-Si volvamos – comienzo a levantarme, pero tengo el vestido pegado, siento las piernas atadas –
Te ayudo – dice Gonzalo estirándome la mano. La agarro y me levanto, pero no sé cómo voy a llegar hasta la mesa, debería pedirle que me cargue como a una bolsa de papas, maldigo a mi hermana, ¡¿no podría haber elegido algo con espacio donde meterme?!
-Gracias, no sé cuánto voy a aguantar adentro de este matambre de tela – estoy cansada, este día está resultando un suplicio, deseo irme a dormir
-Se puede solucionar – dice Gonzalo, siento que se me ilumina la cara – Pero para eso tendría que hacerle unas reformas y quizás ya no te sirva para usarlo nunca mas
-No me interesa, de todos modos, pensaba tirarlo directamente a la basura después de ésta noche –
-Genial, no te muevas – en un movimiento rápido Gonzalo se arrodilla delante de mí , toma la parte final del vestido y lo raja hasta mi muslo , no entiendo de dónde sacó la fuerza, no es que tenga los brazos más musculosos del mundo, la tela parecía firme pero supongo que no lo era tanto, ahogo un gritito por la sorpresa, pero el aire empieza a entrar a mi cuerpo y siento que puedo volver a respirar, Gonzalo me sonríe desde abajo, le devuelvo la sonrisa, levanta la mano, por un segundo pienso que me va acariciar la pierna pero solo retira un hilo que había quedado suelto. Su toque apenas perceptible hace explosión por toda mi piel desde el muslo directamente a mi cabeza, hago un paso hacia atrás para cortar la tensión, él se levanta y se muerde el labio, siento que está pasando de nuevo, no puedo dejarlo ir dos veces.
-Si volvamos – comienzo a levantarme, pero tengo el vestido pegado, siento las piernas atadas –
Te ayudo – dice Gonzalo estirándome la mano. La agarro y me levanto, pero no sé cómo voy a llegar hasta la mesa, debería pedirle que me cargue como a una bolsa de papas, maldigo a mi hermana, ¡¿no podría haber elegido algo con espacio donde meterme?!
-Gracias, no sé cuánto voy a aguantar adentro de este matambre de tela – estoy cansada, este día está resultando un suplicio, deseo irme a dormir
-Se puede solucionar – dice Gonzalo, siento que se me ilumina la cara – Pero para eso tendría que hacerle unas reformas y quizás ya no te sirva para usarlo nunca mas
-No me interesa, de todos modos, pensaba tirarlo directamente a la basura después de ésta noche –
-Genial, no te muevas – en un movimiento rápido Gonzalo se arrodilla delante de mí , toma la parte final del vestido y lo raja hasta mi muslo , no entiendo de dónde sacó la fuerza, no es que tenga los brazos más musculosos del mundo, la tela parecía firme pero supongo que no lo era tanto, ahogo un gritito por la sorpresa, pero el aire empieza a entrar a mi cuerpo y siento que puedo volver a respirar, Gonzalo me sonríe desde abajo, le devuelvo la sonrisa, levanta la mano, por un segundo pienso que me va acariciar la pierna pero solo retira un hilo que había quedado suelto. Su toque apenas perceptible hace explosión por toda mi piel desde el muslo directamente a mi cabeza, hago un paso hacia atrás para cortar la tensión, él se levanta y se muerde el labio, siento que está pasando de nuevo, no puedo dejarlo ir dos veces.