¿Será que las noches, los errores, los anhelos y las frustraciones confluyen en un mismo lugar?

¿Cuántas perspectivas estamos dispuestos a estudiar?

Estamos más dispuestos a nuevas sensaciones que a nuevas pretensiones.

Si la luz nos libera y el agua nos purifica, ¿es una ducha de amanecer lo que llevo necesitando tanto tiempo?

¿Alguien sabe cómo se pide ayuda?

¿Hay un conjunto de palabras?

Uno que asegure que podré desgarrarme el esternón para dejarme ver los latidos.

Unas letras que ordenadas de forma exacta sean capaces de transmitir la urgencia de los pulmones cuando no reciben oxígeno.

¿Cómo puede una dejarse cuidar?

Sin sentirse desdichada por recibir migajas de las personas que comen de los banquetes que no siempre quiero cocinar.

¿Cómo le cuento la muerte de un familiar una persona que no ha tenido en 8 meses un día bueno para sacar el tema?

¿Cómo le digo a la persona que quiero que estoy tan mal que no le encuentro sentido a que priorice algo que lleva procrastinando tres meses justo el día que le despierto llorando?

¿Cómo sigue una intentando pedir ayuda a las personas que siempre le piden ayuda a una?

Este ignoro inocente, envuelto en papel de frustración mutua de color falta de empatía crónica me está destruyendo tan lento que ni lo noto.

Al menos, ya no eres tú el que sufre.

A picture of the place where I sit alone with myself in the morning. I started on July and now I feel the effects when I left my house at 8- 8:30.

Not that soon, I know, but sunlight at that hour is delicious.

I sit from five to twenty minutes.

Little by little 🎷🐛🧘🏻‍♀️✨

¿Por qué me escondo de esta comprensión?

Tan toscamente construí los muros de mis castillos que ahora no puedo salir de aquí. Está todo tan a mi gusto que las horas se aplastan y desde las ventanas no se devuelve imagen alguna. Al menos yo no voy a verla.

Y cierro las persianas y echo los portones, para pasar un día más desconociendo este lugar que me empeño en redecorar a diario. Consciente de la inconsistencia de mis objetivos, me retiro a seguir diciéndome a mi misma cómo debo vivir.

¿Por qué esta historia trata sobre ti? - Aproximación (on Wattpad) 

Una novela corta de fantasía contemporánea o fantasía moderna, como prefieras. Me has inspirado y creo que hay una parte de tu interior que quiere ser escrita: hará lo que sea por salir de ahí. 

¿Quieres saber un poco más sobre ti? 

¿Notas que hay algo que se mueve en tu interior y que quiere escapar? 

¿Has estado ignorando tus capacidades? 

¿Tu poder interno? 

Una vez pases por la entrada, solo tendrás una opción: la salida. Piénsatelo. Será una experiencia extraña, a veces incómoda. Caminaremos por una senda misteriosa, ¿me sigues?

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¿Por qué esta historia trata sobre ti? (on Wattpad)

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Una novela corta de fantasía contemporánea o fantasía moderna, como prefieras. Me has inspirado y creo que hay una parte de tu interior que quiere ser escrita: hará lo que sea por salir de ahí. ¿Quieres saber un poco más sobre ti? ¿Notas que hay algo que se mueve en tu interior y que quiere escapar? ¿Has estado ignorando tus capacidades? ¿Tu poder interno? Una vez pases por la entrada, solo tendrás una opción: la salida. Piénsatelo. Será una experiencia extraña, a veces incómoda. Caminaremos por una senda misteriosa, ¿me sigues? 

Imágenes utilizadas obtenidas de la plataforma pexels.

Puede que no tenga sentido alguno

rechazar lo que no se ha probado.

Tacharlo con la línea del desprecio

sin oportunidad alguna de ser tratado

como a un igual de corazón abierto.

Si he de odiar el verso y amar la prosa,

que sea porque al menos lo he intentado.

Por cierto, un abrazo al delicioso pasado,

que vuelve a abrirse cálido y suave

en un lecho de muerte de lirio y rosa.

Y benditas las decisiones que tomamos

por ser tan nuestras entre tantas nimiedades

y tender el puente entre nosotros y la sombra.

El aire que te roza

Mira como nos deconstruimos. Cómo fui construyendo fragmento a fragmento la brisa invernal que nos tocó los besos. Cómo las letras que ahora nos oprimen fueron hilvanando entelequias de susodichos. Cómo nos alejamos las tierras y nos empujamos a los abismos para tendernos las manos. 

Las manos que chocamos, que acariciamos. Las que nunca fusionamos. Flotando ingrávidos sobre ideas, sobre dibujos de horas fluidas en una taxidermia aérea. 

Cómo nos alejamos del diámetro que nos circundaba, como péndulos de cristal de Murano. Vengan a mi esas trincheras en las que nos protegíamos de los misterios que nunca comprenderemos. Esculpiéndonos a la cara. Vapuleándonos la existencia y ensortijando esta falta de complicidad etérea. Leve, como la fascinación.

Efímera la mirada que nos cubrió en medio de la nieve. Mirada a mirada nos tentamos y nos retamos. Mientras sujetabas el blanco de mi boca yo apuntaba a las costillas de tu integridad. Entrenados para la bondad, un arte marital despojado de los verdaderos pecados. 

Y destacas la línea y yo protejo las lentes que te dañan y círculo a círculo caminamos en movimientos de leonas. En noches del clamor. Odiándonos para poder amarnos. Amándonos para poder vivir el uno en el camino del otro. 

Y las patadas alcanzan ahora las esquirlas del aura que te fragmenté. Los clavos que me quitaste se oxidan en esa nieve que tanto te quiero besar. 

Irreal, irreal.

El aire que te roza no lo puedo mirar.

Pero a ti. 

A ti te veo.  

El arte de no querer

Me pregunto por qué no se reflexiona sobre las mieles del absentismo. Por qué no nos relamemos ante la decadencia de la no acción, abrazando con cuidado las esquirlas de las metas y los objetivos. Como mofándonos de una irrealidad hecha de burbujas, embotellada en mañanas que difuminan la luz con su deteriorada espiral de ausencia. 

En una intimidad territorial y celosa, como enseñar los dientes cuando vienen los ciervos e intentar besarle la inocencia a las panteras. Ascender en sus bucles de puentes disulfuro, como antaño. Como pretender que una idea es estática y atemporal en todas las realidades, sin afianzar que el tiempo es cristal animal, sincopado de gracia sureña. 

Esta frenética relación con mi piel y sus suavidades, entre días de marmotas y noches de lunas hechas de charcos. Dentro de un silencio tan profundo que hace descender la temperatura, la inspiración no es más que un fluido susurrante, el crepitar de lo que quisimos ser y ahora desconocemos. 

No tengo más valor que cada una de mis posibilidades, pero solo a mi se me presenta la posibilidad de decidir. O, al menos, ocurrirán cosas. Y yo estaré ahí para verlas.

Misterios

Existen emociones que se expresan a través de la experiencia. Aparecen y florecen en una polinización artificial, mediada por pinceles precisos, en una homeostasis turbulenta. Pero si sabes cómo crear transgénicos, ¿cómo estableces la naturaleza de tu propio confort?

Nadie se salva, llega y trasciende en escalones difusos, rodeados de ventanas impares. Y aunque esperes a la hora punta, con todas las poblaciones gorgojeando en una confusión córvida, la turbidez segrega sustancias psicodélicas.

Y subes, subes un abismo perpetuo hecho de misterios subjetivos. De pesadillas en bucle que representan un teatro agresivo. Y hay muerte, hay sangre y hay ideas de reflejos pacíficos. Como cataratas convocadas por Dioses olvidados por el cinismo.

Somos tan deshonestos, tan inexactos que las letras se transforman en simples garabatos. Obtusos, ingratos y descastados, mermados de toda belleza.

Mentiras invertidas que se sumergen en explosiones celestiales. Y mientras tanto el mundo se tercia, se insinúa sublime y se niega a sonreir.

No voy a permitir otro error. El ensayo y error se ha cerrado sobre si mismo, ha creado un bucle inefable que solo duele.

Y duele tanto que, por fin, me ha despertado. Es hora de desaparecer, de cortar sin precisión. De empezar de nuevo un amor que desde que empezó sabía que llevaba perdurando varias generaciones.

Quiero bien y quiero confuso, pero por fin siento. Y doy gracias profundas y sinceras por el sufrimiento que nos separa.

Te echo tanto de menos.

Crecer aquí

Existe un tipo de disculpa que abre el camino del mañana, susurrante y sin aspiraciones de significados multiples. En este caso, nació de un entresijo de características aleatoriamente destinadas. Reptó desde las ondas a los impulsos, chisporroteando en una oscuridad dormida.

Y de los ojos parpadearon incesantes lágrimas de entendimiento. El paradigma abrió su pecho a las opciones y la ruleta giró. Y allí, en lo alto de la incapacidad emocional, se derritió una certeza infinita, que fluyó hacia la realidad. 

Y el pasado y el futuro chocaron las manos torpemente. Siempre se sintieron tan solos. ¿Cómo debe ser la existencia si apenas te perciben la obsesión florece? ¿Lo has pensado alguna vez?

¿Cuantas veces te has quedado estancado en ellos? En esa vorágine de autocompasión y desconocimiento, una incomprensión melosa. Y aún en el presente, cuando se percibe el sonido del choque. Cuando pedir perdón hiere pero declarar libera. 

¿Cómo se siente la cura de las manos cuando se tocan? 

¿Cómo se sale de la madriguera si aquí dentro el mundo es más complejo?

“Rápido, o las hienas llegarán”

Un abismo de posibilidades. Millones de opciones, de puertas que te llevan hacia una brillante oscuridad que te saca de la realidad, como un resorte subalterno. Un violín desafinado que te hace creer en la mejora de un hermoso concepto, invadido por las dudas de la fe, por las plumas de las alas cortadas.

Un choque térmico entre la fisiología y el amanecer, una pregunta sin respuesta, revolviendose entre los cojines del confort. Con todas las necesidades completas, dispuestas a atormentar las neuronas con sus pellizcos preciosos.

Y luego el silencio. Candente, aún crepitando de un amor no declarado. De arrepentimiento, de dudas, de infinito dolor, de compases desmarcados y somnolientos. Un final de temporada oscuro en el amanecer.

Tercer trimestre

Una de las alumnas, la más callada, levantó la mano tímidamente por primera vez en tres trimestres. Cuando el profesor le dio la palabra, gratamente sorprendido, dijo lo siguiente:

-Pero, profesor, hemos basado todas estas clases en esto- asió el libro que tenía en las manos- sin tener en realidad certeza de que aquí está toda la verdad. ¿Cómo podría yo, o cualquiera de nosotros, estar seguros de que la historia que aquí se cuenta no es tan solo una versión de los hechos? Podría incluso ser una versión específicamente redactada para mostrarnos lo que alguien quiere que creamos. ¿Es el autor una persona objetiva y fiel a sus principios? ¿Ha obtenido esta información barajando todos y cada uno de los hechos? Entiéndame, por favor, no pretendo decir que sea todo una gran mentira, pero me cuesta afirmar que esto sea todo. Me falta, al menos, la versión del bando contrario en cada una de las etapas de la historia. Necesitaría haber estado allí, y ni aún así podría yo estar segura de que lo que me ocurre es lo que ocurre.

Ante la mirada estupefacta de algunos alumnos y la risa burlona de otros, el profesor levantó las cejas y propuso lo siguiente:

-¿De qué forma deberíamos pues abordar la Historia? O cualquier asignatura, por ende. Si la bibliografía no es nada para ti y no confías en su veracidad, ¿estamos pues condenados a no saber a ciencia cierta nunca nada?

-Bendecidos, profesor. Estamos bendecidos, porque a través de esta sensación que tengo no tendré más remedio que vivir preguntándome una y otra vez, y no aceptaré nunca nada como verdadero. No me quedará más remedio que evolucionar, desarrollarme y aprender infinitamente para al menos calmar esta sed eterna. Prefiero vivir en la incertidumbre que acomodarme en una falsa sensación de veracidad.

Hubo un silencio extraño, luego una serie de cuchicheos y el timbre sonó. Todos recogieron sus pertenencias, menos el profesor, que se quedó contemplando atónito cómo se derrumbaban sus certezas.

Lo secretos

La intimidad es minuciosa, embriagada de matices, laberíntica como las obsesiones. Existen muros que son puertas; paredes pintadas una y otra y otra vez, disimulando los colores de las capas originales; techos que creemos tan altos, pero la perspectiva en caída libre es engañosa, la realidad y los sentidos juegan con unas reglas estrictas.

Las creemos leyes, una acción-reacción eterna, densa, sin espacio alguno a la levedad. Sin lugar a duda.

Pero la mente oculta secretos.

Está poblada por diminutos seres que se susurran a espaldas de la realidad, practican el mismo idioma pero la información no se rige por nuestras leyes. El mensaje no es el mensaje, emisor y receptos se entrecruzan, las perspectivas se difuminan y las palabras se alzan o descienden mediadas por fuerzas que no saben qué es la gravedad.

Y en ese hermoso y caótico bosque se alza una pirámide. Por ella estos seres escalan, erizan, perforan, dibujan, gritan y gritan y gritan y enmudecen sin responder a la lógica.

Y de repente la pirámide, desde abajo, se precipita y toca tierra en forma de laberinto. Los pequeños seres se divierten, llegar al centeo es tan difícil que, para cuando la pirámide vuelve a ser, todos duermen maliciosos, a la espera de una nueva oportunidad.

Pero, como en este lugar no se rigen nuestras leyes, a las puertas del laberinto puede uno sentarse a contemplar. Y, en un mundo un escalón más irreal, puede uno ver las manos ondulantes, en profunda definición. Uno se vuelve uno de esos pequeños seres y corretea por los dedos de los maestros, como lo hacen los amigos que uno crea.

Y la realidad sabe de este suceso. Las metáforas se convierten en hechos. Y, en la cola para subir a la montaña rusa, hay algo que conecta los sentidos con el susurro, la lógica toma datos no válidos.

Y el cuerpo se colapsa.

Este es un arte difuso. Práctico y contemplativo, estricto en lo infinito del ingenio, el más creativo debe armarse de paciencia. En cuanto uno se piensa maestro, debe volver a empezar.

Pero si me dejas oir tus susurros, pondré a trabajar a mi irrealidad. Y, como no existen las leyes, montaremos en el mismo vagón. Y, cuando perdamos el color, nos regalaremos acuarelas. Y, cuando te sientes a las puertas del laberinto, subiré a la pirámida desde la perspectiva opuesta. Y, con todas las manos tendidas hacia ti, sabrás escoger la mía.

Después de todo, nuestra realidad tiene el horizonte bordado de amor.

Me pregunto si todo tiene una definición. Intentamos vivir de las explicaciones, encontrar un orden lógico, un por qué y una causa. Y miramos por las rendijas de las opciones, como intentando intuir un final invisible a los ojos. Las decisiones que tomamos nos definen, las que no tomamos también.

Lo aprendido se desaprende, cambiamos y evolucionamos. Dejamos tanto atrás jugando al precio justo con el karma. Pero esta letanía insulsa, ese vórtice que subyace a los demonios, cargado de esperanza.

Sé que todos os sentáis a contemplarlo los días fuertes. Intentáis como yo encontrarle un sentido humano. Espero tengáis más éxito.

Está tan vivo. Me consuela con sus brazos de anhelo y me mece en su nostalgia futura. Me arropa con verdades que me empeño en no creer. La sonrisa de su realidad me estremece.

Pero sí que me ha demostrado algo. Debo darle valor a este don de olvidar. Creía que sería una tara, y en realidad me gustaría beber de él. Al fin he entendido por qué conocer, saber de más, experimentar de más, la sola propuesta de una existencia más allá es, fue y será el auténtico castigo.

Porque la esperanza no es verdadera en esta realidad. No existe el olvido selectivo, ni la aspiración de tenerlo (que no poseer) todo.

A veces hasta oigo sus susurros crueles y dejo de creer en la magia.