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lisperguer · 11 years
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Vidas de míster Greene
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[Claudio Lísperguer] [Publicado en la revista Pasaje 63, mayo 1998, bajo el título ‘Míster Greene y la rencarnación’].
Al entrar a un cine en la lejana y misteriosa Tailandia, descubrió el señor Sarduy, sentado en las filas delanteras de la sala, que uno de los actores del largometraje de vampiros mexicanos que exhibían era nada menos que su admirado Greene. El inglés, en la pantalla, corría calato pero por una brillante bota de explorador, lengua afuera y jadeando, detrás de una gorda exuberante igualmente calata, que, a su vez, saltaba de piedra en piedra, como quien, en cada piedra, descubre un ratón gigante y caníbal, para que no se la comieran los cocodrilos que la acechaban. Tenía lengua larga y le colgaba. Detrás del inglés corrían cinco negros enanos que llevaban unas plumas gigantescas en la cabeza y con la pichula parada. La hermana melliza de la mujer corría detrás de los pigmeos con una escopeta en la mano. Y un hindú pelirrojo perseguía a la melliza, montado en un elefante rosado, con dos hileras de esclavos albaneses que agitaban unas hojas inmensas para abanicarlo. Al mismo tiempo, cantaban.  Desde la montaña que se veía al fondo, semi oculta por una espesa y tenebrosa niebla, un aviador alemán que recién se había caído colgaba de su paracaídas, enredado este en el follaje de un árbol, y miraba la escena a través de unos prismáticos. Llevaba él un ojo de vidrio. Había igualmente un león callado pero bien callado, mirando al germánico desde abajo. ¿Era un felino con hambre? Estaba obscureciendo. Míster Greene alcanzaba a la gorda pero no pasaba nada porque los pigmeos lo atrapaban antes y arrojaban sin parar en mientes a un pozo lleno de pirañas y caimanes. La melliza tropezaba y los enanos se le echaban encima. Tal cual. Rápidos.
Un día lo invitó a comer diciéndole, para que no entrase en sospechas, que cocinaría él mismo. ¡Gran cosa! Un escritorzuelo de renombre iba a cocinar para un escritorzuelo de segunda mano, acostumbrado a la descripción de grandes y terribles huracanes. Cuando, pues, se encontraba el señor Sarduy mirando lleno de temor las extrañas pinturas que colgaban de las paredes, pidiole míster Green que observara la tarta que, a grandes humos, se hacía en el horno. El señor Sarduy, sin embargo, no quería ocuparse de semejante tarea. No le interesaban las tartas, explicó. Pero Greene, experto en el arte de seducir, acostumbrado como estaba al espionaje entre países limítrofes, logró convencerlo aduciendo compromisos urgentísimos que reclamaban, esta vez sí, toda su atención. Así, pues, cuando husmeaba el señor Sarduy en la puerta del horno, le pegó míster Greene un empujón, haciéndole caer encima de la tarta. Transcurrido cierto tiempo razonable, le sacó del horno transformado en parte en pastel, una especie de mermelada que, como un volcán que se vacía de su lava, se derramaba por las paredes del anatómico esperpento del actor. Pues, se comprenderá,  después de tantos años dedicados a la meditación, no tenía míster Greene manitas para el panqueque.
Invitó míster Greene a cenar a la doña madre del señor Sarduy, engatusándola con la celebración de algo misterioso: ella, cohibida y remolona, aceptó de buen grado. Míster Greene servíale con grandes aspavientos y miradas con guisas de suspiro la extraña tarta. ¡La madre se comería a su propio hijo! La historia se iría complicando cada vez más hasta el punto que ninguno de los involucrados recordaba el origen de la disputa y de los mutuos odios que se regalaban. En otra ocasión, habiendo míster Greene invitado al señor Sarduy a mirar tele, le cayó encima, arteramente  pero pensando en lo listillo que era, con un hacha en la cabeza, la que, sin arte ni parte, se volvería a fragmentar en dos enormes pedazos. También en otras circunstancias metió míster Greene una escuela de pirañas en la bañera, las que, al advertir su cuerpo molludo en la tibia agua, no les tomó más de un minuto en devorarle de pies a cabeza. También lo habría intentado durante la exploración de una selva tropical, diciéndole al señor Sarduy lo mucho que amaba pasear debajo de la lluvia cuando había tormentas de rayos y truenos espantosos. Un rayo rompió entonces y fue a caer en medio de la testa del señor Sarduy, partiéndosela en dos partes y dejando al pobre a mal traer y chamuscado.
Recurrió míster Greene a un detective privado, a quien encargó la ejecución de un contrato, vale decir, de ponerle simplemente al revés. Sabía míster Greene que este detective falso se dedicaba a buscar ocupaciones eternas a los enemigos malos de sus contratantes. Hizo, pues, el vicario un plan, olvidándole luego con gran premura y debiendo echar mano, como ya era de hábito, a la más absoluta improvisación.  Estando así en una cafetería que fuera alguna vez el centro cultural de la ciudad, encontraba el detective al señor Sarduy, el que, pensando quizá en qué, guiñábale un ojo. Le dijo después, el señor Sarduy al asesino, la mucha vergüenza que le daba, ofreciéndole a modo de compensación, y reclamando su perdón, un elegante saco, al tiempo que le abrazaba y toqueteaba sin gran descaro. Corrió el asesino a los lavabos, donde, y que hacía calor, se desprendió de la americana arrojándola con el agua del inodoro. Volvió el matador al salón y ahí, sin que el señor Sarduy advirtiese sus intenciones, le amarró uno de los cordones de los zapatos a la pata de una silla. Cuando quiso levantarse, voló la silla por los aires y cayó sobre el infortunado cocinero quien, al verse tan repentinamente privado de la visión, se desplomó en el suelo, convencido de haber perdido la vista. El señor Sarduy, sospechando lo peor, trató de incorporarse, mas al hacerlo volviose a caer, arrastrando esta vez consigo  a una vieja pituca que llevaba un chihuahua bien diminuto. Saltó el bicho por el aire, yéndose a estrella contra los cristales. Y como estaba el cocinero aún inconsciente, prendió la cocina fuego, envolviéndose en grandes llamas. Salió la gente como loca, en tropel, aullando, trastabillando, algunas con los brazos y piernas echando llamas y humos. El detective atisbaba desde lejos, sentado encima de una cabina telefónica. Llevaba un impermeable de cuero, con el cuello subido, y hablaba ya con las frases cortas y de tono cortante que hubieren de seducir a tantas enfermeras de todo el globo en boca de Humphrey.
Pero no sabía el detective de la existencia de Julio César II, un severo perro que siempre le acompañaba en sus correrías. Llamó este a una ambulancia. Se negó el señor Sarduy a bajarse del árbol al que, en su desesperación, se había encaramado para huir de las llamas y Julio César II le jaló de una pierna. Al caer, rompiose la cabeza nuevamente en dos, descubriéndose esta vez que la tenía llena de unos extraños polvos blancos. La policía acusole de tráfico de drogas, y al meterle a un hospital a que se recuperara de sus heridas y miedos, no olvidaran de atarle una pierna, con una gruesa cadena de muelle, a la pata del camastro donde yacía. Mister Greene desesperaba. ¿Y si el señor Sarduy, en su afán por aparecer en primera plana, revelaba su oscuro secreto? Abordó, pues, el primer avión con destinación del Congo belga. Al llegar al aeropuerto, sin embargo, primero un grupo de aduanero, y luego uno de policías, le metieron en una gigantesca jaula, trasladándole más tarde a otro avión con destino a Madrid, aduciendo a grandes gritos, como damas ultrajadas, que no tenía visado de entrada. Míster Greene se ponía pues triste muy triste y, ya instalado en la capital, enamorábase de una colegiala en edad de merecer, aunque, dadas las costumbres del lugar, cometía seducción de menores. ¡Pero es que el amor es ciego y no sabe nada de nada! La mozuela parecía inocente como una azucena de invierno, casi mosca muerta, diríase, por tanto remilgo y diretes, pero en cuanto tenía ocasión dejaba asomar el culito, levantándose levemente su mini fucsia, cuando míster Greene la seguía a algunos pasos, hábito que había adquirido para evitar que las sospechas cayesen sobre el vejete enamorado. Levantábase ella la mini para que él pudiese admirar sus nalgas redondas y bien formadas, que ninguna braga impedía admirar plenamente, y corría él así enloquecido, jadeando y lengua afuera, en pos de la niña grande. En el parque finalmente, y a oscuras, solos ambos en la arboleda, chupábale la mosca muerta la embravecida pija. ¡Al, el amor! Súper prendado se encontraba, mas la familia queríale matar.
Se iba así por los campos, a esperar que estuviese en edad de contraer. Años después volvía a la ciudad, ahora en ruina debido a los muchos pecados y estupros conocidos, a cumplir su promesa. Tenía muchos duros y pesetas, además de libras esterlinas y dólares americanos, francos franceses y belgas, y florines holandeses, y coronas suecas, que guardaba celosamente en potes vacíos de pimientos morrones, pues sus novelas se leían en todos los continentes. Así, nadie se extrañó cuando le puso un bonito chalet en las afueras de la derruida capital. Mas, poco después, volvíase a enamorar locamente, esta vez de la nueva doncella, la que, como la ama del nuevo hogar, desconocía la existencia perentoria de la lencería blanca (no de la negra, pero eso es harina de otro costal). Pasó el tiempo, apacible como de costumbre, deshojando las hojas del calendario. Míster Greene tenía un nuevo amor.
Mosca Muerta juró venganza por el deshonor, se operó y, sin escatimar esfuerzos, se fugó con la sirvienta enamoradiza, explicándole que en su país y en honor de los dioses tutelares, tenía más valor el amor con fuga que sin ella. La doncella, corta de luces, le creyó de pies a cabeza. Cuando míster Green se enteró finalmente de que su esposa se había fugado con su propia amante, a la mayordoma del chalet de las afueras, le vino como un arranque de demencia, como los que acostumbraba apreciar en sus tías solteronas, y le sobrevino un infarto que le tiró por los suelos, dejándole despaturrado y moviéndose como cerdo en una batea.
Entretanto, la ley había metido a Julio César II en un calabozo. El perro, a guisa de protesta, negábase a comer. El inspector de policía, enterado de las aventuras del detective privado, le pidió que convenciera al valioso can, permitiéndole usar todo tipo de argumentos y amenazándole con la excomunión. Era evidente, pensó luego el detective, que Julio César II hacía días que no comía, pues parecía todo él una sola clase de anatomía. Agosto, pensó el sabueso: deberían venir calores tórridos y horrendos. Llovía con furia, las gruesas gotas rebotaban con fuerza y abrían grandes boquetes en el pavimento. Se dirigió luego, se asegura, al hospital donde yacía el drástico escritorzuelo de trombas tropicales y erupciones volcánicas.
Estaba el señor Sarduy durmiendo tan plácidamente, que cuando el detective le puso un almohadón en la cabeza con la intención de darle un achuchón amistoso, ni siquiera suspiró. Visto lo cual, se dice, se sentó sobre el cojín hasta que el escribano adquirió un católico tono morado. Volvió días después a recoger a Julio César II.
Julio César II era en realidad el único perro que hubiera conocido míster Greene. ¡Mismamente lo juraba! No bien intercambiados los primeros saludos que corresponden a semejantes ocasiones, le invitaría a degustar un moksi meti, un plato característico en las innúmeras islas del mar Caribe, que mezcla con cierta parsimonia embutidos y morcillas, trozos de cerdo y pollo, patatas, piñas y abundante arroz. Era un plato de su predilección. Empero, se metía un día antes en un tugurio, de donde salía muy excitado contándole al vicario de oreja de palo que había encontrado al Rey Graham. Entró pues al lugar donde se enteró de que el rey se había enamorado de una princesa a la que unos malos truhanes habían secuestrado. La tenían presa en la torre de un castillo, en una isla remota rodeada de aguas pantanosas con cocodrilos y brujas disfrazadas de hadas madrinas y ramas secas de unos escuálidos troncos a orillas de las feísimas marismas. El rey le pidió que lo ayudase a rescatar a la dama de su corazón, entregándole un llaverón de oro que, según el monarca, era el único que abría las puertas del aposento donde se encontraba ella. Un calor horripilante azotaba la floresta, haciendo caer de las chimeneas a las monjas voladoras que, cada verano, anidaban en las copas más altas. Claro, pensaba él, también es verdad que los lugareños llamaban floresta a lo que en su opinión no era más que un montón de renacuajos tamboreados y enterrados de cabeza en las infértiles arenas del territorio. Mas, recibido el llaverón, se metía el detective a una monona casita a ver si lograba averiguar algo del tenebroso lugar. Había en la única cama como un bulto que, a la distancia, parecía ser una afable abuela. Pero, cuál no sería su sorpresa al ver que, cuando le ofrecía un tazón con sopa de pollo que, según se leía en un letrero al entrar a la habitación,  era el mejor manjar con que agasajar a la octogenaria, desprendíase de las mantas un tremendo lobo gris plateado con las fauces ya abiertas en expectación del carnoso botín. Diríase que salió del lugar simplemente raja. Siempre corriendo, ponía los pies en una pasarela de cordel ubicada con cierta dejadez y seguras malas intenciones sobre un profundo precipicio. No obstante, no se atrevió a cruzar. Se metió, en cambio, por un hueco, al tronco de un gigantesco árbol. Se creyó a resguardo hasta que oyó la voz de pito de un nomo que le conminaba a que le entregase la llave del aposento. Como el detective se negase, agarró el enano un inmenso martillo con el cual amenazó despachurrarle la cabezota, ya gris por las tantas penas pesadas. Viendo la extraña marmita de la que emanaban raros olores y humaredas, creyéndole así caníbal, salió también raja del vegetal y se perdió en la lejanía. Julio César II, a todo esto, había extraviado la huella y ocupado en arrastrar la narizota a ras de suelo, para el caso de que este le dijese algo que le ayudase a rencontrar el camino, no advirtió que se subía a una patética embarcación en forma de plato y a la que los habitantes del lugar habían dado en llamar naves volantes, agregando paradójicamente no saber de dónde eran originarias ni si lo eran realmente de algún lugar. Así, pues, los estrambóticos vericuetos de la vida, terminó conduciendo, pero al buen tuntún, apretando este botón y otro, ya que no podía abrir ninguna de las compuertas que daban a la Tierra. Llegó así a un rojo desierto justo en el momento en que la nave cedía y se estrellaba contra el suelo, que resultó ser nada menos que el de una de las extensas y desérticas extensiones del planeta Marte. Mas el suelo de este planeta, rojizo y arenoso, polvoriento y asaz neblinoso, estaba lleno de monstruos subterráneos y caníbales que, al asomar sus cabezas tentaculares en la superficie, chupaban la sangre de los desprevenidos caminantes, dejándoles convertidos en mamelucos desinflados y rencorosos. ¡Glup!
Le esperó el detective, paciente, en los alrededores del lugar, sólo para encontrarse con uno de sus temidos amigos, un pintorzuelo que obedecía al nombre de Donatello. “La policía te busca por el asesinato del cubano”, le dijo, aparentando abrocharse un repentino cordón de zapatos. “Imposible”, respondió el ojo sagaz. “No me vio nadie”. “Te delató Julio César II”, le explicó el pintor, al tiempo que brincaba con facilidad y desaparecía en los tubos del desagüe. La red de cañerías que constituían el antiguo alcantarillado romano estaba ocupado por ratas gigantescas, aunque aparentemente educadas, que, habiendo trabado migas con Donatello, trepidaban grandemente en comérselo a mansalva.
Se ocultó nuestro héroe detrás de un macizo roble a esperar la liberación del funesto can, Julio César II. Y cuando este, a más no poder de alegrías y alabanzas al Señor, moviendo alegremente sus pies disfrutando de la recuperada la libertad, le asestó un formidable golpe en la cabeza, partiéndosela en dos. Por traidor. Se marchó, pues, a casa de su mujer, con la mente llena de planes para rescatar a la princesa de la torre del castillo. Podría poner, pensaba él, un palo para unir un lado del precipicio con el otro, para poder cruzarlo, ya que, calculaba afanoso, no era tan ancho. Pero, ¿si se quebraba y caía e iba a dar a las marismas llenas de las sabandijas glotonas que había visto al mirar el abismo? Porque, recordaba, en el bosque no había más que palos resecos e repodridos. ¿Y cómo es que había ahí cocodrilos? Olía todo mal. Mientras tanto, el inglés había llamado para saber del señor Sarduy. Había encontrado trabajo, le informó, como bibliotecario. Así, entonces, le encontraron sus refunfuños en la cocina de su mujer, donde esta había preparado gallina gallega con setas silvestres acompañada de patitas de avestruz, un plato que, según decía, era capaz de parar a un muerto, debido, según se creía, al contenido alucinógeno de las setas. “Tenemos invitados”, le dijo ella, perentoria y prepotente. Al poco rato, apareció un ratón grande, tan grande como ser humano, que se presentó con el nombre de doctor Splinter, asegurando ser doctor en física nuclear y bellas artes, y que llevaba un impermeable color ceniza que había adquirido en una renombrada tienda para exploradores de Nueva York. El pobre, corrían los rumores, había sido abandonado de niño, cuando era muy chico, y se había refugiado en las cañerías del desagüe, habíase alimentado de materias extrañas que debían explicar su extraordinario crecimiento. Todos le tenían en horror, tan fuerte y alto era. Y todos teníanle por antropófago. Por eso, pensó el detective, viviría en las alcantarillas, alejado del comercio humano y de las innumerables ventajas que ofrece la vida en sociedad. Era, pues, un ratón nipón. Probablemente, pensó para sí, un científico que se había convertido en roedor en uno de sus experimentos. Tal vez, se dijo, había discutido con su mujer, la que, abandonada, había sido ultimada por otro nipón malo, el que, a su vez, le habría alimentado algún menjunje misterioso para aumentar su tamaño. Aun así el malo, pensó, quizá le quisiera matar aún, pues no había presenciado su muerte. Habíase luego enterado de que el ratón había emigrado a América, posando de polizonte en un barco, donde vivía solo y agripado y rodeado de los veinte tomos de una enciclopedia de la historia del arte. Así, gustaba de desvariar sobre la pintura rococó y la del Renacimiento, un periodo caracterizado por una exuberante solemnidad. Estaba, diremos, tomando sopa de gallina gallega cuando se quedó profundamente dormido, yendo su cabeza a dar a la sopera que hacía, para él, glotón empedernido, las veces de plato sopero. Murió ahogado. “Nos van a acusar de haberlo matado”, estalló su mujer. El detective sopesó la situación: era grave, gravísima, pues los ratones de la ciudad sospecharían gato encerrado y, ya que el ratón nipón iba por la vida como rey de las ratas, era difícil predecir qué harían sus súbditos. Quizá declarasen la guerra a la humanidad. Y el ataque podría ser artero y veloz, ya que, sabía él, se comunican por la punta de los bigotes, que son como sus antenas. Cuando quieren hablar, recordó, los mueven. Pero más temible todavía era que se comunicaban con los ojos, los que, cuando emprendían algún intento de comunicación, los ponían chicos muy chicos. Mas, no queriendo dejarse llevar por tales pensamientos, y sin reflexionar más, arrastró el cadáver a la biblioteca, desde donde llamó a un amigo escultor. La mujer, entretanto, alegando tener terror a los ratones, se había escondido debajo de la cama. Los ruidos provenientes del exterior habían convencido al detective de que los ratones ya habían comenzado el ataque contra la ciudad. Rápidamente, y saltando las necesarias precauciones, el escultor metió al ratón gigante en un cajón con cemento instantáneo. En menos que canta un gallo lo sacó nuevamente, pero convertido en una monona escultura de ratón, igual de grande que antes, pero duro como piedra. El detective, creyendo que así se despertaría mejor, le puso un gorro de dormir en la cenicienta testa, mostrando de esta manera un inmerecido irrespeto por la sabiduría que da la experiencia a los vejetes.
El ruido, cada vez más estremecedor, hacía imposible todo diálogo. Era evidente que las ratas atacaban los cimientos de la casa, tal vez, se dijo, para entrar. El escultor se apanicó y se metió también debajo de la cama. De pronto en la lejanía, y cuando todos daban todo por perdido y se encomendaban a sus dioses respectivos, una sirena policial puso en estampida a las ratas, las que muertas de miedo rajaron del lugar. “Pero, ¡si eres mi hermano!”, exclamó la mujer llena de consternación al ver al escultor. Se abrazaron tiernamente al reconocerse, pero ella, en realidad, estaba casi muerta de vergüenza y meditaba ya en la conveniencia de meterse a un convento por el resto de sus días a expiar su pecado. Sabido es que, en aquellas arcanas sociedades, las víctimas de la transgresión eran internadas en complicados laberintos dedicados a la meditación y al mutuo mete y daca de los dedos. Se puso el detective su americana. “Vete con él”, le dijo a la sorprendida damisela. “Tengo otras ocupaciones”.
Se subió luego al Metro Zapata, divisando en ese momento al inglés míster Greene, quien se hacía sacar lustre a los zapatos en una plácida plazuela céntrica. Invitole a una cerveza. “El señor Sarduy sabía que eras inmortal”, le dijo Greene. “Todo fue un plan para deshacerte de ti. Por eso el señor Sarduy se metió al noble comercio del sapolio. Si no hubiese sido por el perro”, declaró al fin, cansado, “te habrían matado”. “Hace años que veo a Julio César II”, le dijo, por la extraña declaración del pintor y procurando no soltar presa sobre su pretendida pero no menos real inmortalidad. No era asunto de hablar a tontas y a locas con el primer venido. “Hay más”, anunció míster Greene, ominoso. “El señor Sarduy tenía que meter el sapolio en un saco tuyo, para comprometerte. Mientras el escritor hablaba, miraba el detective por el rabillo del ojo.
Es que habían entrado al local dos raptores de niños. Se levantó expedito y se dirigió a los lavabos, cuidando de pasar cerca de la mesa de ellos y guiñándole un ojo, al tiempo que se acariciaba la nariz, a uno de los malos. Al entrar a los servicios, y viendo que el aludido se levantaba, se subió sobre la hoja de la puerta. Cuando, pues, este cruzaba el umbral, le partió con un hacha la cabeza. Cuál no sería su asombro cuando vio salir de ella a un topo. Así, sin pensarlo siquiera, le partió en dos la cabeza al topo, la que metió en una cajita de bombones suizos, dentro de la que, al mismo tiempo, depositó una bomba relojera. El paquete, envuelto en perfumados papeles marmóreos, lo envió con el mesero al raptor que, a la mesa, disfrutaba desprevenido de las deliciosas tapas del nuevo cocinero del lugar. Así, pues, explotó el paquete.
Se dirigió así a casa de su novia, en la que míster Greene no tardó en aparecer. La novia se dejaba hacer. Al poco rato se vio llegar a su mujer, arrastrando tras de sí, con gran jolgorio, la estatua del ratón. “Me vuelvo donde mi madre para acompañarla en sus últimos años”, le dijo. Dos lagrimones descendían por sus mejillas. “Alquilé la casa a un estudiante de leyes y te traigo lo único que tienes. Espero no verte más”. Mas, como para poner más pimienta en la descripción de la tortuosa personalidad que reinaba en esas sociedades en esas épocas, antes de abandonar el sitio se dirigió presta a rebuscar en la nevera, donde encontró el cadáver de un pollo cocido. “Me lo llevo”, le dijo a la novia, alzando a la pobre bestia de una pata. Curiosamente se encontraba la novia ocupada con la lengua de míster Greene y no les prestó atención. “Bruta”, se dijo. “Podría enfermar de cualquier cosa. Salió, pues, ella balanceándose apenas sobre sus altos tacones de aguja. Nunca los había usado antes. Míster Greene le ofreció enseguida un licorcete para combatir el frío y despejar los pensamientos, sin decirle, ciertamente, que contenía barbitúricos que le sumieron en el más profundo sueño del que tuviese memoria-. “Creo que es el comienzo de una bella amistad”, oía el detective lejanamente, decir a su novia al escritor. Sólo después se sabría que míster Greene y su novia habrían de casarse en la antigua capilla de Saint-German, en cuyo rincón, en el pequeño cementerio siempreverde, se encontraba una singular estatua de un ángel de bronce meando a contraviento. Mas, el destino no les había sonreído: al contrario, fue como si este, como su tuviese conciencia de sí, hubiese derramado sobre ellos todos sus disgustos metafísicos –el de haber creado a la humanidad sin motivo alguno, aseguraban algunos teólogos de las antiguas academias. Míster Greene, prosigamos, terminó haciendo de bailarina turca, fuertemente maquillada y cargada a un estruendoso rouge matutino, en un náiclub del muelle, ya que sus derechos de autor no le permitían satisfacer los extravagantes gustos y caprichos de la mujer. Al poco tiempo debió  vender todos sus enseres, en una subasta pública que terminó con su reputación por los suelos. Pusose luego a beber, dejando de escribir por muchos años.
También fue el destino el que quisiese que la antigua novia del detective le visitara a menudo para, como dicen los habitantes de esas comarcas, parar la olla, vale decir, obtener las necesarias menestras para satisfacer las naturales necesidades de la prole. Y así, leyole una tarde las palmas de la mano, diciéndole que viviría él cien años. En los espectáculos que fueron no la causa sino el resultado de su trágica caída, actuaba míster Greene un acto circense, en el que su mujer le azotaba con un látigo para hacerle gritar, en medio de las carcajadas del público, el espantoso cocoricó  de las gallináceas. Sintiéndose humillado, hubiese de establecerse en África, donde su mujer adquirió una notoria, desmesurada gordura. Se deshizo el detective de la peligrosa estatua del señor ratón, depositándola a escondidas en el antejardín de la casa de la Mimi Chávez. Al poco tiempo, empezó a recibir las visitas que se hicieron cada día más frecuentes, de una multitud de gentes que, descubrirían poco después, veían en la estatua la representación de uno de sus dioses. Pedíanle a menudo que hiciese llover, como acostumbra a los pueblos que inician sus días no con el bullicio artero y eroticón de la noche sino con el graznido asaz temible pero sano del canto de los gallos. Terminó Mimo pintándose un punto rojo en la frente y haciendo de sacerdotal pitonisa, llevando con ocasión de importantes ceremonias del templo nada más que un pequeño babero que no alcanzaba a cubrirle las tetas. Los fieles depositaban sus monedas de oro en la boca del ratón. No pasaron muchos años antes de que, protegidos por las oscuras noches de la región, saliesen del templo en su oscura limusina para dirigirse a una hacienda en las costas de Veracruz.
Recordaba también que, aparte augurarle que se dedicaría a leer pronósticos del tiempo, le había dicho que no veía el fin de la línea de su vida, vale decir, que era inmortal como los dioses. Y diose el detective a regurgitar las antiguas consejas del Imperio, que aseguraban que las novias no se equivocaban nunca. Creía además que la querían muerta, por lo que no pasaba los días más que refugiado en un denso bosque gótico y solo en compañía de un esclavo. Pusose a estudiar química, la que permitió elaborar una engreída fórmula de la inmortalidad y, no teniendo nada más de hacer, se la pasó a Mimi, que le preparó un guisado abundante uso del extraño potaje que había sido el resultado. Mas, la ansiedad llevó al detective a atorarse con una espina, a causa de lo cual se puso primero rojo, luego verde marrón y, finalmente, verde morado, quedándose más tieso que animal embalsamado. ¡Qué brutalidad!
Se vio de pronto solo en África, solo para al recuperarse del asombro, descubrir que en lugar de su reflejo se veía solo la triste figura de un mirlo. Así, pues, convencido de la inutilidad de la reflexión, se pasaba algunos días por el huerto de míster Greene, sembrado con gran dedicación de coliflores y tomates, donde veía a su antigua novia sentada a la sombra de un ciruelo en flor. Pasaba pues volando por encima de ella, meándola profusamente. Se sabría luego que ella reaccionaba enfurecida y, despotricando contra la avecilla, le apuntaba y disparaba con un tenebroso arcabuz. Tenía ella mala puntería, por lo que nunca le daría. Habíase puesto ella tan gorda que cuando caminaba, rememoraba él, parecía una lavadora descompuesta, estableciendo una extraña relación entre un modo de locomoción y un artificio de la mente. Cuando se es pájaro, se ven las cosas muy diferentes, reflexionaba a menudo. Por ejemplo, no podía dejar de mirar por si  veía gusanos por ahí; no podía evitarlo, por más que le disgustara la idea de, además, engullírselos. Las gallinas han terminado, piensa, en causarle los mayores disgustos y le caen terriblemente mal. Y ha adquirido un repentino y y estrambótico temor de los gatos y otros felinos. Están, habría de reflexionar, siempre haciéndose los giles, a ver si te agarran.
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lisperguer · 11 years
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El precio del fascista
Hace unos días leí una curiosa defensa del papel, y de los actos de violencia generalizada cometidos por la policía secreta y fuerzas armadas argentinas, del mismo modo que acá sus compañeros pinochetistas defienden delitos similarmente espantosos. Se trata del represor José Javier de la Torre, del Segundo Cuerpo del Ejército, procesado en noviembre de 2011, con el ex dictador Jorge Videla y el ex jefe del ejército en Rosario, Ramón Díaz Bessone. El juez le concedió prisión domiciliaria y está acusado de “homicidio agravado [de veintisiete personas], privación ilegal de la libertad, imposición de torturas, supresión de estado civil de un menor, sustracción de un menor y asociación ilícita”. La menor es la nieta 103 recuperada por las Abuelas de Plaza de Mayo.
El juez Marcelo Bailaque le permitió quedarse en régimen de prisión domiciliaria, pero a no haber cumplido la edad legal para ello (el acusado cumplirá 70 años este 31 de mayo). Ahora el régimen domiciliario es suspendido por haberlo violado. De la Torre quedó a vivir en su casa, la quinta La Chacra, en el camino rural Los Cardales, en Capilla del Señor, que además cuenta con cabañas de alquiler. En octubre del año pasado cuatro matrimonios amigos alquilaron cabañas en la quinta “sin saber que allí vivía un acusado por delitos de lesa humanidad”. En el patio, uno de los turistas sorprendió a de la Torre manoseando y “tocándole los pechos a la nena” [de nueve años] y mostrándole sus genitales. El padre de la niña, Luis Alberto Acosta, increpó al abusador. Así se defendió y justificó el ex militar:
“Estás equivocado, flaco, no me podés sacar de acá, yo maté mucha gente para que ustedes ahora gocen de la libertad que tienen”.
La polémica decisión del juez, de permitir la prisión domiciliaria del pervertido, ha sido enérgica y ampliamente rechazada: no cumple todavía setenta años;  no hay centros médicos en las cercanías que podrían eventualmente atenderlo en caso de urgencia -que era una razón para la prisión domiciliaria-; y, además, las razones esgrimidas para este régimen penitenciario eran truchas: los informes de los psiquiatras dicen que “sus recuerdos aparecen simulados o distorsionados en forma burda frente a preguntas que lo comprometen”; “su discurso está impregnado de connotaciones que apuntan a colocarse en postura de víctima” y que “manifiesta no saber por qué está detenido en su casa, y luego alega motivaciones políticas y se irrita y se pone agresivo cuando intenta explicar las circunstancias judiciales en las que se encuentra inmerso”. La causa por abuso sexual la lleva el Juzgado de Garantías N1 de Campana, a cargo de Graciela Cione.
A mí, en realidad, la defensa que hace el militar de sus actos delictivos (abuso sexual de una niña y homicidios durante la dictadura) me parece tan incomprensible que llega incluso a plantearme problemas epistemológicos. En esencia, este es el alegato del ex militar:
No me pueden hacer nada. Maté a mucha gente por ustedes, para que ustedes puedan vivir en libertad.
¿Qué querrá decir? He oído muchas veces defender algunos actos del dictador y otros militares (como el tráfico de cocaína, la absolución de Sebastián Piñera por el desfalco de un banco y otros innumerables delitos de este tipo, relacionados algunos con sus familiares, violaciones, robo de propiedades de detenidos desaparecidos, asesinatos por encargo en financieras militares ilegales), diciendo que Chile no le había pagado o no le pagaba lo que merecía por haber salvado al país del comunismo. Por tanto, se justificaba que el dictador Pinochet, y otros, recurrieran a estos delitos simplemente para resarcirse. En este razonamiento, nada es delito ni tiene relación alguna con lo moral. Si yo mato a los dirigentes sindicales para que puedas trabajar tranquilo y ganar lo que quieres –parece decir el pinochetista al empresario que pasa unos días en un balneario-, tendrás que hacer la vista gorda, no solamente con lo que ocurra en las comisarías, cárceles y cuarteles durante el periodo duro, sino también que defender y bancarte nuestras propias inclinaciones personales –que puede incluir violación de niñas de menos de diez años, asesinatos en serie y otros delitos generalmente espeluznantes. El empresario y el fascista saben una cosa: esos crímenes que se van a cometer, no serán cometidos por cualquiera, porque para cometerlos se necesitan violentas y aberrantes patologías mentales. También existe la amenaza de que si estos criminales  no son protegidos de este modo, pueden volverse contra sus patrones y, entre otras cosas, terminen confesando todo.
El concepto libertad del fascismo no se parece en nada a ningún otro y se acerca mucho más a una noción embrutecida del concepto de poder. Tener la libertad de, poder hacer libremente una cosa u otra es la capacidad o poder real de poder hacerlo más allá de las normas morales de la sociedad. “Maté mucha gente para que ustedes ahora gocen de la libertad que tienen”, dice el fascista. ¿Pero qué libertad tienen? A raíz de este compromiso, el militar tiene la libertad de ultrajar y violar a las hijitas de unos empresarios que también son, al mismo tiempo, sus seguidores y admiradores. “Es gracias a mí que tienen la libertad de ser ricos”. ¿Qué otra libertad tendrán? ¿También la de entregar a sus hijas para que sus salvadores las violen? Porque vivir en libertad, para el fascista, quiere decir hacer lo que quieres por encima de la voluntad de los otros, e implica estar más allá del bien y del mal, más allá del delito. El concepto de libertad del fascista incluye realidades monstruosas, como por ejemplo la idea de que la violación de una niña (incluyendo hijas) pueda servir como forma de pago por crímenes sociales espantosos (como la matanza de sindicalistas) cometidos por encargo o por fanáticos amatonados víctimas de sus propias enfermizas fantasmagorías ideológicas.
La libertad a la que se refiere el ex militar es cualquier libertad. No es la idea de libertad como derecho que nos es más habitual. En un régimen democrático, decimos muchos, tenemos el derecho a denunciar y llevar a tribunales a individuos que ultrajen a nuestros hijos y cobrarnos justicia allí, de acuerdo a la ley. Y ciertamente no es la libertad, o el derecho, de violar a las hijitas de tu vecino.
A nivel personal, ¿qué otra cosa revela de sí misma una persona que, según expertos psiquiatras que lo examinaron, miente sobre el pasado y distorsiona sus recuerdos cuando le causan problemas, se presenta como víctima y dice no saber por qué está siendo procesado, pese a que se lo acusa de delitos gravísimos, como homicidios, secuestros, robo de bebés y abuso sexual? Si lo descubriésemos, descubriríamos también por qué el juez Bailaque le concede prisión domiciliaria sin tener derecho a ella, por qué de la Torre tiene todavía amigos y por qué todavía nos parece normal que un criminal semejante defienda públicamente sus actos. Este es el retrato de un demente, de uno de esos que debería estar eternamente a disposición del gobierno.
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lisperguer · 11 years
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El ocaso de los zombis
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Claudio Lísperguer con Bibi Lauren][Obra publicada en revista Pasaje (Ámsterdam, Países Bajos) en la primavera de 1996.]
[Música de Antonio Machín, Pello el Afrokán y Danzón Mexicano].
  ACTO I
Un cementerio. Luna llena a un lado; al otro, rayos y relámpagos. Truenos, ruidos de tormenta. El cementerio está en un pantano. Neblina. Árboles. Al fondo, el contorno de una iglesia gótica. El cementerio comienza a iluminarse lentamente a medida que el ruido del platillo volante que se acerca empieza a dominar al de la tormenta. El platillo es uno de los modelos que se imaginaba en los años sesenta. Se detiene; queda suspendido en el aire, sobre las fosas. Por debajo sale un rayo de luz y humo. Se oye ‘¡Cómo comienza la conga!’ Se ven, a través del humo, figuras que se mueven. Luego, unos cosmonautas - escafandra y tentáculos - en forma de pollos gigantes. Se mueven lentamente reconociendo el lugar, con temor. Uno comienza a sacarse la escafandra. Otro, una gallina, se sienta a poner. Otros observan las tumbas, etc. Es evidente que reconocen que la atmósfera del lugar es parecida a la de su planeta. Cacarean de alegría. Cuando están en esto, el reloj de la torre de la iglesia da medianoche.
  POLLO 1 Parece un pantano.
POLLO 2 Pequeñas construcciones.
POLLO 3 ¡Los humanos se han transformado en enanos!
POLLO 1 ¡Chu, hay plantas!
POLLO 3 Extraños símbolos en las casas... Como cruces...
POLLO 4 [Mirando la iglesia]. Y un edificio gigantesco... ¿Vivirá ahí el dueño de los habitantes de este planeta?
POLLO 5 Seguro que es un dictador... Hombre grande que esclaviza a pequeños. ¡Shit! Esto va a ser difícil.
POLLO 2 [Sacándose la escafandra]. Se parece a nuestra atmósfera.
POLLO 1 ¡Y la música, justo como la nuestra!
El ruido, aparentemente, despierta a los zombis, que comienzan a salir, lentamente, de entre las fosas y las lápidas. Algunos cocodrilos emergen del pantano. Se oye el Danzón Mexicano. [Los zombis deben salir en el momento en que comienza el danzón. El danzón debe salir de la conga que se oye inicialmente, mezclada al metálico del platillo].
POLLO 5 Shit, los tipos están saliendo de sus casas.
POLLO 1 ¡Qué aspecto! Verdes, grises, purulentos...
POLLO 3 ¡Repugnantes!
POLLO 1 ¡Con tentáculos!
POLLO 2 ¡Vámonos de aquí!
POLLO 1 ¡Sálvese quien pueda!
POLLO 5 ¡Son zombis!
ZOMBI 1 Parecen pollos.
ZOMBI 2 ¡Pollos gigantes!
ZOMBI 3. ¡Vestidos!
ZOMBI 1 ¡Justo a tiempo para la cena!
ZOMBI 4 En un vehículo extraño... ¡Un plato volante!
ZOMBI 5 ¡Qué apropiado! ¡Pollo en plato!
ZOMBI 3 Un pollo de estos puede durar meses en el frigo.
Los zombis se acercan al platillo y a los pollos gigantes. Tienen evidentemente la intención de agarrarlos y cuando logran atrapar a uno, tratan de comerlo directamente; los otros pollos escapan hacia el platillo. El último, una gallina, no lo logra y es atrapada por los ZOMBIS. De miedo, deja caer varios huevos y huye seguida por algunos de ellos. El platillo volador se eleva y desaparece. Los ZOMBIS que quedan hablan entre sí y sacan de una tumba una enorme cazuela. Ahí echan agua y meten dos de los huevos - piensan preparar huevos de tres minutos. Al cabo de ese tiempo, toman una cuchara gigantesca y los rompen por arriba. En el momento en que la cuchara rompe la cáscara, comienzan a salir de su interior unas figuras. [Al comenzar a cocer los huevos, los zombis dan cuerda a un reloj de cocina igualmente gigantesco]. Una de las figuras es una figura humana, aunque tiene algunos rasgos de gallinácea. Tiene cresta y pico y algunas plumas. Buche. Se mueve como pollo, habla casi cacareando, mira como pollo. El pollo mira con desesperación hacia todos lados, rodeado por zombis. Es evidente que los zombis lo quieren comer: llevan cuchillos y cucharas en las manos. [El episodio debe basarse en la imagen de negros esperando a que se cueza el explorador blanco en la cazuela]. Los zombis bailan frenéticamente alrededor de la cazuela, al ritmo de la conga]. Entonces, asomándose de la cazuela, el pollo canta ‘El Huerfanito’. Los zombis escuchan, se miran sorprendidos y se convencen de que vale la pena y forman el coro de la canción.
POLLO ¡Espere, esperen, tengo algo que decirles!
  POLLO canta 'EL HUERFANITO' (Antonio Machín)
Yo no tengo padre,
yo no tengo madre,
yo no tengo a nadie
que me quiera.
Yo no tengo padre,
yo no tengo madre,
yo no tengo a nadie
que me quiera.
Yo no tengo ni padre ni madre
que sufran mis penas,
huérfano soy.
Sólo llevo tristeza y martirio
en el alma,
el cruel dolor
de no hallar una mujer,
una mujer buena
que me llene el vacío tan grande
que ellos dejaron
con cierto amor.
Yo no tengo padre,
yo no tengo madre,
yo no tengo a nadie
que me quiera.
Yo no tengo padre,
yo no tengo madre,
yo no tengo a nadie
que me quiera.
Qué triste es vivir sin padre,
da pena un hijo que llora,
pero más triste señora
es vivir sin una madre.
Qué desgraciado soy yo,
qué desgraciada fortuna.
Hay muchos que tienen dos
y yo no tengo ninguna.
Huérfano, huérfano soy,
yo soy el huerfanito.
Huérfano, huérfano soy,
yo soy
el huerfanito.
  ZOMBI 1 Pero ¡si se trata de un pollo que habla!
ZOMBI 2 ¡Y que canta rumba!
ZOMBI 3 ¡Con acento de negro!
ZOMBI 4 ¡Qué lástima que no llegó asado ya!
ZOMBI 1 Lo vamos a tener que cocinar nosotros mismos! ¡Qué duda cabe de que nuestro imperio está en decadencia!
ZOMBI 5 ¡Y yo creía que era un pollo inter-galáctico!
POLLO Yo...
ZOMBI 2 ¡Y huérfano!
ZOMBI 1 Pero, atención, ¡enamorado de su madre!
POLLO ¡Yo no estoy enamorado de mi madre!
ZOMBI 1, Eso es lo que dicen todos.
ZOMBI 5 [Observándolo] ¡Y tiene un culo greco-romano!
ZOMBI 5 ¡Enamorado hasta los cojones!
ZOMBI 2 Deberíamos comerlo. A mí me parece que es un pollo mentiroso.
ZOMBI 3 ¡Mentiroso!
TODOS ¡Mentiroso!
POLLO Yo no tengo madre, ¿cómo podría estar enamorado de ella?
ZOMBI 1 ¡A la cazuela! ¡Este pollo parlanchín salió crudo!
ZOMBI 4 ¡Pero, déjenle hablar!
ZOMBI 1 ¡Hablar! Cacarear, querrás decir, viejo decrépito. ¡A la cazuela! ¡A la cazuela! [Otros zombis se le unen].
ZOMBI 4 ¡Viejo decrépito, tu madre, travesti desmelenado! [Al decir esto, se saca un zapato y lo golpea en la cabeza. ZOMBI 1 huye. ZOMBI 4 se sacude y vuelve al centro mirado por los otros]. Lo comamos o no, nada perdemos con dejarlo hablar. [Los zombis aprueban].
POLLO [Dirigiéndose a ZOMBI 4]. Quiero decir, ¿dónde estoy? He tenido un viaje muy pesado y bastante incómodo... [Señala hacia el huevo]. No es una manera muy agradable de nacer... No sé si me entiende... Quiero decir, nacer por ahí, ¿no? [Muestra el culo con un dedo]. El huevo mismo es, además, muy estrecho... En fin, imaginará usted que salir en medio de una banda de zombis degenerados no es lo que espera un pollo honesto y fiel como yo... [Sorpresa de los zombis. Con grandes aspavientos]. Sí, sí, debo reconocer que uno no se puede fiar de la fidelidad de los pollos, pero si me permite explayarme... Hemos venido con las mejores intenciones... Nuestro planeta se despuebla y necesitamos gente nueva..., quiero decir, ¡tenemos que repoblar de pollos toda una galaxia! ¡No es un moco de pavo, joder!
ZOMBI 1 No creo lo que oigo. Vienen a raptar pollos...
POLLO Vengo de la lejana galaxia de Orión... [Reflexionando]. No, no tiene sentido, no lo entenderían... No pensábamos raptar a nadie. Como tratan aquí a las gallináceas, no pensamos que fuera necesario secuestrarlos... Pero, en fin, ¡son ustedes quienes nos han declarado la guerra!
ZOMBI 4 ¡A otro con esa lavadora! ¡En plan de guerra! Aquí se tiene la idea de que los pollos extra-terrestres son todos sabios.
ZOMBI 1 ¡Pollo recién nacido!
ZOMBI 3 Que vienen a redimir a la humanidad disfrazados de profetas.
POLLO ¿Profeta?
ZOMBI 3 ¡A la cazuela con el pollo marciano!
ZOMBI 2 ¡Truffé aux rats!
ZOMBI 4 [Carraspeando, preparándose para una larga explicación]. Bueno, hum, estamos en el planeta Tierra, uno de los tantos en la galaxia de la Vía Láctea...
POLLO [Intranquilo]. Ya lo sé, ya lo sé, ¡somos los mejores cosmonautas del universo!
ZOMBI 4 Hace algunos siglos atrás dos pequeñuelos se extraviaron en el bosque y fueron hechizados por una malvada bruja caníbal, que convirtió a la nena en una tarta de manzanas, que pensaba comerse a la hora del té, y al chico lo metió en una jaula con la intención de engordarlo... Cuenta la historia que, cansada de esperar el consentimiento de la familia, la nena, Julieta de nombre, se comió dos kilos de sal con la esperanza de morir. En 1675 un extraño portento se vio en los cielos de la Francia eterna: una bola luminosa a mediodía, colgando debajo de las nubes, de la que salían ruidos horrorosos, como quien escuchara a cerdos encerrados en una máquina de lavar... Pero, si me permite ser más preciso...
POLLO Sería un placer.
ZOMBI 2 Nosotros no podríamos ser enemigos. No nos alimentamos de pollos...
POLLO Tengo me impresión de que se están cachondeando de mí... ¡Acaban de meterme a una cacerola! ¡No faltaba más!
ZOMBI 4 Déjeme explicar... Se trata de un ritual completamente inocuo... Este es el reino de los zombis, no estamos ni vivos ni muertos y comer nos causa indigestión. Pero alguna vez estuvimos vivos. Nos gusta recordar que alguna vez también nosotros nos alimentábamos de pollos, pero de hecho...
POLLO Bizarra explicación me da usted.
ZOMBI Y, sin embargo... Nuestro ritual del pollo en la cacerola puede ser pensado como la eucaristía católica. Ahí, en la misa, tampoco se dan los católicos al consumo de santos y santonas.
POLLO Sí, sí... Prosiga, prosiga.
ZOMBI 4 ¿Usted sabe lo que es un santo?
POLLO [Exasperado]. Sí, joder, en nuestro planeta también los hay.
ZOMBI 4 Decía que no estamos ni vivos ni muertos. Una vieja maldición nos impide morir y, medio muertos, no podemos participar del mundo de los vivos.
ZOMBI 1 ¡A la cacerola!
ZOMBI 4 [Haciendo esfuerzos por acallar a los otros zombis]. ¡Silencio, silencio! El pollo va a pensar que somos caníbales...
POLLO Me cuesta creerle.
ZOMBI 4 Verá... No somos caníbales, pero es verdad que se puede prestar a malentendidos...
POLLO [Sacudiéndose]. A mí me pareció que el fuego debajo de la cazuela era bastante real.
ZOMBI 4 Es verdad... En fin, nuestro ritual incluye que el pollo sea cocido, pero no lo comemos: sólo le pasamos la lengua por el pellejo.
POLLO Después de cocerme vivo bien poco me importaría que me lengüeteen o no... Así que el ritual no caníbal al que usted se refiere... [Mirando por donde escapar, se mete a la cazuela y vuelve a salir].
ZOMBI 4 Déjeme terminar... [Los zombis rodean al pollo]. Debido a nuestra condición de medio muertos, se nos confina a lugares como estos, pantanosos y fétidos, de donde no podemos escapar. Las sombras son nuestras. Las sombras y la podredumbre...
ZOMBI 3 ¡Y los lengüetazos de pollos!
POLLO Dale, dale.
ZOMBI 4 Somos tan enemigos de los vivos como ustedes... Podríamos llegar a algún acuerdo... [El otro huevo que ha quedado descuidado en la cazuela se abre y emerge un pollo. Brinca de la cazuela y huye. Al huir, cae de su cuerpo un libro, que un zombi se apresura a coger. Otros zombis desaparecen en persecución del pollo]. ¡Dame aquí! [El zombi le entrega el libro, que hojea]. ¡En sánscrito! Ya me lo temía. Tendremos que consultar al mago. [Aparece un cortejo: dos zombis vestidos de guardias suizos, seguidos por varios cocodrilos bípedos y gigantes, se apuestan a tocar las trompetas. Trompetas].
PAJE ¡Su Alteza, la faraona Dracu Rami III!
ZOMBI 4 [Al POLLO]. Le decimos Isabel, entre nosotros. [Cuatro zombis cargan un trono sobre el cual se encuentra la faraona. Detrás de ella vienen otros miembros de la corte y el mago, que mira con sorpresa la escena]. [Dirigiéndose al MAGO]. ¡Acaba de caer del cielo!
ISABEL [Al MAGO]. ¡You do the talking, square head!
MAGO ¿Del cielo?
ZOMBI 4 Como lo oye, justo en el momento en que necesitábamos un pollo para la misa...
MAGO [Postrándose frente al POLLO]. ¿Pollo? ¡Pero este no es un pollo, jilipollas! [Al POLLO] ¡Oh, ser supremo, Dios de la bondad infinita, perdónales, que no saben lo que hacen! [A la corte]. ¡Saluden al mesías, joder! [Los zombis se postran a los pies del pollo, que mira divertido].
ZOMBI 4 No tenía ni idea. ¡Qué cagada!
MAGO [A la corte]. ¡Pronto, una túnica para el nuevo rey!
POLLO ¡Rey!
ISABEL [Al MAGO]. Pregúntale si se quiere echar un polvo.
MAGO [Se levanta y es sostenido por dos cocodrilos, que lo abanican]. ¡Isabel! [Al POLLO]. Una vieja leyenda anunciaba ya su venida del espacio sideral, oh profeta supremo... Al fin acaban nuestras desdichas... La unión de un ser del espacio con nuestra faraona terminará con nuestro estado y nos volverá a la vida o a una muerte definitiva. [El pollo se pasea tranquilamente, probando a los zombis frente a su nueva condición].
ZOMBI 4 ¿Cómo definitiva? ¿Están ustedes vivos o muertos?
MAGO Ni una cosa ni la otra... Pero déjeme seguir. El oráculo, como todos los oráculos, no es claro, pero cualquier cosa es mejor que la ambigüedad...
ZOMBI 4 Ah.
TODOS LOS ZOMBIS ¡Ah!
POLLO ¿Tienen problemas con no morir?
MAGO Hm..., no y sí. Déjeme ponerlo de esta manera: vivir eternamente parece una buena idea, aunque a muchos nos aburre. Pero en este estado, medio putrefactos... Por otro lado, si fuésemos inmortales, no habría espacio para todos... En poco tiempo estaríamos matándonos por el aire... No, no, no imagina lo terrible que es... No tiene ni idea... La muerte, en cierto sentido, ayuda a poner las cosas en perspectiva, ¿no? Quiero decir, ¿cuál es el punto de no morir? La vida no tendría sentido si no muriésemos... Pero el problema mayor es que no podemos morir... ¿you know? Cada vez que morimos volvemos a vivir... ¡Es simplemente insoportable!
POLLO Es difícil de entender...
MAGO Well, lo podemos demostrar... [A ISABEL]. Muéstrale, faraona. ¡Música, maestro! [ISABEL ocupa el centro del escenario y comienza a bailar, con el coro de ZOMBIS, ‘Tengo una debilidad’. Durante el baile, ISABEL, cada vez más frenética, se desmembra: pierde primero un brazo, luego el otro, una pierna, etc. Al término de la canción debe quedar sólo un torso que vuelve a componerse rápidamente].
  MAGO canta ‘TENGO UNA DEBILIDAD’ (Antonio Machín)
Tengo una debilidad
ay qué calamidad
mi vida es un disgusto.
Tengo una debilidad
no sé qué pasará
si no me doy el gusto.
Pero qué calamidad,
vergüenza ya me da
las cosas que me pasan.
Yo no sé qué voy a hacer
o me curo de este mal
o me voy a enloquecer.
Tengo, tengo, tengo,
tengo una debilidad,
tú lo sabes muy bien,
estás muy enterada.
Tengo una debilidad
no se puede ocultar,
lo llevo en la mirada.
Y esa gran debilidad,
será lo que será
por mucho o por nada,
yo no sé qué voy a hacer:
o me curo de este mal
o me voy a enloquecer.
  Tengo, tengo, tengo,
tengo una debilidad,
tú lo sabes muy bien,
estás muy enterada.
Tengo una debilidad
no se puede ocultar,
lo llevo en la mirada.
Y esa gran debilidad,
será lo que será
por mucho o por nada,
yo no sé qué voy a hacer:
o me curo de este mal
o me voy a enloquecer.
Ay, qué debilidad.
  MAGO ¿Entiende ahora? No hay modo de morir. Cada vez que lo intentamos volvemos a rearmarnos.
POLLO My god. De verdad es terrible.
MAGO Y no es todo. El tedio... Yo he estado aquí desde la época de los romanos. [Señalando a ISABEL]. A la princesa la conocían entonces como Cleopatra...
POLLO ¿La que anduvo cachondeando con Richard Burton?
MAGO La misma. También estuve en la revolución francesa... Los animales le cortaron la cabeza al rey... Le voy a introducir luego.
POLLO Terrible.
MAGO Well, sí, pero déjeme seguir... El oráculo menciona también a una extraterrestre y un libro sagrado...
ZOMBI 3 Debe de ser la polla que se escapó, la hermana del jiliprofeta...
ZOMBI 4 ¡Un libro sagrado! ¡Lo tengo, ilustre, pero está escrito en sánscrito! [Se lo entrega].
MAGO Ya está. [Lo hojea]. Pero, ¡le faltan páginas! [Se arroja al suelo]. Sin esas páginas no podremos saber qué más hacer...
ZOMBI 1 ¡Las tiene la polla escapada!
ZOMBI 2 ¡A por ella!
MAGO La fórmula mágica que debe pronunciar el nuevo rey se encuentra en esas páginas... [Filosófico]. Curiosa historia, que nuestro salvador no sepa el texto de la fórmula... Pero, en fin, mas vale no cuestionar la sabiduría de los dioses... [A la corte]. Falta aun una cosa...
TODOS ¡El amor! [La faraona se acerca al POLLO y canta ‘Mira Que Eres Linda’ [substituyendo 'linda' por 'lindo']
    ISABEL canta ‘MIRA QUE ERES LINDO’ (Antonio Machín)
Mira que eres lindo,
qué precioso eres,
verdad que no he visto
en mi vida
muñeco más lindo que tú.
Con esos ojazos,
que parecen soles,
con esa mirada
siempre enamorada
con que miras tú.
Mira que eres lindo,
qué precioso eres,
estando a tu lado
verdad que me siento
más cerca de Dios.
Porque eres divino,
tan lindo y primoroso,
que sólo una rosa
caída del cielo
fuera como tú.
  Con esos ojazos,
que parecen soles,
con esa mirada
siempre enamorada
con que miras tú.
Mira que eres lindo,
qué precioso eres,
estando a tu lado
verdad que me siento
más cerca de Dios.
Porque eres divino,
tan lindo y primoroso,
que sólo una rosa
caída del cielo
fuera como tú.
  ZOMBI 2 ¡Un pollo y una zombi! ¡Quién lo hubiese dicho!
ZOMBI 5 ¡Nunca se vio nada semejante en nuestro reino!
MAGO ¡La princesa faraona enamorada!
ZOMBI 1 ¡Big deal! Yo quiero enamorarme...
ZOMBI 4 En el reino de los zombis no existe el amor..., no existía, quiero decir...
POLLO ¿El amor?
MAGO No, no, en absoluto. Por cierto, recordamos lo que era, pero en el estado en que nos encontramos y siendo así inmortales, el amor es un sentimiento desterrado... No sabemos lo que es.
TODOS ¡No!
MAGO ¿Qué será? Yo, la última vez que me enamoré... No lo recuerdo. No sabemos lo que es. Y tampoco podemos reproducirnos.
TODOS ¡No!
MAGO El amor no es un sentimiento eterno...
POLLO En mi planeta sí lo es.
MAGO ¡Pero ustedes son mortales! ¿Cómo pueden amar los inmortales? No tendría ningún sentido...
ISABEL Lo que es yo, estoy loca por él.
MAGO ¿Te tiembla el corazón?
ISABEL Sí.
MAGO ¿Estás mareada?
ISABEL Sí.
MAGO ¿Sientes un cosquilleo en el estómago?
ISABEL ¡Sí!
TODOS ¡Está enamorada!
MAGO Debo comunicárselo cuanto antes al faraón... Es una noticia fuerte. La profecía se cumplirá plenamente. Ya veremos qué ocurre... Si todo resulta bien..., quiero decir, si la fórmula del libro resultara... hasta podríamos llegar a dominar el planeta... Crear una raza de súper pollos... [Adopta pose de Napoleón]. ¡Yo podría llegar a ser general!
ZOMBI 4 [Mirando a ISABEL y POLLO]. ¡Estaba escrito en las estrellas! [Después de oír al mago]. Y yo, ¡almirante!, que ya bastante he servido como sargento de agusanados.
ISABEL [Acercándose al pollo]. ¡Melocotón mío!
POLLO ¡Amor! [Se abrazan].
ZOMBI 4 ¡Estaba escrito en las estrellas! [Mirando a la pareja]. ¡Uf! ¡Cómo me conmueven las historias de amor! [Al mago]. ¿Estará su padre de acuerdo?
MAGO ¿Cómo no podría estarlo? [Susurrando]. El pollo es huérfano... [En voz alta]. ¿No?
ZOMBI 4 No lo sé... Quiero decir, su madre escapó. Debe estar escondida en alguna tumba. [Mirando a la pareja y pidiendo a los cocodrilos que lo abaniquen]. ¡Uf, cómo me conmueven las historias de amor! Años que no escuchaba una. Supongamos que no es huérfano... Nuestro monarca podría casarse con su madre, porque en nuestro reino se permite la poligamia... Esto es, provisto que su madre no tenga ya un marido... Si fuese una madre soltera, ganaría mucho uniéndose a nuestro viejo faraón... Pero si fuese, aunque soltera, celosa, querría sin duda deshacerse de las otras esposas... Uf, qué problema, porque como no morimos, sería imposible matarlas... Pero, si no fuese soltera sino que casada con un pollo celoso, éste podría declararnos la guerra y hacernos papilla... Ahora, ¿pero qué edad tendrá ella? Porque si fuese joven aún...
MAGO Calla ya, que hablas sin sentidos.
ZOMBI 4 Pero una unión tan extraña..., ¿no será desaprobada por vivos y zombis por igual?
TODOS ¡Ah!
POLLO [Apartándose de Isabel]. ¡Mi amor!
TODOS ¡Mi amor!
  POLLO canta ‘AMAR Y VIVIR’
Por qué no han de saber
que te amo vida mía,
por qué no he de decirlo
si fundes tu alma
con el alma mía.
Qué importa si después
me ven llorando un día,
si acaso me preguntan
diré que te quiero
mucho todavía.
Se vive solamente una vez,
hay que aprender a querer y a vivir,
hay que saber que la vida
se aleja y nos deja
llorando quimeras.
No quiero arrepentirme después
de lo que pudo haber sido y no fue,
quiero gozar esta vida
teniéndote cerca
de mí hasta que muera.
  Se vive solamente una vez,
hay que aprender a querer y a vivir,
hay que saber que esta vida
se aleja y nos deja
llorando quimeras.
No quiero arrepentirme después
de lo que pudo haber sido y no fue,
quiero gozar esta vida
teniéndote cerca
de mí
hasta que muera.
  ZOMBI 3 ¡Hasta que la muerte los separe!
MAGO Bueno, la predicción se ha cumplido. Tenemos que hablar de los detalles prácticos..., quiero decir, del matrimonio.
ZOMBI 1 ¿Un matrimonio por amor? Al faraón le va a dar un infarto.
POLLO Tengo que pedir su mano a su madre. Y hablar con la mía.
ZOMBI 4 [Carraspeando]. Ahí tenemos un pequeño problema. Tu madre se ha escapado, nadie sabe dónde está.
POLLO Se la han comido ustedes, animales. [ISABEL lo toma de la mano y lo lleva a una pequeña tienda custodiada por cocodrilos].
ZOMBI 4 Ya le he dicho que no somos caníbales... De hecho, no sabemos nada, se escapó apenas... lo puso... a usted. [Aparte]. ¡Qué extraña historia la de un dios que es puesto por una gallina!
MAGO [Aparte a ZOMBI 4]. Aprovechemos el polvo que se echan... Tenemos que hacerle creer que es un dios, convencerle de que será nuestro rey... ¿Cómo le has convencido de que no somos caníbales?
ZOMBI 4 Le conté una historia absurda, le dije que sólo lamíamos los pollos... Una ceremonia religiosa...
MAGO Bien, hay que mantenerlo en la ignorancia... Lo importante es que recupere las páginas del libro... Es el único que puede dejar el cementerio y buscar a su hermana... Sin él estamos perdidos...
ZOMBI 4 Pero, ¿y la historia de la profecía?
MAGO Sí, es una antigua profecía, pero en ella se habla simplemente de un pollo gigante, no de un semidios... Es que no sé qué me dio con tratarlo de profeta... Será por su origen extraterrestre..., no sé...
ZOMBI 4 ¿Y el matrimonio con la princesa faraona? ¿Es también un invento tuyo?
MAGO No, no. Es parte de la profecía también, pero de eso sí que no sé más de lo que dije, que un pollo gigante y extraterrestre llegaría al reino y que casaría con una princesa zombi..., pero no tengo ni idea de cómo sigue el oráculo... Nunca lo tomé en serio, ¿sabes? Se me ocurría que eran historias de viejas. [ISABEL y POLLO salen de la tienda arreglándose las ropas. Los zombis se arrojan al suelo].
POLLO ¡Madre mía! ¡Uf, qué follón!
ZOMBI 3 ¡Qué pollo!
ZOMBI 1 ¡Fantástico! ¡Trouffé aux rats! [POLLO gesticula y los zombis huyen].
POLLO No tienen siquiera respeto por los dioses.
ZOMBI 4 Desgraciadamente... Están más allá de eso, ni vivos ni muertos la religión y las maneras les llevan sin cuidado. Pero, ya verá cómo cambian cuando sea coronado rey faraón del reino de los zombis...
ZOMBI 1 Si se queda con nosotros... en su apariencia actual...
POLLO Mi gente no se atreverá a venir a rescatarme sin estar fuertemente armados... Debería comunicarme con ellos, decirles que tenemos aliados en los zombis, que podemos rescatar a nuestros descendientes y llevarlos a nuestro planeta...
MAGO ¡Conquistar y poblar otras galaxias!
ZOMBI 3 ¡Someter a los vivos a una esclavitud eterna!
ZOMBI 1 ¡Usarlos de camellos!
POLLO ¡Peinarse con gomina!
ZOMBI 2 [A los otros ZOMBIS]. ¿Con gomina? No sé si está hablando en enigmas...
ZOMBI 4 Todos los profetas hablan así.
ZOMBI 1 ¡Obligarlos a construir pirámides!
MAGO [Carraspeando]. Es indispensable recuperar el libro.
POLLO Hace años que no practico el sánscrito.
MAGO No tiene que leerlo. Una vez en nuestro poder, yo me ocuparé del resto.
POLLO No sé nada de los vivos.
MAGO No es necesario. Después de todo, la vida es una de las formas de la muerte.
POLLO Pueden descubrirme y agarrarme.
MAGO Pasarás desapercibido. Hay gente con cara de caballo y jamás han sido detectados.
ZOMBI 4 Será necesario que alguien lo acompañe. [Ruidos de trasfondo: carreras, cacareos. La gallina ha sido atrapada]. ¿Qué ocurre?
FARAÓN [Entra corriendo, seguido por su comitiva de ZOMBIS Y COCODRILOS]. ¡Encontré una gallina gigante en mis aposentos! ¡Se ha cumplido la profecía! ¡Mago, mago, consulta los oráculos!
MAGO [Que se ha tirado al suelo, falsa y aparatosamente, y que se levanta sacudiéndose el saco]. Se ha cumplido la profecía, pero el verdadero mesías se encuentra detrás de Su Alteza.
FARAÓN ¡Oh, maravilla! ¡Un pollo gigante! [Mirándolo atentamente].
MAGO La profecía habla de un pollo, no de una gallina.
FARAÓN Me habías dicho que se trataba de una gallina, que casaría conmigo... Que volvería a enamorarme...
MAGO No, que era una gallinácea y que casaría con la princesa.
FARAÓN Y que dejaríamos de ser zombis.
MAGO En efecto.
FARAÓN Sí, sí...
MAGO La predicción no dice nada más. Pero si el pollo casa con nuestra princesa faraona dejaremos de ser zombis.
FARAÓN ¿Dejaremos de ser inmortales? ¡Qué maravilla! ¡Mortales!
MAGO Dice que viene de otra galaxia y que venía un grupo con la intención de raptar pollos...
POLLO Nuestro planeta se despuebla debido a una epidemia atroz... Los pollos de la tierra son descendientes de nuestros ancestros, que alguna vez usaron el planeta como una base de operaciones. Por alguna razón, dejó de haber contacto entre nuestra gente instalada aquí y nuestro planeta... Han pasado milenios... Las condiciones atmosféricas los redujeron al tamaño diminuto que exhiben ahora y el sometimiento al imperio de los humanos han reducido sus capacidades mentales... Pero tenemos la tecnología para devolverles a su juicio y hacerles crecer a nuestro tamaño real...
MAGO [Al FARAÓN]. Desvaría.
FARAÓN Si es como dice él, está lejos de ser un dios.
MAGO Qué importancia tiene... Me dejé llevar por el entusiasmo... Es que la profecía dice que su unión con la princesa... Por implicación, si debe casar con la princesa, debe ser necesariamente rey.
FARAÓN ¡Por sobre mi cadáver! Podemos nombrarle sacerdote supremo.
MAGO ¡Jamás!
POLLO Nosotros no morimos de muerte natural... No conocemos las enfermedades ni otros males físicos. Sin embargo, podemos morir si se nos mata...
MAGO [Sin prestarle atención]. Además, mientras no mueras, no será otra cosa que príncipe consorte...
FARAÓN Al fin hablas con sentido.
MAGO Debemos casarle con la princesa...
FARAÓN ¡Mi propia hija! [Se arroja a los pies de ISABEL].
MAGO Es inevitable. Pero hay algo más urgente. Su hermana se ha escapado con el libro que contiene las fórmulas que nos sacarán de nuestro estado de agusanados. Es necesario recuperarlo.
POLLO ¿Hermana?
FARAÓN ¡Pero no podemos salir del cementerio!
MAGO Él irá a por él.
ZOMBI 4 [Dirigiéndose a POLLO]. Del culo de tu madre salieron dos huevos. No sé qué pasó con tu madre, pero de tu hermana sé que escapó y que salió del cementerio.
MAGO La predicción dice que tu hermana debe estar para tus bodas... con la princesa zombi.
ZOMBI 1 ¡Tienes que encontrarla!
ZOMBI 2 Si no... [se lleva la mano al cuello].
ZOMBI 3 ¡Qué desastre! ¡El gilipollas éste ni siquiera sabía que era un pollo comestible!
ZOMBI 4 No te puedes casar con Isabel si no está tu hermana.
POLLO ¿El mundo de los vivos?
ZOMBI 4 [Indicando con el dedo]. Más allá, al otro lado de los muros. [Los zombis se dirigen hacia los muros haciendo gestos obscenos].
POLLO ¿Y mi madre?
ZOMBI 1 Verdad, lo habíamos olvidado.
FARAÓN Entretanto, tu madre quedará con nosotros esperando tu llegada.
MAGO Una genial movida política, mi faraón.
POLLO ¡Como rehén!
FARAÓN Pero lo hacemos por temor, no por maldad. Queremos tener la certeza de que volverás al cementerio.
POLLO Pues, no hay nada más que hablar.
MAGO A tu regreso celebraremos las bodas y podrás continuar tu plan original. Podemos ayudarte a raptar pollos para repoblar tu planeta.
POLLO Que no se hable más. Me marcharé ahora mismo.
FARAÓN Debes estar aquí antes de tres días.
POLLO [Montándose en un palo de escoba]. ¡Adiós, amigos! [Se eleva por los aires. Zombis, cocodrilos y su madre gallina se despiden de él moviendo los brazos. ISABEL lo sigue haciendo gestos obscenos a su espalda].
  ACTO II Una calle en la ciudad. El cementerio ya no se ve. POLLO empuja un carro manisero y se detiene frente a un edificio, evocativo de palacios orientales. Una mujer se asoma a la ventana del balcón. Apenas se ve, pero se advierte su cresta y un tentáculo. Aparece PERRO, que relata:
  PERRO Nada le costó al pollo descubrir el paradero de su hermana, pues todo el mundo hablaba de la última mujer del emir AJMIR ABUL XXIII. Su apariencia de pollo gigante no había pasado desapercibida. Pero la maldad del emir lo llevó a encerrarla en una de las torres del palacio. He aquí por qué el pollo se disfraza de vendedor de maní para acercarse a ella pretendiendo ser su enamorado.
  POLLO canta EL MANISERO (Anonio Machín)
Maní,
maní,
si te quieres por el pico divertir
cómete un cucuruchito de maní,
qué calentito y rico está
ya no se puede pedir más.
Ay caserita no me dejes ir
porque después te vas a arrepentir
y va a ser muy tarde ya.
Manisero se va,
manisero se va.
Caserita
no te acueste a dormir
sin comerte un cucurucho de maní.
Cuando la calle sola está,
acera de mi corazón,
el manisero entona su pregón
y si la niña escucha su cantar
llama desde su balcón:
Dame de tu maní,
dame de tu maní,
que esta noche no voy a poder dormir
sin comerme un cucurucho de maní.
Me voy,
me voy,
me voy.
  Se abre la ventana y se asoma la polla. Pasa gente por la calle.
POLLO ¿Quién es esa chica tan guapa en el balcón? ¿Quieres un cucurucho de maní?
POLLA ¡Cómo te atreves! ¿No sabes que soy la nueva esposa del emir?
POLLO Lo sé. Por eso vengo disfrazado de manisero. Eres la nueva esposa del emir y también mi hermana. ¿Te olvidas de tu origen? Eres una gallina, como yo, y no perteneces a este planeta.
POLLA ¡Gallina! ¡Qué te crees! ¿Sabes que puedo hacer que te corten la cabeza? ¡Insolente!
POLLO ¿Niegas tu origen?
POLLA No sé de qué me hablas.
POLLO Nuestra madre ha sido raptada por los zombis.
POLLA ¿Madre? Nunca la tuve. Soy huérfana de nacimiento.
POLLO No, no. Yo te vi nacer. ¿No recuerdas nada?
POLLA Alucinas.
POLLO Veníamos en una nave espacial. Aterrizamos en un cementerio. Mamá se puso a parir... Nacimos en una cazuela.
POLLA No me cabe duda de que estás loco. De otra manera, te haría apresar por los guardias. Te perdonaré, pero no vuelvas por este lugar.
POLLO ¿Prefieres una vida entre muros, sometida a los caprichos del emir? ¿Prefieres ser una más de las doscientas mujeres de tu marido?
POLLA Los caprichos del emir son los míos.
POLLO Ni siquiera le ves cada noche.
POLLA No necesito verlo cada noche.
POLLO Pero estás en una prisión. Todo lo que ves del mundo es lo que ves a través de esa ventana.
POLLA Pero ése es mi asunto. No necesito ver más.
POLLO Tú eres mi hermana.
POLLA Falso.
POLLO Se dice que ni siquiera le conoces.
POLLA Me casé recién hoy por la mañana. Esta noche le conoceré.
POLLO Vente conmigo antes de que sea demasiado tarde.
POLLA ¿A santo de qué me iría contigo? No tenemos nada que ver, tú y yo.
POLLO No te das cuenta... Si no volvemos en tres días matarán a nuestra madre...
POLLA ¿Hablas en serio?
POLLO !Ja, reconoces que eres mi hermana!
POLLA No reconozco nada... ¿Es verdad que matarán a tu madre?
POLLO Como te digo.
POLLA Pero si vuelves te matarán a ti también... ¡Se trata de zombis caníbales!
POLLO ¡Los conoces!
POLLA Hablaré con el emir.
POLLO Si el emir se entera de la historia, es capaz de destruir todo. Los zombis..., los zombis quieren hacer la guerra a los vivos y conquistar el planeta.
POLLA ¡Qué más da!
POLLO Matarán a nuestra madre... No volveremos jamás a nuestro planeta... Y si volviésemos, seríamos juzgados por parricidio. ¡Qué horror!
POLLA No exageres. Las gallinas tienen, después de todo, literalmente miles de hijos.
POLLO Esto no es un juego, hermana. Debes entregarme el libro.
POLLA ¿Se trata sólo de eso?
POLLO No. El harén no es tu destino... Pertenecemos a una raza superior... Tenemos que repoblar nuestro planeta... Liberar a los pollos de la tierra...
POLLA Oye, ¿tienes una línea?
POLLO ¿Qué? ¿El emir no tiene?
POLLA ¿Crees tú que el faraón no ordenará comerte cuando le entregues el libro?
POLLO No. Yo estoy comprometido con la princesa... Seré príncipe consorte.
POLLA Eso no significa nada. Cuando se es inmortal como los zombis, la moral tiene bien poco sentido.
POLLO Hermanita, no te pongas metafísica. Los zombis creen que somos dioses o poco menos, que mi unión con la princesa les ayudará a dejar de ser zombis.
POLLA ¿Y perder la inmortalidad? ¿Tú crees que están hablando en serio?
POLLO En fin, no tenemos tiempo para hablar de todo. Yo confío en ellos. Son repugnantes y primitivos, lo que quieras, pero los tenemos en nuestro poder.
POLLA Te comerán apenas les entregues el libro.
POLLO No... Dejar de ser zombi y mi casamiento con la princesa son dos cosas ligadas una a la otra... Deberán esperar a que nazcan nuestros primeros hijos.
POLLA Tú sabes que el período de gestación de un pollo dura apenas unos días... De aquí a una semana terminarás en la cazuela.
POLLO Tenemos que arriesgarnos... Mamá está en peligro.
POLLA El emir me ofrece riquezas, joyas, abrigos de visón, un Rolls, piscina propia... Y, por lo demás, no soy tu hermana.
POLLO [Con grandes aspavientos]. ¡Oh, no!
  POLLO canta ‘CÓMO DUELE UNA TRAICIÓN’ (Antonio Machín).
Ay, cómo hiere
y molesta una traición,
aunque sea
en la imaginación,
cómo duele,
aunque tú lo disimules,
cómo duele una traición.
Hay muchas penas
que el tiempo hace olvidar,
pero hay huellas
que ni un siglo ha de borrar.
Cómo duele,
aunque tú lo disimules,
cómo duele una traición.
Hay quien desprecia al borracho
por borracho,
hay quien alza el vuelo
cuando al pobre ve llegar,
pero hay piadosos
que comprenden
que en el fondo de una copa
siempre existe una traición.
Hay muchas penas
que el tiempo hace olvidar,
pero hay huellas
que ni un siglo ha de borrar.
Cómo duele,
aunque tú lo disimules,
cómo duele una traición,
cómo duele una traición.
  POLLO se aleja bebiendo de una botella. La ventana del balcón se cierra. Aparece PERRO. POLLO se dirige a él:
POLLO ¿Has visto a la chica del balcón?
PERRO Sí, sí, quién no la vio.
POLLO ¿Sabes algo de ella?
PERRO La nueva esposa del emir.
POLLO ¿Sabes de dónde viene?
PERRO Dice que es huérfana y que sufre de amnesia. Nada se sabe de ella.
POLLO Pero, ¿cómo la encontró el emir?
PERRO Ah, trabaja en la cantina del palacio.
POLLO ¿Trabaja siendo la mujer del emir?
PERRO Sí, los tiempos han cambiado. Y el emir se encuentra en la miseria.
POLLO ¡Me parece increíble!
PERRO Lo es.
POLLO ¿Qué más sabes de ella?
PERRO Llegó por la mañana, no se sabe de dónde, y comenzó de inmediato a trabajar en el palacio. El emir pasó por ahí al mediodía. Antes de la puesta del sol ya estaban casados. Esta noche...
POLLO ¡No digas más!
PERRO ¿Era tu novia?
POLLO ¿Mi novia? No, nada de eso...
PERRO Como le cantabas acusándola de traición...
POLLO Simplemente no sabía que era la esposa del emir.
PERRO Me pareció que hablabas con ella.
POLLO Le dije lo que tenía que decirle.
PERRO ¿Sabes lo que te pasaría si te follas a la mujer del emir?
POLLO ¡Ag! ¡No quiero ni saberlo! [Sospechoso]. No se trata para nada de eso... Déjame explicarte.
PERRO Es un delito muy grave.
POLLO No sigas, no sigas. Soy simplemente un vendedor de maní. Hablaba con ella sobre el tiempo.
PERRO ¿Y la canción?
POLLO Para animarla. Se veía un poco decaída.
PERRO Pero, sin embargo, usted tiene un gran parecido con ella...
  POLLO ¡Sí, sí, un gran parecido!
PERRO Notable.
POLLO ¡Sí, notable!
PERRO ¡Extraordinario!
POLLO ¡Muy extraordinario! De hecho, es mi hermana.
PERRO ¿Su hermana? Eso explica muchas cosas...
POLLO ¡Muchas, muchísimas, todas!
PERRO La melancolía de la chica, por ejemplo...
POLLO Eso, la melancolía
PERRO La falta de apetito...
POLLO Eso, sí, la falta de apetito.
PERRO La caída del pelo...
POLLO Sí, sí, la caída del pelo.
PERRO ¡Cuánto se alegrará de verle!
POLLO Pero, ¿cómo? Seguro que no puedo entrar a palacio...
PERRO Nada de eso. La cantina está abierta al público. Y ella ya debe haber comenzado su turno.
POLLO ¡Vamos allá!
  Cantina. POLLO se dirige directamente a la barra y canta ‘CAMARERA DE MI AMOR’  (Antonio Machín)
n este bar te
vi por vez primera
y sin pensar
te di mi vida entera,
en este bar
brindamos con cerveza
en medio de tristezas y emoción.
En este bar
se hablaron nuestras almas
y se dijeron
frases deliciosas,
en este bar
pasaron tantas cosas,
por eso vengo siempre a este rincón.
Sírveme un trago de ron
y toma tu cerveza
junto a mi corazón,
tú eres la camarera de mi amor.
Camarera,
camarera,
tú eres la camarera de mi amor.
Sírveme un trago
a mí de ron,
camarera de mi amor.
Camarera,
camarera,
tú eres la camarera de mi amor.
Ven y tómate
tu cervecita,
pero juntito a mi corazón,
míreme.
Camarera,
camarera,
tú eres la camarera de mi amor.
Camarera,
camarera,
camarera de mi amor.
Camarera,
camarera,
tú eres la camarera de mi amor.
  Camarera,
camarera,
tú eres la camarera de mi amor.
Camarera,
de mi vida,
camarera,
de mi amor,
míreme.
Camarera,
camarera,
tú eres la camarera de mi amor.
No me niegues
tu cariño,
camarerita de mi corazón.
Camarera,
camarera,
tú eres la camarera de mi amor.
Tómate tu cervecita
juntito a mi corazón,
vamos a ver.
Camarera,
camarera,
tú eres la camarera de mi amor.
  PERRO [Al público]. El gilipollas quiere seducir a su propia hermana.
POLLO [Declamando]. Te querré toda la vida.
POLLA De nada vale lo que dices.
POLLO Eternamente.
POLLA Amas a Isabel.
  PERRO canta ‘CORAZÓN LOCO’.
No te puedo comprender,
corazón loco,
no te puedo comprender
y ellas tampoco.
Yo no me puedo explicar
cómo las puedes amar
tranquilamente,
yo no puedo comprender
cómo se pueden querer
dos mujeres a la vez
y no estar loco.
Merezco una explicación
porque es imposible
seguir con las dos.
Aquí va mi explicación
pues me llaman sin razón
corazón loco,
una es el amor sagrado,
compañera de mi vida,
esposa y madre a la vez.
La otra es el amor prohibido,
complemento de mis ansias,
y a quién no renunciaré.
Y ahora puedes tú saber
cómo se pueden querer
dos mujeres a la vez
y no estar loco.
  Aquí va mi explicación
pues me llaman sin razón
corazón loco:
una es el amor sagrado,
compañera de mi vida,
esposa y madre a la vez,
La otra es el amor prohibido,
complemento de mis ansias
y a quién no renunciaré.
Y ahora puedes tú saber
cómo se pueden querer
dos mujeres a la vez
y no estar loco.
  POLLA No seas imbécil. No pretenderás seducirme a mí, tu propia hermana.
POLLO Te lo juro por mi madre. Te quiero con toda el alma.
POLLA No seas gilipollas.
POLLO Entre los incas era lícito.
POLLA No se trata de eso… He estado pensando… Volveré contigo al cementerio.
POLLO ¡Hermana querida!
POLLA Déjate de sentimentalismos. Se trata de otra cosa.
POLLO ¿De qué?
POLLA He descubierto un extraño apéndice en mi cuerpo. El eunuco del palacio me dijo que si el emir se enteraba, me haría descuartizar.
POLLO ¡Eres travesti!
POLLA No, hermafrodita. Y entre pueblos existe la costumbre de cortarle el apéndice a las mujeres.
POLLO El clítoris querrás decir.
POLLA En mi caso se trata de una polla.
POLLO
¡Ja, hermafrodita!
POLLA He pensado que volviendo al cementerio podré casarme con el faraón.
POLLO ¿Con el zombi?
POLLA ¿Qué importa? Ellos tienen la vida tan larga como nosotros corta. Tú te casas con la princesa. En poco tiempo lograremos dominar el reino.
POLLO ¿El reino de los zombis? ¿Te olvidas de nuestra misión de llevar pollos enanos al planeta?
POLLA Podemos cumplir con la misión y dominar a los zombis. Simplemente vendemos a los pollos.
POLLO Has enloquecido. La estadía en el harén te ha dañado la cabeza.
POLLA No, me ha abierto los ojos.
POLLO No puedes hablar en serio. Este no es nuestro mundo.
POLLA Por lo demás, unirnos a esta raza de pollos enanos dañará nuestra especie.
POLLO No puedes hablar en serio.
POLLA Nacimos destinados a dominar. Es el llamado de la sangre.
POLLO Qué sangre ni qué cojones. No tenemos nada que hacer aquí.
POLLA Podemos dedicarnos a la venta de zombis. Remplazaremos a los trabajadores inmigrados.
PERRO [Al público]. Ahora el pollo cree que su hermana está irremediablemente loca. Le hará creer que le sigue el juego.
POLLO Por cierto, podemos remplazarlos.
POLLA Por fin algo sensato.
POLLO Sí, podemos crear una clase de esclavos zombi.
POLLA Eso quería decir.
POLLO Podemos matar al faraón y la princesa…
POLLA Casarnos…
POLLO Tener críos…
POLLA Podemos cocinarlos a la irlandesa, con cerveza y mostaza.
POLLO Sí, con patatas y ravioles.
POLLA ¡Trato hecho!
  El POLLO canta ‘UN COMPROMISO’ (Antonio Machín)
Sin firmar un documento.
sin mediar un previo aviso,
sin cruzar un juramento
hemos hecho
un compromiso.
sin promesas nos marchamos,
ni me obligas ni te obligo,
y aun así sé que soñamos,
yo conmigo, yo contigo.
Tu destino es como el mío,
si eres vela, yo soy viento,
si eres sauce, yo soy río,
si eres llaga, yo lamento.
Nadie habló de enamorarnos,
pero Dios así lo quiso,
y tan solo de tratarnos
ha nacido
un compromiso.
Tu destino es como el mío,
si eres vela, yo soy viento,
eres sauce, yo soy río,
si eres llaga, yo lamento.
Nadie habló de enamorarnos
pero Dios así lo quiso
y tan solo de tratarnos
ha nacido
un compromiso,
un compromiso.
  ACTO III
POLLO entrando al cementerio. Luna llena y tormenta: rayos y relámpagos.
ZOMBI 4 ¡Hijo mío!
ZOMBI 2 ¡Mon fils!
ZOMBI 1 ¡My son, my beloved son!
MAGO Gilipollas.
ISABEL ¡Amor mío!
POLLO Ha vuelto. [Hacia el MAGO]. Con mi hermana y el libro sagrado.
PERRO Y yo.
POLLO Y él, el perro.
MAGO Sabía que no fracasarías.
POLLO Quiero ver a mi madre.
MAGO Aquí está. [Trompetas. Aparece GALLINA]
POLLO ¡Madre mía!
GALLINA ¡Hijo!
FARAÓN ¡Ha vuelto por ella!
POLLO Espera, espera, que no he terminado.
  El POLLO canta ‘MADRECITA’
Madrecita del alma querida
en mi pecho yo llevo una flor,
no te importe el color que ella tenga
porque al fin tú eres madre una flor.
Tu cariño es mi bien, madrecita,
en mi vida tú has sido y serás
el refugio de todas mis penas
y la cuna de amor y verdad.
Aunque amores yo tenga en la vida
que me llenen de felicidad
como el tuyo jamás madre mía,
como el tuyo no habré de encontrar.
Madrecita del alma querida,
en mi pecho yo llevo una flor
no te importe el color que ella tenga
porque al fin tú eres madre una flor.
Madrecita del alma querida
en mi pecho yo llevo una flor.
Aunque amores yo tenga en la vida
que me llenen de felicidad
como el tuyo jamás madre mía,
como el tuyo no habré de encontrar.
Madrecita del alma querida
en mi pecho yo llevo una flor,
no te importe el color que ella tenga,
porque al fin tú eres madre una flor,
porque al fin tú eres madre una flor.
  ISABEL Pensaba que venías por mí.
POLLO Por ti… y por ella. Ahora está todo solucionado. Podremos casarnos.
POLLA Tú con ella y yo con el faraón.
GALLINA ¿El faraón? ¡Pas du tout, il est mon fiancé! Después de todo, soy hermafrodita… ¿Porquoi pas épouser mon frere? [A POLLO]. Escúchame, yo me pasaré contigo toda la vida.
  POLLA canta ´TODA UNA VIDA’ (Antonio Machín)
Toda una vida
me estaría contigo
no me importa en qué forma
ni dónde ni cómo
pero junto a ti.
Toda una vida
te estaría mimando,
te estaría cuidando
como cuido mi vida
que la vivo por ti.
No me cansaría
de decirte siempre
que eres en mi vida
ansiedad, angustia,
desesperación.
Toda una vida
(dulce amor)
me estaría contigo
(junto a ti)
no me importa en qué forma
pero junto a ti.
No me cansaría de decirte siempre
que eres en mi vida
ansiedad, angustia,
desesperación.
Toda una vida
(dulce amor)
Me estaría contigo
(junto a ti)
no me importa en qué forma
pero junto
a ti.
  POLLO Falsa. En el reino de los vivos rechazaste todos mis avances, a pesar de que te mencioné a los incas.
POLLA Estaba equivocada. Perdóname. Ahora lo veo con claridad. Te he querido siempre, desde el primer momento.
POLLO Te tengo calada. Estás más loca que una cabra.
POLLA Con nuestros descendientes crearemos una raza de súper pollos. ¿Te imaginas lo que será? Somos pollos gigantes. Podemos dominar el planeta.
POLLO Estás cada día más loca.
POLLA Sé que te parece extraño, pero la historia de la humanidad, gallinácea o no, no es más que esto. En la historia no hay moral.
POLLO No se trata de la historia. Simplemente debemos volver a nuestro planeta.
POLLA
¿Para qué? Hemos sido toda la vida pollos subordinados, nos hacen nacer a voluntad no importa dónde… Ya ves dónde nos han parido… ¡En un cementerio lleno de zombis en un planeta extraño! ¿Para qué volver?
POLLO El planeta se despuebla. Ya ni siquiera podríamos enfrentar a nuestros enemigos de la galaxia de las Pléyades, los terribles zorros gigantes.
POLLA ¿Pero cómo crees que volveremos? ¿De verdad piensas que vendrán a rescatarnos? No somos más que un par de pollos extragalácticos abandonados.
POLLO Sí, vendrán. Lo sé.
POLLA Te felicito, pitoniso. Entretanto, revela el secreto de los zombis y hazte comer.
POLLO Qué negativa eres. Conozco a un gurú que enseña a pensar positivamente. Te daré la dirección. Pero ahora, cruel víbora, tengo otras cosas que hacer. ¡Isabel!
  El POLLO canta ‘ISABEL’ (Antonio Machín)
Isabel,
eres la flor más perfumada
que hay sembrada en el jardín
de mis amores.
Isabel,
eres la flor más perfumada
que hay sembrada en el jardín
de mis amores.
Virgencita,
tengo gran deseo
de besar tu boca,
sé que probando el néctar
de tus labios alivio mis penas.
Isabel,
No creas que lo mío
es sueño o locura.
Vivo enamorado
De tu lindo cuerpo.
Mira que por ti padece mi pobre
corazón.
Eres la diosa
de mi vida entera.
Vida mía yo te quiero
con todo mi corazón.
Isabelita, te adoro,
con todo mi corazón.
Vida mía, yo te quiero
con todo mi corazón.
No me niegues tu cariño,
Isabel del alma mía.
Vida mía yo te quiero
con todo mi corazón.
Yo te quiero,
yo te quiero,
yo te quiero.
Vida mía, yo te quiero
con todo mi corazón.
  ZOMBI 3 ¡Basta de gilipolleces! ¡A la cazuela! [Los zombis se reúnen a deliberar].
MAGO Nada de eso. Tenemos un compromiso. [Mirando significativamente al FARAÓN]. ¿Verdad, mi Alteza?
FARAÓN Ciertamente.
MAGO Ha vuelto con su hermana, como prometió.
FARAÓN Verdad.
ZOMBI 2 Pero aún no pasa nada. Planean fugarse.
ZOMBI 1 ¡Y matarte! ¿La POLLA quiere apoderarse del reino?
POLLO ¡Maricones, caníbales!
MAGO ¡Acá ese libro!
FARAÓN Manos a la obra.
MAGO El libro contiene las fórmulas mágicas anunciadas en la profecía.
POLLO Cumplí lo que dije. Aquí está el libro.
MAGO [Hojeándolo]. Será mejor comenzar de inmediato. ¡Entretanto, apresen a los marcianos! [ZOMBIS y COCODRILOS se lanzan sobre los pollos y los atan].
ISABEL ¡Déjenlos, animales!
MAGO Parece simple. Se trata de encontrar las frases correctas… Las páginas coinciden… El sánscrito no me causa grandes problemas… ¿Qué dice aquí? [Lee]. Do ut des. [Al decir esto, uno de los zombis se transforma en hamburguesa de queso]. ¿Qué pasó?
ZOMBI 1 Me parece… me parece que se convirtió en bocadillo.
MAGO Presta atención… Voy a leer. ¡Quantum mutatus ab illo! [Al decir eso, otro zombi se convierte en planta de maceta.
ZOMBI 2 ¡No puede ser! ¡Se ha transformado en planta! [Corre hacia la maceta]. A ver, ZOMBI 4… ¿C’est vous ou quoi? ¿Vous pouves m’entendre? Nada, ni un gesto. Se ha transformado en planta.
MAGO No puede ser, la profecía dice… dice
FARAÓN Hay que continuar.
MAGO Sí, sí. [Lee]. ¡Excusatio non petita, accusatio manifesta! [Al leer, otro zombi se transforma en ratón]. ¡Ag, esto huele mal!
ZOMBIS ¡Nos han traicionado!
MAGO Dejamos de ser zombis para transformarnos en huevadas.
ZOMBI 1 ¡En bocadillos!
ZOMBI 2 ¡En plantas!
ZOMBI 6 ¡Is faut les torturer pour les arracher leur secret!
POLLO ¡No sabemos nada!
MAGO No han engañado. Este no puede ser el libro de la profecía.
POLLO No lo sabíamos. Es el único libro… Es usted mismo quien ha pensado que se trataba de ese libro.
FARAÓN El muchacho parece sincero. ¿Y si lo intentáramos otra vez?
MAGO ¡Vraiment!
ZOMBI 3 ¡A la olla con ellos! [FARAÓN arrebata libro a MAGO y lee: “Res non verba”. [Un ZOMBI se transforma en un trozo de brazo humano]. ¡Ag!
ZOMBI 1 ¡Traidores!
ZOMBI 3 ¡No se puede confiar en los pollos!
ZOMBI 2 Son peores que las sirvientas.
ZOMBI 6 Tenemos que juzgarte.
POLLO Yo no he hecho nada.
ZOMBI 5 Tu hermana tenía la fórmula para liberarnos del estado de zombis.
POLLO Y eso era todo. Las páginas que ella tenía ya no existen. La fórmula se ha perdido.
ZOMBIS ¡A la horca, a la hoguera, al supermercado!
ZOMBI 3 Yo quiero la pata.
ZOMBI 7 Après notre très savante déliberation on vous condamne à la mort par la guillotine.
POLLO Pero si está prohibido. [Los ZOMBIS lo agarran. Aparece su madre].
ZOMBI 6 Has humillado a nuestra raza y clavado un puñal en el ponzoñoso corazón de oh nuestra bella Isabel. [ISABEL entra a primer plano].
POLLO Yo he cumplido una misión imposible, zombi peludo. ¡Enamorar a mi propia hermana para recuperar unas hojas garrapateadas. [Aparece súbitamente, LAVANDERO]. ¡Exijo un abogado!
ZOMBI 2 [A ZOMBI 3] ¡Defiéndelo tú!
ZOMBI 3 [Poniéndose una peluca de juez]. Mi cliente se declara culpable de todos los hechos: traición, fornicación, sodomía, herejía, robo, homicidio en primer grado, hurto, bestialismo, cleptomanía, tráfico de sapolio e injurias.
ZOMBI 3 Además, no pide clemencia sino que exige la pena de muerte y dona su cuerpo a la ciencia. ¡Yo quiero la pata!
POLLO No sé de qué hablan… Hice todo lo que me pidieron. Ahí está el libro, no es mi culpa que sea un breviario en latín.
MAGO No veo más alternativa que la horca.
FARAÓN Ahorcarlos es lo menos que podemos hacer. ¡Propongo cocerlos!
ZOMBIS ¡Cocerlos!
MAGO Ahora no nos queda otra que meterlos al horno.
POLLO Si yo hubiese vuelto con la fórmula secreta me hubieseis condenado igualmente.
ZOMBI 3 ¡Basta de pamplinas! ¡Yo quiero pollo truffée aux formules secrètes!
ZOMBI 1 ¡Al horno!
ZOMBI 2 ¡A la pekinesa, con tallos de bambú y setas chinas!
ZOMBI 5 ¡Con naranjas!
MAGO No, hijo mío. Con la fórmula secreta que hubiésemos necesitado para unorte a ISABEL.
POLLO [Abriéndose la chaqueta, de la que emerge un enorme y palpitante corazón rojo]. Me habrían cocinado igual, a pesar de mis sentimientos.
ISABEL ¡Déjenlo! No ha hecho nada… Aun así podemos formar un imperio. Sé que no volverán a sus tierras. Oh, padre, perdónales la vida. [Se echa a sus pies].
FARAÓN Sabes que es imposible. Son las leyes de nuestro reino.
ISABEL Dijiste que me casaría con él.
FARAÓN Ya encontrarás a otro.
ISABEL ¡Antes la muerte!
FARAÓN ¡Qué melodrama! Y todo por un pollo. {ISABEL se echa a llorar].
 MAGO Oh, mon fils, on vous condamne à la mort par ebullition.
POLLO ¡Par ebullition!
ZOMBI 6 Mais oui. On veux faire de la soupe. Parbleu.
ZOMBI 1 ¡A todos!
FARAÓN ¡Oh, mon coeur tremble!
GALLINA Traidor, mal parido.
FARAÓN Pero la sentencia debe ser ejecutada. Por hacer una excepción no puedo exponerme a la ira de mis súbditos. Sin embargo, gallina de mierda, escucha.
  FARAÓN canta ‘QUÉ DAÑO ME HIZO TU AMOR’ (Antonio Machín)
Qué te importa lo que digan,
qué te importa si yo bebo,
qué te interesa mi vida
y saber si yo te quiero,
tú sembraste en mi alma
la semilla del dolor
y no puede dar más frutos
que los rencores ocultos
de tu desdichado amor.
Por eso llevo esta pena,
esta pena que me ahoga,
porque creyéndote buena
fuiste perversa y traidora.
Sé que estás averiguando
por qué me pongo a beber,
serán los remordimientos
de haberme hecho tanto daño
con tu malvado querer.
Olvida
lo que te hice.
Olvida
mi gran dolor,
no me cuides más la vida,
si me hace daño la bebida
más daño me hizo tu amor.
  Olvida lo que te hice.
Olvida, mi gran dolor, no me cuides más la vida, si me hace daño la bebida más daño me hizo tu amor.
ZOMBI 3 ¡Basta de idioteces! ¡Hay que ejecutarlos!
ZOMBIS ¡Mueran los extraterrestres! [Los ZOMBIS se arrojan sobre los POLLOS y comienza a golpearlos].
POLLO ¡Deja, deja, esperpento! Déjenme decir algo. [A su hermana]. Tú, hermana mía, Esperanza, solo sabes bailar chachacha. [Durante la canción, ISABEL vuelve a desmembrarse].
El POLLO canta ‘ESPERANZA’ (Antonio Machín)
Esperanza, Esperanza,
sólo sabes bailar chachacha.
Esperanza, Esperanza,
sólo sabes bailar chachacha.
Te conocí
y te enamoré
y me ilusioné
y ahora todo
se acabó.
Al conocer
tu fingido amor
que causó dolor
a mi pobre corazón.
De nada valen
los abriles que he vivido
si de mujeres
nunca se sabe,
la que no es mala
lo aparenta muchas veces
y la que es buena
no lo parece.
Ay qué pena me das,
Esperanza, por Dios,
tan graciosa y sin corazón.
Esperanza, Esperanza,
sólo sabes bailar chachacha.
Esperanza, Esperanza,
sólo sabes bailar chachacha.
Te conocí
yY te enamoré
y me ilusioné
y ahora todo
se acabó.
Al conocer
tu fingido amor
que causó dolor
a mi pobre corazón.
De nada valen
los abriles que he vivido
si de mujeres
nunca se sabe,
la que no es mala
lo aparenta muchas veces
y la que es buena
no lo parece.
Ay qué pena me das,
Esperanza, por Dios,
tan graciosa
y sin corazón.
Esperanza, Esperanza,
sólo sabes bailar chachacha.
Esperanza, Esperanza,
sólo sabes bailar chachacha.
FARAÓN Basta ya. ¡A la cazuela con ellos!
ZOMBIS ¡Trouffée aux rats! [Golpean a los pollos con objetos diversos. Los POLLOS extraterrestres mueren].
ZOMBI Era más fácil de lo que pensaba.
ZOMBIS ¡Asesinos, mal paridos, criminales!
ZOMBI 3 Tienen la cabeza blanda.
MAGO Manos a la obra. ¡A desplumarlos y a la cazuela!
ISABEL Ya no tengo motivo para vivir.
  ISABEL canta ‘ESPÉRAME EN EL CIELO’ (Antonio Machín).
Espérame en el cielo,
Ya doblan las campanas,
se llevan a mi amor,
y en mi pecho hace nido
la desesperación.
Espérame en el cielo
cariñito adorado,
Que si Dios te ha llevado,
Fiel te pude ser yo.
Si no fuese pecado
sesgaría mi vida
y así estar a tu lado,
junto a tu corazón.
Espérame en el cielo
rogando por mí a Dios,
para que pronto estemos
juntos allí los dos.
  Si no fuese pecado
sesgaría mi vida
y así estar a tu lado,
junto a tu corazón.
Espérame en el cielo
rogando por mí a Dios,
para que pronto estemos
juntos allí los dos.
Se lleva una mano a la frente y cae al suelo. MAGO se acerca a ella.
MAGO ¡Ha muerto!
ZOMBI 5 ¡De amor!
MAGO Es el primer zombi que muere. ¡Y muere por amor! Se cumplió la profecía. El amor mata.
ZOMBI 6 Una zombi enamorada. ¿Cómo puede una persona inmortal enamorarse de alguien? Misterio.
PERRO ¡Misterio! ¡El amor mata! ¡He aquí la solución de todos los problemas de los zombis! ¡Enamorarse y morir!
MAGO Sí, era verdad. Era tan simple y nunca lo vimos… Sólo el amor puede matar, o mejor, la falta de amor, porque la faraona murió desdichada… Es la solución de todos nuestros problemas, es verdad. ¡El amor mata!
TODOS ¡Guauau!
Las luces se apagan. Se hace noche repentinamente. Aparece el POLLO, como fantasma de sábana, y se acerca al cadáver de ISABEL. Aparece PERRO. MAGO se pasea por el escenario con una calavera en la mano.
PERRO Mesdames et monsieurs, le spectacle a finit. À tout l’heure. Good bye. Adiós. Chuchu.
  TELÓN
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lisperguer · 11 years
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Calígula revisited
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[Claudio Lísperguer con Bibi Lauren] [Pieza publicada en la revista Pasaje 30 (primavera 1996) (Ámsterdam, Países Bajos]
 ACTO I
Sala del museo donde se halla la 'MONA LISA'. La pintura se encuentra en un cuarto de vidrio herméticamente cerrado, en una de las salas del museo. Es temprano por la mañana. El museo está cerrado al público. MONA LISA despierta, se despereza y sale de la tela.
MONA LISA ¡Pero, no! ¿Qué es esto? [Mirando a todos lados]. ¿Dónde estoy? [Tocando las paredes de vidrio]. ¡Ah, me han encerrado! [Comienza a gritar]. ¡Don Leonardo, don Leonardo, sáqueme de aquí! Pero, ¿y dónde está el Papa? ¿Y esto qué es? [Tocando la tela]. Ah, alguien destruyó la tela de don Leonardo. ¡Don Leonardo, don Leonardo! ¡Ah, qué dolor de cabeza! ¡Qué pesadilla he tenido! Soñé que veía pasar miles y miles de personas ante mí, como si yo fuese una virgen de capilla. Miles y miles de personas que me hablaban en las más diversas y extrañas lenguas. Miles y miles de ojos mirándome, orejas oyéndome, narices olfateándome, bocas... besándome..., hasta manos tocándome las tetas. ¡Qué horror! [Da una patada a la pared]. ¡Don Leonardo, don Leonardo! [Silenciosa]. Parece que no hay nadie... ¿Dónde estarán? [Mirando]. Esto no se parece en nada al taller de don Leonardo. ¿Dónde están las otras telas? ¿Y los pinceles? ¿Y los caballetes? [Se pellizca]. ¡Despierta, Mona, despierta! Nada, nada. ¡Don Leonardo, don Leonardo! [Piensa. Mira la inscripción al pie del marco. Lee]. "MONA LISA, Leonardo da Vinci, 1589". Ésa soy yo, la MONA LISA; ése es don Leonardo. Bien, bien, tengo la cabeza donde debe estar. No me queda otra que esperar. ¡Es el colmo! ¡Don Leonardo! [Después de un momento]. ¿Don Leonardo? [Ruido de pasos y llaves]. ¿Leo? ¿Leíto, eres tú?
GUARDIA I Mais, ¿qui est vous? ¿Qu'est que vous faites là? ¡C'est interdit!
MONA LISA ¿Y usted quién es? ¿Qué me dice? [Al público]. Parece que habla francés. [Al GUARDIA]. ¿Por qué viste así? ¿Acaso es soldado? ¿Qué ha pasado con don Leonardo? Ah, no me diga nada, ya lo sé: ¡lo mató el Papa Clemente! ¡Qué horror! ¡Ya no se respeta a nadie!
GUARDIA I [Al público]. Una italiana loca de remate. [A MONA LISA]. Los turistas de hoy. ¿Qu'est-que vous dites là? [Trata de entrar al cubículo, pero no puede]. ¿You do speak English? ¿Habla español?
MONA LISA ¡Lo ha matado el Papa Clemente! ¡Lo sabía! ¡Don Leonardo, don Leonardo!
GUARDIA I [Acercándose a ella]. Mais, ¡elle est la MONA LISA elle-même! ¡Elle la resemble presque entièrement! [A ella]. Pero, ¡si es muy parecida a MONA LISA!
MONA LISA ¡Insolente! ¡Descarado! ¡Cómo que la MONA LISA! Dona Madama MONA LISA dei Giocondo. ¡Pelafustán!
GUARDIA I [Mirando la tela]. ¡Se la han robado! ¡Se han robado a la MONA LISA! ¡Alarma! ¡Alarma!
GUARDIA II [Entra corriendo, pistola en mano]. ¿Qué pasa?
GUARDIA I La tela no está. La cortaron y se la llevaron.
GUARDIA II
Pero, ¡la ladrona se quedó encerrada! [A ella]. ¡Manos arriba!
MONA LISA ¡Socorro, socorro! ¡Don Leo, don Leo! ¡Papa asesino!
GUARDIA I. [A GUARDIA II]. Mais, écoute, creo que es ella misma. Estoy delirando. [Se lleva la mano a la frente y cae en brazos de GUARDIA II]. Tengo la peste. Estoy muerto. Tengo una sospecha terrible.
GUARDIA II No, se parece muchísimo.
GUARDIA I ¿Crees tú? Pero no es posible.
GUARDIA II No lo entiendo. ¿Cómo entró ahí? Está herméticamente cerrada. ¡Pero es igual a la MONA LISA!
MONA LISA Yo soy la Madama MONA LISA, imbéciles.
GUARDIA I J'avais raison. La MONA LISA me ha llamado 'imbécil'. Llévame al hospital. Me siento mal.
GUARDIA II Hay que llamar al director. Esto no es posible. ¡Una turista loca se comió a la MONA LISA! [Toca el pito. Entra el director].
DIRECTOR ¿Qué ocurre? ¿A qué viene este griterío?
GUARDIA I ¡La MONA LISA!
GUARDIA II Esta turista demente se ha comido la tela de Leonardo da Vinci, y ahora está encerrada y no puede salir. ¡Manos arriba!
MONA LISA El Papa Clemente mató a don Leonardo.
DIRECTOR ¿Quién?
MONA LISA ¡El Papa Clemente!
DIRECTOR ¿Qué ha hecho usted con la tela? [Saca una llave y abre la puerta del cubículo. GUARDIA II le pone esposas a MONA LISA].
MONA LISA ¡Socorro, socorro!
GUARDIA II Habrá que ponerla boca abajo.
DIRECTOR [Mirándola fijamente; la MONA LISA recobra su postura habitual]. ¡Oh, Dios mío! ¡Es la MONA LISA misma!
GUARDIA II ¿La MONA LISA? Es una turista desquiciada. No sé cómo entró al cubículo, pero que entró, entró, y se tragó la tela.
DIRECTOR ¡Insolente! ¿Pone en duda mi calidad de historiador del arte? Si hasta tiene la misma sonrisa. Sáquele las esposas.
GUARDIA II No.
DIRECTOR Sáqueselas.
GUARDIA II No. Se podría escapar.
DIRECTOR No sea testarudo, hombre. Sáqueselas. Le aseguro que es ella.
GUARDIA II No. Se podría suicidar.
DIRECTOR No sea tarado... ¿Suicidar? ¿Por qué habría de suicidarse?
GUARDIA II Si es una turista loca, se puede beber una botella de tinta china para impedir que sea recuperada.
DIRECTOR Pero qué paranoico se pone, hombre... Le voy a probar que es MONA LISA... ¿Sabía usted que MONA LISA tenía un lunar verrugoso detrás de la oreja izquierda? ¿Sabía o no? Diga la verdad. Vamos, vamos, tóquela.
GUARDIA II ¿De esos lunares con pelo?
DIRECTOR Sí, de ésos.
GUARDIA II ¡Arg! [Toca la oreja de MONA LISA]. ¡Lo tiene! [Le quita las esposas].
DIRECTOR. ¡Ah! Es ella misma, no me cabe duda. ¡No me cabe duda! [Da saltos en el aire, besa sonoramente a MONA LISA y cae postrándose ante ella]. ¡Oh, perdón, MONA LISA! ¡Oh, supremo y azaroso destino! Tengo ante mí a MONA LISA en carne y hueso... A la encarnación de todo lo más noble del hombre... A la sonrisa más inmaculada y pura de la historia del arte... Se la debemos a la genialidad el divino maestro Leonardo da Vinci... Por cierto, ¿sabían ustedes que también era un inventor? Claro que sí... ¡Inventó hasta el teléfono! [A los guardias]. ¡Al suelo! [Los guardias se postran].
MONA LISA ¡Me confunden con Alá! ¡Cretinos!
DIRECTOR ¡Oh, diosa de las alturas, un milagro portentoso la ha vuelto a la vida! ¡Aleluya!
GUARDIA I [En el suelo]. ¡Aleluya!
GUARDIA II [En el suelo]. ¡Aleluya!
MONA LISA Pero, son idiotas estos payasos disfrazados de palitroques. No soy Alá, soy la Madama MONA LISA.
DIRECTOR. ¡Madama!
GUARDIAS.  ¡Madama!
MONA LISA Al fin se enteran. [Poniendo un pie sobre la cabeza del DIRECTOR]. Dime, ¿quién es la mujer más bella del mundo?
GUARDIA I ¡Vous! La plus belle, la más extraordinaria, la más encantadora...
DIRECTOR. [Levantándose]. ¿Me toma por idiota, madama? [A los guardias]. ¡Quítale las esposas!
GUARDIA II Ya se las quité.
MONA LISA  Quiero hablar con don Leonardo.
DIRECTOR No está. Déjeme explicarle, doña Madama.
MONA LISA. No, no, ya lo sé: lo mató el Papa.
DIRECTOR. Déjeme explicarle. Leonardo..., don Leonardo... murió en 1519.
MONA LISA. ¿1519? Estamos en 1502. ¡Estoy en manos de dementes! ¿Quién es usted?
DIRECTOR Yo..., yo soy el director del museo, a su servicio. Me distingo por un pasado glorioso en el ámbito de las artes, habiéndoseme destacado por mis innumerables contribuciones al campo de la pintura, la escultura y otras disciplinas. Y, en lo que se refiere a su pregunta, MONA LISA: no, estamos en..., estamos en... Qué importa. Escuche, señora, usted es MONA LISA dei Giocondo... Usted está..., estuvo casada con don Giocondo, un florentino, banquero, amigo del Papa Clemente...
MONA LISA. ¡El asesino!
DIRECTOR No, escuche: don Leonardo murió de muerte natural, en su cama, tosiendo, muerto de frío y arropado hasta el tuétano, mirando el crucifijo que tan dignamente sostenía doña Sofía Bonarzo..., poco antes del ocaso, con la luz del atardecer cayendo oblicuamente sobre su anciano y blanco rostro demacrado...
MONA LISA ¿Ha muerto don Leonardo?
DIRECTOR Sí, no, todavía no. Cuando él la pintó a usted, él no había muerto..., claro está.
MONA LISA ¿Qué don Leonardo me pintó? ¿Se está cachondeando de mí? ¿Cómo que me pintó?
DIRECTOR Sí, la pintó. Escuche, madama... ¡Usted es un retrato!
MONA LISA. ¡Yo, un retrato! ¡Esto es un manicomio!
GUARDIA I ¡Sí, un manicomio, tout-à-fait!
GUARDIA II ¡Un salón de pedicura, señora!
DIRECTOR Por razones que desconozco, usted ha recobrado la vida... Se ha vuelto a encarnar... Usted vivió en el siglo XVI, en Florencia...
MONA LISA Florencia...
DIRECTO Su retrato, el de Leonardo da Vinci, se hizo famoso... Aquí la conoce todo el mundo, desde París hasta Nueva York..., desde el Lejano Oriente hasta la misteriosa India..., desde las planicies desoladas de China hasta el profundo y enigmático Egipto...
GUARDIA II ¡Pasando por Talca, París y Londres!
DIRECTOR Todo el mundo la conoce. Usted es...
GUARDIA I ¡Usted es la Coca Cola del mundo contemporáneo!
GUARDIA II ¡Más vale liebre en la mano que pájaro volando!
MONA LISA ¡E pericoloso sporgersi da fenestra! Recobrando la compostura]. ¿A don Leonardo no lo mató el maricón del Papa?
DIRECTOR No, murió en la cama. Tuvo una infancia desdichada, el pobre. ¿Por qué el Papa?
MONA LISA Ah, el Papa Clemente era el peor. Una loca desatada, una travestí melenuda, ¡quería volver a iniciar los juegos romanos! Tenía amores secretos con don Leonardo. Lo había amenazado de muerte si revelaba su verdadera identidad. El Papa Clemente, sabe usted, era en realidad ¡el tremenbundo Maquiavelo!
DIRECTOR. No me diga.
MONA LISA Le hizo la guerra a Verona. Es él quien posaba para esta pintura...
DIRECTOR ¿Usted es Maquiavelo?
MONA LISA No, bueno. La cara es mía, pero el cuerpo es de ese calvo degenerado.
DIRECTOR ¡Increíble!
MONA LISA Quiero hablar con él.
DIRECTOR Señora MONA LISA, el Papa también murió. De hecho, murieron ya todos a quienes usted conoció en esa desdichada era.
MONA LISA ¿Donna Margaretta de Médicis? ¿Donna Diana dei Giocondo, mi cuñada? ¿Tulia mi costurera? ¿Costanza d'Avalos?
DIRECTOR Y el Santo Imperio Apostólico Romano.
MONA LISA ¿Todo?
DIRECTOR Todo.
MONA LISA ¿Dónde estoy? Me quiero ir a casa. [Ruidos, carreras y gritos].
GUARDIA III [Corriendo agitado]. ¡Monsieur le directeur! ¡Pasa algo terrible! [Entra Marilyn Monroe].
MARILÍN Can you please tell me what is going on? Es un escándalo. No me dejan salir. I want to call my lawyer.
DIRECTOR [Cayendo al suelo y postrándose]. ¡Aleluya!
GUARDIAS [En el suelo]. ¡Aleluya!
DIRECTOR [Levantándose]. ¡Es la Marilín de Warhol! [MARILÍN le quita el teléfono a uno de los guardias y marca].
MARILÍN Aló? Arthur? Are you there?
DIRECTOR ¡Arthur Miller! Marilín, escuche, trate de entender... Usted ya no vive. You follow me?
MARILÍN Claro que sí, mi girl era mexicana. I want to call my lawyer. Los guardias no me dejan salir del museo.
DIRECTOR ¿Salir del museo? Ni pensarlo.
MARILÍN. [Marcando el teléfono]. Robert? I want to talk to mister Bob, please?
DIRECTOR Bob murió, Marilín.
GUARDIA II ¡Dios lo tenga en su santo seno!
DIRECTOR. Lo mató la mafia, haciendo uso de métodos arteros y reprochables... Sí, sí, aquella asociación de malhechores que siembra el temor y la desconfianza en el inocente pueblo..., que corrompe las buenas costumbres...
MONA LISA [Al público]. Me huele a gato encerrado.
MARILÍN ¿La mafia? Frankie? No es posible. Eran grandes amigos. [Marcando]. Can you please put a call to Johnny?
DIRECTOR Marilín, usted es un cuadro..., era un cuadro. ¡La esperada rebelión del arte! Marilín, Marilín, usted murió de una sobredosis de barbitúricos. [Entra 'Madame H.P.' de Picasso].
MADAME H.P. ¡Qué pasa aquí! ¿Se han vuelto todos locos? [Entra la Venus, de Boticelli, en una concha de ostión, con dos ángeles que le soplan y arrojan flores].
VENUS [Saliendo de la concha]. Al fin salgo de esta concha. ¡Me tenía claustrofóbica! ¡Zeus, Zeus! ¡Cassiopeia, Cassiopeia! ¡La puta que los parió! He estado milenios en la concha.
DIRECTOR [Tirándose los pelos]. ¡La rebelión del arte! No quiero ni pensarlo. ¡Si despiertan las pinturas de Brueghel, cagamos!
MARILÍN [Mirando a MONA LISA]. Usted me parece conocida.
MONA LISA MONA LISA, darling.
MARILÍN ¿MONA LISA? ¿La de Leonardo da Vinci? Are you pulling my leg?
VENUS ¡Exijo hablar con Zeus!
MARILÍN [Mirando a MADAME H.P.]. Y usted también me parece muy conocida.
MADAME H.P. Claro que sí, me conoce todo el mundo. Vendo pescado en el mercado de Saint-Dennis.
DIRECTOR No, a usted la pintó Picasso. A usted, Marilín, la pintó Andy Warhol. Y a usted, Venus, la pintó Boticelli.
MARILÍN ¿Me quiere decir que todas somos pinturas?
DIRECTOR Exactamente.
VENUS [A MONA LISA]. Encantada.
MONA LISA [A VENUS]. Es un placer. [A MARILÍN]. Cómo le va.
MARILÍN [A MONA LISA]. Hi, I am doing okey. [A las MAJAS]. Nice to meet you, girls.
MADAME H.P. [A MAJAS]. ¡Tenía unas ganas de conocerlas! [A VENUS]. Su Santidad.
MAJAS [A MONA LISA]. Hola, guapa. [A MARILÍN]. Pero qué guarra te ves, mija.
MARILÍN [A VENUS]. Have a nice day. [A MADAME H.P.]. Good afternoon.
MONA LISA. [a MAJAS]. Happy new year. [MADAME H.P.] Happy birthday.
MADAME H.P. [A MONA LISA]. Había una vez. [A MARILÍN]. Dios lo tenga en su santo seno.
MAJAS. [MADAME H.P.] Camarón que se duerme, se lo roba la corriente. [A MARILÍN]. Dios le bendiga.
VENUS [A MARILÍN]. Nolens volens. [A MADAME H.P.]. Los trapos sucios se lavan en familia. [A MAJAS]. Encantada de encontrarlas. [A MARILÍN]. El recato no mata la pereza.
MARILÍN Nolens volens per capita cum suis.
MADAME H.P. [Cantando]. "¡Volare, oh oh oh. Cantare, oh, oh, oh!" [Siguen todas las estrofas y bailan. Se recomponen]. Don Pablo no me dijo nada de esto. Debería haberle pedido más. Y ahora, ¿cómo voy a ganarme la vida? Yo, que he sido siempre una mujer honesta.
  ´VOLARE' (DEAN MARTIN)
Volare, oh oh
Cantare, oh oh oh oh
Let's fly way up to the clouds
Away from the maddening crowds
We can sing in the glow of a
star that I know of
Where lovers enjoy peace of mind
Let us leave the confusion and
all disillusion behind
Just like birds of a feather, a
rainbow together we'll find
  Volare, oh oh
E cantare, oh oh oh oh
No wonder my happy heart sings
Your love has given me wings
  Penso che un sogno cosi non ritorni mai piu
Mi dipingevo le mani e la faccia di blu
Poi d'improvviso venivo dal vento rapito
E incominciavo a volare nel cielo infinito
  Volare, oh oh
E cantare, oh oh oh oh
Nel blu, dipinto di blu
Felice di stare lassu
E volavo, volavo felice piu in alto
del sole ed ancora piu su
Mentre il mondo pian piano
spariva lontano laggiu
Una musica dolce suonava soltanto per me
  Volare, oh oh
E cantare, oh oh oh oh
No wonder my happy heart sings
Your love has given me wings
Nel blu, dipinto di blu
Felice di stare lassu
  GUARDIA II ¡Muy honesta!
VENUS ¿Boticelli? Jamás oí hablar de él. Me vuelvo de inmediato al Olimpo.
DIRECTOR ¡Imposible! Ya no existe.
MONA LISSA ¿Cómo que no existe?
DIRECTOR ¡Vous savez, madame, la malice des hommes!
MONA LISA No me diga idioteces. Nos vamos.
MARILÍN [Marcando]. Please, James, I need your help. [Los guardias les impiden salir].
DIRECTOR No puedo dejarles ir. Sería un escándalo. ¿Cómo explicar esto al mundo? Nadie lo comprendería.
GUARDIA II Cerrarían los museos... Quedaríamos en la calle.
GUARDIA I ¡Quien mucho abarca poco aprieta!
MONA LISA Quiero salir de aquí. Necesito tomar aire.
MARILÍN Please, call my hairdresser..., my lawyer..., my lover..., my girl..., but do please call someone I know.
MADAME H.P. Me comería una vaca.
VENUS Yo necesito un sauna, un baño turco.
DIRECTOR Es imposible salir. [A los guardias]. Clausuren las puertas. [A ellas]. No puedo dejarlas ir. Lo lamento. [A los guardias]. Clausuren el museo. [A ellas]. Ustedes valen una fortuna, pertenecen al patrimonio de la humanidad, son símbolos de todo lo más perenne de las creaciones humanas...
MARILÍN No me voy a pasar la vida entre cuatro paredes.
VENUS Ni yo en la concha.
MUJER PICASSO Ni yo con este pescado ridículo en la cabeza. Ése don Pablo...
MONA LISA Ni yo, tapándome con la mano derecha el reloj que le robé al Papa Clemente.
DIRECTOR Tenemos que llegar a un acuerdo. No se dan ustedes cuenta del pánico que causarían entre la población... La gente enloquecida incendiaría sus casas... Fuertes terremotos arrasarían las ciudades, causando terror y epidemias incontrolables... Ríos descontrolados inundarían hasta las tierras más altas, ahogando a medio mundo... Rayos gigantescos romperían en dos las centrales nucleares... Extraterrestres de galaxias lejanas y poderosas nos invadirían... Un cometa chocaría contra la tierra y haría girar los continentes, quedando arriba lo que está abajo y abajo lo que está un poquito más al lado, ¿no? Las madres comerían a su prole, bajo previa alimentación a base de los manjares más exquisitos... Las plantas hablarían... Los papagayos serían diputados y los carniceros mesitas de noche... Enormes grietas en la tierra se tragarían a miles de personas a la vez... Los bolígrafos comenzarían su tarea de destrucción de la humanidad, introduciéndose al cerebro por el lagrimal del ojo, como ha sido atestado, como ustedes sabrán, por grandes eminencias del mundo de la ciencia... Las sandías tendrían espinas y..., y... y ¡los hijos te saldrían con intenciones homicidas! ¡Sería el fin de la humanidad! De momento se quedarán aquí. Traeremos sastres, costureras, médicos, abogados, historiadores... Grandes jefes de cocina... Teólogos. [Ruido de galope de caballo. Entra Calígula en su caballo].
CALÍGULA. [A los guardias]. ¡Ah, aquí se escondían, cobardes! ¡Apresen de inmediato a todo el mundo!
GUARDIA II ¡Calígula!
GUARDIA I Nos confunde con su guardia pretoriana.
DIRECTOR Es un desastre. Se nos viene el mundo encima.
CALÍGULA [A DIRECTOR]. Tú, tráeme la cena.
DIRECTOR Usted era una estatua en el Capitolio. Nació poco antes de Cristo, murió envenenado por su nieta gladiadora...
CALÍGULA. ¿Yo, envenenado por mi nieta? ¿La torera? Otra palabra más y te echo a los leones. ¡Guardias!
DIRECTOR Herr Calígula, esos guardias son míos... Otra palabra más y te mando en cana... [Cambiando de tema]. Deben de estar muertos de hambre.
CALÍGULA Necesito a mi galeno.
MONA LISA Tengo que confesarme. Hace años que no piso una iglesia.
MARILÍN. [Marcando]. Aló? James? James? Who are you? I always loved you, darling honey... I need your help.
MADAME H.P. Necesito descansar un rato. Don Pablo me ha tenido horas parada con el pescado en la cabeza. ¿Dónde está don Pablo?
VENUS Dios mío, no conozco a nadie.
CALÍGULA ¿Venus? ¿La diosa del amor?
VENUS La misma. ¿Me conoce?
CALÍGULA La adoro, diosa. Wanna lick my ass? ¿Nos echamos un polvo?
DIRECTOR Más tarde, más tarde habrá tiempo para todo. Déjenme explicarles... Nadie puede salir de aquí. Les ruego que entiendan. [A los guardias]. ¿Está cerrado el museo? Llamen a mi staff. [Los guardias salen]. Queda mucho por hacer. Estamos en el siglo XX. Todos ustedes vivieron en épocas anteriores... Usted, Calígula, viene del siglo I antes de Cristo. Usted, Marilín, es la única de este siglo... No, no, perdón... La señora del pescado también. Madama MONA LISA es del siglo XVI, lo mismo que Venus...
CALÍGULA ¿Estamos viviendo en el futuro?
MONA LISA Sí, será, pero nosotras nos vamos.
DIRECTOR Sí, sí, en el futuro. Es lo que he tratado de explicarles... Ustedes pueden resolver problemas históricos... Las circunstancias de sus muertes, muchas de ellas misteriosas... Las muertes de otros contemporáneos suyos... Incluso problemas de autoría..., ¿ah? Por ejemplo, doña Venus, ¿a quién usó Boticelli de modelo? Y usted, señora del pescado..., ¿es verdad que era amante del primer ministro belga?
MADAME H.P. Yo soy la conserje... Y tengo un puesto en el mercado de Saint-Dennis..., que ya debe de estar abierto.
VENUS Yo soy la diosa Venus, tal cual... En mi época se hablaba en griego...
MONA LISA Ya se lo dije... Soy MONA LISA.
MARILÍN Yo..., yo soy actriz de cine... Vivo en Hollywood... Estados Unidos... Esto es una locura, I want to call my lawyer...
DIRECTOR Hablaremos luego. Ahora enviaré por comida. ¿Qué hora es? [Mira su reloj]. Shit, pasado el mediodía. Vamos a ver, ¿qué les traigo de merienda?
MARILÍN Give me a hot-dog with everything on it.
VENUS Yo quiero una botella de licor de magnolias... Los dioses nos alimentamos de olores... ¿Sabe usted? Y, si no le importa, dos frasquitos de agua de colonia.
MADAME H.P. Un congrio, ya lo dije. Y agregue un plato de pulpo y algo de queso fundido, patatas fritas y cocidas, ensalada rusa, un platillo de sardinas fritas..., calamares en su salsa, caballa estofada..., y un bifé de ballena.
MONA LISA. Y yo quiero un plato de espaguetis a la siciliana, corazones de alcachofa y seis melones de postre.
CALÍGULA A mí, lo de siempre... Un platillo de lenguas de canario, una pizquita de rabo de dragón, cuatro uvas peladas recubiertas de leche materna, un dedín de patas de grillo en crema de melón regado con leche de águilas, un meñique de gladiador matado por una pantera coja de la pata derecha, y un melocotón bañado en lágrimas de mirlo. Y..., y una copita de lágrimas de hermanas incestuosas de no más de catorce años con un poquitín poquitín de orégano cocido en rabadillas de hipopótamo acatarrado.
DIRECTOR No hay hipopótamos en esta época.
CALÍGULA Pues, bien. Sáquelo del menú. Tráigame una oreja de burro recién nacido estofada en alas de picaflor.
DIRECTOR [Tirándose los cabellos]. ¿Un picaflor de esos que pueden estar bajo agua durante veinte horas y que hablan latín?
CALÍGULA De ésos.
DIRECTOR. ¡Imposible! El mercado está cerrado. Nadie come lenguas de canario. ¡Alas de picaflor! [Ruido, gritos de guardias. Entran guardias Y MARAT [Jacques-Louis David] en la bañera, seguido de las MAJAS de Goya].
GUARDIA I ¡Se están despertando todos!
MARAT Je demande la présence de Robespierre.
MAJAS ¡Queremos ir a los toros! [Entra un cocinero con un carro y platos].
COCINERO ¡La cena!
GUARDIA II ¡El señor de la bañera se está ahogando!
DIRECTOR [Acercándose a MARAT]. No se me va a suicidar, ¿no? Su Robespierre estará por llegar, Dios nos libre.
MARAT ¿Qué pasa que no me puedo mover? Por más esfuerzos que hago de levantarme, no lo logro. Ah, misère humaine. ¿Y la Charlotte?
DIRECTOR La Charlotte, la Charlotte. Fue ella quien lo mató clavándole arteramente un puñal en el corazón...
MARAT ¿Un puñal? ¿Qué no me mató con una sobredosis de barbitúricos?
DIRECTOR No, esa fue la Marilín.
CALÍGULA [Examinando los platos]. ¿Qué mierda es esto? ¿Pollas de perros? ¡Arg!
MONA LISA ¿Salchichas?
MARILÍN ¡Um, qué delicia!
MUJER PESCADO Me niego a comer esta cagada.
VENUS El olor es insufrible.
MAJAS. ¡Queremos un cocido madrileño!
DIRECTOR Me muero..., me muero. [Suena el teléfono. MARILÍN se lo pasa].
MARILÍN Para usted, querubín.
DIRECTOR ¿El presidente? Sí, encantado... Sí, no... ¿La fuerza pública? No, no... Todo está bajo control... Yo tampoco lo entiendo. Parecen haberse dado cita aquí... No, no sé qué designios funestos puedan tener... Se ven más bien despistados, señor presidente... ¿Clausurar el museo? Ya lo he hecho... No hay público... Ni lo habrá... ¿Aló? ¿Señor presidente? ¿Meterlos en una bodega? ¿Está loco? Perdón..., señor presidente... Son los nervios... ¿Una conspiración extraterrestre? No, no lo creo... ¿Un revoltijo de las coordenadas espacio-temporales? Sí, tiene toda la cara... ¿Aló? ¿Aló? ¿Señor presidente? La comunicación se ha cortado...
CALÍGULA Me retiro a mis aposentos.
MARILÍN ¿Tendremos que dormir aquí? Quiero irme a casa.
DIRECTOR [Mirando el reloj]. Me voy. Tengo que hablar con el presidente. Señores y señoras, dormirán aquí esta noche. Mañana arreglaremos el follón. ¿Aló? Señor presidente, es imposible... Sí, sí, la noche ya cae y las sombras se deslizan por sobre los muebles... Una luz de candela arroja llamas tenebrosas sobre las paredes... [Sale hablando].
MONA LISA Es necesario poner orden.
MADAME H.P. Nos quieren encerrar.
VENUS Me vuelvo a mi concha.
MARILÍN Necesito un par de frascos de barbitúricos. No quiero pasarme la noche en vela.
MAJAS ¡Queremos follar! ¡Que comience la fiesta!
CALÍGULA Nos quieren matar de hambre, los muy maricones.
MARAT ¡Mi reino al que me saque de la bañera!
CALÍGULA Escúchenme, esperpentos... Hay que organizarse y conspirar para recuperar nuestra libertad.
MARAT ¡Tout-à-fait! ¡Conspirar!
CALÍGULA Tengo mucha experiencia... Soy..., fui nada menos que emperador del Imperio Romano. No podemos vivir así. ¿Dónde está la pasta?
MAJAS Eso, la pasta.
CALÍGULA Mi erario está vacío. Tenemos que ganarnos la vida en algo.
MONA LISA ¡No quiero pasarme la vida encerrada en una tela! ¡Yo pensaba que era un sueño!
CALÍGULA Que no se hable más. ¡Todo el mundo, un poquito menos de ropa! No queda otra. ¡Vamos a abrir un puticlub!
MARILÍN Tengo experiencia.
MAJAS ¡Y nosotras!
MARAT ¡Oh, cruel destino! ¡Tocaré el piano!
CALÍGULA ¿El piano? La lira, querrás decir... No, no, tú te quedas en el jacuzzi.
MARAT ¿En el jacuzzi? ¿Y qué se supone que debo hacer?
CALÍGULA. Ya lo sabes..., un toqueteo por aquí, otro por allá...
MADAME H.P. También he hecho la calle.
CALÍGULA Tú, fregona, no tienes velas en este entierro. ¡Hueles a truenos!
VENUS Yo, en fin, no es que no me guste...
MONA LISA ¡Jamás! Si el mío marido se entera, me hace envenenar...
CALÍGULA ¡A trabajar! ¡Os invito a la apertura del Calígula's Inn! A diez denarios por polvo... [Se agrupan en la puerta de la sala. Calígula actúa de portero]. ¡El Calígula's Inn! ¡On parla italiano! ¡Nous parlons français!
MARILÍN ¡We speak English!
VENUS ¡Griego!
MAJAS ¡Español!
CALÍGULA ¡Blow-jobs, peep-shows, masters and slaves! ¡Masturbation and fellatio!
MARAT ¡Jacuzzi con aire acondicionado! [Entran las TORTUGAS NINJA].
MONA LISA Bueno, todo el mundo necesita a alguien, ¿no?
TODOS What!
  Cantan 'EVERYBODY NEEDS SOMEBODY' [The Blues Brothers]
Everybody needs somebody
Everybody needs somebody to love
Someone to love (Someone to love)
Sweetheart to miss (Sweetheart to miss)
Sugar to kiss (Sugar to kiss)
I need you, (you) you, you
I need you, (you) you, you
I need you, (you) you, you in the morning
I need you, (you) you, you when my soul's on fire
  Sometimes I feel, I feel a little sad inside
When my baby mistreats me, I never never have a place to hide, I need you!
Sometimes I feel, I feel a little sad inside
When my baby mistreats me, I never never have a place to hide,
I need you, (you) you, you
I need you, (you) you, you
  You know people when you do find somebody, hold that woman, hold that
man, love him, hold him, squeeze her, please her, hold, squeeze and
please that person, give 'em all your love, signify your feelings with
every gentle caress, because it's so important to have that special
somebody to hold, kiss, miss, squeeze, and please.
Everybody needs somebody
Everybody needs somebody to love
Someone to love (Someone to love)
Sweetheart to miss (Sweetheart to miss)
Sugar to kiss (Sugar to kiss)
  I need you, (you) you, you
I need you, (you) you, you
I need you, (you) you, you in the morning
I need you, (you) you, you when my soul's on fire
  TORTUGAS ¡Quelemos tocal culito!
MAJAS ¡Ah!
CALÍGULA Adelante, adelante. ¿Blow-job?
TORTUGAS Somos una obla de alte. Tenemos informaciones muy importantes. ¡Nos quieren matar a todos!
MONA LISA ¿Una obra de arte?
MADAME H.P. No me hagan reír.
TORTUGAS ¡Vieja hedionda! ¡Retílate!
MARILÍN Wanna lick pussypussy?
CALÍGULA Hablen, soy todo orejas.
TORTUGAS Somos de fines del siglo veinte. Estábamos en el bolsillo del director del museo. ¡En un cromo que había comprado para su hijo! El presidente ha dado orden de meterlos en una bodega.
CALÍGULA Ya me lo temía.
TORTUGAS El presidente dice que si todas las obras de arte renacen, ocuparán el planeta y los harán papa. ¿Qué pasaría si todos los sellos de la reina recobraran la vida? Es lo que ha dicho. ¡Habría millones de reinas diminutas, próceres de la patria, inventores, astronautas, presidentes, animales amenazados con peligro de extinción! Y, lo que es peor, señor director, crearía problemas epistemológicos insuperables y de proporciones desconocidas... Eso sí que no lo puede negar, ¿ah? ¡Nos van a meter en cajas de cartón!
CALÍGULA Les nombro de inmediato mi guardia pretoriana. ¿Tenéis experiencia?
TORTUGAS ¡Somos expertos!
CALÍGULA Que no se hable más. ¡Bienvenidos al Calígula's Inn! ¡A trabajar! [Aparece DIRECTOR].
DIRECTOR ¿Qué lío es este? [Las TORTUGAS lo rodean].
CALÍGULA Acabamos de abrir el Calígula's Inn.
DIRECTOR ¡Una casa de putas!
CALÍGULA Con peep-show, blow-jobs, jacuzzi...
DIRECTOR La noticia se ha extendido como un reguero de pólvora... La gente hace cola en la calle..., ¡y no son ni las tres de la mañana!
MADAME H.P. Llevados por las circunstancias...
MARILÍN Por necesidad.
VENUS Por designio de Zeus.
MARAT ¡No nos vamos a alimentar de la mierda que has traído! ¡Par Dieu!
MONA LISA ¡Jamás! Se lo juro, señor director, yo era solamente la madame pipí.
CALÍGULA Es imposible vivir bajo su régimen... Sin poder salir, condenados a estas cuatro paredes, alimentándonos de estiércol, sí, señor director, perdóneme, al pan pan y al vino vino. Además, el local necesita algunos cambios... Un pequeño circo, dos templos..., para Hércules, ¿sabes? Y un taller para moler oro...
DIRECTOR ¡Moler oro!
CALÍGULA Sí, para peinarme por la mañana.
DIRECTOR Calígula, por favor. ¡No permitiré que instale un puticlub! Usted, Marilín, vaya y pase. Lo mismo ustedes, majas jamonas. Y usted, fregona. Venus..., en fin, pero MONA LISA... [A las TORTUGAS]. ¡Las tortugas Ninja! ¡Ah! ¡Arte! Si yo mismo abogué por que se reconociesen figuras como ustedes como formas del arte contemporáneo. ¡Dios me libre!
TORTUGAS. Y esperamos al doctor Splinter.
DIRECTOR ¡La rata gigante!
TODOS ¡Ay!
DIRECTOR No puedo permitir que se prostituya a Mona Lisa. Don Calígula, es el colmo. Voy a perder mi trabajo.
CALÍGULA Ven a trabajar conmigo. ¡Necesitamos alguien para el show de las bananas!
DIRECTOR ¡Jamás de los jamases!
CALÍGULA
Necesitamos sastres y costureras para nuestra línea de lencería erótica.
DIRECTOR El presidente tenía razón... Son un peligro para la humanidad...
MARAT Y necesitamos un jardinero para que se ocupe del hachís.
DIRECTOR ¡Es el colmo, es el colmo! Calígula, usted es una rata degenerada. Va a destruir el arte...
MARAT ¿Y qué dijo el presidente?
DIRECTOR Ah, ¿sabe usted?, qué desgracia... En los momentos en que me dirigía a su palacio ha prendido éste fuego y ha sido consumido por las..., por las espantosas llamas... ¡Un incendio nunca visto en la historia de la humanidad! Habrá que elegir a uno nuevo.
CALÍGULA ¿No es verdad que quieren encajonarnos? Habla, pedazo de caca.
DIRECTOR. Yo... Yo obedezco órdenes... No es seguro... El presidente puede cambiar de opinión... Es inaceptable que pongan ustedes un puticlub en el museo... ¡Inaceptable!
MADAME H.P. Tenemos que hacer algo. Hay que ganarse la vida.
CALÍGULA Lo que es inaceptable es que quieras volver a encerrarnos, asno putrefacto. Te vamos a poner en la piscina de los meados.
DIRECTOR ¡No!
TORTUGAS ¿Lo estrangulamos?
CALÍGULA No, nos puede ser útil.
DIRECTOR Me voy, y me llevo a madama Mona Lisa.
MAJAS ¡Eso sí que no! Sin la señora, nos cortan en pedazos.
CALÍGULA ¡Al calabozo de las panteras!
DIRECTOR Sea razonable, Calígula. No se saldrá con la suya. Además, no tiene nada que temer. Pero, ¡usted no puede poner a trabajar a Mona Lisa en un burdel!
MONA LISA ¡Oh, no, señor director, jamás me pondría a los pies de un proxeneta!
MARILÍN Pero, sé realista, Mona. Todas necesitamos a un sugar daddy. [Canta].
  Marilín canta ‘MY HEART BELONGS TO DADDY' [Marilyn Monroe]
My name is Lolita And I'm not supposed to, play with boys
  What?
While tearing off a game of golf
I may make a play for the caddy
But when I do, I don't follow through
'Cause my heart belongs to Daddy
  If I invite a boy some night
To dine on my fine food and haddie
I just adore, his asking for more
But, my heart belongs to Daddy
  Yes, my heart belongs to Daddy
So I simply couldn't be bad
Yes, my heart belongs to Daddy
Da, da, da, da, da, da, da, da, dad
  So I want to warn you, laddie
Though I know that you're perfectly swell
That my heart belongs to Daddy
'Cause my Daddy, he treats it so
  While tearing off a game of golf
I may make a play for the caddy
But when I do, I don't follow through
Shoo do ga do, shoo do ga do, ooo, Daddy
  If I invite a boy some night
To cook up a fine enchilada
Though Spanish rice is all very nice
Ba da, ba da, ba da, ba da, ba da, da da
  Yes, my heart belongs to Daddy
So I simply couldn't be bad
Yes, my heart belongs to my Daddy
Da, da, da, da, da, da, da, da, dad
  So I want to warn you, laddie
Though I know that you're perfectly swell
That my heart belongs to Daddy
'Cause Daddy, my Daddy
My little ol' Daddy treats it so
That little old man, he just treats it so good
  DIRECTOR. ¡Ni hablar! ¡Me llevo a la madama!
CALÍGULA [Le da una patada en el culo]. ¿Es que no acabas de entender? ¡A la calle! [Las TORTUGAS lo arrojan por la puerta].
MARAT Hay que encerrar a la señora Mona Lisa.
VENUS La metemos en mi concha y la cerramos.
MONA LISA ¡No, socorro!
MADAME H.P. La metemos al horno y la cocinamos.
MAJAS ¡Más vale pájaro en la mano que liebre volando!
MARILÍN Ni siquiera tenemos una torre donde encerrarla.
CALÍGULA ¡Una torre! ¡Excelente idea! ¡Guardias, llévenla a la torre!
TORTUGAS No hay torre aquí.
CALÍGULA Al calabozo, entonces.
TORTUGAS Tampoco hay.
MARAT Pero no tiene sentido, mi querido Calígula. Escucha. [Ruidos de carros. Parecen acercarse los bomberos y sirenas de policía]. Ya se acercan... Fue un error dejar libre al director.
CALÍGULA ¡Tenemos que irnos de aquí!
TORTUGAS Hay un palacio cerca de aquí, con torres y calabozos. ¡Proponemos ocuparlo!
MARILÍN Es otro museo.
TORTUGAS Pero más grande, y más difícil de tomar. Estaremos seguros.
CALÍGULA Y podremos encerrar a Mona Lisa. Que no se hable más. ¡Al ataque! [MARILÍN se cambia de peluca y se pone una roja. Los personajes salen bailando].
  BAILAN 'PETER GUNN THEME' [The Blues Brothers]
Every night your line is busy, All that buzzin' makes me dizzy. Couldn't count on all my fingers All the dates you had with swingers. Bye-bye. Bye, baby, I'm gonna kiss you goodbye And walk right through that doorway. So long. I'm leaving. This is the last time we'll meet On the street going your way. Don't look surprised You know you've buttered your bread. Now it's fair You should stare At the back of my head. If you write a letter to me My former friend Don't you end With an R.S.V.P.
  ACTO II
Los personajes ya se han trasladado. A la derecha, fachada y salón de palacio. Foso. Torres. A la izquierda, un prado. Se ve a MONA LISA asomada a la ventana de una torre del palacio. En el salón se encuentran CALÍGULA y los otros.
CALÍGULA Una ocupación perfecta.
TORTUGAS Apenas un par de víctimas...
MARILÍN ¡Una naturaleza muerta de Renoir!
VENUS ¡Una de las aspiradoras de Koon!
CALÍGULA Aquí podremos trabajar con más espacio... Vamos a ampliar el Calígula's Inn. Necesitamos instalar tuberías en los salones, como en los tiempos de mi imperio... Tuberías con caños de oro en forma de flores caníbales que arrojen aromas...
MONA LISA A la gente le gusta el aroma de lavanda, tutti- frutti, melocotón... Lo aprendí durante mi breve período como madame pipí, Calígula. ¿Por qué me miras así?
CALÍGULA ¡Qué ordinaria que te has puesto! [Ignorándola]. Tuberías que arrojen gotas de licores..., pétalos de rosas..., leche materna de esclavas católicas..., lágrimas de monjas..., suspiros de travestís... ¿Qué les parece si abrimos un salón árabe? Tuvieron gran éxito en Roma. Marat, ¿me tienes el zumo de perlas?
MARAT ¿Yo tengo que dedicarme a preparar tus zumos bizarros?
CALÍGULA Pues, sí. ¡Te nombro jefe de la guardia pretoriana y consejero culinario! ¿No era, mon chéri, tu ocupación preferida?
MARAT Me confundes, degenerado.
CALÍGULA Una palabra más y te hago follar por una jauría de avestruces en medio de cristianos declamantes, ¿me oyes? ¿O prefieres que arroje un par de pirañas vírgenes en tu bañera?
MARAT [Pensativo]. Ah, el zumo de perlas. ¿Te refieres a las disueltas en vinagre? Ya están casi a punto. Venus exige aroma de magnolias. [El caballo de Calígula relincha y se despereza].
CALÍGULA. Dale algunos girasoles de Van Gogh. ¡Incitatus! Amor mío, capullo. Hace una eternidad que te espero.
INCITATUS [Relinchando]. ¡Qué pesadilla! Soñé que no podía moverme.
CALÍGULA Ya habrá tiempo para explicarte todo. Primero te haré proclamar de origen divino.
INCITATUS Tengo hambre.
CALÍGULA. ¡Incitatus! Incitatus, Incitatus... ¿vuelves a la vida y es todo lo que se te ocurre decir? ¿No estás feliz de volver a verme? ¿Es que has dejado de quererme? ¿O es que me quieres decir algo? Nosotros, los seres divinos, hablamos enigmáticamente, ¿no es así? Pero, escucha, Incitatus, tú eres un ser divino y sólo puedes alimentarte de perejil de hilos de oro, de albahaca de trencillas de plata, de orégano de bordados de platino..., y sólo puedes beber zumo de perlas. ¡Marat! Pero, ahora, Incitatus, no tenemos nada de eso... La codicia de los republicanos..., la ruindad de los cónsules, tú sabes... Incitatus, estamos tan mal como en tiempos del imperio... Pero vamos a comenzar de nuevo...
MAJAS Hay que reabrir el puticlub.
MARILÍN Y poner un servicio de escolta.
MADAME H.P. [Mirando a INCITATUS]. Y un salón de bestialistas.
TORTUGAS Imposible, los enemigos cubren las salidas. No podemos salir, ni ellos entrar, y no dejan acercarse a la gente.
INCITATUS Habrá que salir por la noche.
VENUS A cubierto de la obscuridad... [Grandilocuente]. De las más tenebrosas...
CALÍGULA [A las mujeres]. Bien, a prepararse. [Las mujeres salen cuchicheando. A MARAT]. Entretanto vamos a discutir asuntos de Estado... Marat, ¿no tenemos algún país al que podamos invadir y anexar a nuestro imperio?
MARAT No. Hay algunos países vecinos, por cierto, pero ya no es costumbre invadirse.
CALÍGULA ¿Podemos quizás aumentar los impuestos y a los que no paguen echarlos a los cocodrilos del foso?
MARAT No. Se ha prohibido la pena de muerte.
CALÍGULA ¿Podríamos ordenar que todos mañana a las doce se metan un dedo en el culo?
MARAT No lo sé. Habría que llevarlo al parlamento.
CALÍGULA. Pero cómo cambian los tiempos. No se puede hacer nada en este país. Usted sabe que yo soy un déspota monárquico de lo más malo que hay, ¿no?
MARAT Desafortunadamente.
CALÍGULA Y sabe también que tuve muchas mujeres, incluyendo a mi madre y mis hermanas, ¿no?
MARAT Y su tía materna, no se olvide.
CALÍGULA Y sabe que mi hijo debe sucederme.
MARAT Sí. Pero la historia dice otra cosa.
CALÍGULA ¿Me puedo casar con un caballo?
MARAT No lo sé.
CALÍGULA Es necesario preparar la sucesión. Necesito a Marilín, necesito un príncipe heredero. Vete a buscarla.
INCITATUS ¡Traidor! ¡Pederasta!
CALÍGULA  Incitatus, es sólo un momentito. Tú y yo no podemos tener hijos. Va contra las leyes de la naturaleza. Jamás se ha visto un caso. ¡Te proclamaré cónsul!
INCITATUS ¡Mal nacido! ¡Proxeneta! ¡Yegua!
MARAT Il faut proclamer la république. Hay que inventar la guillotina. Ciudadanos, al terror del déspota hay que oponer el terror del pueblo.
CALÍGULA Aquí no hay nada que votar. Marat, olvidas que eres el jefe de mi guardia. ¿Y olvidas que el terror arbitrario de un tirano déspota como yo, despotísimo incluso, es preferible al terror sistemático y organizado de una multitud? [Entran las mujeres].
TODOS. ¡Ah, et pericoloso sporgersi da fenestra!
TORTUGAS ¡Abajo la república! ¡Viva el emperador!
TODOS ¡Viva!
CALÍGULA ¿Ves, Marat? El pueblo me ha elegido. Está hecho. Incitatus, prepárame el lecho nupcial. Marat, aprovecha de casarme con Marilín. Incitatus, sígueme. [Se ocultan detrás del cortinaje. Murmullos y gemidos de placer. Relinchos]. ¡Marat, prepárame el baño!
MARAT Imposible, no puedo salir de la bañera. Alguna fuerza oculta me mantiene pegado al piso. ¡Y está cada vez más caliente! [MARILÍN canta 'Heat wave'].
  Mailín canta 'HEAT WAVE' [Marilyn Monroe]
We're having a heat wave, A tropical heat wave, The temperature's rising, It isn't surprising, She certainly can can-can. She started a heat wave By letting her seat wave In such a way that The customers say that She certainly can can-can. Gee, her anatomy Makes the mercury Jump to ninety-three. We're having a heat wave, A tropical heat wave, The way that she moves That thermometer proves That she certainly can can-can.
La luz de esa parte del escenario se apaga. Llega el DIRECTOR a las afueras del palacio. Se ve la ventana iluminada de MONA LISA].
DIRECTOR ¡Oh, madama Mona Lisa! He escuchado rumores terribles.
MONA LISA. Calígula nombró cónsul a su caballo Incitatus y se fue a la cama con la Marilín. Tiene a Marat de cocinero. Venus se comió los girasoles de Van Gogh.
DIRECTOR ¡Terrible, terrible!
MONA LISA Marilín espera un hijo de Calígula. Será el nuevo emperador.
DIRECTOR ¡Horroroso!
MONA LISA Van a reabrir el puticlub.
DIRECTOR. No la harán trabajar a usted, madama Mona Lisa. ¡La liberaremos antes del alba!
MONA LISA Me tienen encerrada. No veo a nadie, excepto a la señora pescadera. ¡La torre huele a meados!
DIRECTOR ¿Le han dado hilos para tejer? Podría tejer una escalerilla para descender.
MONA LISA Nada de nada. Me aburro como ostra.
DIRECTOR Dígame qué pasa ahora.
MONA LISA [Para la oreja]. ¡Están apareciendo otras figuras! ¡La guardia nocturna de Rembrandt! ¡Uno de los borrachos de van Hals! ¡Las putas de Toulousse-Lautrec! ¡Calígula reabrió el circo romano en la sala de los gobelinos! ¡Los leones de los gobelinos! ¡Echaron a los guardias de Rembrandt! ¡Oh, Dios mío! ¡Los descuartizan! ¡Los trituran! ¡Calígula se come la pierna del borracho! ¡Venus le hace la pipa a Marat! ¡Las majas..., las majas están con Incitatus! ¡La Marilín se va a la cama con las tortugas Ninja! ¡La lata de sopa Campbell se pasea con en ligueros!
DIRECTOR ¡Qué horror! No me diga más. El gobierno cambió de opinión. No los meteremos en bodega. Los dejaremos vivir en paz..., en una paz dulce y suave que permita contemplar el mundo con una pizca de pastoral resignación...
MONA LISA ¡Madame pipí me está toqueteando!
DIRECTOR Hemos decidido dejarles donde están... Como si estuvieran en el paro... El gobierno les dará una pensión vitalicia...
MONA LISA ¡Madame pipí!
DIRECTOR Tengo que hablar con Calígula. [Rugidos de leones].
MONA LISA Calígula amenaza con soltar los leones si no se satisfacen sus exigencias.
DIRECTOR ¡Yo no hablo con terroristas!
MONA LISA ¡Soltó un león!
DIRECTOR ¡El león de peluche de Jeff Koon!
MONA LISA ¡Las tortugas Ninja usan cuchillos Moulinex para atacar a los cristianos!
DIRECTOR. [Marcando el teléfono]. ¿Aló? ¿Aló? Siñorito Calígula, haremos lo que diga. Hay que poner fin a este caos... ¿Aló? Sí, sí, una pensión vitalicia... ¿Canarios? Ah, para su plato de lenguas... Lágrimas de mirlo..., sí, sí, entendido. ¿Permiso municipal para el puticlub? Sí, sin ninguna duda, lo que usted quiera... ¿Pirañas y cocodrilos? ¿Para qué? Ah..., para el canal que rodea el palacio... Sin duda, sin duda... Una partida de lencería erótica... Sí, entendido... Calígula, don Calígula..., ¿aló? Sí, pero escuche... ¿Hachís? Al instante. [Deposita una bolsa al pie de las murallas]. Del mejor. Y unos paquetes de marihuana tailandesa... ¿Dos camiones de pétalos de rosas? ¿Para qué? ¿Se casa usted? Ah, ya lo veo... Con Marilín... ¿Con Incitatus?
MONA LISA ¡Calígula se pasea en la aspiradora de Koon! ¡A la aspiradoras le nacieron alas de ángel!
DIRECTOR ¿Aló? ¿Aló? Don Calígula..., sí, don Calígula..., el gobierno pone una condición... ¡Que liberen a madama Mona Lisa! [Se enciende la luz de la sala].
CALÍGULA ¿Madama Mona Lisa? Jamás, me voy a casar con ella.
MONA LISA ¡Jamás!
DIRECTOR Imposible. Ya se casó con Marilín y con Incitatus. La bigamia es un delito... Piense usted, Calígula, cómo resentirían los jóvenes que usted acaparase a las más bellas...
CALÍGULA Me divorcio de Incitatus.
INCITATUS ¡Maricón! ¡Mal parido!
CALÍGULA Incitatus, capullón, los deberes de Estado...
DIRECTOR Está fuera de cuestión, Calígula. Mona Lisa ya está casada con el señor Giocondo.
MARAT ¡Vamos a formar una república!
CALÍGULA ¡Tú te callas, subalterno!
DIRECTOR Todas las repúblicas que quieran, señores... Además, el gobierno accede a que abran un puticlub... Pero de matrimonio con Mona Lisa, ¡ni hablar! [Sale].
CALÍGULA Estamos en problemas.
VENUS No podemos dejar ir a Mona Lisa.
MARILÍN Sin ella, nos hacen papa.
MAJAS ¡Tenemos la solución!
CALÍGULA Vamos, digan de qué se trata.
MAJAS ¿No decías que te preocupaba la sucesión?
CALÍGULA Mais, évidemment.
MARILÍN [Al público]. ¡Of course!
MAJAS Mona Lisa podría... darte un hijo..., el príncipe heredero que tanto deseas.
MONA LISA ¡Dios me libre! ¡Jamás!
TORTUGAS ¡El hijo o la calle!
MONA LISA ¡Nunca! ¡Oh, cruel destino! ¿Así tratáis a las damas de alcurnia? No quiero volver a ver la luz del día.
INCITATUS ¡A hacer la calle, ratera! [Se apaga la luz de la torre].
VENUS ¿Cómo hacerlo si ella se opone? [Aparece MADAME H.P.].
MADAME H.P. Yo tengo una idea perfecta...
CALÍGULA. ¿Tú?
MADAME H.P. Sí, yo, la pescadera..., señor Imperatore. La solución es muy simple y confirmada por mi vasta experiencia. Hay que hipnotizarla.
CALÍGULA ¿Cómo? ¿Qué dice?
MADAME H.P. Tiene que mirarla fija pero fijamente, extender los brazos hacia ella, los dedos bien separados unos de los otros, doblar un poco la espalda, hacia adelante, apoyarse otro poquitín en la punta de los pies, y ya está. Caerá postrada a sus pies. Será toda tuya.
CALÍGULA ¿Te cachondeas de mí? ¿Y el polvo?
MADAME H.P. En absoluto. Inténtalo. El polvo se lo tira por la punta de los dedos. [CALÍGULA lo hace. MONA LISA cae al suelo].
CALÍGULA Mi pescadera resultó ser una científica. ¡Te nombro Suprema Pontificia! ¿Ya está embarazada?
MADAME H.P. Absolutamente.
CALÍGULA as licencias que debe soportar un emperador. Qué destino tan curioso, yo, que fui prácticamente un dios. Bien, a su trabajo, todas. Necesitamos dinero... Las lenguas de canario son caras, y el subsidio del paro es insuficiente. [Los personajes se acicalan]. Vamos a reabrir el puticlub. [Sale. Entra el DIRECTOR. Se ve a MONA LISA en la torre].
DIRECTOR Madama Mona Lisa, psttt... Soy yo, el director del museo.
MONA LISA ¡Desgracia, desgracia! La Marilín ha dado a luz a un hijo de Calígula. ¡La están bautizando con bloody marys! ¡Ay!
DIRECTOR ¿Qué pasa?
MONA LISA Me duele el vientre... [Aparece MADAME H.P., en la torre].
MADAME H.P. Está embarazada. Dará a luz en algunas horas.
DIRECTOR ¿Va a parir? ¿De qué me habla?
MONA LISA ¡No puede ser!
MADAME H.P. Espera un hijo de Calígula.
MONA LISA ¡De Calígula! Yo..., jamás, señor director, se lo juro, jamás he tenido nada con Calígula...
DIRECTOR Rapto, secuestro y ahora violación... ¡Esto tiene que terminar!
MADAME H.P. Calígula la hipnotizó, ¿vous comprenez?
MONA LISA. ¡Ay!
MADAME H.P. Calígula quería asegurarse de tener varios herederos. Usted sabe lo que pasó en la vida real, ¿no? Todos sus hijos murieron a temprana edad.
DIRECTOR Excepto Macrodonius, que se lo comió él mismo.
MONA LISA ¡Ay! ¡Socorro!
DIRECTOR No puede permanecer ni un minuto más en ese lugar, madama Mona Lisa. [Luz en el salón del palacio. El DIRECTOR arroja una escalerilla hacia la torre].
CALÍGULA ¡Atrápenla! ¡No puede escapar!
TORTUGAS Imposible, ya baja, está a punto de llegar.
VENUS Ya está en los brazos del director.
MAJAS ¡Una golondrina no hace verano!
MARILÍN Cómo me gustaría que cayese en el foso y fuese comida por las pirañas.
DIRECTOR [Con MONA LISA en los brazos]. Ahora que madama Mona Lisa está en mi poder..., ¡el gobierno les declara la guerra! ¡Esperpentos! ¡It's war!
CALÍGULA ¡It's war!
TORTUGAS ¡It's war!
TODOS ¡It's war! [Las TORTUGAS se preparan a defender el palacio. Aparece en los jardines un grupo de guardias de museo, montados en caballos de madera. Comienza la guerra]. ¡Mueran, tullidos!
GUARDIAS ¡Abajo, ruines!
TORTUGAS ¡Mentecatos!
GUARDIAS ¡Legañudos!
TORTUGAS ¡Limpiaculos!
  'LIFE DURING WARTIME' [Talking Heads]
Heard of a van that is loaded with weapons, Packed up and ready to go Heard of some gravesites, out by the highway, A place where nobody knows The sound of gunfire, off in the distance, I'm getting used to it now Lived in a brownstore, lived in the ghetto, I've lived all over this town This ain't no party, this ain't no disco, This ain't no fooling around No time for dancing, or lovey dovey, I ain't got time for that now Transmit the message, to the receiver, Hope for an answer some day I got three passports, a couple of visas, You don't even know my real name High on a hillside, the trucks are loading, Everything's ready to roll I sleep in the daytime, I work in the nightime, I might not ever get home This ain't no party, this ain't no disco, This ain't no fooling around This ain't no mudd club, or c. b. g. b., I ain't got time for that now Heard about houston? heard about detroit?  Heard about pittsburgh, p. a.?  You oughta know not to stand by the window Somebody might see you up there I got some groceries, some peant butter, To last a couple of days But I ain't got no speakers, ain't got no Heaphones, ain't got no records to play Why stay in college? why go to night school?  Gonna be different this time Can't write a letter, can't send a postcard, I can't write nothing at all This ain't no party, this ain't no disco, This ain't no fooling around I'd like to kiss you, I'd love you hold you I ain't got no time for that now Trouble in transit, got through the roadblock, We blended with the crowd We got computer, we're tapping pohne lines, I know that ain't allowed We dress like students, we dress like housewives, Or in a suit and a tie I changed my hairstyle, so many times now, I don't know what I look like! You make me shiver, I feel so tender, We make a pretty good team Don't get exhausted, I'll do some driving, You ought to get some sleep Get you instructions, follow directions, Then you should change your address Maybe tomorrow, maybe the next day, Whatever you think is best Burned all my notebooks, what good are Notebooks? they won't help me survive My chest is aching, burns like a furnace, The burning keeps me alive Try to stay healthy, physical fitness, Don't want to catch no disease Try to be careful, don't take no chances, You better watch what you say
  [Aparece DR. SPLINTER, como relator].
DR. SPLINTER Y así, señores, la guerra duró muchos años. El gobierno, temeroso de destruir las obras, obró con extrema prudencia y cautela, cuidándose de no atacarlas. En todo ese período, no hubo otras bajas que naturalezas muertas que ambos bandos usaban como artefactos. Calígula se enriqueció con su puticlub. Su hijo, el de la Marilín, creció sano y robusto. Las majas, Venus, la mujer Picasso y yo mismo, envejecimos en medio de un ambiente decadente y pestilento, entregados a los vicios más nefandos y deliciosos, violando todas las leyes intergalácticas. Incitatus se dio a las drogas para olvidar sus penas. [INCITATUS se mete líneas gigantescas de coca en las narices]. Yo viajé por el mundo en mi bañera. Pero el destino nos deparaba otras tristezas. Julius, el hijo de Marilín, estando un día asomado a la torre del palacio, vio a una bella muchacha paseando por el prado...
JULIUS Pero, ¿qué veo? ¿Una pastorcilla?
JULIETA Me llamo Julieta.
JULIUS ¿Qué haces aquí?
JULIETA Recojo flores para mi madre enferma.
JULIUS Es peligroso, Julieta, el foso está lleno de pirañas y cocodrilos, con dientes afilados de nada menos que veinte centímetros...
JULIETA Ya lo sé. No se habla de otra cosa. Pero tienes las flores más bellas. ¿Quién eres?
JULIUS Un pobre joven triste y melancólico, esperando la bendición de los dioses.
JULIETA Están siempre en guerra. Ya nadie sabe por qué.
JULIUS Ni yo. No sabemos nada del mundo exterior.
JULIETA ¿Vive Calígula?
JULIUS Y mucho. Se ha casado con las MAJAS de Goya, y luego con la VENUS de Boticelli, y antes con la MARILÍN de Warhol, y ahora está de amores con INCITATUS, su caballo. ¿Por qué preguntas?
JULIETA Curiosidad. Aquí se habla un montón de los habitantes del palacio.
JULIUS Habladurías y chismes. No prestes atención. No todos somos tan corrompidos como mi padre.
JULIETA ¿Es verdad que tienen un circo romano en la sala de los gobelinos?
JULIUS Teníamos... Los leones han muerto y las TORTUGAS NINJA se niegan a remplazarlos.
JULIETA ¿No te sientes solo?
JULIUS Mucho. Me alimento de soledad. ¿Soltera?
JULIETA ¿No te gustaría salir a dar un paseo? Soltera.
JULIUS ¿Me acompañarías?
JULIETA Sí, claro. Baja de ahí.
JULIUS No puedo. Caería en el foso.
JULIETA Ya sé lo que haremos. ¡Lo vamos a secar!
JULIUS Imposible. ¿Cómo soltera, una muchacha tan bella como tú?
JULIETA Soy un mal partido. Mi madre..., mi madre...
JULIUS Tu madre enferma...
JULIETA No acepta a mis pretendientes... Ella..., ella..., que se ha casado con un Papa...
JULIUS ¡Un Papa!
JULIETA Sí, un Papa. Y, como los Papas no pueden tener hijos, me han descastado.
JULIUS Qué guapa eres.
JULIETA Y tú, pimpollo.
DR. SPLINTER Una gran desgracia se cernía, como veis, sobre el horizonte. En medio de la guerra, los dos hermanos, hijos ambos de Calígula: Julius, de su unión con Marilín, y Julieta, de su unión con Mona Lisa, se enamoran perdidamente y se juran amor eterno. [Se ilumina la torre, el salón y el jardín].
CALÍGULA ¿A quién le habla Julius desde la torre?
MADAME H.P. A Julieta, la hija de la Marilín.
CALÍGULA ¿Mi hija?
VENUS Sí, tu hija. Tú mismo han sentado el mal ejemplo.
JULIUS Te amo, Julieta, te amo eternamente.
JULIETA Y yo, corazón. Me muero sin ti.
JULIUS ¿Me juras amor eterno?
JULIETA Sí, mi amor, hasta que la muerte nos separe.
CALÍGULA ¡Julius! ¿Qué haces ahí? ¿Con quién hablas?
JULIUS Con Julieta, padre. Mi novia.
CALÍGULA ¿Tu novia? Es imposible. Es la hija de MONA LISA. Olvídala.
JULIUS ¿MONA LISA? ¿La escapada?
JULIETA Sí, la escapada, como dices. Mi pobre madre debió abandonar el palacio porque tu padre la quería prostituir.
CALÍGULA ¡Falso! ¡Exageras, falsaria!
JULIETA Desesperada, se casó con el Papa Clemente.
CALÍGULA ¿El Papa Clemente?
VENUS He oído hablar de él.
MARAT Él mismo que ella pensaba que había matado a Leonardo da Vinci.
JULIETA Yo soy la hija ilegítima.
CALÍGULA Julius, te prohíbo que hables con ella. No es un buen partido. Pertenece al bando enemigo. ¡Es amiga del director del museo!
MADAME H.P. ¡No está a nuestra altura! [Aparece MONA LISA].
MONA LISA ¡Julieta! Pero, ¿qué haces? Te lo he advertido miles de veces.
JULIETA ¡No me has dicho una palabra!
MONA LISA Ese chico es tu hermano.
JULIETA ¡Nunca me lo dijiste!
MONA LISA Te pedí que no te acercaras al palacio. ¡Es un nido de corrupción!
MAJAS ¡Le has mentido a tu hija, ramera!
CALÍGULA ¡Hija mía!
JULIETA Me dijiste que el Papa Clemente era mi padre.
MONA LISA Sí, te mentí. Cuando el director del museo me liberó, me encontré con el Papa Clemente, que había recobrado la vida justo la noche en que Calígula se escapó. Me sentía sola, hija mía, y él era el único que podía entenderme. ¿Sabes? Es que él es mi misma época. Nos hemos casado y hemos pretendido que eras hija nuestra. Pero no sabíamos que en esta época no se aceptaba que los Papas tuvieran hijos, así que hemos dicho que fue un desliz de juventud, un pecadillo. Hemos debido desheredarte, pero la verdad es que eres mi hija... y del monstruo de Calígula... ¡Julieta, Julieta, perdóname! ¡Julius es tu hermano!
TODOS ¡Ah!
JULIETA ¡Qué dolor tan grande! ¡Qué cruel es la vida!
JULIUS ¡Julieta, amor mío!
CALÍGULA Vamos a poner fin a la comedia. Julius, yo te he prometido a Marilín, que después de divorciarse de mí se ha quedado sola la pobre.
JULIUS ¡Padre! ¡Estás loco!
MONA LISA ¡Cretino!
MARAT. Julius es el sucesor de Calígula. Las bodas ya están preparadas... ¡Hemos traído jirafas y elefantes para el fasto de la noche de nupcias! ¡Veinte kilos de ostras esperan en el frigo! ¡Las invitaciones ya han sido extendidas!
MONA LISA Esperamos más de mil invitados. He subido la tarifa del toilet.
MAJAS Inauguraremos un peep-show de tres.
MARILÍN Follaremos en público para deleite de las visitas.
VENUS Y yo venderé souvenirs de la ceremonia en la tienda del palacio.
INCITATUS Los desvaríos de Calígula me enferman. ¿Me amas aún?
CALÍGULA Con toda el alma, Incitatus. Nadie ocupará nunca tu lugar.
MONA LISA Julieta, Julieta, los hijos de hermanos nacen con bizcos, con colas de cerdo y lunares gigantescos llenos de gruesos pelos. Jamás podrás tener hijos con Julius.
JULIETA ¡Oh, no!
MAJAS [A JULIETA]. Ven, bebe está pócima... Te creerán muerta, pero volverás a vivir en unas pocas horas. Así, Julius podrá recogerte a escondidas... Nadie se enterará. Se casarán en Las Vegas.
JULIETA ¿Sí? [Bebe la pócima. JULIUS se vuelve hacia ella].
JULIUS ¿Julieta? ¡Muerta! Ya no tengo ninguna razón para vivir. ¡Dios misericordioso, que me caiga un rayo y me parta en dos! [Aparece ZEUS en la torre del palacio].
ZEUS  ¿Quién llama?
VENUS ¡Zeus, mi marido!
ZEUS ¡Tú, zorra! Pero, primero los negocios... ¿Para quién es el rayo?
JULIUS ¡Para mí, ahora mismo! [ZEUS le arroja un rayo y JULIUS cae muerto. JULIETA despierta].
JULIETA ¡Oh, amor mío! ¡La vida no tiene sentido para mí! [Toma una jeringa y se inyecta]. Pronto moriré.
MONA LISA ¿Qué has hecho?
MARAT Se puso una sobredosis. Le quedan minutos.
MONA LISA ¡Hija!
JULIETA ¡Mamá, perdóname! ¡No puedo vivir sin él!
CALÍGULA Pero, Julieta. ¡Te nombro institutriz!
MARAT Demasiado tarde. Ha muerto. ¡Es que el amor de los adolescentes no conoce fronteras! [Abandonan el escenario a grandes llantos].
  'A TEENAGER IN LOVE' [Dion and the Belmonts]
Each time we have a quarrel
It almost breaks my heart
'Cause I'm so afraid
That we will have to part
Each night I ask the stars up above
Why must I be a teenager in love
One day I feel so happy
Next day I feel so sad
I guess I'll learn
To take the good with the bad
'Cause each night
I ask the stars up above
Why must I be a teenager in love
I cried a tear for nobody but you
I'll be a lonely one
If you should say we're through
Well if you want to make me cry
That won't be so hard to do
If you should say goodbye
I'd still go on loving you
Each night I ask the stars up above
Why must I be a teenager in love
I cried a tear for nobody but you
I'll be a lonely one
If you should say we're through
Well if you want to make me cry
That won't be so hard to do
And if you should say goodbye
I'd still go on loving you
Each night I ask the stars up above
Why must I be a teenager in love
Why must I be a teenager in love
Why must I be a teenager in love
Why must I be a teenager in love
  ACTO III
El mismo escenario: el salón del palacio, la torre y el prado. MONA LISA y DIRECTOR en el prado, junto al foso.
DIRECTOR No hay otra alternativa, madama Mona Lisa. Después de la muerte del Papa, ya no tiene quién la proteja. Le han dado tres días para dejar el país o volver al museo... No fue usted muy inteligente, señora... A su edad... Meterse en el tráfico de drogas...
MONA LISA Cosas de la vida... Me encontraba desesperada y sola. Me dijeron que era un buen negocio. No sabía que era un delito. Y fue el jefe de la policía quien me metió en esto. ¿Cómo iba yo a sospechar?
DIRECTOR Ya no puedo ayudarla, señora.
MONA LISA ¡Oh, no, ayúdeme!
DIRECTOR No puedo. Mi posición corre peligro y mi madre se encuentra al borde de la muerte.
MONA LISA ¡El gran mentiroso!
DIRECTOR Lo lamento. Adiós, señora. Que Dios la proteja. [Sale].
MONA LISA Hijo de puta... Y ahora ¿qué haré? No sé si tirarme al foso... Aún lo dudo. El Papa Clemente murió de impresión al enterarse de la muerte de Julieta. Felizmente, nunca supo que Julieta no era su hija... Pero me siento sola, desamparada, triste, desgraciada, me amenaza la prisión..., oh, ¿qué hacer? Calígula..., Calígula se encuentra tan solo como yo. Y viejo, lleno de verrugas y casi calvo, según me dicen. Pero me quiso alguna vez... Y puede volver a quererme. Nada es imposible. ¡Era tan bello! Esbelto, de pelo fino, casi transparente, amable... Incluso me pidió la mano..., pero en ese entonces [declamando] bajo la influencia nefasta del Papa Clemente creí que me la quería comer... Le escribiré con alguna excusa. [Escribe]. "Querido Calígula, quería hacerte saber cuánto me conmovió que nombrases cónsul a Incitatus. Tu actitud de respeto y amor hacia los animales merece mi más profunda admiración. Eres un hombre excepcional. ¡Y qué gustos refinados! Tu plato de lenguas de canaritos recién nacidos siempre tuvo gran éxito entre los invitados a mis soirées literarias... Sí, Calígula, en mi oh forzado exilio y para matar las horas abrí un salón para entretener a la flor y nata de esta ciudad... Jamás quise al Papa Clemente. Quiero que sepas que ese maricón melenudo me engatusó ofreciéndome el oro y el morro y todo quedó en agua de borrajas. Y ya sabes, conmigo apaga y vámonos o donde fueres has lo que vieres. ¡Si hasta me engañaba con la madre Teresa! Ya ves, se hacía la gata muerta... No me digas nada, veo tu cara. La corrupción y la inmoralidad se han extendido a todo el cuerpo social. De ti depende ahora el destino de la humanidad. ¿Y sigues tan guapo como siempre? Me estremece pensar en tus labios entreabiertos y palpitantes de placer... Ah, Calígula, si supieras. Te amo, te amo, te amo". Ya está. Perfecta. Seguro que caerá. "Hasta pronto, amor mío. ¿Vale?". Firmado: Mona Lisa. ¿Cómo hacérsela llegar? El maricón Marat controla toda la correspondencia... [Aparece INCITATUS a la puerta del palacio]. ¡Incitatus, guapo!
INCITATUS ¡Madama Mona Lisa!
MONA LISA ¡Incitatus! ¡Ha pasado tanto tiempo! Tu llegada es providencial. Me salvarás la vida, Incitatus. ¿Sabes que siempre te quise bien, verdad Incitatus mío? ¿Y sabes que siempre quise a tu amo, verdad?
INCITATUS ¿Te refieres a Calígula? Es un marica. Me engaña con las majas de Goya.
MONA LISA [Al público]. Desvaría el pobre caballo. [A INCITATUS]. Incitatus, cuéntame de la vida en el palacio.
INCITATUS Marat acaba de nombrar un comité de salud pública. ¡Quiere guillotinar a las ranas que croan con acento sureño y a todos los nacidos el 29 de febrero con una repugnante cola peluda saliéndoles del culo! Ha establecido la censura de todo material escrito.
MONA LISA ¡Qué horror! Justamente..., Incitatus, necesito hacer llegar algunas noticias a Calígula...
INCITATUS ¿De qué se trata?
MONA LISA Cartas..., una carta solamente. Vamos, dime que sí, no te costará nada... En cambio, yo podría perder la vida, Incitatus... Te juro que no hay nada de política..., ni de estética... [Se oye la voz de CALÍGULA].
VOZ ¡Incitatus!
MONA LISA Incitatus, Incitatus... Aquí tienes una muestra de mi amistad. [Pone una línea gigantesca de coca en el prado].
INCITATUS. Está bien, madama Mona Lisa... Lo haré. Tengo que volver, Calígula me busca. [Jala. MONA LISA se aleja]. ¡Voy, Calígula! [Abre la carta y comienza a leer]. "[...] quería hacerte saber cuánto me conmovió [...] influencia nefasta del Papa Clemente [...] Me estremece pensar en tus labios palpitantes... Te amo". ¿Qué? ¿Con que asuntos sin importancia, eh? La muy peluda, traidora... Casi me meto en líos... ¡Me quiere levantar a Calígula! ¡Pervertida! ¡Puta! ¡Monja! ¡Jamona! ¡Carroza! Calígula es mío, mío, ¡mío! No debe enterarse de nada... [Se come la carta]. [Se acerca MONA LISA]. [Luces para indicar el paso del tiempo].
MONA LISA Incitatus, Incitatus, pstt... [Pone una línea gigantesca de coca en el prado]. Incitatus...
INCITATUS Madama MONA LISA... [Jala]. Se la he entregado...
MONA LISA ¿Tienes respuesta?
INCITATUS No.
MONA LISA ¿La leyó?
INCITATUS Sí, claro, faltaba más.
MONA LISA ¿Qué cara puso? ¿Te dijo algo?
INCITATUS Ni una palabra.
MONA LISA [Al público]. No me lo esperaba, pero ya tengo la segunda carta. Seguro que caerá. [A INCITATUS]. Incitatus, capullito, tienes que llevarle una segunda carta... Te daré lo que quieras... No sabes lo importante que es para mí... Incitatus, te juro que no te molestaré más... ¡Oh, Incitatus, ten piedad de mí!
INCITATUS Está bien, madama, lo que quieras. Aquí esa carta... [MONA LISA le entrega la carta y sale. INCITATUS la abre y lee]. "Amor mío, querubín, corazón, ¿por qué tanta crueldad? ¿No ves que te amo? ¿Que te deseo? ¿Que te comería vivo? Calígula mío, debemos hablar. Debemos casarnos... Sí, como suena... Ya ves tú cómo es la gente... Las habladurías..., los chismes... Sé que no me crees, pero es verdad..., tú sabes que el Papa Clemente me raptó... Jamás creí las habladurías de tu corte..., que tú eras el padre de mi adorada hija... O que sí lo eras... Sé que por amor eres capaz de todo... ¡Y me gusta! ¡Oh, sí! Calígula, he aquí mi propuesta. Acéptala, estoy desesperada de amor. Quiero casarme contigo. Sí, como lo lees. ¿Te imaginas lo fantástico que sería? Además, Calígula, sería una alianza que te vendría de perlas... Tus gustos, refinadísimos por cierto, te obligan a aumentar los impuestos y eso te hace ganar el odio del populacho... Yo dispongo de una fortuna considerable. Sí, amor mío, soy rica, millonaria... Conmigo tu reino estará a salvo de acreedores y mentecatos... Dime que sí, querubín... Nos iremos de luna de miel a Montecarlo..., al Caribe..., a Isla de Pascua, donde quieras. ¡Ah, te amo!" Miren la muy maricona... ¡Vieja decrépita, jamona, barriguda! Tú y tus engaños... Calígula jamás leerá tu carta... [INCITATUS se come la carta]. [Luces]. [Aparece MONA LISA].
MONA LISA Incitatus, Incitatus, honey... [Pone una línea de coca en el prado]. ¿Tienes la respuesta de Calígula?
INCITATUS No.
MONA LISA ¿Has entregado la carta?
INCITATUS Sí.
MONA LISA ¿La leyó?
INCITATUS Sí. Se puso a dar brincos de alegría..., y lo celebró con las majas. [Al público]. ¡Toma, esperpento! [A ella]. Pero no me dio nada para ti.
MONA LISA ¡Oh, triste de mí! Calígula no me quiere.
INCITATUS Es verdad. No la quiere para nada, señora. Me ha prohibido aceptar más cartas suyas... Si me sorprendiese con usted, no sé lo que me haría...
MONA LISA Está bien, Incitatus. Has hecho lo posible.
INCITATUS Me ha dicho que tiene usted una expresión de anticipada satisfacción completamente incompatible con la ruin cautela de su mirada, con aire de haberse sacado recién los mocos.  [Sale. Se acerca el doctor].
DOCTOR Madama Mona Lisa, en qué estado deplorable la encuentro...
MONA LISA ¿Me conoce?
DOCTOR. ¿Y quién no, señora? Yo soy el doctor Cervantes, a su servicio.
MONA LISA Estoy desesperada...
DOCTOR Soy todo oídos.
MONA LISA No sé si confiar en usted...
DOCTOR Seré una tumba, señora.
MONA LISA Pues, bien, qué más da... Tengo que sacarme esta espina... Doctor, oh doctor Cervantes... Tengo penas de amor y la ciencia médica no puede ayudarme... Calígula..., Calígula... no me quiere.
DOCTOR Señora, hay más hombres en el mundo..., y de más valía.
MONA LISA No, qué me dice... Calígula es único... Con nada le convenzo... ¡Está enamorado de su caballo!
DOCTOR Todo el mundo lo sabe... Lo nombró cónsul llevado por su loco amor... Lo alimenta de alpiste seleccionado por efebitos... Lo baña en vodka que pimienta, tomate, perejil, un poco de currie, orégano, ajo, orejas de perros zurdos y ¡canciones de cuna! No me diga nada, ya lo sé.
MONA LISA Pero yo..., yo no puedo vivir sin él. ¡Antes la muerte! [Hace amago de tirarse al foso]. ¡Prefiero que me coman las pirañas a perder su amor! [El DOCTOR la retiene].
DOCTOR No, señora... Déjeme pensar... Creo que tengo la solución... Si la salvo de la muerte, señora... Es que, vea usted, soy cirujano...
MONA LISA ¿Cirujano? ¿Y así qué?
DOCTOR Hay una posibilidad... ¿Está decidida a quitarse la vida por Calígula?
MONA LISA ¡Oh, sí! ¡Que me coman los cocodrilos de mi amado!
DOCTOR ¿Y haría cualquier cosa por él?
MONA LISA Todo, todo.
DOCTOR ¿Se operaría incluso?
MONA LISA ¿Operarme?
DOCTOR Sí, la solución es simple..., si usted la acepta... Sé que es una decisión difícil...
MONA LISA Vaya al grano.
DOCTOR Bien, yo puedo hacerle la cirugía estética.
MONA LISA ¿Es como cambiarse de sexo, no?
DOCTOR Sí, algo.
MONA LISA ¿Y para qué me quiero cambiar de sexo?
DOCTOR No le voy a cambiar de sexo, señora... Simplemente haré unos retoques por aquí y por allá... para darle un aire más atractivo... a los ojos de Calígula, por cierto...
MONA LISA ¿Me quiere transformar en caballo?
DOCTOR Oh, no, solamente la cara y apenas unos pocos detalles... Unas orejas un poquitín más largas..., unos labios más anchos..., las fosas nasales un poquitín más abiertas... ¿Me entiende?
MONA LISA [Al público]. La solución ideal. [A él]. Claro que sí, doctor... ¡Usted es un genio! Me salva la vida... Y, en realidad, doctor, estoy tan harta de mi cara. Agobiada de mi sonrisa estúpida, de mi aire de superioridad, de mi mirada calculadora... De mi mirada de buey asustado pero con muy malas intenciones... Con cara de caballo pasaría desapercibida y quizás si hasta Calígula se enamore de mí... ¡Sí, doctor! ¡Opéreme de inmediato!
DOCTOR Enseguida, señora. [Abre su maletín y saca los instrumentos. La opera. MONA LISA se mira al espejo].
MONA LISA ¡Ay! ¡Qué mona me ha puesto, doctorcito! [Lo empuja y hace caer al foso]. Y ahora, manos a la obra. ¡Al palacio! [Canta].
  'THINK' (Areta Franklin) You better think! (Think!)
Think about what you're tryin' to do to me
Think! (Think! Think!)
Let your mind go let yourself be free
  Let's go back, let's go back
Let's go way on way back when
I didn't even know you
You couldn't a been too much more than ten (just a child)
  I ain't no psychiatrist
I ain't no doctor with degrees
But it don't take too much high I.Q.
To see what you're doin' to me
  You better think! (Think!)
Think about what you're tryin' to do to me
Yeah-eah think! (Think! Think!)
Let your mind go, let yourself be free
  Oh freedom! (Freedom!)
Said some freedom! (Freedom!)
Oh freedom!
Yeah freedom! (Ah!) Ah right now!
  Freedom! (Freedom!)
Oh freedom! (Freedom!)
Need you some freedom!
Oh freedom! (Ah!) Ah right now!
  Yeah! Think about it
You! Think about it
  There ain't nothin' you could ask
I could answer you with I won't (I won't)
But I was gonna change-ah my mind if
You keep doin' things I don't (don't)
  You better think! (Think!)
Think about what you're tryin' to do to me
(what you're tryin' to do to me)
Oh-oh-oh-oh think! (Think!)
Let your mind go, let yourself be free
  People walkin' around everyday
Playin' games and takin' scores
Tryin' to make other people lose their minds
Well be careful you don't lose yours
  Oh-oh! Think! (Think!)
Think about what you're trying to do to me
Woo-ooh! Think! (Think!)
Let your mind go, let yourself be free
  You need me (need me), and I need you (you know)
Without each other, there ain't nothin' neither can do
  Oh-oh yeah!
Think about it baby
(what you're trying to do to me)
To the bone baby
Think about it right now
  Yeah-eah right now! (to the bone, you need me)
Oh-oh right now! (to the bone, you need me)
Yeah said right now (to the bone, you need me)
Need to change your mind (think about it) baby baby baby
Woo! (to the bone, you need me)
To the bone baby (to the bone, you need me)
Yeah-eah, woo-ooh! (to the bone, you need me)
To the bone (think about it) baby baby baby
  [Se pone a trotar, relincha. A medida que se acerca al palacio, los gestos de caballo son más acentuados]. Uf, qué rara me siento. [Relincha]. Me ha dado por relinchar a propósito de nada... No lo puedo impedir... Pero qué movida magistral... Ahora [corcovea y relincha]. Calígula se enamorará de mí y yo salvaré el pellejo y me [vuelve a corcovear] apoderaré de su palacio. ¡Ja, ja, ja, ja! [Relincha]. [INCITATUS se asoma a la puerta del palacio].
INCITATUS ¿Si? Oh, my God..., ¿y ésta? ¡Una yegua!
MONA LISA [Corcoveando]. ¿Eres tú el famoso Incitatus?
INCITATUS [Alagado]. Él mismo...
MONA LISA [Relinchando]. Mierda, no puedo impedirme de relinchar... Yo soy..., eh, Rocinanta, Incitatus.
INCITATUS ¡Qué nombre tan bello!
MONA LISA ¡Oh, Incitatus, protégeme, por el amor de Dios! Unos malvados me persiguen y no tengo dónde refugiarme. [Corcovea].
INCITATUS [Abriendo]. Entre, entre, Rocinanta. Aquí estarás a resguardo... [Aparece CALÍGULA].
CALÍGULA ¿Qué veo? ¿Qué significa esto, Incitatus?
INCITATUS Una pobre mujer..., Calígula. Perseguida por unos malvados... Le he dado refugio...
MONA LISA Unos malvados muy malos, Calígula... Han intentado someterme a mil vejaciones... Mi castidad y mi dignidad de doncella se encontraban en aprietos, Calígula. [Corcovea y relincha]. Unos malos muy malos han querido aprovecharse de la terrible miseria de mi padre y me han querido comprar... Al oponerse él, le han cortado en pedazos...
CALÍGULA [Al público]. ¡Pero qué guapa es! Incitatus, a su lado, parece un caballo de palo de escoba..., una flor mustia..., un culo alemán..., un peón de ajedrez..., ¡un caballo de Picasso! [A INCITATUS]. Incitatus, prepárale sus aposentos. [A ella, tirándole besos]. ¡Cosa rica! De sólo mirarte estoy a punto de correrme... ¡Oh, dioses! ¡Rocinanta!
MONA LISA [Al público, corcoveando y dando coces]. No sé qué me pasa... ¡Calígula es un esperpento! ¿Cómo pude llegar a pensar que me podía casar con él? ¿Irme a la cama con el padre de mi hija, este engendro? ¡Jamás de los jamases! En cambio, Incitatus está para comérselo... No sé... Esas patas gruesas y viriles..., ese rabo peludo..., esas orejitas puntiagudas... ¡ay! Me muero de amor. [A INCITATUS]. Psst, ricura...
INCITATUS [Coqueto, a ella]. Rocinanta... [Brinca].
CALÍGULA Rocinanta, Rocinanta, el corazón se me sale de pasión... [Se saca el corazón y lo arroja a los pies de MONA LISA]. Usted es la caballa que he estado esperando toda la vida... Sí, es verdad... ¿Cómo decírselo, Rocinanta? Usted es una aparición..., una enviada de los cielos... Rocinanta, Rocinanta, ¿quiere casarse conmigo?
MONA LISA [Relincha]. ¡Calígula! [Al público]. ¡Arg, el bestia se ha enamorado de mí! [A él]. ¡Oh, oh, oh, Calígula!
CALÍGULA Rocinanta, pídame lo que quiera... ¡Soy todo suyo, y mi palacio! Oh, qué inconsciencia mía, Rocinanta, está usted aterida de frío. Y debe de estar cansada luego de huir de esos malhechores... Hablaremos después. Le probaré mi amor, Rocinanta, pero por lo pronto es necesario que usted se reponga... Le prepararé un baño yo mismo.
MONA LISA Espero impaciente, oh gran Calígula.
CALÍGULA [Al público]. ¡Qué profunda es! ¡Qué pulcra! [A ella]. Por cierto, amor. ¡Marat! [Sale].
INCITATUS [A ella]. Oh, no, Rocinanta, cásate conmigo. ¿Qué vas a hacer con este animal? Estoy aburrido de sus engaños y a ti te engañaría también, como a mí con las majas, y la Marilín, y la Venus... ¡Si hasta me ha puesto los cuernos con las tortugas Ninja!
MONA LISA Es un infame.
INCITATUS ¡Y sodomizó a 'La alegoría de la fe', de Vermeer!
MONA LISA ¡Qué espanto!
INCITATUS Te quiero, te amo.
MONA LISA ¡Y yo, Incitatus!
INCITATUS ¿Nos echamos un polvo mientras vuelve el tirano?
MONA LISA Oh, sí, ven aquí, abrázame. [Se abrazan].
INCITATUS. Rica, dame tu lengüita.
MONA LISA Ay, qué orejitas. Déjame chupártelas.
INCITATUS Ay, Rocinanta, qué culito tienes. [Se ponen en posición de aparear. Aparece CALÍGULA].
CALÍGULA ¡Incinatus! [Se oye el ruido de un avión. Un avión desciende en el prado. INCITATUS y MONA LISA corren hacia el avión, seguidos por CALÍGULA. Entra el PAPA CLEMENTE, DIRECTOR DE MUSEO y MARAT en su persecución. Se oye 'As Time Goes By' [Chet Baker] como música de fondo].
CLEMENTE [Con papeles en la mano]. ¡Deténgalos!
MONA LISA ¡Ay!
CALÍGULA [Al DIRECTOR]. No des un paso más o eres hombre muerto... [Mirando al PAPA CLEMENTE]. ¿No te habías muerto, pelón?
CLEMENTE ¿Muerto? No, para nada. No sólo no me he muerto, sino además me he topado con cientos de Papas Clementes...
DIRECTOR Calígula, no pueden escapar.
CALÍGULA Pon sus nombres en el formulario. Quiero que parezca oficial. Los nombres son Incitatus y Rocinanta. [Al PAPA CLEMENTE]. ¿Qué? ¿Cientos, dice?
CLEMENTE Sí. Todas las reproducciones gráficas han cobrado vida. ¡Nous sommes ruinés!
CALÍGULA ¡Quel horreur!
CLEMENTE Ya no valemos nada. Todos somos iguales... Sólo la virtud nos distinguirá a unos de otros...
CALÍGULA ¡Escandaloso!
MARAT No, Calígula, Rocinanta es MONA LISA... Es que se operó para ganar tu amor, pero..., ya ves...
CALÍGULA ¿Rocinanta Mona Lisa?
CLEMENTE ¿Rocinanta Mona Lisa?
MARAT Sí.
CALÍGULA ¿Quién te lo ha dicho?
MARAT El jefe de la guardia pretoriana.
CALÍGULA [Altivo]. Ah, en ese caso me es indiferente. [Al PAPA CLEMENTE]. Tiene usted razón, dadas las circunstancias históricas actuales la virtud se impone como el mal menor, ¿n'est-pas? [Al DIRECTOR]. Llene los formularios.
MONA LISA [A CALÍGULA]. ¿Por qué ha escrito mi nombre?
CALÍGULA Porque te vas con él.
MONA LISA No lo entiendo. ¿What about you?
CALÍGULA Me quedo aquí para controlar al director. Así pueden irse ustedes tranquilos.
MONA LISA ¡Oh, no, anoche me dijiste otra cosa!
CALÍGULA Dijimos muchas cosas.
MONA LISA ¡Oh, no, Calígula!
CALÍGULA Vete con Incitatus. Perteneces a él. ¿Sabes lo que pasaría con nosotros si te quedaras? Terminaremos en cana. ¿No es verdad, señor director?
DIRECTOR Me temo que sí. Mona Lisa se ha transformado en caballo y ya no tiene el menor valor. Se la busca por tráfico de drogas.
MONA LISA ¡Oh, no!
CALÍGULA Si no te vas con él, you will regret it. Maybe not now, pero algún día sí, y lo lamentarás para siempre. For the rest of your life.
MONA LISA And what about us?
CLEMENTE Estoy en la ruina. No pueden escapar.
CALÍGULA Nos quedan nuestras memorias. Y nuestras cartas.
MONA LISA En las que te decía que nunca te dejaría.
CALÍGULA Tengo que hacer otras cosas. El mundo está muy loco. Algún día entenderás. No llores, Mona Lisa. [Se va con INCITATUS. Las hélices del avión se ponen en marcha].
INCITATUS Are you ready, Rocinanta?
MONA LISA Yes. [A CALÍGULA]. Dios te bendiga.
DIRECTOR Tú eres un sentimental, ¿no es así?
CALÍGULA Quédate donde estás y no te muevas. [Lo apunta con la pistola].
DIRECTOR Ella se fue porque sabía que estabas mintiendo.
CALÍGULA Gracias por no impedirlo.
DIRECTOR Ahora te tengo que arrestar. Has dejado escapar a Mona Lisa.
CALÍGULA Apenas el avión esté en vuelo, señor director, no antes. [El avión comienza a volar].
CLEMENTE ¡No pueden escapar! [Al DIRECTOR]. ¡Deténgalos!
DIRECTOR Demasiado tarde, MONA LISA va en ese avión. Se ha escapado.
CLEMENTE ¿Y qué tienes que no haces nada? ¡Detenlos! ¡Dispara!
DIRECTOR Pregúntale a Calígula. [El PAPA CLEMENTE va a llamar por teléfono].
CALÍGULA Get away from that phone.
CLEMENTE No pienso.
CALÍGULA Si no lo haces tendré que dispararte. [El PAPA CLEMENTE toma el teléfono]. Put the phone down! [El PAPA CLEMENTE no lo hace y Calígula le dispara. El PAPA CLEMENTE cae muerto. Entran los guardias].
DIRECTOR [Se acerca a ellos]. El Papa. Vayan a buscar a los sospechosos habituales.
GUARDIA II Sí, mi capitán. [Recogen el cadáver del PAPA CLEMENTE y salen].
DIRECTOR [Tomando una botella y a CALÍGULA]. No eres solamente un sentimental. También eres un patriota.
CALÍGULA Sí, hay que comenzar alguna vez.
DIRECTOR Esta vez tienes razón. [Deja caer la botella. El avión se aleja]. Sería bueno que te alejaras del palacio, Calígula. Por un tiempo.
CALÍGULA No me harían mal unas vacaciones.
DIRECTOR Te puedo pagar el viaje. [Alejándose ambos].
CALÍGULA Señor director, creo que este es el comienzo de una bella amistad. [Aparece MARILÍN, que coge el teléfono, seguida por VENUS, MADAME H.P., MAJAS, ZEUS].
MADAME H.P. ¡Mais non, il était de la resistance!
VENUS ¡Zeus, no!
MAJAS ¡E pericoloso sporgersi da fenestra!
MARILÍN Al fin un teléfono. Aló? Aló?                              
  TELÓN
[La imagen viene del blog La Estantería de Arriba].
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lisperguer · 11 years
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La reina de la Atlántida
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[Claudio Lísperguer] [Pieza representada en un bar, con gran afluencia de público. Publicada en la revista Pasaje 49 (Ámsterdam, Países Bajos), verano de 1995.]
Personajes:
ISOLDA, JUANA DE ARCO, MONJE, REINA DE LA ATLÁNTIDA, ÁRABE I, ÁRABE II, CORO, CARDENAL, DIOS, PIRATA, ÁRABES, EMIR, SULTÁN, SIR LAWRENCE DE ARABIA, ROMMEL, IDI AMIN DADA, ALADINO, ANÍBAL, BURROUGHS, GADDAFI, SIMBAD EL MARINO, VICARIO, CABRA
Paisaje desértico, wagneriano, operístico. ISOLDA y JUANA DE ARCO vestirán como pajes renacentistas o, alternativamente, como brujas griegas. MONJE como monje benedictino. REINA DE LA ATLÁNTIDA como Cleopatra, pero con elementos modernos. VICARIO como gánster. ÁRABES como árabes. El CORO estará compuesto por look alikes de Elvis Presley. ISOLDA y JUANA DE ARCO en un balcón que da sobre unas dunas. A los pies del balcón, el CORO.
  CORO Historia vamos contar,
¡pelos de punta parar!,
sob un santo religioso,
que non quería follar.
  JUANA DE ARCO Pero, no, nada en absoluto,
nada, pero nada de eso,
simplemente habíale el amor
resquebrajado movido seso.
  CORO Comenzad ya de una vez
nosas hermanas do caridad,
non quel público prefiérade
de recorrer ir la ciudad.
  TODOS ¡Ale, ale, ale,
vamos a por lo nuestro,
caviar, champaña, moza,
a gozar con queste entuerto.
  ISOLDA Viejo monje benedictino,
gordo com tonel,
ciego, desesperado,
esconderse ha en burdel.
  JUANA DE ARCO ¡Te equivocas, insaciable,
y ofendes al Señor,
el monje aqueste fue a convento
a follarse al señor prior!
  ISOLDA El vicio os consume,
corroe vostra alma podrida:
o monje y o superior
se amaban ya de por vida.
Criáronse que han
a misma teta mamando:
a madre es de por vida
tal a cocina o cilantro.
  CORO ¡Y era, oh, un sano amor!
¿O cardenal mandó enclaustrar,
para evitarse bochorno,
en diminuta celda do convento
queste monje benedictino?
  JUANA DE ARCO Entregados a la vida,
a os quesos, a buen vino,
pronto la ensotanada pareja
noticia fue vespertino.
  ISOLDA Como mujer dol hospicio
asolaba aquel lugar,
raptando os chiquilines
  JUANA DE ARCO Loco de celos el cardenal,
a los dos hizo encerrar
en la celda della torre
del convento que da al mar.
  ISOLDA De pronto una alada figura
sombras proyecta sobre muro,
larga cuerda asoma
simulando ser un burro.
A rescatalle de prisión
vino un ángel enviado,
ca o Papa dell Vaticano
do monjil hase prendado.
  CORO Grande brinco pone
a cuerda dando agarrone.
¡Allá va, allá va,
nuestro monje volador!
¡En cada manga un jamón
y un juego de tocador!
  JUANA DE ARCO
Mas, oh, gran desgracia,
vientos, justicia divina,
fugitivo, ángel et jamón
de bruces dan en piscina.
  CORO El mar, quiéredes decir.
  ISOLDA Era a forma do falar.
De la mar embravecida
o ángel non ha de emerger
ca durante o breve vuelo
el jamón se dio en comer.
  JUANA DE ARCO ¡Dios nunca los suyos abandona;
ca gravísimos pecados condona!
  ISOLDA Sentado en trono
junto a Virgen fumando porro,
oye el buen Dios los gritos
del monje que está dos morros.
  JUANA DE ARCO Hinchando los carrillos
con el suyo pelo despeinado,
sopla el buen Dios
un viento que es don tornado.
Apóstase tras velero
de calavera bandera;
ignorábalo todo Él
o bote pirata era.
  ISOLDA Negra se hace la mar,
altas, atormentadas las olas,
los rayos quiebran la noche,
aúllan las cacerolas.
  CORO ¡Llegado que ha el bergantín,
a él se encima nuestro monjín!
  MONJE Señor mío, pirata,
gracias por la cortesía,
aquí jamón, aquí culito
que rindo a su Señoría.
  JUANA DE ARCO O noble corsario empero,
azotes le ha de dar;
su pata de palo luego
como dildo ha de usar.
  ISOLDA ¡Triste destino del monje,
solo, abandonado a la mar:
en una balsa de palitos
al negra África va en dar!
  JUANA DE ARCO Ni bien desembarcado,
bajo sol ardiente, tenebroso,
un emir lo compra esclavo
y lo mete nul calabozo.
  ISOLDA A pan y agua le tiene
cuarenta y cuatro semanas;
o emir obligádole ha
a sustentarse de ranas.
  CORO ¿Y quebrole la voluntad
a questa sacra potestad?
  ISOLDA ¡Claro está!
  JUANA DE ARCO Las noches del poblado
con gran alarde divierte:
bailando desnudo, et peluca,
la turca danza del vientre.
  CORO ¿Diente con diente da,
de tanto frío que ha?
  ISOLDA El corazón del emir
resopla con la emoción,
hasta el tuétano enamorado,
compónele bella canción.
  CORO ¡Viva ol monje volador
y su juego de tocador!
  ISOLDA Grandes cejas pintose
en la suya redonda cara,
pistolón en mano gritaba:
¡La raja la vendo cara!
  CORO ¡Doña Isolda, doña Isolda,
no mostréis tan mala saña!
  JUANA DE ARCO Se creía cual doncella
por vil emir profanada,
huyendo de lascivo padre
que a la noche la buscaba.
  MONJE/ISOLDA ¡A mí, monjes del planeta!,
diz las cabezas cercenaba,
de tales infieles moros
que su honor amenazaban.
  JUANA DE ARCO Hízose un viento ratón
que a barullo puso fin,
pudiendo el señor emir
proseguir con su festín.
  ISOLDA Helo otra vez conspirando,
rotundo haciéndose el muerto;
enterrádole le han
en las arenas do puerto.
En cayendo la noche espesa,
monje: ¿cómo salir do entuerto?
Al primer toque do responso
húyese hacia el desierto.
  CORO Gran tormenta se avecina.
¡O buen Dios en la cocina!
¿Llamado no ha el emir
a su esposa la sultana,
encareciéndole as misión
de quitalle la sotana?
  JUANA DE ARCO La arena le cubre los olhos,
los labios, las orelhas,
la nariz, la frente,
el monje questa doncella.
  ISOLDA Rescatado que lo han
de tan siniestra tormenta,
dos caballeros árabes
le alimentan té de menta.
  ÁRABE I En tal y tal montaña,
a dos leguas de aquí,
gran caverna se trova
diz Salón del Marroquí.
  ÁRABE II Holgada que está
de grandes signos fenicios,
que atestiguan que la tierra
de hecho tuvo otro inicio.
  MONJE Habiéredes me llevar
a tan ilustre campaña:
ca siempre sospecha tuve
que Dios grande patraña.
  JUANA DE ARCO Nada de pleistoceno,
ni pterodáctilos, ni monos,
ni herbívoros dinosaurios,
ni multo cabalhos nonos.
  ISOLDA Gran civilización,
del espacio provenir.
Quedáronse en la gran mar
a esperar el porvenir.
  JUANA DE ARCO Quizá de luna venían,
en cohetes arriba montados;
nuclear energía sua contributio
a extinció dos pescados.
  ISOLDA Rey das africanas tierras
guerra quiere dar
para la mar nuevamente
de pececitos poblar.
  JUANA DE ARCO Empero enamoradizo sultán
prendado queda del rey la filla,
mas como atlántidos negaren
a la mar echa en guerra una flotilla.
  ISOLDA Explosiones por doquier,
princesa enamorada,
fenicios bombas tirar
dejando grande cagada.
  CORO Ahí va, ahí va,
ya se hunde en el siniestro
la Atlántida sociedad
la mar haciendo un desierto.
  JUANA DE ARCO Un solo oasis queda
en el cor della África, oculto,
donde reinan las amazonas
dedicadas al falo culto.
  ISOLDA Y hélole que ha en la caverna,
árabe le enciende pasto,
la humareda envuélvelo todo,
dejándole rey de bastos.
  JUANA DE ARCO Taponea o malo árabe
con ramas de gruta la ventana;
fétida humareda empuja
de nefasta marihuana.
  MONJE ¡A mí, que con drogas me seducen,
la risa ya no la aguanto;
apretadme los pezones,
que he de morir de espanto.
  CORO Por los fumos colocadillo
púsose a falar tal loquillo.
  MONJE Mas, ¿cuánto ha que pasó
la larga pasada semana?
¿Por qué insiste en falarme
esta parlante sotana?
¿Verdad será que la mar
de ríos do mundo se alimenta,
que los muertos pararse han
en espolvoreándoles pimienta?
¿Y cómo que a tierra
tan lejos se ve,
si acaso tan siquiera
elevádome en coelo he?
  ISOLDA La risa sobresaltole.
Rebotando en su sotana,
espoloneando raudo camello
dar fue o harén de sultana
.
CORO ¿Aquesta que os
malos árabes envió
para llevale a gruta
que nadie jamás non vio?
  JUANA DE ARCO Questa gorda dama bigotuda
envióle eunuco mayordomo
con perentoria orden
de ofrecelle oro y romo.
  ISOLDA Trasladósele a una celda
con grandes aires do mazmorra,
donde cautivo diz le tuvo
la fémina, infame zorra.
  MONJE ¡Pero, quién es usted, señora!
  REINA ¡De la Atlántida la reina!
  MONJE ¡Más bien parece una zorra!
  CORO ¡Oh, oh, hanle de azotar,
para enseñalle a falar!
  ISOLDA/JUANA DE ARCO ¡Pero no, pero no!
  CORO ¿No era o marqués do consola?
  REINA Ay, señor, heme holgada
de tal escritor recibir,
¿non vos acaso autor
del arte del mal vivir?
  MONJE ¡El mismo, el mismo!
  CORO Nuestro monje vocifera,
convencido el infeliz
de ansí evitar a perrera.
  MONJE Calamidades mult grandes,
socials trastorns, o invento do neón,
disolució das familias,
¡mesmo de conventos cerrazón!
  CORO ¿Palpitábale agitado
le roso corazón:
pom, pom, pom?
  REINA Amor mío, amor mío,
al fin doy con usted,
a la madrugada le espero
en el fondo do toilet.
  MONJE ¡Ay, ay, libradme,
libradme desta prueba:
te daré, doy fe,
trocito la mía breba!
  CORO ¿Mas a quién pedía tal cosa
queste monje mal habido?
  ISOLDA/JUANA DE ARCO Ah, seguro que ser ha sido
a eunucos trop desabridos.
  CORO ¿Mas cómo enteródese la mora
da existencia da escritora?
  ISOLDA/JUANA DE ARCO La sultana habiérede...
  TODOS ¡Par Dieu!
  ISOLDA/JUANA DE ARCO O corrello electrónico...
  TODOS ¡Mon Dieu!
  ISOLDA La atlántida enamorada,
castillo le ha de poner
rodeado de marismas,
gigantesco necesaire.
  JUANA DE ARCO La corte comenzaba,
bandejas van y vienen,
manjares, doncellas,
pero monje nada quiere.
  CORO Whiskey, wodka, ginebra,
manzanas, dulces melones,
Chanel, Christian Dior,
¡de látex os seus calzones!
  ISOLDA/JUANA DE ARCO ¿Oh, palpitábale agitado
le roso corazón:
pom, pom, pom?
  CORO Corceles, videos,
películas, ostras,
non caso ha:
o monje non enrostra.
  MONJE Oh, Señor mío,
que en cielo estás,
libradme de tentación,
que el Mal me ha.
  TODOS ¡Y quiérede escapar!
  CORO Mas señora princesa
abierto la puerta ha.
  ISOLDA Imaginaos la intriga.
Monje va de puntillas.
  CORO Barriguita pum, pum, pum,
¿contra muros y pasillos?
  JUANA DE ARCO Sigiloso abandona,
por las sombras protegido,
la sua jaula de oro
a sultana dar merecido.
  ISOLDA Pero saltado que ha
pozo de cocodrilos,
pirañas renacentistas,
el alma quedole en vilo.
  JUANA DE ARCO Hela ahí la marrana
dechado de pundonor,
entregando a legionario
esencia de morisco honor.
  CORO ¡Dale, dale,
más, más, más!
¡Por delante,
por detrás!
  MONJE Pero, cómo, destino mío,
frívola la mía princesa,
¿non que haciéndole está
una famosa francesa?
  CORO Oh, cor mío,
ahora vuelta se da.
  JUANA DE ARCO ¡No digas nada, no digas nada,
a boca has de cerrar:
el resto muy quedamente
lo poso imaginar!
  ISOLDA Mas, de pronto, de los infiernos
visión, princesa araña se torna,
y de un solo mordiscón
trocitos soldat tira en redonda.
  JUANA DE ARCO Ah, ah, reina caníbal,
cruel destino merecéis;
quienes el cor os entregan
habéis de trozar en seis.
  CORO ¡Pierna la una,
pierna la dos,
brazo el uno,
brazo el dos,
cabeza la única
y el pijarrón!
  ISOLDA Como cual araña reina,
en follando ha de matar;
alimentar ha las larvas
que ella non quis abortar.
  CORO ¿Gritole, quizá,
oh, infiel marrana?
¿Olvidósele quizá
que so Dios tiene romana?
  TODOS ¡No, no, mudo queríase estar
por terso pellejo salvar!
  JUANA DE ARCO
El grito saliole lento,
malherido el corazón;
mas no podía avanzar:
trabádosele había le calzón.
  MONJE ¡Auxilio, auxilio,
volvedme al mi aposento,
questa cruel dama caníbal
usarme quer de alimento!
  REINA ¡No saldrás de aquí,
sino hasta darme contento:
ingrato monje panzón,
no sabéis lo que yo siento!
  CORO ¡No todos han de morir,
quienes a la reina placen,
que aquellos que dan placer
en la alacena yacen!
  MONJE ¡Qué decís, madre mía,
cuál alacena es tu gloria:
quiérome fullir deste lare
y no morir en la noria!
  REINA Habidos en la alacena
esperan la eterna vida,
metidos en botellones
que vienen de extraña vía.
Nuestros padres del espacio,
orden han dado por sí:
Guardaos vos dos monjes
que carecen de sisí.
Si me complacéis,
al armario has de dar,
en remojo has de esperar
el día do juicio final.
  CORO ¿La eterna vida promete
por darse gusto nel queque?
  REINA Los ángeles llegados,
el botellón abriré;
con vostra alma, sedienta,
al espacio migraré.
  MONJE Vade retro, saturnina,
no lo quiera a madre mía,
siendo de dama virgen
llegar quiero a fin da vida.
  ISOLDA Feroz, las cejas enarcando,
abre la reina puerta prohibida:
héla ahí una larga galería
de ilustres señores de baba caída.
  JUANA DE ARCO ¿Y esto qué es?, preguntole.
Diz os señores dos quien hablé:
el día de San Pancracio,
a questa vida volveré.
  REINA No temáis, monje frivolón,
los ángeles están por llegar;
la eterna vida nos traen
para infinito jolgar.
  MONJE ¡Non, non, mil veces non!
  CORO ¡Insensato, condenaos si ben queréis,
pasar a vida en zurciendo molto jerséis!
  ISOLDA/JUANA DE ARCO En frascos reductos a feto tamaño
viérede feroz galería
dos más ilustres del mundo
posando jívaramente nas estanterías.
Aqueste Sir Lawrence de Arabia,
Rommel, Idi Amin Dada, Aladino;
aqueste Aníbal, Burroughs, Gaddafi,
e queste acullá o Simbad el marino.
  CORO ¿Habiéronle puesto quizá,
ácido lisérgico en la mermelá?
  JUANA DE ARCO ¡Pero, no; pero, no:
o monje a grandes gritos se da!
  ISOLDA Despechada, llena de odio,
la princesa planea venganza.
Reino promete a negro tontón:
¡Pero poner le has a mordaza!
  JUANA DE ARCO El monje trabado había
amistad con biblioteca,
donde pasaba los días
leyendo sob os aztecas.
  CORO Em punta das pirámides
os malignos sacrificios;
cabezas rodando van
con ocasión de solsticios.
¿Es que ciencia por doquier,
historia do nunca acabar,
hubiérede secreto motivo
para aparear con el Mal?
¡Ay, ay, cómo palpita o cor!
  ISOLDA Hélole allí que ya va
al aposento queste dormir,
sin saber o pobre monje
que ahí habrá de morir.
  JUANA DE ARCO Artero entró vicario malo,
ocultóse tras las cortinas:
cuando profundo monje dormía
clavole daga en la suya puatrina.
  SICARIO Hete quí yo que te he matado,
por orden de la sultana,
rápido, rápido, muere,
que poner me he tu sotana.
    ISOLDA ¡Órdenes ha dado ya,
de la follar enseguida!
Atisban cocodrilos et pirañas
la cabeza muy erguida.
  CORO ¡Claro, faltaba más,
o negro e o Fantomás!
  JUANA DE ARCO Trucidado que lo ha,
disfrazado huye el soldado,
ocultar ha su traición
con los suyos diez ducados.
A medianoche, a luna llena,
a ululando zorros y lobos,
arrástrase lenta el alma
o monje por so los codos.
  ISOLDA Cual manta, sábana, edredón,
blanco como el temor,
corre por atlándido palacio
el alma do monje cual tambor.
  CORO ¡Pom, pom, pom,
pom, pom, pom!
  JUANA DE ARCO
Pavor le entra a la reina,
que asomada está a ventana;
cae dol pavor, dos cabeza,
en el pozo mesma sultana.
  ISOLDA  Soldado a Libia logró,
donde questa historia tremebunda
a doctas santas monjas
temblando que ha diz contó.
  JUANA DE ARCO Y o emir despechado
al negro soldado diz azotar
con una cuerda de miles
de fojas do bem rasurar.
  TODOS Hélo, pues, aquí el desenlace
del andar do monje lascivo;
queste que Dios buen padre
reencarnar haría tal chivo.
  JUANA DE ARCO Recordando la vida pasada,
bestiol multo vindictivo,
todo vegetales dolt oasis come,
dejándolo estéril, non productivo.
  ISOLDA A emir los cuernos
clava en el trasero;
da traspiés cayendo
de cabeza en un caldero.
  JUANA DE ARCO Quemóse que habido ha,
palacio o mala sultana,
su imperio desparece
en men de una semana.
  CORO ¡Oh, oh, destino!
  TODOS ¡Aprended, mortales,
de tierno cor:
cómo o desenfreno matar pode
o sustento da razón!
  CORO ¿Pom, pom, pom?
  TELÓN Nota 1. 'La reina de la Atlántida' está basada en la película 'L'Atlantide' (1921), de Jacques Feyder.
Nota 2. Los personajes, en gran parte intercambiables, se comunican, como se advertirá, en una parodia de español antiguo, pero agregando rasgos de subnormalidad y demencia. Los personajes son obscenos, al mismo tiempo que fríos e indiferentes; gesticuladores y exagerados, pero con control de sí mismos. Mientras ISOLDA y JUANA DE ARCO narran la historia, ésta debe ser representada (cuando sea conveniente) al mismo tiempo en el escenario, recurriendo a técnicas de cómics en lo que se refiere a la iluminación. Debe tenerse en cuenta, además, que la pieza usa profusa y enfáticamente códigos circenses.
[Imagen viene del blog Chicharroneses].
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lisperguer · 11 years
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Las actas del comité
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[Claudio Lísperguer] [Sainete jocoso para circo. Fue publicado en Ciudadela 57 (Ámsterdam, Países Bajos), mayo de 2003, y representada como lectura dramatizada en el restaurante El Huaso. Cuando el juez Garzón hizo detener a Pinochet en Londres, fundamos el Comité contra la Impunidad para apoyar el juicio del dictador en España proporcionando a los medios informaciones traducidas pertinentes. El comité terminó finalmente con el grupo original al declarar que, oficialmente, los derechos humanos estaban subordinados a la lucha por el socialismo. Esto provocó mi alejamiento del comité y el espíritu que me anima en estas páginas al retratar el ambiente y los personajes de ese club. El carácter circense y ostentosamente bruto y grosero de algunos personajes define bien al militante promedio.]
  PERSONAJES
1 RASPULÍN
2 LA ENANA PETISA
3 ÑA GUATA
4 PAN DE DIOS
5 COLO-COLO
6 SAN SEBASTIÁN
7LA GATA NEGRA
8 CHOBÍN
9 COMANDANTE MAGAÑÍN
  RASPULÍN Señores y señoras, damas y caballeros, vamos a comenzar la gran matiné gran del comité contra la impunidad de Pinochet y para que lo extraditen a España, compañeros.
TODOS ¡Sí, que lo extraditen a España al maricón!
RASPULÍN Sí, compañeros, para eso nos estamos reuniendo. ¿Es verdad o no es verdad, comandante MAGAÑÍN?
COMANDANTE MAGAÑÍN Sí, RASPULÍN. Juro de guata que es la pura verdad, compañeros.
TODOS ¡Que se ponga de guata! [Persiguen al COMANDANTE MAGAÑÍN, hasta que este los detiene, les da la espalda y, levantándose los faldones que llevará, mostrando un enorme culo plástico de color rosa, soltará un sonoro pedo de corneta].
COMANDANTE MAGAÑÍN ¡Yo sólo me pongo guata arriba cuando me han pegado un puñetazo, bandoleros!
ÑA GUATA ¡Mejor que jure de poto!
CHOBÍN El COMANDANTE MAGAÑÍN no miente nunca, compañeros.
TODOS ¡Salta pal lado! [Por instantes brincan TODOS de un lado a otro].
RASPULÍN ¡Orden, compañeros, pido un poco de orden! [Cuando se tranquilizan los personajes]. Vamos a pasar lista.
SAN SEBASTIÁN ¡Mejor pásame un porro!
LA GATA NEGRA ¡Para mí, un Gato Negro!
RASPULÍN ¡SAN SEBASTIÁN!
SAN SEBASTIÁN ¡Presente!
RASPULÍN ¡ENANA PETISA!
LA ENANA PETISA ¡Petisa será tu penca!
LA ENANA PETISA Y ÑA GUATA ¡Ay, se nos cayó el casé! ¿Le mancillamos la honra a alguien? ¡Oy, qué falta de respeto!
RASPULÍN ¡CHOBÍN!
CHOBÍN [Desde detrás de una silla]. ¡Estoy escondido!
RASPULÍN ¡PAN DE DIOS!
PAN DE DIOS ¡Voy a la esquina a ver si vengo!
RASPULÍN ¡ÑA GUATA!
ÑA GUATA Presente, gran camarada gran.
RASPULÍN ¡GATA NEGRA!
GATA NEGRA ¡Ya voy, ya voy!
RASPULÍN ¡COLO-COLO!
COLO-COLO Aquí estamos, hermano huinca tamboreado. Aprovecho para pedir la palabra, compañeros.
RASPULÍN Después de que pase lista, compañero COLO-COLO. Todo a su tiempo.
RASPULÍN ¡COMANDANTE MAGAÑÍN!
COMANDANTE MAGAÑÍN [Da un paso adelante, pero no puede avanzar más porque ÑA GUATA se lo impide poniéndole una mordaza].
Pprrr...
ENANA PETISA Propongo que se tome acta de la matiné para no olvidarnos de nada, camaradas.
RASPULÍN ¿Dónde está el COMANDANTE MAGAÑÍN? Juraría que lo he visto por aquí.
SAN SEBASTIÁN [Escondiéndose].
¡Que coma más pasas el compañero!
GATA NEGRA ¡Más zanahorias para el desmemoriado!
ÑA GUATA No está. No vino.
CHOBÍN ¿En qué orden compañera?
SAN SEBASTIÁN ¡Pero si tiene más panza que cerebro!
ENANA PETISA y ÑA GUATA ¡Oh, tremenda falta de respeto! ¡Vamos a llamar al director!
COMANDANTE MAGAÑÍN ¿Kjeh detttehhoor?
RASPULÍN Yo no sé nada. ¿Acaso tengo que saber por dónde anda el director? Yo también tengo mi vida. ¿Ande andará? [Busca por todos lados, exageradamente].
RASPULÍN Tiene razón, la compañera.
PAN DE DIOS Si hubiera venido, ¿dónde andaría? [Se pone a buscar].
TODOS Ooohhhh, ¿ande andará? [Buscan TODOS].
RASPULÍN Voy a leer la orden del día de la matiné, compañeros. [En medio de algo de bullicio, pues los personajes hablan unos con otros, prestando poca atención al orador]. Lo primero es que hay que escribir una declaración.
SAN SEBASTIÁN ¿Una declaración? ¿Pará qué una declaración, compañero RASPULÍN?
RASPULÍN Para pedir al Straw que extradite a Pinochet.
PAN DE DIOS Que la escriba EL COMANDANTE MAGAÑÍN.
ÑA GUATA y ENANA PETISA ¡Tiene la letra fea!
RASPULÍN ¿Tiene una sugerencia, compañera?
LA ENANA PETISA Yo propongo a ÑA GUATA, camarada.
SAN SEBASTIÁN ¡Lo único que ha escrito en su vida fue "Pico pal que lea" en el baño del Huaso!
TODOS [Carcajadas]. ¡Chus, salta pal lao! [Brincan de un lado a otro].
LA GATA NEGRA ¡Voto por el Gato Negro!
COMANDANTE MAGAÑÍN (Tras quitarse la mordaza). Está bien. Escribiré yo la declaración. [Se aparta a escribir, lo que hace enfáticamente con un boli gigante].
RASPULÍN Segundo punto: la estructura jurídica.
TODOS [menos EL COMANDANTE MAGAÑÍN, que escribe aparte]. ¿La estructura juriqué, RASPULÍN?
LA GATA NEGRA Jurídica, compañeros. Quiere decir que si acaso nos casamos.
PAN DE DIOS ¿Con quién, compañera GATA NEGRA?
SAN SEBASTIÁN y CHOBÍN Oooye, qué sabia es la compañera.
COMANDANTE MAGAÑÍN [Sólo vuelve la cabeza; luego sigue escribiendo]. ¿Sabia? ¡Tiene tanta inteligencia como pelos una concha de muñeca!
LA ENANA PETISA y ÑA GUATA ¡Tremenda falta de respeto!
LA GATA NEGRA No sé. A mí no me han dicho nada. Pero parece que CAREPOTO se reunió con ÑA GUATA.
RASPULÍN [Pidiendo orden con un zapato, tal es el barullo]. ¡Orden, señores y señoras! Estructura jurídica quiere decir que si vamos al abogado.
TODOS ¿Ya nos vamos a divorciar? ¡Oy, qué matrimonio más corto!
SAN SEBASTIÁN ¡Duró lo que dura un pedo! [Suelta un sonoro pedo trompetero y TODOS escapan].
RASPULÍN El punto siguiente es si vamos a pedir subsidio, compañeros.
LA GATA NEGRA ¿A pedir subsiqué, RASPULÍN?
SAN SEBASTIÁN Plata, compañera GATA NEGRA. [Al oír la palabra plata, ÑA GUATA se ilumina y, de alegría, comienza a girar sobre sí misma, bailando].
COLO-COLO Pido la palabra, compañero RASPULÍN.
RASPULÍN Todo a su orden, COLO-COLO.
PAN DE DIOS Que quien mucho abarca, poco aprieta, compañeros.
CHOBÍN Esto es mucho para mí, compañeros. ¿Me repiten la orden del día de la matiné?
EL COMANDANTE MAGAÑÍN [Sólo vuelve la cabeza, para seguir escribiendo].
¿Tú crees que se acuerdan? Tienen menos memoria que la cabeza de una tachuela.
SAN SEBASTIÁN No me acuerdo.
PAN DE DIOS Yo tampoco.
RASPULÍN ¿Quién está tomando notas?
COLO-COLO El COMANDANTE MAGAÑÍN, compañero huinca. Ahora, pido la palabra, compañeros...
LA GATA NEGRA Todo a su tiempo, cara de hipo.
LA ENANA PETISA y ÑA GUATA ¡Mansa falta de respeto!
CHOBÍN ¿Y por qué cara de hipo?
LA GATA NEGRA ¡Porque me quita el susto, compañeros! [Ríen TODOS].
RASPULÍN El próximo punto es si vamos a nombrar un presidente.
COMANDANTE MAGAÑÍN [Sólo vuelve la cabeza]. ¡Sobre mi cadáver muerto, comparsas!
RASPULÍN El próximo punto es el baile en la embajada, compañeros.
LA GATA NEGRA A mí no me gustan los presidentes. ¿Es verdad o no es verdad, compañero CHOBÍN?
CHOBÍN Verdad, compañera GATA NEGRA. No le gustan.
PAN DE DIOS A mí, por un lado, no me gustan.
LA ENANA PETISA ¡A ti te gusta por el otro, nomás!
ÑA GUATA [Adelantándose, como árbitro de fútbol]. ¡Eso no es falta de respeto, compañeros!
CHOBÍN A mí tampoco me gustan los presidentes.
SAN SEBASTIÁN Que se encargue el COMANDANTE MAGAÑÍN.
RASPULÍN El otro punto es la expulsión del CAREPOTO.
LA ENANA PETISA y ÑA GUATA ¡Mansa falta de respeto!
PAN DE DIOS Nadie le expulsó. Se fue solo.
CHOBÍN Quería que pidiéramos que mandaran a Pinochet a Chile.
SAN SEBASTIÁN Cuando nosotros queremos que lo procesen en España.
RASPULÍN El último punto es el socialismo.
TODOS ¿Cómo, el socialismo?
COMANDANTE MAGAÑÍN [Integrándose a la reunión]. ¡Yo soy católico!
RASPULÍN Que si los derechos humanos son parte o no de la lucha por el socialismo.
COMANDANTE MAGAÑÍN Si fueran parte de eso, si te he visto no me acuerdo, RASPULÍN.
LA GATA NEGRA Como quién dice, chao pescado.
COMANDANTE MAGAÑÍN ¿Qué está pasando? ¿Se creen que están en un circo? [Están TODOS acongojados]. Ya escribí la declaración.
PAN DE DIOS ¿Qué dice?
COMANDANTE MAGAÑÍN [Leyendo]. Bla bla bla... En resumen: que es bueno que se juzgue al dictador en el extranjero.
SAN SEBASTIÁN ¿Por qué, COMANDANTE MAGAÑÍN?
COMANDANTE MAGAÑÍN Porque el gobierno protege al dictador. Si lo llevan a Chile es para dejarlo en libertad. Eso dice la declaración, ¿verdad o mentira, compañeros?
LA GATA NEGRA ¡Verdad verdadera, compañeros!
RASPULÍN ¿Y quién va a firmar la declaración?
CHOBÍN El que la escribió.
LA ENANA PETISA Pero, si no el COMANDANTE MAGAÑÍN no está. Que la firme ÑA GUATA.
RASPULÍN [Rápidamente]. Se aprueba.
ÑA GUATA [Extasiada]. ¡Oy, qué bonita es la declaración que escribí! ¡Qué palabras tan elegantes! ¡Voy a pasar a la historia del arte!
LA ENANA PETISA Es que es genia la camarada.
SAN SEBASTIÁN ¡Tiene más inteligencia que un moco verde con pelos!
LA ENANA PETISA y ÑA GUATA ¡Eso sí que es falta de respeto! ¡Mansa falta de respeto!
RASPULÍN Vamos a votar, compañeros. ¿Se aprueba la estructura jurídica?
LA GATA NEGRA ¿Nos vamos a casar otra vez?
LA ENANA PETISA Hablar así es una falta de respeto, camarada. Se va a enojar el director. ¿Es verdad o no es verdad, pregunto yo?
TODOS Verdad, compañera ENANA PETISA.
EL COMANDANTE MAGAÑÍN ¿De qué director hablan? ¿Del conserje?
ÑA GUATA y LA ENANA PETISA ¡Oy, tremenda falta de respeto! Cuando se entere el viejo...
SAN SEBASTIÁN ¡Se le van a caer los pendejos!
PAN DE DIOS Oye, como son los chiquillos...
RASPULÍN Hablamos del dueño del edificio, COMANDANTE MAGAÑÍN.
COMANDANTE MAGAÑÍN ¿Y quién es el dueño, toni RASPULÍN?
RASPULÍN No te lo puedo decir ahora, COMANDANTE MAGAÑÍN. No me salen las palabras.
COMANDANTE MAGAÑÍN Pues a mí no me interesa el tema. Si nunca se nos ocurrió, es que no había necesidad, creo yo. Vean ustedes lo que hacen.
LA GATA NEGRA No me gustan las estructuras.
CHOBÍN y SAN SEBASTIÁN A nosotros tampoco.
ÑA GUATA Con la estructura podemos pedir subsidios.
CHOBÍN ¿Para qué queremos subsidios?
LA ENANA PETISA Es que no tenemos plata. Así no se puede funcionar.
SAN SEBASTIÁN ¿Y la plata que juntamos el otro día en la calle?
ÑA GUATA Me la robaron en el tranvía. Lo juro por Dios. [Saca de una bolsa un papel]. Tengo aquí la declaración de la policía. [Se la entrega a COLO-COLO].
COLO-COLO [Enojado]. Voy a leer: "A ÑA GUATA le robaron la bolsa en el tranvía. Firmado: La Policía". Y, dicho sea de paso, pido la palabra, compañeros.
PAN DE DIOS ¡Eso lo escribió ÑA GUATA!
RASPULÍN Ya tendrá su turno, compañero COLO-COLO.
LA ENANA PETISA Con el subsidio podemos pagar el alquiler.
EL COMANDANTE MAGAÑÍN ¿El alquiler? ¿Y la donación de Z-P? ¿No era para el alquiler?
ÑA GUATA No lo he podido encontrar. Camarada ENANA PETISA, ¿dónde me dijo que está el subsidio?
LA ENANA PETISA Lo dejé en el escritorio. Ahí estará.
TODOS ¿Ande andará el subsidio, ah? ¿Ande andará?
RASPULÍN Entonces se aprueba.
EL COMANDANTE MAGAÑÍN Yo estoy en contra.
ÑA GUATA EL COMANDANTE MAGAÑÍN no ha dicho nada, porque no está. Que conste en las actas.
RASPULÍN El otro punto es que si vamos al baile de la embajada.
COMANDANTE MAGAÑÍN ¿Dijo al baile de la embajada, compañero?
PAN DE DIOS Eso dijo, compañero. Al baile de la embajada, compañero.
ÑA GUATA y LA ENANA PETISA Estamos todos invitados, camaradas. Va a haber rifas con premios y globitos de colores. Cornetas y cabritas. Gorritos. Trompos. Emboque. Ojitos de gato...
COMANDANTE MAGAÑÍN Pues que se metan la invitación en la raja. ¡Faltaba más!
ÑA GUATA y LA ENANA PETISA ¡Mansa falta de respeto! ¡Chuta la falta de respeto!
LA GATA NEGRA ¿No vamos a ir al baile?
SAN SEBASTIÁN y BOCHÍN ¡Nosotros vamos a tocar tetas!
PAN DE DIOS Por un lado, no me gusta el baile...
LA ENANA PETISA ¡A ti te gusta por el otro, nomás!
ÑA GUATA [Adelantándose como árbitro de fútbol]. ¡Eso no es falta de respeto!
COMANDANTE MAGAÑÍN Pues, yo estoy en contra. Y no iré al baile, ¿verdad o mentira, compañeros?
CHOBÍN y NOLÏN Verdad, compañeros.
PAN DE DIOS [Observando que COLO-COLO se ha quedado dormido]. El compañero COLO-COLO pide la palabra.
COLO-COLO [Se ha quedado dormido]. Eh, sí, pido la palabra, compañero huinca.
RASPULÍN Enseguida, compañero COLO-COLO. Primero vamos a votar.
ÑA GUATA [Rápidamente]. Se aprueba.
LA ENANA PETISA Y ahora vamos a elegir al presidente.
LA GATA NEGRA ¿Y para qué necesitamos presidente, compañero RASPULÍN?
RASPULÍN Que lo explique la compañera ÑA GUATA, que es más entendida en estas cosas.
LA ENANA PETISA Silencio, que va hablar la camarada ÑA GUATA.
CHOBÍN y SAN SEBASTIÁN ¡Que se lave los dientes primero!
LA GATA NEGRA ¡Para que no nos asfixiemos!
ÑA GUATA y LA ENANA PETISA ¡Tremendo insulto! ¡Mensa falta de respeto!
SAN SEBASTIÁN Si parece que se comió una empanada de caca, compañeros. ¡Jua, jua, jua!
ÑA GUATA y LA ENANA PETISA ¡Qué falta de espeto!
ÑA GUATA El presidente firma los cheques de los subsidios.
LA ENANA PETISA Siempre que tengamos personalidad jurídica, porque si no, díganme ustedes.
SAN SEBASTIÁN Yo no sé nada, compañera ENANA PETISA. ¿Qué pasa?
RASPULÍN El presidente va al baile de la embajada a tomar el té con la señora Pascala, que lo recibirá en su residencia oficial, sentada en un sofá y con las piernas cruzadas.
ÑA GUATA [Rápidamente]. ¡Se aprueba!
COMANDANTE MAGAÑÍN Estoy en contra. La embajadora nos va a pegar los piojos.
ÑA GUATA y LA ENANA PETISA ¡Pulenta la falta de respeto!
RASPULÍN Ahora nos queda la expulsión del CAREPOTO.
PAN DE DIOS Nadie lo expulsó.
SAN SEBASTIÁN y BOCHÍN Se fue porque el sol pega más fuerte en La Haya.
LA GATA NEGRA Estaba en contra de nuestros planes.
RASPULÍN Quiere que el Pinochet se vaya a Chile a morir de viejo.
SAN SEBASTIÁN y BOCHÍN Y nosotros lo que queremos es cortarlo en pedacitos cuanto antes.
COMANDANTE MAGAÑÍN Lo que queremos es llevarlo a justicia, nada más.
SAN SEBASTIÁN, PAN DE DIOS, GATA NEGRA y CHOBÍN ¡Eso, que lo ajusticien! ¡Que lo ajusticien!
LA ENANA PETISA Pues se arrepintió y ahora vuelve al comité.
COMANDANTE MAGAÑÍN ¿Cómo que vuelve al comité?
SAN SEBASTIÁN Ayer lo vi calugueándose con la embajadora.
ÑA GUATA Vuelve porque lo traigo yo, la presidente.
TODOS ¿La presidente?
LA ENANA PETISA ¡Desmemoriados! La acaban de elegir.
TODOS ¿La elegimos?
ÑA GUATA Y los presidentes tenemos derecho a ceder la presidencia.
COMANDANTE MAGAÑÍN ¿De cuándo acá, pelafustanes?
RASPULÍN Está en los estatutos.
CHOBÍN, SAN SEBASTIÁN, PAN DE DIOS y COMANDANTE MAGAÑÍN ¿Cuáles estatutos? ¡Que los muestren!
RASPULÍN Está en los estatutos. [Saca papales de una bolsa y lee apresuradamente, dejando caer las hojas escritas]. Aquí dice, cito: "Artículo tercero. ÑA GUATA tiene derecho a ceder la presidencia al CAREPOTO".
COMANDANTE MAGAÑÍN ¿Esos son los estatutos?
CHOBÍN y SAN SEBASTIÁN ¡Los escribió ÑA GUATA!
ÑA GUATA EL COMANDANTE MAGAÑÍN no está, así que se aprueba.
LA GATA NEGRA Ay, ¿por qué no nos vamos de viaje? Hay un viaje súper barato a las Canarias. ¿Verdad o mentira, PAN DE DIOS?
PAN DE DIOS Verdad, compañera GATA NEGRA.
COLO-COLO Compañeros, ya no aguanto más. Pido la palabra.
LA ENANA PETISA Después, indio culeado, ¿que no ves que estamos en reunión?
ÑA GUATA Ahora, que se vaya el COMANDANTE MAGAÑÍN, porque tenemos una reunión secreta de los presidentes.
COMANDANTE MAGAÑÍN ¿Una reunión secreta de los presidentes?
ÑA GUATA Los acabo de nombrar, a todos...
PAN DE DIOS ¿Yo soy presidente?
ÑA GUATA
Tú y todos los demás, menos EL COMANDANTE MAGAÑÍN.
RASPULÍN Ya, hum. Y según los estatutos... [Saca papeles de una bolsa y lee apresuradamente, arrojando las hojas al suelo]. Cito: "ÑA GUATA tiene derecho a nombrar todos los presidentes que quiera, que se reunirán secretamente para no admitir al COMANDANTE MAGAÑÍN".
COMANDANTE MAGAÑÍN ¿Me están tocando los cojones?
CHOBÍN y SAN SEBASTIÁN ¡Si los escribió ÑA GUATA!
RASPULÍN Está en los estatutos.
PAN DE DIOS ¿Están los cojones del MAGAÑÍN en los estatutos?
ÑA GUATA y LA ENANA PETISA ¡Tremenda falta de respeto!
LA GATA NEGRA ¿Vamos o no vamos al baile, compañero?
RASPULÍN Tiene razón la compañera. Se hace tarde.
COMANDANTE MAGAÑÍN ¿El baile es hoy?
ÑA GUATA El baile es hoy.
RASPULÍN Y si no vamos, no nos pagan.
LA ENANA PETISA Y si no nos pagan, no podemos cancelar el alquiler.
LA GATA NEGRA ¡Y sin alquiler no tenemos subsidios!
COMANDANTE MAGAÑÍN ¿Saben que más, manga de canallas? ¡Metánse el comité en la raja!
ÑA GUATA y LA ENANA PETISA ¡Otra falta de respeto!
COMANDANTE MAGAÑÍN No sé cómo pude meterme con ustedes.
ÑA GUATA y LA ENANA PETISA ¡Que se vaya! ¡Losotras somos las presidentas! ¡Todos de guata a prestar el juramento!
RASPULÍN Afirmativo, presidentas.
COMANDANTE MAGAÑÍN A ustedes los criaron con caca en el biberón. Me voy.
TODOS
¡Uy, nos empieza a faltar el respeto! ¿Verdad o mentira, camaradas?
PAN DE DIOS Por un lado, parece que es verdad.
LA ENANA PETISA ¡A ti te gusta por el otro, nomás!
ÑA GUATA ¿No hay nadie con una rayita por aquí?
CHOBÍN Yo tengo una bien grande. Toda para ti. [Dicho esto, se baja los pantalones y le muestra la raja del culo].
ÑA GUATA y LA ENANA PETISA ¡Tremenda falta de respeto! [Lo persiguen].
COMANDANTE MAGAÑÍN Pues me voy. Pero antes les dejo un recuerdito, a ver si así se ventila este boliche. [Dicho esto se dirige hacia la salida, se levanta los faldones y suelta un sonoro pedo de corneta].
TODOS ¡Tremenda falta de respeto! ¡Vámonos al baile! [Y, mientras salen en tropel:]
LA GATA NEGRA ¡Vamos a comprarnos un Gato Negro con el subsidio!
CHOBÍN ¡Compremos un piano de cola para cantar el himno!
ÑA GUATA ¡COMANDANTE MAGAÑÍN! ¡Devuélmeme la camiseta del comité!
EL COMANDANTE MAGAÑÍN [Sólo se oye su voz]. ¡Metétela en la raja!
RASPULÍN Señoras y señores, se cierra la sesión.
TELÓN
[La imagen proviene del fotolog TuSoiLaHueqqa.]
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lisperguer · 11 years
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La isla de las orcas caníbales
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[Claudio Lísperguer] [Pieza publicada en la revista Pasaje (Ámsterdam), número 49, verano de 1997].
Personajes: ÁNGEL, MAGO MERLÍN, MINISTRO DE HISTORIA, PRISIONERA INGLESA, LOS CUATRO NINJAS, EMPERADOR PIPITOKO, NOVIO I, NOVIO II, FANTASMAS I-XI, COMISARIO, GUARDIAS, SOLDADOS JAPONESES, CANGREJOS, ORCAS
ACTO I Toda la acción del primer acto se desarrolla en una isla desconocida en el océano Atlántico. La isla tiene palmeras, playa y otra parafernalia costera. A ella llega el ÁNGEL, que es un náufrago del Titanic. En esta primera escena debe verse el transatlántico mismo y una toma en primer plano de la cubierta y del casco del buque: hombres y mujeres elegantemente vestidos como para una velada nocturna, algunos sentados, conversando o mirando el horizonte, camareros que pasan con bandejas. En el casco, y colgando del ancla, se sujeta un hombre. Arriba, apoyado contra la barandilla y sosteniendo un vaso de champaña en la mano, un ÁNGEL, acompañado por un CORO, canta 'Adiós Argentina', de Fernán Silva Valdés.
  'ADIÓS, ARGENTINA'
Tierra generosa
en mi despedida
te dejo la vida
temblando en mi adiós.
Me voy para siempre
como un emigrante
buscando otras tierras,
buscando otro sol.
Es hondo y es triste
y es cosa que mata
dejar en la planta
marchita la flor.
Pamperos sucios
ajaron mi china.
Adiós, Argentina,
te dejo mi amor.
  Mi alma
prendida estaba a la de ella
por lazos
que mi cariño puro trenzó,
y el gaucho,
que es varón y es altanero,
de un tirón los reventó.
¿Para qué quiero una flor
que en manos de otro hombre
su perfume ya dejó?
  Llevo la guitarra
hembra como ella;
como ella tiene
cintas de color,
y al pasar mis manos
rozando sus curvas
cerraré los ojos
pensando en mi amor.
Adiós, viejo rancho,
que nos cobijaste
cuando por las tardes
a verla iba yo.
Ya nada queda
de tanta alegría.
Adiós, Argentina,
vencido me voy.
La escena mostrará luego el hundimiento del barco y la huida del ÁNGEL. Al caminar abatido por la playa se encuentra con el MAGO MERLÍN, cuya figura semeja la de un brécol gigante.
MAGO MERLÍN.- Bienvenido. [Indicando el mar]. ¿Venía usted en el bote?
ÁNGEL.- Sí, en el transatlántico que iba con destino a París.
MAGO MERLÍN.- ¿Cómo logró cruzar hasta acá? Estamos bastante alejados.
ÁNGEL.- Nadando.
MAGO MERLÍN.- [Examinando sus plumas, sin creerle]. Ya lo veo.
ÁNGEL.- [Exhibiéndolas]. Nací con plumas.
MAGO MERLÍN.- [Intentando sacárselas, primero con suavidad]. ¿Conque nació con plumas, eh? [Le saca una].
ÁNGEL.- ¡Ay! ¿Qué hace?
MAGO MERLÍN.- Quería cerciorarme. Es la primera vez que veo a un ángel.
ÁNGEL.- Pero..., yo no soy un ángel.
MAGO MERLÍN.- ¿Conque pasó nadando, ah?
ÁNGEL.- Bueno, la verdad es que también usé mis plumas, a ratos.
MAGO MERLÍN.- Ya lo intuía.
ÁNGEL.- No las puedo usar por mucho tiempo... Están pegadas. Al embarcar en La Plata, caí del puente y me las mojé. El río está lleno de petróleo, ¿sabe usted?
MAGO MERLÍN.- Claro.
ÁNGEL.- Pero puedo volar un poco, solamente un poco. En realidad, mi vuelo actual parece más un brinco que otra cosa. [Intenta demostrarlo].
MAGO MERLÍN.- No tiene que convencerme. No es por eso que se lo decía.
ÁNGEL.- ¿Cómo?
MAGO MERLÍN.- No es por eso que... [Dejándolo de lado]. Nadie ha llegado antes aquí.
ÁNGEL.- Me parece, sin embargo, estar cerca de una ruta marítima.
MAGO MERLÍN.- Así es..., pero nuestra isla se encuentra rodeada de orcas caníbales.
ÁNGEL.- ¿Orcas... caníbales?
MAGO MERLÍN.- Quiero decir, carnívoras. Devoran todo lo que encuentran a su paso..., y viven rodeando la isla.
ÁNGEL.- [Mirando las aletas de orcas que se ven en el mar]. No me había dado cuenta... El último trayecto lo hice volando.
MAGO MERLÍN.- Eso lo explica todo. El territorio de las orcas termina a los cien metros. Desde ahí, por cincuenta metros más, hay dragones marinos que impiden que las orcas escapen. Se ven obligadas a alimentarse de lo que encuentran junto a tierra.
ÁNGEL.- ¿Dragones marinos? Nunca había oído hablar de ellos.
MAGO MERLÍN.- [Gesticulando]. Son inmensos, gigantescos y arrojan por el hocico un fuego pestilente.
ÁNGEL.- ¡Ag!
MAGO MERLÍN.- Pero tienen el seso de un canario. Según mis conocimientos es posible cruzar la franja ocupada por ellos, pero evitar a las orcas ha resultado imposible.
ÁNGEL.- Me imagino.
MAGO MERLÍN.- Más allá de los dragones la isla está rodeada de pirañas de mar, igualmente gigantescas y con varias dentaduras a lo largo del cuerpo.
ÁNGEL.- ¡Qué horror!
MAGO MERLÍN.- Además de una detrás de la oreja.
ÁNGEL.- ¡No me diga!
MAGO MERLÍN.- Ah, si yo le contara.
ÁNGEL.- La isla está rodeada de peligros.
MAGO MERLÍN.- Así es. [Se oye el trino del dragón]. Ah, ahí tiene a uno.
ÁNGEL.- ¿Es un dragón lo que canta?
MAGO MERLÍN.- Así canta cuando acaba de alimentarse.
ÁNGEL.- Ah.
MAGO MERLÍN.- Con el naufragio tan cerca de aquí lo oiremos por varios días.
ÁNGEL.- Qué espanto.
MAGO MERLÍN.- Más allá del círculo de las pirañas de mar se encuentran los tiburones alados, igualmente carnívoros y temibles.
ÁNGEL.- Qué barbaridad.
MAGO MERLÍN.- Sin embargo, son tan enamoradizos que, en teoría, sería posible cruzar su franja de mar sin que nos advirtieran.
ÁNGEL.- Es realmente increíble todo lo que me cuenta.
MAGO MERLÍN.- Así es. Es muy curioso que haya podido usted llegar a la isla sin sufrir... daños.
ÁNGEL.- Ya se lo dije: el último trayecto lo hice volando. O brincando, si quiere. No puedo volar bien. No me di cuenta de que había orcas caníbales en el mar.
MAGO MERLÍN.- ¿Usted no es un ángel?
ÁNGEL.- Le juro que no.
MAGO MERLÍN.- ¿El bote iba a París, dice usted?
ÁNGEL.- No lo digo yo: iba a París.
MAGO MERLÍN.- Y, ¿qué hacía usted en él?
ÁNGEL.- ¿Qué hacía? Evidentemente, era uno de los pasajeros.
MAGO MERLÍN.- Ya lo creo, pero le pregunto por qué iba usted a París.
ÁNGEL.- Se lo explicaré. [Se aleja unos pasos y comienza a cantar 'Tristeza marina', de Horacio Sanguinetti].
  TRISTEZA MARINA
"Tú quieres más el mar",
me dijo con dolor,
y el cristal de su voz se quebró.
Recuerdo su mirar
con luz de anochecer,
y esta frase como una obsesión:
"Tienes que elegir entre tu mar y mi amor".
Yo le dije: "No",
y ella dijo: "Adiós".
Su nombre era Margó.
Llevaba boina azul
y en su pecho colgaba una cruz.
  Mar...
Mar, hermano mío...
Mar...,
en tu inmensidad
hundo con mi barco carbonero
mi destino prisionero
y mi triste soledad.
Mar...
Yo no tengo a nadie...
Mar...
Ya ni tengo amor...
Sé que cuando al puerto llegue un día
esperando no estará Margó.
  Mi pena es tempestad
que agota el corazón
con el viento feroz del dolor.
Jamás la olvidaré
y siempre escucharé
sus palabras como una obsesión:
"Tienes que elegir entre tu mar y mi amor".
Triste dije: "No".
Su nombre era Margó.
Llevaba boina azul
y en su pecho colgaba una cruz.
  A medida que canta, los GUARDIAS y otros personajes se van acercando a la playa, rodeándolos y mirando con curiosidad. 
MAGO MERLÍN.- ¿Se subió al barco por una pena de amor? Para olvidar a Margó, seguramente.
ÁNGEL.- Sí. Esta canción la canto a menudo. Quiero decir, me pasa a menudo.
MAGO MERLÍN.- Ya lo veo.
ÁNGEL.- Quiero decir..., estoy obligado a viajar por los mares del mundo... No puedo establecerme en ningún lugar. Soy un pájaro errante.
MAGO MERLÍN.- ¿Es usted migratorio?
ÁNGEL.- Así es. Vuelo..., viajo de puerto en puerto a la búsqueda de...
MAGO MERLÍN.- ¡De otra Margó!
ÁNGEL.- No. No sé si usted comprendería...
MINISTRO.- [Acercándose]. Inténtelo.
MAGO MERLÍN.- [Presentándoles]. El cosmólogo, consejero y ministro de Historia. [Volviéndose al ÁNGEL].
ÁNGEL.- Eh..., encantado. Angelino, para servirle. ¿Es usted... ministro de qué?
MINISTRO.- Encantado.
MAGO MERLÍN.- De Historia.
ÁNGEL.- ¿Ministro de Historia? Nunca había oído hablar de...
MINISTRO.- Ya lo entenderá. La naturaleza de nuestros soberanos nos obliga a modificar constantemente el pasado.
MAGO MERLÍN.- Pero, prosiga. Viaja usted por el mundo a la búsqueda de...
ÁNGEL.- ¡Del asesino de mi padre!
MAGO MERLÍN.- ¿Del asesino de su padre?
MINISTRO.- ¿Su padre fue asesinado?
ÁNGEL.- Sí. Su cadáver fue encontrado en los muelles de Buenos Aires cuando tenía yo apenas cinco años. Mi madre se casó al poco tiempo..., a la semana en realidad, con mi tío, el hermano de mi padre. Cuando tenía nueve años se me apareció por primera vez...
MINISTRO.- ¡Una historia de aparecidos!
ÁNGEL.- No, en absoluto.
MAGO MERLÍN.- Deje que termine con su historia.
ÁNGEL.- Se trata del fantasma de mi padre. Se me aparece de vez en cuando diciéndome que su hermano lo mató para casarse con mi madre.
TODOS.- ¡Ah!
ÁNGEL.- Mi padre estaba en cama con gripe. Me dice el fantasma que lo ahogó en una sopera mientras pretendía servirle una sopa de pollo, que, había dicho, le repondría.
TODOS.- ¡Crueldad infinita!
ÁNGEL.- Y era su mejor amigo.
MINISTRO.- Suele ocurrir..., también aquí hay que cuidarse de los mejores amigos.
ÁNGEL.- Y que le tengo que vengar. Que tengo que matarlo. Eso explica todo.
MINISTRO.- Explica todo..., ¿qué?
ÁNGEL.- Porque debo viajar por el mundo.
MAGO MERLÍN.- No le entiendo.
ÁNGEL.- Es que mi tío es marino y viaja por el mundo. Habiéndome enterado de que se marchaba a París, me subí al mismo barco.
MINISTRO.- Habrá muerto, sin duda.
MAGO MERLÍN.- A esta altura debe reposar en el estómago de algún dragón.
TODOS.- O en el de alguna piraña.
ÁNGEL.- Pero no tengo ninguna certeza. Si no encuentro sus restos, deberé seguir viajando por el resto de mi vida.
TODOS.- Su cadáver no aparecerá.
MINISTRO.- Debe de ser terrible vivir con semejante fantasma de padre.
ÁNGEL.- Siempre he tenido dudas, ¿sabe? Yo era muy pequeño entonces... Según mi madre, mi padre era un tipo repugnante. Tenía pelos encima de la nariz... que se negaba a sacarse.
TODOS.- ¡Es un asco!
MINISTRO.- Y, ¿no viaja su madre con usted?
ÁNGEL.- Ha vuelto a casarse. Ahora, hace un par de horas, se me ha aparecido el fantasma de mi tío pidiéndome que vengue su muerte.
MAGO MERLÍN.- ¡A manos de su otro tío!
ÁNGEL.- Luego de amarrarlo, el hermano le puso la cabeza en el microondas.
TODOS.- ¡Ah, bellaco!
ÁNGEL.- Así es. Murió a manos de su propio hermano, o sea, de mi otro tío.
MAGO MERLÍN.- Pero, ¿no viajaba su tío en el Titanic?
ÁNGEL.- Así es. El fantasma me dijo que el nuevo amante de mi madre había puesto una bomba debajo del casco...
MAGO MERLÍN.-... ¡Para matarlo!
ÁNGEL.- Así es.
MINISTR0.- Así que también tiene que matar al nuevo marido de su madre.
ÁNGEL.- Sí, a su nuevo marido, que resulta ser, como le digo, mi segundo tío... En otras palabras, el hermano gemelo de mi primer tío.
MAGO MERLÍN.- Es complicada su historia, monsieur Angelino.
MINISTRO.- Me hace recordar un famoso caso danés..., de hace un par de siglos.
ÁNGEL.- Ojalá fuera eso.
MAGO MERLÍN.- ¿Hay más?
ÁNGEL.- Mi abuelo, que acaba de morir en el hospicio, se me ha aparecido diciéndome que lo del crimen de mi padre son inventos.
MINISTRO.- ¡Me lo sospechaba!
MAGO MERLÍN.- ¡Inventos de su padre!
ÁNGEL.- Sí. Me dijo, en realidad, que mi padre murió de espanto una noche que paseaba por el muelle.
MAGO MERLÍN.- ¿De espanto?
ÁNGEL.- Sí. Cuando paseaba por el malecón se le apareció el fantasma de su tío, pidiéndole que vengara su muerte a manos del amante de su esposa.
TODOS.- ¡Pero, es increíble!
ÁNGEL.- Al ver al fantasma se asustó y cayó al mar.
TODOS.- ¡No puede ser!
ÁNGEL.- Y fue devorado por un pejerrey gigante que pasaba la noche en el lugar.
TODOS.- ¡Oh!
ÁNGEL.- Ah, es que en mi país es una historia conocida. Vea usted, el presidente de la república es un descendiente del general San Martín.
MAGO MERLÍN.- ¡No me diga!
ÁNGEL.- Sí. Pues bien, se le aparece el fantasma de San Martín y le pide que vengue su muerte a manos ¡Bernardo O'Higgins, el chileno!
TODOS.- ¡Oh!
ÁNGEL.- Que lo mató, dice, asándolo al palo, con abundante perejil, en un paso fronterizo.
TODOS.- ¡Ah!
ÁNGEL.- Y el fantasma de O'Higgins, a su vez, se le apareció al general Perón diciéndole que vengara su muerte a manos del inca Tupac Cacac Tictac.
MAGO MERLÍN.- Que, a su vez...
ÁNGEL.- ¡Exactamente!
MINISTRO.- ¿Y su madre, dónde está?
ÁNGEL.- No lo sé. Después de todos esos crímenes y apariciones no sé dónde ha quedado. [Se aparta un poco y canta '¡Por qué la quise tanto!', de Rodolfo Taboada].
  '¡POR QUÉ LA QUISE TANTO!'
Remotos bandoneones
despliegan en la noche
sus pájaros de brumas
y un coro de fantasmas,
que gritan en las sombras,
preguntan y preguntan,
preguntan por qué lloro,
preguntan por qué canto,
por qué no la maldigo,
por qué la quise tanto..., tanto...
  Yo sé que fue el remanso de mi vida gris,
que en el calvario de mis días fue una tibia luz,
que bendigo esta negra cruz,
que está aquí y está ausente
y sangra en mis labios desesperadamente.
  Las sombras implacables
jugando con mi angustia
me acosan y preguntan,
preguntan por qué en vano
la espero todavía,
por qué vivo soñando
que alguna vez fue mía..., mía...
  MAGO MERLÍN y MINISTRO.- ¡Su madre se escapó con los fantasmas!
ÁNGEL.- ¡Ojalá se hubiese escapado con ellos! La verdad es que después de todas estas historias de culo no sé a quién matar.
MAGO MERLÍN.- Aquí, con nosotros, no tendrá que matar a nadie.
ÁNGEL.- Con ustedes...
MINISTR0.- Con nosotros... ¡Usted nos ha caído del cielo!
MAGO MERLÍN.- No porque sea un ángel, ¿entiende usted?
ÁNGEL.- Pero, ¡yo no soy un ángel!
MINISTRO.- Qué más da...
MAGO MERLÍN.- Hace un año que nos encontramos sin rey...
ÁNGEL.- ¿Sin rey? Pero, ¿dónde estoy, exactamente?
MAGO MERLÍN.- Es, igualmente, una historia complicada, pero usted entenderá. [Hacia el MINISTRO]. Señor ministro...
MINISTR0.- Eh, verá usted... ¿Habrá observado, ciertamente, que tenemos un ligero aire vegetal?
ÁNGEL.- [Titubeando]. Sí... Ya que usted lo menciona, me libera de la imprudencia de preguntárselo.
MINISTRO.- Yo mismo tengo un terrible aspecto de melón, ¿no le parece?
ÁNGEL.- Sí, justamente, de melón.
MINISTR0.- Observe bien. [Mostrándole a los otros]. El mago tiene aspecto de brécol. [Otro]. El secretario, de mazorca de maíz. [Otro]. El juez, de zanahoria. [Otro]. De patata..., de espárrago..., de lechuga turca... [Observándole]. ¿Qué le parece a usted?
ÁNGEL.- ¿Qué me parece qué? Todos ustedes tienen un cierto aire vegetal, como dice usted.
MINISTRO.- Sí, sí, pero ¿cómo llegamos a esto? ¿Cómo se lo explica? ¿Somos vegetales o humanos?
ÁNGEL.- Y usted, ¿qué cree que soy yo?
MINISTRO.- Conteste mi pregunta.
ÁNGEL.- No sabría decirle. En mi país tenían a veces problemas en clasificarme como humano o como pájaro.
MINISTRO.- Ya, verá usted: tampoco nosotros lo sabemos. Nuestra isla yace abandonada en el Océano Atlántico y no tenemos contacto con el mundo exterior.
ÁNGEL.- Ya lo creo. Con las orcas caníbales...
MINISTRO.- Justamente.
ÁNGEL.- Los dragones y las pirañas... Los tiburones...
MAGO MERLÍN.- Y esas dos cosas, dice el señor ministro, están relacionadas.
ÁNGEL.- ¿Relacionadas? ¿Las orcas con... qué?
MINISTRO.- Con nuestra condición de semivegetales.
ÁNGEL.- No me diga usted.
MINISTRO.- Se lo digo. Escuche usted: esta isla está protegida, por decirlo así, por el cerco de orcas, dragones, pirañas y tiburones. Nadie puede llegar, nadie puede salir.
ÁNGEL.- Y, ¿entonces?
MINISTRO.- Hemos comenzado a evolucionar... Vea usted, para escapar al destino de comida de orcas, en el curso de los últimos milenios nos hemos ido transformado... en vegetales.
ÁNGEL.- ¿Las orcas no comen vegetales?
MINISTR0.- [Gesticulando con las manos]. Hmm, sí. Pero, en verdad, son carnívoras... No le he dicho todo.
ÁNGEL.- Soy todo oídos.
MINISTRO.- En nuestro reino sólo los extranjeros pueden ser reyes.
ÁNGEL.- No sé si debo sorprenderme. Los reyes son habitualmente extranjeros en todas partes...
MAGO MERLÍN.- Nuestra Carta Fundamental establece que nuestro rey debe ser un hombre..., y nosotros somos prácticamente vegetales.
MINISTRO.- De tal modo que nuestros soberanos deben ser, por necesidad, extranjeros.
ÁNGEL.- Y eso me hace un rey.
MINISTRO.- Exactamente. Nuestro último rey murió el año pasado; desde entonces nos encontramos sin soberano.
MAGO MERLÍN.- Era insoportable, un árabe que había trabajado de figurante en una película de Hollywood.
ÁNGEL.- No me diga.
MINISTRO.- Lo descubrimos tejiendo un tapete. Según decía él, el tapete podía volar.
ÁNGEL.- Qué ingenioso... [Receloso]. ¿Y el tapete?
TODOS.- ¡Nous l'avons mangé!
MAGO MERLÍN.- ¿Le interesan los aparatos voladores?
ÁNGEL.- No, en absoluto... Y el rey, ¿cómo murió?
MAGO MERLÏN.- ¡Ah, tuvo una muerte atroz!
MINISTRO.- Nuestra Señora Orca lo agarró por la cabeza y le dio una sola dentellada.
MAGO MERLÍN.- De los terribles dientes de Nuestra Señora Orca se veían apenas sus patitas.
ÁNGEL.- ¿Nuestra Señora Orca? ¿Me toma usted el pelo?
MINISTRO.- Ya temía yo que usted no entendiera.
ÁNGEL.- Pero, ¿quién va a creer una historia así? [Hacia el público]. ¡Caí en un manicomio de católicos franceses!
MINISTRO.- Pues, vea usted: Nuestra Señora Orca es la diosa que domina todos estos mares y a quien prestamos culto y tributo.
TODOS.- ¡Amén! ¡Alabada sea Nuestra Señora Orca!
ÁNGEL.- ¡Faltaba más!
MINISTRO.- No le he dicho todo: es ella quien ha impuesto la costumbre de tener sólo reyes extranjeros.
ÁNGEL.- [Impaciente]. Ya, ya. [Mirando hacia el cielo]. Sólo reyes extranjeros...
MINISTRO.- La principal función de los reyes extranjeros es la de suministrar a Nuestra Señora Orca vírgenes cada año, con ocasión del solsticio de verano.
ÁNGEL.- [Inquieto]. El solsticio de verano...
MINISTRO.- Y cuando el rey fracasa en obtener vírgenes...
TODOS.- ¡Nuestra Señora Orca lo devora vivo!
ÁNGEL.- No me diga más. Es por eso que han decidido transformarse en vegetales: así eluden la obligación del sacrificio.
MAGO MERLÍN.- Así es. [Indicando]. Allá, detrás de esas colinas, viven unas tribus enemigas. Nos hacemos guerra para obtener prisioneras vírgenes.
ÁNGEL.- Y en las guerras se obtienen prisioneros para los sacrificios.
MINISTRO.- Sí, ¿cómo lo sabe?
ÁNGEL.- Intuición.
MINISTRO.- Y las vírgenes se ofrecen a Nuestra Señora Orca.
TODOS.- ¡Que alabada sea!
ÁNGEL.- Y la señora orca, ¿quién será?
MAGO MERLÍN.- Nuestra Señora Orca, la que domina nuestros mares.
ÁNGEL.- ¿Una especie de virgen?
MINISTRO.- Justamente, una especie de virgen.
ÁNGEL.- ¿Madre de Dios, acaso?
MAGO MERLÍN.- No, en absoluto. Es una diosa... virgen.
ÁNGEL.- Ya entiendo. Y hace milagros.
MINISTRO.- Muy de vez en cuando.
ÁNGEL.- [Distraídamente]. ¿A qué hora pasa el ferry?
TODOS.- ¿El ferry?
ÁNGEL.- Sí, el ferry. Ya estoy harto de esta historia. Quiero volver a Buenos Aires.
TODOS.- ¿A Buenos Aires?
ÁNGEL.- Sí, a Buenos Aires. [Se aparta un poco y canta 'Buenos Aires', de Manuel Romero].
  'BUENOS AIRES'
Buenos Aires, la reina del Plata,
Buenos Aires, mi tierra querida,
escuchá
mi canción,
que con ella va mi vida.
En mis horas de fiebre y orgía,
harto ya de placer y locura,
yo pienso en ti, patria mía,
para calmar mi amargura.
  Noches porteñas,
bajo tu manto
risas y llantos
muy juntos van.
Risas y besos,
farra corrida,
todo se olvida
con el champán.
Y a la salida
de la milonga,
llora una nena
pidiendo pan...
¡Por algo es que en el gotán
siempre solloza una pena!...
  Al compas rezongón de los fuelles
un bacán a su mina la embrolla
y el llorar
del violín
va pintando el alma criolla.
Buenos Aires, cual a una querida,
si estás lejos, mejor hay que amarte
y decir toda la vida
antes morir que olvidarte.
  MAGO MERLÍN.- Puede decir todo lo que quiera sobre Buenos Aires, pero aquí no hay ferry.
ÁNGEL.- Alguien tendrá que venir de vez en cuando, ¿no? ¿Quién los suministra a ustedes?
MINISTRO.- Suministro de nada, Angelino. Le hemos contado la verdad.
ÁNGEL.- ¿Qué? ¿Debo creer que ofrendan ustedes vírgenes a una diosa marina?
MAGO MERLÍN.- No lo decimos así, pero efectivamente. Nosotros la suministramos de vírgenes y Nuestra Señora Orca permite que pesquemos en el mar.
ÁNGEL.- Ya lo decía yo: lo de las orcas caníbales era un cuento.
MINISTRO.- No, es simplemente que Nuestra Señora Orca...
TODOS.- ¡Que alabada sea!
MAGO MERL N.- nos protege de las orcas cuando salimos a pescar.
ÁNGEL.- Pero, ¿no es ella una orca?
MAGO MERLÍN.- Pero, ¿nada sabe usted de la historia de las religiones? [Apresurado].
TODOS.- ¿No son todas más que metáforas?
MAGO MERLÍN.- Hay dioses de todas las formas: toros, hienas, serpientes, viejos travestis, extraterrestres... Vea usted, ¿no dicen algunos cristianos que su dios proviene de una estrella de otra galaxia?
ÁNGEL.- Será como usted dice.
MINISTRO.- Sin embargo, no le engañamos.
ÁNGEL.- [Al público]. Debo escapar de aquí. [A los personajes]. Ha sido un placer... este encuentro. [Camina por la playa hasta el momento en que, junto a él, un CANGREJO, que es una boca de cangrejo gigantesca llena de dientes y pelos, emerge de la arena y, de un mordiscón, le arranca un brazo al MAGO MERLÍN]. ¡Agg!
MAGO MERLÍN.- [Mientras salta hacia atrás y se toca el muñón]. ¡Ay
MINISTRO.- ¡Le arrancó un brazo!
TODOS.- ¡Nuestro Santo Patrono el Cangrejo Subterráneo!
ÁNGEL.- Pero, ¿qué es esto?
MAGO MERLÍN.- [Pasándoselo]. Mi brazo.
ÁNGEL.- [Retrocediendo y arrojando el brazo, que, al caer, es devorado por otro CANGREJO]. ¡Agg!
MAGO MERLÍN.- No se preocupe por mi brazo. Como somos vegetales, nuestros miembros mutilados vuelven a crecer con gran rapidez.
ÁNGEL.- Quiero decir, ¿qué era eso?
MAGO MERLÍN.- Un santo.
ÁNGEL.- ¿Un santo?
MINISTRO.- Nuestra Señora Orca tiene una corte compuesta de Nuestros Santos Patronos los Cangrejos Subterráneos.
MAGO MERLÍN.- Responsables de las lluvias y de los cultivos, como intuirá.
ÁNGEL.- Pero, ¡están más locos que cuando llegué!
MINISTRO.- La isla está poblada de...
ÁNGEL.- ... cangrejos gigantes, ya me enteré.
MAGO MERLÍN.- Y no todo el mundo sabe dónde viven, ¿me entiende? Emergen de repente y atacan.
MINISTRO.- Yo, a veces, presiento su emergencia.
MAGO MERLÍN.- Yo también. Esta vez no.
ÁNGEL.- Pero, ¡es algo salvaje!
MINISTRO.- Como dice mi madre: ¡Si caminas sin tuición, morirás de un mordiscón!
TODOS.- ¡De un mordiscón!
ÁNGEL.- ¡Insólito!
MAGO MERLÍN.- Toda la isla está poblada de Santos Patronos. Huir es imposible.
ÁNGEL.- [Que, al intentar dar otro paso, ve un CANGREJO emerger de la arena dando dentelladas]. ¡Dios me libre!
MINISTRO.- Sólo yo, o el mago Merlín pueden llevarle seguro a la ciudadela.
MAGO MERLÍN.- De otro modo, perdería todos sus miembros antes de llegar siquiera al malecón.
ÁNGEL.- [Que, al intentar dar otro paso, ve un CANGREJO emerger de la arena dando dentelladas]. ¡Agg! [Intenta huir hacia el mar, donde aparecen ORCAS dando dentelladas]. ¡Estoy perdido!
MINISTRO.- Al fin comprende, Angelino. [Acercándose a él, pero dirigiéndose al MAGO MERLÍN]. ¡La corona!
MAGO MERLÍN.- [Sacando una corona de sus ropas y coronando al ÁNGEL]. ¡Viva el rey!
TODOS.- ¡Viva el rey!
ÁNGEL.- [Resignado]. ¡Viva el rey!
En ese momento, aparece una avioneta en el cielo, que cae estrepitosamente. Los personajes miran la escena.
ÁNGEL.- [Apartándose, canta 'Cuando el corazón', de Carmelo Santiago].
  'CUANDO EL CORAZÓN'
 Una estrella que cayó del firmamento,
hecha carne por milagro de la vida
en momentos en que mi alma estaba herida,
con sus luces mi destino iluminó.
Hoy no siento ya el dolor de mis heridas.
Todo es alegría, un canto de amor.
  Cuando el corazón,
cuando el corazón nos habla de un amor,
revive la fe, florece la ilusión.
Cuando el corazón recuerda a una mujer
la vida es gozar y el vivir querer.
Cuando el corazón palpita con ardor,
todo es risa y luz, en todo hay emoción,
canto a la esperanza, fe en el porvenir;
amar a una mujer, eso es vivir.
  Cascabeles de cristal hay en tu risa
y caricia es el calor de tu mirada.
En tu boca de coral está engarzada
de un beso la ternura angelical.
Una estrella que cayó del firmamento
inspiró mi verso con su titilar.
  MAGO MERLÍN.- ¿Qué fue eso?
GUARDIA 1.- ¡Ha caído un avión!
ÁNGEL.- ¡Una estrella!
MINISTRO.- ¿Una estrella? A mí me pareció una avioneta.
GUARDIA 2.- ¡Lo pilotaba una mujer!
GUARDIA 1.- ¡Una mujer rubia de largas trenzas!
TODOS.- ¡De largas trenzas!
MINISTRO.- ¡Escapando de un pasado pecaminoso!
GUARDIA 1.- El avión ha prendido fuego.
GUARDIA 2.- Morirá abrasada por las llamas.
MAGO MERLÍN.- Quizá cayó en territorio enemigo.
ÁNGEL.- ¡Su fantasma me pedirá que vengue su muerte!
GUARDIA 1.- ¡Hay un paracaídas colgando de un árbol!
GUARDIA 2.- ¡Mira hacia acá con un catalejo!
TODOS.- ¡Es una espía!
GUARDIA 1.- ¡Comienza a depilarse!
MAGO MERLÍN.- Y, ¿qué hacen, mentecatos? ¡A correr! ¡Llamad, llamad a los bomberos! [Salen].
   ACTO II La isla. Hay una torre de un castillo, a cuya ventanilla se asoma la PRISIONERA INGLESA. Sus largas trenzas rubias cuelgan hasta el suelo. Se ve en el prado, en los alrededores de la torre, al ÁNGEL, al MINISTRO, al MAGO MERLÍN y algunos GUARDIAS.
ÁNGEL.- ¡Es una historia increíble!
MAGO MERLÍN.- Así es. Una inglesa aristocrática en viaje a la Argentina...
MINISTRO.- ... por falta de combustible cae en nuestra isla.
ÁNGEL.- ¡Es increíble!
MAGO MERLÍN.- Así es. Desciende, según dice, de una antigua familia noble. Vamos a acercarnos. [Se acercan a la torre].
ÁNGEL.- Es una mujer verdaderamente bella.
TODOS.- ¡Tiene los ojos rasgados!
MINISTRO.- Ya la hemos hecha prisionera.
MAGO MERLÍN.- E interrogado. Su tío murió en la Torre de Londres...
MINISTRO.- ... Intoxicado con una sopa de lentejas.
MAGO MERLÍN.- Es que el fantasma de Lola Montes le había puesto veneno en el potaje.
ÁNGEL.- ¿Lola Montes?
MINISTRO.- Sí, enviada por el rey Ludwig de Baviera.
ÁNGEL.- También se me ha aparecido a mí pidiéndome que vengue su muerte y que mate...
TODOS.- ¡Al canalla de Rasputín!
MAGO MERLÍN.- Ya le contaremos detalles. [Mirando al cielo]. Tenemos mucho que hacer todavía.
MINISTRO.- Su destino no está aún determinado.
MAGO MERLÍN.- Es preciso llamar a reunión de gabinete.
MINISTRO.- [Saca un pito y lo toca]. ¡Reunión de gabinete! [Sus acompañantes y GUARDIAS rodean al MAGO MERLÍN con signos de gran excitación].
TODOS.- ¡Y debe ser secreta! [Se apartan y forman un grupo. Desde allí se oirán solamente susurros. El ÁNGEL se acerca a la torre].
ÁNGEL.- [Dirigiéndose a la PRISIONERA INGLESA]. ¿Do you speak Spanish?
PRISIONERA INGLESA.- Perfectamente. [Solemne]. Me crié en un cafetín de un suburbio del Gran Buenos Aires.
ÁNGEL.- ¿Se encuentra usted bien? Pensábamos que había caído en territorio enemigo.
PRISIONERA INGLESA.- Caí en un árbol.
ÁNGEL.- Se creyó que podía usted ser una espía.
PRISIONERA INGLESA.- Ya me lo han hecho saber.
ÁNGEL.- Al caer, sacó usted un catalejo.
PRISIONERA INGLESA.- Así es, y ya lo he explicado. Cuando estaba entre las ramas vi pasar un canarito extraño y creyendo encontrarme ante una especie desconocida no pude contener mi curiosidad. Es que soy ornitóloga.
ÁNGEL.- Una nueva especie de canario...
PRISIONERA INGLESA.- Así es. Se trata efectivamente de una nueva especie de canario..., con dientes.
ÁNGEL.- ¡Dientes! Acá todo parece tener dientes. ¡Es increíble! En las arenas de la isla viven cangrejos... con dientes; en el mar, orcas, pirañas, dragones y tiburones... con dientes; en las montañas, enemigos... con dientes. Hay incluso algunos árboles con dientes. Y los habitantes mismos, que son mitad vegetales, exhiben todos poderosos dientes.
TODOS.- [Haciendo castañear los dientes]. ¡Ta, ta, ta! ¡Ta, ta, ta!
PRISIONERA INGLESA.- ¿Ha recorrido la isla?
ÁNGEL.- Apenas puedo moverme. Sólo los nativos saben por dónde aparecen los cangrejos y se niegan a darme un plano. Solo no puedo dar ni un paso.
PRISIONERA INGLESA.- La vi desde el aire... Tiene forma de boca... con dientes.
ÁNGEL.- Los dientes a los que usted se refiere deben de ser los moais de los lugareños, esas piedras blancas gigantescas.
TODOS.- ¡Como en Isla de Pascua!
PRISIONERA INGLESA.- Los moais son en realidad dientes de dinosaurios.
ÁNGEL.- Vea usted.
PRISIONERA INGLESA.- Eso de que son semivegetales es verdad. Desde aquí, por la otra ventana que da al campo, veo sus jardines.
ÁNGEL.- ¡Aún no me los muestran a mí!
PRISIONERA INGLESA.- Pequeñas plantaciones... Espantapájaros... Algunos sauces llorones... Cada día aparece algún guardia a regar las plantas. Hay de todo: coliflor, brécol, tomate..., quiero decir, por la mitad...
ÁNGEL.- Claro, por la mitad. La mitad humana es la que está plantada en la tierra.
PRISIONERA INGLESA.- Así es. Arman unos barullos terribles. Al llegar a los tres años, se desprenden y emprenden el camino de la ciudadela.
ÁNGEL.- ¡Como las tortugas!
PRISIONERA INGLESA.- Exactamente.
ÁNGEL.- ¿Viajaba usted a la Argentina?
PRISIONERA INGLESA.- A la Argentina... después de cumplir en Inglaterra un mandato de mi padre.
ÁNGEL.- Soy todo oídos.
PRISIONERA INGLESA.- Se me apareció el fantasma de mi padre.
ÁNGEL.- ¡Como a mí!
PRISIONERA INGLESA.- Exigiéndome que matara al amante de mi madre para vengar su muerte. Me dijo, a decir verdad, que el amante de mi madre lo había matado.
ÁNGEL.- ¡Increíble!
PRISIONERA INGLESA.- Poco después de su muerte, viajamos, mi madre y yo, a Inglaterra para reponernos de las penas pasadas. Una noche, cuando creía yo que mi madre se encontraba en la ópera, se me apareció el fantasma de mi padre diciéndome que el amante de mi madre lo había matado durante el safari que emprendieron por la obscura África.
ÁNGEL.- ¡Ah, la negra África!
PRISIONERA INGLESA.- Allá, en una selva lujuriante, le perforó el riñón con un diente de foca y acto seguido lo ató a cuatro estacas en el suelo, luego de lo cual le cubrió el cuerpo con miel. ¡Fue devorado vivo por las hormigas!
ÁNGEL.- Mi padre parece haber tenido una muerte aún peor.
PRISIONERA INGLESA.- Me dice mi padre...
ÁNGEL.- El fantasma de su padre.
PRISIONERA INGLESA.- Sí, el fantasma de mi padre... Me dice, pues, que el amante de mi madre se encuentra durmiendo en el cuarto contiguo. Yo voy allá armada de una cimitarra y, aprovechando que dormía plácidamente bajo las sábanas, le rebano la cabeza.
ÁNGEL.- Una muerte merecida.
PRISIONERA INGLESA.- Al agarrar la cabeza con las manos, veo con horror que se trata de mi madre.
TODOS.- [Vuelven momentáneamente sus cabezas]. ¡Agg! [Vuelven a sus conciliábulos].
ÁNGEL.- Ahora, seguro que se le ha aparecido el fantasma de su madre...
PRISIONERA INGLESA.- Usted es clarividente. Mi padre no está muerto. En su lugar, durante el safari, hizo matar al amante de mi madre luego de obligarlo a escribirle una carta citándola en Londres. Hizo creer a todo el mundo que él era el muerto.
ÁNGEL.- Entonces su madre debió viajar a Inglaterra.
PRISIONERA INGLESA.- Donde el viejo me hizo matarla. Ahora, viajo por el mundo, buscándolo... ¡para matarlo!
ÁNGEL.- Qué historia tan triste. No quisiera yo estar en su pellejo. A mí, los fantasmas me exigen matar a otros fantasmas, cosa claramente imposible para mí.
PRISIONERA INGLESA.- Luego del asesinato de mi madre, y creyéndome en prisión, mi padre volvió a la Argentina con su propia amante. Hacia allá me dirigía yo.
ÁNGEL.- Qué historia tan trágica... Pero, ¿quién es usted?
PRISIONERA INGLESA.- [Solemne; demente]. ¿Yo? ¿Quién soy yo? Podría decirle tantas cosas... si pudiera salir de este encierro.
ÁNGEL.- Buscaré una solución. [Mira a su alrededor y encuentra una escalerilla que pone contra el muro de la torre por donde baja la PRISIONERA INGLESA]. ¡Es el momento oportuno! [La PRISIONERA INGLESA baja].
PRISIONERA INGLESA.- [Solemne]. ¿Quién soy yo? ¿Yo? [Se aparta un poco y canta 'Loca', de Antonio Martínez Viérgol].
  'LOCA'
 Loca me llaman mis amigos
que sólo son testigos
de mi liviano amor.
Loca...
¿Qué saben lo que siento
ni qué remordimiento
se oculta en mi interior?
  Yo tengo con alegrías
que disfrazar mi tristeza
y que hacer de mi cabeza
las pesadillas huir.
Yo tengo que ahogar en vino
la pena que me devora...
Cuando mi corazón llora,
mis labios deben reír.
  Yo, si a un hombre lo desprecio,
tengo que fingirle amores,
y admiración, cuando es necio,
y si es cobarde, temores...
Yo, que no he pertenecido
al ambiente en que ahora estoy
he de olvidar lo que he sido
y he de olvidar lo que soy.
  Loca me llaman mis amigos
que sólo son testigos
de mi liviano amor.
  Loca...
¿Qué saben lo que siento
ni qué remordimiento
se oculta en mi interior?
  Allá, muy lejos, muy lejos,
donde el sol cae cada día,
un tranquilo hogar tenía
y en el hogar unos viejos.
La vida y su encanto era
una muchacha que huyó
sin decirle dónde fuera...
Y esa muchacha era yo.
  Hoy no existe ya la casa,
hoy no existen ya los viejos,
hoy la muchacha, muy lejos,
sufriendo la vida pasa.
Y al caer todos los días
en aquella tierra del sol,
cae con él mi alegría
y muere mi corazón.
  Los personajes se han ido acercando a la PRISIONERA INGLESA, a la que rodean admirativamente mientras canta.
 ÁNGEL.- [Al MAGO MERLÍN]. Es una mujer formidable.
MINISTRO.- Viajaba a Buenos Aires...
MAGO MERLÍN.- Es que se le ha aparecido el fantasma de su padre...
TODOS.- ¡No!
MAGO MERLÍN.-... pidiéndole que mate a su madre, que le corte las trenzas...
TODOS.- ¡Y que le saque el corazón al amante de su madre!
MINISTRO.- Y que meta todo en una maleta.
MAGO MERLÍN.- Que deberá enviar a la comisaría de policía más cercana.
TODOS.- ¿Será verdad lo que dice?
ÁNGEL.- Pero, ¡no es verdad! A su madre la ultimó por error.
PRISIONERA INGLESA.- ¡Soy una pobre desdichada!
MAGO MERLÍN.- [Dándose cuenta]. Pero, ¿qué hace usted aquí?
TODOS.- ¡Debería estar encerrada pensando con profundo dolor en los seres queridos que nunca más verá!
PRISIONERA INGLESA.- ¿Que nunca más veré?
MINISTRO.- ¡Ale, de vuelta a la torre o no respondo de mí! [La PRISIONERA INGLESA sube rápidamente. Un GUARDIA retira la escalera. Otro GUARDIA toca una trompeta].
ÁNGEL.- ¿Qué es esto?
MAGO MERLÍN.- Las resoluciones del consejo de ministros.
MINISTRO.- [Leyendo un edicto]. "Nosotros, mago Merlín y yo mismo, ministro de Historia, sacerdotes supremos de Nuestra Señora Orca...
TODOS.- ¡Qué alabada sea!
MINISTRO.- "... por resolución soberana confirmamos por el presente escrito conferir al susodicho Angelino el título y corona de Rey de la Isla de las Orcas Caníbales".
TODOS.- ¡Viva el rey! [Lo alzan en andas y lo pasean a vivas por la playa].
ÁNGEL.- [Resistiéndose]. ¡Ya le he dicho que no me gusta esta farsa! Por lo demás, ¿no me habían ungido rey ya?
TODOS.- ¡Es que a veces perdemos la memoria! [El GUARDIA I vuelve a tocar la trompeta].
MAGO MERLÍN.- ¡El segundo edicto!
MINISTRO.- [Leyendo]. "Otrosí, determina el consejo de ministros que se prolongue la prisión de la prisionera inglesa que, acusada de espionaje, ha sido encontrada culpable. Determínase también su sacrificio en ofrenda de Nuestra Señora Orca...
TODOS.- ¡Que alabada sea!
MINISTRO.- "... en vista de lo cual se la hará partícipe de la corte de vírgenes sacrificiales a la espera del próximo solsticio".
PRISIONERA INGLESA.- ¡No!
ÁNGEL.- ¡El próximo solsticio!
TODOS.- ¡El próximo, el próximo!
PRISIONERA INGLESA.- ¡Pasado mañana! ¡Yo no quiero ser sacrificada!
ÁNGEL.- Lo impediré. Después de todo, los isleños me han ungido rey. [Al MAGO MERLÍN]. Merlín, le ordeno revocar las resoluciones del consejo de ministros.
MAGO MERLÍN.- No es posible, Su Alteza. Las resoluciones firmadas por Nuestra Señora Orca son irrevocables.
ÁNGEL.- ¿Ha dicho... firmadas?
MINISTRO.- Firmadas de su puño y letra. [Acercándose y mostrando los edictos al ÁNGEL].
ÁNGEL.- Usted me toma el pelo. Allá, en mi país, los dioses no escriben.
TODOS.- ¡Falsario! En su país no hay dioses.
ÁNGEL.- En fin, no tenemos dioses autóctonos, pero rendimos culto a uno venido del Lejano Oriente. Pues bien, nuestro dios, que me parece infinitamente superior al suyo, no sabía escribir. Por esa razón debió contratar a un escriba judío para que transcribiera sus leyes.
MAGO MERLÍN.- ¿Cómo se llama su dios?
ÁNGEL.- Nadie lo sabe.
MAGO MERLÍN.- De todos modos, las resoluciones son irrevocables.
ÁNGEL.- Pero, en fin, ¿siendo rey no tengo acaso poder?
MINISTRO.- Sí, para ser instrumento de los designios de Nuestra Señora Orca. Desobedecer sólo nos acarrearía desgracias, usted lo sabe.
ÁNGEL.- Usted no pretenderá entregar a su diosa caníbal a esta..., a esta ¡princesa británica!
TODOS.- ¡Mentiroso!
PRISIONERA INGLESA.- Y yo ¡no soy virgen! Incluso he confesado mi pasado de mujer ligera.
ÁNGEL.- Ya me parecía.
PRISIONERA INGLESA.- Para escapar del sacrificio.
ÁNGEL.- ¿Lo sabía usted?
PRISIONERA INGLESA.- Según mis informaciones, me llevarán a un arrecife y me arrojarán al mar cuando se aparezca una orca gigantesca.
MAGO MERLÍN.- ¡Calla, sacrílega!
PRISIONERA INGLESA.- ¡Me arrancará la cabeza de una sola dentellada!
ÁNGEL.- ¡No lo permitiré!
PRISIONERA INGLESA.- La diosa orca no existe. Es un invento de sus enemigos.
TODOS.- ¿De nuestros enemigos malos?
PRISIONERA INGLESA.- Han construido una gigantesca orca de cartón que, cada solsticio, hacen asomar en la bahía. Les tienen convencidos de que es una diosa del mar.
TODOS.- ¡Mentirosa!
MINISTRO.- [Al ÁNGEL]. Vea usted la falsedad de lo que dice, Su Alteza. Nuestros enemigos comparten el mismo culto.
TODOS.- ¡Incluso le hacen sacrificios!
MAGO MERLÍN.- Está desesperada, Su Alteza. No la escuchéis.
PRISIONERA INGLESA.- Le causaré indigestión. ¡No soy virgen! ¡Soy una puta terrible!
MINISTRO.- ¡Miente!
MAGO MERLÍN.- ¡No le crea nada!
ÁNGEL.- ¡Soy la más grande puta de la historia!
MINISTRO.- ¡Lo dice para escapar!
MAGO MERLÍN.- Pero es evidente que miente.
MINISTRO.- Y, por lo demás, no importa para nada. ¡Nuestra Señora Orca no le mira los dientes a caballo regalado!
ÁNGEL.- Yo quiero que la liberen de la torre.
MINISTRO.- ¡Imposible! Si Nuestra Señora Orca se enterara, sufriríamos inundaciones, terremotos, catástrofes...!
MAGO MERLÍN.- ¡Incesto!
ÁNGEL.- Pero, ¿para qué encerrarla? De la isla no puede escapar.
TODOS.- ¡Eh, eh, ha dicho algo con sentido!
MAGO MERLÍN.- Es verdad, pero tememos que conspire con nuestros enemigos malos.
MINISTRO.- ¡Seguirá encerrada!
ÁNGEL.- [Para sí]. Tengo que impedirlo. [Melodramático]. Pero, ¡yo la quiero! Casándome con ella, aquí no habrá pasado nada.
PRISIONERA INGLESA.- ¿Casarme con usted? ¡Si apenas le conozco!
MAGO MERLÍN.- Ella también terminará queriéndole, no le quepa duda.
ÁNGEL.- ¿Terminará queriéndome?
PRISIONERA INGLESA.- ¡Oh, desdichada de mí!
ÁNGEL.- [Tratando de agarrar la escalera]. ¡La bajaré yo mismo!
TODOS.- [Impidiéndoselo]. ¡Malo rey!
MINISTRO.- Es una prisionera.
ÁNGEL.- ¡Busquen a una de ustedes, hagan algo! Yo la quiero hacer mi mujer.
MAGO MERLÍN.- ¡Es sacrilegio!
MINISTRO.- Será su mujer por una noche... Luego, debemos entregarla a Nuestra Señora Orca.
ÁNGEL.- ¿Qué me dice?
MAGO MERLÍN.- Que será suya por una noche.
ÁNGEL.- ¿Por una noche? ¿De qué me habla?
TODOS.- ¡Suya, suya, suya!
ÁNGEL.- Pero..., ¡para toda la vida!
MAGO MERLÍN.- No discuta más, Su Alteza, si no quiere usted ser encarcelado...
TODOS.- ¡Junto a la inglesa parricida!
MINISTRO.- La tendrá, de todos modos, por una noche.
MAGO MERLÍN.- Antes de su entrega.
PRISIONERA INGLESA.- ¡Oh, desdichada de mí!
MAGO MERLÍN.- [Al ÁNGEL]. Olvidé decirle que también tenemos tribunales..., y leyes que penalizan ¡la incredulidad!
ÁNGEL.- Pero, no es incredulidad. ¡Si no son más que orcas!
MAGO MERLÍN.- Se espera de usted que respete las leyes como el que más.
ÁNGEL.- Es un absurdo. Yo quiero a esa mujer, y la quiero para mí.
MINISTRO.- ¿Está seguro?
MAGO MERLÍN.- No es digna de usted, Su Alteza. Acaba de declarar que finge su amor.
TODOS.- ¡Money, money, money!
ÁNGEL.- ¿Pretende usted que yo, el rey, le pague por echarle un polvo?
TODOS.- ¡Vaya, vaya!
MAGO MERLÍN.- [Al MINISTRO]. Explíquele usted.
MINISTRO.- Todas las vírgenes de sacrificio están sometidas al derecho de pernada.
ÁNGEL.- ¿Al derecho de qué?
MAGO MERLÍN.- De pernada, ¿sabe usted? La noche previa al sacrificio puede usted poseerla. Así, Nuestra Señora Orca se mostrará aún más satisfecha.
ÁNGEL.- Pero, ¡qué falta de cordura!
PRISIONERA INGLESA.- ¡Justamente la noche previa!
ÁNGEL.- Podemos abjurar de nuestro credo...
TODOS.- ¿Y convertirse a qué?
ÁNGEL.- [Dirigiéndose a la PRISIONERA INGLESA]. El amor justifica, como entre los ingleses, el cambio de religión... Aquel que tiene ambiciones desmedidas debe cuidarse de la caída. No por mucho madrugar, evidentemente, amanece más temprano... [Repentinamente reflexivo]. No me haga caso. Los vegetales éstos comienzan a comerme el coco. Tenemos que salir de aquí. No permitiré que la sacrifiquen. Es una locura. No sé dónde caímos. No sé si son locos, drogadictos... o católicos franceses.
PRISIONERA INGLESA.- ¿Cree usted que me engaña? Ahora lo entiendo todo.
ÁNGEL.- ¿Que yo la engaño?
PRISIONERA INGLESA.- Ya sé que me hará suya dentro de unas horas.
ÁNGEL.- ¿Qué la haré mía?
PRISIONERA INGLESA.- Se hace usted el imbécil.
ÁNGEL.- ¡Conmigo! ¡Antes de morir!
PRISIONERA INGLESA.- [Al ÁNGEL]. ¿Pretende usted no comprender nada?
ÁNGEL.- No tenía ni idea.
PRISIONERA INGLESA.- ¿No es usted el rey?
ÁNGEL.- Desde hace... unas horas. Lo ha visto usted misma. No me ha quedado alternativa que aceptar el cargo... ¡La isla está rodeada de orcas caníbales! ¡La tierra está plantada de cangrejos gigantes! ¡La bahía está llena de dragones dentados!
PRISIONERA INGLESA.- ¡Carnívoros!
ÁNGEL.- ¡Yo la salvaré!
PRISIONERA INGLESA.- ¡Dragones que echan fuego!
ÁNGEL.- ¡Es un cuento de brujas!
PRISIONERA INGLESA.- [Recuperando la calma]. ¿Y usted pretende que le crea?
ÁNGEL.- ¿A mí?
PRISIONERA INGLESA.- Sí, a usted.
ÁNGEL.- Tiene que creerme. Soy tan inocente como usted..., y la amo. Le daré todo lo que tengo. [Se aparta y canta 'Te doy lo que tengo', de Pascual Contursi].
  'TE DOY LO QUE TENGO'
 Yo tengo un cotorro,
un catre y una viola,
un peine y un espejo
colgado en la pared.
Y tengo dos cuadritos
que hice en la gayola,
color blanco y celeste
de seda cordoné.
  Todito lo que tengo
pa' vos es, alma mía,
el mate, la bombilla
y hasta el calentador,
y tengo pa' esas noches
de invierno crudo y frío,
de lana un acolchado
para que duermas mejor.
  Es lindo mi cotorro,
lo vieras de mañana,
el sol que entre los vidrios
dibuja la 'pared'.
Y tengo una maceta
colgada en la ventana,
que tiene unas ramitas
de flores Rosa Té.
  TODOS.- ¡Nice try!
MAGO MERLÍN.- Pero es inútil. Usted no puede casarse con la prisionera.
ÁNGEL.- ¿Por qué no?
MINISTRO.- Porque ella es prisionera y está destinada a Nuestra...
ÁNGEL.- No me lo repita.
MAGO MERLÍN.- No es sabio confiar en las condenadas... a la vida eterna, ¿sabe usted?
MINISTRO.- La tendrá toda para usted por una noche.
ÁNGEL.- [Melodramático]. ¡La noche previa a su muerte!
ÁNGEL.- Me niego.
TODOS.- ¿Se niega? ¡Imposible!
MAGO MERLÍN.- Basta ya, ¡es la prisionera o usted!
MINISTRO.- Si no es la prisionera, será usted, nuestro rey, quien terminará en el estómago de nuestros dioses.
ÁNGEL.- No puedo hacerla mía, ¡no puedo! No de esa manera.
PRISIONERA INGLESA.- [Cambiando de actitud]. Usted podrá hacer lo que quiera conmigo... Lo que quiera... ¿Dijo que quería casarse conmigo?
ÁNGEL.- Sí, no, no puede ser... ¡Yo la amo! Yo la amo sinceramente, desde el momento que supe de su triste destino.
TODOS.- ¡Mentiroso!
PRISIONERA INGLESA.- ¡Oh, cruel destino!
ÁNGEL.- Es la más pura verdad... Además, la amo. Cuando vi sus trenzas colgando de la ventana, me sentí como en un océano de dicha infinita... Tan cerca de mí y, al mismo tiempo, tan lejana... ¡Sólo los ángeles del cielo batían, suavemente, sus alas! ¡Dos negros esclavos movían una gigantesca hoja de palma sobre mí! ¡Doncellas semidesnudas arrojaban pétalos de rosas a mi paso! No sabe usted cuánto me alegra este encuentro... Aun cuando no crea en lo que digo... La amo, la amo... No, no puedo hacerla mía la noche de la pernada... Traicionaría mi amor... [Melodramático]. Y mi madre..., ¡mi madre no me lo perdonaría! ¿Cómo puedo tomar por derecho lo que quiero tomar por virtud?
PRISIONERA INGLESA.- ¿Virtud? ¿Oigo bien? ¿Llama usted virtud al crimen? ¿Pretende seducirme estando yo encerrada contra mi voluntad en la torre de un castillo?
ÁNGEL.- Esperaré, esperaré el día que me quiera. [Se aparta un poco y canta 'El día que me quieras', de Carlos Gardel].
  'EL DÍA QUE ME QUIERAS'
 Acaricia mi ensueño
el suave murmullo de tu suspirar.
Cómo ríe la vida
si tus ojos negros me quieren mirar.
Y es mío el amparo
de tu risa leve que es como un cristal.
Ella aquieta mi herida.
Todo, todo se olvida.
El día que me quieras
la rosa que engalana
se vestirá de fiesta
con su mejor color.
Al viento las campanas
dirán que ya eres mía
y locas las fontanas
me contarán tu amor.
La noche que me quieras
desde el azul del cielo
las estrellas celosas
nos mirarán pasar
y un rayo misterioso
hará nido en tu pelo.
  ÁNGEL.- [Tosiendo]. De cualquier manera, se lo aseguro, no la tomaré.
MINISTRO.- Cree que casándose con Su Alteza salvará del sacrificio.
MAGO MERLÍN.- Pero es del todo imposible.
ÁNGEL.- Yo no puedo poseerla porque traicionaría mi amor.
MAGO MERLÍN.- Ni ella puede aceptar su petición de matrimonio porque, en estas condiciones, traicionaría el suyo.
ÁNGEL.- ¿Tiene ya un amor?
PRISIONERA INGLESA.- ¡Pero es él quien quiere casarse conmigo!
ÁNGEL.- ¡Ay de mí! Condenado a amar a una mujer que no puede creer que la amo...
MINISTRO.- Una mujer en cuyo amor tampoco se puede creer.
MAGO MERLÍN.-... porque le pertenece por derecho...
MINISTRO.- Y el derecho cancela la virtud.
ÁNGEL.- Incluso si la pusieran en mi cuarto en bandeja, no la tomaría... ¡Traicionaría mi amor! [Apartándose, canta 'La última', de Julio Camilloni].
  'LA ÚLTIMA'
 Ya no puedo equivocarme, sos la última en mi vida,
y es la última moneda que me queda por jugar.
Si no gano tu cariño, la daré por bien perdida
ya que nunca más mi vida me permitirá ganar.
  Te confieso deslumbrado que no esperaba tal cosa.
Ya están luciendo mis sienes pinceladas de marfil,
ya mi patio abandonado no soñaba con la rosa
y se realizó el milagro con la última de abril.
  Sos la última y espero que me traigás la ternura,
esa que he buscado en tantas y que no puedo encontrar.
Ya no quiero pasionismo, ni amorío, ni aventura...
Yo te quiero compañera para ayudarme a luchar.
  No me importa tu pasado ni soy quién para juzgarte
porque anduve a los sopapos con la vida yo también.
Además hay un motivo para quererte y cuidarte:
se adivina con mirarte que no te han querido bien.
  Fue por eso que te dije ya no puedo equivocarme.
Sos la última que llega a perfumar mi rincón
y esas gotas de rocío que no te dejan mirarme
me están diciendo a las claras que alcancé tu corazón.
  Pero si la mala suerte me acomoda el cachetazo
con que siempre está amagando para hacerme fracasar,
no podré sobreponerme a este último fracaso
y yo seré como un grillo muerto al pie de tu rosal.
  MAGO MERLÍN.- [Dirigiéndose al ÁNGEL]. Ya ve usted, Su Alteza...
MINISTRO.- ..., si no la toma...
MAGO MERLÍN.- ... es usted quien deberá ocupar su lugar.
ÁNGEL.- Y terminar... ¡como el fantasma de mi padre!
MINISTRO.- Si usted quiere...
ÁNGEL.- Que ni siquiera pudo llegar a tierra firme.
MAGO MERLÍN.- Vamos, hay que acelerar los preparativos.
ÁNGEL.- ¡No, me opongo!
MINISTRO.- ¿Quiere usted ocupar su lugar?
ÁNGEL.- [Arrastrándose por la playa mientras a su lado emergen los CANGREJOS dando dentelladas]. ¡Ay, destino mío!
MAGO MERLÍN.- De todos modos, si usted se niega, usted y su nuevo amor serán igualmente devorados.
ÁNGEL.- [A la PRISIONERA INGLESA]. ¡Por lo menos moriremos juntos!
PRISIONERA INGLESA.- Pero, ¿quién le ha dicho que yo quiera morir con usted?
ÁNGEL.- [Abalanzándose contra el muro de la torre y tratando de escalarlo]. Pero, ¿tan ciega está que no ve mi amor? [Los GUARDIAS comienzan a rodearlo].
PRISIONERA INGLESA.- ¡Lo veré cuando lo demuestre!
ÁNGEL.- ¡Rápido, no tenemos tiempo que perder! ¡Dígame que será mi esposa!
PRISIONERA INGLESA.- [Dubitativa]. ¿A quién creer? [Al ÁNGEL, resuelta]. Sí, seré suya para siempre. [El ÁNGEL se libera y trata de huir].
MAGO MERLÍN.- ¡Atájenlo!
MINISTRO.- ¡Deténganlo!
TODOS.- ¡A por él!
ÁNGEL.- [Huye entre los CANGREJOS. Se detiene y canta 'Corazón', de Héctor Marcó].
  'CORAZÓN'
 Corazón, me estás mintiendo...
Corazón, ¿por qué llorás?
No me ves que voy muriendo
de esta pena a tu compás.
Si sabés que ya no es mía,
que a otros brazos se entregó,
no desmayes todavía,
sé constante como yo.
Dame tu latido
que yo quiero arrancar
esta flor de olvido
que ella ha prendido
sobre mi mal.
  Corazón, no la llames
ni la implores,
que de tus amores
nunca has merecido
tanta humillación.
Creo en Dios
y la vida
con sus vueltas.
Sé que de rodillas
la traerá a mis puertas
a pedir perdón.
Ya verás cuando retorne
y en sus pasos traiga fe,
que no es loca mi esperanza,
que no en vano la lloré.
Yo tendré en mi boca un beso
para su desolación
y mis manos las caricias
que le entreguen el perdón.
Pero si no viene
¡yo no quiero vivir!
Y en mi triste noche
sin un reproche
sabré morir...
  El ÁNGEL trata de subir a la torre. Los GUARDIAS intentan agarrarlo al pie de ella mientras suenan sirenas de alarma. Aparecen en la playa, saliendo de un submarino, SOLDADOS JAPONESES de la segunda guerra mundial. Son de esos que creen que la guerra aún continúa. Se abren paso disparando contra los personajes, que huyen o buscan refugio. Entre los atacantes se encuentran los CUATRO NINJAS, que apartan al ÁNGEL y llevan a la PRISIONERA INGLESA al submarino.
NGEL.- Pero, ¿qué ocurre?
MAGO MERLÍN.- ¡Emboscada de nuestros enemigos!
MINISTRO.- ¡Los nipones!
TODOS.- ¡Que han secuestrado a la prisionera!
  ACTO III La escena transcurre en Ámsterdam. Una calle cualquiera del barrio rojo: putas, drogadictos pinchándose en la calle, turistas. En una ventana de putas, se ve a la PRISIONERA INGLESA, cuyas trenzas asoman a la calle. En otro lugar de la calle se ve al ÁNGEL, que acaba de posarse suavemente portando al MAGO MERLÍN en la espalda. Un hombre se acerca en ese momento a la ventana, conversando animadamente con la PRISIONERA INGLESA.
MAGO MERLÍN.- Ya sabía yo que la prisionera inglesa se encontraba en Ámsterdam. Nuestros servicios secretos funcionan a la perfección.
ÁNGEL.- [Señalando a la PRISIONERA INGLESA]. Pero, ¡está haciendo de puta! ¡Lleva las tetas al aire!
MAGO MERLÍN.- No nos atrevimos a decírselo, Su Alteza. Tampoco parece ella habernos engañado sobre su pasado, que decía que había inventado con la esperanza de escapar al sacrificio.
ÁNGEL.- Y a la noche que debía pasar conmigo.
MAGO MERLÍN.- [Mirando en rededor]. Pero ciertamente era una espía.
ÁNGEL.- Ah, ¡débil corazón! Está tan bella como siempre, con ese aire de tristeza y desamparo. [Se aparta y canta 'No te engañes, corazón', de José María Caffaro Rossi].
  'NO TE ENGAÑES, CORAZÓN'
No te dejes engañar,
corazón,
por su querer,
por su mentir;
no te vayas a olvidar
que es mujer
y que al nacer
del engaño hizo un sentir.
  Miente al llorar.
miente al reír,
miente al sufrir
y al amar;
miente al jurar
falsa pasión...
No te engañes, corazón.
  Me apena
verte con ella del brazo...
Si a mí me dio el esquinazo,
a vos, ¿qué te dará?
Oíme,
yo que soy tu viejo amigo
quiero darte un buen consejo...
largala y te convendrá.
  Acaso
te llore y se desespere
y te bata que te quiere,
viejo ardid de la mujer.
No creas...
¿Cómo a vos ha de quererte
si juró que hasta su muerte
sólo mía había de ser?
  No te dejes engañar,
corazón,
por su querer,
por su mentir...
No te vayas a olvidar
que fue mía
y que algún día
te podrás arrepentir
y has de llorar
con gran dolor...
Se ha de burlar
de tu amor...
No te olvidés
que ella es mujer...
No te dejes convencer...
  No creas
que es la envidia o el desprecio
por todo el mal que me ha hecho
que hace que yo te hable así.
Bien sabes
que no hay envidia en mi pecho,
que soy un hombre derecho,
que soy como siempre fui.
  PRISIONERA INGLESA.- [Que se ha acercado al reconocerlos]. ¡El rey del brécol!
ÁNGEL.- Sabía que terminaría engañándome.
MAGO MERLÍN.- Lo sabíamos.
PRISIONERA INGLESA.- ¿Engañándole? ¿Y a santo de qué? Nunca tuvimos nada el uno con el otro.
ÁNGEL.- Pero yo le declaré mi amor eterno...
PRISIONERA INGLESA.- ¿Amor eterno? Enfrentado al dilema de dejarme morir o morir en mi lugar...
ÁNGEL.- Yo habría muerto en su lugar.
PRISIONERA INGLESA.- No. Usted habría hecho lo que cualquiera: follarme y olvidar.
ÁNGEL.- Me habrían obligado. Si me hubiese dejado matar no estaría aquí ahora.
TODOS.- ¡Hay amor a primera vista!
ÁNGEL.- Me opuse a su sacrificio tanto como usted.
PRISIONERA INGLESA.- La lascivia le salía por los ojos.
ÁNGEL.- ¡Yo estaba enamorado de usted!
PRISIONERA INGLESA.- No tiene usted razones para quererme.
ÁNGEL.- La sigo amando con locura.
MAGO MERLÍN.- Y hemos venido a por usted, por usted, por usted.
PRISIONERA INGLESA.- ¿Para llevarme a la isla? ¡Jamás!
ÁNGEL.- En la isla será reina.
PRISIONERA INGLESA.- Reina soy aquí.
ÁNGEL.- Tendrá un séquito permanente de cuatro fornidos negros que la abanicarán día y noche.
PRISIONERA INGLESA.- Aquí, me sobran.
MAGO MERLÍN.- [Al ÁNGEL]. Estamos perdiendo el tiempo.
PRISIONERA INGLESA.- Además, me acusaron de espionaje.
MAGO MERLÍN.- Ahora es irrelevante. En reunión de gabinete se ha decidido retirar todos los cargos.
PRISIONERA INGLESA.- ¿Todos los cargos?
ÁNGEL.- Absolutamente todos.
TODOS.- ¡Todos, todos, todos!
PRISIONERA INGLESA.- ¡Usted se ha cambiado de bando!
MAGO MERLÍN.- [Al ÁNGEL]. Lo intentaré por última vez. [A la PRISIONERA INGLESA]. Durante su estadía en la isla tuvo Nuestra Señora Orca oportunidad de escuchar cantar a Su Alteza.
PRISIONERA INGLESA.- [Incrédula]. ¡Qué alivio que las orcas tengan oído musical!
TODOS.- ¡Sacrílega!
MAGO MERLÍN.- Razón por la cual perdonó a Su Alteza, permitiéndome viajar en su búsqueda para volver a la isla y fundar una nueva dinastía.
PRISIONERA INGLESA.- Me tiene sin cuidado.
MAGO MERLÍN.- Una nueva dinastía dedicada al tango.
PRISIONERA INGLESA.- ¿Al tango?
MAGO MERLÍN.- Sí, al tango eternel...
TODOS.- Aquel tango llorón y sentimental que tiene en cada acorde la alegría del arrabal... [MAGO MERLÍN se aparta y canta 'Viejo tango', de Francisco Alfredo Marino].
  'VIEJO TANGO'
 En el gangoso rezongar del fuelle,
brotan sentidas, llenas de emoción,
las cadenciosas notas de mi tango,
el viejo tango de mi corazón.
  Se llena mi alma de dulces recuerdos
y de añoranzas de mi juventud,
y cada nota asoma a mi memoria
une deuda de inmensa gratitud.
  Viejo tango llorón,
tango sentimental,
tienes en cada acorde
las alegrías del arrabal.
Tango viejo y tristón,
tango que tanto amé,
dame tu musiquita,
la musiquita que ya se fue.
  Yo te recuerdo cuando en Puente Alsina
los viejos tauras en tu dulce son
se columpiaban repartiendo cortes,
llenas sus almas de satisfacción.
  Y al recordarte en esas gratas horas,
horas sagradas de mi buen ayer,
pienso que entonces, dentro de mi alma,
no se albergaba ningún padecer.
  ÁNGEL.- Podremos casarnos, tener críos, cuidar de nuestros palacios y jardines.
PRISIONERA INGLESA.- El deber filial me obliga, como sabe, a rondar por el mundo. Debo encontrar al infame de mi padre y ultimarlo con saña.
TODOS.- ¡Con saña, saña, saña!
PRISIONERA INGLESA.- El fantasma de mi madre me ha pedido que le ponga parafina en su huevo matinal.
TODOS.- ¿Para matarlo?
PRISIONERA INGLESA.- No, para que le salgan tetas. Para matarlo me ha pedido que deje caer sobre su cabeza un pavo congelado. ¡Y que luego le entierre vestido de doncella!
MAGO MERLÍN.- Sospecho que estamos frente a un nuevo juego. [A ella]. ¿Cree usted que simulando indiferencia enfriará el amor del rey?
PRISIONERA INGLESA.- Me tiene sin cuidado.
ÁNGEL.- [Sacando algo de su morral]. Aquí está la corona. ¡De ahora en adelante será usted la emperatriz!
TODOS.- ¡La emperatriz, emperatriz, emperatriz!
PRISIONERA INGLESA.- ¡Una corona de patatas fritas!
MAGO MERLÍN.- ¡Usted ha estado haciendo la calle!
TODOS.- ¡Calle, calle!
PRISIONERA INGLESA.- [Al ÁNGEL]. Pero, ¿cree usted que cambiaría yo mi reino actual por un plato de lentejas? [Cambiando de tono]. Escuchá, gil apestado. [Se aparta y canta '¡Qué va cha ché!', de Enrique Santos Discépolo].
  '¡QUÉ VA CHA CHÉ!
 Piantá de aquí, no vuelvas en tu vida.
Ya me tenés bien requeteamurada.
No puedo más pasarla sin comida
ni oírte así decir tanta pavada...
¿No te das cuenta que sos un engrupido?
¿Te creés que al mundo lo vas a arreglar vos?
¡Si aquí ni Dios rescata lo perdido!
¿Qué querés vos? ¡Hacé el favor!...
  Lo que hace falta es empacar mucha moneda,
vender el alma, rifar el corazón,
tirar la poca decencia que te queda...
Plata, plata, plata..., plata otra vez...
Así es posible que morfés todos los días,
tengas amigos, casa, nombre..., y lo que quieras vos.
El verdadero amor se ahogó en la sopa:
la panza es reina y el dinero Dios.
  ¿Pero no ves, gilito embanderado,
que la razón la tiene el de más guita,
que la honradez la venden al contado
y a la moral la dan por moneditas?
¡Que no hay ninguna verdad que se resista
frente a dos pesos moneda nacional?
Vos resultás, haciendo el moralista,
un disfrazao... sin carnaval...
¡Tirate al río! ¡No embromés con tu conciencia!
Sos un secante que no hace ni reír...
Dame puchero, guardate la decencia...
¡Plata, plata, plata! ¡Yo quiero vivir!
¿Qué culpa tengo si has piyao la vida en serio?
Pasás de otario, morfás aire y no tenés colchón...
¿Que vachaché? ¡Si hoy ya murió el criterio!
Vale Jesús lo mismo que un ladrón...
  ÁNGEL.- Pero, no entiendo nada. ¿Y la carta que me ha escrito?
PRISIONERA INGLESA.- ¿La carta? ¿Qué carta?
MAGO MERLÍN.- [Abriendo el cofre que lleva consigo y sacando
una carta]. Aquí está. Intacta.
ÁNGEL.- [Arrebatándosela]. No caben dudas. Es su letra.
PRISIONERA INGLESA.- [Observándola]. Se parece a mi letra,
pero no le he escrito nunca.
ÁNGEL.- [Leyendo]. "Al Rey Angelino I. Cuatro malvados nipones me han liberado de la torre de la isla y me someten diariamente a toda suerte de oprobios. Estoy desesperada. Me han encerrado en un sótano de la ciudad. Aunque insisten en que el emperador Pipitoko quiere casarse conmigo, no dejan de vejarme en cuanto tienen oportunidad. Si aún me ama, ayúdeme, sálveme. Firmado, la prisionera inglesa, desesperada. Sin otro particular". ¿Sigue negando?
PRISIONERA INGLESA.- No la escribí yo, pero lo que se dice ahí es verdad. ¿Quién pudo enterarse?
TODOS.- ¡El fantasma de su madre!
MAGO MERLÍN.- Alguno de los cuatro malvados nipones, ciertamente, que la ha transformado en lo que ahora es. [Se aparta un poco y canta 'Carne de cabaret', de Luis Roldán].
  'CARNE DE CABARET'
Pobre percanta que pasa su vida
entre la farra, milonga y champán,
que lleva enferma su almita perdida,
que cayó en garras de un torpe bacán
y que en su pecho tan sólo se anida
el triste goce que causa el gotán.
  Su ilusión murió en el cabaret
al compás de un tango compadrón
y al notar perdida ya su fe
quedó su corazón
transido en la emoción
el dolor sus fuerzas le restó
comprendiendo al fin su berretín
y una noche que se encurdeló
sus penas entregó a un rubio copetín.
  Por eso su alma en silencio solloza
y es una mueca su risa cruel
y cuando besa su boca de rosa
deja en los labios amargo de hiel
y en su carita amarilla, ojerosa,
se ven las huellas de un amor infiel.
  Y así fue en la pendiente fatal,
del cabaret al hospital,
y a ninguno encontró que por su mal
tuviera compasión,
pues sin razón la dejaron sufrir
y a su ilusión la dejaron morir.
Y así fue en la pendiente fatal,
del cabaret al hospital
donde asilo encontró.
  Pobre percanta que está contratada
vendiendo su alma por un copetín,
que de una vida feliz engañada,
lleva en el alma tristeza y esplín,
y que pasando su vida amargada
llora en silencio su pena sin fin.
  PRISIONERA INGLESA.- Sabe usted demasiado sobre mí.
MAGO MERLÍN.- Al llegar a la ciudad fue encerrada en el sótano de un burdel...
PRISIONERA INGLESA.- Así es.
MAGO MERLÍN.- ... Donde le enseñaron las artes del amor cortés. Al poco tiempo era usted una notoria dominatrix.
TODOS.- ¡The talk of the town! ¡The talk of the town!
MAGO MERLÍN.- Se paseaba usted dando latigazos por las calles.
TODOS.- ¡Con las tetas al aire y traspasadas por gigantes alfileres!
ÁNGEL.- ¡Con una plancha pegada en la espalda!
MAGO MERLÍN.- ¡Y varios cuchillos clavados en las nalgas!
ÁNGEL.- Al tiempo que un enano la arrastraba jalándola por las cadenas que tenía a los pies.
PRISIONERA INGLESA.- [Cubriéndose los ojos]. ¡Oh, desdichada de mí!
MAGO MERLÍN.- Con dos pijas parlantes cosidas en la cintura...
TODOS.- ¡Leía el porvenir!
ÁNGEL.- Pero el amor todo lo redime, amada mía. Venga usted conmigo y toda esta historia será cosa del pasado. [Entra el NOVIO I].
NOVIO I.- ¡Sobre mi cadáver!
MAGO MERLÍN.- ¡Encantado! [Saca una pistola y dispara una vez, sin darle].
NOVIO I.- [A la PRISIONERA INGLESA]. ¡Ah, andás con otro! [Comienza a cantar 'La he visto con otro', de Pascual Contursi].
  'LA HE VISTO CON OTRO'
 La he visto con otro
pasearse del brazo.
Mis ojos lloraban
de pena y dolor.
En cambio en su cara,
sus negros ojazos
reían contentos
de dicha y amor.
  Recuerdo que en mis brazos
llorando me decía.
será pa' siempre tuya
mi vida y mi pasión.
Jugó con mis amores,
la ingrata me fingía,
dejándome enlutado
mi pobre corazón.
  Hay noche que solo
me quedo en el cuarto
rogando a la virgen
me la haga olvidar,
y al verla con otro
pasar por mi lado
en vez de matarla
me pongo a llorar.
  ÁNGEL.- Y este, ¿quién es?
NOVIO I.- ¡Su novio! [Al decir esto, se saca el bigote falso y lo arroja al aire].
ÁNGEL.- ¿Mi novio? ¡Yo no tengo novios!
TODOS.- ¡No tiene, no tiene!
PRISIONERA INGLESA.- ¡Ah, mi ex! ¡Después de tantos años! [Se abrazan. El NOVIO I se separa prontamente].
NOVIO I.- ¡Víbora! ¡Me engañas!
PRISIONERA INGLESA.- Hace muchos años que lo nuestro terminó.
NOVIO I.- ¿Terminó? No me enteré.
PRISIONERA INGLESA.- ¿Recuerdas las vacaciones que pasé en Tarragona?
NOVIO I.- ¿Cómo podría olvidarme? Jamás volví a saber de ti.
PRISIONERA INGLESA.- ¿No? Sin embargo, te escribí una larga carta en la que te decía...
TODOS.- [Mientras el NOVIO I busca entre sus ropas]. ¡Que cuatro nipones raptádola habían! ¡Habían, habían!
PRISIONERA INGLESA.- ¡Oh, es el fin!
NOVIO I.- Bien lo dices, infiel: es el fin. [Al ÁNGEL]. Yo mismo escribí la carta. [A ella]. Se me ha aparecido el fantasma de tu madre pidiéndome que vengue su muerte a manos de Angelino.
ÁNGEL.- ¡Soy inocente! ¡Los fantasmas mienten!
PRISIONERA INGLESA.- Fui yo quien la mató. ¡Fue un error!
NOVIO I.- Tu padre mismo me lo ha confirmado.
PRISIONERA INGLESA.- ¡Fue él quien me engañó!
NOVIO I.- Le rebanaste la cabeza con una cimitarra.
TODOS.- ¿La que era propiedad de su abuelo? ¿La que recibió de manos del faraón Tutanjamón XXIII?
PRISIONERA INGLESA.- Pensaba que era el amante de mi madre. Es a él a quien debía matar.
NOVIO I.- Pero él estaba muerto ya. ¿A quién quieres engañar?
PRISIONERA INGLESA.- Yo nada sabía.
NOVIO I.- Enterándome que habías huido a esa isla abandonada en medio del océano me acerqué al emperador Pipitoko.
MAGO MERLÍN.- ¡Eso explica el ataque de los nipones!
NOVIO I.- Sabiendo que te habías comprometido con el rey Angelino, te escribí para atraerlo aquí.
ÁNGEL.- Pero, ¡yo no tengo nada que ver!
NOVIO I.- ¿Niega usted ser su amante?
ÁNGEL.- ¡Lo niego! Quise serlo, pero no tuve éxito. Tiene un corazón de hierro.
NOVIO I.- ¿Niega usted que ella accedió a casarse con usted
ÁNGEL.- No lo niego.
PRISIONERA INGLESA.- ¡Me iban a sacrificar! ¿Qué otra cosa podía hacer?
NOVIO I.- Al parricidio has unido el engaño.
PRISIONERA INGLESA.- Ocurrió segundos antes de la llegada de tus emisarios nipones. Era todo muy confuso.
NOVIO I.- Te has unido voluntariamente a los nipones y te has transformado en la madame más famosa de la ciudad.
PRISIONERA INGLESA.- ¡No tenía alternativa!
NOVIO I.- Tu vida está llena de engaños.
PRISIONERA INGLESA.- ¡Pobre de mí!
NOVIO I.- Ahora, ¡morirán! [Entra NOVIO II].
NOVIO II.- ¡Por sobre mi cadáver!
MAGO MERLÍN.- ¡Encantado! [Empuña la pistola y le dispara una vez, sin darle].
NOVIO II.- Al fin te encuentro, zorra. [Se aparta y canta 'Chorra', de Enrique Santos Discépolo].
  'CHORRA'
 Por ser bueno me pusiste en la miseria.
me dejaste en la palmera,
me afanaste hasta el color.
En seis meses me comiste el mercadito,
la casiya de la feria,
la ganchera, el mostrador...
¡Chorra!... Me robaste hasta el amor...
Aura, tanto me asusta una mina,
que si en la calle me afila
me pongo al lado del botón...
¡Lo que más bronca me da
es haber sido tan gil!
  Si hace un mes me desayuno
con lo que he sabido ayer,
no era a mí que me cachaban
tus rebusques de mujer...
Hoy me entero que tu mama,
"noble viuda de un guerrero",
¡es la chorra de más fama
que ha pisado la treinta y tres!
  Y he sabido que el "guerrero",
que murió lleno de honor,
ni murió ni fue guerrero
como me engrupiste vos.
¡Está en cana prontuariado
como agente de la camorra,
profesor de cachiporra,
malandrín y estafador!
  NOVIO II.- Por tu causa, mi pobre madre ha muerto de pena.
TODOS.- ¡Se le ha aparecido el fantasma de la madre...
NOVIO II.-... ¡Pidiéndome que vengue su muerte!
TODOS.- ¡A manos de su hija!
PRISIONERA INGLESA.- ¿Mi hija?
NOVIO II.- Sí, chorra, tu hija, que le puso veneno de ratas en su huevo matinal.
NOVIO I.- ¡Otro amante decepcionado!
NOVIO II.- ¡Morirán todos! [Al tiempo que el NOVIO II saca una pistola y dispara contra el NOVIO I, éste saca la suya y dispara contra la PRISIONERA INGLESA, mientras el MAGO MERLÍN dispara contra el ÁNGEL. Caen].
ÁNGEL.- ¡Estoy herido!
MAGO MERLÍN.- Perdóneme, Su Alteza, me dejé llevar por el momento. Como todo el mundo estaba disparando...
ÁNGEL.- ¡Mentecato!
TODOS.- ¡Eso, eso, eso!
NOVIO II.- Ya nada tiene sentido para mí. [Se aparta y canta 'A la luz del candil', de Julio Navarrine].
  'A LA LUZ DEL CANDIL'
 ¿Me da su permiso, señor comisario?...
Disculpe si vengo tan mal entrasao;
yo soy forastero y he caído al Rosario,
trayendo a los tientos un güen entripao.
Acaso usted piense que soy un matrero;
yo soy gaucho honrado a carta cabal;
no soy ni borracho ni soy un cuatrero.
Señor comisario..., yo soy criminal.
  Arrésteme, sargento, y póngame cadenas;
si soy un delincuente que me perdone Dios.
Yo he sido un criollo güeno, me llamo Alberto Arenas;
señor, me traicionaban, y los maté a los dos...
Mi china fue malvada, mi amigo era un sotreta.
Mientras me fui a otro pago me basureó la infiel;
las pruebas de la infamia las traigo en la maleta:
las trenzas de mi china y el corazón de él.
  Apriete, sargento, que no me retobo;
yo quiero que sepan la verdad de a mil.
La noche era obscura como boca 'e lobo...
testigo solito, la luz del candil.
Total, casi nada: un beso en la sombra,
dos cuerpos cayeron y una maldición.
Y allí, comisario, si usté no se asombra...
yo encontré dos vainas para mi facón.
  El NOVIO II se arroja sobre la PRISIONERA INGLESA y, sacando unas tijeras de entre las ropas, le corta las trenzas. Perseguido por los otros, escapa y vuelve sobre el cadáver del NOVIO I al que, metiéndole un cuchillo, le saca el corazón. El ÁNGEL toma el corazón y lo arroja al MAGO MERLÍN. Cuando el NOVIO II intenta recuperarlo, el MAGO MERLÍN lo arroja al ÁNGEL. Finalmente, el NOVIO II recupera el corazón y lo mete en una maleta. Aparece el COMISARIO que le pone grandes cadenas. Salen ambos lentamente, el NOVIO II arrastrándose bajo el peso del metal. Aparece el FANTASMA I.
ANTASMA I.- ¡Has olvidado tu promesa!
ÁNGEL.- ¡Padre!
FANTASMA I.- ¡Has mancillado el honor de nuestra familia!
ÁNGEL.- No he tenido tiempo. ¿No has visto, oh padre, el barullo en que estaba metido?
FANTASMA I.- Mi asesino ronda suelto por ahí. [Entra FANTASMA II].
ÁNGEL.- ¡Tío!
FANTASMA II.- ¡Yo no lo maté!
FANTASMA I.- ¡Traidor! ¡Me hundiste la cabeza en una sopa de pollo!
FANTASMA II.- ¡No me di cuenta!
FANTASMA I.- ¿Me quieres convencer de semejante estupidez? [Entra FANTASMA III].
ÁNGEL.- ¡Tío!
FANTASMA III.- ¡Me amarró y me puso la cabeza en el microondas! ¡Morí calcinado!
FANTASMA II.- [A FANTASMA III]. Te consideraba mi mejor amigo.
FANTASMA I.- Nunca pensé que fueras capaz de semejante oprobio.
ÁNGEL.- ¡No quiero saber más! [Entra FANTASMA IV].
FANTASMA IV.- ¡Es falso! ¡Te ahogaste en el mar después de que se te apareció el fantasma de tu padre! [Entra FANTASMA V].
FANTASMA V.- ¡Busco al fantasma de San Martín! [Entra FANTASMA VI]. ¡Ah, maldito!
FANTASMA VII]. ¡Y yo era el jefe del imperio inca!
TODOS.- ¡Tupac Cacac Tictac! [Entra FANTASMA VIII].
FANTASMA VIII.- [Con un caldero]. ¡It's war, war, war! [Entra FANTASMA IX].
FANTASMA IX.- [Inclinándose sobre el cuerpo de la PRISIONERA INGLESA]. ¡Hija mía! [Entra FANTASMA X].
FANTASMA X.- ¡Me rebanaste la cabeza con una cimitarra! ¡Parricida! [Entra FANTASMA XI].
FANTASMA XI.- ¡Maten a mi novio! ¡Me acaba de ultimar!
TODOS.- ¡Venganza, venganza, venganza! [En el barullo, los FANTASMAS sacan pistolas y se disparan entre sí. En medio de la balacera, el ÁNGEL y el MAGO MERLÍN se arrojan al suelo. Los FANTASMAS caen. Cautelosamente, el MAGO MERLÍN y el ÁNGEL se levantan arreglándose las ropas].
MAGO MERLÍN.- Nunca vi tantos fantasmas juntos.
ÁNGEL.- Ni yo. Tampoco sabía que morían..., y menos a bala.
MAGO MERLÍN.- Tiene razón, Su Alteza. No lo había pensado. Quizás... [Se acerca a los FANTASMAS tendidos y levanta una sábana].
ÁNGEL.- No me diga que...
MAGO MERLÍN.- [Descubriendo al FANTASMA]. ¡El emperador Pipitoko!
ÁNGEL.- ¡Los nipones!
MAGO MERLÍN.- ¡Es hora de volver!
ÁNGEL.- [Examinando y extendiendo las alas]. Sí, es hora de volver. [Sacude las alas. Se aparta y canta 'Volver', de Alfredo Le Pera].
  'VOLVER'
 Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.
Son las mismas que alumbraron,
con sus pálidos reflejos,
hondas horas de dolor;
y, aunque no quise el regreso,
siempre se vuelve al primer amor.
La quieta calle donde el eco dijo
"Tuya es su vida, tuyo es su querer",
bajo el burlón mirar de las estrellas
que con indiferencia hoy me ven volver.
  Volver
con la frente marchita...
Las nieves del tiempo
platearon mi sien.
Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada;
que febril la mirada,
errante en las sombras,
te busca y te nombra.
  Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.
  Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida.
  Tengo miedo de las noches
que, pobladas de recuerdos,
encadenan mi soñar...
  Pero el viajero que huye,
tarde o temprano
detiene su andar.
  Y aunque el olvido que todo destruye
haya matado mi vieja ilusión,
guardo escondida una esperanza humilde
que es toda la fortuna de mi corazón.
  ÁNGEL.- Sí, es hora de volver. [Sacude las alas; el MAGO MERLÍN se sube a su espalda y así emprenden el vuelo].
  ACTO IV Un hombre solo [el ÁNGEL], en su cama, despertándose. Mira a la persona a su lado, que permanecerá cubierta [es el EMPERADOR PIPITOKO].
ÁNGEL.- ¡Qué pesadilla atroz! Soñé que eras el mago Merlín y que yo era el rey de una isla perdida en el océano Atlántico.
EMPERADOR PIPITOKO.- [Alisándose las pestañas y asomándose apenas]. ¿Qué dices?
ÁNGEL.- Yo llegaba a la isla. Era un náufrago. Se me había aparecido el fantasma de mi padre pidiéndome que vengara su muerte.
EMPERADOR PIPITOTOKO.- ¿Sabes qué hora es?
ÁNGEL.- Y tú, eras una inglesa que caía a la isla. A ti te perseguía el fantasma de tu madre.
EMPERADOR PIPITOKO.- ¿El fantasma de mi madre?
ÁNGEL.- Sí, la habías matado con una cimitarra.
EMPERADOR PIPITOKO.- Ah, déjame dormir.
ÁNGEL.- Fue un sueño extraño.
EMPERADOR PIPITOKO.- Estamos en verano.
ÁNGEL.- [Estirándose]. Es hora de comenzar el día.
EMPERADOR PIPITOKO.- ¿Había mujeres en tu sueño?
ÁNGEL.- Tú eras una prisionera inglesa. Te hacían prisionera y yo me enamoraba de ti.
EMPERADOR PIPITOKO.- Ayer soñaste lo mismo, pero la prisionera no era yo, sino mi madre. Es que no tienes respeto por nada.
ÁNGEL.- ¿Qué puedo hacer? [Sale de la cama, se aparta un poco y canta 'Si soy así', de Antonio Botta].
  'SI SOY ASÍ'
Si soy así,
¿qué voy a hacer?
Nací buen mozo
y embalao para querer.
Si soy así,
¿qué voy a hacer?
Con las mujeres
no me puedo contener.
Por eso tengo
la esperanza que algún día
me toqués la sinfonía
de que ha muerto tu ilusión.
Si soy así,
¿qué voy a hacer?
Es el destino
que me arrastra a serte infiel.
Donde veo unas polleras
no me fijo en el color...
Las viuditas, las casadas y solteras
para mí todas son peras
en el árbol del amor.
Y si las miro coqueteando por la calle
con sus ojos tan porteños y su talle cimbrador,
le acomodo el camouflage
de un piropo de mi flor.
  Si soy así,
¿qué voy a hacer?
Pa' mí la vida
tiene forma de mujer.
Si soy así,
¿qué voy a hacer?
Es Juan Tenorio
que hoy ha vuelto a renacer.
Por eso, nena,
no sufrás por este loco
que no asienta más el coco
y olvidá tu metejón.
Si soy así,
¿qué voy a hacer?
Tengo una esponja
donde el cuore hay que tener.
  EMPERADOR PIPITOKO.- Siempre sabes cómo seducirme.
ÁNGEL.- [Acercándose]. Qué extraña voz tienes. ¿Estás constipada?
EMPERADOR PIPITOKO.- Un poco.
ÁNGEL.- Hoy tienes otro color de pelo...
EMPERADOR PIPITOKO.- [Cubriéndose]. No me mires.
ÁNGEL.- [Acercándose]. ¿Te quedó mal el teñido?
EMPERADOR PIPITOKO.- Sí. Mal, mal, mal.
ÁNGEL.- Y, qué orejas tan grandes tienes.
EMPERADOR PIPITOKO.- Para oírte mejor.
ÁNGEL.- Esos ojos, cómo fulguran en su inmensidad.
EMPERADOR PIPITOKO.- Para verte mejor, Angelino.
ÁNGEL.- Y esa nariz...
EMPERADOR PIPITOKO.- Para olerte mejor.
ÁNGEL.- Esos labios carnosos...
EMPERADOR.- Ah, para comerte mejor.
ÁNGEL.- [Tratando de meterse a la cama]. Déjame acompañarte un rato. [Descubriéndolo]. ¡El emperador Pipitoko!
EMPERADOR PIPITOKO.- [Descubriéndose]. ¡El mismo!
El ÁNGEL salta de la cama y corre tratando de huir. De pronto emerge un CANGREJO SUBTERRÁNEO, que lo devora. El EMPERADOR PIPITOKO huye dando brincos entre los CANGREJOS que emergen del suelo.
TELÓN
Nota. No me he detenido en la puesta en escena porque creo que debe ser tarea de quienes lo hagan. Sin embargo, conviene que aclare algunas cosas. Los personajes muestran rasgos de locura, sin que sean demasiado pronunciados, y en sus diálogos se advierte la influencia de caracteres circenses y de cómics. Sería interesante, además, que la iluminación adoptara el formato del cómics, para hacer posible planos cercanos (primeros planos circulares y rectangulares) y enfoques diagonales. Igualmente, el vestuario debería preferir los colores primarios típicos de la literatura popular. [La imagen viene de aquí].
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lisperguer · 11 years
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La invasión de los patos gigantes
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[Claudio Lísperguer] [En los años ochenta escribí directamente en holandés, decenas de estos pequeños cuentos cuya extensión no debía exceder los caracteres que admite una postal. Un par de ellos fueron publicados en José Martí-Journaal (2 [8] 1989; 3 [1] 1990; 3 [2] 1990), una revista literaria publicada por ese entonces en Ámsterdam, bajo el título de ‘Geheime correspondentie van een private-eye’ [Correspondencia secreta de un detective privado]. He encontrado sólo algunos cuentos; el resto ha de encontrarse en alguna de las numerosas cajas de mudanza que hemos dejado en el cuarto del esclavo. He traducido al español algunos de estos cuentos.]
1 Nació en una lata de sopa Campbell. Cuando la señora van der Waal abrió la lata, el niño saltó fuera y se presentó cortésmente. Se había caído accidentalmente en la lata. Provenía de una antigua y respetable familia, aunque su madre se había marchado con el ordinario propietario de una rotisería. La señora van der Waal se había caído de la bicicleta y le había brotado un moretón en su mejilla derecha. Él creció rápidamente. Después de lo que la señora van der Waal pensaba que eran cuatro días, él ya había cumplido treinta y dos. La obligó a andar desnuda en la casa. Dado que había muchas pulgas, la obligó a llevar siempre un collar antipulgas. Luego la obligó a ladrar y a andar en cuatro patas. Ella le llevaba en las mañana el diario que arrojaba el cartero en el antejardín. Finalmente, ella se fugó con el lechero. El lechero la amaba de verdad, aunque cuando se duchaba le daba por cantar.
2 La mujer vivía tranquila en la selva hasta que apareció un grupo de cazadores. Los malvados cazaban leones y rinocerontes que luego vendían a zoológicos y casas reales. Con ellos se encontraba una guapa chica, pero no sabía nada de los macabros planes de sus compañeros. Tenía que ponerle fin a la situación. Se disfrazó de San Cristóbal y se apareció por encima de los árboles. Pero los ladrones le dispararon. Se disfrazó de platillo volante, pero a los malvados ni siquiera les llamó la atención. Entonces se disfrazó de mosquito y los picó uno por uno. Poco después se murieron todos de malaria. Ahora podía raptar a la chiquilla para casarse con ella. Pero en la iglesia descubrieron que ella ya estaba casada y la boda fue suspendida. Entró a una librería y compró ‘La historia de la Revolución Francesa’.
3 Cuando era todavía niño, fue raptado en las selvas de Perú por un grupo de caníbales. Sobrevivió porque  en 1747 el gobierno había prohibido solemnemente el canibalismo. Para mostrar respeto por la tradición, debía dormir en una cazuela de hierro. Entonces se casó con una antropóloga rubia que los había visitado para hacerles excavar un pozo de agua. En Ámsterdam tuvieron de una sola vez seis hijos. Él formó una banda de músicos y se fue a cantar al Vondelpark. Allá había un enorme lago con un monstruo subterráneo que meaba hacia arriba todo el tiempo. En la cantina había un letrero que anunciaba perritos calientes. Allá cantaron semidesnudos. Cantaban ‘Mona Lisa’ y ‘Those Lazy-Hazy-Crazy Days of Summer’. El público pidió más. Entonces cantaron ‘I can't get used to sharing you’. Años después se hicieron italianos y abrieron un puesto de shoarma.
4 El rey la llamó. Debía ir a verlo tan pronto como posible. Pidió un taxi. Cuando bajó del taxi, una rata gigante le puso un pañuelo con cloroformo debajo de la nariz. La operación había sido preparada cuidadosamente, pensó. No era el rey el que la había llamado. A las ratas se les había acabado el queso y el rey, después de que las bestias se hubieran comido al príncipe heredero recién nacido, no las quería. Antes les habían apoyado los estadounidenses, pero habían perdido el interés. Los desgraciados habían logrado fabricar ratas de plástico. Como era de esperar, el rey se negó a negociar con ellas. Una rata amargada mató al rey y escapó en medio de la confusión. Pero la capturaron arriba y la transformaron en una muñeca de cera. La pusieron a trabajar como esclava en Madame Tussaud, donde debía predecir el futuro.
5 Vivió diez años como refugiado. Trabajó como chino para ahorrar dinero y finalmente pudo comprar un submarino de la Segunda Guerra Mundial. Formó un pequeño ejército de doce hombres y partió hacia Chile. Vestido de hombre raza amaró en la costa y se declaró el nuevo presidente legítimo. Cuando el Presidente General Comandante en Jefe se enteró de su llegada, huyó hacia los Países Bajos, donde fue admitido como refugiado. Vivió durante mucho tiempo en un gallinero, pero finalmente se ahogó por accidente en un plato de sopa de pollo. El hombre rana se convirtió en Súper Presidente. En todas partes en las ciudades se levantaron estatuas con su figura. Declaró que el nuevo medio de pago oficial serían los billetes del juego Monopolio y obligó a la gente a hacerlos ella misma. Estaban todos felices y se murieron felices poco a poco todos ellos. Pero el hombre rana, que era inmortal, se marchó a Bolivia.
6 Era un mediocre oficinista, pero en el cuarto de hotel le mostró unos convincentes documentos. En realidad, era un potentado, dueño de 365 plantaciones de caña de azúcar en Costa Rica. Había matado por accidente al oficinista, de cuya identidad se había apropiado. No se había dado cuenta nadie. Tuvo que hacerlo porque Hezbolá quería robarle sus millones. Entonces ella se enamoró de él para toda la eternidad. Pero en el Platillo Volante habló más de la cuenta y los malvados se enteraron de dónde vivía. Él se metió en el baño y se cambió de sexo. Posó para Penthouse y en 1989 fue elegida la Chica Penthouse del Año. Se marchó entonces a Tailandia y volvió convertida en hombre. Pero ella se había fugado con un fotógrafo muy viril. Ella decidió contar toda la verdad e invitó a periodistas a una rueda de prensa. Antes de empezar  bebió un vaso de agua y se cayó muy muerta.
7 La reina fue atrapada en la cama con el Papa. Un diminuto ratón había visto todo por la cerradura de la puerta y había tomado fotos. El ratón corrió hacia fuera y llamó al rey. Él no podía creer lo que estaba oyendo. El ratón le mandó las fotos y el rey le cedió una villa en Venecia como pago por sus servicios. En Venecia llamó a Dios y le pidió que mandara más ratones. Debían estos parecerse a él en los más mínimos detalles. Dios estuvo de acuerdo. El rey envió un comando israelí para matarlo, pero no lo lograron porque ya había muchos ratones iguales a él. Condenó al Papa a trabajar como pepino podrido y los puso entre los otros pepinos en su tienda en la planta baja del palacio. La reina infiel fue metida en el horno de su panadería y salió convertida en una pequeñísima burra. A partir de entonces, debía recoger las migas del suelo y llevarlas a la cocina. Allá el rey alimentaría con las migas a los patos.
8 Voló hacia el segundo piso de la Torre Eiffel y se encontró con el famoso Pingüino. Este llevaba amarrados al cuerpo dos enormes bloques de hielo: uno en su espalda, y el otro en el pecho. Pero no tenía ni un centavo y el hielo se derritió. Tenía una propuesta. Imitaba a Brenda Lee y podía actuar en cualquier parte. Al Pingüino no le pareció una buena idea. Cogió una silla y trató de arrojarlo por sobre la baranda. Entonces apareció la policía y se lo llevaron preso, esposado. Más tarde lo trasladaron a otro lugar. Un hombre con peluca lo acusó de espionaje. Él acusó al hombre con peluca de adulterio. Un hombre de uniforme azul le pegó con una porra en la cabeza. Allá le creció un bulto. Le quitó al hombre su peluca. Entonces se descubrió que era el mismo Pingüino. Lo apuntó con su lanzallamas y el malo se derritió ahí mismo delante de todos.
9 Recién ahora me siento suficientemente tranquilo como para escribir. Ayer viajé a Roma en avión, pero este estalló poco después del despegue. Soy el único que sobrevivió la catástrofe. Esto se lo debo seguramente a la conchita del dios Neptuno que recibí de ti. Aquí en Ámsterdam hay un enorme edificio, que se parece a una torta de novia. En su interior se ocultaba un gran número de árabes, asiáticos, africanos e indios. Fueron secuestrados hace muchos años, y embalsamados. Descubrí que el ministro de Asuntos Exteriores está implicado en el tráfico de especímenes exóticos. El ex ministro Pronk es el cerebro de los secuestros. No quiero que te inquietes, pero uno de los árabes es tu primer marido, el dueño de la tienda de jabones alemanes. Pronto te enviaré una foto de él.
10 Ayer me topé con Poison Girl en el Rum Runners. Cuando me vio, trepó rápidamente una palma y se negó a seguir cantando mientras yo estuviera allí. Fuera me encontré con una mujer que me consiguió una cita con Dios. Se ve muy diferente a como me lo había imaginado. Llevaba un pantalón corto de cuero negro muy apretado y en su mano mostraba un látigo falso. Parece que el rumor de la invasión de los patos extraterrestres gigantes es verdad. Debo viajar directamente a Marte con el disquete con los datos genéticos de la humanidad. Según Dios, los patos no se quedarán por mucho tiempo, pero quiere protegerme en ese planeta hasta que pase todo. Si vuelvo y no hay nadie, debo leer ese disquete. Entonces volveremos a poblar la Tierra y yo seré uno de los elegidos. Me dio una foto y tuve que pagarle un euro.
11 Hace unos días me encontré con tu novio. Estaba en la calle y no tenía dónde caerse muerto. Se cercenó la pierna derecha. La pierna que era de Madonna, que había comprado por millones de pesos. Ahora sólo pedía cien euros. Con el dinero compró una caja de cartón, grande, y le hizo un agujero en el medio. Las mujeres podían mirar por el agujero, a cambio de veinticinco centavos. Detrás del agujero se veía a su pene hablando tranquilamente con una diminuta versión de Frank Sinatra. El pene aseguraba que la ópera Carmen reflejaba fielmente la mentalidad ibérica. Frank no estaba de acuerdo. Tenía en el bolsillo una enorme cantidad de argumentos. La conversación asustó a las mujeres. Tu novio le pidió al pene que cantara algunas canciones. Cantaba bien y Frank hizo el coro: “¡dubidú, dubidú!” Pese a todo no pudo llamar la atención de la gente. Vendió a Frankie y se compró un catalejo más grande. Tu novio se instaló en Leidseplein y pedía un euro por mirar. La gente podía mirar la Luna.
12 Me persiguen los ogros y te escribo a toda velocidad. Fui al club de ajedrez y me encontré con Doris Day, que me pidió en matrimonio. Nos casamos ayer en la iglesia El Papagayo. Los combatientes de Hezbolá nos enviaron una pequeña copia, viva, de Boudewijn Buch, que nos echó a perder la boda con un largo y absurdo cuento sobre una biblioteca desconocida en algún lugar en Estados Unidos. Creo que el rey blanco de Doris me ha traicionado. Le había dado un golpe en la cabeza, por accidente, con mi caballo. Se puso furioso y juró que se vengaría. Doris está preocupada. Hace días que estoy escondido encima del armario porque tengo miedo de que me atrapen los ogros. Buch también se había encaramado aquí, pero le di una sobredosis. DD se quiere divorciar.
13 Recién ayer volví de México. Allá hablaba con el agregado francés cuando me secuestró un grupo de nazis enanos. Los nazis viven en un volcán. Uno de los enanos me metió en una cazuela de hierro, pero luego se pusieron a beber y se olvidaron de que yo era el plato principal. Salí silenciosamente y tomé el primer avión de regreso. No creo que vuelva a visitar ese país. El avión en que viajaba explotó encima de Inglaterra y aterricé en una palmera. Pensaba que me había salvado, pero rodeando el árbol había no menos de doscientas hienas. Me preparé para un salto gigante y caí en una caverna en la montaña donde encontré a Dolores del Río, que había sido secuestrada por patos malos. Arrojé una granada en el cuarto de los malvados. Dolores se quiere casar. Hemos comprado un pequeño Cessna para volver.
14 Finalmente descubrí el destino de mi hermano. Hace años fue sorprendido metiéndose una raya de coca. Le cerraron la consulta y no pudo seguir tratando a sus pacientes trastornados. Todos tenían sueños húmedos en los que coqueteaban con camellos. Emigró a las selvas de Colombia donde fue adoptado por una tribu de indios salvajes. Ahí escribió su famosa ‘Interpretación de los sueños’, que fue publicado por el Summer Institute of Linguistic en varias lenguas nativas. Pronto fue declarado Mago Súper Poderoso. Luego de la introducción de los jíbaros, comenzó a jugar pingpong y le compró a los sandinistas la cabeza de Somoza para jugar con ella. El servicio de protección animal le puso fin al asunto. Después de viajar por el mundo volvió a Colombia donde se hizo declarar Dios Extraterrestre Súper Todopoderoso y Omnisciente.
15 Ahora vivo bajo tierra en una pequeña casa en la Tuinstraat. Es agradable, pero mi casera me obliga a vestirme de hombre rana. Está convencida de que seres extraterrestres dejarán caer sobre la Tierra gigantescos patos antropófagos. Me deja salir de vez en vez. Humphrey Bogart vive a la vuelta de la esquina. Pero Humpphrey es malo. Ayer cogió un bate y me persiguió gritando: “¡I am mad about that! ¡I am mad about that!” Chocó con un cocinero griego y este le pegó hasta que se cansó. El cocinero lo convirtió entonces en su esclavo. Ahora trabaja como camarero en un restaurante japonés en el Weteringschans. Mi casera estaba furiosa porque volví tarde. Como castigo tuve que bailar arriba de la mesa con el hula hula. Me sentí realmente humillado. Traté de llamar a mamá, pero descubrí que el monstruo había tapado con chicle el enchufe.
16 Ayer vine a Ámsterdam y fui a comer al restaurante De Goede Smaak. El edificio está a punto de derrumbarse y por eso el dueño contrató a un grupo de negros para que sostengan la casona. Entré a otra tienda y me encontré con una mujer desnuda. Me mostró su chocho y me hizo todo tipo de gestos incomprensibles con su lengua. Me indicó otra habitación donde volvió a hacer lo mismo y me pidió que me bajara los pantalones. Entonces se abrió el techo y cayó un dinosaurio sobre ella. Murió instantáneamente. Montado encima del dinosaurio había un hombrecito que ordenó al animal que me disparara fuego con su lengua. Me asusté mucho y me metí a otra tienda. Allí una chiquilla me atacó con unas tijeras. Ahora estoy prácticamente sin pelos. Creo que el hombrecito encima del dinosaurio es John Weismuller, que me odia. Ahora estoy alojando con amigos. [La imagen viene de aquí].
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lisperguer · 11 years
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Cómo hacer perros guardianes
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[Más de un cuarenta por ciento de los chilenos tiene un perro en el patio en la creencia de que cuida y protege la casa. Muchos de estos dueños recurren a maltratos y torturas para convertirlos en perros agresivos.]
Ayer 22 de marzo publicaba el diario El Austral de Osorno los resultados para Osorno, Chile, de la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC 2012), según la cual el 43,8 por ciento de los osorninos encuestados dijeron tener “un perro como protección para el hogar” (en Chile el promedio es 41,8 por ciento).
En los comentarios cedidos por el médico veterinario Eduardo Jara, se lee que, aparentemente, los dueños de perros con funciones de guardia suelen hacerles pasar hambre en la creencia de que los animales bien alimentados no se desempeñan tan bien como los hambrientos y estresados. Es un mito urbano “que no tiene ningún sustento”. Otro mito que denuncia el veterinario es echar ají o aliños en la comida a los perros con funciones de vigilancia, práctica que se sustenta en la bizarra creencia de que así se logra que los perros sean más agresivos con los desconocidos.
Aparentemente, la encuesta no incluyó la pregunta de si los dueños de perros dejan en manos de profesionales el adiestramiento de sus perros destinados a labores de vigilancia y prevención. Aparentemente no lo hacen, porque si lo hicieran no recurrirían a métodos cercanos a la tortura, como hacerlos pasar hambre y otras prácticas. Existen en Chile, especialmente en el campo y en los circuitos criminales de organizadores de peleas de perros, personas especializadas en preparar perros para hacerlos más agresivos y mejores vigilantes. Casi todos estos métodos incluyen alguna forma de tortura. Entre algunas prácticas conocidas está la de encadenarlos día y noche, encerrarlos en espacios pequeños para estresarlos, golpear con un palo los barrotes de sus jaulas, con el mismo fin, golpearlos y patearlos para mantenerlos en un estado permanente de estrés. Uno de mis vecinos en el campo, por ejemplo, tiene a su perro encadenado y encerrado en una choza día y noche. Y tiene planes de llevarlo a un preparador para que el perro se vuelva agresivo con los humanos. Muchas de estas prácticas, habituales tanto en el campo como en las ciudades chilenas, no solo no están prohibidas por la ley de protección animal sino que incluso han sido aprobadas y aceptadas. La ley 20380 existente, de 2009, que vino  a remplazar la legislación anterior, no protege exactamente a los animales y las únicas disposiciones en que parece existir la intención de protegerlos son el artículo 18, que en realidad es una reformulación del tradicional artículo 291 bis del Código Penal, que aumenta la pena por maltrato animal a la de presidio menor en sus grados mínimo a medio y multa de dos a treinta unidades tributarias mensuales”, y el artículo 3, que estipula que “toda persona que, a cualquier título, tenga un animal, debe cuidarlo y proporcionarle alimento y albergue adecuados, de acuerdo, al menos, a las necesidades mínimas de cada especie y categoría y a los antecedentes aportados por la ciencia y la experiencia”. La ley aprobada en 2009, que remplazó varios proyectos realmente bien intencionados por una legislación aberrante que, en nombre de la protección animal, tolera y aprueba prácticas crueles como el rodeo, las peleas de perros, los espectáculos circenses con animales, la reclusión arbitraria de animales en zoológicos, la experimentación animal en laboratorios, la crianza comercial de mascotas y “sus productos”, la experimentación con animales vivos, la sujeción o encadenamiento permanente de animales, etc. Todo lo que uno pueda pensar como maltrato, está protegido y sancionado por la absurda ley chilena.
Chile necesita urgentemente una nueva ley que se proponga genuinamente respetar el derecho a la vida de los animales y protegerlos contra las violencias y crueldades de los humanos. Una nueva ley debería incluir reivindicaciones y demandas largamente defendidas por ciudadanos y organizaciones animalistas: prohibir los experimentos con animales, el rodeo, las peleas de perros, el circo con animales, etc., y prácticas menos conocidas, como esta que comentamos aquí, que es la bruta y siempre improvisada costumbre de maltratar a los perros manteniéndolos hambrientos, cansados e irritados, sujetos y encerrados, en un estado permanente de estrés para que descarguen su malestar y rabia en los desconocidos que se acercan a los territorios que defienden. Preparar a los perros de esta manera debiera ser un delito grave, y mantener perros guardianes sin su adiestramiento profesional debiese ser una práctica castigada con multas y la obligación de recurrir a profesionales reconocidos por las autoridades municipales. Estas dos aberraciones están en el origen de numerosos y mortales ataques de perros guardianes o de patio contra humanos, muchas veces miembros de las propias familias a las que se supone que deben defender. Por la misma razón, los dueños de perros que cometen estos ataques debiesen ser juzgados con extrema severidad, sin eludir penas prolongadas de prisión.
Mucha gente deja a sus perros en el patio con la idea de que así les defienden mejor contra agresores o invasores o ladrones y defienden sus propiedades. Pero en los patios la gente habitualmente deja trastos inservibles –digamos, sillas de dos patas,  neumáticos viejos, recipientes de plástico agujereados-, que si fuera robados por los cacos les harían estos a las familias un gran favor. No muchos parecen entender que los perros les protegerán mucho mejor si están dentro de casa, que no fuera padeciendo frío, soledad y otros temores.
Educar a los maltratadores es difícil. No es fácil comunicarse con ellos porque simplemente parecemos vivir en mundos diferentes. Hablando con mi vecino que prepara a su perro manteniéndolo encadenado día y noche, me dijo que no se atrevía a dejarlo suelto en el terreno porque “me costó quince lucas”. No entendía por qué era maltrato tenerlo encadenado, considerando que todo el mundo hace lo mismo. Qué se puede argumentar con un campesino indio que se alimenta de conejos, perros pequeños y gatos que tienen la mala fortuna de caer en las crueles trampas que pone por todas partes, incluyendo tierras nacionales y rurales y a orillas del río donde la caza con trampa está prohibida y que causan la muerte del animal asfixiándolo lentamente o mutilándolo. La razón de por qué tenía que convertir al perro en una máquina de muerte para defender un predio donde había nada que defender (solo el cerco de alambre y dos chozas de barro), era que el terreno era de su patrón y nadie tenía derecho a entrar en él. El terreno de su patrón no tiene cerco por todas partes, y una de estas partes abiertas linda con el río. Imagínate si, desprevenido, quisieras cruzar el terreno para llegar desde el río a la carretera. O si un niño, por la misma razón, entrara al terreno porque, jugando en la ribera, que se le cayó la pelota. O si, simplemente, el perro guardián ideal del campesino indio fuera a husmear por el río, donde justamente estás de picnic.
Los resultados de la encuesta, acompañados en Osorno por los informados comentarios de un veterinario de la región, me hacen esperar lo peor. La ley de 2009 es un compendio de aberraciones destinadas a proteger el maltrato animal y es dudoso que podamos recurrir a ella para impedir que los maltratadores preparen a los perros guardianes para convertirlos en mortíferas máquinas asesinas. Necesitamos urgentemente una ley que, entre otras muchas cosas, obligue a los dueños de perros guardianes, de patio o de parcela, o de terrenos o instalaciones industriales y locales comerciales, a observar reglas relativas a la preparación y descanso de los animales (cuando no sea mejor prohibir enteramente algunas prácticas) y a dejar su adiestramiento en manos de profesionales certificados, de modo que su defensa del territorio no resulte, como ocurre demasiadas veces, en la muerte de los transgresores o incautos o familiares. Y una ley que prohíba y castigue severamente prácticas crueles susceptibles de ser clasificadas como tortura o maltrato animal –como hacerles pasar hambre, encadenarlos o estresarlos con ruidos molestos o golpizas u otros métodos similarmente crueles.
El proyecto de ley conocido como el proyecto del senador Girardi, ‘Tenencia responsable de mascotas y animales de compañía’ (boletín Nº 6.499-11), que se encuentra aún en el Senado tras ser aprobado en primer trámite constitucional, prohíbe someter a las mascotas a sufrimientos a lo largo de sus vidas y obliga a sus dueños a proporcionarles alimentación, albergue y buen trato. El proyecto también prohíbe expresamente el adiestramiento de mascotas (perros) para convertirlos en animales agresivos y establece que toda persona que se sienta amenazada en su integridad por algún animal de compañía ajeno podrá denunciar el hecho ante el juez de policía local sin más formalidades. Pero no fija normas para la tenencia de perros guardianes ni obliga a sus dueños a dejar su adiestramiento como perros de vigilancia en manos de adiestradores profesionales. El adiestramiento profesional de los perros de guardia, que debiesen además ser considerados perros de servicio, permitiría que los perros custodiasen las propiedades sin que ello resulte en lesiones o la muerte de las personas que entren, a sabiendas o inadvertidamente, en predios privados. El proyecto, en sus diferentes versiones, también impone a los dueños responsabilidades civiles por los daños que pueda causar su mascota a terceros, excepto en casos (dice al menos una versión) en que la persona haya entrado sin autorización a una propiedad privada. Esto ciertamente sería lamentable si no se agrega previamente que los perros con estas funciones deben contar con la certificación municipal que los reconoce como perros adiestrados para ellas. Con todo, las sanciones contra las personas que adiestran criminalmente a sus perros, sea con el fin de prepararlos para peleas clandestinas o para adiestrarlos como perros guardianes, son ridículamente bajas si se considera que en casos de agresión, que a veces son fatales, estos perros han sido preparados por sus dueños para matar y que, por tanto, en caso de lesiones graves o muerte causada por estos animales, sus dueños debiesen ser juzgados por homicidio, porque en la acción del animal se advierte la intención maliciosa de estos y deja de explicarse por negligencia o descuido. De aprobarse el proyecto de Girardi podríamos proteger a los perros de estos dueños criminales y desquiciados e incluso denunciarlos y llevarlos a justicia.
Pero el proyecto duerme aún en el Senado.
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lisperguer · 11 years
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Un crimen perfecto
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[Claudio Lisperguer con Bibi Lauren] [Guión para fotonovela o cómic, inédito, basado en una historia de Pierre Bellemare].
Toma 1 Una mujer está sentada junto a una ventana. Las persianas están subidas hasta la mitad. La mujer se ve de perfil, desde atrás. Está al lado derecho del marco [visto desde la cámara], de modo que no puede ser vista desde la calle. Lleva su pelo recogido en moño, con una peineta grande, como las de Rocío Jurado. Su vestido, que llega hasta debajo de la rodilla, es floreado, de fondo blanco. Tiene las piernas cruzadas. Hay un gato en su regazo. Por la ventana se ve la calle y el edificio de enfrente, por lo que se entenderá que ella está en el primer piso. Es de día, temprano.
Texto de la toma 1 La señorita Torres del Molino vive en la provincia. En su pueblo no ocurre nunca nada y se aburre. Su único consuelo son sus gatos y los vecinos de enfrente, a los que espía por la ventana desde que se mudaran al villorrio.
Toma 2 [Flashback]. La señorita Torres del Molino está en la acera de enfrente, recogiendo una bolsa de basura. Se la ve desde su ventana.
Texto de la toma 2 El matrimonio que llegó a vivir en la antigua casa de la familia Paredes (que vivían enfrente y que después del deceso del marido, su viuda e hijos se fueron de la comarca) se descubrió muy parco. Aunque habían aceptado su invitación de bienvenida a comer tartas caseras, la pareja no había aparecido. Entonces la señorita Torres del Molino decidió informarse sobre ellos, haciéndose con sus bolsas de la basura.
Toma 3 La señorita Torres está en casa, en su silla. Tiene la bolsa de basura a sus pies. Sobre su regazo, una hoja de papel. Lleva aquí gafas.
Texto 3 Su curiosidad no tenía límites. Registrando las bolsas, encontró muchas informaciones de valor: se trataba de Juan y Mari Rodríguez, él abogado y ella decoradora de interiores, sin hijos, de buena posición. Entre los papeles encontró también lo que parecía ser el borrador de una carta escrita a la señorita Sandra Castro, en la que se leía:
Toma 4 Primer plano de una carta manuscrita. Se lee claramente el comienzo de ella.
Texto 4 Manuscrito. "Querida Sandy, no puedo vivir sin ti. Me gustaría verte los fines de semana. Me muero de ganas de mirarte la conchita. Te amo, tesoro. Tu Juan".
Toma 5 La señorita Torres del Molino tiene los brazos levantados, como pidiendo una explicación.
Texto 5 ¡El muy malvado la engaña!
Toma 6 [Repetir toma 1, con cambio de vestuario].
Texto 6 El tiempo pasa. Cada fin de semana, invariablemente, el señor Soto hace viajes de negocios. Todo el mundo lo sabe.
Toma 7 La señorita Torres del Molino en una tienda. De perfil. A su lado, también de perfil, una mujer. Al fondo, la tendera. Están conversando.
Texto 7 En el vecindario se comenta la crueldad del nuevo vecino. Se han enterado, por los informes de la señorita Torres, que él engaña a su mujer con una bailarina exótica de otra ciudad y que pretende que debe abandonarla los fines de semana, por negocios o trabajo.
Toma 8 Desde la ventana de la señorita Torres del Molino [la misma que la toma1], se ve a un hombre abriendo la puerta de calle de los vecinos de enfrente. Es sábado. El marido no está en casa. El hombre que se acerca es calvo y lleva un impermeable. Ella pensaba que el hombre, que quién sabe quién era, llamaría, pero, para su sorpresa, lo ve abrir con llave propia. Entonces se da cuenta que el señor de impermeable es el amante de la señora Gutiérrez.
Toma 9 Primer plano de la cara de la señorita Torres del Molino. De frente y algo desde abajo. Tiene una expresión histérica, y como si estuviese cantando.
Texto 9 Bien merecido se lo tiene el pelotudo del marido. A las mujeres virtuosas no hay que dejarlas solas.
Toma 10 Medio plano, desde arriba. La señora Gutiérrez está desnuda, en el suelo, al borde de la cama, chupándosela a un hombre calvo, con impermeable.
Texto 10 Tate, la engaña él, lo engaña ella. De esto no va a salir nada bueno.
Toma 11 Desde la ventana se ve al señor de impermeable acercándose a la puerta de la casa de los vecinos de enfrente. El tiempo es de tormenta.
Texto 11 Un buen día, como habitualmente, la señorita Torres del Molino vio llegar al amante de la vecina. Esta vez, sin embargo, todo era diferente: el marido infiel no había salido de casa ese fin de semana y su esposa se encontraba en el supermercado haciendo las compras. Ella misma la había visto salir en su coche. La señorita Torres del Molino pensaba en qué haría el amante: ¿abriría con la llave? En ese caso, se encontraría de sorpresa con el marido de su amante. ¿Llamaría a la puerta? Si llamaba, el marido abriría, pues ella no estaba en casa.
Toma 12 Medio plano, de perfil, desde atrás, del hombre calvo, de impermeable, frente a la puerta, llamando.
Texto 12 Esta vez el amante de la señora Gutiérrez llamó a la puerta. Pensaba la señorita Torres del Molino: ¿No llamaba a la puerta por qué sabía que estaba el marido? ¿Había perdido las llaves?
Toma 13 Medio plano. El señor de impermeable tiene en su mano un martillo, con el que golpea al señor Soto, en la cabeza.
Texto 13 Pensó la señorita Torres del Molino que el amante de la señora Gutiérrez no podía seguir viviendo así. Que la amaba y que para hacerla suya tenía que eliminar a su rival.
Toma 14 El señor Soto, en el suelo, junto a la puerta de su casa.
Texto 14 La señorita Torres del Molino tendrá que llamar a la policía. Ha presenciado un crimen horrendo.
Toma 15 La señorita Torres del Molino, en su silla. Frente a ella, en otra silla, al otro lado del marco, un policía.
Texto 15 Sí, dirá ella, él la engañaba, le era infiel, se veía a escondidas con una bailarina, de esas que bailan desnudas y muestran las tetas y la concha, y ella, la buena mujer, desesperada, sola, le había comenzado a poner los cuernos, no para vengarse, señor inspector, sino que para no sentir la soledad y el abandono de esos fines de semana, y entonces el amante, que sabrá usted que se lo echó con la connivencia del marido, y creo yo, inspector, que a lo mejor lo enganchó él mismo, quizá para contratar luego a un detective que le hiciera a ella fotos comprometedoras y así poder separarse de ella, y entonces él, el amante de ella, que había comenzado la relación sólo para relajarse, terminó enamorándose de ella, que es una santa, y, llevado por la pasión, decidió matar al marido, porque se sabe, señor inspector, que la pasión deroga la razón, porque.
Toma 16 Primer plano. Cara del policía, cabreado, incrédulo, aburrido.
Texto 16 El policía le dirá: "Señorita Torres: ¿Cómo sabe usted que el señor calvo de impermeable era el amante de la señora Gutiérrez?"
Toma 17 Primer plano. Cara de la señorita Torres. Excitada, expresiva.
Texto 17 El de impermeable entraba con llaves propias, señor inspector. Y eso dice algo, ��no? Y, sobre todo, él la engañaba con una tal Sandra, bailarina pilucha y tetona, y le decía en sus cartas que la quería ver chupándole la cabeza de la pija y que la quería mucho. Y esas cartas las he leído yo, porque el señor Soto tenía la costumbre de hacer borradores.
Toma 18 Medio plano. La señora Gutiérrez, sentada en un sillón, en el salón de su casa. Frente a ella, el policía.
Texto 18 Cuando ella llegó a casa, el policía la interrogó.
Toma 19 Primer plano. Rosa Gutiérrez.
Texto 19 Rosa Gutiérrez explicará que el señor calvo, de impermeable, es efectivamente su amante, que ella lo conoció en un club de parejas al que la había llevado su marido y que él, el amante, le había exigido no preguntarle nunca sobre su vida o sobre él, y que simplemente decía llamarse Jaime, y que no sabía nada más de él.
Toma 20 Primer plano. Cara del policía. Interrogativo, sospechando gato encerrado.
Texto 20 ¿Quién cometió el asesinato?
Toma 21 Primer plano. Cara del policía. Lúcido.
Texto 21 Señorita Torres del Molino: ¿el amante de la señora Gutiérrez vestía siempre de impermeable? Y ella responderá que sí.
Toma 22 Primer plano. Cara del policía, dichoso.
Texto 22 ¡He resuelto el crimen!
Toma 23 El policía entrando a la casa de los vecinos de enfrente.
Texto 23 Debía entrar lo antes posible, para evitar que un crimen quedara impune.
Toma 24 Medio plano. La señora Gutiérrez, con una peluca calva en su mano derecha, y un impermeable en la izquierda. Con expresión de sorpresa y culpabilidad. De perfil. El policía, casi de espaldas, con una pistola.
Texto 24 ¡Te agarré a tiempo, asesina!
Toma 25 Medio plano. La señora Gutiérrez, semi desnuda, insinuante, asomando una teta.
Texto 25 ¿Cómo me has descubierto, negrilín?
Toma 26 Medio plano. El policía, mirándole el pezón que descubría.
Texto 26 Tú misma te has delatado. Tu vecina ha confirmado tu historia. Te has disfrazado de hombre calvo, de impermeable, para que la señorita Torres del Molino pensara que era tu amante, y porque ella sería la única testigo ocular del crimen que ibas a cometer, pero has pasado por alto que el sábado pasado hubo tormenta y que llovió a mares, y que tu supuesto amante apareció de impermeable, lo que se explica, pero que el sábado anterior, que yo lo sé porque salí de picnic con mis suegros, la temperatura más baja fue de 35 grados, lo que hace sospechoso el uso de impermeables. Por eso te descubrí, mala yerba.
Toma 27 Desde la ventana de la señora Torres del Molino, la señora Gutiérrez, esposada, subiendo al furgón policial.
Fin [[Un óleo de Diego Estabanez, ‘Mujer de rojo y frutas. Mujer de rojo mirando a través de la ventana’.]
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lisperguer · 11 years
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Roxana
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[Claudio Lísperguer] [Esta breve pieza fue publicada en el fanzine Ciudadela 46 (Amsterdam, Países Bajos) en mayo de 2002].
PEPA Parece que discutió con la Roxana, porque cuando la ve, trata de eludirla. Y cuando no puede, le sostiene la mirada y la mira de arriba abajo.
BIBI Es que dice que tuvo un tropezón con ella días atrás, porque estaba muy oscuro y ella iba saliendo en ese momento.
PEPA Hace días que no se miran. Bueno, de todos modos tú sabes lo difícil que es seguir a Roxana. La verdad, yo nunca he entendido nada de lo que dice. No sé cómo nos llevamos tan bien.
BIBI Será porque te gusta el vino rosado, igual que a ella.
PEPA ¿Le gusta el rosado?
BIBI Sí, me lo contó él. Pero dice que cuando ella quiere tomar algo, se mete detrás de la barra.
PEPA Es increíble lo lista que se ha puesto. El otro día arrancó un cartel de la pared de afuera.
BIBI Ya me parecía a mí que había algo en su manera de refunfuñar que me decía que algo andaba mal. Pero ella, ¿de dónde es?
PEPA No sé. Cuando llegó, la acompañaba una señora oriental. ¿Será china? Claro, a ella no se le ve, ¿no?
BIBI Será por eso que se expresa tan raro. Aunque a veces, yo sí la entiendo, por intuición.
PEPA ¿Y qué habrá pasado?
BIBI La tropezó por el espinazo y ella estaba recién operada. Como quien dice, venía saliendo de cirugía.
PEPA ¿Y ella?
BIBI ¿Ella? ¿Qué iba a hacer? Pegó un tremendo grito, la taqueteó de arriba pabajo y se fue a esconder a la cocina.
PEPA Ah, claro, le ha dado por esconderse ahí.
BIBI Será porque está calentito. La Roxana es muy friolenta. Cuando no está detrás de la barra, está en la cocina, junto al horno.
PEPA Y por la comida. ¿Te crees que es tonta?
BIBI Esa es la verdad. La Roxana ha sido siempre muy interesada.
PEPA Excepto en eso... Tú sabes que le buscaron un novio...
BIBI Porque no tenía pretendientes...
PEPA No seas mal hablada. Le buscaron un novio, pero parece que era muy grande y ella se asustó.
BIBI ¿Se asustó?
PEPA Por eso la llevaron a la clínica, ¿te acuerdas?
BIBI Cómo no me voy a acordar. Si Juan, de lo asustado que estaba, hasta cerró el local.
PEPA Pues, es que yo pensaba que era que se había emborrachado con algo que había bebido en el bar y como le gusta el vino rosado.
BIBI ¿Estás segura?
PEPA Nunca la he visto beber, si es eso lo que quieres que te diga.
BIBI No te pongas así... Es que la gente habla tanto.
PEPA ... ¿Crees que no le puede gustar?
BIBI No sé. La vi muy triste porque la habían confundido. Le habían regalado un gato...
PEPA Qué ocurrencia.
BIBI ... Un ratón. Me confundí.
PEPA ¡Un ratón! ¿Y para qué?
BIBI No sé más. Pa novio o pa canapé, no sé.
PEPA No, oye. Si tú, con la edad, parece que te estás volviendo loca. Se te está derritiendo el cerebro de tanto que te lavas el pelo. ¿Cómo, pa canapé?
BIBI Si yo no digo ná. Eso me lo dijeron a mí.
PEPA ... ¿Te has fijado que a la Roxana le gusta el flamenco?
BIBI ...
PEPA Siempre que hay flamenco en la tele, se sienta a mirar.
BIBI Será porque la tele española es la única que ponen.
PEPA Anda muy rara. Hace pocos días se enojó con el comandante y casi le sacó un dedo.
BIBI ¡Qué horror! No me habías dicho nada.
PEPA No, te lo cuento ahora, porque... Él iba bajando la escalera y ella se ocultó detrás de una caja. Cuando él pasó, le dio un manotazo.
BIBI ¡Qué terrible! ¿Con un manotazo le sacó un dedo?
PEPA Casi. Es que no se había cortado las uñas.
BIBI Ay, a propósito de olvido, me he olvidado de su comida. Pobrecita, debe de estar con hambre. ¿Irías a la esquina a comprar una lata de kittykat? Es que no puedo dejarla sola.
TELÓN
[Foto viene de El Gatoriódico].
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lisperguer · 11 years
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Reconciliación y perversión fascista
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Leí hace poco el desgarrador testimonio de una mujer que fue detenida y encarcelada sin motivo alguno para que sirviera de esclava sexual de un grupo de fascistas argentinos. Griselda Pratto tenía dieciséis años cuando fue detenida en febrero de 1977, durante la dictadura argentina. No era una militante política ni guerrillera ni nada. Simplemente estaba en casa de su hermana Luisa, acompañándola. Estuvo 49 días secuestrada. Treinta y seis años después, en el juicio que lleva el Tribunal Oral de Santa Fe, identificó a todos sus secuestradores y violadores, entre ellos entonces jefe de inteligencia de una base aérea y el jefe de inteligencia de la policía santafesina.
Fue violada, encapuchada en una celda, la misma noche de su detención, por el cabo Estofaretti, robándole su virginidad. La torturaron salvajemente, con una picana eléctrica, en la vagina, en los pechos, en las axilas. Luego los policías la violaron en grupo: “Las violaciones fueron por todos lados. Jugaban con mi cuerpo. Tenía que tomar el semen de cada uno de ellos. Después, me llevaron al baño, donde había materia fecal en el inodoro, me metieron la cabeza dentro del inodoro y me hicieron comer la materia fecal. No podía evitarlo. No tenía más fuerzas. Quería evitar hacer eso, pero no podía. Luego me encapucharon y me llevaron a la Base Aérea”. En los días que siguieron volvieron a repetirse las violaciones, vejámenes y torturas, entre éstas simulacros de fusilamiento. “Mi desayuno eran la picana y los golpes. La cena, las violaciones. La última vez me bañaron con semen. Yo escribía en las paredes. Le pedía a Dios que se apiade de mí. Le decía: soy tu hija. Le pedía que tenga misericordia de mí”.
Estos espantosos actos de violencia eran pan de todos los días durante la dictadura y no casos extremos o aislados. Pensando en la sistematicidad de estas arbitrarias violencias, se pregunta uno, entre otras cosas, qué sentido puede tener el repetido llamado a la reconciliación. ¿Puede un humano reconciliarse con los autores de estos actos? Recuérdese que no están maltratando ni vejando a un enemigo político, ni un combatiente armado, sino a una niña de dieciséis, y que no tienen motivos atendibles para detenerla, mucho menos para someterla a esos martirios. Pero para el fascista estas conductas, en su mente, están totalmente justificadas. La chica era hermana de una izquierdista. Tenía dieciséis años y ellos necesitaban descargarse. Aceptar o someterse a sus impulsos sexuales es algo que ven como un derecho de los vencedores. Esas acciones no se justifican primariamente en la acusación de que la chica era comunista, sino fundamentalmente en que ellos tienen el poder de hacerlo y que no hay nadie que pueda impedirlo. El mismo tipo de violencia ejercieron los paramilitares fascistas en Colombia y los militares pinochetistas en Chile. Pareciera que para ellos la política y la ideología son meras excusas. Van a estar siempre de lado que los que les den el poder de hacer lo que quieran, a cambio de imponer el orden y resguardar los intereses de sus patrones. Seguridad a cambio de que puedan dar rienda suelta a sus patologías y abusos, a veces en nombre del Occidente cristiano y la civilización, como decían algunos esperpentos. En la foto aparecen algunos de ellos, viejos, incluso con aspecto inofensivo. Pero son tan peligrosos como un nazi y debieran vestir permanentemente un traje de palo.
¿Qué tienen en mente los que llaman a la reconciliación, incluso como algo más urgente que la justicia? ¿Podemos reconciliarnos con estas bestias? Es más fácil reconciliarse con Drácula que con estos monstruos. Es derechamente imposible. La reconciliación simplemente no es deseable.
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lisperguer · 11 years
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Huasos se divierten metiendo cuco a vaquita
Esta es una muestra de las atrocidades que se cometen en la cultura campesina bajo el nombre de deporte: perseguir, acosar, maltratar, meter cuco a las terneritas. Sus primitivos cultores se ven a sí mismos como héroes: "¡Las vacas me tienen miedo!" Vuelven a sus casas luego y acarician a sus peques. Parecen hasta normales. Se alimentan de las vaquitas a las que meten cuco. Qué bonita es la ternerita que huye. ¿Qué será de ella? ¿Terminará en el matadero?
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  Esta foto la encontré en la Crónica de Chillán del 16 de marzo de 2013.
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lisperguer · 11 years
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Kuskus entre las amazonas
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[Claudio Lísperguer con Bibi Lauren] [Este cuento fue publicado en el fanzine Ciudadela (Amsterdam, Países Bajos), por entregas, desde el número 10, mayo de 1999, hasta el número 17, diciembre de 1997. Publicado íntegro en el número 72, agosto de 2004. En este blog hemos republicado otros cuentos de Lisperguer y otros autores: La cabeza, Otro asesinato en la calle de la morgue, La ciega, El caso de la mujer pelirroja].
Desde la cima de la colina el sheriff podía observar claramente lo que ocurría en torno a la cabaña que parecía encontrarse en un delta del torrentoso río. Desde las dos riberas, mujeres apenas ataviadas de arcos y flechas, montadas a caballo, atacaban furiosamente la casa. Algunas de las amazonas comenzaban ya a lanzar flechas con puntas de fuego. Junto a la puerta, se veía a un hombre disparando sin cesar su rifle de repetición. Asomada por la ventana, había una mujer pelirroja con un bebé en los brazos. Las flechas habían ya impactado en el tejado de paja y la construcción prendía fuego. Gruesas llamas azules comenzaban a elevarse contra el apacible ocaso. Un sol grande como melón, pero ya frío, parecía hundirse en las cataratas que se avistaban a lo lejos. El jinete sacó su cantimplora y bebió un buen trago de whisky con agua del caño, con que la había llenado en la cantina de Porcas City, el pueblo minero donde había pernoctado la noche pasada. Por cierto, pensó, sus perseguidores habrían encontrado ya sus huellas y no debían estar lejos de él. Pero aún tendría tiempo de hacer algo por el matrimonio en peligro. Luchar contra las amazonas no tenía sentido, pensó. Eran demasiadas y ocupaban las dos riberas. Tendría que salvarlos por el agua. Sin pensarlo dos veces, se apeó de su negro corcel y se dejó caer por las rocas hasta la ribera. Ahí, oculto entre las matas, encontró un pequeño bote de madera. Se arrimó a él y comenzó a remar furiosamente hacia la isla. La cabaña ardía por todos los costados y todos ellos, el hombre, la mujer y el bebé, estaban abrazados fuera de la casa, indefensos y expuestos a los ataques de las amazonas. Era evidente que sólo esperaban la muerte, ya que se les habían acabado las municiones. Se acercó a la isla disparando con la izquierda y remando con la derecha. Al aproximarse a la orilla donde se encontraban, agarró por la cintura a la mujer con su bebé y los metió al bote. El hombre intentó saltar, pero una flecha que se clavó en su frente le impidió seguir adelante. Cayó de bruces, echando sangre por las narices. "¡Henry!", gritó la pelirroja. La corriente les arrastró rápidamente, escapando de las amazonas pero acercándose peligrosamente a las cataratas. Tenía que hacer algo. Remó desesperadamente, tratando de acercar la embarcación a la orilla, densamente poblada de plantas y árboles. Se agarró así, a apenas metros de la caída de agua, a una liana y, agarrando a la mujer por la cintura, se impulsó en el aire. Gracias a Dios, cayeron suavemente en un verde prado. Suspiró aliviado y miró a la mujer. "Henry está muerto", sollozaba esta. La mujer tenía el pelo rojo anaranjado, la nariz respingada, labios algo gruesos y furiosamente pintados de rojo. Sus senos grandes y parados, su cintura estrecha, su culo grande y redondo, y sus largas piernas, le daban un aire entre vulgar, coqueto y desamparado. Estaba algo rolliza, pensó. "No había nada que hacer", dijo, pasándole la cantimplora. La mujer tomó un largo trago y, luego de mesarse la rizada melena, descubrió sus tetas y comenzó a dar de mamar al bebé. "Éste tiene la culpa de todo", dijo ella, indicando al pequeño. "¿Qué ocurrió?", preguntó el sheriff. "Vivíamos tierra adentro y queríamos tener un hijo... Pero Henry era estéril", explicó, sollozando. "Desesperado por las burlas de los mineros, raptó a un niño que vivía en el bosque. Decidimos entonces mudarnos a la orilla del río, para estar a resguardo de peligros y poder escapar por agua en caso de peligro. Anoche, sin embargo, sentimos un fuerte temblor de tierra y pronto nos vimos rodeados de agua. La tierra donde estaba la casa se había desprendido... ¡Se había transformado en una isla!" La mujer volvió a tomar un sorbo de la cantimplora. "Poco antes del alba, las amazonas comenzaron a atacarnos. El resto lo sabes". A medida que hablaban, el suelo cedía imperceptiblemente. El sheriff miró a la mujer. Sus pies se hundían hasta los tobillos en el césped. Miró entonces los suyos propios. Trató de moverse tranquilamente, pues no quería alarmar a la mujer. Pero era imposible: por más fuerzas que hiciera, no lograba moverlos ni lo que era un milímetro. Habían caído en un pantano de arenas movedizas.
2 "Escucha", le dijo a la mujer. "Caímos en un pantano... Voy a tratar de agarrarme a una rama". "¿Con qué?", preguntó ella. "No tenemos nada...", dijo, mirando abatida. El sheriff se quitó la camisa, la cortó en trozos y, uniéndolos unos a otros, hizo una larga tira que arrojó sobre una rama. La tira se enganchó. Se agarró a ella y trató de impulsarse, pero la rama cedió y cayó a tierra, alejando la tira. "Dame tu ropa", dijo el hombre. "No puedo", respondió la mujer. "La arena me llega hasta la cintura". El sheriff miró. Ya no se podía mover. Ninguno de ellos. Se miraron a los ojos. "Demasiado tarde", dijo el sheriff. "No sé si vale de algo", dijo ella, con un mohín. "Pero me llamo Juanita". Se abrazó sollozando al bebé robado. En ese momento comenzó a temblar la tierra y se oyeron ruidos de ramas quebrándose con gran violencia. Un fuerte viento los envolvió. El cielo se ensombreció repentinamente. Miraron hacia arriba. Un ser enorme, de casi quince metros de altura, les miraba con curiosidad. Era una criatura gigantesca, parecida a un oso pardo, pero con rostro humano. Unas gruesas crines marrones le cubrían el cuerpo. Alargó una garra y los cogió suavemente a los tres. Llevó la palma de la mano a la altura de sus ojos y les miró tiernamente. "Kuskus", dijo, posándoles con cuidado en un nido que había en la copa de una extraordinaria ceiba. El nido era grande, de casi ocho metros de diámetro, y estaba hecho de plumas, lianas y trocitos de tela. En todo su entorno, enormes ramas con espinas impedían acercarse a los bordes. El sheriff se sentó en el muelle piso de plumas. "Yo me llamo Joe", dijo, echándose un trago de la cantimplora. "Voy a quitarme los pantalones para secarlos", dijo. "El agua del pantano estaba putrefacta". Se los sacó y los colgó de una espina sobresaliente que había en el nido. El bebé dormía plácidamente. La mujer puso al bebé junto a sí en el fondo del nido y se desnudó. "Tampoco aguanto yo este olor. Estoy a punto de desmayarme", dijo la mujer, arrojando su vestido rojo. "Voy a tratar de calentarme con los últimos rayitos de sol", dijo, y se volvió hacia el astro. Poco después, sin embargo, se volvió hacia él. El sheriff la miró. Estaba sentada sobre sus piernas dobladas y se llevaba el brazo izquierdo a la cabeza, sujetando su cabellera pelirroja, que caía generosa sobre sus hombros, mientras mostraba sus axilas. La mujer inclinaba la cabeza sobre el brazo, los labios entreabiertos y los ojos entornados. Mostraba sus senos abundantes y puntudos, coronados por dos pezones discretos y proporcionados. Destacaba su cintura y las suaves curvas de sus caderas. Curiosamente, doblaba la punta de los dedos de los pies, en un gesto que a Joe le pareció más bien coqueto. "Es tarde ya", dijo, Joe. "Pronto hará frío. Veré si puedo encender una fogata". Recogió como pudo algunas briznas y ramitas y comenzó a hacer girar sobre unas espigas un pequeño palo seco. Al poco rato surgieron las primeras chispas. La noche cayó repentinamente. El sol se había finalmente hundido en el horizonte. Acuclillados junto a la fogata, sus enormes sombras resbalaban sobre las paredes de espinas, dibujando fantasmagóricas formas. A lo lejos, se oían los truenos de la tormenta que se acercaba. "Estamos a merced del monstruo", dijo Joe. "Y no hay modo de escapar de aquí".
3 El sol emergió silencioso y solemne, asomando por sobre la soledad del nido. Durante las primeras horas del alba, mientras la mujer dormía, el sheriff había logrado hacer un boquete en la espesa masa de espinas que rodeaban la guarida aérea. Se había asomado por el agujero. Debajo de él y por lo que le parecieron cientos de metros, sólo se veía la lisa estructura de la corteza de la ceiba. Era imposible descender por ella. Avivó la fogata y se sentó a esperar que despertara Juanita. Tenía que hablar con ella. Entretanto, puso la cafetera al fuego. El bebé despertó y miró tranquilamente a su alrededor. Sus ojos se agrandaron a medida que recorría el entorno. Dijo entonces: "Kuskus", aunque no debía tener más de dos años. La mujer dormía plácidamente, desnuda, en posición fetal. El bebé se alejó gateando de ella. Era un niño rollizo como su madrastra, pero de piel morena y una blanca hilera de dientes. Sin duda, se trataba de un niño apache. Se acercó a él y, reprochándole con la mirada, le repitió: "Kuskus". Joe revolvió la cafetera con una cuchara. ‘Kuskus' era lo que había dicho el monstruo, cuando les examinaba en la palma de su garra grisácea. ¿Sería así como llamaban los lugareños al gigantesco ser que les había salvado la vida? Pero, si fuese así, ¿cómo podría saberlo el mocoso? El bebé se alejó, incomprendido, y se instaló detrás de Joe, a mirarle la espalda. Juanita comenzaba a desperezarse. Estiró los brazos y abrió las piernas, mostrando brevemente su vagina. Joe no pudo evitar mirarla, y a ella parecía no importarle. "Buenos días, Juanita", dijo Joe. "¿Estás cocinando algo?", preguntó ella. "Encontré una cafetera... con café", dijo Joe. Juanita levantó una ceja. "Yo tampoco lo entiendo", dijo Joe. "¿Quieres un tazón?" La mujer no respondió. Miró buscando a su hijo. Cuando lo vio, comenzó a gatear hacia él. Joe la miró. Juanita gateaba levantando el culo y con las piernas ligeramente abiertas, dejando ver parte de sus genitales. Joe echó café en un tazón. Juanita alzó al bebé en sus brazos y lo estrechó contra su pecho. El nene comenzó a chupar con fruición su seno izquierdo. Al poco rato se apartó y cayó dormido. La mujer lo abrigó entre el follaje del nido. Juanita se acercó a la pared de espinas, recogió su vestido y se vistió. Luego se acercó al fuego. "¿Sabes algo sobre él?" "No mucho", dijo la mujer. "Según Henry, cuando entró a esa casa en el bosque no había nadie. El bebé estaba solo". "Me refería a nuestro amigo, el oso gigante... Pero la historia del niño también me interesa", dijo Joe, alcanzándole un tazón de café. "Es todo lo que sé. Henry no hablaba mucho". Entonces comenzó a sollozar. Joe le alcanzó un pañuelo. "Los indios que viven en la región hablaban a veces de un ser gigantesco..., Kuskus", dijo Juanita, entre estertores. "Pero Henry nunca creyó en ello". "¿Henry? ¿Quién era Henry?", preguntó Joe. "Mi marido..., al que mataron ayer las amazonas", dijo ella, y se puso a llorar más desesperadamente aún. "Perdóname", dijo Joe. Comenzó a remover los palos de la fogata. "Henry..., Henry...", dijo Joe. "Ese nombre me suena". "No vas a llamar a tu abogado ahora", dijo la pelirroja. "Henry era un don nadie... No me entiendas mal... Yo le quería, pero... No era nadie importante, en todo caso". "Perdóname", dijo Joe. Alcanzó la cantimplora y se echó un trago de whisky. Luego le pasó la cantimplora a Juanita. "Quiero saber más sobre las amazonas", dijo Joe. Juanita suspiró. "No tengo mucho que decirte", dijo. "Era, como la de Kuskus, otra leyenda, según decía Henry... Nunca las vi antes". "¿No sabes por qué os atacaron?" "No tengo ni idea", dijo la mujer. "Fue cuando nos estábamos acostumbrando a la idea de que vivíamos en una isla, el mismo día del temblor de tierra, que nos atacaron..., poco después de la salida del sol". El sheriff removió otra vez, con una ramita, la fogata. "Tu hijo, sin embargo, dijo hoy: ‘Kuskus'... Lo mismo que dijo el oso gigante cuando nos rescató de caer en las malditas cataratas", dijo él. Ella le miró alarmada. "¿Kuskus? Es el nombre que dan los indios a ese monstruo... Ellos lo tienen por un dios, ¿sabes?", dijo Juanita. "¿Cómo podría saberlo tu hijo?" "¿Mi hijo? Ah, quieres decir Punki", dijo ella, volviéndose a mirar a su bebé. "Sí, Punki... ¿Cómo podría saberlo?" "¿Crees que sabe que es el nombre del monstruo?", preguntó Juanita. "Well", dijo el sheriff. "No lo había pensado... Pero fue lo que me dijo al despertarse", dijo. En ese momento, el nido entero comenzó a tambalearse, como si hubiese un temblor de tierra. El cielo se obscureció repentinamente y negros nubarrones lo poblaron. Se veían girar, en torno al gigantesco árbol, inmensos rayos y se oía el estruendoso tronar de los relámpagos. Joe y Juanita se echaron apresuradamente un trago de whisky. Luego se tumbaron los tres en el nido, cubriéndose las orejas con las manos.
4 Cuando Joe levantó la cabeza, se encontró a pocos metros de las enormes pupilas de Kuskus, que los miraba tiernamente. El sheriff se levantó y pegó un brinco hacia atrás. "Kuskus", dijo el monstruo. Y asomó una garra con una amplia bolsa, que depositó en el blando lecho del nido. Juanita la abrió. Eran alimentos: galletas de agua, café, té, longanizas, embutidos, jamón, queso de cabra, uvas, un melón, fresas, una lata de ostras ahumadas y una barra de pan. Levantó una ceja. "¿Qué pasa?", preguntó Joe. "Aquí hay de todo", dijo ella. "¡Hasta ostras!" El bebé finalmente despertó. Miró sorprendido y, acto seguido, se puso a berrear como un condenado. Juanita se acercó a él y, descubriendo una teta, introdujo su pezón en su boca. El monstruo se volvió a mirar. Parecía extasiado. Joe se rascó la cabeza. No entendía nada. ¿Quién era este monstruo? ¿Quién la mujer? ¿Quién el niño indio? ¿Y qué y cómo y dónde que estaban en un árbol tan alto que se veían nubes a su alrededor? Juanita dejó de amamantar al bebé cuando este cayó extenuado. Juanita se abrazó entonces al sheriff, presa del temor. El oso parpadeó, y se llevó una garra a los ojos, cubriéndoselos púdicamente, pero mirando entre los dedos. Juanita levantó una ceja. El monstruo entonces se agachó y desapareció de la vista de la pareja. El cielo volvió a obscurecerse y rayos y truenos revolotearon junto al nido. A medida que el extraño ser se alejaba en la distancia de la floresta, la tierra comenzó paulatinamente a dejar de temblar. Joe miró a Juanita en los ojos. Ella seguía abrazada a él. "No te preocupes", le dijo. "Nos vamos a preparar un gran desayuno". Juanita se separó. El sheriff se sentó en el suelo y se echó un trago de whisky. "El vestido te va estupendo", le dijo él. Ella se volvió y levantándose ligeramente la falda con las dos manos, le hizo un guiño con los ojos. Joe retiró la cafetera del fuego y se sirvió un sorbo de café en su tazón. "Las amazonas...", dijo Joe. "Te conté todo lo que sé... Que van en cueros, que viven sin hombres, que matan a los varones recién nacidos... Supersticiones de ese estilo", dijo Juanita, haciendo un mohín de indiferencia. Estuvieron un largo tiempo mirándose en silencio. Luego Joe se sirvió un trago de whisky. "También dicen que la ceiba es una de las moradas de ese dios", dijo Juanita. "¿La ceiba?", tartamudeó Joe. "Sí, el árbol donde estamos", dijo Juanita. "Ah", murmuró Joe. "Es imposible subir o bajar por él porque su corteza es como de mármol veneciano", dijo ella. "Mármol vene...", alcanzó a murmurar, antes de caer, rendido, al muelle lecho del nido.
5 Juanita se echó un trago de whisky y se tendió a su lado. El tiempo pasó sin que casi se apercibieran. Habían almorzado ostras y embutidos, melón y queso de cabra, y se habían tendido a echarse una siesta. "Tengo un sueño atroz", dijo ella. En ese momento, se escuchó a lo lejos lo que parecía ser un extraño y cadencioso canto. "¿Oyes?", dijo Joe. "Sí", dijo Juanita, poniendo la oreja. "No sé lo que es... Parece una música extraña..., de salvajes...", dijo Joe. "Shh", dijo ella, llevándose una mano a la oreja. "Es..., es... ¡mambo!" Joe se asomó por sobre la pared de espinas, con la palma de la mano derecha sobre la frente. Atisbó el horizonte. Puso la oreja al viento. "Sí..., mambo", reconoció Joe. Se dejó caer desanimado. "Cada vez entiendo menos", dijo. "Es..., es ‘El americano'", barbulló ella. Joe la miró sorprendido. "Es un mambo de Xavier Cugat", explicó ella. El sheriff sacudió la cabeza y descendió de su posición. Una bandada de guacamayos cruzó el atardecer. "La música se escucha cada vez más cerca", comentó Juanita. "Tienes razón", dijo él. Se pasó un pañuelo por la frente para secarse el sudor. En ese momento despertó el bebé y gateó hasta Joe. Se quedó mirándole, como embobado. Juanita se acercó a la muralla de espinas y se empinó por sobre el borde. Se llevó una mano a los ojos y atisbó el horizonte. "Ahora están tocando ‘Qué rico el mambo'", dijo Juanita. Joe torció los ojos, dirigiendo su mirada hacia el cielo. "Qué gran verdad...", dijo Juanita. "¡Qué rico el mambo!", dijo al descender de su puesto. Acercándose a la fogata, comenzó a mover sensualmente las caderas, enarcando seductoramente las cejas. Joe la miró impasible. Juanita comenzó a bailar y a cantar en inglés. "Báilame y llévame a la luna", le dijo. Joe se sirvió un trago de su cantimplora. Juanita se arrancó repentinamente su vestido y se exhibió desnuda frente al sheriff. Moviendo frenéticamente sus caderas y senos, se acercó a él abriendo las piernas y tocándose los labios vaginales con los dedos. Se acercaba hasta centímetros de su cara y volvía a alejarse, sonriendo desafiante, siguiendo el frenético ritmo del mambo amerengado. Luego se volvía hacia él enseñándole sus nalgas redondas, su ano y el comienzo de la vagina. Joe agarró la cantimplora y bebió un sorbo. "Suenan cada vez más cerca", dijo. "Si parece que están aquí abajo", dijo, levantándose. Se asomó a atisbar, con la mano sobre las cejas, la vista que le ofrecía el boquete que había hecho al levantarse. Juanita dejó de bailar y se sentó junto a la fogata. "¡Están aquí abajo!", gritó Joe. Junto a la ceiba se veía a un enorme y desnudo grupo de amazonas cantando y bailando desaforadamente canciones de mambo. Se acercaban las unas, echando las tetas hacia delante y con los brazos a los costados, levantando el trasero; se alejaban las otras dando graciosos brincos sobre la punta de los pies. A los lados de las amazonas, dos mujeres, algo más altas que el resto, tocaban enloquecidas las congas y bongós, y una mujer, con máscara de Cleopatra, se acercaba al monstruo, moviendo elegante pero eróticamente las caderas. El monstruo, observó Joe, estaba echado sobre la selva, con el lomo contra la canopia tropical, con las piernas abiertas, y, aparentemente, durmiendo los sufrimientos de un terrible mono. Su enorme sexo colgaba fláccido frente a la enloquecida sacerdotisa. Juanita se vistió y se asomó por sobre el borde. "¡Son las amazonas!", dijo. "Sí, y están bailando mambo", dijo él. "Parece un ritual primitivo", comentó ella. "Las mujeres ofreciéndose al dios... Me parece algo conocido". "¿Qué quieres decir?", dijo el sheriff, sacando la cabeza del boquete. "No sé lo que digo... Me parece haberlo escuchado de las indias", explicó ella. Juanita atisbaba el horizonte. Su vestido se había levantado y Joe podía admirar el comienzo de sus nalgas. "¿Algo religioso?", tartamudeó Joe. "Algo así", dijo ella, asomándose aun más para atisbar mejor. Abajo, las amazonas proseguían con su ritual. El mambo había invadido la floresta ecuatoriana y parecía que hasta los grillos callaban ante semejante maravilla. Los guacamayos y aras sobrevolaban silenciosos la escena, y hasta los tucanes habían dejado de martillar con sus picos. Joe miraba fijamente a Juanita. Tomó un trago de su cantimplora y se acercó a mirar por el boquete. El monstruo comenzaba a desperezarse. Las amazonas callaron. El ser comenzó a darse fuertemente con las manos contra el pecho y luego miró atentamente a las mujeres. La que parecía ser la sacerdotisa suprema le entregó al monstruo un extraño paquete. Se hizo un profundo silencio en la selva. Comenzaba a obscurecer. Un rayo solitario, pero no por eso menos imponente, rompió el cielo en dos pedazos. El ser tomó el obsequio y se levantó. Las amazonas se retiraron bailando un suave mambo y se alejaron, montando raudos corceles y dando grandes muestras de alegría. El monstruo se acercó a la ceiba. Juanita descendió de su atalaya y Joe sacó la cabeza del boquete. Después la abrazó, agarrándola por la cintura por debajo del vestido. El ser se asomó levemente y depositó en el nido un canasto cubierto con hojas de plátano. Juanita se acercó a él y retiró la tela que lo cubría. "¡Es un bebé!", gritó ella.
6 Joe se acercó corriendo. Juanita alzaba al bebé en sus brazos, exponiéndole al sol. No parecía tener más de un año y miraba fijamente a la mujer. Punki se volvió a mirarle. "Kuskus", dijo. "Ahí lo tienes otra vez", dijo el sheriff, acuclillándose junto a la fogata. "Es el nombre del monstruo..." Revolvió las brasas con una cuchara. Juanita dejó al bebé en el suelo. Punki se acercó gateando a él y se quedó mirándole, los dos en silencio. La mujer se sentó luego junto al sheriff. "Te veo preocupado", le dijo. Joe miró desprevenidamente hacia los lados. Luego se acercó al boquete y miró hacia abajo. Volvió a sentarse junto a Juanita. "Estamos en problemas... Ahora entiendo todo", dijo el hombre. "No sé de qué hablas", dijo Juanita, cruzando las piernas. "¿Has observado todo esto? Las amazonas le rinden culto al monstruo, bailan ante él guiadas por sacerdotisas y te atacaron después de que tu marido robó un bebé. Luego le entregan un canasto y se van. El monstruo viene al nido, aquí, y deposita el canasto... ¿Me entiendes?" "Sigue", dijo Juanita, mirándole extasiada, como cegada por el sol. "En el canasto había un bebé, que, evidentemente, le entregaron las amazonas... Parece obvio", farfulló Joe. Tomó la cantimplora y se la alcanzó a Juanita. Ésta se echó un trago. Joe encendió un cigarrillo y echó el humo hacia arriba, por un lado de la boca. "El bebé que le entregaron es una ofrenda... Está clarísimo... ¿Qué crees tú que hace la bestia con los niños que recibe y trae aquí al nido?" Juanita miró, inquieta, a los niños, que se entretenían inconscientes, correteándose. "No se me ocurre", dijo ella, sonriendo. "Debe tragárselos enteros, si no, el nido estaría lleno de huesos... No imagino al monstruo haciendo de niñera, eternamente... Por la misma razón nos salvó del pantano y nos trajo aquí..., ¡para comernos!" Un escalofrío recorrió el cuerpo de Juanita. "A ustedes les atacaron porque tu marido raptó a uno de los bebés criados para el sacrificio... ¡Punki!" "¿Punki?" "Por esa razón sabe lo que significa el nombre del monstruo... No sabe lo que le espera, pero el nombre le suena familiar... Punki cree que Kuskus es un dios, lo mismo que las amazonas", concluyó el sheriff. Juanita bajó la cabeza y revolvió las cenizas. "¿Crees tú que Kuskus nos va a comer? Ya podría haberlo hecho", dijo Juanita. "Es verdad, y también nos ha traído comida... Pero seguramente quiere engordarnos", dijo Joe. "¿Como en Hansel y Gretel?", comentó ella. "¿Quién?", preguntó el sheriff. "Nada", dijo Juanita, levantándose. Se acercó al boquete y asomó su cabeza por él. Su vestido se levantó involuntariamente, exhibiendo sus nalgas. Sus piernas largas se hacían más finas al empinarse sobre la apertura, como si llevara zapatos con tacón de aguja. Joe sonrió. Y volvió a remover las brasas. Entonces Punki comenzó a llorar. Juanita se acercó a él, se sentó y descubrió una teta para darle de mamar. Luego agarró al otro chico, lo acercó a su pecho y le dio la otra teta. Comenzó a tararear dulcemente una canción de cuna. "Tenemos que escapar de aquí", dijo Joe. Juanita continuó cantando. Joe se levantó y se empinó sobre el borde del nido. "La noche caerá pronto... Podríamos comer algo", dijo Joe. "Mira a ver que trajo Kuskus", dijo ella. El sheriff se acercó al canasto. Frunció el ceño. "¿Qué pasa?", preguntó Juanita. "No puedo creer todo lo que hay", dijo Joe. "Pastas, latas de calamares en su tinta, una botella de aceite de oliva, pañales, dos johnnywalker rojos, melocotones, ostiones, cigalas,  una sandía, un chablis, dos cartones de Winston y dos papelinas", dijo. Juanita levantó su nariz respingada. Puso a los bebés sobre la suave superficie del nido - que, entonces, comenzaron a corretearse -, se sacó el vestido y se sentó junto a Joe. "Los nenes me llenaron de babas", dijo Juanita. Joe observó los aún estimulados pezones de la mujer, humedecidos, brillantes y erectos. Tenía los senos puntiagudos y pungentes. Juanita se abrazó las piernas con los brazos. "¿Papelinas?", preguntó Juanita. Joe tomó un plato y vació el contenido de la papelina en él. Luego, con un cuchillo, comenzó a hacer dos líneas. Sacó una pajilla metálica de su bolsillo y se metió un saque. Luego le pasó el plato a Juanita. "Voy a probar el chablis", dijo Joe, alcanzando la botella y llenando un vaso. Al estirarse, Juanita admiró los fuertes brazos y piernas, y la tensa curvatura de sus hombros. "Yo probaré los ostiones", dijo Juanita, acercándose al canasto y rozando con su cabellera la cabeza de Joe. Sacó la bandeja de ostiones y se retiró junto a la fogata. El sheriff la miró, divertido. Juanita se había sentado junto al fuego con las piernas abiertas y dejaba ver su depilada conchita. Lucía su vello púbico, que había recortado en forma de una pequeña estrella. Joe se echó a la garganta  un trago de chablis y le pasó el vaso a Juanita. "Mañana desayunaremos con sandía y johnnywalker", dijo ella, moviendo las rodillas. "¿No tienes calor? No sé cómo soportas esas ropas", dijo. Joe no lo había pensado. Pero era verdad. El pesado aire de la selva hacía que incluso moverse fuese dificultoso y la ropa se le había pegado a la piel. "Si no te incomoda", dijo Joe. "Pero tienes razón... Hace un calor infernal". Se desnudó completamente y volvió a arrimarse a la fogata, frente a ella. A lo lejos se escuchaban tenues ritmos de mambo. Se estiró para alcanzar los cigarrillos en el canasto. Juanita lo miró. Admiró sus tensos glúteos y advirtió que el sheriff tenía una erección. Joe volvió a acomodarse, sentándose y cruzando las piernas. Miró a Juanita. Ella le miraba los genitales. El pene se hacía cada vez más duro y venoso, y, entre las sombras que proyectaban las llamas de la fogata, brillaba contra el cuerpo. Joe tomó la botella y la puso entre sus piernas. Agarró una rama y se inclinó a remover el fuego. Su pene tocó involuntariamente la boca de la botella. "Perdón", dijo Joe, alejando la botella de sí. "No importa", dijo Juanita. Cogió la botella de chablis y bebió directamente de ella, mirándole a los ojos. "Voy a poner a dormir a los chiquitines", dijo Juanita, acercándose a los bebés. Estos dormitaban tendidos sobre el nido y ella se acurrucó junto a ellos. Joe se metió otro saque. Estaba excitado y Juanita parecía provocarle constantemente. "Juanita", dijo. Pero ella ya dormía profundamente.
7 A la salida del sol, Joe se acercó a Juanita y la despertó sacudiéndola suavemente. "¿Qué pasa?", preguntó ella, sobresaltada. "Sé cómo salir de aquí", dijo él, echando el humo del cigarrillo por un lado de la boca. Juanita se sentó. "Dame un cigarrillo", dijo. "Podemos meternos en el canasto... Cuando el monstruo lo retire creyéndolo vacío, iremos nosotros dentro, cubriéndonos con hojas", explicó Joe. Juanita lo miró sorprendida, frunció el ceño y, acto seguido, se pudo a reír a carcajadas. "Me temo que subestimas a Kuskus", dijo ella. "¿Crees que no se dará cuenta de que no estamos en el nido?" Joe, que había vuelto a vestirse, se alejó y oteó por sobre el borde del nido. "Pronto se hará de día y el monstruo volverá... Quizá sea nuestro último día en esta tierra", dijo el sheriff. "O acostumbrarnos a vivir aquí", dijo Juanita. Joe refunfuñó. Puso la cafetera sobre el fuego. "Todavía podemos hacer una fiesta", dijo ella, sonriendo y arrojando la colilla. Se acercó entonces al fuego, se vistió y se sentó. Joe levantó la nariz, mirando hacia los lados. "¿No hueles nada?", preguntó. Juanita se levantó y se asomó por sobre el borde del nido, sin responder. Su vestido se le ciñó entre las nalgas. Joe se acercó a ella y se pusieron juntos a escudriñar el horizonte, llevándose las manos a la frente. Se veía a lo lejos una espesa neblina que cubría la canopia tropical. Algunos pajarillos de la floresta comenzaban sus cotidianos trinos. Se escuchó el estridente llamado de un tucán. De pronto oyeron el llanto de los bebés y a Punki tirándoles de las piernas. Se volvieron alarmados. El nido ardía. Grandes llamas rojas y amarillas habían surgido por todas partes en la plataforma aérea. Acabarían con el refugio en poco tiempo. Juanita se echó sobre los bebés y los recogió en sus brazos, sollozando y mirando desesperada. Joe intentó apagar las llamas con su camisa, pero el fuego era más rápido. Tomó el canasto y arrojó su contenido sobre el piso. "¡Pañales!", gritó Juanita. "¡Nos hemos salvado!" Joe la miró, sin comprender. "¡Rápido!", dijo Juanita, dejando a los niños en el suelo. "Tenemos que unir los pañales", explicó, y comenzó a pegar unos a otros con las cintas adhesivas. Joe comenzó a imitarla, pero sin saber por qué. "Haremos un paracaídas y nos lanzáramos con él", dijo Juanita. "Yo lo hacía de niña en mi casa, lanzándome desde el tejado". Las llamas echaban una humareda pavorosa y se hacía difícil respirar. Los niños lloraban, refugiados en una esquina del nido. De pronto, a lo lejos, se escucharon los temibles pasos del monstruo. Temblaba toda la tierra y los rayos y truenos que solían acompañar su paso parecían cada vez más cerca. "Para colmo de males, se acerca el monstruo", dijo Joe. "Kuskus nos salvaría", dijo ella. "Pero va a llegar demasiado tarde", agregó, atando frenéticamente los pañales. Joe miraba inquieto. Al poco rato, Juanita extendió la forma que había construido con los pañales. "Si tomamos las puntas, podemos arrojarnos al aire... Hará las veces de paracaídas y podremos dejarnos caer sin gran peligro", explicó Juanita. Se agarraron a las puntas y, llevando cada uno un bebé en los brazos, se encaramaron sobre el borde del nido. Los árboles abajo se veían diminutos. Se miraron un segundo. "Buena suerte", dijo él. No había tiempo que perder. Las llamas habían invadido todo y un humo negro y espeso amenazaba envolverles en su mortal garra. Los rayos ya comenzaban a golpear contra la corteza de la ceiba, produciendo chasquidos terribles e iluminando fantasmagóricamente el paisaje. En el horizonte se distinguía ya la gigantesca figura del dios de las amazonas. Se miraron otra vez y, abrazándose fuertemente, se lanzaron al vacío.
8 Cayeron suavemente en el piso vegetal de la selva. El cielo ensombrecido arrojaba furibundos rayos que lo partían en dos. A lo lejos se escuchaba el amenazante mambo de las amazonas. "No hay tiempo que perder", dijo Joe. Se miraron a los ojos y, cada uno con un bebé, se echaron a correr por entre lianas y helechos, árboles milenarios y termiteros imponentes. Juanita corría detrás de él. El ser y las amazonas habían observado su huida del nido y trataban de darles alcance. La tierra temblaba, los rayos se incrustaban estridentes en las viejas cortezas y el mambo guerrero de las amazonas se hacía cada vez más cercano. De pronto, Juanita desapareció de la tierra. Joe frenó su carrera y se acercó a mirar. Ella y el bebé habían caído en un hoyo, y un cocodrilo gigantesco y verde asomaba sus dientes acercándose a ellos con la evidente intención de devorarlos. Juanita agarró fuertemente al bebé y se refugió en una esquina de la trampa. Joe tomó su cantimplora y se echó un trago de whisky. Luego, con un cuchillo en la mano, se dejó caer sobre el animal, clavándoselo en la nuca con una fuerza tal que le abrió la cabeza en dos. Se acercó a Juanita y la abrazó virilmente, mientras ella, aferrada al bebé, sollozaba incontinente y desconsolada. Sin decir palabra, Joe pegó un brinco sobre el cocodrilo y el rebote lo instaló nuevamente arriba, al borde de la trampa mortal. Se agachó y le estiró la mano a la mujer. Ella se aferró fuertemente a él. Joe la jaló y la puso a su lado. Se miraron a los ojos y él volvió a abrazarla virilmente. Otearon el horizonte llevándose las manos a la frente. El típico llamado de los grillos invadía la floresta. Se echaron a correr. De pronto divisaron un claro en el bosque y, en él, una pequeña cabaña. Se aproximaron y Joe, con una fuerte patada, echó abajo la puerta. Se plantó en la entrada, mirando a todos lados. No había nadie. Estaba abandonada, sus ocupantes huidos o, quizá, asesinados por alguna tribu de cazadores. Joe se volvió hacia Juanita. "No hay nadie", dijo. "Podemos refugiarnos aquí". La cabaña era un solo cuarto, con la cocina a un lado y una enorme cama cubierta con un cubrecama de seda roja. Los espacios se encontraban separados por una chimenea y una bañera de zinc. "¡Una bañera!", dijo Juanita. Puso a los bebés, que, como de hábito, dormían plácidamente ajenos a los peligros que les acechaban, en la cama, y, entornando los ojos, dijo: "Hace años que no veo una bañera. ¿Habrá agua caliente?" Joe no le prestó atención. Se ocupaba en limpiar las armas para enfrentarse al inminente ataque de las amazonas. "¡Y hay!", gritó Juanita. Joe se volvió. "Hay un botón aquí, al lado de la bañera. ¡Te da agua caliente!" Sin decir más, se despojó de su vestido y se metió en la bañera. Cuando Joe la miró, estaba sonriente y se pasaba la esponja por el empeine del pie que levantaba por sobre la bañera. La espuma de las sales de baño le cubría y descubría juguetonamente sus pezones turgentes. Joe se sentó a la mesa de la cocina y empinó un trago de whisky. Las fantasmagóricas sombras que arrojaban las llamas de la chimenea le daban a la escena un aire romántico y tétrico a la vez. Se hundió en sus pensamientos. La suave voz de Doris Day lo sacó de su ensimismamiento. "¿Doris Day?", preguntó. Juanita había salido de la bañera y se encontraba sentada junto al borde la cama, completamente desnuda, examinando viejos discos. "Encontré una victrola y un montón de discos. Y la victrola todavía funciona... ¿Te gusta Doris Day?" "La verdad", dijo él, echando el humo del cigarrillo por una comisura, "prefiero el mambo". "También hay discos de mambo aquí", contó ella. "Elige el que quieras". Joe se acercó y comenzó a husmear los discos. Terminó poniendo mambos de Pérez Prado. Juanita comenzó a bailar. Movía los hombros frenética pero suavemente, echando los senos hacia adelante y moviendo sensualmente las caderas. Parecía cubrirse la entrepierna con una mano, pero luego alzaba las manos al cielo y, abriendo un poco las piernas, ofrecía vistazos fugaces de su intimidad. Luego se volvía y, poniéndose de espaldas, mostraba su trasero, moviéndose cadenciosamente y tocándose las caderas. "Me encanta el mambo", dijo ella. "Ya lo sé", replicó Joe, parco. "¿Dónde aprendiste a bailarlo?", le dijo, echando el humo por una comisura. "En Porcas City", respondió ella. Joe removió los maderos de la fogata de la chimenea. "No sé nada de ti", dijo él. "No vale la pena que sepas nada", dijo ella, dejando de bailar y sentándose frente a él, junto a la chimenea. "A mis padres los mataron unos mineros, que luego me vendieron al saloon... Ahí conocí a Henry". "Ya me contarás", dijo él. "Ahora tenemos que prepararnos para defendernos", agregó. "El mambo de las amazonas se oye cada vez más cerca". "No tenemos nada que hacer", dijo ella.
9 El calor del fuego en la chimenea terminó por amodorrar a Juanita, que se levantó para encaramarse al enorme lecho cubierto de seda roja. Los bebés dormían plácidamente, acurrucados junto a Joe. Se escuchaba el sempiterno canto de los grillos y uno que otro estentóreo croar de ranas. Una suave brisa golpeaba el follaje y hacía girar cadenciosamente las hojas de la puerta. La victrola continuaba girando, llenando el ambiente con el sugerente pero calmo ritmo del mambo. Joe se volvió hacia Juanita, que se tendía en la cama. Juanita se había arremangado el vestido en torno a su cintura, formando una desordenada y reveladora minifalda. Se incorporó levemente del lecho, apoyada en sus piernas abiertas. Joe miró sus piernas finas y bien formadas y su pubis aplastado contra la seda. "Lo único que podemos hacer, es esperar", dijo ella, con un susurro sensual y volviendo a reclinarse en la cama, dejando ahora su vagina abiertamente al descubierto. Joe observó la pequeña estrella de pelo púbico que anunciaba sus genitales. "No es algo que me guste hacer", dijo Joe, echándose un trago de whisky de su cantimplora. "Pero creo que tienes razón", agregó, arrojando una bocanada de humo por la comisura de los labios. "¿Has tratado de bailar mambo acostado?", preguntó Juanita. Joe levantó una ceja. Juanita comenzó a moverse en el lecho, levantando nuevamente las piernas y moviendo las caderas con dulzura. Luego se impuso un ritmo cada vez más rápido, rozándose al mismo tiempo la vagina con la mano. Se incorporó un poco, moviendo las tetas y mirando intensamente a Joe. Entonces se puso boca abajo en la cama y, levantando el trasero, comenzó a mover las caderas con un ritmo circular y vertical a la vez, permitiendo a Joe fugaces vistas de su concha. "Es raro que todavía no ataquen", dijo Joe. En ese momento, un seco ruido echó abajo la puerta. Antes de que pudiese levantarse, Joe se vio rodeado e inmovilizado por más de diez amazonas. Otro grupo de ellas recogió a los bebés, llevándoselos rápidamente fuera de la cabaña. Juanita intentó cubrirse, pero las amazonas la despojaron de su falda y la volvieron a arrojar sobre la cama. "Tú ser ladrona de Punki", dijo la que parecía ser la jefa. Se distinguía de las demás por llevar una pequeña diadema de diamantes en su cabeza. Era su único atuendo. "¡Y tú mataste a mi Henry!", gritó Juanita, sollozando. "Henry ladrón de hijos de Kuskus", explicó la amazona. "¡Hijos de Kuskus!", exclamó Juanita. "¿Me quieres hacer creer eso?" "Todo varón ser hijo de Kuskus", explicó la amazona. "Sólo hembras ser hijas de guapas amazonas", prosiguió. "¡Yo tenía razón!", gritó Joe, tratando de liberarse de las manos que lo tenían inmovilizado. "¡Entregan sus hijos al monstruo para que este se los coma!" Las amazonas estallaron en carcajadas. "Kuskus no comer. Él gustar mucho de bebés. Alimentar y dar a mineros", prosiguió la jefa. "¿Se los entrega a los mineros?", preguntó Joe, incrédulo. "Sí, dar a mineros para trabajar minas de oro y diamantes", dijo la amazona. "¡Ladronas de niños! ¡Esclavistas!", gritó Juanita. "Ustedes violar ley. Ahora, castigar", dijo la mujer de la diadema. "¡Llevarlos fuera!" Las mujeres ataron fuertemente a Joe y a Juanita con lianas y los arrastraron fuera de la cabaña. Así maniatados les hicieron caminar hasta llegar a un claro de la floresta. Aún no amanecía, pero ya se escuchaban los estridentes llamados de los guacamayos. Al llegar al lugar los ataron desnudos a los troncos de dos árboles que se encontraban frente a frente. Las amazonas formaron un círculo entre ellos y dos de ellas, luciendo hermosas diademas de diamantes entre sus cabellos, se instalaron en dos sillones que las guerreras habían transportado hacia el lugar. Unas sombras fantasmagóricas parecían emerger de la tierra, otorgando a la escena un aire estremecedor. "¡Nos van a matar!", gritó Joe. Una de las jefas levantó las manos y dio palmas. "Comenzar de una vez", dijo. Las amazonas, ya ordenadas en círculo, comenzaron a cantar y a bailar lentamente el mambo, moviéndose sensualmente y deteniéndose cada una un momento frente a la pareja maniatada. Joe miraba desorbitado. Una amazona se acercó a él y le rozó la cara con sus suaves tetas. A Juanita, atada al tronco frente a él y a las jefas, una amazona le tocaba el vientre con su trasero, exponiendo sus bien formadas caderas. Comenzó así lo que parecía ser un interminable rito erótico. Cada amazona que pasaba frente a ellos les hacía sentir un tormento diferente. Se acercaba una a Joe y le tocaba el pene con la punta de la lengua, se acercaba otra a Juanita para besarle furtivamente los pezones; una besaba levemente a Joe en los labios, otra le tocaba a Juanita suave pero rápidamente el clítoris; una acariciaba los testículos del primero, otra rozaba con su boca los blandos labios vaginales de la segunda; una le agarraba con la mano el pene y lo hacía rozar brevemente su vagina, otra acercaba su concha a los labios de Juanita. El ingenio de las amazonas parecía no tener límite. Pronto, a la evidente y dura erección de Joe, se unieron los gemidos de placer de Juanita. A un chasquido de las jefas, las amazonas dejaron de bailar. Retiraron las ataduras de los prisioneros y volvieron a atarlos a los troncos, esta vez con las piernas abiertas, dándoles un corto trago de la cantimplora que Joe había llenado con whisky en Porcas City. Entrando un nuevo mambo, las amazonas comenzaron a deslizarse rápidamente de un prisionero a otro, cada una dando un beso o un lengüetazo ya al miembro de Joe, ya a la almejita de Juanita. No bien una guerrera se alejaba de Joe para acercarse bailando a Juanita, que otra se acercaba para besarlo o lamerle otra vez. Juanita se retorcía de placer. Luego, en lugar de rozarlos o rozarles, las amazonas se dieron, también cada una y fugazmente, a acariciarles sus genitales con las manos. Cada amazona repetía lo que había hecho la anterior, cada vez más rápido. Un nuevo chasquido de las jefas inició una nueva fase del rito. Tres amazonas se abalanzaron sobre Juanita y comenzaron a besarle lentamente el cuerpo, desde su excitado rostro hasta sus piernas. Luego se inclinaron y empezaron a lamerle suavemente la concha: una le lamía el clítoris, las otras dos, turnándose, introducían sus lenguas en su vagina, mordiéndole blandamente los labios. Joe se vio atacado por otras tres amazonas. Tenía una erección dura y fuerte; las venas del pene parecían brillar a la luz de la luna y, de vez en cuando, unas feroces sacudidas hacían que su miembro se estirase en el aire. Una de las amazonas se había introducido la punta del pene en su boca, mientras las otras dos rozaban con sus labios sus erizados testículos. Pronto había más de seis amazonas arremolinadas en torno a Joe, riéndose coquetas y peleando por introducirse su pene, aunque sólo por instantes, en la boca. Parecida suerte corría Juanita, atada al árbol de enfrente. Entre gemidos, miraba a Joe y admiraba su potente erección, mientras más de diez amazonas acariciaban su cuerpo y luchaban por lamerle los genitales. De pronto, a un nuevo chasquido de las jefas, las amazonas liberaron a los prisioneros. Ataron a Juanita boca arriba a cuatro estacas que habían clavado en la muelle tierra de la floresta, y, sujetando a Joe de brazos y piernas, lo obligaron a introducir una y otra vez su pene en la concha de Juanita. Aunque no le dejaban estar en ella más que décimas de segundo, Joe estaba a punto de explotar. "Al fin", le susurró Juanita al oído. "Me tenías loca de caliente". Joe no pudo responder. Las amazonas lo separaron bruscamente y lo ataron boca arriba a otras estacas. Mientras Juanita se debatía ahora entre las amazonas que comenzaban a pasar sobre ella para que les lamiera fugazmente sus conchas, a Joe le sometían a un nuevo tormento, que consistía en que cada amazona se sentaba brevemente sobre él, haciéndole introducir su pene en sus vaginas. Joe perdió la cuenta de cuántas mujeres se sentaron sobre él, pero, a vista de pájaro, no había menos de sesenta de ellas en el claro. Las dos jefas, entretanto, se despatarraban en los sillones y mientras cuatro guerreras las abanicaban con enormes hojas de banano, se tocaban suavemente los genitales. De vez en cuando algunas amazonas se escapaban del círculo para acercarse a ella y besarle los labios vaginales. Repentinamente, el terrible y reconocido ruido de quebradera de hojas y ramas y un oscilante temblor de tierra indicó la cercanía de Kuskus. El sol anunciaba también su próxima salida, enrojeciendo la neblina matinal. Las amazonas se inmovilizaron. La enorme sombra del monstruo gigante cubrió el claro, ensombreciendo nuevamente el fantasmagórico escenario. Kuskus asomó su temible cabeza por entre la canopia de la floresta y sonrió bobamente. Acto seguido se sentó, apoyándose en los árboles, al parecer dispuesto a presenciar el extraño espectáculo de las salvajes y degeneradas mujeres. Emitiendo un aullido de alegría, las amazonas prosiguieron nuevamente su rito. Liberaron a los prisioneros y cuando estos intentaron huir, se echaron sobre ellos, entregándose a los más lúbricos juegos amorosos. Obligaron a Juanita a chupar el miembro, mientras otras amazonas le lamían la concha y besaban sus turgentes pezones y, otras aun, se agarraban a las piernas de Joe, impidiéndole caminar y lamiéndole los testículos. El ruido de un bimotor interrumpió la ceremonia, pasando a vuelo raso sobre los participantes del truculento rito. Aunque iba cubierto por una gorra de cuero, Juanita reconoció a Henry. "¡Henry! ¡Henry!", gritó. "¡Pensé que habías muerto!" "Fue sólo una herida. Perdí el conocimiento y... ¡pero aquí estoy para salvarte!", gritó Henry, elevando otra vez la máquina. Kuskus intentó en ese momento levantarse, pero Henry empujó la máquina hacia él, arrojándole unas poderosas descargas de dinamita. Kuskus intentaba proteger su rostro llevándose las garras a la cara, pero la primera descarga de Henry lo había herido mortalmente: los cartuchos de dinamita se habían introducido por su hocico y habían estallado en su interior. Se incorporó chorreando sangre, trastabilló y volvió a caer sobre la canopia tropical para no levantarse más. Las amazonas, al ver este tenebroso espectáculo, echaron a correr despavoridas. Henry, cuyo bimotor había sido arañado por el monstruo, saltó en paracaídas de la máquina y se apresuró a desatar a los prisioneros. "Gracias por cuidar de mi mujer", le dijo a Joe. Joe levantó una ceja. "Ella sabe cuidarse a sí misma", dijo, encendiendo un cigarrillo y sorbiendo de su cantimplora de whisky. "¿Y los bebés?", preguntó Juanita. "Ya los recuperaremos", respondió Henry. "Ahora las amazonas no tienen protector y volverán a Porcas City, a trabajar en lo de siempre. Mientras me recuperaba en Porcas City, me enteré de que las amazonas robaban bebés para entregarlos a Kuskus a cambio de las mercaderías que este secuestraba  en las ciudades de mineros: niños, vale decir, trabajadores, a cambio de alimentos, bebidas, drogas y discos de mambo". "¿Hacen trabajar a los niños?", preguntó Juanita. "Se trata de minas subterráneas, estrechos socavones en los que los hombres apenas si pueden entrar. Es más fácil explotar las minas con niños, que pueden entrar fácilmente a las profundidades de la tierra", explicó Henry. "¡Que mujeres tan malvadas!", dijo Juanita, sin poder reprimirse. "Las amazonas eran antiguas putas de Porcas City y otras ciudades, que abandonaron tras una disputa con los mineros. Les dejaron solos y se internaron en la selva, para vivir lejos de los malvados y lascivos hombres. Querían fundar una ciudad de mujeres. Nadie les dijo nada ni les persiguió, porque con la ayuda de Kuskus suministraban trabajadores esclavos a los mineros... Les convenía a todos", explicó Henry. "¿Qué pasará con ellas ahora?", preguntó Juanita. "Bueno, estarán un tiempo en prisión y luego supongo que volverán a la civilización", dijo Henry. "Ahora volveremos a casa y nos ocuparemos de dar una educación cristiana a todos esos niños que han quedado huérfanos", dijo Juanita. "Tienes un corazón de oro", dijo Henry. "¿Y tú, qué harás?", preguntó, volviéndose hacia Joe. "Por lo pronto, vestirme", dijo Joe. "Me iré a Porcas City a terminar mi iniciación", agregó, echando humo por la comisura de los labios. "¿Tu iniciación?", preguntó Juanita. "Sí", dijo Joe. "Tengo que terminar de aprender a bailar el mambo". Un sol radiante emergía sobre la canopia tropical y los estridentes cantos de las ranas fueron remplazados por los igualmente estertóreos trinos de los guacamayos y aras que sobrevolaban la escena.
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lisperguer · 11 years
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Cavernícolas en la tele
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Este es la irritante primera plana de La Estrella de Valparaíso de hoy, 6 de marzo de 2013. Por enésima vez, la prensa se convierte en portal de proposiciones derechamente estúpidas: matemos a los perros que sobran. Qué importan las decenas de mediciones y estudios que demuestran la inutilidad de la matanza, con respecto al fin que dicen que busca; qué importan las reflexiones filosóficas y éticas, que condenan estas iniciativas demoníacas. ¿Qué busca un programa de televisión cuando ofrece tribuna a personajes como el de la nota, profundamente ignorante, intensamente estúpido? Y estos demonios están siempre al acecho. Cuando crees que has publicado o difundido el estudio serio que echa por tierra proposiciones burdas como estas, pumba, vuelven a asomar con sus mensajes de odio y muerte: matemos a los perros. Y nos obligan estos pequeños demonios a volver a repetir todo lo que pensábamos que era cosa sabida, y a tener que argumentar y acaso convencer a los débiles que caen en sus alegatos ínfimos, y perder el tiempo. Es como estar en el infierno.
Y nos atacan no solamente en el animalismo. También en otros ámbitos. Hace unas semanas miré un programa de cocina en la televisión española. Y oí con horror que la experta en nutrición decía cosas como esta: "La proteína vegetal es mala. Si se puede evitar, evítela". Respondía una persona, por teléfono: "Pero, ¡cómo! Siempre nos han dicho que la proteína vegetal es buena". Falso, mentiras, gritaba la profesional. "La única proteína buena es la de la carne". En el programa, el cocinero estaba preparando lentejas. La nutricionista decía que lo mejor era comerlas con chorizo, porque el chorizo tenía muchas proteínas, y mientras más sangre tuviera, mejor, porque la sangre era muy nutritiva. Si pudiera agregarle un poquitín de tocino o de cuero de cerdo, mejor. ¿Y las enfermedades cardiovasculares, el exceso de grasa, la artritis, los problemas cardíacos? Todas mentiras, replicaba la experta. Su recomendación para alimentarnos mejor era: coma más carne, más grasa, más leche y más quesos, y menos verduras y frutas, que aportan muy poco a la alimentación. Lo peor es que no estaba teniendo una pesadilla: estaba viendo un programa en un canal que ven millones de personas en todo el mundo. Tampoco era un programa circense con una señora payasa. Ni era un programa para vampiros, drácula s y hombres lobo. Era un programa sobre nutrición con una señora que se presentaba como profesional. ¿Qué pasa con los directores de programas? ¿No tienen coco? ¿O les paga la industria de la carne?
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lisperguer · 11 years
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Esto pasa por cultura en Chile. Los jinetes maltratadores se creen héroes y mucho macho. Es como perseguir y golpear a niños de cuatro. Luego faenan a las terneras y las comen; las desuellan para convertir su piel en zapatos y carteras. Venden su sangre a la Coca-Cola. Lo que queda del animal faenado, lo muelen y dan de comer a otras vaquitas. Y el huaso diabólico se siente bien.
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lisperguer · 11 years
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