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#mía es la venganza
zanephillips · 4 months
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José Sospedra Mía es la Venganza 1.01
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malecelebinfemdom · 11 months
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Cfnm scene in Mía Es La Venganza
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tetha1950 · 1 day
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Cuando la paz no es posible...
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Romanos 12:18 dice: Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos.
Este versículo implica que no es posible vivir en paz con algunas personas porque rehúsan hacer las paces. Asumen la posición de un enemigo, de un antagonista, y se niegan a salir de esa posición sin importar lo que uno haga.
Pero, siempre y cuando dependa de usted, usted debe buscar las cosas que traigan paz. Necesita orar, necesita comunicarse y, si Dios le guía, necesita dar un obsequio. Y, claro, debe expresar el hecho de que quiere la paz a través de sus acciones.
A veces algunos no cederán. No cederán a la influencia del Espíritu de Dios, no cederán a sus intentos. Pero al menos puede tener la satisfacción de haber hecho todo lo que estaba en su mano hacer.
¿Eso le da permiso para ser grosero o tratarlos mal? No. Los siguientes versículos reconocen esto. Vea Romanos 12:19–21: No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: “Mía es la venganza; yo pagaré”, dice el Señor. Antes bien, “Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que se avergüence de su conducta”. No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.
Continúe extendiendo una ofrenda de paz. Si los demás nunca responden, por lo menos usted tendrá un conciencia tranquila. Dios se encargará de las cosas que estén fuera de su control. No tome la responsabilidad en sus manos. “La venganza es mía”, dice el Señor.
(Ps. Bayless Conley).
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ocasoinefable · 10 months
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Fue por casualidad. Yo hago traducciones de libros y otros encargos de índole literario. Una tarde recibí un pedido algo fuera de lo común; con letra semicurva y de horma recta, más con una tendencia en inclinarse hacía la derecha;
Este es un asunto que me escuece los sesos como cualquier otro asunto teórico. Hoy es mi cumpleaños y he recibido una pequeña venganza que me ha hecho arrancarme las horas y denegar una opinión. En realidad fue una inocente broma, un libro de romance y una pregunta cómo nota en negrilla "¿Qué se necesita para un beso. Qué para una sonrisa azucarada y un corazón en las puntas de los labios..? Tanto así como una teoría o una de tus horas. Te queremos con todo y la nariz envuelta entre libros" Me he ruborizado, se me salido los nervios por los labios al apretar luego una risilla a lo que me pedían una opinión sobre este gran tema; el romance. He callado como tantas otras veces, he buscado la huida no sin antes sentir algo de enojo al retener un arco de cupido vacío. He oído algunos de mis conocidos mencionar su trabajo a veces poco inusual, pero cartas ha declarado sus manos y trabajos para noches solitarias, una especie de escaparate donde se puede disfrutar de un pasadizo poco conocido que de repente nos sorprende. Aun después de todo podría evitar este rodeo y solo decirle que necesito un punto de partida, una respuesta. Bueno quizás una correspondencia para sosegar mis inquietudes, como un pequeña que desea que le hablen de hadas, mientras en un lugar de su colcha sabe que no las hay, o al menos es poco probable que la visiten, más al sentir que se pronuncia puede mantener su mirada calma y volver en su colcha y rearmar otro día sin una sombra que le persiga.
Al final de la nota, había una delicada firma, unos puntitos suaves y perfilados, las hojas tenían un aroma a lavanda como sí hubieran sido rociada por infusión floral. He caminado con un corto arco en redondel de cupido toda la tarde, aun le doy vueltas a su petición, será una caída suave, un velero del cual no regresar, lo he sentido bajo su letra ligera y a veces arrebatada en algunos puntos. Comienzo a redactar la respuesta sobre las nueve de la noche, cualquiera hoja he tomado, y antes de comenzar debo separarme de la tentativa a carta para decirme esto; como si el tiempo y un mirada nos atravesará, tengo la seguridad que cuando lo lea sentirá lo mismo sin poder encontrar alguna respuesta. Me suelto la camisa, abro las ventanas, coloco una canción y sin saberlo mis ojos comienzan a lagrimear, arruño una hoja para sacarme este sentir y no parecer un loco, más aun poco importa, su locura me alcanza como lo haría sus cabellos, como lo atraparía el mover suave de su cintura al acercarse, como el brincar de su voz entre los labios y el dejo de mis pestañas, como lo dirían sus manos atrapando en sus dedos mis labios rendidos. Solo cuando vuelvo sentir que llevo el lapicero entre las manos redactó sin dejar espacio;
Es un poco inusual su petición, más aun con gusto la recibo. Le citó dos grandes ejes para desenvolver la siguiente misiva. La primera, a Baruch Spinoza bajo un velo a todo volumen de un solo de violín. La segunda; no importa que esté haciendo, corra a ver los tres momentos del día y apriete su corazón como si lo sacará por su boca, el despertar, la tarde y la noche... Luego podremos intercambiar su opinión y la mía, ya que sería inútil si buscamos una forma en el lenguaje para un beso, sería irrisorio pretender alguna manera o forma para la infinidad y la delicadeza de una sonrisa azucarada. Le deseo un buen tercer día de cumpleaños, debido a que la carta deberá estar en sus manos al segundo día de enviarla. El olor de lavanda es un suave en tu carta.
Comieza a clarear. dejo la carta en el buzón, y luego de hacerlo recuerdo que no puse remitente o firma, solo destinatario y me abordan las preguntas, me sacude un temblor que me hace contraer los respiros de forma apresurada. Han pasado algunos días a lo que recibí su carta, está vez venía en unas hojas de tamaño regular y de forma algo traviesa, quizás de alguna de sus agendas más antiguas y más acogidas, de esas que guardada con cariño en blanco para anotar detallitos queridos; lo sé por su tela delgada, por sus bordes cuadrados más bien adornados de forma manual, su letra iba en cursiva y marcada, tuvo que ser en la noche, sujetada a mi última letra, más la ha retenido dándole vueltas más por un poco de timidez que por algo más...
Nos reencontramos, eso quería decirme usted. Eso ha guardado en otra hoja para no decirlo, más yo que soy ese arrojo que usted ya sabe, le diré tal cual usted y yo esperamos. Toma mis cabellos y los gira haciendo de ellos un cascada. No sé cómo se le dirá, y tiene toda la razón en sus primera declaración; azar o destino, aquí estamos, así de simple y complejo a la vez. Su sobriedad me calma y yo sobresalto su calma, creo que solo con decir tú en aquella pregunta abría colocado mi cordura al borde. Tú en cada petición. Hay muchas palabras que se pronuncia en dos silencios que se comparten.
Me repica el corazón, me salta su lengua y pintan con un borde húmedo el jadeo casi lento que me recorre y trae. Cómo morder una flor y tragarla, más aun se le toca con la nariz y se le guarda con igual dedicación y compromiso. Debo calmarme, es todo lo que puedo pensar. Reviso los picos de las letras que suben y bajan, sus dedos entrelazan los botones de la camisa, tira de uno en uno haciendo que nieve, estira de mis ojos su boca caliente y suave, se algodonada un poco en las comisuras y me recita algún verso deslindando, muerde, aprieta, toma y abre como tierra bajo el mar... Llevo media noche y me será imposible, así que la orillo a su locura y adelanto al tiempo
Un poco empolvadas tus hojas. Un poco de rubor al arrojo de mis manos. Un poco de timidez en la sagacidad de sus palabras. Más aun sigue tus ojos claros y apacibles. Nos vemos el día de mañana en la fuente que está en el centro de la cuidad, llevaré puesto unas antenas de abejas solo para que rías y así declarar que tu ímpetu te viste y la lleva como arena en una tormenta, solo para retener mi valor y no desfallecer al saber que estamos retando a la Infinitud y las cuerdas que rigen al mundo, solo para decirle al tiempo que nuevamente estamos retando como un intrépido vasallo a Dios y la vida tus ojos, y quizás cuando se aleje ya dejé de ser vida. ¿Qué se necesita para un beso. Qué para una sonrisa azucarada y un corazón en las puntas de los labios..? Nada de eso, golpa el corazón y todo se traduce al borde de su letra atravesando mi alma, trayendo tu cuidado con tu corazón sangrando por mí. El todo y su consecutiva nada son pisadas cada que le veo entre mis dedos, todo se lo digo al vertir de tus ojos. Y sí, le recorro la piel como lluvia se viste cuando cae, como tus suspiros se lo dicen, como los míos se estremecen, con la paciencia y continuidad de las horas.
Sé que me hará una repuesta que llegara luego de vernos al segundo día. La abriré delante de ella, más como si fuera un ramo de flores, no es que deba extenderse en explicaciones de parte y parte, es como dar un paseo y guiar los pasos. También tengo guardado estás líneas para que las abra en otro día juntos bajo esa fuente que nos espera.
(Un sabor se escurre por los goteos largos y rítmicos de la fuente y el agua)
Para que te atengas a mí, algo así para sentir que te advierto de mi falta de cordura, más sé que estarás en cada nuevo otoño, que tenías razón y en tu barco de manos y mar del mío no hay retorno y lo sabemos con gusto... La mayoría de las conversaciones pasan en mi cabeza, creo que me estoy volviendo loca. "Nadie habla de cosas poco agradables. De lo que queja y adolece. Por ejemplo, hoy no quiero vivir" la hoja para esta carta está húmeda, tiene las puntas roidas, le he hecho unos geranios caídos simulando los ultimos pétalos que vi en esa fuente al cruzar en el mes de septiembre y la llegada del otoño. Tú risa entre los espacios en blancos me hace sentir tu boca en el cuello, tu aliento bajo la espalda intercalando ligeras gotas de sudor, mojando los frescos tallos de mis vellos erizados... me estremece tener el sobre, tirar el liston, sacar las hojas y sentir tu caligrafía estirarse por la tela de la ropa y hundirse en los susurros de mis labios y el silencio. Incluso ahora que sentía la angustia venir, ha girado la brisa tras mis orejas mordisqueando suavemente las puntas, me he sonreído de lo mucho que cambio mi estilo y del vuelco repentino que le haces a mis pensamientos, se tornan cálidos, increíblemente cálidos. Hoy te veré y eso me genera un vértigo y valor al mismo tiempo. He comenzado aquella carta de esta manera. La he sellado sin poder encontrar más palabras, giro sobre la mesa del cuarto, y con las hojas envueltas mea repite minuciosamente el posible encuentro. <<No sé si vendrá en mi encuentro, han pasado algunos giros desde su misiva como respuesta. Vuelve el redondel a las palabras que se me adelantan, hemos reído, lo sé al ver que también le ha ocurrido lo mismo, sus palabras tan sobrias envueltas por la noche y el sudor al apretar aquellas otras líneas>> vendrás e iré, lo sé son solo unos cuantos pensamientos que tengo, como aquellos geranios en otoño. Esto que sostienes y sostengo, tu mano a la mía es como plantarse ante la Infinitud y reducirla a ese toque de tus dedos a los míos.
Ocaso-Inefable
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isoli0217 · 2 years
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Y finalmente terminé cansada. Cansada de darte amor a manos llenas. De ser la mujer apasionada, romántica, tierna y detallista. Cansada de pedir perdón cuando no debía tan solo para que lo ¨nuestro¨ no se terminara. Cansada de la rutina, de los mismos besos fríos y vacíos. De preguntas sin respuestas y palabras sin sentido. De noches sin estrellas y días sin colores. Cansada de llorarte, de escribirte, de buscarte, de llamarte. ¡Me cansé de ti! De tu egoísmo de hacerme sentir que no te merecía. Cansada de reconstruirte mientras tú poco a poco me rompías. Me cansé de darle todo a un perdedor que no sabe de amor.
Y tu inmadurez terminó arruinándonos, el siempre pensar que lo merecías todo y aun teniéndolo no lo sabías valorar. No logro entender como tanto amor lo dejas escapar pero sinceramente ninguna razón me hará dar marcha atrás. No me interesan tus razones, con las mías bastan. Esta vez no volverás a endulzarme con tus palabras falsas. Hoy finalmente abro los ojos y es muy cruda la realidad; no me quieres y no me quisiste jamás porque en el amor no hay intermedios, no es un día sí pero al otro ya no te quiero. Una relación es de dos y en la ¨nuestra¨ tan solo fui yo la que dio amor.
Agoté toda estrategia y te quise con todas mis fuerzas, si algo te faltó tú sabes muy bien que no fue amor y aun así no te fue suficiente. Me cansé de cada derrota, de recoger una y otra vez los pedazos de mi corazón y armarlo para que continuaras en él. Pero me fueron haciendo falta pedazos y continuar a tu lado ya no era lo más sano. Afortunadamente tuve el valor de por fin decirte adiós.
Me dueles y sé que no me esperan días fáciles pero tampoco a ti, porque yo volveré a amar algún día con la misma magnitud que te amé a ti, pero a ti ¿te amarán como lo hice yo? Y es que realmente no eres un ser fácil de amar y aun contra todo pronóstico por ti yo me la quise jugar.
Y todo hubiese sido más fácil si desde el principio me hubieses dicho que no me estacionara contigo, que tú solo ilusionas, usas y deshechas, que lo tuyo no es dar amor sino tan solo calor. Por ello tendría que odiarte pero a decir verdad me es muy difícil. Aún hay sentimientos de por medio pero ni con todo ello yo a tus brazos vuelvo.
Y sin embargo una parte de mi desea que aprendas la lección, aunque sinceramente la otra parte desea nunca verte sufrir por amor. Duele más pensar que todo este tiempo ha sido aparentado. Que aquellos besos y caricias han sido improvisados, todo fue parte de tu farsa, de aquel sucio juego que practicabas en el que ilusamente yo me enamoraba.
Y si desde el inicio me hubieses mostrado tu jugada, tal vez igual y me arriesgaba pero solo para demostrarte que yo también se jugar. Así nos hubiésemos divertido los dos y no me hubieras roto el corazón. Y con todo lo sucedido te aplaudo tu actuación, pero no te crezcas que tan solo me has dado las armas para mañana estar mucho mejor.
Y si fui de tu colección, te apuesto que he sido la mejor, porque nadie como yo te entregó tanto amor y eso de los dos, tú lo sabes mejor.
Y te aseguro que el dolor tarde o temprano pasará, no he de llorarte una eternidad. No cerraré las puertas de mi corazón porque tengo claro que para mí pronto a de brillar nuevamente el sol. Fuiste una lección y nada más, no te proclames vencedor porque el tiempo te demostrará que tan solo eres un perdedor. Vuelve a tu diversión, esa de romper a mil mujeres el corazón, para mí viene algo mucho mejor y si te vuelvo a encontrar te habrás de sorprender. Me veras fuerte, radiante y feliz, te preguntarás si te quise y la respuesta para mi será un sí, pero para ti será un tal vez. Nunca lo sabrás porque por ti no me pienso derrumbar nunca más y mi mejor venganza será que me mires feliz, feliz como no lo fui cuando estaba junto a ti.
Te marchas tú pero quedan mis ganas de volverme a enamorar y esta vez de alguien que si sepa amar. Yo no perdí, finalmente el que no sabe lo que quiere, termina perdiendo a quien lo quiere y tú, tú me perdiste a mí.
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sircletus · 2 months
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(esta sería de algún modo la disposición original)
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Versión inicial [para la labor yerma de la crítica genética]:
nada te quité lo mejor que tuve te lo di
en tierras que no miro, sé, sos feliz.
te dejé el paraíso, lo merecías -para que lo tuvieras yo tuve que perderlo- nada me llevé conmigo salvo la tristeza, envuelta en tantas cajas que aún paseo en esta casa nueva.
te di la alegría de mi muerte
es que te quise -y recuerdo que hubo una tarde en la que también me quisiste- qué otra cosa sino esto podría haber hecho. Merecíamos una muerte que se pareciera demasiado a la vida.
a la distancia, tan lejos en tierras que no alcanzo en tierras que ya no son mías sé que sos feliz.
esta es mi venganza.
esta es mi revancha
nada te quité, fue tuyo el paraíso —yo lo perdí para que pudieras tenerlo— jamás supiste la geometría de mi herida este cadáver sonrió cada vez que miraste.
en tierras que nunca veré, sé, sos feliz esta es mi revancha mi última palabra.
15/2
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fuegodelcielo · 1 year
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No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
Romanos 12:19-21
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rookiemxwritergeek · 3 months
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Capítulo 1: El despertar del quinto sol: Destino y venganza
Era el día más caluroso del año 3051. El sudor humedecía mi largo y negro cabello mientras corría descalza con mi mejor amigo, Kaibil, en la abundante selva. Éramos felices, libres bajo el sol. Nos encantaba sentir la tierra húmeda entre los dedos, escuchar nuestras risas, el aire vigorizante en nuestros rostros y ver cómo nuestros grandes ojos cafés se tornaban color miel al caer el atardecer, mientras jugábamos Tinjoroch, haciendo girar una corcholata con un hilo. Aquella sensación de libertad era incomparable. Kaibil siempre me consideraba igual de fuerte que él para nuestros juegos. No queríamos que el día terminara.
—¡Nikté-ha, ven a casa ahora! —gritó mi madre con su tono demandante, interrumpiendo nuestra diversión.
—Kaibil, ya es hora, también debes venir a casa —dijo su madre.
El momento que tratamos de evitar había llegado: volver a casa. Nos entristecía la interrupción, pero sabía que al día siguiente lo vería. Nuestras madres siempre quisieron que termináramos juntos, como pareja.
Kaibil se quitó una pulsera de obsidiana de su brazo, que según él le daba buena suerte. Un chamán se la entregó como agradecimiento por haber ayudado a encontrar a su nieta. Creo que era parte de su uk'ux kaj (karma) por hacer una buena acción.
—Siempre estaremos juntos, Nikté. Si te pierdes, encontraré la manera de que vuelvas al camino —dijo Kaibil, dándome un beso en la frente.
—¡Nikté, por última vez, ven aquí! —me llamó mi madre.
Nos despedimos con la lúgubre sensación de que sería la última vez que nos veríamos.
En casa, mi madre, una mujer joven, trabajadora y amorosa, ya tenía la cena lista. Disfrutaba mimándome con deliciosos platillos elaborados. Vivíamos con mi abuelo Kin, el Halach Unik, el máximo gobernante de la ciudad. Era respetado por ser líder y por haber sido el guerrero más fuerte y valiente en su época. Sobre mi padre, no sabía mucho; a ninguno de los dos les gustaba hablar de él. Para mí, mi abuelo siempre fue mi figura paterna, mi jefe, mi protector.
—Pon la mesa —ordenó mi madre.
Mi abuelo salió de su habitación y besó a mi madre mientras murmuraban palabras que apenas alcancé a escuchar. "El quinto sol se acerca, Nikté, debes estar preparada", dijo, y la reacción de mi madre me indicó que no era algo bueno.
Él me entregó un collar con un dije en forma de jaguar hecho de ámbar y jade, igual al suyo.
—Como el tuyo, abuelo —comenté.
—Sí, mi pequeña flor —respondió.
Mi abuelo, sabio y con una barba blanca y larga, siempre vestía ropas blancas que casi cubrían sus pies, junto con su bastón de mando.
—Nos veremos pronto, hija mía.—
—Nikté, apúrate, tenemos que ir al templo para tus sesiones de educación.—
Aunque tenía solo doce años y solo quería jugar, debía obedecer si quería ser como mi abuelo.
Fuimos al templo para estudiar las estrellas, creían que entenderlas resolvería nuestros problemas diarios. La noche era hermosa, la luna llena y cientos de estrellas llenaban el cielo. Parecía que podía tocarlas con mis dedos.
Mi madre, cansada de mi falta de atención, decidió volver a casa. En nuestro camino, las ramas de la selva se movían con nosotros. Era Ek Balam, que nos seguía.
—¡Nikté, cuidado! —gritó mi madre.
Pero yo no temía a él. Ambos nos miramos a los ojos. Me mostró sus colmillos y rugió suavemente, pero no me moví.
Mi madre estaba asustada, pero Ek Balam me dio un lengüetazo en la mejilla.
—No te muevas, Nikté. —
Un estruendo a lo lejos nos alertó. Una bola de fuego se expandía hacia nosotros. Ek Balam me tomó con sus colmillos y corrió con mi madre hacia una cueva. Ella tropezó.
—¡¡Madre!! —grité.
—No te detengas, Nikté. Te amo. No mires atrás —fueron sus últimas palabras.
El fuego nos rodeó. Ek Balam, con su peso, me hizo perder la conciencia.
Cuando desperté, él ya no estaba. Con fuerzas limitadas, busqué a mi madre o a algún sobreviviente. La selva aún ardía en algunas áreas. Decidí proteger a mi gente, viajando de ciudad en ciudad en busca de sobrevivientes.
Hasta que llegué a la ciudad perdida de Mulut. Estaba cansada y hambrienta cuando encontré a una anciana, Zazil. Le pedí comida y refugio. Generosamente, me acogió en su modesta casa.
—Te quedarás en el cuarto de mi hijo —dijo Zazil.
—¿Y su hijo?... —pregunté.
Ella no respondió, pero más tarde supe que él luchó junto a mi abuelo contra la invasión de los gigantes del norte.
—Mi nombre es Zazil —me dijo.
—¿No preguntarás el mío? —le dije.
—Sé quién eres y por qué estás aquí. Este es tu destino. Anda, debes descansar. En caso de que me necesites, estaré aquí —dijo Zazil.
Después de la explosión, viví con la nostalgia de volver a ver a mi madre y a mi abuelo, pero Zazil se convirtió en mi segunda madre. Días después, encontré a Amaité, una perrita Xoloitzcuintle abandonada, quien se convirtió en nuestra compañera y guardiana.
Una noche, desobedecí a Zazil y terminé enfrentándome a Tzité, el gran simio que los señores de Xibalbá crearon para sembrar el terror. Zazil apareció para protegerme y alejarlo.
—Vete de aquí Tzité, no eres bienvenido. — pero él no se movía.
Zazil, molesta, pronunció un antiguo conjuro, haciendo huir a Tzité.
—Me desobedeciste —me dijo.
—Lo siento, Zazil. No quería poner en peligro a Amaité, aprenderé de esta experiencia.
Luego, Zazil usó un encantamiento para devolver la vida a Amaité, quien había caído inconsciente.
—¡Amaité! —exclamé al verla recuperarse. La perrita se puso en pie, aún aturdida, pero mostrando valentía.
Zazil sabía que los señores de Xibalbá volverían por Amaité, así que decidió dejar el lugar.
—Toma tus cosas, Nikté, nos vamos de aquí —me dijo Zazil. —Es hora de volver al mundo real y más seguro.
"Durante todo este tiempo, creí que estaríamos seguros en el portal que mi hijo Canek creó. Sin embargo, tras la explosión que devastó nuestra selva y el despertar de los señores de Xibalbá, creo que es momento de regresar al mundo real, donde será más difícil que nos encuentren", expresó Zazil. "Estrellas del cielo, abran este portal secreto que creamos con la intención de aprender, protegernos y guardar nuestros más profundos secretos. Una vez fuera, destrúyanlo, pues ha cumplido su función", añadió, invocando a las fuerzas místicas.
Intenté mantenerme despierta, pero el cansancio del día y las emociones me vencieron. Afortunadamente, Amaité despertó con los primeros rayos del sol. Al despertar, encontré una nota de Zazil: “Asuntos urgentes no pudieron esperar, prometo volver lo más pronto posible. Cuida a Amaité por mí. Buena suerte. Zazil.” Quedé atónita.
A pesar de mi extraña incapacidad para llorar, Amaité percibía mi tristeza. Para reconfortarme, apoyó su cabeza en mis piernas. “No te preocupes por mí, vamos a estar bien”, le dije. Pero en el fondo, sabía que las cosas no serían fáciles. Una vez más, me había convertido en huérfana y ahora debía buscar comida para las dos en un lugar desconocido. Aun así, al igual que hace seis años, cuando seguí adelante junto a Zazil, sabía que superaría esta nueva adversidad.
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pxper · 3 months
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¡Advertencia! COTENIDO EXPLICITO.
No apto para menores de 18 años ni publico sensible, recuerde que es escritura creativa con fines de entretenimiento y fomentación de las artes literarias.
El presente cuento posee lenguaje violento, sexual, con temas sensibles de impacto social, sea discreto al avanzar bajo su propia responsabilidad.
Me place presentar un nuevo bloque que llamare "Epicortas" y que iré desarrollando con la intención de recopilar y crear pequeños cuentos e historias hasta que sean tantas como para hacer una antología de cuentos .
Epicortas
Hoy
"Silencio"
- Maldita sea, estoy cansado de esta maldita mierda, incluso de mí mismo, estar cansado de estar cansado, repetir la misma maldita queja todos los malditos días junto a la maldita rutina de mierda y no hacer nada, lo único que hice este maldito año fue comprar ese bellísimo y seductor Smith and Wesson …-
Entonces subió lentamente las escaleras metálicas viejas y oxidadas, que chirriaban a cada paso, Sus viejas botas de obra color marrón, pesaban cargándole más peso del que ya tenia sus hombros y consciencia, la punta de metal de la botas estaban agrietadas dejando un saliente con puntas, haciendo que las puntas metálicas chocaran con la escalera, rompiéndola un poco más cada vez, provocando un ruido espantoso, terminó de subir y se paró frente su puerta, que tenia una ventanita con el cristal roto, pegado y cubierto de cinta adhesiva y cartón.
Volteo a ver el único poste de luz que funcionaba e iluminaba de forma intensa la casa y alrededor.
- …fue una gran compra, ya no me siento tan estresado por las noches al ver televisión y dudo menos en comprar cervezas… -
Justifico mientras levantaba un sixpack para verlo bajo la luz del poste, notando que el bombillo estaba expuesto, sin su protector.
- …ahhh, me lleva el diablo con razón la luz esta tan intensa, ¿Otra vez se intentaron robar el bombillo y protector?... –
Protesto con ira y fastidio buscando en el suelo alrededor del poste, viendo un pedazo de material traslucido amarillento en el suelo.
- ah, ahí está, poner un bombillo de uso militar y pegarlo al techo fue una gran solución, también cambiar el protector por plástico trabajado de forma casera, ¿Pero que hago para que no me bajen el protector, que ladilla subirse a ponerlo, desde el cambio no habían vuelto, se le ha de hacer lejos...
...ha pasado un buen tiempo y como la vez pasada, dejo el plástico en el suelo, pero esta vez no pudo romper el bombillo en venganza haha, bastardo… -
Hablaba consigo mismo mientras coloco su sixpack en el suelo agarrando una cerveza y bebiéndosela a toda rapidez, tiro la lata vacía a un lado de la casa, cayendo sobre un montón de basura, bolsas negras y desperdicios, se saco la camisa azul marino-decolorada de su jean oscuro, desajustando su cinturón y buscando las llaves de la casa en el bolsillo pechero de su chaqueta.
- …que asco, estaba caliente esa cerveza…
…mañana utilizo la grúa de la camioneta para colocar el protector, que pase la noche en el suelo, quizá si coloco una bisagra con una rejilla de la forma del protector, para poder abrirla cuando lo necesite…
…lo único bueno de trabajar en la compañía de servicios públicos con estos marica gomelos, es que me dejan la camioneta como si fuera mía…
…tsk ¿Y las putas llaves? Ay no, seguro quedaron en la guantera –
Pero por más que busco no las encontró.
- Ahg, no de nuevo… -
Balbuceó vagamente mientras daba unos pasos hacia atrás tapándose la cara con el brazo izquierdo y golpeando el vidrio, rompiendo un poco más el cristal y haciendo caer el cartón pegado.
- Necesito encontrar un buen escondite cerca de la puerta para una llave de repuesto–
Planifico lo mismo por millonésima vez, pero como siempre procrastinaría o dormiría antes de hacerlo, metió el brazo entre los cristales cortándose levemente mientras abría la puerta desde dentro, saco el brazo cortándose un poco más empezando a sangrar.
- ¿Por qué se siente tan bien el dolor? ¿No se suponga que el dolor duela? Que se algo aterrador y que uno quiera evitar, lo único es que no debo dejar infectar, ahorita me limpio con alcohol, mas dolor…
…y me pongo algo para cubrir la cortada, será divertido -
Se agacho, agarro las cervezas, abrió la puerta recostándose sobre ella y paso a su desordenada casa con olor a moho y humedad, cerro entonces la puerta tras de él de forma brusca e irritada con los pies y se fue caminando al comedor.
- ¡Ya llegué! Pero me volvió a pasar lo mismo de las llaves, así que tapo el hueco y vemos televisión juntos –
Grito desde la sala de la casa mientras dejaba las cervezas sobre la mesa, se quitaba la chaqueta del uniforme colgándola en una silla, se quitó la camisa tirándola en el suelo y se quitaba las botas con los mismos pies para volver a la puerta de entrada.
- ¿Cómo que por qué no busque las llaves? ¿Sabes el coñazo que es devolverse a la camioneta solo por las putas llaves? Es más práctico así –
Explicaba mientras levantaba el cartón del suelo con fragmentos de vidrio, que recogió y tiro afuera por la misma ventanita en la puerta, agarro la cinta adhesiva colgada a un lado, cerca y empezó a cubrir el hueco en la pequeña ventana de la puerta.
- ¿Cómo que no es más práctico? Respeta ¿Cómo que flojo? Estás siendo desagradable, ¿Es que acaso te quieres quedar sin salir ni ver televisión? Todo el puto día trabajando por el sueldo mínimo, que solo nos permite vivir…
…mejor dicho, solo nos permite sobrevivir así y eso porque encontré este alquiler a un kilómetro del peaje a las afueras –
Respondió ofendido terminando de pegar el cartón a la puerta mientras se rasco violentamente la cortada.
- Oh está bien, no te preocupes, gracias por disculparte, un día de estos tus palabras me van a matar ¿Si entiendes? Me van a matar HAHAHAHA...
…si, si lo sé, estuvo bueno, venga, no vale la pena que peleemos y no te preocupes, yo limpio el rastro de sangre, este y el de la vez pasada –
Explicaba caminando a la cocina mientras su brazo aun escurría sangre dejando un rastro en la alfombra negra, húmeda y olorosa.
- Dame un momento me limpio la cortada y me la cubro de una vez –
Explico mientras llegaba al lavaplatos, abriendo los cajones en la parte de arriba, sacando una botella de ron, destapándola con los dientes, escupiendo la tapa en el lavaplatos y bebiendo un sorbo largo, que se chorreo sobre el
- Uahhh carajo, que rico coño –
Susurro para sí mismo procurando que nadie lo escuchara, vio la botella de ron y se hecho sobre la cortada, frotándose y dando un segundo trago más corto, dejando la botella sin tapar en el cajón, mientras secaba de forma mediocre el ron que se rego y mojo su jean.
- Ah, ya vas a empezar con tus maricadas, ¿Para qué me voy a cuidar el brazo?...
…si, ya tengo el brazo vuelto mierda ¿Y? un ingeniero eléctrico no necesita brazos bonitos –
Alego con rabia en sus palabras mientras abría los cajones bajo el lavaplatos, sacando una hielera pequeña.
- Tienes razón, dije que no valía la pena pelear, no lo dijiste de mala manera, lo lamento, ahora ¡Vamos a ver televisión! Estoy preparando las cervezas -
Hablaba mientras abría el congelador de la nevera buscando una bolsa de hielo, que descargo dentro de la hielera, cargándola hacia la mesa y colocándola sobre esta.
- Verga, ese coñazo de ron ya me pego… -
Susurro para sí mismo mientras sacaba las cervezas de su empaque y las ordenaba de forma simétrica dentro de la hielera y cargándola camino al sofá dejándola a un lado.
- No, no necesito amistades, te tengo a ti ¿Por dices que bebí ron? Solo lo use para lavar la herida del brazo, solo me he tomado una cerveza y ya puse las otras a enfriar…
…ven, vamos a ver televisión, no me vuelvas con eso, te tengo a ti, tu eres menos dañina y peligrosa que una amistad, es más seguro que relacionarse con otras personas –
Dijo caminando vía a su cuarto, que estaba cerrado por una reja metálica y una puerta de madera, entonces metió su mano dentro de su ropa interior, agarrando una llave unida a los calzoncillos por un hilo y la utilizo para abrir,
- Esta casa es prácticamente espacio público a excepción del cuarto haha, me pregunto cómo es que hemos tenido tanta suerte para que no se metan o nos agredan ¿No lo crees? –
Cuestiono entrando al cuarto limpio, inmaculado, con buen olor, ordenado, con una ventana y un tragaluz protegidos por barrotes de hierro, caminando hacia el gavetero bajo el ventilador, abrió el primer cajón para agarrar un revólver Smith and Wesson 38
- Gracias a ti mi cuarto está mejor que antes, quería que pudieras estar en un lugar limpio –
Agradece al revolver colocándolo en la sien, agarrando aire profundamente y frenéticamente, cerrando los ojos, frunciendo el ceño, apretando los dientes.
- AHHHHHH –
Grito halando el gatillo frenéticamente, siete veces, una detrás de otra, para después respirar profundamente, abrir los ojos lentamente viendo el revólver, recostándose de la pared y relajando la cara.
- Ufff, pues parece que si saque las balas ayer –
Dijo guardando el revólver en su bolsillo delantero derecho para después abrir el segundo cajón del gavetero, donde había muchos cartuchos y munición, agarro un cartucho que tenía las balas pintadas y se lo acerco a los ojos.
- Que bien talle todo coño, mis dos nombres, mis dos apellidos y mis dos apodos, el amistoso y el humillante, elegante –
Comentó admirando y tocando el relieve del metal tallado, guardando el cartucho en su bolsillo izquierdo
- Si, jaja, tienes razón, eso rimo...
Volvió a ver las balas, una en particular y palpo lo que había tallado
...oye ¿Tú también piensas que soy un perdedor? –
Pregunto viendo su bolsillo derecho
- No, no lo pregunto por Naletavni, aunque sea mi ex, no me importa que ella me haya dicho perdedor, mejor vayámonos ya a ver televisión –
Se excuso caminando a la sala, no sin antes pasar por la cocina abriendo las gavetas y buscando la botella de ron sin tapar, para darse un trago largo y volverla a colocar sin tapa dentro de los cajones e irse al sofá, donde se recostó.
- Te invitaría una cerveza, pero no creo que sea buena idea que bebas, es por tu bien –
Dijo con vergüenza mientras se estiraba en el mueble para poder sacar el revólver y el cartucho, colocando ambos sobre su entrepierna viéndolos fijamente antes de agarrar su primera cerveza del sofá, su segunda cerveza desde que llego a la casa y con suerte la doceava del día si no eran mas.
- Si, si, My Little pony, pero lo veremos después de un capítulo de Friends–
Respondió encendiendo el control con el televisor, colocando su comedia favorita. A mitad de capitulo, abrió otra cerveza y le dio un pequeño sorbo, colocándola a un lado, viendo fijamente el revólver, el cual cogió metiéndoselo a la boca, colocándolo en diferentes ángulos y posiciones, mientras levantaba su ceja y movía su cabeza en un gesto de aprobación, entonces se sacó el revólver, agarro el cartucho y lo cargo, para después dejarlo en el apoyabrazos del sofá.
- Esto si alivia, esto si embriaga, esto sí es terapia, no como esas maricada de la medicina, después de todo, yo estoy bien –
Dijo agarrando la cerveza abierta y tomándosela de un solo trago, botando la lata donde sea y destapando otra cerveza mientras seguía viendo su programa.
- Si, si, ya es tu turno, maldito programa asqueroso de caballos, deberías mejorar tus gustos, explorar nuevas opciones –
Crítico con repudio cambiando el canal, colocando My Little Pony terminando su cerveza, botando la lata a un lado para abrir otra, dándole un pequeño sorbo, mientras veía hipnotizado la televisión.
- La verdadera sabiduría de una princesa y tienes toda la razón Celestia, el amor puede conquistar todo, incluso el odio...
...lastima que algunos solo recibimos odio sin siquiera una gota de amor, no tenemos esperanza –
Reaccionó al programa hablando sumamente ebrio mientras se desabrochaba el pantalón, bajándolo un poco al igual que el bóxer y una vez cómodo, saco su pene, empezó a frotarlo suavemente, como una caricia a un animal, a medida que su erección fue creciendo los movimientos se volvían mas enérgicos y llenos de fuerza, empezó a masturbarse frenéticamente, gimiendo, para eyaculando rápidamente y finalmente se quedo dormido.
Pasó menos de una hora y se despertó borracho, lleno de semen, la cerveza regada sobre él y el revólver a un costado, metido entre el cojín del mueble, entonces se limpió la saliva de la boca con la mano que se masturbo, manchando su rostro con un poco de semen, agarro otra cerveza, destapándola, bebiéndola de un solo trago mientras se la derramaba en el cuerpo, agarró el revólver y fue caminando a la habitación.
- Es hora de dormir cariño, estoy muy orgulloso de ti, si, si, si, tú puedes, lo lograrás, gracias por esforzarte -
Intento hablar con dificultad por la borrachera, dándole un beso al revolver, para después sacarle el cartucho de balas y guardar cada cosa en su respectivo cajón, acostándose a dormir en calma y en silencio. Profundo silencio. Silencio.
Epicortas; Silencio. Por: Pxper - El vago de papel (Santiago Andrés Aguilar Méndez 15/07/1999 Bucaramanga, Colombia)
Agradecimientos del autor: Agradezco a todos aquellos que leen esta obra, el simplemente hecho de leerla es muchísimo para mí y lo agradezco profundamente, si quieres apoyarme como creador de contenido, como escritor, puedes ayudar a mejorar mi trabajo, su calidad y el tiempo en el que se desarrolla así como acelerar el proceso de publicación de esta y nuevas obras en todos los formatos y canales, para ayudarme solo tienes que seguirme en las redes, estoy en Facebook, Instagram, Twitter, Wattpad, Tumblr, Tik Tok, Patreon y mas, por favor regálame una crítica de la obra en redes, invita a tus amigos a seguirme en redes, comparte mis obras con tu círculo social, recomienda o crítica la obra entre tus amigos, si quieres llevar tu apoyo más allá y hacerme una donación puedes hacerlo a través de mi Patreon, Payoneer u otros canales que encontrarás en mis redes sociales.
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Silencio
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zanephillips · 7 months
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CLAUDIO DE LA TORRE Mía Es La Venganza Episode 84
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super-cannes · 5 months
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La felicidad clandestina , Clarice Lispector
Ella era gorda, baja, pecosa y de pelo excesivamente crespo, medio pelirrojo. Tenía un busto enorme, mientras que todas nosotras todavía éramos planas. Como si no fuera suficiente, por encima del pecho se llenaba de caramelos los dos bolsillos de la blusa. Pero poseía lo que a cualquier niña devoradora de historias le habría gustado tener: un papá dueño de una librería.
No lo aprovechaba mucho. Y nosotras todavía menos; incluso para los cumpleaños, en vez de un librito barato por lo menos, nos entregaba una postal de la tienda del papá. Para colmo, siempre era algún paisaje de Recife, la ciudad en donde vivíamos, con sus puentes más que vistos. Detrás escribía con letra elaboradísimas palabras como “fecha natalicia” y “recuerdos”.
Pero qué talento tenía para la crueldad. Mientras haciendo barullo chupaba caramelos, toda ella era pura venganza. Cómo nos debía de odiar esa niña a nosotras, que éramos imperdonablemente monas, delgadas, altas, de cabello libre. Conmigo ejercitó su sadismo con una serena ferocidad. En mi ansiedad por leer, yo no me daba cuenta de las humillaciones que me imponía: seguía pidiéndole prestados los libros que a ella no le interesaban.
Hasta que le llegó el día magno de empezar a infligirme una tortura china. Como por casualidad, me informó de que tenía El reinado de Naricita, de Monteiro Lobato.
Era un libro grueso, válgame Dios, era un libro para quedarse a vivir con él, para comer, para dormir con él. Y totalmente por encima de mis posibilidades. Me dijo que si al día siguiente pasaba por la casa de ella me lo prestaría.
Hasta el día siguiente, de la alegría, yo estuve transformada en la misma esperanza: no vivía, nadaba lentamente en un mar suave, las olas me transportaban de un lado a otro.
Literalmente corriendo, al día siguiente fui a su casa. No vivía en un apartamento, como yo, sino en una casa. No me hizo pasar. Con la mirada fija en la mía, me dijo que le había prestado el libro a otra niña y que volviera a buscarlo al día siguiente. Boquiabierta, yo me fui despacio, pero al poco rato la esperanza había vuelto a apoderarse de mí por completo y ya caminaba por la calle a saltos, que era mi manera extraña de caminar por las calles de Recife. Esa vez no me caí: me guiaba la promesa del libro, llegaría el día siguiente, los siguientes serían después mi vida entera, me esperaba el amor por el mundo, anduve brincando por las calles y no me caí una sola vez.
Pero las cosas no fueron tan sencillas. El plan secreto de la hija del dueño de la librería era sereno y diabólico. Al día siguiente allí estaba yo en la puerta de su casa, con una sonrisa y el corazón palpitante. Todo para oír la tranquila respuesta: que el libro no se hallaba aún en su poder, que volviera al día siguiente. Poco me imaginaba yo que más tarde, en el transcurso de la vida, el drama del “día siguiente” iba a repetirse para mi corazón palpitante otras veces como aquélla.
Y así seguimos. ¿Cuánto tiempo? No lo sé. Ella sabía que, mientras la hiel no se escurriese por completo de su cuerpo gordo, sería un tiempo indefinido. Yo había empezado a adivinar, es algo que adivino a veces, que me había elegido para que sufriera. Pero incluso sospechándolo, a veces lo acepto, como si el que me quiere hacer sufrir necesitara desesperadamente que yo sufra.
¿Cuánto tiempo? Yo iba a su casa todos los días, sin faltar ni uno. A veces ella decía: “Pues el libro estuvo conmigo ayer por la tarde, pero como tú no has venido hasta esta mañana se lo presté a otra niña”. Y yo, que no era propensa a las ojeras, sentía cómo las ojeras se ahondaban bajo mis ojos sorprendidos.
Hasta que un día, cuando yo estaba en la puerta de la casa de ella oyendo silenciosa, humildemente, su negativa, apareció la mamá. Debía de extrañarle la presencia muda y cotidiana de esa niña en la puerta de su casa. Nos pidió explicaciones a las dos. Hubo una confusión silenciosa, entrecortada de palabras poco aclaratorias. A la señora le resultaba cada vez más extraño el hecho de no entender. Hasta que, esa mamá buena, entendió al fin. Se volvió hacia la hija y con enorme sorpresa exclamó: “¡Pero si ese libro no ha salido nunca de casa y tú ni siquiera quisiste leerlo!”.
Y lo peor para esa mujer no era el descubrimiento de lo que pasaba. Debía de ser el horrorizado descubrimiento de la hija que tenía. Nos observaba en silencio: la potencia de perversidad de su hija desconocida, la niña rubia de pie ante la puerta, exhausta, al viento de las calles de Recife. Fue entonces cuando, recobrándose al fin, firme y serena le ordenó a su hija: “Vas a prestar ahora mismo ese libro”. Y a mí: “Y tú te quedas con el libro todo el tiempo que quieras”. ¿Entendido? Eso era más valioso que si me hubieran regalado el libro: “el tiempo que quieras” es todo lo que una persona, grande o pequeña, puede tener la osadía de querer.
¿Cómo contar lo que siguió? Yo estaba atontada y fue así como recibí el libro en la mano. Creo que no dije nada. Tomé el libro. No, no partí brincando como siempre. Me fui caminando muy despacio. Sé que sostenía el grueso libro con las dos manos, apretándolo contra el pecho. Poco importa también cuánto tardé en llegar a casa. Tenía el pecho caliente, el corazón pensativo.
Al llegar a casa no empecé a leer. Simulaba que no lo tenía, únicamente para sentir después el sobresalto de tenerlo. Horas más tarde lo abrí, leí unas líneas maravillosas, volví a cerrarlo, me fui a pasear por la casa, lo postergué más aún yendo a comer pan con mantequilla, fingí no saber en dónde había guardado el libro, lo encontraba, lo abría por unos instantes. Creaba los obstáculos más falsos para esa cosa clandestina que era la felicidad. Para mí la felicidad habría de ser clandestina. Era como si ya lo presintiera. ¡Cuánto me demoré! Vivía en el aire… Había en mí orgullo y pudor. Yo era una reina delicada.
A veces me sentaba en la hamaca para balancearme con el libro abierto en el regazo, sin tocarlo, en un éxtasis purísimo.
Ya no era una niña más con un libro: era una mujer con su amante.
Felicidade clandestina, 1971. Cuentos reunidos, traducción: Marcelo Cohen.Madrid, Alfaguara, 2002.
Clarice Lispector (Ucrania-Brasil, 1920-1977)
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alex4031 · 1 year
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. Bendecid a los que os persiguen, bendecid y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan, llorad con los que lloran; estad unánimes entre vosotros, no altivos sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. No paguéis a nadie mal por mal. Procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios, porque escrito está, mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; y si tuviere sed, dale de beber, pues haciendo esto ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo sino vence con el bien el mal...”
Bendiga el Señor su palabra. A mi me duele leer esos versículos porque me dan duro y es un gran reto para mi vida, pero no podemos escaparnos del llamado de la palabra del Señor, un llamado que no es casual, no es aislado, sino que está en la esencia misma del Evangelio de Jesucristo. Y nosotros somos llamados a entrar en esa postura.
Pastor Roberto Miranda.
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jose92gt · 9 months
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Preview del episodio 72 de Yu-Gi-Oh Go Rush
La venganza es mía
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sobrelibros · 10 months
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Sobre Crónicas del Ángel Gris, de Alejandro Dolina
Anochece. Estoy sentado en mi pieza frente a la pantalla con vista hacia la calle. Me detengo. Escribo. Cambio de canción para tratar de atrasar lo inevitable. Imposible. El libro me observa; me levanto y lo dejo a mi lado. La gente que pasa mira hacia la casa o creo que lo hace, trato de inventarme una cara de preocupación como si estuviera haciendo algo importante. No sé cual será la cara que los demás ven. Algo es claro: no es la que yo pienso. De todas formas, no importa; siempre son los otros los que nos crean un rostro.
Alejandro Dolina me escribió Nicolás, el ángel vuela bajito cuando hice fila en el show que dio en el Cine Gran Libertad con la Venganza será terrible. Estaba tan nervioso que no se qué contesté a algo que él me dijo, tampoco recuerdo qué me dijo, pero sí recuerdo su cara frente a la mía: yo inventé la de él, él tuvo que inventar la mía. La frase con birome negra, a veces, ayuda como mantra.
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Lector usted se preguntará: ¿qué tiene que ver las preocupaciones estéticas de mi rostro frente a otros, del rostro de los demás frente a mis ojos y el Ángel Gris? Yo también me pregunto lo mismo. Bajo el volumen de la música. Veo la portada del libro. Hojeo. Pienso. Trato de unir los conceptos. Afuera el asfalto resplandece, me ciega, trata de poner blanco sobre negro: bajo esas líneas de concreto, aún reside la tierra que me crió.
Tardes innumerables de sol y juegos: las gomas de tractores apiladas eran escondite perfecto, la laguna llena de mosquitos era un camping con olor a salchichas baratas, el descampado fue fútbol, fue rugby, incluso cancha de golf y básquet. ¿Qué más se le puede pedir a un lugar? La infancia es un estado de las cosas, sólo se vive inconscientemente: la única alegría verdadera. Y una vez de grandes queremos recuperar todo aquello; los momentos donde no sabíamos ni que existíamos y sin embargo todo estaba allí, dado; la noche perfecta, la siesta misteriosa, los árboles-casas, las bicicletas, las caminatas.
Leer Crónicas del Ángel Gris supuso la posibilidad de conectar con lo imposible: el estado anímico de la niñez. Recuperar ese tiempo a través de la ficción, que lo literario ayude a expandir el territorio y los sentimientos: volver a ver el patio de la casa en toda la cuadra del barrio.
Cabe aclarar que, cuando el libro llegó a mis manos, no sabía de qué trataba ni quien era Dolina. Ni siquiera intuía hacia donde me transportaría. Poco a poco, como todo buen libro, me fue atrapando. Por lo general, la infancia vuelve en fragmentos, y muchos de esos recuerdos habían quedado totalmente enterrados: por la vergüenza de la adolescencia, por el apuro de la madurez, por vaya a saber cuantas cosas. En consecuencia, siempre es difícil volver a los lugares felices, básicamente porque ya no existen. No voy a decir nada novedoso, pero la felicidad puede resumirse como un estado que, cuando ocurre, no lo sabemos.
Es así que Flores se convierte en cualquier barrio del que fuimos parte y vivimos con intensa diversión. Ese Ángel que vuelva bajito es quizás la memoria que siempre está cerca, que acompaña, que guía, que a veces nos recuerda lo frágiles y fugaces que somos. Él Ángel también es toda lo probable que puede ocurrir en un barrio, en una cuadra, con sus personas-personajes; todo lo que puede desligarse de una cualidad híperrealista, mezclarse con la ficción y dar a conocer una alternativa: allí donde hubo una caída inventar una magia, inmortalizar una risa, bordar los caminos nuevamente.
En el libro encontramos historias que se mezclan con leyendas que se mezclan con mitos que se mezclan con anécdotas que se mezclan con rumores: lo incierto, lo dudoso, lo remoto y la sensación de que uno ha llegado tarde a todos los lugares y a todos los eventos unen a los cuentos entre sí.
Si bien Dolina no retrata la infancia de nadie ni el libro tiene una intensión hacia ese lado, sí habla de un tiempo perdido y ¿Qué es la infancia sino un lugar perdido y tardío?: se quiere volver al lugar cuando la función terminó. Y no queda nada ni nadie, incluso aún cuando las calles todavía llevan el mismo nombre, los vecinos los mismos apellidos, los descampados deshabitados y la pelota rebota sobre el mismo suelo.
Crecimos. Podemos volver a través del poder de la escritura y la palabra. Cuando leí a Dolina fue el mayor impulso que tuve para volver a escribir. Había escrito un par de poemas regulares y algunas cuantas canciones malas. Los Hombres Sensibles, los Narradores de Historias, la Sociedad de los Trabajos Difíciles, los Reveladores de Secretos, El Club de los Falsificadores y Los Amantes Desconocidos me llevaron al cuento y una noción muy importante: ver lo que me rodeaba y llevarlo al plano literario; que la calle San Antonio, que la casa con dirección 1875, que los perros, que los gatos, que mi familia, que los vecinos, que los árboles, que los ruidos, que todo tenía su potencial poético.
Claramente quise emular las Crónicas del Ángel Gris en Chajarí. Y claramente fue un proyecto frustrado, los cuentos fueron malísimos. Sin embargo, el deseo de escribir se alimentó de esos ejercicios y hoy algunos frutos humildes pueden dejarse ver con timidez.
Leí este libro hace diez años: tenía entre 19 y 20. Algo quedó impreso en mí para siempre: yo también era una ficción, que los lugares no eran totalmente dados sino que podía recrearlos y ofrecer ampliaciones, que mi rostro y el de los demás esculpen la variación del tiempo; que el barrio y la casa podían volver a ser lugares divertidos... como en la infancia.
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teamxcherik · 11 months
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T-7 DAYS #CherikWeek2023 ( wattpad ) Cherik Día 2 — Centinela & Guía. T-6 Días y contando... Tierra 616, Manhattan, 1990. El Estado contra Charles Fransis Xavier. . . Casi extintos, los Centinelas y Guías que nacen en la actualidad, son aislados de sus padres en el momento mismo que sus poderes son revelados. Entrenados en tácticas militares: estrategia y combate, desde pequeños son adoctrinados para servir a su nación manteniendolos bajo control con inhinidores sensorial que les impide crear lazos afectivos o apego emocional. Llamados "Maquinas de Guerra" por la oposición, el escuadrón élite de cada país es cada vez más reducido, no por eso menos letal; misma característica que los lleva a ser juzgados en un tribunal competente cuando sus poderes salen de control. Hoy, la Corte Suprema de Centinelas y Guías, dictará sentencia sobre Charles Francis Xavier, uno de los guías más poderosos del mundo. Los cargos son: Manipulación inestable con causa grave en contra de Erik Lehnsherr, Centinela grado cinco que se mantiene en coma tras su última misión en conjunto. —Antes de proceder con el dictamen de su sentencia, ¿cómo se declara el acusado?
Según el consejo de su abogado, Charles debe declararse culpable y apelar así a una reducción de condena o la derivación a un centro de vigilancia mínima en el cual podrá gozar de mejores beneficios, pero sus labios se curvan levemente en las esquinas cuando bajo su piel siente la energía oscura deslizarse lentamente. —«Quieren encerrarnos —Onslaught, el ente maligno que porta en su conciencia desde la batalla con Erik, susurra dentro de su mente con un vibrato tenebroso—. Quieren controlarnos, someternos, nos temen... Deben ser aniquilados». Los ojos de Charles pasan del turquesa cristalino al negro profundo, cambio que tanto el juez como su abogado McCoy y todos los presentes, notan al instante. —Señor Xavier —llama el juez Shaw—, ¿Cómo se declara? Su abogado se toma el atrevimiento de sujetar su brazo, no hay presión en el toque, pero el solo hecho de traspasar sus límites es un insulto para Charles, no desvía su mirada del estrado mientras escucha las palabras de Hank: —Por favor, Charles. No eres lo que dicen. Solo... solo sigue el plan. Si Erik despierta podrás salir en libertad, estoy seguro que él corroborá que todo fue un accidente. Por favor, piensa en Raven. Declarate culpable. —«No lo escuches. Es uno de ellos —vuelve a susurrar Onslaught dentro de su mente—. Liberarme y los mataré a todos» Charles piensa unos segundos, le parece en parte poético que la ira, el dolor y el deseo de venganza de Erik, junto a todos los sentimientos reprimidos negativos que él ha soportado durante los últimos treinta años, crearan vida. Podrían considerarse los padres de Onslaught, su legado ha nacido como consecuencia de las partes más oscuras de sus mentes. Eso eran en realidad, así los catalogaban los humanos corrientes, ¿por qué no darles la razón por una vez? Erik siempre dijo que la ira motivaba sus poderes y hoy Charles, también puede sentirla. Está a punto de hacerlo cuando sus poderes son bloqueados por otra telépata dentro de la sala. Emma Frost, la esposa de Erik, su rival. Como si fuera una película, Charles vuelve a ver la noche previa al desastre. No es una ilusión sino un recuerdo, uno muy vivido donde ni Onslaught ni Hank ni el juez ni nadie más opaca la voz de Erik. —Está es mi última misión, Charles. No volveré con las tropas. —No está en nuestro poder renunciar. No nos pertenecemos ni siquiera a nosotros mismos. No te dejarán ir. —Pero puedes borrarnos. Puedes hacer que nos olviden. Sé que abandonaste los inhibidores al igual que yo. Ya no te controlan, solo finges para ellos. —Te controlo a ti. Te haré regresar. No puedes abandonarnos. —Nadie notaría mi ausencia, solo tú, así como solo a ti extrañaría. —No puedo, yo... Lo siento tanto, pero no puedo dejarte ir. —Lo sé, es por eso que quiero que vengas conmigo. No regreses. Escapa conmigo, borra tu existencia y la mía. Emma lo observa desde la tercera fila de testigos, la lágrima que rueda por su mejilla se cristalizó cual diamante, el despecho avejenta dicen y su perfecto rostro no se manchará con la traición de su esposo. Erik sigue en coma después de dos años, seis días y contando... posiblemente jamás despierte —así lo predicen los registros de miles de Centinelas muertos a causa de sus propias Guías—, pero de hacerlo, qué satisfacción sentirá al decirle que le quitó lo único que en verdad amaba. Siguió proyectando la ilusión... —No te reprimas. Sé que también lo anhelas. Sé que quieres seguirme, deja de pensar en ellos. —Erik... —Te quiero a mi lado, Charles. ¿Qué es lo que tú quieres? Aunque un "A ti" no salió de su boca, tomó la mano de Erik que le era ofrecida y cerró los ojos mientras se perdía en la sensación de unas manos frías que insistían en encerrarlo en un abrazo. . . . . Ms. H. X-Men: The Onslaught Revelation #1 Tierra-616: es la tierra principal de Marvel-Comic donde se desarrollan la mayoría de historias que fueron llevadas al MCU. Ha pasado por ocho encarnaciones diferentes, todas desencadenadas por diferentes instancias de renovación multiversal, que constituyen en la destrucción y recreación de todo lo que hay.
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Y finalmente terminé cansada. Cansada de darte amor a manos llenas. De ser la mujer apasionada, romántica, tierna y detallista. Cansada de pedir perdón cuando no debía tan solo para que lo ¨nuestro¨ no se terminara. Cansada de la rutina, de los mismos besos fríos y vacíos. De preguntas sin respuestas y palabras sin sentido. De noches sin estrellas y días sin colores. Cansada de llorarte, de escribirte, de buscarte, de llamarte. ¡Me cansé de ti! De tu egoísmo, de sentirte el rey del mundo y hacerme sentir que no te merecía. Cansada de reconstruirte mientras tú poco a poco me rompías. Me cansé de darle todo a un perdedor que no sabe de amor.
Y tu inmadurez terminó arruinándonos, el siempre pensar que lo merecías todo y aun teniéndolo no lo sabías valorar. No logro entender como tanto amor lo dejas escapar pero sinceramente ninguna razón me hará dar marcha atrás. No me interesan tus razones, con las mías bastan. Esta vez no volverás a endulzarme con tus palabras falsas. Hoy finalmente abro los ojos y es muy cruda la realidad; no me quieres y no me quisiste jamás porque en el amor no hay intermedios, no es un día sí pero al otro ya no te quiero. Una relación es de dos y en la ¨nuestra¨ tan solo fui yo la que dio amor.
Agoté toda estrategia y te quise con todas mis fuerzas, si algo te faltó tú sabes muy bien que no fue amor y aun así no te fue suficiente. Me cansé de cada derrota, de recoger una y otra vez los pedazos de mi corazón y armarlo para que continuaras en él. Pero me fueron haciendo falta pedazos y continuar a tu lado ya no era lo más sano. Afortunadamente tuve el valor de por fin decirte adiós.
Me dueles y sé que no me esperan días fáciles pero tampoco a ti, porque yo volveré a amar algún día con la misma magnitud que te amé a ti, pero a ti ¿te amarán como lo hice yo? Y es que realmente no eres un ser fácil de amar y aun contra todo pronóstico por ti yo me la quise jugar.
Y todo hubiese sido más fácil si desde el principio me hubieses dicho que no me estacionara contigo, que tú solo ilusionas, usas y deshechas, que lo tuyo no es dar amor sino tan solo calor. Por ello tendría que odiarte pero a decir verdad me es muy difícil. Aún hay sentimientos de por medio pero ni con todo ello yo a tus brazos vuelvo.
Y sin embargo una parte de mi desea que aprendas la lección, aunque sinceramente la otra parte desea nunca verte sufrir por amor. Duele más pensar que todo este tiempo ha sido aparentado. Que aquellos besos y caricias han sido improvisados, todo fue parte de tu farsa, de aquel sucio juego que practicabas en el que ilusamente yo me enamoraba.
Y si desde el inicio me hubieses mostrado tu jugada, tal vez igual y me arriesgaba pero solo para demostrarte que yo también se jugar. Así nos hubiésemos divertido los dos y no me hubieras roto el corazón. Y con todo lo sucedido te aplaudo tu actuación, pero no te crezcas que tan solo me has dado las armas para mañana estar mucho mejor.
Y si fui de tu colección, te apuesto que he sido la mejor, porque nadie como yo te entregó tanto amor y eso de los dos, tú lo sabes mejor.
Y te aseguro que el dolor tarde o temprano pasará, no he de llorarte una eternidad. No cerraré las puertas de mi corazón porque tengo claro que para mí pronto a de brillar nuevamente el sol. Fuiste una lección y nada más, no te proclames vencedor porque el tiempo te demostrará que tan solo eres un perdedor. Vuelve a tu diversión, esa de romper a mil mujeres el corazón, para mí viene algo mucho mejor y si te vuelvo a encontrar te habrás de sorprender. Me veras fuerte, radiante y feliz, te preguntarás si te quise y la respuesta para mi será un sí, pero para ti será un tal vez. Nunca lo sabrás porque por ti no me pienso derrumbar nunca más y mi mejor venganza será que me mires feliz, feliz como no lo fui cuando estaba junto a ti.
Te marchas tú pero quedan mis ganas de volverme a enamorar y esta vez de alguien que si sepa amar. Yo no perdí, finalmente el que no sabe lo que quiere, termina perdiendo a quien lo quiere y tú, tú me perdiste a mí.
-Stepha Salcas
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