Tumgik
#canto a la locura
sinfonia-relativa · 1 year
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Extraño esa alegría
de tus labios,
la locura de ambos cuerpos,
los gritos y los cantos
de tu voz,
tus pasos de baile
bajo la lluvia, Tú...
"Tengo que contar esto,
no me puedo quedar callada"
Esas noches de melodiosas,
las pijamadas silenciosas,
tu romanticismo, tu cordura
demasiado ardiente ,
esos momentos en los cuales nos perdiamos en pasión,amor y delirio. inolvidables momentos...
Simplemente te extraño...
Mein-liebe
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esuemmanuel · 9 months
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Líneas de ensueño que se dilatan y contraen al roce de la respiración (de mi respiración que, en algún momento, pensé era tuya)... Trazos subversivos, radicales, superlativos, sustanciales y reacios a las ataduras de la realidad; burbujas de locura, de soltura e ingravidez; latidos perfumados de añoranza y desasosiego; brotes de bondad como flores esparcidas por el suelo, después de una llovizna de soledad; cantos de agua y manantiales de incienso... todos bajo las blancas y tersas plumas de un arcángel enamorado del sol.
Dreamy lines that dilate and contract at the touch of breath (my breath that, at some point, I thought was yours)… Subversive, radical, superlative, substantial and reluctant to the bonds of reality; bubbles of madness, of looseness and weightlessness; perfumed beats of longing and restlessness; buds of goodness like flowers scattered on the ground, after a drizzle of loneliness; songs of water and springs of incense… all under the white and smooth feathers of an archangel in love with the sun.
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autism-connoisseur · 4 months
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ALGO LO QUE ME INVADE TODO VIENE DE DENTRO NUNCA LO QUE ME SACIE SIEMPRE QUIERO LOBO HAMBRIENTO TODO ME QUEDA GRANDE PARA NO ESTAR CONTIGO SABES QUISIERA DARTE SIEMPRE UN POCO MÁS DE LO QUE TE PIDO
SABES QUE SOÑARÉ SI NO ESTÁS QUE ME DESPIERTO CONTIGO SABES QUE QUIERO MÁS NO SÉ VIVIR SÓLO CON 5 SENTIDOS ESTE MAR CADA VEZ GUARDA MÁS BARCOS HUNDIDOS
TÚ ERES AIRE Y YO PAPEL DÓNDE VAYAS YO ME IRÉ SI ME QUEDO A OSCURAS LUZ DE LA LOCURA VEN Y ALÚMBRAME ALGUIEN DIJO ALGUNA VEZ POR LA BOCA VIVE EL PEZ Y YO LO ESTOY DICIENDO TE LO ESTOY DICIENDO OTRA VEZ
DIME PORQUÉ PREGUNTAS CUANTO TE HE ECHAO DE MENOS SI EN CADA CANCIÓN QUE ESCRIBO CORAZÓN ERES TÚ EL ACENTO NO QUIERO ESTRELLA ERRANTE NO QUIERO VER LA AURORA QUIERO MIRAR TUS OJOS DEL COLOR DE LA COCA-COLA
SABES QUE SOÑARÉ SI NO ESTÁS QUE ME DESPIERTO CONTIGO SABES QUE QUIERO MÁS NO SÉ VIVIR SÓLO CON 5 SENTIDOS ESTE MAR CADA VEZ GUARDA MÁS BARCOS HUNDIDOS
[SAXOFÓN]
NO ESTÁS CONMIGO CADA VEZ QUE CANTO YO HAGO CANCIONES PARA ESTAR CONTIGO PORQUE ESCRIBO IGUAL QUE SANGRO PORQUE SANGRO TODO LO QUE ESCRIBO ME HE DADO CUENTA CADA VEZ QUE CANTO QUE SI NO CANTO NO SÉ LO QUE DIGO LA PENA ESTÁ BAILANDO CON EL LLANTO Y CUANDO QUIERA BAILARÁ CONMIGO LA VIDA ETERNA DURA SÓLO UN RATO Y ES LO QUE TENGO PARA ESTAR CONTIGO PARA DECIRTE LO QUE NUNCA CANTO PARA CANTARTE LO QUE NUNCA DIGO
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a-pair-of-iris · 5 months
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Noche de Paz
By Aris
"Se me olvidaron las papas". Manuel vuelve tarde del trabajo en la víspera de navidad odiándose a sí mismo por olvidar comprar una bolsa de papas duquesa para la cena. Va harto de todo y de todos, pero al llegar a casa recuerda que la vida no es tan mala, ya no. Oneshot Ecuchi, 2.114 palabras ao3
«Se me olvidaron las papas», seguía recriminándose Manuel, agarrado firmemente al pasamanos sobre su cabeza para que los tambaleos del vagón entre las interminables curvas de las vías, los frenazos nerviosos del conductor, o los empujones de la gente que se apretujaba con bolsas y cajas de regalos intentando abrirse paso al interior no acabaran por tirarlo al piso.
Lo estuvo pensando toda la semana: ir a comprar una bolsa apenas saliera del trabajo, pero entre las demandas y prisas previas a días festivos y la locura de fin de año que se apoderaba del mundo lo olvidó por completo. Todos los días.
Entonces ahí estaba, la tarde-casi-noche del veinticuatro de diciembre camino a casa desde el trabajo, y sin papas duquesas en la mano o en el refrigerador. Consideró la posibilidad de pasarse al super a ver si de milagro quedaba alguna solitaria y despreciada bolsita al fondo de los congeladores, entre las croquetas de garbanzos y not-pollo, pero conocía demasiado bien la naturaleza de sus conciudadanos como para hacerse ilusiones. Aparte que a esas alturas ya estarían correteando a todos fuera del recinto, apagando la música y luces y escondiendo a los señores que cortaban el queso y la carne. Así que debía hacerse a la idea de que no habría papas duquesa para la cena de navidad.
Una señora le pisoteó los pies en su arremetida para hacerse con un asiento vacío y Manuel se tragó las ganas de hacer algo más que mirarla feo. Ya estaba bastante cabreado como para empeorarlo peleándose con una vieja en el metro. Solo quería llegar a su casa y que el día se acabara. Que las fiestas y el año se acabaran de una vez.
Estaba harto, y todo era culpa de recursos humanos, por dejarlo sin aguinaldo y luego hacerlo cubrir el turno para que sus compañeros con hijos pudieran salir con “la familia”. Como si él no tuviera una de esas. Realmente, las infografías del departamento de inclusión las tenían de adorno en los muros… En fin, la cosa es que iba harto, sopeado y apestoso por el calor de Santiago, en un vagón repleto de gente igual de apestosa, enojada e histérica por sus compras de último minuto, e iba a llegar a su casa con todo ese enojo y desprecio pegado al cuerpo a ponerle mala cara a Francisco y a su cena sin papas duquesa. Y más molesto se sentía. Porque Panchito no se merecía ser el recipiente de su frustración y mal humor. No cuando los idiotas de recursos humanos ya le habían arruinado a su novio el fin de semana familiar en la casa de playa de Rodrigo y Fernanda del que había estado hablando las últimas semanas.
A diferencia suya, a Francisco sí le hacían ilusión estas fechas y las esperaba con entusiasmo y gran dedicación, vestigios de su crianza en una mezcla de la más pura liturgia católica y propaganda gringa. Y es que Manuel nunca acabó de tragarse ese discurso de “paz y amor” y “el espíritu de la navidad” que vendían las películas al por mayor de Hallmark, si no hasta que pudo pasar las fiestas en casa de los Burgos. Dejando de lado los rezos y lecciones bíblicas gratuitas, la vida familiar de su entonces mejor amigo apareció ante él como todo eso que había deseado tener mientras crecía, y no podía negar que sintió un poco -o más bien mucha- envidia al presenciar en vivo y en directo la suerte que tenían esos pocos niños que crecían en familias funcionales. Para Francisco, la navidad eran luces de colores y cantos junto al pesebre; juegos y risas correteando con sus hermanos por la casa; largas pláticas decorando el árbol o las galletas y tartas que horneaba su papá; enormes, alegres y bulliciosas reuniones familiares repletas de cariño y una armoniosa coexistencia que acababa con todos esperando la siguiente oportunidad de estar juntos. Para Manuel, significaba días eternos en la tensión constante de esperar a que algo saliera mal y todo le explotara en la cara; sombrías cenas en frío silencio y un nudo en la garganta que le dificultaba tragar el insípido pollo asado o lo que sea que Rayén consiguiera luego de salir tarde del trabajo; subirle el volumen a la tele para aplacar el sonido de los gritos y portazos a su espalda; sonrisas forzadas para una fotografía que le recordaría por siempre lo miserable que se sentía en ese momento; dormirse escuchando el llanto ahogado de su madre en la otra habitación y la pesada ausencia del innombrable. Claro que había algunas pocas cosas que valía la pena recordar, como la manito de su hermana que se aferraba firmemente a la suya en un gesto de mutuo aliento mientras caminaban por las calles iluminadas compartiendo un helado; las pequeñas lucecitas de colores danzando lentamente entre las tiras de plástico verde del árbol de navidad que lo hacían sentir en calma; las doradas y humeantes bolitas en el tazón de cristal al centro de la mesa en casa de su tía que se deshacían sin esfuerzo en su boca…
Las puertas se abrieron y Manuel forzó su salida hasta alcanzar las escaleras eléctricas y la calle. El aire arriba era un poco menos sofocante, y la leve brisa que se formaba debajo de los árboles de la plaza le ayudaba en la tarea de disipar esa inoportuna corriente de pensamiento. «Todo eso está en el pasado».
En su breve y lento paseo por el barrio también se distrajo mirando las pocas casas que se habían molestado en colgar decoraciones para la vista de los transeúntes. La mayoría de sus vecinos compartía su escaso entusiasmo por sumarse al espectáculo público, salvo un par que parecía odiar tanto al resto como para intentar provocarles un ataque epiléptico. Seguro había algo al respecto en el reglamento. Para cuando alcanzó el final del pasaje se encontraba mucho más relajado y se permitió un momento antes de entrar para admirar su casa desde la calle.
«Es bonita», pensó. Chica, y no llama mucho la atención, pero es bonita, con un suave color crema y marcos oscuros que hacían juego con la reja. Francisco había colgado unas guirnaldas con muérdagos en las cornisas y una corona de hojas en la puerta. Una cascada de tenues luces amarillentas cayendo del techo y un puñado de estacas que simulaban copos de nieve en las jardineras iluminaban la fachada y a la virgencita que Manuel poco a poco había aprendido a querer. Algo sutil y discreto, porque sabía que a él no le agradaban la pompa y las pistas de aterrizaje, y mucho menos querría tener gente pegada a la reja sacando fotografías o historias para Instagram.
Apenas deslizó la llave dentro de la cerradura del portón, la Negra levantó la cabeza y comenzó a mover la cola desde su camita junto a la puerta. Manuel no podía evitar hablarle como bebé cuando hacía esas cosas.
—Hola, mi niña ¿Me estaba esperando? ¿O es que hizo una maldad y me la tiraron pa’ fuera?
La perrita solo agitó más su cola en respuesta, haciendo que su trasero la acompañara. Manuel no escondió la sonrisa al verla. Mientras él volvía a poner el seguro su mascota finalmente se levantó de la cama estirándose perezosamente y fue a pegar la nariz contra la madera de la puerta, esperando a que le abrieran.
—Adelante señora. —dijo acompañándola finalmente dentro de la casa.
De inmediato lo golpeó el olor a especias y vino blanco del pollo que Francisco tenía cocinándose en el horno, la canela y jengibre de las galletas de hace unos días ya completamente opacadas.
Yo quisiera poner a tus pies
Algún presente que te agrade señor…
Hay un villancico resonando en toda la planta, Manuel supone que de esa lista navideña que armaron entre los dos en Spotify y en la que agregó el soundtrack de Duro de Matar solo para molestar. La sala y comedor están iluminados únicamente por las luces del árbol y la aldea navideña sobre el estante con la loza buena, algo de claridad de la cocina colándose en la habitación y desde donde también le llegaba la voz de Francisco cantando, con esa voz suave y quebrada hecha para los boleros y valses tristes que tanto le gustan al castaño.
Más tú ya sabes que soy pobre también
Y no poseo más que un viejo tambor…
Hay algo en la canción que imprime cierto acento a la voz de su novio, será la convicción cristiana o esa emoción profunda que solo despiertan las memorias felices, que Manuel llega a sentir el nudo en la garganta y humedad en los ojos por la ilusión nostálgica que le provoca escucharlo. Pero es una buena sensación esta vez, que lo calma, así como las diminutas luces titilantes del árbol a su costado.
«Todo está bien ahora. Ya está bien».
—¡Oh! Bebé ¿Y tú cuándo entraste?
La intromisión de la perrita detuvo el canto de Francisco y Manuel, ya habiéndose sacudido suficiente de la pesadumbre que acarreaba del mundo exterior y su forzoso paseo por los recuerdos, decidió que era hora de unírseles en la cocina.
—Fui yo. —dijo, arrastrando los pies hasta Francisco para darle un rápido beso en la mejilla antes de desplomarse contra su ancha espalda y abrazarse a su cintura por debajo del delantal de cocina. Siempre era un gusto pegársele así, incluso con el olor a ajo, pimienta o lo que fuera—. ¿Me la tenías castigada o qué onda?
—Claro que no. Estuvo casi todo el día saliendo y entrando hasta que quiso quedarse afuera. Supongo que estaba más agradable que aquí junto a los hornos.
Comenzaron a mecerse lentamente en un suave vaivén, la cabeza de Francisco inclinada levemente sobre la de Manuel que descansaba apoyada junto a su cuello.
—¿Cómo estuvo el día? —preguntó Francisco luego de un rato así acaramelados.
—Jum, pudo ser peor. —Admitió, sin ánimos de ahondar en más detalles—. ¿Y tú?
—Estuvo tranquilo. Entregué temprano los pedidos que me faltaban y pasé a recoger la encomienda de tu mamá luego de almorzar con mis papás, antes de que salieran a lo de Rodri. Dejé los regalos que nos dieron debajo del árbol.
—¿Seguro que no quieres ir con ellos? Podemos buscar pasajes para mañana temprano. —Ofreció nuevamente.
—Que sí, Manu. Vienes llegando del trabajo, estás cansado. Y yo también lo estoy después de hornear todo el día. Esta vez de verdad prefiero que nos quedemos aquí, tal vez ver una película en el sillón los tres y dormir hasta tarde mañana. Con los niños gritando y dando vueltas allá será imposible. Ya los veremos para año nuevo. —aseguró Francisco, frotando su mejilla contra la suya para acabar de tranquilizarlo.
—Okey. —aceptó Manuel, depositando un par de besos en su cuello—. ¿Qué estás haciendo? —preguntó, por fin reparando en la bandeja frente a Francisco y las pelotitas que en ningún momento había dejado de hacer.
—Ah. También pasé al mercado luego de que me escribieras, pero no quedaba ninguna de las papas que querías, así que… uhm, las busqué en Youtube.
Manuel se lo quedó mirando un instante, luego a las bolitas en la bandeja y finalmente de nuevo a Francisco, una sonrisa cada vez más grande formándose en sus labios. Sí que podría llorar ahora.
—… Espero que estén buenas. —Dijo finalmente Francisco, algo nervioso por la insistente atención y la extraña mueca en el rostro del otro. Pero no le duró mucho luego de que su novio lo atacara a besos y acabó riendo por la efusividad y las cosquillas que le provocaban los labios y el aliento de Manuel sobre su piel.
—Te amo. Te amo tanto, tanto, tanto, tanto… —repetía Manuel una y otra vez.
—Y solo hacían falta unas papas jajaja.
Más tarde esa noche, mientras acababa lo último de la panacota con la cabeza de Francisco sobre su hombro, la Negra mordisqueando uno de sus premios entre sus pies y el rostro verde y peludo de Jim Carrey en la pantalla de la televisión, Manuel miró el bonito centro de mesa sobre el mantel rojo, los platos verdes y cubiertos dorados que de alguna forma se veían bien juntos; miró el árbol con sus lucecitas danzando lentamente, así como lo hicieron con Francisco poco antes de servir la cena bajo una canción estilo jazz que ninguno de los dos tenía idea de cómo bailar; miró a Francisco estirar la mano disimuladamente para alcanzarle un trocito de asado a su perrita y la cola que se meneaba alegremente; y se sintió contento.
Eso era todo lo que siempre había querido. Una noche tranquila, y paz.
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sapienciaversal · 10 days
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Todo él era anhelos, todo él era belleza inmaculada, todo él era un poema al azar, era el invierno y la primavera mezclados en un baile etéreo de sentimientos encontrados. Él era mi más grande sueño, era el pecado original en medio de un millón de velas apunto de morir; él era como un canto celestial o la calma en la tempestad. Con él, no había lugar para la locura, la demencia o el dolor. Solo él valía la pena, solo él existía en mi mundo de lamentos y agonía; era él, solo él quien podía salvarme de mi propia devastación, de mi propia existencia.
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versuasiva · 4 months
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poder decir adiós es crecer II
el adiós de “la desbarrancada”
Hace aproximadamente, seis años, una chica en su segundo año de universidad, no podía más con sus emociones intensas, con el gran talento que tenía pero que, escondía un gran dolor entre sus párpados. Un talento que no quería llamarse como la bautizaron. Una chica empática, miedosa, amorosa, aguerrida, un día decidió llamarse “la desbarrancada”. En el dos mil diecisiete, estaba metida en muchos movimientos sociales, como: feminismo, veganismo, lgtb+qi, movimiento estudiantil, socialismo, la era del rock fuerte y sobre todo, la reivindicación de movimientos políticos-musicales, entre todos los investigados existió una mujer que llamaba mí atención: María T-ta, la maestra. Una de las precursoras del rock subterráneo, rock-punk social-político y por qué no, decirlo, una de las primeras en alzar su voz, hacia el feminismo en la época del terrorismo en el Perú. Ella tenía grandes canciones para nosotros, los conocedores, como: “La pituchafa”, “Se busca muchacha” y “La desbarrancada”. Canción que trata sobre una chica “intelectual” o que al menos lo hace parecer, que ama barranco -distrito bohemio e intelectual de lima- le encanta la pose y la jarana, pero no siempre es lo que dice. Me sentí tan identificada que instintivamente, cogí a la desbarrancada y la convertí en mí alter-ego-personaje, ya que ciertamente, teníamos, algunas pequeñas similitudes. Esa chica rockera, seductora e intelectual, que siempre tiene lo que quiere, la niña engreída, que, le encanta posar en todos lados, melómana, pasional y rompecorazones.
Así se fue formando una parte de mí, que realmente no conocía, pero sorprendentemente funcionaba, era popular en la universidad, ganaba concursos de canto, baile, actuación y tenía todo lo que quería, pero...la desbarrancada no era tranquila. Ella era caótica, impaciente, impulsiva. Sin conocerse los precedentes claro. La desbarrancada fue, la estrella de rock de mí historia, mientras yo moría de miedo en cada exposición, evitaba problemas, la desbarrancada, los creaba, porque le encantaba la atención, también le encantaba el vodka, smirnoff de manzana para ser exacta. Le encantaba sacar su lado más sexy para conseguir lo que quería, le encantaba los amores de a todo o nada, su famoso ‘besito o balazo’, blanco o negro, se vengaba de los malos y de los buenos era la mejor maestra, le encantaba llevar al límite a todas las personas de su alrededor, para luego, pensar que ella tenía razón. La desbarrancada le encantaba escribir en minúscula porque es algo que ella impuso en su prosa, lírica e historia, detalles pequeños como esos, hicieron de ella un personaje inolvidable, para todos, pero, sobre todo, para mí.
Me llevaste a sitios oscuros y a una locura inolvidable, me llevaste a diferentes países -agradezco eso- pero me costó revelar mí valiosa intimidad, me llevaste a conocer los más tristes infiernos y las más deliciosas glorias con sabor a venganza, me llevaste al límite de mi resistencia mental y me dejaste caer para aprender mí lección, tengo tantos sentimientos que este escrito se hace corto.
La desbarrancada es música en vivo todo el tiempo, empezando por ‘Cherry Boom- The Runaways’ seguidamente de “You know i’m no Good- Amy Winehouse”, ella amaba con locura a Amy Winehouse porque se identificaba, porque creía hasta el final que el amor la llevaría a la muerte, como casi pasó un diciembre del dos mil diecinueve, cosas como esas me llevaron a tomar la decisión de decirle adiós.
La desbarrancada tiene tanto de que sentirse orgullosa y de lo que avergonzarse, soportó tanto que más que decirle adiós, ella simplemente entendió que no podía seguir conmigo, por qué: yo no soy, ni quiero ser ella.
Hablar de la desbarrancada, sin hablar de desamor, es como hablar de tu país sin mencionar tu mejor insignia, así que me tomaré la licencia de hablar de las grandes tumbas de la desbarrancada que hicieron de ella en estos seis años una montaña rusa de emociones y que casi la llevan a la muerte.
La desbarrancada inició con lo que yo llamaría su primer amor, cuando ingresó a la universidad, conectó con un niño que amaba la música, tenía una banda de rock, muy parecido a su padre y siento en este punto que era una especie de “la desbarrancada” en versión masculina. Ella, se aferró, se aferraron, estaban todo el día juntos. Ella, inició su vida íntima con él. Faltaban a clases y así, algo que muy notoriamente iba a fracasar, se convirtió en el inicio de la desabarrancada. Él la enamoraba cocinándole, cantándole ‘only you- the platters’ luego de hacer el amor incontables veces de la mañana a la noche, desnudo y con su guitarra. Ella lo enamoró, cuando le demostró que la desbarrancada, era solo una coraza. Él, la abrigó cuando ella lo necesitaba y la dejó cuando todo comenzaba a sonar a ‘back to black de Amy Winehouse”, algo que se tiene que recalcar es que, esta persona nos enseñó de una u otra manera a escribir, exponer y sanar a través de esta, porque él es: escritor, poeta o como se quiera denominar. Este blog fue creado contemporáneamente a la ruptura, por el simple hecho de: sanar y exponer el dolor. El primer amor, el primer desgarro, el primer hombre y el primer ‘casi muero’. Su escritura fue de mucha inspiración, su amor por la lectura, su pasión por la literatura era excitante, su fascinación por the Beatles, su manera de resolver las cosas, mostrar el mundo desde otra perspectiva y su empatía intelectual eran una debilidad. Veníamos de realidades diferentes, él vivía muchas veces con temor de quedarse sin techo y yo, la niña engreída que tenía miedo de perderlo a él. Y si, éramos una especie de “guerra fría” -jaja- y para ser corta con esta primera historia, espero que le vaya bien, aunque muchas veces me decepcionó, creo en el karma. Tal vez, algún día podamos tomarnos un café y contarnos que pasó en todos estos años. Aquí la fan número uno de la banda que ella misma se encargó de separar por sus malas decisiones.
Así llegaba el dos mil dieciocho y todo comenzaba a sonar aún más intelectual. La desbarrancada ya asistía a eventos de poesía, festivales de rock, video-documentales y así, ella... se enamoró del chico de la izquierda, ese chico que parecía todo lo que ella no estaba buscando, ese chico que también amaba la buena música, pero tenía una manera particular de expresarlo, ese chico que era un luchador social, con un gran misterio dentro. Enamorarla no fue fácil. La desbarrancada, nunca estuvo sola para ser sincera, venía de liarse a liarse más. Ella se enamoró profundamente de alguien que también se enamoró profundamente y eso... fue lo más peligroso que el universo pudo juntar, unos cuantos meses bastaron para que una historia marcara la vida de la desbarrancada y de la que está atrás de esta. La historia es tan larga y triste que solo puedo resumirla en: co-dependencia. Una relación violenta, triste, llena de emociones en su máximo esplendor, mucho amor, claro. Y una pérdida que, hasta el día de hoy, me genera un nudo en la garganta. Nos amamos hasta quedarnos sin amor propio y nos dañamos hasta que nuestras familias, tuvieron que sacarnos a las malas de ese lugar llamado “relación”, porque ya era mucho, mucha sangre, mucho dolor, muchas pastillas psiquiátricas. Con él la desabarrancada se comenzó a medicar, tanto, tanto, que ella parecía un zombi, sumada a la violencia que vivía, todo a su alrededor, ella replicaba acciones y cometió errores que, se vuelven momentos no gratos de recordar. A pesar de eso, algunos momentos buenos quedan, contados claro. El momento más bajo de la desbarrancada fue con esta persona. Ella vivía un infierno en vida, y simplemente, no quería estar más, eso le costó años perdonar. La decepción y traición mezclada a un sinfín de problemas, la llevaron a tomar casi cuarenta pastillas psiquiátricas, terminar en el hospital casi muerta y aun así, llamándolo. Ella, disociaba, no pensaba que era lo que pasaba. Esta relación se acabó a la mala y con vergüenza pública. Expusieron mi vida privada y me vi en la obligación de responder exponiéndome más, para que se sepa que la “mala de la historia” no lo fue, si no, existieron sucesos traumáticos de la otra parte, porque lamentablemente, luego de años en repensar la historia, me di cuenta que..éramos dos personas inexpertas, dependientes emocionalmente, con heridas, amando intensamente, sin saber hacerlo, dos personas con potencial y seguro con actualmente gran autoestima y buena salud mental, para tener una relación saludable, pero en ese momento..sólo pensaba en..hasta donde la envidia, desamor y falta de comunicación pudo llegar. Lo peor no fue eso, pero ya no me apetece seguir contando esta historia, creo que los que conocieron a la desbarrancada, saben el dolor que produjo y las decisiones a posteriori a esto, que llevaron a que yo, la autora, escriba actualmente este texto. Últimamente lo soñé un par de veces pero imagino que es por evocar recuerdos al escribir este texto, a pesar de todo, todo..espero todo vaya bien y cuando vuelva a perú dentro de pronto, que definitivamente no veré todo de la misma manera, jugando un poco al destino, espero saber que haya sanado. así..
No todo fue malo..
La desbarrancada, logró conocer a esa persona que la llenaría de esperanza, que venía del viejo continente, el país de la pasta, Italia y con Perú en su expresión. Una relación llena de amor, comprensión y ternura. Una relación casi perfecta, con conversaciones sin móviles frente al mar, caminatas largas de la mano, intimidad luego semanas de conocernos, noches largas de chats sin terminar, la seguridad se saber que todo va bien, pero, con el componente: Distancia. El vino de vacaciones y yo de vacaciones para curarme el corazón. Vivimos muy bien esos meses, vivimos los principios de la pandemia juntos en mi casa y debo decir que fue mucho, yo para variar, una niña mimada: no estaba preparada, el autosabotaje rodeaba mis monólogos diarios y, sin embargo, el seguía ahí. Lo traté lo mejor que pude en esos momentos(los buenos), nuestra rutina diaria, era increíble, recién valoro esos meses viviendo juntos, él dejando a su familia por quedarse en lima por mi y yo pensando en tonterías, inmadurez le llaman, estaba rota, herida, mil veces herida. terminamos por la distancia, porque él, inevitablemente tenía que volver al otro lado del mundo y yo, no tengo más que decir, solo gracias, por estar conmigo, hasta hace unos meses y en general, siempre, cuando estaba increíblemente rota y por darme esperanza e implantar el chip de “el tren a veces solo pasa una vez”. Gracias por recibirme en Italia a pesar de los años, con toda la altura que la calidad de persona que eres te permite, gracias por todo, aunque no hablemos ahora, espero sepas que Madrid y yo te seguimos esperando, para mostrarte un poquito a mí nueva yo, tranquila y construyendo sus sueños. En general, gracias.
así..
La desbarrancada causando desastres en toda su trayectoria, luego de saber que si podía tener amores “sanos” decidió sanar, fue así. Sola, tranquila, con la psicóloga de la mano, sanaba, a veces, lloraba, porque extrañaba aquel túnel de inestabilidad y llantos, momentos traumáticos, pero... nuevamente, brillaba. La admiro mucho por eso, la desbarrancada me enseñó a tener paciencia y que lo imposible si se puede cumplir...
Por la vida de la desbarrancada pasaron amores fugaces, transitorios y permanentes. La desbarrancada, vivió en una película de rock de los 80’s a todo volumen en un descapotable por las calles de california en estados unidos, vivió y amó como nadie más a su alrededor.
La desbarrancada fue rock alternativo puro con toques de jazz, una diosa en cualquier lugar y realmente la admiro por tocar fondo y seguir adelante, pero justamente por eso, escribimos esto. Llegó el momento de avanzar, evolucionar, ya no somos la niña de dieciocho, tenemos casi veintiséis y la vida no es tan fácil como antes. Los cambios son buenos y sobre todo, es el crecimiento de Valerie y aquí estamos. Así que con mucho amor y admiración, le digo a la desbarrancada y a todas las personas que la conocieron, sólo a ella y sobre todo, a los que se aprovecharon, cuando ella descuidaba la guardia y me veían a mi, a través de mis ojos..
Adiós.
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ocasoinefable · 9 months
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iba de camino, con un mar de sueños, soñar el llegar y abrir de mis manos la alegría ante la espera, el alivio de sus ojos de crisol, el descanso de días enteros juntando monedas bajo el sol y la lluvia. llevaba en mis bolsillos las monedas que mi mamá me había dado para comprar las espigas de trigo y el vaso de miel. cantaba pensando en lo dulce del color, retornando a un crayolas que nunca tuve y solo imagine entre cada una de sus lagrimas. tenían las ranas un canto particular. al llegar a la esquina lleve mis manos a los bolsillo, (sentí un golpe doblar mis piernas) estaban vaciod. le di la vuelta al revés a cada bolsillo, busque entré cada espacio del camino, pero estaban tan vacíos como mi voz. me tumbe en el suelo y comencé a llorar, llore de enojo, de desconcierto, mire la nada y me revolqué en el mas profundo silencio.. llore de tristeza al recordar su carita de luna rosada por el sol, sus labios tostados repitiendo plegarias en mi cabeza y con un nudo al sentirse sin fuerzas, el sudor de cabellos cubriendo el sonido de risa como un lucero al medio día. pensé en huir, correr hacia ninguna parte, desee solo envolverme en su regazo y sentir que dejaba de llorar, me pregunte ¿Cómo volver y mirar sus ojos, cómo decirle, cómo amarrar la amargura de un día mas sin trigo y sin miel, cómo darle de mi manos las rosas para sus angustias hambrientas si los mías no alcanzaban, que plegaria llamar..? oscurecía, de pronto pensé en su angustia al mirar el anochecer y pensar que algo malo me sucedía, puede sentir el quiebre de su voz, comencé a correr de regreso a casa, me caí varias veces, al levantarme volvía encontrar el color en su sitio, las aves aun cantaban, la brisa aun se mecía, los grillos aun reían, con ese sabor me encontré en la entrada de la casa. me limpie con las manos sucias el rostro. Al verme se acerco con un hilo en su voz, me reviso de pies a cabezas, que no faltara ningún hueso, que no hubiera algún raspón, rayadura o herida... me reviso con cautela en total silencio, despolvando y tocando suavemente, como si su corazón dependiera de ello. comencé de nuevo llorar. me giro hacia a ella
-¿que te duele, donde, dime... te lastimaste ?-
(cada palabra la salía de sus labios diciendo te voy curar donde sea que te hayas lastimado, te sanare) clavo su mirada en mis ojo
-¡contéstame, donde te has lastimado. dime vida de mi vida!-
-no me caí, no me lastime, no estoy herida... perdí las monedas, perdón-
soltó una risa, se dio la vuelta y entre el ondular de su cabello corrían como gotitas entre brisa sus lagrimas.
-pensé que era algo irreparable, que se te había perdido un tornillito de tu cabecita. así si seria una mayor locura, ¿no lo crees?, pareces un carboncito con esas mejillas de betun-
mi llanto aumento...
- soñé con el trigo en tu risa, con la miel en la almohada. te he hecho llorar. perdona-
aunque su carácter desconocía la ternura, me abrazo y con toda la fortaleza que encontró en si me dio su credo.
-ten mas precaución a la próxima, mas tu no me has hecho llorar; si ves que hay lagrimas brotan de mi latir y siempre me son tiernas, son agua dulce. aunque lo sueños se rompan aun hay vida, pese o no, tu corazón palpita. la miel esta cada que te veo reír, el trigo entre el despertar y saber que no cambiaria nada de mi vida, que esto que hay aquí en mi corazón me es la vida misma. podre no saber hablar contigo, podre ignorar todo el mundo, podrá parecer que no hay tiempo, que ya no hay fuerzas, que ya no hay nada; mas estas aquí y yo lo esto-
me apretujo una mejillas, me hizo reír.. y se fue hacia la cocina también riendo
-¡habrá carbón de cena si no lavas el lodo de tu cara ..!-
dijo en son de burla. le seguí como si me volviera un carbón.. y bajo las velas vimos la noche mas oscura y serena alumbrar el patio de la casa.
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ylanaveva · 5 months
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Vivo escapando de la tristeza
su campo negro de gravedad
salgo a la calle
canto, huelo,
salto baldosas al sol
miro a los ojos los perros
tras las rejas
pero no
siempre un aire
repentino
un silencio
quedar
detenido
viendo
viendo
qué triste es todo
y vuelvo
-
por las vidrieras relucientes juego a hacer muecas a mi reflejo
entre las góndolas frías me hablo solo y
otra vez:
hola qué tal
todo bien, niño? :)
linda gurisa, qué misterio
si vos supieras
qué?
nada, ay
no sé, bailemos
poco a poco las palabras van cargándose de ruido
señal lejana, interferencia,
señal interna, oscuridad
ondas de radio dormidas
despiertan
ahora que ya no hay sol
huyo del ruido, entonces, al silencio
caminando, prendo un porro, el barrio semivacío
un caballo
gatos, perros,
una sombra a la sombra de un sucio contenedor:
bueno qué andás
negro Maicol
tanto tiempo
te acordás
aquellos niños riendo
y jugando porque sí
y hoy, vos ves
qué hay?
tu esqueleto
mi locura
en fin
nuestra soledad
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rubimoon45 · 7 months
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SANGRE Y FUEGO
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CAPÍTULO 3: El deseo del dragón
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Vermithor era uno de los dragones más grandes que habían sobrevivido a la guerra civil entre Maegor I y los sucesores de Aenys I. Había nacido en la cuna del entonces príncipe Jaehaerys, de acuerdo a la tradición comenzada por su hermana mayor Rhaena Targaryen, la primera nieta del Conquistador. A partir de ahí, entre las huidas de la capital y que Pozo Dragón no estaba aún construido, había vivido como el resto de dragones al aire libre. Su tamaño doblaba al de muchos, pero ninguno superaba al de la Reina de los Dragones: Vhagar, al montura primordial de la reina Visenya y que habían heredado muchos Targaryen.
Ella había nacido cuando aún era el dragón de su madre Laena. Y al igual que su padre había montado un dragón nada más siendo un bebé con su madre Alyssa, su madre la había subido a Vhagar y volado alrededor del palacio de Tyrosh en el que vivían en ese tiempo. Cuando volaron a la isla natal de su madre para celebrar su funeral con la tradición de los Valeryon en ese entonces no tenía un dragón al que reclamar. Su huevo no había eclosionado, y su padre le prestaba más atención a Baela durante un tiempo por haber conseguido que el suyo lo hiciera. Rhaena estaba deprimida pensando que no se merecía tener un lugar en el palacio de Tyrosh, y había llorado con ella durante años a la sombra de su padre... Rhaena seguía sin tener un huevo que eclosionase o un dragón al que reclamar, si bien había varios que podían hacerlo. Y ella egoístamente había conseguido reclamar a uno de los mejores dragones.
Naerys acarició las escamas doradas de la bestia de bronce. Irónicamente lo apodaban así por su mal humor y experiencia en el combate por el reinado turbulento de revueltas de Jaehaerys I. Este respondió con uno de sus clásicos gruñidos, y se revolvió sacudiendo en largo cuello lleno de cuernos.
La cueva de Vermithor era ancha y profunda, con los huesos de alguna de sus presas cuando se las bajaban esparcidos por ahí. Antes de volar, le gustaba con él a solas. Los guardianes dragón decían que era una locura dejarla ahí abajo, sola, sabiendo que cualquier cosa podría pasar.
-Tu doncella dijo que habías salido corriendo de los aposentos de la princesa Rhaenys -unos pasos resonaron de fondo. Vermithor aulló una respuesta rápida, volviendo la cabeza hacia la entrada de su cueva-. La próxima vez que insistas en que mi higiene después del entrenamiento está en duda, que no sea delante del caballero con el que entreno casi todos los días. Se tomará confianzas que no tocan.
-Desgraciadamente la princesa ha conseguido ponerme nerviosa -respondió ella. Tiró de la correa de sus guantes hacia abajo, quitándose el primero, y se volvió a la entrada-. Y cumplo mis tareas maritales de acuerdo a mis votos. Todos mis votos.
Aemond descruzó los brazos. El cuero de su atuendo crujió a cada paso hacia donde estaban ellos. Vermithor volvió a gruñir, e hizo un movimiento listo para esconderse en el fondo de la cueva.
-Podría volar contigo. Mi hermano no se ha levantado aún y madre atiende los asuntos del Consejo con la Mano. Un dragón como Vhagar no está para decorar este sitio.
-En realidad, quería estar sola. Mis hermanas deben de haberse reunido ya, quizás esperando a que vaya a verlas... ¿Soy una egoísta por no querer verlas aún? De verdad que no puedo hacerlo. No mientras tengo la sangre ardiendo.
-¿La princesa Rhaenys es la verdadera tormenta de los Velaryon, que ha conseguido asustarte con su lengua bífida?
Vermithor huyó al fondo de su cueva, dejando a Aemond y a Naerys a la entrada. La cueva de Vhagar no estaba lejos, y de hecho se la escuchaba rugir; a ella, y al resto de dragones que ahora ocupaban los nichos, tanto los recién llegados como los que ya descansaban allí. El resto de dragones dormían en Rocadragón por la profundidad de la isla. Algunos de los gruñidos podían diferenciarse. Por ejemplo, el canto improvisado que la dragona azul de Helaena, Fuegoensueño, hacía desde su cueva.
-Seguro que piensas que soy una ingenua por creerme todo lo que me dicen. O una estúpida.
-Todo el que tenga la sangre de Daemon Targaryen está lejos de ser un ingenuo. Y tu madre volaba a la bestia que monto yo, la más grande del mundo, antes que yo mismo. La sangre de esos dos es difícil de manejar.
La princesa se acabó de quitar los guantes y se los metió en los bolsillos. Aemond llevaba una antorcha sobre el brazo, iluminando la parte con el ojo que podía ver. El resto de luces creaban sombras extrañas en todos los ángulos de su rostro.
Naerys se acercó a donde estaba. Por sorprendente y escandaloso que fuera dar afecto delante de gente, ella había crecido viendo continuamente esa clase de afecto y sin límites. Sus padres eran escandalosos para la Corte, pero algo le decía que incluso la princesa Rhaenyra y él hacían cosas peores. Rhaena había nacido más sofisticada que Baela y ella juntas, seguramente por influencia de su madre y cercanía a las damas que iban a visitarlas a las cuatro a Tyrosh.
-Puedes pensar que estoy loca, pero creo que mi abuela ha tenido razón en esto.
-¿Defiendes a la vieja dama de Marcaderiva ahora?
-No sabes lo que me dijo.
-Puedo intuirlo, y tu dragón, esposa, no es sofisticado para ocultar sus emociones. Destruyó junto a Vhagar y Caraxes una flota, se merece el respeto de muchos.
Puede que en eso tuviera razón, pero seguía estando en sus cabales como para pensar eso. Una mujer que no daba hijos a su marido, por muy poco rango que tuviera, era inútil a ojos de todos. Tenía sentido que el matrimonio se anulara. Maegor había intentado anular su matrimonio con una de sus mujeres cuando esta no le había dado herederos, y cuando no se lo concedieron se había buscado la forma de conseguir herederos legítimos al trono casándose con otras mujeres al ritual valyrio y a la Fe de los Siete. La Mano podía apoyarse en esa teoría y buscarle una nueva mujer a Aemond, más competente en esos términos.
Naerys se frotó las manos, aún un poco ásperas por el uso de los guantes de cuero curtido. Aemond la esperaba sumido en el silencio que siempre lo rodeaba. Cualquier cosa que estuviera pensando, era imposible descifrarlo.
-¿Aceptarías la propuesta de anular nuestro matrimonio si te lo pidieran? No es que lo hayan hecho, pero si se hiciera.
Aemond pestañeó una vez, y luego otra. Su rostro pálido apenas iluminado reflejó la seriedad del asunto y una incredulidad que, si bien no era expresa del todo, los labios separados y las delgadas cejas arqueadas se lo mostraron. No lo había visto así desde hacía tiempo.
-¿Cómo has dicho?
Se aclaró la garganta.
-Prometí que te daría hijos, y no puedo hacerlo -comenzó-. El rey Maegor habría tomado a una amante o a una segunda esposa que pudiera hacerlo. Incluso ya habrías recibido recomendaciones por alguna anulación.
-El rey Maegor, señora mía, estaba en su derecho de hacerlo como monarca más que un segundo o tercer hijo lejos en las línea de sucesión.
-Y tanto el Consejo como la Fe de los Siete lo aceptarían si lo hicieras. Anularlo por recomendación.
-La persona que te haya metido eso en la cabeza merecería ser juzgado de la misma forma que se discutirá mañana el derecho de Marcaderiva. Es traición.
La princesa apartó la mirada. Vermithor respondió por ella con un gruñido gutural. Puso los ojos en blanco.
-¿Nulidad? ¿Por qué querría eso? -su voz comenzaba a elevarse ligeramente. Naerys vio la ira amontonándose en su ojo, e intento detenerlo. Pero él siguió adelante-. ¿Tanto te desgrado?
-¿Qué? Nunca he dicho que me desagrades, Aemond. No soy... No pienso de esa forma. Bien sabes que no. Es solo... Sería un asunto de estado sacar ese tema alguna vez. Por el bien de tu sucesión
-Una sucesión que nunca llegará. Tu mayor preocupación es no darme hijos y el mío que al imbécil de mi hermano le ocurra algo mientras nuestra madre piensa que es la decencia personificada -los labios de Aemond se fruncieron en una mueca, de la misma manera que lo hacían cuando pensaba profundamente-. Pero yo soy el que está mal.
Intentó acercarse a él, pero un solo gesto suyo consiguió echarla hacia atrás. Una amenaza silenciosa. Aemond se dio la vuelta, el pelo en movimiento, como una cascada a sus espaldas, y comenzó el camino fuera de la cueva. Su dragón sollozó una queja lastimera, hiriendo en lo más profundo a Naerys.
Las botas con tacón plano que usaban los jinetes de dragón eran molestas cuando se trataba de estar en la superficie, y no en el aire sujeto a las correas de la silla del dragón. Naerys lanzó a cualquier lado los guantes en la cueva y fue tras su esposo, el cuero de su vestido de jinete en movimiento.
HACE 3 AÑOS
-Aegon me llevó una vez a la Calle de la Seda cuando era un niño, por mi décimo quinto onomástico. Dijo que ya era hora de que aprendiera a complacer a una mujer, literalmente dijo que era el momento de mojarlo.
-Te creo. Si fuera hombre mi padre me hubiera hecho lo mismo con alguna fulana de Essos. Pero Aegon... No lo conozco tanto.
-No hace falta que sepas más de él de lo que sabes ahora.
Naerys hundió la cabeza en el agua, escurriéndose de entre sus brazos. El vapor del agua ardiendo le llenó los pulmones como una de las cataplasmas que los maestres ponían en las complicaciones en el pecho. Cuando su madre estaba embarazada solía tomar esa clase de baños que la aliviaban. Según ella, calmaban al dragón en sus entrañas. Cerró los ojos, pero siguió escuchando la voz de Aemond. A cada palabra, un latido suyo se aceleraba.
-La dama que me atendió tenía experiencia, era adulta, y tuve miedo por primera vez de una mujer con tanto conocimiento. A horas de nuestra boda, tengo que reconocer, que fui a buscarla en busca de consejos -un suave tirón y un chapoteo en el agua de la bañera la alertaron de que estaba jugando con su pelo. Los dedos de su otra mano se movían en la curva de su vientre, entre la parte baja de los senos y el ombligo. No se atrevía a bajar más-. A veces me pregunto si hice algo mal cuando realicé el acto, que no consigo disfrutarlo de la misma manera en la que él y el resto de hombres lo hacen. También le pregunté sobre eso, y me dio vergüenza esa respuesta.
-¿Cuál? -preguntó, aún con los ojos cerrados.
-Temo asustarte con su comentario.
La princesa abrió los ojos, perezosa, pero no del todo. La misma habitación iluminada por velas y la luz de los candelabros fuera de la ventana estaban ahí. Su ropa estaba en el mismo sitio donde las doncellas la habían dejado, y las de él, que llegó después, estaban sobre la cama desperdigadas. Una daga, un regalo de la Mano, estaba en la mesita al lado de la bañera junto con una copa y una jarra aún llena.
-Tengo entendido que cuando buscas consejos en la cama no acudes a una fulana cualquiera. Tiene que haber ascendido mucho para haberte recibido sin cobrarte nada.
-Oh, sí que me cobró, y yo hubiera pagado encantado por saberlo. Ahora es la madame de una casa de placer de la Calle de la Seda. No me costó mucho encontrarla.
-¿La buscabas a ella y no a otra?
-Hubo cosas que de más joven me sorprendieron y que ella resolvió ese día que acudí a ella.
No se habría atrevido a exigirle pureza sabiendo la personalidad de su hermano y las necesidades de los hombres. Sin embargo, sí que le sorprendió enterarse en su noche de bodas que había reservado ese placer -exceptuando el de esa noche en la calle- para su esposa, como una mujer protegía su virtud para entregársela a su marido. Ni que cuando le permitió quitarle el camisón que las doncellas le habían preparado para esa noche, se sorprendiera de un cuerpo de la misma forma en la que vino al mundo.
-Dudo que me digas algunas de esas dudas.
-Me temo que algunas son tan pudorosas que ni siquiera las practicaría con mi esposa estando borracho.
Naerys se acurrucó en el agua. Lo que sí le sorprendió a ella, fue que siquiera los dogmas a rajatabla de cómo la fe insistía en desarrollar el acto, en cómo las damas casadas con las que había hablado y escuchado y aprendido antes de su noche de bodas narraban. Incluso en su boda en Rocadragón había insistido en mantenerla intacta hasta que regresaran. Esa noche, algunas de las damas de la isla del séquito de la princesa heredera le explicaron cómo satisfacer a su marido en la noche de bodas y los días posteriores sin caer en lo obsceno.
-Las damas de Rocadragón me dijeron algunas. ¿Vale lo mismo la palabra de una prostituta que los consejos de una mujer casada que ya ha dado a luz varias veces?
-Me atrevería a decir que la prostituta lleva en el negocio desde mucho antes que esas mujeres y conoce...medios para evitar ser lo segundo.
-Me estoy sonrojando.
-Deberías.
-¿Es igual de pudoroso que los comentarios de Aegon?
Suspiró. El agua se meció cuando ella se incorporó sentada y fue a voltearse para prestarle atención. La melena plateada caía sobre la totalidad de su espalda, también morada y despeinada. El agua los cubría a ambos, así desde que la doncella había llenado la bañera para asearla y Aemond había aparecido. Después de un rato en silencio mientras cada uno hacía lo suyo, acabó metiéndose en la bañera con ella y quedado a solas. O hasta que la reina enviara a su doncella para preguntarle si necesitaba algo.
-A diferencia de Aegon, yo puedo enseñártelo.. Solo si me cuentas algunos de sus comentarios.
-Aemond, por favor, no.
Incluso si se recogía la falda del vestido, que ni llegaba al suelo, iba a ir lenta por el suelo de piedra. Los pasadizos de piedras eran anchos en algunas partes y estrechos en otras. Las paredes de piedra estaban húmedas; bastante curioso, puesto que ahí residía una de las bestias capaces de incinerar con su aliento y su temperatura corporal siempre era superior al del resto de animales. Los gruñidos de estos y continuos sonidos de las grietas de piedra, las cadenas que retenían a los dragones en sus cuevas, hacían que los nervios de Naerys aumentaran.
El lazo que sentían los jinetes por sus dragones dependía de ambos. Algunos ignoraban los deseos de sus bestias, y estos tomaban decisiones preocupantes o se revelaban. La relación más estrecha que había visto era la de Caraxes con su padre, que se comprendían como si fueran uno solo. Vhagar y su madre se comprendían también, y una parte de la dragona tuvo que sufrir cuando los últimos deseos de su ama fueron morir abrasada por sus llamas -por su culpa- y no en el lecho. El motivo por el que los Targaryen guardaban a sus dragones en el Pozo Dragón era para mantenerlos protegidos y a mano para alzar el vuelo. Sin embargo, estaba demasiado lejos del castillo como para ser un contacto inmediato. En tiempo de Aegon y sus hermanas, Pozo Dragón solo eran dos piedras en una colina y los dragones volaban y dormían donde deseaban. Cazaban al aire libre, no estaban tan mimados como en esos tiempos. Incluso en Rocadragón tenian un espacio propio al aire para poner sus nidadas.
Cuando era más joven y le tocaba entrar en el Pozo, iba acompañada de los guardianes dragón. Gente del pueblo preparada para mantenerlos y protegerlos, para hablarles en alto valyrio y cuidarlos mientras sus amos descansaban al otro lado de la capital. Incluso con eso, no eran capaces de domarlos. La oscuridad de las cuevas era aterradora. No podía distinguirse un camino de una cueva por sí sola. Se sorprendía que estos pudieran distinguir los pasadizos y conseguir que los dragones salieran por una salida concreta por las que ellos no accedían.
-Solo... Solo quiero darte un hijo. Algo que te haga ver que soy decente.
La desesperación corría por sus venas. ¿Tan difícil era de comprender eso? No ver su hombría reducirse por una esposa que, como su abuela había dicho, era incapaz de concebir. Su sangre valyria no podría extenderse como siempre había planeado. La misma que su madre Laena había estado intentado proteger por todos los medios. Tal vez ella hubiese notado algo en su nacimiento, que no era lo que se esperaba de una mujer de ascendencia pura, y por eso los intentos de comprometerla con un príncipe de las islas de Essos nunca llegaron a fin. Si su padre la hubiera prometido y ella no hubiese tomado esa decisión sobre su propio matrimonio, un hombre cualquiera podría estar sometiendola hasta el final de su vida para concebir algo que puede que nunca llegaría. O, de llegar a ser, podría acabar como la difunda reina Aemma, cuyos hijos varones habían fallecido al poco de nacer.
Los pasos se detuvieron, la arena y gravilla del suelo sonando al arrastre de un peso mayor. Ella también se detuvo agarrada a una de las paredes más estrechas. La antorcha que el príncipe sujetaba iluminó el espacio entre ambos, sombras en movimiento sobre las paredes.
-Entonces ignoras mis propios deseos como esposo.
-Intento que tu orgullo que no se vea afectado. ¡Protegerte de los rumores! De verdad lo que hago -la voz le vaciló.
-¿Protegerme de qué, exactamente? -se detuvo unos instantes para dejarla hablar. Al ver que ella no tenía el valor de responderle a esa pregunta, él continuo bramando las respuestas-. ¿De que soy un medio hombre? ¿De que mi mujer tendría que haberse casado con un hombre que estuviera completo? Ya lo sé, y tal vez tendría que haber dejado tu virtud intacta el mismo día que el Septón Supremo declaró oficial nuestro enlace. La Mano me lo dijo una vez, pero diciendo que la sangre de Daemon Targaryen estaba corroida por la arrogancia y que eso bastaría para crear un hijo decente, uno con la hombría que ese bastardo me había arrebatado y avergonzado.
Podía escuchar las llamas crepitar por encima de sus jadeos. Y, puede, que una expresión desesperada en un rostro la mayor parte del tiempo tranquilo y neutro.
-Y Aegon. Aegon y sus estúpidos comentarios de borracho que se cree que tiene razón. Tal vez lo tenga esta vez. Tal vez no sea tu problema.
Naerys intentó mantener la compostura. Pero le resultó muy difícil hacerlo cuando se estaba avergonzado a sí misma y a su esposo a tales niveles.
-¿Quieres niños? Bien, los tendremos, cuantos quieras, hay métodos que no hemos probado y que funcionarán. No eres la primera mujer que ha tardado en concebir ni serás la última. ¿No puedes dármelos? -se hizo un silencio entre ellos, sofocada por los alientos apresurados de ambos. La expresión de Aemond se rindió-. Si no puedes darme un hijo, no será mi perdición. No perderé mi hombría porque todos me ven como el segundo hijo. El trono no será mío nunca, ni aunque ahora alguno de los posibles herederos desapareciera. Hay más Targaryen que nunca. No voy a anular nuestro matrimonio por una criatura. Eres mi mujer a ojos de los viejos y los Siete dioses.
El pecho de Naerys se encogió si podía ser más. El escaso aire que entraba en las profundidades del Pozo apenas le llevaba ahora a los pulmones.
-Te lo diré ahora como en mis votos. Accediste a casarte conmigo, y con eso soy feliz en este infierno de responsabilidades. Ni aunque sea mi deber como hombre dejaría que te fueras de mi lado para convertirte en septa.
Silencio y respiraciones agitadas. Pozo Dragón estaba construido sobre una colina, tan profunda como las minas de Casterly Rock, pero sin oro: si es que los dragones no eran más valiosos que esas pepitas.
-Aemond...
Naerys intentó acercarse, extendiendo el brazo para tocarle el rostro despejado, pero tan pronto como lo hizo se vio así misma mirando a las paredes de piedra y los minerales sobre ellos. Un repentino latigazo le cruzó la extremidad diestra del brazo al apoyarse en busca de equilibrio. La princesa jadeó de la impresión, el dolor extendiéndose en toda la zona hasta la punta de sus dedos, sobre todo en la mitad.
Hubo movimiento delante de ella. Las llamas de la antorcha quedaron entre ambos de nuevo, esta vez más cerca que antes. Aemond seguía oliendo a sus acciones en los entrenamientos, o un olor que casi reconocía en él a menudo, pero no le desagradó del todo.
-Enséñame la mano -obedeció, abriéndola entre temblores. Naerys siseó cuando Aemond acercó la antorcha, el calor ardiente a su lado, para ver la herida. Dos gruesas líneas cruzaban la parte baja de su mano, más cercana de la palma del pulgar que el resto de la extremidad. Aemond no parecía nerviosa-. Es menos de un arañazo. El maestre te atenderá cuando lleguemos a la Fortaleza Roja. ¿Cómo te duele?
-Como mil infiernos juntos -maldijo, si bien no era propio de ella. Una tirante sonrisa tiró de los labios de su esposo hacia arriba. El color volvió a su cara.
-Eso es bueno.
Regresar a la Fortaleza fue el camino más complicado. Dos carruajes esperaban en la entrada: en el que ella había venido a Pozo Dragón y el de la Reina y sus hijos cuando salían de la fortaleza. Decidieron volver en el de ella, ordenando a los caballeros regresar delante de ellos en el carruaje de la Reina. Su doncella, que esperaba a la salida de las cuevas en compañía de un joven guardián dragón, lanzó un jadeo cuando la vio salir de allí con una mano herida y con una notable hinchazón. «¡Mi princesa! ¿Qué le ha ocurrido?», pero tan pronto como lo había dicho se calló al ver que la sombra de su esposo iba detrás de ella y ya estaba llamando a alguno de los guardianes dragón. Naerys intentó no mirar la herida mientras estos la examinaban por encima, si bien no conocían los tratamientos mundanos más que los que aplicaban sobre los dragones. Estos finalizaron que debía ver a un maestre, pero que se doblará la guardia cada vez que viniera algunos de los señores dragón. Si hubiera sido una promesa, hubiese estado más tranquila; el problema fue que sonaba como una amenaza. No iban a dejarlo pasar estar vez. No con sangre del dragón derramada en ese espacio, manchando ahora una de las paredes... Impulsando los deseos de los dragones por probar la carne humana.
El viaje a la Fortaleza Roja fue en silencio, escuchándose más el ruido del carruaje en movimiento y los caballos que la conversación interior. Se notaba que su señor esposo no estaba acostumbrado a desplazarse acompañado en un espacio tan reducido, ni con su mujer, menos incluyendo a su doncella. Lo que sí hizo fue permitir que depositara la mano sobre su regazo, abierta y con el trapo limpio absorbiendo la sangre, lo que quedaba de viaje. Si bien su atención se concentraba en ver por las pequeñas rendijas que daban al exterior.
A la entrada en la fortaleza, uno de los guardias insistió en acompañarlos con la escusa de que la Reina veía por la protección de su familia en esos días de visitas y reuniones frecuentes. Un sinónimo a decir que desconfiaba de todos los habitantes de la Fortaleza Roja independientemente de su estatus. Es decir, de aquellos que hubieran llegado ese día en barco y con cierta bandera negra y el escudo de un dragón bordado. En el camino se encontraron con un hombre y una mujer charlado en el pasillo que llevaba a las escaleras hacia las dependencias de la familia real.
Era uno de los maestres que atendía en Rocadragón. Anciano y con una sonrisa cálida que todavía recordaba de parte de su infancia cuando vivió unas lunas allí. Rhaenyra y Daemon lo habrían traído con ellos en el viaje.
-¿Dónde se encuentra el maestre Kylian? -preguntó su doncella, en voz tenue pero firme.
-Me temo que está atendiendo al Rey.
-Pues que se de prisa en darle la leche de amapola y en sofocar su dolor -insistió el guardia, frunciendo el ceño-. La princesa Naerys ha sido herida.
El rostro blanquecino del anciano se contrajo de estupefacto.
-¿He oído bien? ¿Quién se ha atrevido a levantarle el arma a la princesa de este reino?
-Uno mismo es más peligroso de lo que piensa, maestre. Que el maestre finalice y su tarea y acuda cuanto antes, por favor.
Naerys vio cómo desviaba la atención a la mano herida, destacable por un vendaje improvisado por los guardianes dragón para que no se infectase con el polvo, y la regresaba a ella.
-Tonterías. Ese corte lo puede tratar el más tonto de los bufones que traen de Essos, como nuestro Champiñón. Yo lo trataré, si la princesa está de acuerdo.
Una parte de ella la advertía de confiar en otro maestre que no fuera el suyo, pero si era el mismo que trataba los cuidados de sus nuevos hermanos y medio hermanos, tendría que conformarse con él. Sonrió con amabilidad ante la propuesta del hombrecillo.
-Por supuesto.
-Antes dejaría que un eunuco tratara su mano que un maestre cuyas ideologías en su campo desconozco.
La princesa volvió la cabeza hacia el dueño de la voz. El mismo que sujetaba su mano herido en alto y la ayudaba a mantenerse en pie. Estaba exagerando más de lo debido, y ese comentario... No era necesario comportarse así.
-Su excelencia, los cuidados son los mismos en todos los campos. La diferencia entre cuidar una herida de su magnitud es lo más sencillo que hacemos en la Ciudadela.
Aemond pareció pensárselo. En silencio, por supuesto. Una mirada crítica que lo barrió por completo, desde la punta que asomaba entre su toga de maestre de la Ciudadela hasta el más minúsculo de los pelos que adornaban su incipiente calva.
-Si se le infecta la herida, maestre, responderé contra usted en todo lo que conlleva.
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Son la misma persona:
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esuemmanuel · 1 year
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En un ardid de locura te canto, dándote mi aliento a través de la melodía de la mañana; ya el sol baila con las nubes aborregadas al escuchar el trino de mi alma enamorada. Es mi canto la ofrenda animada, la verdad que calma a mi corazón en llamas, mientras me otorga la confianza que el amor sincero respalda.
— Esu Emmanuel©️, In madness I sing to you, giving you my breath through the melody of the morning; already the sun dances with the dull clouds as it listens to the trill of my soul in love. It is my song that is the lively offering, the truth that soothes my burning heart, while granting me the confidence that sincere love supports.
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magicdreamspoetry · 10 months
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Astor Piazzolla exilio compositor y bandoneonista argentino, entre otras canciones la mundialmente reconocida "Balada para un loco".
Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese, qué sé yo, ¿viste? Salís de tu casa por Arenales Lo de siempre, en la calle y en vos Cuando de repente, de atrás de un árbol, me aparezco yo
Mezcla rara de penúltimo linyera Y de primer polizonte en el viaje a Venus Medio melón en la cabeza Las rayas de la camisa pintadas en la piel Dos medias suelas clavadas en los pies Y una banderita de "Taxi Libre" levantada en cada mano
¡Te reís! pero solo vos me ves Porque los maniquíes me guiñan Los semáforos me dan tres luces celestes Y las naranjas del frutero de la esquina me tiran azahares ¡Vení! que así, medio bailando y medio volando Me saco el melón para saludarte, te regalo una banderita y te digo
Ya sé que estoy pianta'o, pianta'o, pianta'o No ves que va la luna rodando por Calla'o Que un corso de astronautas y niños, con un vals Me baila alrededor... ¡Bailá, vení, volá!
Ya sé que estoy pianta'o, pianta'o, pianta'o Yo miro a Buenos Aires del nido de un gorrión Y a vos te vi tan triste, ¡vení, volá, sentí! El loco berretín que tengo para vos
¡Loco, loco, loco! Cuando anochezca en tu porteña soledad Por la ribera de tu sábana vendré Con un poema y un trombón A desvelarte el corazón
¡Loco, loco, loco!, ¡loco! Como un acróbata demente, saltaré Sobre el abismo de tu escote, hasta sentir Que enloquecí tu corazón de libertad ¡Ya vas a ver!
Salgamos a volar, querida mía Subite a mi ilusión super-sport Y vamos a correr por las cornisas Con una golondrina en el motor
De Vieytes nos aplauden: "¡viva, viva!" Los locos que inventaron el amor Y un ángel y un soldado y una niña Nos dan un valsecito bailador
Nos sale a saludar la gente linda Y loco, pero, pero tuyo ¡qué sé yo! Provoco campanarios con la risa Y al fin, te miro, y canto a media voz
Quéreme así, pianta'o, pianta'o, pianta'o Trepate a esta ternura de locos que hay en mí Pónete esta peluca de alondras, y volá ¡Volá conmigo, ya! ¡Vení, volá, vení!
Quéreme así, pianta'o, pianta'o, pianta'o Abrite los amores que vamos a intentar La mágica locura total de revivir ¡Vení, volá, vení! ¡larai-rarai-rará!
¡Viva! ¡viva, viva! ¡Locos, locos, locos!, ¡todos locos!, ¡locos! ¡Loca ella y loco yo!
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swimminglovelover · 9 months
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En el rincón de mi pecho, un suspiro brilla,
un sentimiento tierno que late sin medida,
ese fuego en mis ojos que el amor aviva,
es un dulce secreto que en mi alma se anida.
Sueños que despiertan al amanecer,
cuando su risa acaricia mi querer,
esos versos callados, palomas en vuelo,
que susurran un amor, sin temor ni desvelo.
Es un susurro eterno, que se expande y florece,
la luz de su sonrisa, todo mi ser embriaga,
y en cada verso, se despliega y crece,
un amor sin fronteras, que no entiende de traba.
Sus ojos cuentan historias, en silencio expresadas,
y en cada mirada, mis ansias desbordadas,
sus cabellos dorados en el viento ondean,
y en cada suspiro, mi corazón llamea.
Aunque no diga su nombre, mi alma enamorada,
susurra en el viento su belleza encarnada,
en cada verso traza un mapa sin guía,
y solo el destino sabrá si me guía.
Es ese chico especial, el dueño de mis sueños,
con su risa y su forma de hacerme dueña,
y aunque no lo diga, mi corazón lo sabe,
que en cada latido, su amor navega.
Así es este poema, una declaración oculta,
donde el chico enamorado, se desvela con sutileza,
me deslizo entre versos, en mi bella locura,
y en cada palabra, aflora mi nobleza.
Que los versos revelen este dulce encanto,
donde el chico enamorado encuentra su canto,
y aunque no lo diga, él sabe bien quién es,
un poema de amor que solo él comprenderá tal vez.
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pamelaarleenn · 10 months
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Cosas sobre mi a los 28 años.
1. Soy una persona que dice “quiero tu atención pero no te voy a molestar”
2. Hago mi primera comida del dia a las 3 de la tarde no me pidas un consejo.
3. Es muy difícil que alguien me vea enojada, pero cualquiera puede verme triste.
4. Al menos la depresión me dio un buen gusto por la música.
5. Soy tan sensible te juro que todo me rompe el corazón. Odio cómo la cosa más pequeña puede hacerme perder el ánimo.
6. Me encanta conducir solo por que si, sin un destino fijo, es la manera perfecta de despejar la cabeza.
7. Mi boca se pone fea cuando estoy realmente enojada, por eso no me gusta discutir.
8. Ser adulto me estresa muchísimo.
9. Me encantaría tener el hábito de leer, pero mi ansiedad no me lo permite.
10. Soy extremadamente puntual y exageradamente tímida.
11. Coleccionó convers y vans.
12. La pequeña señorita no sabe cómo expresar sus sentimientos. Me encanta escribir es mi única forma fácil de expresarlos.
13. No bebo alcohol con mucha frecuencia, pero cuando lo hago, hay dos opciones, o soy una persona completamente diferente (extrovertida) o me quedo dormida inmediatamente, así que nunca se sabe que puede pasar.
14. Tuve mi primera vez a los 26 años con mi primer novio.
15. Mi capacidad para actuar normal cuando estoy a punto de explotar es una locura. Tengo la terrible costumbre de dejar las cosas sin decir.
16. Ser una persona que siente las cosas profundamente es agotador.
17. Lo siento pero mi deseo sexual es demasiado alto para estar soltera, parezco inocente, pero en el fondo soy una adicta al sexo.
18. Naturalmente introvertida, selectivamente extrovertida.
19. La pequeña señorita desaparece del mundo cuando no está bien.
20. Una vez que toco mi cama hay un 90% de posibilidades de que todos los planes se cancelen. Cancelar planes para quedarme en casa es mi talento.
21. Aprender a tejer es lo más terapéutico que he hecho.
22. Me encanta cuando la gente recuerda pequeñas cosas sobre mí. Mi corazón se derrite cuando alguien recuerda pequeños detalles de las cosas que le he contado.
23. Disfruto mucho hablar por teléfono con las personas que quiero.
24. Creo en amor a primera vista, porque lo viví.
25. Si canto a tu alrededor estoy 101% cómoda contigo.
26. Realmente, realmente, realmente me encanta dormir.
27. Me encanta decir que soy solo una niña, porque literalmente soy solo una niña de 28 años.
28. Odio las noches en las que no puedo dormir porque estoy pensando demasiado.
29. Mi rasgo tóxico es que sé amar pero no sé creer que soy amada.
30. Alguien jugando suavemente con mi cabello es el sentimiento más relajante y lindo que jamás haya existido.
31. No puedo expresar lo mucho que me gusta tocarme.
32. Batallo mucho para encontrar tenis que me gusten y aparte que me queden.
33. La gente me ve comprando ropa y piensa que soy rica, pero, soy irresponsable.
34. Me encanta cuando alguien me educa sobre un tema que no sé sin hacerme sentir tonta.
35. 2022 no fue mi mejor año pero aprendí mucho.
36. Respeto a las personas que me dicen la verdad, por mas difícil que sea.
37. Sólo uso las redes sociales para mostrar mi exquisito gusto musical y enseñar mis hobbies.
38. Dar o recibir regalos como lenguaje de amor me parece innecesario.
39. Soy muy insegura acerca de mi cuerpo pero también creo que soy sexy al mismo tiempo.
40. Me da mucha ansiedad por separación cuando realmente me gusta alguien. Odio que me guste alguien porque empiezo a perder la cabeza.
41. Tu secreto siempre estará a salvo conmigo porque lo olvidaré.
42. Soy muy afortunada de tener una familia que me ama intensa y plenamente, y no quiero perder eso de vista por nada ni nadie.
43. Cada vez que tengo la regla siento como si mi vida se desmoronara, esto no es sostenible. Literalmente soy solo una niña.
44. Soy la persona equivocada para pedir consejo si no quieres escuchar la verdad.
45. Cuando digo “cuídate mucho” no lo digo por costumbre. Lo digo porque lo digo en serio. La vida es demasiado corta y nunca sabes si la última vez que ves a alguien es realmente la última vez que lo verás.
46. O soy demasiado directa o no expreso mis emociones en absoluto.
47. En mi próxima vida quiero ser música.
48. Odio lo rápido que mis ojos se llenan de lágrimas cada vez que estoy herida.
49. Si lloro delante de ti significa que estoy sufriendo mucho. Porque créeme, odio llorar delante de la gente, pero cuando lo hago, simplemente no puedo controlarlo
50. La cama de mis papás es mi lugar favorito cuando tengo pesadillas.
51. No puedo funcionar con el calor, fui construida para los fríos días de inverno.
52. Mi peor versión, soy yo con estrés.
53. En una canción, considero que la letra es lo más importante.
54. Feliz, triste o enojada siempre estoy escuchando música.
55. Odio pensar demasiado. Soy una pensadora compulsiva, sino me das una respuesta, me creo una.
56. Quiero un golden retriever cuando tenga mi propia casa.
57. La manera en como mi familia y yo amamos la navidad es impresionante.
58. Mi mamá dice que Dios me dio el don de argumentar, yo digo que me dio el don de discutir.
59. La relación entre la ropa negra y yo es una historia de amor que no se puede explicar.
60. No puedo vestirme en el baño después de una ducha, no sé cómo lo hacen.
61. Siempre se me olvida que tengo un tatuaje.
62. No voy a tener hijos a menos que pueda prometerles un hogar con dos padres.
63. Uso el mismo perfume desde que tengo 15 años y no tengo intenciones de cambiarlo.
64. Mi hermano es mi mejor amigo.
65. Lidiar con ansiedad no es nada fácil.
66. Enfrento al mundo con muchos problemas de confianza.
67. Enseñaré a mis hijos mucho amor propio.
68. El sudoku es el mejor juego que existe.
69. No soy una persona religiosa pero creo en Dios indiscutiblemente.
70. Me gusta el café en todas su versiones.
71. Compré un ukelele y nunca aprendí a tocarlo.
72. No me gusta la cerveza, mi bebida alcohólica favorita es el tequila.
73. Severus Snape es mi personaje cinematográfico favorito.
74. Me encanta manejar, pero me gusta más ser copiloto y poner la música.
75. Una buena hamburguesa tiene pepinillos.
76. El contacto físico es mi lenguaje de amor favorito.
77. Amo tener una vida privada, verás algo de mi pero no mucho, soy demasiado reservada.
78. Pensar demasiado realmente apesta porque o digo lo que tengo en mente y lo arruino todo o no digo nada y dejo que me moleste por dentro.
79. No soy buena en ningún deporte.
80. Me gusta mucho tocarme, lo hago desde los 18 años cada noche antes de dormir.
82. Soy la persona más terca, desordenada, distraída y consentida que conozco.
83. No estoy hecha para el amor casual, nací para el amor que consume el alma y la obsesión.
84. Mis gustos musicales son una mezcla de personas y situaciones que han ocurrido en mi vida.
85. Amo la responsabilidad afectiva, amo que te eviten sobrepensar las cosas, amo la exclusividad, amo las muestras de afecto.
86. Creo honestamente que acercarte a Dios es lo mejor que puedes hacer por ti en esta generación.
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moongirl-26 · 11 months
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Soy fiel creyente de que en la simplicidad está la real grandeza , lo realmente valioso , esas pequeñas cosas que se convierten en una venda para las heridas , esos pequeños momentos en los que el corazón vibra de alegría, encuentro hermosura en lo que para algunos es simple , como una conversación mientras tomo café con mi madre y miro sus ojos y ellos puedo descifrar sus sentimientos, como cuando escucho música y canto mientras bailo sin importar que me escuchen o me vean, como cuando tengo esas conversaciones con mi papá sobre filosofía y el amor mientras bebemos una cerveza, encontrando tanta sabiduría en sus palabras y en su corazón tanto amor , esos momentos divertidos con mis amigos que con sus locuras hacen de la vida mucho mejor , encuentrando en ellos un refugio donde acudir cuando la tristeza que esta vida algunas veces me produce me ataca y en sus risas y palabras descubro más motivos para ser feliz. Pequeños momentos con grandes significados , cosas simples que me dan tanto , encuentro algo que aprender o que apreciar de cada momento de mi vida , de cada pequeña cosa buena que tengo es de lo que me sostengo cuando la vida me tira al suelo y me levanto. No se necesita de tanto para ser feliz , más que aprender a encontrar lo grande en lo pequeño, más que amar y ser amado , agradecer y valorar y así lo mejor vendrá.
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pangraphia · 1 year
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Tu silencio y tu cabeza
Tu tiempo de más
Lo que de ti cambia
Tus botas ligeras y dios
Ahogándose en tu canto
Las murallas que edificas y desapareces
La locura de perderte
La locura de encontrarte
El calor de tu recuerdo
En mis manos
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leregirenga · 1 year
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Tumblr media
Amo mi locura que me vacuna contra la estupidez.
Amo el amor que me inmuniza ante la infelicidad que pulula por doquier, infectando almas y atrofiando corazones.
La gente está tan acostumbrada a ser infeliz, que la sensación de felicidad les resulta sospechosa.
La gente está tan reprimida, que la espontánea ternura le incomoda y el amor le inspira desconfianza.
La vida es un canto a la belleza, una convocatoria a la transparencia.
Chamalú. Indio Quechua
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