The Dazzlings __*FIXED*__
Capítulo 7: Entidades
-eres una chica mala ¿no es así “Adagio”? -dice la entidad aun poseyendo el cuerpo de la chica, posando como una modelo frente a un espejo casi agrietado. -tienes un cuerpo atractivo y excitante si me lo permites decir. -menciona de forma elegante, disfrutando el aroma de su ropa.
De una manera extraña para la entidad, su reflejo lo mira asqueado.
-¡oye! ¡deja de oler mi ropa! -dice el reflejo, sacando un susto de muerte a la pobre entidad.
Al mirarla detalladamente, se da cuenta de que es la verdadera Adagio, quien lo miraba con desprecio.
- ¡¿Quién eres y porque no puedo controlar mi cuerpo?! -pregunta un poco alterada pero furiosa.
-¡intenta calmarte por lo menos una vez! -reprocha nervioso la entidad. -por el amor de Dios, no pensé que despertaras tan rápido. -explica con temor.
- ¡¿me estabas encerrando dentro de mi propio cuerpo?! -pregunta la rubia con furia, quedando indignada de lo que esa entidad intentó hacerle.
-¡no, no, no! ¡no es lo que crees! -intenta explicarle, sin embargo, Adagio se niega a escuchar.
- ¡déjate de juegos ahora mismo y devuelveme mi cuerpo! -ordena furiosa, cruzando los brazos.
-esta bien pero en serio cálmate ¿está bien? -dice la entidad en un tono suave pero se mantenia nervioso. – te contare todo pero respira profundo porfavor. -le ruega.
La rubia se queda pensando por unos segundos para después llenarse de ira, sin embargo, decide reprimir esa emoción y aguantar.
-tienes tres minutos. -dice Adagio enojada pero mirándolo de forma seria. – y mas te vale hablar rápido.
La entidad se asusta un poco ante la reacción de la chica de cabello amarillo, sin embargo, decide contarle todo:
-realmente no se como es que estoy en tu cuerpo pero sospecho que fue por ese pequeño cristal rosado que tienes en el bolsillo. -al mencionarlo, lo señala un poco.
Adagio se confunde un poco, mirando su propio bolsillo donde esta guardado el mineral rosado mientras se mantenía pensativa.
- ¿sospechas que fue eso? -pregunta de forma seria.
-si, esto refuerza mi teoría al indagar un poco en tus recuerdos; ese cristal esta roto y se nota por las pequeñas fisuras formadas alrededor, sin mencionar que se lo robaste a Mavis años atrás. -explica un poco temeroso.
- ¿Quién? -pregunta Adagio con la ceja levantada, quedando mas confusa al respecto.
- ¿Mavis? ¿Mavis Dracula? -dice la entidad, tratando de hacerle memoria sin obtener éxito. -¿Santa rabia?...
Lo unico que logra es que la chica muestre una mueca de confusión.
- en resumen: es la vampira la cual tuviste recuerdos de su vida pasada cuando estuviste en el centro comercial. -menciona la entidad con amabilidad.
Al recordar por fin quién era exactamente, reflexiona sobre toda la situación mientras sentía como aumentaba su ansiedad ante el tema.
-déjeme decirle que ha sido una hazaña enorme; desafiar a un vampiro y salir vivo en el intento podría ser una tarea titánica, la felicito por eso. -menciona la entidad muy feliz, admirando a la sirena en frente del reflejo. -independiente de todo lo que tuvo que pasar su padre y su hija en ese pueblo, no me podría imaginar- Adagio lo interrumpe abruptamente:
- ¿podrías callarte? Deja de indagar en recuerdos tontos y devuelveme mi cuerpo ahora mismo. -ordena la rubia ya cansada de todo lo que le está explicando, cosa que pone triste a la entidad.
-e-esta bien, te lo debo de todos modos. -al decir eso, como si un parpadeo se tratara, Adagio recobro el control total de su cuerpo, claro que el proceso fue un poco extraño.
La entidad se encontraba al lado de la rubia, tenía forma de la propia Adagio solo que la diferencia era su tono de piel ya que era completamente celeste.
-cumpli mi trato, ya tienes tu cuerpo sano y salvo. -menciona la entidad celeste sonriendo mucho, aunque en el fondo estaba nervioso de la reacción de la rubia, quien lo miraba con cara de manera seria.
-como sea. -al intentar moverse siente un fuerte dolor en el estómago. -auch, auch… ¿pero que..? – de repente, comienza a vomitar mucho.
La entidad se asusta por la repentina acción, recordando la causa del porque con mucha vergüenza.
-tal vez use un poco tu cuerpo para beber algo. -menciona muy temeroso mientras se rascaba la nuca. -creo que tambien tenia hambre.
En un acto desesperado, la rubia se tapa la boca para detener el vomito para respirar profundamente después de unos segundos.
- “sano y salvo” ¿eh? -pregunta Adagio muy molesta.
La cosa celeste solo se limitó a sonreírle con mucha pena.
- ¿me perdonas? -pregunta de manera inocente.
La rubia se le hace extraño ese comportamiento, sin embargo, decide dejarlo pasar e ignorarlo.
-no tengo tiempo para esto, debería volver a Equestria antes de que me descubran. -menciona seriamente, buscando el cristal rosa en su bolsillo.
- ¿pero que pasa si te descubren? Pienso que nadie podria notar algo extraño en usted. -explica la entidad de forma curiosa.
Al escucharlo, voltea a verlo con el ceño fruncido, señalandose a si misma con furia asi remarcando su color de piel amarillenta.
- ¿entiendes o te explico con manzanas y peras? -pregunta Adagio ya frustrada.
-esta bien, lo entiendo. -responde la entidad un poco asustado.
Ya con ese detalle aclarado, la chica de cabello amarillo sigue buscando el cristal rosa, sin embargo, no lo encuentra en los bolsillos ni por ningún lado.
Esa situación comienza a asustarla mucho, buscando de manera desesperada el mineral.
- ¡¿Dónde esta?! -pregunta ya estresada después de varios segundos de seguir buscando, dando fuertes respiraciones mientras eso ocurría.
La cosa celeste comienza a reír de manera nerviosa al recordar con claridad el dia de ayer
- creo que me acordé en donde esta, porfavor no te enojes. -intenta explicar la entidad.
Al escuchar esas ultimas palabras, Adagio voltea a verlo con lentitud, lanzando una mirada furiosa contra la entidad mientras apretaba sus puños.
-y-yo.. al usar tu cuerpo decidi probar diferentes disfraces dentro de una tienda a varias calles de este callejon… por la emocion de hacer otras cosas se me olvido que deje el cristal rosa en uno de los disfraces regados por el lugar. -explica muy temeroso mientras movia sus dedos de manera circular gracias a los nervios.
- ¡¡idiota!! -grita la chica de cabello amarillo enfurecida, golpeando la pared. – ¿¡no sabes la estupidez que acabas de cometer!? -exclama ella.
- ¡lo siento mucho, yo no pensé en las consecuencias! -se disculpa rápidamente la entidad al notar que las iris de sus ojos emanaba un brillo rosado brillante.
Ante su explicación, ella reprimió su estrés y furia para solo suspirar un poco mientras se acariciaba la frente.
-no cabe duda que eres un estupido total. -susurra ella, volteando a ver la salida del callejón junto a la calle a plena luz del dia. -ahora tendré que ir a recuperarlo.
-dejame ayudarte. -dice la entidad, dispuesto a enmendar su error. -conozco la ubicación de la tienda, ademas, podriamos conocernos mejor. -menciona el, sonriéndole a modo de disculpa.
- ¿conocernos mejor? ¿crees que seremos amigos? -pregunta la rubia con sarcasmo mientras lo observa. – claro que si, preguntale a las últimas personas que intentaron apelar a mi lado bueno. -continua diciendo con sarcasmo, burlándose de la entidad para después irse caminando a la ubicación.
-oye lo digo enserio. -dice la cosa celeste, acompañándola. -tal ves no podriamos ser amigos pero que te parecería si fuera como tu conciencia. -propone el, mirando a Adagio sonriendo.
-no me hagas reír niño, niña, “niñe” o lo que seas tu. -dice la líder de Las Dazzlings, tratando de ignorarlo mientras caminaba a un rumbo recto.
-será divertido; platicamos de tus problemas personales, juzgo tus acciones y te aconsejo, ¡problema resuelto! -grita con emoción, sonriendo mucho al respecto.
-juega a ser el psicólogo en otra parte. -menciona Adagio, ignorando a la extraña cosa celeste a toda costa mientras miraba las señales y los semáforos de la zona, preguntando que camino tomar ahora.
-vamos no seas tan cruel, intento ser amable. -reprocha la entidad, inflando sus mejillas del enojo mientras cruza los brazos.
-tu “amabilidad” no me funciona en estos momentos, además, para mi eres solo una especie de fantasma que está pegado a mi como un parásito. -explica fingiendo amabilidad.
- ¿fantasma? -pregunta la cosa azul confundido. -bueno, almenos podria tener un nombre para que así no me llames como “entidad” o “fantasma” o “parásito” -menciona la cosa azul, temblando del asco al decir lo último.
- porque mejor no te llamas “estorbo” y me dejas tranquila. -reprocha la rubia de forma irritante mientras camina por las calles al mismo tiempo que ve algunas tiendas abiertas.
La entidad comienza a reir un poco por el grandioso chiste que hizo Adagio, esto según el.
-tengo uno mejor, si me lo permites podría llamarme Dagi. -propone la cosa celeste, cosa que deja estupefacta a la rubia a tal grado de que voltee a verlo con sorpresa.
- ¿Por qué razón quieres ese nombre? -pregunta Adagio muy confundida, fingiendo enojo.
-porque es el apodo que te llama tu hermana Sonata. -responde con orgullo. -ademas te vez adorable cuando te llaman asi, a veces tiemblas del cariño. -confiesa conmovido.
La rubia al escucharlo sus mejillas se vuelven rojas, ruborizándose demasiado.
- ¡cierra la boca! -susurra muy avergonzada, cuidando las espaldas por si alguna persona esta presente.
-bueno, ¡Dagi será! -dice Dagi, levantando los pulgares mientras mantenia una gran sonrisa.
Adagio solo se limita a suspirar por el cansancio.
- ¿podríamos solo ir por el cristal rosa y largarnos? -pregunta la rubia un poco cansada.
-permíteme llevarla a la ubicación, porfa. -se lo pide Dagi, rogando un poco. -prometo no molestar en el camino.
Adagio lo piensa un poco; no quisiera tampoco soportar las platicas de una entidad extraña durante todo el camino, aunque algo se le hace extraño..
- ¿realmente me lo prometes? -pregunta la chica de cabello amarillo, señandolo con una mirada muy seria.
-lo prometo. -dice sin ningún problema.
-no quiero escucharte nada mas que solo la ubicación de esa tienda de disfraces. -ordena Adagio aun indecisa de confiar en el.
- ¡sere tu “GPS” personal! Hagamos promesa de meñique. -propone Dagi, mostrando su meñique ante la sirena dorada, quien la sorprende un poco.
-como quieras. -dice Adagio, mostrando su meñique.
Después de darse un buen apretón de meñiques o por lo menos algo que se parezca ya que la mano de la rubia atravesaba la de Dagi, la misma entidad se dispone a dar indicaciones a Adagio de como llegar mientras que la misma saca su celular junto con unos audifonos que trago de la casa-móvil el dia anterior para comenzar a escuchar musica, al menos por un oído mientras la entidad la guiaba durante todo el camino.
En el camino, Adagio comienza a sospechar sobre Dagi, esto debido a que, durante todo el paso hacia la tienda de disfraces; su comportamiento, sus rasgos y conductas son infantiles, como si realmente fuera solo un niño.
Si realmente Dagi se encargó de esas personas aquella noche entonces fue por defenderla o quizas el no sabia lo que hacía realmente.
Antes de que concluya alguna cosa mas, llegaron a la tienda ya mencionada; las ventanas estaban rotas y dentro de esta se mostraba mucho desorden en cuanto a ropa y accesorios.
-hemos llegado. -afirma la entidad, haciendo reverencia al lugar mientras que la rubia observa todo el lugar con detalle.
-si que hiciste un alboroto aquí ¿no es así? -pregunta Adagio, observando a Dagi sonriendo un poco.
La cosa celeste intenta mirar a otro lado gracias a que estaba un poco avergonzado.
-podría ser que si pero no fue intencional, lo juro por mi corta vida. -explica Dagi, intentando negar por completo lo que ocurrió.
Adagio al ver como actuaba y la manera en como hablaba solo la irrito mas, no podía evitar mirarlo con cara de asco, sin embargo, se limito a dar un fuerte suspiro.
-como sea. -menciona seriamente mientras rompe mas el vidrio de la puerta para entrar agachada.
Para la entidad no es ningún problema ya que lo atraviesa completamente.
-faltan 5 para las 10, debemos comenzar a buscar antes de que llegue el dueño. -ordena Adagio, comenzando a husmear por cada rincón de la tienda.
- ¡Dios, como adoro la manera de cómo das ordenes! pareces narradora. -menciona Dagi, admirando a la rubia quien lo ignora.
-que bueno, me alegra. -dice ella, concentrada completamente en buscar el cristal rosa entre los disfraces y las máscaras.
-respecto a lo de ser tu conciencia.. podríamos empezar hablando de tu círculo social y la relación personal de tu vida. -propone la entidad, intentando sentarse en una silla aunque solo la atraviese.
-ni se te ocurra hablar de esas estupideces, la amistad es una pérdida de tiempo. -dice Adagio un poco enojada por el tema mientras seguía buscando.
-suenas como si hubieras perdido amigos a lo largo de tu vida. -dice Dagi, mirándola con mucha tristeza. -no por el hecho de que seas grosera, tal vez se deba a que ese mago de barba blanca te desterró junto con tus hermanas y gracias a tu sed de venganza reuniste magia por medio de los dijes, claro que lo logras gracias a tus cantos pero como en la actualidad cantas como una foca agonizando pues sientes un profundo rencor a esos dos factores antes mencionadas. -explica la entidad con amabilidad pero tambien de forma curiosa.
A los pocos segundos, nota con temor que Adagio lo miraba de una forma amenazante como si estuviera furiosa por todo lo que ha dicho.
-será mejor que vayas a buscar en la zona donde esta el mostrador -ordena de manera fría. - ¿me harias el favor?
- s-si señora, lamento molestar. -obedece Dagi, largandose a donde está el mostrador sabiendo que la chica de cabello amarillo estaba molesta por lo que ha dicho.
Después de varios segundos de estar buscando, la entidad decide hablarle de nuevo:
-si quieres podríamos ir a un lugar que he visitado ayer después de que me haya probado disfraces. -propone Dagi un poco nervioso mientras jugueteaba con las cosas que se encontraba.
- es una pena que no tengamos tiempo para eso. -menciona Adagio de manera sarcástica, investigando todos los disfraces que quedan para buscar el cristal rosa. - mejor para la proxima.
- te prometo que será genial, no nos tardamos tanto. -explica la entidad emocionado. -vamos, lo vemos por pocos segundos y te regresas a Equestria antes de que cante un gallo.
- ¿de verdad? ¿y cual es ese increíble lugar? ¿la juguetería? -sigue preguntando la rubia, riéndose un poco al seguir usando el sarcasmo.
-seria lindo pero realmente se trata de un lugar donde tienen dinero almacenado, parecen que tienen cajeros automáticos y muchas cámaras de seguridad. -dice Dagi, explicando con detalle mientras mantiene la emoción.
A Adagio le llamo la atención la palabra “dinero”, quedando pensativa al saber de que lugar se referia.
- ¿te refieres a un banco? -pregunta la rubia confundida.
- ¿con que así se llaman? -pregunta la entidad de forma curiosa pero a la vez sorprendose mucho.
Esto aclara todas sus dudas, tal vez un banco podría ser una respuesta a sus preocupaciones por hacer algo mas que solo dar pequeños conciertos o por lo menos una salida facil para conseguir tanto dinero como puedan.
El gran problema es que no tendría un equipo para algún plan, podría acudir a una amiga suya de hace años atrás pero podría ser arriesgado, la única opción que le queda son sus propias hermanas pero sería difícil convencerlas.
- ¡oye que idea tan curiosa tienes! -menciona Dagi emocionado, asustando a la sirena.
- ¿podrías dejar de leer mis pensamientos por unos segundos porfavor? -pregunta Adagio ya irritada.
-perdona, no lo pude evitar. -dice rápidamente la entidad.
- ¿por lo menos tienes alguna novedad sobre en donde podría estar el cristal rosa? – dice la rubia cambiando la pregunta, mirándolo de reojo.
Dagi asiente con la cabeza, señalando una parte de los disfraces tirados por el lugar.
- según yo recuerdo, podría estar entre esas ropas. -afirma con total seguridad.
-voy a creerte. -dice Adagio, mirándolo con mucha seriedad y sospecha mientras se acerca a la montaña de disfraces.
Sin perder mas el tiempo, comenzó a buscar entre las mascaras y prendas con cuidado pero apresurando el paso al saber que el dueño del establecimiento llegara en cualquier momento.
- vamos, debes estar por aquí. -susurraba ella misma, apartando los disfraces lo mas rapido que podia.
Después de segundos, lo logro encontrar a plena vista; el mismo mineral con su fuerte color rosado resplandeciendo frente a sus ojos le dibujaba una gran sonrisa en el rostro.
- ¡perfecto! -susurra victoriosa, agarrando el cristal rápidamente.
- ¡eureka! ¡tu búsqueda se ha completado con éxito! -grita Dagi con mucho entusiasmo, dando rápidos aplausos.
-no arruines el momento por favor. -se dice a si misma ya cansada de los comentarios infantiles mientras guarda el dichoso mineral en su bolsillo.
- oye, una de las maneras mas eficientes de que una persona se sienta mejor es que alguien la felicite. -explica la entidad sonriendo, algo que llama mucho la atención de la rubia al grado de voltear a mirarlo.
- ¿sentirse mejor? ¿de verdad piensas que estoy deprimida o algo asi? -pregunta confundida.
-no lo pienso, lo creo. -afirma Dagi. -pasaste por varias cosas y por lo ultimo que has hecho los dos últimos años.. -explica, comenzando a sonreír de manera nerviosa ya que no sabe las palabras adecuadas.
Adagio comprende lo que trata de decirle.
- ¿es por Flash y Trixie? No me afecta en lo mas mínimo. -menciona la rubia sonriendo como si fueran poca cosa.
-no me refiero a ellos… -intenta explicarle pero se le hace complicado. -es algo mas… personal.
En ese preciso momento lo entendió por completo a que se referia, comenzando a enojarse.
- ni se te ocurra decir ninguna palabra. -le amenaza entre dientes, tratando de ocultar los fuertes nervios que sentia por solo recordarlo.
Antes de que la situación entre los dos se complique, alcanzan a escuchar la puerta abriendo y al verlo se percatan de que se trataba del dueño de la tienda, quien se preparaba para comenzar su jornada laboral.
- ¡puta madre! -susurra Adagio asustada, escondiéndose al otro lado del mostrador.
El señor observó a su alrededor, suspirando al ver todos los disfraces y mascaras tirados en el suelo.
-y así empieza un dia de trabajo. -dijo el hombre mayor de manera irritante mientras seguia viendo el desastre.
Dagi lo ve confundido.
- que fuerte tu situación Adagio, a mi no me puede ver. -se queja, dirigiendo su mirada a la rubia, quien esta observando detenidamente el momento perfecto para salir del lugar.
- entonces ve y posee su cuerpo, asi me sera mas facil la situacion. -le susurra un poco asustada.
- ¿Cómo puedo explicarte? Yo no puedo hacer nada porque estoy totalmente vinculada a ti. -explica la entidad mientras se rascaba la nuca de la vergüenza.
Al escuchar eso, la rubia se cubre la cara con su mano, sobando su frente para tratar de calmarse.
-lo que me faltaba…
-pero no todo esta perdido, ¡mira! -menciona Dagi, señalando al dueño de la tienda.
Adagio estaba confundida pero hace caso a su petición de todos modos, observando que estaba buscando sus cosas de limpieza, sin obtener éxito.
-deben estar en el almacén de atrás. -se dacia a si mismo, caminando hacia una puerta ubicada atrás de los estantes.
Es hora de actuar rápido; la rubia fue rápido a la salida, quedando frente a frente con la puerta de vidrio.
- ¡en camino hacia la amada libertad! -dice Dagi emocionada por salir sanos y salvos.
Justo en el momento de abrir la puerta, Adagio se detiene al instante.
- ¿ocurre algo malo? -pregunta la entidad preocupado al notar que ella estaba viendo su mano.
La rubia no podia salir asi como si nada y lo sabe perfectamente, volteando a ver que la capucha de su sudadera esta completamente rota.
-necesito un cambio de vestuario. -termina diciendo para despues ir por las prendas regadas en el suelo, buscando otra sudadera.
- no quiero molestarte pero la salida es por alla. -dice Dagi confundido.
- eso lo tengo en claro pero una cierta bola de gas celeste ha roto la capucha de mi sudadera. -dice Adagio alterada pero molestandose por recordar lo que ha hecho la noche anterior. – sigo esperando las disculpas.
- para tu información, las personas que intentaron atacarte fueron muy agresivos contigo, uno de ellos logro sostener tu capucha, destrozándolo al hacer fuerza para librarme. -explica indignado.
- suena como si de verdad fuera tu culpa y créeme que no me hace sentir mejor. -dice la rubia sonriendo de manera sarcástica mientras busca lo mas rapido posible una sudadera que tenga su talla correcta.
-porfavor Adagio, no me culpes al intentar defenderte.- reprocha la entidad, sintiéndose mal por sus comentarios.
-basta de llorar Casper, nos iremos de aquí lo antes posible y sin ningun problema. -menciona Adagio rapidamente sin quitar el tono de sarcasmo, encontrando una sudadera negra que le quedaba a la perfección, vistiéndose al instante. -solo sigue mi.. -antes de terminar la oracion, se escucha al dueño de la tienda:
- ¡¿Quién esta ahí?! ¡mas te vale mostrar la cara imbecil, de seguro eres el que causo el desastre en mi local! – grito con furia, escuchando desde la distancia que agarraba cualquier cosa que sirviera como arma.
- .. voz.. -termina de decir, tragando saliva por los nervios.
- es mejor que nos vayamos rápido. -le dice la entidad color celeste, adelantándose con solo atravesar la puerta.
Sin corto ni perezoso, la chica de cabello amarillo corrió hacia la salida, abriéndola de un fuerte empujón al mismo tiempo que el hombre mayor había llegado listo para darle una paliza al intruso.
Entro en colera al ver a Adagio huir ya que incluso robo una de las sudaderas en venta; decidiendo salir rápidamente solo para darse cuenta que no podría alcanzarla.
- ¡me las pagaras maldito buscapleitos! -grita el señor con mucha furia.
La chica de cabello amarillo solo corrió lo mas rapido que podia, chocando con algunas personas en el camino.
Después de minutos, se detuvo en medio de la carretera debido al cansancio de sus piernas sin importarle que haya captando la atención de la mayoría de la gente.
- eso estuvo muy cerca, no creo que nos haya seguido. -afirma Dagi, mirando atrás por si estaba equivocada en lo que decía.
- no quiero saber que clases de problema te has metido anoche. -trata de decir, híper ventilando demasiado por la falta de aire. -maldita sea, no han pasado mas de dos meses y volví a preocuparme. -se dice a si misma, mirando un poco el cristal rosa que agarro del bolsillo.
- ¡quítate del camino! -grita el conductor del auto frente a ella, haciendo sonar el claxon varias veces, sacándole un fuerte susto a la chica.
A pesar de eso, logra sacarla de sus pensamientos y nota rápidamente que el semáforo estaba en verde.
- ¡disculpeme! -grita rápidamente para caminar hacia la otra banqueta, adelantando el paso por la tremenda vergüenza.
Dagi estuvo a punto de decir algo pero Adagio la interrumpe.
- no quiero oír ninguna palabra. -dijo apretando los dientes, aun humillada pero consiguiendo que la entidad se calle la boca por unas horas.
Las dos estuvieron caminando sin rumbo por horas hasta la tarde, durante ese lapso de tiempo, la rubia saco su celular con la intención de escuchar musica, topándose con varios mensajes no leídos de un chat.
Claro que los ignora rápidamente al saber quien era esa persona, colocandose los audífonos y acto seguido; poner su lista de reproducción en aleatorio.
En cuanto a Dagi, solo observaba a sus alrededor: los edificios, las tiendas como restaurantes y cafeterias incluso un pequeño parque donde alcanzo a mirar a diferentes niños jugando tranquilamente.
Algo que le llamó la curiosidad es cuando dos personas estaban escuchando a su pequeño, contando varias anécdotas o historias para al final ver que, al parecer eran sus padres, se emocionan por el niño, dándole un fuerte abrazo.
La entidad se confundio mucho pero algo que no negaría es que comenzo a darle un sentimiento de calma al ver ese momento, algo que no podría explicar simplemente con palabras.
- oye Adagio. -dice Dagi, tratando de llamar su atención. – estoy sintiendo un ligero golpe en el pecho por alguna extraña razón, ¿eso es bueno? – pregunta la cosa celeste sonriendo ante la situación.
Después de segundo donde la rubia solo lo ignoraba por seguir hundida en sus pensamientos una vez mas, se percata de estaba escuchando música.
- ¿me permites un segundo de tu tiempo? -pregunta la entidad, intentando captar su atención de nuevo sin obtener resultados, comenzando a irritar un poco.
Al saber que no la escuchara sin importar de todos los intentos, solamente se limita a observar la lista de reproducción, emocionandose al notar una canción en particular.
- ¡oh por Dios! – al gritar con entusiasmo, atraviesa el brazo de Adagio para tomar el control de este.
- ¡oye, no! ¿¡que haces!? -pregunta la rubia aterrada pero confundida, tratando de volver a tener el control de su brazo sin tener éxito.
Lo unico que hacia la entidad era ver las diferentes canciones que tenia en su celular, afirmando que tenia varias de la misma artista que esta pensando:
- ¡¿te gusta Katy Perry?! -pregunta Dagi con mucha emocion, mirandola sonriendo.
Lo que dijo le provoca mucha vergüenza a Adagio al grado de que sus mejillas se vuelvan totalmente rojas, queriendo evitarlo con cubrirse la cara, apretando fuerte su mano.
- ¡solo dame el celular! -ordena aun avergonzada pero tratando de fingir seguridad en si misma sonando seria.
- pero sus canciones son muy buenas, no debes sentir pena por deleitar tus oidos con esta belleza. -dice la entidad, desconectando los audifonos. - ¡vamos, canta conmigo!
- ¡no, no, no! -trata de detenerla rapidamente, sin embargo, la musica se escuchaba en alto volumen.
- “I kissed a girl and I liked it, the taste of her cherry Chapstick” -canta Dagi con mucho entusiasmo, incomodando mucho a la rubia.
Varias personas comenzaron a mirarla de reojo por el escándalo, incluso causando molestias.
Ella volteo a verlos, limitándose a saludarlos sonriendo, fingiendo que no ocurre nada mas a pesar de que se moría de la pena por dentro, ni hablar de la música.
- por favor para.. -susurra entre dientes, manteniendo una gran sonrisa.
- ¡sin pena, canta conmigo! -grita emocionado, incitando a que se relaje pero ignorando la situación pesada.
En vez de dar un resultado positivo solo la estreso mas, logrando quitarle el celular y apagandolo al instante.
- ¿terminaste? -pregunta totalmente molesta, guardándolo en su bolsillo y huyendo del lugar caminando lo mas rapido posible.
Dagi solo levanto las manos mientras la miraba muy nerviosa, sirviendo esa acción como una respuesta aceptable para Adagio, quien da una mueca seria.
-en vez de perder el tiempo viendo a las personas ¿podrías solamente decirme donde está ese lugar especial que mencionaste antes? -pregunta ella.
- ¿Cuál lugar? -pregunta confundido.
- el banco. -responde seriamente.
-ah, ese lugar. -menciona la entidad recordando lo que había dicho hace minutos, soltando una pequeña risa.
Lo anteriormente mencionado le provoca un ataque de rabia a la chica.
- ¡tiene que ser una broma! -se queja ya furiosa, algo que asusta a Dagi.
- no te preocupes amiga, iremos lo mas pronto posible, solo sigueme. -le dice de manera nerviosa, comenzando a guiarla hacia el banco.
Antes de irse, Adagio da un fuerte suspiro a ver si con eso se calma, finalmente siguiendo irritada a su doppelganger celeste.
Las horas pasaron y finalmente llegaron a donde estaba el lugar que tanto mencionaba la entidad. No era de esperarse que el banco estaba resguardado por cámaras de seguridad ya que era uno de los mas importantes de Estados Unidos.
Adagio lo sabía a la perfección con tal solo observar con claridad, solo tiene una oportunidad para hacer algo respecto al dinero y sus dos hermanas y no debe desaprovecharla en ningún momento.
- tengo una duda: tengo entendido que estuviste en el mundo real y parece que conoces varias cosas, dime ¿estuviste un tiempo paseando por aquí? -pregunta Dagi sorprendido.
-fueron cuatro años y medio. -responde ella sin prestarle tanta atención, al parecer estaba planeando como entrar.
- ¡¿de verdad?! ¡eso es increíble! -grita Dagi impresionada. -tal ves me lleves a conocer las maravillas de este país. -le propone sonriendo.
-como tu digas. -dice de forma rápida, sacando el cristal rosa de su bolsillo para verlo, percatandose que se formó otra grieta en el mineral.
La entidad tambien lo ve, preocupándose un poco.
-no quiero ser tan obvio pero creo que le pasa algo a ese cristal. -menciona asustada.
-no es nada, tu tranquilo. -le dice sin preocupación alguna. -solo hay que improvisar. -tan pronto como dijo eso, va a un callejón lejos de la vista de las camaras de seguridad.
- ¿que haces ahora? -pregunta confundido.
- algo que me beneficiará. -responde la rubia mientras se quitaba las ligas de su cabello , quedando suelto.
-no entiendo como podría suceder eso en un banco a las 7 de la noche pero.. -intenta entender pero le es complicado.
-no creo que lo entiendas, llevas un dia de nacido. -menciona en un tono serio, continuando con cambiar su peinado a uno mas cómodo. -bien, manos a la obra.
- genial.. ¿para que? -sigue preguntando, sin tener idea de lo que esta habla.
Sin hacerle caso, la chica lanza el mineral al suelo y así formando un portal rosado.
- ¡espera! ¡que estas pensando! -dice Dagi completamente alterada por ver el mismo portal a plena vista.
-necesito dinero ¿Qué no es evidente? -pregunta Adagio seriamente. -si no puedo demostrarles a Aria y a Sonata que este cristal rosa es de utilidad con nuestras vidas entonces no seré nada.
Las declaraciones lo impactan demasiado.
- ¡pero entrar directamente al banco puede ser arriesgado! M-mejor pensemos bien las cosas y veamos otras soluciones a tu problema ¿si? -recomienda Dagi, riendo de manera nerviosa.
- ya estoy acostumbrada a este tipo de planeaciones así que mejor callate y observa. -dice la rubia, estando segura de si mismo.
Al tronar cada uno de sus dedos, corrió hacia el portal rosa con el propósito de entrar directamente a la bóveda y regresar con todo el dinero que podría recolectar.
Su plan sería afectado al momento de poner un pie en el portal ya que al mínimo contacto le provocó varios glitches en todo su cuerpo, acabando con salir disparada por culpa de la distorsión del portal, impactando su espalda contra la pared.
La entidad se preocupa demasiado al ver que Adagio sufría de dolor sin poder detener los glitches al mismo tiempo que el portal se desvanecía por completo, dejando el cristal rosado a la intemperie.
- ¡oh Dios! -menciona Dagi asustado, observando como la rubia intenta levantarse aun con las fallas que sufría.
- ¡m-me cago en la put-intenta decir pero le fue imposible completar la oración, sentía como se retuercen sus huesos de manera dolorosa solo para después volverse a colocar en su sitio.
Al momento de intentar ayudarla, se percató del dichoso mineral que se encontraba en el suelo.
El decidió acercarse un poco mas para analizar algo, dejándolo petrificado al instante: una fisura se había formado poco tiempo de terminar la pequeña anomalía.
-e-esto es malo.. -susurra Dagi, temblando del miedo.
Mientras eso ocurría, Adagio pudo controlar los glitches a pesar de que fue un proceso doloroso, al grado de escurrir líquido rosa de su ojo y terminando por vomitar.
Ya pasando los segundos, ella inhala y exhala profundamente.
-y-ya me siento mejor… estoy bien. -menciono aun hiper ventilando poco a poco, mirando con furia a la entidad - ¡¿me puedes explicar que carajos acaba de pasar?!
El solo se pone muy nervioso al escucharla, limitando a soltar una pequeña carcajada.
- parece que tu plan de robar el banco no funcionó, es una pena. -dice fingiendo tranquilidad ante la chica. - ¡pero no te preocupes! Juzgando por tus recuerdos, trabajas dando conciertos junto a tus hermanas. -cambia de tema, sintiendo curiosidad por ese gran empleo.
- ¿Qué? – pregunta confundida.
- se que no debería meterme en lo que no me importa pero me gustaria conocerlas y saber de lo que haces en tu vida diaria. -dice Dagi con ganas de saber como es Equestria.
Eso le provoca mucha desconfianza a Adagio pero se niega a que la tomen por tonta.
- ¿p-porque me quieres cambiar de tema? Ni se para que me molesto, mejor no me respondas. -dice ella para que a los pocos segundos ir a agarrar el cristal rosa.
En ese momento, la entidad se atraviesa en su camino, asustando a la rubia.
- no me estoy explicando bien, tal ves tu empleo y el hecho de que no ganes tanto dinero sean puras patrañas, los conciertos pueden ser buenos para vivir una buena vida, tienes una pequeña casa donde vivir. -justo ahí, Adagio lo interrumpe rápidamente.
- es una “casa-móvil”
- ¿no se les llama “camper”?
- ¡no me importa como se le llame! ¡ve rapido al punto! -le ordenó furiosa, cruzando los brazos.
-lo que me refiero es que no necesitas demostrar nada, tu eres especial por lo que eres y te va bien como estás trabajando junto a dos hermanas que te quieren mucho ¿o me dirás que no lo notas? Ellas se preocupan por ti y de verdad es algo sorprendente tomando en cuenta todo el trato psicológico que les has dado en la batalla de las bandas antes y después. -explica Dagi, dándole una ligera sonrisa.
La chica de cabello amarillo solo lo observaba seriamente, parecería que estaba reflexionando pero solo la dejo mas irritada por escuchar una y otra vez lo mismo todos los días.
Sin embargo, no podría tener otra opción ya que el mineral que tanto anhelaba le fallo en uno de sus planes, aceptando a fuerzas su propuesta de irse a Equestria.
- esta bien, vámonos de aquí. -dice de manera fría, mirando a otro lado solo por pura indignación pero causando una emoción tremenda a la entidad celeste al grado de dar pequeños aplausos.
- ¡no te arrepentiras Adagio! Las dos daremos de nuestra parte para que se sientas bien contigo misma y que tengas una sana convivencia con tus hermanas. -menciona Dagi, estando dispuesto a ayudarla en su autoestima.
Adagio solo se limitó a mirarlo sin decirle ninguna palabra.
- bueno ¿y que esperamos? -al preguntarle con entusiasmo, la deja pasar para que pueda tomar el cristal rosa. -apuesto que Aria y Sonata estaran emocionadas por su esperado reencuentro.
La rubia agarra el cristal con sumo cuidado, mirándolo de forma seria.
-supongo que si.. -susurra fríamente.
-no hay tiempo que perder, vámonos pronto antes de que amanezca. -menciona la entidad, adelantando el paso y dando un fuerte suspiro al hacerla cambiar de parecer acerca de robar el banco, al parecer no quiere que sepa sobre la fisura que ha provocado.
Por su parte, Adagio la observa aun dudando de lo que le ha dicho, recordando al mismo tiempo las mismas palabras que trataba de decirle Aria para convencerla sobre el mineral rosado.
Está claro que la hacía enfurecer mucho pero solo voltea a mirar el lugar detrás suyo, picando su curiosidad sobre cómo resultaría su idea si tan solo le hubiera funcionado correctamente: no sabe con exactitud que fue lo que le provocó los glitches y eso es lo que la carcome por dentro.
Ya después de todo, decidió por regresar a donde vino el dia anterior, activando el portal rosado y regresando junto con Dagi.
FIN DEL CAPITULO
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🖤 Javier C. Azuara Azuara.
Ayer 11 de Marzo hubieras Cumplido 87 años, pero hace casi 20 años que no te veo, te recuerdo todos los días en la voz y en los ojos de mi papá y a veces también estas presente en mi carácter y en la forma en la que camino, la vida ha sido difícil sin tí.
Aún me cuesta escribir sobre ti, aprendí a conocerte más atraves de historias que por fortuna mi papá me cuenta y agradezco tener recuerdos tuyos en mi memoria.
A pesar del paso del tiempo sigues presente en cada uno de los que te amamos y te amaremos siempre.
¿Qué, qué ha pasado desde qué ya no estas?
Bueno, por donde empiezo...
Mi Abuelita estuvo triste mucho tiempo, recuerdo que al principio muchas personas la visitaban y ella mirando a la nada contaba una y otra vez la historia de como te habías ido. Después de un tiempo la gente dejó de ir de visita, aunque de vez en cuando llamaban, el carácter de mi Abuelita cambió, ya no es tan dura, incluso cuando cumpli 18, me marcó y me dijo que me amaba, eso nunca lo imaginé, últimamente canta, baila y le gusta contarme todo lo que recuerda, esta muy bien de salud, tuvo sus altibajos pero nada grave, te sigue recordando y se arrepiente de no haberte defendido aquel día.
Mi papá ama contar todo lo que aprendió de tí, estuvo muy triste, bajo de peso, salía en las noches a caminar un largo rato, nunca lo vi llorar, hasta hace poquito logré ver una lágrima y por primera vez se le corto la voz, trabajo en una funeraria muchos años, les ayudo a muchas personas a atravesar por el dolor de la pérdida, algo que él tuvo que averiguar solo, manejar es algo que le recuerda a tí por eso le gusta, aprendió a ver lo bonito que es el cielo de noche y está seguro que lo cuídaste y lo sigues haciendo, ahora cuida a mi Abuelita, ambos se acompañan, Quiere ser Abuelo, es uno de sus deseos más grandes, se divorcio de mi mamá, volvió a bailar rock and roll, le gusta escuchar a the creedence, así te siente un poco más con él.
Mi tío Samuel sacó de la depresión a mi Abuelita, viajo mucho con ella, estuvo muy al pendiente de ella, aunque él vivió su propio duelo, recientemente hemos hablado más con él y hemos escuchado lo mucho que le dolió tu partida, lo mucho que te piensa y lo fuerte que tuvo que ser por todos.
Mi tía Graciela definitivamente ser rompió el día que te fuiste, sintió que le faltó verte por última vez, le faltó escuchar de nuevo tu voz, se enojo con el mundo, con el universo, incluso con Dios y con ella misma, pero, aprendió a seguir, fue mamá por segunda vez, sus hijos son sus más grandes tesoros, al igual que para tí lo eran los tuyos, volvió a bailar y a reír, ama recordarte.
Mi tío Javi, a mi parecer fue el que más roto quedó desde tu partida, no ha podido llorarte como el hubiera querido, le faltó una última platica contigo, hubiera querido escuchar ciertas palabras de las que no estaba seguro, incluso sigue sin estarlo, cuando tu estabas su vida brillaba sin importar las adversidades y desde que no estas, parece siempre tener una nube encima de él, tapando el sol. Ríe, baila, se casó, tuvo otra niña, pero sus ojos perdieron algo, él se perdió un poco.
De tus nietos que te cuento...
Yo, confieso que empece a sentir tu ausencia cuando llegaba los fines de semana y ya no estabas afuera con los brazos abiertos para recibirme, ya no tenía a quien correr a abrazar, deje de ver columpios en los árboles, tuve que desacostumbrarme a que nadie iba detras de mi siguiendo mis pasos y mis ordenes de "alto y siga" de repente ya nadie me pedía que me quedará a dormir y ya nadie me explicaba que la oscuridad y los truenos no eran tan malos, deje de tener a quien abrazar en las noches de lluvia, conforme fuí creciendo me equivoqué, dejé muchas cosas inconclusas, me enamore, aprendí a perder y también aprendí a jugar, dude de mi misma, sentí que me falle mucho, me tome el tiempo de ser y reencontrarme, estoy segura que tu me hubieras apoyado igual que lo hizó mi papá, ya no me apresuro por nada, ya nada, ni nadie se roba mi tranquilidad, ya tomo "la vida, como viene y listo" sin más ni menos. Abrazarte me daba paz, nada malo sucedia si tú estabas ahí, te amo y te pienso todos los días al ver mis ojos en el espejo, ese color verde que me heredaste, espero heredarlo en un futuro.
Ernesto perdió el rumbo, a pesar de que sabía llegar a casa, dejó de sentirse parte de la familia, se alejo por un tiempo, deje de hablarle, se graduó como ingeniero, trabaja, dice que es feliz pero aún está encontrándose y uniendo todo lo que piensa y siente, todavía no está seguro de muchas cosas, te recuerda, no lo dudo, quizá vagamente te mantiene en sus pensamientos, esta forjando su futuro, paso a paso. No te preocupes confío que volverá y estarás feliz.
Jennyfer, evita todo lo que le duele, camina hacia su futuro porque es de lo único que está segura, trabaja y estudia, francamente no se si ya se graduó o que ha pasado exactamente con ella, hace años que no le hablo, supongo que también esta en su propia búsqueda.
Lucia, creció, termino la preparatoria en tiempo y forma, pero se tomo el tiempo de descubrirse antes de entrar a la universidad, esta a un año de terminar su carrera, una carrera que quizá tu le enviaste o la guiaste para que la eligiera, le ha ayudado mucho a solucionar dudas sobre ella y esta ayudando a todos un poco, ama hablar sobre el psicoanálisis con papá porque así ambos te tienen presente, tú imagen en su mente está borrosa, ya no recuerda tu voz, pero sin duda te ama y admira. Incluso canta —"Procuraré ser tan buena como dice mi apellido".
Michelle, no tiene recuerdos tan vividos como Ernesto y yo, pero ama escuchar sobre ti, sobre tu vida y todo lo que hiciste, se ha perdido pero ha regresado, aún no está segura de su futuro, pero le ha perdido el miedo a crecer y a equivocarse, le hubiera encantado conocerte mucho más tiempo, tener más fotos y recuerdos contigo, anhela escuchar un consejo tuyo y gritarle al mundo lo mucho que te admira.
Isaac, ese bebé con los ojos enormes y llenos de asombro ha crecido y confesó que si pudiera conocerte le daría un poco de miedo, pero sin duda conociéndolos a los dos, pasarían horas platicando, también esta en búsqueda sobre quien es o quien debería ser, es apasionado al igual que tú y le gusta enseñar sobre lo que ha aprendido en eso se parece a tí. Eso es algo que nos heredaste a todos un poco.
Matthew, esta a punto de concluir su primer año en la universidad, es un genio en toda la extensión de la palabra amarias hablar con él y seguramente ambos serían maestros uno del otro, estoy segura que Matt, amaría un poco más México si tu estuvieras aquí.
A Axel, ya no lo conociste, es un buen niño que está aprendiendo sobre la vida y las caidas, su alma es tierna, tu hubieras ayudado a que su esencia nunca se hubiera perdido y a que su corazón no se rompiera como lo hizo.
Sofia, tú última nieta, es hiperactiva, tiene una mente ágil, le gusta hacer deporte, te haría reír con cada ocurrencia, te sorprenderías de la manera en que ve la vida. Ya cumplió 15 años, esta a punto de terminar la secundaria, a pesar de todo, es muy independiente y creativa, tiene un temperamento fuerte.
Creo que Todos heredamos un poco de tí, solo que hasta ahora pocos lo aceptamos y estamos orgullosos.
Abuelo, espero honrar tu vida, en cada día de mi existencia, en cada paso que dé, sabes que estoy orgullosa de tener tu apellido y tu sangre.
Te Amo por siempre y para siempre.
Mi gato con los pies de trapo y los ojos al revés... ¿Quieres que te lo cuente otra vez?
Por la Eternidad Honra y Orgullo al REY. 🖤🕊
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