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#fina valero
waverlyyhaught · 3 days
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"But you are not alone. You will never be." Favorite Marta and Fina Moments - Part 18 Sueños de Libertad
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"Pero si no puedo compartir lo más bonito que me has pasado en la vida con él. Marta, yo me siento muy sola. Pero tú no estás sola. No lo vas a estar nunca."
Sueños de Libertad, Capitulo 50
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claraedits · 2 days
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Mafin | Trailer AU
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silviasi22 · 2 days
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Marta & Fina | Last chance #mafin
Sobreviviremos a las curvas!!
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multifandominfj · 14 days
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Why is it that shows like Sueños De Libertad and Amar Es Para Siempre get how to write WLW ships better than American Soap Operas?
As an American who ADORES Luimelia and has been sucked down the Mafin rabbit hole…American WLW ships are terrible compared to them.
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Mafin 🧁🩷
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syniiart · 1 month
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Fina-Marta Sueños de libertad
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bitgaay · 15 days
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sapphics walk with me please …
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sapphicworldsblog · 4 days
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One can only dream
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cubanpetekotrb · 2 days
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Mafin people! Anyone out there know how long these 2 have been together? I mean I know they know each other their entire lives, well in Finas case, but how long are they together as a couple? Like months? Weeks? Anyone know?
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waterby0318 · 17 hours
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waverlyyhaught · 1 day
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Favorite Marta and Fina Moments - Part 19 Sueños de Libertad
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"Ninguna de las dos hemos hecho las cosas demasiado bien. No. Pero es que cuesta mucho hacer las cosas bien. Es que no podemos actuar así como nos salga de dentro. Es muy difícil. Sentir el corsé, la falta de libertad, la presión de fuera. Por eso mismo deberíamos ponernos las cosas fáciles. Eso significa ser honestas la una con la otra, perdonarnos, apoyarnos, encubrirnos. ¿Estamos de acuerdo? Estamos de acuerdo."
Sueños de Libertad, Capitulo 50
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multifandominfj · 6 days
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Me @ Isidro, IDGAF if he’s an old fart. NOBODY shames my sweet baby Fina.
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lagalaxiaamediodia · 2 years
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La red de lecturas
Por FRANCISCO LEÓN
* Las formas disconformes. Lecturas de poesía hispánica, Jordi Doce, Libros de la Resistencia, Madrid, 2013.
¿Qué correspondencias pueden establecerse entre Rafael Alberti y José Ángel Valente, o entre el poeta cubano Orlando González Esteva y la poeta madrileña Julieta Valero? ¿Cuáles son los caminos transitados por el poeta, traductor y ensayista Jordi Doce (Gijón, 1967) para involucrar en un mismo territorio de    pensamiento estético a dos pintores tan diversos, casi opuestos, como Ráfols-Casamada y Eduardo Arroyo?
La coincidencia de estos autores y artistas, y de otros muchos, en un mismo libro se llama precisamente Las formas disconformes, volumen de artículos –el último, publicado hace sólo dos años, se titulaba La ciudad consciente. Ensayos sobre T.S. Eliot y W. H. Auden– en el que su autor reúne algunos de las lecturas de poesía hispánica a las que se ha entregado a lo largo de los últimos años. El arco temporal de estudio que abarca la totalidad de estos trabajos va desde las Generación del 27 hasta la plena actualidad y su marco, como indica el subtítulo, lo constituye el gran océano de la poesía en lengua española. El lector hallará en este delicioso cuadro de intereses textos tan fugaces –apenas cuatro páginas brillantes– como el dedicado al nunca suficientemente reivindicado Vicente Aleixandre, junto a otros extensos y pausados, como aquellos en los que revisa la obra de José Ángel Valente, cuyas casi sesenta páginas sin duda hubieran merecido ser editados como estudio autónomo.
Pero dejando al margen sus características físicas, el rasgo más representativo de Las formas disconformes, y que más llamará la atención del lector, reside en la amena variedad de la procedencia estética de los autores y pintores que se dan cita en estas páginas. Tal variedad responde al hecho declarado por el autor de que este libro lo constituye una compilación de reseñas, prólogos, artículos y textos de presentaciones publicados y escritos entre 2000 y 2012. Se trata, por lo general, de páginas redactadas al calor del encargo, si bien, como señala Doce, tales compromisos sólo fueron asumidos en el caso de que vinieran precedidos por una lectura gustosa de la obra tratada, cuestión esta que se percibe por el ritmo entusiasta y la perspectiva audaz con que se han redactado la mayoría de los artículos. Y aunque, obviamente, el resultado no es un estudio de carácter sistemático ni mucho menos monográfico, no significa en cambio que estemos necesariamente ante una compilación caprichosa o desordenada.
Si es cierto que a primera vista –por la mera lectura del índice, por ejemplo– el itinerario crítico planteado por el autor podría parecernos un tanto errático, no lo es menos que un escrutinio más cuidadoso, es decir, una lectura atenta y completa, de este aporte crítico nos mostrará un tapiz estético tejido con fina inteligencia y en absoluto arbitrario. Las variadas referencias, las reflexiones heterogéneas, las libres opiniones que aquí se exponen más allá de los consabidos vasallajes familiares forman finalmente, como decimos, una red tan luminosa como lógica. La imagen final de  Las formas disconformes representa a una familia lírica cuyos miembros comparten un origen muy similar: la literatura de base moderna, influida hondamente por el simbolismo, las vanguardias y los vectores experimentales de la poesía que se desarrolla a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.
Jordi Doce es sin duda uno de los poetas españoles actuales que más ha leído no sólo a sus estrictos contemporáneos –y no únicamente en su propia lengua–, sino gran parte de la herencia lírica y artística (el libro se cierra con dos estudios sobre Albert Rafols-Casamada y Eduardo Arroyo) que llega hasta el    borde de su tiempo actual. Sin embargo, lo verdaderamente interesante de la lectura llevada a cabo en Las formas disconformes no es tanto su amplitud, repetimos, cuanto la variedad de estéticas en las que ahonda el autor. O lo que es lo mismo: su enfoque abierto, desprejuiciado, atento a  escritores aparentemente distantes entre sí o a detalles a menudo velados por la crítica. Es esta dispersión concentrada, precisamente, lo que nos sitúa en el centro mismo de este libro.
Ello nos permite reencontrarnos con Rafael Alberti, cuya obra, a pesar de que el viento de la nueva poesía no haya soplado precisamente a su favor –escribe    Doce–, «toda superficie de siluetas y colores, se nos aparece como un monumento de gracia poética, de creación en estado puro que apenas tiene igual en    nuestra lengua». La misma posición de curiosidad y despreocupadamente revisionista nos ofrece la lectura del primer y postergado libro de Vicente  Alixandre. Ámbito pertenece a esa familia olvidada de primeros libros que, «sin expresar plenamente el mundo y el lenguaje de su autor», al contrario de obras como Don de la ebriedad, A modo de esperanza o Cántico, «delimitan con claridad su perímetro». En Ámbito, libro que tan a regañadientes ha sido estudiado por la crítica, Jordi Doce ve potencialidades y aciertos deslumbrantes: «Pese a los rígidos bloques estróficos de tantos poemas», la escritura que da forma a esta opera prima «es una escritura en ebullición, tensa de inminencias y amenazas, signada por un anhelo trágico de totalidad que no tarda en dominar su escritura posterior».
Obviamente no podemos detenernos, ni este es el lugar indicado para hacerlo, en todos los capítulos de Las formas disconformes. Esta pluralidad  sin prejuicios a que hemos hecho referencia ha imantado a lo largo del tiempo tal cantidad de autores adscritos a procedencias estéticas tan diversas que un simple repaso por todos sus nombres desbordaría los límites de la mera reseña. Sin embargo, a título informativo, conviene ofrecer al lector la lista completa de los autores que han sido atendidos al menos en este volumen. Desde los ya citados Vicente Aleixandre o Rafael Alberti, pasando por el Octavio Paz traductor, el casi hermético Josep Palau i Fabre o el mexicano Julio Torri, hasta llegar a autores claramente centrales en la trayectoria creativa de Jordi Doce, como Ángel Crespo, José Ángel Valente, Antonio Gamoneda o José Miguel Ullán.
Pero la lista no queda ahí, y desfilan por las páginas figuras de primerísimo orden como los canarios Luis Feria y Andrés Sánchez Robayna, el peruano José Watanabe, la uruguaya Circe Maia, la argentina Mercedes Roffé y el cubano Orlando González Esteva. La lista continúa: Juan Antonio Masoliver Ródenas, Olvido García Valdés, Juan Malpartida, Álvaro Valverde, Juan Carlos Mestre, Eduardo Escala, Pedro Casariego Córdoba y una tríada final de poetas pertenecientes a la misma promoción que el autor: Marta Agudo, Esther Ramón y Julieta Valero. Precisamente en esta tríada de autoras me detendré un    instante.
No es tan frecuente como parece que un escritor actual, un poeta de obra ya consolidada, dedique parte de sus trabajos reflexivos a compañeros    contemporáneos suyos. Normalmente estas labores se dejan en manos de antólogos o reseñistas que disfrutan de mayor perspectiva temporal. Sin embargo, la inclusión de estas tres poetas en el tramo final de Las formas disconformes también constituye, en cierto modo, una declaración de principios estéticos en el hoy complejo espacio literario inmediatamente contemporáneo.
Si parece por completo casual que sean tres mujeres madrileñas las que cierran este libro, no lo es tanto que se trate de tres poetas para quienes el    lenguaje resulta siempre una herramienta problemática en relación a la parte del mundo en la cual insertan sus reflexiones, una herramienta cuya naturaleza es replanteada a cada paso, a cada poema. Tanto es así que, de una y otra manera, las obra de Agudo, Ramón y Valero poseen un claro carácter experimental. «Fragmento –primer libro de Marta Agudo (Madrid, 1971)– se inscribe no sin tensiones en la estética minimalista que han cultivado, entre sus contemporáneos, Ada Salas o Marcos Canteli», otros dos nombres para añadir a una posible lista de poetas contemporáneos. Palabras similares dedica Doce a  Esther Ramón (Madrid, 1970): «Esa capacidad negativa, esa precisión estratégica con que la escritura cambia de forma, de ritmo y hasta de lugar de origen para acechar el fragmento de mundo […]». En el caso de Julieta Valero (Madrid, 1971) más emparentada con una experimentación formal sobre los elementos discursivos del lenguaje, Doce apunta, como poética en la que la autora fragua su poesía, a una paradójica y creciente fragmentación del discurso: «Por un lado el poema en prosa de largos versículos o versículos separados por abundantes líneas en blanco, y al que un uso peculiar de la elipsis y la aposición sintáctica otorga hechura y trabazón. Por otro lado, el poema en verso libre, muy libre en sus transiciones y movimientos argumentativos, lleno de insolencia y de frescura, y en el que sin embargo, como claros del bosque, respiran las pausas y los silencios del versículo».
Mientras que el mundo lírico de Agudo se centra, sobre todo, en un análisis del ser propio como reacción moral de la intimidad ante los avatares del mundo, en Ramón el poema –o mejor dicho, el libro todo– crece como proyecto de exploración o sondeo en lo misterioso, a modo de investigación de campo, existente en un espacio muy determinado del mundo exterior. «La angustia existencial –apunta Doce respecto de Marta Agudo– que recorre las páginas de Fragmento sortea una y otra vez las trampas del exhibicionismo confesional y se nos muestra en frío, prendida a una materia verbal tan densa como reticente». Obviamente, Doce coloca la poética de Agudo frente a otras, muy modales y en las que apenas existe una reflexión previa o simultánea a la    escritura sobre el lenguaje mismo, poética ampliamente divulgadas en nuestro país y en las que por tal motivo toda reflexión existencial del ser deviene    burda y obscena.
La misma frialdad como elemento ideológico, o lo que es lo mismo, la planificación previa del poema o del conjunto de poemas, resulta evidente en los modos de trabajo de Esther Ramón. Anota Doce en este sentido: «Más que una escritora de poemas, es una escritora de libros, de sistemas, de conjuntos    textuales que incursionan de manera activa en lo real, enjambres de palabras que acotan un fragmento del mundo y proceden a horadarlo a fin de crear, en lo inhóspito, en lo que suele estar vedado a nuestro paso, un espacio habitable para la reflexión».
El instrumento principal de Valero, aparte de la referida fragmentación sintáctica de su discurso cotidiano, lo constituye, según Jordi Doce, uno de los vectores modernos por antonomasia: la ironía. La ironía, no hace falta indicarlo, como contrapartida del adanismo lírico que suele abundar en ciertas poéticas experienciales: «Pero, más allá o más acá de esta postura, de esta actitud moral, digamos, me atrae la singular ambivalencia con la que la voz poética da cuenta de su viaje. Una ambivalencia en la que actúan no sólo los escrúpulos, el celo vigilante con se mide cada paso, sino también las dudas, la incertidumbre sobre el rumbo a seguir».
En fin, tres interesantes análisis finales que distinguen a un escritor, Jordi Doce, no sólo por la calidad de su propio trabajo poético, sino además por su fina capacidad para hallar entre el mare magnum de autores actuales, y sin perjuicio de figuras consolidadas o históricas, a tres poetas actuales cuya poesía merece la pena ser leída y tenida en cuenta, dejando así en el lector el aliciente de un libro futuro que amplíe, precisamente, el campo de sus lecturas más inmediatamente contemporáneas.
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futbolconcafe · 6 years
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Comunio: medios defensivos y creativos para tu equipo
En las siguientes líneas analizamos los mejores medios defensivos y creativos de lo que va de Liga Santander en clave Comunio, así como una serie de recomendaciones teniendo en cuenta su tipo de juego.
Medios defensivos: Casemiro y Busquets al poder
Temporadas atrás los medios defensivos no eran jugadores en los que se centraran los ojos de los jugadores Comunio salvo raras excepciones. El medio defensivo o “ancla” con más puntuación al término de una temporada hasta la fecha ha sido Gabi. Con el Zaragoza hizo 218 puntos en 10/11 (jugaba más adelantado e hizo 10 goles) y con el Atleti 204 en 13/14. El resto de jugadores en esta posición, rara vez supera los 200 puntos y la media suele estar en los 100-150 puntos.
Esta temporada con el nuevo sistema de puntuación parece que esto ha cambiado y jugadores que antes no eran imprescindibles como Casemiro (114 mejor puntuación) o Busquets (198 pts en 15/16), han pasado a serlo. Los jugadores “ancla” de Real Madrid y Barça están dentro del top10 de centrocampistas, si bien Casemiro (88 puntos) ha anotado tres goles esta temporada, siendo uno de los medios más goleadores. Otro jugador que suele jugar habitualmente como medio defensivo, Asier Illarramendi (93 puntos), también está en el Top10 por los mismos motivos que Casemiro, ha anotado tres dianas. El donostiarra es un jugador muy fiable y está en números de repetir sus 204 puntos de 16/17 pese a que la Real no anda fina.
En el top25 de centrocampistas también encontramos a otros pivotes defensivos como Kondogbia (75 pts) o Rodri Hernández (72 pts) y un poco más detrás se encuentra Markel Bergara gracias a sus cuatro goles (66 pts). Por lo general, los pivotes defensivos de equipos grandes (Busquets, Casemiro o Rodri) suelen tener más facilidad para valorar que los de equipos modestos cuya principal función es destruir juego rival. Un claro ejemplo son Javi Fuego o Rubén Pérez, quienes son los medios que más balones recuperan, pero también quien más faltas y pérdidas tienen, lo que perjudica siempre a sus puntuaciones.
Por tanto, a la hora de fichar a un pivote defensivo para tu equipo hay que tener en cuenta cada equipo y su estilo de juego, su fiabilidad con y sin balón y su capacidad para anotar y asistir. Jugadores como Lobotka, Guido Pizarro, Javi García, Gabi o Javi Castellano, quienes juegan en equipos que suelen dominar los partidos, pueden ser más eficaces que otros como Manu García o Arambarri que tienen un rol más de destruir y parar el juego rival a base de faltas. Medios creativos: Kroos está de enhorabuena
Tiempo de ‘jugones’
Los “playmakers”, esos jugadores con una capacidad de pase asombrosa, arquitectos del juego de su equipo, tampoco estaban muy bien vistos en Comunio hasta esta temporada. En el histórico de mejores puntuaciones en una temporada, sólo Xavi, Modric, Rakitic, Trigueros, Verdú y Borja Valero aparecen en el Top 100 con más de 200 puntos. Este tipo de jugadores siempre son fundamentales para sus equipos, pero como no anotan goles ni son vistosos para el espectador, su actuación suele pasar desapercibida en determinadas ocasiones. Sin embargo, desde un punto de vista estadístico tienen un peso más que notorio.
Un claro ejemplo de todo esto es Toni Kroos. El excelente mediocentro del Madrid nunca había puntuado muy bien en Comunio pese a jugar todo, pero este curso está en el Top10 del juego. El alemán tiene un 92% precisión de pases esta temporada, es el jugador con más pases por partido y está en el Top10 de pases clave y centros realizados. Un jugador imprescindible que no ha bajado de 6 puntos durante la temporada y que ha anotado ya 2 goles. Rakitic (98 puntos) es otro jugador que se está mostrando muy fiable dentro de esta tipología de jugador, si bien ya no llega tanto al área rival como acostumbraba en otras temporadas. Aún no lleva ni un gol, pero sí tres asistencias.
Dani Parejo también ha mejorado sus prestaciones en Comunio y está siendo el más valorado (94 pts) de un gran Valencia gracias a su capacidad de pase, goles y asistencias. Otros jugadores “creativos” como Jonathan Viera, Iniesta, Xabi Prieto, Trigueros, Guardado, Modric, Tucu Hernández, Gabriel Pires o Koke también están puntuando bien. Por tanto, está claro que los jugadores que intervienen mucho en el juego, siendo clave en la construcción del juego de sus equipos, son apuestas fiables para Comunio. No te van a dar 10-14 puntos porque no suelen anotar muchísimos goles, pero sí entre 4 y 8 puntos por partido que te ayudarán bastante en tu camino hacia el titulo.
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