Explorando la Complicidad y la Incertidumbre en una Conexión Especial
Imagina dos personas que se llevan de maravilla desde el primer momento en que se conocen. Sus conversaciones son geniales, se ríen juntos y se abrazan de una forma que hace sentir a ambos muy bien. Parece que están hechos el uno para el otro.
Pero, a pesar de toda esa conexión y buen rollo, algo los detiene. Puede ser el momento equivocado, pueden tener miedo o dudas. Aunque les gustaría que las cosas fueran más allá, sienten como si algo en el fondo les dijera que aún no es el momento adecuado.
Entonces, por ahora, disfrutan de lo que tienen: esos momentos especiales juntos. Saben que lo que comparten es real y valioso, incluso si el futuro es incierto. Y quién sabe, tal vez algún día, cuando las cosas se alineen mejor, puedan llevar su relación a un nivel aún más profundo.
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SOLEDAD
¿Te sientes solo/a con frecuencia? ¿Sientes que necesitas más amigos o más interacción social para sentirte mejor? Si es así, puede que te sorprenda descubrir que el mejor antídoto para la soledad no es necesariamente pasar más tiempo con gente. En este artículo, te explicaré por qué y cómo puedes superar ese sentimiento de vacío que te acompaña.
La soledad es una emoción que surge cuando percibimos una falta de conexión o de pertenencia a un grupo o a una persona. No está relacionada con la cantidad de personas que nos rodean, sino con la calidad de las relaciones que mantenemos. Por eso, podemos sentirnos solos incluso cuando estamos acompañados, si no nos sentimos comprendidos, valorados o queridos.
El problema de la soledad es que puede afectar a nuestra salud física y mental, incrementando el riesgo de depresión, ansiedad, estrés, enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo y otras dolencias. Además, la soledad puede generar un círculo vicioso, ya que nos hace más propensos a aislarnos, a tener pensamientos negativos y a rechazar la ayuda de los demás.
Entonces, ¿cómo podemos combatir la soledad? El primer paso es cambiar nuestra forma de pensar sobre nosotros mismos y sobre los demás. A menudo, la soledad se basa en creencias irracionales o distorsionadas que nos hacen sentir inferiores, indignos o incomprendidos. Por ejemplo:
Nadie me quiere ni me necesita.
Soy diferente a los demás y no encajo en ningún lugar.
No tengo nada interesante que aportar o compartir.
Si me acerco a alguien, me rechazará o me hará daño.
Estas creencias nos impiden establecer vínculos afectivos sanos y satisfactorios, y nos hacen sentir más solos. Por eso, es crucial cuestionarlas y reemplazarlas por otras más realistas y positivas. Por ejemplo:
Hay personas que me quieren y me necesitan, aunque no siempre lo demuestren.
Soy único/a y especial, y tengo cosas en común con otras personas.
Tengo muchas cualidades y habilidades que puedo ofrecer y desarrollar.
Si me acerco a alguien, puedo encontrar apoyo, comprensión y afecto.
Estas creencias nos ayudan a mejorar nuestra autoestima y nuestra confianza, y nos abren las puertas a nuevas oportunidades de relación. Pero no basta con pensarlas, también hay que actuar en consecuencia. Por eso, el segundo paso para superar la soledad es salir de nuestra zona de confort y buscar actividades que nos gusten y nos permitan conocer gente nueva.
No se trata de forzarnos a socializar con cualquiera, sino de encontrar personas afines con las que compartamos intereses, valores o experiencias. Para ello, podemos apuntarnos a cursos, talleres, voluntariados, clubes o grupos de ocio que nos motiven y nos diviertan. Así, además de disfrutar de nuestro tiempo libre, podremos hacer nuevos amigos o ampliar nuestro círculo social.
Pero tampoco debemos descuidar las relaciones que ya tenemos. A veces, la soledad se debe a que nos hemos alejado de nuestra familia, nuestros amigos o nuestra pareja por diversas circunstancias. En ese caso, el tercer paso para superar la soledad es recuperar el contacto con esas personas que nos importan y nos hacen sentir bien.
No es necesario que les contemos todos nuestros problemas o que les pidamos ayuda constantemente. Basta con que les mostremos nuestro interés y nuestro cariño, que les dediquemos tiempo y atención, que les escuchemos y les apoyemos. Así, podremos fortalecer los lazos afectivos que nos unen y sentirnos más acompañados.
En conclusión, el mejor remedio para la soledad no consiste precisamente en pasar tiempo con gente, sino en mejorar nuestra relación con nosotros mismos y con los demás. Para ello, debemos cambiar nuestras creencias negativas por otras más positivas, buscar actividades que nos gusten y nos conecten con personas afines, y cuidar las relaciones que ya tenemos. De esta forma, podremos superar ese sentimiento de vacío y llenar nuestra vida de sentido y felicidad.
Autor : @magneticovitalblog
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¿Cómo defino esos momentos en los que inconscientemente me vuelvo consciente de esos sentimientos que nos causan una conexión tan fuerte que pareciera ser tangible? Y es irónico, porque una parte de mi siente como si se desprendiera de sí misma y pudiera vernos desde afuera, tal cuál lo haría un espectador a la mejor película que ha podido ver en su vida. Pero a su vez siento que ya no soy solo yo, que ahora somos nosotros dos siendo uno. Y me agrada creer que así es como realmente se siente estar acompañada.
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