Tumgik
#Te llamaré Viernes
villings · 2 years
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lyon-amore · 1 year
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Detrás de las Mentiras Duskwood Capítulo 2
Capítulo 1 -------------------------------------------------------------
Habían pasado tres meses desde que MC salvó a Hannah. Ya había dejado atrás todo aquello. No quería recordarlo. No Duskwood, no Hannah… No Jake. Quería olvidarlos a todos, se había mudado de ciudad, cambiado de número de teléfono, todo lo necesario para desaparecer ella también. Quizás le dolía haber dejado atrás al grupo, pero si seguía siendo su amiga, seguiría acordándose en todas esas mentiras que Jake le contó. Qué no le amaba. Que no era el hacker que había sido perseguido. Le había ayudado a despistar a los que seguía con su hermana ¿Acaso no había importado? ¿Todo lo que se habían dicho era mentira? Es por eso que, mejor olvidarlo. No estaba huyendo, solo quería empezar de nuevo a querer una vida normal.
Su turno de mañana había terminado en la tienda de ropa y ya regresaba a casa. Tenía ganas de descansar ese viernes. El sábado tenía una cita con un hombre maravilloso al que había conocido por una de sus nuevas amigas y tocaba sesión de belleza. Escuchó un leve llanto cerca del parque. Miró a todos los lados, confusa. Se acercó al tobogán y miró dentro. Una niña, de cabellos negros estaba llorando.   —Hola —saludó MC de manera amigable— ¿Te has perdido?    La niña negó con la cabeza, haciendo agitar sus dos coletas.   — ¿Y tu mama o tú papá? —Miró a alrededor, buscando por todas partes— ¿Estás sola?   —Quería ir a ver a papi a su trabajo—dijo entre lágrima la pequeña—, me separé de mamá porque quería ir a buscarle…   <<Habla mejor que yo para una ser una niña pequeña…>>    MC continuó mirando a todas partes ¿Qué iba a hacer? No podía dejarla sola. Le extendió la mano, con una sonrisa. Esperaba que no se asustara.   — ¿Por qué no vamos a comisaría y avisamos a los policías para que llamen a tu madre? —la niña miró con duda. Obviamente no iba a hacer caso a un desconocido, pero dejarla sola sería mucho peor— Y de camino te compro un helado ¿Qué te parece?    Pensaba que quizás así le haría más caso, aunque fuera un truco rastrero, pero era lo único que se le ocurría. La pequeña asintió, comenzando a salir del tobogán. MC se apartó para dejarla salir y le tendió la mano.   —Vamos, no te separes de mí ¿De acuerdo?   — ¡Sí! —la niña extendió su mano, con una sonrisa.   — ¿Y cómo te llamas?   — ¡Rose! ¿Y tú?   —Yo me llamo MC.   — ¿MC? —Se puso a pensar, para luego, reír— ¡Me gusta tu nombre!   —Gracias Rose, tú también tienes un bonito nombre.   —Papá me lo puso.   —Vaya, pues te escogió un nombre precioso —MC sonrió a la pequeña.    Su manera de hablar era muy graciosa, como si intentase parecer una adulta, pero aún hablaba como una niña. Sospechó que quizás era porque intentaba imitar a sus padres, para sentirse segura.
Le compró el helado y fueron a comisaría. La policía se sorprendió ver a la niña.   —Ya es la segunda vez esta semana, pequeña —dijo uno de los policías, agachándose a su altura.   —Yo sólo quiero ver a mi papi… —contestó la pequeña, agarrándose a la pierna de MC.   —Lo sabemos —el policía se incorporó con una sonrisa, mirando esta vez a MC—. Nosotros nos encargamos de ella, llamaré a su madre para que venga a recogerla.   —De acuerdo —MC se colocó a la altura de la pequeña, sacando un pañuelo para limpiarle la cara de chocolate—. Bueno Rose, un placer conocerte, pero me tengo que ir-   — ¡No! ¡No quiero! —La abrazó y miró al policía— ¿Puede quedarse ella también en el cuarto de los niños?   —Rose, a lo mejor la señorita tiene que hacer cosas-   —Claro que sí, estoy ocupada —separó a la niña con cuidado, arreglándola las coletas también. Quería que cuando su madre regresara, no la viera echa un desastre—. Lo siento, Rose, pero tengo que irme.   —Pero no quiero, porfi…—puso la mejor mirada convincente.    La joven MC suspiró. Suponía que por un poco más de tiempo, no pasaba nada.   —Supongo que puedo quedarme hasta que venga tu madre —contestó al final.   — ¡Bien! ¡MC se queda! —la niña se abalanzó a ella, abrazándola.   — ¿Está usted segura? —le preguntó el policía.    MC se encogió de hombros. No podía decirle que no a la pequeña Rose. Además de que, la niña parecía feliz estando con ella.
Esperaron en una sala en donde había todo tipo de entretenimiento para los niños. Rose se acercó a MC, con un folio en la mano. La joven lo cogió y la niña empezó a hablar.   —Esta es mamá, este es papá, esta soy yo y está eres tú.   — ¿Soy yo? —Preguntó sorprendida, aunque los dibujos casi eran indescriptibles— Vaya, me has retratado perfectamente.   —Se lo daré a papá cuando regrese.   — ¡ROSE! —Una mujer de cabellos rojos y cortos apareció en la sala, acercándose a la niña— ¿Dónde estabas? ¡Te he buscado por todas partes!   —Quería ir con papi...   —Lo sé cielo, pero hasta la noche no regresa —su madre no paraba de observarla, buscando alguna herida.   —La encontré en un parque —dijo MC, dejando el dibujo en la mesa.    La mujer cogió a la niña en brazos y la observó. MC se sintió incómoda.   —Estaba hablando por teléfono un segundo cuando se marchó —explicó la mujer—. Muchas gracias por traerla, soy Katherine —extendió su mano a modo de saludo—, siento que mi hija le haya causado problemas.   —MC y para nada, ha sido todo lo contrario, realmente es una niña muy valiente.    Katherine la miró de arriba abajo al haber escuchado su nombre. Quizás estaba mirando si de verdad era de fiar.   —Mira qué tarde es —miró la madre su móvil—. Tendrías que estar ya con la abuela.   —No quiero ir con la abuela —negó la niña, señalando a MC—, quiero quedarme con MC, al menos ella me da helado para comer, la abuela no me deja ver dibujos de la tela.   — ¡Rose! —su madre la recriminó, después mirando a MC como si estuviera pidiendo disculpas— Perdona, se supone que no debería hablar de manera tan directa, seguro que lo ha aprendido de su padre.   —No se disculpe, los niños tienden a ser demasiado sinceros.   —Mamá, porfi, porfi…. Qué me cuide MC….    Katherine miró a la joven y después a su hija. A continuación, volvió a mirar a MC.   —Solo será hasta la noche —le empezó a explicar Katherine—, tengo que irme fuera de la ciudad a un trabajo y necesito que alguien la cuide.   —No sé sí-   — ¡Te pagaré!   <<Ding, Ding, Ding.>>   —Claro —asintió MC. No pasaba nada por hacer de niñera un día ¿No?
MC las acompañó al edificio. Realmente era un piso carísimo y bastante alto. Entraron en el ascensor y la mujer metió una especie de llave, activándolo. Ni el piso de MC tenía un como eso.
Llegaron al piso, pero cuando abrió el ascensor, ya estaban directamente en el piso. Era bastante grande, con unas ventanas amplias y vistas maravillosas a la ciudad. Pero eso no fue lo que le llamó la atención. Encima de la chimenea eléctrica, vio unas fotos de boda. Y, en esas fotos, salía Jake. Su corazón latió deprisa al verle tan elegantemente vestido. Era demasiado atractivo como para ser real.   —Mi marido —Katherine se acercó, con una sonrisa—, estuvo cuatro años en una investigación contra una banda terrorista. Solo conoció a Rose cuando nació, antes de marcharse —la mujer suspiró, cruzándose de brazos—. Le dejó un montón de videos grabados para que conforme iba creciendo, le fuera reconociendo la voz.    MC no dijo nada, tan sólo escuchó atentamente. Tenía que largarse de allí en cuanto podía.   —Acabo de recordar de que tengo que hacer un par de cosas para mañana-   —Sé quién eres —le cortó Katherine y MC palideció. Pensaba que iba a gritar la o algo por el estilo, pero la sorprendió bastante— y me alegra mucho que llegases a rescatar a la hermana de mi marido. Cuando me lo contó, no paraba de hablar maravillas de ti y de lo bien que lo hiciste.   —Gracias….    Era algo normal ¿Verdad? Qué le hablase de ella y lo que le hizo, pero… ¿De verdad le había contado la investigación sobre los terroristas? ¿A ella? ¿A su mujer? Bueno, no le tendría que importar, al fin y al cabo, era su mujer… Tendría que confiar en ella.   —Gracias a ti…. Él pudo terminar su investigación y regresar a casa y conocer a su hija…. Gracias —Katherine la abrazó y ella se quedó sin saber cómo reaccionar.    La abrazó dándole palmaditas en la espalda, como si siquiera animarla. La verdad es que cuando Jake le contó la verdad, deseo que al menos un camión de camino a casa le atropellase o que se atragantara con la cena que su mujer le preparase y se quedase azul por la asfixia, pero después de esto, de saber que lo que había hecho le había devuelto también a una niña un padre, pues tuvo que dejar la ira apartada. Rose no tenía la culpa de tener un padre tan capullo.   — ¡Bueno! ¡Tengo que irme ya! —se separó corriendo, desapareciendo por el pasillo— Ven, te enseño todo rápido.    MC la siguió mientras iba contado dónde estaba casa cosa, qué hacía qué mando, si la nevera y los hornos… En fin, un tour por una casa mucho más magnífica que la suya con un montón de cosas que ella no podía obtener.   <<Jake, te odio…>>   — ¡Un beso Rose! —la madre se acercó a la niña, cogiendo su carita aplastando las mejillas, dejándole un beso en ellas— Pórtate bien y haz caso a MC, papá regresará en la noche, así que no vayas a buscarle ¿De acuerdo?   —Sí mami.   —MC —salieron del cuarto de la niña para dirigirse al ascensor—, te pagaré cuando regrese o si quieres, puedo decirle a Jake que-   —Puedo esperar a que regreses —la corto rápidamente. Se negaba que él le diera dinero después de que ella misma se lo tirase a la cara—. No me sentiría bien aceptando el dinero de la persona que ayude a salvar a su hermana —explicó entre mentiras.   —De acuerdo entonces —cogió su chaqueta y la maleta, llamando al ascensor—. Hay toda una lista de teléfonos en la nevera y si necesitas salir a por algo el código del ascensor es 725B—entró en el ascensor girándose.   —Está bien-   — ¡Y qué no se quedé hasta muy tarde despierta! —iba exclamando mientras las puertas se cerraban.   — ¡Que pase un buen viaje!    MC suspiró. Tenía que tener en mente que esa niña no tenía la culpa de nada. La había conocido sin saber quién era. No iba a ser cruel con ella, de eso estaba segura.
Fue al cuarto de la niña, para ver cómo estaba. Se encontraba pintando en los folios. MC se agachó para sentarse en la pequeña silla que tenía al lado. Su cuarto estaba hecho para una niña con mucho dinero, su cama, imitaba a un castillo de princesas, con escaleras para subir a la cama.   — ¿Quieres comer algo, Rose? —preguntó MC tranquila.   —Mmm… —la niña se puso a pensar, torciendo los labios y dándose golpecitos en la cara— ¡Helado!    MC se rió, viendo cómo extendía sus brazos de la emoción.   —No, no más helado por hoy y me refería a comer algo de verdad.   — ¿Y no puede haber helado de postre?    Oh, no… Ya le estaba poniendo la mirada inocente.   —Habrá helado si no se lo dices a mamá y a papá de que te he dado helado dos veces en un mismo día.   — ¡Prometido! ¡No digo nada!    La niña ofreció su meñique y MC aceptó. Las risas cómplice de la niña le hizo gracia.
Dejó a la niña comer en la cocina, mientras ella limpiaba lo que había utilizado.   —MC —la niña empezó a hablar y ella hizo un sonido de que la estaba escuchando— ¿Tú ayudaste a mi papi?   —Bueno, ayudar, ayudar… —terminó de fregar y se secó las manos con un trapo, sentándose a su lado— En realidad solo fue investigar, no hice nada más.   —Pero ha contado todo lo que hiciste y eso es genial —extendió sus bracitos en el aire— ¡Eres como una súper heroína! ¡Cómo papi! ¡Que derrotó a los malos!   —Vaya, es un honor ser una súper heroína —MC se levantó de la encimera para acercarse a la nevera, sacando una pequeña tarrina de helado y una cuchara—. Te lo mereces.   —Gracias Súper MC.    MC sonrió, viendo cómo comía. No lo había pensado en ese modo, que era una heroína. Quizás porque estaba más empeñada a sentir rabia que a sentirse bien por haber hecho algo bueno.
Se pasaron la tarde jugando a tantas cosas que MC acabó agotada antes que la niña. No pasó por su cabeza que era la hija de Jake, ni que estaba en su casa. Tan solo que cuidaba a una niña. Con unos padres demasiado geniales como para tener esa casa. Esperaba que el dinero que le diera, valiera la pena.
Mientras la niña cenaba, se escuchó el ascensor. Rose saltó del asiento, aunque MC llegó a tiempo para evitar que se cayera.   — ¡Papi! ¡Papi! —gritó de alegría, saliendo a correr.    MC suspiró. Sabía que esto iba a pasar y que se encontraría con él. Bueno, tenía que dar ejemplo a una niña y no mostrarse rencorosa delante de ella. Mejor tragarse el orgullo y mostrar su mejor cara.
Empezó a salir de las cocina, dirección al ascensor. Ya podía escuchar su voz. Un enorme dolor en el corazón se hizo presente.   —Cielo, ¿No tendrías que estar en casa de la abuela? —escuchó preguntarle a la niña.   —MC me está cuidando ¡Es genial!   — ¿MC?    La joven apareció y le miro de manera incómoda, con las manos en los bolsillos del vaquero. Jake la miró sin saber qué decir. No la esperaba en su propia casa después de tres meses sin saber de ella. Después de que le destrozara el corazón.   —Me encontré a Rose en la calle y en la comisaría, tu… —MC cogió aire pesadamente— Mujer me pidió que cuidase de ella porque no paraba de insistir.   —Claro, ya veo.    Se quedaron mirándose. Sin saber qué más decir. MC quería marcharse ya ahora que Jake estaba, así que decidió coger la iniciativa de ir a por su abrigo en el perchero.   —Bueno, yo ya me voy-   — ¡No! Quédate —dijo Rose, para luego mirar a su padre que aún la tenía en brazos—. Papi, dile a MC que se quede, al menos hasta que me vaya a dormir, por favor.    Jake suspiró. Tampoco él podía resistirse a la carita de su hija. Miró a MC y se encogió de hombros.   —Ya la has oído a la jefa —dijo finalmente, con una sonrisa.    MC se mordió el interior de la mejilla. Tampoco ella podía resistirse a su cara. Rose era una buena manipuladora. Al igual que cierta persona. Y su madre había dicho que no se quedase hasta muy tarde despierta, sería terminar de cenar y a la cama.   —Vale, me quedo —dejó la chaqueta, intentando poner su mejor sonrisa—. Pero tú tienes que terminar de cenar, jovencita.   — ¡Cierto! ¡Tengo que cenar, papi!    Jake la dejo en el suelo y ella salió corriendo. Se quedaron ambos en la entrada. Todavía sin decir ninguna palabra. En algún momento, alguien tendría que hablar.   —Tienes un buen aspecto —dijo Jake, con las manos en los bolsillos de su traje.   —Gracias —contestó MC, cruzándose de brazos— y tú.... Tienes una bonita casa.    El joven soltó una risa floja. Claramente ella seguía enfadada.   — ¡MC! ¡No llego a la silla! —escucharon a Rose gritar.   — ¡Voy a ayudarte! —MC gritó, sin apartar la mirada de Jake.    No sabía si había hecho bien en quedarse, pero por esa niña, aguantaría un poco más.
Estaban tranquilas en la cocina cuando el padre de la niña hizo su aparición, vestido con una simple camiseta negra y pantalones cómodos. La camiseta era tan ajustada que hizo que MC apartase la mirada avergonzada por sus pensamientos. No podía mirarle de esa manera con su hija delante. Y que aún lo odiaba.   —Lo…. Lo siento, sólo he preparado cena para Rose —se excusó MC, sin mirarle.   —No pasa nada, he cenado fuera por trabajo —se apoyó en la encimera, con una botella de agua— ¿Qué se dice, Rose?   —Gracias por la cena, súper MC —contestó la niña, riendo.   — ¿Súper MC? —Jake miró a MC, con una sonrisa.    La joven evitó su mirada. Sé que él iba de amigo, pero ella todavía tenía que alejar esas emociones.   —Soy su heroína por salvar a su tía —contestó, aclarándose la garganta—. Al parecer, alguien ha estado hablando demasiado de mí.   —Bueno, procuro no ocultarle nada a mi familia —contestó Jake, bebiendo un poco de agua. MC vio cómo pasó su lengua por los labios, secándose el agua que se quedó en ellos.    La joven tragó saliva, apretando la mano con fuerza. Menuda tentación le habían puesto en el camino. Pero claro, sus palabras habían sido lo bastante duras para ella. No le ocultaba nada a su familia. Lo contrario que a ella. Ojalá pudiera responderle a esa frase, pero causaría problemas con Rose y seguramente se lo diría a su madre. Y adiós dinero.   —Eso es muy bonito —dijo finalmente MC, evitando sonar molesta—, tienes que ser como tu padre Rose, sé totalmente sincera, nunca mientas a las personas que te importan.    Sabía que era como lanzarle una indirecta. Y él lo sabía. Rose asintió y continuó cenando.
MC fregaba lo platos de la niña con tranquilidad. Jake se puso a su lado apoyándose en la encimera.   —Agradezco que te hayas quedado un poco más con ella—dijo Jake, con calma—. Aunque no quiero que lo hagas por mí.   —Me he quedado porque Rose me lo ha pedido, no porque TÚ me lo hayas dicho—le dijo molesta—. Y sí, tú mujer me ha contado que sabía quién era porque le has hablado de mí —terminó de fregar, secándose las manos con un trapo, para después tirárselo a la cara.    Evitaba gritar por la niña, no quería que los oyera discutir. Jake suspiró, dejando el trapo en la encimera. Sí, aún seguía molesta con él.   —Bueno, Katherine y yo nos lo contamos todo —contestó Jake, encogiéndose de hombros—, no tengo nada que ocultarla.   — ¿Oh? ¿Seguro? —MC se cruzó de brazos, frunciendo el ceño cada vez más enfadada— ¿Exactamente qué le has dicho? ¿Qué querías coger mi mano y huir? ¿Qué no parabas de pensar en m? —Jake hizo una mueca, pellizcándose el puente de la nariz— ¡No! Espera: Le has dicho que me querías.    MC se quedó esperando a la respuesta de Jake, que parecía estar pensándoselo. Por supuesto que no se lo había dicho ¿De verdad le iba a contar a su mujer que había mentido a una chica para conseguir que siguiera ayudándolo a encontrar a su hermana? Claramente estaría muerto por jugar con los sentimientos de otra persona. Y MC lo sabía, porque Katherine la había tratado con amabilidad.   —Tan sólo le he contado que me ayudaste y que somos amigos —contestó finalmente, viendo cómo MC poco a poco se iba a aproximando a él con rabia, y Jake, iba retrocediendo con miedo—. MC, vamos a calmarnos ¿De acuerdo?   —Si no te mato ahora mismo es porque adoro a tú hija, es un ángel comparado con el demonio de su padre —le dio toques en su pecho, enfadada. Ni siquiera sabía por qué seguía allí, ya estaba todo terminado, Rose se iba a dormir y ella a regresar con su vida—. Un capullo que no tuvo en cuenta los sentimientos de otra persona.   —Eso no es cierto y lo sabes —le dijo Jake ahora en un tono más serio. Lo que hizo que MC se riera con sarcasmo.   — ¿Ah sí? Dime ¿En qué momento pensaste que hacerme creer que me amabas es parte de “preocuparte de mis sentimientos”?    Jake agachó la cabeza. Incapaz de verla a los ojos. MC asintió, entendiendo que no iba a contestarle. Pero al final, el levantó la cabeza, preparado para hablar.
Unos pasitos se escucharon entrar en la cocina. Rose tenía en su mano un cepillo de dientes. Miró a los dos adultos, que la miraron un poco asustados al ver la sangre de su labio. Jake cogió papel de cocina, acercándose a ella.   — ¿Rose, qué ha pasado? —preguntó su padre, agachándose para limpiar su labio.   — ¿Estás bien, Rose? —preguntó MC, también poniéndose a su altura.   —Me estaba cepillando los dientes y se me ha caído uno al agua —contesto, con voz temblorosa— ¡Papi! ¡¿Me voy a quedar sin dientes como la abuela?!    Ambos adultos se rieron. La tensión había desaparecido entre ellos gracias a la pequeña que los había salvado.   —No cielo, es algo muy natural, significa que te estás haciendo mayor —contestó Jake, con una sonrisa—, vas a cumplir seis años, es común que a tu edad los cambios de los dientes sucedan.   — ¿Y sabes qué es lo mejor? —MC comenzó a decir, manteniendo la atención de la niña— El hada de los dientes te pondrá debajo de la almohada un billete de cinco euros.   — ¿De verdad? —A la niña se le iluminó la cara, mirando a su padre ahora— ¿Es cierto? ¿Hay un hada que te da dinero por dientes?    Jake miró a MC, que sonreía con malicia. Podría no querer su dinero, pero no se iba a librar ahora de que tuviera que darle a su hija un billete cada vez que un diente se le cayera. Muy astuta, lo admitía. Usaba a su hija de manera inocente contra él. No le molestaba porque a todos los niños se le contaba esa historia, pero un billete era demasiado.   —Sí, te da dinero como agradecimiento —contestó finalmente Jake— ¿Tienes el diente?   — ¡Sí! —La niña abrió la mano, mostrándolo sin miedo— ¡Ahora mismo voy a dejarlo!    Se incorporaron viéndola marcharse. La discusión de antes había desaparecido.   —Gracias, ahora tendré que darle a una niña de seis años billetes —le recriminó Jake un poco jocoso.   —De nada, un placer ayudar en mantener la imaginación despierta de tu hija.    El joven asintió, aceptando la derrota.
La niña regresó corriendo, esta vez, con una película en la mano.   — ¡Me voy a mantener despierta a que venga el hada de los dientes! —Exclamó mostrando la película— ¡Papi! ¡MC! ¡Vamos a ver Frozen!    Jake y MC se miraron. Tenían que terminar con esto. MC ya estaba pasando demasiado tiempo con ellos y cada vez dolía más y más el estar con él.   —Rose, cariño —Jake volvió a agacharse, cogiendo la película—, ya es tarde, y estoy seguro de que mamá ya querría que estuvieras en la cama, además —dirigió la vista a MC, un poco incómodo y después se la devolvió a su hija—, MC ya tiene que irse, no puede quedarse aquí ¿Lo entiendes?   —Porfi, porfi —la niña suplicó, para luego acercarse a MC con esos ojos brillantes. Los mismos ojos que su padre— ¡MC! ¡Por favor! ¡Vamos a ver Frozen! Y esperamos al hada de los dientes juntas.    MC miró a Jake, que ya se había incorporado. Se encogió de hombros, suspirando. Ninguno quería ser demasiado duro con ella, aunque sólo por ese día, le estaba regalando un día con su heroína. Nunca más la iba a volver a ver.   —Claro —dijo finalmente—, vamos a ver la película.   — ¡Bien! —salió de la cocina corriendo.    Jake se acercó a MC, murmurando entre dientes.   — ¿Podías apoyarme un poco? —le preguntó a la joven, un poco molesto— No quiero tener que escuchar otra vez ‘Let It go’.   —Es la paternidad, Jake —MC le dio golpes en el pecho, con una sonrisa victoriosa—, te toca aguantar las princesas y los héroes con sus chistes malos.    Mientras MC salía de la cocina, le escuchó soltar un suspiro cargante. Cómo lo estaba disfrutando malcriando a su hija y luego, iba a recibir dinero de su esposa. Mejor imposible.
Se sentaron en el sofá, con Rose en medio de los dos, haciendo de muro. A veces, MC podía notar la mirada de Jake. No sabía si le resultaba incómodo o quizás excitante por ser algo prohibido.
Agitó la cabeza. No. Seguía enfadada. Le dirigió una mirada al pillarlo mirándola. Lo que hizo que él tosiera nervioso cuando vio la mirada asesina de la joven. Estaba claro. Había demasiadas cosas sin hablar. El problema era, que había hecho demasiado daño. Y eso quizás jamás lo iba a poder a arreglar.
Rose se quedó dormida, en el regazo de MC, que le acariciaba el cabello con suavidad. Al verla así, Jake quitó la película, levantándose del sofá.   —Dámela, la llevaré a su cama —el joven de cabellos negros cogió a la niña en brazos. Para luego marcharse del salón.    MC los siguió, al menos para ver a la niña por última vez. Se apoyó en el marco de la puerta, viendo cómo Jake la arropaba. Bueno, era un capullo, pero un capullo buen padre. Cuando Jake fue a alejarse, la niña empezó a despejarse un poco, pero aún seguía un poco dormida.   — ¿Hada de los dientes…? —preguntó, sin abrir los ojos todavía.    Jake hizo señales a MC para que entrara, asustado de que pudiera romperle los sueños de la niña. MC negó con la cabeza mientras que Jake la metió en el cuarto. Ella empezó entonces a buscar alguna cosa para fingir, mientras que Rose empezaba a incorporarse. La joven logro encontrar una corona y una varita de juguete, y se acercó a la cama deprisa. Jake le tendió un billete y se quedó fuera del cuarto, mirando detrás de la puerta.   — ¿MC…? —preguntó la niña, con los ojos un poco abiertos.   —Me has pillado —dijo la joven, con una sonrisa, dejando el billete debajo de la almohada—, has descubierto mi verdadera identidad.   — ¿Eres el hada de los dientes…?   —Sí, pero no se lo digas a nadie —levantó el meñique, mirándola cómplice—, es nuestro secreto.    Rose sonrió un poco, todavía dormida.   —MC, ¿Puedo pedir algo más que dinero?    MC miró atrás, en donde Jake negaba con la cabeza. Bueno, otra cosa más con qué arruinarlo.   —Claro, ¿El qué? —pudo escuchar a Jake quejarse entre dientes.   — ¿Puedes hacer que mamá y papá pasen más tiempo conmigo?    MC pasó de una sonrisa a una mirada triste. No esperaba que la pequeña Rose le dijeras algo como eso.   —Bueno, Rose —MC se sentó en la cama, quitándose la corona—, tus padres puede que estén siempre ocupados, pero eso no significa que no te quieran.   — ¿Y no podrías quedarte tú conmigo?    Tragó saliva con fuerza. No podía mentirla. No podía hacerle eso.   —Cariño, lo siento mucho, pero… Yo no puedo quedarme —le quitó las coletas, cepillándola el cabello con los dedos—, tengo también cosas que hacer, lo entiendes ¿Verdad?    La pequeña asintió. Parecía que iba a llorar en cualquier momento.   —Me he divertido mucho hoy hada de los dientes —susurró la niña, volviendo a estar cansada—, ha sido el mejor día de mi vida… Quiero que todos los días sean así…    MC la tumbó despacio, acariciando su cabello con cuidado. Para una niña, necesitar a sus padres era importante. Si no hubiera sido por ella, quizás Jake no hubiera visto su primer diente de leche caer. Ya eran bastantes años que se había perdido verla crecer.
Salió del cuarto y miró a Jake, que estaba mirando a su hija. No a ella como antes.   —Tienes una hija increíble —le dijo MC, sonriéndole.   —Y un padre como capullo, lo sé —dijo Jake, con un suspiro—. Te acompaño al ascensor. MC asintió, siguiéndole.
Cogió su chaqueta y su bolso, colocándoselo. Se acercó al ascensor y esperó a que subiera.   —Sí que me preocupé de tus sentimientos —retomó Jake la conversación de la cocina, mirándola—, el problema era que… Me dejé llevar por los míos. MC reaccionó despacio, mirándole poco a poco. ¿De verdad le estaba diciendo eso? ¿Ahora? ¿En este momento? Soltó un suspiro y se puso a darle deprisa al botón del ascensor, como si eso fuera a ir más deprisa.   —MC-   — ¡No! —Le gritó la joven, susurrando— Ni se te ocurra seguir.   —No pude decir nada en la comisaría porque estaban mirando por el espejo —continuó hablando Jake.    El ascensor llegó y MC entró deprisa en él, pulsando el botón del piso de abajo. Jake paró la puerta del ascensor, para entrar en él. Ella intentó mantener el espacio entre ellos, evitando mirarle a la cara.   — ¿Acaso no tengo derecho a decirte la verdad? —se intentó defender Jake, mirándola.   —No, no tienes derecho a decir que me vas a decir la verdad después de mentirme —MC le miró con enfado.   —Cuando te dije que era peligroso para los dos, en parte era cierto —continuó el joven, soltando un suspiro—, por mi misión y por otra parte, rechacé tus sentimientos porque recordé que estaba casado.   — ¡¿Recordaste?! —Le gritó sorprendida gesticulando rápidamente con las manos, controlándose en no abofetearlo— ¡¿Recordaste que estabas casado?! ¡¿En serio?! ¡¿Y también recordaste que tenías una hija?!   —No, nunca olvidé a Rose-   — ¿Ah, no? —Se cruzó de brazos, ofendida— Porque no lo parecía cuando me dijiste que no parabas de pensar en mí.   —Hay dos cosas que me arrepentiré en mi vida —la joven no quería fijarse en los ojos de Jake. Podía ver que estaba dolido. Y ella sabía que iba a ser su debilidad—: La primera en no haber podido ver crecer a mi hija y la segunda… Haberte engañado.    MC tragó saliva nerviosa. Evitó mirarlo de nuevo. No quería seguir escuchándole.
Se hizo el silencio en el ascensor. Jake sabía que no la escucharía.
Llegaron a la planta de abajo, pero MC, decidida, decidió cerrar las puertas y mirarle a los ojos. Quizás si de verdad le decía la verdad, podría al menos perdonarle y seguir con su vida normal, no odiándole.   —Dímelo.   — ¿Qué te diga qué, MC? —Se encogió de hombros Jake, sin entenderla.   — ¿De verdad llegaste a sentir algo por mí? Dímelo ahora que no hay nadie vigilándonos —apretó la mandíbula, asustada de la respuesta.    Jake suspiró. Colocándose en frente de ella. No la tocó. No la acarició. Pero ambos estaban lo bastante cerca como para sentir la respiración del otro. MC se sentía intoxicada por el olor de su colonia. Lo miraba a los ojos, esperando a sus palabras. Él asintió, despacio, sin apartar la mirada de ella.   —Sí —contestó, sin dudar ni un segundo—. Gracias a ti pude soportar el tiempo que estuve solo. Conocerte hizo que saliera unas emociones demasiado intensas que jamás había sentido con nadie-   —Jake ¿te das cuenta de lo que estás diciendo?   —Tú lo has preguntado-   —No es eso lo que te estoy diciendo —negó la chica con la cabeza, suspirando—. Sigues amándola ¿verdad? A Katherine.    El moreno agachó la mirada. Claramente, eso no se lo podía ocultar.   —Sí, la quiero —contestó despacio—. Ella siempre ha estado a mi lado y siempre ha sido comprensiva conmigo. Quizás es la mejor compañera jamás hubiera podido imaginar tener.
MC le dio al botón del ascensor para abrir la puerta. Soltó todo el aire cargado, saliendo del lugar.   — ¡Espera MC! —Jake fue tras ella, parándola, colocándose delante— ¡Pero eso no significa que no sienta nada por ti!   — ¡Jake! —Gritó su nombre furiosa, mirando a todos los lados asustada de que alguien los oyera— ¡¿Me estás diciendo que te parece bien que estés con TÚ mujer y que yo sea la amante?!   El chico la miró, casi dudando. MC no podía creerlo. Era increíble lo que estaba sucediendo.   —No pienso arruinar una familia solo porque tú no seas valiente en decirle a tu mujer de que la engañaste —negó MC con la cabeza, agarrándole con fuerza de la camiseta—. Que te quede claro, no pienso dejar a esa niña sin familia solo porque su padre es un gilipollas que le gusta jugar a dos bandas.   —No, no estoy jugando a dos bandas-   — ¡No puedes tenernos las dos a la vez! —MC comenzó a llorar, empujándole— ¡La quieres, Jake! ¡Esa es la verdad! ¡Yo no fui más que una aventura para ti! ¡Algo con lo que distraerte mientras yo me encargaba de buscar a tu hermana!   — ¡NO! —Jake gritó con fuerza, colocando sus manos en el hombro de la joven— Nunca pensé eso de ti, no pienses que fuiste la otra.    Evitó mirarle. Era increíble. Pasó la lengua por sus labios, notando el saber de las saladas lágrimas que le brotaban. Quitó despacio sus manos, respirando con dificultad.   —Pero lo era… Siempre lo he sido…   —Yo… —Jake cogió aire, mirándola con confusión— Yo solo sé que nunca he sabido cómo comportarme contigo… Y que fue cierto todo lo que te dije-   —Ahora no puedo creerte —MC le apartó, pero esta vez sin mucha fuerza, quería alejarse de allí—. Tengo que irme.   —MC… —Jake volvió a detenerla, cogiendo su mano. La chica se dio la vuelta, secándose las lágrimas— No dejo de pensar en todo el daño que te hice… En el dolor que te causé… La imagen de ti llorando por lo que te dije no la puedo olvidar.   —Para… No sigas…   —No puedo olvidarme de ti —colocó sus manos en las mejillas de la joven, acariciándolas despacio—. MC, me has marcado tanto que no puedo sacarte de mi cabeza.    La chica respiró con dificultad, pasando su mano por su flequillo. Al final negó con la cabeza. Lo que estaba haciendo era hacerse daño. Pero si de verdad él se lo estaba diciendo de manera sincera, tendría que dejárselo claro.   —Para estar conmigo, se tiene que estar en serio —dijo firme, cogiendo sus manos para quitárselas de la cara—, no te digo que dejes a tu hija, porque eso nunca te lo diría, no soy así —vio los ojos de Jake brillar. Pareciera que también él quisiera llorar. Sabía perfectamente que estaban haciendo daño a todos por su egoísmo—. Pero si de verdad me quieres, se lo tienes que dejar claro a Katherine —Jake fue a hablar, pero ella siguió—, si no… Entonces no me busques… No me hables… Déjame vivir, Jake… Si me consideraste también una amiga, entonces acepta mi decisión.   —MC-   —No —se alejó un poco, dejando de querer respirar su colonia. Su aroma. No quería cometer un error—. Lo siento Jake, pero no es mi decisión, es la tuya. Yo no puedo decidir a quién debes querer de verdad.    Se dio la vuelta, comenzando a alejarse.
Antes de salir del edificio, miró para atrás, viendo cómo él la observaba. Al ver que ni iba a por ella, teniéndolo claro, se marchó de allí.
No iba a romper una familia siendo la amante. No iba a destruir algo que Katherine y él habían creado: La familia perfecta. Y quería que Jake se lo pensase de verdad, que supiera lo que conllevaba a querer a dos personas. No quería que él lo destruyera tampoco solo por ella, un capricho. Algo fugaz ¿Emociones intensas? ¿Cómo le podía decir eso?
Cuando estuvo más alejada del edificio, continuó llorando hasta agacharse, abrazándose a sí misma.
Se había alejado para olvidar, pero parecía que no iba a librarse de esos sentimientos todavía.
Capítulo 3
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la-incomoda-social · 7 months
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Te llamaré Viernes de Almudena Grandes
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El libro abre con Apenas despertó aquella mañana, la lengua seca, y firme contra el paladar, se asustó del sabor nauseabundo de su propio aliento.
Sinopsis
Una entrañable historia de amor entre dos seres a los que la vida ha dejado al margen en un Madrid sin alma.
¿Cómo condensar en pocas líneas toda la complejidad de esta difícil historia de amor, que genera a su vez tantas otras que nos hacen pensar y sentir la abrumadora soledad en la que intentan sobrevivir estos personajes feos y huraños, crecidos en el desamor, conmovedores en medio de tanta dureza y tanta ternura ? En un Madrid sin alma, Benito ata los cabos de su accidentada existencia gris, hecha para estrellarse una y otra vez «con la miseria del héroe», hasta el día en que, cual un nuevo y desesperado Robinson urbano, encuentra a su Viernes en Manuela, con quien la Naturaleza no fue benigna pero a quien sí dotó del extraordinario don de fabular. Consuelan su tortuoso y tenue deseo de vida y amor el recuerdo insistente de las chinelas azul celeste de una madre infiel y los delirios filosóficos de Polibio, intelectual venido a menos, dueño del bar más cutre de la ciudad. A su alrededor, los demás, el jodido mundo que es como una isla desierta cuando no hay un maldito Viernes que te cuente un cuento…
Terrorífico. Puro y sombrio terror. Semanas antes de comenzar este libro había leido mi primer libro de Almudena Grandes. Lo empece con grandes expectativas, pues es al fin y al cabo es una de las grandes escritoras de la literatura en castellano de ultimos años, ese libro era Estaciones de paso y la verdad es que no defraudó. Un conjunto de relatos cortos que con una narración sencilla, acojedora, en algunas de ellas parece que es un familiar contándote pequeñas historias sobre su vida o sobre lo que le hubiera gustado que fuera su vida. Trataba temas como la muerte, la familia, el amor o la simple existencia de cada persona, y con todo ello me enamoré del libro y un poquito más de la autora, por eso cuando decidí zambullirme en la siguiente obra lo hice con un corazon ligero y sin sobre analizar demasiado la sinopsis. Gran error.
Te llamaré viernes es asombroso, pesado, angustioso. Se puede describir al grupo de personajes como personas que son tan feas por dentro como lo son por fuera. Los hombres de esta historia odian a las mujeres, sueñan con hacerles daño así como que ellas se lo hagan a ellos para tener una escusa más por la que odiarlas y criticarlas. Esta rara historia acaba con un asesinato, un matrimonio y una loca del pueblo, es decir, en que punto de todo esto se puede encontrar "una entrañable historia de amor" tal y como la describen todas los resúmenes que he encontrado.
En cada ocasión en la que no me acaban de gustar estos libros de grandes autores siempre me hecho la culpa y digo, "bueno será que no lo leí en el momento adecuado" o "quizás no soy lo suficientemente madura para comprender estas historias". Pero en esta ocasión me niego a que haya sido algo de eso, es una historia verdaderamente gris que justifica los cuestionables actos y pensamientos de los personajes con sus deprimentes existencias.
No sé, o a lo mejor es que simplemente la muerte de ese inocente perro me dejo demasiado traumatizada y por eso no pienso decir nada bueno.
El libro cierra con Entonces olvidó por un instante que sus brazos ya no eran paralelos.
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timriva-blog · 10 months
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Una flamante librería que apuesta al maridaje entre literatura y vinos
En el barrio porteño de Belgrano nació este espacio cultural dedicado a vinos y libros en el que confluyen una muy buena selección de textos de literatura argentina, un sector infantil muy nutrido y lleno de joyitas y también novedades además de, claro está, una rica carta de vinos que hacen buena letra. Paola Lucantis y Paulina Cossi en “Te llamaré Viernes”, un refugio literario de buena…
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jartitameteneis · 2 years
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Por Pablo Iglesias No tengo la capacidad y la preparación para escribir sobre la autora que saltó a la fama con Las edades de Lulú, novela por la que recibió el premio La Sonrisa Vertical y que escribió otras novelas de gran éxito (algunas de ellas llevadas al cine) como Te llamaré Viernes, Malena es un nombre de tango, Atlas de geografía humana, Los aires difíciles, Castillos de cartón, El corazón helado o Los besos en el pan. No soy yo a quien le corresponde tampoco hablar de la carrera literaria de una de las escritoras más relevantes de su tiempo, premiada y reconocida en España y América Latina. Eso le toca a los que saben de literatura y a los especialistas en la obra de Almudena Grandes. De la Almudena que yo quiero escribir es de la que emprendió una tarea de compromiso patriótico con el antifascismo nada frecuente en su generación de escritores y que iba, en buena medida, a contracorriente de las interpretaciones políticamente dominantes de la historia española del siglo XX. Descubrí a esa Almudena en sus Episodios de una guerra interminable. La serie que se inicia con Inés y la alegría es el reconocimiento a lo mejor y más olvidado que parió España en todo el siglo XX: la resistencia antifascista y el protagonismo comunista en ella. Los mismos que en otros países europeos fueron reconocidos como héroes nacionales, en España no solo padecieron la miseria, la persecución, la tortura, la cárcel, el exilio o la muerte. Fueron además víctimas de algo aún peor: el olvido por parte del país por el que sacrificaron sus vidas. Los Episodios de Almudena son un reconocimiento a todos aquellos militantes anónimos que protagonizaron una lucha heroica por las libertades, la justicia social y la dignidad de España. Y Grandes además fue capaz de escribirlos huyendo de la estética de las novelas históricas por y para hombres, protagonizadas por grandes hombres en grandes acontecimientos. En los episodios de Almudena, las historias de lucha de las más valientes, dignas y anónimas mujeres españolas reciben por fin el reconocimiento y la visibilidad que merecen. Son historias que demuestran además los profundos conocimientos historiográficos de la autora y su capacidad de emocionar al lector contando lo que había que contar. En Inés y la alegría conocemos a los protagonistas de la invasión del Valle de Arán, que tras aportar sus vidas y su esfuerzo a la liberación de Europa del fascismo, llevan a cabo un intento a la par desesperado y lúcido para liberar a España de las garras del terror. En El lector de Julio Verne conocemos ese terror y lo que representaba la resistencia de los maquis españoles en la España rural. En Las tres bodas de Manolita vemos la realidad de las mujeres españolas durante la posguerra; las mujeres visitando a sus familiares en las cárceles, en las colas con las cartillas de racionamiento, las estraperlistas, las rapadas, las purgadas. Y con ellas conocemos la resistencia interior. En Los pacientes del doctor García se hace un homenaje a los republicanos de clase media y a la diplomacia de la resistencia, al tiempo que se recuerda el papel de la dictadura que hizo de España una escala crucial para la huida de los criminales nazis hacia América Latina. Todas las novelas de la serie cuentan con un epílogo ambientado en la Transición. La manera de entenderla, haciendo aparecer en la foto a los luchadores anónimos, sirve al lector para hacer un juicio más justo de lo que representó aquella celebrada metamorfosis de la dictadura a la democracia. Desde que leí los Episodios me obsesiona la idea de que deberían ser la base para una gran serie de ficción que haga que millares de jóvenes se emocionen al tiempo que comprenden algunas claves de la historia de España que no conocen. Una gran serie basada en los Episodios de Almudena Grandes haría entender a muchos que hay razones para sentirse orgullosos de ser español que nada tienen que ver con las de los canallas que hoy se envuelven en las banderas del más repugnante reaccionarismo. En un mensaje suyo de Whatsapp, allá por febrero del 20, me decía: “Saldrán
monstruos de las olas y se juntarán los arrecifes para atrapar vuestro barco, pero espero que lleguéis a Ítaca por el bien de tod@s”. No llegamos a Ítaca y probablemente sea imposible llegar. Lo importante es navegar. Pero no se puede navegar hacia Ítaca sin memoria. Gracias, Almudena, por regalarnos ese combustible imprescindible. Hasta siempre, camarada.
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vps189 · 4 years
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Muy bien el día de hoy 12 de agosto del 2020, inicio este blog el cual solo busco desahogarme de todo esto que voy sintiendo.
Esta historia no se si vaya a tener una cronología del presente al pasado o viceversa. Pero con lo que quiero iniciar es que estoy con el corazón roto y en busca de respuestas y estabilidad emocional. Eso más otras cosas más pero hoy me enfocaré a mis emociones.
Empiezo diciendo que había encontrado al chavo no perfecto pero si quien me interesaba y quería llegar a algo más con el. Todo inicio de una manera que no me la espera, -GRINDR- hay diferentes intensiones por las cuales entras a esa app, pero todo gay sabe que el 90% de todos los que están ahí quieren sexo, te inician conversación con un hola y de un momento a otro te mandan el pack de nudes, muy pocos son con los que puedes entablar una conversación fluida. Pero que creen, me paso encontré a ese chavo que empezamos a bromear y platicar. Pensé que era una ilusión eso casi no pasaba (pero vaya que no sabía lo que me esperaba después).
Seguimos hablando y había momentos en los cuales respondía ya tarde, no lo sentía tan real, tampoco quiero idealizar esta conversación pero fluía bien. No se realmente cuantos días pasaron o si fue solo una semana m, la verdad es que no recuerdo. Pero lo que si tengo presente es que risas no faltaron y bromas y memes.
Llega ese momento en el que quieres pasar a WhatsApp pero teniendo mi historial en el cual en esas odiosas apps de ligues que todo va fluyendo bien pasas allá y un día, maximo dos y se termina ahí. Es ahí cuando decidí darle mi número y ver si el también quería pasarse, y que creen? Paso nos fuimos a WA y todo seguía igual, no cambio en nada. Me atreví a lanzarle la propuesta de ver por vídeo llamada la marcha lgbt, pero no paso me dijo que se enfermó y que la paso mal (justo que estoy diciendo esto me viene a la cabeza que quizás ese día paso lo que les voy a contar). Ps no se pudo que nos conectáramos, le pregunté si podíamos hablar por audio aunque sea, pero nada.
Seguimos hablando poco a poco hasta que llego ese día de sorpresa, me pregunta si me puede hablar, creo fue una semana después o días, adivinen cómo me puse? Exacto con los ojos llenos de alegria, ps paso estuvimos platicando y si por mensajes había risas y buena química, esa llamada duro 5 hrs, de que hablamos? De todo! Fluimos como no hubiera creído y estuvo padre todo. Fue así que le dedicó mi primer historia y el la comparte en su perfil y al día siguiente es que pasa lo siguiente:
Me llega mensaje de un chavo que ya ubicaba de antes (de GRINDR, TINDER, dime una app y el estaba ahí) pero ni por la cabeza me pasaba esto, me mando mensaje pidiéndome un favor, a lo que le respondo -si está en mis manos hacerlo adelante- y lo único que se limitó a decirme fue, - así déjalo, creo es por que estoy enojado, pero pásala bien con el-... si en efecto era un chico que estaba o había hablado con el, X no pasaba nada, pero se me ocurre enviarle la captura y me dijo que si en efecto hablo con el y salió con el, que por eso bajo la conversación con nosotros. Pero bueno eso no afectaba porque ps apenas nos estábamos conociendo, es normal que veas a otra gente, al final siguió conmigo y yo pues encantado.
Llega la primera cita, los nervios a full y la intriga de saber si le gustare o no, si me gusta o no. Nos quedamos de ver en el metrobus, veo que llega y baja, por fotos casi nadie nos parecemos o por lo menos a mi me pasa que no reconozco bien a la gente, pero con el al bajarse dije -es el- mi corazón se paró y entre en pánico, solo pude sonreír y decirle hola y abrazarlo. Me sentía súper nervioso porque no me gusto, me encanto. Esos ojos, su peinado, su cuerpo, hubo algo que no se como explicarlo. Paso la cita, no hicimos mucho solo caminar e ir a comer, estuvo padre. Se dejo abrazar y no lo quería soltar me encanto y me daba una inspiración a ser así. Cosa que ya tenía rato no sentía, pese a mis 4 meses de haber terminado una relación de 2 años. Pero paso, se llenó mi corazón de calor. Terminamos esa cita de camino para la casa (cabe señalar que vivimos cerca). Subimos al MB al segundo piso y hasta atras, fue ahí cuando me dio un beso (Antea quise robarle uno pero no se dejó) y me encanto. Debo explicar aquí que el es Bisexual o Pansexual, y yo comprendia que le diera pena el que lo vieran besando a un chavo o agarrarlo de la mano, al final nunca le puse importancia a eso porque siempre me maneje con el a su ritmo y nunca lo hice de menos o me detuvo el quererlo por eso.
Ok retomando la historia, ps así termino la primera cita, fue genial y ps cerrar con ese beso aunque sea a escondidas. Ya asi me empezó a ganar. Seguimos los días hablando día y noche y llamadas esporádicas de mínimo dos horas. Llego un fin de semana que tuvo que salir de la ciudad y no nos vimos hasta dos fines de semana después del último. Me sentía triste porque sentía que si estábamos creando un lazo fuerte. Ya para ese entonces el me había dicho de una manera espontánea que me quería, me quería mucho y me mando un audio que con su voz me daba ternura y me derretía al mismo tiempo.
Y aquí es cuando llegamos al momento fuerte. Llego el día que pudimos vernos pero yo fui a su casa, con el pretexto de “ver” películas jaja no negaré que fui con las ganas de tirarlo hasta en el sillón, y paso si lo tiré pero solo para besarnos como ya quería que pasara y les juro que si ya estaba queriéndolo, me estaba enamorando más de él. Me la pase súper bien y hasta me fue a dejar al Mb y ya me fui a mi casa temprano, solo estuvimos 4 hrs que para mi fueron 4 min. Ahí ya no me quedaba duda que si lo quería para algo más. Fue pasando esa semana y lo invité el viernes al autocinema. Llego el día y de repente llega ese mensaje -lo siento no voy a poder ir, me surgieron muchos problemas y no podré-, me sentí mal, ya me sentía raro en todo el día, como ese pequeño presentimiento raro. Y llega esto me derrumbe y quería llorar pero Víctor estás en el trabajo y debes ser fuerte y gritarle a la gente que se apure. Esta bien admito que me puse dramático y le rogué que fuéramos que si era por el dinero (obvio no tenía) pero ya tenía destinado un presupuesto. Ps no fue, al final termine disculpándome por mi comportamiento y a lo que me dijo que no había nada que perdonar. Pero ya lo notaba raro en su modo de responder, al llegar a mi casa le mando mensaje que llegue bien y todo y paso esto y no respondió nada, le pregunté si todo estaba bien, a lo que dijo que si, que no pasaba nada y que me apurara porque si no se me haría tarde. Termino despidiéndose tan serio y simple, ahí me dejo preocupado. Me entró la paranoia y abrí otra vez la app la tan demoniada app GRINDR, y si, el estaba ahí conectado y lo que ahora aparecía era el tan famoso -C/L-, todo gay sabe que significa, con lugar y que estas en busca de sexo y pueden tenerlo en su depa, casa, cuarto, lo que tengas. Y ahí es cuando esta historia esta llegando a su fin. Le mande la captura y le dije que ps no me sacaba de onda pero que onda no? Si respuesta fue que le provoque ansiedad al insístele que fuera conmigo (a todo esto iría con el, mi hermano y si novia), que entro para aliviar esa ansiedad y platicar con alguien más. Y es ahí cuando llegan las palabras “no eres tú, soy yo” bueno literal no esas exactamente pero me dijo - después de lo de esta tarde me puse nervioso, no supe cómo reaccionar y me entró la duda de lo que siento, me genero una ansiedad y no se si pueda serle frente, te ofrezco una amistad y no más, fuiste muy rápido y no pude alcanzarte- y aquí no concuerdo con eso, ambos lo fuimos pero más porque el fue quien empezó a planear un futuro, una vida juntos y hasta fue quien dijo la palabra -mi amor-.
Esta es mi versión de la historia y si alguna vez el lee esto, lo invito a dar su versión. Pero lo que al final me dolió fue todas esas palabras, esas pláticas que me decía que nos iríamos a museos, pueblos, que nos deparaban muchas cosas bonitas. El que me dijera que me quería mucho, que ya era su amor. Al final por esa pequeña “pelea” que o siento que fuera eso si no más un mal entendido. Si no sientes nada por la otra persona a la primera que veas saldrás huyendo, pero si de verdad sientes lo que dices sentir, lo puedes afrontar y combatir y arreglar. Pero bueno al final el ya no me habla, quise aceptar el ser amigo, pero ya no se si sea lo correcto. Como pudo olvidar todo eso que pasamos (si fueron solo dos meses) pero en los cuales me dijo que me correspondía que me quería y tan sólo de un día a otro dejarlo de la nada. Eso no se hace, solo pido que no pase por lo mismo, que no se lo hagan porque el karma a veces te lo cobra y de una manera más fuerte, porque si, este fue mi karma que pagué haciendo algo así con otro chavo. No me queda más que aceptarlo y dejarlo vivir. Me duele y por eso estoy escribiendo este relato para ayudar a aquellos que estén pasando por un amor de cuarentena, no jueguen con los sentimientos de la otra persona, si no van a sentir nada o tienen dudas, no le den alas a alguien a quien después se las quitarán.
Esa es mi lección de hoy. Y este blog les iré dando mi avance y hasta tratar de contar mis experiencias. A esto le llamaré Gay casos de la vida real!
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puchamiga · 4 years
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6. ¿Webeo o amistad? 2da parte
Mi vida se fue dando así, carrete, copete, droga, hombres, mujeres, en fin, todo estático. Permanecer en el mismo lugar te hace perder el rumbo y yo ya lo había perdido. No digo que carretear y pasarla bien en ese contexto esté mal, pero todo en exceso es malo.
Ese viernes salí a carretear con algunxs compañerxs de la u, hicimos previa en ñuñoa y luego nos fuimos a bella.
Antes de entrar me tomé un par de chelitas y ustedes saben cómo me pongo cuando me curo, risueña, maraca y con tuto.
A pesar del tuto, fui a bailar con mis amigos y terminé besándome con dos compañeros de clases, la weona maraca deben estar pensando y no se equivocan, pero les juro que era la primera vez que me pelaba con dos personas (hasta ese entonces) en un mismo carrete.
Después me aburrí y me fui a bailar con mi grupo de amigxs, sin embargo, un amigo quería que le hiciera gancho con una compañera, así que para que ambos quedaran juntos, corrí al tipo que estaba entre ellos, de modo que mi amigo y mi compañera quedaron uno al lado del otro y este tipo, que llamaré “F”, quedó a mi lado. “F” y yo empezamos a conversar, a bailar y a pasarla bien juntos, hasta que llegó un momento en el que ambos nos dimos de la mano y salimos de la disco ¿QUÉ CHUCHA PASABA POR MI CABEZA? Ustedes creerán que no hay nada malo en eso, pero lo que sucede es que “F” era el ex de una compañera cercana a mí ¿y saben que es lo peor? Nos besamos ¿y saben que es mucho peor? Me gustó ¿Y SABEN QUÉ ES MUCHO PEOR AÚN? Ella aún no lo superaba, pero en ese momento yo no lo sabía.
Ambos nos sentamos en la acera de la calle y disfrutamos de la compañía del otro mientras fumábamos tabaco.
- Me gustan tus besos - me dijo mientras me pasaba el tabaco y les juro que me pasé mil rollos, incluso creí que entre nosotros podía pasar algo.
Ese momento fue perfecto, pero esta historia no tiene un final feliz, porque nunca más volvimos a vernos ni a hablar y adivinen, él volvió con su ex. Obvio yo estoy bien, nos comimos en un carrete y nada más, me pasé rollos sola - como siempre - y puedo vivir con eso.
Definitivamente entre amor y amistad, yo elijo amor, pero entre webeo y amistad, yo elijo amistad, aunque lamentablemente en la práctica siempre termino eligiendo webeo.
¿Y ustedes que eligen webeo o amistad?
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che-gurisa · 4 years
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OTRA CAMA
Otra cama
otra mujer
más cortinas
otro baño
otra cocina
otros ojos
otro pelo
otros pies
con otros dedos.
todos buscando.
la eterna búsqueda.
te quedas en la cama
ella se viste para ir a trabajar
y te preguntas qué le pasó
al último tipo
y al anterior...
es todo tan cómodo-
este hacer el amor
este dormir juntos
la amable ternura...
después de que se va te levantas y usas
su baño,
es todo tan extraño y tan íntimo,
vuelves a la cama y
duermes otra hora.
cuando te vas es con tristeza
pero la vas a ver de nuevo
funcione o no
manejas hasta la costa y te sientas
en el coche, es casi mediodía.
-otra cama, otras orejas, otros aretes, otra
boca, otras pantuflas, otros
vestidos
colores, puertas, números de teléfono.
una vez fuiste lo bastante duro como para
vivir solo.
para un hombre cercano a los sesenta deberías ser
más sensible.
arrancas el coche y sales,
pensando, llamaré a Jeanie.
no la veo desde el viernes.
Charles Bukowski.
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you-moveme-kurt · 5 years
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Glee «My daughter learned something new!»
Septiembre de 2027
-¿Por que esto esta aquí?...  ¿es tuyo?... —pregunto Kurt sosteniendo entre sus manos una camiseta de pijama. -Déjame ver… —respondió Blaine acercándose, ambos estaban en el dormitorio de Henry buscando donaciones para las victimas del huracán «Gordon»— no… —agrego mirando la etiqueta, volvió a rodear la cama de su hijo y se sentó cerca de la cabecera para seguir con lo que él hacía, separar los juguetes que su hijo usaba de los que no. -¿Como sabes?... —insistió su esposo mirando la etiqueta también. -Porque marque las mías con un punto en la etiqueta… -¿Y por que hiciste eso?... —quiso saber Kurt mirando otra vez la pieza de ropa. -Para evitar confusiones que después llevan a «no sabia que era tuya» o algo así… —contestó Blaine haciendo un ademán delicado propio de su esposo. -Ridículo… —dijo este riendo— y esa respuesta no me lleva a saber lo primordial. -¿Y eso es? - ¿Por que estaba con las cosas de Henry? -Tal vez hubo una confusión en el último lavado o algo… ¿estas seguro que no prefieres que esperemos a Henry?, me siento un poco mal registrando sus cosas… —advirtió Blaine mirando el baúl con juguetes. -Pues no te sientas… en la mañana le dije que haríamos esto, lo mismo que a Lizzie… además, luego le mostramos lo que escogimos y ellos verán si hay algo que quieren conservar y no donar a los damnificados. -Si tú lo dices... -Lo digo… y lo que también digo es que al parecer esta camiseta es mía entonces… -Es, o se le quedó a otro hombre… —dijo Blaine levantando una ceja.
-No, no lo creo, soy muy cuidadoso cuando otros hombres se desvisten en esta casa… —sentencio poniéndola en una caja que decía «donaciones huracán Gordon» -¿Que?... —dijo de vuelta su esposo sintiéndose de pronto más nervioso de lo que quisiera. -Tu empezaste… —recordó Kurt sacando uno de los cajones del armario de su hijo. -Pues yo lo termino ahora entonces… —sentencio Blaine haciendo con sus manos un gesto acorde, Kurt sonrió y comenzó a revisar la ropa— ¿cuántas de estas tiene Henry?... —dijo tomando una  camiseta manga larga de color azul rey. -Creo que  solo una… ¿por que? -¿Una?... ¿se la pone tres veces por semana entonces?, porque te juro y cada vez que lavamos sale esta prenda al baile… —dijo doblandola como correspondía. -Tal vez es su favorita… -Tal vez… pero no tiene sentido, ¿para que le compramos tanta ropa si siempre usa la misma?... no quiero que tomes esto a mal, pero siendo mi hijo… creo y su deber era heredar un poco de mi gusto por tener ropa y cambiar estilos… —sentencio revisando algunas camisas. -Heredó tu sonrisa y tu corazón… creo que eso es más importante que no tengo tus mismos gustos por la moda… —dijo Blaine poniendo tres juguetes en la caja para los damnificados, Kurt soltó un suspiro y gesticulo un mohín de ternura. -Eso fue muy dulce, y tengo que besarte por ello… —añadió  Kurt dejando lo que hacía, se acercó a su esposo y lo beso tomándole la cara— gracias… —agrego sonriendo. -De nada, solo digo la verdad… —agregó Blaine saboreándose. -¿Como va lo del concierto?... —preguntó volviendo a lo de la ropa. -Bien… el sello esta buscando algunas marcas para que auspicien el escenario y el sonido, así no hay gasto en ello y la cifra a donar será más alta. -Pero que buena idea... ¿sabes que?... —dijo sacando el teléfono desde el bolsillo trasero de su pantalón— llamare a Helen, estoy seguro y la compañía podría aportar una de esas dos cosas, sino las dos… -¿De verdad?... -Mucho… -¿Y Helen sabe eso? -Helen sabe todo.. —contestó Kurt buscando el numero de su asistente— ¿te dije que casi la llaman durante la emergencia?, se supone que es  o fue reservista de algo, del ejército o de los bomberos… algo así, se supone que estuvo… -¿Que estuvo...? —repitió Blaine al ver que su esposo se silenciaba de pronto. -¿Cuando es la primera PTA de nuestros hijos?... —preguntó sin levantar la vista de la pantalla del teléfono. -La próxima semana, ¿por que?... -Porque tengo un mensaje de la profesora de Lizzie, me dice que quiere vernos… y esta tarde... -¿Esta tarde?, ¿hoy? -Hoy… la llamaré… —agregó llevándose el teléfono a la oreja— ¿Señorita D’amato?... —dijo apartándose un poco,  Blaine se sentó al final de la cama y se quedó con los brazos cruzados esperando el resultado de la conversación. -¿Y?... -Me dijo lo mismo, que quiere vernos esta tarde, de preferencia antes que termine la última clase de nuestra hija… —respondió mirando la pantalla y luego a su esposo y así unas cuatro veces. -Pero... ¿ella esta bien?... -Lo esta… lo esta… disculpa… es lo primero que debí decir… me dijo que quiere que veamos algo… -¿Algo?... —pregunto Blaine arrugando el ceño con extrañeza. -Algo… —repitió Kurt frunciendo la boca como evidenciando que no tenía  idea que era. -Vaya con Gabrielle y sus misterios… pues será mejor que vamos ahora entonces… ¿no crees? -Lo creo… dejemos esto para cuando volvamos, después de todo el Señor Jenkins dijo que el viernes vendría la Cruz Roja a recoger las donaciones… —dijo Kurt tomando el cajón para ponerlo en su lugar. -Perfecto… —termino por decir Blaine abriendo la puerta de la habitación.
-Vaya con los niños de ahora… te juro y nunca vi mi escuela así de llena la segunda semana de clases… —opino Kurt bajándose del auto. -¿Como?... —pregunto de vuelta Blaine rodeando el auto luego de cerrarlo y poner alarma. -Lo que oyes… —insistió tomándolo del brazo— Mckinnley tardaba un buen tiempo en volver a la vida después del verano… —agregó mirando a ambos lados de la calle antes de cruzar junto a su esposo. -¿Estas hablando en serio?… -Apuesta tus mejores partes a que si… -Pues eso es bien raro… más raro de la citación esta que nos hicieron… -¿Estas nervioso? -Un poco... -¿Por qué?... ¿crees que nuestra hija pudo haberse metido en problemas? -No lo creo, bueno sí, un poco… pero no se… solo quiero entrar y ver qué quiere decirnos la Señorita… -¡Blaine Anderson!... ¡sabia que algún día te veríamos aquí!... —grito una chica casi al borde del llanto, estaba acompañada de  una amiga y las dos corrieron abrazadas bajando los escalones que conducían a la entrada de la escuela. -Lo que faltaba… —murmuró Kurt descolgándose de su brazo— tenemos algo que hacer… recuérdalo por favor… —agregó apartándose de mala gana. -Lo se… —dijo Blaine sonriéndole antes de acercarse a sus fans— chicas… -¡Blaine Anderson!, ¡te amo!… ¡te amo!… ¡por favor firma mi camiseta!… —dijo una de las muchachas estirando la pieza de ropa, Kurt blanqueo los ojos pensando que solo quería mostrar sus pechos. -Disculpen… pero estoy en algo importante ahora y no me gustaría que otras personas se enteraran de donde estoy… ¿qué tal si van mañana al sello?,  les prometo y haré lo que me pidan… —dijo Blaine dándole un beso en la mejilla a cada una. -¡Ay!, ¡creo que me voy a desmayar!… —exclamó la otra haciendo que su amiga la sujetara para evitar una caída. -Nos vemos mañana… y gracias… —termino por decir Blaine dejándolas solas, Kurt no pudo evitarlo y las miró sintiéndose ganador— listo… —agregó volviendo a ofrecer su brazo. -¿Tan rápido?... —pregunto queriendo parecer sorprendido. -Tan rápido, les dije que estaba en algo importante, así es que entendieron… —Kurt alzó su ceja como si aquello fuera algo imposible de creer— nunca prejuzgues, algunas adolescentes son bastante comprensivas —agregó abriendo la puerta para él. -Si claro, en especial aquella que te enseño el sostén… —respondió haciendo un gesto de fastidio, Blaine sonrió y le dio un agarrón divertido cuando paso por su lado— ¡oye!... hay niños presentes… -Yo no veo ninguno… ¿tú?... —agregó cerrando la puerta tras de él. -Mejor a lo que vinimos… creo que el salón de Lizzie … estaba por ese pasillo… ¿verdad? -Muy verdad… recuerdo que pasamos esta vitrina el día que vinimos a dejarla… —dijo Blaine señalando el mueble de los trofeos y galardones. -Me acuerdo… —agrego Kurt apuntando también— creo que uno de los dos dijo algo sobre tanto trofeo… —dijo soltando una risa, mientras seguía con él por pasillo, cada uno mirando los salones por su lado. -Este es… —dijo Blaine mirando por el vidrio de la tercera de las puertas. -¿Si?... —pregunto Kurt acercándose. -Por supuesto… allí esta nuestra Princesa… —respondió su esposo señalando a su hija que  trabajaba a la par con los otros niños,  la Señorita D’amato advirtió la presencia de ambos y les hizo con las manos un gesto de que esperaran un segundo. -Al menos no esta castigada o algo… —dijo lo Kurt moviéndose hacia un costado de la puerta. -¿Por qué iba a estar castigada?, es la mejor de las niñas… —agregó Blaine ubicando al otro lado. -Si pero, a veces es testaruda… y ni siquiera se a quien puede haber salido fíjate… —insistió mirándolo. -Haré como que no escuche eso… es más… -¡Señor Anderson!, ¡Señor Hummel!... que bueno que vinieron… —interrumpió Gabrielle abriendo la puerta. -Señorita  D’amato.. ¿como esta?... —dijo Blaine dándole la mano. -Muy bien… ¿ustedes?... —preguntó la maestra saludando a Kurt. -Muy bien también, un poco intrigados por su mensaje… ¿esta todo bien con Lizzie? —dijo este poniéndose al lado de su esposo. -Por supuesto, por supuesto que todo esta bien, si los llame, fue porque la escuela tiene como propósito, bueno uno de sus tantos propósitos,  mantener a los padres informados de todos los logros de sus hijos… así es que, si me acompañan… —Gabrielle abrió la puerta, se paró en el umbral y  sin decir nada mas los invito a entrar con una seña, Blaine y Kurt se miraron mutuamente sin entender muy bien que pasaba, pero bien ilusionados con lo que podría ser. Todos los niños estaban en sus respectivas mesas con  libros de cuentos en las manos, algunos dejaron de hacer lo que hacían para poner atención a los recién llegados y murmurar sorpresa entre ellos, Lizzie vio a su padres e hizo ademán de levantarse, Kurt le pidió con una seña que se quedara en donde estaba. -Clase… clase...—dijo la maestra dando unos aplausos, los niños fueron callándose de a poco hasta que el salón quedó en completo silencio— clase, les presento a los señores Blaine Anderson y Kurt Hummel, son los padres de Lizzie… — los niños miraron a la chica y esta hizo un ademán como de reverencia divertida, sus padres no pudieron evitar reír— como bien saben, cada vez que uno de nosotros logra algo importante, lo celebramos en conjunto con… -¡Con los que más amamos! —gritaron los niños al unísono. -Así es, pues en esta ocasión... —un niño de la primera fila levantó su mano— ¿si Simon?... —dijo Gabrielle mirándolo con la cabeza ladeada. -¿Yo que logre?... —pregunto aun con la mano arriba. -Pues esta vez tu no lograste nada, si no, serian  tus mamás  las que estarían aquí… ¿verdad? —el chico bajó la cabeza como decepcionado, Kurt miró de reojo a su esposo pensando que la maestra de Lizzie era un poco más ruda de lo que desearían— la del logro esta vez fue tu compañera Lizzie… Lizzie, ven aquí por favor, y trae el libro contigo… —dijo la maestra acomodando dos sillas para el matrimonio Anderson-Hummel, la pequeña abandonó su pupitre y se dirigió hasta donde la maestra le señalaba, sus padres volvieron a  mirarse entre sí— muy bien cariño… aquí… —dijo ubicándola al lado de su escritorio y de frente a sus compañeros— empieza… —terminó por decir Gabrielle parándose a su lado, Lizzie le sonrió a sus padres y levantó el libro de cuentos, tanto, que su cara quedó cubierta y solos los rizos daban fe que quien estaba tras el libro «Look out Kindergarten, here I come!» era ella. -«Dessss… des…. des-pi-erta… car… carrrr… carriño...» -«Despierta Cariño… » muy bien Lizzie… continúa… —dijo la maestra bajando a la altura de la pequeña. Kurt se tomo el pecho y Blaine pensó que podría ponerse a llorar allí mismo. -«Despierta Cariño… «diyo»… -No «diyo», dijo… —corrigió tiernamente Gabrielle. -«Dijo… la mamá de «Hendry».. —Kurt hizo un puchero mirando a  su esposo, Blaine le tomo la mano y le dio un beso en cada dedo— «es… es el prim… el prim-errrr» -«Es el primer...» -«Es el primerrrr, dia de… es… escuel-a» —termino de leer Lizzie sonriendo. -El primer día de escuela… ¡muy bien Lizzie!… ¡un aplauso!… —pidió la Señorita D’amato comenzando ella a juntar sus palmas, Blaine y Kurt hicieron lo mismo poniéndose de pie incluso. -Oh por dios… —dijo Kurt acercándose a su hija— ¿cuando paso esto?... —pregunto acariciándole la cara. -Pues la primera semana de escuela comenzamos a aprender y esta pequeñita fue la primera en lograrlo... -¿Ya sabe leer?... —pregunto Blaine tomándola en sus brazos, los niños rieron y Lizzie se tapó la cara como con vergüenza. -Parece sorprendido Señor Anderson… -No, no me tome a mal, es solo… como bien dijimos cuando la inscribimos en esta escuela, ella tuvo problemas de lenguaje, aun los tiene, y pensé que le seria mas difícil saber leer... -Aún no sabe del todo,  esta aprendiendo Señor Anderson, pero creo que el que la llevarán a tiempo con un especialista hizo toda la diferencia, es la más avanzada del grupo. -¿De verdad?... —preguntó Kurt haciendo un gesto engreído al mirar a los otros niños. -Por supuesto, creo que el que ya supiera las letras la llevo a correr con ventaja. -Las aprendió mientras nuestro otro hijo aprendía a leer… es muy lista… —dijo Blaine bien orgulloso. -Lo es… así es que padres… si me permiten… —agrego Gabrielle abriendo uno de los cajones de su escritorio— les tomare una foto para recordar este momento— dijo sacando una máquina de fotos instantánea— pónganse aquí… —pidió señalando el mural de los logros que había en una de las paredes, Blaine se movió con Lizzie en los brazos y Kurt se paró a su lado tomándolo del brazo, su esposo hizo lo propio abrazándolo por la cintura— digan «¡mi hija aprendió algo nuevo!» —pidió Gabrielle alistando la cámara. -¡Mi hija aprendió algo nuevo!... —repitieron ambos más felices que nunca.
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17allbw-blog · 5 years
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Corneador sin saberlo (1º parte)
 (un relato real)
Fiel a la realidad, tal como ocurrió. Todo lo que voy a relatar pasó hace años, cambiare nombres y lugares porque aunque parte de estos personajes ya no están, si hay gente de su entorno o que nos conoció. Unos años después de lo ocurrido y por unas cintas de video VHS, me di cuenta que sin saberlo había ejercido de corneador de un matrimonio, no sé si para placer del marido, de la esposa o de los dos. Por aquel entonces acababa la década de los 80, España estaba de obras, Olimpiadas, Expo, me encontraba con 24 años, lleno de juventud, ganas de diversión, sexo y sin ninguna atadura. Conocí a una señora alemana con nombre alemán, pelo rubio alemán y mentalidad alemana, la llamaré “Q”, y aunque ya éramos europeos, las mujeres norte europeas nos seguían volviendo locos, una de esas mujeres espectaculares que hacían volver la cabeza a su paso, con la que fantaseas aún más de lo habitual, era señora de “C”, y en una ciudad pequeña como la mía no pasaban desapercibidos, si los buscabas, no era difícil coincidir con ellos, en un concierto, fiesta o jornada de deporte en la sierra o playa, porque como buena alemana hacia deportes de invierno y frecuentaba la playa haciendo topless, era más avanzada que las mujeres de mi entorno, entonces ella contaba con 42 años, aunque me parecía mayor, hoy veo lo joven que era, tenía un hijo pequeño de “otro marido”, un niño que vi una sola vez, ya que pasaba gran parte del tiempo con los abuelos en Alemania, esas cosas aún no estaban demasiado afianzadas en nuestra sociedad, la edad de él no la recuerdo, creo que era algo menor que ella, si tuviera que compararla con alguien diría que era la viva imagen de Úrsula Andress en la escena del bikini y el cuchillo al cinto en James Bond, el cuerpo ojos y labios similar, pelo rubio y piel dorada, aún no había llegado esa moda de transformar a las mujeres en un modelo único, de mismo pecho, mismos labios, mismos pómulos y mismo culo. Ella entonces fumaba “More”, le daba ese aire de sensualidad extranjera, bebía vino tinto después de las comidas, y le gustaba el sexo como a nadie, y aquí es donde entro yo en escena. Perdonar que insista, pero un joven como diríamos ahora “con las cinco rayas de la batería encendidas” después de haber fantaseado durante años con las “Chicas Bond”, de haber estudiado en un colegio de curas y donde mis conocimientos del sexo eran prácticamente nulos, nunca pensé que me podía tocar el premio gordo, por descontado me eligió ella, no jugábamos en la misma liga, “se lo trabajo” a conciencia, en cada encuentro bien al azar o provocado se interesaba por mí, y yo por ella, me dejaba pistas de donde pasaría el fin de semana o a que evento asistiría, atraído por el halo que dejaba a su paso como los dibujos animados que persiguen la tarta hasta la ventana de la cocina, acababa en el concierto, playa o evento coincidiendo con ella y su marido. En una ocasión se presentó en mi lugar de trabajo con una tita alemana a la que tenía mucho interés en presentarme, mis compañeros de trabajo me idolatraban y me decían las ganas que tenía ella de mí, y aunque yo quería quitarle importancia, el interés era mutuo. El destino se confabulo conmigo, una mañana de sábado en la ruta habitual de mi zona de deporte veo a “Q” junto a su coche con el motor abierto, me acerco y la saludo, le pregunto qué le pasa, y su respuesta es: “No sé, se ha parado”, ella lucía una indumentaria muy preparada de chica jovial y natural, gafas de sol sujetando su pelo rubio, blusa blanca con un botón abierto de más, pantalón corto color kaki y tenis blancas, me pide si puedo intentar algo, vivíamos en una época sin móviles y sin seguro del automóvil de presencia inmediata, se te podía ir la mañana esperando, a lo más que podías aspirar era a una cabina o un teléfono en un bar, y nada de eso a la vista, con mis escasos por no decir nulos conocimientos de mecánica, miro con interés el motor como esperando que aquello iniciara como por arte de magia, y haciendo alarde de sabiduría apunto: “lo mismo es la batería”, ella me mira y yo la miro de nuevo y repito: “va a ser de la batería, pero voy a probar”, me introduzco en el coche, percibo el olor de su perfume que impregna el interior, veo un bolso abierto sobre el asiento, un paquete de “More” y un mechero Cartier de acero y oro, muevo enérgicamente la palanca de cambio y doy el contacto, y como si una luz celestial me hubiera iluminado, el motor decide arrancar, ella sonríe desde fuera y hace palmas dando pequeños saltitos que hacen que su pecho rebote cómplice de la ley de la gravedad, se apoya desde el exterior en la ventana abierta y me ofrece una sonrisa y la vista de su canalillo en aquel sujetador de encaje blanco, mi cerebro tuvo que hacer un esfuerzo nivel 10 para ordenar a mis ojos que volvieran a mirar a la cara de “Q”, me salgo del coche y me abraza tan efusivamente como puede, a lo que yo correspondo menos efusivamente, siento su cuerpo junto al mío, la presión de su pecho y mi discreto agarrar de su cintura, “Vamos te llevo”. Me pregunta que para donde voy, yo pretendo dejar claro que he salido a hacer deporte, que no voy a ningún lugar en concreto, ahora a eso se le llama hacer “footing” , ella dice que va a dar un paseo al campo, a una zona que le encanta y que en esta fecha esta preciosa: Porque no me acompañas?, accedo sin creerme lo que me está pasando, a solas en el coche de la mujer de mis sueños, con la mujer de mis sueños y teniendo la sensación de “me debes una”, ella habla y habla, gesticula, se toca el pelo que se revuelve con el aire de la ventana abierta, me pide que le encienda un cigarrillo, me quedo un poco bloqueado y se da cuenta que no soy fumador, “Ya, tu eres deportista, no hay nada más que verte” mirándome de arriba abajo y sonriendo pícaramente, lo enciende y observo como a cámara lenta el humo que sale de su boca, ella me mira y se ríe, cometo el error de romper ese momento mágico y pregunto por el señor “C”, contestó que está de viaje de negocios, volverá esta noche o mañana domingo, de nuevo sonríe diciendo: “Ya ves, todo el fin de semana sola2. Nos salimos de la carretera , a menos de cien metros paró el coche en un camino de tierra, una zona de hierba junto a unos pinos, realmente un sitio más solitario que bonito, nos bajamos y me preguntó: “No te parece hermoso este lugar?”, respondí afirmativamente pensando para mí, que aquello era un sitio ideal para venir a follar con ella, porque a nadie se le ocurriría venir aquí, y de eso se trataba, abrió el maletero y saco una bolsa de picnic y una manta de cuadros, la extendió en la zona de hierba y quitándose las tenis me invito a que la acompañara, me senté en la manta y ella junto a mí, tomamos un aperitivo y una copa de vino, nos tumbamos y miramos como viajaban las nubes por el cielo azul de primavera, después recostada pude ver su escote, el vino comenzó a liberar mis sentidos y ella se dio cuenta, me sonrió diciendo: ¿quieres verlas?, me quedé atónito,, seguidamente se abrió la blusa al completo y se sacó el sujetador, cogió mi mano y la puso sobre ellas: te gusta?, mis manos acariciaron, tocaron y casi exprimieron aquellos pechos que había imaginado y deseado. “solo quiero agradecerte lo que has hecho por mí”, beso mis labios y después más, yo la correspondí, y eso nos llevó a acabar medio desnudos uno sobre otro, unir nuestros cuerpos desnudos bajo el sol y hacer el amor, cuando llegó el momento de venirme, saque mi verga de su cuerpo y descargue sobre sus muslos, no fue demasiado salvaje pero sí muy sensual y lleno de deseo, la primera vez nunca es lo que imaginas, después cuando olvidas la pasión, llega el verdadero sexo. Pasamos el resto de la mañana retozando, entre risas me confeso que había provocado el encuentro, solo escuchamos pasar un coche y unos excursionistas con un perro que se paró a mirar, se ofreció para llevarme a casa, me negué de una forma poco convincente, entonces decidió que podíamos ir a tomar un aperitivo en la suya, allí ella se encontraba en su terreno, una casa en la parte más alta de mi ciudad, la casa tenía un gran muro de piedra y una balaustrada, en el centro una torre redonda que le hacía parecer la torre del homenaje, entramos en el garaje y por el jardín llegamos a la entrada, nos abrió una chica del servicio, sonrió, la miré y ella a mí, podía tener mi misma edad, esa mirada me delataba, o algo así como que no era el primero que visitaba aquella casa en mis mismas condiciones, “Q” se sacó las tenis y anudó su blusa a la cintura, mientras me indicaba un sofá de loneta blanca en un porche, me dijo: siéntete como en tu casa, riendo me ofreció tomar una ducha, dijo: “Con tanto deporte has debido sudar mucho”, agradecí la oferta aunque la decliné y ella se perdió por la casa. La chica del servicio llegó con una bandeja para traernos unos aperitivos, le sonreí, ”Q” no tardó en volver con el pelo mojado y recogido, se había cambiado de ropa, pude ver un pequeño morado en su cuello, fruto del combate amoroso que habíamos mantenido, por un momento pensé que yo podía tener alguno, me inquieto pero no podía revisar mi cuerpo, más tarde en casa descubrí uno en la parte alta del pecho , se sentó junto a mí, recogió sus piernas sobre el asiento con un vestido blanco de algodón semitransparente que dejaba poco a la imaginación, sus braguitas blancas y aquellos pezones que una hora antes habían estado en mi boca, los muslos dorados que había acariciado, levanto la copa y dijo: “Brindemos por todo lo bueno que nos espera”. La chica del servicio le pregunto si el caballero se quedaría a comer, yo me inmiscuí en la conversación diciendo que me tenía que marchar. Pues ya ves, nos quedamos sin él, se marcha, pero tienes que prometerme que vendrás el próximo viernes a cenar, y en un tono más bajo y con una sonrisa picarona en la boca dijo: estaré sola, Terminé la cerveza y salí intentando poner en orden el cumulo de cosas que me habían ocurrido esa mañana, volví la vista y la vi en la balaustrada despidiéndome con una atractiva sonrisa y el vestido blanco como si estuviera tras rayos x, tras un corto paseo llegue a casa y en la ducha me masturbe recordando su cuerpo y cuando gemía teniendo el orgasmo. El domingo volví a salir por la misma carretera donde todo había comenzado, la pude ver con su marido en el coche, ella me vio y me sonrió, el resto del día pasó lento, esperando iniciar la semana, no se hizo esperar su llamada telefónica el lunes en la mañana: -Buenos días queridos, que tal el fin de semana? - Bien, le contesté, y tú? -Sabes que muy bien, pero me faltaron horas contigo, Nos podemos ver esta semana para tomar un café?, -Ok, cuando quieras, tengo libre la tarde del miércoles, -De acuerdo, mejor así, te recojo y te invito a comer, conozco un tranquilo merendero en la sierra, después podemos ir a nuestra cabaña para descansar, te apetece? -Estaré deseando que llegue el miércoles.
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positivovivo · 6 years
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El gran cierre.
Decidí ponerle así a este capítulo porque justo coincide con los últimos días del mes de mayo y vaya manera de cerrarlo. Era lunes 28 y con permiso de mi jefe fui por mis análisis o a ver qué me deparaba el destino.
Recuerdo que llegué pero como era afiliado al IMSS no pude hacer más nada, ni carga viral, ni cd4, lo que sí tenia era la diarrea entonces no sé cómo me logré colar en la fila de atención de aquellos que van a la clinica.
- No he desayunado! Señorita tengo el número 01 cree que me de tiempo de ir por agua y un panquecito (sentía la boca tan seca, los labios tan secos que pensé si no tomo o cómo algo aqui caigo)
- No joven esperese es el primero
Dicho y hecho, a los dos segundos la doctora sale del consultorio y dice mi número.
Una vez dentro lo primero que me pregunta es:
- Tienes IMSS
- Creo que sí
- Entonces no te puedo atender ya tienes tus cd4 y carga viral?
- Tampoco me las dan el viernes
- Bueno el viernes vas con tus resultados a...
Justo cuando iba a empezar su letanía burocratica le dije:
- Doctora, me siento muy mal, tiemblo en las noches, en un día voy más de 6 veces al baño, tengo calentura, sudo por las noches, no me puede solo dejar ir, para mí no hay Viernes si sigo así.
Las caras de los médicos son frias y sin sentimientos, así deben serlo por todo lo que les toca ver y vivir, pero en su rostro algo se quebró y me dijo:
- Contéstame todo lo que te voy a preguntar (comenzó el famoso historial médico).
Fueron tantas preguntas, con cada una viajamos tiempo atrás y más tiempo atrás. Tantas alertas, tantas llamadas de atención a las cuales yo, un joven educado, profesionista, que se jactaba de su inteligencia en pleno 2018 no hacía caso.
Ahora sé que le llaman bicho, pues después de todo ese cuestionario definimos que el bicho llevaba en mi 5 años. La cara de la doctora fue de una desilusión muy honesta, como si no logrará entender que alguien como yo, publicista, con toda la información en la mano, me llevara hasta ese momento. Me dijo:
- Con nadie que tenga seguro me he tardado tanto tiempo, toma este papel, vas a ir al hospital La Raza (es un hospital enorme aquí en CDMX) una vez que tengas tus análisis.
- Y la diarrea? Y las medicinas? Y el tratamiento? (Yo tan inocente)
- Te voy a dar algo para la diarrea.
Me dio una receta y salí con mi nota de La Raza y mi receta para la diarrea.
Caminé en circulos, fui al metrobus, evidentemente había perdido peso y sentía que todos los que me veían sabían de mi condición, pero sólo eran ideas. La realidad llegó cuando en la farmacia doy la receta para la diarrea y la señorita ve un enorme logo de VIH. Me ve, me da la medicina y pregunta sin que yo se lo pidiera:
- Quiere un suero?
- Sí
- Tome yakult o un yogurt de probioticos, le va a ayudar.
Ahi entendí que esto no era nuevo para nadie, sólo para mí.
- Gracias
Me fui a mi casa a seguir derrochando mi interior, toda la tarde, toda la noche.
Al otro día, martes, tenía junta con un cliente muy importante en sus oficinas (lo mencioné escuetamente antes, todavía soy publicista) subo al uber, vaya mi suerte, yo iba a polanco y por un error el tomó ignacio zaragoza, no me di cuenta hasta que abrí los ojos porque dormí un poco, pensé: "esto no es polanco".
Estres y más estres tanto que comence a reir:
- jajajajaja qué jodido estoooooy
No sé cómo pero el uber y yo lo logramos, llegué a la junta a tiempo, no es por vanagloriarme pero fue un éxito, nos quedamos con la cuenta, por un momento fui otra vez el que era antes: publicista en ascenso, exitoso por lo menos para mi círculo cercano, alguien más grande que mi condición. Fue bueno volver a sentir eso. Cabe mencionar que fui 2 veces al baño, al final de la presentación y antes de irnos, nadie cuestionó nada, ni mi peso.
Salimos de ahí rumbo a la agencia y el calor era especialmente sofocante, mi compañero de trabajo venía felicitandome y yo le pedí que sólo me dejara dormir durante el trayecto.
En la agencia todo fue dormir, ir al baño y esperar a salir. A mis compañeros de trabajo les dije:
- Nos vemos mañana.
En casa las diarreas, ya estaban mis roomies así que fui lo más silencioso que pude las 4 veces que fui al baño, me movía en la noche como gato, mis papeles, el imss, mi diagnostico, botellas llenas de pipi, fui a la cocina por unas bolsa negra y todo lo que era bulto y que me pudiera delatar lo puse ahi para tirarlo al otro día temprano que pasaba el camión de la basura. Sólo dejé una bolsa de suburbia con "las cosas importantes". Intenté dormir.
Me levanté como a las 9:20 am, todos los roomies se habian ido, me vi al espejo, parecía niño de África, se me veían los huesos del pecho, de la espalda, las piernas hechas dos popotes, "no puedo más me voy a la raza, no puedo morir en este cuarto".
Salí y pedi uber, me llevó por todo el centro de la Ciudad de México, la catedral, todos los rincones que amo de esta ciudad. En la radio sonaba una canción que estoy seguro era de Carlos Rivera que hablaba de morir de amor o algo así, yo pensaba, son señales hay que tener resignación, pensaba en mi familia pero mi postura fue: "los amo pero quiero descansar". De algún modo me rendí en el UBER.
Llego a La Raza, creo que me ven tan mal que me dejan entrar a todos los lugares, me dice una señorita:
- Sí te atendemos hijo pero necesito tu carnet del IMSS
- Maldición sí lo tengo, pero está en la casa, en la bolsa de suburbia, sí me da tiempo de ir por él, regreso
Salí corriendo, pedi otro uber, supongo que los ubers de la zona están acostumbrados a llevar gente enferma o familiares, yo sentía que llevaba un muerto, llegué a la casa, le dije:
- Me regresa a La Raza
- Claro que sí, usted tranquilo
Qué bella conductora, me vio tan nervioso que me intentó tranquilizar.
Subí por la bolsa de suburbia, no estaba donde la dejé, no estaba en ningún lado, entre mi caos nocturno también la tire a la basura, con mi carnet del IMSS.
Entro en pánico: "esto no es real" "no está pasando" "es obra del mismísimo diablo" "quiere que me mate pero no lo va a lograr" "qué hago" "qué hago" pues regresar.
La conductora del UBER tomó sus propios atajos, llegó rapidísimo, bajando sólo dijo: "mucha suerte joven, tranquilo".
Pasé la rejilla, esa que parece impenetrable, me dirijo sin decir nada a nadie hacia la señorita que me dijo que me atendía con mi carnet. Le dije:
- No encontré mi carnet, pero aquí hay una copia de mi numero de seguridad social, mi papel de la Clinica Condesa que me mandó acá, mi curp, por favor atiendame o me quedo afuera del hospital hasta que me dejen entrar.
- No se preocupe ahora lo atendemos.
Raro pero eso me dijo, fue por una médico de tono dulce, amable, coordial, me ve y comienza a hacerme las mismas preguntas que la médico de la clinica. Comienza a salirme sangre, la noto muy nerviosa, comienza a trabarse su habla, sus respuestas ya no son tan firmes, sale y pregunta por mi carnet, le comento que no lo tengo, le doy la copia donde viene mi numero de seguridad social y se la lleva, escucho que afuera dice: "voy a pedirle al doctor que lo ingrese" regresa a mí y lo último que me dice es: "te vamos a ingresar, te veo arriba". Me sentí bien, no era lo mismo estar en mi cuarto pasando todo esto que con médicos checandome. Me pasan a un cuartito: "desnudese, bañese, todas sus cosas de valor en esta bolsita y su ropa en esta otra" cuando termine espere aquí. Hice todo eso y cuando por fin me senté a esperar, despojado de toda vanidad, con esa bata que identifica a los enfermos, descanse: "Que sea lo que Dios quiera, sólo quiero descansar". Pasaron varios minutos hasta que llego una silla de ruedas, me llevan hasta un elevador, también llevan a alguien en camilla, se abren las puertas y un pasillo largo me recibe.
Todos se ven tan fragiles, demacrados, terminales, "a caso yo me veo como uno de ellos?" no sé, sólo dejo que me lleven. Me asignan cama, es la 125, vuelve la doctora que me recibió y dice: "llevenlo ya a otorrinolaringología". Me llevan, cruzamos un patio enorme para llegar ahí, entramos al hospital que realmente es La Raza (yo todo el tiempo estuve en un pabellon de infectologia) tanta gente, tantos padecimientos, tantos familiares, todos me veían con más lastima que a un niño de Teleton.
Me deja el enfermero y me dice:
- Ahorita la doctora te va a tomar unas muestras, espera tantito.
Me deja en su consultorio y en cuestión de minutos me toma radiografías de mi mentón y no se cuánto más. Ve su computadora, me dice alza la cabeza me mete algo agrio por la nariz (anestesia) y me cauteriza.
Yo mientras estamos ahí en silencio le digo:
- Señorita me puede explicar que hizo.
- Llámeme doctora por favor no señorita
Ok la cague, mi mente no estaba precisamente pensando en el empoderamiento femenino.
- Lo que usted tiene sólo es una lesión en una vena de la nariz, se lo cauterice, no veo nada anormal puede regresar.
El enfermero me lleva de nuevo al pabellón de Infectología donde me hacen más estudios y radiografías. Por fib me meten a un cuarto con 4 camas, dos ocupadas, una vacía y la mía, la 125.
Un señor que está en muy mal estado está a mi izquierda y frente a mi la cama 124 ocupada por un chavo de 37 años al que llamaré R, la primer persona que yo conocía con VIH y quien a pesar de sus padecimientos me enseñó todo.
No imagino un cierre más épico para mayo que éste.
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soygarci · 7 years
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Otra cama
otra mujer
más cortinas
otro baño
otra cocina
otros ojos
otro pelo
otros pies
con otros dedos.
todos buscando.
la eterna búsqueda.
te quedas en la cama
ella se viste para ir a trabajar
y te preguntas qué le pasó
al último tipo
y al anterior...
es todo tan cómodo-
este hacer el amor
este dormir juntos
la amable ternura...
después de que se va te levantas y usas
su baño,
es todo tan extraño y tan ��ntimo,
vuelves a la cama y
duermes otra hora.
cuando te vas es con tristeza
pero la vas a ver de nuevo
funcione o no
manejas hasta la costa y te sientas
en el coche, es casi mediodía.
-otra cama, otras orejas, otros aretes, otra
boca, otras pantuflas, otros
vestidos
colores, puertas, números de teléfono.
una vez fuiste lo bastante duro como para
vivir solo.
para un hombre cercano a los sesenta deberías ser
más sensible.
arrancas el coche y sales,
pensando, llamaré a Jeanie.
no la veo desde el viernes.
Charles Bukowski.
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eyesofmist · 7 years
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No te quiero ll
Diego salió al exterior del disco-bar para encontrarse con una temperatura gélida que nada tenía que ver con los trópicos de los que provenían los mojitos, las caipiriñas y aquella música que sonaba dentro del local .
Fuera hacía mucho frío y del cielo había comenzado a caer aguanieve. Diego se subió el cuello del traje, cerró las solapas cuanto pudo sobre su pecho y , con las las manos en los bolsillos, siguió andando por la acera. Su abrigo se había quedado dentro, pero por nada del mundo estaba dispuesto a regresar.
Caminó durante largo tiempo, sin rumbo fijo, dejando que el intenso frío y la lluvia helada le fueran calando hasta los huesos mientras su mente aletargada por el alchohol se iba despejando. Al cabo de un buen rato llegó a un parque y se sentó en un banco. La lluvia incesante ya había empapado su ropa por completo. Gotas heladas resbalaban por su cara mezclándose con sus lágrimas calientes.
- ¿ En qué clase de tipejo patético me he convertido ? Los hombres no lloran y yo no voy a llorar más ... ya no. – se mintió a sí mismo, intentando en vano que su voz y todo su cuerpo dejaran de temblar… de frío y … desengaño.
Diego permaneció mucho tiempo sentado en aquel modesto parque de barrio , en un solitario banco bajo la lluvia , porque era un sitio como otro cualquiera y él ya no sabía a dónde ir, ya no había un lugar en el mundo para él, ningún sitio al que volver.
Entonces alzó el rostro al cielo y respiró hondo … sí lo había : su lugar estaba en brazos de Adriana como aquella mágica y única vez. Ansiaba volver a fundirse con ella hasta olvidarse de sí mismo , tomando hasta el aire de sus labios.
Necesitaba dejar de ser él , el lobo solitario aislado de todos , y pasar a ser nosotros como aquella noche. Necesitaba darle todo lo que llevaba dentro, todo lo que había permanecido encerrado durante más de treinta años.
Pero Adriana no sólo le había apartado de su vida , sino que le había traicionado, su amor por él jamás había existido y si le quedaba alguna loca esperanza de que por un momento había significado algo para ella , esa misma noche esa ínfima esperanza acababa de morir , porque ella… le había negado , tres veces. Eso significaba que Diego ya no tenía ningún sitio al que volver.
...
Adriana se había quedado dentro del disco-bar, pero ya no tenía ganas de bailar ni de charlar con sus amigos. Su mojito permanecía intacto sobre el mostrador y tanto la música como las voces de todo el mundo se habían convertido para ella en un murmullo lejano.
-Adri, ¿qué te pasa? Estás como ausente. ¿Es por algo que te dijo aquel tipo raro, el del traje?- preguntó una de sus amigas.-
- No, si no me pasa nada. Sólo que estoy muy cansada. Ya sabes, toda la semana madrugando y cuando llega el viernes está una hecha polvo.
- ¿Te dijo algo desagradable al oído? Ahora que pienso en ello te miraba de un modo bastante turbio. Seguro que era uno de esos …
-¿Uno de esos qué…?- dijo ella alzando la voz.
- Uno de esos …
- Uno de esos nada. No hay nada raro en él ni nada sucio, si eso es lo que estás pensando.- la interrumpió Adriana , cada vez más enojada.
- Entonces… le conoces.
- Que sí, que sí le conozco. Pero ¿ qué os importa a vosotros quién es Diego o qué hay entre nosotros ?
- Pero mujer, no te enfades, nada más lejos de mi intención que meter las narices dónde no me importa. Era un simple comentario. Si yo te entiendo perfectamente porque …¿ Diego has dicho que se llama ? pues hija , está para ...
- Mirad, no os parezca mal pero me voy. No me encuentro muy bien , mejor me marcho. No hace falta que me llevéis, llamaré un taxi.
- No Adri, ni hablar, yo te acerco a casa , que hace una noche de perros.- se ofreció uno de los chicos.
- Si no hace falta…
- No se hable más, yo llevo a Adri y me vuelvo. Si cambiáis de sitio me mandais un mensaje y listo. Os veo luego.
Adriana no tenía ni ganas ni fuerzas para discutir, sólo un mal presentimiento que le rondaba la cabeza. Lo de esa noche no era lo peor que había pasado entre ella y Diego, pero por algún motivo sentía que había sido el mazazo definitivo para su tormentosa y rota relación.
Cuando llegaron al parking , ella se quedó helada mirando un coche negro que conocía tan bien.
¡ Cielo santo ! Hacía una noche horrible, estaban casi en medio de ninguna parte, lejísimos del piso de Diego y éste se había ido a pie , sin su coche.
- Bueno , ¿nos vamos ya o has cambiado de idea y prefieres quedarte?-preguntó su amigo.
- No, no. Me voy. Pero espera , sólo un momento , que voy a hacer una llamada.
Adriana marcó el número de Diego, muchas , muchas veces, pero no obtuvo respuesta.
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uvrr · 7 years
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It’s been a while @icterus-icterus tagged me on this but I had not time to properly do it but here I am. Plus, I’ve never done this before but well, there’s always a first time (thanks for tagging me btw💕)
Relationship status: it’s really complicated but I’m still single I guess.
Favorite color: BLUE. 
Lipstick or Chapstick: Chapstick.
Last song listened to: Mermaid sashimi by Juan Son. (This song has been present in 4 of 5 mobiles that I’ve had in all my life). 
Last movie watched: Dunkerque; it was good af that I just forgot at some point of the film the fact Harry Styles was there.
Top three shows: Malcom in the middle, Black Mirror and Friends (no particular order).
Top three characters: Joey Tribbiani, Neville Longbottom, and Brenda Meeks (weeeird combination but who cares) 
Last book read: Te llamaré viernes by Almudena Grandes. 
One hobby: I might have a lot of hobbies but right now my fav one is to get tipsy while talking about everything. 
Favorite time of day: from 1 a.m. to 4 a.m. (when almost everything is quiet). 
Coffee shop / café order: I hate coffee, ups.
Favorite childhood movie: Toy Story. 
Favorite tumblr coloring trend: The b&w ones. 
Favourite holiday and why: New year... I get really nostalgic on this day ever since I can remember... it’s about getting sad about an entire year that’s leaving our lives forever, and to be kinda afraid about what’s coming next; it’s complicated for me to explain what I feel, but I’m mostly sad. 
A question I’d like to add: Summer or winter? (My answer: Winter, no doubt about it.) 
I choose @seppuku-en-espanol @missanthropy6 @espipi @oscaroni @aaudish @distopical @lnr-s and idk who else. 
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jartitameteneis · 2 years
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Almudena Grandes, uno de los nombres más conocidos de la literatura en español, ha muerto este sábado a los 61 años de edad, como consecuencia de un cáncer. Hace poco más de un mes la escritora anunciaba en una de sus columnas que padecía esta enfermedad, de la que finalmente no ha podido recuperarse. La literatura española se despide así de una de sus más importantes figuras, por su capacidad de conectar con los lectores, por su colmillo político y por su estilo narrativo. MÁS INFORMACIÓNLa columna de despedida de Almudena Grandes: "Ha sido un placer. Ojalá sean felices" Grandes ha sido conocida por sus novelas, pero también por su compromiso intelectual y político. Analista de nuestro tiempo y de la historia reciente, se dio a conocer en el 1989 gracias a Las edades de Lulú. "Yo empecé a escribir cuando era muy pequeña, con 9 o 10 años, así que mi primera novela la escribí en el 88, entra dentro de los 80. Pero en los primeros 80, en los años tremebundos, lo que hacía era salir", decía sobre sus inicios literarios en la Cadena SER.La novela fue una pequeña revolución, por la que ganó el Premio Sonrisa Vertical, en la Editorial Tusquets, y que fue adaptada al cine por Bigas Luna. El éxito de su primera novela le regaló la vida que ella quería vivir y jamás podrá saldar esa deuda, solía decir la escritora madrileña.Desde entonces el éxito y el cariño de los lectores no han dejado de acompañarla con novelas como Te llamaré viernes, Malena es un nombre de tango, Atlas de geografía humana, Los aires difíciles, Castillos de cartón, El corazón helado y Los besos en el pan, junto con los volúmenes de cuentos Modelos de mujer y Estaciones de paso. "Siempre he dicho que "Malena" es mi novela más autobiográfica, porque esa sensación que tiene Malena cuando es pequeña de que ella no es suficientemente buena para ser niña, y que le iría mejor siendo niño".Varias de sus novelas han sido llevadas al cine, además de la ya mencionada Las edades de Lulú, y han merecido, entre otros, el Premio de la Fundación Lara, el Premio de los Libreros de Madrid y el de los de Sevilla, el Rapallo Carige y el Prix Méditerranée. Influenciada por las lecturas de su adolescencia, como las de autores como Galdós, Defoe y Homero, Grandes siempre creó personajes con el arquetipo del superviviente.En 2010 publicó Inés y la alegría (Premio de la Crítica de Madrid, el Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz), primer título de la serie Episodios de una Guerra Interminable, a la que siguieron El lector de Julio Verne (2012), Las tres bodas de Manolita (2014), Los pacientes del doctor García (2017; Premio Nacional de Narrativa) y La madre de Frankenstein (2020).Subtitulada como Agonía y muerte de Aurora Rodríguez Carballeira en el apogeo de la España nacionalcatólica. Manicomio de mujeres de Ciempozuelos, Madrid, 1954-1956, la última novela de Almudena Grandes gira en torno a uno de los crímenes más célebres y conmovedores de los años republicanos y al posterior encierro de la madre asesina en un psiquiátrico durante dos décadas.Casada con el poeta y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, Almudena Grandes nunca dudó en usar su popularidad para combatir causas políticas o para hablar de fútbol, y de su Atlético de Madrid. Además de escritora, su voz se ha escuchado durante años en el programa Hoy por Hoy de la Cadena SER, donde semanalmente lanzaba su columna. "El Valle de los Caídos no se puede destruir y aún menos convertirse en un lugar de reconciliación nacional, eso nunca", decía con su irreconocible voz ronca al hilo de la polémica en torno al Valle. Defendió la Memoria Histórica en la ficción, en el periodismo y en la calle. También el feminismo. "Las mujeres no hemos hecho otra cosa que trabajar como mulas siempre, desde siempre, ha llegado el momento de parar para demostrar que, si paramos nosotras, se para todo. No lo duden", sentenciaba al hilo de la huelga del 8 de Marzo.También escribió en el diario EL PAÍS. De hecho, fue en su columna en El país semanal donde la autora de anunció que
padecía un cáncer diagnosticado durante una revisión rutinaria. De ahí su ausencia en la pasada edición de la Feria del Libro y en el Festival Eñe. Escribía en ese momento que se encontraba trabajando en una nueva novela. Pocas escritoras han logrado la evolución temática y narrativa de Almudena Grandes, sin perder su identidad e integridad y, lo que es más importante, su conexión con las lectoras y los lectores.
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anybodyinhereto · 7 years
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Llega viernes y quieres hacer algo diferente, después de una semana llena de ocio; entonces, te vistes y sales con dos amigos con una actitud de “¿Como va a terminar la noche? No sé, no me interesa en este momento”. Rumba de bienvenida universitaria para empezar. Llegamos y nos colamos en la fila de una forma inconsciente. Qué buena actitud tuvieron los estudiantes que hacían el filtro en la facu, por eso, cuando me dieron el dinero de vuelta de más no dude en tratar de subsanar la situación, agradeció mi honestidad y dijo que era porque no tenían para devolver completamente. Una vez dentro nos pusimos al tanto con el alcohol (excepto Gabo que por no poder beber tuvo que recurrir a un ⊿). No tuvimos suerte en un comienzo con las chicas, algo iba mal con la auto confianza. Luego de bailar un par de canciones y de tomar algunos tragos nos encontramos con un par de compañeras con quienes pudimos compartir un buen rato en la rumba. Ellas y algunos acompañantes decidieron “seguirla” en un bar que quedaba a un par de cuadras, les dijimos que en un rato llegaríamos. En un momento, sin que nadie me viera me fui a dar una vuelta solo. Justo en eso me encuentro que en una esquina de la rumba varios estaban saltando al ritmo del rock, esto poco a poco se fue saliendo de control hasta que se convirtió en uno de los eventos que nunca iba a olvidar jamás; se trataba de una situación en la que podías “enloquecer” por un momento sin que nadie te señale ni te mire con prejuicios, era un sentimiento especial al ver como de alguna forma todo esos comportamientos casi instintivos salían de ti. Cuando me agoté fui a por mis dos amigos, pero solo uno de ellos pudo disfrutar ese evento, el otro parecía no encontrarle la gracia. Mientras “Tuchen” hablaba con una amiga suya, le dije a Gabo que fuéramos a dar una vuelta, así, de la nada. De pronto nos encontramos con un compañero de aula y su primo, habían salido en un plan similar al nuestro, por ello estaban solos. Pipiolo siempre ha sido un amigo noble, fue grato encontrarlo allá. Ya eramos 5. Teníamos un ambiente buenísimo por el montón de alcohol que bebimos, de hecho, en un rato queríamos una foto de recuerdo, y cuando la íbamos a tomar se colaron unas chicas que estaban cerca a quienes ni siquiera les habíamos dirigido palabra alguna. Angie es una chica de la facu quien a Gabo y a mí nos parece hermosa, debe ser por la ternura y buena vibra que irradia, en un momento la encontramos allá y la invitamos por unas copas mientras conversábamos con ella, al parecer también resulta ser muy interesante. Pude bailar una pieza con ella. Casi al finalizar la rumba les dije si querían ir al lugar donde estuve saltando hace un rato, pero esta vez el ambiente era diferente porque el ritmo lo era. Con toda la actitud que cargábamos empezamos a saltar con un grupo de “Ni-idea”s las chicos parecían un poco introvertidos pero las chicas eran historia aparte. Luego de bailar y cantar a todo pulmón “el Chabela” bailé una pieza con Sonia, cuyo nombre lo recordaban mis compañeros, yo no lo sabia ni me interesaba saberlo (Jaja). En esas se acabó la rumba y cargabamos todo el alcohol encima, entonces recurrimos a la invitación que Dani nos había hecho.
Salimos de la rumba y paramos 4 taxis para que nos llevara hasta villa del viento por un buen precio sin suerte. En el taxi nos la pasamos contando chistes y “haciéndole joda” al taxista. Llegamos al conjunto de Dani y estaba con dos amigas de ella y dos compañeros de la universidad. Empezamos a beber y beber, mientras bailábamos. Como es normal en mí, me embriagué a tal punto de las náuseas, así que subí a la cama de Dani sin decirle nada a nadie a tratar de dormir un rato, apenas me acosté la cabeza dio mil vueltas, me paré al instante o vomitaría, fui al baño y para mi sorpresa estaba Cristian (con quien mi relación no es ni buena ni mala) y el de manera comprensiva me dijo que intentara vomitar y eso era lo que pretendía hacer; cuando estuve listo no pude hacerlo; no recuerdo qué fue aquello que llegó a decir abajo este tipo, lo cierto es que me levanté con una determinación irreconocible en mi a encararlo, él aún mas agresivo que yo me respondió y hubo una corta confrontación que un par de minutos después yo ya había olvidado pero que para él fue la causa de su partida a casa; no sin antes decirle que no haga caso, que solo era pura joda de borrachos (Sin ánimos de disculparme). Pero, yo seguía demasiado mareado y en un rato volví a la habitación de Dani y al recostarme nuevamente sentí náuseas, así que me levante y empecé a buscar algo para hacer mientras se me bajara un poco. Entonces, vi un objeto mágico que marcó un antes y un después en esa casa, una guitarra. Todos mis amigos estaban vueltos nada, dos de ellos estaban a punto de dormirse. Empecé a tocar mi guitarra y todos cantaban las canciones que tocaba a todo pulmón. Noe (El primo de pipiolo cuyo nombre no recuerdo así que le llamaré Noé, por ser el nombre más corto que se me ocurre) ya estaba dormido profundamente entonces aplicamos la Ley del Sharpie. Jaja. Lo gracioso fue que después de pintarlo, lo despertamos y me entregamos la guitarra para que tocara alguna canción, todos la cantábamos con él y lo grabamos, en el video se puede ver el momento justo en el que ve su rostro en la pantalla del móvil y se da cuenta de todo lo que tenia dibujado. Momento épico. Nuestra parrandita terminó donde Dani, cantando todos borrachos una canción sin sentido en la que cambiamos palabras de por “Tuchen” para despertarlo ya que estaba a punto de dormirse. Los vecinos se empezaron a quejar del ruido justo antes del amanecer.
Cuando salimos del conjunto de Dani, el sol estaba a punto de empezar a asomar, Emerson, salió en su moto y lo despedimos con una muy buena fotografía. Poco a poco vimos como se aclaraba el panorama. No queríamos irnos a casa sin antes haber comido algo. Gabo, quien ya había vivido por la zona conocía un lugar cerca donde vendían arepas, fue la primera vez que comí arepas con jamón, queso y huevos revueltos. Mientras traían la comida Noe aprovechó para contar otro par de chistes, nada buenos por cierto, pero fue un ambiente excelente el que se vivía con estos tipos. Luego de desayunar pasamos la calle para tomar el colectivo, sin poder disimular mucho la borrachera. Un noche para recordar. 11-12 de Agosto de 2017.
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