Tumgik
#( espero no haber llegado tarde )
fi0nazu · 1 year
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#      @franvkie , @dvvina     :     ¿tienes planes para las vacaciones de invierno?   
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su rostro se iluminó casi de inmediato, a la par de esa tensión en sus labios que creó una sonrisa. ‘ sí. vuelvo a buenos aires ’ replicó. ‘ siempre nos reunimos con la familia de unos amigos de mi papá, hacemos una fiesta y... bueno, todo eso. será genial, además allí es verano ’ comentó elevando ambas de sus cejas, entusiasta de por fin despedirse por un rato del invierno tajante. ‘ ¿tú qué tienes planeado hacer? ’
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rubimoon45 · 8 months
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SANGRE Y FUEGO
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CAPÍTULO 1: la sombra del fuego
"El pueblo cree que los Targaryen somos lo más cercanos a los dioses por domar a los dragones. Es un error: son ellos quien nos controlan".
-Princesa Rhaenyra Targaryen
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La princesa Naerys se despertó entre mantas de algodón a la mañana siguiente de haber recibido dos misivas de su abuela y su hermana menor, Rhaena Targaryen. El canto de los pájaros fue la que la despertó, más que la luz que cruzaba las gruesas cortinas que decoraban la estancia del dormitorio matrimonial.
El cuarto de Aemond era oscuro, pero siempre se las arreglaba para tenerlo ordenado y en su sitio. Los tapices eran negros, con alguna decoración dorada y blanca a juego con la roca raspada. La suya, cuando estaba soltera y comprometida, y no se les permitía compartir estancia, era de las más iluminadas y tenía tapices blancos y con formas geométricas. Pero de entre todas, las de Helaena eran las más originales. Azul claro, muebles de madera oscura y clara, y una decoración de los tapices en forma de flores y fauna.
Las doncellas entraron rápido para vestirla, nada más escucharon movimiento en el dormitorio. Si bien no le tocaba darse un baño todavía, pidió que tuvieran lista la bañera para aquella tarde y su ropa de vuelo para después del desayuno. Le apetecía dar un vuelo rápido con su dragón, Vermithor, el dragón que llevaba durmiendo bajo Rocadragón tras la muerte de Jaehaerys I hasta su reclamo, y desatenderse de sus responsabilidades un rato. Aemond no estaba a su lado cuando se había despertado. Debía de estar en la biblioteca buscando algún libro nuevo, recién llegado de la Ciudadela o algún comerciante, o practicando su maestría con la espada con algún caballero que se preste a hacerlo. Así que le tocaría desayunar y estar sola aquella mañana hasta que se dignase a aparecer.
Los pasillos de la Fortaleza, a diferencia de aquella noche, estaban plagados de nobles curiosos y sirvientes yendo de un lado a otro. Algunos giraban la cabeza, la saludaban y procedían a hacer una reverencia a su paso. Otros, la miraban entre sorprendidos y comenzaban a cuchichear entre ellos. Las noticias de la llegada de la princesa, sus hermanas y la familia de la Princesa de Rocadragón debían de haberse extendido por todo el palacio. A veces le sorprendía la rapidez en la que se desataba todo, y más en lo respectivo a asuntos que no tenían que ver con ninguno de ellos.
-Princesa Naerys.
La princesa se dio la vuelta en busca de la voz que la llamaba. Un hombre bajito pero delgado, entrado en edad, y vestido de negro, la esperaba pacientemente con una sonrisa. Casi no tenía pelo, pelo algún mechón no era blanco del todo, sino castaño oscuro.
-Lord Caswell, ¿desea algo? -era uno de los seguidores más fieles de la princesa Rhaenyra, y quien solía defenderla cuando se iniciaba algún rumor.
-He escuchado que nuestra princesa vuelve a la capital, ella y su familia con el príncipe Daemon. Espero que no sea por algún problema...
-Mis hermanas ya me han informado. Vendrán y serán atendidas en cuanto puedan llevarse a cabo sus asuntos en la Fortaleza.
-Oh, las princesas Rhaena y Baela. Hace tiempo que se las ve por la capital, entre que nacieron en Essos y están separadas entre Marcaderiva y Rocadragón -comenzó diciendo. Había sido una decisión rápida a consecuencia de la marcha repentina de su abuelo y la muerte de Laena, su madre. Ella se había quedado en la capital para seguir de contacto entre la heredera que estaba lejos-. ¿Los niños Velaryon y los jóvenes Aegon y Viserys también?
Naerys se dio el interior del labio. La esposa de Lord Caswell no estaba con él, como se solía esperar de una mujer devota a su marido y sin muchas cualidades sociales. Casi antes de que naciera, la mujer más influyente en solía ser Lady Redwayne, pero con su fallecimiento el puesto había sido disputado durante tiempo. Probablemente ese puesto se hubiera convertido en el más cotizado, ahora a manos de la Reina que había conseguido transformar todo lo de sus antecesoras monárquicas en...la misma fe que se había revuelto tantas veces contra las tradiciones valyrias de los Targaryen y su cultura. Eso mismo había pasado en su matrimonio.
Aemond y ella se habían casado en el rito valyrio antes que en el de los Siete, siguiendo los pasos de sus antecesores Alyssanne y Jaehaerys I. Al principio de todo les parecía una buena idea, algo rebelde porque era salirse de sus bases pero que al final iba a ser aceptada por la familia al tratarse de la sangre más pura de la Antigua Valyria, sangre que compartían y tradiciones en las que estaban envueltos.
Cuando se prometieron ante los viejos dioses valyrios y bebieron la sangre del otro, entonces no les pareció una tontería. Hasta que la reina Alicent reclamó que ese matrimonio era nulo ante los ojos de los Siete y que si no lo habían consumado entonces podría resolverse, que era una aberración y un acto rebelde que no iba con ellos. Quizás una parte de ella ya estuviera maquinando la posibilidad de que hubiera sido consumado, y ya estaba buscando algún matrimonio para proteger el honor de los Targaryen y de Aemond, sobre todo de su hijo. Daemon y Rhaenyra, en su potestad, defendieron que era igual de legal a lo que ella proponía.
Hubo una discusión que acabó con la sentencia del Rey alegando que, si ya se habían casado de esa forma, no podría romperse la unión, y que si querían que fuera legal ante la Fe de los Siete se casaran de esa forma para acabar con todo el problema.
-Lord Caswell, mis hermanas vendrán en cualquier momento y tengo que arreglar unos asuntos con mi esposo.
-Oh, claro, el príncipe Aemond. Él y sir Criston estaban entrenando en el patio con algunos guardias hace rato -y murmulló en voz baja-: mi esposa se pregunta cuándo nos sorprenderá con algún niño, resultado de vuestro matrimonio.
Naerys lo despidió y volvió su camino hacia el patio de armas. La creyeran o no, ella también esperaba eso. Para que al menos se callasen los rumores sobre su posible infertilidad.
El patio de armas era un cuadrado que daba a una de las puertas por las que las tropas que protegían el castillo entraban y salían en sus guardias. Era un patio abierto, protegido por la muralla del castillo, no muy grande, pero sí lo suficiente como para reunir gente y ejecutar combates de entrenamiento.
Las únicas veces que Naerys había estado ahí había sido cuando su padre la había llevado ahí para presentarle a algunos guardias de las Capas Doradas que aún mantenían contacto, y la segunda vez hacía algunos meses para atender a uno de los entrenamientos con el Rey desde lo alto de la torre. Y ahora estaba ahí en busca de su marido. La doncella que iba con ella se encargaba de mantener su honor a salvo. Dos guardias hicieron una reverencia al verla. Un grupo de noble hacían corrillo, con otros guardias sin armadura, alrededor de algún combate. Pero ni idea de dónde estaba su esposo.
-Princesa -llamó su doncella, mirando en una dirección.
-Oh.
Naerys se acercó a ese corrillo, siguiendo las exclamaciones de sorpresa de varios nobles y el golpeteo continuo de la madera y el hierro. Y entonces lo vio, el destello plateado casi blanco de la persona que buscaba. Sir Criston llevaba su armadura de cuerpo entero, casco incluido, y llevaba un lucero del alba que danzaba sobre su cabeza a cada giro que daba. Enfrente, el despreocupado de Aemond iba con su ropa habitual de cuero, un escudo y una espada que bien podría haber visto llevar a cualquier caballero. Naerys contuvo una exclamación cuando el arma del Capa Blanca casi lo golpeaba de lleno en la cabeza.
Conocía los buenos dotes con la espada de su esposo de propia mano, de las veces que le contaba emocionado sus victorias y los comentarios que corrían por la Fortaleza sobre su destreza y la habilidad a pesar de tener un solo ojo. La mayoría de esos comentarios se englobaban acerca de eso, sobre el accidente de su infancia con Lucerys Velaryon y la pérdida de su ojo. Aemond rodó sobre su costado, aprovechando el impulso del golpe sobre el escudo, que acabó hecho pedazos y casi destrozado sobre su cabeza. La espada bailó varias veces entre ellos, intentado golpear el cuerpo cubierto del caballero experimentado, una y otra vez. Hasta que en uno de sus mandobles sir Criston apartó un momento la mirada del arma y acabó con ella tan cerca del cuello que podría haberlo cortado a la mitad de así desearlo.
Por fin Naerys, cuando vio la espada colgando del brazo de su esposo en una posición inofensiva y a sir Criston desarmado, pudo respirar tranquila. Mentiría si dijera que no le preocupaba cada vez que escuchaba que su marido se enfrentaba a algún caballero. Incluso a las lealtad y al que se encargaba de la protección de su madre.
-Bien hecho. Muy pronto podrás participar en torneos, mi príncipe, y ganarle alguna corona a tu señora esposa -comentó sir Criston, quitándose el casco y dejando al descubierto un rostro de puros rasgos dornienses.
-Me importan una mierda los torneos y los combates -bajó la espada en un gesto algo agresivo, sin perder de vista a su oponente-. Sobrinos, ¿han venido a entrenar?
Un grupo de murmullos se expandieron por el patio, contenidos este tiempo o ignorados por la princesa. Escuchó el suspiro repentino de su doncella a sus espaldas, pero no le hizo más caso que el dirigirle una mirada sorprendida. Dos rostros casi familiares, creciendo con el tiempo pero que aún conservaban los restos de lo que alguna vez fue su infancia, miraban hacia el centro del coro de nobles con expresiones no tan sutiles. Dos nobles a sus lados se habían apartado repentinamente y comenzado a cuchichear con los de su lado. Esa actitud consiguió molestar lo suficiente a Naerys como para hacer que se moviera.
Sujetándose los extremos del vestido de aquella mañana, la princesa se acercó a los príncipes con los que compartía la sangre Targaryen y experiencias en algún momento en el que fueron niños. La pérdida del ojo de Aemond había dejado muchas secuelas en la familia, sobre todo la noche en la que pasó todo. Sus hermanas fueron las que acudieron corriendo a su habitación, cubiertas de polvo y el vestido de Baela con restos de sangre, llorando y pidiendo que protegiera a Luke y a Jace de la ira de la reina. Lo que ocurrió después, el intento de asesinato de la reina a la heredera con la daga del Rey, fue algo que los pilló a todos desprevenidos.
-Princesa Naerys -dijo uno cuando se dio cuenta de su presencia. Una noble casada, pues la reconocía de algunos banquetes, le hizo una profunda reverencia-. Prima.
-Luke, Jace -saludó en respuesta, sonriendo y abriendo los brazos-. Espero que el viaje haya sido tranquilo.
Primero abrazó a Jace, y luego a Luke. Ambos habían crecido, pero Jacerys era ligeramente más alto que su hermano pequeño, con unos rasgos similares a los de su madre y su porte... Lucerys parecía un corderito asustado, y eso la instó a abrazarlo con más fuerza.
-Lo ha sido. Madre no nos ha dejado venir en dragón. Quería enseñarte a Arrax.
Naerys se permitió el lujos de jugar con los rizos morenos que adornaban la cabecita de Lucerys. Cuando era más pequeño, esos rizos eran mayores y bailaban sobre su frente blanca y despejada. Ahora, sus mejillas rechonchas y rostro infantil había casi desaparecido por los unos rasgos que comenzaban a parecerse cada vez más a los de su hermano, que dentro de poco entraría en la edad adulta.
-¿Dónde están Baela y Rhaena? -quiso saber de sus hermanas. Sabía que vendrían separadas, pero que nunca entrarían en esta zona por el bien de ellas. Por lo menos, no Rhaena.
-Rhaena ha ido con nuestra madre a buscar a la princesa Rhaenys -informó Jace, alzando el rostro que empezaba a tomar ya rasgos masculinos-. Supongo que Baela habrá ido con ella. También ha venido.
-Sí, la princesa dijo que vendrían las dos en dragón.
Tenía su sentido que la princesa y su abuela fueran a juntarlas para comenzar una conversación relacionada con el tema de su viaje. O al menos el intento de una. Sus pensamientos se dirigieron a cierto lugar de aquel patio de armas. Los caballeros sin armadura seguían en sus prácticas, y algún noble se había animado a participar en alguno de esos entrenamientos. Naerys buscó con la mirada la de su esposo. Lo descubrió manteniendo una conversación con su oponente, sir Criston, pero sin apartar la atención de donde estaban ella y sus sobrinos. Sir Criston movía los labios en una conversación en la que él no parecía tener interés, pero aún así le conseguía responde con alguna palabra suelta; por el rápido movimiento de sus labios. La princesa le hizo un gesto, y su respuesta fue dejar la espada sobre la tabla de madera en la que el resto de armas estaban expuestas. No separó la mirada de donde estaba ella ni un instante.
-¿Vais a participar en algún combate?
-Madre no nos dejaría, dice que aún somos muy jóvenes para usar el hierro.
-Tonterías -respondió-, hay niños más jóvenes a vosotros usando el hierro ya.
Un silencio se instaló entre ellos, seguido de una mirada cómplice entre los dos hermanos que fue la gota que colmó en vaso. Naerys se hizo a un lado para dejar pasar a un grupo de nobles que inclinaron la cabeza al verlos. Se apartó un largo mechón plateado de la cara detrás de la oreja. Un par de ellos, con todo el descaro del mundo, se atrevió a sonreír al pasar al lado de los tres. Naerys se preguntó el por qué esa osadía, hasta que descubrió el motivo. El collar de los Velaryon. Jace y Luke también se dieron cuenta de eso, al ver el collar que descansaba sobre su pecho y brillaba con la luz que ascendía sobre la muralla. El rostro de Luke se transformó y coloreó de rojo.
-Entiendo -soltó una risita en un intento de quitarle peso al asunto-. Tengo que atender unos asuntos. Cuando los termine os iré a buscar, ¿vale?
Besó la frente de Luke y dio un último abrazo a Jace antes de despedirlos. Los vio marcharse por donde ella había entrado, las capas con los colores de los Targaryen y los Velaryon ondeando a sus espaldas y a cada movimiento. Ella también era como ellos, pero usaba más colores Velaryon en honor a su madre que los de su padre, que ya lo llevaba en el apellido. Bueno, y por su esposo.
Hablando de él, se dirigió hacia donde estaba. Sir Criston se había retirado a uno de sus lados, limpiando el arma que había usado hacía unos minutos. La mesa de armas estaban frente a ellos, con diferentes armas, tanto de cercanía como de lejanía. Naerys tenía recuerdos desde su infancia de todas las armas, desde la espada legendaria de los Targaryen, Hermana Oscura, hasta diferentes armas que los príncipes de Tyrosh insistían en usar en sus torneos por considerarlas exóticas. Aemond observaba diferentes armas, tomándolas y examinándolas.
-¿Qué ha sido eso?
-¿Qué ha sido qué, esposa? -respondió él, a la defensiva. Examinó el largo y el filo del arma que tenía en la mano de cerca, solo para descartarla junto a otras que no cumplían sus expectativas-. Supongo que has venido a decirme que mis sobrinos no quieren participar en algún entrenamiento como cuando éramos pequeños.
La princesa Naerys suspiró impaciente.
Hizo un gesto a la doncella para que se retirara unos centímetros de donde estaban ellos, lo cual cumplió posicionándose casi al lado del guardia más cercano. Naerys se acercó más a su esposo, atreviéndose a sujetarlo del brazo con el que estaba cogiendo las armas. El cuerpo de Aemond se tensó.
-Mis hermanas están ya en el castillo. Me gustaría que fuéramos a verlas, y a mi abuela también.
-No creo que sea recibido con los brazos abiertos por esa gente. Debería quedarme aquí. Al menos sabrás donde estoy.
-¿Es esto una de tus venganzas porque he hecho algo que te ha defraudado? ¿Qué ha sido esta vez, esposo?
Aemond volvió el rostro bueno hacia ella. La presencia del parche dificultaba que pudiera prestarle una atención decente mientras charlaban o discutían, pero ya parecía tenerlo controlado. Sus rasgos afilados la saludaron en una mañana con las temperaturas y la niebla bajos.
-No vamos a discutir eso aquí.
-Y sin embargo pareces contento por hablarlo.
-El malestar está hablando por ti -la examinó de pies a cabeza con su único ojo-. Me pregunto si ya habré puesto un niño en ti, que es lo único que se espera de nosotros. Tus respuestas podrían sonar como las hembras que los dothrakis preñan para tener a sus hijos. ¿Cómo es? La personalidad del padre en el hijo dentro del útero.
Lo estaba diciendo para hacerle daño. Naerys apretó su agarre. Casi pudo escuchar el cuchicheo de la noble que no estaba tan lejos de ellos con su señor esposo.
-Entonces bien es conocido que la Reina tuvo varios histerias para que tú tengas ese temperamento. Lo único que se espera de nosotros -comenzó diciendo, los ojos sobre él- es que mantengamos las cosas en privado y sin causar revuelos.
Por primera vez en esa mañana, una sonrisa, aunque burlona, se extendió en su rostro. El parche hizo que no pudiera tomárselo más enserio que una reacción a una mala broma. Su ojo, por otro lado, se dirigió hacia el collar Velaryon que descansaba en su cuello y el vestido de aquella mañana. Como todas las mañanas en Desembarco del Rey, las mañanas eran húmedas y frías, y para abrigarse se ponía un vestido y por encima un chal que la protegiera de las ráfagas de viento. Era un vestido azul, con el corte debajo de los pechos, muy similar al que usaba cuando era una adolescente, y una camisola que sobresalía por las mangas abombadas hasta los codos. Un chal iba sobre sus hombros, enredado en sus brazos.
-Esto no es gracioso, Aemond -quiso insistir, pero no le salían las palabras adecuadas. Pensó en la Reina, y en los gritos durante la discusión que hubo al enterarse del matrimonio en Rocadragón por el rito valyrio.
La boda que ella quería acabó haciéndose más por insistencia que por deseo de hacerla. Para los Targaryen, y más como ellos, podría haberlos llevado a consumar el matrimonio tras la primera boda. La insistencia en Aemond de mantenerla intacta hasta que se diera la noticia a la familia la había conseguido convencer, igual que como la Reina. Naerys se quejó, puesto que era una tontería aguardar eso después de haber bebido la sangre de ambos mezclada. La insistencia de Aemond por no consumar el matrimonio, pese a los intentos de su ahora esposa, había servido para que su regreso a la capital, ambos en sus dragones, no fueran tan criticado como sus ancestros.
Al menos a la reina Alicent le sirvió de excusa para querer convocar otra boda, más tradicional a su fe y que no pudiera ser considerada un pecado de la carne. La misma que Aegon y Helaena tuvieron hacía ya varios años, antes del nacimiento de los gemelos y el pequeño Maelor. A diferencia de ellos, el asunto de la boda de había llevado en total secretismo entre ambos y se arrastraba desde hacía tiempo.
Aemond estiró el brazo, cortando el espacio entre ambos. Naerys tuvo que alzar el rostro para mirarlo, soltando su agarre. El tejido fino del vestido dejó un recorrido cálido al paso de los dedos de él sobre su piel cubierta. Contuvo el aliento, pensando en el número de personas que pudieran estar mirándoles.
-Si te toco así, parecería que he cumplido bien con mi deberes, ¿no crees? -arrastró el dedo desde debajo de sus pechos hasta su ombligo, cubiertos por una fina tela azul-. Tu pequeña cabecita no debería preocuparse por nimiedades. Hay mejores cosas con las que entretenerse -miró por encima de ella, el orbe amatista desplazándose un lado al otro-, como saber qué hacían mis llamativos sobrinos aquí.
-Tus deberes para conmigo son cosa privada, no de interés público -detuvo la mano de Aemond por debajo de la suya, piel cálida y áspera sobre la suave y tersa de la suya. Aemond la miró con curiosidad, si es que podía describirse así-. La princesa Rhaenys querrá vernos.
Sobre todo cuando esos comentarios se excusaban en comparar su fertilidad con los antecedentes de su madre Laena en el último de sus partos. Sin duda, en el caso más impactante que había sorprendido a ambas familias y obligado a reunirlas. Baela y Rhaena no se habían separado de ella en ningún momento del funeral, sujetándose a sus manos y llorando envueltas en sus capas. Su abuela había llegado para consolarlas... Y luego Jace y Luke por insistencia de la princesa. La noche de antes se habían marchado del palacio en Tyrosh con sus dragones y en barco hacia Marcaderiva para el funeral. Su madre había muerto por complicaciones en el parto, incinerada por voluntad por las llamas de Vhagar, viva... Aún le costaba mirar a los ojos a la dragona cuando se la encontraba en Pozo Dragón, camino a buscar a Vermithor en su nicho.
Naerys se abrigó con el chal. La doncella le había insistido en usarlo, y ahora se lo agradecía. Aunque de normal no hacía caso a esos consejos. La sangre del dragón corriendo por sus venas, moviéndose y expandiéndose, tentaba a la suerte que otros habrían perdido.
-¿Has desayunado al menos?
-Si mi esposo no está en el dormitorio a la hora que me despierto, de verdad te piensas que voy a desayunar algo hasta que sepa dónde está.
-Cabezota -tiró el arma sobre la mesa, pillando por sorpresa a los nobles que estaban probando algunas y al caballero de Capa Blanca-. Podrías desayunar con mi hermana y no esperar a que te desmayes.
Naerys lo miró nuevamente sin gracia. Si bien podría haberlo hecho, sabía que Helaena estaba ocupada por las mañanas con sus damas y con los niños, y a veces para atender la escasa atención que su esposo le daba. Y ella a veces no tenía la paciencia para interpretar los comentarios que solía lanzar de mordisco en mordisco. No podía interrumpir esos momentos hasta que ella lo hiciera; por ahora, nunca podría cobrarse esa venganza. Sin embargo, cuando se la encontraba en los jardines la ayudaba a buscar algún insecto interesante o la invitaba a acompañarla a ella y algunas damas a sus meriendas. Algunas de esas damas evitaban su compañía, por otro lado, y eso era grosero.
-¿Me ves tan débil?
-Nunca criticaría a la misma sangre que Daemon Targaryen -cortó el espacio de ambos finalmente, inclinándose no del todo sobre ella. Solo lo suficiente para que pudiera escucharlo-. Y a quien montó al dragón más grande de Poniente a una temprana edad... Y puede que a su nuevo amo esta noche.
Rumió esas palabras. Aunque compartieran la misma sangre, ellos también lo hacían compartiendo abuelos, el antiguo heredero Baelon y su hermana-esposa Alyssa Targaryen, ambos hijos de Jaehaerys I. Incesto, según el septón, pero justificado para mantener la sangre de la Antigua Valyria pura entre su linaje. Los mismos conflictos que habían llevado a Maegor I a tomar con una de sus esposas a su sobrina Rhaena, hija por parte de Aenys I, entre su seis esposas.
-Sir Criston -retó. Aemond la miró con curiosidad, el semblante serio, pero ella apartó la mirada de él hacia el caballero de la Guardia del Rey.
El caballero le prestó atención.
-¿Sí, su excelencia?
-Cuando terminéis aquí, dile a mi esposo que estaré contenta de pasar la mañana con él siempre y cuando se duche. Apesta a metal y sudor, y no dudo que pronto hará lo mismo con su dragón.
La princesa Naerys se recogió las faldas del vestido, y rompió el contacto visual tanto con su esposo como con el caballero de la guardia. La doncella se hizo a un lado, cabeza gacha todo el rato, y la siguió por detrás en silencio.
La Fortaleza Roja se dividía en diferentes zonas, tanto zonas privadas únicas para la familia real como públicas tanto para nobles como para sirvientes. Si bien estos últimos apenas tenían los mismos derechos que el resto de gente que vivía en el palacio.
Los dormitorios de la familia real no daban contacto con el de los nobles, que estaban en diferentes zonas. El torreón de Maegor, construido por órdenes del Rey Maegor I hacía ya bastantes años, tenía los aposentos reales, en Salón Menor y el Salón de Baile de la Reina. Los miembros más cercanos a la familia real residían en él. El resto de torres estaban repartidas por la fortaleza según el estatus de sus habitantes o el servicio que prestasen. Desde la Torre de la Mano podía accederse a las cámaras del Rey.
-Vuestra abuela está en su dormitorio. La princesa Rhaenyra ha insistido en que descanse y espere a que hable con su padre antes que nada -le decía la doncella de la reina, la mujer que siempre estaba atendiéndola.
La había encontrado de camino a los salones para desayunar. Ya era tarde, pero con suerte habrían quedado postres y partes del desayuno de esta mañana. Luego, iría al cuarto de Helaena para convencerla de que fueran a dar un paseo antes de encontrarse con su hermano.
-Gracias. Informa a la Reina de que me reuniré con ella en el septo cuando pueda.
-Sí, princesa.
Naerys entró el dormitorio seguida por una nube de misterio. Aquella situación comenzaba a estresarla más de la cuenta. Quería ver a su padre y a sus hermanas, pero visitar a su abuela, que había sido de las primeras en informarla, la reconfortaría después de esa mañana. Si su esposo estuviera con ella, al menos tendría sentido controlar el agobio que comenzaba a almacenarse.
-Naerys.
-Abuela -le devolvió el caluroso abrazo. Llevaba ropas de abrigo, pero debajo se podía sentir todavía el tacto de la armadura con las escamas que usaba para el vuelo en su dragón.
Llevaba el mismo peinado que siempre, cargado hacia atrás y suelto por la espalda. Los colores Velaryon destacaban sobre todo, con algún detalle de los Targaryen. Las comisuras de sus labios, rodeadas por arrugas, se estiraron en una tensa sonrisa. Su abuela le acarició el pelo.
-Deberías ver a Baela y Rhaena. Son iguales a Laena.
Y ella era más parecida a su padre. Se lo decían siempre, pero siempre ignoraba esos comentarios y se quedaba con lo superficial.
-Tu carta me ha dejado sin palabras. ¿Por qué Vaemond iba a querer reclamar el derecho a Marcaderiva sobre el derecho de Lucerys?
-Laenor era el sucesor de Corlys hasta que falleció, y en ningún momento se dejó claro la herencia de la isla y los Velaryon. Él... Vaemond cree que tiene el derecho ahora que tu abuelo está herido.
-Abuela, ese derecho es de Lucerys como hijo de Laenor.
Su abuela cerró los ojos, pensativa, y cuando los abrió el amatista de sus ojos bailó como el fuego que quemaba en la chimenea. El dormitorio estaba oscuro, casi vacío más que unas pocas pertenencias. Se suponía que había recogido todo y llevado a Marcaderiva con su matrimonio, pero ese dormitorio estaba reservado para ella de cuando era una princesa hija del heredero, Aemon, hasta su muerte y posterior regreso a Desembarco del Rey para el funeral.
-Ese derecho debería pasar a la hijas de Laena... A vosotras, por ende. A la sangre Velaryon.
-No digas eso, abuela -insistió, casi con horror-. Tenemos que estar unidos. No podemos dejar que el derecho de Luke sea criticado. Con eso, todos tendrían el derecho a criticar el reclamo de Rhaenyra.
La princesa Rhaenys se resistió a poner los ojos en blanco. Las velas bailaron y crearon sombras en las paredes decoradas.
-Rhaenyra quiere comprometer a tus hermanas con sus hijos y unirnos en un frente contra los Hightower.
Naerys sintió los dedos de su abuela temblar entre sus manos. Un compromiso, una alianza, a favor del reclamo del Trono del Hierro y del trono salado de Marcaderiva. Una sería reina, y otra sería una noble dama con ascendencia valyria pura que no sustentaría quejas ante ningún reclamo. Lo que venía siendo comprometer la sangre valyria de su tradición para aplacar los rumores que iban alrededor de los hijos de Rhaenyra y su supuesta paternidad.
-Una buena alianza, abuela. Ayudaría a sofocar los rumores, piénsalo. Nadie se atrevería a juzgar el reclamo de la princesa heredera si sus hijos tuvieran hijos cuya paternidad y maternidad no es...un tema complejo.
Y, por supuesto, detener la influencia de los Hightower, que apoyaban un reclamo sin fundamentos, en la Corte. Naerys apoyaba el reclamo de la esposa de su padre solamente porque el Rey lo había querido así. Cualquier intento de reclamo de otra persona, ya fuera de su cuñado o de otra persona, era una traición a la elección del Rey.
-No, no voy a dejar que su desesperación me nuble esta vez. No separaré... No dejaré que Rhaena y Baela sean vendidas de esa forma -se negó en rotundo, sin pensar si quiera en las consecuencias a largo plazo que traerían-. No como Daemon hizo contigo con el hijo de Alicent.
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AAAAAAH ME IMAGINO SU CARA EN LA ESCENA DEL PATIO DE ENTRENAMIENTO TAL CUAL EN LA SERIE. ¡MI NAERYS DEJÁNDOLO CON LAS GANAS!
Mira esta sonrisa, es un hombre enamorado:
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hauntedstarlighttiger · 4 months
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La Seine (Alastor y Fem Oc)
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Narradora
Paris el hermoso lugar donde florece el amor quien pensaría que puede cambiar eso tan drásticamente con terror y miedo
-Llévate el cuerpo Husk amigo tengo que cambiarme bueno adiós-Dice la voz entre las sombras de ese oscuro callejón-
-Mier*a como digas-Dice con desagrado la voz mientras el tipo desaparecía de el lugar dejando solo un gran charco de ¿sangre?
Al día siguiente
Se podía apreciar como una chica pequeña corriendo de un lado al otro arreglando el Cabaret más prestigioso en Paris principalmente muy conocido por su cantante la famosa hija del alcalde Carly Morningstar.
-¿Dónde rayos esta esa chiquilla?-Pregunta con disgusto viendo a su empleado Sir Pentius a lo que el niega nervioso.
-Si esa chiquilla no llega antes de que vengan nuestros invitados importantes juro que la despediré no me importa que sea hija de Samael-Amenaza al aire con enojo Mimzy mientras le ordenaba a Sir Pentius que preparara las botellas para esta noche 
En otro lado
-Estoy tan nerviosa-A lo que su hermana suspira mientras la ve y la agarra de sus hombros.
-Relájate quieres asi no lograras nada ¿si?-A lo que la peli-rubia alta asiente-Puedes hacer un buen trabajo entiende Papá estará muy orgulloso lo se-
-Si gracias a veces pienso que tu eres la mayor de las dos-A lo que su hermana menor suelta una risa burlona a lo que Charlie niega con la cabeza-Se que puedo con esto
-Claro que puedes se que serás una gran alcaldesa, pero tienes que relajarte haz hecho hasta lo imposible para demostrar que eres capaz y lo se te lo aseguro-Dice viéndola con seguridad en su mirada y en sus palabras.
-Si creo si pudo aceptarme a mí y a Vaggie entonces si !lo are¡-Carly sonríe emocionada pero luego Charlie deja de sonreír-Pero si no puedo con esto como lo rumores
-Se han escuchado rumores de que hay un asesino aquí en Paris-Dice asustada Charlie.
-Tranquila hermana Papá se encargará ¿si?-Le agarro de los hombros mientras le sonrió
Pero escuchamos a alguien tocar la puerta a lo que brincamos un poco del susto por escuchar a alguien entrar, pero suspiramos al ver que es Vaggie la novia de mi hermana.
-Hay Vaggie nos asustaste-Dice la menor de los Morninstar para luego ver hacia un reloj de la habitación-!Maldición¡-A lo que la parejita se mira con preocupación de que le pasa a la menor a lo que ella solamente agarra su bolsa y su mini abrigo
-¿Pasa algo hermanita?-Ella asiente y apunta al Reloj a lo que su hermana pone los ojos en blanco-Rayos...perdón fue mi culpa si no te hubiera citado hoy en la tarde nada de esto estaría pasando-La menor niega con la cabeza.
-No importa sabes que siempre estaré para apoyarte en tus proyectos e ideas-Abraza a su hermana antes de despedirse de las dos.
-Gracias por venir para que ya no estuviera nerviosa-Me susurra mi cuñada a lo que solo le digo que no hay de que para que la pequeña saliera corriendo de allí-
-Espero que no se meta en problemas-Susurra viendo por su ventana cómo se movía con prisa de llegar a su Cabaret a lo que su novia la agarra del hombro y le sonríe-
-Estará bien Mimzy no puede despedirla ella es por el que la gente va a ese lugar si ella te aseguro que ese lugar cerraría.
Narra Carly 
!Rayos¡, rayo, rayos llego tarde pienso mientras sigo caminando rápido para llegar al Cabaret
-!Noticias un nuevo asesinato si quieren saber más compren¡ !compren¡-Grita un señor vendiendo periódicos a lo que detengo mi caminar y le compro un periódico-Muchas gracias, señorita Morningstar 
A lo que le sonrió mientras sigo caminando y agarro el periódico para leerlo, pero pienso mejor luego por que debo de llegar rápido al Cabaret luego de un rato estar caminando llego a lo que suspiro aliviada de haber llegado entro lentamente checo que no esté Mimzy me voy con cuidado, pero escucho su voz.
-!Jovencita¡ sabes que hora es ahorita deberías estar arreglándote para esta noche y más para nuestros invitados principales-A lo que me volteo y la veo-
-Perdón Mimzy estuve ocupada con unas cosas familiares-Digo mientras ella me sigue hasta mi camerino.
-Espero que esta sea la última vez bueno ya apúrate que ya casi vamos a abrir-Asiento con la cabeza mientras cierro la puerta de mi camerino a lo que suspiro al tener ya no tener que escuchar más sus quejas-
Agarro mi vestuario y me preparo para estar más presentable que otras veces, pero escucho que tocan mi puerta a lo que la abro 
-Pentius hola, amigo-Digo dejándolo pasar a lo que el me sonríe nerviosos.
-Llegando tarde otra vez pequeño ángel-Dice con educación-Deberías de usar algo para ver la hora te tendré que construir uno-A lo que sonrió.
-Gracias mi inventor favorito-Digo a lo que el niega divertido y luego se despide deseándome suerte a lo que le digo gracias.
Narradora 
Sir Pentius llevaba las mejores botellas para los invitados más importantes del Cabaret que estaban en su lugar especial a primera fila
-Esto es tan irritante no puedo creer que sigan hablando de ese terrible asesino-Gruñe con molestia para quejarse con sus colegas Velvet y Valentino solo suspiran mientras toman de lo que les trajo el camarero.
-Ya relájate Voxi-Dice relajado su colega mientras fuma a lo que Velvet solo toma foto del lugar con su cámara que le construyo su colega Vox-
-Si olvídate de eso y regálate quieres-Dice algo molesta dejando la cámara.
Mientras Sir Pentius se puso nervioso al conocer a uno de sus ídolos constructores a lo que con nerviosismo trataba de abrir la botella, pero cometió un error molestando a los invitados a lo que tartamudea un lo siento en voz baja a lo que llega Mimzy ya que estaba hablando con unos clientes cerca de allí a lo que le da una mirada de enojo a Sir Pentius
-Trae aquí-Quitándole la botella-Largo-A lo que Sir Pentius se va con la mirada baja de la pena-Señor Vox, Señor Valentino y Señorita Velvet espero que todo sea de su gusto.
-Me encanta el lugar-Dice con una sonrisa la chica del grupo mientras Valentino sigue fumando y asiente.
-Oh, si querida Mimzy-Dice Vox con una sonrisa mientras Mimzy sonríe mientras le sirve a cada quien en sus copas la bebida-Pero para que todo sea perfecto necesito que el angelito acepte mi invitación y estas flores
A lo que Mimzy sonríe emocionada de lo que puede pasar si Carly aceptara a lo que asiente de que la convencerá cueste lo que cueste 
-Claro que si Señor Vox será un placer le encantara a hablando del rey de roma-Dice viendo que las luces se estaban apagando poco a poco significando que el show estaba por empezar.
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Tarde a la iglesia.
[Versión en español]
Advertencia: Ninguna, solo hay esponjosidad, amor y cariño, disfrútalo, aunque sea algo corto.
Contenido: Esponjoso, Black Noir, cariño, apodos lindos.
Resumen: Te encuentras alistándote para ir a la iglesia con tu super pareja, pero este no deja de interrumpirte.
No hay tanto diálogo como quisiera, pero me gusto como me quedo, espero que les guste, lamento la tardanza.
Por el momento está en español, pero pronto estará en inglés.
No podía dejar de verme en el espejo mientras arreglaba mi cabello para ir la iglesia a la cual Earving y yo vamos todos los domingos desde hace 2 años.
Al principio estaba sorprendida de que Vought le dirá los domingos libres por todo lo que hace el pobre. Noir piensa que es una especia de agradecimiento de ellos, lo cual dudas porque son unos hijos de perra, pero también agradeces, era el único día que tenía para desierta forma relajarse.
 Hoy, como todos los domingos habidos y por haber no podías arreglarte tranquila, ya que don precisión no dejaba de apurarte con una nueva página de papel que siempre decía ¿ya estás lista?, llegaremos tarde, ¿te falta demasiado?, cuando apenas era las 7 de la mañana y el padre no empezaba la predicación hasta las 9.
No sabias como habían llegado a ser pareja, demonios, ni siquiera sabias como llegaron a conocerse, él es súper y no solo un súper, formaba parte de los grandes 7, que eras tú, ¿un súper?, no, ¿una periodista?, no, una trabajadora de Vought, para nada, solo eras una chica latina tratando duras penas de sobrevivir en Estados Unidos.
Black noir era la persona con más trabajo en los 7, apenas tenía tiempo en su vida privada, pero la pregunta aquí es, ¿cómo un súper y tú llevan 3 años de noviazgo?, no lo sabías y tampoco te preocupaba la respuesta, solo sabias que en cualquier momento ibas a explotar.
Escuchas como mueve el pie exasperado por como según él tardas en alistarte.
Podrías detenerte, son las 7 de la mañana Earving, no llegaremos tarde- lo último lo digo haciendo comillas con los dedos.
Veo como toma su libreta y escribe.- lo haremos si no terminas de cambiarte.
Lo haremos si no dejas de molestarme e interrumpirme.- atacas.
Molesto ves como se a cuesta en la cama que compartís y se voltea para no verte.
Tranquila por fin sigues con tu trabajo, mientras por el espejo ves como poco a poco su respiración se va relajando hasta quedarse dormido.
-----------------------------------------------------------------------
Una hora y media después.
Acomode bien mis senos para que no se vieran raros con mi vestido Muy bien estoy lista-
Earving ... Earving ... Amor, despierta, ya son las 8:00, debemos irnos- Trataba de moverlo poco para no molestarlo al despertar
Poco a poco veías como se despierta y bosteza.
Sabía cuanto lo calentaba cuando hablaba en mi idioma por lo que subí un poco su máscara y comencé a besar su cuello - Mi amorcito es hora de despertar, si no te levantas tendré que ir yo sola y pensar que me arregle solo para ti.
Veo como sonríe mientras me ve, con su mano izquierda toma mi rostro y me besa con tanta pasión, mientras que con su mano derecha agarra mi cintura con tanto amor.
De la nada veo como Earving se detiene, toma su libreta y escribe.
Es suficiente bebe, tenemos que irnos y recuerda nada de sexo antes del matrimonio.
Me levanto riendo, arreglo lo desordenado del vestido y mi cabello, le contesto - ¿Te recuerdo quien me amontono en la cama? 
Nada como molestar a un pobre cristiano en un santo domingo, mientras camino sensualmente hacia la puerta para luego voltearme y levantar lentamente el vestido del lado de mi pierna derecha.
Veo como se levanta de la cama de un salto y comienza a correr hacia mi dirección, por lo que yo corro directo al auto mientras me suelto en carcajadas.
Cuando llego a la puerta ya me ha alcanzado, me toma de la cintura para luego voltearme, brinco y él me sostiene solo para que yo envuelva mis piernas en su cadera, comenzamos a dar vueltas y vueltas riéndonos como desquiciados.
Sabíamos que volveríamos a llegar tarde a la iglesia, pero valía la pena como todos los domingos y días que pasan.
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heart-red-card · 1 year
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~𝓥𝓲𝓷𝔂𝓵~
[Lucifer x MC]
⊰᯽⊱┈──╌❊◇❊╌──┈⊰᯽⊱
Muy a tu pesar, eras consciente de que Lucifer había accedido a empezar una relación contigo por un simple motivo: el bien de Diavolo. Mantener al estudiante de intercambio (es decir, a ti) protegido y feliz era uno de los objetivos del programa de intercambio. Un objetivo que él sentía que debía cumplirse a toda costa. Lucifer no te había dicho el motivo por el cual aceptó, pero tampoco se necesitaba ser un genio para averiguarlo.
Para el demonio, eras un ente débil y molesto, que verdaderamente no merecía su atención. Con el tiempo, su opinión hacia ti cambio: pasaste de ser una mosca molesta a una especie de Mammon 2.0
Tú habías sido la primera en enamorarse, y la primera en declararse. No supiste porque, de entre todos los hermanos, te decantaste por él. Su presencia era simplemente aterradora... y embriagadora.
Lucifer solía ignorarte siempre que podía. Era extremadamente duro con tus castigos cuando cometías errores, y disfrutaba de burlarse gentilmente de ti. A todos los hermanos les molestaba un poco esa actitud, pero no podían hacer nada, él era el mayor. Además, todo el mundo sabía que era un sádico.
En el fondo, todos sabían que si eras tratada de esa manera es por que tú lo habías elegido así.
Porque te gustaba.
Y lo disfrutabas.
Pero no era así. De hecho, Lucifer al principio había sido muy lindo y atento contigo, y no lograbas entender muy bien porque de repente te trataba así. Inocentemente decidiste aguantar pensado que era una etapa en la relación.
Tal vez no era la mejor forma de mantener a alguien feliz, pero funcionaba y eso era todo lo que importaba al demonio.
Solías ir a visitarlo después de clases o de la cena. Ese día, decidiste ir un poco antes del mediodía. Dos noches antes habíais tenido una discusión más grande de lo común y querías intentar hacer las paces con él para suavizar un poco las cosas, ya que llevabais desde entonces sin hablar. Le habías comprado uno de los vinilos que tenía en su lista de deseos para ver si así aceptaba las disculpas con más facilidad.
Sabías que solía encontrarse en su despacho de la academia durante la mañana. Llamaste a la puerta. No hubo respuesta. Decisidiste entrar, tal vez no estaba ahí. Tu idea era dejar el vinilo con una pequeña nota. Tal vez, eso era lo mejor: enfrentar a Lucifer en el fondo te daba miedo. Abriste la puerta, y la escena que presenciaste hizo que se te formará un nudo en el estómago. Tus pulmones dejaron de recibir oxígeno. Pensándolo fríamente, ya te lo imaginabas, pero verlo en primera persona era doloroso.
Entre los brazos de Lucifer había una bruja, mientras ambos saboreaban los labios del otro. Viste como los ojos de Lucifer se abrían y te miraban de reojo. Y sonrió. Sonrió, y comenzó a besar a la bruja con más pasión que antes.
Dejaste caer el vinilo al suelo, y no lo recogiste. "Uhm, creo que vendré más tarde. Siento interrumpir", dijiste en un tono inaudible. Cerraste la puerta y abandonaste el despacho. Te preguntaste que estabas haciendo, si seguías estando enamorada de él. No había sido buena idea permitir que te humillara, pero lo querías tanto que no te importaba. Intentabas convencerte de algo que no era cierto, y la realidad había caído sobre tus hombros como un cubo de agua fría. Pues bien, habías decidido que era suficiente.
No sabías cuál de los dos había sido el egoísta; si tú por haberlo 'obligado' a salir contigo, o Lucifer por haberte engañado. Habías intentado con exasperación que funcionará, mas no lo hizo. Porque, por más cosas que hicieras, Lucifer jamás te amaría.
Esa había sido la gota que colmó tu vaso. Te arrepentiste profundamente de haber llegado tan lejos en esa relación sin sentido y de haberte gastado dinero en él.
⊰᯽⊱┈──╌❊◇❊╌──┈⊰᯽⊱
Mi primer post, perdonen por la calidad JAJAJJA, espero ir mejorando con el tiempo ^^
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velvets-stuff · 1 year
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espero haber llegado a tiempo 🎉🎉🎉🎉🎉
AAAAAAAAAAAAAAAAHH 💥💥‼️❗‼️💥❗💥‼️💥♥️♥️♥️♥️♥️😭😭♥️😭♥️😭♥️♥️😭♥️
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NUNCA ES TARDE PARA UN REGALO, KAZZY ESTA DIVINOOOOOOOO 😭😭♥️♥️
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bizarreintrovert · 1 year
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Cherished Cutie / Episodio 1
<Un día a finales de Septiembre>
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Yuta:
¡Mira, Shinobu-kun! Aquí está el peluche— ¡Solo queda uno!
Valió la pena totalmente levantarnos temprano. Nos lo pudimos haber perdido si hubiéramos llegado más tarde.
Shinobu:
¡Si! ¡Somos muy afortunados! Midori-kun me dijo que esté peluche limitado es tan popular que el no pudo conseguir uno aún después de visitar muchas tiendas.
Es muy amable de tu parte decirme que en este arcade aún queda uno en la máquina de garra. Parece que sobrevivió por la posición complicada en la que está.
Yuta:
Es hora de un desafío, entonces~☆ Conseguir un peluche así debería ser fácil para un gamer como yo, y para un ninja tan hábil como tú, Shinobu-kun ♪
Veamos... Para una posición como esta, tenemos que sacar los que están alrededor primero antes de que podamos apuntarle correctamente. Puede que nos cueste algo de tiempo, pero no es mala idea hacernos una idea de cómo es este juego primero.
Shinobu:
¿Debería hacer eso contigo a mi vez, Yuuta-kun?
Yuta:
Claro~ Vamos a ver quién es el mejor en esto ♪
Shinobu:
¡Seguro que no perderé!
Yuta:
.....♪
Shinobu:
.....☆
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Yuta:
¡Ya casi, Shinobu-kun! ¡Estás justo delante del jefe final! ¡Sólo queda un poquiiito, y lo conseguirás!
Shinobu:
Con mi vista ninja y mis movimientos perfectos— ¡Ahí, ya lo tengo!
E-Espera, ¡La garra se aflojó y soltó el peluche!
Yuta:
¡Está bien! ¡Hay que intentarlo de nuevo! ¡Déjame intentarlo esta vez!
━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
<Un tiempo después>
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Shinobu:
De verdad tengo muchas ganas de probar otra ronda, pero... se nos acaba el tiempo. Ambos tenemos trabajo que hacer después, y llegaremos tarde a este ritmo.
Yuta:
Sí... eso es todo entonces, supongo. Pero no quiero perder contra una grúa de peluches, ¿Sabes~?
Y pareces realmente insatisfecho, Shinobu-kun. ¿Tanto así lo quieres? ¿Debería volver aquí contigo mañana?
Shinobu:
Eso es lo que me preocupa... Verás, sólo queda uno, y podría desaparecer la próxima vez que regresemos aquí...
Quizá no tenga más remedio que intentar comprarlo en otro sitio. ¡Ahora es más importante para mí animarme e ir a trabajar!
Yuta:
Si, tu definitivamente te vez más lindo cuando sonríes así. Buena suerte con tu trabajo, entonces~
Shinobu:
¡Lo mismo para ti! ¡Vamos a hacer lo mejor que podamos!
━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━
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Shinobu:
Ugggh... Después del trabajo, fui al arcade otra vez, y alguien más ya se había llevado el peluche...
¿Hmm? ¿Quien está ahí?
¡Buenas tardes, Lord Mayoi! No esperaba verte por aqui. ¿Tu también acabas de terminar tu trabajo?
Mayoi:
¡Ch-Chieftain...! ¡Espero que haya tenido un buen día! No sabía que regresaría tan tarde... ¿Algo le pasó en el trabajo...?
Shinobu:
No, todo está bien en el trabajo hoy. Simplemente hice un desvío en mi camino de regreso.
Mayoi:
Oh... M-Me disculpo por preguntar, pero ¿Por qué parecia un poquito molesto cuando dijo que su trabajo fue bien, Chieftain?
Shinobu:
Jaja, simplemente no te puedo ocultar cuando tengo algo en mente... De hecho, hay un peluche que quiero mucho, y hoy he ido dos veces a ese arcade...
Parece que tengo que trabajar más en mis habilidades ninja. No sería tan difícil si fuera mejor agarrando peluches.
Mayoi:
¡No pasa nada! Haría cualquier cosa por usted, Chieftain, aunque sólo fuera por esa sonrisa forzada que muestra siempre que está decaído pero no quiere preocupar a nadie ♪
Shinobu:
Jaja, tu de verdad me confundes a veces, Lord Mayoi.
Mayoi:
Fufufu... Es más que suficiente si pudiera recordar que estoy aquí para conceder sus deseos, Chieftain ♪ por favor, mire justo ahi—
Shinobu:
... Espera— ¡¿Este es exactamente el peluche del que hablaba?!
Mayoi:
En-En realidad... ¡Fui yo quien se lo llevó!
Hice esto porque me preocupaba que alguien más pudiera conseguirlo cuando estés en el trabajo— ¡¿De ninguna manera querría molestarte, Chieftain?!
Shinobu:
No te preocupes, no siento que te estés burlando de mí. Pero, ¿Cómo sabías que yo quería este peluche, Lord Mayoi?
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Mayoi:
Eek, bueno, por seguro que no le miré a usted cuando estaba concentrado en sacar este peluche, Chieftain, aunque debo admitir que su expresión mezclándose entre la emoción y la decepción era realmente adorable—
Shinobu:
Hablas demasiado rápido, Lord Mayoi. No puedo escucharte claramente.
Mayoi:
Bueno, em... Le decía, parece que esté peluche es muy popular estos días, y de casualidad le escuché preguntando a sus compañeros de clase dónde podría comprar uno...
Asi que fui al arcade a probar mi suerte, pero no esperaba encontrarme a usted justo ahí, Chieftain.
Shinobu:
¿Así que estabas ahí? ¡No lo sabía! ¡Es un arte ninja impresionante el que has utilizado para ocultar tu propia presencia, Lord Mayoi!
Y aún asi...
Mayoi:
¿...? ¿Por qué parece tan preocupado de repente, Chieftain ¿Cuál es el problema?
Shinobu:
Estoy muy feliz de que dés esto como un presente, pero—
Yo... ¡Yo no sé cómo decirlo!
Mayoi:
Nooo— ¡Lo siento tanto! ¡Lamento tanto que alguien como yo se atreva a preguntarle qué tiene en mente, Chieftain! ¡Eso es tan presuntuoso de mi parte!
Shinobu:
No, no, ¡No hiciste nada malo, Lord Mayoi! ... En realidad, es Midori-kun quien está coleccionando esta serie de peluches, y este de aquí completará su colección.
Últimamente está muy deprimido porque no consiguió este último... Pensaba regalarle este peluche para que volviera a sonreír.
Pero Yuuta-kun y yo no llegamos a sacar este peluche hoy... Así que te agradezco mucho que lo hayas obtenido por mí, pero como se lo daría a otra persona...
Esto se me está haciendo muy complicado, y no sé qué hacer ahora...
Mayoi:
Ohhh... Cuánto parece un gatito que necesita una palmadita en la cabeza, cuando está así de preocupado, Chieftain... ¡Mi corazón está a punto de caerse en pedazos al ver esa cara tan tierna y lastimera...!
[Murmullando] Y eso le hace parecer aún más adorable... Pero no es que importe... ♪
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Mayois:
De todos modos, está en plena posesión de este regalo que le hice, Chieftain. Puede disponer de él como quiera, ¡Y está totalmente bien que se lo dé a otra persona!
Shinobu:
Bueno... Todavía siento que estaría desperdiciando tu amabilidad, Lord Mayoi. Me hace sentir muy mal.
Déjame pensarlo... ¡Oh, verdad! Hoy no he conseguido este peluche, pero no he vuelto con las manos vacías.
He sacado bastantes otros peluches. ¿Puedo intercambiarlos por éste?
Mayoi:
¿E-En serio? ¡¿Me está dando los peluches que agarró con sus propias manos, Chieftain?!
Shinobu:
Debo decir que me gustaría mucho que hiciera este intercambio, Lord Mayoi...☆
Mayoi:
¡Por supuesto! ¡Estaría más que dispuesto a hacerlo! Los guardaré con gratitud como tesoros que pasarán de generación en generación.... ♪
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justliving-ok · 1 year
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Carta - Old Sunsets
Qué onda viejo, espero que todo esté marchando bien, no sé en que momento de la vida estés leyendo esto, si la leerás el mismo día que te la den o si la leerás en unos días, menos sé si la volverás a leer en el futuro.
Esperaba verte ayer, pero pues no se pudo, en vista de que no se pudo te escribo esta carta que probablemente durará más que cualquiera de las palabras que podría haber pronunciado al verte una última vez. Solo te quería desear suerte en esta nueva vida, no digo que sea una etapa, porque con cambios tan radicales pareciera que estás viviendo “La vida: parte dos”, te deseo suerte y sabiduría en cada uno de los pasos que vayas a dar.
No olvides que tienes un potencial tan grande en tantos aspectos y yo sé que vos lo sabes a la perfección, disfruta de todos los procesos, algunos pasos han sido más difíciles que otros, pero si has llegado hasta aquí significa que lo has estado haciendo bien, eso o has sido muy fuerte, puede que una mezcla de ambos. Ya no sé cual es tu visión o misión en la vida, pero tienes todo el mundo a tu alcance, ponte esas antiojeras y avanza sin mirar a los lados. (hablando en objetivos claro, no olvides ver a los lados al cruzar la calle porque gente pendeja hay en todos los lugares del mundo)
Sé que vas a estar disfrutando de la vida y en serio bro, disfrútala siempre con tus precauciones, no sé si tu plan de hacer ropa sigue en pie, pero espero algún día molestarme porque me apareció publicidad y darme cuenta que es publicidad de tu propia marca jaaja.
Sea a donde sea que vayas, sea en donde sea que estés, tienes que saber que siempre va a haber gente que te apoya y que te ama, las puedes tener a un metro de ti, o las puedes tener a millas, pero nunca vas a estar solo. Espero que encuentres esa paz allá, que te sientas liberado de tanta presión y que por fin seas tu quien decide cual es el peso que quieres cargar, recuerda que no es tú responsabilidad llenar expectativas que no te impusiste vos mismo, no es justo. En cambio, continúa descubriéndote y encontrándote a ti mismo, siempre vas a estar cambiando y eso no está mal, es parte del crecimiento y espero lo entiendas.
Gracias por todas esas tardes, por ser mi mejor amigo cuando me mudé aquí, por invitarme a jugar al parque pese a mi terquedad, gracias por haber sido el mejor primo durante todos estos años, por aquellas tardes en las que nos enojábamos jugando mario strickers, fifa, Mario Galaxy y no recuerdo que tanto más jugábamos jsjs, las tardes en las que yo terminaba muerto de cansancio después de que me pegaras tremendo baile jugando fut jajaja. Por aquellas charlas random, cosa que no voy a olvidar, así como cuando te quería defender en el colegio cuando te molestaban, siempre vas a ser mi primo.
Hay tanto potencial dentro de ti, te quiero mucho bro y espero que Dios o las vibras o la naturaleza (no sé en qué crees ahora o creerás, pero en cuanto tengas un propósito, vas a estar bien) te guíen en tu camino a convertirte la persona que quieres ser, si regresas, te vamos a estar esperando con los brazos abiertos en donde sea que estemos. Tienes tantos hogares en tantos lados.
Espero verte en el futuro convertido en la persona que quieres ser, y si aún no lo eres para entonces, no importa siempre y cuando seas feliz, Te quiero mucho bro, ten un buen viaje. <3
No nos olvides cuando llegues a la luna. - Ryan
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A mi abuela...
Aquella semana me pillo en mis movidas. Me pillo emprendiendo un negocio pequeñito. Aprender a hacer tamales y vender,pero esa es otra historia...
Aprendí a hacer wim hoff y mejorar mía meditaciones. Después de todo jure convertirme en mi mejor versión.
Aquel día leí el mensaje en plena madrugada: "llama a tu abuela, despídete de ella".
Verás...
En mi vida he tenido momentos de disociación por shocks emocionales.
Aquella vez que no fui suficiente en la competencia de 2018, o aquella otra cuando me dijeron que mi primo había fallecido en 2010. O si también aquella vez que me despedí de ti en 2022... Sin embargo esta vez (quizá por efectos de wim hoff) pude literalmente sentir la nube negra cubriendo mi esencia...
Había llegado el día. Terminé con mi entrenamiento y caminando con tranquilidad,pero más con ganas de no llegar por tener que afrontar todo. Me dispuse a escribir una carta para ti abue, carta que nunca te leí, pues las palabras más sinceras brotaron de mi ser sin aviso dejando la carta de lado. En conmemoración a aquel día te escribo aquí, en mi rincón oscuro :
https://youtu.be/o7wlmByH70g
Hola abuela, soy tu nieto Juan Pablo, ese que nombraron en honor al amor que le tienes al papa Juan Pablo ll.
Que vida la tuya, que años tan bien vividos. Quizá haya cosas de las que seguramente te arrepentiste de no haber hecho, pero es es normal. Nos pasa a jóvenes y a viejos. Siempre nos preguntamos que hubiera sido si... Pero lo más importantes es lo que hicimos, y a quien tocamos en dicho camino. Tu hiciste muchas cosas de las que quiero recordarte el día de hoy.
Tu fundaste, formaste y críaste una familia de 7,7 excelentes padres, hijos y hermanos. Que se esfuerzan día a día por ser mejores, y si. Aveces pelean. Pero dios los bendiga, ellos solo quieren lo mejorar para sus hijos pues ante todo ese fue el valor que tu más inculcaste. Te antepusiste a situaciones de pobreza, corazones rotos, bolsillos vacíos y muchas bocas que alimentar. Te levantaste día y noche para encontrar la forma de alimentarlos a todos, en lo que mi abuelo mejoraba su chamba. Saliste de situaciones donde prácticamente eras tu Y tus 7 hijos. Te forjate una voluntad inquebrantable y siendo una mujer con muchos ovarios lograste que todos se graduarán, se casaran y pajaritos a volar.
Más tarde tuviste nietos. Y aunque tu trabajo de madre ya había terminado, con ese carácter, amor a la familia y voluntad. Nos criaste a los 17 nietos, alimentaste, nos empujaste y a muchos de nosotros nos apoyaste en lo económico para salir adelante con los estudios.
A mi me enseñaste muchas cosas, cosas básicas como atar mis agujetas, cocinar, lavar, masticar con la boca cerrada y a decir "gracias" "por favor".
Fuiste mucho más que una abuela, fuiste una madre, una maestra, una consejera.
Me enseñaste también con esta canción en español. Que la belleza se acaba, que al final nos arrugamos, nos embarnecemos, nos jorobamos y nos quedamos en Estados muchas veces de debilidad. Que quedarte con quien amas era lo más importante. Y esta canción me la seguiste cantando por años, porque me llamaba "Juan".
También ayudabas en tu iglesia, en la calle a quien más lo necesitaba, siempre tuviste algo que ofrecer a quien se cruzará en tu camino.
Cusndo volvía de la escuela y llegábamos a tu casa, siempre me recibiste con un caldo de "cazuela" una sonrisa y un abrazo que justo ahora desearía poder darte.
En tus últimos meses disfrutamos juntos ver conciertos de Andrea boccelli en la sala de mi casa. Tu cara de emoción y tus lágrimas de felicidad eran una de las cosas más hermosas que he contemplado jamás.
Espero convertirme en la calidad de hombre que esperabas que fuera, prometo esforzarme con todo mi ser para algún día poder hacer tanto bien en mi entorno como tu alguna vez hiciste en tu paso por esta tierra. Te amo abuela, vuela alto🕊️, tu madre te espera... Y tu nieto Jesús también. Cuídense mucho.
Tu querido nieto
Juan Pablo
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iwannabelikezappa · 1 year
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“Papá, pero si yo no quiero ver Avatar”, una reseña de “Avatar: El Camino del Agua”
La primera impresión que tuve cuando escuché que no solo se estaba rodando una secuela de Avatar, sino que en total serían cinco películas dije “es imposible que esto no sea por dinero” y, bueno, es totalmente válido. Pero como realizador (?) me negué a caer en el sesgo personal y decidí darle el beneficio de la duda y pensar que a lo mejor Avatar sí merece cinco películas. Ese pensamiento duró solo un par de segundos en mi cabeza: es imposible que Avatar tenga una historia lo suficientemente compleja para que se cuente a lo largo de 15 horas. Y a pesar de que muchos amigos míos y varios críticos alababan a esta película (sin contar las miles de notas de prensa catalogándola como un boom taquillero) no cambié de opinión.
Me había decidido a no ser partícipe del show mediático que sería la secuela. No traté de detener a la gente tampoco porque no soy ese tipo de hater. Sin embargo, sí me negué a ver la película. Pero cuando estás desempleado solo tienes unas pocas opciones para pasar el tiempo, así que mi primer destino en una tarde lenta de verano fue, naturalmente, la sala de cine.
Luego de pensarlo mucho, finalmente fui a ver Avatar: El Camino del Agua, y a pesar de que la sala estaba llena, el aire acondicionado apagado y haber llegado ligeramente tarde a la función pude ver la película y sobre todo entenderla. Y vaya que la entendí.
Y ya sé, uno puede leer esto y decir que hay un enorme sesgo de mi parte en contra de la película. Yo discrepo; cuando veo una película simplemente espero ser sorprendido por una buena experiencia. No voy a evaluarla sino a disfrutarla. Cuando lo segundo fracasa, es donde empiezo a hacer lo primero.
Durante las tres horas de película (que fácilmente pudieron haber sido dos) se iba construyendo en mi cabeza una molestia: no sabía exactamente por qué, pero había algo que no me cuadraba. Y no, no hablo de los numerosos deus ex machina, agujeros argumentales generados adrede para prometer más secuelas, motivaciones poco claras, personajes estereotipados, montaje y ritmo ocasionalmente mal logrado, simbolismo cínico, argumentos reciclados o diálogos sosos. Había algo más, pero no se me haría claro (como el agua) sino hasta los últimos 10 minutos de la cinta.
Descubrí que mi problema no era con la película, sino con lo que la película significaba como statement y como obra cinematográfica dentro de una industria. La trama de la película es demasiado genérica como para generar algún problema: el malo hombre ataca la naturaleza y mueve cielo y tierra (y agua) para buscar al hombre bueno, quien, con ayuda de los amigos nativos, buscará ganar. ¿Qué lo hace superior al malo? Pues, que éste es bueno. Y además tiene familia. Cuando digo que la trama es muy genérica como para ser un problema me refiero a que no es una mala historia, solo que no es nueva. No queda ahí, sino que también se vale de sentimentalismo fácil para enganchar a las audiencias. No soy partidario de estas técnicas a pesar de que funcionen porque se sienten fáciles y predecibles. No tienes que ser un genio para saber que si le muestro a mi audiencia cómo matan a una tierna ballena alien la gente va a llorar: demonios, es una tierna ballena alien. Y aquí empieza uno de varios problemas: si no fuera una tierna ballena alien no nos generaría el mínimo de interés emocional. ¿Es realmente complicado construir un genuino interés por un personaje sin tener que recurrir a la carta de “es que es tierno/es un animalito”? Para un cineasta de la talla de Cameron no debería serlo.
No ahondaré mucho en esto porque puede haber gente que le interese un comino los animales, aunque dudo que hayan visto la película porque la trama de Avatar como saga es abiertamente pro-ambientalista y animalista (y antimperialista). De cualquier modo, es un tema que no merece ser tomado en cuenta por su relevancia argumental, solo es un punto más en la lista de razones por las que me encuentro tan conflictuado con esta película.
La película es ciertamente una experiencia: tiene suficiente material como para distraerte (mas no entretenerte) por tres horas. Pero algo que me parece que no podrá comprar por más que lo intente es el genuino cariño e interés que solo te lo puede dar un fandom leal. Ver esta película es como salir con ese papá ausente pero bonachón que consiente todos los caprichos que se te puedan ocurrir, y sin embargo no puede cumplir con lo único que necesitas de él y lo único que le pides: afecto. Y, por si fuera poco, cuando este papá se encuentra con el dilema de no saber cómo dar afecto real recurre a lo único que sabe hacer: “¿afecto? No sé cómo darte eso, pero puedo darte más cosas ¿no las quieres? ¡Pero todos las quieren! Solo necesitas más. Te las daré, quieras o no. Y si no las aprecias, eres un mal agradecido”.
Perdón, me proyecté un poco al final, pero sigue siendo cierto: James Cameron quiere crear una franquicia (no me digas) y lo hará quieras o no, porque puede y porque quiere. Y va a tener éxito, eso sin duda, porque algunos hijos (no diré la mayoría pero al menos los suficientes) sí se conforman con las cosas y es todo lo que esperan de ese papá. Otros, no tanto. Pero el papá ya encontró a sus enablers, a sus “hijos gratos”, y hará lo único que sabe hacer: darles. Sin embargo, el corazón de estos hijos es el juez más imparcial (irónicamente) e incluso con todo el espectáculo que el director pueda ofrecer eventualmente no habrá trascendencia en su obra más allá de ser una hazaña técnica porque carece de alma y su historia no es memorable.
Esto no quiere decir que la película sea mala. De hecho es todo lo contrario, está cuidadosamente diseñada para ser un éxito (ahí el detalle de usar efectos especiales espectaculares, narrativas universalmente sensibles a prueba de fallas y mucho pero mucho dinero en marketing). Pero una vez que sabes que la intención del director no es trasmitir un mensaje honesto y de corazón sino lucrar todo empieza a perder su brillo. Si el director no cree en la tesis de su película entonces no estamos jugando a pretender, estamos siendo engañados. Sé que a James Cameron le interesa el cuidado del medio ambiente tanto como a cualquier persona normal (quiero creer) pero si fuera a usar la película como un referente de su amor por la naturaleza y el océano y el antiimperialismo entonces este hombre sería un activista, y uno muy potente. Pero no lo es, en su lugar es el sujeto que usó un espectáculo de delfines cautivos para promocionar su película en el extranjero. Esto nos deja claro que muy interesado en defender su propia idea no está. Entonces, ¿qué defiende?
Bueno, como mencioné antes, hay una franquicia por estrenar. ¿Por qué? Porque sí. Marvel lo hizo (y por cierto destronó a la primera película de Avatar como la más taquillera de la historia) entonces Cameron también lo hará. No he conocido a un fan de Avatar como he conocido a fans de otras franquicias como Star Wars, Crepúsculo, DC, Transfomers, etc. No creo que no existan, pero no creo que sean un fandom. Sin embargo, James Cameron insiste en crear uno contra nuestra voluntad, dándonos historias blandas que moverán nuestra humanidad de manera obligatoria y, claro, tres películas más a una historia que no se merecía más de una.
Tal como los nativos en la película, nosotros (como audiencia que espera no solo regalos sino afecto de nuestro querido papá) estamos atrapados en medio de la pelea de un director con mucho poder y su propio capricho y solo nos queda ver y darlo todo en una lucha que no podemos ganar, pues solo podremos hacerlo si el hombre bueno viene a ayudarnos (en este caso, sería esperar a que nuestro papá recapacite).
No espero que mi opinión cambie el mundo (o a James Cameron), pero de algo servirá escribirla.
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lilietherly · 1 year
Text
[Fanfic! Victorianlock]
Historia basada en la película "Young Sherlock" de 1985.
Drama (un poco).
Infidelidad.
Fluff.
Romance.
Primer beso.
Omegaverse.
Beta Elizabeth.
Omega John Watson/Alfa Sherlock Holmes.
Sí... Lo siento :D, realmente no hice ninguno de los carteles para anunciar qué día del Omegacember es este, sin embargo, aquí esta la aclaración: día 19 "Colmillos".
¡Y finalmente lo escribí! Recuerdo cuando me llegó el pedido en mi blogg, así que lo siento mucho, muchísimo de verdad no haber llegado a este punto más rápido, juro que me estoy esforzando para que el día 25, sea más acelerado, por ahora solo puedo disculparme infinitamente TwT
Para recompensar esa grave falta, hice trabajar a la ardilla en mi cerebro para lograr algo de al menos 5k de palabras, ¡y funcionó! Este pequeña obra tiene poco más de 5.5k :D, que, deseo con todo mi kokoro, sea suficiente para disculparme por haber tardado tanto en alcanzar este día. Entonces, mi vida, espero que te guste <3 <3 <3
* * *
—Dicen que se volvió salvaje.
—Yo oí que estuvo a punto de matar a uno de los chicos que golpeó.
—Mi madre siempre dijo que aceptar Alfas en las escuelas era un error.
Los cuchicheos se extendían a lo largo y ancho de la escuela, salían incluso de la boca de los mismos profesores, a su paso muy pocos de ellos se detenían. John no sentía tristeza por eso, y por cuanto deseara ceder al enojo, tampoco resultaba tener este la suficiente fuerza para hacerle girar y plantarse frente a cada persona que hablaba mal de su amigo. La alegría, por otro lado, al ser el último día que disfrutaría de ello, opacaba a tal punto tantas de las emociones negativas que sus oídos podían ignorar los chismes con relativa facilidad.
Mientras se dirigía a donde el ‘salvaje’ fue recluido, no logró evitar detenerse frente a un pequeño grupo de Omegas mayores que lo miraron desde arriba —aunque los separaban únicamente un par de centímetros. Los ojos retadores de los Omegas, tres segundos después de registrar a quién osaba detenerse frente a ellos, cambiaron por alarma, alejándose temerosos de él. John evitó sonreír hasta que cruzó al siguiente pasillo.
Todavía le resultaba difícil aceptar lo que había sucedió y peor aún, se hacía imposible creer que sucedió por él. Para él. Dado la verdad en el escenario que le siguió y tras su rendición en una lucha que perdió desde el principio, tomándolo como una suerte de premio de consolación; su lado Omega, halagado, disfrutaba como nunca en su corta vida lo había sido y como, pensaba, no lo sería nunca de nuevo. No tenía la menor duda de que su padre estaría escandalizado, hablando sobre la manera en que se comporta una buena Alfa y poniéndose a ella de ejemplo. Su madre, aún con su debilitada salud, la secundaría.
Los pasillos que colindaban la Torre Alfa se encontraban vacíos a excepción de los guardianes Beta que custodiaban la única entrada. Así, una vez sorteados los más concurridos, John se encontró a media docena de pasos de la torre. Solo Betas y Omegas adultos, aparte de los jóvenes Alfas “cuidados” ahí dentro, podían acceder. Él, no obstante, tenía un pase especial.
—Oh, joven Watson, pensé que lo veríamos por la tarde, no estará saltándose sus clases, ¿verdad? —preguntó uno de los guardias Beta, John negó un par de veces y ambos caminaron hacia la gran puerta que daba acceso a la torre.
—La señora Varly tuvo una emergencia y nos exentó de la clase, debo regresar a química en dos horas.
—Me alegra escuchar eso, los estudios pre-universitarios deben ser la prioridad para los Omega.
Una vez John cruzó la puerta se despidió del guardia, que cerró tras él. Avanzó entonces hacia su destino. Ya que los actos de su amigo fueron considerados no del todo inocentes para un joven Alfa, este se encontraba en uno de los pisos superiores. Se encontró algunas veces con enfermeras y doctores Omega, además de varios otros guardias Beta, cada uno de ellos le advirtió por centésima vez que no se acercara a las puertas. De cualquier manera, aún caminando a mitad de los pasillos, algunos de los Alfas puestos al resguardo en las habitaciones, se abalanzaron contra sus puertas al percibir su aroma. Esto ya no le afectaba como lo hizo las primeras veces, también dejó de sorprenderle el que tampoco lograra olerlos y menos escucharlos. Aún evitaba pensar en lo que sea que pudieran gruñirle.
Sin querer apresurarse hizo igualmente el recorrido en menos tiempo de lo que le hubiera tomado. Al llegar al sexto piso encontró con facilidad a la doctora encargada, que acompañada de dos enfermeros revisaban atentos algunos expedientes a las afueras de una habitación. Ella le sonrió al verlo.
—Buenos días, señor Watson. Su Alfa se sigue comportando maravillosamente, aunque aún se niega a pronunciar palabra. —John la escuchó, atento, ya sin los ánimos para aclararle de nuevo a la mujer que su amigo no era su Alfa.
—¿A comido?
—Apenas y tocó su desayuno, pero tal vez usted le haga cambiar de opinión. Y ya que él lo escucha, dígale que hay buenas noticias, puesto que ha dejado de gruñir a quien no sea usted, joven Watson, quizá la próxima semana lo ubicaremos en el tercer piso. —Sonriéndole a la doctora la siguió el par de pasos que los alejaban de la habitación donde estaba su amigo. Ella comenzó a abrir la media docena de cerrojos—. Veo que todavía no usa su collar de protección. Quizá su Alfa tenga un control respetable cuando se trata de usted, sin embargo, sabe que debería usarlo.
—Y usted sabe que estaré bien, doctora Taylor. —Simplemente se le negaría la entrada si el collar fuera obligatorio, por lo que ella le regaló una delicada sonrisa y, asintiendo en acuerdo, finalmente abrió la puerta.
Tan pronto como entró, la puerta y la mitad de los cerrojos se cerraron tras él. Una gran ventana con barrotes externos y de cortinas abiertas permitía el paso de la pálida luz, iluminando la habitación con paredes acolchadas y cuyos muebles constaban apenas de una cama, una mesita de noche donde descansaba el desayuno y un pequeño armario, la simpleza más absoluta que dio la bienvenida a John. Encima de la incómoda cama había un gran bulto cubierto de mantas. El Omega no pronunció sonido ni se movió de su lugar, contando los segundos que le tomaría a su amigo reconocerlo. Al igual que las ocasiones anteriores desde que ocurrió el accidente, esta vez tampoco lo decepcionó.
—¿John? —preguntó, casi como si necesitara corroborar la información, descubriendo su cabeza para que solo se pudieran ver sus ojos. El joven Watson le sonrió, todavía en su lugar—. ¡John!
—Buenos días, Sherlock. —Apenas pronunciaba el saludo cuando el joven Holmes se levantaba y, corriendo hacia él, lo rodeó con un aplastante abrazo. La velocidad habría escondido de John el aspecto descuidado de su amigo, eso no bastaba para él, que lo visitaba todos los días.
Sherlock no le respondió y John le restó importancia. Los escuálidos brazos se negaron a dejarlo o siquiera disminuir su ímpetu; esto tampoco representó un gran problema. John se dejó hacer, aceptado ya su destino, tampoco quería otra opción. Sherlock empujó su nariz en el cuello del Omega, inhalando audiblemente y soltando cálidos suspiros en la piel que pronto se erizó bajo sus atenciones. Sus manos de largos dedos amasaron la espalda de John, impregnándole el aroma de sus glándulas en la parte interna de cada muñeca. Pese a la dulce sensación de los mimos, la tenue marca de propiedad que Sherlock le dejaría con su aroma y las largas bocanadas que tomaba de su cuello, el joven Watson no se movió lejos de inclinar la cabeza para darle espacio a su amigo.
“Amigo”, la palabra clave. Lo que debía repetirse hasta el cansancio y, de alguna manera que aún no descifraba, asirse de ella para evitar romper el delicado vínculo que lo unía a Sherlock. Su amigo Alfa que bajo cualquier circunstancia no deseaba unirse a un Omega.
El amigo que lo salvó de una docena de Alfas hacía ya dos semanas, al terminar las clases, después de que John tuvo repentinamente un microcelo. El amigo que lo defendió, gritando “Mío” a la mitad del pasillo e hiriendo con afiladas garras a todo aquel que se les acercara, incluidos tres profesores y dos guardias Beta… El amigo cuyos colmillos estuvieron a punto de atravesar una de sus glándulas, luego de que lo llevara en brazos a un lugar que él denominó seguro para su Omega y del que, de no ser por el profesor Rathe, nadie los hubiera encontrado, ni siquiera por el rastro del aroma a celo de John.
Calcular y poner las marcas en los calendarios para predecir el celo no funcionaba en la gran mayoría de los Omegas jóvenes. Los microcelos no tenían fecha ni forma de aviso, si acaso algunos contaban con la buena suerte de sentir cierto calor un par de horas o minutos antes, a John no se le concedió esa fortuna. En el instante en el que el calor lo inundaba, el celo comenzó. Tampoco se podría saber cuánto duraría, si unas horas o un día completo, saber la cantidad de ellos era igual de incierto, ya sea uno al mes o cada dos meses o… Nadie culpó a John, que al advertir lo que sucedía ya iba en dirección a la Torre Omega. La culpa recayó completamente en Sherlock y en los demás Alfas que lucharon por abusar del Omega.
A John, una vez terminó su microcelo en la cálida y segura Torre Omega, se le hizo un amable recordatorio de que no sería inteligente y digno de los suyos unirse a un Alfa siendo tan joven, que debía experimentar y enfocarse en su carrera, saber lo que esperaba de un Alfa y elegir al indicado. Que como Omega Sangre Pura debía ser un ejemplo, poner primero a su profesión, buscar un Alfa Sangre Pesada y parir a los mejores cachorros Omega Sangre Pura que seguirían su ejemplo. Sherlock fue arrastrado a su pequeña celda al mismo tiempo, negándose a comer los primeros días y a pronunciar palabra, los doctores se encargaban únicamente de mantenerlo vivo. Que por ser un Alfa tan joven no habría mucha perdida si se volvía salvaje. Que el Omega que protegía tenía un mejor futuro, que “si se portaba bien” recibiría una palmada en la cabeza y la oportunidad de ser liberado solo si el Omega que protegió así lo decidía.
En cuanto su microcelo se acabó, John hizo toda la documentación necesaria para quitarle a Sherlock cada uno de los cargos. Su terquedad Omega fue halagada y, pese a que los Omegas mayores le insistían en que podía conseguir un mejor Alfa, le dieron un permiso especial para visitarlo porque, de cierta forma, entendían que careciendo de experiencia el pequeño Omega se enamorara del primer Alfa que lo defendía de esa manera, al final guardando la esperanza de hacerlo entrar en razón y pensando, muy erróneamente, que John tarde o temprano se desharía del Alfa Sangre Media a quien poco le faltaba para volverse salvaje.
John los escuchó solo los tres días después de la afronta, cuando, delante del bulto que olía a su amigo, se vio arrastrado a la cama y cubierto bajo Sherlock y las mantas que olían aún más a él. Llovieron lamidas en su rostro y cuello, cayeron en sus oídos agudos gemidos lastimeros y, con sus manos siendo sostenidas sobre su cabeza por la diestra de Sherlock, la zurda viajó por dentro de su ropa, tocando insistente cuanta piel de su torso y espalda estuviera a su paso. John supo qué hacer no gracias a lo aprendido: su instinto hizo el trabajo. Borrando a su vez los consejos de los mayores.
Abrazaron sus piernas las caderas de Sherlock y acercándose despacio a su rostro, comenzó a repartirle besos tiernos. Besó cada párpado cerrado, las sienes, la frente, la nariz, las mejillas frías y, despacio, con el calor dulce formándose entre ellos, apaciguó segundo a segundo los ligeros temblores. Tardó una eternidad o acaso un par de minutos, calmar a quien creyó su Alfa por tres días y pocas horas no podría ser un acto que permitiera el tiempo o consideración alguna lejos de una absoluta suavidad. Al final, lo único que no se consintió tocar fueron los labios de Sherlock, pensando estúpidamente en que ese contacto debería darse en mejores circunstancias.
Esas circunstancias se quebraron una vez Sherlock se calmó y, descubriendo lo que había hecho, retrocedió tanto que se cayó de la cama, y seguido del golpe continuó retrocediendo, deteniéndose al golpearse contra la puerta. Él no le habló durante la primera semana. John no necesitó que lo hiciera, el rechazo le quedó claro y, como orgulloso Omega, pese al dolor, no iba a rogar. Sin embargo, como amigo, y siendo el culpable de la reclusión de Sherlock, continuó visitándolo. Los Omegas a cargo tomarían una señal de su ausencia y las cosas empeorarían para Sherlock. Dependía de John hacer que lo liberaran y le permitieran quedarse en la escuela, un par de hechos que le costó tres días aceptar.
Obligándose a tragar el nudo del rechazo y fingir que todo iba de maravilla delante de los doctores, enfermeros y guardias, John visitó a su amigo el cuarto día. Una vez dentro de la habitación, ocurrió lo mismo. Sherlock lo tiró a su cama y, llorando, John cedió, calmándolo tal cual la primera vez. Entonces, por supuesto, ocurrió lo mismo. Al despertar, Sherlock retrocedió y se negó a pronunciar palabra. Esta vez, aún con el dolor, John decidió interpretarlo de una forma distinta. Ese era el lado Alfa de Sherlock, aquel que el necio joven pretendía hacer desaparecer o ignorar por completo, una vez satisfecho, retrocedía, abriendo el paso al lado lógico. Un lado que no pensaba en John como suyo, y que estuvo a punto de perder su oportunidad de asistir a una de las pocas escuelas donde aceptaban Alfas solo porque no halló la fuerza de contener sus instintos. Instintos dominados por el tonto y feo Watson, un Omega indigno y no merecedor de ni su protección ni de su amor.
John todavía intentaba aceptarlo, Sherlock no lo quería y toda la escuela hablaba a sus espaldas de cómo se convirtió en el protegido de un Alfa considerado extraño por su notable inteligencia. Cierto es que John usaba los rumores a su favor, servía como mentira, una tersa ilusión de que su Alfa lo defendía incluso sin estar a su lado. Se antojaba divertido, sin duda, casi parecía que comenzaba a aceptar la realidad en donde Sherlock lo utilizaba para calmarlo y luego se alejaba… Y John ni siquiera servía para eso.
Sería la burla del colegio si alguien lo supiera, dejaría de ser importante su estatus como Sangre Pura. No lograr calmar a su Alfa —título que carecía de sentido en esa habitación— bastaría para romper la burbuja. Acabaría la poca diversión al cruzar los pasillos y durante las clases asustando a quien se le atravesara, defendiéndose con un hecho que, a puerta cerrada, no tenía bases. Porque no llamaría a Sherlock su Alfa, ni guardaba John la capacidad de calmarlo por completo.
Durante las ahora dos semanas de reclusión, los colmillos superiores de Sherlock permanecían alargados, saliendo de entre sus labios, sin señal alguna de querer retraerse a su lugar pronto. Doctores y profesores se negaban a solucionar sus dudas al respecto, lo que aumentaba la desconfianza de John en sus propias capacidades Omega. Reconocía que Sherlock nunca iba a ser su Alfa, eso no le impedía esforzarse en calmarlo durante cada visita, ¿no debería eso bastar? ¿Qué es lo que faltaba?
Tardó nueve días en no caminar a la cama de Sherlock y en su lugar quedarse frente a la puerta. Dos días después, usando su diestra para acariciar el cabello del Alfa, recordó a Elizabeth, la novia Beta de Sherlock. El dolor hizo que acortara su visita y se retirara apenas el joven Holmes se sentó en su cama. ¿Acaso los colmillos se negaban a retraerse porque no habían sido usados? ¿Sherlock no lo mordía porque, muy en el fondo, sabía que se trataba de John y no de Elizabeth a quien olfateaba y lamía? No obstante, Sherlock siempre decía su nombre, y con su nombre lo recibía y con su nombre se despedía. John, John, siempre John.
No obstante, Elizabeth. Qué fácil se hacía olvidarse de ella si Sherlock no estaba, ¿cuántas veces le dirigió la palabra a John? Siendo una Beta, imposible es que pudiera estudiar y topársela regularmente en el colegio. Apenas importaba la carrera de su padre en la escuela, ya jugaba a su suerte al ser la novia de un Alfa y no tener que ser mano de obra barata como cualquier Beta. John no la odiaba como los Omegas parecían despreciar a los Betas si estos no se ocupaban de entretenerlos, la conocía lo suficiente para saber que no merecía ser enviada a una fábrica, mas no lo necesario para entender por qué Sherlock la amaba. La belleza poco significado le daría alguien tan lógico como Sherlock, y aun así, ¿qué otra cosa sería sino ella la razón por la cual los colmillos afilados del Alfa no volvían a su lugar?
John tenía sus razones para amar a Sherlock, en cabio, quizá él no necesitaba de nada para amarla a ella.
Si se le antojara un amor vacío, consistía ese en solo el problema de John. Y a su pesar, el problema continuaba, los colmillos de Sherlock negándose a colocarse de regreso en su sitio, como si algo le faltara o estuviera incompleto. Dado que los doctores se mostraban reacios a hablarle del asunto y ninguno se veía especialmente preocupado, aún por ser un Alfa desechable, ellos harían algo de significar un peligro para la salud de Sherlock, ¿verdad? John no podía confiar en eso y tampoco se hallaba en sus manos alguna solución plausible. Esa la razón que le impulsó a hablar del tema con Elizabeth.
Ella se habría enterado de los motivos que ausentaron a Sherlock, pensaba John, dirigiéndose no sin un ligero temor desacelerando sus pasos hacia donde Elizabeth se citaba con Sherlock. El encuentro nada tuvo que ver respecto a lo que John pudo haberse imaginado. Al tanto de que Elizabeth no lo consideraba una competencia por el amor de Sherlock aun siendo John un Omega Sangre Pura, el verdadero golpe estuvo a punto de derrumbarlo al suelo cuando ella, menos preocupada luego al conocer los por menores, que Sherlock no resultó herido de gravedad y que su lugar en la escuela no peligraba, dejando en claro su opinión sobre el repentino celo del joven Watson.
—Es comprensible que sucediera de esa forma, solo en ese caso Sherlock se preocuparía tanto por ti.
Y reconociéndolo como verdad, aún  John lo sintió hasta el alma. El poco orgullo que le quedaba y su inamovible aprecio por Sherlock lo hicieron ceder a la petición de Elizabeth y buscar que algún doctor o guardia le entregara un pase de visita. No lo consiguió, y ello no le trajo ninguna alegría, pues por encima de todo, John genuinamente deseaba ayudar a su amigo. Si eso debía incluir el que Sherlock intentara marcar a Elizabeth, pese de ser un imposible biológico, ni siquiera pensó en rechazar su ayuda, y nada de eso sirvió. Al ser una Beta, Elizabeth podría reaccionar de las peores maneras al menor rastro del perfume de los jóvenes Alfas ahí recluidos, aromas que no afectaban a Betas y Omegas adultos, ya entrenados para ignorarlo.
El alivio que John sintió y que logró ocultar de sí mismo duró acaso un par de minutos, pues pronto, Elizabeth le habló sobre cómo algunos de los pisos de la Torre Alfa quedaban a centímetros de distancia con un par de los techos cubriendo ciertos pasillos que se conectaban entre el resto de los edificios. John, preparándose para decirle en qué piso se encontraba Sherlock, ella se apresuró a decirle cuáles. El sexto entre ellos. Advertirle sobre las ventanas con barrotes y la imposibilidad de que entrara a la habitación, no redujo su ánimo. Conforme Elizabeth y Sherlock se acercaban, la ansiedad y el dolor por la pérdida de lo que nunca tuvo azotaron el pecho de John, que ciertamente tampoco debía hacerle saber a Elizabeth acerca de eso y de su renuencia a ayudarla a escabullirse. Luego de que ella se burlara por su nulo deseo de aventura, John dejó de negarse.
Tardaron un par de horas en descubrir la mejor ruta para llegar al techo. John se enfocó en evitar cada pensamiento hablándole de las posibilidades de que ella visitara a Sherlock sin que él interviniera, nada obtendría de eso y menos aún necesitaba el constante recordatorio acerca de Sherlock no correspondiendo su estúpido amor. Así, cumplidas las dos semanas de encierro, trazado el camino para que Elizabeth se encontrara con su Alfa y luego de avisarle que adelantarían el plan dada la inesperada emergencia de la señora Varly, John se permitió un ligero desliz.
Disfrutó de lo que sería la última vez aprovechándose de ser el “protegido” delante de los calumniadores Omegas y admitió la felicidad plena que lo abrazaba al recordar la forma en que Sherlock, entre gruñidos salvajes y llamamientos posesivos, lo protegió de los Alfas que buscaban aprovecharse de él. El cómo Sherlock lo llamó “Mío” con tal certeza que nadie en la escuela lo puso en duda un segundo aún si la relación del Alfa con Elizabeth fuera pública. Y nadie iba a quitarle a John esa pequeña alegría.
Por una vez, él fue el primero de alguien que amaba.
Antes de que terminara definitivamente, con Sherlock aún acurrucado en su hombro y repartiendo dóciles lamidas a su cuello, John levantó los brazos, cruzándolos sobre sus hombros. Su diestra alcanzó el suave cabello, acariciándolo. Sherlock lo empujó despacio contra la puerta y él no se resistió, expuso aún más su cuello y llevó la mano derecha a su espalda, donde sin lugar a duda le dejaría un rastro de su propio aroma. El Alfa condujo sus manos por debajo de cada capa de ropa cubriendo la cintura de John, masajeándole los bordes suaves dirigió el camino de su lengua y labios a través del cuello y mandíbula del Omega. Una vez en su oído, susurró en voz baja:
—John… Mío… Mi Omega. —John tuvo que morderse el labio para no declararse a favor, tal cual lo hiciera la primera vez que Sherlock pronunció aquellas palabras.
Sherlock giró el rostro hacia el suyo y John, sonriendo dolorosamente, captó la señal. Cumplidas las dos semanas de ello, las acciones, lo que daban y recibían, se volvieron una rutina que conocían a la perfección. John lo sostuvo de las mejillas pálidas, acariciándolo despacio, los párpados de Sherlock se cerraron, escondiendo sus pupilas hinchadas. John aceptó la emoción por todo lo que valía y no evitó que el dolor de su pecho hiciera a sus ojos llorar. Se inclinó sobre el rostro de Sherlock y comenzó a besarle la frente, la nariz y las cienes con labios húmedos. Cada toque apaciguaba a Sherlock, deshacía su agarre al cuerpo de su Omega y convertía el pecho de John en un vacío profundo y desgarrador.
Finalmente, pensado en que una vez Sherlock se encontrara con su verdadera pareja ya no necesitaría de su consuelo, John dirigió sus labios un poco más abajo. Una vez colmó de besos sus mejillas, se acercó hacia las comisuras, dejó un beso suave en cada una y luego en la punta de cada colmillo, que por la edad de Sherlock, medían apenas tres centímetros. Sonrió sin quererlo al ver la manera en que el Alfa se estremeció por el contacto. Al regresar los labios hacia sus pómulos, Sherlock comenzó a alejarse, ya bastante despierto.
John no ocultó su rostro lloroso, a sabiendas de que el joven Holmes evitaría mirarlo el resto de su estancia en el lugar. Agitando la cabeza Sherlock despertó de la neblina Alfa que lo dominaba, hallándose a mitad de la pobre habitación se limitó a observar los zapatos de Watson y, siendo ya tantos los días en que se encontró en aquella situación, regresó, cabizbajo y sin energía a la cama, sentándose en el borde recargó sus codos sobre sus rodillas, escondiendo su cabeza entre las manos. John hizo el vago intento de tragar el nudo en su garganta, al verlo un imposible, aún se animó a hablar. Considerando el dolor, tenía que resolver el asunto antes de que Elizabeth llegara, e intentar al menos conservar su amistad con Sherlock.
—Sa-sabes que lo entiendo, ¿verdad, Holmes? E-esto es solo tu instinto Alfa, no algo que quieras realmente. Sé, sé que no puedes controlarlo… y que no me consideras realmente tuyo —añadió, buscando en su cabeza lo que podría arrancarle el pequeño corazón para decirlo en voz alta y que no hubiera ninguna duda sobre su intención de ayudar a su amigo—. Yo, yo tampoco te considero mío…, mi Alfa, así que esta bien si…, si me utilizas para tranquilizarte, porque sé que es necesario, a-aunque no te estoy ayudando tanto como esperaba. —Cambió su voz, casi como si de repente se le ocurriera algo y no hubiera dicho por primera vez “Mi Alfa” en su corta vida, sin pensar en que jamás tendría la oportunidad de volver a decirlo—. Por eso, busqué algo que pudiera ayudarte mejor…
La ventana que daba al exterior se ubicaba a la mitad de la alta pared, a la derecha la cama y a la izquierda el diminuto guardarropa. Así, para abrir la ventana, John debía caminar delante de Sherlock, en medio del estrecho pasillo que estaba entre él y el guardarropa. Avanzó en silencio, sus pasos huecos contra la madera vieja del piso. Se obligó a dar cada uno, sintiéndolo como un arma que lo instaba a seguir con la amenaza de disparar si, obedeciendo a su corazón, se arrojara a Sherlock y le entregara en los labios su primer beso.
A un paso de la ventana, sin embargo, una delgada mano de largos dedos lo detuvo, asiéndolo de la muñeca.
—Cada vez que creo conocerte, vienes y haces algo me hace retroceder —dijo Sherlock y John tembló al oírlo.
Dos semanas sin esa voz inteligente se antojaban una eternidad, significaba una caricia al alma tenerla de regreso. Ojos de crisoberilo verde, negándose retroceder y alejarse de la ventana, derramaron un par de lágrimas de felicidad. Poco importaba lo que sea que el Alfa hubiera dicho, el que le haya permitido a John escucharlo antes que nadie despejó ligeramente el peso en su corazón.  
—Es injusta la facilidad con la que puedes dejarme en ridículo, Watson. De haber sabido… Si pensara que… Estás frente al hombre más tonto de todo Londres, Watson, y solo porque… —John comenzó a limpiarse las lágrimas, el discurso interrumpido de Sherlock lo confundía y, pese a que se llamara a sí mismo un tonto, John pensó que esa palabra le quedaba mejor a él.
Girándose despacio, sin que Sherlock lo soltara, lo miró.
—¿De qué estás…? —Sherlock se levantó repentinamente, con tal brusquedad que John retrocedió un par de pasos, ya que el Alfa se negó a liberarlo, lo siguió, acorralándolo contra la ventana. Él no parecía enojado, frustrado, quizá.
—De ti, de ti y tus intenciones. ¡Guardé silencio por ti! ¡Me alejé por ti! He estado perdiendo la razón por ti, porque aunque podía controlarme nunca luché lo suficiente para no acercarme a ti, para no llamarte mío. Porque a pesar de mi relación con Elizabeth y el haberla engañado contigo, no quería hacerte sentir usado, o inferior o que me creyeras capaz de desearla a ella teniéndote conmigo. Quería hacerlo bien… —El escaso uso de su voz lo hacía sonar ronco, amenazante, funcionaría para asustar si no se tratara de John y su enamoramiento por él quien lo escuchaba—. Debí haber hecho tantas cosas, pero siempre me confundes y me haces devanar hilos que no existen… Eres demasiado para mí, siempre has sido demasiado bueno y yo demasiado tonto.
John se estremeció de nuevo cuando la mano libre de Sherlock, con sus fríos y largos dedos, acunó su mejilla, acariciándole tierno y delicado. El corazón del Omega amenazó morir en un estallido, había en los ojos del Alfa tan infinita cantidad de emociones y palabras no dichas que, en su sensible estado, un par de inesperadas lágrimas volvieron a escapar de sus ojos, rodando sobre sus mejillas sonrojadas. Sin cortar la distancia Sherlock le sonrió con tristeza e, inclinándose para besarlo en la frente, de inmediato buscó sus ojos para decirle:
—No eres tú a quien he mentido todo este tiempo, John. Nunca fue mi intención el hacerte sentir utilizado. —Entonces, lentamente, como dándole a John la oportunidad de alejarse, Sherlock unió sus labios.
Un dulce gemido se ahogó en la garganta del Omega, cuyas palabras, preguntas y reclamos, murieron al rodear al cuello de su Alfa. Renovado, dichoso, vivo, no dudó un segundo en corresponder al beso, ceder el control y someterse bajo la fuerza de un renovado abrazo posesivo. El sabor, las texturas y la obvia necesidad de Sherlock por no separarlos incluso a falta de oxígeno terminaron por renovar el ánimo de John, que con mucho gusto separó los labios al momento en que una lengua extranjera le pidió el acceso.
Tarde se enteró de la ausencia de los colmillos de Sherlock, que, se supone, debieron ser un impedimento para el maravilloso contacto de sus bocas, aun así, considerando el nulo espacio existente que separaba su cabeza de la ventana, así como su cuerpo encerrado entre la pared y Sherlock, ningún pensamiento lógico opacó la danza de sus labios y un agarre posesivo que pasó de su cintura a sus muñecas, pronto siendo acorraladas también contra el cristal de la ventana. El cálido aliento de su Alfa hacía temblar sus rodillas, el manejo atrevido de su lengua, el gusto de su saliva y los gruñidos que se escapaban si John intentaba cambiar su posición, borraron de un tajo el dolor, elevándolo allá donde solo existían él y su Alfa.
Y qué felicidad más absoluta era esa.
En algún momento, minutos u horas después, una vez sus labios se hicieron demasiado sensibles, Sherlock le permitió moverse, aunque lo mínimo. John se rio ligeramente, correspondiendo los esporádicos pequeños y dolorosos besos, Sherlock gruñía si lo veía intentando separarse demasiado de él, y John siguió intentándolo por diversión. Le liberó las muñecas y se abrazó de nuevo a su cintura, repartiendo besos en su rostro y luego en su cuello, ahí mordiéndolo al punto en que John tuvo que separarlo un par de veces, pues si bien le gustaba la idea de portar sus marcas, la punzante herida quizá no lo hacía valer. Lo soportó únicamente seis veces y solo porque Sherlock decía “Mío” cada vez que lo mordía. Mas él continuó intentándolo.
—Mío… mío… —John se cubrió el cuello con una mano, por lo que los dientes de Sherlock lo mordieron en los nudillos. Antes de que comenzara a gruñirle o hacer un puchero, acunó su rostro y lo miró a los ojos.
—Tuyo, mi Alfa —susurró, y soportando el dolor, su Sherlock volvió a tomar sus labios.
Terminaron acurrucados en la pequeña cama, John entre los brazos largos y cálidos de Sherlock, con las piernas enredadas y sobre las sábanas. Una ligera ventisca entraba por la ventana ahora abierta, sacudiendo ligeramente los cabellos del joven Holmes, que contemplaba a John, igual de atento a sus reacciones. John, sonrojado, le acariciaba el rostro y la mano derecha, la izquierda de Sherlock, con una pequeña sonrisa en los labios, enroscaba los dedos entre su cabello. Se estudiaban, leyendo, admirando y descubriendo el menor detalle que lograra saciar el tiempo en el que permanecieron callados. Convertidos en una joven pareja de Alfa y Omega, el instinto y el amor conduciría el interés a la búsqueda de todo aquello que lograra unirlos hasta que fuera posible hacer y portar una verdadera marca de unión. Y siendo o no conscientes de ello, continuaron, dispuestos a no detenerse hasta que alguna fuerza superior los separara.
Desafortunadamente, a mitad de la infinita ternura, la ‘fuerza superior’ se plantó como un cadáver en el centro de un campo lleno de hermosas flores. John recordó a Elizabeth. Palideció, girándose hacia la ventana como si pudiera verla al otro lado. Sherlock no le permitió alejarse de su abrazo, sosteniéndolo con fuerza sobre su pecho lo acercó para hablarle al oído.
—John, quédate aquí, ella se marchó. —El Omega, estupefacto, no reaccionó los primeros segundos.
—¿Desde… desde cuándo? —preguntó, dejando que su cabeza se derrumbara en la almohada y que Sherlock volviera a acurrucarlo. No pudo evitar sentir lástima por ella, aún si no le daría su lugar a nadie, Elizabeth no merecía esa clase de traición.
—Antes, en el décimo tercer beso —Sherlock respondió, su voz apacible mientras acariciaba los brazos de su Omega—, cuando sostuve tus manos contra la ventana.
—¿Por qué entonces…? —Se interrumpió, sin idea de cómo continuar o qué exactamente esperaba decir. Sherlock le besó en la mejilla y en la sien, tranquilizándolo incluso si no creía merecerlo.
—Ni siquiera yo lo sé, simplemente… Aún ahora una parte de mí exige que te mantenga como prioridad, que te demuestre… algo —dijo al último, mostrando el esfuerzo que hacía para evitar las palabras obvias.
—¿No me dejarás ir?
—Es probable que no.
—Debo ir a clases.
—Tonterías.
—Debo buscar a Elizabeth y disculparme por ambos.
Cara a cara, observando la poca intención del pequeño Watson para alejarse de su Alfa, si bien esto no desmentía el verdadero propósito de sus palabras, ellos, al final, se besaron. Los labios todavía sensibles nada hicieron para disminuir el ímpetu y la voluntad de permanecer unidos. El contacto no reducía la culpa, sin embargo, la escondía de un modo efectivo.
—Nos disculparemos adecuadamente —suspiraba John.
—Por supuesto… Nos arrodillaremos si hace falta…
Satisfecho con la respuesta, John le permitió continuar. Sabía por qué Sherlock no lo dejaría ir ni apartarse de su lado, por qué él tampoco quería marcharse y por qué ambos pasarían el resto del día en esa cama, mimándose el uno al otro, y no tuvo la menor intención de rechazarlo. Corregiría los errores y haría las preguntas adecuadas más tarde, habiendo pasado la peor tortura a su corazón, retozar junto a su nuevo Alfa iba a ser su prioridad.
Decidido, hizo el amago de levantarse. Sherlock lo detuvo al segundo, frunciendo el ceño lo devolvió a su lugar, colocándose sobre él.
—¡¿Qué es lo que pretendes hacerme?! —gritó y John soltó una carcajada.
Disfrutaría cada segundo de ello.
* * *
¡Listo!
Ok, ok, sé que habrá muchos huecos en el argumento y que la cantidad de errores ortográficos es tan alta que seguramente baje mi reputación (?), ¡pero juro solemnemente que lo hice con todo el amor del mundo! Y obviamente también prometo hacer la debida edición. Hasta entonces, ¿recompensa esto el tiempo que tardé en escribir la historia? >///<
Mientras me resuelves esta duda, intentaré apresurarme a publicar los fics que me faltan, ¡por favor! Dime qué es lo que te pareció, ¿de acuerdo? Aceptaré cualquier crítica constructiva que desees darme ¬w¬
¡Muchas gracias por leer!
¡Te amoooooo! <3 <3 <3
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formerleopard · 8 months
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Mi presencia en entornos destructivos
Han pasado más de dos años desde que fui despedido, aquel día de agosto de 2021 en que se consumó una injusticia muy grande y perdí mi empleo por no haber aceptado la injusticia obsequiada a mi agresor. El dinero que recibí como liquidación se ha terminado y vuelvo a vivir dependiendo de alguien. Espero ser capaz de resolver esta situación pronto, pero no quiero volver a trabajar como empleado, una situación muy desfavorable que puede fácilmente convertirse en algo horrible.
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Leí recientemente el libro el miedo a la libertad de Erich Fromm, que había leído hace unos 27 años, y ahora leo de manera desordenada anatomía de la destructividad humana, también de Fromm. Al leer el capítulo 13, agresión maligna. Adolfo Hitler, caso clínico de necrofilia (capítulo bastante extenso, de 61 páginas) me encuentro con unas líneas que dicen, textualmente: … observaciones clínicas hechas anteriormente a propósito de las personas extremadamente narcisistas, cuando son derrotadas. Por lo general no se reponen. Como su realidad interna, subjetiva y la externa, objetiva, quedan completamente separadas, pueden hacerse psicóticos o padecer otros graves trastornos mentales.
Pensé en un individuo al que me había hecho el propósito sacar de mi mente, el compañero en ese empleo en la industria farmacéutica, licenciado en química, que me acosó laboralmente, me hizo la vida difícil a partir de junio de 2017 en que regresé a mi actividad tras una incapacidad de seis semanas por una lesión (fractura de clavícula sufrida en la práctica de mi deporte, el ciclismo de ruta), cuyos efectos alcanzaron su mayor gravedad en octubre del año siguiente (es decir, cerca de 16 meses más tarde) cuando el narciso incurrió incluso en la comisión de delitos, difamación de honor, daño moral, y las autoridades de la empresa (recursos humanos) manejaron el asunto como si nadie me hubiera hecho nada y mi percepción de haber sido violentado hubiera sido una manifestación de mi trastorno mental (TLP).
El hecho es que en octubre de 2018 yo contaba con 54 años de edad, lo cual involucraba una experiencia de vida considerable en la que figuraban de manera importante vivencias terribles como objeto de violencia perpetrada por individuos narcisistas. El más importante, mi padre, un psicópata. En la primera parte de la cuarta década de mi vida, con 33 años y medio de edad, un “amigo”, excompañero de la universidad, me contrató para el primer empleo de toda mi vida, al que ingresé en noviembre de 1997 y dos meses y medio más tarde, el megalómano exorcizó sus demonios y me agredió verbalmente, pegándome donde más me duele. El primer lunes de febrero de 1998 presenté mi renuncia y comenzó una caída que mis padres consolidaron seis o siete meses más tarde, y ello casi destruyó mi vida.
Ese empleo en la industria farmacéutica llegó 17 años más tarde, cuando yo ya había perdido la esperanza. Había llegado al medio siglo de vida sin haber sido capaz de convertirme en una persona productiva, sin la capacidad de ganarme la vida, dependiendo económicamente de otras personas, en pobreza y señalado y estigmatizado como un “mantenido”. Había intentado trabajar, incluso ingresando en compañías de la maquiladora electrónica como operador (eufemismo de la palabra obrero), algo que no me llevó a nada, y había desempeñado también otros trabajos denigrantes como empleado en un almacén de venta al por menor (retail) y en una tienda de conveniencia.
Mi condición de hombre improductivo intensificó la soledad que me caracterizaba —tan dolorosa que pudo ser el detonante para que me quitara la vida— y me llevó a perder la voluntad de vivir en dos ocasiones; la primera cuando volví a fallar en la universidad al intentar concluir una licenciatura en ingeniería; la segunda once años más tarde, cuando murió mi hermana menor, tres días después de que yo cumplí 42 años de edad.
A principios de la segunda década de este siglo XXI, era yo un hombre solitario, improductivo, taciturno que padecía una neurosis muy grave (un trastorno límite de la personalidad) a quien ya no le quedaba nada en la vida y solamente esperaba que las cosas se pusieran demasiado difíciles para ponerle fin.
Un día a mediados del año 2011, con 47 de edad, me encontraba en un parque cercano a mi vivienda. Una vecina se asomó desde lo alto y al reconocerme con mis mascotas (dos perritas) se acercó a mí con las suyas (otros perros) y caminamos por el parque durante unos 40 minutos. Platicamos (casi no nos conocíamos, aunque ella sabía que yo vivía solo y en una situación económica bastante difícil). Ella me preguntó cuál era mi ocupación, yo respondí que era traductor independiente (free lance). La primera parte de eso era cierta (soy traductor inglés-español); la segunda no. Vivía sin trabajar y dependía económicamente de la que se convirtió en mi hermana menor cuando murió la última en el orden de los nacimientos, cinco años antes.
Dos años más tarde, esa vecina me preguntó si seguía con mi actividad profesional, la traducción. Yo respondí afirmativamente y ella me pidió mis datos para ponerme en contacto con una amiga que estaba haciendo traducciones para una compañía fabricante de productos farmacéuticos. En marzo de 2014 (con casi 50 años de edad) comencé a trabajar en mi casa traduciendo documentos para ese rubro. Mi buena formación académica me ayudó en esta tarea nueva para mí, pues la farmacéutica me era algo ajeno, pero además del dominio de esa lengua extranjera (el inglés) comprendía muchos términos técnicos y eso facilitó el aprendizaje. Un año más tarde, en abril de 2015, tras la ruptura con esa mujer que me había dado trabajo (abusando, pagándome demasiado poco) busqué en internet y encontré una vacante en una empresa de ese giro, farmacéutico. Envié un correo electrónico y en unos cuántos días se concretó la contratación. Pareció lo más afortunado de toda mi vida. Mi fecha de ingreso (lunes 27 de abril de 2015) coincidió con mi quincuagésimo primer cumpleaños, algo que pareció significativo.
Mi puesto, químico traductor, era poco importante, si bien, era considerado de “alto impacto”, pues el material con que yo trabajaba formaba parte de la documentación que se enviaba a la autoridad gubernamental regulatoria cuya función es la prevención de riesgos sanitarios. No ganaba mucho dinero, pero habiendo vivido en pobreza grave (que involucraba hambre), recibir una cantidad de dinero cada 14 días transformaba lo que había sido mi realidad durante muchos años (décadas, de hecho) y me proporcionaba una estabilidad económica muy merecida, por haberme esforzado muchos años para obtenerla, algo que me fue negado principalmente por mi trastorno mental en combinación con la violencia perpetrada por personas significativas, mis padres y el resto de mi familia, compañeros de trabajo (durante los breves periodos laborales) y personal médico, principalmente especialistas en psiquiatría.
Ahora que contaba con un empleo que no era para mí del todo satisfactorio, pero me daba para vivir y me proporcionaba esa estabilidad económica que merecía, me topé con un individuo profundamente narcisista, muy dañino, que valiéndose de maledicencia, chisme, intriga e incluso difamación, me atacó con saña con intención de que perdiera mi empleo incurriendo incluso en la comisión de delitos.
Este enfermo mental era protegido por una mujer que había secuestrado a la empresa y su poder en ese lugar parecía ilimitado. El personal de recursos humanos se vio imposibilitado para hacer su trabajo y el director de ese departamento, con uno de sus subalternos (el médico de la empresa) se puso de rodillas y se sumaron a la infamia perpetrada por el narciso y su protectora, otra delincuente.
Esa misma mujer me identificó como un hombre muy inteligente (ella misma lo expresó así, con esas palabras, hallándonos en su oficina con la puerta cerrada) pero no fue capaz de comprender lo que ello implicaba. Obsequiando impunidad a su intocable, no se dio cuenta de que mis respuestas a sus agresiones iban a ocasionar consecuencias verdaderamente graves para él, que lo llevarían a perder su trabajo (con una antigüedad laboral de 14 años) y la arrastraría a ella en la caída.
No sé si esa mujer está en la cárcel, prófuga, muerta o tal vez padeciendo los efectos de un accidente cerebro-vascular. Intuyo que la empresa quedó arruinada (las sanciones aplicadas por las dependencias gubernamentales encargadas del cumplimiento de normatividad y leyes debieron ser muy graves) y otros individuos despreciables como el médico de la empresa acabaron hechos pedazos. El narciso debe haber sido despedido sin liquidación porque su baja fue justificada, a lo cual es poco probable que sobreviva. Si el revés no lo mata, acabará arruinado, padeciendo una psicosis para lo que le quede de vida, tal vez convertido en un indigente.
Sea lo que sea que suceda a esas personas, no lo lamentaré. No sé si algún día me vaya a enterar de cuáles fueron sus respectivos destinos, pero empiezo a darme cuenta de que la vida me ha colocado en entornos en los que ha privado la injusticia y mi presencia, ser objeto de violencia injustificada ha dado lugar a que eso cambie, a que se haga justicia.
Esto podría parecer irreal, tal vez incluso una manifestación de insania, pero yo sé que no es así. Muchos fenómenos en el cosmos existen. Que no puedan ser explicados no cambia nada.
Ser un factor que modifica una terrible realidad de injusticia que en muchas personas provoca desesperanza, es para mí una satisfacción y una motivación para seguir adelante.
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lyon-amore · 9 months
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Contrarreloj Capítulo 5-Confianza
Capítulo 4
    Le conté a Al toda la conversación con Sally, pensé que quizás él podía tener otra perspectiva sobre lo que ocurrió, si sabe algún detalle que quizás Bianca me hubiera contado.     Ha estado callado escuchando con atención mis palabras, aunque solo hallamos empezado con la investigación, no son muchas las pistas.
    Albert sigue callado tras contárselo todo, aún mirando a la pantalla. El miedo de que quizás él tenga algo que ver de verdad con la muerte de Bianca me invade, porque podría haber mentido en su testimonio y nunca haber llevado a Bianca a casa.    — ¿Y bien? —pregunto en voz baja, intentando no parecer que sospecho de mi mejor amigo— ¿Qué opinas?    —Bueno, nunca he oído hablar de esa página web —se pasa la mano por la nuca, incómodo— y bueno, el que quizás alguien nos hubiera seguido da miedo, lo reconozco.    — ¿Hubo algún motivo por el que Bianca no quisiera que te acompañase?    —Tan solo me dijo que estaba cansada y que quería volver a casa.    — ¿Pero hablasteis de algo? ¿O quizás vio algo?    —Si lo supiera ya se lo hubiera contado a la policía —se levanta del sofá y se queda de pie nervioso—. Si me acuerdo de algo significativo te lo diré, pero ahora mismo estoy algo cansado.    —Claro, has llegado tarde, ves a dormir —me levanto también del sofá, intentando fingir que todo va bien.     Albert comienza a caminar a su cuarto y se queda un momento en el marco de la puerta.    —Oye Jake —me mira con una sonrisa—, gracias por ayudarme tu y tu nueva ayudante, eres un gran amigo.    —De nada, haremos lo posible para limpiar tu nombre.     Asiente dando unos toques en el marco y luego entra, cerrando la puerta.     Suelto aire cargado en los pulmones, como si me hubiera puesto nervioso la situación. No quiero dudar del que siempre he creído que es un gran amigo y una buena persona, Al siempre ha sido de incluso meterse en peleas solo para defender a quien fuera. Yo soy más de defender con palabras, no me veo capaz de pelearme con alguien a puñetazos o patadas y no creo que jamás lo haga a no ser que sea defendiendo a mis hermanas ¿Porque qué pensaría Katherine de mí si lo hiciera? Seguro que le daría miedo o no encajaría en su clase social. Todos me tratarían como un chico sin modales.     Bueno, me alivia al menos pensar que sé que lograré recuperar a Katherine, el pensamiento positivo lo he recuperado. 
    Al final decido descargarme la aplicación, solo porque no quiero que me llene de mensajes el chat, preguntándome si estoy bien, si me han secuestrado o si le parece gracioso engañar a una “joven inocente” como ella. Para mandar sí que sabe hacerlo bien y yo pensando que era la típica que no le importaba nada más que ella misma.     Veo que está conectada y me preocupo, pero prefiero no hablarla, sería raro. Me hace recordar a esas noches en vela cuando Hannah me contó que había encontrado un pequeño gatito y hacía todo lo que podía para que no enfermara. Me gustaba ver que mi hermana tenía un gran corazón. Aquel gato, Dusty, acabó al final recuperándose y formando parte de la familia Donfort. Estaba muy feliz de que el pequeño felino se hubiera recuperado.     Quizás, una parte de mí, quiere ver algo en Sally un poco de Hannah, como si quisiera volver a ser el hermano mayor de alguien, dejar de sentirme como si no tuviera nadie en quién preocuparme ahora. Y verla conectada a estas horas, me hace pensar en si está bien.     Niego con la cabeza, apagando el móvil. Será mejor dormir. Si empiezo a encariñarme, la que saldrá herida será ella y no puedo usarla como una sustituta de mi hermana solo porque no he sido capaz de manejar la situación desde el primer día ¿Pero cómo decirle que era su medio hermano? Claramente sería un gran shock para ella y tampoco me atrevía a decírselo, quizás tendría luego problemas en casa.     Cierro los ojos intentando dormir, espero que mañana podamos seguir hablando del caso.    &lt;<Caso… Aún me parece raro llamarlo de ese modo.>>
    Me habían pagado ese día por adelantado, necesitaba el dinero para ahorrar en cuanto cumpliera dieciocho, largarme de la casa de acogida. La hija de los dueños de la casa me daba dolores de cabeza, pero por suerte en el instituto tenía clases extraescolares y no la veía hasta llegar la noche.     A nadie le llamaba la atención que un chico de quince años estuviera en el ordenador de la biblioteca del instituto, así que podía directamente en cualquier cuenta de cualquier profesor del instituto.     Un chico tiró su mochila en la mesa de al lado y se sentó colocando los pies en la mesa. No le presté atención, estaba dedicado a cambiar las notas que me habían dicho que cambiase.    — ¿No eres tú el que cambia las notas a cambio de dinero? —me preguntó con un tono de curiosidad.    —No sé de qué me hablas —le contesté sin muchas ganas de hablar con él.     Se inclinó hacia delante, mirando la pantalla de mi ordenador    — ¿David Lorenz? ¿Le vas a cambiar sus notas a ese capullo?    — ¿Quieres bajar la voz? —susurré alejándole del ordenador.    —Tío, no se merece esas notas altas, déjame a mí.     Puso una sonrisa en su cara, tocando el teclado.    — ¡Suelta el teclado! —exclamé , evitando alzar demasiado la voz.    —Venga tío, sabiendo cómo se comporta en las clases, no se merece estas notas.    — ¡Pero ya me ha pagado!    — ¡Mejor! ¡Sin devoluciones!    — ¡No! ¡Porque tendré que devolvérselo!     Terminamos peleando por el teclado y acabamos tirándolo.     Una de las profesoras vino hacia nosotros y nos quedamos quietos delante de la pantalla, ocultando el cambio de notas.    — ¿Qué sucede aquí? —nos preguntó ajustándose las gafas.    —Nada, profesora Keller —contestamos a la vez.     Hizo un gesto para que nos apartásemos y despacio lo hicimos.     Se acercó al ordenador y comenzó a leer. Después nos miró bastante furiosa.    —Jacob Miller, Albert Fisher —pronunció nuestros nombres con frialdad—,esperar fuera del despacho del director, llamaré a vuestros padres.     Cogí mi mochila y comencé a caminar hacia la salida de la biblioteca.     Me senté en una de las sillas y el chico llamado Albert se sentó a mi lado, con los brazos por detrás de su cabeza.    —Soy Albert, pero puedes llamarme Al —me puso la mano delante, para saludarme— ¿Puedo llamarte Jake?    —No.    —Oye, lo siento —dijo con un suspiro—, tan solo quería darle una lección a ese gilipollas —le miré de mala manera, más bien, en mi mente le estaba atravesando con una espada láser—. Supongo que tus padres se van a enfadar mucho…     Me revolví en la silla al escuchar esas palabras. Padres… Seguro que después de esto, van a devolverme al orfanato.     Una mujer se acercó a nosotros, para mirando a Albert enfadada.    — ¿Qué has hecho ahora? —le preguntó enfadada.    — ¿Y papá? —Albert miró por el pasillo, casi parecía ansioso por verle    —Él… —su madre se llevó la mano a la cabeza, incómoda— Está fuera de la ciudad por trabajo, vendrá en la noche.     Pude ver la decepción en la cara de Albert, como si lo hubiera estado esperando.     La profesora Keller se acercó a nosotros tres y me miró casi con lástima.    —Lo siento mucho, Jacob, pero al parecer el señor y la señora Hill están ocupados y no pueden venir-    —No pasa nada —me levanté de la silla, notando las miradas de pena en los presentes. No me gustaba nada— ¿Entramos ya?    —Ese tono, señor Miller —Keller me miro con dureza, pero al final se ablando. Los profesores sabían mi situación, excepto los alumnos.     Sabía que para ellos no era excusa lo que hacía, pero su lástima por mí era algo que no quería en ese momento. Desde la muerte de mi madre siempre había estado solo y no necesitaba a nadie más.     Aunque después de aquello, Al y yo, misteriosamente, nos hicimos amigos. O creo que en aquella época necesitábamos cuidarnos de nuestros problemas por aquel entonces.
    De aquella situación hace cinco años, y me sorprendo a mí mismo de dudar de Al de esta manera.     Veo el despertador, me he quedado un poco dormido hoy.     Me levanto de la cama recordando cuando nos conocimos. De eso ya hace cinco años. Cinco años teniendo un mejor amigo.     Sonrío cogiendo de mi armario ropa —tengo que ir a clase nada más ducharme—, y es cuando en la cocina veo a Al con su taza de café y una cara de cansancio.    —Buenos días —le digo acercándome a él antes de ir al baño— ¿Qué tal has dormido?    —Bien, aunque estuve repasando algunos códigos que no pude corregir por el trabajo —contesta antes de tomar de su café—, nunca pensé que la universidad iba a ser tan complicada, quizás tenía que haber aprendido por mi cuenta.    —A veces el autoaprendizaje es mejor que nada —contesto encogiéndome de hombros.    —Tú no tienes derecho a decir eso, que lo sepas —me señala alzando la taza y me río marchándome al baño.     No debo quedarme demasiado tiempo, quizás incluso coja la moto para llegar rápidamente.
    Cuando voy a subir a la moto, escucho la notificación del móvil. Suspiro mientras leo el mensaje. ----------------------------------------------------------------------------------------
Sally Perdona por haberme ido ayer de ese modo, intentaré conectarme pronto No como otros 😑 ----------------------------------------------------------------------------------------
    Me fijo en la hora y veo que ella tendría que estar ya en clase. Debería dejar de enviar mensajes e ir al instituto. ----------------------------------------------------------------------------------------
Jareth ¿No deberías estar en clase?
Sally Lo estoy Solo que me he sentado al fondo para que no me presten atención y así mirar mis notas
Jareth Estudia.
Sally Lo mismo digo No eres universitario? Qué haces que no estás en clase? Eres un verdadero mal ejemplo, Jareth ----------------------------------------------------------------------------------------
    Cierro los ojos inspirando profundamente, intentando calmarme. Si es así como uno se siente al tener una hermana pequeña molesta, creo que he tenido suerte entonces de que Hannah no es así.     Voy a tener que poner una norma para que no se descentre en sus clases por estar investigando.     Guardo el móvil y me pongo el casco. Tengo que centrarme en que tengo que ir a clases, no puedo distraerme ahora en preocuparme de alguien que no es mi familia. 
    Intento dejar que el día pase como si todo fuera normal, aunque es más difícil concentrarse ahora más que cuando empecé la universidad. Es ahora cuando empiezo a dudar en si fue buena idea, ya el trabajo me lo ofrecieron ¿Por qué decidí entonces estudiar aquí? Según Malcolm, siempre estaba bien tener una segunda salida, algo así en caso de que me quisieran despedir, al menos tener asegurado un futuro.     Recibo un mensaje por chat en mitad de la clase. Disimuladamente lo miro. Era el chat en grupo con Albert y Jeremy, hablando de mí situación. ----------------------------------------------------------------------------------------
Jeremy Sigo pensando que es una mala idea Jake, vas a meterte en problemas!
Albert Vamos Jer! Piensa esto como un thriller
Jeremy Al, no tiene gracia Tú mismo estás siendo señalado
Albert Lo sé Pero qué quieres que haga? Me quedo de brazos cruzados?
Jake Estoy en clase. Que vosotros entréis más tarde no significa que tengáis que escribir en el chat de grupo.
Jeremy Lo siento, pero esto no me gusta Y si es un anzuelo? Nadie ha interactuado tanto con ella, y quizás es por eso mismo!
Jake Hablas como si dudas es de mí.
Jeremy No, no dudo de ti!
Albert Vale, y si quedamos para comer luego y lo hablamos tranquilamente?
Jeremy Sí, vale
Jake De acuerdo.
Albert Entonces, hablamos luego
-----Albert se ha desconectado----- -----Jeremy se ha desconectado----- ----------------------------------------------------------------------------------------
    La preocupación de Jeremy no me ayuda en cómo me afecta mentalmente. Y luego está la actitud con la que he visto a Albert. Es como estar bajo una gran presión.     Y luego está Sally, está segura de que puede ayudarme y quizás se enfade si vuelvo a decir que no es capaz de hacerlo y... Tan solo acordarme de cómo era Alice de adolescente, me da miedo qué haría Sally. Pero pensar que es alguien “cruel” solo por mi experiencia en el pasado, no quiere decir que lo sea.    —Le estoy dando demasiadas vueltas —murmuro para mí mismo, mientras escribo en mi portátil algunas notas de clase.
    Nos quedamos de nuevo en el exterior para comer, no hay mucha gente por el tiempo, pero a nosotros no nos molesta demasiado.     Jeremy me mira con decepcionado, pero él también me ha mentido al decir que nunca interactuó con ella, algo tuvo que haber notado cuando habló con ella, aunque no fuera de manera informal ¿No? Aunque tampoco soy quien para hablar, si ni siquiera sabía que ella se había enfadado cuando en mis notas apunte a Bianca.    — ¿Y bien? —me pregunta ansioso— ¿Qué más te ha dicho Miss Skellington?     Su modo de llamarla casi parece a adoración. Arqueo una ceja y veo que se da cuenta. Se aclara la garganta y se sienta mejor en el suelo, incómodo.    —Perdón, ¿Qué te ha dicho Sally? —se corrige evitando mirarme.    —Al parecer, muy posiblemente el que lleva la página se puso en contacto conmigo a través del chat —empiezo a explicar de una manera resumida— y que Katherine podría conocer a su secuestrador.    —¿Lo ves? —se exalta de nuevo— esto es peligroso Jake, no puedes dejar que una niña se meta en esto.    —Lo sé, pero no me ha hecho caso —suspiro llevándome la mano a la cara, cansado—. Ha insistido bastante y… me ha dado pena…    —Ya conoces a Jake —Al me señala con el pulgar, sonriendo—, es el primero en querer ayudar a cualquier niño que ve herido o ayudar a pobres adolescentes con problemas.    —Sí, algo me contasteis sobre esa chica que la estaban acosando y Jake la ayudó —pero Jeremy, aunque diga esas palabras con orgullo hacia mí, no me mira bien—. Pero esto es meter en un mundo oscuro a una cría, ¿Y yo soy el malo por querer que lo deje?    —¿Crees que me gusta también? —le pregunta Al molesto— ¿Pero qué otra opción tenemos? Si Sally se ve capaz de lograr de ayudar a encontrar a la novia de Jake navegando por lo más “oscuro”, es que confía en ella misma ¿O no Jake?     De nuevo esa sensación entre la espada y la pared.
    Poner tu confianza en alguien que jamás has visto es algo complicado. Pero por una vez no estoy siendo señalado por alguien y es agradable que no me envíen mensajes de amenaza por una vez.    —No os tenéis que preocupar, voy a evitar que se meta en problemas por mi culpa —les digo en un tono más tranquilo, para evitar que se enfaden—, las normas serán de nada irse a investigar a lugares peligrosos, todo lo hará desde su conocimiento por los foros y que estudie.    —Tu ahijada se va a enfadar si le pones tantas normas, ya sabes cómo son los adolescentes cuando se les castigan —bromea Al, dándome un codazo.     Bueno, al menos a Albert le parece más graciosa la situación de que me haya convertido en “Hermano mayor”. Si tan solo él supiera que siempre lo he sido.    —Yo si fuera vosotros, estaría acojonado —Jeremy se lleva la mano al pecho, asustado—, si el mismo secuestrador habló a través de ese chat contigo, eso quiere decir que es alguien que puede vernos en este instante.     Cuando Jeremy dice eso, escuchamos unas risas altas de un grupo.     El chico rubio que le habló con Katherine aparece con sus amigos, sus voces son tan altas que seguro se escucharían desde el último piso. Me mira mientras saca un cigarro de una cajetilla y le va ofreciendo a sus amigos.    —¿Qué problema tiene ese gilipollas? —Al lo mira y yo me quedo callado, no queriendo problemas— ¿Por qué te mira así?    —Aún no estoy seguro… —susurro, evitando mirarlos.    —Vienen hacia aquí —susurra Jeremy.     Escucho unas pisadas acercarse a nosotros. Son pasos fuertes, claramente vienen en busca de bronca.     Me muerdo la lengua evitando enfadarme.    —Mirad a las princesas —le escucho decir, con una voz casi feliz.    — ¿Qué crees Paul? ¿Estáis teniendo una cita los tres? —el tío del otro día, el del tatuaje hace gestos como si estuviera lanzando besos.    —Le voy a-     Detengo a Albert y vuelve a sentarse, molesto de que le haya detenido.     El grupo se ríe y empieza a alejarse.    —Esa ha sido muy buena, Phil —le dice uno de sus amigos.     Veo la expresión incómoda de Jeremy y Albert también le mira y suspira.    —Que no te siente mal lo que han dicho, Jer —Al le coloca la mano en el hombro y Jeremy le mira—, ese tipo de tíos con los que luego terminan en problemas.     Según Jeremy, antes de conocernos siempre era el blanco de todas las burlas, así que comprendo que no le siente bien la situación. Aunque lo admito, la burla de esos tíos son como si tuviera ocho años, totalmente infantil. 
    Cuando llego a los apartamentos, me encuentro al padre de Katherine esperando en la puerta. Me tenso al verle, no era como quería conocerle.    — ¿Jacob Miller? —me pregunta con una voz en calma— Soy Aaron Beinh, el padre de Katherine.     Me ofrece la mano para que le salude.     Siempre que me llaman Jacob, siento que he hecho algo malo, supongo que es normal cuando escuchas tu nombre completo, acostumbrado a cuando mi madre me llamaba así por hacer alguna pequeña trastada o traía gatos a casa sin su permiso.     Acepto la mano del señor Beinh, un poco temeroso.    —Encantado señor Beinh —le saludo casi sin voz, nervioso.    —No te preocupes, no he venido a acusarte, tan solo quería hacerte una pregunta —me sonríe y puedo ver que está más pálido que ayer. Sus ojos están más cansados incluso puedo decir, como si no hubiera dormido— ¿Recuerdas si Katherine te dijo algo de un Paul? —de nuevo ese nombre. El mismo que aquel tío.     Niego con la cabeza, un poco más calmado.    —No, lo siento —contesto sincero— ¿Pero quién es? Hoy lo he visto en la universidad.    —Él es —su padre se frota la cara, soltando un gruñido de garganta—, es su exnovio. Lo dejaron hace tres años y… bueno, de vez en cuando habían…    —Momentos en los que volvían ¿No es así? —pregunto algo incómodo con la conversación.    —Nunca me gustó ese chico, si te soy sincero, eso de que siempre volvieran y lo dejasen después de que cortasen, era un dolor de cabeza escuchar sus quejas sobre él —niega colocando los brazos en jarra y luego me mira con ojos vidriosos—. Solo espero que tú no seas como él.    —No, señor Beinh, le prometo que yo no soy como él —le respondo calmado, no gustándome que me compare con él—. Y deseo con todas mis fuerzas que su hija regrese sana y salva.     Asiente y toma aire profundamente.     Desearía poder decirle lo que vi, pero quizás podría ponerle nervioso y a lo mejor, pensaría que me lo estoy inventando. No me conoce y darle falsas esperanzas de que podré encontrarla sería algo cruel.     El sonido de notificación de Facebook suena, y esta vez agradezco que me salve de esta situación incómoda. Conocer así al padre de Katherine no estaba en la lista de “cómo llevar mi primera relación”, pensaba que sería cuando llevásemos un tiempo siendo una relación seria.    —Lo siento mucho señor Beinh, pero tenía una reunión por Skype con mi jefe-    —Claro, no te entretengo más —vuelve a ofrecerme la mano—. Me alegro mucho haberte conocido.    —Sí, lo mismo digo.     Pasa por mi lado, alejándose. Me relajo en cuanto se aleja y entro en los apartamentos. Agradezco que Sally me haya salvado, aún no estoy preparado de conocer a mi suegro.
    Me preparo un café y me voy a mí escritorio, preparando mi programa de trabajo y a la vez el Facebook para hablar con Sally. Hacer dos cosas a la vez nunca fue problema para mí.     En cuanto entro, veo que solo tengo dos mensajes. El de hace un rato y el saludo nada más entrar. ----------------------------------------------------------------------------------------
Sally Me olvidé decirte que tengo información de Bianca Fetcher, no es mucho porque no me dio tiempo, pero quizás nos ayude a pensar en una teoría Hola Jareth 😄 cómo está mi empleado favorito?
Jareth A veces me pregunto si lo haces a posta.
Sally ?
Jareth Déjalo.
Sally Venía de buenas, pero ahora me has enfadado En fin, vamos a hablar de lo importante
Jareth Disculpa. Es que me he encontrado con el padre de Katherine. Le he visto destrozado y el verte demasiado feliz, ha hecho que piense que esto te divierte.
Sally Siento mucho por lo que el padre de Katherine está pasando, pero te puedo asegurar que esto no me divierte para nada Tengo mis motivos de porqué estoy así Pero no somos ni familia ni amigos como para que te cuente mis problemas
Jareth ¿Tienes problemas? ----------------------------------------------------------------------------------------
    A lo mejor no debería haberle preguntado eso. Mi tendencia a querer ayudar es un mal hábito que tengo.     Veo que no me contesta y decido disculparme, pero es entonces cuando ella comienza a escribir y me detengo, esperando que me diga si a lo mejor necesita que avise a la policía para que la ayuden. Pero no. Tan solo cambia de tema. ----------------------------------------------------------------------------------------
Sally Como he dicho, no he podido conseguir mucha información, era bastante tarde Pero he conseguido documentos de la policía de hace cinco años y Bianca tuvo problemas cuando tuvo quince años ----------------------------------------------------------------------------------------
    Me llega el mensaje de que he recibido unos archivos, con números de casos.     En seguida me preocupo, pensando que de verdad podría ser una trampa o quizás es que… ----------------------------------------------------------------------------------------
Jareth Vale, tengo que preguntarlo. ¿Cómo lo has conseguido? ¿Eres hacker? ----------------------------------------------------------------------------------------
    Miro la pantalla esperando su respuesta. Si también es hacker como yo, entonces podría meterse en problemas. ----------------------------------------------------------------------------------------
Sally Hacker? Ni siquiera ser programar mi ordenador Pero es confidencial de dónde he sacado esto
Jareth Por favor Sally… Dime que lo has sacado de manera legal.
Sally Lo más legal posible, te lo juro
Jareth Entonces ¿Eres en realidad policía? Quiero decir, para sacar esto tienes que hacerlo por permiso. Y no quiero creer que me has estado engañando todo este tiempo.
Sally No soy policía Simplemente lo he conseguido fácilmente Podemos centrarnos ya? ----------------------------------------------------------------------------------------
    No sé si debería ponerme nervioso o alegrarme de que haya conseguido algo. Soy el adulto, ¿No debería pararla para que no se meta en problemas?     Muevo la pierna nervioso mientras leo el archivo. Parecía ser que Bianca no era inocente en esas escapadas. ----------------------------------------------------------------------------------------
Jareth Así que ¿Problemas de drogas? Y por lo que leo, destrozos de coches.
Sally El de sus padres Conoces a alguien que conociera a Bianca?
Jareth Bueno, la única persona que sabía todo de ella era Katherine. Silvia y John solamente la conocen desde la universidad por lo que sé.
Sally Qué pena! Me hubiera encantado hacer preguntas sobre ella De momento solo puedo pensar que lo hacía por llamar la atención de sus padres
Jareth Sus padres se divorciaron. Quizás eso tiene algo que ver en su conducta.
Sally Eso tendría explicación En cualquier caso, me gusta saberlo todo en caso de que cualquier detalle pequeño sea importante
Jareth Y en otro documento pone que arrestaron al vendedor de drogas
Sally Y que años después se reformó y ahora está en Duskwood Buster Murphy Mmm… Podría coger el autobús e ir a hacerle unas preguntas cuando averigüe dónde trabaja
Jareth No. No dejaré que hagas algo que pueda ser peligroso.
Sally Sería ir y preguntar No me pasará nada
Jareth Lo último que pienso hacer es dejar que una menor se arriesgue a preguntarle a un ex convicto. No irás.
Sally Vaaaale… Entonces, irás tú, no? Uno de los dos tiene que hablar con él ----------------------------------------------------------------------------------------
    Mi cuerpo se tensa al imaginarme el ir a Duskwood. Aún no estaba preparado ir al pueblo en donde mi padre vivía y quizás Hannah me podría reconocer. Necesitamos una forma de hablar con él vendedor sin tener problemas.     Quizás pueda pedirle a Albert que vaya a preguntarle y buscar una forma de que pueda oír su conversación.     O mejor aún, sin necesidad de involucrarnos de manera que nos encontremos cara a cara y sospechen más de nosotros… ----------------------------------------------------------------------------------------
Jareth Déjamelo a mí, Sally.
Sally Entonces el trabajo es tuyo Deben de tener toda la información de ese tipo en caso de que algo suceda, no será problema sacar hasta su teléfono
Jareth Suena bien. Aunque arriesgado.
Sally De nuevo te lo digo: no es arriesgado Tengo acceso a todo esto sin problemas Tú confía a n mí, a ti no te afectará para nada
Jareth Hablando de afectar, necesito que me prometas algo.
Sally Claro
Jareth Nada de investigar en clases. O cuando te pongan deberes.
Sally Qué? Quién te crees que eres? Mi padre?
Jareth Sally, por favor. No quiero sentir que monopolizo tu vida con esto. Quiero que también te centres en tus estudios.
Sally Puedo hacer las dos cosas
Jareth Sally, por favor.
Sally Vale… Está bien, lo haré todo cuando termine los deberes y nada de investigar en las clases
Jareth :)
Sally 🙂​ Pero ya que ponemos a pedir favores Solo quiero que no le digas a nadie que estás investigando conmigo ----------------------------------------------------------------------------------------
    Me pongo nervioso nada más leer sus palabras. Ya era demasiado tarde como para ocultarlo.     No puedo engañarla con esto si tenemos que confiar para seguir investigando. ----------------------------------------------------------------------------------------
Jareth Solamente los involucrados en el caso.
Sally Cómo has dicho? Cómo que los involucrados?
Jareth Albert y Jake. No podía dejar sin que lo supieran.
Sally Y si lo cuentan!? Y si dicen algo?!
Jareth No te preocupes, no dirán nada sobre ti.
Sally No se trata de mí! No me preocupo por mí!
Jareth ¿Entonces qué es, Sally? Dime si estás en peligro, puedo ayudarte.
Sally No se trata de estar en peligro! Necesito calmarme… Lo siento ----------------------------------------------------------------------------------------
    En cuanto se desconecta, echo la cabeza hacia atrás. Su humor es extremadamente extraño. Quiero pensar que es porque en la adolescencia, se sufren esos cambios en los que a veces estás bien y otras veces quieres ir en contra del mundo.    — ¡De aquí no pasarás! —por poco no me caigo de la silla al escuchar la puerta cerrarse de golpe y a Albert gritar.     Me levanto de la silla saliendo del cuarto, encontrándomelo en la entrada apoyado en la puerta.    — ¿Qué sucede? —pregunto mientras me cruzo de brazos. Casi parezco un padre mirando a su hijo.     Menuda tarde estoy teniendo.    —Nada, todo va bien —responde mientras también se cruza de brazos, apoyándose en la puerta, en la que se escucha cómo llaman a golpes.    — ¡Ábreme, Albert! ¡Quiero hablar con Jake!     Miro a Albert sorprendido al escuchar la voz de Alice Hill llamando a nuestra puerta.    —No pienso abrir a esa loca —me susurra Al, señalando la puerta.     Hoy acabarán conmigo todos. 
Capítulo 6
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elmartillosinmetre · 1 year
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PEACE FOR OUR TIME. De orquestas y huelgas (10)
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Ayer el Comité de Empresa de la ROSS, que, por cierto, ha cambiado de presidente, dio al parecer una rueda de prensa. Digo al parecer porque veo la información en ABC, pero a mí no me llegó ninguna convocatoria. Pregunté en el periódico y me dijeron que allí tampoco había llegado nada. En esa rueda de prensa hablan de paz. No sé si llegaron a exhibir el papelito como Neville Chamberlain recién vuelto de Múnich en la foto de arriba. Se acuerdan de aquella hermosa paz, ¿verdad? Salvando las distancias, esta apunta más o menos a lo mismo (sin muertos, espero).
Según informa ABC los músicos de la ROSS están muy enfadados con la Gerente por haber cancelado el Festival Beethoven. Con la Gerente. Porque al parecer con Soustrot va todo fenomenal. Y si el director francés mandó un comunicado en el que decía que para un reto de esas características necesitaba “una orquesta a pleno rendimiento” debía de referirse a otra orquesta, y cuando luego decía que “tras una decena de conciertos cancelados por la huelga de la plantilla, el esfuerzo que este Festival requiere de los músicos y de su director ha perdido su sentido” debía de estar hablando también de otro Festival y de otra plantilla.
De todos modos, lo más delirante de la información de los colegas de ABC es cuando recogen que el comité considera que el acuerdo firmado certificaba “avances en todas las reivindicaciones que se habían planteado en este conflicto”.
Hagamos historia.
El jueves 30 de marzo se cancela el primer concierto por la huelga (es el primero de los dos conciertos del abono Gran Sinfónico 7: nada menos que Viktoria Mullova por primera vez en Sevilla haciendo el Concierto de Mendelssohn en un programa dirigido por Soustrot y que en su segunda parte incluía la Sinfonía Patética de Chaikovski).
El viernes 31, el Consejo de Administración de la ROSS hizo pública la oferta que había rechazado el Comité. Podemos resumirla en tres puntos:
“1. Revisión salarial del 1,5%, con efectos retroactivos desde el 1 de enero de 2022 (además del 2% que ya se aplicó en su día para ese ejercicio), porcentaje al que se añadiría el 2,5% de revisión salarial a aplicar desde el 1 de enero de 2023.
2. Cobertura de plazas vacantes de la orquesta permitida por el marco regulador aplicable, en este caso la Ley 31/2022, de 23 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el año 2023, que prevé una tasa de reposición de efectivos del 110%, y que en el caso de la ROSS se traduce en la posibilidad de cobertura de 5 vacantes.
3. Calendarización de las negociaciones del convenio colectivo, con inicio inmediato y compromiso firme de acuerdo y firma del texto del nuevo convenio colectivo antes del 31 de octubre de 2023, y la celebración de un Consejo de Administración extraordinario, con carácter inmediato tras la suspensión de la huelga, con un único punto en el orden del día: atender, en primera persona y con presencia del pleno de dicho Consejo, las demandas, inquietudes y propuestas del Comité de Empresa.”
Si los músicos hubieran aceptado esto entonces, como punto de partida para seguir con las negociaciones del Convenio Colectivo (no olviden, que es eso lo que hay de fondo), esa misma tarde del Viernes 31 habría tocado Mullova su Mendelssohn y Soustrot habría hecho su Patética.
Pero no. El conflicto se alargó hasta el 23 de mayo de 2023, cuando fracasado el boicot a la ópera Tosca, el comité firmó un acuerdo, que según el ABC, consideraron ayer como un avance en todas sus reivindicaciones. Vamos a ver en qué consistía aquel Acuerdo:
“1. Compromiso de las administraciones de aplicar una subida salarial del 1,5% retroactiva a 1 de enero de 2022, y del 2,5% aplicable desde 1 de enero de 2023 acumulable sobre la anterior, además de estudiar la posible pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores de la Orquesta.
2. Cobertura temporal en el último trimestre de 2023 de 4 plazas vacantes de la plantilla artística.
3. Negociación del nuevo convenio colectivo de los trabajadores en el marco del Consejo Andaluz de Relaciones Laborales (CARL) que ostentará la Presidencia de dicha negociación, así como la elaboración de un plan estratégico del proyecto de la ROSS de la mano de una consultora externa de reconocido prestigio que deberá estar culminado en el plazo de 4 meses.”
Veamos ahora los AVANCES punto por punto.
SALARIOS
31 de marzo. Oferta de la empresa:
“Revisión salarial del 1,5%, con efectos retroactivos desde el 1 de enero de 2022 (además del 2% que ya se aplicó en su día para ese ejercicio), porcentaje al que se añadiría el 2,5% de revisión salarial a aplicar desde el 1 de enero de 2023”
23 de mayo. Acuerdo alcanzado:
“Compromiso de las administraciones de aplicar una subida salarial del 1,5% retroactiva a 1 de enero de 2022, y del 2,5% aplicable desde 1 de enero de 2023 acumulable sobre la anterior, además de estudiar la posible pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores de la Orquesta”.
Yo diría que es exactamente lo mismo.
VACANTES
31 de marzo. Oferta de la empresa:
“Cobertura de plazas vacantes de la orquesta permitida por el marco regulador aplicable, en este caso la Ley 31/2022, de 23 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el año 2023, que prevé una tasa de reposición de efectivos del 110%, y que en el caso de la ROSS se traduce en la posibilidad de cobertura de 5 vacantes”.
23 de mayo. Acuerdo alcanzado:
“Cobertura temporal en el último trimestre de 2023 de 4 plazas vacantes de la plantilla artística”.
Sorprendente. La empresa les había ofrecido que, ajustándose al marco presupuestario para 2023, la cobertura de plazas vacantes podía llegar a 5. Consiguieron 4 para el último trimestre. Hombre, a mí me parece que si en la oferta de la empresa se aludía a la ley de Presupuestos de 2023, es porque las 5 plazas tendrían que salir dentro de 2023, llámenme loco. El acuerdo lo deja en 4. Yo qué sé.
LO DEMÁS
31 de marzo. Oferta de la empresa:
“Calendarización de las negociaciones del convenio colectivo, con inicio inmediato y compromiso firme de acuerdo y firma del texto del nuevo convenio colectivo antes del 31 de octubre de 2023, y la celebración de un Consejo de Administración extraordinario, con carácter inmediato tras la suspensión de la huelga, con un único punto en el orden del día: atender, en primera persona y con presencia del pleno de dicho Consejo, las demandas, inquietudes y propuestas del Comité de Empresa.”
23 de mayo. Acuerdo alcanzado:
“Negociación del nuevo convenio colectivo de los trabajadores en el marco del Consejo Andaluz de Relaciones Laborales (CARL) que ostentará la Presidencia de dicha negociación, así como la elaboración de un plan estratégico del proyecto de la ROSS de la mano de una consultora externa de reconocido prestigio que deberá estar culminado en el plazo de 4 meses.”
Vaguedades. Cosas de ya se verá. Estamos en ello. Lo estudiaremos. Cuestiones meramente procedimentales. Pero, ¡NO!, qué me digo, Io sbaglio. Le han sacado a la empresa “la elaboración de un plan estratégico del proyecto de la ROSS de la mano de una consultora externa de reconocido prestigio que deberá estar culminado en el plazo de 4 meses”. ¡UNA AUDITORÍA!
Ahora vais y le explicáis a vuestro público que todo esto…
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…se desvaneció, la deuda de la empresa se incrementó en, al menos, 185.000 euros y el panorama futuro de la orquesta se ensombreció (¡a ver quién vende los abonos del próximo año ahora!) por conseguir una auditoría. Bravissimo.
[Continuará]
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felicitube · 1 year
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me pregunto si de verdad se nos dará...
tengo mucho miedo...
la verdad sólo quiero estar contigo...
solo espero... de verdad sólo espero no haber llegado demasiado tarde...
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