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#ángel de la guarda
axochitl17 · 2 years
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Espera... Queeee?
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“Vienen”  by Chilean darkwave and coldwave duo Ángel De La Guarda off of their 2022 debut album Sentencia
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el-planeta-ceres · 2 years
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el ángel de la guarda
Estoy caminando por un bosque gris. Las hojas, grises. Las ramas, grises. Los troncos, grises. El cielo, gris, y el suelo, gris también.
Oigo un aullido lejano y me estremezco. Me gustaría mucho salir de este lugar, pero no sé cómo.
Me topo con un claro entre los pinos grises, al otro lado del cual se cierne una enorme bola blanca.
No, no es blanca. Está cubierta de ojos. Ojos sin iris, ojos que me miran sin parpadear.
Empiezo a temblar.
—¿Qué haces aquí? —me pregunta—. No perteneces aquí, en este mundo de horrores. Sal mientras todavía puedes.
Y me despierto, cubierta de sudor e incapaz de moverme.
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roselionessworld · 2 years
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Así me imagino todas las noches....😇
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lili-thu · 17 days
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nikitahall · 5 months
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r. nikita ayuda al constantine a esconderse. — @clisov
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' ¡hey! ¡ven! ¿me ves? ' hace señas con sus brazos y manos para que logre identificarla. se esconde en una de las oficinas del hospital y se asoma detrás de la puerta con intenciones de ser vista. ' ¿buscabas esconderte? puedes entrar aquí conmigo, no hay nadie. ' único motivo por el cual decide invitarle es porque lo reconoce, ayudó a curar sus heridas aquella vez y aunque no sea su obligación, hoy también pretende darle una mano. 
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carolynando · 2 years
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proustian-dream · 6 months
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mundorednoticias · 2 years
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myillicitaffair · 3 months
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You are in love | Esteban Kukuriczka.
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sumario: noches de pizza con tu amigo… claro, amigo.
advertencias: sexo explícito (+18) , penetración, sexo sin protección, consumo de alcohol.
créditos: las fotos del collage fueron extraídas de pinterest, más las edite yo. la canción cuya letra utilice es You Are In love (Taylor’s Version) de Taylor Swift.
notas: honestamente, no estoy muy contenta con el resultado final pero espero que puedan disfrutarlo de todas maneras xx.
No hay pruebas, no fue demasiado, pero yo vi suficiente.
Paciente, fuera de su recibidor, me encuentro parada, esperándolo con una botella de vino bajo la axila. Aliso los pliegues de mi falda varias veces con las manos, un hábito al que recurro para evitar sucumbir a la ansiedad que me atormenta. Con la cámara de mi celular, observo mi reflejo, comprobando que mi maquillaje permanezca en su lugar, que mi cabello siga viéndose inmaculado.
No recuerdo un tiempo en el que Kuku haya sido simplemente un amigo, siempre fue más; mi confidente, el protagonista de mis fantasías, quien roba mis suspiros y miradas, de quien terminé enamorándome.
Las pisadas sobre las baldosas delatan su presencia apropincuándose, luego el traqueteo de las llaves en la cerradura, las bisagras girando en su eje para revelarlo frente a mí.
La alegría tiñe su rostro al verme, redondeando sus angulosos pómulos y centrando mi atención en la mueca en sus labios. Condenadamente cerca de mí y a la vez tan inalcanzables.
Su voz dándome la bienvenida me sacude de mi subrepticia quimera, trayéndome de un zarpazo de vuelta a la realidad. Me estrecha contra su torso, con las muñecas serpenteándose por mi cintura para atraerme más cerca.
“Traje vino, Kuku”- pronuncio, a modo de saludo, mientras lo abrazo estrechamente.
“¡Gracias, ángel! Entrá que está por llegar la comida”- informa, de manera tan casual y ligera que siento mi corazón escurrirse hasta tocar el suelo.
“Ángel” me dijo, jodiéndome para siempre. ¿Cómo seré alguna vez capaz de recuperarme de tal agravio a mi integridad? Decido asentir y adentrarme a su hogar.
Me recibe una sala de estar cálidamente iluminada, las paredes blancas cubiertas de cuadros y fotos, un aterciopelado sofá rojo situado en medio de la habitación.
Me acerco a una repisa de madera, donde reposa un retrato recientemente seleccionado… todo el elenco de La Sociedad De La Nieve posando bajo el lente de su cámara, sonrisas reflejadas en nuestros rostros enmarcados.
“Esa la tomé el último día de rodaje”- me recuerda, apareciendo por detrás mío, con una mano en mi espalda baja.
No hay pruebas, un toque singular, pero yo sentí suficiente.
Mis vellos corporales se erizan ante el contacto, un escalofrío recorriéndome cargado de anticipación por lo que jamás sucederá. Asiento torpemente, deseosa de fundirme en el calor de su silueta.
Pienso en esos mismos dedos, acorralando mi piel a su paso, incendiando su sendero. Acariciando mis mejillas con ternura, colándose por mis labios, desvistiéndome con precisión.
El timbre retumbando en la sala me despierta, desarraigándome de mis maquinaciones pecaminosas. El hombre a mi lado da largas zancadas, con un caminar tímido y garbado, hasta alcanzar la puerta de madera y ojear la mirilla. Luego de cerciorarse de la identidad del intruso, le permite ingresar para que deposite el delivery entre sus brazos, marchándose luego de recibir su pago.
Sobre la mesa del comedor se halla mi bolso, el cual rebusco hasta toparme con la billetera y separar varios billetes para pagar una porción del importe de la cena.
“Dividamos los costos de la comida entre los dos, ¿te parece?”- debato, tendiéndole el dinero para así compensar la mitad de su perdida.
“Pero no, nena, ¡guarda eso! Te invito yo”- rechaza tajante al ignorar mi ofrenda, con juguetona indignación en sus facciones.
Más allá de mi recurrente insistencia, rechaza contundentemente todos mis intentos de devolverle la plata, escudándose en excusas absurdas. Una cálida sensación se apodera de mí ante su caballeroso gesto, traduciéndose en atontados vistazos en su dirección, mientras sigo cada uno de sus movimientos al sacar el par de copas de una alacena.
“Pedí pizza de ese bar que te gusta”- comienza a explicar, aun movilizándose para descorchar el vino- “la de pepperoni sigue siendo tu favorita, ¿verdad?”
Un solo paso, no fue demasiado, pero dijo suficiente.
Silencio. Silencio desgarrador y sepulcral a mi alrededor, petrificando el aire a su paso.
“¿Te acordaste?”- asevero con un hilo de voz, aunque suena más a una pregunta, reflejando mi propia inseguridad.
Mis extremidades tramitan un cosquilleo colectivo, despertándome de la anestesia que se había apoderado de mí.
“Si, obvio”- le resta importancia, sirviendo la bebida y entregándome mi copa.
Y yo entiendo lo tonto que debe sonar, pero, por un momento, me permito sentirme importante e incluso un tanto sustancial en su existencia. “Me escuchó” medito, atónita por la revelación, revolucionando todas mis ternuras dirigidas hacia él.
Mis ojos se obsesionan con su él, simplemente él y su aura dorada coronándolo como si de un halo se tratara. ¿Cómo logré tener tanta suerte?
“No me mires así, nena”- pide al devolver mi mirada, su entrecejo fruncido en concentración- “Vas a hacerme creer que los chicos tenían razón…”
Mi mueca se tiñe de confusión, no sabiendo con exactitud si se refiere a lo que yo supongo. Intento decodificar sus palabras, pero, tal vez por el prospecto de ver mi entusiasmo destrozado, me limito a repreguntar.
“¿De qué hablas, Kuku?”- atrapo mi labio inferior entre mis dientes para así detener los temblores que lo acosan.
“Ya sabes…”- se encoge de hombros, pero, al ver mi perplejidad se resigna a continuar- “Fran y Juani siempre nos cargaban con que… em, con que debíamos salir.”
Siento un hondazo envestirme de lleno y un deseo irremediable de que el mismo continúe hasta hacerme perder la conciencia.
“Ah, eso”- murmuro en voz baja, de repente completamente drenada de seguridad. Trato de difuminar mis conflictuadas preocupaciones con una risotada punzante, delatando la rigidez de mis hombros estáticos y la incomodidad en mi gesto.
¡Qué estúpida! ¿Cómo me permití alguna vez pensar que el podría sentir lo mismo que yo? Deseo tirarme al suelo y revolcarme en el bochorno que me arrima, lo suficiente para olvidarlo a él con sus grandes ojos fijos y perder la cordura a manos de la vergüenza.
“Era un chiste nada más, no deseaba hacerte sentir mal”- aclara cálidamente, rodeando la mesa hasta rozar nuestros hombros.
Es absurda la cantidad irremediables de terminaciones nerviosas que logra incendiar con solo oprimir su marco con el mío. ¡Debo frenar esta locura antes de que se me vaya de las manos!
“Claro…”- suspiro, forzando una sonrisa al tomar asiento en la silla que abuso bajo mis pálidos nudillos.
Tomando la copa entre mis palmas, la balanceo hasta verter el liquido más allá de mis labios, rezando para que el espirituoso proveniente de uva disipe su comentario furtivo.
El mayor, aún parado a mi lado, hinca sus rodillas para arrodillarse y así quedar a la altura de mis ojos.
“Ángel, lo siento si te ofendí. No era mi intención”- se disculpa, escurriendo sus dígitos entre mi cabello para plegarme un mechón tras mi oreja.
“Ya sé, Kuku… y lo prometo, ¡estoy bien!”- miento descaradamente en su cara, con las comisuras adheridas a mis tensas mejillas.
Por unos prolongados segundos- que se sienten como una eternidad- nos miramos firmemente, tratando de descifrar los pensamientos cabalgando en la cabeza opuesta. Con un afectado suspiro, se levanta del suelo para luego posicionarse en la silla contigua a la mía.
Una vez asentado en su sitio, levanta el rostro para enfrentarme y toma mis temblorosas manos entre las suyas. Inmediatamente noto su calor corporal, las asperezas desperdigadas por sus palmas, sus anillos colisionando con los míos.
“Ahora entiendo cómo mi comentario pudo haber sonado y te pido perdón por ello”- alega mientras me observa, pausando en cada pequeño lunar e imperfección.
Inhibida y un tanto cohibida ante su escrutinio, desvío mis ojos hacia un costado y muerdo mi labio inferior, aprisionándolo entre mis paletas.
“No quería hacerte mal…”- confiesa, con sus orbes ahora clavados en mis labios mordisqueándose- “Sos mi mejor amiga.”
una mueca extraña en su rostro. Pausa, luego dice “sos mi mejor amiga.” Y yo supe a que se refería, está enamorado.
Una fuerza gravitacional me empuja aún más cerca suyo; envalentonada gracias a su fijación por mi boca, empiezo a disparar la ajena sin dudarlo. Deslizo una mano por su cachete, acariciando la incipiente barba creciendo allí mientras le robo un breve pico.
Al separarme, escaneo al hombre que acabo de besar, desesperada por hallar una reacción. La confusión tiñe su cara, tiene la mandíbula presionada con fuerza y un furioso sonrojo trepando hasta su nariz. Sin perder un solo minuto más. Vuelve a unir nuestras figuras en un beso, uno real esta vez.
Sus labios en contacto con los míos consienten un hambre que venía cultivando hace meses, acelerando mi deseo de conseguir más. Mi corazón late con una velocidad alarmante, saltando implacablemente contra mi caja torácica, y agravando los temblores en todo mi cuerpo.
Una danza desenfrenada se desenlaza, dando rápido paso a una intrépida batalla por apropiarse de la ventaja que implica dominarnos mutuamente. Una de sus manos se enreda en mi melena, tirándola hacia atrás mientras su lengua se apresura en inmiscuirse en mi cavidad bucal, cepillando la propia y paseándose por toda su extensión.
El aire comienza a escasear y el ardor en nuestros pulmones nos fuerzan a dividirnos, aprovecho el breve impase para deslizar mis extremidades por sus piernas y así, sentarme a horcajadas sobre su regazo.
“¿Sabes hace cuánto deseo hacer esto?”- cuestiona, entrelazando sus dígitos por mis curvas y asentándome sobre la junción de su torso y piernas.
Bajo mío, noto un bulto que comienza a alzarse, punzando mi centro deliciosamente. Sin siquiera razonarlo, muelo mis caderas contra él, percibiendo un curso de placer recorrerme entera ante la fricción contra sus pantalones.
En un arrojo de valentía, me deshago de la blusa que flamea en mis costados, arrojándola lejos nuestro. Como si de un arreglo tácito se tratara, el argentino adjunta sus labios con mi pecho y comienza a succionar mi piel con fiereza, yo me limito a atraerlo contra mí mediante su cabellera.
“Tantas veces fantasee con esto…”- admito, sin poder evitarlo, mientras él libera mi busto del corpiño.
Levito hacia su remera, forcejeando con ella hasta deshacerla hacia las baldosas y revelar su tórax al descubierto. Recubierto de pecas difuminándose en su blancura, dudo alguna vez haber visto una imagen más hermosa.
Sosteniéndose de mis muslos, se irgue y tropieza hasta toparse con el sillón, descargándome sobre el terciopelo con una impredecible agilidad. Allí, acostada en medio de su sala de estar, centro mi atención a sus dedos desenlazando mi falda con ternura, para luego despojarme por completo de mis confinamientos.
Imitando sus movimientos, aviento mis brazos hacia su entrepierna para desabrocharlo y librarlo de sus prendas. Aceleradamente, lo desvisto hasta que nuestras desnudeces son lo único que prevalece.
“Sos hermosa”- me halaga, recorriendo cada centímetro de mi piel con delicadeza, intentando memorizarlo para siempre.
Respondo con mi agarre volando hasta su palpitante erección y acariciándola juguetonamente, con constancia hasta donde me lo permite.
“Necesito sentirte adentro mío, Kuku…”- pido, sin sentir un ápice de vergüenza ante mi explicitación.
Un gruñido escapa su garganta ante mi directiva, deshaciéndose de mi toque para posicionar su polla entre los pliegues de mi coño y comenzar a adentrarse. Sollozos son lanzados en su dirección, animándolo a ir más allá, a continuar.
“Dios, estás tan apretada”- pronuncia cuando la cabeza de su pene logra tocar mi fondo, disfrutando los espasmos que mi canal le proporcionan.
En un frenesí ocasionado por la sensibilidad que su miembro me genera, embisto mis caderas para acercar nuestros centros aún más y luego retirarme, provocando un extasiante vaivén. Los gemidos retumban en el silencio del salón, con la danza que nuestros sexos lideran al fusionarse.
“Estoy enamorado de vos, ángel, desde la primera vez que te vi”- dice al observarme con atención, aun penetrándome hacia la culminación.
Sorprendida por lo inaudito de la situación, una lagrima se cuela por mis ojos y rueda en su sendero por mi mejilla ante su confesión, una que aguardo hace meses.
Esteban la recoge, interrumpiendo su trayecto hacia mi cuello para besarme nuevamente, con renovada emoción.
Y ahora comprendes por qué perdieron la cabeza y pelearon sus batallas, y por qué yo he pasado toda mi vida tratando de ponerlo en palabras.
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viejospellejos · 1 year
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su ángel de la guarda:
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phraseoscarsan · 2 months
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El hdp
Si todos tenemos un ángel de la guarda, estoy empezando a creer que el mío se enamoró de otro y me ha dejado.
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“Instinto Intacto” by Chilean darkwave duo  Ángel De La Guarda off of their 2022 debut album Sentencia
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linlvsdan · 9 months
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Para mi bello amor:
Seguramente cuando leas esta carta es porque ya estás cumpliendo tus 18 años, tu legalidad ha llegado. 💗
¿Cómo puedo empezar esta carta de cumpleaños? Tal vez diciéndote ¡Feliz cumpleaños, mi amor! Quiero decir, ¿Por qué mejor no escribir algo lindo para la cumpleañera? Han pasado 18 años en los cuales aprendiste ciertas cosas de cómo puede ser la vida contigo, hiciste amigos, reíste, lloraste y amaste en estos 18 años. Puede que en estos momentos tengas muchas emociones juntas porque cumplir 18 años parece ser una edad más seria; déjame decirte que no debe ser así, mi cielo.
Es increíble lo rápido que pasó el tiempo; te conocí cuando recién tenías casi dos meses de cumplir 16 años y ahora estoy aquí felicitándote por cumplir la mayoría de edad. Deja de crecer, mi bonita. 🙁💞
Probablemente la carta perderá sentido con cada palabra; lo único que no puede perder es el amor que contiene en cada párrafo.
6574 días han pasado desde que nació el amor de mi vida, nació la chica más bonita, hermosa, bella, linda, guapa, perfecta, preciosa, magnífica y atractiva.
¿Qué debería mencionar sobre mi bella cumpleañera? Tal vez lo que me gusta de ella o lo que deseo con ella.
Iniciaré con lo que me gusta de ti, mi bonita bebé.
1-¿He dicho lo mucho que me encantan tus ojos? Me gustan demasiado esas dos perlitas con destellos de brillos y colores mágicos; algo que te hace única son esos hermosos ojitos de muñeca que tienes. Quiero verlos toda la vida.
2- Tu sentido del humor; algo que me agradó cuando te conocí fue lo graciosa que eras esa noche, la manera en la que puedes causar felicidad y alegría a las personas es única.
3- Tu forma de pensar, de querer y de amar. Creo que nunca había conocido a una persona que pueda demostrar su amor y empatía al máximo.
4- Tu corazón de oro; ese corazón tan lindo que tienes; uno que guarda recuerdos emociones y sentimientos. Un corazón que puede tener solo mi bonita novia.
5- Tu cuerpo; estoy enamorada de tu bonita figura.
Ahora bien ¿debería escribir lo que deseo hacer contigo?
Han pasado varios meses desde que nuestra relación se volvió demasiado larga, donde nuestro amor siguió aumentando con el paso del tiempo. Deberíamos seguir formalizando nuestra relación ¿no? Hablo de que tal vez en un futuro logremos estar juntas físicamente, un futuro donde estemos ambas firmando nuestros papeles que nos convertirán en una linda pareja de espositas. Quiero un futuro contigo, quiero vivir esa vida contigo; no me veo abrazando, besando o despertando con otra persona que no seas tú; te necesito demasiado. Eres la única mujer que se ha vuelto dueña de mi alma y de mí corazón.
Quiero tomarte de la mano, acariciar tu cabello y tu rostro, poder besarte y decirte “Feliz cumpleaños, amor mío”. Estoy segura que en cualquier momento podré hacerlo, podré estar contigo. 💗
Tal vez en otras líneas o universos nosotras dos estamos juntas celebrando tu cumpleaños de distintas formas, tal vez en alguna línea tú no seas alérgica a las florecitas y nos encontramos corriendo en algún campo de tulipanes como una pareja de enamoradas. Tal vez en otra línea estamos en una fiesta celebrando tu cumpleaños, tal vez en otra línea estoy pidiéndote matrimonio como regalo de cumpleaños. Solo tal vez…
Te amé ayer, te amo hoy y te amaré los próximos días; estoy demasiado enamorada de mi cumpleañera.
Danna Paulina Juárez Rodríguez, tal vez no pueda hacerlo físicamente pero ¿me dejas casarme contigo? Prometo cuidarte, amarte y respetarte cada día de mi vida.
Espero que me alcance el tiempo/vida para seguir celebrando más cumpleaños junto a mi ángel.
Feliz cumpleaños, amor de mi vida. 💗
Ce n’était pas dans mon oreille que vous avez chuchoté, mais dans mon cœur. Ce n’était pas mes lèvres vous avez embrassé, mais mon âme. – Judy Garland
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love-letters-blog · 8 months
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Pecado o expiación
Te volviste mi sueño más anhelado, esa fantasía loca que me lleva a imaginar mil cosas, sueños envueltos en fuego y pasión que mi mente pecaminosa evoca en el subconsciente... pecados que se disfrazan de sueños y deseos.
Eres ese pecado por el cual me condeno al fuego eterno, más, si me hundo en el averno que sea por disfrutar cada palmo de tu piel desnuda, por ahogarme con tu suave aliento que aviva el fuego que consume mis ansias, que sea por beber de tu cáliz sagrado el vino de la lujuria que dentro de ti guardas...
Quiero ser un ángel, más tu esencia me arrastra al pecado...
No, no eres tú, pues tu pureza es magica y seductora, es mi mente oscura que imagina poseyendo tu alma, llevando tu cuerpo hasta el cielo, para despertar en el vacío de cuatro paredes...
Se mi pecado o se mi salvación, conduceme a tu cielo o envíame al infierno de la soledad más no me dejes en el limbo de la desesperación, solo tu puedes ser mi condena o mi expiación... tu decides hoy.
—-☮️
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lili-thu · 2 months
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Estos mensajes son los motivos de mi alegría, para enfrentar con fuerza a las malas personas y los malos días.
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