El sabía, sabía que su solo tacto me volvía loca, que podía tocarme de mil maneras, de mil formas y sin embargo, decidió hacerlo de una romántica, cursi y tierna, de un modo más tangible, más sensible como lo es en el corazón.
Y no conforme con ello, supo llegar más profundo, hasta mi alma y de ahí, de ahí ya no salió, se quedó a vivir permanentemente, cómo la canción que creo cuánto me mostró su amor.
Leregi Renga
'Cuando tengan esa sensación de querer ser bueno con alguien, haganlo sin dudar, porque no saben cómo pueden cambiar la mentalidad de esa persona durante el resto del día por el simple hecho de ser amable, recordemos que ya existe mucha gente 1diota y egoísta que no tiene tacto ni para decir un simple "Hola" ó "Buenos Días".
Acércate despacio a mis dominios;
que tus dedos tanteen el espacio
ciegamente, la oscuridad que envuelve
mi cuerpo; que construyan un camino
y lleguen hasta mí a través del velo
espeso y taciturno de las sombras.
Sálvame con la luz que hay en tus dedos
si me tocan, conjura la desidia,
enciéndeme o abrásame en el tacto
esplendoroso y claro de tus manos.
Como las mariposas de la noche,
hacia la llama iré que tú convocas,
que prefiero quemarme a estar a oscuras.
Cada vez que te acercas y siento el suave tacto de tus manos en mi rostro, una descarga de ternura infinita se acrecenta en mi pecho. Tus labios son la invitación para besarlos con pasión y perderme en ellos como se pierden las olas en la playa.
Acércate un poco más, quiero sentir el latir de tu corazón junto al mio, únete al suspiro que de entre mis labios sale, a la caricia que mis manos se libera y al etéreo abrazo que de mis brazos brota tan solo para ti.
...debería escribir sobre ésto. Lo que siento no parece correcto cuando se trata de entregarlo todo. Al parecer las variantes comparan el contraste con la oscura parte de toda materia. Es un vacío que se siente profundo en el pecho cuando es mencionado el desprecio. Vaya concepto tan carente de sentir cuando es incontenible lo que quiere albergar mi envase. Trago a exhalo comprendo que si el tiempo es beneficioso y el segundero se mueve cada vez más lento, podremos disfrutar de un para siempre presente pretérito futuro. No es ausente tu silueta en la penumbra del iris que llama mi tacto a saborear su tanto. Permítele a mi gen mezclarse con tu ser, y hacer sed del hambre que tengo por pertenecer. Si no es por creer, no creer, se puede saber con solo cruzar miradas. Tu sonrisa no se resiste a una caricia. Mis ojos no evitan llorar al pensar que si lo escribo puedo evitar que suceda. A mi musa le falta seda, busco tela para tejer la forma de su felicidad. Se da cuenta de lo que puede ser capaz. Seré capa en la batalla, cubriendo la onda expansiva.
(...) Aquí empieza tu siembra y acaba juntamente
–tal se entierra a un vencido al final del combate–,
donde el agua en noviembre calará tu ternura
y el ladrido de un perro tenga voz de presagio.
Quieta tu vida toda al tacto de la muerte,
que a las semillas puede y cercena los brotes,
te quedaste en capullo sin abrir, y ya nunca
sabrás el estallido floral de primavera.
Epitafio para una muchacha | María Victoria Atencia