Green aesthetic.

i don't wanna be your friend, i wanna kiss your lips.

Convidarse a un otro, sin perderse en un otro.

me duele (pt. 2)

Supongo que cuesta, ¿no? Despedirse de los (falsos) deseos. Aquellos que alguna vez tuvimos y compartimos... gone. Idos. C'est fini. Eso fue todo para ese futuro.

No era, ni nunca fue, el ideal. Siempre algune de les dos tenía que renunciar a algo. Siempre estábamos lejos; lo que no me imaginaba era que también estaríamos alejades.

Lo veo ahora y me río. ¿Cómo se me podía ocurrir que aquel escenario era un escenario feliz? ¿Quién me lastimó tanto que me hizo olvidar de lo que es sentirse bien, plena y contenta? Estas preguntas tienen respuesta... pero es una tan tremenda para mí que me cuesta tenerlo bajo control. ¿Pero sabés qué? Hoy me importa todo una mierda y me quiero dar este permitido.

La respuesta sos vos. Me forzaba a creer que, porque estabas vos ahí, iba a ser feliz a futuro (y siempre a futuro; "hoy la estoy pasando fiera, pero el día de mañana..."). Estaba convencida de que un día saldrías de ahí, de que todo podría cambiar para mejor. Y nos creímos, los dos, que eso era el amor. Un amor nocivo, excesivamente paciente y perseverante. Un amor donde los límites no existían y lo disfrazábamos de confianza. Pero era fuerte, ¿eh? Lo suficiente para hacernos olvidar que, a cada paso que dábamos juntes, estábamos desangrándonos de a poquito. Ese amor dañino no dolía. Entre nosotres, no dolía. Para afuera nos costaba, muchísimo... pero entre nosotres todo era próspero, todo era ir en busca de un futuro que, por una vez, nos saque de la miseria que vivimos.

Hoy estoy en otro lado. En camino a otra vida, casi te diría. Quise borrarte de esa vida y no pude. Cada tanto volvés y molestás. Porque sí: me molestás. Me molestás porque me dolés. Porque me congelo, porque tiemblo, porque alrededor tuyo veo serpientes y, más allá de que sé que no me pueden hacer daño, me aterro. Por una vez siento que puedo usar la cabeza, que puedo moverme con libertad, y tu imagen vuelve. Algo hiciste, algo tocaste, y me encuentro alerta para detectar qué fue.

Pero es injusto que remarque solo lo malo. Sí nos quisimos de verdad. Sí nos quisimos sanamente. Solo nos duró poco, y pensamos que lo necesitábamos lo suficiente como para prolongar algo que pronto dejaría de existir. Malgastamos cuatro años, ¿y por qué? ¿Porque estábamos necesitades? ¿Porque tuvimos buen sexo? ¿Porque pesaba más nuestra historia que nuestro desamor? Y bue... éramos pibes, y como te (o les) dije varias veces: era el momento justo para mandarse cagadas.

Quisiera cerrar este y todos los capítulos que escribí con vos con un final feliz. Te lo juro. Pero hoy es difícil. Hoy me dolés. Y no me dolés por lo positivo, por lo bueno que tuvimos. Me dolés por lo malo: por tu orgullo, por tu desamor hacia mí y por tu falta de empatía. Les dos sabemos que ese es el peor dolor de todos, porque no se va con ninguna pastilla, con ningún jarabe, con ningún remedio; es ese dolor que se aferra a tu alma como un parásito, una sanguijuela sedienta de energía... el dolor de alma es el que más trabajo cuesta. Y a veces no tengo ganas de recordar tu rostro y lo mucho que me gustaba. Recordar lo bueno me hace adolecer lo malo. A veces me es imposible separar, categorizar... al fin y al cabo tampoco podía hacerlo mientras estuvimos juntes, ¿no? Viejas costumbres.

Siempre que escribí cartas que sabía que no iban a ser leídas por sus destinataries lo hice para gente fallecida. Ya sabés, te conté: le escribo a mi abuelo, a mi tío, a Zalcman. Pero merecías una carta, y definitivamente no quiero que la leas. Mi dolor ya no es más un campo que quiera compartir con vos. Mi sufrimiento interno es mío, y si lo voy a exteriorizar lo voy a hacer a mi manera.

Hoy te aborrezco. Como te aborrecí ayer. Por lo mismo que ayer y probablemente un poquito más.

Y es curioso cómo la cabeza me llevó a aborrecerte. Podría haberme llevado a odiarte, a simplemente no quererte, a ser indiferente. Pero no: te aborrezco. Investigando descubrí que "aborrecer" viene del latín "abhorrescere"... alejarse, apartarse. El diccionario de Oxford lo define como "detestar muchísimo a alguien; cansarse de una cosa o perder el interés en ella; abandonar (un ave) un nido".

Sé que no te detesto. Sé que no me cansé de vos ni perdí el interés. Pero sí que abandoné un nido. Abandoné dos, de hecho: abandoné el nido en el que era yo la cuidadora y abandoné el nido en el que yo era el pájaro ajeno. Pero oh, casualidad... en ambos eras el mismo pichón. Siempre tendrías protección en tanto no estuviéramos todes en el mismo árbol.

Y así te aborrecí. Me alejé de vos, me aparté del árbol y abandoné ese nido junto a mi cría.

¡¡Cuánto lo necesitaba!!

me duele (pt. 1)

domingo 30 de mayo, 15:01 h

me duelen en el fondo del pecho todas esas palabras que nos quedaron por decir

me duelen tanto que no me animo ni a hacerlas personales, porque siento que me dolerían para siempre si lo hago

me duele sintéticamente, como queriendo alejarme, ver de lejos esta mierda

me duele con furia, con ira, con bronca

¿por qué no dijimos nada? ¿por qué no dijiste nada?...

... ¿por qué no dije nada?

un dolor virtual, que queda en el éter esperando fútilmente calmarse;

carnal, dueño de tus nervios y sensaciones que se consume con calor todo tu pecho;

interno, difícil de exteriorizar con palabras simples y concisas;

estoy acostumbrada al dolor, pero este sí que no me lo banco.

Acropolis of Athens, Greece.

The symbol of ancient greatness. The upper city towering over the hustle and bustle of modern life.

Hiciste lo que hiciste y me dejaste.

Gracias.

Hagas lo que hagas, por favor, nunca me dejes…

Hagas lo que hagas, por favor, nunca me dejes...