#giovanni battista meneghini
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Callas, retrato íntimo
[Una de las últimas fotos de Maria Callas junto a Onassis / FONDS DE DOTATION MARIA CALLAS]
Akal publica el más extenso epistolario de Maria Callas en castellano, acompañado de sus breves y fragmentarios intentos de redactar unas memorias
El 22 de abril de 1949 Maria Callas embarca en el Argentina para su primera gran experiencia sudamericana. La tarde antes se ha casado en Verona casi en secreto con Giovanni Battista Meneghini, un industrial 27 años mayor. Tanto durante la travesía como en la estancia en Buenos Aires, que se extiende hasta principios de julio, Callas escribe carta tras carta al esposo contándole detalles de sus actividades y mostrándose tan triste por la lejanía como hondamente enamorada ("Querido, ¿quién se quiere y comprende tanto como nosotros? Esta es mi razón de vivir. Así que cuídate por mí, si no es por ti, porque sin ti viviría sin alma", 7-05-1949; "¡Todo el mundo hablará de nuestro amor como un símbolo!", 14-05-1949). El encantamiento duró más o menos una década. El 31 de julio de 1960, ya separada y anhelando el divorcio que el marido le niega, escribe desde Milán a Matilde Stagnoli, una antigua doncella de su época de Verona: "Por supuesto que es un hombre pequeño, me da pena y lo desprecio por su constante chantaje". Ha pasado el tiempo, se ha cruzado Onassis y Callas ha descubierto que Meneghini ha ido poniendo a su propio nombre todas las pertenencias y ganancias de los años de esplendor de la soprano: "Mi marido se hace pasar por millonario y no tiene ni un centavo. Se ha llevado (por mi amor por la paz) todo lo que yo tenía" (a Herbert Weinstock, un crítico y editor estadounidense amigo, 12-03-1960).
Amor y desengaño. Nada que no enseñe la vida a cada paso. Pero en el caso de Callas ayuda a trazar de forma firme su retrato más íntimo, el de una mujer apasionada y ambiciosa en la vida y en el arte, que es el que dibuja su correspondencia, editada ahora por Tom Volf (el cineasta autor en 2017 de la exitosa Maria by Callas) y traducida y publicada en español por Akal. Desde 1946 hasta el mismo año de su muerte (1977), este epistolario (se publican también, como contexto, algunas de las cartas recibidas por la cantante) podría pasar casi como un catálogo de obsesiones, que yo agruparía en cuatro categorías: el amor, el estatus, el dinero y el canto. Sobre todo ello se proyecta una personalidad a ratos insegura, de unos valores sociales más bien chapados a la antigua y dominada por un rasgo de carácter sobresaliente: el orgullo. Un orgullo que para Callas parecía sinónimo de dignidad personal, lo que la llevaba a ser inflexible con lo que consideraba cualquier transgresión de sus sólidos principios morales (que la afectaran a ella, se entiende: así se apartó radicalmente de Onassis nada más conocer la amistad del multimillonario griego con Jackie Kennedy, pero no tuvo empacho en mantener una relación con Giuseppe Di Stefano a principios de los 70, a sabiendas de que su "pobre" mujer no sospechaba nada).
Las difíciles relaciones con su familia (especialmente, su madre y su hermana), los conflictos e intrigas con gestores, colegas y críticos, sus pleitos (antes del del divorcio, el que tuvo con Eddie Bagarozy, su primer mánager, quien quiso aprovecharse económicamente de su éxito, que ella negaba deberle), su devoción por dos artistas con los que sí se sentía en deuda (Elvira de Hidalgo, su profesora, que la orientó hacia el belcanto, y Tullio Serafin, el director que le enseñó todos los secretos de las escenas), sus dietas, enfermedades y accidentes, sus fobias y sus gustos (habitualmente, caros), su forma de entender la amistad y las relaciones sociales, sus preocupaciones domésticas pasan por estas cartas combinadas con la defensa a ultranza de su honor contra chismorreos de toda naturaleza y diversas consideraciones sobre su corta, pero espectacular carrera artística.
El epistolario muestra también cómo algunas amistades se rompieron (aparte Bagarozy, la de John Ardoin, uno de los críticos que más hizo por su nombre en Estados Unidos) o quedaron muy dañadas (la de Lawrence Kelly, director primero de la Ópera de Chicago y luego de la de Dallas, uno de los principales soportes de la cantante en su país natal) y la perseverancia sobre todo de dos nombres, que aparecen al principio y al final: uno es el de Elvira de Hidalgo, profesora, amiga y consejera; otro, el de su padrino, Leonidas Lantzounis, en el que se apoyó para lo pequeño y para lo grave.
Las cartas se acompañan de dos modestos intentos memorialísticos, el primero dictado entre finales de 1956 y principios del año siguiente con la intención de contrarrestar la fama de diva caprichosa y conflictiva que había empezado a ganarse; el segundo ya en 1977, algo más corto (23 páginas, por 35 del anterior), pero acaso de más interés, pues aparte de hablar de su familia, su relación con Onassis y los principios de su arte, comenta los principales roles de su carrera. Como epílogo, Tom Volf coloca el famoso diagnóstico que en 1958 el crítico Teodoro Celli hizo de la voz de Callas, un ensayo en el que la conecta con dos grandes divas del siglo XIX, María Malibran y Giuditta Pasta.
Maria Callas. Cartas y memorias
Edición a cargo de Tom Volf. Traducción de Emiliano D'Inecco y Jordi Sánchez i Sanjuán. Madrid: Akal, 2022. 526 páginas. 25 € (ebook, 13,99 €)
La diva en el mercado
Entre las cartas de Callas, se cuentan algunos intercambios con Walter Legge y ejecutivos de la EMI, la compañía (hoy parte de Warner, que le ha dedicado una web específica a la Divina) para la que hizo casi todas sus grabaciones oficiales. EMI explotó el legado de Callas en todas las formas imaginables, reeditando una y otra vez el mismo material, que incluía también los vídeos: los conciertos de Hamburgo de 1959 y 1962, la gala parisina de 1958 (con el Acto II de Tosca íntegro), el documental Maria Callas. Life and Art o las entrevistas famosas con Lord Harewood y Bernard Gavoty. Pero pronto fueron también las grabaciones en vivo, mucho tiempo piratas, que acabó por absorber el mercado oficial, de modo que la Warner presenta hoy una caja de lujo de 69 CD con todas las grabaciones de estudio realizadas por Callas entre 1949 y 1969 (incluidas las del sello italiano Cetra) y otra de grabaciones en vivo (1949-1964) en 45 CD.
Tom Volf se declara un devoto, un obseso de Callas, a la que descubrió en 2013. En 2018 creó, con el apoyo de Georges Prêtre entre otros, el Fonds de Dotation Maria Callas, que pretende recoger toda la documentación relacionada con la artista, pero la máquina de facturación no se detiene. Volf rodó en 2017 Maria by Callas, seguramente la más exitosa producción cinematográfica con la soprano como protagonista (incluidas las ficciones), organizó una exposición itinerante con el mismo título, ha editado tres libros (el de la película de 2017, Callas Confidential y este de las cartas) y ha montado a partir del último de ellos una obra teatral, con Monica Bellucci de protagonista.
[Diario de Sevilla. 5-09-2022]
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Giovanni Battista Meneghini with his ultra+famous wife: MARIA CALLAS at the MET, NY, 🇺🇸 1956; after a glorious performance of BELLINI's *NORMA*
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Maria Callas, voce senza tempo
Una voce che è diventata leggenda….
Maria Callas, nata Maria Anna Cecilia Sofia Kalogeropoulos, nacque il 2 dicembre 1923 a New York, da Georges Kalogheropoulos e Evangelia Dimitriadis, di origine greca.
Fin da piccola Maria era in competizione con la sorella maggiore, Jakinthy detta Jackie, che godeva di ogni privilegio, tra i quali quello di prendere lezioni di canto e pianoforte.
Maria però in poco tempo riuscì ad imparare quello che la sorella apprendeva con tanta difficoltà e a soli undici anni partecipò alla trasmissione radiofonica L'ora del dilettante, cantando La Paloma e vincendo il secondo premio.
In seguito Maria coltivò la passione per il bel canto anche quando la madre, dopo il divorzio, decise di ritornare in Grecia, portandola con sé.
Nel 1937 entrò al Conservatorio di Atene e, contemporaneamente, si perfezionò nel greco e nel francese, mentre viveva gli anni dell'occupazione a cui seguì, dopo la guerra, una esistenza finalmente tranquilla e agiata.
I primi successi furono proprio in Grecia con Cavalleria Rusticana nel ruolo di Santuzza e poi Tosca, suo cavallo di battaglia.
La Callas decise poi di tornare a New York per rivedere il padre, ma per lei furono due anni non particolarmente felici che la spinsero, ancora una volta, a fuggire il 27 giugno 1947 verso l'Italia, con Luisa Bagarotzy, moglie di un impresario americano, e il cantante Nicola Rossi-Lemeni.
A Verona Maria conobbe, Giovanni Battista Meneghini, amante delle opere d'arte e della buona tavola, che sposò il 21 aprile 1949.
L'Italia portò fortuna alla giovane soprano e Verona, Milano, Venezia ebbero il privilegio di sentire le sue Gioconda, Tristano e Isotta, Norma, I Puritani, Aida, I Vespri siciliani, Il Trovatore e così via. Maria strinse amicizie importanti con Antonio Ghiringhelli, sovrintendente della Scala, Wally e Arturo Toscanini, che rimase stupito e meravigliato dalla voce del grande soprano tanto che avrebbe voluto dirigerla nel Macbeth.
Nuovi amori, nuove passioni arrivarono nella vita della Callas come Luchino Visconti, che la diresse a Milano, nel 1954, nella Vestale di Spontini, Pasolini, Zeffirelli e Giuseppe di Stefano.
La Callas visse trionfi in tutto il mondo tra Londra, Vienna, Berlino, Amburgo, Stoccarda, Parigi, New York (Metropolitan), Chicago, Philadelphia, Dallas, Kansas City.
Nel 1959 la soprano lasciò il marito e, grazie all'amica Elsa Maxwell, miliardaria americana, conobbe l'armatore greco Aristotele Onassis, con cui visse un’intensa ma drammatica storia d’amore.
Dopo il 1964 iniziò il declino della cantante, quando Onassis l'abbandonò per Jacqueline Kennedy.
La voce della Callas cominciò a perdere smalto e intensità, così si ritirò dal mondo in un appartamento a Parigi.
Maria morì il 16 settembre 1977 a soli 53 anni, con accanto a lei un maggiordomo e Maria, la fedele governante.
I vestiti della Callas andarono all'asta a Parigi e le ceneri vennero disperse nell'Egeo, ma esiste una lapide in suo ricordo presso il cimitero parigino di Pere Lachaise, dove sono sepolti molti altri importanti nomi della politica, della scienza, dello spettacolo, del cinema e della musica.
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Aristóteles Onassis
(1906/01/15 - 1975/03/15)
Aristóteles Onassis
Armador griego
Nació el 15 de enero de 1906 en Esmirna, Grecia.
Las hostilidades entre turcos y griegos obligan a emigrar a su familia.
A los 23 años se trasladó a Buenos Aires con algunas cartas de recomendación para unos griegos que se dedican a la importación de tabaco.
Trabaja en la Compañía de Teléfonos del Río de la Plata. Un año después participa en una pequeña fábrica de cigarrillos.
Dos años más tarde es nombrado Cónsul de Grecia y gracias a ello, toma contacto con la Flota Mercante Griega.
Cuando contaba 34 años compra su primer barco petrolero.
Se radica en Nueva York, donde establece su sede comercial. Gana millones transportando petróleo bajo bandera panameña.
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En el año 1946 conoce a Tina Livanos, hija de un gran Armador griego y, en diciembre de ese año contraen matrimonio. Ella tiene diecisiete años y él cuarenta y seis.
En abril 1948, nace su primer hijo, Alexander y, en diciembre 1950, su hija Christina.
Conoce a María Callas casada con Giovanni Battista Meneghini, a quien abandonó en 1959 para unirse a Aristóteles, que a su vez la rechazó para contraer matrimonio con Jaquelin Kennedy en 1968. Se dice que María Callas y el millonario griego tuvieron un hijo que apenas vivió unas horas y falleció de muerte natural.
El 6 de febrero de 1975, Onassis fue hospitalizado por problemas con su vesícula biliar. Fue operado y tras una larga convalecencia, falleció con apenas cuarenta kilos de peso el 15 de marzo de 1975 en París.
Fue enterrado en la isla de Skorpios, Grecia, junto a su hijo Alexandre que murió en un accidente de aviación en 1973. Su hija Cristina se convirtió en la mujer más rica del mundo.
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May 27
Since there is no Callas anniversary to observe today, I thought I would try to create a timeline for the comings and goings of the curiously complicated Kalogeropoulos family.
1881 (or 1886) – George Kalogeropoulos born
1894 (or 1898) – Evangelia (Litza) Dimitriades born
They married (I don’t know when) and lived in a small town in the Peloponnese where George is a druggist
1917 – daughter Yakinthi (Jackie) born
1920 – son Vassilis born
1922 – Vassilis dies (meningitis)
1923 – George abruptly decides to emigrate to the US; in August the family arrives in New York
December 2 or 3 or 4, 1923 – 2nd daughter born – George calls her Cecilia, Litza calls her Sophie; they settle on Maria Anna Sophie Cecilia; family name is simplified to Kalos (or Callas) (or Calas). She seems to have been called Mary, the name Jackie uses in her book “Sisters”.
December 1936 – Jackie returns to Greece
February 1937 – Litza and Mary (age 13) join Jackie in Athens
September 1945 – Mary goes to New York
December 24 1946 – Litza arrives back in New York; does NOT reunite with George
June 27, 1947 – Mary (now Maria) arrives in Naples; quickly goes to Verona; two or three days later meets meets Giovanni Battista (“Titta”) Meneghini, age 51
April 1949 – Jackie visits Maria and Titta in Verona; she is taken to be Maria’s younger sister. Maria and Titta marry soon after, and Maria tours to Argentina
May 1950 – Maria visits New York on route to Mexico City; Litza joins her there
Late June 1950 – Maria returns to Italy, Litza to New York; they never meet again
July 1951 – Maria returns to Mexico City; this time George joins her there
At some point Litza went back to Athens, then returned to NY to sue George for support; she wins her case and returns to Athens and he immediately stops payment; she returns to NY and then writes to Maria for help/money and is told to drown herself; Litza reveals the acrimonious letter to the press prior to Maria’s Met debut
1956 – Jackie (then 39) enters the Viotto vocal competition in Vercelli, Italy under the name Elena Montesanto and with a passport doctored to make her younger; she receives encouragement but does not win
Maria and George got together whenever she was in New York. Here is a photo of him greeting Maria at her arrival in 1956 for her Met debut.
Jackie gives few dates in her book, but at some point there were feelers from Sol Hurok to put her on tour.
Litza in new York works in the costume jewellery store operated by Jolie Gabor, mother of Zsa Zsa and Eva; she also earns money making Maria Callas dolls in various opera costumes (Tosca, Norma, etc)
1959 – Maria leaves Titta for Onassis and joins his highly-publicized peripatetic life
1960 – Litza’s book, “My Daughter, Maria Callas” is published; George (now 79 or 74) moves to Athens
1961 – Jackie finally sees Mary perform – in “Medea” at Epidaurus; she and George meet Onassis
1962 – Litza attempts suicide; her note leaves the income from her book to Maria
1964 – Jackie, on vacation in Italy, visits Titta in Sirmione at the home he shared with Maria; he seems to be still awaiting her return
(At some time in this period George and Litza finally divorce, one of the few times they ever agreed on anything)
1964 – George returns to the US for medical treatment requiring a 4-month hospital stay (thanks to his previous work he has US medical coverage)
1965 – George remarries, returns to Athens; Litza applies for welfare in NY and authorities there seize $200/month from Maria’s US earnings; Litza moves to Athens where Jackie finds her a querulous burden;
December 1972 – George dies; Maria cites her involvement in recording sessions as her reason for not attending the funeral (it was her last recording session and the results were never finished or approved by her). John Ardoin was able to listen to it and stated “It would make a stone weep.”
1975 – After Onassis died Mary resumes contact with Jackie, phoning often and sending money (major surprise)
September 1977 – Maria dies, thus the start of the sad saga of her estate. Jackie goes to Paris for the funeral
August 1982 – Litza dies in Athens; Jackie buries her with George
Jackie, now 65, still takes voice lessons in Athens. At her teacher’s she meets a Dr. Andreas Stathopoulos; they marry in December, 1982
Soon after that they visit London and she meets Robert Sutherland, Maria’s coach/accompanist from 1973/74. He writes: “I met a charming, handsome woman who looked more delicately feminine than Maria, but had a way of moving, speaking and expressing herself which was uncannily like her.” She produced a tape from her handbag of a concert she had given and she wanted his opinion. Sutherland’s heart sank and started to think of tactful things to say. BUT: “Here was a big voice of unusual timbre and character, not always entirely controlled, but certainly material of professional promise.”
Jackie died March 3, 2004
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Maria Callas: The Ugly Ducking of Opera
Both fragile and yet seemingly unshakeable on stage, Maria Callas is unquestionably an operatic diva and legend of the 20th century. Love it or hate it, her voice leaves no listener indifferent.
What remains to discover about the singer?
The soprano's childhood has been widely detailed, including by the singer herself. Raised by an absent father and an unstable mother, wild-tempered and frustrated, incapable of affection but constantly exploiting her daughter's musical talents.
Cecilia Sophia Anna Maria Kalogeropoulos was born 2 December 1923 in Manhattan, New York, from a Greek family. Her earliest memories are tainted by a troubled childhood. Overweight and shortsighted, the young Maria is convinced her mother prefers her sister, Jackie. It is only through singing that Maria manages to overcome her physical hang-ups.
It is in Verona, Italy, that young singer lands her first title role, that of La Gioconda in the eponymous opera by Ponchielli. Verona is the home of the love story between Romeo and Juliette, but also Maria Callas and her future husband.
Giovanni Battista Meneghini, an Italian business man, is much older than Maria but falls nevertheless helplessly in love with the young singer. From that moment on, Meneghini never leaves her side, as her lover then husband, her confident and her manager.
Encouraged not only by Meneghini but also the conductor Tullio Serafin (another acquaintance from Verona), Maria Callas slowly conquered every stage on the Italian peninsula. Venice, Trieste, Genoa, Turin, Pisa, Florence, and Rome: the soprano was everywhere and interpreted every role imaginable.
Her ability to interpret a wide variety of different roles truly set Maria Callas apart, establishing her as a phenomenon, an operatic diva. She was able to fully exploit the dramatic strength of her low vocal range as much as the high and bright notes of her high range. In 1949, she astounded critics by interpreting in the same week two very different roles: that of Brünnhilde, powerful goddess and warrior in Wagner's Die Walküre, and the delicate and romantic Elvira in Bellini's I Puritani.
With her unique sound and style, Maria Callas overthrew the traditional and well-established codes of the lyrical scene. Alongside her vocal virtuosity, she brought to the operatic genre a theatrical dimension, an attention to the artistic performance and stage presence that would later become the norm against which artists would be measured.
However, any and all artists who dared to imitate the great soprano's style would run the risk of coming up short. There was only one Callas capable of such eloquence, and similarly her vocal style. The Diva's technique wass far from exemplary, and many have since remarked the risks she took in her singing, contributing greatly to the deterioration of her voice.
Maria Callas was invited at La Scala for the first time in 1950, asked at the last minute to replace the sopraon Renata Tebaldi in the title role of Aida by Verdi. Her performance, however, was far from the initially anticipated success: the public was unenthusiastic and the following critical reviews were generally negative. Above all else, her voice was deemed uneven and forced.
A disappointing first time that would soon be forgotten. The following year, Maria Callas was invited yet again by the Milanese theater for a production of Verdi's Les Vêpres Siciliennes; this time, her performance is deemed a triumph. Until the end of the 1950s, the soprano was a veritable mainstay of La Scala, highly prestigious and demanding European institution.
Thus began a new chapter in the life of Maria Callas, one that sparked much discussion: her physical transformation. In an incredibly short time (less than two years), the soprano lost more than thirty kilos.
Her female role model? The actress Audrey Hepburn. And much like her character in My fair lady, Maria Callas had her own "Pygmalion", a Professor Higgins there to perfect her look and gestures: film director Luchino Visconti. In the early 1950s, he too was taken by the Diva's on-stage charisma, and equally taken by her newly found hourglass figure.
From this collaboration between Callas and Visconti were born five operatic productions, most notably the legendary production of Verdi's La Traviata at La Scala in 1955. A new era had arrived for female opera singers: physical beauty was now of the utmost importance, a cinematic beauty as elegant as Maria when interpreting Violetta, wearing an exquisite Liberty dress.
Maria Callas was a diva in every sense of the word, even its most negative connotations. Her tantrums and outbursts in front of journalists are countless. Unhealthily obsessed with the media, she collected every article, every review mentionning her name, ultimately adding to the cult surrounding her persona. Unashamedly open with journalists, she shared even the most intimate details of her childhood and her romantic adventures.
However, the singer was on occasion caught off guard by the intrusions of the paparazzi, or a particularly scathing review from critics. It was at this time that Maria Callas's voice began to lose its strength and to deteriorate. In the 1960s, completely absorbed by her amorous relationship with the Greek billionaire Aristote Onassis, the soprano had all but entirely given up singing and sought to discover other domains, such as cinema alongside Pier Paolo Pasolini, though the experience would be short lived.
Maria Callas's Carmen, recorded alongside Georges Prêtre in 1964 is to this day considered an essential reference. Interestingly, this is not the Diva at the peak of her career but already the Callas in decline, her voice frayed due to being overworked and her rapid weight loss. This voice however, dark, raspy and dangerous, fits perfectly with the character of Carmen: passionate and unpredictable, determined and bohemian. Unfortunately, Callas never brought to life a physical interpretation of this character, never singing Bizet's opera on stage in full.
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After 1965, Callas was never seen on an opera stage again. Though she performed a final tour with her old music partner (and new lover) Giuseppe di Stefano, and her stage presence still fascinated the public, her legendary voice was unfortunately gone forever.
"Since I lost my voice I want to die. Without my voice, what am I? Nothing", she once confided to her sister Jackie. Maria Callas spent her final years alone, a recluse in her Paris apartment, mourning the death of of Aristote Onassis, the lover she never married. She passed away in Paris on 16 September 1977.
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Qui caddero fucilati dai fascisti i martiri della Resistenza Piemontese. La loro morte salvò la vita e l’onore d’Italia. 1943-1945“.
Queste le parole riportate sulla lapide posta al centro del Sacrario del Martinetto, piccolo poligono di tiro nella IV Circoscrizione del Comune di Torino, scelto dai repubblichini dopo l’8 settembre 1943 come luogo d’esecuzione delle sentenze capitali.
Qui, nel giro di venti mesi, vennero fucilati sessantuno partigiani e resistenti piemontesi.
Lunedì, 31 marzo 1944, la Resistenza piemontese subisce un durissimo colpo: nella mattinata, sulla sagrestia del Duomo, vengono catturati quasi tutti i componenti del Comitato Regionale Militare Piemontese (Crmp): Franco Balbis, Quinto Bevilacqua, Giulio Biglieri, Paolo Braccini, Errico Giachino, Eusebio Giambone, Massimo Montano e Giuseppe Perotti.
Il Crmp era stato costituito clandestinamente a Torino nell’ottobre del 1943, come organo del Comitato di Liberazione Nazionale, con il compito di coordinare le azioni delle bande partigiane già esistenti.
Gli otto vengono condotti alle Carceri Nuove, e il 2 aprile, in gran fretta, viene dato il via al processo alla presenza dei massimi vertici fascisti. Già il giorno successivo, e nonostante le trattative intavolate dal Cln, viene pronunciata la sentenza: fucilazione.
All’alba di mercoledì 5 aprile gli otto condannati vengono condotti all’interno del poligono di tiro, ammanettati: ci sono decine di militi della Guardia Nazionale, che li legano alle sedie poste all’estremità del poligono, schiena rivolta al plotone di esecuzione. Passa ancora qualche minuto, il tempo per Padre Carlo Masera, che ne ricorderà il coraggio, di benedirli, quindi viene letta la sentenza, ed infine il plotone spara. Una sola voce, quella di Franco, Quinto, Giulio, Paolo, Errico, Eusebio, Massimo e Giuseppe grida “Viva l’Italia libera!”
Con queste parole, Eusebio Giambone si rivolge alla moglie,qualche ora prima di essere fucilato:
“fra poche ore io certamente non sarò più, ma sta pur certa che sarò calmo e tranquillo di fronte al plotone di esecuzione come lo sono attualmente, (…)come lo fui alla lettura della sentenza, perché sapevo già all’inizio di questo simulacro di processo che la conclusione sarebbe stata la condanna a morte. Sono così tranquilli coloro che ci hanno condannati? Certamente no! Essi credono con le nostre condanne di arrestare il corso della storia. Si sbagliano! Nulla arresterà il trionfo del nostro Ideale,essi pensano forse di arrestare la schiera di innumerevoli combattenti della Libertà con il terrore? Essi si sbagliano!“
La grande lapide dedicata “Ai nuovi martiri della libertà” è collocata nel recinto delle fucilazioni, unica parte sopravvissuta del grande poligono di tiro del Martinetto, destinato tra l’8 settembre 1943 e il 25 aprile 1945 a luogo di esecuzione dei condannati a morte dai tribunali speciali e militari istituiti dalla Repubblica sociale, e di fucilazioni per rappresaglia. Il luogo è oggi il sacrario cittadino della resistenza, sede di una commemorazione civica che ogni anno si svolge il 5 aprile, nell’anniversario della fucilazione di otto dei componenti del primo Comitato militare regionale. La lapide venne scoperta con una solenne cerimonia l’8 luglio 1945, con la partecipazione del cardinal Maurilio Fossati, del ministro Giuseppe Romita, del sindaco Giovanni Roveda e del presidente del Cln regionale piemontese Franco Antonicelli che ricordò la decisione del Clnrp, presa ancora nella clandestinità, di costituire il luogo in sacrario: «Il Martinetto». Le generazioni più antiche delle nostre avevano, in tutta Italia, un nome per i loro fremiti di sdegno e di carità: Belfiore. Le generazioni nostre hanno creduto a lungo che l’età dei martirii fosse conclusa per sempre nella nostra storia e nella storia civile del mondo. Invece, col dramma della libertà, si è riaperta la serie dei grandi olocausti e delle solenni testimonianze. E così abbiamo compreso che per la nostra esperienza di uomini tutto va riedificato: l’amore e il dolore, la colpa e il riscatto, l’infamia e la purezza, l’arco di trionfo e il Martinetto. […] Io leggo l’elenco, non ancora forse completo, dei 61 martiri, e vedo, l’uno dopo l’altro, tra il 16 gennaio 1944 e il 15 aprile 1945 succedersi un operaio e un impiegato, un artigiano e un ingegnere, un geometra e un bibliotecario, uno studente e un professore d’Università, un generale e un sottufficiale, un soldato e un partigiano. Ma partigiani tutti; tutti degni di quel nome che da noi va adoperato non come tessera di privilegi ma come titolo di onore, quel nome – e quella realtà – che per noi è la maggiore, la più straordinaria realtà di questa nostra veramente sacra e veramente civile guerra italiana». La lapide riporta i nomi di 59 fucilati, senza date, con incisa accanto l’indicazione della professione, come spesso nelle targhe dedicate ai singoli caduti. Sono invece 61 i nomi riportati nell’Elenco detenuti giustiziati al Martinetto, custodito tra le carte della presidenza del Cln, Giunta consultiva regionale. I nomi sono trascritti in ordine cronologico per data di morte e vi figura al primo posto Ruggero Vitrani, la cui esecuzione è erroneamente datata 16.1.1944, in luogo di 1945; è questo certamente l’elenco a cui Antonicelli fa riferimento nel suo discorso. Nel documento, oltre ai nomi incisi sulla lapide, si trovano anche quelli di Brunone Gambino, Carlo Jori, Aldo Camera, Giustino Bettazzi, e Maurizio Mosso, fucilati per rappresaglia all’attentato di via Sacchi 14; Domenico Binelli e Ferdinando Conti, due dei cinque fucilati per rappresaglia in seguito all’uccisione di Ather Capelli; Dario Musso e Carlo Brero, fucilati il 27 luglio 1944; Aldo Salvatori, fucilato il 22 settembre 1944; Luciano Politi, fucilato il 15 aprile 1945. Alessandro Teagno e Matteo De Bona sono registrati sotto il falso nome usato in missione, rispettivamente Luciano Lupi e Carlo Lari. Non sono compresi i nomi di Secondo Brignolo, Giovanni Bruno, Pedro Ferreira, Paolo Perego, Pietro Enrico, Dario Girardi, Giuseppe Padovan, Remo Pane, Paolo Tripodi. Un altro elenco pubblicato da don Giuseppe Marabotto (1953) Fucilati dalla R.s.i. provenienti dal carcere comprende 93 nomi disposti in ordine cronologico, con data e luogo di fucilazione e l’indicazione dei sacerdoti che fecero assistenza spirituale: per quanto riguarda i caduti del Martinetto, pur con imprecisioni, non si discosta dalla lapide.
Brignolo Secondo meccanico
Bruno Giovanni commerciante
Perotti Giuseppe Paolo generale
Giachino Errico (Erich) geometra
Montano Massimo studente
Biglieri Giulio bibliotecario
Balbis Franco capitano
Giambone Eusebio meccanico
Braccini Paolo professore universitario
Bevilacqua Quinto mosaicista
Perego Paolo meccanico
Enrico Pietro studente
Girardi Dario contadino
Padovan Giuseppe calderaio
Pane Remo meccanico
Tripodi Paolo operaio
Pizzorno Carlo studente universitario
Bocchiotti Giuseppe tipografo
Caramellino Walter impiegato
Armano Oreste studente
Massai Landi Francesco studente
Farinati Gianfranco studente
Valobra Ferruccio impiegato
Gippone Giuseppe maresciallo d’aviazione
Galvagni Aimone sergente maggiore
Mecca Ferroglio Giovanni elettricista
Giardini Mario bersagliere
Cormelli Luigi impiegato
Zucca Claudio verniciatore
Bergamaschi Pompeo muratore
Marconi Vasco tubista
Bianciotto Lorenzo meccanico
Testa Alessandro contadino
Berta Giuseppe meccanico
Attardi Alfredo studente
Amprino Armando meccanico
Dovis Candido manovale
Vitrani Ruggero meccanico
Cipolla Francesco pasticcere
Ferreira Pedro tenente
Duò Almerigo meccanico
Savergnini Luigi impiegato
Barbero Orazio impiegato
Mesi Ulisse impiegato
Moncalero Giovanni verniciatore
Del Col Dino fotografo
Cibrario Bruno disegnatore
Migliavacca Luigi apprendista tornitore
Zumaglino Battista carpentiere
Martino Enrico contadino
Viale Lorenzo ingegnere
Gindro Alfonso meccanico
Meneghini Nello nichelatore
Canepa Giovanni motorista
Fattorelli Rubens meccanico
Teagno Alessandro tenente
De Bona Matteo perito agrario
Simonetti Donato impiegato
Cursot Giuseppe muratore
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María Callas
El 2 de agosto de 1947, una joven cantante lírica en ciernes llamada María Callas hizo su debut italiano en la Arena de Verona con el papel protagonista de La Gioconda. Entre el público se hallaba un joven miembro de la aristocracia británica lamado George Lascelles, séptimo Conde de Harewood, gran aficionado a la ópera también él, en la antesala de lo que sería una destacada carrera como escritor, editor y, posteriormente, administrador en el ámbito de la música y de la ópera. Ambos se conocieron unos días después en una recepción oficial y Lord Harewood siguió interesándose por la ulterior carrera de la soprano cuando empezó a escribir recensiones operísticas en el New Statesman y en Ballet and Opera desde 1948 así como posteriormente para la revista Opera que él mismo fundó en 1950. Cuando Callas hizo su triunfante debut en el Covent Garden con Norma en 1952, Lord Harewood era miembro del consejo de dirección de la Royal Opera House, en la que posteriormente ocuparía el cargo de administrador desde 1953 hasta 1960, período durante el cual Callas volvería a cantar varias veces en La traviata, Aída, El trovador y Medea, así como en posteriores representaciones de Norma.
María Callas nació en Nueva York el 2 de diciembre de 1923, hija de inmigrantes griegos, pero en 1937 fue a Grecia con su madre y su hermana, donde estudió canto en el Conservatorio de Atenas con María Trivella y después con Elvira de Hidalgo. En 1940 se incorporó a la compañía del Teatro Lírico de Atenas, en la que inició su carrera profesional como cantante en una serie de óperas y operetas como Tosca, Tiefland, Cavalleria rusticana, Boccaccio, El estudiante mendigo y Fidelio entre otras. En 1945, Callas volvió a Nueva York para proseguir con su carrera, pero no consiguió nada hasta que fue contratada para cantar La Gioconda en el Festival de Verona en 1947. En Verona conoció a un adinerado industrial italiano y amante de la ópera, Giovanni Battista Meneghini, y al veterano director de orquesta Tullio Serafin, quienes se interesaron por la joven cantante inexperta y de trato bastante difícil. Las representaciones de Gioconda no fueron mal, pero no se produjeron las esperadas ofertas de trabajo. No obstante, con la ayuda de Serafin y Meneghini Callas fue consiguiendo algunos contratos en Italia para cantar papeles intensa mente dramáticos, como Turandot, Aída y Leonora (La fuerza del destino). Bajo la dirección de Serafin empezó a cantar Wagner (en italiano) y fue en 1949, mientras interpretaba su primera Brunilda en La valquiria en La Fenice de Venecia, cuando sombró al mundo operístico asumiendo en un plazo muy corto la parte de Elvira en Los puritanos. Su interpretación dramática de este papel de coloratura causó sensación y constituyó el punto de inflexión de su carrera. Pronto abandonaría los papeles pesados y demostraría que óperas tan olvidadas como las de Cherubini Bellini, Donizetti y Rossini, que habían sido desechadas por carecer de valory contenido, podian renacer gracias a un nuevo enfoque musical y dramático. En 1949 se casó con Meneghini y a lo largo de los subsiguientes dos años siguió consolidando su carrera en Italia y en el extranjero.
En 1951, Callas abrió la temporada de La Scala de Milán en Las visperas sicilianas y durante siete años este escenario fue su hogar artístico y testigo de sus mayores triunfos. Preocupada por su creciente peso, en 1954 adelgazó unos 30 kilos y se transformó dramáticamente en una estrella esplendorosa y sofisticada capaz de atraer la atención de las revistas de moda de todo el mundo y de los medios en general, amasando así un ejército creciente de devotos admiradores que la inundaban de lisonjas donde quiera que actuara. Al finalizar la década de los 1950 Callas creyó haber logrado la cima de lo alcanzable en la ópera y dirigió su mirada hacia otras formas de satisfacción personal. En 1959 inició una relación sentimental con el acaudalado magnate naviero griego Aristóteles Onassis y se separó de Meneghini para disfrutar la vida de la alta sociedad y de la jet set internacional Redujo drásticamente sus apariciones en escena, llegando hacia 1962 a actuar en público únicamente en conciertos ocasionales. En 1964, cuando su relación con Onassis empezaba a deteriorarse, el director Franco Zeffirelli la convenció para que volviese al escenario con motivo de una magnífica nueva producción de Tosca en el Covent Garden. Le siguió pocos meses después Norma en París, también bajo la dirección de Zeffirelli, en lo que sería su última nueva producción.
A principios de 1965 cantó Tosca en París y Nueva York, y luego regresó a París para algunas representaciones más de Norma que se iniciarían el 14 de mayo. Unos días antes había visitado los estudios de la ORTF donde se estaba filmando un programa para Les Grandes Interprètes, serie de televisión de Bernard Gavoty muy aclamada y dedicada a lo más destacado de la música clásica. El programa se componía de dos partes, ambas incluidas en el presente DVD. Una es una conversación (en francés) con Bernard Gavoty que versa sobre varios aspectos musicales, como la primera representación de Norma que hizo Callas, su predilección personal por la música belcantística y sus puntos de vista sobre Puccini y los compositores del verismo; la otra contiene un breve concierto en el que Callas canta tres arias operísticas con la ORTF bajo la dirección de Georges Prêtre. John Ardoin, uno de los recensionistas más importantes de las grabaciones de Callas, dice en su libro El legado de Callas: «El aria de Manón es exquisita en el fino trazado lineal de Callas y el extracto de Sonámbula se enaltece con la moderación de su canto y la inclusión del recitado completo que precede el aria. «O mio babbino caro» se ofrece a modo de propina y resulta encantadora y expresivamente directa». Callas también filmó L'Invitation ou voyage de Duparc, pero por razones de minutaje se omitió del pro- grama de TV original en su emisión del 18 de mayo y las secuencias filmadas no s han conservado. Pero lo que pervive es precioso y representa un complimportante al legado audiovisual relativamente escaso que tenemos de Callas actuando. Llama especialmente la atención que actúe tan bien en esta ocasión habida cuenta de que por aquellas fechas estaba aquejada de hipotensión y no fue capaz de finalizar su última Norma en la Opera de París el 29 de mayo. Sus médicos le aconsejaron cancelar las actuaciones ulteriores de Tosca en Londres, pero ella decidió cantar sólo una y la Gala Real de Tosca en el Covent Garden el 5 de julio de 1965 acabó siendo su despedida de la escena operística.
Detenida su carrera lírica, Callas decidió tener una casa propia como residencia permanente en París y en 1966 se mudó a un suntuoso apartamento en el número 36 de la Avenida Georges Mandel en el distrito 16, cerca del Arco de Triunfo. Erneste apartamento, la BBC filmaría en abril de 1968 los dos programas de Callas en conversación con Lord Harewood que constituyen el cuerpo principal de este DVD Llama la atención la permanente pose ceremoniosa de Callas y su diríase que estudiada «actuación», en lugar de adoptar una actitud más distendida. No obstante éste es un documento de enorme relevancia y un testimonio de los puntos de vista de Callas sobre muchos aspectos de su arte.
En 1966 renunció a su nacionalidad americana y adoptó la griega, divorciándose así técnicamente de Meneghini (Grecia sólo reconocía los matrimonios contraídos por sus súbditos que había sido consagrados por la Iglesia Ortodoxa Griega) Esperaba que Onassis se casara con ella, sin embargo éste contrajo matrimonio con Jacqueline Kennedy en 1968. Callas, destrozada, intentó evadirse en otros proyectos, como la película dirigida por Pasolini basada en la obra de Eurípides Medea y algunas clases magistrales en la Julliard School de Nueva York. En 1973 inició una gira mundial de conciertos con el tenor Giuseppe di Stefano; el ultimo concierto en Sapporo, Japón, el 11 de noviembre de 1974 fue su última actuación en público. El 16 de septiembre de 1977, Callas, para entonces literalmente recluida, murió por causas naturales en su apartamento de París a la edad de 53 años.
— Tony Locantro
(Traducción Guadalupe Luceño, 2003)
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Which opera singer left her husband for Aristotle Onassis, who in turn left her to marry Jacqueline Kennedy?
Maria Callas (1923-1977) was a Greek soprano and one of the most controversial opera singers of the 20th century. She had voice of great range and power, earning her the nickname 'La Divina' (The Divine One).
Callas made her first Italian debut in 'La Gioconda' in 1947. The next year she sang in 'Norma' and then appeared as Elvira in 'I puritani' in Venice, which was her first great success.
In 1958, Callas met the Greek shipping magnate Aristotle Onassis. Their affair led her to divorce from her husband, Giovanni Battista Meneghini. Since Meneghini was also her manager, Callas slowly began to withdraw from the stage. Her final appearance was in 'Tosca' in London in 1965, by which time her voice had considerably weakened.
The relationship with Onassis ended two years later in 1968, when he left Callas for Jacqueline Kennedy. Callas spent her last years living in isolation in Paris and died of a heart attack at age 53 on 16th September 1977.
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Το όμορφο σπίτι στο Sirmione
Το όμορφο σπίτι στο Sirmione
Το όμορφο σπίτι στο Sirmione
To όμορφο σπίτι κρυφοκοιτάζει μέσα από το σκούρο πράσινο των δέντρων της Via Catullo, στην καρδιά της χερσονήσου Sirmione. Αυτό το όμορφο σπίτι είναι τώρα πανάκριβα ενοικιαζόμενα διαμερίσματα, με… έτοιμη στο πιάτο τη φήμη από την προηγούμενη οικοδέσποινα, τη Μαρία Κάλλας. Εδώ ήταν για χρόνια η θερινή κατοικία του βερονέζου Giovanni Battista Meneghini. Κατέκτησε…
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Maria Callas, Giovanni Battista Meneghini and Marlene Dietrich,
Color and All Rights Reserved to Kleopoth on Instagram
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Una mostra su Maria Callas a Milano
Per il centenario dalla nascita di Maria Callas, che cade il 2 dicembre, Intesa Sanpaolo fino al 18 febbraio 2024, presso le Gallerie d’Italia di Milano, presenta la mostra Maria Callas. Ritratti dall’Archivio Publifoto Intesa Sanpaolo a cura di Aldo Grasso.
La mostra, patrocinata dal Comune di Milano, è la prima iniziativa di Callas100, il palinsesto di iniziative organizzate nei mesi di novembre e dicembre dal Comune di Milano in collaborazione con Teatro alla Scala, Gallerie d’Italia e Piccolo Teatro di Milano per rendere omaggio alla celebre artista.
Le Gallerie d’Italia di Piazza Scala si uniscono alle istituzioni milanesi nel ricordare la cantante lirica più ammirata al mondo, legata alla storia della città e del suo grande teatro d’opera.
Le immagini in mostra restituiscono l’eccezionalità e il fascino di Maria Callas e provengono dall’Archivio Publifoto Intesa Sanpaolo, un patrimonio di memoria collettiva che arricchisce la conoscenza delle vicende storiche del Novecento
Infatti c’è una selezione di 91 immagini dell’Archivio Publifoto Intesa Sanpaolo che coprono l’arco cronologico dal 1954 al 1970, molte delle quali inedite o mai esposte, che ritrae la Callas nella quotidianità del fuori scena.
Nonostante questa peculiarità, la mostra si apre e si chiude con due fotografie che ritraggono la grande artista all’interno del Teatro alla Scala: la prima, del 1° dicembre 1954, la ritrae insieme ai tre grandi direttori d’orchestra Arturo Toscanini, Victor De Sabata e Antonino Votto dopo una delle prove del La Vestale, mentre l’ultima è del 7 dicembre 1970 e rappresenta il suo ritorno alla Scala, come spettatrice, accanto a Wally Toscanini.
L’Archivio Publifoto conserva oltre 1500 fotografie di Maria Callas che ritraggono la soprano in occasioni pubbliche e private, in un arco cronologico che segue gli anni più significativi della sua carriera, nei suoi passaggi a Milano, come parte di una straordinaria fonte storica e iconografica in grado di restituire dettagli importanti per ricostruire il mito di una donna che ha segnato un’epoca.
Maria Callas fu la prima cantante lirica a godere di una grande esposizione mediatica e il racconto giornalistico sulla grande artista si affianca a quello della donna dalla vita intensa, soprattutto in campo sentimentale, rendendola una delle protagoniste della cronaca degli anni Cinquanta e Sessanta.
I fotografi la seguivano ovunque, in particolare fuori dalla scena: per strada, al ristorante, in aeroporto o sul megayacht di Onassis, nell’atelier di Biki, nella sua casa milanese e in tribunale, ma anche sugi uomini che condizionarono la sua vita, il marito, l’industriale Giovanni Battista Meneghini, e Aristotele Onassis, oltre alle amiche e amici di una vita: Antonio Ghiringhelli, Luchino Visconti, Vittorio De Sica, Franco Zeffirelli, e Pier Paolo Pasolini con cui girò il film Medea.
Questa mostra si inserisce nell’ambito delle iniziative di valorizzazione dell’Archivio Publifoto, costituito da oltre 7 milioni di fotografie dell’Agenzia fondata da Vincenzo Carrese nel 1937, la più importante agenzia fotogiornalistica privata nata in Italia negli anni ’30.
L’Archivio è stato acquistato da Intesa Sanpaolo nel 2015 e il museo di Milano, insieme a quelli di Napoli, Torino e Vicenza, è parte del progetto museale Gallerie d’Italia di Intesa Sanpaolo guidato da Michele Coppola, Executive Director Arte, Cultura e Beni Storici della Banca.
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María Callas
(1923/12/02 - 1977/09/16)
Soprano de origen griego
Una de las mejores cantantes de ópera del siglo XX.
Óperas: Tristán e Isolda, Rigoletto, La traviata...
Padres: George Kalogeropoulos y Evangelia Dimitriadis
Cónyuges: Giovanni Battista Meneghini 1949-1959)
Pareja: Aristóteles Onassis (1959-1968)
Nombre: Maria Anna Cecilia Sofia Kalogeropoulos
Apodo: La Divina
Altura: 1,70 m
María Callas nació el 2 de diciembre de 1923 en Nueva York.
Hija de George Kalogeropoulos y Evangelia Dimitriadis, emigrantes griegos. Sus padres vieron en el enorme talento musical de su hija, entonces feúcha, miope y más bien gordita, la puerta de escape a la miseria familiar.
Debido a las dificultades económicas de su familia, regresó a Grecia con su madre en 1937.
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Se inscribió en el Conservatorio de Atenas estudiando con Elvira da Hidalgo, una renombrada soprano además de una excelente profesora.
Hizo su debut en 1941 con la obra Tosca de Giacomo Puccini en la Ópera de Atenas. Estuvo cantando en Atenas durante varios años antes de realizar su debut italiano con La Gioconda de Ponchielli en Verona en el año 1947. Esta producción de La Gioconda estuvo dirigida por Tullio Serafin, quien se convirtió en su mentor musical.
De adolescente rozó los 100 Kg. y se transformó en una mujer de 69 y ciento setenta centímetros de altura cuando su voz y su genio alcanzaban su cima. Los inicios de su carrera fueron interpretando papeles dramáticos como Isolda, Brünnhilde y Aida.
En 1949 se casó con el industrial italiano Giovanni Battista Meneghini, 30 años mayor que ella, que se iba a transformar no sólo en su esposo sino también en su manager, protector, financista y dietólogo. Estuvieron diez años casados.
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En 1959, Callas conoció al naviero griego Aristóteles Onassis, por el que abandona a su marido Giovanni Meneghini.
Desde 1949, animada por Tullio Serafín se decantó por la coloratura de papeles que pertenecen al bel canto; entre ellos Norma, Lucia di Lammermoor y varios personajes de óperas italianas olvidadas durante mucho tiempo.
Reconocida especialmente por el color especial de su voz, su presencia dramática y su musicalidad, cantó sobre todo en La Scala de Milán, en las óperas de Roma y París, el Covent Garden de Londres y el Metropolitan Opera House de Nueva York.
En 1965, realizó su última representación operística con Tosca en el Covent Garden de Londres. En ese momento tenía 41 años. Tres años más tarde, Aristóteles Onassis dejó a Maria Callas por Jacqueline Kennedy. Durante la última década de su vida, vivió prácticamente recluida en París.
Realizó pequeñas apariciones con di Stefano e impartió una serie de clases maestras en el Juilliard School de Nueva York entre los años 1971 y 1972.
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Una anécdota cuenta que siendo miope no toleraba las lentillas y tampoco quería salir a escena con gafas, así que actuó sin ver muy bien lo que le rodeaba. Se cuenta que una noche de invierno, en la Scala de Milán, cantó ante un público integrado mayoritariamente por partidarios acérrimos de la otra gran soprano del momento, Renata Tebaldi. Al término de la representación, estos bombardearon el escenario con toda suerte de frutas y hortalizas. La Callas no se dio cuenta de nada... hasta que se agachó para recoger un manojo de puerros. Sonriente, digna, sin perder su sangre fría, la diva se irguió con su ramo horto-frutícola entre los brazos, pidió silencio a la sala, y preguntó: "¿Dónde consiguen unas verduras tan frescas en invierno?".
En su libro María Callas, la tigresa y el cordero, David Bret sostiene que la diva tenía la obsesión de seducir y "rescatar" homosexuales. Así intentó en vano enamorar a Leonard Bernstein, Luchino Visconti, Franco Zeffirelli y Pier Paolo Pasolini, convencida, según Bret, de que ningún homosexual podría resistir su amor.
María Callas falleció el 16 de septiembre de 1977 de un ataque al corazón en su piso parisino. En 1979, sus cenizas fueron esparcidas en el mar Egeo.
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The Golden Greeks - The Romance of Maria Callas and Aristotle Onassis| Supreme Deal
The Golden Greeks – The Romance of Maria Callas and Aristotle Onassis| Supreme Deal
MARIA CALLAS AND ARISTOTLE ONASSIS
The career of Maria Callas had already begun its downward slide when she was introduced to Aristotle Onassis. It was 1957 and she was 35 years old. She had been married to the elderly, short, squat Giovanni Battista Meneghini for ten years.
Maria found some comfort for her diminishing artistic success in high society. Elsa Maxwell gave an elegant party for Maria…
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Ein Leben wie La Traviata
@Michelle Marly zeichnet die tragische Liebe der Maria #Callas zu Aristoteles Onassis nach und gibt gleichzeitig Einblick in das Leben der berühmten Operndiva (erschienen im @Aufbau Verlag).
Die Diva von Michelle Marly
Maria Callas ist bis heute eine der größten Stimmen, die die Welt der Oper erlebt hat. Die Kariere der Sopranistin begann 1949 in Venedig. Sie lernte dort ihren Ehemann Giovanni Battista Meneghini kennen, der auch ihr Manager wurde. Der hart arbeitende Opernstar erreichte enormen Ruhm, der ihr im Jahre 1957 eine Einladung zu einer privaten Kreuzfahrt auf der Yacht…
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