presionaba las teclas para escribir en aquel computador frente a ella. Mientras que en una de las sillas una joven esperaba impacientemente, temblándole las piernas mientras aguardaba su respectivo turno.
Suspiraba cada cierto tiempo mientras veía el reloj pasar segundo a segundo, esto la ponía más nerviosa, haciendo que vea de manera desesperada a cada lado. Sonó una campanilla por medio de un pequeño parlante que yacía donde la secretaria, y acto seguido esta entró en una blanca puerta con una carpeta verde.
Segundos después, se volvió a abrir dicha puerta y esta vez la secretaria mencionó su nombre, haciéndole una seña con la mano para que pase adelante. Ahora se hallaba sentada en una silla de cuero frente a un escritorio de cristal reluciente, del otro lado de aquel, una figura masculina de ancha contextura, con escaso cabello, y cara redonda producto de la gorda papada que tenía, se presenta amablemente, diciendo lo mismo que estaba escrito en muchos lugares de su consultorio “Coloproctólogo”.
-Mucho gusto doctor-. Dijo la protagonista de manera tímida, esperando con un gran y prolongado silencio a que aquel profesional prosiga, pero este en cambio aguardaba pacientemente a que ella comience a relatar la razón de su presencia. Ojos de curiosidad académica inundaron al galeno, aguardando.
-No te sientas nerviosa, yo estoy aquí para ayudarte-. Dijo muy serenamente. -Por lo visto es gravemente vergonzoso lo que contarás, pero descuida yo también le temo a las agujas-. Dijo con tono jocoso.
Ella se comenzó a reír tímidamente dejando mostrar su perfecta dentadura esmaltada de mármol. Al ver que la tensión se había roto comenzó a contar: -Bueno doctor…-. Mientras hacía pausas. -Eh estoy teniendo un problema…-. 
Hubo otro largo silencio hasta que aquel discípulo de Hipócrates se decidió otra vez a liberar la tensión: -Claro-. Mientras reía. -Nadie viene a verme porque estoy guapo o porque están sanos, eso desde luego-.
Esa jugada provocó que la mujer sentada frente a él ya no le bajara la mirada cuando se dirigía a este, sintiendo más confianza. -Verá, desde hace unos días comienzo a tener pequeños accidentes-.
-¿Qué clase de accidentes?-. Cuestionó el medicó.
-De hecho, son grandes-. Dijo mientras hacia una pausa para tomar aire, susurrando y bajando la cabeza avergonzada. -Me gana la popó-.
-¿Pero sientes ganas y te haces?-. Mientras ponía cara de asombro, porque no era normal tal motivo de consulta en una paciente de alrededor de treinta años.
-No, de la nada, solo ocurre sin previa sensación o aviso-. Dijo con los ojos húmedos. El profesional se puso de pie y le señalo una camilla con la siguiente instrucción: -Ve, te quitas todo de la cintura para abajo y te acuestas con las nalgas hacia arriba-.
Esta obedeciendo, se quitó su Jean cachetero azul y su hilo beige con encajes. Se acostó boca abajo y aguardó a que el doctor se terminará de poner guantes de latex blancos, dejando oír el sonido de estos al estirarse y chocarse contra sus muñecas, luego se acercó con un extraño artefacto, se le tensaron los músculos y preguntó asustada: -¿Qué es eso?-. Mirando con la cabeza girada y las cejas levantadas aquel fino tubo de hule negro.
-Te realizaré una manometría, tranquila Fernanda solo relájate porque no duele-. El doctor sacó un tubo de lubricante transparente a base de agua y lo untó en un extremo de dicha manguera. Con la mano no dominante le abrió ambos glúteos mientras que con el otro lo introducía, sin que el cuerpo de ella ofreciera mayor resistencia. -Listo, ya pasó-.
Fernie exclamó: -¿Ya?-. Preocupada. -Es que no sentí nada-.
-Ahora comenzaré a inflar el balón, necesito que me digas cuando sientas ganas como de hacer popó-. El médico con su izquierda comenzó a presionar una y otra vez una bombilla insufladora que producía agudos soplidos. -¿Nada?-. A lo que la paciente responde de manera negativa. Siguió inflándolo apretando aquella perilla hasta el máximo, sin obtener alguna respuesta de alerta por parte del personaje principal. Abrió la válvula de dicho aparato hasta que el balón que se hallaba dentro de su cavidad rectal quedara totalmente desinflado para poder extraerlo.
-Haré otras pruebas-. Volvió a coger aquel pomo de resbaloso gel y se puso un poco en el dedo índice de su diestra. -Aquí vamos respira profundo-. Fue diciendo mientras le introducía su gordo dedo de salchicha. -Aprieta, como si te estuvieras aguantando las ganas-. El terapeuta pudo sentir como ningún tipo de estímulo ni respuesta vino de aquel esfínter que estaba siendo puesto aprueba.
-Ahora debo averiguar la razón de esto-. Sacó su dedo del ano de la paciente y procedió a colocar suavemente el espéculo más fino, lo abrió cual pico de pelicano y con una linterna que previamente se había puesto en su frente comenzó a examinar el interior de su cavidad. Después de varios minutos quitó el equipamiento antes mencionado, los guantes y se agarró la frente con señal de preocupación. Le dio una suave palmadita en el hombro ordenándole que se vista y que se siente, para darle el veredicto final.
-Siéntate-. Le dijo suspirando y levantando sus pobladas cejas, por el contrario, la cara de preocupación de Fernanda curvaba aún más su nariz aguileña. -Tienes una atonía del esfínter secundaria a un traumatismo, es decir, lo que impide que se salga la caca, ese musculo esta relajado y no cierra bien, debido a desgarros y fisuras que este tiene-. Fer, solo se prestó a escuchar hasta que el terapeuta acabará la idea. -No sé qué estilo de vida llevabas por ahí atrás, pero eso fue el causante-.
Con mucha madurez tratando de ocultar sus emociones dijo: -Pero ¿Hay tratamiento verdad?-.
-Claro, primero se prueba en que sane solo, mientras haces ejercicios para fortalecer el suelo pélvico, pon en Youtube “Ejercicios de Kegel” y los haces dos veces al día en casa-. Dijo mientras escribía con letra ininteligible dichas indicaciones en un papel. -Tomará unos tres a cinco meses en sanar-.
-¡Cinco meses!-. Dijo Fernanda colapsada. -¿No hay otra opción?-.
-Si, sin que se vuelva a lesionar para darle oportunidad a que se recupere-. Hubo un silencio. -La opción quirúrgica, pero solo se usa cuando lo anterior no resulta, ya que el seguro no te la cubre porque el protocolo esta establecido de esa manera, salvo que la pagues tu-.
-Supongo que haré los ejercicios-. Fernanda asintió con mucha tristeza la cabeza, pues no disponía de los medios económicos necesarios para llevarla a cabo. -¡¿Y qué voy a hacer doctor?!-. Exclamó preocupada. -Para no hacerme encima-.
-La respuesta es fácil, pero no te gustará-. Dijo el doctor evitando antes de tiempo arrojar el bombazo a la paciente.
-¿Cuál es?-. Dijo más calmada Fernanda.
Afirmó el galeno luego de una pausa para agregar suspenso: -Usar pañales-.
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sabines-posts · 2 months
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∆Juramentó ∆
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Unos días después, el Dr. Noah recibió una llamada del decano de la facultad de medicina. Parecía disgustado.
Se masajeó las sienes mientras se dirigía a la oficina del decano. Tan pronto como abrió la puerta, escuchó una voz tranquila preguntar: "¿Por qué destruiste tu parte de los datos experimentales, Zayne?"
Zayne estaba de pie en medio de la habitación, silencioso e inexpresivo.
"Claro, no afecta a otros. Pero podría haber ayudado a que este proyecto lograra su propósito más rápido". El decano se acercó a Zayne y sus dedos tamborilearon sobre el escritorio. Había más frustración que ira en su voz, del tipo que provenía de un compañero investigador. "Recuerdo que trabajaste duro en el laboratorio durante
semanas. ¿Pensaste que borrar tus datos significa que todos tus esfuerzos se han desperdiciado? Sé que no fue un accidente. Explicate tú mismo."
Detrás de Zayne, su superior y compañero de laboratorio, Carter, comenzó a hablar: "Mientras re-"
"Silencio, muchacho." El Dr. Noah empujó a Carter detrás de él. "Yo me encargaré de esto. Deja que los estudiantes vayan primero".
"Gracias, doctor Noah". Zayne caminó hacia el macizo de flores y se sentó junto al Dr. Noah.
Se rió ante el agradecimiento de Zayne. "Le dije al decano que tú también querías dejar el grupo. Si realmente quieres agradecerme, escribe menos comentarios negativos sobre mí en tu
Agradecimientos de tesis."
"Eres muy valiente, Zayne." Preocupado de que las palabras del decano pudieran afectarlo, el Dr. Noah añadió: "No todos están dispuestos a abandonar la investigación en la que han puesto tanto esfuerzo".
"Dr. Noah, este proyecto trata sobre la aplicación de Protocore Energy en procedimientos de cardiología intervencionista. Pero durante el experimento..."
Zayne cerró los ojos y sacudió la cabeza. Sacó la única imagen restante de sus datos y se la entregó al Dr. Noah.
La imagen era un corazón cubierto en su mayor parte de cristales negros.
Para ser más precisos, parecía un corazón humano, latiendo y creciendo a partir de cristales negros.
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follame-apolo · 4 months
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Es algo difícil de explicar, pero a veces por las noches tengo la extraña sensación de que vuelves a mi, que vuelves a encontrarte a mi vera, sentado justo al lado mía, fumando distraído, observando las estrellas mientras yo me encuentro inmerso escribiendo mi ultima inspiración entre las páginas sueltas de mi cuaderno. Siento que tu perfume vuelve a mezclarse con el polvo de las estrellas, que el tono de tu voz vuelve a ser susurrado por la brisa nocturna, que tus ojos se encuentra tan cerca de mis letras como lo están los míos propios. A sólo un misero pestañeo de rozar nuestros labios nuevamente.
En las noches como hoy tengo la ligera corazonada de que mi nombre se encuentra escrito en un mensaje dudoso de ser envidado, guardado en el escritorio, escondido en los borradores, archivado en las notas del teléfono. Veo en mi imaginación la vacilación que emite tu dedo deslizándose de arriba a abajo sobre la pantalla de cristal, releyendo nuestras últimas conversaciones. Pensando si mandarlo o no, a escasos centímetros de pulsar sobre el icono verde para enviar.
Y aquí me encuentro yo, entre la imaginación de mi deseo y la realidad de mi miedo, pues sé en el fondo de mi corazón que temo un mensaje tuyo, que me aterra volver a leer las letras de tu nombre y saber que hay una notificación sin respuesta en mi teléfono con tu número y el recuerdo de tu rostro borroso como foto de perfil.
Qué extraño es vivir con la sensación de que llega el regreso de un fantasma del pasado, de una persona que se marchó a voluntad propia por la misma puerta por la que hoy lo veré volver.
Qué extraño es vivir con la sensación de que están llamando a la puerta a pesar de que no hay nadie, y yo sigo haciéndome de oídos sordos, sin contestar nunca.
Qué extraño es vivir con la sensación de estar leyendo una carta cada noche que nunca fue escrita, sentir en el corazón unos párrafos que no existen, una disculpa que nunca fue dada.
Qué extraño es vivir con la sensación de que vuelves, y yo sólo debo de huir ante tu regreso.
A pesar de que jamás sucede.
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