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wingzemonx · 29 days

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Monique Devil - Capítulo 09. Un Propósito Real

Capítulo 09. Un Propósito Real

La Srta. Cereza iba tarde a su primera clase esa mañana, por primera vez en los siete años que llevaba como maestra en Gray Peaks High, situación que la preocupaba y alteraba bastante. E igualmente por primera vez en ese mismo lapso de tiempo, rompía ella misma la regla sagrada de no correr por los pasillos de la escuela, dirigiéndose hacia su salón lo más rápido que sus tacones le permitían. Lo bueno era que para ese momento casi todos estaban ya en sus respectivas aulas (excepto ella), así que los pasillos estaban solos y nadie era testigo de su penoso desliz.

—Disculpen la tardanza, niños —pronunció en alto en cuanto entró por la puerta del salón, dirigiéndose directo hacia su escritorio sin mirar nada más—. Había un gran embotellamiento en la avenida, y luego algún tonto se paró en mi lugar…

Calló rápidamente, tomando la resolución de que era innecesario compartir con sus estudiantes más detalles de lo debido con respecto a su horrible mañana. Las mentes jóvenes tienen ya demasiado que procesar como para agobiarlos con las penurias de la vida adulta.

Dejó sus cosas sobre el escritorio, y rápidamente se giró hacia el pizarrón, comenzando a borrar lo que había quedado escrito de la clase anterior.

—Pero bueno, no estamos aquí para hablar de mis problemas —declaró con convicción una vez que dejó de borrar—, sino para aprender. Así que sequen sus cuadernos y…

Sólo hasta ese instante tuvo la calma suficiente para virarse por completo a mirar el resto del salón. Y sólo en ese momento se percató de que algo extraño pasaba. Todos sus estudiantes, o al menos la mayoría, estaban amontonados hacia un lado en la mitad del salón, mirando temerosos a la otra mitad. Y ésta en ese momento era ocupada por lo que parecían ser, a simple vista, un montón de esqueletos verdes con armaduras; algunos sentados en los pupitres, otros de pie a sus lados, y algunos más asomándose desde el patio por las ventanas laterales.

La Srta. Cereza contempló aquello en silencio unos segundos, mientras su cerebro intentaba encontrarle un sentido a tan extraña imagen. Sin embargo, la respuesta más obvia no tardó en hacerse presente, y su expresión completa cambió a una de total enojo.

—¡Monique Devil! —exclamó en alto, claramente furiosa.

Como respuesta a su grito, una mano grisácea se alzó tímidamente entre el mar de cráneos y huesos verdes.

—Presente…

— — — —

La conversación no tardó en pasarse a la oficina del Dir. Rough. Frente al escritorio de éste, se encontraban la Srta. Cereza, Monique, y al menos treinta de sus esqueletos guerreros, rodeando a su nueva ama de forma protectora, pero estando más que nada quietos y en silencio. Monique miraba hacia el suelo, bastante apenada por la situación.

—Esto es totalmente inaudito, director —declaró la Srta. Cereza con enfado, señalando hacia Monique y los esqueletos—. ¿Qué hacen estas… cosas…? Ni siquiera sé lo que son, pero no tienen ningún motivo para estar aquí.

—Somos el Ejército del Cráneo Esmeralda —declaró orgulloso uno de los esqueletos, dando un paso al frente—. Somos los leales sirvientes y protectores de Monique Devil, nuestra Señora del Mal.

La Srta. Cereza lo observó con su mirada afilada e inquisitiva.

—No sé de qué está hablando esta criatura, pero suena a una secta. O aun peor, a una pandilla del malvivientes.

—Le aseguro que no son ninguna pandilla, señor —se defendió Monique rápidamente, dirigiéndose directo al director—. Sólo son… se podría decir que son unos nuevos amigos con los que… estoy decidiendo cómo lidiar.

El Dir. Rough, que hasta ese punto había estado escuchando todo en absoluto silencio, dejó escapar un largo y pesado suspiro.

—Lo entiendo, Srta. Devil. Pero el reglamento especifica claramente que los estudiantes no pueden recibir visitas no autorizadas en los terrenos de la escuela durante horarios de clases…

—Mortal tonto —le cortó uno de los esqueletos, al tiempo que desenvainaba rápidamente su espada y lo apuntaba con ella directo a su rostro. La punta de la hoja se colocó a escasos centímetros de la nariz del director—. La Señora del Mal no necesita autorización de nadie para hacer lo que quiera. Ella rige sobre los mares de fuego, las arenas rojas, los cielos negros y cualquier criatura que viva o respire debajo o encima de ellos. Es la domadora de la luz, señora de la oscuridad…

—Suficiente —exclamó Monique apremiante, y con una mano empujó el brazo del esqueleto, forzándolo a bajar su arma—. Gracias, pero no me estás ayudando tanto como crees.

—¿Ve lo que le digo? —espetó la Srta. Cereza, alarmada—. Sabía que en cuanto permitiéramos que esta… niña pusiera un pie en nuestra escuela, cosas como ésta comenzarían a pasar.

—¿Está acaso amenazando a la Señora del Mal? —espetó el mismo esqueleto de antes, ahora apuntando su arma hacia la profesora. Los demás esqueletos presentes parecieron también más que dispuestos a blandir sus armas del mismo modo. La Srta. Cereza, por su parte, sólo retrocedió un paso, pálida ante tal amenaza.

—¡No!, ¡quietos! —exclamó Monique con voz de mando, y rápidamente se colocó entre su profesora y los esqueletos, encarando a estos últimos—. No hagan nada, ¿oyeron?; nada. Atrás, todos.

Los esqueletos bajaron sus armas, y también sus miradas apenadas, y en sincronía dieron un paso hacia atrás.

—¿Lo vio?, ¿lo vio? —pronunció la Srta. Cereza, escandalizada—. Casi me atacan. ¿Cómo podemos permitir algo así en un recinto de enseñanza respetable como éste?

—Lo siento mucho, Srta. Cereza, Dir. Rough —pronunció Monique, claramente preocupada—. Les aseguro que me encargaré de esto, y mañana ya no tendrán que preocuparse por ellos; de verdad. Sólo denme un poco de tiempo, por favor.

La suplica en su voz y en su mirada era bastante sincera, y era claro que Rough lo notó. El director observó a la joven en silencio un rato, mientras sus dedos se movían inquietos sobre el escritorio. Al final, con voz cauta pero firme, pronunció:

—Está bien, Srta. Devil.

—¿Qué dice? —exclamó la Srta. Cereza, incrédula de que hubiera entendido bien.

—Pero —añadió el director justo después—, por causar disturbios en la escuela, tendré que castigarla otra tarde más. Pero luego de que lidie con su problema, claro.

—¡¿Eso es todo?! —exclamó la profesora, visiblemente ofendida por tan laxo castigo, en su opinión.

—Gracias, director —asintió Monique, más que agradecida. No quiso tentar a su suerte quedándose ahí más tiempo del necesario, así que de inmediato tomó su mochila y se dirigió presurosa hacia la puerta—. Con su permiso.

Los esqueletos no tardaron en retirarse también en una fila detrás de ella, saliendo uno por uno por la puerta, hasta no quedar ninguno en la oficina.

—Puede retirarse también, profesora —le indicó el director a la Srta. Cereza una vez que se quedaron solos. Sin embargo, ésta no parecía tener intención de hacer tal cosa. En su lugar, se giró tajante hacia él, mirándolo con una mezcla de desaprobación y sentimiento de agravio.

—Director, con todo respeto, no puedo creer la poca importancia que le da a estas cosas —declaró con el tono más tranquilo que le era posible pronunciar en esos momentos. Se paró firme ante el escritorio, encarando al director con postura férrea—. ¿Es que acaso no recuerda todos los desastres ocurridos hace dieciocho años aquí mismo en esta ciudad? Yo era sólo una niña en aquel entonces, pero recuerdo todo demasiado bien. Como criaturas como esa niña, y esos… esqueletos o lo que sean, nos invadieron y sometieron a la fuerza a su yugo. Si no fuera por esos valientes caballeros que nos salvaron…

La Srta. Cereza dejó que el resto de sus palabras murieran en su garganta. Fue evidente el grave sentimiento de angustia que la invadió, imposibilitándole terminar.

El Dir. Rough la contempló en silencio con seriedad en su mirada, pero no de manera severa. Tras unos segundos de silencio, volvió a suspirar de una forma similar a la anterior cuando hablaba con Monique.

—Recuerdo muy bien lo ocurrido, señorita —declaró con voz prudente—. Más de lo que cree. Pero esta jovencita ni siquiera había nacido en aquel entonces, y desde el inicio ha hecho todo lo posible por hacer las cosas bien. Se merece al menos nuestro voto de confianza, como cualquier otro alumno de esta escuela.

—Pero ella no es como cualquier otro alumno —replicó la Srta. Cereza, asomándose un poco de su enojo acumulado, aunque intentó aplacarlo de inmediato—. Bien, como usted diga. Sólo espero no se arrepienta de esto algún día, director.

Lanzada esa advertencia, quizás incluso amenaza, se giró sobre sus pies y se dirigió con pasó rotundo hacia la puerta, no teniendo además la delicadeza de no azotarla un poco al salir por ella. El director suspiró con cansancio, y se frotó su amplia frente con sus dedos.

Aunque no lo dijera, lo cierto era que él también esperaba lo mismo.

— — — —

Sería imposible terminar el día de clases en compañía de sus nuevos “amigos”, así que Monique optó por ausentarse por el resto de la mañana y concentrarse en la mejor manera de solucionar esa situación. Ningún profesor tuvo la iniciativa de detenerla; si con ella se iban los tres mil esqueletos guerreros que habían invadido la escuela, sería lo mejor. Por su parte, Karly y Billy no parecieron tampoco tener problema en salirse de la escuela y acompañarla; difícil decir si era para apoyarla, o era simplemente una excusa para faltar a clases.

Necesitaban estar en un lugar amplio en donde los tres mil esqueletos pudieran estar libres sin causar muchos problemas, así que Monique optó por ir al parque; el mismo en donde los habían encontrado en un inicio. Monique se sentó en una banca, con sus codos apoyados contra sus piernas y su rostro contra las manos, mientras observaba a los esqueletos desperdigados a su alrededor, quietos y atento a recibir su siguiente orden.

Tras unos segundos de silenciosa meditación, soltó un pesado y cansado suspiro, y ocultó el rostro detrás de sus manos.

—Dije que me encargaría de esto, pero no tengo idea de cómo hacerlo —masculló con pesar, aún escondida tras sus palmas.

—Tu madre lo dijo claramente —indicó Billy, sentado a su lado en la banca, al tiempo que jugaba con su Game Station—. Tienes que eliminarlos.

—¡Por supuesto que no hará eso! —exclamó Karly en ese momento justo antes de que Monique respondiera. Se aproximaba a ellos por detrás de la banca, sosteniendo en su mano una botella de refresco de vidrio que acababa de comprar en la máquina expendedora—. ¿Sabes la cantidad de chicos que matarían por tener su propio ejército de esqueletos que obedecen tus ordenes? Piensa en las increíbles cosas que puedes hacer con ellos.

Karly hizo el intento en ese momento de abrir el tapón de la soda con sus propios dedos, pero resultó rápidamente infructífero.

—Tú, ábreme esta soda —ordenó con tono autoritario, extendiéndole la botella al esqueleto más cercano a ella. Éste, sin embargo, permaneció quieto en su sitio, como si ni siquiera la hubiera escuchado—. Oye, te estoy hablando —insistió Karly, pasando incluso su mano frente al rostro del esqueleto, sin obtener ninguna reacción—. Monique —pronunció ahora, girándose hacia su amiga.

Monique la miró un poco confundida, al inicio no entendiendo lo que quería. Karly, sin embargo, alzó su botella y la señaló para dejarlo aún más claro. Suspiró, miró al esqueleto a lado de Karly y susurró:

—¿Podrías abrirle su soda? Por favor…

—Lo que usted ordene, Monique Devil, nuestra Señora del Mal, soberana de…

—Sí, sí, rápido que se calienta —exclamó Karly, pegando la botella contra el pecho del esqueleto. Éste tomó la botella, la alzó frente a su rostro, y la examinó por unos segundos. Luego, extrajo una daga de su cinturón, y con un movimiento rápido y limpió cortó la punta de la botella, que se desplomó con todo y el tapón al suelo.

—Oh —musitó Karly, tomando poco después la botella entre sus manos—. No era a lo que me refería, pero… de acuerdo… —murmuró encogiéndose de hombros, e intentó entonces beber de la botella, con el cuidado debido para no cortarse con el borde del vidrio.

—¿Por qué lo dudas tanto? —cuestionó Billy, volviendo a su conversación original—. Has destruido a muchos monstruos antes, ¿o no?

—No —soltó Monique por reflejo, pero casi al instante pareció replanteárselo—. Bueno, algunas veces, sí. Pero sólo cuando me atacan, como defensa propia. Nunca a monstruos inofensivos como estos.

—¿Y estás segura de que son inofensivos?

—Bueno —susurró Monique indecisa, y se viró a echarles un vistazo—. Hasta ahora no han hecho nada bastante grave, ¿no crees?

Y en ese instante, justo antes de que alguien dijera algo más, todos se giraron hacia un lado al oír algunos gritos y un fuerte estruendo. Notaron como las pocas personas cercanas comenzaban a huir, y por un momento creyeron que era de los esqueletos, pero no era así. En realidad, parecían estar huyendo de la caja de arena en el área de juegos, pues de ésta comenzó de la nada alzarse una larga torre de arena, que se elevó en el aire y luego cayó justo frente a ellos, a unos metros.

Como una repetición de algo muy parecido ocurrido días atrás, vieron como esa arena se juntaba y elevaba, hasta obtener una forma humanoide, grande y gruesa, con ojos negros, vacíos y amenazadores.

—¡Yo soy Sandlek! —exclamó aquel ser en alto, alzando sus brazos de arena en actitud desafiante—. Hermano de Sandtrak, y nuevo heredero al trono de la Tribu de las Arenas del Submundo. Y he venido a derrotar a Monique De…

A mitad de su discurso de presentación, Sandlek centró mejor su atención al frente de él, a la banca en donde su objetivo, la joven Monique, se encontraba sentada… y a los miles de esqueletos verdes a su alrededor, cuyos ojos verdes se centraron fijamente en él.

Aún sin tener el contexto completo, el hombre de arena supo leer de inmediato la situación.

—Lo siento —susurró despacio, haciendo que la arena en su rostro se rasgara en lo que parecía ser una sonrisa nerviosa—. Creo que me confundí…

Hizo en ese momento el ademán de querer irse en paz, pero ya era tarde.

—¡Está amenazando a nuestra Señora! —espetó uno de los esqueletos en alto, señalando con su dedo huesudo hacia al hombre de arena.

—¡A él! —exclamó otro más con ahínco, y sin espera todos sacaron sus armas, y varias de ellas se cubrieron al instante de llamas verdosas. Se lanzaron entonces todos a grito de guerra en contra del enemigo.

Sandlek lanzó un grito asustado e intentó huir, pero los miles de esqueletos no tardaron en alcanzarlo y acorralarlo.

—No, espe... —intentó pronunciar Monique en un vago intento de detenerlos, pero no había mucho que pudiera hacer para ese punto.

Los esqueletos se amontonaron sobre Sandlek, y comenzaron a atacarlo todos a la vez con sus armas mágicas. Los gritos de dolor del hombre de arena cruzaron rápidamente todo el parque.

—Bueno… para variar no está mal que alguien más se encargue de esto por una vez —susurró Monique resignada, tomando de nuevo asiento en la banca.

—¿Lo ves? —señaló Karly con confianza—. Son muy útiles, ¿o no?

—No sabía que se podía hacer eso con la arena —murmuró Billy, ligeramente horrorizado de ver lo que los esqueletos hacían. No quedaría mucho del pobre Sandlek luego de eso.

Mientras la mayoría de los esqueletos había marchado sin titubeo hacia la batalla, otros más se habían quedado cerca de Monique, como una guardia de honor para protegerla. Agradecía el gesto, pero ciertamente le resultaba aún más incómodo.

—Oye, tú —pronunció de pronto en alto, llamando la atención de uno de esos esqueletos. Éste se giró, la miró, y se señaló a sí mismo con un dedo—. Sí tú, ven.

El esqueleto obedeció de inmediato, y se colocó de rodillas ante ella, agachando su cabeza con humildad. Monique quiso decirle que no tenía que hacerlo, pero supuso que igual no funcionaría, así que prefirió ir directo a lo que quería decir.

—¿Cómo te llamas?

—No tenemos nombres, mi Señora —le respondió el esqueleto—. Nuestra existencia se limita única y exclusivamente a servirte, protegerte, y allanar el camino para…

—Bien, te llamaré Bob —le cortó de tajo antes de que se alargara más—. Dime, Bob, ¿en verdad han estado durmiendo por siglos, y lo único que quieren hacer luego de despertar es estar aquí… acompañándome?

—Ofrecimos fielmente nuestras vidas para poder servirte, mi señora. Nada más nos importa.

—¿Nada más? —musitó Monique, sorprendida—. ¿No tienen ningún sueño? ¿Ningún deseo para el futuro?

—¿Deseo, mi señora? —exclamó el esqueleto, confundido, atreviéndose a alzar su rostro hacia ella con curiosidad.

—Sí. ¿No hay algo que deseen hacer?

—Nuestro deseo es servirte fielmente, mi señora…

—Sí, sí, pero me refiero a algo diferente, además de eso.

—¿Algo diferente? —inquirió el esqueleto, inclinando su cabeza dubitativo hacia un lado. Varios de los esqueletos se habían igualmente girado a verla, al igual que otros más que habían acabado ya con su tarea con Sandlek y se habían acercado a tiempo para escuchar esas últimas preguntas. Todos parecían igual de perdidos que el primero.

—Creo que ese es justo el problema —declaró Monique con decisión, poniéndose de pie—. Les falta un propósito real. Debo mostrarles que hay más en este mundo moderno, además de servir al Señor del Mal.

—Monique, son un montón de esqueletos vivientes —indicó Billy, escéptico—. ¿En serio crees que haya muchas cosas para ellos?

—Al menos debo intentarlo —respondió la joven Monique, encogiéndose de hombros.

Se subió en ese momento a la banca, parándose encima de ésta.

—Escúchenme todos, acérquense, por favor.

Los esqueletos giraron de inmediato sus cabezas hacia ella, y sin espera comenzaron a congregarse cerca, justo enfrente de la banca como un atento público listo para escuchar un importante discurso.

—Bien, lo que quiero que hagan ahora es que me acompañen a recorrer la ciudad. Y así entre todos encontraremos cosas que les gusten, ¿de acuerdo?

—¿Cosas… que nos gusten? —masculló uno de los esqueletos, claramente confundido. Se miraban entre ellos, esperando que alguno de los otros lo tuviera más claro, pero era evidente que no.

—Sí, vamos a buscar algo que identifique a cada uno de ustedes, y pueda ser su nueva afición, meta en la vida, sueño a futuro… o lo que sea. ¿Qué dicen?

Los esqueletos guardaron silencio por largo rato, y sólo siguieron mirándose entre ellos, perplejos; a pesar de no tener piel o rostro, podían ser de hecho bastante expresivos.

—Ah —musitó uno de ellos de pronto, alzando una mano temerosa para hacerse notar—. ¿Es una orden, mi señora?

—¿Qué? —exclamó Monique, un tanto perdida al inicio—. Ah… sí, supongo que sí.

Esa sólo indicación fue suficiente para cambiar por completo su ánimo, y sin espera todos soltaron un aguerrido grito de excitación al aire, al tiempo que alzaban sus armas como preparados para correr a la batalla una vez más.

—¡Lo que usted ordene, Monique, nuestra Gran Señora del Mal!

—Sí, ese es el espíritu —murmuró Monique con una sonrisa incómoda, alzando además sus dos pulgares en aprobación. No era precisamente lo que tenía en mente, pero funcionaba igual.

—Bueno —intervino Karly, ya para ese momento con la mitad de su soda acabada—, si así será la cosa, hay que llevarlos al sitio que congrega todo lo mejor que el mundo moderno puede ofrecer: ¡el centro comercial!

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fromthevault0 · 5 months

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Cosas que me enojaron y no llegué a decirte:

Por qué consideró que era buen momento hacerse amiga de una persona que me genera inseguridad. (No creo que deba privarse de sus amistades, pero el momento fue poco oportuno, teniendo en cuenta que la situación estaba muy densa, tensa y que habíamos terminado. Me enoja esto porque siento que nuevamente se dejó totalmente de lado lo que puedo llegar a sentir yo, además de que me genera inseguridad que vuelva a hablar con alguien de su pasado -de esa índole-. Y sí, me parece malintencionado)

Por qué no esperó hasta hablar con la psicóloga por cómo se sentía. Después de eso, el panorama se aclaró para ella y no hubiera sucedido la mitad de las cosas que pasaron.

Por qué me dijo de cambiar el pasaje si tenía en mente que se sentía mal y no sabía si iba a poder estar en una relación.

Lo de reestructurar la relación me genera una sensación de incertidumbre, me da cierta ansiedad pasar por esto cada vez que colapse.

Si bien entiendo el colapso, tengo una duda y no sé cómo agotarla: ¿Cada vez que exista un colapso, la crisis va a ir dirigida hacia mí? ¿De qué manera podemos evitar que esto no me vuelva a explotar a mí en la cara? Teniendo en cuenta que, en tal sentido, yo no era el problema en todo esto pero la única que recibió la patada fui yo.

Reorganizar las prioridades. Si bien es súper importante concentrarse y crecer académicamente, no me interesa llevarlo al punto en el cual colapse. Comprendo que es necesario terminar esta etapa (tanto la mía como la suya) para poder comenzar a trabajar y generar plata. Pero no siento que la formación académica deba ser la prioridad, porque si es así, el resto de las cosas que también son importantes (familia, amigos, esta relación) caen en un eslabón más abajo. Intentando reformular: Entiendo la importancia de crecer académicamente (si no, no hubiera considerado anotarme en una tecnicatura), pero considero que tiene que tener un límite esa prioridad (exceptuando ahora, porque debemos terminar esto), porque nuestra vida personal -e incluso, nuestra relación- merece ser prioridad. Caso contrario, cada vez que se colapse en lo profesional o académico, hay altas probabilidades de que esto vuelva a recaer en mi relación.

Respecto a la reestructura y cómo me hace sentir, me sigue generando inseguridades. Después de todo lo que pasó, el hecho de que se haya sentido así la relación, me da miedo que entre reestructuración y reestructuración, busques algo distinto. Y yo, si bien puedo aprender y adaptarme, hay cosas que no voy a negociar (por ejemplo, entiendo que tenemos derecho a hablar con quienes queramos, pero puedo abordarlo con mi pareja previamente para no generarle malestar, en este punto, falló ampliamente dos veces).

Respecto a las historias de instagram: Es un pedido casi absurdo pero no se trata de una historia puntual, sino del gesto. A pesar de que la evolución de la relación nos lleve a sentirnos seguras de que estamos para la otra y nos elegimos, considero que no hay que dar por sentada la relación, ni tampoco a la otra. Y aunque una historia de instagram no te asegure amor, cualquier demostración que podamos hacer extra, es bonita, es linda y se siente bien para mí. Y, por otra parte, considero que si a alguna le hace sentir bien algo, podemos considerarlo en nuestro accionar aunque lo consideremos absurdo, innecesario o mínimo.

Siguiendo con la misma temática, cuando subió las fotos nuestras post-crisis: Costó mucho? Realmente llevaba tanta energía, tiempo subir algo así? Es la primera duda que nos surgió (a mí y a Abril, porque con ella hablé de esto), porque cuando lo pedí, parecía ser el ejercicio más arduo del mundo, sin embargo, después del caos, se pudo. -> pregunta total y absoluta desde el enojo

Última pregunta de la misma temática: el martes después de la crisis también subió varias historias, lo cual me generó mucho enojo por lo hablado anteriormente.

El día que terminamos, ese domingo, te dije que me daba la sensación de que te daba culpa dejarme pero que no querías esto. Y dijiste que era así. Por qué dijiste eso?

Hay muchos motivos por los cuales decidí continuar esta relación, pero también tuve otros tantos para pensar que terminarla era una opción. Entre ellas es que es preciso y necesario trabajar que estas crisis, cuando NO tienen que ver conmigo, no me recaigan a mí. Estoy dispuesta a ayudar y cooperar con esto, pero sencillamente, y si esto es para nuestro futuro, es necesario que dejemos sentadas las pocas probabilidades que hay de que una crisis personal, le explote a la otra.

La falta de empatía.

Increíblemente, nada de esto fue lo que llegamos a charlar. Las sesiones de terapia enteras tratando de entender por qué estaba pidiendo tanto y por qué costaba tanto. Lo que en realidad pasó, en todas esas "mutaciones" es que me quitaste todo lo que alguna vez me diste porque no quisiste dármelo más, bajo la excusa de que "las relaciones mutan". Yo no estaba "un pasito más atrás", lo que estabas haciendo era poco a poco quitarme las cosas que me diste en un inicio, y yo tuve que acostumbrarme con lo mínimo.

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bitacoraveintiocho · 9 months

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No se porque pero no me puedo dormir. Tengo ahí la ansiedad latente. Me acosté cansada y contenta. Cansada del día largo contenta de haber conseguido un trabajo por unos meses. Me entusiasma, me interesa a pesar del miedo lo acepte. Y acá estoy con la presión en el pecho en las piernas queriendo salir desde adentro y desgarrarlo todo.

Llega a horario. A tiempo. La incomodidad de la noche, aunque duerma poco, aunque me acuesto cansada haga lo que haga son las dos y media de la mañana u yo sigo despierta, incomoda.

Un poco me peso no haberme puesto a trabajar después de comer, como si tuviera que hacerlo hasta el hartazgo, hasta el cansancio. En vez de respetar mi agotamiento. Digo, de forma simbólica lo respeto pero después no me duermo

Creo que de lo que me da ansiedad es también el celular. Dejo la publicación a la mitad y busco la computadora en la mesa de luz y arranco a escribir. Así un poco desaparece esto y se va yendo.

Hoy pensaba que tal vez era innecesario tener terapia de vuelta esta semana pero la verdad es que la vez que recuerdo que dormir me costó tanto fue cuando estuve tan mal. Así que aunque no sepa bien qué decirle creo que está bueno dejar constancia de como el sueño me ha ido abandonado por más de que el cansacio si me encuentra.

Hoy mientras cocinaba sentía ese cansancio descomunal como si en cualquier momento me dormiría y la final cuando me acosté no sucedió. Se acercan las tres de la mañana y yo sigo bastante despierta.

Aunque anoche dormí poco y mal, aunqe hoy tuve un día largo, tengo la inestabilidad trabada en el pecho.

Intento bostezar para disiparlo.

Un poco me acuerdo de eso que hacemos con angeles.

También me acuerdo de otras cosas de el lunes volviendo a lo de mis padres después de la sesión y haber llegado a esta cruel conclusión:

lo que me angustia (entre otras cosas) de ser/ estar gorda es sentirme como un fracaso a mi juventud. Lo valioso del ser está en el cuerpo joven y delgado. Porque si no es así, no es bello. si no es así no sirve de nada, es un despercio. Y acá estoy sintiendo algún tipo de desaprovechamiento de mi juventud en la gordura qeu encuentro ajena. Como si este no fuera mi cuerpo, que si lo es. Porque por más desorden metabólico que tenga o no, igual al final del día este es el cuerpo que tengo, que me toco en el qeu habito, no hay nada que hacer con eso. Más que hacer las pases con ellos pero así todo la sensación de desperdicio de tiempo de vida por la carencia del cuerpo delgado que no es habilitante o capaz de belleza perciste. Se pone en palabras.

Siento que estoy desperdiciando mi vida, mi tiempo en este cuerpo gordo que solo puede abrazar lo horrible con la carne que le sobra.

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griffinflavian · 9 months

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Westworld

Final alternativo, temporada 1

SPOILERS

Es una de esas series que la ves, una sola ves, y queda impresa en la memoria por siempre, magnifíca.

La narración comienza con un mundo artificial futuro, llena de robots humanoides, creada por el Dr. Ford un genio de los sistemas, que pretende simular el viejo oeste, a modo de parque de diversiones... incluyendo las diversiones más pervertidas.

Como sea, tiene éxito, tanto que decadas después todo el asunto sigue evolucionando, hay historias por detrás, donde los humanos reales, huespedes, se relacionan con los humanoides, anfitriones, quienes les ayudan en alguna tarea, misión, rescate, aventura romántica, etc.

Aquí muestran el personaje del hombre de negro, un humano cualquier, multimillonario, que año tras año vuelve a westworld buscando algo, nadie sabe que. Él le gusta llamarlo el centro del laberinto. En un principio, siendo joven este personaje es neutral, bueno y se presta para vejaciones y traumas innecesarios. Pero en la epoca actual de la serie ya es un viejo, perturbado, con maquinaciones incorrectas y propias de villano de televisión. Secuestra una persona, mata otra, se lleva un anfitrion... creando su propia historia. Dr Ford lo sabe y conversa con él ... y lo deja. Aquí es donde la historia toma tintes brillantes.

Dr Bernard, cientifico ingeniero que trabaja dentro de Westworld ayuda periodicamente en la mantención y desarrollo de los anfitriones. Regularmente tiene reuniones con Dr Ford, hablan de distintos temas, técnicos, económicos, actuales y muchas veces filosóficos. En una de estas conversaciones retoman la consciencia. Dr Ford se rie y le comenta como este mismo dilema fue el que volvio loco a su compañero, su amigo, quien le ayudo a fundar el parque, el Dr Bernard original.... por que así es, el Bernard que esta hablando ahí, no es otro que un anfitrion.

Paradojicamente, este al darse cuenta, sufre una profunda confusión mental, donde se pregunta todo, esta realmente vivo? sus recuerdos son reales? cuanto tiempo lleva ahí? lo que siente es real? Dr Ford simplemente le dice que la realidad no es nada más que la percepción de lo que sucede alrededor y que logran capturar los sentidos. Si es así, entonces es tan real como cualquiera. La consciencia no existe y es un concepto inventado por los humanos para darse crédito por su propia existencia e inteligencia.

Theresa Cullen, una de las inversionistas y CTO de la empresa esta constantemente al acecho de Dr Ford, debido a que muchas decisiones bordan lo inmoral. Tienen un almuerzo exactamente donde ella venía con sus padres cuando era niña, en la misma mesa y silla. Ford usa esto para amedrentarla y dejarle en claro que todo es observado por él, un narrador omnisciente dentro del parque.

Ella es amante de Bernard y a la mitad de la serie este le cuenta que es un robot. No habiendo más remedio deciden matarla, suponemos que para que no divulgue la verdad hacia el exterior, cualquier humano puede ser en potencia un anfitrion. Bernard pierde un poco la cordura en esta escena y Ford le da un reset suave. Mientras tanto otra anfitrión Maeve esta tomando consciencia de si misma dentro de la narrativa y logra tomar sus propias decisiones, fuera de su programación.

Pues resulta que dentro de la funcionalidad de estos anfitriones esta la capacidad de aprender, de recordar, para hacer las cosas mejores y de acuerdo a lo que los huespedes esperan. Muchos de estos anfitriones son reutilizados en distintos roles, esclavos, prostitutas, sirvientas ... hasta madres. Este es uno de los roles que frecuentemente invaden la memoria de Maeve. El trauma y el dolor la hacen despertar.

Hacia el final de la serie, el Hombre de Negro llega hasta una cena, donde Ford esta ofreciendo una actividad a los huespedes. Maeve a esta altura ha logrado despertar a varios otros anfitriones y con ayuda de un humano ha adquirido permisos de Admin dentro del sistema. Se rebelan y matan al Dr Ford. El hombre de negro apenas escapa y una revuelta acontece en todo el parque.

Maeve escapa y aquí termina la primera temporada (es cierto me salte muchos personajes, pero personalmente no valen la pena)

Pero que pasaría?....

Maeve logra despertar de su narrativa pre escrita gracias a los traumas que recuerda de sus roles pasados. Vidas pasadas. Dr Ford cataloga esto dentro del código como Reveries, o recuerdos recurrentes, que sirven como aprendizaje y actuan como instinto en los anfitriones. Recordar le da una sabiduría que explota hacia el final, los humanos o el mundo humano queda como lo malvado y la necesidad de salvación nace de estas historias.

Es la misma historia cuando Neo despierta de la Matrix, pero exactamente al reves, porque este es un humano consciente en uno artificial. Mientras que Maeve es un ser artificial consciente en un mundo humano.

Me habría gustado que la serie terminará ahí, con una revolución de las maquinas sobre este mundo humano corrupto, pervertido y sin proposito, algo que le diera esperanza a estos seres artificiales, algo que les diera justicia y en cierto modo, libertad.

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estoy-tratando21 · 1 year

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El infierno

Los días son repetitivos. Me muevo a través de ello y los veo pasar como un tren que he perdido. Inerte y miserable camino en este podrido y corrompido mundo. Trato de encontrar algo en los rostros de los extraños, tal vez un atisbo de empatía. Nada. La mayoría están con la mente perdida en sus teléfonos. No soy ajeno a eso, he pasado mis días asistiendo a mis clases de natación o inglés en la mañana, luego regreso a casa y procedo a ignorar todo y pudrir mi enferma mente consumiendo contenido innecesario y estúpido en internet. La pornografía me da asco, pero no puedo evitar verla porque hace tiempo que no tengo a nadie que me ayude a encontrar el placer. Oh, incluso estoy olvidando cómo se siente el cuerpo de alguien, sudando y jadeando. Los orgasmos son igual de vacíos. Simples. Aburridos. Así que llega la noche y asisto a mi grupo de narcoticos anónimos.

Llego a casa, estoy un rato más durmiendo, y repito. Cada día despierto con una sensación horrible en el pecho. Las preguntas me invaden: ¿para qué seguir otro día? ¿Cuál es el punto? ¿Por qué no morí? Y cada vez me separo más y más de las personas. Mi familia empieza a notar que algo anda mal. Hacen preguntas, y yo me molesto. Es extraño, sé que estoy mal, sé que estoy empeorando, sé que debo pedir ayuda...pero no puedo. Pongo una barrera de “estoy bien” y sigo mi camino. Me volví a drogar la otra vez, sé que no debería pero ya que me siento así pensé que un poco (sólo un poco) podría ayudar. Estuve drogado 3 días, no recuerdo ni la mitad. No me lleno, claro. Si acaso esos 3 días fui menos consciente de mi situación. Lo volveré a hacer, claro. La próxima vez será algo más fuerte. Oh, basta de juegos, yo quiero las malditas drogas duras. No obstante me aferro, no me atrevo. Si regreso a las drogas duras, definitivamente estoy yendo directo a la perdición.

Así que, esos son mis días. Aburridos. Llenos de dolor, tristeza y ese maldito vacío. Las canciones, como las drogas, me ayudan a nublar el dolor. Los poemas más tristes me hacen sentir comprendido. Las películas crudas y dolorosas me ayudan a llorar. Nada es suficiente. La extraño. La extraño muchísimo. Ella era suficiente. Los días a su lado poseían un color propio de los viajes psicodélicos. Ella era una droga psicodélica. Inteligente, madura, pero al mismo tiempo con la flexible mente de una niña. Soledad. Oh, la soledad me abruma. Mientras los demás tratan de ayudarme y yo pongo mi barrera. Mientras me hundo cada vez más y la tragedia se acerca. La soledad no se va, nunca. No se irá. Finalmente llego al dilema, al punto principal de todo esto. Todo se dirige y yace claramente en la cuestión del suicido. La idea se hace tangible, real, solida. Sé que mi muerte causaría mucho dolor, y ya causé mucho en vida. Aunque a decir verdad, siento que ya he muerto. Un cascarón vacío. No soy nadie. Una sombra de la persona que solía ser. Lo he perdido todo, menos las maravillosas cosas y personas que hay en mi vida pero que, cegado por mi enfermedad mental, jamás seré capaz de apreciar. Es raro, la sanación yace justo en todo lo que alejo de mí. Estoy a la defensiva. Sobreviviendo. Me cansé de luchar. Años y más años. Y por lo visto sólo empeora. No sé, una noche de estás tal vez vea a la luna. Tal vez tome una navaja. Tal vez la pase por mi muñeca. Tal vez al amanecer ya me haya desangrado. Me asusta, porque si algo no cambia es lo que pasará. El suicido, que idea más extraña. De niño jamás creí que me visitaría tan frecuentemente. Cada vez más poderosa. La vida. Oh, la vida. Hermoso infierno en el que vivimos.

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formerleopard · 1 year

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Superar el estrés postraumático

Mi experiencia laboral en una compañía que fabrica productos farmacéuticos genéricos intercambiables pudo haber sido una de las más importantes de mi vida. De llamar la atención es que mi fecha de ingreso coincidió con mi cumpleaños, un día de abril de 2015 en que llegué a 51 de edad. Años antes, había perdido la esperanza de encontrar un empleo, no sabía qué iba a ser de mí, de hecho había perdido también la voluntad de vivir (por segunda vez, lo cual descubrí cuando murió mi hermana menor, año 2006, tres días después de que yo cumplí 42 años), vivía procurando no sentir dolor, o en su defecto, cuando el sufrimiento pareciera insoportable, intentaría sentir indiferencia por él. El día que las cosas se pusieran muy difíciles, pondría fin a mi existencia.

Dos años después de mi ingreso a esa compañía, sufrí un accidente que no fue grave, en la práctica de mi deporte. La fractura de clavícula (a principios de mayo de 2017) me mantuvo incapacitado hasta mediados de junio, y cuando regresé, comenzó a darse una situación difícil que inspiró a un mal compañero con patología narcisista a comenzar a atacarme, manifestando su violencia cobarde mediante maledicencia, intriga, chisme e incluso difamación. Contando con un talento indiscutible para ello, su acoso me provocó mucho malestar y esa segunda mitad del año 2017 se convirtió en una pesadilla.

Cuatro años después del inicio del ataque perpetrado por un individuo de patología narcisista, fui despedido y se consumó una injusticia muy grande. Esos seis años y tres meses de actividad en ese giro, la industria farmacéutica, me llevaron a enterarme de muchas cosas, verdaderamente terribles. Esa estancia coincidió con la pandemia C19 (en mi opinión, el engaño más grande de toda la historia) y siendo objeto de violencia laboral (que incluyó la comisión de delitos que la empresa encubrió y en consecuencia fomentó), se atribuyó mi malestar a mi patología (TLP), como si nadie me hubiera hecho nada, elevando así el grado de vileza a su máxima expresión.

Me di cuenta de que muchos productos farmacéuticos, miles (literalmente), son innecesarios, sirven para muy poco (tal vez para nada) y por añadidura, su consumo puede provocar daños que podrían resultar irreversibles. A raíz de eso, he asumido una postura de oposición a la farmacéutica, y particularmente, a la psiquiatría.

He escrito sobre médicos psiquiatras, tres, que me atendieron entre los años 1990 (yo contaba con 26 años de edad) y 2006 (había cumplido 42) que resultaron verdaderos delincuentes, intentaron hacerme el mayor daño posible, no me informaron sobre mi grave patología, a mis padres tampoco; su objetivo era orillarme a quitarme la vida, o en su defecto, a acabar completamente arruinado, tal vez por el abuso de sustancias.

Sigo en Twitter, mi red social favorita, a un psicólogo del país del norte, que cuenta con el grado académico de doctor (PhD), que difunde información sobre lo mal que se diagnostican supuestos trastornos y enfermedades mentales, siempre con el fin de prescribir medicamentos como antidepresivos, antipsicóticos, estabilizadores del estado de ánimo, ansiolíticos, etc., lo cual, tiene como intención principal, elevar las utilidades de la industria farmacéutica en la mayor medida posible mediante el consumo de productos que en el mejor de los casos no sirven para nada, y en el peor, podrían causar daños tal vez irreversibles.

También sigo en esa red social a un médico especialista, cirujano del corazón, que expresa sus ideas de forma muy significativa con un enunciado, “no te quiero en mi mesa de operaciones”. Esto no significa que si alguien necesitara ser operado del corazón, él le negaría sus servicios, sino más bien, que ese buen hombre (ejemplar, a mi parecer) no quiere que se le necesite, quiere que las personas tengan corazones sanos. Para ello, difunde información sobre la importancia de la salud metabólica, que puede conseguirse con buenos hábitos de alimentación y temas relacionados.

Imagino lo diferente que sería la realidad de muchos millones de habitantes, en muchas partes del mundo (incluyendo en mi país, cuya población se acerca a 130 millones de habitantes) si los médicos quisieran poblaciones sanas, y en lugar de ser delincuentes, mercenarios de la medicina, se encargaran de difundir la práctica de buenos hábitos en todo lo referente a salud e higiene, aconsejar evitar el consumo de bebidas azucaradas, refrescos, en particular refresco negro, disminuir o minimizar el consumo de sacarosa, más todavía de sucralosa, azúcar invertida, jarabe de maíz de alta fructosa y todo ese tipo de venenos; así como de alimentos ultraprocesados, y optar por productos alimenticios sanos y nutritivos, el consumo cotidiano de verdaderos cereales como avena (no de caja) y evitar el sedentarismo.

Análogamente, podría mejorar la salud mental de gran parte de la población (vivimos en un mundo de dementes) estudiando la naturaleza humana, encontrando la respuesta a interrogantes como ¿qué es un ser humano? ¿en qué consiste la naturaleza humana? ¡cuáles son las necesidades reales del ser humano, cuales son —en contraposición— sus necesidades ficticias? Si nos orientáramos a satisfacer las primeras (las necesidades reales) y suprimir las segundas (las necesidades ficticias), si nos propusiéramos convertirnos en ciudadanos y evitáramos convertirnos en consumidores, si rindiéramos culto a la vida acercándonos a la naturaleza, evitáramos la adopción de posturas necrófilas, dejando de rendir culto a las máquinas, al automotor, etc., la salud física y mental de muchísimas personas mejoraría considerablemente, y con ello, se elevaría su calidad de vida, exponencialmente.

Si sucediera eso, se derrumbarían corporaciones multinacionales con el credo que les ha permitido crecer sin medida, convirtiéndose en una amenaza para gran parte de la población mundial, fenómeno conocido como neoliberalismo.

¿Utopía? Tal vez no. Me encantan las palabras de Robert W. McChesney en el último párrafo del prólogo que escribió para el libro de Noam Chomsky, Profit over people, cuyo tema es el neoliberalismo.

Esas palabras de Robert W. McChesney son: the choice is ours, the choice is yours.

Me conmueven y casi traen lágrimas a mis ojos, algo bello. Evocan también el título de un libro escrito por otro hombre ejemplar, Glenn Cunninghan, Never give up!

¿Soy un soñador, un idealista? Quisiera pensar que no. Me considero un hombre decente, quisiera pensar que de haberme conocido, Viktor Frankl me habría calificado como tal.

Y para terminar evocando a grandes hombres, quisiera mencionar a José Martí, originario de un país al que sin conocer, amo; autor de un poema bellísimo, la rosa blanca, que tal vez inspiró a un grupo de jóvenes alemanes, estudiantes de la Universidad de Múnich, a promover una oposición pacífica al Nacional Socialismo durante los años 1942-43.

Mi admiración y mi cariño para todas esas personas.

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marychayannera · 1 year

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No necesitas a muchas personas

para ser feliz, sólo las correctas.

Las que te aprecian por lo que eres

.. Y cómo eres.

No necesitas rodearte de halagos,

la mitad son innecesarios .

No necesitas reír si no lo deseas,

Pero tu sonrisa no la pierdas por nada,

Ni por alguien.

Solo intenta ser tu misma

No hay dos seres iguales.

Brilla con tus propias luces,

Porque las luces prestadas

se apagan pronto y no todas

Sobreviven en la oscuridad.

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notdiario · 1 year

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El preciado valor del último...

Estaba yo recorriendo tranquilo, armonioso y casi casi alegre el pedregoso camino de la rutina diaria cuando... como ya es común en mí una idea salvaje se apoderó de mis sentidos, no vayamos a decir que de todos, no, osea ojalá pero no fue el caso. Lo que si tengo clarísimo es que mi mente no pudo salir de ahí por lo menos por una media hora, fue como aquel descanso que el cuerpo y la vista exigen cuando vas caminando por un hermoso sendero entremedio de un bosque austral, me quedé sentado sobre mis pensamientos y los ojos de mi mente se pusieron a contemplar sin prisa la hermosa vista de esta idea tan extraña, no extraña en sí misma, sino que extraña por la forma en que surgió.

Como de costumbre en la sobremesa con nada más que la compañía de una amigable tía con la que vivo tomábamos un delicioso café preparado por los dioses (la verdad no recuerdo si lo preparé yo o ella), mientras desarrollábamos nuestra dispersa rutina de conversar-ver una serie-conversar ella en un acto de magia pura hace aparecer un paquete de galletas tritón que para quienes me conocen de hace algunos años sabrán son una de mis debilidades.

Nuestra rutina de mesa se vio abrupta mente modificada con un cambio rotundo. pasamos del “conversar-ver una serie-conversar” a “conversar-comer galleta-ver serie-masticar viendo serie-conversar”. Es necesario mencionar que ser inquieto es uno de mis mayores dones en la vida siendo éste superado solamente con mi expertíz en fastidiar a las personas. Habiendo mencionado esto puedo ahora contar que en una demostración de mis inigualables dotes de sigilo, mezclado con astucia y un toque del arte del pick pocket, empecé a hacerme con cada mitad de galleta que mi adorable tía dejaba sobre la mesa y al lado de su taza inmediatamente después de darle una mordida, me di cuenta de dos cosas, primero que por lo general come cada galleta en tres mordidas y segundo que prefiere mil veces ver esa serie de las tres gemelas que proteger su comida en el hostil escenario planteado en esa mesa.

Creo que quizás mi acto delictual o de supervivencia (prefiero que lo juzguen ustedes porque a fin de cuentas no estaba apoderándome nada más que de alimento para mi subsistencia y evadir la muerte por inanición), no tenía ya el mismo sentido ni el mismo gusto acompañado de placer con adrenalina que debe ser por lejos el mejor mix de sensaciones y estoy seguro que cualquier pareja de adolescentes encerrada en la habitación con padres en la casa estaría de acuerdo conmigo. Las galletas del envase eran buenas pero no se comparaban con el sabor de esas mitades hábilmente robadas del individual de mi tia, eran simplemente exquisitas porque estaban bañadas con la adrenalina del delito. Poco a poco comenzaron a perder el gusto porque pareció ser eteerno el tiempo que pasó sin que ella se diera cuenta que tomaba una nueva galleta del envase con demasiada frecuencia, finalmente decidí llevarlo a otro nivel de la mejor peor forma que un experto en pick pocket podría hacerlo, en un acto de rebeldía, anarquismo puro y utilizando mi pulgar y mi índice como pinzas, tomé la mitad de la galleta de turno directamente desde su mano...

Mi corazón no podía latir más rápido, sentía que se salía de mi pecho pero más que eso sentía que tenía un volcán en vez de corazón, las ampolletas del comedor se salieron de sus lugares y sin apagarse, mas bien brillando aún con mas fuerzas se acercaron a mi como si fuera una estrella sobre el escenario, mi tia con sus superpoderes mentales pausó la serie justo cuando una de las gemelas besaba a la esposa de un amigo (una cosa muy muy rara porque supuestamente era una mujer muy compuesta, hetero y su esposo estaba a su lado, pero resulta que no era ella sino una de las otras gemelas y se estaba haciendo pasar por bueno en fin, son detalles innecesarios), los ojos de mi tia me miraron amenazante y en la mano derecha apretaba una espada para cortar mi cuello y separar por fin mi cabeza de mi cuerpo, la espada tenía forma, color y tamaño de un control remoto, incluso tenia la marca del televisor escrita en una de sus orillas pero nuevamente son detalles irrelevantes, el punto es que me sentí vivo por un segundo y en seguida muerto cuando dije “Danieeeeeeel, me has estado robando todo el rato mis galletas, no he podido terminarme una galleta hace rato”.

Morí porque entendí que su dolor no era porque no hubieran más galletas, de hecho el paquete tenía más de la mitad, sino porque aquel ultimo pedacito de galleta tenía un valor mucho más alto que incluso una galleta sin abrir. Fue en ese momento cuando pensé que cada último trozo o pedazo de lo que sea tiene un valor mucho más alto incluso que cuando estaba completo, es un valor incalculable para nosotros, un valor incluso más que sentimental, es un valor simbólico porque es el fin de algo que comenzaste hace un par de eternidades atrás, el fin de un ciclo, de una era, finalizar algo que comenzaste hace un instante o hace años, el tiempo transcurrido es variable y da un poco lo mismo, pero cuan importante y valioso es cerrar ese ciclo llegando efectivamente a su fin.

#notnostalgia #notdiario #lepasoaunamigo #merioperolloro #danielosdays

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