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#homicidio primitivo
bocadosdefilosofia · 8 months
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«El super-yo de una época cultural determinada tiene un origen análogo al del super-yo individual, pues se funda en la impresión que han dejado los grandes personajes conductores, los hombres de abrumadora fuerza espiritual o aquellos en los cuales alguna de las aspiraciones humanas básicas llegó a expresarse con máxima energía y pureza, aunque, quizá por eso mismo, muy unilateralmente. En muchos casos la analogía llega aún más lejos, pues con regular frecuencia, aunque no siempre, esos personajes han sido denigrados, maltratados o aun despiadadamente eliminados por sus semejantes, suerte similar a la del protopadre, que sólo mucho tiempo después de su violenta muerte asciende a la categoría de divinidad. La figura de Jesucristo es, precisamente, el ejemplo más cabal de semejante doble destino, siempre que no sea por ventura una creación mitológica surgida bajo el oscuro recuerdo de aquel homicidio primitivo.»
Sigmund Freud: El malestar en la cultura y otros ensayos. Alianza Editorial, pág. 146. Madrid, 2010
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dominiopublco · 2 years
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La Fiscalía de Morelos busca a 4 por el feminicidio de Margarita Cedeña
La Fiscalía de Morelos busca a 4 por el feminicidio de Margarita Cedeña
La dependencia obtuvo órdenes de aprehensión en contra de quienes fueron identificados como María de la Cruz “N”, Nataly “N”, Leobardo “N” y Primitivo “N” por el delito de homicidio calificado (more…)
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Robert Paige.
Filmografía
No puedes comprar todo (1934) como extra de boda (sin acreditar)
Crimen de Helen Stanley (1934)
Despedida de Annapolis (1935) como Ensign (sin acreditar)
Hearts in Bondage (1936) como Union Lt. Evans (sin acreditar)
Caín y Mabel (1936) como Ronny Cauldwell (como David Carlyle)
Rose Bowl (1936) como jugador de fútbol (sin acreditar)
Rubia inteligente (1937) como Lewis Friel (como David Carlyle)
Once a Doctor (1937) como Dr. Burton (como David Carlyle)
Melodía para dos (1937) como Mr.Carlson (sin acreditar)
The Cherokee Strip (1937) como Tom Valley (como David Carlyle)
Ritmo en las nubes (1937) como Phil Hale
Conoce al novio (1937) como Tony Page (como David Carlyle)
Talent Scout (1937) como Bert Smith (como David Carlyle)
Sargento Murphy (1938) como el teniente Duncan (sin acreditar)
The Kid Comes Back (1938) como locutor de radio (como David Carlyle)
¿Quién mató a Gail Preston? (1938) como 'Swing' Traynor
Cuando G-Men interviene (1938) como G-Man Bruce Garth
Siempre hay una mujer (1938) como Jerry Marlowe
El evento principal (1938) como Mac Richards
Patrulla de carreteras (1938) como William Rolph
La dama de los objetos (1938) como Ken Harper
Me acusan (1938) como Joe Benson
La última advertencia (1938) como Tony Henderson (como Robert Page)
Oficina de homicidios (1939) como Thurston
Flying G-Men (1939) como Hal Andrews / The Black Falcon
Muerte de un campeón (1939) como Alec Temple
Primer amor (1939) como Ball Guest (sin acreditar)
Escuadrón de emergencia (1940) como Chester 'Chesty' Miller
Parole Fixer (1940) como Steve Eddson
Mujeres sin nombres (1940) como Fred MacNeil
Inaugurado por error (1940) como Jimmie Daniels
Guantes de oro (1940) como Wally Matson
Dancing on a Dime (1940) como Ted Brooks
El monstruo y la niña (1941) como Larry Reed
La llama de Nueva Orleans (1941) como Narrador (sin acreditar)
San Antonio Rose (1941) como Con Conway
Melody Lane (1941) como Gabe Morgan
Hellzapoppin ' (1941) como Jeff Hunter
Don't Get Personal (1942) como Paul Stevens
Jail House Blues (1942) como Cliff Bailey
¿Qué está cocinando? (1942) como Bob J. Riley
Me estás diciendo (1942) como Dr. Burnside 'Burnsy' Walker.
Filmografía segunda parte:
Perdón por mi sarong (1942) como Tommy Layton
Get Hep to Love (1942) como Stephen Winters
¿Qué le parece (1943) como George Selby
Hola, amigo (1943) como Tommy Craig
Hola, Buddy (1943) como Johnny Blake
Keep 'Em Slugging (1943, en material de archivo de Hi'Ya, Chum ) como estrella en Moviehouse Film (sin acreditar)
Vaquero en Manhattan (1943) como Bob Allen
Por qué estamos luchando (1943, corto) como Karl Baxter - Marido alemán
Mister Big (1943) como Johnny Hanley
Ponte en marcha (1943) como Bob Carlton
Frontier Badmen (1943) como Steve Logan
Esposa despedida (1943) como Hank Dunne
Casa loca (1943) como Robert Paige
Hijo de Drácula (1943) como Frank Stanley
Su hombre primitivo (1944) como Peter Mathews
Follow the Boys (1944) como él mismo (sin acreditar)
No puedo evitar cantar (1944) como Lawlor
Shady Lady (1945) como Bob Wendell
Tánger (1946) como Paul Kenyon
El semental rojo (1947) como Andy McBride
La llama (1947) como Barry MacAllister
Rubia de hielo (1948) como Les Burns
La promesa verde (1949) como David Barkley
Afuera (1951, Serie de TV)
Teatro del gremio Gruen (1952, Serie de TV)
Lo inesperado (1952, Serie de TV) como Gigolo
Fireside Theatre (1952-1953, Serie de TV) como Harrison / Boss / Steven
The Schaefer Century Theatre (1952, Serie de TV) como Father
Abbott y Costello Go to Mars (1953) como el Dr. Wilson
Split Second (1953) como Arthur Ashton
Lux Video Theatre (1953, Serie de TV)
Cabalgata de América (1953, Serie de TV)
The Pepsi-Cola Playhouse (1953-1954, Serie de TV) como El padre / Sam / Roger Libbott
Casa de juegos de cuatro estrellas (1954, Serie de TV) como Paul Campbell
The Colgate Comedy Hour (1955, Serie de TV) como él mismo - Anfitrión
La novia y el novio (1957-1958, Serie de TV)
The Big Payoff (1958, Serie de TV) como él mismo - Anfitrión
Le sucedió a Jane (1959) como Bob Paige - Presentador de 'The Big Payoff' (como Bob Paige)
El millonario (1960, Serie de TV) como Whitney Ames
The Marriage-Go-Round (1961) como el Dr. Ross Barnett
El show de Barbara Stanwyck (1961, serie de televisión) como Roger Haines
Bye Bye Birdie (1963) como Bob Precht.
HONDURASQUEDATEENCASA
#ELCINELATELEYMICKYANDONIE
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hipertexto · 4 years
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Extractos de “Lo sagrado y lo profano” - Mircea Eliade
«No te acerques aquí —dice el Señor a Moisés—, quítate el calzado de tus pies; pues el lugar donde te encuentras es una tierra santa» (Éxodo, III, 5).
Llamó a este lugar Bethel, es decir, «Casa de Dios» (Génesis, XXVIII, 12-19).
Los kwakiutl creen que un poste de cobre atraviesa los tres niveles cósmicos (el Mundo subterráneo, la Tierra y el Cielo): allí donde penetra en el Cielo se encuentra la «Puerta del Mundo de arriba». La imagen visible de este Pilar cósmico es, en el Cielo, la Vía Láctea. Pero esta obra de los dioses que es el Universo la recogen e imitan los hombres a su escala. El Axis mundi que se ve en el Cielo, bajo la forma de la Vía Láctea, se hace presente en la casa cultual bajo la forma de un poste sagrado.
La casa ideal del mundo moderno debe ser, ante todo, funcional, es decir, debe permitir a los hombres trabajar y descansar para asegurar su trabajo.
En efecto, a partir de un cierto tipo de cultura, el mito cosmogónico explica la Creación por la muerte de un Gigante (Ymir en la mitología germánica, Purusha en la mitología india, P'an-ku en China): sus órganos dan origen a las diferentes regiones cósmicas. Según otros grupos de mitos, no sólo es el Cosmos el que nace a continuación de la inmolación de un Ser primordial y de su propia sustancia, sino también las plantas alimenticias, las razas humanas o las diferentes clases sociales.
Una diferencia esencial entre estas dos clases de Tiempo nos sorprende ante todo: el Tiempo sagrado es por su propia naturaleza reversible, en el sentido de que es, propiamente hablando, un Tiempo mítico primordial hecho presente. Toda fiesta religiosa, todo Tiempo litúrgico, consiste en la reactualización de un acontecimiento sagrado que tuvo lugar en un pasado mítico, «al comienzo». Participar religiosamente en una fiesta implica el salir de la duración temporal «ordinaria» para reintegrar el Tiempo mítico reactualizado por la fiesta misma. El Tiempo sagrado es, por consiguiente, indefinidamente recuperable, indefinidamente repetible. Desde un cierto punto de vista, podría decirse de él que no «transcurre», que no constituye una «duración» irreversible. Es un Tiempo ontológico por excelencia, «parmenídeo»: siempre igual a sí mismo, no cambia ni se agota. En cada fiesta periódica se reencuentra el mismo Tiempo sagrado, el mismo que se había manifestado en la fiesta del año precedente o en la fiesta de hace un siglo: es el Tiempo creado y santificado por los dioses a raíz de sus gesta, que se reactualizan precisamente por la fiesta. En otros términos: se reencuentra en la fiesta la primera aparición del Tiempo sagrado, tal como se efectuó ab origine; in illo tempore.
el Tiempo sagrado, se presenta bajo el aspecto paradójico de un Tiempo circular, reversible y recuperable, como una especie de eterno presente mítico
«Templum designa el aspecto espacial; tempus, el aspecto temporal del movimiento del horizonte en el espacio y en el tiempo» [31].
El Año era un círculo cerrado: tenía un comienzo y un final, pero tenia también la particularidad de que podía «renacer» bajo la forma de un Año Nuevo. Con cada Año Nuevo venía a la existencia un Tiempo «nuevo», puro y santo porque no estaba desgastado aún.
illud tempus
la festividad no es la «conmemoración» de un acontecimiento mítico (y, por tanto, religioso), sino su reactualización.
El Tiempo del origen de una realidad, es decir, el Tiempo fundado por su primera aparición, tiene un valor y una función ejemplar; por esta razón el hombre se esfuerza por reactualizarlo periódicamente por medio de rituales apropiados
Una fiesta se desarrolla siempre en el Tiempo original. Y precisamente es esta reintegración del Tiempo original y sagrado lo que diferencia el comportamiento humano durante la fiesta del comportamiento de antes o de después.
En muchos casos se entregan los hombres durante la fiesta a los mismos actos que en los intervalos no festivos; el hombre religioso cree que vive entonces en otro tiempo, que ha logrado reencontrar el illud tempus mítico.
Durante las ceremonias totémicas anuales del tipo intichiuma, los australianos arunta reemprenden el itinerario seguido por el Antepasado mítico del clan en la época altcheringa (literalmente, «Tiempo del sueño»).
Al nivel de estas civilizaciones «primitivas» todo lo que hace el hombre tiene su modelo trans-humano; incluso fuera del Tiempo «festivo», sus gestos imitan los modelos ejemplares fijados por los dioses y los Antepasados míticos. Pero esta imitación corre peligro de hacerse cada vez más incorrecta; el modelo corre el peligro de ser desfigurado o incluso olvidado.
acto religioso, de una imitatio dei.
Tiempo sagrado que es siempre el mismo, que es una «serie de eternidades» (Hubert y Mauss). Cualquiera que sea la complejidad de una fiesta religiosa, se trata siempre de un acontecimiento sagrado que tuvo lugar ab origine y que se hace presente ritualmente. Los participantes se hacen contemporáneos del acontecimiento mítico. En otros términos: «salen» de su tiempo histórico —es decir, el Tiempo constituido por la suma de acontecimientos profanos, personales e interpersonales— y enlazan con el tiempo primordial, que siempre es el mismo, que pertenece a la Eternidad.
un eterno retorno in illo tempore, a un pasado «mítico» que nada tiene de histórico.
En parte solamente, pues el hombre religioso, incluso el más «primitivo», no rechaza, por principio, el «progreso»: lo acepta, pero confiriéndole un origen y una dimensión divina.
Ahora bien: parece evidente que si el hombre religioso siente la necesidad de reproducir indefinidamente los mismos gestos ejemplares, es porque aspira a vivir y se esfuerza por vivir en estrecho contacto con sus dioses.
Descúbrese el mismo deseo de aproximarse a los dioses cuando se analiza la significación de las fiestas religiosas. Reintegrar el tiempo sagrado del origen significa hacerse «contemporáneo de los dioses»,
La nostalgia de los «orígenes» es, pues, una nostalgia religiosa. El hombre desea reencontrar la presencia activa de los dioses, desea asimismo vivir en un Mundo tan fresco, puro y «fuerte» como salió de las manos del Creador. Es la nostalgia de la perfección de los comienzos lo que explica en gran parte el retorno periódico «in illo tempore».
Observemos, sin embargo, que sería un error el creer que el hombre religioso de las sociedades primitivas y arcaicas se niega a asumir la responsabilidad de una existencia auténtica. Por el contrario, según hemos visto y habremos de ver, asume valerosamente responsabilidades enormes: por ejemplo, la de colaborar a la creación del Cosmos, la de crear su propio mundo, la de asegurar la vida de las plantas y de los animales, etc. Pero se trata de otro tipo de responsabilidad que aquellas que nos parecen las únicas auténticas y valederas. Se trata de una responsabilidad en el plano cósmico, a diferencia de las responsabilidades de orden moral, social o histórico, las únicas que conocen las civilizaciones modernas.
La suma de las revelaciones primordiales está constituida por sus mitos.
«Decir» un mito consiste en proclamar lo que acaeció ab origine. Una vez «dicho», es decir, «revelado», el mito pasa a ser verdad apodíctica: fundamenta la verdad absoluta. «
Todo lo que los dioses o los antepasados han hecho, es decir, todo lo que los mitos refieren de su actividad creadora, pertenece a la esfera de lo sagrado y, por consiguiente, participa en el Ser.
«Debemos hacer lo que los dioses hicieron al principio», dice un texto indio (Çatapatha Brahmána, VII, 2, V, 4). «Así lo hicieron los dioses, así lo hacen los hombres», añade Taittiriya Brahmána (I, 5, IX, 4).
1.°) por una parte, al imitar a los dioses, el hombre se mantiene en lo sagrado y, por consiguiente, en la realidad; 2.°) por otra, gracias a la reactualización ininterrumpida de los gestos divinos ejemplares, el mundo se santifica. El comportamiento religioso de los hombres contribuye a mantener la santidad del mundo.
el hombre religioso aspira a ser distinto de lo que encuentra que es en el plano de su experiencia profana. El hombre religioso no se da: se hace a sí mismo, aproximándose a los modelos divinos.
Hemos visto que ciertos sacrificios sangrientos hallan su justificación en un acto divino primordial: in illo tempore, el dios ha matado al monstruo marino y despedazado su cuerpo a fin de crear el Cosmos. El hombre repite ese sacrificio sangriento, a veces incluso humano, cuando ha de construir un pueblo, un templo o simplemente una casa.
La inmolación del Ser divino instauró tanto la necesidad de la alimentación como la fatalidad de la muerte, y como secuela, la sexualidad, único medio de asegurar la continuidad de la vida.
Toda su vida religiosa es una conmemoración, una rememoración. El recuerdo re- actualizado por los ritos (por la reiteración del homicidio primordial) desempeña un papel decisivo: es preciso cuidarse muy bien de no olvidar lo que pasó in illo tempore. El verdadero pecado es el olvido:
Para que el mundo vegetal sobreviva, el hombre ha de matar y ser matado; debe, además, asumir la sexualidad hasta sus límites extremos: la orgía.
s. Lo que interesa subrayar aquí es que el hombre religioso quería y creía imitar a sus dioses incluso cuando se dejaba arrastrar a acciones que rayaban en la demencia, la torpeza o el crimen.
Ningún acontecimientos es único ni se representa una sola vez (por ejemplo, la condena y muerte de Sócrates), sino que se ha representado y representará a perpetuidad; los mismos individuos han aparecido, aparecen y reaparecerán a cada vuelta del círculo sobre sí mismo. La duración cósmica es repetición y anakyklesis, eterno retorno»
no es un Caos, sino un Cosmos;
La fecundidad femenina tiene un modelo cósmico: el de la Térra Mater, la Genetrix universal.
En ciertas religiones, a la Tierra-Madre se la concibe capaz de concebir por sí sola, sin ayuda de un paredro
El fenómeno social y cultural conocido con el nombre de «matriarcado» está vinculado al descubrimiento del cultivo de las plantas alimenticias por la mujer.
en el Atharva Veda (XIV, II, 71) el marido y la esposa se asimilan al Cielo y a la Tierra. Dido celebra su boda con Eneas en medio de una violenta tempestad (Eneida, IV, 165 ss.); su unión coincide con la de los elementos; el Cielo abraza a su esposa, dispensando la lluvia fertilizante. E
La orgía ritual en pro de las cosechas tiene asimismo un modelo divino: la hierogamia del dios fecundador con la Tierra-Madre[75]. La fertilidad agraria se estimula con un frenesí genésico sin freno. Desde un cierto punto de vista, la orgía corresponde a la indiferenciación anterior a la Creación. Comportan también rituales orgiásticos ciertas ceremonias del Año Nuevo; la «confesión» social, el libertinaje y las saturnales simbolizan la regresión al estado amorfo que ha precedido a la Creación del Mundo. Cuando se trata de una «creación» a nivel de la vida vegetal, este escenario cosmológico-ritual se repite, pues la nueva recolección equivale a una nueva «Creación». La idea de renovación —que hemos encontrado en los rituales del Año Nuevo, en los cuales se trataba a la vez de la renovación del Tiempo y de la regeneración del Mundo— se reencuentra en los escenarios orgiásticos agrarios. También aquí la orgía es una regresión a la Noche Cósmica, a lo preformal, a las «Aguas», para asegurar la regeneración total de la Vida y, consiguientemente, la fertilidad de la Tierra y la opulencia de las cosechas.
Se trata de ideas religiosas, pues los múltiples aspectos de la fertilidad universal revelan, en suma, el misterio del parto, de la creación de la Vida. Pues la aparición de la Vida es, para el hombre religioso, el misterio central del Mundo. Esta Vida «viene» de alguna parte que no es este mundo y, finalmente, se retira de aquí abajo y «se va» hacia el más allá,
El misterio de la inagotable aparición de la Vida es solidario de la renovación rítmica del Cosmos. Por esta razón se concibe al Cosmos bajo la forma de un árbol gigante: el modo de ser del Cosmos, y en primer lugar su capacidad de regenerarse sin fin, se expresa simbólicamente en la vida del árbol.
los Arboles cósmicos como Yggdrasil de mitología germánica, la historia de las religiones conoce Arboles de Vida (por ejemplo, Mesopotamia), de Inmortalidad (Asia, Antiguo Testamento), de Sabiduría (Antiguo Testamento), de Juventud (Mesopotamia, India, Irán), etc.[76]. Dicho de otro modo: el árbol ha llegado a expresar todo lo que el hombre religioso considera real y sagrado por excelencia, todo cuanto sabe que los dioses poseen por su propia naturaleza y que no es sino rara vez accesible a individuos privilegiados, héroes y semidioses. También los mitos de la búsqueda de la inmortalidad o de la juventud ponen en primer plano un árbol de frutos de oro o de follaje milagroso, árbol que se encuentra «en un país lejano» (en realidad, en el otro mundo) y que está defendido por monstruos (grifos, dragones, serpientes). Para coger los frutos hay que enfrentarse con el monstruo guardián y matarlo; hay que soportar, por tanto, una prueba iniciática de tipo heroico: el vencedor adquiere por la «violencia» la condición sobrehumana, casi divina, de la eterna juventud, de la invencibilidad y la omnipotencia… l arbusto ashvatha en la India… Por otra parte, es su valor religioso lo que hace que una planta se cuide y se cultive. Según ciertos autores, todas las plantas cultivadas actualmente se consideran en un principio como plantas sagradas
Sus antecedentes eran los recipientes, cuya agua perfumada representaba el Mar y la tapadera abultada la Montaña. La estructura cósmica de estos objetos es evidente. El elemento místico estaba también presente, pues la Montaña en medio del mar simbolizaba las Islas de los Bienaventurados, especie de Paraíso donde vivían los inmortales taoistas. Se trataba de un mundo aparte, un mundo en pequeño, que se instalaba en la propia casa para participar de sus fuerzas místicas concentradas, para restablecer, por la meditación, la armonía con el Mundo. La Montaña estaba ornada de grutas, y el folklore de las grutas ha desempeñado un importante papel en la construcción de los jardines en miniatura. Las grutas son cámaras secretas, morada de los Inmortales taoístas, lugar de las iniciaciones. Representan un mundo paradisíaco, y por esta razón su entrada es difícil (simbolismo de la «puerta estrecha», sobre el que volveremos en el capítulo siguiente).
Se adivinan las valoraciones sucesivas de «este lugar santo» primordial. En los tiempos más antiguos era un espacio privilegiado, un mundo cerrado santificado, donde los muchachos y muchachas se reunían periódicamente para participar en los misterios de la Vida y de la fecundidad cósmica. Los taoístas recogieron este esquema cosmológico arcaico —monte, porción de agua— y sacaron de él un complejo más rico (montaña, porción de agua, gruta, árbol), pero reducido a la mínima escala: se trataba de un universo paradisíaco en miniatura, cargado de fuerzas místicas por estar retirado del mundo profano, junto al cual los taoístas se recogían y meditaban.
La hierofanía de la piedra es una ontofanía por excelencia: ante todo la piedra es, permanece siempre la misma, no cambia y asombra al hombre por lo que tiene de irreducible y absoluto, y al hacer esto, le desvela por analogía la irreducibilidad y lo absoluto del Ser.
Gracias al simbolismo lunar, se han podido poner en relación y solidarizar hechos tan heterogéneos como el nacimiento, la evolución, la muerte, la resurrección; las Aguas, las plantas, la mujer, la fecundidad, la inmortalidad; las tinieblas cósmicas, la vida prenatal y la existencia de ultratumba, seguida de un renacimiento de tipo lunar («luz que sale de las tinieblas»); el tejer, el símbolo del «hilo de la Vida», el destino, la temporalidad, la muerte, etc.
No hay que olvidar que lo que la Luna revela al hombre religioso no es únicamente que la Muerte está indisolublemente ligada a la Vida, sino —y sobre todo— que la Muerte no es definitiva, que va siempre seguida de un nuevo nacimiento[81].
La Luna valoriza religiosamente el devenir cósmico y reconcilia al hombre con la Muerte. El Sol, por el contrario, revela otro modo de existencia: no participa en el devenir; siempre en movimiento, permanece inmutable, su forma es siempre la misma. Las hierofanias solares traducen los valores religiosos de la autonomía y la fuerza, de la soberanía y la inteligencia. Por eso en ciertas culturas asistimos a un proceso de solarización de los Seres supremos. Como hemos visto, los dioses celestes tienden a desaparecer en la actualidad religiosa, pero en ciertos casos su estructura y su prestigio sobreviven aún en los dioses solares, especialmente en las civilizaciones muy desarrolladas, que han desempeñado un papel histórico importante (Egipto, Oriente helenístico, México).
Gran número de mitologías heroicas son de estructura solar. El héroe se asimila al Sol; como él, lucha con las tinieblas, desciende al reino de la Muerte y sale de él victorioso. Aquí las tinieblas ya no son, como en las mitologías lunares, uno de los modos de ser de la divinidad, sino que simbolizan todo lo que Dios no es, es decir, el Adversario por excelencia. Las tinieblas no se valorizan ya como una fase necesaria a la vida cósmica; en la perspectiva de la religión solar, las tinieblas se oponen a la Vida, a las formas y a la inteligencia. Las epifanías luminosas de los dioses solares pasan a ser, en ciertas culturas, el signo de la inteligencia. Se acabará por asimilar Sol e inteligencia hasta tal punto que las teologías solares y sincretistas de fines de la Antigüedad se transforman en filosofías racionalistas: al Sol se le proclama la inteligencia del Mundo, y Macrobio identifica con el Sol a todos los dioses del mundo greco-oriental, desde Apolo y Júpiter hasta Osiris, Horus y Adonis (Saturnales, I, caps. XVII-XXIII). En el tratado sobre el Sol Rey del emperador Juliano, así como en el Himno al Sol de Proclo, las hierofanías solares ceden el puesto a las ideas, y la religiosidad desaparece casi en absoluto como secuela de este largo proceso de racionalización
, el intelectual occidental no sobrepasa la esfera de las religiones complejas y elaboradas que disponen de una vasta literatura sagrada escrita.
Los medios por los cuales se obtiene la santificación son múltiples, pero el resultado es casi siempre el mismo: la vida se vive en un doble plano; se desarrolla en cuanto existencia humana y, al mismo tiempo, participa de una vida trans-humana, la del Cosmos o la de los dioses.
Así, la asimilación del vientre o de la matriz a la gruta, de los intestinos a los laberintos, de la respiración al tejer, de las venas y las arterias al Sol y a la Luna, de la columna vertebral al Axis mundi, etc.
El pensamiento religioso indio ha utilizado copiosamente esta equiparación tradicional: casa-Cosmos-cuerpo humano, y se comprende por qué: el cuerpo, como el Cosmos, es, en última instancia, una «situación», un sistema de condicionamientos que se asume. La columna vertebral se asimila al pilar cósmico (skambha) o a la Montaña Meru, el aliento se identifica con los vientos, el ombligo o el corazón con el «Centro del Mundo», etc. Pero la equiparación se hace también entre el cuerpo humano y el ritual en su conjunto: el lugar del sacrificio, los utensilios y los gestos sacrificiales se asimilan a los diversos órganos y funciones fisiológicas. El cuerpo humano, equiparado ritualmente al Cosmos o al altar védico (que es una imago mundi), se asimila también a una casa. Un texto hatha-yógico habla del cuerpo como de «una casa con una columna y nueve puertas» (Goraksha Shataka, 14).
El «ojo» de la cúpula es un término frecuente en varias tradiciones arquitectónicas
Recordemos a este propósito la costumbre de romper el cráneo de los yogis muertos para facilitar la partida del alma[90].
Esta costumbre india tiene su réplica en las creencias, ampliamente extendidas por Europa y Asia, de que el alma del muerto sale por la chimenea (agujero del humo) o por el tejado, especialmente por la parte del tejado que se encuentra sobre el «ángulo sagrado»
«vuelan por los aires rompiendo el techo del palacio», que «volando por propia voluntad, rompen y atraviesan el techo de la casa y van por los aires»,
En el plano mitológico, el gesto ejemplar de la trascendencia del Mundo se ilustra con Buda, cuando proclamó que había «roto» el Huevo cósmico, la «concha de la ignorancia» y que había obtenido la dichosa, universal dignidad de Buda
Al igual que la habitación de un hombre moderno ha perdido sus valores cosmológicos, su cuerpo está privado de toda significación religiosa y espiritual. En resumen, se podría decir que, para los modernos desprovistos de religiosidad, el Cosmos se ha vuelto opaco, inerte, mudo: no transmite ningún mensaje, no es portador de ninguna «clave».
La «casa» —a la vez imago mundi y réplica del cuerpo humano— desempeña un papel considerable en los rituales y las mitologías. En algunas civilizaciones (China protohistórica, Etruria, etc.), las urnas funerarias se construyen en forma de casa: presentan una abertura superior que permite al alma del muerto entrar y salir[94]. La urna-casa se convierte en cierto modo en el nuevo «cuerpo» del difunto.
Toda existencia cósmica está predestinada al «tránsito»: el hombre pasa de la previda a la vida y finalmente a la muerte, como el Antepasado mítico pasó de la preexistencia a la existencia y el Sol de las tinieblas a la luz.
Conviene precisar que todos estos rituales y simbolismos del «tránsito» expresan una concepción específica de la existencia humana: cuando nace, el hombre todavía no está acabado; tiene que nacer una segunda vez, espiritualmente; se hace hombre completo pasando de un estado imperfecto, embrionario, al estado perfecto de adulto. En una palabra: puede decirse que la existencia humana llega a la plenitud por una serie de ritos de tránsito, de iniciaciones sucesivas.
La iniciación, como la muerte, como el éxtasis místico, como el conocimiento absoluto, como, en el judeo-cristianismo, la fe, equivalen a un tránsito de un modo de ser a otro y operan una verdadera mutación ontológica. Para sugerir este tránsito paradójico (implica siempre una ruptura y una trascendencia), las diversas tradiciones religiosas han utilizado copiosamente el simbolismo del Puente peligroso o el de la Puerta estrecha. En la mitología irania, el Puente Cinvat lo han de tomar los difuntos en su viaje post mortem: para los justos tiene la anchura de nueve largos de lanza, pero para los impíos se hace estrecho como «la hoja de una navaja» (Dinkart, IX, XX, 3). Bajo el Puente Cinvat se abre la sima del Infierno (Vidévdat, III, 7). También por este puente pasan los místicos en su viaje extático al Cielo:
La Visión de San Pablo nos muestra un puente «estrecho como un cabello» que une nuestro mundo con el Paraíso. La misma imagen se encuentra en los escritores y místicos árabes: el puente es «más estrecho que un cabello» y une la Tierra a las esferas astrales y al Paraíso. Igualmente, en las tradiciones cristianas, los pecadores, incapaces de atravesarlo, son precipitados al Infierno. Las leyendas medievales hablan de un «puente escondido bajo el agua» y de un puente-sable, por el cual el héroe (Lancelot) ha de pasar con las manos y los pies desnudos: este puente es «más cortante que una hoz» y el paso se hace «con sufrimiento y agonía». En la tradición finlandesa atraviesa el Infierno un puente cubierto de agujas, de clavos, de hojas de navaja: tanto los muertos como los chamanes en éxtasis lo han de tomar en su viaje hacia el otro mundo.
La casa es un «nido» y, como dice el Pancavimsha Brahmána (XI, XV, 1), el «nido» implica rebaños, niños y un hogar; en una palabra: simboliza el mundo familiar, social y económico. Los que han escogido la búsqueda, el camino hacia el Centro, deben abandonar toda situación familiar y social, todo «nido», y consagrarse únicamente a la «marcha» hacia la verdad suprema, que, en las religiones muy evolucionadas, se confunde con el Dios escondido, el Deus absconditus
El casamiento es igualmente ocasión de tránsito de un grupo socio-religioso a otro. El joven esposo abandona el grupo de los solteros para formar parte en adelante del de los jefes de familia. Todo casamiento implica una tensión y un peligro, desencadena una crisis; y por ello se efectúa con un rito de tránsito. Los griegos llamaban al casamiento telos, consagración, y el ritual nupcial se parecia al de los misterios.
Para ciertos pueblos, tan sólo el entierro ritual confirma la muerte: el que no es enterrado según la costumbre, no está muerto.
En cuanto a los rituales iniciáticos propiamente dichos, conviene distinguir entre las iniciaciones de pubertad (clase de edad) y las ceremonias de entrada en una sociedad secreta: la diferencia más importante reside en el hecho de que todos los adolescentes están obligados a afrontar la iniciación de edad, mientras que las sociedades secretas quedan reservadas a un cierto número de adultos.
La iniciación comporta generalmente una triple revelación: la de lo sagrado, la de la muerte y la de la sexualidad [101]. El niño ignora todas estas experiencias; el iniciado las conoce, las asume y las integra en su nueva personalidad. Añadamos que si el neófito muere a su vida infantil, profana, no regenerada, para renacer a una nueva existencia, santificada, renace igualmente a un modo de ser que hace posible el conocimiento, la ciencia. El iniciado no es sólo un «recién nacido» o un «resucitado» : es un hombre que sabe, que conoce los misterios, que ha tenido revelaciones de orden metafísico. Durante su aprendizaje en la espesura, aprende los secretos sagrados: los mitos que conciernen a los dioses y al origen del mundo, los verdaderos nombres de los dioses, la función y el origen de los instrumentos rituales utilizados en las ceremonias de iniciación (los bull-roarers, los cuchillos de sílex para la circuncisión, etc.). La iniciación equivale a la madurez espiritual, y en toda la historia religiosa de la humanidad reencontramos siempre este tema: el iniciado, el que ha conocido los misterios, es el que sabe.
La ceremonia comienza por la separación del neófito de su familia y una retirada a la espesura. Hay ya en ello un símbolo de la Muerte: el bosque, la jungla, las tinieblas simbolizan el más allá, los «Infiernos». En ciertos lugares se cree que un tigre viene y se lleva a lomos a los candidatos a la jungla: la fiera encarna al Antepasado mítico, al Maestro de la iniciación, que conduce a los adolescentes a los Infiernos. En otras partes se cree que al neófito se lo traga un monstruo: en el vientre del monstruo reina la Noche cósmica, es el mundo embrionario de la existencia, tanto en el plano cósmico como en el de la vida humana. En más de una región existe en la espesura una cabaña Iniciadora. Allí los jóvenes candidatos soportan parte de sus pruebas y se les instruye en las tradiciones secretas de la tribu. Por tanto, la cabaña iniciática simboliza el vientre materno [102]. La muerte del neófito significa una regresión al estado embrionario, mas esto no debe entenderse únicamente en el sentido de la fisiología humana, sino también en una acepción cosmológica: el estado fetal equivale a una regresión provisional al modo virtual, precósmico de ser.
Las mutilaciones (arrancamiento de dientes, amputación de dedos, etc.) están impregnadas asimismo del simbolismo de la muerte. La mayoría de las mutilaciones están en relación con las divinidades lunares. Ahora bien: como la Luna desaparece periódicamente, muere, para renacer tres noches después, el simbolismo lunar pone de relieve que la muerte es la primera condición de toda regeneración mística.
Además de las operaciones específicas como la circuncisión y la subincisión, aparte de las mutilaciones iniciáticas, otros signos externos indican la muerte y la resurrección: tatuajes, escarificaciones,
Entre ciertos pueblos bantús, antes de ser circuncidado, el joven es objeto de una ceremonia conocida bajo el nombre de «nacer de nuevo» [103]. El padre sacrifica un carnero, y tres días después envuelve al niño en la membrana del estómago y la piel del animal. Pero antes de ser envuelto, el niño debe ponerse en el lecho y gritar como un recién nacido. Permanece dentro de la piel del carnero tres días. En el mismo pueblo, se entierra a los muertos en pieles de carneros y en la posición embrionaria. El simbolismo del renacimiento místico por el revestimiento ritual de una piel de animal está atestiguado por lo demás en culturas muy evolucionadas (la India, el Antiguo Egipto).
Es ésta el acceso a la sacralidad, tal como se revela al asumir la condición de mujer, que constituye el punto de mira tanto de los ritos iniciatorios de pubertad como de las sociedades secretas femeninas (Weiberbünde).
La iniciación comienza con la primera menstruación. Este síntoma fisiológico exige una ruptura, el arrancar a la joven de su mundo familiar: se la aisla inmediatamente, se la separa de la comunidad. La segregación tiene lugar en una cabaña especial, en la espesura o en un rincón oscuro de la habitación. La joven catamenial debe mantener una posición particular, bastante incómoda, y evitar ser vista por el Sol o tocada por nadie. Lleva un vestido especial, o un signo, un color que le está en cierto modo reservado, y debe alimentarse de alimentos crudos.
La segregación y la reclusión a la sombra, en una cabaña oscura, en la espesura, nos recuerdan el simbolismo de la muerte iniciática de los muchachos aislados en el bosque, encerrados en chozas. Sin embargo, existe una diferencia: para las muchachas la segregación tiene lugar inmediatamente después de la primera menstruación; es, pues, individual, mientras para los jóvenes es colectiva.
El escenario iniciático, es decir, la muerte a la condición profana seguida del re- nacimiento al mundo sagrado, al mundo de los dioses, desempeña igualmente un papel considerable en las religiones evolucionadas. Un ejemplo célebre es el del sacrificio indio, cuya meta es obtener, después de la muerte, el Cielo, la estancia con los dioses o la calidad de dios (devátma). En otros términos: se forja por medio del sacrificio una condición sobrehumana, un resultado que puede equipararse al de las iniciaciones arcaicas. Ahora bien: el sacrificante debe haber sido consagrado de antemano por los sacerdotes, y esta consagración (dikshá) comporta un simbolismo iniciático de estructura obstétrica; hablando con propiedad, la dikshá transforma ritualmente al sacrificante en embrión y le hace nacer por segunda vez.
. Cualquiera que sea el contexto histórico en que esté inmerso, el homo religiosus cree siempre que existe una realidad absoluta, lo sagrado, que trasciende este mundo, pero que se manifiesta en él y, por eso mismo, lo santifica y lo hace real. Cree que la vida tiene un origen sagrado y que la existencia humana actualiza todas sus potencialidades en la medida en que es religiosa, es decir, en la medida en que participa de la realidad. Los dioses han creado al hombre y al Mundo, los Héroes civilizadores han terminado la Creación, y la historia de todas estas obras divinas y semidivinas se conserva en los mitos. Al reactualizar la historia sagrada, al imitar el comportamiento divino, el hombre se instala y se mantiene junto a los dioses, es decir, en lo real y significativo.
El hombre moderno arreligioso asume una nueva situación existencial: se reconoce como único sujeto y agente de la historia, y rechaza toda llamada a la trascendencia. Dicho de otro modo: no acepta ningún modelo de humanidad fuera de la condición humana, tal como se la puede descubrir en las diversas situaciones históricas. El hombre se hace a sí mismo y no llega a hacerse completamente más que en la medida en que se desacraliza y desacraliza al mundo. Lo sacro es el obstáculo por excelencia que se opone a su libertad. No llegará a ser él mismo hasta el momento en que se desmitifique radicalmente. No será verdaderamente libre hasta no haber dado muerte al último dios.
Así como la «Naturaleza» es el producto de una secularización progresiva del Cosmos obra de Dios, el hombre profano es el resultado de una desacralización de la existencia humana. Pero esto implica que el hombre arreligioso se formó por oposición a su predecesor, esforzándose por «vaciarse» de toda religiosidad y de toda significación trans- humana. Se reconoce a si mismo en la medida en que se «libera» y se «purifica» de las «supersticiones» de sus antepasados. En otros términos: el hombre profano, lo quiera o no, conserva aún huellas del comportamiento del hombre religioso, pero expurgadas de sus significados religiosos.
La mayoría de los hombres «sin-religión» se siguen comportando religiosamente, sin saberlo. No sólo se trata de la masa de «supersticiones» o de «tabús» del hombre moderno, que en su totalidad tienen una estructura o un origen mágico-religioso. Hay más: el hombre
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moderno que se siente y pretende ser arreligioso dispone aún de toda una mitología camuflada y de numerosos ritualismos degradados. Como hemos mencionado, los regocijos que acompañan al Año Nuevo o a la instalación en una nueva casa presentan, en forma laica, la estructura de un ritual de renovación. Se descubre el mismo fenómeno en el caso de las fiestas y alborozos que acompañan al matrimonio o al nacimiento de un niño, a la obtención de un nuevo empleo, de una promoción social, etc.
Se podría escribir todo un libro sobre los mitos del hombre moderno, sobre las mitologías camufladas en los espectáculos de que gusta, en los libros que lee. El cine, esa «fábrica de sueños», vuelve a tomar y utilizar innumerables motivos míticos: la lucha entre el Héroe y el Monstruo, los combates y las pruebas iniciáticas, las figuras y las imágenes ejemplares (la «Joven», el «Héroe», el paisaje paradisiaco, el «Infierno», etc.). Incluso la lectura comporta una función mitológica:
No pensamos en las innumerables «pequeñas religiones» que pululan en todas las ciudades modernas, en las iglesias, en las sectas y en las escuelas pseudoocultistas, neoespiritualistas y sedicentes herméticas, pues todos estos fenómenos pertenecen aún a la esfera de la religiosidad, aunque se trate casi siempre de aspectos aberrantes de pseudomorfosis. Tampoco hacemos alusión a los diversos movimientos políticos y profetismos sociales, cuya estructura mitológica y fanatismo religioso son fácilmente discernibles. Bastará, para poner sólo un ejemplo, recordar la estructura mitológica del comunismo y su sentido escatológico. Marx recoge y continúa uno de los grandes mitos escatológicos del mundo asiano-mediterráneo, a saber: el del papel redentor del Justo (el «elegido», el «ungido», el «inocente», el «mensajero»; en nuestros días, el proletariado), cuyos sufrimientos son llamados a cambiar el estatuto ontológico del mundo. En efecto, la sociedad sin clases de Marx y la desaparición subsiguiente de las tensiones históricas encuentran su más exacto precedente en el mito de la Edad de Oro que, según múltiples tradiciones, caracteriza
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el comienzo y el fin de la historia. Marx ha enriquecido este mito venerable con toda una ideología mesiánica judeo-cristiana: por una parte, el papel profético y la función soteriológica que asigna al proletariado; por otra, la lucha final entre el Bien y el Mal, que puede parangonarse sin dificultad con el conflicto apocalíptico entre Cristo y el Anticristo, seguida de la victoria decisiva del primero. Es incluso significativo que Marx vuelva a echar mano, por su cuenta y riesgo, de la esperanza escatológica judeo-cristiana de un fin absoluto de la Historia; en esto se separa de los demás filósofos historicistas (por ejemplo, Croce y Ortega y Gasset), para quienes las tensiones de la Historia son consustanciales a la condición humana y nunca pueden ser abolidas por completo.
Pero no es sólo en las «pequeñas religiones» o en las místicas políticas donde se encuentran comportamientos religiosos camuflados o degenerados: se los reconoce incluso en los movimientos que se proclaman francamente laicos, incluso anti- religiosos. Así, en el desnudismo o en los movimientos en pro de la libertad sexual absoluta, ideologías donde se pueden entrever las huellas de la «nostalgia del Paraíso», el deseo de reintegrarse al estado edénico anterior a la caída, cuando no existía el pecado y no se daba una ruptura entre la bienaventuranza carnal y la conciencia.
Es interesante también comprobar cuántos escenarios iniciáticos persisten en múltiples acciones y gestos del hombre arreligioso de nuestros días. Dejamos de lado, bien entendido, las situaciones en que perdura, degradado, un cierto tipo de iniciación; por ejemplo, la guerra y, en primer lugar, los combates singulares (sobre todo de los aviadores), hazañas que entrañan «pruebas» equiparables a las de las iniciaciones militares tradicionales, a pesar de que, en nuestros días, los combatientes no se den ya cuenta de la profunda significación de sus «pruebas» y apenas se beneficien de su alcance iniciatorio. Pero incluso técnicas específicamente modernas, como el psicoanálisis, conservan aún la trama iniciática. Se invita al paciente a descender en sí mismo muy profundamente, a hacer revivir su pasado, a afrontar de nuevo sus traumatismos y, desde el punto de vista formal, esta peligrosa operación recuerda a los descensos iniciatorios a los «Infiernos», entre las larvas, y a los combates con los «monstruos». Al igual que el iniciado debía salir victorioso de sus pruebas, «morir» y «resucitar», para tener acceso a una existencia plenamente responsable y abierta a los valores espirituales, el psicoanalizado de nuestros días debe enfrentarse con su propio «inconsciente», asediado por larvas y monstruos, para encontrar la salud y la integridad psíquicas y el mundo de los valores culturales.
Pero la iniciación está tan estrechamente ligada al modo de ser de la existencia humana, que un número considerable de gestos y acciones del hombre moderno repiten aún escenarios iniciatorios. Más de una vez la «lucha con la vida», las «pruebas» y las «dificultades», que obstaculizan una vocación o una carrera, reiteran
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en cierto modo las pruebas iniciatorias: con los «golpes» que recibe, con el «sufrimiento», con las «torturas» morales, o incluso físicas, que padece, el joven «se prueba» a sí mismo, conoce sus posibilidades, se hace consciente de sus fuerzas y termina haciéndose a si mismo, espiritualmente adulto.y creador (se trata, bien entendido, de la espiritualidad tal como se concibe en el mundo moderno).
una gran parte de su existencia se nutre de los impulsos procedentes de lo más hondo de su ser, de esa zona que se ha dado en llamar el inconsciente. Un hombre exclusivamente racional es una mera abstracción; jamás se encuentra en la realidad. Todo ser humano está constituido a la vez por su actividad consciente y sus experiencias irracionales. Ahora bien: los contenidos y estructuras del inconsciente presentan similitudes sorprendentes con las imágenes y figuras mitológicas. No pretendemos decir con ello que las mitologías son el «producto» del inconsciente, pues el modo de ser del mito radica precisamente en revelarse en cuanto mito, en proclamar que algo se ha manifestado de una manera ejemplar. El mito lo «produce» el inconsciente, en el sentido en que podría decirse que Madame Bovary es el «producto» de un adulterio.
Con todo, los contenidos y estructuras del inconsciente son el resultado de situaciones existenciales inmemoriales, sobre todo de situaciones críticas y por esta razón se presenta el inconsciente con una aureola religiosa. Toda crisis existencial pone de nuevo sobre el tapete a la vez la realidad del Mundo y la presencia del hombre en el Mundo: la crisis existencial es, a fin de cuentas, «religiosa», puesto que, en los niveles arcaicos de cultura, el ser se confunde con lo sagrado. Como hemos visto, es la experiencia de lo sagrado la que fundamenta el Mundo, e incluso la religión más elemental es, antes que nada, una ontología. Dicho de otro modo: en la medida en que el inconsciente es el resultado de innumerables experiencias existenciales, no puede dejar de parecerse a los diversos universos religiosos. Pues la religión es la solución ejemplar de toda crisis existencial, no sólo porque es capaz de repetirse indefinidamente, sino también porque se la considera de origen trascendente y, por consiguiente, se la valora como revelación recibida de otro mundo, trans- humano.
Pero las «mitologías privadas» del hombre moderno, sus imaginaciones, sus ensueños, sus fantasías, etc., no logran elevarse al régimen ontológico de los mitos, por no ser vividos por el hombre total, y no transforman una situación particular en una situación ejemplar. Del mismo modo, las angustias del hombre moderno, sus experiencias oníricas o imaginarias, aunque son «religiosas» desde el punto de vista formal, no se integran, como en el homo religiosus en una Weltanschauung y no fundamentan un comportamiento. Un ejemplo nos permitirá captar mejor las diferencias entre estas dos categorías de experiencias. La actividad inconsciente del hombre moderno no cesa de presentarle innumerables símbolos, y cada uno.tiene un mensaje que transmitir, una misión que cumplir, con vistas a asegurar el equilibrio de la psique o a restablecerlo. Como hemos visto, el símbolo no sólo hace «abierto» el Mundo, sino que ayuda también al hombre religioso a acceder a lo universal. Gracias a los símbolos, el hombre sale de su situación particular y se «abre» hacia lo general y universal. Los símbolos despiertan la experiencia individual y la transmutan en acto espiritual, en aprehensión metafísica del Mundo. Ante un árbol cualquiera, símbolo del Árbol del Mundo e imagen de la Vida cósmica, un hombre de las sociedades premodernas es capaz de acceder a la más alta espiritualidad: al comprender el símbolo, llega a vivir lo universal.
El inconsciente le ofrece soluciones a las dificultades de su propia existencia, y en este sentido desempeña el papel de la religión, pues, antes de hacer a la existencia creadora de valores, la religión le asegura la integridad. En cierto sentido, podría casi decirse que, entre los modernos que se proclaman arreligiosos, la religión y la mitología se han «ocultado» en las tinieblas de su inconsciente —lo que significa también que las posibilidades de reintegrar una experiencia religiosa de la vida yacen, en tales seres, muy en las profundidades de ellos mismos—. En una perspectiva judeo-cristiana podría decirse igualmente que la no-religión equivale a una nueva «caída» del hombre: el hombre arreligioso habría perdido la capacidad de vivir conscientemente la religión y, por tanto, de comprenderla y asumirla; pero, en lo más profundo de su ser, conserva aún su recuerdo, al igual que después de la primera «caída», y aunque cegado espiritualmente, su antepasado, el hombre primordial, Adán, habría conservado la suficiente inteligencia para pemitirle reencontrar las huellas de Dios visibles en el Mundo. Después de la primera «caída», la religiosidad había caído al nivel de la conciencia desgarrada; después de la segunda, ha caído aún más bajo, a los subsuelos del subconsciente: ha sido «olvidada».
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carlosortegavilas · 7 years
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Entrevista de Eduardo García Rojas para Diario de Avisos
“No puedo evitar verlo todo un poco negro, escriba lo que escriba”
El santo al cielo es la primera novela de Carlos Ortega Vilas (Las Palmas de Gran Canaria, 1972), un libro que desde que circula en librerías ha logrado que se acerquen a él lectores aficionados al policíaco como los que se encuentran en las antípodas del género. Estilo, gracia y sobre todo un acerado retrato de la condición humanase son algunas de las claves que han hecho de El santo al cielo un título revelación. Carlos Ortega Vilas es además escritor de relatos cortos, territorio en el que se mueve con comodidad y que ha dado como resultados Manuel de depredadores y Tuve que hacerlo y otros relatos, precisamente son cuentos pero también una nueva novela los materiales con los que el escritor trabaja en la actualidad, obras de las que no quiere avanzar mucho aunque asegura que serán, inevitablemente, negras.
- Uno de los protagonistas de la novela, Aldo Monteiro, siente debilidad por los santos. ¿Siente Carlos Ortega Vilas debilidad por los santos?
“Esa debilidad por los santos, en el caso de la novela, es ante todo un rasgo que define la personalidad del personaje. El martirologio cristiano es una fuente inagotable de historias truculentas que me venían muy bien –o le venían muy bien a Aldo, mejor dicho– para ilustrar algún aspecto de la investigación. Al principio me pareció que era una contradicción interesante, porque Aldo se declara ateo. Sin embargo, a medida que iba profundizando en el personaje, comprendí que la contradicción no era tal. Aldo tiene un concepto muy estricto de la justicia –inflexible, casi–, una ética personal inquebrantable. Y ahí es donde conecta con estos primeros mártires, que murieron por defender un ideal. Aldo, al citarlos, no hace otra cosa que ponerse en la piel de esos personajes –con ironía, pero también con respeto– porque sabe que en otra coyuntura su propio sentido de la ética, de la justicia, podría acarrearle problemas muy serios. A lo largo de la historia, ¿cuántas personas con una ética inquebrantable no han sido también asesinadas por defender unos valores, como esos mártires primitivos? No los conocemos porque, curiosamente, las víctimas suelen perder el derecho a la individualidad. Son una masa informe sin nombre ni rostro, salvo en escasísimas ocasiones.”
- Pero sí se conoce a los verdugos.
“Los conocemos hasta la saciedad. Uno acaba preguntándose si no debería ser al contrario. Aldo, al menos, es de los que se hacen esa pregunta. Mi debilidad por los santos surge también de una contradicción que descubrí de pequeño: mis padres eran ateos –y yo también, claro–, pero siempre que surgía un problema llamábamos a mi abuela para que intercediera por nosotros ante algún santo –normalmente recurría a san Benito, por ser gallega, o a santa Rita–. Y, oye, siempre resultaba. Aprendí pronto que todos tenemos un agujero en el zapato. Es una de las lecciones que más me han servido a la hora de escribir.”
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- ¿Y cómo fue el proceso de creación de los personajes?
“El proceso de creación de personajes es siempre muy intuitivo. Quizás lo más difícil sea individualizarlos, otorgarles una voz propia –me molesta cuando leo novelas en las que todos se expresan de la misma manera y en el mismo tono, como si al autor le preocupase más escucharse a sí mismo que dotar de entidad a sus personajes–. Yo parto de la siguiente premisa: cada acción tiene consecuencias. Es ahí, donde se quiebra el equilibrio, que puedo intuir de qué pie cojea cada uno. Siempre trabajo a partir de las contradicciones de los personajes.”
- ¿Pero cuál le costó más trabajar?
“La protagonista femenina, Silvia, quizás fue el que más me preocupaba, porque no quería que cayese en el estereotipo de mujer fatal propio del género ni que fuera un personaje supeditado por completo a la historia de la investigación. Debía tener la misma importancia –o más– que los dos investigadores. Para lograrlo tuve que idear una serie de situaciones que me permitieran mostrar un arco evolutivo propio, lo más completo posible. De ahí, en gran medida, las subtramas que van entrelazándose a lo largo de la novela. El resto de personajes surgieron al tiempo que esas historias paralelas iban cobrando peso. Quizás el que más claro tenía desde el principio –aunque apenas aparece– sea Daniel, el adolescente desaparecido. Él es el verdadero origen de todos los acontecimientos. En cuanto a los secundarios, procuré tratarlos con idéntico mimo y respeto que al resto. Por breve que sea su aparición, todos tienen su momento de protagonismo, su peso en la trama.”
- ¿Y quiénes son Aldo Monteiro, inspector jefe de la Brigada de Homicidios y Desaparecidos de la Policía Nacional y el teniente Julio Mataró, su enlace con la Guardia Civil?
“Tanto Aldo como Julio surgieron en un relato anterior a la novela. En principio, ambos eran policías, pero decidí que Julio pasara a formar parte de la Guardia Civil para crear un conflicto añadido. Por entonces –en 2006, cuando comencé a escribir El santo al cielo– se había vuelto a reavivar un viejo debate: la unificación de los dos cuerpos. Me pareció una buena metáfora de situación. A lo largo de toda la novela se alude varias veces a esa posibilidad, que despierta recelos y malestar en ciertos círculos muy conservadores –y homófonos–, al tiempo que Julio va sintiendo una atracción cada vez mayor hacia Aldo. Hay un doble sentido en ese deseo de «unificación» de los cuerpos que trasciende los límites de lo estrictamente policial. De Aldo creo que ya he hablado bastante cuando tratamos su afición por el santoral. En cuanto a Julio, creo que es algo más ingenuo que el inspector —aunque a veces su actitud parece más una pose, una forma de protegerse— y mucho más flexible, más humano: comprende la debilidad de los demás. Ambos comparten un sentido de la ética y del deber —no de la justicia— bastante similar. Julio no es un héroe, pero es capaz de realizar algún que otro acto heroico, sin pretenderlo. Y eso es lo que, quizás, más valora Aldo en él. De alguna forma, se complementan. Creo que no puedo desvelar mucho más…”
- ¿Volveremos a verlos juntos en otra historia?
“Eso espero. De momento, tendrán que esperar un poco. De todos modos, hay una segunda novela esbozada donde los dos personajes vuelven a encontrarse. Lo bueno de las sagas es que una vez que has interiorizado a los protagonistas, sus voces permanecen.”
- ¿Cómo fraguó el diseño de la trama?
“En principio, El santo al cielo surgió de una propuesta de ejercicio en el marco de un taller de novela negra: resolver un misterio de habitación cerrada (un cadáver, una estancia cerrada desde dentro, un asesinato). Normalmente este tipo de historias se centra en averiguar el cómo. Las novelas enigma no me interesan en particular, de modo que me centré en los personajes. Mi principal preocupación a la hora de diseñar la trama fue reflejar sus motivaciones, en particular, las de Silvia —la asesina—. Planifiqué de antemano la estructura, capítulo por capítulo, hasta el epílogo, que para mí es la piedra angular de toda la novela. Es lo que suelo hacer cuando comienzo un proyecto, ya sea un relato breve o una novela: tengo una escena final en mente que muchas veces es también el origen de la trama, y voy reconstruyendo la historia con ese desenlace en la cabeza. No lo escribo hasta el final, me obsesiona de tal modo que actúa como un detonante con efecto retardado. Tengo que llegar a él, antes de que explote… Aunque tarde tres años, como en este caso. Reconozco que a veces resulta un tanto agónico trabajar así, pero es la expectativa lo que mueve toda narración. Siempre hay que mantener una puerta abierta a la incertidumbre.”
- ¿Y qué atractivos tiene para usted el género policíaco?
“En primer lugar, me gusta cuestionar los estereotipos. Quizás fue uno de los retos que más me motivó a la hora de utilizar el género para contar esta historia. Ver de qué manera podía darle un vuelco a todos esos personajes de novela negra que me parecían muy manidos, que me provocaban antipatía o con los que no lograba empatizar —en especial cuando se trataba de protagonistas femeninas o de personajes homosexuales, tan planos en ocasiones, tan poco humanos—. Lo demás, tuvo que ver con mi manera de entender la escritura. No concibo contar sin utilizar el suspense, por ejemplo. También me gusta el ritmo propio del género, donde prima la acción sobre la descripción, los diálogos, el lenguaje cinematográfico, una cierta sensibilidad para contar que a veces se aproxima a la del realismo sucio. Me gusta el trasfondo de crítica social que suele contener este tipo de novela, la capacidad de retratar una época y sus miserias. Por último, creo que lo negro es una forma de mirar, más que una fórmula para crear tramas. Y yo no puedo evitar verlo todo un poco negro, escriba lo que escriba.”
- Usted que imparte talleres literarios, ¿cree que son necesarios para aprender a escribir una historia?
“Creo que los talleres de escritura sirven para adquirir una rutina de trabajo, para experimentar con tus propias posibilidades y sorprenderte. Es útil para conocer técnicas y desechar «vicios», para afianzar un deseo, expandir límites, descubrir nuevas lecturas, nuevos autores. Quizás, lo más importante que puede aprenderse en un taller es a concebir la escritura como un oficio, y no precisamente fácil. Aquí no hay fórmulas matemáticas —ni mágicas— para conseguir un resultado idóneo. Luchamos constantemente con la inseguridad, con el miedo a exponernos ante la mirada crítica de los demás. La literatura nace de la intuición, y de la propia literatura. La intuición no se puede enseñar, y la literatura precisa de una inmersión demasiado íntima para ser impuesta. Pero sí se puede entrenar la capacidad de observación, la mirada —cómo objetivar el tema, cómo seleccionar y dosificar la información—, la lectura crítica… Lo demás es empeño personal y, lo más importante, una mente abierta. Los prejuicios y los lugares comunes deberían quedar desterrados del papel.”
Carlos Ortega Vila explica que cuando escribe relato “tengo muy claro lo que debo callarme” mientras que cuando escribe novela “intento centrarme más en lo que debo contar para que los personajes hundan las raíces en la historia y se agarren bien a ella; que no los tumbe una corriente de aire.” No obstante, reconoce que en esencia aborda de la misma manera tanto un género como el otro y huye de las digresiones interminables “aunque digan que en la novela están permitidas” porque intenta que todo resulte relevante en el texto, que tenga una función, da igual que sea novela o cuento. “No soy un lector sufriente, y por tanto no me gusta hacer sufrir a nadie. Creo que la literatura no está reñida con el entretenimiento, y que muchos de los mecanismos que funcionan en el relato no hay que perderlos de vista al escribir novela: síntesis, acción, esfericidad…, incluso la irrupción de un elemento extraño son algunas de las cosas que tengo muy en cuenta a la hora de escribir, da igual el género.
Saludos, santo, santo es el Señor, desde este lado del ordenador.
Por Eduardo García Rojas (29/07/2017)
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Homicidio frustrado
Intenté acabar con ésto, te lo juro.
Quizás dudé... O quizás no soy el indicado, no estoy hecho para eso. Pero estaba harto, había colmado mi paciencia. Había sobrepasado todo límite permitido y detonó lo más primitivo y tribal dentro de mi. Acabaría de una vez por todas con él, y con todo lo que conllevaba... O eso creí.
Intenté de diversas formas; La primera fue la racional. Intenté convencerlo de que ésto no daba para más, que era hora de terminar con todo o podrían haber graves consecuencias, pero como era de costumbre, se negó rotundamente a aceptar. Sabía que la razón no funcionaría, pero debía intentarlo antes de ser radical.
Acabó con mi paciencia.
Completamente fuera de mi, intenté ahogarlo. Hundirlo en litros y litros de alcohol, sé que no podría escapar de esta. Era mi oportunidad.
Después de litros y litros de pisco, y un par de shots de tequila me encontré ebrio, desamparado y solo. Tenía miedo, pero él seguía ahí, acompañándome y refregándome en mi cara que había fracasado. Estaba siendo más molesto aún, de lo que es comúnmente. No paraba de mostrarme aquella imagen que quería olvidar... Me atormentaba con ella, pero estaba en su derecho, no pude acabar con él... Me había ganado otra vez.
Maldito amor y maldito sea el día que pensé que podría acabar con él, siendo que soy un romántico y sin él no soy nadie. Si hubiera seguido, sólo sería un camino a la autodestrucción.
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segundoenfoque1 · 7 years
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¿Cuáles son los grupos nativos de Filipinas?
Filipinas.- En el territorio insular de Filipinas convive un gran número de grupos étnicos nativos, descendientes de los habitantes originarios del archipiélago. Estos grupos primitivos no fueron subyugados durante la colonización española conservado así sus costumbres y tradiciones. En este sentido y según el último censo realizado existen más de 100 comunidades originarias refugiadas en áreas montañosas que constituyen cerca del tres por ciento de la población.
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Estos pueblos exponen una diversidad de modos de organización social, expresión cultural y destrezas artísticas. Su creatividad se colocó de manifiesto a la hora de adornar objetos útiles en figuras de madera talladas, cestos, telas, cerámica y armas.
Así, los nativos ubicados en Los Igorotes comprenden diversas tribus: Bontoc, Ifugao, Ibaloi, Kankanaey, Isneg, Kalinga y Tinguian. Recalcaron la construcción de bancales para la labranza de arroz en las laderas.
Otros poblados de las montañas son los Isnegs del norte de la provincia de Kalinga-Apayao, la Gaddangs de la zona limítrofe entre Kalinga-Apayao, y demarcaciones de Isabela y los ilongot de la jurisdicción de Nueva Vizcaya y las montañas de Caraballo.
Nativos de Filipinas y La ONU
El Gobierno de la República de Filipinas debe prestar apresuradamente atención a los fundamentos de violaciones de derechos humanos a pueblos originarios, incluyendo homicidios, amenazas y ejecuciones legislativas de infantes, según manifestó una agrupación de especialistas pertenecientes a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“Nos encontramos siendo testigos de rígidas, múltiples violaciones a los derechos humanos, principalmente contra nativos y favorecedores de los derechos humanos. Los niños permanecen en peligro en una templanza de violencia”, revelaron los expertos del organismo a través de un comunicado oficial.
Según reseñó el portal EFE, los expertos enunciaron sentirse “conmocionados” por las múltiples denuncias y la intimidación presente en la colectividad filipina, así como por las imputaciones de violaciones de las libertades esenciales. “Las exposiciones de ejecuciones sumarias, conteniendo niños, se encuentran progresando y engordando cada día. Todos estos casos deben ser averiguados y sus garantes llevados ante la Justicia”, agregaron.
Los delegados de la Organización de las Naciones Unidas comunicaron que ciertas de las personas embestidas defendían los derechos de los nativos Lumad, que residen la isla de Mindanao, y que se hallan protegiendo y resguardando sus tierras ancestrales. “Apremiamos y requerimos al Gobierno para que certifique la protección efectiva de individuos y grupos que pueden encontrarse sujetos a ejecuciones extrajudiciales o a aquellos que han recogido amenazas de muerte“, pidieron.
Parlamento filipino
Por otro lado el Parlamento de Filipinas certificó prorrogar la legislación marcial en la región de Mindanao (sur) hasta el venidero 31 de diciembre, como había preciado y exigido el presidente filipino, Rodrigo Duterte.
De este modo, Duterte declaró la legislación marcial el pasado 23 de mayo, posterior a la toma de la metrópoli de Marawi por parte de una muchedumbre terrorista unida al autodenominado Estado Islámico (Daesh en árabe).
El aplazamiento del estatuto marcial se apadrinó con 261 votos a favor y 18 en contra, de los 321 que poseen ambas cámaras del Parlamento, y luego de varias horas de debate, según la cadena de televisión GMA. La  estrategia  consentirá instituir retenes militares y emplear toques de queda en Mindanao.
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El grupo Maute, relacionado al Daesh aún conserva el control de cuatro barrios de Marawi, donde la cantidad de sucumbidos causados por el conflicto supera los 550  y la cifra de desalojados ronda las 400 mil
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libromundoes · 4 years
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Los mejores thrillers recientes – revisión crítica | Libros
John Grisham Hodder & Stoughton, £ 20, pp304
Hay algo muy relajante Vientos del camino, a pesar del hecho de que se trata de más de un brutal asesinato y un inquietante plan de drogas. Seguimiento de Grisham Isla Camino, su tono es muy diferente al de sus thrillers legales: más lengua en la mejilla, con un toque ligero y humor que son bienvenidos en estos días. Bruce Cable, propietario de una librería en la idílica isla de Florida y anfitrión de muchas cenas para la comunidad de escritores locales, toma una copa o dos cuando sopla el huracán Leo, devastando el isla y dejando a su amigo, el asesino Nelson Kerr, muerto.
Bruce y sus amigos no creen que haya sido un accidente: "Crees que alguien vino aquí en medio de un huracán de categoría cuatro, agarró a Nelson en el estudio y lo golpeó hacia la cabeza, arrastró su cuerpo afuera, trató de limpiarse en la sangre, y luego huyó. ¿En serio? ", Pero la isla de Camino no está preparada para una investigación adecuada sobre el asesinato; el" tipo de homicidio "en la policía local también robó el banco y es bonita Bruce y sus colegas, por lo tanto, comienzan a investigar y descubrir que el hombre que mató a Nelson pudo haber querido evitar la publicación de su próximo libro. La trama se vuelve cada vez más extraña, pero especialmente en el buen sentido: Grisham sabe exactamente lo que está haciendo, y es una buena manera de pasar una tarde encerrado.
Hazel Barkworth Título, £ 16.99, pp320
Rachel es maestra de inglés de secundaria y madre de una adolescente, Mia, de 15 años, en la primera novela de Hazel Barkworth, que profundiza en los secretos de Rachel después de la mejor amiga de su hija, Lily. , desapareció en medio de un verano cada vez más caluroso. Incapaz de alcanzar a su propio hijo, Rachel se obsesiona cada vez más con ayudarla a encontrar a Lily. “Había pasado más de 15 años cuidando adolescentes. Podía leer su aspecto, detectar su jactancia y sus cambios ", pero los secretos que descubre al investigar sostienen un espejo de su propia vida, y las decisiones que toma volverán a perseguirla.
Barkworth es extremadamente bueno para resumir este momento de la vida en que Mia y Lily se encuentran al borde del crecimiento: la habitación abandonada de Lily es "desgarradora". Sus paredes eran del tono púrpura que debieron haber deleitado a Lily hace seis o siete años, y cada rincón estaba lleno de los susurros de su infancia. Mientras su bandada de adolescentes obsesionados con las redes sociales se prepara para salir, ella los confunde con la frase: "Podrían permitirse el lujo de verse como quisieran, pero todos optaron por parecerse". " Intenso y claustrofóbico, este es un primer libro impresionante.
Dugald Bruce-Lockhart Muswell Press, £ 12.99, pp306
En la primera novela del actor Dugald Bruce-Lockhart, el estudiante de filosofía Alistair está decidido a transformarse después de que su novia le rompió el corazón, planeando pasar el verano en las Islas Griegas. y volver a la universidad un hombre nuevo. Desafortunadamente para Alistair, es atacado casi de inmediato y pierde su pasaporte, y después de perder también un trabajo como trabajador, solo un artista rico y misterioso, Heinrich, lo quiere salvar de la miseria. 39; Alistair recluta turistas para posar (y tal vez hacer más) para él.
Desde el principio hemos sabido que Alistair terminó en prisión por asesinato, y El lagarto Sigue las fiestas y el desenfreno general que condujeron a esta acusación, y los planes locos para escapar y vengarse. Alistair no es más que crédulo, confía en las mujeres porque son hermosas y dicen cosas pomposas como: "Estaba buscando la sabiduría innata de mis ancestros primitivos, donde la única calificación se requería una habilidad para cazar y pelear; Una existencia despojada y honesta. "Pero eso es parte de la diversión, y esta búsqueda tumultuosa a través de la gloria de las islas griegas es entretenida, aunque algo absurda.
Susie Steiner Borough Press, £ 14.99, pp368
En el tercer libro de la excelente serie de Steiner sobre DI Manon Bradshaw, la mujer de 46 años trata de equilibrar la vida de la madre con un niño pequeño y se asocia con un hombre que podría estar gravemente enfermo con ella. ahora trabaja a tiempo parcial como detective. "Sus fantasías sexuales, como son, generalmente involucran a hombres que hacen bricolaje menor mientras mantienen su equilibrio emocional". Se abre cuando lleva a su hijo al parque y descubre el cuerpo de un migrante que cuelga de un árbol, una nota adjunta que dice "Los muertos no pueden hablar".
Después de lograr de alguna manera ocultarle la vista a su hijo, Manon se embarca en una investigación, profundizando en la terrible verdad sobre la vida de los trabajadores migrantes en Gran Bretaña, en particular el creciente odio hacia los recién llegados avivados por el & # 39; muy a la derecha entre los lugareños. Tan tenso, elegante e inteligente como las novelas anteriores de Steiner, Callar También es el retrato de una mujer muy real, para quien el trabajo no lo es todo, pero que tampoco está completamente llena de maternidad. "Quizás las satisfacciones de la vida radiquen más en un curry de garbanzos y el baño del bebé que en encontrar cofres en los congeladores", dijo.
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noticiasenmichoacan · 6 years
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Captura PGJE a implicado en homicidio de mujer de Cherán
Captura PGJE a implicado en homicidio de mujer de Cherán
La detención de Primitivo S. se realizó en Tijuana; se le relaciona en la muerte de la ex activista Guadalupe C., ocurrido en enero pasado.
La institución garantiza cero impunidad en todo acto que atente contra la vida de las michoacanas.
Zamora, Michoacán, –Trabajos de inteligencia realizados por personal de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), en coordinación con autoridades…
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bidureti-blog · 7 years
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Billy Firegun
Capitulo 2 No hay bien que por mal no venga. El primer golpe lo tomo por sorpresa, la primer bomba de dolor que estallo en su cerebro, un recto justo entre la nariz y el labio superior, la sangre y las lágrimas brotaron con igual rapidez, sus manos acudieron a su rostro instantáneamente tratando de protegerse, jamás en su vida había experimentado un dolor igual, la sensación cálida de su propia sangre cayendo por su rostro era casi surreal, las lágrimas rodaban por sus mejillas. Un segundo después, la lluvia de golpes comenzó, puñetazos y patadas por todos lados, la cara, el estómago, la espalda, las piernas, su cuerpo se había convertido en una diana gigante en la que cualquier lugar era bueno para golpear, todo su cuerpo recibía los incesantes golpes una y otra vez, sin tregua alguna, las palabras de Stomper resonaron en su cabeza. -no caigas o será peor- le había dicho como si su vida dependiera de ello, ahora que se encontraba en esa situación, pensó que quizás su vida si estuviera en juego. Trato de mantenerse de pie, pero fue casi imposible, le temblaban las rodillas, sus atacantes se empeñaban en derribarlo con cada nuevo golpe, pateaban sus pantorrillas esperando que perdiera el equilibrio. el dolor era demasiado, el instinto pudo más que su razonamiento, cayó al suelo y adopto la posición fetal, sus manos y brazos trataban de proteger su cabeza, y sus piernas su estómago, aunque su espalda quedaba a merced de las patadas de sus atacantes. El dolor iba en aumento a cada segundo , cada nuevo golpe era peor que el anterior, se preguntó cuánto tiempo habría pasado, pero no tenía la menor idea, uno perdía la noción del tiempo cuando estaba siendo aporreado por tres sujetos. En realidad solo habían pasado quince segundos, aún faltaban otros quince para que aquello terminara, aunque Billy no sabía esto, solo era consciente del dolor que significaba cada nuevo golpe y de las risas de cada uno de los tres chicos que le estaban propinando aquella golpiza. Aquel castigo no era producto de ninguna ofensa o agresión de Billy hacia ellos, ni siquiera una venganza por algún desacuerdo, no, era producto de algo más primitivo y esotérico, aquella golpiza era la primera de dos pruebas que el jodido Steve Rott había ideado para todos aquellos que estuvieran lo suficientemente locos y quisieran formar parte de su pandilla y Billy Porman era uno de ellos. Los golpes continuaron unos segundos más, en los que Billy vivió el peor sufrimiento de su vida, sintió como todo se oscurecía por momentos, quizás estaba perdiendo el conocimiento, o quizás estaba perdiendo la vida, por unos instantes aquella idea no le pareció tan mala, dejar todo aquello atrás y sustituirlo por la nada, quizás no era tan malo como la gente creía, no más sufrimiento, no más preocupaciones, simple y sencillamente oscuridad y vacío, silencio, poco a poco todo se fue apagando, hasta que dejo de sentir incluso los golpes, el sonido de las risas fue solo un recuerdo. -Alto- grito Steve, se encontraba recargado sobre el escritorio que generalmente era el sitio de los profesores en tiempo de clase, en aquel momento las clases habían terminado y aquel escritorio pasaba a ser utilizado como mejor quisieran los alumnos de la preparatoria, su postura era bastante relajada y sonreía ampliamente, en su mano sostenía un celular con el que estaba grabando aquella golpiza. Era un muchacho bastante apuesto, de ojos azules, piel blanca y pelo negro como la noche que usaba ligeramente despeinado y corto, llevaba una playera blanca con grandes letras rojas que decían JODETE, unos pantalones de mezclilla deslavados y unos tenis converse, daba la impresión de ser un joven más en aquel plantel escolar, pero quien se creyera aquella inocente imagen, cometía un enorme error, un error que podría significar el terminar con una navaja clavada en el estómago si no se tomaban las debidas precauciones con aquel chico. Los golpes cesaron de inmediato, ante su voz, sonrió complacido, los tres chicos que se habían encargado de golpear a Billy se alejaron unos pasos respirando agitadamente y contemplaron su obra, en sus rostros aparecieron las sonrisas, se trataba del resto de jóvenes que conformaban Rotten Souls, la pandilla de que Steve había formado un par de años atrás, para dar rienda suelta a sus instintos más violentos y perversos. Para ello se había encargado de encontrar tres chicos que compartieran su mismo gusto por la sangre y la destrucción, tres chicos cuyas almas estaban igual de podridas que la de él. El primero era Stomper, mano derecha de Steve, segundo miembro fundador, era un chico de la misma edad, tenía diecisiete años, disfrutaba tanto del sufrimiento ajeno como los demás, aunque su carácter era más reservado, prefería escuchar antes de hablar, analizaba la situación y después decidía como proceder, su complexión era delgada, y sus facciones bastante agradables a la vista, solía usar playeras negras, su pelo largo hasta los hombros se ondulaba en las puntas. El siguiente era Fist, el gigante del grupo, a sus diecisiete años, media un metro noventaicinco y su complexión era la de un luchador profesional, sus grandes puños destrozaban la cara d cualquiera que tuviera la mala fortuna de atravesarse en su camino, su rostro siempre mal encarado, solo sonreía cuando tenía el placer de golpear a alguien más o llevar la destrucción donde pudiera, gustaba de usar camisas de resaque que le permitieran mostrar sus enormes músculos. Por ultimo estaba Lock, el bufón del grupo, de tamaño más pequeño que los demás y un tanto regordete, tenía un sentido del humor muy peculiar, gastando bromas crueles a los demás, era extrovertido y ruidoso, solía gritar insultos a las chicas, o mostrarles su polla sin ningún tipo de recato, gustaba de usar drogas duras, un gusto que compartía con el resto del grupo. Los tres chicos y Steve formaban los Rotten Souls la pandilla más peligrosa y sádica de la escuela, golpeando, asaltando, humillando, y llevando acaba cualquier otra actividad vandálica que se les ocurriera a cualquiera que se pusiera en su camino, no había nada que pudieran hacer los demás para detenerlos, ni siquiera los maestros se atrevía a hacer algo en su contra. Uno de ellos lo había intentado, el querido profesor Enríquez, enseñaba Matemáticas en la preparatoria trece por la mañana, por las noches era un maricon consolidado que gustaba de usar trajes de látex, el pobre incauto había tenido el atrevimiento de reportar a Steve con la mesa directiva, el pobre incauto había aparecido con los dos brazos quebrados y la boca cocida con estambre, sobraba decir que el profesor Enríquez jamás había puesto un pie de vuelta en aquel plantel escolar. Todos y cada uno eran en extremo violentos, adoraban el sufrimiento ajeno, estaban listos a cualquier hora y a cualquier orden de Steve para caer a golpes sobre cualquiera que fuera la victima, además todos portaban una navaja en los bolsillos del pantalón por si los golpes fallaban. Aunque aquella tarde no habían fallado, el cuerpo tendido de Billy estaba rodeado por manchas de sangre, su rostro estaba hinchado, casi irreconocible. El chico había adoptado la posición fetal al caer para tratar de protegerse lo mejor que pudiera, no lo había hecho muy bien. -está muerto?- pregunto uno de ellos, el tono de su voz no era de preocupación, sino todo lo contrario, lo había preguntado como si esperara un si como respuesta, ese era Fist, que se sobaba los nudillos de las manos, los tenia rojos, llenos de la sangre de Billy, les sonrió a sus amigos, así era el, amaba la sangre, en especial la que no era de él, Stomper y Lock rieron nerviosos, si el chico estaba muerto, se meterían en serios problemas, homicidio en primer grado era un crimen que pesaría bastante sobre ellos, nadie deseaba tener que cargar con un muerto en sus espaldas, al menos no a esa edad. Steve atravesó el aula desde donde se encontraba con una sonrisa en la boca, camino como quien camina a la tienda a comprar un refresco, sin preocupación ni miedo, llevaba en la mano su celular con el que había grabado todo el ritual de iniciación, aquel video iría directamente a su biblioteca personal, se puso de cuclillas y toco el cuello de Billy con su dedo índice y medio de su mano, permaneció en silencio unos instantes. Los otros tres chicos lo miraban expectantes mientras esperaban la resolución de su líder, Fist se observó la mano indiferente y se la llevo a la boca, con su lengua lamio la sangre de Billy, la saboreo unos instantes, Steve se levantó y los miro con una sonrisa aún más grande que la anterior. -lo logro el marica- dijo alegremente, no era que le importara el hecho de que Billy muriera o no, eso no era importante para él, le daba completamente igual ese hecho, simplemente le divertía ver que alguien era capaz de soportar tal paliza, era algo digno de reconocer. Los otros tres chicos miraron sorprendidos el cuerpo inerte de Billy, no habían creído que aquel maricon pasaría la prueba, Lock, soltó un grito de júbilo, sintió que la tensión desaparecía de su cuerpo, le alegraba el no tener que responder ante las autoridades por un homicidio, Stomper sonrió, se sentía también aliviado de no tener que cargar con un cadáver hacia algún baldío para enterrarlo, Fist escupió al suelo decepcionado. -Bueno, creo que tendremos que celebrarlo con unas cervezas y algo de piedra- dijo Lock mirando a sus amigos, que sonrieron dándole la razón y es que en verdad la tenía, aquello era algo digno de celebrar, no todos los días aparecía un idiota queriendo formar parte de su pandilla, el ultimo que lo había hecho, estaba enterrado cerca de la Acería Zarate, en el lado norte de la ciudad, aquel chico no había corrido con tan buena suerte, pero delante de ellos tenían el cuerpo inconsciente de uno que si había sido capaz de lograrlo, Stomper y Lock se acercaron a el e intentaron levantar su cuerpo. -déjenlo- dijo secamente Steve, que había guardado su celular y miraba calculadoramente a Billy, saco un cigarrillo y lo encendió, los tres chicos lo miraron sin comprender. -que haremos con el?- pregunto Lock -que se las arregle solo- dijo indiferente Steve mientras arrojaba el humo del cigarro y daba un paso saltando el cuerpo de Billy, comenzó a caminar hacia la salida del aula, los demás lo miraron sin decir palabra. -ya escucharon, dejen al maricon tirado- dijo Fist sonriendo, mientras seguía a Steve hacia la salida, Stomper y Lock los siguieron sin decir palabra -vamos, el encontrara el camino a casa- fue lo último que dijo Steve antes de salir por la puerta, los otros tres chicos miraron una última vez a Billy y avanzaron hacia la salida, las ordenes de Steve eran inapelables y no se admitía discusión alguna, ese había sido el juramento, uno que habían sellado con sangre. -Creo que hoy fumare diez piedras- dijo Lock rompiendo el silencio -tranquilo que el próximo que el próximo en ir a la Acería serás tu cabron- le dijo Fist -jamás, esa piedra me da vida amigo- -déjalo Fist, se ha ganado sus diez piedras- dijo Steve, Lock se mofo de su amigo y le enseño el dedo medio, mientras sonreía silenciosamente-solo espero que traiga el dinero para pagarlas- continuo Steve, la cara de Lock se transformó en una de desilusión, ahora fue Fist quien se burló de él, la discusión continuo durante un rato más, poco a poco el recuerdo de Billy quedo fuera de sus mentes. -Estas… bien?- pregunto una voz a lo lejos, Billy se intentó mover pero no lo consiguió su cuerpo no respondió. -…encuentras… bien?- volvió a escuchar la voz, aunque esta vez se escuchó un poco más clara y fuerte, intento moverse pero no lo consiguió nuevamente, su cuerpo le dolía por completo, intento abrir los ojos, lo consiguió a medias, su ojo izquierdo estaba completamente cerrado por la hinchazón, la luz del día lo encandilo de su ojo derecho, pudo observar una silueta borrosa que se inclinó sobre él. -estas bien?- pregunto la voz, esta vez la escucho perfectamente, era una voz femenina, poco a poco su cerebro iba recobrando la lucidez, se encontraba tirado, recordó a Steve y los otros chicos, recordó la prueba, y recordó como había perdido el conocimiento, se alegró de seguir con vida aunque ahora todo el cuerpo le dolía. Abrió y cerró su ojo repetidas veces hasta que fue capaz de enfocar a la persona que se encontraba a un lado de él, se sorprendió, a tan solo unos palmos de su cara, se encontraba la mujer más bella, más hermosa que hubiera visto en los días de su corta e insignificante vida. Tenía la tez clara y la nariz afilada, el cabello dorado le caía hacia la espalda, sus labios carnosos eran como los de las princesas de los cuentos, de color carmín, todas sus facciones bailaban en armonía para darle vida a aquel rostro perfecto, pero lo que sin lugar a dudas lo había hechizado eran aquel par de ojos azul pálido que lo miraban con una mezcla de preocupación y curiosidad única, Billy estaba seguro de poder pasar el resto de la eternidad contemplándolos en silencio. -Te encuentras bien?- pregunto la chica, su voz fue tan dulce que por un instante se le olvido todo el dolor que sentía, Billy se quedó atontado observándola, quiso decir que no se encontraba bien pero no pudo pronunciar palabra. -llamo a una ambulancia?- pregunto nuevamente ella, aquellas palabras devolvieron a Billy a la realidad. -no- balbuceo torpemente, el encanto había terminado, todo su cuerpo estallo en un solo y poderoso grito de dolor, se intentó levantar, su cuerpo le respondió lentamente, la chica lo ayudo a incorporarse, reunió todas sus fuerzas para lograrlo aunque fue bastante doloroso. -quien te ha hecho esto?- pregunto la chica. -estoy bien, no te preocupes, es solo un estúpido juego- respondió Billy, evadiendo por completo la pregunta. Trato de sonreír su cara lo respaldo con una inyección de dolor en la boca y mejillas, la sonrisa duro unos breves instantes, intento ponerse de pie, ella lo ayudo, aunque tardaron un par de minutos en conseguirlo, el dolor de su cuerpo hacia casi imposible flexionar su torso. Cuando estuvo de pie, comenzó a caminar lenta y patéticamente hacia el escritorio del profesor, ahí podría sentarse, y descansar unos instantes, fumar un cigarrillo, si sus labios se lo permitían. -un juego?- pregunto ella llena de escepticismo, aunque más bien podría haber sido ironía, la chica tenia lo suyo eso era claro. -los chicos tenemos juegos bastante, bastante estúpidos- contesto Billy riéndose su boca le dolía y sus costillas reclamaron, un segundo después se sentó, aunque más bien se había dejado caer sobre la silla del profesor. -podrías haber muerto- respondió ella en tono serio,  sentándose en una banca justo enfrente de él, Billy la contemplo, cada vez le gustaba, mas, parecía una madre que regañaba a su hijo adolecente, se encogió de hombros restándole importancia al asunto. -estaré bien, en cuanto fume un cigarrillo.-llevo su mano a su bolsillo y saco una cajetilla en bastante mal estado, por fortuna los cigarrillos seguían bien, saco uno y lo llevo lentamente hasta su boca, después rebusco en su bolsillo el encendedor y lo prendió, el humo paso por su garganta, hasta sus pulmones, cerro los ojos exhalando el humo, no había estado tan mal, tan solo un poco de dolor, lo podría soportar. Ella lo contemplo preocupada, Billy la observo, era un ángel bajado del cielo, de pronto se  preguntó qué aspecto tendría su rostro en aquel momento, aunque era fácil de adivinar, tenía las ropas ensangrentadas y sentía la cara punzando, los labios los sentía hinchados, la nariz le dolía y la visión de su ojo izquierdo era nula. -me veo tan mal como me siento?- pregunto, sus ojo se encontró con los de ella por unos instantes, el desvió la mirada, se sentía avergonzado por el aspecto que pudiera tener, le hubiera gustado haberla conocido en otras circunstancias. -bueno… quizás detrás de toda esa sangre y esa cara hinchada haya un muchacho guapo.- respondió seriamente, Billy rio, aunque su tórax protesto de dolor, aquella chica era una en un millón. -y como se llama el juego?- pregunto la chica, Billy la miro unos instantes -se llama malas decisiones- -lo juegas muy a menudo?- -demasiado- respondió Billy mirándola nuevamente a la cara y dejándose sumergir en aquellos hermosos ojos, ella sonrió, su rostro se hizo más hermoso si aún era posible. -y cómo te llamas?- -Billy y tú?- -Claudia-era el nombre ideal para ella pensó, los dos guardaron silencio unos momentos, Billy fumo su cigarrillo. -cómo es que nunca te había visto por aquí- pregunto Billy -acabo de llegar hace unos meses a la ciudad, me acabo de matricular en esta preparatoria- -al parecer mi mala fortuna comienza a cambiar- dijo Billy tratando de lanzar un piropo, no estuvo muy seguro de que tan bueno era, ella sonrió nuevamente. -No hay mal que por bien no venga- respondió ella sonriendo, se miraron unos instantes-tengo que irme- dijo Claudia levantándose de su asiento. Billy trato de pensar en algo para retenerla, quizás pudiera comenzar a llorar de dolor o mejor aún, podía fingir su muerte. -estarás bien?- -siempre lo estoy- respondió Billy, echando por la borda cualquier plan insensato de mantenerla allí. -bueno, cuídate Billy, deja esos juegos.- -lo intentare- Billy la observo alejarse, era un verdadero placer observarla caminar, espero a que hubiera salido del aula e intento pararse, pero fue imposible, el dolor era demasiado, tardo unos instantes en lograrlo, camino lentamente hacia la salida, miro en todas direcciones no había rastro de ella, había desaparecido. Se inclinó por el barandal, tratando de ver si se encontraba en la planta de abajo, pero no la vio, se preguntó dónde demonios podría haberse metido. -yo que tu tendría cuidado- dijo una voz a su espalda. Billy se sobresaltó y giro para ver de quien era la voz. Delante de él se encontraba una pequeña anciana, tenía el uniforme de intendencia de la escuela, su pelo blanco lo llevaba peinado en dos trenzas que caían por cada hombro, un arete en forma de media luna colgaba de su oído izquierdo y del otro uno en forma de sol. -porque?- pregunto Billy, ella se encogió de hombros -podrías caer, sería bastante trabajo levantar tu cadáver del cemento.- contesto ella tranquilamente-aunque quizás no sea necesario que caigas, esa paliza te ha dejado casi muerto- Billy se había olvidado casi por completo del aspecto que debería tener en aquellos momentos, se llevó sus manos a su rostro, con dolor, pudo palpar los destrozos que habían causado los Rotten Souls en el. -es solo un…- -juego- lo interrumpió la anciana,-lo sé, quieres ser aceptado y crees que ese es el mejor camino, ten cuidado chico, no todo lo que brilla es oro- Billy se preguntó como demonios sabia eso aquella anciana, tenía cierto aire misterioso, parecía una antigua vieja chaman, se percató que los ojos de la anciana eran de una tonalidad un tanto extraña, eran dorados, aunque eso era imposible, no existían tales colores de ojos, un segundo después comprobó que eran simplemente de color  miel. -estabas buscando a alguien- pregunto la anciana sonriendo -la chica más hermosa de todo el mundo- respondió Billy cursimente, mientras miraba hacia el horizonte, la anciana rio, dejando ver una dentadura a la que faltaban un par de dientes. -te has enamorado chico, solo un chico enamorado podría decir tales cosas,- Billy no respondió, se sintió avergonzado ante la burla, miro a la anciana con resentimiento aunque era cierto lo que había dicho aquella mujer, se había enamorado a primera vista. -es lo mejor que me ha pasado- volvió a decir como retando a la vieja. -no hay bien que por mal no venga- dijo ella, eran las mismas palabras que había dicho Claudia aunque en otro orden, aquella anciana seguramente estaba perdiendo la razón. -quizás algún día sea mi novia- dijo sin pensar, - seria bueno conocer el futuro- -te esperan tiempo malos- dijo la viejita lúgubremente, como si respondiera al deseo de Billy -que dice- exclamo sorprendido Billy ante aquellas palabras, aquella anciana de pronto le dabab mala espina. -pronto lloverá- dijo ella señalando el cielo a espaldas de Billy, una enorme nube gris se aproximaba lentamente.- pareciera como si un enorme dragón negro volara amenazadoramente sobre la ciudad- continuo la anciana. Billy miro la nube, y por extraño que pareciera la maldita nube parecía formar un dragón con las fauces abiertas dispuesto a devorar a quien quiera que se atravesará en su camino, era una de las visiones mas raras que había tenido en su vida. -será mejor que me vaya- dijo el comenzando a caminar lentamente, comenzaba a sentirse incomodo en presencia de aquella anciana, había algo en ella, que simplemente no era normal. -chico- dijo la voz de la anciana, Billy giro, su mochila cayo entre sus brazos. -se te olvida eso- dijo simplemente, Billy la contemplo unos segundos, sí que era rara aquella señora, que lo miraba sonriendo, dio media vuelta y continuo avanzando con la mirada agachada, su cuerpo le dolía mucho. -ten cuidado Billy, el Dragón Negro está aquí, su sed de sangre es imparable, tu sangre, busca la serpiente, ella te guiara.- escucho la voz de la anciana hablar, giro sorprendido por aquellas palabras, la anciana sonreía enigmáticamente. -¿qué es lo que ha dicho? -pronto lo averiguaras, descubrirás la verdad sobre tu origen, las cosas no son como aparentan, la serpiente te mostrara el camino- Billy no sabía de qué demonios hablaba aquella vieja loca, probablemente se encontraba alcoholizada o bajo los efectos de algún alucinógeno, los dragones no existían y el jamás había visto alguna serpiente que no estuviera en cautiverio. Un graznido llamo su atención, unos metros más adelante se encontraba un enorme cuervo parado sobre el barandal de metal, Billy se quedó inmóvil unos instantes observando aquella enorme criatura que parecía observarlo directamente a el, con sus enormes ojos negros, un nuevo graznido lo hizo reaccionar, giro para ver si la anciana seguía ahí, pero ya había desaparecido, el cuervo lanzo un tercer graznido, Billy decidió que era hora de marcharse de ahí, continuo avanzando por el pasillo hacia las escaleras, sin notar como los ojos del cuervo lo seguían a cada paso que daba
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guardialobo · 7 years
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Perseverancia
El oso incrustó sus garras en la corteza una vez más. Pesadamente, balanceó su cuerpo como estaba acostumbrado a hacer y se impulsó hacia arriba. El tronco trepidó y varias hojas cayeron, reuniéndose en sus mandíbulas con algunas ramas resecas. Él las escupió y reanudó la escalada, dejando hondos surcos en la madera allá donde hincaba las uñas.
Abajo, alguien observaba la escena en silencio, cual si estuviera evaluando lo que sucedía.
En cierto momento, el trepador posó su zarpa en un vástago quebradizo y resbaló. Se precipitó al vacío pateando y gruñendo confusamente.
Mas unas enredaderas le acomodaron un lecho antes de que pudiera estamparse contra el suelo. Rebotó en ellas y aterrizó sobre la tierra blanda.
El oso pardo, de espesa crin y mirada inteligente, se transformó. Un huargen gigantesco, malcarado y de pelaje castaño emergió de la bruma mágica de la metamorfosis. Postrado en hinojos, aullaba una ristra de maldiciones.
—¡Joder! ¡Putos árboles estivales! ¡Están más secos que el cráneo de un Renegado al sol! ¡Agh!
—Creo que eres el druida más grosero que jamás he adiestrado, Faucesaña —le dijo su maestro.
—¡Cállate, viejo, y ayúdame a levantarme!
Y así lo hizo. Le tendió la mano a su aprendiz para que se incorporase.
—¿Por qué no adoptas la forma del felino o la del cuervo? Sabes convertirte en ellos, me aseguré de que así fuera, y has hecho notables progresos en lo tocante al vuelo. Incluso tu apariencia de huargen te concedería una ventaja mucho mayor en esta prueba.
—Ese no es mi estilo, Mathan. A estas alturas del baile ya deberías saberlo —contestó Faucesaña en tanto se sacudía las calzas de barro.
—Los pandaren tienen un dicho: “las carpas nunca nadan contracorriente”. Es de necios luchar contra las fuerzas de la naturaleza, Faucesaña: lo sabio es aprovecharlas en tu beneficio.
—¿Ah, sí? ¿Y qué hay de los salmones? ¿También aparecen en el refranero pandaren?
Mathan suspiró cansadamente.
—Los salmones nadan contracorriente para poner sus huevos. ¡Saltan los obstáculos con el convencimiento de que lo conseguirán! No son ni la roca inmóvil ni la carpa cómoda. Tienen energía, vida. Y también tienen un buen par de cojones, je, je.
—Algunos se salen del cauce del río o se estrellan contra las piedras y mueren.
—Bah. Esos son los débiles. No merecen reproducirse.
—Tú no eres un salmón, Faucesaña. Si bien podrías transformarte en uno. ¿Por qué persistes en tu empeño de subir a la copa del árbol en forma de oso?
Faucesaña resopló. Observó con inquina el árbol agostado por los calores del verano. Luego, volteando la testa hacia Mathan, le respondió con acento agrio:
—Te voy a contar un secreto, algo que los demás no saben —Su mentor agudizó el oído—. La vida nunca ha sido fácil para mí, Mathan. Quizá te parezca un tópico, pero mi padre pegaba a mi madre. Perdía su trabajo, se emborrachaba y luego la pagaba con ella: era una ceremonia. Un día, me dio por interponerme y fui yo quien comenzó a recibir las palizas. Se convirtió en una especie de rito, ¿sabes? Cuando volvía a casa, cogía el cinturón, la sartén o incluso una botella cuando se sentía creativo, y me atizaba. Me pasé dos meses en cama después de que me tirase de una patada por las escaleras. Mi madre no creyó que sobreviviría, pero aun así… lo hice.
—Ya veo. Estás acostumbrado a aguantar lo que te echen, ¿no es así?
—Sí, algo así.
Faucesaña adoptó la apariencia del oso otra vez y empezó a escalar, lentamente.
—Viejo, esta vez no me pongas la red.
—¿Cómo? —exclamó alarmado Mathan— Si te caes, ¡te matarás!
—Entonces solo tengo que evitar caerme.
“Valiente fanfarrón” discurrió el druida anciano. Con todo, escuchó su petición y devolvió a la tierra las raíces.
—Estás solo, Faucesaña.
—¡Bien! Justo como a mí me gusta…
El oso raspó la corteza con las uñas de nuevo y ascendió. Palmo a palmo, costosamente, iba ganando elevación.
—No te gusta trabajar en equipo, pero te pierde el aplauso de las masas —observó Mathan.
—¡El aplauso de las masas me la trae al pairo! Me basta con su respeto...
—¿Por qué?
—Un día —Descansó la zarpa en una rama gruesa—, mi padre llegó totalmente ebrio a casa. Como era tradición, me buscó para darme mi repaso. Por aquellas fechas no se conformaba con descargarse conmigo: también zurraba a mi hermano pequeño. Y fue aumentando en cuanto al grado de violencia: de una de sus palizas, lo dejó cojo...
Mathan, abajo, torció la mueca. Faucesaña continuaba escalando; iba por la mitad del árbol.
—Pero yo había crecido y llevaba tiempo esperando mi oportunidad. Así que cuando estaba a punto de alcanzar el segundo piso, lo sorprendí por detrás. Lo cogí del cuello, tiré e hice que rodase escaleras abajo. ¡Tuvo tanta mala suerte el hijo de perra que se partió la crisma, ja!
El anciano no se inmutó. No sentía compasión ninguna por el maltratador.
—Aunque la zorra de mi abuela no estaba dispuesta a dejar las cosas así. Se olió lo que había pasado y como de tal palo, tal astilla, quiso vengarse y me denunció por homicidio.
—Que te traicione tu familia debe de ser duro.
—La vieja murió dos años más tarde de neumonía, así que me considero resarcido. Pero por su puta culpa me metieron en un correccional. ¿Sabes lo que es eso?
El oso estaba batiendo su marca: había superado los treinta metros. Empero hundía las zarpas con demasiado ímpetu en la madera y a esa altura, el tronco se estrechaba y se tornaba frágil.
—Ten cuidado. Y sí, sé qué es.
—Te pensarás que mi hermano o mi madre trataron de sacarme de allí. ¡Y una mierda! No tuvieron pelotas para oponerse a mi abuela en el juicio. Cuando salí de ese zulo, entonces, ¡entonces trataron de disculparse conmigo! Pero ya era bastante tarde... Conque no, gracias. ¡Prefiero arreglármelas solo!
Como estaba destinado a ocurrir, la madera crujió. Faucesaña se asustó, perdió agarre y durante dos o tres segundos, flotó en el aire.
—¡Faucesaña!
El oso raspó la madera para frenar su caída y comenzó a deslizarse bruscamente hacia abajo, destrozando la corteza y astillándose y ensangrentándose las garras en el proceso.
—¡Eres un salvaje! ¡Te habría cogido!
—¡Lo sé! ¡Y eso me ha hecho querer aferrarme con más fuerza! Agh. Cómo duele, coño…
—¡Pues claro que duele, grandísimo idiota! ¿Por qué siempre tienes que ser tan bruto?
—En el correccional, los niños me temían porque era muy grande. Siempre que se rompía algo o que alguien aparecía con un ojo morado, me echaban a mí las culpas. Supongo que, de tanto llamarme “animal”, me he convertido en uno… en el doble sentido de la palabra —El huargen se carcajeó—. ¡Ja, ja! ¡Esa ha sido buena, viejo! ¡Apúntatela!
—Tienes talento para más —aseguró Mathan, haciendo caso omiso de sus burdas chanzas—. Eres astuto y mucho más listo de lo que pareces. Pero te pierden tu ira y tu testarudez…
—Tuve que buscarme la vida después de salir del reformatorio —repuso Faucesaña, trepando con muchísimo más cuidado, a fin de que no quebrase la copa del árbol—. En Gilneas a nadie le entusiasma contratar a un “futuro delincuente”, conque me costó lo suyo. Al final obtuve un trabajo modesto repartiendo periódicos. Fue allí donde conocí al poeta, a Faelán. ¿Sabes que antes de ser un ermitaño publicaba sus cuentos en la gaceta de Gilneas?
—No lo sabía. No suele hablar de esas cosas. Pero ahora entiendo por qué estás aquí. Lo que no comprendo es cómo, si todo te comenzaba a ir bien, seguiste siendo tan…
—¿“Animal”? —Bufó Faucesaña, riéndose—. Me enviaron a la Puerta del Norte cuando solo era un cachorro. Ninguno de los señores trajeados y gordos de la redacción tenía huevos de plantarse allí y necesitaban un corresponsal que les transmitiese las noticias del frente, así que me cargaron a mí el muerto. “Eres grande y fuerte”, dijeron, “te desenvolverás bien”.
Le faltaban solo dos metros para arribar a la cúspide, de la que colgaba un objeto primitivo y redondo. No obstante, el árbol se mecía demasiado, amenazando con fracturarse en cualquier instante, lo que lo obligó a detenerse… y a meditar.
—Sí, soy algo más que un “animal”. Como también fui algo más que un simple corresponsal. ¿O acaso te crees que respetaron la neutralidad propia de los de mi oficio? Yo era otro enemigo que abatir. Acababa de cumplir los dieciséis años, pero mi edad tampoco les importaba una mierda porque a muchos les sacaba una o dos cabezas de altura. Así que tuve que empuñar un arma y defenderme, ¡a pesar de que yo no había escogido ningún bando!
—Ya veo. El bando te escogió a ti.
—Así es. Desde entonces, YO elijo a quién le doy mi apoyo. Nadie decide por mí. ¡Y estoy más que encantado de tomar la ruta difícil, porque es la única que me ha enseñado la vida!
El oso tomó impulso y saltó.
—¡Loco!
De un mordisco, agarró el aro de madera con cuentas y plumas y se arrojó a la nada.
—¡Transfórmate, estúpido!
Mathan empezó a conjurar su magia para tejer una red, pero ya era demasiado tarde. Era…
Faucesaña mudó a un cuervo de color negro y batió las alas.
Descendió al suelo planeando, trazando círculos, con el atrapasueños capturado en su pico. Cuando llegó a tierra, cambió a su apariencia natural de huargen y le entregó el artículo a su maestro con gesto socarrón.
—No soy ningún idiota, viejo. Sé adaptarme a las circunstancias si no me queda otra opción. ¡Pero no me puedes culpar por intentar hacer las cosas a mi manera!
Su instructor se enjugó el sudor de la frente antes de aceptar el atrapasueños que media hora antes había colocado en lo alto del árbol para propiciar la prueba.
—Bueno, ¿y ahora cuál es el siguiente desafío, Mathan?
—Nos dirigimos al río, junto a las montañas. Viene crecido por las lluvias de hace unos días. Vas a aguantar su raudal sin moverte —Su tutelado se frotó las manos, sonriendo torvamente—. Para ello tendrás que usar tu forma de oso, la cual se ve que dominas a las mil maravillas…
—Te equivocas.
—¿Cómo? ¿No planeas venir?
—Nada de eso. Pero soportaré la corriente en forma de FELINO, no de oso.
—Lo haces todo al revés, ¿verdad?
Mathan inhaló profundamente, como para dar un gran suspiro; mas a medio camino lo abortó. Compuso una sonrisa de complicidad.
—Está bien, Faucesaña. Hazlo a tu manera, pero hazlo.
—Y lo haré. Ya lo verás.
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SAN ANDRÉS TUXTLA, Ver.; febrero 17 de 2017.- En diversas actuaciones ministeriales realizadas con motivo de acusaciones integradas en contra de presuntos homicidas, la Fiscalía General del Estado, (FGE), a través de sus representaciones distritales aportó pruebas contundentes ante autoridades judiciales, que permitieron obtener cinco declaraciones de legalidad de detenciones y una vinculación a proceso, en distintos distritos judiciales. En San Andrés Tuxtla, luego de ser comprobada de manera fehaciente la legalidad en las acciones de aseguramiento de un probable homicida, cuya detención tuvo lugar el mismo día que privó de la vida a su víctima, el juez radicado en este distrito judicial decretó en audiencia de control, su legal detención, imputación y vinculación a proceso. Los hechos que se le imputan a Tanio “N”, tuvieron lugar el pasado 13 de febrero del año en curso, en la comunidad Tres Zapotes, municipio de Santiago Tuxtla, cuando discutió con el hoy occiso y lo lesionó con un arma blanca, tipo cuchillo, causando su muerte, motivo por el cual fue intervenido por policías preventivos, quienes lo pusieron a disposición del fiscal investigador, que a su vez lo consignó ante el Juez, como probable responsable del delito de homicidio doloso calificado, en agravio de D.R.E., dentro de los efectos del Proceso Penal 06/2017, decretándole prisión preventiva por el término de un año y cinco meses para la integración de investigación complementaria. El pasado 15 del mes en curso, en la congregación Plan de Arroyos, municipio de Atzálan, fue ejecutada la orden de aprehensión en contra de Primitivo “N”, quien era requerido por la autoridad como probable responsable del delito de homicidio doloso calificado, cometido en agravio de F.M.R., según hechos que constan en el Proceso Penal 10/2016. Al encontrar los elementos suficientes de prueba aportados por el Fiscal Investigador, el Juez de Control radicado en el distrito judicial con sede en Jalacingo, decretó en audiencia oral su legal detención, decretándole prisión preventiva como medida cautelar. Por los delitos de homicidio en grado de tentativa y daños, cometidos en agravio de cinco elementos de la Secretaría de Seguridad Pública, fueron detenidos y sujetos a audiencia de control de detención, los hoy imputados Blanca Estela “N”, Cristian Francisco “N” y José Ángel “N”, a quienes se les finca responsabilidad penal en hechos acontecidos en el mes de noviembre de 2016, en el municipio Cerro Azul. El Juez de Control determinó la medida cautelar de prisión preventiva oficiosa por el término de un año, por lo que el imputado enfrentará el proceso jurídico que se le instruye en contra, internado en el reclusorio regional.
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noticiasenmichoacan · 6 years
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Captura PGJE a implicado en homicidio de mujer de Cherán
Captura PGJE a implicado en homicidio de mujer de Cherán
La detención de Primitivo S. se realizó en Tijuana; se le relaciona en la muerte de la ex activista Guadalupe C., ocurrido en enero pasado.  La institución garantiza cero impunidad en todo acto que atente contra la vida de las michoacanas.
Zamora, Michoacán,.–Trabajos de inteligencia realizados por personal de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), en coordinación con autoridades…
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