Tumgik
#no sé si ya lo mandaron antes pero por si acaso!!
latinotiktok · 5 months
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Trámites, burocracia y papeleo
14 de septiembre de 2023
Desde que nos confirmaran (allá por el mes de junio) que íbamos a ser los afortunados en poder participar en el programa de Profesores Visitantes, hemos recorrido un largo camino de trámites, burocracia y papeleo tanto en España como en Alemania. Contábamos con ello, pero a veces la incertidumbre nos ha puesto un poco nerviosos...
Por mi parte, lo primero que hice en Madrid fue renovar el pasaporte y la tarjeta sanitaria europea (que me iban a caducar). También tengo que renovar el DNI, pero por plazos no podía hacerlo antes de venirme aquí.
Lo siguiente fue actualizar el CV (Lebenslauf) y traducirlo al alemán, ya que las autoridades alemanas nos lo volvieron a pedir. Tuve que mandar a traducir mis títulos universitarios y otra documentación que ahora paso a detallar:
Vacuna del sarampión
Certificado médico oficial que acreditara que no padecía ninguna enfermedad
Certificado de antecedentes penales y sexuales (en Frankfurt lo tuve que volver a expedir porque no valía el certificado español...)
Vida laboral
Certificado de nacimiento
Aunque hicimos un par de reuniones online con el Hessische Kultusministerium y con la Consejería de Educación en Alemania, había ciertas dudas que seguían quedando sin resolver (por ejemplo, cuánto íbamos a cobrar, que a día de hoy, sigue siendo una incógnita...), aunque poco a poco fuimos conociendo el Entgeltgruppe y la Stufe en la que estábamos cada uno (debe aparecer en el TVH-Vertrag y si no es así, tienes que ponerte en contacto con el Schulamt -si son majos, te lo dan-). También tienes que enterarte de cuál es tu Steuerklasse... apasionante todo xD
Después vino la búsqueda del piso, que costó pero finalmente conseguí una buena WG, de la que ya hablaré más adelante. Pero fue una búsqueda a contrarreloj (más que nada porque no me quería quedar sin riñón jejeje).
En pleno agosto y casi desde la playa me abrí una cuenta alemana en el banco N26, de forma gratuita, rápida y segura. De momento me ha ido genial, es un banco totalmente online, tiene servicio de atención en español, en Alemania se puede sacar dinero sin que te cobren comisión y no tiene gasto de mantenimiento alguno, por lo que creo que es un acierto. No era un requisito obligatorio tener la cuenta bancaria alemana, pero yo preferí abrirla por si acaso. Así pude proporcionar este número al Schulamt.
Y al llegar a Alemania... lo primero que hice fue la Anmeldung (empadronamiento) en el Bürgeramt. Para la Anmeldung te piden siempre la Wohnungsgeberbestätigung por parte del propietario o de la inmobiliaria (a mí me la habían mandado con tiempo, así que genial). En el Bürgeramt (otro día que fui con otra cita diferente) me dieron el Meldebescheiningung ampliado, que pide el Consulado en Frankfurt para poderte inscribir. Mandé un email al Consulado de Frankfurt (hace tres semanas) con toda la documentación necesaria, pero todavía no me han contestado, así que parece que va con calma...
Y una vez esto estuvo hecho, pude ir por primera vez a mi colegio a firmar el contrato definitivo y otros documentos que solicitaba el Schulamt. Allí me pedían el Steuer-ID y el Versicherungsnummer. Para el Steuer-ID (número de identificación fiscal o de impuestos) hablé con el Finanzamt de Frankfurt y me dijeron que ellos no me podían facilitar ese número, así que lo tuve que pedir al Bundeszentralamt für Steuer y me lo mandaron por correo postal (si es la primera vez que te empadronas en Alemania, te lo dan cuando haces el Anmeldung). Para el Versicherungsnummer (número de la seguridad social) me he tenido que ir a registrar a la AOK (que es la aseguradora de todo aquel que no elige otra xD). En la AOK me pedían tener un número de teléfono alemán, pero yo sigo teniendo el mío español (a ver si lo puedo mantener todo el año...). Me dijeron que igualmente me mandarían la tarjeta sanitaria de aquí; espero que llegue en un par de semanas (aquí todo lo mandan por correo postal, a la vieja usanza).
Y no sé si se me olvida algo, seguramente sí... Mis compis visitantes han tenido cada uno una experiencia distinta en todos estos asuntos, porque no hay mucha uniformidad, la verdad. Espero estar llegando al final de todo este jaleo, porque en ocasiones, abruma un poquito... A pesar de todo, creo que merecerá la pena.
De despedida os mando una fotito del atardecer que hice el otro día...
Tschüssi!
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hala2021 · 9 months
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Llueve torrencialmente
Estoy calentando el agua para tomar. Mi comedor sigue goteando. Tendría que invitar a los vecinos a tomar un café, esos que votaron a favor de instalar el portero eléctrico; y así, poner la mesa justo debajo de la gotera. Y si hay quejas, decirles: «eso es lo que ustedes votaron».
El albañil que mandaron no trabaja ni sábados ni domingos, porque está haciendo su casa. Tal cual como yo digo, que los problemas en el mundo vienen de la izquierda, de esa política de los de abajo, de los miserables. Incluso, personas como un expresidente que usaba de eslogan la frase: «sí se puede» fue el que favoreció la villa 31, hoy «barrio 31», esos lugares en donde viven colgados de la luz. Yo no puedo comprarme una casa, pero el albañil que supuestamente me arreglará mi techo ya está construyendo la suya, ya compró el terreno y no trabaja ni los sábados ni los domingos. ¡Date cuenta de que esto es una revolución de los pobres! Incluso, los que afirman estar con los millonarios después forman alianzas con los más "desprotegidos". ¡Cómo es eso! Y su cultura decadente se ve reflejada hasta en la música, con lo popular, el reguetón y las palabras en su mejor estilo soez.
Nos espera lo peor, porque parece que va a ascender uno que finge otra cosa. En realidad, los pobres somos nosotros, los que heredamos una casa, pero la justicia dice que tenemos dinero para arreglarla. Lenta como una tortuga la «justicia» argentina hace lo que quiere y puedes estar años reclamándole al consorcio que te arregle el cielorraso. Este circo lo montan ellos. Ahora una amiga me dice que la gente anda como loca en la calle, llevándose hasta la última papa del mercado. Todo este oleaje sincronizado, ¿acaso piensas que no es controlado por muchos? ¿Y qué son los dialectos en el mundo o esas jergas urbanas si no otra cosa que conspiraciones de la izquierda? Y te introducen en sus juegos sucios y terminas hablando como ellos o participando de sus idioteces.
Tengo una vecina que me dijo que ella milita; no sé dónde. Dice que se reúne con varios vecinos, que casualmente hablan de las inundaciones en los subsuelos, en donde se encuentran los cables de la luz. Justo situado en un edificio nuevo que se encuentra a la vuelta de mi casa. Si ella piensa que yo me voy a unir a ese nido de víboras, se equivoca. Ella debe un montón de expensas, pero a su bebé le compra el mejor de los carritos. Yo jamás pude darle a mi hija uno así. Y también está pendiente de mis estados de mi celular.
¿Y acaso piensas que esas demoras en los trámites son algo casual? El otro día me contaba una amiga que a ella no le quieren reconocer los años antes de 1994, porque no fueron cargados en el Anses. No obstante, a otros que no trabajaron ni aportaron, los jubilaron igual. ¡Cómo es eso! Incluso, ambas sabemos de el caso de una mujer con una cierta discapacidad que el estado le paga todo, el hotel, todo. ¡Te das cuenta! La verdadera pobre soy yo, mi amiga y otros. Y es muy difícil discernir quién te ataca, porque se esconde, tal cual lo hacen las cucarachas. Dicen que para jubilarse debes contratar a un gestor. Y ahí entran los conspiradores, que hacen todos los trámites lento para que contrates a sus amigos gestores. Igual que los sindicatos de trabajo, en donde en los mismos puestos de trabajo cometen errores administrativos para que contrates a los sindicalistas, que ¡oh, casualidad!, están dentro de los mismos trabajos, digitando todo.
Millones de ojos que miran lo que haces y que leen tus redes sociales, sin embargo, jamás te regalan un "like" (me gusta). Mas no se pierden lo que piensas, dónde trabajas o hasta qué amigos tienes.
Los que conspiran son millones que en silencio traman en tu contra, que se hacen tus amigos para perjudicarte, aunque sea en cosas mínimas. Parecen invisibles, pero están. Descubrirte a ti, en este mar de mentiras es muy difícil, pero no imposible. Ellos se camuflan de simpáticos y de solidarios.
Llueve mucho, creo que voy a llevar las botas, porque no quiero mojarme los pies. Me espera un día de trabajo.
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viannquechelonn · 3 years
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Mi amigo Ch*ch*s
Bueno y como espero que aquí no me encuentre el payaso voy a contar la historia de mi robo.
A ésta historia la llamo "Ya suéltame ch*ch*s"
Resulta que por ahí del 2018 creo* llegué a un grupo de una tipa a la que yo ya topaba de tiempo atrás. Ella publicó el link de un grupo de wasap y entré, estando ahí era un grupo bastante x, algo de secta secreta o no recuerdo, y ella nos preguntó si queríamos entrar a otro grupo pero que teníamos que aguantar vara y yo dije "Jalo" porque con esa palabra he tomado las peores decisiones, total que nos metió y mi primer impresión era BAYA DESVERGUE.
Más de 60 personas, mi teléfono vibraba todo el día, sin abrir el grupo ya siendo de noche veía y 10mil mensajes o sea era de verdad de cállense a la verga. Pero un día dijeron "que se presenten los nuevos" y mandaban fotos y así, y yo dije ES MI MOMENTO DE BRILLAR EN UN GRUPO DE +60 DESCONOCIDOS, CLARO, QUÉ TIENE ÉSTO DE MALO?
En mi cabeza era un ¡VAMOS TILÍN, QUÉ ESPERAS TILÍN!
Y ahí voy, tal Juan Escutia y que aviento mi foto, bien no recuerdo a los que contestaron pero sí recuerdo a los 3 que me mandaron mensaje por privado Un vato al que le mama Luismi y otro que tiene apodo de becerro. Obvio esto es censurado porque quien sabe y Dios me agarre confesada y Ch*ch*s. Cuando me empezaron a escribir, Úrsula se apoderó de mi, y cual pulpo ahí estaba yo contestándole a los 3. Los tres hicieron algo *Me mandaron captura de que me habían registrado seguido de "no la vayas a cagar xfa"*
Weno, el becerro era muy chistoso mientras que luismi era muy aburrido y solo decía que le gustaba cabrón. El coprotagonista de mi historia era indiferente conmigo, pero la diferencia es que yo a él lo seguía y me gustaba mucho lo que escribía y su contenido en general, porque era muy cagado y un humor de esos mexas nacotes pero diver.
Obvio me interesó que me escribiera porque era EL VATO QUE ME MAMABA LEER.
Y un día platicando con él me preguntó si quería trabajar? Y yo órale va, jalo. Acto seguido me mete a otro grupo llamado "Cochinero" y le pregunté ¿Qué tenía que hacer? No entendía y me dijo que eran las benditas tendencias, y así empecé, usando mi cuenta principal porque ps yo no sabía ni entendía nada, ya luego me dijo que hiciera más cuentas y blah blah. Total que me divertía mucho, era una universitaria que ganaba sus pesitos por escribir tonterías, ¿era el cielo? No, no lo era. Aunque lo parecía.
En fin, me hice bastante expertita en ese tema, pero a mi me divertía. mataba mucho tiempo ahí. A los otros dos, dejé de pelarlos, al que le gusta luismi y al del apodo de becerro.
Yo empecé a caerles mal a ellos, no entiendo bien por qué. Quizás porque me ganaba la confianza del bendito Ch*ch*s y ellos eran sus grandes amigos, no sé, eso nunca lo entendí. Ahí conocí a personas muy linditas pero eso está en duda, la verdad nadie sano mentalmente podría estar ahí tanto tiempo.
Total que yo seguí en mi cuenta y resultó que vi a un tipo que escribía haciéndose pasar por otro tuitero que yo seguía hace miles de años a.C y empecé a interactuar con él, nadie me gustaba si a caso me llamaba mucho el villano de mi historia pero x.
El tipo con el que empezaba a interactuar me empezó a hacer mucha plática, platicamos mucho incluso por llamada pero solo fue por unos días, en ese momento poyoso me había encargado una tarea que era "ligarme a su archienemigo" y era como medio aburrido porque el wey ese ni me pelaba, si a caso le saqué mensajes sexosos pero muy equis.
Tiempo atrás había conocido a una chava por ese grupo, y nos hicimos bastante amiguitas, ella me contó que le gustaba el del apodo de becerro y yo le contaba cuando algo pasaba con él, tipo MORRAAAAA ME ENTERÉ QUE LE MANDÓ FOTOS A TAL, porque como ella me cae muy bien yo le decía en plan Morra, no te conviene, no te valoraaaaaaaaa.
Ella no estaba en ningún grupo mas que en el de trabajo, y un día ella me contó OYE EL *EL DEL APODO DE BECERRO* ME ANDA PREGUNTANDO MUCHO POR TI, QUE NO LE DAS BUENA ESPINA Y COSAS DE ESAS, PEEERO SEMEASE QUE CH*CH*S LO ESTÁ MANDANDO.
Eso se me hizo raro porque era como ¿Por? o sea me había encargado lo del tipo ese y cosas así, tipo, tenía la confianza de preguntarme pero no entendía por qué lo estaba haciendo.
A mi, inteligentemente* se me ocurrió hacer una captura falsa donde inventaba que había salido con el wey que me había encargado, pero guardé mi evidencia de que estaba haciendo la captura. Se la mandé y el de NEMEMES QUE SALISTE CON EL Y yo de Eiii.
Y me dijo cuéntame todo y yo le dije abr cuéntame tú mejor ¿Qué hice para que andes mandando a preguntar cosas mías?
Y el de "no entiendo". Yo le mandé la captura de que era falsa la conversación donde según decíamos que habíamos salido. Porque evidentemente nunca hubiera salido con alguien por encargo. Y ya, y me preguntó ¿POR QUÉ HABÍA HECHO ESO DE LA CAPTURA? y como no ocultaba nada le dije porque mestas investigando. O sea, si bien me valen muchas cosas él me pesaba, y dijo que porque yo había empezado a hablar con (recuerdan el tuitero con el que empecé a hacer llamadas?, ps con él) el tuitero ese y que le daba mala espina, que el pertenecía a un grupo donde tiraban tendencias y cosas así. YO NI ENTERADA, porque aunque muchos me creen bien vivita, lo cierto es que TENGO COSAS QUE HACER EN LA VIDA REAL, Y NO ME LA PASABA AHÍ. Y que creía que yo estaba como que avisándoles y cosas así, cuando en realidad el tipo ese y yo hablábamos por teléfono pa ligar y terminamos haciéndonos medio amixes o sea jajajajajaja. Y el me dijo que yo estaba haciendo mucho rollo y mi reclamo era ¿POR QUÉ DESCONFIAS DE MI? y me salí de sus grupos y dije weno, renuncio. Porque sí sentí feito la verdad, porque él se me hacía una persona muy inteligente y aparte me gustaba mucho lo que escribía. Y ya, me dijo que cuando quisiera regresar al grupo le dijera. Y yo de mmm NAHKREO.
A los pocos días estando yo en la escuelita me llega la notificación de que se había cerrado mi cuenta y yo de mmm, como estaba ocupada ni atención le puse y al llegar a mi casa intenté abrirla y no pude, busqué mi user por fuera y aparecía suspendida.
y abrieron desde una IP localizada para que en automático la suspendieran. Y yo ká. Siempre dije que no me dolía la cuenta como tal, sino que así como aquí, me la pasaba escribiendo todo, era mi querido diario desde que tenía mis escasos 15 añitos. O sea tenía un chingo de cosas ahí escritas muy buenas la verdad. Y entro a mi correo y dice "Cambio de contraseña" O sea la idea de suspensión me duró menos de 3 minutos, yo soy rápida y lista, porque antes de eso estaba un correo que decía "Cambio de user" Yo siempre he dicho que me apellido Miranda y decía algo así mi nuevo user. Busco y me doy cuenta que mi cuenta aún existía pero con otro user, el movimiento fue ese, entrar, cambiar contraseña, cambiar user. Y crearon otra cuenta, le cambiaron el user a@viannquechelon
*ch*s y le dije oye ké crees? y le conté y me dijo "te la suspendieron" y yo de nooo mira *le enseño las pruebas antes mencionadas y cierra la cuenta*. Y dije OLOVORGO, obvio corrí con@Ch
Me decía, no bb, quién sabe, a lo mejor tus nuevos amigos te la quitaron, mientras el les contaba en el grupo. Yo andaba bien tristecita porque con esa cuenta se habían ido todas mis historias. Total que a los pocos días unos de los que trabajan ahí con él me dijeron que les contó lo que había hecho y yo sentí feo porque en realidad ni hice nada.
El día que me salí de sus grupos él me dijo "Confías en las personas equivocadas" y luego de eso me di cuenta de la razón que tuvo.
Ya luego de meses me intenté vengar, no resultó pero el intento lo hice, me arrepiento de eso? Quizás sí, porque ni me enteré bien de todo, solo sé que le conté todo a quien más confianza le tuve y él me dijo que él se hacía cargo, hizo un cagadero y ya. Mi arrepentimiento va más por el hecho de que caí en lo mismo que ellos. Y ya, el punto es que eso no se termina, sigo siendo tema o me siguen buscando.
Me enteré de algunas cosillas como que cuando alguien entraba y les daba desconfianza pensaban que era yo. Y la verdad es que luego de ese desvergue que hicimos me alejé lo más que pude. Si acaso me siguen hablando algunas personas pero muy equis.
Me he enterado de otras cosas, como de terrenos y cosas legales o peleas, pero mientras menos sepa, mejor. Quizás luego cuente eso.
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ghostlyinternetlove · 4 years
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Hoy sólo quiero sacarme unas cuestiones de encima.
-Es Ocho de Marzo y tenía una maraña de pensamientos haciéndome ruido en la cabeza-
Estoy enojada...
Por las veces en que se quitan el condón o te obligan a hacer cosas que no querés.
Cuando decís que no, cuando decís que te están lastimando y a propósito te lastiman más,
¿Cómo se le llama a todo eso? ¿Amor?
A alguien le dijeron “Solo cogemos cuando vos querés” y es como “???”
Sí, obviamente, ¿Por qué cogería si no quiero? ¿Estás obligada a cogerte a un maje cuantas veces quiera, a la hora que sea sólo porque tienen algún tipo de vínculo? ¿Entienden lo horrible que suena? Léanlo otra vez, “Solo cogemos cuando querés”. Se llama consentimiento, mi hermano.
¿Es que acaso somos muñecas inflables que podes OCUPAR?
No saben la cantidad de violencia simbólica que ejercen o quieren, ansían ejercer sobre nosotras, ni siquiera la entienden, son como animales.
No es de extrañar que te quieran decir groserías a la hora de coger, o pegarte, o degradarte o humillarte
¿Qué quiere decir de ustedes ese afán de demostrar superioridad, esa necesidad de violencia, de control, de poder?
Es decir, hay hombres promedio y después están los Ted Bundy y femicidas ¿Qué les diferencia?
La necesidad de demostrar lo machos que son porque en su día a día se sienten pequeños es la misma. Piénsenlo, medítenlo.
Como cuando casi me violan y el maje del que estaba enculada me dijo “Es que sos demasiado feminista, no sé porqué pensás que el mundo es como en tu cabeza”.
Como cuando mi mamá me dijo que yo sabía lo que podía pasar.
Como las veces que decía algo en clases y pasan de ello, lo desestiman, porque los incomoda y luego un hombre repite lo que dije y se lleva el crédito.
Como cuando un profesor en secundaria nos decía que si no se masturbaban pensando en nosotras no nos querían.
Cuando otro profesor de la nada me vio sentada y me bajó la media.
Como cuando los de último año te acorralaban en los pasillos.
O como cuando aquel imbécil le tocó una teta a una amiga en la subida de las escaleras después de recreo.
Como las veces que te siguen y enllavan la puerta y no sabes cómo correr de ahí.
Como la vez que me hicieron sentir culpable de que me acosaron en la iglesia el 24 de Diciembre del 2017.
Como las veces que me han dicho zorra personas que ni me conocen y bueno, hasta gente que decía quererme.
Cuando me dijeron “Bien me lo habían dicho, seguro en Managua se la cogen entre dos”
Como cuando me dijeron que soy feminista para excusarme y “poder actuar como zorra”
No. Soy feminista porque soy mujer y no tengo PORQUÉ JUSTIFICAR mi conducta ni mis acciones, porque no te debo nada. Nada.
Como la vez que mi profesor me seguía a la biblioteca, al bar central, me esperaba en los pasillos vacíos y me castigaba en clases por no corresponderle.
Como cuando casi me violan en la casa de un amigo.
Y años después, un desconocido.
Y años antes de todo eso, una cara conocida.
Y estoy harta, verdaderamente cansada de dar explicaciones y pedir permiso para hablar, por cómo hablo, por lo que hago con mi cara, con mi pelo, con mi ropa, por cómo camino, por dónde camino, por con quién camino. Harta.
¿Cuánta mierda hay que aguantar de la gente que uno quiere para que uno diga basta?
Cuántas veces te las tienen que pegar para que te vayás, cuántas veces te tiene que levantar la voz, te tiene que empujar, te tiene que revisar el celular, te tiene que hacer mala cara cuando dijiste algo que no le pareció, cuántas veces te pidió que te cambiaras, cuántas veces te dejó sola  cuando le pediste ayuda, cuando lo necesitas, cuántas veces se tiene que cagar en vos antes de un día importante en las clases o el trabajo, cuántas veces te tiene que hacer un cuadro bolo y cuántas veces más te tiene que pedir perdón también bolo para que lo dejés.
Odio la manera en que siempre somos las malas, siempre hacemos mal, si lo perdonas, si lo dejás, si sos muy de dejar pasar las cosas o si sos muy contundente. Si sos muy sensible o si sos muy cortante.
Cuando un “amigo” o conocido te acosa y es inapropiado, si le contestas con un “sobre loquito, dale pues” y sos condescendiente, después es un “ah pero ella nunca le puso un alto”, pero si lo haces y les expresas tu inconformidad y lo incomoda que te ponen la respuesta es “uy maje, no sabía que no aguantabas una broma, sos de azúcar, así trato yo a mis amigas, sos una exagerada”.
Así que sí, las mujeres recibimos mierda en todas las esferas de nuestra vida.
En el colegio, en la universidad, en el trabajo, en la casa. De parte de gente que no nos conoce, pero sabe quiénes somos, de nuestras ex parejas, de parte de las actuales, de los tales culitos que sólo quieren usarte, de la persona que amas.
Solía sentirme sola, verdaderamente sola. Las mujeres me han salvado de esa desesperante realidad.
Recuerdo cuando me vine a vivir a Managua y al final del primer cuatrimestre con mi compañera de proyecto de Reflexión Teológica, nos estábamos desahogando. Esta maje es una de las personas más inteligentes que conozco, siempre prestaba libros en la biblioteca, vive con su mamá y su hermano, su papá era un violento, se separaron, no es responsable, y después de contarle lo sola que me sentía, lo que me hacía falta llegar de clases a una casa en que alguien me estuviera esperando y con quien pudiera hablar me respondió diciéndome que las puertas de su casa siempre iban a estar abiertas para mí.
Eso es un ejemplo de lo que la solidaridad entre mujeres es y significa, es incondicional y es probablemente una de las cosas más puras que existe.
Realmente nunca he estado sola, desde que recuerdo siempre ha habido una mujer guiando mis pasos, acompañándome o recordándome lo valiente que puedo ser.
Y leyendo o escuchando mujeres haciendo arte, en cualquiera de sus expresiones siempre me ha reconfortado porque de alguna forma siempre vamos a lograr identificarnos a través de nuestras vivencias, de nuestros dolores, de nuestras luchas y de nuestras alegrías y esto último me importa enunciarlo porque es tan común y creo que no es lo suficientemente apreciado o reconocido, como nos alegramos por la otra y cómo esa alegría se vuelve nuestra y es... no sé, no les puedo describir ese sentimiento, pero sé que lo entienden.
Porque nosotras no encontramos lazos de camaradería en solapar mierda, ni en denigrar a otros, ni en creernos más. Nosotras nos encontramos como espejos a pesar de las diferencias en la resistencia. En el amor. En el llanto. En el sentir. Porque sentimos y abrazamos eso que somos.
Y es que leyendo a Emily Dickinson, a Rosario Castellanos, Pizarnik, a Storni, a Simone, A Virginia Woolf, a Maya, a Atwood, a Austen, a Sexton, a Dworkin, a Audre, a Plath, a Elena Garro, a Gabriela Mistral (el otro día estaba leyendo una recopilación de Gabo y decía algo como “De tres premios Nobel de literatura que ha obtenido América Laguna, dos fueron chilenos, Uno de ellos, Pablo Neruda, el poeta más grande de este siglo” me pegué una arrechura porque MISTRAL>NERUDA, es como Elena Garro>Octavio Paz, no sé si sabían, pero Octavio Paz, premio Nobel de Literatura, le quemaba y rompía lo que escribía a su mujer, que fue inmensa, por miedo, por complejo de inferioridad. Y le decía loca. En tanto Neruda, iba de mujer en mujer, usando y desechando, pobre Matilde y pobre su hija, Malva, también) pero bueno, volviendo al punto, leer a otras mujeres es darse cuenta de que tenemos una muchedumbre y una diversidad de voces dentro de una misma y que están ahí contenidas, que tenemos que dejarnos salir de nosotras mismas para que nuestra voz se haga una junta con todas las otras que andan por ahí, buscando encontrarse, y reconocerse.
Acuerparse.
Recuerdo leer el Diario de Ana Frank, como a los siete y llorar y llorar porque sentía que había dos Anas dentro de ella, una buena y otra... que no tanto. Esta era una niña que me doblaba la edad, pero en quien me hallaba.
«Deambulo por las habitaciones, bajando y subiendo escaleras, y me da la sensación de ser un pájaro enjaulado al que le han arrancado las alas violentamente y que en la más absoluta penumbra choca contra los barrotes de su estrecha jaula al querer volar. Oigo una voz dentro de mí que grita: ¡Sal afuera, al aire, a reír! Ya ni le contesto; me tumbo en uno de los divanes y duermo para acortar el tiempo, el silencio y también el miedo atroz, ya que es imposible matarlos»
A los siete me sentía así y hoy, a los diecinueve, igual.
Y hablando de referencias a pájaros, recuerdo “Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado” de Maya Angelou, a quien amo profundamente. Los papas de Maya se separaron y la mandaron, a ella y a su hermano, a vivir en el Sur de Estados Unidos con su abuela y su tío lisiado, al último tenían que  esconderlo en entre las papas y las cebollas cuando el KKK hacían ronda por esos lados. A Maya la violó el novio de su mamá a los siete años, fue a juicio, ella tuvo que testificar, el hombre salió de la cárcel y lo mataron, ella sintió que sus palabras mataron a un hombre así que entró en mutismo por cinco años.
«The caged bird sings
with a fearful trill,
of things unknown,
but longed for still,
and his tune is heard
on the distant hill,
for the caged bird sings of freedom.»
 Pude hablar de que me abusaron hasta los 17, estaba en clase y el profesor hablaba de los mecanismos que tenía la universidad para denunciar el acoso, de que teníamos que acudir con pruebas y fue de esos momentos, en que es como si tu alma se separara de tu cuerpo y pudieras observarte desde afuera, que me escuché decirle a mi amigo Pedro, “pero es que no es tan sencillo, a mí me violaron a los 6 y todavía no sé cómo decirlo” pero lo estaba diciendo, y salió tan natural y fue una afirmación por primera vez.
Toda la vida desde que tenía memoria recordaba una serie de imágenes entrecortadas y me preguntaba ¿Eso es un sueño recurrente o un sueño de hace mucho tiempo que sigo recordando? Porque no quería ni contaminar mi cabeza con el pensamiento de “No, eso realmente pasó y aunque querrás enterrarlo mil metros bajo tierra va a seguir saliendo a la superficie de tus pensamientos. Y no se va a ir”.
Y no se ha ido. Pero al menos puedo enunciarlo, a mí misma, a otros. Al menos pude buscar ayuda, y vaya que les agradezco a todas las mujeres que han estado ahí para mí en todo el proceso.
Así que, un día, un amiga me llamó para preguntarme sobre el tema y mi mamá me escuchó, así que estábamos en la calle comiendo y me dijo “Vos te acordás de...”
Y casi vomito. Nunca hable porque tenía miedo y asco... y vergüenza. Pero ella sabía. Yo le dije, a los 6. Yo le dije. Y ella puso una denuncia y habló con una psicóloga. Y le pregunté si mi papá sabía y sí, también sabía. Tampoco dije nada porque sentía que lo iba a destrozar en pequeños pedacitos, porque lo recuerdo diciéndome con lágrimas en los ojos que no saludara de beso, que no estaba obligada a abrazar siquiera a alguien que no quisiera, que no confiara demasiado en los adultos, que por favor siempre le contara todo. Y cuando me decía eso, yo no sabía cómo decirle que entendía porque lo hacía y que igual, ya me había pasado.
Odio el hecho de que una vez que te abusan, quedás como enferma para el resto de tu vida. Sólo no se va, sólo no se supera, sólo se afronta de otra manera.
Odio pensar en mí como una víctima, lo detesto.
Odio pensar en ese hombre interactuando con sus sobrinos.
Odio que por años lo seguí saludando igual.
Odio que toda la vida me dijeron, no te quedés muy cerca de -, te mira de forma extraña.
Odio verlo en misa, estirando la lengua a la hora de la comunión.
Odio verlo con pareja y ella sin imaginarse quién realmente es.
Odio que he tenido el impulso de decirle a niños que no se acerquen a él, nunca.
Odio que lo sigo cubriendo y amparando con mi silencio.
Odio que ni siquiera puedo decir su nombre.
Odio que cuando pienso en eso y estoy sola siento rabia, pero puedo llorar.
Odio que cuando se me viene eso a la cabeza, pero estoy acompañada, no puedo llorar, me siento atrapada y siento como todo se encoge y las paredes y la gente me asfixian.
Odio cuando hacen chistes de violaciones porque empiezo a temblar de odio.
Odio que no se imaginan lo que me ha pasado y esperan que me ría con ellos.
Odio que nunca comprendí porqué desde niña nunca he podido dormir como una persona normal.
Odio que a veces paso horas vomitando sin poder controlarlo.
Odié cada segundo que me sentí sola en esto.
Me reconozco el hecho de que he podido sobrevivir, pero como cuesta.
Odio pensar en lo que me pasó y odio vivir a la defensiva.
Odio mirar hacia atrás cada 30 segundos.
Odio caminar con las llaves entre los dedos.
Odio a esos policías apostados afuera de los portones que me dicen asquerosidades cuando voy a comprar cigarros. Odio que a estos no les puedo sacar el dedo o decirles el asco que me dan.
Odio recordar que cuando teníamos 12 e íbamos a comprar comida frente a emergencias después de danza fueron de las primeras veces que nos acosaron y que a mis amigas les daba miedo que yo les respondiera a esos hombres.
Odio recordar el hombre en moto y con casco parqueado frente a pizza Roma que se empezó a masturbar cuando íbamos pasando después de clases.
Odio recordar al hombre en bicicleta que nos dijo que nos destrozaría la vagina a las dos cuando veníamos de correr en Fátima.
Odio recordar al maje que nos siguió desde la gasolinera de Sutiaba hasta Laborio.
Odio pensar en los dos hombres que nos siguieron desde La Asunción hasta la U de M.
Odio pensar en el maje que me siguió desde el cementerio hasta la puerta de la UCC.
Odio soñar con el hombre que casi me viola en la puerta de mi casa.
Pero también odio pensar que no sólo los desconocidos nos ultrajan, también lo han hecho conocidos, gente que creía amigos, mis novios. ¿Qué haces cuando la gente que amas no está exenta de violentarte?
Si algo me han enseñado las mujeres en mi vida es “Encontrá una voz y no la soltés nunca, es todo lo que tenés.”
Así que después de toda una vida en que me han querido tratar de prepotente, muy ruidosa, con demasiadas opiniones, demasiado exigente, demasiado demandante, de que no tengo saciedad, de que no sé conformarme, demasiado expresiva, demasiado emocional, demasiado enojada, demasiado triste, con demasiadas energías, no lo suficientemente humilde, que es mejor en ciertas ocasiones calmarse o callarse o guardarse lo que se piensa, sienta y opina. Sólo quiero decirle a todo ese ruido “No”. No te voy a dar la comodidad de mi silencio, no me van a amedrentar de esta manera con mi consentimiento nunca más. Sólo quiero decirles que su “Mujer que sabe latín, no tiene marido ni tiene buen fin” ya no significa nada para mí.
Tengo una amiguita en León que vende chicles y sueño con verla un día de uniforme, igual que a mí hermana de 10. Sueño con un mundo menos brutal para las mujeres y con un país que no las mate. Con un país donde no las obliguen a parir, donde no las obliguen a saludar de beso a su abusador, donde no las maltraten, donde todos los días tengan alguien, aunque sea una persona que las abrace y les diga que ellas pueden lograr lo que sea, que pueden ser escritoras, doctoras, abogadas, lo que sea, pero no que solo lo digan, un país que les garantice cumplir esas metas, un país que las proteja.
Porque Nicaragua es un país con nombre de mujer; pero en el que matan a sus mujeres.
Porque el año pasado hubieron 63 femicidos.
Porque en este año van 14 femicidios.
Porque por si lo olvidaban, ese 63 y ese 14, no son cifras. Son mujeres.
Son personas. Tenían una madre, tenían familia, tenían amistades, tenían sueños, tenían anhelos, tenían cosas que les dolían y cosas que las hacían felices. Como yo y como vos.
Y no se murieron porque sí. Les arrebataron el derecho a cumplir con sus sueños, les arrebataron las risas y los llantos, les arrancaron la vida.
Por último, recordar pedacitos de este poema, que es mi ancla para días como estos. Y gracias, a todas las mujeres, por existir, por ser, por levantarse todos los días y dar la lucha, en las aulas, en las calles, en los mercados, en el campo, en las oficinas, en todos lados. Mi papá siempre me ha dicho que las mujeres nacieron con temple y sí. Me lo demuestran todos los días. Gracias.
 “You may write me down in history
With your bitter, twisted lies,
You may trod me in the very dirt
But still, like dust, I'll rise.”
“Did you want to see me broken?
Bowed head and lowered eyes?
Shoulders falling down like teardrops,
Weakened by my soulful cries?”
“Just like moons and like suns,
With the certainty of tides,
Just like hopes springing high,
Still I'll rise.”
“You may shoot me with your words,
You may cut me with your eyes,
You may kill me with your hatefulness,
But still, like air, I’ll rise.”
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erickmqblr · 4 years
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Singularidad
Cuando fui a ver a María después de tanto tiempo apartados, recordé las veces que dudé de mi nombre. Nos conocimos durante la preparatoria; en el ajetreo de la vida diaria, con estudiantes pasando y viniendo, pasos apurados, muchas cartulinas, nos empezamos a hablar un día solo porque dio la casualidad que el profesor nos sentó juntos. Yo, que había pasado buena parte de mi tiempo ahí ignorando su existencia (ella tan tranquila, tan dulce, era muy fácil no darse cuenta de que estaba ahí), encontré en ella una buena amiga a quién, más pronto que tarde, le conté sobre cómo dudaba de mi nombre. "¿Cómo así?" fue su primera reacción, en vez de mirarme con asco o extrañeza: "Pues a veces creo que no me llamo Samuel. Significa: escuchado por Dios. Fue un profeta muy importante. Tú me ves y, ¿quién soy? Pues nadie." María solo se rió tranquilamente, me tocó el hombro, y dijo: "Es un nombre. Tú no necesitas ser nadie. ¿Ahora porque le puse a mi gata Campanita, se va a transformar en una campana? Pues no."
Esa respuesta me calmó un poco, aunque seguí dudando de que realmente ese fuera mi nombre. Pensé que mis padres me habían recogido en algún lugar por la periferia de la ciudad, y me pusieron así, pero que ese no era mi nombre real. No podía ser que un alma tan común como yo hubiese nacido siendo oída por Dios, pero creo que era el único que se preocupaba por eso. Cuando terminó la preparatoria, María y yo pudimos vernos cada vez menos: yo empecé a trabajar en un laboratorio, ella comenzó la Universidad estudiando turismo (siempre había dicho: quiero explorar el mundo y ayudar a otros a explorarlo), hasta que llegó el eventual momento en que nos separamos por completo. Yo en un lado, ella en otro, la vida le iba bien a cada quién por su camino. Hasta que un día ella me manda un mensaje: "¿Aló? Oye, estoy en la ciudad. ¿Nos vemos por un café para hablar?"
Quedamos en el Café Sol, en la esquina de Coronación y Teniente López, donde había un estacionamiento al lado del café y la calle tenía, más adelante, un parque al que podíamos llegar si acaso nos cansábamos de quedarnos sentados en un mismo sitio. Llegué al Café, inusualmente vacío: donde a estas horas habrían baristas colocando el espresso en las máquinas para preparar los shots de cada bebida, golpeando metal con metal, con el sonido de los moledores en el fondo triturando cada grano de café; no había nada ni nadie aparte del silencio incómodo cuando solo dos personas entran al local. María, pelirroja de ojos cafés, con un vestido largo y verde, se veía radiante a sus 24 años de edad. Yo, chamarra gris, polo azul, pantalón negro, sin mucho más que aportar al mundo. Nos sentamos a charlar un rato. María pidió un shot de espresso, yo un moka con crema batida.
   -¿Y cómo te ha ido? -pregunté para romper el hielo.
   -Ya sabes, ya sabes, nada fuera de lo común; prácticas en un lado, en otro, el hotel con sus problemas de administración, las temporadas altas llenas de familias insoportables...
   -¿Sigues teniendo al gerente de las paletas?
   -Gracias a Dios no, no, no. Ese día casi muero, a ver, ¿por qué pondrías a la nueva a entregar paletas de hielo sin que se derritan en mitad de la playa a cuarenta grados? ¿A quién en su sano juicio se le ocurriría?
   -Pues solo a él, por lo que parece.
   -Aunque, ¿estaba en su sano juicio?
   -Lo dudo bastante.
Ambos reímos. Pasamos una tarde bastante agradable. Yo, como laboratorista, le conté un par de anécdotas sobre cómo me llegaban personas a quienes les extraía 90% grasa y 10% de sangre; sobre pruebas con resultados excelentes y de mi caso más curioso hasta el momento.
   -¿Qué, qué, qué pasó?
   -Pues un día, no te lo vas a creer, en el hospital me mandaron a hacer pruebas a un paciente equis para su operación, se las iba a mandar al anestesiólogo y todo. Se las hago, y resulta que el hombre no iba a tomar bien absolutamente ningún tipo de anestesia. Estaba con mis compañeros, todos me vieron haciendo la prueba con la higiene de siempre, y hasta me ayudaron a hacerla bien, porque no sabía manipular la muestra para ese tipo de cosas. El asunto es, voy a dársela al anestesiólogo, y veo al paciente: unos treinta años, sintiendo el peor dolor de su vida por una apendicitis para la que no lo podían operar bien por tantas cosas que padecía. Lo veo y digo: ay, ojalá no tuviera ningún problema en la sangre, para que puedan operarlo bien, quitarle su dolor. Entonces...
   -¿Entonces?
   -Le doy la hojita al anestesiólogo. La lee, y me dice: qué bien, no tiene nada malo, podemos comenzar ya y usar anestesia general. Yo, obviamente desconcertado, le pido la hojita: es el nombre, número de muestra, es todo, pero ya no aparece el desorden que le hace rechazar la anestesia. Vuelvo rapidísimo con mis compañeros, hago todas las preguntas, todo sigue igual. Volvemos a hacer la prueba, con exactamente el mismo procedimiento. Y el problema se ha ido por completo.
   -Wow...
   -Sí, ¿puedes creértelo? No sé qué sucedió ahí...
   -Es casi como lo que me decías antes. De tu nombre.
   -¿Samuel?
   -Significa oído por Dios, ¿no? ¿Y, y, y si Dios te escuchó?
   -Suena como demasiado para una persona como yo.
   -Quizá -dijo, mientras parecía ponerse seria- quizá, quizá, te pasó una singularidad.
   -¿Una singu, qué?
   -Las señoras del hotel donde trabajo hablan mucho de eso. Cuando la naturaleza, Dios, o cualquier cosa por la que se rija el Universo, se alinea para cumplir momentáneamente el deseo de una, una sola persona, por muy radical que sea. Una coincidencia en un billón. Singularidad, singular, uno. Creo que en física tiene otro significado, algo científico o así, pero si tomamos este, pues...
   -Una coincidencia. Una coincidencia en un billón solo para darle sentido a mi nombre. Ja, ¿será que habré sido escuchado?
Giré a ver si podía pedirle a algún mesero que nos trajera la cuenta, pero ya no había nadie dentro del café. Totalmente vacío. En las ventanas, el cielo se veía sin nubes, y aunque debían ser alrededor de las 8, seguía tan claro como cuando entramos en la tarde.
   -Mari, ¿qué es esto? -María se giró también. Ella parecía tener toda la calma del mundo.
Me levanté de nuestra mesa para explorar el lugar. En efecto, no había ningún mesero, ni barista, ni cocinero; por las ventanas se veía una ciudad sin autos. El sonido ocupado y sucio de una ciudad como esta, llena de automóviles rugiendo, peatones a prisa rompiendo las suelas de sus zapatos lentamente con la acera, se había cambiado por un profundo silencio que parecía estarme escuchando a mí, a mi corazón, y a la voz de todos mis pensamientos. Era un silencio tranquilo, calmado, como el que se tiene cuando hablas con un amigo de mucho tiempo e interrumpen momentáneamente su conversación para pensar cada uno en lo que han dicho hasta ahora. Ese silencio que transforma el espacio: lo curva, lo nubla, le trae una cualidad suave y confortable; el aire se siente como almohadas mientras cada sonido se resume en una respiración. Mis pies eran plumas sobre el espacio vacío, y pronto, volteé a ver a María, quien estaba con una sonrisa dulce en su rostro. Me senté con ella.
   -Mari...
Cerré los ojos un momento y cuando los abrí, estaba en la cafetería, llena de gente, con meseros corriendo y los baristas alternando sus posiciones en un vaivén de salidas para el café. Los murmullos se hicieron presentes, las pisadas, el sonido de metal chocando con metal, los moledores de café gritando su trabajo. Estaba solo, con mi moka. Pedí la cuenta a un mesero.
El contacto de María ya no estaba en mi teléfono. Nadie de nuestra preparatoria la podía recordar. Su casa ya no estaba, y su Universidad no tenía registros de ella. Le di muchas vueltas al asunto, hasta eventualmente dejarlo de pensar. Solo fue hace unos días, hablando con mi papá, que lo entendí todo. Me dijo: “Una vez, con tu mamá, de jóvenes, nos preguntamos qué nombre nos gustaría para nuestros hijos. Samuel sonaba bonito. Y al escucharlo, le dije a tu mamá: ‘ojalá el chico, cuando dude de sí mismo, siempre sea escuchado por Dios’”.
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thegoldenyearsrp · 4 years
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LA CAÍDA DE LORD VOLDEMORT.
→ parte III: la desaparición de caradoc dearborn.
La colilla de cigarro cayó mientras los adornos de Navidad se retiraban, dando paso a las dulces y adorables decoraciones de San Valentín en el bar mágico. Corazones y ángeles protagonizaban las figuras que se colocaban sobre las paredes y ventanas del lugar. Febrero había iniciado y magos entusiasmados por la fecha se preparaban, en especial aquellos solteros que se miraban a través del lugar, coqueteando a base de vistazos y movimientos, probando suerte. Todos ahí parecían pensar aquello (a excepción de aquel grupo de viejos que se reían de la última maniobra ridícula realizada por un jugador de los Tornados de Tutshill en el partido pasado, creando un enorme escándalo, a pesar de que el mismo era opacado por el ruido de las otras pláticas), pero Caradoc Dearborn no lo hacía. Con el cigarro apoyado sobre el cenicero, escuchaba la música del lugar y movía su pie al ritmo de la misma, inconscientemente.
Hoy se encontraba solo. En ocasiones uno necesitaba de la soledad, él bien lo sabía. Y le gustaba su propia compañía, era agradable. Aprendió a estar consigo mismo hace mucho, algo tanto bueno como malo.
Su mirada estaba posada en un punto indefinido frente a él, sentado en aquella barra del establecimiento, tomando un trago, un día de descanso normal. Sólo que hoy no estaba de fiesta, ni había llamado a sus amigos, tampoco estaba coqueteando con alguna chica, nada de eso… Hoy era sólo él. Quizá se habría arrepentido, o no, de saber qué ocurriría después.
— Un whisky de fuego, por favor —pidió una voz a su lado. Dearborn no le prestó atención, aún perdido en los acordes de la guitarra de aquel audio que inundaba el bar. Había comenzado a mover la cabeza al mismo ritmo también—. Un desastre la Oficina Contra el Uso Incorrecto de los Artefactos Muggles, un desastre, ya te digo —murmuró un desconocido a su lado, aunque Caradoc sólo escucho palabras ininteligibles, sin prestar real atención.
El mago recién arribado se acomodó el abrigo (donde parecía llevar pesados y numerosos objetos) para sentarse con mayor facilidad. Gruñó por un lazo de gabardina que parecía no querer quedarse en su lugar.
— ¿Eh? ¿Me escuchas? —Preguntó, esta vez claramente dirigiéndose al más joven. Dearborn despertó de su ensoñación y parpadeó, para después girar la cabeza hacia su nuevo acompañante. Se trataba de un mago de avanzada edad, seguramente uno de esos empleados del Ministerio que estaban hartos de la administración y se quejaban de todo. El cabello blanco y un par de lentes, las arrugas en el rostro, expresión de haber visto mucho durante la vida; lucía frustrado mientras el vaso de whisky aparecía frente a él.
— Todo el Ministerio de Magia es un desastre —opinó Caradoc con cordialidad, dando una fumada a su cigarro. Su vista volvió a dar al frente.
El mago refunfuñó, negando con la cabeza rápidamente. — Tres horas para la confirmación de un mago empleando una batidora muggle para intentar realizar una poción venenosa. ¿Qué más necesitaban? El maldito objeto estaba freído. Era muy claro —se quejó nuevamente, bebiendo hastiado de su trago. Caradoc rió a medias, con una curva casi entretenida en los labios.
— ¿Se le acabaron los calderos acaso? —Bromeó, aludiendo al culpable de aquella anécdota.
— Me parece que estaba un poco demente. Ya no distinguía entre calderos y todos los otros recipientes en esa casa. Impensable —explicó el señor, llevando a cabo aspavientos exagerados—. Lo mandaron a investigar. Le encerraron mientras tanto. No en Azkaban… En esas celdas… Las sucias, que están detrás de la Oficina de Aurores —arrugó la nariz, claramente encontrando desagradable dichos espacios.
Caradoc volvió a carcajearse con suavidad.
— Sí, las conozco —reconoció, pasando una mano por el tabique de su nariz con diversión. Una vez terminó en una de ellas con Alastair, su amigo. Fue una ridiculez de la adolescencia, una decisión mal tomada de tantas—. Apestan a orín de elfo.
El hombre asintió, una mueca de asco formándose en sus facciones.
— Detestable —concedió. Una vez más sorbió del vaso frente a su persona mientras Dearborn le observaba de reojo—. El Ministerio está patas arriba.
"El mundo está patas arriba" pensó Dearborn, más no consideró decirlo en voz alta.
— Sí, es aún más desastroso que antes —con la corrupción y guerra presente en la comunidad, el Ministerio de Magia era una calamidad. En la Orden se hablaban de mortifagos infiltrados en todas sus ramas; las exigencias de las personas por la cantidad de desapariciones y asesinatos apabullaban al instituto de justicia; y personas huyendo del país, realizando el papeleo, tardaban horas en conseguir el avalo. Todo ahí era un enorme nudo de incongruencias y problemas.
El mago le observó de arriba abajo por un momento, y después comentó: — ¿Ah que es bueno no trabajar ahí, uh? —Juzgó. Volvió a girar la vista lejos de Dearborn—. Debe ser bueno no ser un empleado del Ministerio en medio de tanto caos. Ser viejo y estar cansado tiene sus defectos al momento de lidiar con magos oscuros —suspiró.
Caradoc volvió a mirarle de soslayo, curioso.
— ¿Auror?
— No, no, no —negó el mago, tanto con la cabeza como con sus palabras, cerrando los ojos y dando a entender con su expresión que los despreciaba—. Esos no hacen nada, inútiles. Oficial en la Oficina Contra el Uso Incorrecto de los Artefactos Muggles —ingirió del whisky y largó un gruñido posteriormente—. He estado detrás de ese escritorio por años… Cuarenta para ser exactos —clavó un vistazo de reojo a Dearborn—. Un largo tiempo, más del que tú debes haber vivido.
Caradoc curvó los labios en una media luna.
— Suena agotador —opinó, tomando de su propio trago. El otro mago limpió por encima de su boca con un gastado pañuelo de tela.
— Lo es… Pensé que con Bagnold como Ministra el asunto se calmaría un poco —admitió el extraño—. Parece que justamente fue lo contrario. Esos bastardos cada vez se inmiscuyen más en el Ministerio. La situación está en descontrol. De locos, te digo —meneó de un lado a lado la cabeza de forma desaprobatoria.
Caradoc podía entender muy bien. Cada vez se tornaba peor. Más noticias sobre desapariciones y asesinatos plagaban no sólo El Profeta (que se callaba muchas cosas), también la información de la Orden del Fénix. Por más redadas que realizaran, o pistas que siguieran, no encontraban nada. Es como si se convirtieran polvo en el aire. Como si desaparecieran. Una mierda.
— Necesitaban el incentivo, supongo —expuso el hombre a su lado, elevando la barbilla—. Una hija de muggles en el puesto más alto… Por supuesto que no les agrada. Por eso están fastidiando más que nunca.
Dearborn consideró que tenía razón. Si perdieron el poder con Travers, tener a Millicent encima de ellos era suficiente razón para temer (y para quebrar su orgullo desbordado). No tenían el control entero del Ministerio, eso los asustaba y avivaba sus actitudes odiosas.
El muchacho guardó silencio. Costumbre ya era que las personas se desahogaran con él (era un bartender después de todo), y había escuchado un montón de cosas, sólo que normalmente se encontraba detrás de la barra, no lado a lado con el susodicho.
— Se rumorea que Bagnold está creando una fuerza especial secreta para combartirlos… No sé qué está esperando —emitió el hombre, restregando su frente a la par que su codo se acomodaba en la madera de la mesa—. Se necesita un grupo especial, eso decimos en la Oficina… Pero Bagnold continúa sin tomar cartas en el asunto. Los aurores no son suficientes…
Aquello atrapó la atención de Caradoc.
— ¿Una fuerza especial? ¿Algo así como un escuadrón especializado en perseguirlos en el Ministerio y afuera? —Indagó.
— Eso cuentan… O probablemente sólo es el deseo de la gente… Están asustados… Y desesperados. La idea de un grupo especial para combartirles suena a salvación —objetó el mago—. Y es probablemente secreto, para que no lo vean venir.
Caradoc asintió lentamente. Bien, ya existía, y él formaba parte del grupo… Desgraciadamente los mortifagos ya sabían… Por suerte no conocían los rostros que integraban la fuerza de contraataque. Recordó a Marlene por una fracción de segundo… De ella sí que supieron. Un retortijón se produjo en su estómago al rememorar el deceso de la rubia.
¿Ya habrían identificado al resto?
— Suena bien —declaró Caradoc y el vaso de alcohol volvió a pegarse a sus labios.
— Por supuesto, Bagnold tendría que tomar a sus mejores aurores… Pero no quedarse en ello y utilizar a otros magos del Ministerio. Debería tener ojos en todos lados —razonó el mayor.
Oh, bueno, Dumbledore los tenía. Desafortunadamente los malditos enmascarados se escondían entre lo más oscuro y en ocasiones ni la luz más poderosa era capaz de revelarlos.
— ¿No existe una forma de hablar con ella y proponerlo? —Caradoc optó por sugerir, entrelazando sus manos sobre el cristal del recipiente que contenía su bebida—. Pedir una cita con su asistente…
— Bagnold no tiene asistente. Dicen que piensa que no son de fiar… Y tiene razón.
El muchacho afirmó con la cabeza. Sí, era una decisión sabia, digna de Millicent.
— Es muy joven y a la vez muy inteligente… Desgraciadamente a veces necesitas la experiencia de años.
Dearborn encogió los hombros. — Quizá. Pero creo que el Ministro al que asesinaron era bastante mayor… Y tampoco fue capaz lidiar con el problema.
El viejo mago le concedió la razón con un movimiento de cabeza.
— Un maldito desastre… —Susurró el adusto hombre, vista perdida al frente.
El silencio surgió entre ellos por minutos, durante los cuales ambos bebieron en silencio. El hombre contempló su reloj. Dejó el dinero correspondiente sobre la barra y se puso de pie.
— Maldita porquería —gruñó por abajo, molesto por un par de… ¿Cucharas? Tenían una forma peculiar—. Buena noche —se despidió el hombre—. Con un poco de fortuna, nuestra Ministra hará algo al respecto.
Caradoc movió la cabeza a modo de despido. — Buenas noches —respondió—. Eso espero.
El hombre sujetó su sombrero y lo colocó sobre su desaliñada cabeza.
— Después de todo, la juventud es nuestro futuro y parece, única salvación —expresó. Dearborn arrugó el ceño con ligereza, casi imperceptible. Le observó iniciar su camino hacia la salida.
— Sí, supongo —conjeturó que se refería a Millicent y los jóvenes aurores.
El hombre le miró por encima de la espalda y le sonrió en una línea firme. — Ten cuidado, muchacho.
— Usted también —respondió Dearborn, alzando su vaso. El mago se marchó sin más. Caradoc mantuvo la vista sobre el hombre, un tanto pensativo.
No estaba muy seguro del porqué.
— Dearborn —confirmó al arribar a aquel oscuro callejón, a dos calles del bar mágico. Rodolphus y Bellatrix Lestrange, Barty Crouch Jr. y Baptiste Travers atendieron—. Dearborn es uno de ellos.
Bellatrix fue la primera en dudar, su rostro se ladeó y una de sus cejas se alzó con la amenaza que solía abundar en su semblante. — ¿Cómo estás tan seguro, Yaxley?
El adusto y viejo mago se convirtió de pronto en un joven de cabello rubio y sonrisa arrogante y peligrosa.
— Confía en mí, Bellatrix —replicó con seguridad, aquel aspecto maníaco tan suyo aflorando en su expresión.
La mencionada jugueteó con su varita, no muy certera de la información recabada.
— Sólo digo que… si te equivocas… el Señor Tenebroso se enfadará mucho —objetó la mujer, acercándose a Yaxley a paso pausado, hasta estar frente a él.
— No erro, Bellatrix. Dearborn es uno de ellos —la curva en los labios de Corban se sostuvo, a la par que contemplaba fijamente a su compañera—. Tacha a Prewett de la lista. Sólo me habló de idioteces, como siempre —le indicó a Travers esta vez. El muchacho hizo lo estipulado.
— Gideon Prewett no es parte de ellos, entonces… —suspiró tras anular al nombrado de la lista de sospechosos—. No me sorprende, demasiado tarado para serlo —Baptiste elevó la vista y una risa pequeña emergió de sus labios. Fue un gesto burlón compartido por Rodolphus y Yaxley, sin embargo Bellatrix se mantuvo inerte.
— ¿Qué hay de Burbage? —Investigó la mujer sin apartar la vista de Yaxley; una ceja elevada en sus facciones—. Adora a los malditos muggles.
— Es demasiado cobarde. No podría ni defenderse a sí misma —manifestó Corban. Su conversación con la rubia no fue más que tímidos comentarios de parte de ella. Estupenda idea disfrazarse de una tierna e inocente muggle común.
— Burbage tampoco, entonces —Baptiste cruzó el nombre de la lista mágica. Alzó la cabeza hacia el mortifago contrario, el ceño alzado—. ¿Entonces Dearborn?
El rubio asintió, nuevamente una sonrisa de conocimiento extendida en su trastornada faz.
— Si te equivocas, vas al frente, Yaxley —le amenazó Rodolphus con el dedo índice. No pensaba pagar por los errores de un compañero inútil al instante de juzgar a otros. Justamente Voldemort lo escogió por su gran poder de manipulación y disfraz, no tenía permitido fallar.
— Oh, créeme. Quiero ir al frente… El Señor Tenebroso me va a premiar —sonrió satisfecho, confiado de su conjetura.
Las cuatro figuras desaparecieron en humo negro en el aire.
Aquel viernes Caradoc realizó varias visitas. Encargos de la Orden, reuniones con amigos, demás asuntos que necesitaban ser atendidos.
Hoy, por alguna razón, se sentía… Diferente.
Colocó el ramo de flores blancas encima de la tumba de sus progenitores. En silencio contempló los nombres de sus padres tallados en aquellas lápidas grisáceas.
"Unidos más allá de la muerte" leyó en su cabeza, una frase redactada en ambas tumbas.
Una familiar mano se colocó sobre su hombro; compañera. Caradoc no tuvo que voltear a ver, era Danny Wood, su amigo, él siempre tenía aquellos gestos con los demás.
— Descansen —susurró Dearborn hacia sus padres, acomodando el ramo antes de decidirse a partir y ponerse de pie.
El humo del cigarro de Alastair Montague, su amigo, impregnó su olfato rápidamente.
— ¿Uno? —Le ofreció Montague. Caradoc asintió con una media sonrisa y escogió de la cajetilla.
— Se morirán de fumar tanto —juzgó Ivan Davies, su amigo, mientras salían del cementerio.
— Es cierto —concedió Michael Bones, su amigo, arrastrando su bicicleta consigo—. ¿Pero no piensas que no es el mejor comentario luego de salir de un cementerio y que Caradoc visitara a sus padres? —Objetó el joven, observando con el ceño a medio fruncir al rubio siempre falto de tacto.
— De todas formas lo iba a decir —respondió Davies, inexpresivo, con las manos en los bolsillos de su abrigo.
Danny soltó una risa, al tiempo que volvía a tocar el hombro de Caradoc y presionaba. Otra muestra de compañerismo. Una sonrisa se produjo en los labios de Dearborn.
Eran una bola de estúpidos.
— No tenemos mayor información sobre su hermana, señora Bletchley… Las investigaciones aún se están llevando a cabo —habló Frank Longbottom, su compañero de la Orden, con amabilidad a aquella mujer de angustiadas facciones, la cual buscaba respuestas en la Oficina de Aurores.
— Pero si les he dado todo… ¿Qué más necesitan? —Exigió la mayor con expresión recelada.
— Estamos siguiendo las pistas existentes, se lo aseguro —Fabian Prewett, su compañero de la Orden, intentó tranquilizarla esta vez, con la gentileza y educación que le destacaba.
La bruja negó con la cabeza numerosas veces, sin dar crédito a lo avisado.
— Inútiles —masculló antes de abandonar el lugar, sin dar oportunidad de hablar a los aurores. Fabian y Frank se quedaron con las palabras en la boca, mirándole marchar por la puerta…
Alice Longbottom, su compañera de la Orden, suspiró pesadamente. — No hay nada… Nada —expresó fastidiada, mientras anotaba quien sabe qué en un pergamino con prisa.
— Investigué en la cafetería donde dicen que la vieron… Pero nadie sabe de ella —aportó Angela Finnigan, auror, dando pequeños golpesitos a la palma de su mano con un par de pergaminos de informes mañaneros.
— A estas alturas podría estar… —Finnick Snow, su antiguo compañero de la Orden, dejó la oración sin terminar, cómo quien no quiere la cosa. Dorcas Meadowes, su amiga, continuaba reposando sobre la mesa, con el rostro cubierto por sus brazos y el largo cabello castaño. No había hablado, ni se había movido, para nada.
— ¿Qué tienen que ver los Bletchley en todo esto? —Preguntó Caradoc intrigado. Acudió a brindarle información importante a Moody, su compañero de la Orden, esa mañana.
— Lo mismo que todos nosotros, ¿no? —Señaló Fabian con un encogimiento de hombros—. No quieren unirse a él —susurró, para que sólo los presentes le escucharan.
Alice resopló. Caradoc notaba en su arrugado ceño que no estaba nada contenta con la investigación y la situación general en sí.
— Buenos días. ¿Se encuentra Alastor Moody? —Preguntó una voz conocida. Caradoc se levantó del sitio donde se hallaba reposando su cabeza y volteó, para encontrarse justamente con aquel hombre de hace unas tres noches, el mismo mago al que escucho quejarse por un rato.
— Se encuentra en una junta, ¿señor…? —Angela no consiguió hallarle nombre al recién arribado.
— Vane. Remund Vane —respondió con una ligera sonrisa amable. Sus ojos observaron la oficina entera y dieron con Caradoc—. Ah, tú de nuevo… ¿Así es cómo conoces las celdas?
Dearborn alzó la barbilla a modo de saludo.
— No. Sólo vine a dejar una denuncia —mintió, porque como buen miembro de la Orden del Fénix, desconfiaba del resto.
— Otra más para el gran archivo —dedicó miradas a los aurores presentes, dejando entrever que les consideraba una bola de incompetentes—. Regresaré más tarde, entonces. Buen día —deseó a los empleados y en seguida dirigió una mirada a Dearborn—. Seguiré tu consejo.
Caradoc alzó las cejas y le sonrió con un deje de confusión.
— Buen día —contestó y el mago volvió a sonreírle en una firme línea, para después marcharse.
— ¿Lo conoces? —Preguntó Frank una vez estuvieron sin su presencia, su rostro denotaba extrañeza.
— Nah. Es uno de esos viejos que van a los bares y te cuentan la historia de su vida y cómo son realmente infelices —explicó Dearborn sin mucho interés, aunque por dentro le parecía… Una inusual coincidencia—. Nada importante.
— Siempre hay de esos —comprendió Fabian con una sonrisa divertida, antes de carcajearse con suavidad y acercarse a los informes del día.
— ¿Qué hay más allá de la muerte? —Preguntó, apenas conociendo las palabras, la tierna voz de la pequeña Luna Lovegood, que jugaba con una ramita a la cual envolvía con un largo pedazo de pasto.
Caradoc volteó a ver a Rosalind Bungs, su amiga, la cual encogió los hombros. ¿Por qué una niña les cuestionaba de algo tan profundo en un sitio tan tranquilo cómo un parque? Sin duda era hija de sus padres.
— Mi madre dice que hay un lugar muy bonito… Si eres buena —le respondió Bungs con dulzura, exhibiendo una sonrisa cálida en sus facciones.
— ¿En verdad? —Preguntó la niña, alzando su mirada azulada con ilusión—. Que bien —sonrió feliz, atando la plantita contra el pedazo de madera.  
— Luna, vamos. Papá nos espera —escucharon la voz de Pandora Lovegood, su amiga, la cual acudía a buscar a su bebé. La rubia recogió a la infante del pasto entre sus brazos—. Iremos a ver la exhibición de Da Vinci. Dicen que estaba loco y posiblemente era un mago —anunció a Caradoc y Rosalind, sonriendo con gran emoción.
Ambos observaron a la blonda con confusión.
— Fue bueno verte, Caradoc —Pandora se dirigió a su amigo—. A ti también, Rosalind… Aunque nunca hemos hablado… Pero está bien —una vez más les dedicó una enorme y radiante sonrisa. Con Luna pegada a su cuerpo, la mujer se irguió—. Nos vemos —se despidió con cordialidad. La bebé la imitó, agitando su manita.
Rosalind se despidió de la misma forma de la niña y su madre, sonriendo con ternura. Caradoc la copió y también sacudió su mano tras decirles adiós.
— Entonces, ¿crees que si soy bueno iré a ese sitio? —Le preguntó Dearborn a su amiga, girándose hacia ella. La aludida rió con gracia.
— Sí, creo que irás ahí si has sido bueno… ¿Lo has sido? —La joven alzó ambas cejas en un gesto bromista.
— Eso quiero creer —juzgó Dearborn, causando una carcajada de parte de la castaña, y suya también. El muchacho viró la vista hacia el horizonte, aquel parque donde todo respiraba tranquilidad.
— ¿Crees que Marlene haya ido ahí? —Preguntó Caradoc tras una pausa, sin siquiera pensarlo dos veces.
Rosalind tardó en responder, su vista situada en el mismo punto inconexo que su acompañante.
— Sí, creo que está ahí —sonrió la castaña, volteándose hacia él.
Caradoc también sonrió.
Las sombras se alargaban con la noche. El aire se respiraba diferente… Caradoc andaba por la calle hacia su departamento tras un largo día, sus manos inmersas en los bolsillos de sus pantalones vaqueros. Desde que abrió los ojos esa mañana, cargaba con esa emoción. Por lo mismo acudió a situar un ramo de flores en las tumbas de sus padres, parecía una despedida. Curiosamente también avistó a todos sus amigos más cercanos, sin planearlo si quiera.
Y a ese hombre, por supuesto. Sus palabras quedaron impresas en su memoria: "Después de todo, la juventud es nuestro futuro y parece, salvación."
Le provocaba una sensación extraña.
Sus pisadas eran todo lo que se escuchaba en aquel silencioso vecindario.
Hasta ahora.
— Caradoc —lo nombró una profunda y peligrosa voz. El muchacho se detuvo de pronto. Al girarse encaró a una figura encapuchada. Uno de ellos.
Su mano sujetó su varita inmediatamente.
— ¿Quién eres? —Desafió. Y contra todo pronóstico, aquella persona reveló su identidad sin precaución existente.
Con pasos sigilosos se acercó a él, retirando la capucha.
— Al Señor Tenebroso le encantará saber que nos deshicimos de uno más —una sonrisa macabra pintó los labios de una deleitada Bellatrix Lestrange.
— ¿De qué mierda hablas? —Exclamó confundido. Su varita apuntaba a la bruja sin indecisión. ¿Qué demonios estaba pasando?
Bellatrix se limitó a ladear el rostro. De la nada dos encapuchados surgieron y le sujetaron firmemente de los brazos, y entonces el vecindario se esfumó.
Aparecieron en medio de un campo, lejos de la alborotada ciudad.
— Suéltenme, par de idiotas —farfulló Caradoc, tratando de escapar del fuerte agarre. A su alrededor se encontraba Bellatrix y un par de encapuchados más. La mujer avanzó hasta trazar una suave línea con su varita sobre el rostro de Dearborn.
— ¿Por qué peleas?... No vas escapar —avisó con suavidad, una tenebrosa sutileza, acompañada de una perversa apariencia.
— Debiste ser más precavido… Pensé que serían más inteligentes —de otra capucha sacada surgió aquel viejo mago. El mismo hombre del bar, aquel de la oficina en la mañana.
El asombro no evadió las facciones de Dearborn, pero tampoco lo hizo la furia. Continuó buscando liberarse de ambos mortifagos, aunque parecían estar hechos de piedra y ser ineludibles.
— No todo es… —Y con un movimiento de varita, Corban Yaxley apareció en lugar del adusto anciano—. Lo que parece.
— Maldito —bramó Caradoc con el semblante impregnado por la ira. Jamás lo pensó… ¿Cómo se enteró? ¿Qué dijo exactamente? ¿Cuál acción le delató?
Pero era joven e ingenuo aún.
— ¿No quieres reunirte con mamá?... ¿Qué hay de papá? —Bellatrix empleó aquella voz infantil y burlona, abundante de una inocencia corrupta e inexistente. Caradoc intentó darle un puñetazo, fallando por el control que poseían aquellos encapuchados sobre su figura—. ¿Por qué tanta reticencia?... Estarán felices de verte. Y tú a ellos.
El muchacho le sostuvo la mirada sin parpadear, odio, enfado y asco flameando en sus ojos. ¿Cómo se atrevía a nombrar a sus padres? Jodida bruja estúpida.
— ¿Me van a matar? Pues háganlo... No le temo a la muerte. Menos si es defendiendo lo que debo, no estando de rodillas frente a un degenerado homicida —escupió sin filtro alguno. Y es que el temor se esfumó de su sistema tras perder a su padre. Ya no existía más por temer.
Bellatrix le volteó el rostro con una bofetada.
— No te atrevas a hablar así del Señor Tenebroso, maldito traidor —farfulló la mujer entre dientes, las aletas de su nariz vibrando y sus labios también. La había hecho enfurecer y bastó con unas palabras; Caradoc se enorgulleció de ello.
— Bellatrix, no hay tiempo para tus ataques de histeria… —Intervino alguien más, acercándose al punto central del encuentro y frenando a la mujer con la mano en alto. Reveló su rostro—. Hay que terminar con esto —pronunció Barty Crouch Jr., con la cabeza en alto al mirar a Caradoc—. De rodillas —ordenó, y sin esperar a que Dearborn obedeciera, utilizó un Imperio para doblar las extremidades ajenas. Por más que Caradoc evitó que así fuera, experimentó un dolor en las mismas mientras llegaban a tocar el pasto—. ¿Ahora quién está de rodillas frente a un degenerado homicida? —Emitió el insolente mortifago, acompañado de una orgullosa sonrisa.
Caradoc le escupió en seguida.
— Come mierda, Crouch. Tú y tu maldito señor tenebroso —rugió empapado de cólera, tensando la mandíbula.
Bellatrix por poco intervino una vez más, insultada por la ofensa a su señor. Sin embargo Barty volvió a contenerla con su palma.
El aludido sonrió con maldad, mostrando su dentadura en un gesto sinvergüenza.
— Marlene terminó mucho peor. ¿Lo recuerdas, no?
Caradoc gruñó enloquecido, meneándose con fuerza entre los dos mortifagos que le sujetaban con el fin de separarse de ellos.
— No digas su nombre…
Barty le dedicó otra sonrisa, burlona y malévola, de un ser podrido por dentro.
— El Señor Tenebroso es una fuerza imparable —se hincó hasta estar a la altura de Dearborn y levantarle la barbilla de una manera asquerosamente delicada con un dedo—. No hay forma de detenernos.
Dearborn le sostuvo la mirada con valentía, su cuerpo estremeciéndose de la rabia. — Los detendrán… Todos ustedes se van a pudrir, malditos puñeteros de mierda —prometió, quijada atiesada y expresión del más puro aborrecimiento. Acto seguido, Barty se puso de pie y le examinó en silencio, sin ninguna expresión.
— ¿Muy cobarde para asesinarme, Crouch? —Le retó Dearborn, cabeza en alto y una ceja desafiante también. No existía miedo, no existía angustia. Si así sería su fin… Lo aceptaba. Luchó por lo correcto.
— Oh, a ti no te vamos a matar… Sólo vas a… Desaparecer.
Y acto seguido, se esfumaron.
Surgió en un lugar irreconocible, un piso de un azul frío por la temperatura. En seguida un montón de encapuchados comenzaron a golpearlo, sin espera, sin freno, indefinidamente.
"¿Voy a ir allá? ¿Dónde mamá y papá están? ¿Lo hice bien? ¿Fui suficiente?"
Aquel último pensamiento cruzó su cabeza. Alguien se lo llevaba a rastras.
Y después ya no sintió nada.
Una inusual lechuza, de colores oscuros, se paró en el alfeizar de la ventana de la Dirección. Albus Dumbledore giró la cabeza con tranquilidad al verla arribar.
Cuidadosamente avanzó hacia ella, una corazonada, un terrible presentimiento, invadiendo su pecho. El ave se marchó de inmediato tras dejar correspondencia.
"Jamás encontrarán su cuerpo."
Escrito en letras oscuras. Adjunta, una foto de Caradoc Dearborn golpeado y maltratado de la forma más terrible, tendido en un suelo de madera, descansando de la brutal acometida. Pero vivo.
Dumbledore alzó la vista hacia la ventana, donde aquella ave oscura solía hallarse.
"Desapareció" rezaba en la parte trasera de la foto.
. . .
Caradoc Dearborn desapareció.
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cindercodesstuff · 4 years
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MONSTRUM
EPISODIO I: Coyote & Perro Salvaje
Mi nombre es Fundowck, Fundowck Yell. Y estoy casi seguro de que no soy feliz.
13 de Abril de 1973
El entrevistador del programa recién a color abre las puertas dando el pase al famoso actor de películas de terror, Fundowck Yell.
– Bueno amigos, ya saben quién está aquí. Como ustedes lo pidieron, la gran estrella; ¡Fundowck!- Dice con entusiasmo, desde su mesa.
Justo para cuando menciona el nombre, dos "monstruos" salen de un telón de color rojo para caer al suelo. Se separan uno del otro y parecen estar golpeados, estaban teniendo una pelea. Ambos se levantan y se miran uno al otro, con la misma intención de hacerse daño, hasta que se detienen por percatarse de que están en frente de todo un público.
El primero es la estrella, Fundowck, un coyote gris antropomórfico quien parece ser el más golpeado pero con sangre en las manos; mientras que el otro, parece ser un perro, de pelaje morado pero igual de antropomórfico. El resto de personas son humanas.
–¿Porqué tienes sangre en el hocico? - Pregunta el entrevistador al otro atacante.
El otro, en cuanto escucha la pregunta, responde con un ataque de ansiedad y sale corriendo.
Capítulo 1: Coyote
La alarma suena, una mano (o pata) golpea el despertador y enseguida pasan varias cámaras de filmación de la época de los 70's a comenzar a grabar.
Mi nombre es Fundowck, y creo que esto de ser famoso, me está dejando de gustar. Nah, ¿A quién engaño? Esto es lo mejor que me pudo haber pasado en toda mi vida.
Este se levanta de la cama y apenas le ponen algo de maquillaje para empezar a filmar una escena de un show de televisión acerca de detectives. En la cinta este apenas se levantó para empezar el día.
Con un lápiz escribo esto en mi diario y al mismo tiempo en mi cabeza ¿No es genial? Mi psicóloga me visita una vez a la semana para saber que estoy bien conmigo mismo, me dio este diario para narrar todo lo que pienso, es bueno, pero a la vez estúpido.
– ¡Rápido, cámara nueve, acción!
– ¿Dices que viste a Nahuala visitar los campos llenos de flores? - Menciona Fundowck, en su papel.
– No lo sé Jack, he estado tan distraída que... - Dice la actriz.
Fundowck no le presta atención por saber lo que puede poner en su diccionario.
Pues bien, siempre me siento discriminado. Este es un mundo raro, convivimos tres tipos de especies, aunque yo siempre he visto solo dos. Somos subdivididos como los carnívoros, los herbívoros y los humanos. Para mí sólo somos "Monstruos " y humanos, hace mucho se nos calificó con ese nombre, lo cual me molesta mucho, ¿Qué nos dice que ellos no lo son?
Quizá cuando alguien lea esto es porque ya estoy muerto, para eso faltan años. Les explico; los monstruos tenemos la capacidad de vivir mucho más tiempo que los humanos. Por lo que me han enseñado en el colegio, los monstruos por cada tres años y seis meses, cumplimos un año, lo sé, es una locura. Pero en sus términos, vivimos hasta los 250 años, lo cual es una locura. Aparte, se nos considera bebés sólo el primer año, de bebé a niño a los 5 y de los 5 hasta los 20 se nos considera adolescentes.
Por ello, redactando mi autobiografía, nací en el año 1940 y tengo 7 años, estamos en 1975, si no me equivoco. Soy un adolescente algo joven, pero disfruto mi vida, la adoro.
Al terminar de grabar, todos salen de su casa y vuelven a sus hogares, excepto Fundowck, quien, su casa, era el ser de estudio, literalmente ahí filmaron la película, en su hogar.
– Bien, hora de ver maldita televisión- Dice mientras se hecha en el sillón a ver la tele.
Sacó una lata de soda Coca Cola y empezó a bebersela, también saca el diario donde narra lo que sabe, hasta que alguien tocó a la puerta apresurado.
Fundowck deja su bebida en el suelo, se levanta cansado.
Demonios, ¿Ahora qué?
Cuando abre la puerta, lo que parece ser una bestia vagabunda entra empujándolo y cierra la puerta. Sacado de sus rieles, lo mira con mal ojo.
– ¡¿Qué crees que haces, idiota?! - Dice Fundowck bastante molesto.
– ¡Perdón, perdón! Sólo deja que... - Dice el chico, que parece de su misma edad.
El chico descuidado rápidamente se acerca al sótano de la casa de Fundowck, antes de entrar lo toma de la camisa.
– Escucha, recuerda esto; soy tu primo que estaba en Europa, estuve por un intercambios estudiantil. ¿Sí? Por favor, juro que no me tendrás que ver nunca en tu vida, sólo hazme este favor. ¿Está bien? - Dice el chico, preocupado.
– ¡No, no está bien! - Dice Fundowck molesto.
La policía toca a la puerta con agresividad.
Capítulo 2: Perro Salvaje.
Kaion se encuentra corriendo, el que tenía la apariencia de perro se encontraba corriendo en la calle por la noche abrumadora. Con el hocico lleno de sangre, acaba de salir huyendo de la escena principal, se detiene un momento al saber que ya no lo están persiguiendo lla guardias de seguridad. Se da cuenta de que está sólo en medio de la carretera.
Expulsa el aire agitado, se termina sentando en la tierra para descansar, es de noche y apenas lo alumbra la luz de la luna.
¿Probando? Uno, dos tres.
Mientras ve con miedo la tierra llena de sangre, se pasa la mano por el hocico que gotea de la misma. Tiene miedo, le aterra la idea de creer que irá a prisión.
Bien, ya lo reproducí y sí se oye bien, qué alegría. Bien, uh, mi nombre es Kaion. Kaion Licaomah. Pues bien, estoy grabando mi voz con una grabadora de voz, eso hacen, obvio. Y por medio de esto quiero ser consciente de lo que hago cuando estoy sobrio o ebrio, cualquier cosa que pase primero.
Para comenzar, la historia de mí vida... La historia de mí... vida. Pues bien, nací en 1958, mis padres son Ockregon y Esther Licaomah, una pareja que se vio forzada a casarse por un hijo, la misma historia cliché de los niños conflictivos, pero ese no es mí caso, soy bastante exitoso, de hecho, hace diez años me mandaron a vivir con mis tíos temporalmente. Lo cual es sorprendente.
Les explico, se supone que mis papás querían que trabajara y trajera algo de dinero, así que me mandaron con mis tíos que se dicen ser "reptiles". Podrían caber perfectamente en la sección de carnívoros, en fin, estos tíos trabajan vendiendo "polvo mágico " a otros carnívoros, pero nunca herbívoros, se supone que era un ayudante, pero me veía más bien como un esclavo, todo el día trabajando sin paga y sin baño. Así que...
Kaion se levanta del suelo, ya que logra ver a lo lejos las luces encendidas de un automóvil, este inmediatamente vuelve a comenzar a correr, huyendo del automóvil, espantado.
Me escapé.
24 horas antes.
Kaion, de igual forma y pose, se encuentra huyendo de la policía, con ropa holgada y el pelaje bastante sucio, parecía un vagabundo. Pero finalmente se había escapado del hogar de sus tíos, pasa que la patrulla lo persigue por ser testigo de una venta ilegal de droga, no quiere testificar por miedo a que sus familiares le castiguen. Huye agotado y como primera solución ve una casa de alguien que parece ser un millonario.
Corre hacia esta casa, toca la puerta, le abren y entra de golpe, encontrándose con el dueño de la casa, un coyote de color gris, parece de su misma edad, pero este es más bajo que la estrella de cine.
Rápidamente, ocurre la secuencia de su conversación, se mete en el sótano y saca, de entre varias cajas, una lata de pintura fresca de color púrpura.
Así que estaré recolectando estas cintas en una caja de zapatos normal, aunque no los uso pero, da igual. Ojalá y esto funcione para no volverme loco.
Capítulo 3: La mentira.
Los policías entran a la casa bruscamente, quitan todo lo que les estorba y tratan de buscar al testigo. Kaion esta debajo, en el sótano.
– Esto es un mal entendido oficial, entran a la casa equivocada. - Dice Fundowck.
– No lo creo señor, aquí vimos que entró el monstruo, ahora cierre el hocico si no quiere que nosotros también lo metamos a prisión. - Dice el oficial.
– ¿Disculpa?
– Lo puedo meter a prisión si se me da la gana, ustedes los monstruos no tienen ningún derecho ni de hablarnos a los humanos, ahora cierre el hocico, quédese en su lugar y déjenos hacer nuestro trabajo.
[Fundowck] A esto me refiero, desde 1535 nos han tratado así, ellos nos conquistaron porque tenían mayor inteligencia que nosotros antaño, creíamos en dioses y en sacrificios, ellos llegaron con sólo la creencia de que había un solo dios y nos conquistaron. Desde esa época, nos han tratado como si siguiéramos siendo los mismos simios ignorantes, sin ofender.
Los oficiales bajan tras escuchar un ruido en el sótano, al bajar con armas de fuego en mano, bajan al sótano y se topan con Kaion, pero no lo reconocen. Se ha pintado todo el pelaje con el color morado, parece insignificante pero era el único rastro que tenían para diferenciarlo.
– ¡Manos arriba, identifiquese!
– ¡Soy Jack May, soy el primo del de arriba!
– ¿Esto es cierto?
– Sí - Dice Fundowck- Estaba de intercambio estudiantil en Europa y ya regresó.
Tras esto, los oficiales bajaron la guardia, no tenían tiempo que perder, el testigo seguía afuera huyendo, así que salieron desesperados y sin despedirse, dejando todo en desorden.
Fundowck se cruza de brazos y mira mal a Kaion. Este solo lo mira con los brazos abajo.
– Uh... Gracias, te debo una, ¿Me prestas tu baño?- Dice preocupado.
– ¿No quieres también un café? - Dice Fundowck, con sarcasmo.
– De hecho...
– ¡NO! ¡Viniste a mi casa, eres un completo desconocido y ahora quieres aprovecharte de todo lo que tengo! ¡¿ACASO ESTÁS IDIOTA?!
– Cálmate, sí, lo sé, te puedo pagar.
Kaion, saca de su bolsillo un montón de billetes agrupados con una liga, cada billete es de 10 dólares.
– Sólo quiero darme un baño y algo de ropa, y ya, te pago y me iré para siempre
Fundowck acepta el trato, se va a su cuarto a dormir un rato, pues está cansado del día.
Kaion entra a la bañera, inmediatamente gira la llave y en lo que está se llena él se queda viéndose en el espejo.
[Fundowck] Entiendo que la vida a veces es buena, pero cuando sabes que estás en un pozo profundo y no sabes cómo salir, sólo pataleas. Ser famoso es parte de mi vida, y lo disfruto, y sé que mi camino para protagonizar la película de mis sueños llegará algún día, mientras que escribo esto en el año 1970, sé que cuando lo haga, me reiré de ésta página.
Kaion se deja de ver en el espejo, se quita la ropa y las cosas que tenía las pone encima de la taza del baño, se adentra a la bañera, y deja recargado un revólver. Pasa que escaparse no era lo correcto, así que tuvo que defenderse. Se acomoda en la tina y comienza a tallarse el cuerpo y pelaje, dejando ver cómo la poca agua que caía terminaba de color negro.
Pasan unas cuantas horas, finalmente Kaion sale del baño, ya limpio y con la melena cortada, arreglado y dejando ver que es un licaón (perro salvaje africano). Sale con la típica vestimenta de aquella época.
[Fundowck] Pues bien, recibí una invitación al show de James Clay, uno de los mejores entrevistadores de la televisión, en poco tiempo puede que me haga mucho más famoso, la cita es en dos horas, así que será algo grande.
Fundowck choca con Kaion, este lo mira mientras se soba la cabeza por el golpe, y finalmente de sus bolsillos saca el montón de dólares.
– Ten, toma lo que necesites. Gracias por la ropa. -dice Kaion para después darle el montón.
– Gracias. - responde Fundowck, quedándose con todo.
Fundowck intenta meterse al baño, pero Kaion se lo impide.
– Disculpa, pero te faltó darme el cambio.- le responde Kaion.
– ¿"Cambio" de qué? Te dejé pasar , te escondí de los policías, dejé que usaras mi ropa y te estoy cobrando la ropa que definitivamente te quedarás porque yo ya no tocaré lo que tú traes puesto.
– ¿Disculpa? Me estás quitando más de 1,500 dólares por todo eso, ¿Estás bromeando? ¡Devuelveme mi dinero!
– Olvídalo, ya es mío. Ahora lárgate antes de que llame a la policía de nuevo, esto es bastante importante para mí y no me puedes arruinar esto. Ya lárgate. - dice Fundowck.
Kaion solo se le queda viendo con una expresión de odio, con tanta rabia que en cualquier momento le iba a soltar una paliza.
Capítulo 4: El Show.
Fundowck llega en su automóvil, lo deja en el estacionamiento y baja, en un esmoquin arreglado para la ocasión, quiere dar la mejor presentación posible. Llega por la parte trasera del local y la gente de producción lo recibe con maquillaje, listos para mostrarlo a escena.
– Bien, te quedarás en ese cuarto de allá, estará Joel para que te vigile de que nadie entre, ¿De acuerdo? Quédate ahí y cuando de el tercer tiempo pasas detrás del telón y al decir tu nombre pasas- dice el sujeto de producción.
– Bien, gracias. - contesta Fundowck.
Fundowck entra a la sala, cierra la puerta. Joel se queda afuera para vigilar que nadie entre después de Fundowck. Fundowck se ve en el espejo, está preparado y sabe que este será su oportunidad para lucir el buen actor que puede ser, hasta que un reflejo en la ventana lo entorpece.
Kaion se encontraba sentado en el asiento con el nombre de Fundowck. Con el revólver en mano, le apunta a Fundowck, este tiembla la mano, le quiere hacer creer a Fundowck que le podría disparar si él quisiera, pero realmente se muere de miedo por dentro.
– Dame mi dinero.- Dice con la voz tímida.
Fundowck se asusta, rápidamente trata de sacar el montón de billetes
– ¡Claro, claro! Tómalo, está en mi bolsillo derecho.- dice Fun.
Cuando Kaion se acerca a tomarlo, apenas mete la mano la puerta de la sala se abre de forma forzada, en seguida entra Joel para embestir a Kaion. Este al ver el intento, saca el revólver pero no le dispara, es embestido y este choca contra el espejo con el que Fundowck trataba de reflejarse. Fundowck ayuda a Joel a quitarle el arma.
Cuando Kaion trata de imponer fuerza, por accidente apunta cerca de Fundowck y aprieta el gatillo. Nada, el revolver todo este tiempo tenía el seguro. Por los nervios de ir a prisión, Kaion empuja de una patada al abdomen al guardia. Quita el seguro y le apunta al guardia.
– ¡ESPERA! - dice Kaion.
Justo dispara por miedo y mata de un disparo al guardia, justo en ese momento apenas se abrió el telón tras ver que el show había comenzado. Los aplausos y gritos de la gente evitaron que el disparo se escuchara, lo hizo, pero todo mundo estaba demasiado ocupado en sus asuntos.
Kaion miraba con terror el cuerpo del guardia, inmediatamente tiró el arma. Fundowck corrió a intentar tapar la herida de este, pero ya era demasiado tarde. Kai tomo el montón y estaba por irse huyendo, hasta que Fundowck lo alcanza y embiste, lo quería meter a prisión.
Ambos forcejean.
– ¡Dejame en paz! ¡No fué mi culpa!- dice Kaion.
– ¡Claro que lo fué, tarado!
– ¡Lo siento! ¡Sueltame! Si me acusas, diré que es culpa de ambos, tú me robaste mi dinero.
– ¡Yo puedo robarte el dinero que yo quiera, tú no puedes matar a una persona! - dice Fundowck.
Kaion se le quita de encima y muestra su mano/pata derecha, mostrando que tenía a la grabadora de voz grabando. Reproduce cuando Fundowck dijo "Yo puedo robarte el dinero que yo quiera".
– Mira, si dices algo de mí, yo liberaré esta cinta, si bien no te mete a la cárcel, matará tu carrera en el cine. Así que no puedes decir ni hacer nada.
Fundowck, con odio, le gruñe y le embiste. Le intenta quitar la grabadora, pero Kaion le muerde el brazo con rabia acumulada, manchandose de sangre el hocico. Fundowck se separa, toma una lata gigante de pintura púrpura y se la mete en la cabeza a Kaion.
– ¡(...)Él es Fundowck!-dice el entrevistador.
Kaion y Fundowck terminan empujando hacia el telón y salen a escena, Fundowck con la sangre del asesinado en manos, y Kaion con la sangre en el hocico de Fundowck, quitándose la cubeta de la cara.
Capítulo 5: El nuevo comienzo.
Todos en el público están consternados por lo que están viendo, no saben si es sangre o pintura.
[Kaion] Así que heeme aquí, encerrado en mi cuarto grabando audios. Acerca de mi vida ¿Cómo terminé así?
Kaion inmediatamente sale huyendo, mientras que otros guardias lo siguen, este toma el revólver del suelo y al salir por la parte trasera, avienta todo a un basurero, incluyendo la chamarra que tenía puesta. Un vagabundo que pasaba recogió las cosas y se las llevó más tarde.
Fundowck se queda en el escenario, ve al entrevistador.
– El sujeto mató a Joel, intenté salvarlo, lo juro.- dice Fundowck.
– ¿Tú no sabes quién era?- pregunta con miedo el entrevistador.
Fundowck deja un espacio de silencio para recordar que puede romperse su carrera si dice que sí.
– No, no sé quién era.
Finalmente, Kaion huyó hasta llegar a la carretera, donde lo persigue otro vehículo.
[Kaion] Pero sinceramente, está bien ser un monstruo, creo que es menos peligro que terminar siendo un humano.
El vehículo lo arrebasa, quien iba manejando el vehículo no era nada más ni nadie menos que un señor de treinta años, rubio y alto.
– Soy doctor.- dice el desconocido- ¿Quieres que te lleve a tu casa?
Kaion voltea un momento hacia atrás, para saber que nada lo espera en aquella ciudad.
– Llévame a donde sea.-Dice Kaion para después subirse.
Era curioso, nadie llevaría a un monstruo empapado con sangre en el mismo vehículo.
—————————————————————————————
Gracias por leer, esto se supone que es un boceto o guión para el inicio de un cómic, pero que tomará mucho tiempo y por ello solo público la historia como redacción escrita y como novela.
Muchas gracias por leer, si lees gustó puede que siga subiendo el resto de capítulos que ya hice.
Respondo cualquier duda y respeto cualquier opinión, si es que he violado alguna regla o no tengo permitido publicar algún tipo de contenido que ha aparecido haganmelo saber para censurarlo, también leo sugerencias. GRACIAS.
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lecturasdiarias · 4 years
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Lecturas del Domingo 5º de Cuaresma - Ciclo A
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Lecturas del Día Domingo 29 de marzo de 2020
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel 37,12-14
Esto dice el Señor Dios: “Pueblo mío, yo mismo abriré sus sepulcros, los haré salir de ellos y los conduciré de nuevo a la tierra de Israel.
Cuando abra sus sepulcros y los saque de ellos, pueblo mío, ustedes dirán que yo soy el Señor.
Entonces les infundiré mi espíritu y vivirán, los estableceré en su tierra y ustedes sabrán que yo, el Señor, lo dije y lo cumplí”.
Palabra de Dios
Salmo Responsorial
Sal 130 (129),1-2.3-4ab.4c-6.7-8
R./ Perdónanos, Señor, y viviremos.
Desde el abismo de mis pecados clamo a ti; Señor, escucha mi clamor; que estén atentos tus oídos a mi voz suplicante. R./ Perdónanos, Señor, y viviremos. 
Si conservaras el recuerdo de las culpas, ¿quién habría, Señor, que se salvara? Pero de ti procede el perdón, por eso con amor te veneramos. R./ Perdónanos, Señor, y viviremos. 
Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra; mi alma aguarda al Señor, mucho más que la aurora el centinela. R./ Perdónanos, Señor, y viviremos. 
Como aguarda a la aurora el centinela, aguarde Israel al Señor, porque del Señor viene la misericordia y la abundancia de la redención, y él redimirá a su pueblo de todos sus iniquidades. R./ Perdónanos, Señor, y viviremos.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 8,8-11
Hermanos: Los que viven en forma desordenada y egoísta no pueden agradar a Dios. Pero ustedes no llevan esa clase de vida, sino una vida conforme al Espíritu, puesto que el Espíritu de Dios habita verdaderamente en ustedes.
Quien no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. En cambio, si Cristo vive en ustedes, aunque su cuerpo siga sujeto a la muerte a causa del pecado, su espíritu vive a causa de la actividad salvadora de Dios.
Si el Espíritu del Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, habita en ustedes, entonces el Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, también les dará vida a sus cuerpos mortales, por obra de su Espíritu, que habita en ustedes.
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según San Juan 11,3-7.17.20-27.33b-45
En aquel tiempo, se encontraba enfermo Lázaro, en Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. María era la que una vez ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera. El enfermo era su hermano Lázaro. Por eso las dos hermanas le mandaron decir a Jesús: “Señor, el amigo a quien tanto quieres está enfermo”.
Al oír esto, Jesús dijo: “Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella”.
Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Sin embargo, cuando se enteró de que Lázaro estaba enfermo, se detuvo dos días más en el lugar en que se hallaba. Después dijo a sus discípulos: “Vayamos otra vez a Judea”. Los discípulos le dijeron: “Maestro, hace poco que los judíos querían apedrearte, ¿y tú vas a volver allá?” Jesús les contestó: “¿Acaso no tiene doce horas el día? El que camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; en cambio, el que camina de noche tropieza, porque le falta la luz”.
Dijo esto y luego añadió: “Lázaro, nuestro amigo, se ha dormido; pero yo voy ahora a despertarlo”. Entonces le dijeron sus discípulos: “Señor, si duerme, es que va a sanar”. Jesús hablaba de la muerte, pero ellos creyeron que hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les dijo abiertamente: “Lázaro ha muerto, y me alegro por ustedes de no haber estado allí, para que crean. Ahora, vamos allá”. Entonces Tomás, por sobrenombre el Gemelo, dijo a los demás discípulos: “Vayamos también nosotros, para morir con él”.
Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania quedaba cerca de Jerusalén, como a unos dos kilómetros y medio, y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para consolarlas por la muerte de su hermano. Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas”. Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará”. Marta respondió: “Ya sé que resucitará en la resurrección del último día”. Jesús le dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?” Ella le contestó: “Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo”.
Después de decir estas palabras, fue a buscar a su hermana María y le dijo en voz baja: “Ya vino el Maestro y te llama”. Al oír esto, María se levantó en el acto y salió hacia donde estaba Jesús, porque él no había llegado aún al pueblo, sino que estaba en el lugar donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con María en la casa, consolándola, viendo que ella se levantaba y salía de prisa, pensaron que iba al sepulcro para llorar allí y la siguieron.
Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo, se echó a sus pies y le dijo: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano”. Jesús, al verla llorar y al ver llorar a los judíos que la acompañaban, se conmovió hasta lo más hondo y preguntó: “¿Dónde lo han puesto?” Le contestaron: “Ven, Señor, y lo verás”. Jesús se puso a llorar y los judíos comentaban: “De veras ¡cuánto lo amaba!” Algunos decían: “¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego de nacimiento, hacer que Lázaro no muriera?”
Jesús, profundamente conmovido todavía, se detuvo ante el sepulcro, que era una cueva, sellada con una losa. Entonces dijo Jesús: “Quiten la losa”. Pero Marta, la hermana del que había muerto, le replicó: “Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días”. Le dijo Jesús: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” Entonces quitaron la piedra.
Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: “Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo ya sabía que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho a causa de esta muchedumbre que me rodea, para que crean que tú me has enviado”. Luego gritó con voz potente: “¡Lázaro, sal de allí!” Y salió el muerto, atados con vendas las manos y los pies, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: “Desátenlo, para que pueda andar”.
Muchos de los judíos que habían ido a casa de Marta y María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.
Palabra del Señor
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nethwan · 5 years
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Salvación
Warning: Contiene un tema delicado. Si eres susceptible, por favor no lo leas, pero si tienes una mente abierta, adelante. 
Language: Spanish
Summary: Mei y Lars se enamoran, pero las circunstancias en las que viven harán de su amor algo prohibido, incluso un pecado. 
https://www.fanfiction.net/s/13375000/1/Salvación
https://archiveofourown.org/works/20432474
_______________________________
Mei miraba por la ventanilla del auto mientras Yao le explicaba su situación. Con Jiang trabajando en el extranjero y Jia-Long en un internado, pensaba que tal vez trataba de deshacerse de ella también. Aunque en realidad, lo único que él deseaba para su hermana era protegerla de los peligros del mundo exterior. Acababa de cumplir veinte años y recién concluía sus estudios en aquel prestigioso internado para señoritas al que la había enviado.
Yao sintió que la echaría mucho de menos, pero se convenció con el hecho de que estaría segura. Con él viajando a causa de sus negocios, no podría tener tiempo para cuidarla. Incluso pensaba que el que ella aprendiera un oficio la pondría muy por encima de las demás muchachas de su categoría. Aunque con el dinero que heredara no necesitaba trabajar para ganarse la vida, al menos tendría algo en que ocuparse.
“Pero ¿Por qué un convento? Ni siquiera somos católicos” preguntó Mei por centésima vez.
“Ya te expliqué. Un amigo me dijo que su hermana accedió a irse como institutriz a Londres, por lo que el lugar está libre. Aprenderás muchas cosas aquí, además, no es como si fueras a ser una monja, sólo estarás aquí para ayudar”.
Mei aún no estaba convencida, pero no podía oponerse. Después de todo Yao se había hecho cargo de ella desde que era pequeña. Más que un hermano mayor le tenía el mismo respeto que le hubiera inspirado su padre.
Se despidieron con un abrazo y sobre todo con la inquebrantable promesa de que él volvería a buscarla y ella podría salir de ese lugar para no volver jamás.
Los días pasaron uno a uno igual al anterior. Mei se levantaba muy temprano y cumplía sus tareas con esmero, siempre esforzándose y tratando de pensar que algún día saldría de ahí. Quizás eso era mejor que haberle organizado un matrimonio de conveniencia, como le pasó a una de sus amigas. Estaba pensando en eso mientras llevaba algunas compras, cuando de pronto tropezó con alguien tirando lo que ambos llevaban.
“Lo lamento, no me fijé por dónde iba” se disculpó Mei, ayudándole a recoger sus pertenencias.
“No hay problema, yo tampoco me fijé” dijo una voz grave delante de ella.
Mei tuvo que mirar hacia arriba para encontrarse con un rostro serio, pero preocupado, dueño de un hermoso cabello rubio como el sol y los ojos verdes más hermosos que había visto. Era el joven padre recién llegado. Él a su vez se sintió bajo un encanto al ver esa cara tan bonita, sus ojos color miel y sus labios suaves como los pétalos de una flor.
“Mi nombre es Mei” dijo ella torpemente.
“Soy Lars”
Ambos se saludaron con un apretón de manos y sonrieron. Ninguno de los dos pudo olvidar ese encuentro.
Todos los días, Mei lo veía pasar a la misma hora, aunque no pudiera estar cerca de él, se conformaba con una mirada furtiva y que éste le devolviera el saludo, inclinando levemente la cabeza. Andando el tiempo, se detenían a conversar de cualquier cosa y ella lo hacía reír con sus ocurrencias. Como resultado, en más de una ocasión recibió una mirada severa de parte de alguna de las monjas. Él siempre la defendía diciendo que no había mejor medicina para el alma que una buena carcajada. Respuesta que tampoco recibían de buena gana.
Como ninguno de los dos quería terminar con esa amistad, decidieron escribirse cartas a diario para contarse todo lo que el mundo no les dejaba.
Poco a poco fue conociéndolo mejor, se enteró que fue su tío quien lo obligó a tomar los hábitos. Se resignó pensando que al menos así estaba a salvo de vivir bajo el mismo techo que un alcohólico bueno para nada y en la ruina. Al menos podría estar en paz.
Mei escondía muy bien las cartas y se tomaba su tiempo leyéndolas. Trataba de convencerse de que su amistad era simplemente eso. Pero por más que lo negara, sabía que se había enamorado de él. Sufría en silencio, comprendía que si se percataba de sus sentimientos, la rechazaría. Él era un hombre prohibido que jamás sería suyo ni de nadie.
Un día ya no pudo más con el peso de su secreto y fue a confesarse. Él se sorprendió al verla ahí.
“Padre, últimamente un hombre que no es nuestro Señor, ocupa mis pensamientos”
“¿De quién se trata?” dijo él, con el alma en un hilo, no muy dispuesto a escuchar la respuesta.
“No le puedo decir. No puedo”
Después de eso se alejó de él, trataba de evitarlo y a su vez, él trataba de buscar respuestas. ¿Quién era ese hombre? ¿Quién había ganado ese afecto que por derecho debía ser suyo? Pensó y se sorprendió ante semejante revelación. Mei no era la única que sufría en silencio por un amor que creía no correspondido.
Lars pasó noches en vela atormentado por esas ideas, no quería comer ni salir. Sólo pensaba y deseaba a Mei. Sentía que ese amargo sentimiento lo carcomía por dentro. No quería admitir que eran celos. Además le estaba faltando al respeto a la institución que le había dado esa libertad tan querida.
Finalmente una noche, alguien tocó a su puerta.
“Estaba hablando de usted” dijo Mei sollozando y arrojándose a sus brazos.
Él la estrechó con fuerza, sintiéndose aliviado. Tomó su cara entre sus manos y enjugó sus lágrimas, después se inclinó para besarla. Era la primera vez que ambos probaban un beso tan dulce, lleno de amor y entrega.
Varias noches más se encontraron en su habitación. Se amaban a escondidas y compartían la carga de ese pecado al día siguiente. Y así vivieron su amor en silencio por unos meses, sin pensar en las consecuencias, abrazándose en la oscuridad e imaginando que eran libres. Lo que no sabían es que algunas personas empezaban a sospechar y los vigilaban de cerca.
En las últimas semanas, Mei comenzó a sufrir mareos y nauseas. Pensó que quizás algo que comió le había caído mal, así que no le puso atención, hasta que un día mientras barría el patio, sintió el mareo de nuevo y se desmayó. La llevaron al médico para hacerle unos análisis, pues temían que esto empeorara.
El doctor  Oxenstierna respiró profundo antes de dar el resultado a la abadesa.
“No sé cómo decirle esto” dijo, limpiándose los lentes y aclarándose la garganta. “Es un asunto muy delicado”.
“Dígamelo de una vez, ¿acaso es grave?” preguntó ella tranquilamente. Aunque ya sabía cuál sería la respuesta. En lo profundo de su corazón rogaba por estar equivocada y que todo fuera producto de su insana imaginación.
“La señorita Wang está embarazada”
La abadesa suspiró frustrada. Aunque no tenía pruebas, las miradas decían mucho más que mil palabras. Esa misma noche, confirmó sus sospechas y fue testigo de cómo Mei iba a encontrarse con Lars.  
Aquél par al que tanto vigiló se estaba burlando de todos, profanaron las leyes sagradas de la pureza. Ambos estaban corrompidos, ella por seducir a un joven que se consagraría a servir a dios y él por aprovecharse de una chica tonta y desequilibrada.
Sin embargo, esto no debía desencadenar un escándalo, qué diría la gente al saber que entre ellos había tan grandes pecadores. Así pues, se comunicó con los superiores de Lars y todo fue manejado en secreto y bajo la más rigurosa discreción.
Pensaron en un castigo especial. Casarlos sería solaparles su falta de decencia, necesitaban otra forma de hacerles pagar por ese desliz. Como Mei estaba ahí por una situación especial, no podía caerles la misma condena, así que llamó al hermano mayor para hablar con él.
“¿Sabe quién pudo hacerle esto?” preguntó Yao sorprendido.
“Sí, por supuesto que lo sé” dijo ella sin inmutarse.
Después de mucho discutirlo, acordaron que él pagaría una especie de multa y se llevaría a Mei de regreso a casa.
Por otra parte, Lars asumió toda la culpa y aceptó su expulsión sin replicar. Sin embargo, no terminaba ahí, ahora estaba obligado a realizar trabajos forzados de por vida. Partió muy temprano en un autobús rumbo al campo, sin siquiera poder despedirse de Mei. Dio una última mirada, pensando en ella y en su dulce sonrisa. La estaba abandonando con el producto de su amor en el vientre y sintió que en ese mismo momento acababa de morirse en vida.
Mientras tanto, Yao fue a ver a Mei. Estaba despierta, con el rostro bañado en lágrimas, mirando hacia un punto inexistente en la pared. Él tomó una silla y se sentó cerca de ella. No sabía lo que debía decirle, simplemente la tomó de la mano y esperó a que ella se tranquilizara.
“Mei, nos vamos a casa” le dijo, acariciándole el cabello.
“Lo lamento, Yao, en verdad lo lamento” dijo mirándolo por fin.  
Yao la llevó a la casa que tenían en la campiña, donde vacacionaban cuando eran niños. Durante el trayecto, Mei guardó silencio, quería morirse. Al llegar se encerró en su antigua habitación y lloró hasta quedarse dormida. Yao entró a verla para obligarla a comer.
“Mei, sé que no es el momento para preguntarte esto, pero ¿Qué piensas hacer?”
“Voy a tener al bebé. Es lo único que me une a él ahora. No sé a dónde lo mandaron, nadie me quiso decir… él no abandonaría de esta forma, así que algo debieron haberle hecho” dijo llorando amargamente.
“Tranquilízate, todo va a estar bien”
“No debiste haberme aceptado de vuelta. Yao, te fallé, traicioné tu confianza. ¿Por qué no me echaste a la calle?”
“Le prometí a nuestros padres que te cuidaría. Además yo fui el que te encerró ahí en primer lugar. No estoy contento, de hecho estoy molesto con lo sucedido, pero eres mi hermana ¿qué clase de persona sería al dejarte a tu suerte en ese estado?”
“Lo siento…”
En los meses siguientes, Mei se hizo cargo de la casa y se convirtió en una especie de asistente para Yao. Estaba dispuesta a pagarle hasta el último centavo que había invertido en ella. Finalmente, un día de primavera dio a luz al niño que con tantas ansias había esperado. Y sólo  por él tuvo ganas de seguir viviendo. Lo llamó Vincent, como el querido abuelo de Lars.
Durante los siguientes tres años, Mei varias veces estuvo a punto de marcharse con él niño, conseguir un empleo como costurera, oficio que aprendió en el convento, y rehacer su vida en otra parte, lejos de las miradas de desaprobación de la gente. Pero Yao siempre terminaba convenciéndola de quedarse, de que no le molestaba su presencia y que necesitaba quién lo ayudara con la administración de la casa. Y sólo porque la soledad del hermano la conmovía, se quedaba.
Y también, todos los días rogaba porque Lars estuviera bien, rogaba porque volviera a ella, de alguna forma, de algún modo. Incluso se conformaba con verlo, encontrarlo por casualidad en la calle, en el mercado, donde fuera. Su corazón le decía que aún estaba vivo.
Entonces, una tarde mientras tomaba el té, alguien llamó a la puerta. Yao respiró profundo, estaba ansioso y Mei se lo hizo saber.
“Creo que hoy tendremos una visita importante” dijo él, esperando no equivocarse.
Mei no entendía a qué se refería, pensó que quizás algún amigo estaba invitado o a lo mejor era un socio importante. Yao fue a abrir la puerta y regresó a los pocos minutos. Cuando Mei miró al invitado, se llevó las manos a la boca para ahogar un grito.
“Hola” dijo Lars tímidamente, entrando a la sala.
Ella se acercó todavía sin poder creerlo. Lo miró de arriba abajo, se veía más fuerte y mayor de lo que recordaba, tenía las manos rasposas, llenas de callos por el trabajo pesado, estaba un poco ojeroso y pálido, además tenía una cicatriz arriba de la ceja. Mei le acarició la mejilla y después lo abrazó. Ambos lloraban de alivio y felicidad, por un reencuentro tan anhelado que creían imposible.
“Lamento que me tomara tanto tiempo encontrarlo” dijo Yao.
“Está bien, lo importante es que está aquí. Pero ¿cómo?” preguntó ella.
“Bueno, él parecía importante para ti, así que estuve buscando aquí y allá, investigando, hasta que unos amigos me ayudaron a encontrarlo”
Entonces, Mei entendió por qué no la dejaba irse. En ese momento, el pequeño Vincent que no había perdido detalle de lo que pasaba, se acercó a su madre para abrazarla, mirando a Lars con recelo. Él lo observó bien y después miró a Mei. Lars pudo reconocer un poco de sí mismo en el niño.
“Él es…”
Ella asintió y tomó a Vincent entre sus brazos para que lo viera. Aunque al principio se mostró tímido, el pequeño se dejó cargar por Lars. Especialmente después de que Mei le dijera que él era su padre. El niño no entendía qué sucedía, pero un papá le pareció una idea interesante.
“Se llama Vincent”
Lars sonrió y abrazó al niño, luego abrazó a Mei. Por fin estaban juntos. Yao les dio un espacio para que hablaran y se pusieran al día. Lars y Mei no podían dejar de mirarse y abrazarse. Luego de un rato, por fin le contó lo que había pasado.
Esa funesta mañana, tocaron a su puerta y le dijeron que lo sabían todo. Tuvo miedo de lo que pudieran hacer contra ella, así que no opuso resistencia y aceptó toda la culpa, lo destituyeron de su cargo y entonces lo condenaron a pagar su falta con trabajo forzado. Sin embargo nada lo turbó más que cuando le contaron que había dejado a Mei embarazada. En ese momento su mundo se vino abajo completamente, porque no estaría a su lado para apoyarla.
El trabajo en el campo era pesado y la paga una miseria, apenas le alcanzaba para comer. Laboraba largas jornadas y al llegar la  noche quedaba deshecho. Se aisló de los demás porque estaba seguro de que conocían su secreto, solamente un anciano le hablaba a veces, al parecer él también había corrido con la misma suerte y así se lo contó un día.
El tiempo que pasó ahí fue casi el infierno. Lo único que le daba ánimos de seguir era la certeza de que en algún lugar del mundo, ella estaba viva. Y suplicaba a cualquier fuerza superior que le permitiera volver a verla aunque fuera una vez. Entonces, un día le dijeron que alguien lo estaba buscando, un tal señor Wang. Lars temió que estuviera en busca de venganza, sin embargo cuando le dijo que lo llevaría con Mei, supo que sus suplicas habían sido escuchadas.  
“Te juro que nunca me olvidé de ti. Estabas en mis pensamientos día y noche” le dijo, dándole un beso en la cabeza.
“Yo nunca creí que me habías abandonado. Sabía que no lo harías”
Por fin la paz que estuvieron buscando, estaba con ellos. Estaban pensando en qué hacer de ahora en adelante, Lars no tenía que ofrecerle más que sus ahorros. Mei lo tranquilizó diciéndole que ella aún contaba con el dinero de la herencia. Aunque tampoco se sentían muy cómodos viviendo a expensas de eso y sobre todo de lo que Yao había hecho por ellos.
Mientras, vivieron un par de días más en esa casa, porque Lars todavía tenía algunas heridas que curarse. Después hablaron con Yao de sus planes de casarse, buscar aunque fuera un cuarto donde vivir y hacer lo que pudieran para pagarle por todo.
Yao los miró sin inmutarse, le habló a Mei de la herencia, esa casa era suya. Ella no quiso aceptarla, pero él insistió.
“Debes tener un lugar al menos para ofrecerle a tu hijo. Tú también me has ayudado bastante, así que quédense aquí”
Mei terminó aceptando. Unos meses después por fin se casaron y habitaron la casa a la que ya podían llamar hogar. Lars se ganó el cariño de su hijo sin mucho esfuerzo, y éste al poco tiempo empezó a llamarlo papá. Además se añadieron dos miembros más a la familia.
No podían cambiar el pasado ni sus faltas, era cierto, pero si podían ofrecerse un mejor futuro y la certeza de que estarían juntos pasara lo que pasara, pues su amor era más fuerte que cualquier otra cosa en el mundo.
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percyjacksonson · 5 years
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Capítulo 4 / Del Revés
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Hefesto, Ares & Atenea: “Yo ayudar, yo ayudar”
Koa estaba feliz de no haber ido a la misión. El campamento Mestizo molaba un montón. Uno de los chicos de Hermes, Travis, le enseñó todas las actividades que había, como luchas con espadas, tiro con arco, incluso de juegos de estrategia. Koa pensó que el campamento era un buen lugar para vivir, su tío tenía razón, allí aprendería a sobrevivir, a valerse por sí mismo. Había estado tan emocionado toda la mañana por el recorrido que Travis le había dado, pero esa felicidad se esfumó cuando Nathan llegó de la misión.
Después de la fogata, a Koa lo mandaron a la cabaña de Hermes ya que aún no sabían cuál era su padre o madre divino. A decir verdad, Koa no durmió mucho, los demás chicos de la cabaña no le daban muy buena espina, cuando había entrado a la cabaña y lo demás le dieron la bienvenida, parecía que estaban evaluando que cosas tenía de valor Koa y no le quitaban el ojo a su martillo, así que Koa pasó la noche durmiendo a ratos y con el martillo abrazado con fuerza.
Más tarde de eso pudo ver como las dos chicas, Gabriella, Emma y Nathan salían para la misión. No pudo despedirse de Nathan como era debido, solo lo vio de lejos y asintió a su dirección, cosa que hizo Nathan también. Si bien no conocía del todo al chico, no pudo evitar sentirse un poco preocupado. Habían pasado un largo camino juntos para llegar al campamento y gracias a eso se sentía unido a él y a Edith.
La chica llegó corriendo a donde estaba Koa y le dio un golpecito en el hombro.
-Supongo que tu si lograste despedirte, ¿verdad? – Le preguntó Koa.
- Yo si, me levanté temprano, grandulón. – Koa la miró de reojo y se dio cuenta que no apartaba la vista de Nathan, que ya era un puntito en las orillas de las colinas.
- ¿También estás preocupada, cierto? – Edith asintió con la cabeza.
-No tendría por qué, Nathan es muy inteligente y va con semidiosas experimentadas, pero… No lo sé… - Se encogió de hombros –. No dejo de sentir que algo irá mal.
Ahora fue Koa quien le dio una palmadita en el hombro. – Tu misma lo dijiste, Nathan es inteligente, estoy seguro que regresara bien.
Koa no podía imaginar cuan equivocado estaba.
Después de que Travis le enseñara el campamento pararon un momento en el campo de baloncesto.
- ¿Sabes? Creo que hoy en la noche te reconocerán – Le comentó Travis
- ¿Cómo estas tan seguro? – Travis lo miró como “¿Enserio, chico? ¿Acaso eres tonto?”
- No hay que ser muy inteligentes para unir los puntos Koa. El martillo, tu complexión física, el hecho de que te llamara la atención las forjas… - Koa lo miró esperando que terminara. Travis se golpeó la cara. - No eres muy listo, ¿eh?
- Oye, acabo de llegar a este lugar. No soy un experto en dioses griegos. Los únicos que conozco son Atenea, Armes y Hermes.
- Ares – Le corrigió Travis –. Y es que no prestaste atención cuando te fui nombrando los nombres de las cabañas? – Koa intentó hacer memoria. Recordaba haber pasado por las casitas ordenadas en forma de omega, había varias chulas, pero ninguna le llamó la atención lo suficiente como para recordar a que dioses pertenecía, aún seguían en su mente los otros lugares más divertidos. Koa se maldijo en silencio, tal vez si hubiera prestado atención un poco más hubiera podido “Unir los puntos” como había dicho Travis.
- ¿Hay un dios que tiene como arma un martillo? ¿Y que sus hijos sean Hawaianos?
- Hum… excluyendo lo de Hawái, lo hay. Y le he apostado a mi hermano que te reconocería hoy. A sí que más vale que lo hagas. – Dijo giñando un ojo al cielo. Koa estaba a punto de preguntar quién era ese dios cuando varios campistas pasaron corriendo diciendo que habían regresado de la misión. Koa se levantó y siguió a los campistas junto con Travis. Se dirigían a la entrada del campamento.
Incluso antes de llegar a la colina, Koa pudo ver al minotauro albino. Era una monstruo mitad toro mitad humano de al menos tres metros de alto. Parecía nervioso por la cantidad de gente y armas que había a su alrededor. Probablemente todo el campamento había ido a ver al gigante, ya sea por incredulidad o por miedo a que se volviera loco y atacara a alguien, todos estaban formado un circulo a unos 5 metros de distancia de ellos.
- ¡Abran paso! ¡Déjenos pasa! Tenemos un herido. – Gritaba Gabriella desde lo alto del minotauro.  Koa muy apenas pudo distinguirlas entre las cabezas de las personas cuando bajaron y vio que traían a alguien arrastrando entre las dos. Nathan.
Koa se acercó a ayudar y chocó con Edith, que tenía el semblante preocupado y no sin razón. La playera naranja de Nathan estaba llena de sangre y tenía un agujero enorme en el centro, estaba apoyado en Emma, que no parecía soportar mucho su peso. Koa lo tomó de un lado y Edith de otro.
- Pero ¿qué le pasó? – Preguntó Edith y para sorpresa de todos quien le respondió fue el minotauro.
- Minotauro bebé atravesar al chico – dijo. Muchos semidioses lanzaron gritos de sorpresa y se alejaron más de él.
-Ah, si… puede hablar – Dijo Emma-. Pero tranquilos, es inofensivo. Dijo que nos ayudaría. – El minotauro asintió con su cabeza y susurró varias veces “yo ayudar, yo ayudar”
Gabriella pidió que los jefes de las cabañas se quedarán y dispersó al gentío. Edith, Nathan, Koa y un chico llamado Thomas también se quedaron y llevaron al minotauro a una zona alejada de la puerta, donde ya había unos cuantos hijos de Apolo acomodando una camilla que los de Hefesto parecían construir alocadamente con el capó del coche accidentado la noche anterior.
Al llegar, Thomas empezó a tratar la herida de Nathan. Gabriella y Emma contaron todo lo que había pasado. Cuando llegaron a la parte donde empalaron a Nathan, éste no dejaba de negar con la cabeza y Koa lo escuchó susurrar “Que idiota fui”
-Eh, tranquilo amigo, nadie puede hacerlo perfecto. En algún punto cometemos errores. – Le dijo Koa. Nathan sonrió ligeramente.
-Sí, bueno, mi error me costó un cuerno atravesado en el estómago. Y créeme, no se siente para nada bien. – Thomas hizo una mueca.
- ¿Dices que te atravesó el estómago? Yo no veo ningún agujero aquí, solo un cardenal gigante. – Emma paró de hablar y se acercó a Nathan.
- ¿Cómo? ¿Ya no tiene el agujero? ¡Hace un rato lo tenía! Nosotras vimos como lo atravesaron, ¿verdad Gabriella? – Ésta no parecía muy sorprendida.
-Nathan… yo vi como se cerraba su herida en el camino… Era como si la piel trabajase tan rápido que los tejidos se curasen como si nada. Fue así desde que estuviste tumbado en el suelo. ¿Seguro que eres hijo de Atenea? Esto parece obra de un hijo de Hécate…
-Humm… estoy bastante seguro de que soy hijo de Atenea. - Nathan parecía pensativo, como si intentara armar un rompecabezas en su cabeza. Gabriella se quedó un momento en silencio observándolo.
-Ya resolveremos esto más adelante. – Se giró al minotauro. - ¿Por qué no nos dices tú de dónde vienes?
- Yo… vengo del lugar de los monstruos, mis hermanos no querer sacarme por ser diferente, por no querer lastimar semidioses, pero escapar de allí. Venir con otra manada al bosque, ellos tener ordenes de matarlos.
-Así que alguien los está controlando… -Dijo Mateo. Se giró a Gabriella- Dijo que viene del lugar de los monstruos y eso es…
-El tártaro – Dijo Gabriella. Un silencio pesado cayó en el salón. La profecía cobraba más sentido… “Habrá que derrotar a los monstruos más oscuros”y esos, según lo que les había dicho Nathan, provenían del tártaro.
- ¿Quién te mandó aquí? – Edith fue la que habló. El minotauro negó con la cabeza.
-Yo no saber, solo seguir a la manada. Ellas dijeron que las ordenes eran esas.
- ¿Ellas? – Preguntó Emma.
-Mujeres serpientes, ellas decir que venir aquí. – Koa palideció
- Oh, no. No ellas otra vez. – Todas las miradas se enfocaron en Koa. - Ah, esas cosas fueron las que nos persiguieron en Brooklyn. –Koa miró a Nathan. - ¿Cómo dijiste que se llamaban?
-Dracaenae – Respondió Nathan. – Ellas deben de saber quién los envió, tienen el mismo jefe.
- Y el minotauro no sabe quién es, por lo tanto, nosotros tampoco. – Dijo Edith
-Pero sabemos al menos donde es. – Gabriella giró a ver a las otras chicas nuevas, las que eran parte de la profecía. – Regina, tu sabes cómo llegar allí verdad?
- Por supuesto que sabe – Interrumpió Mateo, - Incluso si cree lo contario ella podría encontrar la entrada, viene en la sangre de Hades. – La susodicha se encogió de hombros
- Supongo que sí, podría encontrarlo. – Ir al Tártaro no parecía que hubiera levantado elánimo en absoluto. Koa ya no estaba tan seguro de que el campamento fuera un lugar bonito y seguro. Si algún día le tocaba una profecía…. No quería ni pensarlo. Después de eso, el Minotauro siguió soltando información que había escuchado entre los demás minotauros y las Dracaenae. Koa quería preguntar cómo se comunicaban entre los minotauros, pero ya no tuvo tiempo de hacerla, ni el ánimo. El minotauro les contó que sus demás hermanos tenían por encargo custodiar a cierto “hombre caballo”, Quirón, el encargo del campamento que había desaparecido. También les dijo escuchó a las Dracaenae hablar de un ángel o algo así, también tenían que mantenerlo atado para que todos pudieran salir del tártaro.
-Hay, no… Ese debe de ser Tanatos. –Emma suspiró– Si esta encadenado de nuevo… Tendremos la cosa más difícil.
- Pues parece que tenemos otra cosa más que hacer. Liberar a Tanatos es sumamente importante. –Dijo Gabriella, haciendo un recuento de todo–. También a que rescatar a Quirón y descubrir quién es el que planeó todo esto, el “monstruo mayor” como dice la profecía y derrotarlo.
-Vaya, parece que esto se complicó aun más. – dijo Koa. - A ver si entendí. Si no liberan a Tanatos antes de todo, ¿no podrán matar al jefe? – El minotauro se rascó la cabeza
- Soltar a hombre caballo también o mujeres serpientes matarlo. Decir que, si llegan a ángel, ellas matar a hombre caballo. – Edith suspiró
- Así que, si liberamos a Tanatos, ¿muere Quirón? – El minotauro asintió
- La única salida es hacerlo al mismo tiempo – Dijo Nathan, que ya estaba casi completamente recuperado, el cardenal que tenía en el estómago había pasado a un simple moretón–. Que algunos vayan a por Quirón y otros por Tanatos.
- ¿Y qué pasa con el jefe? Se dará cuenta que los liberamos ¿Y si ataca el campamento y los demás estamos fuera? – Dijo Regina
- Nos dividiremos – Dijo Gabriella. – Regina tiene razón, no podemos dejar el campamento solo. Unos pocos iran a por Quiron, otros a liberar a Tanatos y otros a por el Jefe, los demás defenderán el campamento. Los minotauros ya lo están rodeando y es cuestión de tiempo que ataquen también. Necesitamos hacer varias misiones, es la única salida.
Todos estaban tan metidos hablando sobre qué estrategia sería la mejor que Koa no se dio cuenta que se había vuelto de noche hasta que un campista llegó corriendo a avisar que dos chicas más habían llegado al campamento.
-Tiene que ser una broma – Dijo Gabriella. - ¿Más semidioses?
Demeter & Apolo: Geniales.
Joy estaba sentada frente a Aileen, mirando como el chico de atrás tenía un moratón gigante en el estómago. Después de pasar la noche en la enfermería, ahora pasaban el rato estaban comentando la profecía.
Desde la noche anterior, los aires habían estado agitados en el campamento. Gabriella dijo frente a la fogata que ciertos grupos de personas irían a derrotar a unos monstruos que ya ni recordaba. Se alegraba tanto de quedarse en este campamento tan bonito con Aileen. Ojalá Cassie despertase para poder disfrutarlo las tres.
A pesar de haber pasado poco tiempo con esas chicas, a Joy siempre le llamó la atención Cassie, sin saber por qué. Sus bromas y su espíritu alegre, incluso herida, la animaban a seguir. Sin embargo, desde que llegaron al campamento había hablado muchísimo más con Aileen y se habían conocido más, nuevos sentimientos afloraban por la hija de Deméter. Ese era el problema. ¿Quién le gustaba entonces?
Aileen la hacía sentir tan feliz y comprendida que no necesitaba una broma de Cassie para sonreír, solo su presencia en la sala lo conseguía.
-¿En qué piensas? –Le interrumpió Aileen, sonriéndole dulcemente. Fue ahí cuando Joy se dio cuenta de que tenía la cabeza en las piernas estiradas de Aileen y ella estaba jugando con las puntas de su cabello.
-En ti. –Soltó sin pensar. Se sorprendió al ver que Aileen se sonrojaba ante su declaración, haciéndola sonreír. ¡A eso se refería! ¿Es que era posible hacer feliz a alguien simplemente con dos palabras?
-Espero que fuesen cosas buenas. –Volvió a sacarla de sus pensamientos, pero no le importó. ¿Para qué pensar en Aileen pudiendo estar con ella en ese instante?
-Geniales.
Ambas compartieron una sonrisa cómplice mientras, de fondo, se escuchaba a hijos de Apolo asombrados con uno de los nuevos. Su estómago había sido atravesado por un minotauro y la tierra parecía haber llenado el agujero y convertirse en un tejido nuevo. ¡Nadie lo entendía! ¿Sería brujería? Los dos hijos de Hécate pensaban que sí.
De un momento a otro, un pequeño ruido comenzó a sonar en la camilla de Cassie. Muy a su pesar, Joy elevó la cabeza del cómodo lugar en las piernas de Aileen y miró hacia ella, asustada por lo que podría pasarle. Ya habían llegado mal ambas, no podía dejarlas morir. ¡No lo permitiría! Realmente era bastante mala en mantener a gente viva.
Se levantó de un salto y fue a llamar a uno de sus hermanos. Lo agarró del hombro y tiró de él hacia Cassie. A su lado ya se encontraba Aileen, con su brazo malo escayolado y pegado a su pecho, siendo sostenido por un pañuelo.
Su hermano miró al monitor donde la tenían conectado. Aparecían líneas que, extrañamente, tenían sentido para Joy. Su corazón no estaba relajado, se estaba alterando un poco más y más…
-¿Qué sucede, Francis? –Preguntó algo preocupada Aileen. Joy no dudó ni un segundo en agarrar su mano para calmarla.
-Creo… -Se giró hacia las dos preocupadas chicas-. Creo que está despertando.
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Afrodita & Poseidon: Un chapuzón
Helena escuchaba como Paris le hablaba de sus hermanos con una incansable intensidad. Ella parecía muy contenta de estar en la cabaña que le había tocado, hablando de cómo tenían un armario destinado al maquillaje y había pasado la noche haciéndoles trenzas a sus hermanos y comentando la eficacia de distintos acondicionadores.
Helena había notado, por otro lado, cómo el estar con sus hermanos había afectado a Paris. No solamente en cuanto a belleza estética sino a algo más… Transcendental. Paris tenía una sonrisa más amplia al saber que no estaba ya sola, menos ojeras al haber descansado y tener su espalda ya cuidada… De hecho, la noche anterior, a pesar de bombardearlos con información, Paris había conseguido sopesar esa carga y su sonrisa radiante iluminaba un poco el mundo de Helena.
Ella estaba sola en una cabaña enorme, donde el único sonido provenía de una fuente de agua que había en una esquina. Había una litera que parecía ya ocupada, con fotos de una chica rubia y de los que supuso eran varios amigos. Otra litera tenía la inferior rota, como si alguien muy grande hubiese dormido ahí y, por lógica y gravedad, no cupiese. Ella había escogido la litera más cercana a la ventana, desde donde se veía una porción de agua.
No sabía ni de lo que Paris estaba hablando, pero Helena no quería que se le escapase una sonrisa por nada del mundo. Eso le daría una satisfacción a Paris que no quería entregarle. Llevaban conociéndose cuatro días pero cuando luchas contra monstruos con otra persona siempre te vuelves algo más cercano de lo normal.
Salió de su ensoñación cuando un chico con olor a quemado y cabeza plagada de rulos llegó a su lado.
-Hola –Saludó el muchacho, que la noche anterior se había presentado como Koa. Tras repartirse en misiones, habían acodado que tal vez necesitasen trucar algunas cosas para llegar a California. Entonces, ¿qué mejor que ir con un hijo de Hefesto?-. ¿Qué al estáis?
-¡De maravilla! –Exclamó Paris, dando pequeños saltos de alegría. ¿Por qué Helena sentía la necesidad de estrujar sus mejillas?-.Tengo los mejores hermanos. ¡Me pintaron las uñas! –Enseguida estiró la mano y mostró sus dedos. Koa agarró sus manos para mirarlas, pues él las llevaba pintadas de negro.
-¿Cuántas capas llevas? Están intactas.
-¡Solo dos! Pero tengo un esmalte protector mágico que…
-¡Chicos! –Helena ya había tenido suficiente cháchara por ese día. Ella venía de ser la única humana del campamento submarino, donde el entrenamiento era lo único importante y sobrevivir a un calamar gigante el pan de cada día. ¿Uñas? ¡Su última preocupación!-. Hay que marcharse. Tenemos que ir a salvar el mundo.
Cuando Koa soltó la mano de Paris, Helena dejó ir aire que no sabía que tenía retenido. ¿Es que a caso estaba celosa? Quiso negarlo pero, una parte dentro de sí, le confirmó sus sospechas.
-¿Tenemos algún plan? –Preguntó Koa mientras caminaban, bajaban la colina y se internaban en el bosque.
-Sí –Respondió Helena-. Iremos a Conney Island y allí agarraremos unos hipocampos hasta Houston. De allí pillaremos un coche y nos iremos a California.
El chico asintió, mientras que Paris caminaba a su otro lado tarareando una canción.
-Está bien –Parecía no haber entendido demasiado lo que Helena le dijo-. Y esos hipocampos… ¿Dónde se alquilan?
Helena soltó una risita divertida ante el desconocimiento del muchacho. La noche anterior hablaron poco, pero el chico literalmente fue reclamado hacía unas horas, por lo que tampoco podía saber demasiado. De hecho, vio a dos gemelos pasarse dinero después de que un martillo brillante apareciese sobre su cabeza, probablemente porque habrían apostado.
Su risa se vio sofocada cuando Paris puso una mano sobre el hombro de Koa.
-No se alquilan, bobo. Helena los llama, son sus amigos.
-Vale…
Siguieron caminando en silencio unos diez minutos más, atentos de que ningún monstruo saliese entre las ramas. Todo iba bien hasta que Koa las llamó.
-¡Hey! –Exclamó, haciendo que ambas se girasen con curiosidad para mirarlos-. Podemos utilizar este coche.
Era un coche antiguo, de color azul bebé con las puertas abiertas, que les invitaba a entrar. Helena quiso decir que no podían robar un coche, que era propiedad de otra persona. Pero, como si le leyese la mente, Paris habló.
-¿De quién es ese coche?
-Es de la abuela de Nathan –Las chicas lo miraron como diciendo “¿Quién?”-. Un chico del campamento.
Paris fue hacia el coche tranquilamente, abriendo la puerta del coche y mirándolos.
-No la veo por aquí, así que no creo que le moleste –Señaló la volante-. Si no quisiera que se lo robasen, no hubiese dejado las llaves puestas.
-La mató un minotauro mientras veníamos andando al campamento.
Helena ni se inmutó, que se muriesen familiares de personas estaba a la orden del día, así que poco y nada le importante. Por otro lado, Paris se llevó las manos a la boca.
-¿Crees que a su nieto le importará que se lo tomemos prestado?
Koa le regaló una sonrisa torcida.
-Ayer por la noche le atravesó un minotauro el estómago. No creo que sea el mayor de sus problemas ahora mismo.
Se comenzaron a escuchar pasos. Como si alguien apartase ramas y trotase hacia ellos. Helena se dirigió al coche también, al asiento del conductor.
-En ese caso, nos vamos. ¡Rápido!
Cuando los tres se subieron, colocó los seguros a las puertas y arrancó tan rápido que podría haberse cargado el motor. Por suerte, no lo hizo. Se metió en la carretera y siguió las indicaciones de Koa, que indicaba cómo habían llegado la noche anterior al campamento.
Una vez estuvieron en la autopista, de camino a un puente para llegar a Conney Island, todos parecieron mucho más calmados.
Helena sintió que Paris le clavaba los ojos en la mejilla, por lo que se giró para mirarla. Cuando ella le regaló la sonrisa más hermosa de todas, Helena sintió la necesidad de retribuírsela, tal vez hasta con la misma intensidad.
¿Era Paris una persona que le gustaba flirtear con todos o era solo a ella a quien le regalaba esas sonrisas coquetas? No lo sabía y ciertamente quería averiguarlo.
-Tenemos que dejar de hacer esto –Helena volvió a la realidad, mirando como Paris reía, pues ella se había perdido en su sonrisa y no había entendido nada. Escuchaba a coches pitarle, pero estaban en un atasco en un puente, así que poco y nada podía hacer.
-¿Hacer el qué? –Le preguntó, avanzando los pocos metros que podía.
-Robar coches juntas. Somos como Bonnie y Clyde.
Ambas rieron, disfrutando del momento. Claramente esa felicidad no duró mucho, pues Koa se inclinó sobre los asientos.
-¡Vienen Dracaenes! –Gritó alterado.
Helena miró a los retrovisores y vio como unos monstruos, mitad mujeres mitad serpientes, caminaban entre los coches hacia ellos.
-¡Tienes que sacarnos de aquí! –Se alteró Paris, apretando el brazo de Helena.
-¡No puedo! –Respondió con la misma intensidad mientras trataba de avanzar minimamente-. ¡Tengo coches delante!
-¡Se acercan! –Avisó Koa.
-¡A la mierda los coches!
Paris agarró el volante de las manos de Helena y lo giró para que saliese de la carretera, lo que consiguió al subirse a una acera donde, por suerte, no transitaba gente. Helena tiró hacia el otro lado, haciendo que el coche casi chocase contra otro. Pareció que Paris tuviese más fuerza que ella y dieron un volantazo, con la mala suerte de que embistieron contra la pared del puente y el coche, como era lógico, cayó al río con un gran estruendo.
Helena echaba de menos el agua, pero no quería matar a sus amigos por un simple chapuzón. Ahora estaba en problemas.
Hades, Dioniso & Zeus: Nos montamos en un camión *Sale mal*
En cuanto descubrieron su misión, decidieron armarse y dirigirse lo más rápido posible al norte. Canadá los esperaba. Regina se guardó una guadaña que había en la armería del campamento, Emma recogió su arma y Gabriela preparó las tres mochilas con víveres para afrontar el viaje. Las tres se reunieron a la hora acordada, tenían que pensar como ir hasta su destino con rapidez.
-Yo creo que podríamos ir en tren... -propuso Regina.
-No, muchas personas, lo que significa que posiblemente algunos sean monstruos y además la estación de tren está lejos de nuestra localización actual.-Respondió Gabriela.
-¿Que tal si vamos en coche?Teneis carnet alguna ¿No?- Preguntó Emma
-Emm... Pues no, no he tenido tiempo a sacarlo¿Tú tienes Regina?- Dijo Gabriela mientras acababa de preparar la última mochila.
-Aun no puedo, tengo 15 hasta los 16 en EEUU no se puede, ya sabéis.-Contestó Regina mientras se paseaba por la sala.
-Pues... Entonces... ¡Ah, ya se! Hay un área de descanso cerca de aquí. Por ahí pasan muchos camiones que se dirigen al norte. Igual nos podemos colar en uno.-Dijo Emma
-No es mala idea pero nos exponemos a cualquier ataque-Advirtió Gabriela- ¿Se os ocurre algo más?
Ninguna dijo nada.Acabaron de hacer los preparativos para el viaje.
-Okay, no me gusta pero haremos lo del camión... pero antes de subir debemos asegurarnos de que no sea un monstruo.-Dijo Gabriela- Vamos, en marcha.
Las tres se dirigieron a la salida del campamento y guiadas por emma pusieron rumbo al área de descanso. Decidieron ir por el bosque ya que pensaron que los monstruos estarian pendientes de quien saldría por la carretera para seguirlos mientras que por el bosque seria mas dificil. El bosque era espeso, no mucha gente solía ir por el así que avanzaron lentamente. Tardaban horas en avanzar a penas dos millas.
-¿Estas segura de que era por aquí?-Preguntó Regina por décima vez.
-Según la ultima vez que lo preguntaste emma esta segurisima de que vamos bien. Uy, ¿este no es el árbol donde descansamos hace media hora?-Dijo Gabriela sarcasticamente.
-Mirad, os odio, estoy segura de que queda poco. Aguantad un poco más. Creo que ya estamos cerca.-Dijo cerrando los ojos como si estuviera concentrándose- Espera. ¿Escucháis los coches? Debemos estar cerca de la autopista. Sigamos
Regina y Gabriela se vieron la una a la otra y se quedaron atónitas pero la siguieron sin dudar.
Minutos más tarde se encontraban ante la autopista, en frente suya se encontraba el área de descanso pero algo habían calculado mal, estaban en el lado contrario de la autopista. Tendrian que cruzarla para poder llegar. Desde su posicion ya se observaban aproximadamente una veintena de camiones.
-Genial, ahora tenemos que atravesar una autopista para llegar a nuestro destino o volver por el bosque guiados por Emma. No se que sera peor... -Dijo Gabriela con tono sarcástico.
-Tenemos prisa así que toca autopista-Dice Emma mientras salta a la autopista y comienza a correr
Regina y Gabriela saltan también a la autopista.
-A veces parece que está algo loca.-Susurra Regina.
-Eso es lo que me gusta de ella.-Responde en voz baja Gabriela mientras sigue a Emma.
Sorprendentemente y después de causar un accidente consiguen llegar al área de descanso y esconderse. Nadie las sigue pero por si pasaba algo esperaron hasta que el accidente se tranquilizara.
-¿Os dais cuenta de que acabamos de causar un accidente?-Pregunta Regina.
-Si, pero si nos hubieran atropellado posiblemente se acabaría el mundo así que mejor un accidente que un mundo en llamas...-Argumentó Emma
Pasaron una hora charlando y conociendo. Regina notó cierta tensión entre Emma y Gabriela. No sabía porqué pero notaba que esa tensión no era de enfado.
-Ey, creo que ya está, ya se fueron las gruas para los del accidente y la ambulancia. Salgamos de aquí.-Ordenó Emma
Comenzaron a buscar camiones que se dirigieran hacia canadá y finalmente después de un buen rato encontraron dos camiones con matrícula canadiense. Decidieron probar a abrir la puerta de los remolques. El primero parecía lleno de peluches.
-Este me gusta, iremos cómodas.-Dijo Regina
-Veamos el otro por si esta mejor.-Respondió Gabriela
Se dirigieron al otro y abrieron la puerta, sorprendentemente la puerta no estaba cerrada tampoco asi que se dispusieron a abrirla. Al abrir la puerta escucharon una respiración profunda y al ver se encontraron un enorme lestrigón durmiendo. Se les escapó un grito ahogado al ver que se movía pero simplemente estaba durmiendo. Cerraron con cuidado la puerta y sin decir nada se dirigieron al anterior camion. Entraron y se escondieron entre los peluches lo mejor que pudieron y se dispusieron a viajar. En su mochila tenían los suficientes víveres para comer y fueron aprovechando las paradas del conductor para hacer sus necesidades. En este viaje se forjaron mas que amistades, Emma y Gabriela cada vez se conocian mejor y se acercaban mas. Gabriela sabia lo que quería, Emma no tanto pero poco a poco todo iba encajando. Regina se dio cuenta por la situacion y lo dejaba fluir.
Unos dias despues se encontraban en las cataratas del niagara entonces decidieron bajar y continuar su camino de otra forma.
Hermes: Todo mal chicos
El fuego comenzó a tragarse la imagen de Aike jurando a Artemisa, disipándose en chispas y llamas danzantes. Había visto eso y cómo a un chico le atravesaba una cornada de un minotauro. ¿Es que todo eso estaba pasando mientras dormía? Se estaba perdiendo lo mejor.
Se giró para mirar a Hestia, sin saber exactamente qué quería decirle con esas imágenes. La diosa tenía una expresión de preocupación. ¿Al final a los dioses sí les importaba lo que sucediese con sus hijos? ¡Imposible! Si les importase de verdad, sería Hermes quién estuviese ahí sentado y no Hestia.
-Sé lo que piensas –Habló la diosa, sacándola de su nube privada-. Tu padre es el mensajero de los dioses, Casiopea, no tu ángel de la guarda. A él le importan mucho todos sus hijos. Siempre se ocupa de reconocerlos a una buena edad y los ayuda a llegar aquí, aunque no todos siempre llegan bien. Como tú. Pero he aprovechado esta oportunidad para explicarte tu destino.
Para Cassie, nada de eso tenía sentido. ¿Qué destino? ¿Estaba destinada a estar en coma toda la vida? Porque si era así, ¡por favor que la asfixiasen! No podía perder así su vida. Aun le faltaban muchas cosas por vivir: Quería tener sexo, emborracharse y atropellar a alguien. Lo típico que haría una chica normal de su edad.
-No lo entiendo –Dijo en voz alta-. No entiendo nada, mi señora. ¿Es que a caso no son las moiras quienes deciden mi camino?
La mujer negó.
-Tu camino nunca está determinado, mi pequeña. Tú eres quien decide qué te pasa a ti y ellas verán cómo les afecta a tus compañeros.
-Compañeros… -Frunció el ceño-. ¿Los del fuego?
Hestia asintió, dejando de mirar el fuego y mirándola a ella.
-Han llegado en las últimas veinticuatro horas doce nuevo semidioses –Le explicó Hestia, pues mientras todo eso sucedía ella había estado en coma-. Todos ellos destinados a derrotar a tres monstruos que quieren derrocar a los dioses. Están resentidos por ser nuestros hijos menos valorados –Cassie asintió, tratando de recordar todo lo posible de mitología-. Surgió también una nueva teoría y han deducido astutamente que la llegada de tantos nuevos semidioses y una profecía se debe a que algo está por venir. Han interpretado los mensajes –Suspiró tranquila. Casi quiso decir en voz alta “BIEN, CHICOS SEGUID ASÍ”-. Pero no lo han hecho bien.
“MAL, CHICOS, NO SIGUÁIS ASÍ”
Cassie casi quiso reírse de la situación. ¿De verdad eran tan desgraciados? Sale una profecía, la mínima cosa que tenéis que hacer es descifrarla, lo hacéis mal y cien personas no se dan cuenta. Parecía una maldita broma.
-¿Por eso me lo dices a mí? ¿Tengo que ir yo a decírselo? ¿Por qué no va un dios cualquiera?
Hestia suspiró pesadamente, ajustándose en su asiento.
-Porque los dioses no pueden intervenir directamente en la vida de sus hijos. Los semidioses tenéis que seguir vuestro camino sin turbulencias. Pero aprovechando las circunstancias, yo vine a decirte tu destino, Casiopea –La mujer se puso en pie, tapando el fuego detrás de ella-. Eres hija del mensajero de los dioses y tú serás la mensajera de los semidioses.
Cassie se puso en pie, algo asustada por Hestia.
-¿Y qué mensaje debo llevar?
-No es Regina Schuyler la líder de la profecía, sino Aike García. Si ella se enfrenta al jefe de los minotauros estará muerta en breves.
“TODO MAL CHICOS”.
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eldiariodelarry · 6 years
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El Huaso, parte 35: “El Deseo”
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El día jueves mis papás me despertaron temprano como todos los años para desearme feliz cumpleaños, y mientras desayunábamos con una mini torta, me dijeron que si quería podía invitar al Huaso y al Bryan a la hora del té, para así celebrar mi cumpleaños junto a mis amigos más cercanos. En primera instancia decliné la oferta de mis padres, pero luego de pensarlo los invité igual, para ver si era posible que se comportaran como adultos (sobretodo el Huaso).
—¿Y lo vas a invitar? —me preguntó mi pololo, refiriéndose al Bryan, mientras bajábamos al paradero en la U.
—Si po, ¿Por qué no?
—No por nada… —respondió haciéndose el tonto—. Oye, ¿y no te tinca ir a almorzar a mi casa? —me ofreció y pude ver como se aguantaba las ganas de abrazarme.
—No puedo, tengo que ir al lab a seguir con la tesis.
—Puta la wea —se quejó—. Ya, no importa, amor —me susurró la última palabra al oído—. Nos vemos a la tarde entonces —me dio un abrazo de despedida y se subió a la micro.
Yo me devolví al laboratorio a seguir trabajando, y durante la tarde mientras conversaba con Guillermo, el alumno de doctorado del profesor Rosales, mencioné que estaba de cumpleaños.
—¡Buena, felicidades! —me dijo con una sonrisa y se acercó a abrazarme
—Gracias —le respondí un poco tímido.
—Yo creo que esto merece que te vayas temprano hoy, ¿cierto profe? —habló un poco más fuerte para llamar la atención del profe Rosales.
El profe, que estaba hablando airadamente por teléfono, sólo le hizo una seña afirmativa y siguió con lo suyo.
—Ándate nomas, yo respondo ante el profe por ti —me ofreció con amabilidad.
—¿En serio?
—Si po, si es tu cumple. Aparte ya no queda nada más que hacer por hoy. Yo te registro los resultados de los procesos.
Acepté su ofrecimiento y me fui a buscar mi mochila para irme. Me despedí del profe y salí del laboratorio.
—¡Oye, espera! —me gritó Guillermo cuando ya me dirigía al auto—. Toma, feliz cumpleaños —se acercó con la mano estirada.
En la mano tenía un bolígrafo con el logo de la facultad.
—Gracias —le dije sorprendido por el gesto, tomándola con mi mano derecha.
—De nada —tenía una sonrisa de satisfacción en la cara—. Y mira —volvió a tomar el regalo, y le desenroscó el extremo, revelando un dispositivo usb.
—Gracias, en serio —agradecí un poco descolocado—, pero ¿no será demasiado?, no quiero ser malagradecido, pero no puedo aceptarlo.
—Tómalo —me dijo devolviéndomelo—. Este año se equivocaron y mandaron a hacer más de las necesarias para la ceremonia de titulación. Si quieres más están en la caja de cartón debajo del mesón del profesor Rodríguez —me dijo en voz baja.
—Gracias —volví a decir, esta vez aceptando el regalo con una sonrisa.
—De nada wn, después me contai como te va con el carrete de cumpleaños—se despidió de mi con un abrazo y se devolvió al laboratorio, mientras yo me dirigía al auto pensando que quizás su última frase era una indirecta para que lo invitara a la celebración.
Me fui a mi casa y me dispuse a preparar las cosas para comer cuando llegasen el Huaso y el Bryan. Mi pololo fue el primero en llegar, y me dio un fuerte abrazo apenas me vio.
—¡Feliz cumple amigo! —me dijo en voz alta para que escucharan mis padres—. Feliz cumple amorcito —esta vez me lo susurró al oído para que solo yo lo escuchara.
—Gracias, Pato —le agradecí escuetamente, sin demostrar todo mi amor frente a mis padres.
—Sorry por no traerte mi regalo hoy, pero tendrás que esperar —puso cara de misterio cuando lo dijo.
Al llegar el Bryan, el Huaso se mostró un poco celoso porque mi amigo me había llevado un regalo.
—Ojalá te guste —me dijo el Bryan, entregándome el regalo después de un largo abrazo. Abrí el presente, cuidadosamente para no romper el papel, y dentro había un ejemplar de “Las Ventajas de Ser Invisible”.
—¡Justo lo quería leer! —le dije muy entusiasmado por su regalo—. ¡Gracias! —le di un nuevo abrazo a mi amigo en señal de agradecimiento.
Nos sentamos a comer, y para sorpresa mía, el Huaso se comportó e incluso conversó con el Bryan en varias ocasiones, aunque se notó un poco confundido por la confianza con la que trataban mis padres a mi amigo.
—¿Por qué lo conocen tanto tus viejos? —me preguntó el Huaso más tarde, estando los tres en mi pieza.
—Porque ha venido otras veces po, ya lo conocen —le expliqué—, así como ya te conocen a ti.
—Si pero conmigo no hablan tanto…
—Quizás no te das el tiempo —intervino el Bryan—, yo cuando vengo no necesito estar encerrado con el Larry para estar cómodo —el Huaso le dirigió una mirada de enojo.
—Si po, amor —me acerqué para abrazarlo—, cuando vienes pasai directo a mi pieza.
—Pero yo lo hago por ti también —explicó—. Siento que quizás te puede incomodar que esté mucho tiempo con ellos, que haga algo que me delate, que nos delate…
—Si, puede ser. Pero confío en ti, sé que no harás nada desubicado.
—¿En serio? —me preguntó sorprendido.
—Si po, hoydía lo hiciste bien…
—Ni siquiera se notó que me odias —volvió a intervenir el Bryan, aunque esta vez recibió una mirada más amable de parte del Huaso.
Nos quedamos un rato escuchando música, mientras conversábamos (principalmente conversaba yo con el Bryan, el Huaso se dedicaba a intervenir en ocasiones puntuales cuando no se aguantaba decir una talla), hasta que ambos se tuvieron que ir.
Me despedí de mi pololo con un largo beso, y de mi amigo con un fuerte abrazo, y ambos se fueron juntos a tomar la micro.
—¡Fue muy incómodo! —decían los mensajes que me mandaba el Huaso más tarde, refiriéndose al viaje en silencio de ambos en la micro.
Al día siguiente me fui donde mi pololo para buscarlo antes de ir a la casa del Bryan, donde finalmente conoceríamos a Karen, su nueva “algo”.
—Tan elegante —halagué a mi pololo, que se había puesto una camisa bastante elegante—, igual no era necesario si es mi cumpleaños nomas.
—Me la puse para darle una buena impresión a la polola del Bryan —intentó sacarme pica.
—¿Ah si? ¿ya descubriste quién era?
—No, pero por si acaso —se hizo el hetero.
Nos fuimos a la casa del Bryan y ya estaban casi todos ahí: las dos parejas anfitrionas, el Victor y el Nico.
—Ella es Karen —nos dijo el Bryan, presentándonos a una niña rubia muy bonita, y que se veía muy tierna. El Huaso quedó con la boca levemente abierta por su belleza, así que tuve que golpearle con el codo en las costillas para que se concentrara.
—Mucho gusto, Karen —le dije dándole un beso en la mejilla.
—Él es el Larry, y él es el Pato —nos presentó el Bryan.
—Un gusto igual, el Bryan siempre habla de ti —me dijo ella con una dulce voz.
—Espero que sean cosas buenas —me sonrojé.
—Solo cosas buenas —respondió ella, y miró con complicidad al Bryan—. Feliz cumpleaños —me dijo con una sonrisa y un abrazo.
—Gracias —le agradecí con una sonrisa igual de amable que la de ella.
Justo en ese momento el Nico se acercó a saludar y me preguntó por “mi primo”.
—El Sergio no era mi primo, era del Pato —lo corregí, apuntando al Huaso, después de saludarlo.
—Ah, perdona —se puso a reír por su error—, ¿y no va a venir?
—No ha venido a Antofa —le expliqué—, pero si viene te aviso po. ¿No has hablado con el?
—Si, si siempre hablamos, pero igual quise preguntarte, en una de esas no me había dicho que vendría.
Nos sentamos a conversar mientras escuchábamos música a buen volumen, y no faltó mucho para que Nico, el bombero, se levantara a bailar animadamente. Se movía muy bien y no pude evitar imaginarlo bailando (y quizás haciendo otras cosas) con el Sergio. Al rato se le sumaron el Pedro y su pololo Victor.
Mientras conversaba con la Karen, pude escuchar como el Huaso y el Victor comentaban sobre la única mujer en la casa.
—Es muy rica —dijo en voz baja el Victor.
—La cagó —coincidió mi pololo.
—Oye, ¿y hace cuanto que llevan saliendo ustedes? —le pregunté a la Karen, esperando que no hubiera escuchado los comentarios de los otros dos.
—Hace como un mes —respondió rápidamente el Bryan.
—Un mes y una semana —lo corrigió ella, con su ya característica voz suave.
—¿Y cómo se conocieron? —pregunté.
—Un día había ido al cine con el Nico, y a la salida se encontró con el Bryan que andaba por ahí en el mall. Lo ví y lo encontré muy lindo, así que le pregunté al Nico quién era y nos presentó. Y desde entonces empezamos a hablar y a salir juntos —relató ella mientras el Bryan asentía con la cabeza.
Seguimos conversando por un rato, hasta que el Pedro fue a atender la puerta y luego volvió diciéndole al Huaso que lo buscaban a él, lo que me pareció muy raro.
El Huaso volvió al rato seguido de la Vicky, la promotora de la tienda de al lado de donde yo trabajaba.
—¿Qué hace ella aquí? —me acerqué a preguntarle al Huaso.
—Me dijo que tú la invitaste así que la dejé pasar —me explicó.
Me acerqué a la recién llegada que miraba atentamente a los presentes, como analizándolos.
—Vicky, ¿qué haces aquí? —me acerqué a ella para pedirle explicaciones.
—¿Ella es la tal Karen? —me preguntó ignorando mis palabras.
—No. Dime, ¿Qué haces aquí? —insistí, intentando ocultar mi nerviosismo.
—¡Oye Karen! —gritó ella, y la aludida se volteó a mirarla.
Antes de que le pudiera decir algo más, la tomé de la mano y me la llevé devuelta al jardín.
—¿Qué haces acá? —le volví a preguntar, muy serio.
—Vine a ver al Huasito. Para quitárselo a esa… —se contuvo antes de insultar a la Karen.
—Te tienes que ir. No tienes nada que estar haciendo aquí.
—¡Pero quiero ver al Huasito!.
—No le digas así —me molestaba escuchar que le dijera así a mi pololo—. Mira, voy a llamar al Pato para que hable contigo, pero después te tienes que ir. ¿Trato?
—Trato —acordó con una sonrisa infantil.
Volví a entrar y tras la puerta estaba el Huaso con el Pedro espiando lo que conversaba con la Vicky.
—Anda a hablar con ella y dile que no estay ni ahí con ella, que estay soltero, no tení nada con la Karen, y que no vuelva a webiarte nunca más. ¿Ya? —lo instruí—. Y asegúrate que se vaya a su casa después.
El Huaso asintió sorprendido por mis indicaciones, aunque con una sonrisa en la cara. Se aseguró que desde nuestra posición no nos vieran desde el living y me dio un beso que me descolocó. Salió y cerró la puerta tras él.
—¿Qué mierda fue eso? —me preguntó confundido el Pedro.
—Una mierda —le respondí después de dar un largo suspiro, intentando desacelerar la taquicardia. Me senté en la escalera que daba al segundo piso—. Lo que pasa que esa mina trabaja en la tienda de al lado de la mía, y está loca por el Huaso. Obviamente no le puedo decir “oye, deja de soñar porque es mi pololo”, así que le dije que estaba saliendo con una niña y cuando me preguntó el nombre, lo único que se me ocurrió decirle fue “Karen”.
Pedrito se tapó la boca con las manos al escuchar el nombre de la andante de su hermano.
—Te ajilaste un poco Larry —me comentó él, sin rodeos.
—¿Un poco? La cagué hasta el fondo —admití—. Ni siquiera conocía a la Karen y ya la metí en una wea nada que ver.
—Si, pero igual si es sensata va a entender que no puede obligar al hombre de sus sueños a estar con ella si él no siente lo mismo —me intentó calmar.
—¿La viste? Claramente no es sensata. De hecho ni siquiera sé cómo llegó hasta acá —le dije tapándome la cara con las manos.
—Cálmate Larry, todo va a salir bien.
El Pedro se quedó sentado a mi lado, intentando tranquilizarme hasta que el Huaso volvió a entrar después de unos 30 minutos.
—¿Se fue? —le pregunté de inmediato, poniéndome de pie.
—Sí, se fue. No va a volver a molestar —me dijo abrazándome.
—¿Estás seguro? —le pregunté, aún sin creer lo que había dicho.
—Sí. Le expliqué que no era mi tipo, y que era maravillosa y que encontraría a otro niño que la correspondiera. Lloró un poco, le dije que llamara a alguien que la viniera a buscar, y cuando llegó su hermano se fue y me entré —explicó.
—¿Y cómo llegó hasta acá? —le preguntó el Bryan.
—Bueno, me explicó que como nos escuchó hablando el otro día que vendríamos donde el “Bryan”, te psicopateó el Facebook y encontró al Bryan. El muy weon tiene puesta la dirección de su casa en Facebook.
—Oye —le dijo serio el Pedro, empujándolo.
—Ya, perdón. Pero no me digas que es una wea muy inteligente poner tu dirección en Facebook.
—Voy a hablar con él para que la borre —pensó en voz alta el Pedro.
Volvimos con el resto del grupo, que seguían conversando, como si no notaran nuestra ausencia.
—¿Quién era esa niña? —me preguntó la Karen cuando me volví a sentar a su lado.
—Una amiga del Huaso —mentí.
—Ah, ¿y por qué sabía mi nombre? —inquirió nuevamente.
—Es que se quería quedar y… dijo que te conocía. Debe haber escuchado tu nombre en algún momento cuando entró y sacó la cuenta que eras la única que se podía llamar “Karen” —le dije riéndome, como para hacerle creer que era algo sin importancia.
—¿Y por qué no dejaron que se quedara? Pobrecita…
—Esa es una muy buena pregunta —admití al darme cuenta del vacío en mi historia.
Por suerte el Nico se acercó a nosotros y le dijo a la Karen que bailara con él, y ella aceptó de inmediato.
—Solo porque esta canción no la puedo dejar pasar —me explicó y se puso de pie.
Yo respiré aliviado y me apoyé en el respaldo del sillón, relajándome.
El Huaso se sentó a mi lado, con su ya típica cerveza en una mano, y con la otra me acarició el cabello.
—Amor, nos pueden ver —le dije advirtiéndole que estaba siendo muy demostrativo.
—Pero esto no significa nada. Te hago cariñito como amigo —me dijo con una sonrisa de inocencia.
Nos reímos juntos y me dio unas palmadas en el hombro.
—¿Cuándo me darás mi regalo? —le pregunté.
—No sé, tendremos que ver si te portas bien como para recibir un regalo —se puso en modo “daddy”.
—Si sabes que me porto bien —lo dije como si fuera obvio—, aparte es mi cumpleaños, no necesito portarme bien.
—Lo de recién no pasó por portarte bien…
—Bueno, pero olvidemos eso, ¿ya? —le pedí.
En resumidas cuentas, el carrete estuvo muy bueno (obviando el incidente de la Vicky), y pude conocer por fin a la Karen, y me di cuenta que era una niña muy simpática y no podía ser más ideal para el Bryan.
Al dia siguiente el Huaso me pasó a buscar a mi casa después de almuerzo para darme mi regalo.
—¿Para dónde vamos? —le pregunté cuando me dijo que me pusiera ropa cómoda.
—Sorpresa. Pero voy a necesitar que le pidas prestado el auto a mi suegrito —me dijo poniendo cara de incomodidad.
No fue problema para mí así que a la media hora ya estaba listo para lo que tenía planeado. El Huaso se fue manejando y me hizo taparme los ojos con una bufanda, para no saber hacia dónde me llevaba.
Al cabo de un rato se detuvo y me hizo bajarme del auto, aún vendado. Sentía bajo mis pies el sonido de la tierra y piedrecillas, y hacía mucho viento.
—Todavía no llegamos —me advirtió el Huaso.
—¿Está seguro el auto? —le pregunté preocupado.
—Si, está seguro —me tranquilizó.
—¿Para donde me llevas?
—Sorpresa —noté un dejo de ansiedad en su voz.
Me llevó de la mano por lo que asumí era un sendero, hasta que se detuvo, me sacó la bufanda de los ojos y pude ver que estaba en una quebrada.
—¿Por qué me trajiste hasta acá? —le pregunté sorprendido por el lugar desolado al que me había llevado.
—Sorpresa —me volvió a decir, dándome un beso en la boca—. Vamos a tener que escalar un poco.
No mentía. Estábamos frente a un cerro, que si bien no teníamos que escalar, claramente necesitaba mis ojos para poder subirlo. Caminé tras mi pololo el empinado terreno hasta casi llegar a la cima del cerro. El Huaso se volteó y se acercó a mí.
—Vuelve a taparte los ojos —me dijo con una sonrisa en la cara. Yo le hice caso, y esperé que me tomara de la mano para volver a guiarme. Después de unos segundos de guía volvió a detenerse—. Espera aquí un ratito.
Me quedé de pie esperando, comenzando a sentir frio por el viento que hacía en el lugar, pero como si me pudiera leer la mente, el Huaso se acercó a mí y me puso su chaqueta en los hombros y me besó. Se alejó y volví a escuchar el ruido de las piedras bajo sus pisadas y del cierre de su mochila al abrirse y cerrarse.
—¡Listo! —dijo después de unos cinco minutos que en realidad parecieron más largos. Se acercó a mí y me sacó la bufanda de los ojos—. Feliz cumpleaños amor.
Estábamos parados casi en la cima de un cerro desde donde se veía toda la ciudad. La tarde despejada daba unos bellos tonos anaranjados al paisaje que ciertamente te hacían enamorarte del lugar. A unos metros de donde estaba parado, en una superficie algo plana, el Huaso había puesto unas mantas en el suelo, y sobre estas un par de cojines, un par de termos y un plato con sándwiches.
—Pato, te pasaste —le dije con una amplia sonrisa, llena de felicidad. Me volteé a besarlo en señal de agradecimiento, y nos quedamos de pie uno frente al otro—. Gracias.
—Todo esto es por ti, amor —me dijo mirándome a los ojos—. No tienes idea lo feliz que me haces, y por eso te quería dar esta sorpresa. Gracias por aguantarme y por ser como eres. Te amo.
—Yo también te amo —le dije volviendo a besarlo.
—¿Vamos a comer? —me tomó de la mano y me llevó a donde estaba preparado el picnic.
Nos sentamos uno al lado del otro y me sirvió de inmediato una taza de té. Cuando iba a tomar un sándwich del plato, me detuvo.
—Espera —dijo sacando una caja de su mochila. Adentro tenía un par de porciones de torta. Sacó una vela y un encendedor de su bolsillo y preparó todo para cantarme el cumpleaños feliz.
—Gracias —dije entre risas después de apagar la vela.
—¿Cuál fue tu deseo? —me preguntó.
—No te puedo decir po, o si no, no se cumple.
—Verdad po, que soy weon —se rió—. Ojalá se te cumpla.
—No eres weon —lo conforté.
Nos pusimos a comer, y entre conversaciones, risas y besos, la tarde no podía ser más maravillosa.
—¿Cómo se te ocurrió todo esto? —le pregunté.
—El otro dia había visto que el Yiyo subió una foto en Facebook desde acá. Y altiro se me ocurrió traerte para tu cumpleaños.
—¿Quién es el Yiyo? —estaba confundido porque me hablaba de él como si lo conociera.
—Ah, el Jaime po, de quinto año —al ver mi cara de WTF siguió explicando—. Juega a la pelota conmigo y los niños.
—¿Y por qué le dicen Yiyo? —me parecía curioso su nombre.
—Por Topo Gigio. Es que tiene las medias orejas —se puso a reir, como acordándose en su mente de la cara de este tal Jaime.
Cuando mencionó que el Yiyo jugaba con él a la pelota, me acordé de algo que no le había contado, así que aproveché el buen humor para decírselo.
—Oye, Pato —le dije, con un poco de miedo.
—Dime, amor.
—Tu conoces al Guillermo, ¿cierto?
—Si po, de repente igual juega a la pelota con nosotros, ¿por? —preguntó curioso.
—Es que el otro día me pasó algo raro con él, sentí como que me estaba coqueteando —le expliqué.
—¿El Guille? ¿coqueteándote? —me preguntó incrédulo.
—Si. Te juro que yo no le coqueteé de vuelta —me defendí.
—Amor, nada que ver —dijo escéptico—. O sea, igual eres rico —me dio un agarrón en la cintura—, pero na que ver, el Guille es hetero.
—Tu igual eras hetero po Pato —le recordé.
—Si, pero es distinto. Tú me conquistaste —se acercó a besarme.
—¿No te pone celoso que trabaje con él en el lab después de contarte esto? —le pregunté confundido.
—Nop —dijo confiado—. Mira yo lo conozco, y estoy seguro que el weon es hetero. Y si fuera el caso, tú no te fijarías nunca en él.
—¿Por qué no? Es guapo —intenté ver como reaccionaba.
—Ya, si, puede ser. Pero igual su perso es muy nada que ver contigo. Puede ser hasta desagradable —me explicó—. Confío en ti.
—¿Seguro? —ahora era yo el incrédulo—. ¿Y no confías en mi cuando estoy con el Bryan?
—Eso es distinto —se rió—. El Bryan es más bonito e inteligente que el Guille. Aparte me cae mal —se volvió a reír.
—Gracias por confiar en mi —le dije, aún descolocado—. Igual no sé qué tan inteligente sea el Bryan si pone la dirección de su casa en Facebook.
El Huaso guardó silencio para no decir alguna pesadez sobre mi amigo.
—Faltó traer alguna silla para poder apoyar la espalda —le comenté cuando terminamos de comer.
—No es necesario, amor —me dijo, y se levantó para sentarse detrás mio, con las piernas abiertas y abrazándome por detrás—. Apóyate en mí.
Le hice caso y nos quedamos ahí, abrazados mirando la ciudad mientras el sol caía y las luces de las casas y edificios comenzaban a encenderse. El Huaso me daba besos en el cuello y me abrazaba fuerte a ratos cuando la brisa hacía lo suyo. En ese momento me di cuenta que no pude haber tenido un mejor regalo de cumpleaños de parte de mi pololo, y podía decir con total seguridad que al menos uno de los deseos se había cumplido: era el hombre más feliz del mundo.
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yumeorage · 5 years
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Orion 32: Yo lo decía en broma nenes xD
Os juro que estaba bromeando en twitter cuando dije que Tatsuya se podía lastimar, de verdad que iba en broma.
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SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS SPOILERS
La verdad es que nose por donde empezar este despropósito. Podríamos puntualizar 3 hechos:
Asuto y sus cambios hormonales.
Shirou y su “traición”.
Los Ichinoses y Tatsuya Herido.
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Los Ichinoses (ft. Tatsuya)
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La verdad es que el partido no estuvo mal, me agrada el hecho que no los nerfearan xD (también porque Afuro finalmente paso a 2do plano, casi). Pero aún así, sigo preguntándome: si Rusia se dejó ganar o en realidad son bastante buenos. Que Froy no es de orion, según él, pero quien sabe quizás nos mintieron, o quizás de verdad Rusia no es tan fuerte y estados unidos les dio una paliza.
Es que sí es así, como que orion no mueve bien sus piezas XD Hubiesen dejado al equipo de estados unidos hacer lo suyo, quizás le hubiesen ganado a Inazuma y luego orion se hubiese deshecho de ee.uu xD
Que me desvio del tema!!
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El partido comienza nuevamente, se reanuda con los Ichinoses dentro, aunque al principio fallan todos los demás miembros, ya que sin su general, sin su jefe, pareciera que no pueden hacer nada. Obviamente Inazuma Japan, más específicamente Nosaka, toma ventaja de esto, atacando. Este es un punto para Nosaka y el guión, que en ese momento pensé: son tan buenos los del inazuma japan que van a dejar que se recuperen, PERO NO.
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Los tres Ichinoses tuvieron que parar sus técnicas, ya que todo el equipo restante estaba confundido, triste, etc. 
Mientras se iba desarrollando el partido, los de orion (los navy invader), iban despertando y aceptando a Ichinose y a los otros dos Ichinoses, como parte del equipo. Vamos, como NAKAMAS, compañeros, etc. Que son un equipo, que se apoyan, que no necesitan las órdenes, son libres para jugar, que el fútbol llora, que el balón es tu amigo, que los camiones, que no importa que sean de orion, etc, etc, etc, etc.
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La verdad es que extrañaba eso, que surgiera ese ánimo, esos discursos con camiones, pero igual digo:
Ichinose, esos niños mandaron a más de la mitad de tu equipo al hospital, como que los perdonas muy fácil.
Aunque quizás se está apoyando en que ellos solo seguían órdenes, que no son malos, y esa cosas de los soldados que-
ME VALE MADRES, los Ichinoses + los de orion, logran sincronizarse y ser un equipo, para anotar un gol.
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PERO, PERO, PERO
QUE TATSUYA ESTÁ HERIDO?!?!?
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Fue un segundo, unos pocos frames, pero lo pusieron allí en el capítulo, Tatsuya apunto de defender (porque es defensa ahora), pero no pudo. Fue fugaz, pero se notó que resaltaron eso por algo, además tuvo un flash back, donde nos recordaron que Hiroto y Saginuma son sus amigos! ES QUE A MÍ YA SE ME HABÍA OLVIDADO! XD ah
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El flash back solo era sobre la nueva posición de Tatsuya como defensa y como Hiroto estaba preocupado por su cambio. Al igual que Saginuma, ya que este se dio cuenta que para poder participar (PORQUE COMO PORTERO NO HA HECHO NADA), tendrá que cambiar :D tal como Tatsuya.
La verdad es que el hecho que mostraran ese detalle de Tatsuya, no me da un buen indicio de su futuro...
¿Cuanto apuestan a que Saginuma se volverá defensa con la salida de Tatsuya? XD En el original, fue GK y luego FW si no mal recuerdo, ¿también fue MF? La cosa es que creo que podría ser defensa, que se yo :v
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(A propósito estoy un poco molesta porque Kazemaru tiene TREMENDA técnica defensiva, pero ya no lo ha vuelto a usar, ni ha estado en el partido actual, y joder, yo creo que su técnica hubiese detenido la gran mayoría de los goles)
Asi que, obviamente al final, gana inazuma japan:
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Afuro, Hiroto e Iwato, intentan con su nueva técnica, pero los Ichinoses se la destrozan. Consecuencia: los tres Ichinoses quedan re cansados y casi fuera de combate, entonces Afuro aprovecha y hace su técnica en solitario rápidamente para hacer un gol. Aunque ahora, el GK de los navy invader, le dio pelea para detenerlo, pero al final el balón cruzó la línea de la portería.
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(los Navy Invader también tuvieron su flash back, lo que me gusto de eso es que fue corto y preciso)
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Asuto y sus cambios hormonales.
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Partido terminado y como inazuma japan son MUY buenos, todo queda perdonado entre los navy invader, que se dieron cuenta que estaban haciendo cosas malas, que ahora son unos santos, que hay que protegerlos porque son unos bebés, etc. Nada sorprendente, que al final quienes son los malos es la organización orion quien manipula a los niños.
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Creo que todos (o la gran mayoría), hemos llegado a la conclusión que antes orion hacia negocios justos, y que con la llegada de Bernard se desató la locura y la violencia contra los pobres niños.
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Entonces, en el capitulo anterior Asuto estaba en plan:
- Mi padre es de orion y orion es malo. No puedo confiar en orion.
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Pero en este capitulo:
- Allí esta mi padre, iré a verlo poniendo una escusa tonta para escaparme.
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Y se va feliz de la vida. De verdad, es que no lo comprendo, alguien más tiene el presentimiento de que algo malo va a pasarLE?
En el próximo capitulo aparecera el niño sin nombre del opening, seguro será un nuevo acosador. Me da que intentará convencer a Asuto que orion es bueno, o quizás él tenga una visión distinta sobre Orion, que contradiga completamente con la de Asuto.
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(Ellos tienen la misma escena que tienen Hikaru y Froy en el opening, algo va a pasar entre ellos dos, nueva ship nenes)
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Shirou y su “traición”
Se confirma que Shirou esta con orion, al verlo conversar con Shinjou, allí muy tranquilo. ES QUE ACASO NADIE FUE EDUCADO CON QUE NO DEBEN HABLAR CON EXTRAÑOS QUE TRABAJAN CON EMPRESAS DE DUDOSOS OBJETIVOS???
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Parece ser que Shinjou lo llama allí, ya que se disculpa por involucrarlo(?)
Pero Shirou no le importa, porque quiere saber que ocurre con el futbol mundial ¿? Así que, podemos suponer que Shirou tiene un motivo para estar allí: Quiere saber más de orion.
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Entonces Shirou le pregunta: ¿Qué es lo que debe hacer? Uno lo puede interpretar como que ya hizo algo antes por orion, o que recién ahora hará algo por ellos. En fin que Shinjou le pide que sea parte de orion. Y Shirou está sorprendido, no cree que le esté pidiendo algo así. Shinjou le responde que le dirá la verdad de orion.
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Eso lo sabremos en el próximo capítulo(?)
Y ya esta :D
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DATOS QUE SERÁN IMPORTANTES PARA LOS PRÓXIMOS CAPÍTULOS
En realidad nop :v
Extraño a Kazemaru :c quiero que haga una técnica combinada con Atsuya, ya que no nos dieron la técnica con Shirou ;w;
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En el próximo capitulo Asuto brillará, pero espero que salgan los demás, sobre todo Kazemaru D: y también nos muestren más a Atsuya, lo están ignorando bien feo.
¿Que será del equipo de españa? No los han mostrado para nada.
En la preview filtrada, dice que Asuto les deja una carta a su equipo antes de irse con su padre ¿Será que los chicos lo van a ir buscar? ¿ellos se enterarán de la verdad? ¿o dejarán a Asuto a su suerte? Yo creo que Goujin, y los demás niños de la isla, sí que se preocuparán por él, no sé los demás.
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(Se ve muy sospechosa esa escena)
La imagen perturbadora de esta semana es: 
...
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joder es que da mal rollo y todo XD
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elquecuentacuentos · 6 years
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La intrusa
Por: Jorge Luis Borges.
En Turdera los llamaban los Nilsen. El párroco me dijo que su predecesor recordaba, no sin sorpresa, haber visto en la casa de esa gente una gastada Biblia de tapas negras, con caracteres góticos; en las últimas páginas entrevió nombres y fechas manuscritas. Era el único libro que había en la casa. La azarosa crónica de los Nilsen, perdida como todo se perderá. El caserón, que ya no existe, era de ladrillo sin revocar; desde el zaguán se divisaban un patio de baldosa colorada y otro de tierra. Pocos, por lo demás, entraron ahí; los Nilsen defendían su soledad. En las habitaciones desmanteladas dormían en catres; sus lujos eran el caballo, el apero, la daga de hojas corta, el atuendo rumboso de los sábados y el alcohol pendenciero. Sé que eran altos, de melena rojiza. Dinamarca o Irlanda, de las que nunca oirían hablar, andaban por la sangre de esos dos criollos. El barrio los temía a los Colorados; no es imposible que debieran alguna muerte. Hombro a hombro pelearon una vez a la policía. Se dice que el menor tuvo un altercado con Juan Iberra, en el que no llevó la peor parte, lo cual, según los entendidos, es mucho. Fueron troperos, cuarteadores, cuatreros y alguna vez tahúres. Tenían fama de avaros, salvo cuando la bebida y el juego los volvían generosos. De sus deudos nada se sabe y ni de dónde vinieron. Eran dueños de una carreta y una yunta de bueyes.
Físicamente diferían del compadraje que dio su apodo forajido a la Costa Brava. Esto, y lo que ignoramos, ayuda a comprender lo unidos que fueron. Malquistarse con uno era contar con dos enemigos.
Los Nilsen eran calaveras, pero sus episodios amorosos habían sido hasta entonces de zaguán o de casa mala. No faltaron, pues, comentarios cuando Cristián llevó a vivir con él a Juliana Burgos. Es verdad que ganaba así una sirvienta, pero no es menos cierto que la colmó de horrendas baratijas y que la lucía en las fiestas. En las pobres fiestas de conventillo, donde la quebrada y el corte estaban prohibidos y donde se bailaba, todavía, con mucha luz. Juliana era de tez morena y de ojos rasgados; bastaba que alguien la mirara, para que se sonriera. En un barrio modesto, donde el trabajo y el descuido gastan a las mujeres, no era mal parecida.
Eduardo los acompañaba al principio. Después emprendió un viaje a Arrecifes por no sé qué negocio; a su vuelta llevó a la casa una muchacha, que había levantado por el camino, y a los pocos días la echó. Se hizo más hosco; se emborrachaba solo en el almacén y no se daba con nadie. Estaba enamorado de la mujer de Cristián. El barrio, que tal vez lo supo antes que él, previó con alevosa alegría la rivalidad latente de los hermanos.
Una noche, al volver tarde de la esquina, Eduardo vio el oscuro de Cristián atado al palenque En el patio, el mayor estaba esperándolo con sus mejores pilchas. La mujer iba y venía con el mate en la mano. Cristián le dijo a Eduardo:
-Yo me voy a una farra en lo de Farías. Ahí la tenés a la Juliana; si la querés, usala.
El tono era entre mandón y cordial. Eduardo se quedó un tiempo mirándolo; no sabía qué hacer. Cristián se levantó, se despidió de Eduardo, no de Juliana, que era una cosa, montó a caballo y se fue al trote, sin apuro.
Desde aquella noche la compartieron. Nadie sabrá los pormenores de esa sórdida unión, que ultrajaba las decencias del arrabal. El arreglo anduvo bien por unas semanas, pero no podía durar. Entre ellos, los hermanos no pronunciaban el nombre de Juliana, ni siquiera para llamarla, pero buscaban, y encontraban razones para no estar de acuerdo. Discutían la venta de unos cueros, pero lo que discutían era otra cosa. Cristián solía alzar la voz y Eduardo callaba. Sin saberlo, estaban celándose. En el duro suburbio, un hombre no decía, ni se decía, que una mujer pudiera importarle, más allá del deseo y la posesión, pero los dos estaban enamorados. Esto, de algún modo, los humillaba.
Una tarde, en la plaza de Lomas, Eduardo se cruzó con Juan Iberra, que lo felicitó por ese primor que se había agenciado. Fue entonces, creo, que Eduardo lo injurió. Nadie, delante de él, iba a hacer burla de Cristián.
La mujer atendía a los dos con sumisión bestial; pero no podía ocultar alguna preferencia por el menor, que no había rechazado la participación, pero que no la había dispuesto.
Un día, le mandaron a la Juliana que sacara dos sillas al primer patio y que no apareciera por ahí, porque tenían que hablar. Ella esperaba un diálogo largo y se acostó a dormir la siesta, pero al rato la recordaron. Le hicieron llenar una bolsa con todo lo que tenía, sin olvidar el rosario de vidrio y la crucecita que le había dejado su madre. Sin explicarle nada la subieron a la carreta y emprendieron un silencioso y tedioso viaje. Había llovido; los caminos estaban muy pesados y serían las once de la noche cuando llegaron a Morón. Ahí la vendieron a la patrona del prostíbulo. El trato ya estaba hecho; Cristián cobró la suma y la dividió después con el otro.
En Turdera, los Nilsen, perdidos hasta entonces en la mañana (que también era una rutina) de aquel monstruoso amor, quisieron reanudar su antigua vida de hombres entre hombres. Volvieron a las trucadas, al reñidero, a las juergas casuales. Acaso, alguna vez, se creyeron salvados, pero solían incurrir, cada cual por su lado, en injustificadas o harto justificadas ausencias. Poco antes de fin de año el menor dijo que tenía que hacer en la Capital. Cristián se fue a Morón; en el palenque de la casa que sabemos reconoció al overo de Eduardo. Entró; adentro estaba el otro, esperando turno. Parece que Cristián le dijo:
-De seguir así, los vamos a cansar a los pingos. Más vale que la tengamos a mano.
Habló con la patrona, sacó unas monedas del tirador y se la llevaron. La Juliana iba con Cristián; Eduardo espoleó al overo para no verlos.
Volvieron a lo que ya se ha dicho. La infame solución había fracasado; los dos habían cedido a la tentación de hacer trampa. Caín andaba por ahí, pero el cariño entre los Nilsen era muy grande -¡quién sabe qué rigores y qué peligros habían compartido!- y prefirieron desahogar su exasperación con ajenos. Con un desconocido, con los perros, con la Juliana, que habían traído la discordia.
El mes de marzo estaba por concluir y el calor no cejaba. Un domingo (los domingos la gente suele recogerse temprano) Eduardo, que volvía del almacén, vio que Cristián uncía los bueyes. Cristián le dijo:
-Vení, tenemos que dejar unos cueros en lo del Pardo; ya los cargué; aprovechemos la fresca.
El comercio del Pardo quedaba, creo, más al Sur; tomaron por el Camino de las Tropas; después, por un desvío. El campo iba agrandándose con la noche.
Orillaron un pajonal; Cristián tiró el cigarro que había encendido y dijo sin apuro:
-A trabajar, hermano. Después nos ayudarán los caranchos. Hoy la maté. Que se quede aquí con su pilchas, ya no hará más perjuicios.
Se abrazaron, casi llorando. Ahora los ataba otro círculo: la mujer tristemente sacrificada y la obligación de olvidarla.
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golden-mar · 7 years
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DIARIO
Lunes 23 de octubre del 2017.
Hace poco me di cuenta que nadie me conoce en esta red, no tengo amigos que sepan mi Tumblr y no pueden chismosear acerca de lo que escribo aquí.  Pues bien, tengo mucho que decir.
Hace unos meses, vengo ahogándome en mis propias emociones y no sé cómo fluir y alejarme de tanto dolor. Perdí la costumbre de escribir y me he perdido de leer y escribir, que son cosas que me apasionan y dan vida. Me reencontré con la música hace un mes, y me alegra pero también me entristece, porque mi voz ha cambiado y ya no me escucho...
Creo que todo empezó por Raúl. No es su verdadero nombre pero prefiero dejarle ese nombre por si acaso, claro. Raúl es... no sé quién es en mi vida. Es importante, sí, pero no sé en qué sentido o qué tanto. Durante dos años he sentido algo por él. No sé si es amor o solo gusto, pero de que ha estado en mis pensamientos durante este tiempo las 24/7, lo ha estado. 
Solo mi amiga Areli (nombre inventado, como todos los que estarán acá) y Trix sabían de mi gusto por Raúl. Y fue hasta el semestre pasado, ya al final, cuando me di cuenta que sólo me quedaban dos semestres más para acabar la universidad que decidí hacer algo. O mis amigas decidieron por mí.
Debería aclarar algo: Raúl es profesor de la universidad donde estudio. Yo soy estudiante de, ahora, último año. Y tiene 35 años. Así que no sólo es mi profesor, sino que me gana por 14 años. Creo que el problema es claro, o al menos parte de él.
En junio, mis amigas y yo estábamos en los jardínes de mi facultad, perdiendo el tiempo mientras esperábamos para irnos a nuestras casas, era el último día de clases. Les había comentado más temprano ese día que tenía planeado invitar a un café a Raúl, pero soy cobarde y no podía ni encontrar el momento para decirle ni el valor, así que mis amigas tomaron mi celular, abrieron mi Messenger y le mandaron un inbox, invitándolo a tomar un café conmigo. 
Su reacción en ese momento fue increíble. Yo estaba hablando con mi padre al teléfono y solo lo miraba de vez de forma discreta, él estaba con otros maestros y algunos compañeros de cuarto semestre, tocando guitarra y riendo, cuando tomó su celular y lo checó, él miró su celular y luego me miró a mí, repitió el gesto dos veces y entró como en pánico. Su mejor amigo, y también profesor, Fabián, lo miró intrigado y le preguntó con la mirada qué pasaba, pero Raúl lo ignoró, se limitó a observar su celular y mirar a su alrededor confundido. Yo terminé de hablar con mi papá y miré el celular, mi Messenger estaba abierto y vi que había un inbox para él, que ya había visto. Todo hizo clic en mi mente y miré a mis amigas con pánico. Sentía la mirada de Raúl sobre mí y fue más de lo que soporté, salí corriendo de los jardínes, hacia los baños. 
Después me enteraría por Trix que Raúl hizo amago de seguirme, pero se quedó paralizado cuando varios de mis compañeros y Fabián notaron su reacción. Se sentó y se limitó a observar su celular. Según Trix, Fabián y él empezaron a mensajearse y Raúl se veía muy preocupado.
Mientras eso pasaba, yo estaba en una banca atrás de los baños, respirando y tratando de no llorar. Estaba en shock, asustada y avergonzada. Me explico: hace años, cuando estaba en secundaria, cometí la babosada de decirle al chico que me gustaba, Coco (apodo que tomaremos como nombre porque sí), por mensajes en el ahora inexistente Messenger. No me fue bien. Ni siquiera supe qué sentía Coco, pero sí sus amigos: me humillaron y se burlaron de mí por un año entero. Sufrí mucho y eso me hizo cerrarme al amor y a cualquier intento de él. Raúl había desbloqueado algo, pero de todas maneras estaba aterrada a que se repitiera la historia.
Mi amiga Areli se quedó conmigo hasta que me controlé y regresamos al jardín para tomar nuestras cosas e irnos, Rául intentaba no verme pero noté su mirada muchas veces. Areli fingió que algo había pasado con mi mamá y que por eso salí corriendo, le seguí el juego y nos fuimos de ahí junto con Trix. Para llegar a mi uni hay que tomar un camión, que nos lleva directamente a CU y de ahí cada quién a sus casas. Mientras estábamos en el camión, Trix nos contaba qué había pasado. Yo estaba callada y pensativa, cuando íbamos a casi medio camino, se me ocurrió sacar mi celular y prender los datos. Tenía un inbox de Raúl. Entré en pánico y luego en alegría absoluta. Él había aceptado. Quedamos de salir en vacaciones de verano, pero no se pudo por varias razones, así que regresando al semestre, le mandé un mensaje recordándole nuestra cita pendiente, así que agendamos un día. Fue difícil, no solo porque a mí me costaba mucho hablar con él y poner fecha, sino porque me daba miedo que él me mandara a volar al final. Salimos un miércoles, duramos horas hablando y me sentía en las nubes todo el tiempo; era raro, ya había tenido citas antes pero siempre me ha puesto nerviosa Raúl, estar tan cerca de él sin el estatus de profesor/alumna entre nosotros me puso aún más nerviosa. Pero fue una buena cita... O eso creí.
Seguimos hablando por unas semanas y quería volver a salir con él, pero sentía que era momento de él pedírmelo, claro si él quería salir conmigo. Unas dos semanas después de nuestra cita, me hice un cambio de look. Mi cabello era mitad rubio, mitad castaño. Me lo pinté a castaño oscuro y no esperaba que me dijeran gran cosa de él. Increíblemente recibí muchos halagos y cumplidos, pero el que más me emocionó y lo sentí real, fue el de Raúl. Dijo que me veía muy bien, muy guapa y que le gustaba mi cabello así. Le di las gracias y regresé a mis clases. Había ciertos momentos en que él coqueteaba conmigo y siempre que hablábamos en persona, reíamos. 
Yo me estaba empezando a interesar más en él y quise saber en qué estábamos parados, ya que nunca me ha gustado ese concepto de “free” o de salida por una noche, quería saber si él sentía algo más que amistad y si podíamos crear algo lindo. Le mandé otro inbox, diciéndole que me gustaría salir más con él y conocerlo como hombre, no como profesor. Me contesto que aunque le halagara mi pedimento, él solo podía darme su amistad ya que tenía novia por el momento. 
Mi corazón se rompió. Si bien nunca me prometió nada ni me insinuó nada, creo que yo me hice tantas ilusiones que me rompí el corazón yo misma. Me di cuenta que me había enamorado mucho antes de empezar a ser algo, y fue doloroso los días siguientes, me daba mucho coraje verlo pero al mismo tiempo mucha melancolía. Dejé de hablarle y deje de intentar verlo. Pero siempre aparece cerca de donde estoy, y aunque quisiera hablar con él, no quiero hacerme más daño. Le dije que podíamos seguir siendo amigos pero duele cuando sabes que quieres a esa persona.
Me alejé y hace poco me di cuenta que no podía extrañar algo que nunca inició, pero lo hago. Extraño nuestras charlas y no sé cómo separarme de mis sentimientos, no sé cómo olvidarlo. 
Hace unos días, hablando con un amigo, decidimos salir hoy más en la mañana, a las 10, pero me siento rara. Este amigo, llamémosle Javier, le he gustado desde la prepa pero a mí no me gusta... Bueno, corrección, me gustaba, pero fue el novio de mi mejor amiga y dejé de verlo como hombre. Además que no es mi tipo. Siento un gran cariño por él, cierto, más no me imagino siendo algo más que amigos, me pone enferma de solo pensarlo. Es como el hermano mayor que nunca tuve. Lo quiero mucho y siempre lo querré, pero no siento nada más por él. Y me quiero golpear. A él le gusto y yo no soy capaz de verlo como algo más que un amigo, y a la persona a quien yo quiero... Bueno, él está feliz con su novia. 
Pensándolo objetivamente, es algo muy tonto y triste que esté interesada por alguien a quien no le importo y que la persona que está interesada en mí, no soy capaz de verla más que como un amigo... Pero, siendo honesta, no puedo manejar mis sentimientos y a obligarme a quién querer y a quién no. Javier es alguien increíble y de verdad lo aprecio, pero no es Raúl... Y siento que nadie será Raúl. 
No quiero encasillarme en Raúl, quiero conocer a alguien más y poder enamorarme y ser correspondida, pero por este momento, Raúl me atonta y lastima. No pienso meterme con alguien más para sacarme a Raúl del corazón, porque no pienso dañar a nadie usándolo de esa forma. Dejaré que el tiempo me ayude y la distancia. En cuanto me gradúe, pienso irme de mi ciudad. Buscar trabajo en otro lado y empezar desde cero. Creo que será lo más sano. Por ahora, debo alejarme de Raúl y concentrárme en la gente a mi alrededor. Saldré con Javier y disfrutaré de la salida como amigos, disfrutaré su amistad y dejaré que Dios y el tiempo decida qué pasará con Raúl.
Total, lo que tiene que ser, será. No importa lo que decidamos, si está escrito, tarde o temprano pasará.
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kimmaryarmy-blog · 5 years
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¿Como yo tuve la noticia de que iba a conocer los? Bueno, estaba en mi casa acababa de llegar del trabajo y me propuse descansar en el sofá mirando una película, hasta que me suena el celular,era un wap que decía que había ganado un premio del cual no me había anotado a ningún concurso,lo deje pasar hasta que la misma persona me pedía hacer una videollamada y yo ni muerta que la iba a aceptar. Entonces me mandaron otro wap y decían que era urgente el querer comunicarse conmigo y no me quedo de otra que hacerlo. Entonces acepté la llamada y una señora del otro lado me dijo que me había ganado el premio de poder pasar una semana con ustedes, creí que me estaba haciendo una broma y me dijo que no, me mostró unas cuantas cosas en su computadora para que viera que era todo verdad y además de que mi nombre y mis datos salían ahí.
Y yo me puse a pensar como mierda fue que eso sucedió y al parecer mi mejor amiga fue quien arregló todo. Y es así como es que estoy aquí, la verdad sigo sin creerme lo y notarán que no eh dejado de hablar todo este tiempo por qué estoy super nerviosa y jamás hablo tango cuando estoy nerviosa pero no sé qué pasa, siento que me va a agarrar un colapso o algo, ¡ay quiero llorar! Esperen eso quedaría mal, mejor voy a tirarme por la ventana – Jung Kook me sujeto del brazo para que no me fuera y me sonrió con esos dientitos tan bellos que enamoran –.
No hagas eso, aún no terminamos de hablar, además de que Jin hyeong está preparando la cena –yo solo asenti, es lo mínimo que podía hacer antes ese gesto –¿Qué te parece escuchar una canción mientras?
Y ahí estaba otra vez esa sonrisa y así estuve un buen tiempo escuchando su bella voz. Tae se acercó a nosotros y comenzó a cantar con él Magic Shop, sus voces coordinan a la perfección que hacían mi cuerpo temblar, tomó entre sus brazos a mi pequeño pekinés y leyó su nombre en su placa y dejó de cantar provocando a que lo viera.
¿Por qué se llama Yeotan? Solo mi Yeontan se puede llamar así – dijo frunciendo la frente –.
¿Qué tiene de malo? Además si lo ves no es lo mismo, digo no son de la misma raza además de que el es Latino. No debes enojarte – no veía el problema y solo le respondí tranquila, eso le molestó y no sabía el por qué y empezó a darme muchas variables del por qué no quería que se llamará así,incluso quiso que le cambiará el nombre. Me moleste un poco,cómo podría cambiarse lo, no tenía absolutamente nada que me acercara a él y que mi cachorro tenga el mismo nombre que el suyo me hacía la persona más feliz en la vida. Génesis otra de las chicas que se ganó el premio al igual que yo se acercó a mí y como estaba discutiendo con Tae no me había dado cuenta que me estaba hablando.
Heder, Heder...!!
¡Qué quieres! – mis ojos se abrieron por completo, le había gritado a mi amiga – Lo siento, ¿que sucede?
Jin oppa dijo que fuéramos que ya está la cena –le dije que sí con la cabeza y me llevo de la mano siendo seguida de Tae y Kook detrás nuestro hasta el comedor donde estaban los demás – ¡Oppa ya puedes traer la comida ya estamos todos!
¿Y ustedes por qué estaban discutiendo?– pregunto Yoongi mientras se metía varios bocados de Gimbap a la boca, apuntandonos luego con los palillos – Escuchaba sus voces desde mi estudio, apenas si podía concentrarme. Si no fuera por Eli qué me detuvo ya los abría golpeado.
La verdad no te detuve por qué no quería que los golpearas por mi dale todo los manotazos que quieras – le sonrió – pasa que Heder es muy agresiva y podrá haberte golpeado a tí – Yoongi la miró con la boca abierta y ella solo le dio una caricia en su mejilla –No te preocupes yo siempre te protegeré.
Tae tiene toda la culpa – lo apunté con los palillos mientras metía comida a mi boca llenando mis mejillas y refunfuñaba –¿Nof sep cual es su poblema? Y ya me está canllando.
Simplemente digo que no quiero que tenga el mismo nombre,no es justo, además de que yo le puse así primero – enserio estaba encaprichado con eso, se cruzó de brazos e hizo un puchero, mierda se veía tan malditamente adorable que quería comer me lo a besos, pequeño niño arrogante –.
¡Pero dime por qué!!!.
¡POR QUÉ SI TE CASAS CONMIGO NO PODEMOS TENER A DOS PERRITOS CON EL MISMO NOMBRÉ ESO NO ES NORMAL! – Grito eso tan fuerte que no reaccione al momento,incluso golpeó la mesa con ambas de sus palmas tirando algunas cosas –.
Pero yo quiero que ellos... Espera ¿qué? ¡¿Que acabas de decir?!
Lo que escuchaste, así que ahora cámbiale el nombre a tu cachorro – me hizo un gesto con la mano para que le haga caso, como si lo mencionado no hubiese pasado–.
Eso me puso muy feliz que hasta podría saltar hasta donde estaba el y abrazarlo y llenarlo de besos. Pero así como mi sonrisa salió tan repentina así se fue,como una tormenta que ocasiona desastre en tan solo unas horas y luego se va dejando dolor. Noto mi cambio y no tardó en pregunta el por qué de mi gesto, ¿qué podía decirle?solo la verdad no le mentiría.
No hagas que me ilusione quieres,¿Casarnos tú y yo? Como si eso pasará – sonreí y lo mire fijo a los ojos y vi como su semblante cambiaba a uno serio – Solo estaré aquí una semana,no hagas esos comentarios por favor.
¿Por qué no podría pasar? ¡Qué si quiero elegirte a tí! – sonreí de lado mientras negaba con mi cabeza,provocando que se molestará – ¡ Acaso creés que el que estés aquí es pura casualidad! No lo es, por qué yo ya te había visto antes, se que trabajas en ese restaurante y se que te has esforzado mucho por conseguir el puesto de chef y...–lo interrumpí –.
¿Cómo sabes eso? ¡Acaso me espías! Qué es esto, por Dios, espera..espera.. ¿entonces tú hablaste con mi amiga? – me levanté sorprendida del asiento, ¿Enserio él había hecho eso por mí? ¿Pero por qué? Fijarse en mí no me la creo – ¿Qué pretendes con esto? ¿Qué sufra, que mi corazón se rompa en mil pedazos?
Yo solo te quiero para mí, quiero amarte quiero poder abrazarte, besarte y quiero saber todo sobre. Qué me hables sobre tu día, que tan difícil es tu trabajo, si estás preocupada por tu familia, que tanto los amas. Qué me cuentes la historia que tienes con ese bello cachorrito. Quiero poder despertar todos los días y encontrarte a mi lado tocar cada una de tus pecas hasta que despiertes y ver como abres tus ojos encontrándome con esas pupilas negras. Rozar tus labios con los míos y susurrarte siempre que te amo. Por qué yo te amo Heder.
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