Claramente el nivel de misoginia interna y odio a su propia vagina que maneja Karina Milei le desoxigena el cerebro lo suficiente como para mandarse la del Salón de las Mujeres.

Desde que dejé de tener la iniciativa de hablar o escribir, no supe de muchas personas...

Y esta bien :)

Y es cierto que desde que terminamos hay lugares que no frecuento, música que no escucho y cosas que no veo.

Porque sé que te voy a extrañar en aquel paradero en dónde nos dimos nuestro primer beso, se que te voy a extrañar en esa canción que expresaba todos nuestros sentimientos, te voy a extrañar en esa película con final feliz que simulaba el que sería el nuestro, te voy a extrañar en esa foto en dónde el amor, la complicidad y el respeto no cabían en nuestro rostro...

Ciertamente hay lugares, cosas y personas a las que uno debe evitar.

14.07.23. cmsa✓

—Perro, yo le entregué el arma para que me lastimara.

—Es mi hermana.

—Y se lo dije, perro, se lo dije. La única manera en que yo renuncíe a usted, es con esto.

—Y lo utilizó.

—Sí, me destrozó.

En caso de que pensemos que el silencio

es el lugar para esconder una gran tristeza,

recuerden

que amar y ser amado es la vida misma.

Wilkie Collins

Me convertí en la villana de mi propio cuento, pero a causa de alguien mato corazón noble y dejaron sin corazón

Yo sé que existo

porque tú me imaginas.

Soy alto porque tú me crees

alto, y limpio porque tú me miras

con buenos ojos,

con mirada limpia.

Tu pensamiento me hace

inteligente, y en tu sencilla

ternura, yo soy también sencillo

y bondadoso.

                          Pero si tú me olvidas

quedaré muerto sin que nadie

lo sepa. Verán viva

mi carne, pero será otro hombre

—oscuro, torpe, malo— el que la habita...

Muerte en el olvido.

Ángel González.

No me extrañen, solo recuérdenme.

En los dibujos y pinturas.

En las canciones de Billie Eilish, Lana del Rey, Yungblud, Xxxtentacion, Lil Peep, en ‘’The Night We Me’’ y las demás que solo

quien me conoce bien sabe.

Recuérdenme en las flores, las cartas y los pequeños detalles como pulseritas y demás.

Recuérdenme en los libros, el café y los chocolates.

También en el color negro y los Converses.

En que uno nunca sabe cuanto lo quieren hasta que se muere.

Y recuérdenme demostrando todo el cariño que puedan a sus seres queridos porque nadie sabe cuando ese alguien se ira

para siempre de su vida.

Me costó soltarte...

No sabes cuántas fueron las noches que lloré pidiéndole a Dios que fueras tú.

No te imaginas las veces que Dios me dijo: “NO, ÉL NO ES”

No tienes ni idea, la cantidad de veces que me peleé con mi mamá o con mis amigas por defenderte.

No te imaginas los ataques de pánico, ansiedad y depresión que me provocaba enterarme que andabas con otras mientras me jurabas que yo era el amor de tu vida.

Aunque un día me costó irme, lo hice, a la fuerza te solté, tratando de ganarme tú odio sintiéndome como si la mala fuera yo.

No te imaginas las veces que te he extrañado, que te he stalkeado, que me he quedado pensando si todavía me recuerdas. No te quiero de vuelta en mi vida, eso traería caos, caos que poco a poco otra persona me ha ayudado a reconstruir.

—💜

Y cuando la besas lo haces con los ojos abiertos porque sabes que si los cierras aparezco yo…

Si por alguna razón el destino nos vuelve a reunir, yo misma me encargaré de destruirlo.

honestamente no creo haber podido correr ni un paso más rápido que tu hasta ahora mi apatía fue más grande conmigo No eh la cuenta de los días Ni de los pensamientos invertidos

honestamente hubiera sido más fácil que nada hubiera sido tan fácil, tal vez lance mi corazón muy lejos o tal vez no sabes como devolvérmelo

Eres mi ejemplo humanizado de que el karma no existe y de la boca de un ser completamente martirizado por tu recuerdo:

te sentí

Niña digiere la muerte

Hubo una época en la que las horas no existían. El tiempo se medía con el pasar del día y el oscurecer que acarreaba la noche. En esa época el pasar del día todavía era más largo. Durante la tarde el sol saturaba los colores y calentaba la piel de los brazos que se estiraban para poder tocar las nubes. Las noches eran cortas. No hay demasiadas evidencias que confirmen su existencia. No más que la antigua sensación de las frazadas pinchudas, los pijamas de estampas gastadas y los vidrios empañados delante de las persianas. En esa época todavía no había sido descubierta la madrugada, ni el brillo de las constelaciones, ni la forma de conejo que se refleja en la luna llena. Porque en esa época el día lo era todo. El comienzo y el final. En esa época era un deber subirse a la bicicleta y pedalear mientras se pensaba hacia dónde disparar. Agarrar baches, sortear pozos, esquivar tarascones de perros. En esa época todavía no había que anticipar ni organizar. Los deseos eran absurdos. Todavía todo se cumplía. En esa época abríamos la puerta de la casa de la abuela sin vacilar y sin permiso. Entredormida, todavía miraba la televisión con una sopa de letras en el regazo. Y después de unos cuantos ataques de pájaros histéricos, las manos todavía olían a cáscara de naranja y limón. Y de fondo atardecía de color rosa o anaranjado, y había que parpadear dos veces para sacar una foto mental porque, en esa época, todavía no guardábamos una cámara en el bolsillo. Porque, en esa época, las manos estaban ocupadas pelando mandarinas, cortando flores, agarrando mariposas por las alas. La inocencia se achica cuando uno se agranda. En esa época nunca se pensó en la posibilidad de tener que encontrarla porque nunca nadie se imaginó perdiéndola. La inocencia que se retuerce mientras se empapa de lágrimas la cara de una niña que entiende que un día los colores se opacan, que no se puede detener el correr de los segundos y que esa época termina.

Lo nuestro

Presente lo tengo

"Dos extraños. Buscando un momento. Para olvidar el tiempo. Es pasado lo que tengo".

ÁNGEL R. O.

Memorias.

-Silence