Tumgik
#estoy aprovechando el domingo para escribir
elbiotipo · 2 years
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los biopunks son, por definición, pro-transgénicos
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Bienvenida a la carta más cutre hecha en mi blog de Tumblr cutre porque no me pude poner tan creativo para mandarte esto de una forma más especial (en realidad sí quise hacer una cosa pero adivina qué; No pude…………… Te explico detalles luego si te causa intriga y los quieres). Dicen por ahí que la real intención o mensaje es lo que cuenta.
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Cuando empecé a escribir esto estaba en mi nueva oficina. A veces cometo el error de llamar oficina a un espacio o estudio, pero digo en una nueva porque ahora considero que tengo varias para distintos propósitos -otra más desde que me mudé-. No puedo estar sentado en la silla resolviendo cosas, trabajando algo con el midi, compartiendo espacio con mi equipo y al mismo tiempo escribir algo, tirar pintura por ahí mientras experimento con los lienzos, entre otras cosas que empecé a hacer.
Hace un tiempo me comentaste que no te cuento mucho de lo que hago, que no te llevo a los lugares donde suelo estar, y siempre te di la razón. Hace no tanto hablamos de eso, de lo mal que la paso por no poder ser capaz de dedicarte la cantidad de horas y cosas que quisiera. Debes saber que escribiendo esto ahora no me siento mal, ya está hablado, entonces no lo siento pesado, sé que sabes cómo andan las cosas. Y como soy analítico hasta conmigo mismo, creo que algo interesante de mi es cómo puedo hablar tanto en muchas ocasiones de tantos temas o anécdotas y, al mismo tiempo, ser tan de pocas palabras para otras. Es que con el tiempo me he vuelto así, pero no es algo necesariamente malo, ¿no? Ahora solo me interesa accionar ante la mayoría de las situaciones.
He retomado el interés por un montón de cosas que antes me llamaban la atención y no pude practicarlo o ahondar demasiado. Sí, no soy solo un rata de los juegos que toca el violín y el piano como parece que lo soy últimamente. Ahora no tengo solo una casa nueva con mucho espacio para poner mi gimnasio, taller y home studio, estoy ansioso por mostrarte la cantidad de desastres que estoy haciendo ahí adentro, aunque sospecho que algo ya sabes, últimamente documento todo para que los demás puedan verlo también. En eso también se va bastante de mi tiempo, pero estoy aprendiendo mucho.
Pero bueno, más allá de todos esos hábitos nuevos o viejos, hay algo que nunca he dejado de hacer y que por lo mismo es que en este momento no estoy, pero debería estar concentrado. Hace como un año que no lo estoy, pero no me molesta en absoluto, ya que el motivo es la gran parte de mi inspiración para hacer casi todo día a día, y ese eres tú. Tenerte aquí, en esta terrible mente (a veces tan complicada demás), hace que aunque esté llena de cosas tú siempre vas a destacar. Es un hábito tremendamente inconsciente y al mismo tiempo consciente el que tengo de estar al pendiente de ti, al que ya me acostumbré y dudo adaptarme si tiene que haber algún cambio. Siempre estoy preguntándome en dónde es que estarás, qué haces, qué cosas lees, qué tipo de gestos haces cuando te dan a probar un perfume o aroma tan dulce que te gusta o, por el contrario, arrugas la nariz porque quizá no te gusta tan dulce, o cómo agrandas más los ojos cuando ves alguna cosa en la calle o en la pantalla que te interesa, cuánto disfrutas una canción que te gusta tanto como para mover la cabeza o tu pie, y cómo bailas un poco cuando comes algo que te gusta mucho. Pienso también en muchas cosas que me gustaría llevarte cuando paso por alguna cafetería o pastelería, porque, no tengo claro aún el por qué ese tipo de sitios es uno de los que me hacen acordar a ti. Sí, hay muchos, en realidad demasiados, pero será que quiero compartir uno de esos contigo pronto, aunque sea uno de los lugares más comunes del mundo para tener una cita. Hay cosas de pareja promedio que no hemos cumplido, ¿no crees? Seguramente es por eso, sí. Pero cabe aclarar que aunque no cumplamos con nada de eso, hay lugares y cosas que hasta el día que muera me harán acuerdo de ti. Y todos los días extraño tener tu mano entre la mía, porque no necesito tener gran contacto físico contigo para desearte. Es más, no necesito ninguno para hacerlo. Ninguno de los dos lo necesita. A veces no quiero que este tipo de palabras salgan de mi porque no puedo controlarme del todo, y no es que me quiera cerrar contigo u ocultarte esa parte de mi, ya que te podrás imaginar que a esta altura creo que conoces casi todas mis facetas, por no decir ciertamente todas. Es que, no es nada nuevo, ya sé, pero no tienes idea la cantidad de cosas que soy capaz de sentir cuando se trata abrir mis sentimientos hacia ti. No tengo problema en que te enteres, pero al principio me cuesta aflojarme para dar paso a desbordarme de esa manera. ¿Se entiende? ¿Me explico? Sé que sí. No me respondas. (?)
Cuando te propuse mudarnos era porque quería darte la sorpresa de un nuevo lugar y contarte todos mis planes, y las cosas que estaba averiguando para comprar. No solo para mí, sino para ti. Me siento un poco más estable estos días, con mucho que hacer, pero estable en el sentido de orden. Y bueno, en el transcurso de esta especie de carta extraña donde estoy expresando la cantidad de cosas que no te expresé en tiempo por ser idiota, pasaron unos cuantos días. Días en los que algunos párrafos de esto perdí sin querer, pero nada que no sepas o pueda decirte en cualquier otro momento. Cursilerías, tú sabes. Los pasados días que estuviste tan ocupada no te haces la idea de lo que siento tu falta de un hola. Estoy, o mejor dicho, estamos acostumbrados a que las cosas que tenemos que hacer no se nos interpongan tanto como para no hablar unas horas durante el día. Me dijiste que el lunes vendrías conmigo a quedarte. Ya es domingo por la noche en el que estoy terminando de escribir esto, y me siento ansioso, haya sido “broma” o no, voy a verte. Es normal que mi pecho se agite. Estaba triste de no tener casi contacto aunque no te lo exprese como a muchas otras cosas, ya estoy feliz de saber que, no solo porque vengas a mí, pero al menos por un rato no vas a estar preocupada con otras cosas.
Bueno, aprovechando todo esto de decirte que me está costando respirar estar tanto sin ti, y pese a que soy consciente de que no es el mejor de los medios, yo creo que ya es tiempo de que te quedes más tiempo que una semana, ¿no? Me refiero a que aquí siempre vas a tener dónde permanecer, a partir del momento en que desees darme una respuesta o en cualquiera. Pero te lo voy a decir así: quiero compartir techo con mi novia de una vez, porque quiero verla despertar la mayor cantidad de días posibles a mi lado, verla cocinar, robarse mi ropa, leer, trabajar, mirar el techo, arreglarse, jugar con Brian. Brian... Ya es tiempo. 
Si leíste hasta aquí tengo que darte mis felicitaciones y pedirte disculpas porque lo más probable es que termine enviándote esto más tarde de lo que me gustaría. Igualmente ya estás acostumbrada al desastre que soy. Como te dije una vez, a veces me pregunto quién le tiene paciencia a quién.
Y Soleil, te amo un montón. En verdad lo hago. Te amo tanto como para que te aparezcas en mis sueños increíblemente seguido y que eso me encante. Amo la persona que eres conmigo y con el resto, así como tu cabecita igualmente desastrosa, y tus labios, y tus ojos, pero me voy a detener aquí, porque sino... Tu sabes. No hay persona son la que quiera compartir más cosas así que contigo. Quizá suena tonto y hasta repetitivo. En todos estos meses hemos sabido lidiar y resolver cosas complicadas y otras no tanto juntos. Creo que podrás estar de acuerdo conmigo en que cualquier ausencia de algo no lastima realmente o a largo plazo porque nada en absoluto ha impedido que lo que sentimos deje de crecer de todas formas, porque no has dejado de convencerme cada vez más de que eres el amor de mi vida. No quiero esperar más para vivir muchas más cosas contigo, porque estoy más que listo. Tomemos más decisiones arriesgadas juntos. ¿Te parece?
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paxacutic · 4 years
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BUJO
Premisa: Te despiertas con dolor de cabeza, vas al trabajo y todos están sorprendidos de verte, te dicen que has estado desaparecido por 3 años
Tiempo: 4 horas con 4 segundos
Mientras se disipaba la neblina de mis ojos al amanecer, trataba de descifrar una serie de números escritos en la pantalla de mi teléfono, no lo tenía registrado y el mensaje que había llegado unos 40 minutos antes leía: “sé que dijimos que nunca más, pero necesito que lo hagamos una última vez”. Limpie mi rostro y me encontré con la ausencia de Verónica a mi lado, hasta su olor se había ido antes de que yo me despertara, cada día siento que se lleva tajos más grandes de sí misma, aunque su ausencia me permitió volver a leer aquel mensaje con más calma.
Traté de recordar ese orden particular de números añadidos a algún contacto que pudiera haber borrado en los últimos meses mientras entablaba mi amistad y ahora relación con Vero, pero nadie me venía a la mente, al menos nadie que mereciera una segunda oportunidad. Al borrar el mensaje pude ver la hora y tiré mi celular a un lado para poder revolcarme en la miseria de que la alarma había sonado 45 minutos antes y ya no había tiempo para el desayuno.
 Tome una ducha revoloteando entre el afeitado, el cepillado y el colirio en los ojos para sustituir superficialmente la taza de café que podría calmar este dolor de cabeza que no me deja pensar. Llegaría a la oficina y luego de los saludos respectivos iría a calentarme una taza en el microondas… no debí borrar el mensaje, pude haber averiguado quien era, seguro era un numero equivocado, pero igual, a lo mejor esa persona piensa que el verdadero receptor la está ignorando y no es justo, no debí borrarlo, y ¿si era para mí?, Verónica se ha vuelto una rutina agotadora de fingir interés en sus insignificancias extrapoladas por tanta carencia afectiva… Quizá pueda encontrarlo en alguna carpeta de mensajes borrados, y llamo al número, solo por ayudar, solo por sacar de dudas a esa persona.
 Me tiré encima la camisa blanca y la corbata amarilla de los martes, me pareció curioso que el olor a naftalina hubiera penetrado tanto mi ropa desde la última ronda de lavandería hace solo dos días y tuve que pasarle un pañito húmedo a mis cuatro pares de zapatos para quitarles el polvo que opacaba ese brillo aplicado religiosamente los domingos. Hice el chequeo correspondiente en cada uno de mis bolsillos para que no se me olvidara nada en el apuro del retraso, cartera en el bolsillo derecho del pantalón, pañuelo que hace juego con la corbata en el interno del saco a la derecha, tome mi cuaderno de apuntes y revise el celular por mensajes que me dieran pistas de la rutina del día, la pantalla estaba iluminada por un número desconocido y sus 4 llamadas perdidas, ¿es ella, o es un el?, ella seguramente, aunque “necesito que lo hagamos una última vez” suena más a él, a hombre intenso pidiendo una última oportunidad para un polvo de lastima, más tarde le escribo, en la hora del almuerzo, a lo mejor le saco un buen rato a todo esto.
 Encontré dos mensajes relevantes, uno de mi padre pidiéndome dinero para comprar sus pastillas y uno de Vero diciéndome con su versión pegajosa del amor que no olvidara la harina de trigo, ayer no la anoté, así que la había olvidado, pero escribí ambas peticiones en mi diario del día, guardé el celular en el bolsillo interno a la izquierda de mi saco y el diario con mis tareas en el izquierdo del pantalón junto a mi bolígrafo y su tapa.
  Revisé que todo excepto la nevera estuviera no solo apagado si no desenchufado y salí tan rápido como pude sin agitarme demasiado.
 En el camino le escribí a Vero, guardada entre mis contactos simplemente como Amor, me sentí tentado como tantas otras veces a cambiar ese calificativo a su nombre de pila, quizá eso haga que el final sea más sencillo, cuando se vaya no tendré que cambiarlo, y cuando venga la siguiente no tendré que explicarle por qué en lugar de crear el contacto “amor” solo modifique los datos, no quiero dejarla, eso sería demasiado ruido, quiero que se vaya, que tome la decisión propia de recoger sus maletas e irse un día dejando solo una nota de adiós firmada dramáticamente con un par de lágrimas, pero su baja autoestima le permite aguantar tantos abusos y además se culpa por ellos, ha sido imposible zafarme de esto, pero pensare en eso cuando la cabeza deje de dolerme, después del café, por ahora un mensaje de buenos días será suficiente, y un “te extrañe esta mañana cuando me desperté y no estabas a mi lado”, a ella le gustan esas cosas, yo las encuentro innecesarias, quizá sea esa la razón, quizá por eso termine de irse, quizá sería mejor si borro esa última parte.
 Al entrar al vestíbulo saludé de nombre a algunas personas que no me regresaron la cortesía y algunas otras me saludaron de una forma tan efusiva que me pareció exagerado. Me tuve que detener en la entrada de la oficina cuando mi tarjeta magnética no me dio el acceso, y fue una mujer joven que no había visto antes quien con una sonrisa amable y un carnet igual al mío me invito a pasar antes que ella. Le agradecí el gesto con una sonrisa y la típica línea de “cuando uno anda más apurado…”.
 Los pasillos me eran familiares pero las cámaras de seguridad no, había algunas decoraciones que no recordaba y tantos rostros nuevos que por un momento pensé haberme equivocado de piso. Continúe mi recorrido hasta el cubículo a la izquierda del medio donde iba a pasar las próximas 8 horas de mi vida y al llegar había un hombre de pie recostado de mi escritorio mientras hablaba con la vecina del cubículo contiguo, le pedí disculpas y el me ofreció ayuda, le pregunte que si había algo malo con mi computadora y el hombre dijo que no, entonces le pedí permiso para poder sentarme y este me respondió que no podía sentarme allí porque ese era su puesto de trabajo, sonreí buscando alrededor a alguien que pudiera aprobar el humor en la situación pero solo vi un mar de rostros apáticos.
 -              ¿nos cambiaron de puestos?
 Pero aquel hombre respondió que no sabía que decirme, que él había estado sentándose en ese puesto por… y miraba a su vecina de cubículo… ¿dos años? Y ella asentía con cada palabra. Puede ser el dolor de cabeza o la falta de café, miré alrededor para ubicarme mejor y reconocí la vista a mi derecha, los edificios más altos donde seguro había gente con mejores trabajos que el mío y mejores sueldos que el mío y con vidas menos aburridas que la mía. Y pude ver que aquel hombre entro en modo defensivo cuando dejo de recostarse del escritorio y se paró pecho a pecho frente a mí, una avalancha tibia comenzó a recorrer mi cuerpo desde el abdomen en todas direcciones y sentí el impulso de cerrar mis puños. En lugar de eso, abrí mis palmas a la altura de mi pecho y hacia el.
 -              No hay problema – le dije manteniendo un tono amable – voy a recursos humanos para que me digan que fue lo que pasó, no hay problema.
 La oficina de recursos humanos estaba al final del pasillo, detallé a cada persona y cada conversación sin escuchar familiaridad en ninguna de esas voces o rostros, pero supe que estaba en el lugar correcto porque reconocía las oficinas donde entraba a robarme grapadoras y mouse pads solo para sentir ese aventón de energía en la boca del estómago que nunca pude descifrar, pero tenía el encanto incomodo de insertar un hisopo profundo en mi oído.
 Aún estaba cerrada, antes de seguir dando vueltas preferí ir directo al área del comedor, me tomaría una pastilla y una taza de café, seguramente es un error mío, siempre se me olvida todo, por eso me gusta usar los diarios, cada vez que necesito hacer memoria solo tengo que revisarlos, año, mes, día, todo está ahí, al punto de que si no los tuviera guardados desde hace más de 10 años estoy seguro que no recordaría lo que paso ayer.
 Tomé una pastilla para el dolor de cabeza con un poco de agua en vaso de papel y me senté a masajear mis sienes con los ojos cerrados esperando que el café diera sus vueltas respectivas durante un minuto en el microondas, y un dolor que tiño la oscuridad de mis ojos cerrados con rojo se apodero de mi al sentir una palmada en el hombro derecho, solté un quejido y encontré colgada en el aire la disculpa de una voz que por fin sonaba familiar.
 -              Coño disculpa ¿Tatuaje nuevo?
 -              ¿Cómo? - Le respondí a Henry, es quien maneja Recursos Humanos, seguramente estaba en el baño aprovechando el momento en que todos están socializando en sus cubículos para estar solo en su templo
 -              En el hombro ¿o es alguna lesión?
 -              No, no sé, pero me desperté con un dolor de cabeza horrible y ahora me duele el hombro
 -              ¿Y aquí vienes a liberar la tensión?
 Ambos sonreímos pero dudo que haya sido por las mismas razones, cuando sonó el pitido del microondas le ofrecí café pero no acepto, le hable sobre el hombre sentado en mi puesto de trabajo y Henry me contesto que sí, que era “Marquitos”, y cuando le pregunte que hacía “Marquitos” en mi puesto de trabajo, Henry me contesto “tu trabajo, pero mejor”, y mientras soltaba una de sus risas corporativas sentí la vibración de mi celular iluminado con un “Número desconocido, 9 llamadas perdidas”, me apresure a escribir un mensaje de respuesta diciendo simplemente “Numero equivocado”, quise aclarar lo del tal Marcos estaba haciendo mi trabajo pero Henry hablo antes que yo.
 -              ¿Qué has hecho últimamente?
 -              ¿Ultimamen…? - - ¿desde ayer? – y sentí que mi tono no fue tan amistoso en esa última parte
 -           ��  Si bueno, últimamente, o... ¿Qué vienes a hacer por aquí? ¿andas buscando trabajo?
 Por su expresión, seguramente levante la voz, el dolor de cabeza empeoraba y aquella lava que parecía recorrer mi cuerpo en calma apilaba unos vapores que presionaban contra mis cuerdas vocales, quería gritarle y sabía exactamente que decirle, con el pulso firme me lleve las manos al rostro y sin mirarlo directamente intente hablar en el tono más monótono que pude.
 -              ¿Me botaste y la manera de decírmelo es poniendo a otro a trabajar en mi puesto sin avisarme? – pero seguramente levante la voz…
 Henry buscaba en mi mirada algo que le diera continuación a nuestro intercambio amigable, pero lo que hallo fue una ira creciente que perfumaba el ambiente en bilis y cianuro, se puso de pie y me lanzo una de sus sonrisas condescendientes y me hizo la sugerencia de que me terminara el café y que cuando me calmara un poco pasara por su oficina, antes de irse me dijo que era un placer volverme a ver mientras me extendía la mano, le regrese el gesto sin levantarme del asiento.
 Pasaron unos 10 minutos y volví a revisar mi teléfono
 [No es un numero equivocado, Víctor, ¡te necesito!]
 Bueno, sea quien sea sabe mi nombre
 [Quién es?]
 Deje el teléfono en la mesa esperando la respuesta y presioné mis ojos con los pulgares para disipar el efecto que la luz blanca tenía sobre mis ojos sensibles. No hubo respuesta inmediata, respire profundo y me dirigí a la oficina de Henry y por allá a lo lejos escuche otra voz familiar llamando mi nombre
 -              Víctor!
 Y me preguntó que como estaba en medio de un abrazo fuerte, ella había empezado hacia unos meses y me toco a mi enseñarle donde estaba cada cosa en la oficina, los nombres, lugares cercanos para comer, nunca hemos entablado conversación fuera del entorno laboral, pero parecía muy feliz de verme, preguntó que cómo estaba, que cómo me había ido, que en qué andaba y yo trataba de responder con una sonrisa y un “bien, bien, todo bien” a cada una de sus preguntas que incrementaban exponencialmente mi propia duda de estar en el lugar correcto, hasta que se me ocurrió preguntarle…
 -              Vicky, ¿hace cuánto que no nos vemos?
 El frio que recorrió mi espina encontró un aliado en la vibración del celular en mi pecho y aquel número desconocido
 -              Cómo… ¿3 años? Más o menos.
 Me aleje de ella con la excusa de tener que atender la llamada entrante y la promesa de pasar a verla antes de irme, deslice el circulo en la pantalla hacia el icono verde y escuche un apresurado
 -              ¡No vayas a colgar!
 Era una ella, ¿quién eres? Fue la pregunta más apropiada pero nuevamente el dolor punzante en mi hombro fue alborotado por una palmada de saludo, esta vez me doblé del dolor y escuché a Henry nuevamente disculparse
-              ¡Coño marico es que se me olvida!
 -              Tranquilo – diciéndole también a la mujer al otro lado del teléfono que no iba a colgar, que me esperara un momento
 -              ¿Todo bien? - Cuestiono Vicky con mas preocupación que duda
 -              Si, dame chance y voy al baño a ver qué es lo que tengo en el hombro que me duele tanto, ya vengo
 Frente al espejo prístino de aquel baño con luces automáticas y lavamanos con sensores de movimiento, pude ver los vasos rotos que el colirio no pudo disimular en mis ojos, enjuagué mis manos hasta que estuvieran lo suficientemente frías para pasarlas por el rostro y cuello secándolas con el pañuelo amarillo antes de recoger el teléfono a un lado del lavamanos y continuar con la conversación
 -              Aquí estoy
 Dijo mi nombre completo seguido de la dirección exacta de mi apartamento, describió mi cabello castaño hasta el último detalle del corte barato, el marrón de mis ojos con una precisión pantone y mis comidas favoritas dependiendo del humor y la ocasión. Yo iba quitándome el saco y aflojando la corbata hasta notar una forma diminuta de X en puntillismo que había penetrado la tela de mi camisa blanca. Desabroché suficientes botones para poder llegar a distinguir claramente una serie de diminutos puntos equidistantes en mi espalda cruzados con una X, todos menos uno. Con el pañuelo húmedo limpié la sangre del penúltimo que estaba tan fresco, hinchado y mal curado que no pudo haber tenido más de 24 horas en mi piel, solté un quejido de dolor inesperado y ella al otro lado del teléfono se detuvo.
 -              ¿Paso algo?
 -              Tengo… algo en la espalda
 -   Los tatuajes – respondió ella sin dudar un segundo. Sin perder detalles en como tenía tanta información sobre mi le pregunte cuales eran sus intenciones
 -              Hoy no sabes quién soy, pero ayer lo sabias, y tienes que venir porque necesito que seas quien eras ayer
 El silencio era la única respuesta aceptable en ese momento y ella seguía insistiendo, llamándome por mi nombre, mi nombre que sonaba tan extraño en esa voz que no había escuchado jamás y al darle mi mejor discurso de “no sé quién eres o que quieres, pero si me vuelves a llamar voy a llamar a la policía” ella interrumpió para decirme
 -              Tus diarios, los tengo todos
 -              ¿Cuáles diarios?
 -              Los que has estado llevando durante los últimos 3 años – respondió cortante y segura – no tienes que creerme a mi Víctor, pero puedes creerte a ti mismo
 Salí corriendo del baño y hacia la puerta, el vestíbulo, la calle, el metro, mi casa. No supe si le conteste a Henry su comentario de “que no vuelvan a pasar 3 años…” y le escribí a Vero un mensaje de “dónde estás?” seguido de otro preguntándole si había recibido alguna llamada extraña el día de hoy. Subí a revisar mi caja de diarios pasados, todos estaban allí, semana a semana, mes a mes, año a año, mis rutinas, mis canciones descubiertas, mis metas logradas y las que fueron dando paso a cosas que requerían menos esfuerzo y compromiso, la pantalla de mi teléfono aun brillaba con el “Número desconocido, 15 llamadas perdidas” y en la numero 16 conteste
 -              Todos están aquí, mis diarios, no falta ninguno
A lo que ella respondió con un simple y lapidario
 -              Revisa las fechas – y colgó
 Estaban ahí todos, 2010, 12 meses, 2011, 12 meses, 2012, 2013, 2014, 15, 16 y 2017 con sus 7 meses hasta el presente que es el octavo, no falta uno solo, agosto 2017 leí en la portada del que estaba usando en ese momento, comprar harina de trigo y transferirle a papá, no hay error, yo no cometo errores, para eso son los diarios.
 Tomé nuevamente el teléfono para llamar a aquella mujer y poner en evidencia su error cuando en la pantalla de bloqueo pude leer la fecha y la hora de hoy, 10:45am, martes 7 de abril, 2020.
 Mi estómago se hizo un nudo que se deshizo al instante en un líquido frio y denso que congeló todo rastro viscoso de lava hasta la planta de mis pies, 3 años, 2017 al 2020, 3 años, debe ser un error, pero al encender la computadora me lo confirmó, intente llamar a Verónica, pero en el momento volvió a brillar mi pantalla con aquel “número desconocido”, que comenzó a recitar:
Agosto 2017, Quiero tomar toda esa amalgama de pensamientos que me invaden y exteriorizarlos.
 Y continuó:
 Entrenamos nuestras mentes para perdonar, para aceptar, para olvidar. Pero yo, yo no tengo nada que olvidar, que perdonar, pero si mucho que aceptar, he estado vigilado desde siempre, padres, maestros, jefes, cuya autoridad me ha mantenido caminando por esta línea recta de moralidad, la estabilidad y la normalidad. A tal punto que cuando ellos no están me vigilo yo mismo con sus propios métodos, sin voz ni decisión sobre mi propia vida ni mis propios actos, tomando cualquier oportunidad por insignificante que sea para darme una pequeña dosis de lo que podría ser. Pero de ahora en adelante, lo que podría ser, ¡será!
 Y concluyó diciendo:
 -              ¿Suena a algo que escribirías tú?
 Inmediatamente partí a la dirección que me había dado, me tomó poco más de hora y media encontrar el lugar y otra hora y media antes de armarme de valor para entrar en aquel edificio que albergaba el apartamento 11-B con vista al oeste.
 Cuando abrió la puerta me sorprendió su fragilidad, no más de 26 años, delgada, cabello recogido, en shorts y franela de pijama. Entré en silencio asegurándome de no ver alguna sombra extraña o escuchar algún sonido que indicara la presencia de un tercero, ella cerró la puerta detrás de mi sonriendo “no hay nadie” dijo mientras leía mis pensamientos como si hubiese entrado en un lugar familiar para ella. Se presentó como Adriana, aunque sospeche que no era su nombre verdadero, me ofreció café a lo que me negué pidiéndole de inmediato que me mostrara los diarios si no era problema, apuntó a un pasillo a la derecha que conducía a uno más breve que se bifurcaba en dos cuartos, uno usado como habitación y el otro como estudio.
 Entré en el estudio y me acerqué a una caja endeble llena páginas y páginas en orden de días, meses y años, a veces incluso horas, páginas y páginas enteras de narrativa intensa que detallaba desde el color de ojos hasta las medias de personas que nunca había conocido, la lectura de labios de conversaciones que nunca había tenido y canciones para armar playlists sugerentes que me hicieran entrar en el humor y la conciencia de aquellos personajes.
 Encontré de mi puño y letra palabras que destilaban sangre y una crueldad sin límites. Mientras ella me explicaba, yo estaba maravillado con aquel sistema que aún no entendía, pero mi naturaleza de hábitos sentía orgasmos al ver las calificaciones de 0 a 5 estrellitas debajo de cada nombre inédito en la portada, “Sancho” se leía en uno, 3 estrellas, “Homero” en otro, 2 estrellas. Adriana me explico que la calificación era dictada por el nivel de dificultad y disfrute del proyecto, 1 estrella era una experiencia vacía y demasiado fácil, 5 estrellas eran ideales, pero según ella solo lo logramos una vez. todos estaban identificados por numero en la parte de atrás, encontré niveles de sadismo y tortura que devengaban en una corriente de éxtasis catártico al centro mismo de mi sexo, y entonces, ella.
 Ella que venía a limpiar el desastre, ella que venía a degustar en donde fuera y en cualquier entonces aquel torrente de excitación enfermiza que deslizaba en su lengua despertando cada una de las papilas gustativas de su morbo, ella con sus ojos inmensos que hiperventilaba y sufría taquicardias de gusto al ver como yo terminaba una vida tras otra después de que su encanto de sirena en tierra las atraía, ella que disfrutaba saber que yo era capaz de hacerle esas cosas a cualquier persona, incluyéndola, ella que me pedía que la ahorcara como en el diario de septiembre del 2018 que tenía una calificación de 4 estrellas, ella que me pedía que me riera mientras la dejaba amarrada a la cama, llorando, cubierta de mi saliva y su sangre, supurando en hematomas y quemaduras de cigarrillo como en mayo del 2019 con calificación de 3 estrellas, ella que me pedía que le pusiera el cuchillo entre las piernas y la dejara sentir el filo rozando su piel como en febrero del 2018, ella que quería vivir en la incertidumbre de si la muerte le permitiría renacer una vez más entre mis brazos.
 Era yo en todas y cada una de esas líneas, ese yo que finalmente podía leer sus propias vísceras para complacerlas en cada capricho, era yo en cada página, y me perdí tanto en la lectura que devore casi la mitad de los diarios en la caja antes de poder reaccionar y hacer una cuenta mental, hay solo 19, dijiste que eran 3 años, 3 años son 36 meses, y ella me contesto que en total habían 28, de esos 28 solo 27 estaban terminados, pero que las condiciones nunca fueron ideales para el numero 28, por eso a tu ultimo puntito en la espalda le falta la X
 -              ¿Pero y donde están los demás? ¿Dónde está el numero 1? – sentía ese aventón enérgico mezclado con el vapor acumulándose en la parte de atrás de mi garganta
 -              Vienen en camino
 Me quiero quedar con ellos, todos y cada uno de ellos, los quiero, son míos, y quiero el número 1, quiero saber cuál fue esa experiencia de 5 estrellas que nunca pude repetir con nadie más, Adriana no puso objeción alguna, pero si una condición, yo tenía que convencer al hombre que venía en camino de dármelos, pues él los quería también.
 En lo que a mi concernía todo aquello era ficción, pura ficción, yo no soy capaz de esas cosas, no tengo en mi la falta de humanidad para arrancarle la yugular a un hombre de un tajo con mis dientes solo porque el azar lo puso ese mes frente a Adriana y este cometió el pecado mortal de devolverle una sonrisa, yo no soy esta persona descrita en los 19 diarios. Pero ella insista que sí con una sonrisa de calma y me invito a seguir leyendo mientras iba a preparar café.
 -              Pero ¿cómo es que no recuerdo nada de esto?
 -              Para eso son los diarios, escribes para recordar, si no los tienes no recuerdas
 Fue entonces cuando sonó el timbre, Adriana responde a la puerta y escucho un intercambio de voces que se fueron intensificando y fluctuaban entre una conversación íntima y una discusión de la que no quieres que tus vecinos se enteren. Entre la duda de si debía salir o esperar algún tipo de señal me volví a desaparecer en la lectura de aquellos códigos, un signo para tareas pendientes, otro para tareas no completadas, había formas de conectar eventos con un simple trazo, debí estar realmente inspirado para lograr semejante simplicidad, entonces la discusión dominada por el hombre llamado Cristian empezó a ser más evidente, al igual que sus razones, él estaba fraguando un chantaje por los diarios, y Adriana no se los iba a dar, todos queríamos aquel material, el para explotarlo, ella para fantasear y yo para conocer de lo que soy capaz, traté de absorber cada línea disponible a mis ojos antes de que la inminente acción se hiciera obligatoria, y tuve que estar de acuerdo con aquella voz que se colaba por los espacios voyeristas entre el marco y la puerta cuando dijo “no sé cómo eres capaz de semejantes cosas y además de protegerlas como si fueran sagradas”.
 Adriana trataba de distraerlo negociando, la mitad para ti y la mitad para mí, 24 y 24, pero Cristian no aceptaba, era todo o la policía, y pude escuchar a Adriana cuando le dijo en voz fuerte y clara “¡Ay está bien Coño! ¡Llévatelos todos! Están aquí en el estudio, ven”
 Y entendí su plan, como siempre, ella los atrae, yo… me encargo de lo demás
 El dolor de cabeza había desaparecido por completo, mis ojos podían detallar un cabello a 20 kilómetros, sentía cada paso que daban en mi dirección y la compresión y expansión de sus pulmones inhalando y exhalando lo que él no sabía eran sus últimas bocanadas de aire.
 Lleve mi mano al bolsillo izquierdo del pantalón y le quite la tapa al bolígrafo, la boca de mi estómago se había abierto hambrienta y salivaba tanto que tuve que usar la manga de mi camisa para limpiarme la barbilla, podía sentir la sangre hirviendo desde la planta de mis pies llenando de un vapor que escapaba de mi cuerpo a una velocidad inmedible por cada uno de mis poros. Pasó solo un segundo desde que la mano de Adriana giro el pomo en la puerta hasta que mi bolígrafo azul estuvo clavado a la derecha de la tráquea de Cristian, que sacaba la lengua y abría sus ojos hasta que se desorbitaron de sus cuencas, que giraba sobre su propio eje tratando de coordinar sus manos para quitar aquel objeto que era mi emisario para robarle la vida. Mi espalda estaba contra el muro y la duda desapareció de mí, puse mi mano en su frente mientras Adriana expectante mordía sus labios y lengua exhalando como un toro sobre estimulado antes de la faena, lo lleve contra el muro y ante su intento de pelear solo tuve que esquivar sus manos torpes, retire el bolígrafo de un tirón y volví a insertarlo del otro lado de su tráquea, los orificios excitados por el aire apresurado tratando de llegar a ninguna parte expedían chorros de sangre que se achicaban y se agrandaban como el espectáculo de una fuente, boqueaba y sentí su temperatura cambiando en la palma de mi mano, sus labios transitaron del blanco al morado y sus ojos se perdieron en algún lugar detrás de su cabeza, lo deje caer y mientras su cuerpo inerte se derramaba a mis pies. Le die a Adriana
 -              los quiero todos
 -              te hago la última X si me dejas el 28 –respondió- yo puedo terminar de escribirlo
 Al llegar a mi apartamento, sin terminar de limpiarme de lo que había sucedido un par de horas antes y temiendo que la mañana se vuelva a robar mis recuerdos, saque los 27 tomos y los tiré sobre la cama buscando desesperadamente primero, di vuelta a cada uno para buscar el número que los identificaba hasta que, al fin, allí estaba, aquella descripción que mi cuerpo ansiaba, salte directamente a la última página para leer:
 No pensé que fuera tan sencillo, escribirle después de 7 meses para pedirle que habláramos con aquel cliché de que teníamos que cerrar ese ciclo definitivamente. Llegó a mi apartamento y entro a la habitación, Vero esperaba detrás de la puerta…
 Cerré el diario inmediatamente y escrito en bolígrafo azul sobre un desgastado cartón amarillo, en mi puño y letra, y con calificación de 5 estrellas, estaba aquel nombre que había resumido simplemente a la palabra “Amor”.
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amisunderstoodguy · 5 years
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Y sí. Nuevamente pude verte, ya van tres semanas seguidas viéndote y es todo un acontecimiento, porque si todo sale bien, serán cuatro. Esta vez, me rescataste de una borrachera, aunque no tan literalmente. Me dijiste que estabas mal, y yo salí corriendo hacia ti. Fue un buen día, sinceramente, nunca creí que yo llegaría a hacer eso (dejar una fiesta para ir con alguien), pero.. Creo que vales la pena.
Pero no vine aquí hoy a escribir sobre anteayer, aunque haya sido excelente habernos visto de nuevo, y es que cada que te veo me gustas más, pero vine a hablar acerca de algo más: lo milimétrico que sucedió todo para habernos conocido. La principal razón por la que no me arrepiento para nada de todas las decisiones que tomé estando en Guanajuato (y lo que me llevó a estar allá), es porque estoy seguro de que cualquier pequeño detalle que hubiera cambiado, hubiera hecho que no nos conociéramos de la forma en la que lo hicimos. Toda la secuencia principal de la serie de acontecimientos que nos llevaron a conocernos comenzó aproximadamente un año antes de que el destino nos pusiera en el camino del otro. Era finales de octubre de 2016, y yo viajé a Colima para mi papel estelar como moderador del Consejo de Seguridad en UNCOL 2016. En dicho evento, conocí a Hannah, la persona que un año después nos presentaría. Nos hicimos amigos, porque esos eventos siempre dejan amistades muy buenas, sin embargo, por diversas circunstancias tardaríamos precisamente un año en volver a vernos. A lo largo del año escolar, como el anterior y el siguiente, yo pensaba mucho en que me había equivocado al irme a Guanajuato y al estudiar Geología, y comencé el proceso para participar por la beca Líderes del Mañana en el Tec de Monterrey, en el cual resulté preseleccionado, y solo me faltó hacer el examen de admisión y conseguir el puntaje adecuado (cosa que lógicamente habría hecho), sin embargo, al final decidí quedarme en Guanajuato (que bueno que lo hice), según yo hasta terminar. Pasaron varias ocasiones en las que estuve en Colima y nunca tuve oportunidad de ver a Hannah. Los meses siguieron su curso, llegamos a septiembre: ese año no habría UNCOL y yo ya había agarrado un servicio social estratégicamente para “hacerlo” durante el modelo. Entonces, aprovechando un asueto de Guanajuato que no hay en Colima, vine y pues esa iba a ser mi única visita a Colima en el semestre. Después de ese extraño viaje, pues pasó un mes, era un domingo (el último de octubre) y, he de ser sincero, no recuerdo quien, alguien me preguntó que por qué no iba a Colima por el puente, para ir a la feria y eso. Ese iba a ser ya mi tercer año sin ir a la feria, y la verdad a mi niño interior eso le dolía mucho, entonces hablé con mi abuela y conseguí que me patrocinara el viaje. Entonces, fue cuando le dije a Hannah, “vamos a la feria”, dijo que sí, y me dijo que si podía invitar a una amiga: Alondra (no me dijo el nombre ni nada). Curiosamente, ellas dos se habían conocido la noche anterior en una fiesta; curiosamente también, ese puente Alondra se había quedado aquí en lugar de regresarse a Tamazula. El resto, pues es historia. Benditas coincidencias.
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nima-words · 6 years
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El fin del verano
Septiembre, estoy sentada sola en el sofá mientras escribo esto. Con una taza de capuchino encima de la mesa, demasiado caliente para darle el primer sorbo. Por la ventana entra una suave brisa, demasiado fría para ser de verano, la tele está puesta pero nadie está viéndola, solo es un fondo para tapar el silencio.
Es domingo, queda justo una semana para que vuelvan a empezar las clases. Me acabo de dar cuenta de que la brisa habia parado y acaba de volver, durante ese tiempo, no he sentido frío ni calor, septiembre se burla de el resto de meses y sus estaciones, demasiado fresco para el verano, excesivamente cálido para el otoño o el invierno.
Las vacaciones se me han pasado demasiado rápido (supongo que como a todo el mundo), y el verano a llegado a su final. Este curso será mi último año de bachillerato y de instituto, todo el mundo habla mal de este curso, se dice que es muy rápido y estresante, que no tiene descanso, que debes pasarte los días estudiando sin parar incluso los días de fiesta. Pero también se dice que es un curso muy bonito, que terminas una etapa de tu vida y empiezas una nueva, que te despides de tus compañeros y profesores y que la graduación es preciosa. No sé si estar ilusionada o empezar a estresarme desde ya, bueno, dentro de una semana lo averiguaré yo misma.
He tenido que bajar el volumen de la televisión, interfería con mis pensamientos, de vez en cuando le hecho una mirada pero no están dando nada que merezca mi atención.
Probablemente me cambien de clase este año, no me agrada mucho la idea, no es que me lleve mal con los de la otra clase, las pocas conversaciones que he tenido con ellos me han hecho ver que son buenas personas, pero no estoy muy acostumbrada a estar tanto tiempo con ellos. Supongo, que el problema es que en el fondo echaré de menos a mis antiguos compañeros.
En el tiempo que he estado escribiendo mi capuchino se ha enfriado, creo que gracias al viento que entraba por la ventana, es más de la una de la madrugada pero realmente no tengo sueño, así que me quedaré hasta tarde, aprovechando mis últimos días de libertad.
El viento sigue yendo y viniendo, igual que mis pensamientos, no sé qué más escribir, ya he estado delante de la pantalla demasiado tiempo, realmente solo he escrito esto por probar, para relajarme un poco y expresar mis pensamientos acerca de lo que me espera en una semana, esto no va a servir para mucho más que para averiguar si se me da bien escribir aquello que tan bien narro en mi mente. No estoy segura de que allá quedado tal y como lo había estado imaginando, pero bueno da igual.
Me he terminado la taza de capuchino, he escuchado el motor de una moto arrancar abajo, pero sinceramente me ha dado pereza asomarme a ver quien es, la tele sigue encendida y yo sigo sin prestarle gran atención, por cierto la fresca brisa sigue entrado por la ventana, espero que no pare porque me resulta agradable. Voy a dejar de escribir y a relajarme.
He decidido que voy a afrontar mi último curso con entusiasmo, pero sobre todo, voy a disfrutar mis últimos días de verano.
@mmcampu
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domingo 26/abr/2020
Hoy fue uno de esos días…
     Estos días nada ha sido del todo normal. Nos ha tocado vivir una realidad diferente, cambiar nuestra rutina, nuestro trabajo, nuestro día a día, nuestra percepción y hasta nuestra paciencia.
     Hoy fue uno de esos días en que todo me pesó un poco más de lo normal. A pesar de que he intentado tomar esto con calma, un día a la vez y de la mejor manera que puedo, haciendo mi rutina un poco más entretenida, enfocándome en el trabajo, aprovechando el tiempo para hacer cosas que tal vez antes no hacía y pasando tiempo con mi familia, al mismo tiempo me he tomado el tiempo para descansar y tomarme las cosas con tiempo y con calma, que creo es lo que más le faltaba a nuestras vidas aceleradas.
     A a pesar de que me he estado acostumbrando cada vez más a este ritmo de vida desacelerado y diferente, hay días que me pesan más que otros, días que me cuesta más ser positiva y verle el lado bueno a las cosas, pero creo que está bien y se vale. Se vale despertarse un día y sentir que estamos hartos de todo y necesitamos que la normalidad vuelva lo antes posible, pero también se vale despertarse otro día con toda la energía, positividad y productividad del mundo, y creo que de eso se trata un poco.
     No voy a escribir que es lo que yo creo que deberíamos de estar haciendo o que es lo que yo siento que es mejor, porque estoy un poco cansada de eso, y no había escrito del tema porque creo que como yo muchos también están algo cansados de de leer lo que la gente cree que deberíamos de estar viviendo y sintiendo, y sentía que no debía de escribir más sobre lo que yo ya estoy tan cansada de leer, pero por más que le había sacado la vuelta por no querer escribir más del tema, se me había olvidado lo bien que me hace, y que esto es de alguna manera mi válvula de escape. Así que eso es esto, mi manera de expresar y externar lo que estoy viviendo, sintiendo y de decir que fuck coronavirus.
-Andrea Dieck
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ourstich-blog · 6 years
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Domingo 16 de Septiembre.
Hice el blog hace varios días y por diferentes motivos me ha costado escribir, el Internet, mi desequilibrio emocional, los exámenes que se cruzaron también y lo dejé listo para el momento en que pudiera venir tranquilamente a escribir y además encontrar la instancia sin interrupciones e inspiración.
Ahora no estás y aprovechando aquello, que no me distraes, vine acá. Estoy divagando un poco antes de llegar al propósito que me convoca la venida, quiero que sientas este un lugar especial, para ambos. Más por la sorpresa que te llevaras al ver esta próxima recopilación de escritos que deseo realizar para ti. 
Continuará...
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La locura de los días...
Algo va a salir…
Tengo 29 años, recién cumplidos y doy casi como algo seguro que los 28 tienen un antes y un después.
Madre soltera de dos hermosos niños.
Jugamos en equipo… esa es la frase más clara para lo que somos.
Casada aun (vaya a saber uno porque; casada..) pero separada...y felizmente comprometida con mi felicidad y bienestar.
Mi día gira entre desayunos, escuelas, guarderías, horas laborales, baños, planificaciones semanales, supermercados, una hermosa e inmadura labradora, lavados de ropa y desapariciones misteriosas de medias, sumado a que en el medio de todo ese ajetreo me cruzo con muchisimos guardas de ómnibus que ante un: buen día, te responden con una mirada tan cortante que no sabes si te odian por alguna razón, si luchan a diario con algún problema auditivo o que simplemente para ellos no es un buen día..
Cargada, siempre muy cargada (tanto asi que en muchos momentos de mi vida pensé en tomar mi mochila de camping para uso diario) sabemos de que hablo..en fin..
Fui mama de una niña a los 20 años, MIA… una beba prematura, nacida con 32 semanas, las cuales tenía visitas medicas en su primer año de vida mucho mayor a todas las visitas que yo tuve en toda la mia, una pibita que vino a hacerme entender de manera veloz que cuando uno es madre no hay tiempo para lamentarse, solo hay que levantarse siempre y seguir sin importar lo que el destino haya puesto en nuestro camino en ese momento… increíble con 20 años aun mi menú a diario eran sándwiches calientes o hamburguesas, seguía lavando la ropa blanca con la de color (y así fue que termine teniendo varias prendas de color rosa), cuando estaba enferma necesitaba de mi madre porque una simple gripe me daban unas ganas locas de llorar y no tenía muy claro aun que quería de mi vida… ni a corto o largo plazo… y ahí de golpe … me vi dentro de un CTI infantil, desenado que llegaran las 13 horas para que me dieran el parte de su salud, ansiando de manera  loca el sentir que le daban de alta, luchando con esas maquinas que te hacen sentir un poco vaca para poder darle un poco de leche materna y disfrutando de cada vez que podía tenerla en brazos casi como si fuera un niño ajeno…
MIA creció, es hermosa y una niña sumamente inteligente,  es una niña con una luz especial… lo puede decir cualquier persona que la conozca, es mi amiga, es la persona que me dice las cosas que no quiero escuchar, es tan yo.. que me da miedo.
No le gusta nada levantarse temprano, y cuando digo nada, me encantaría poder describir de manera exacta la cantidad de veces que resopla desde que se despierta hasta que la recoge la camioneta, ni hablar de las cosas que va pateando en el camino…
Nadie dice que se fácil ser madre a los 20, pero tampoco nadie nos asegura que pasados los 30 eso vaya a ser así….
Amo a mis hijos, más que a nada en este mundo, y de verdad entendí el significado de dar la vida por alguien, de que mi felicidad dependa tanto de otras personitas…
Todo esto es verdad,  como también es verdad que cada qué vez nos juntamos con mis amigas de toda la vida craneanos mil y una manera de escaparnos lejos, empezamos soñando a lo grande, imaginamos algo muy cercano a la película “que paso ayer” sacando el tema del tigre y de a poco vamos bajando la propuesta… queremos un finde solas, sin mamaderas, pañales peppa pig y la casa de Mickey mouse (ojo no arranque nunca con la casa de papel pero en lo anteriormente nombrado vamos ya por la temporada 2 cap. 16)ya no en busca de joda, hombres y mucho alcohol… hoy simplemente queremos cosas tan básicas como:
Poder tomarnos una cerveza de corrido sin que ese hermoso momento sea interrumpido por algún infante al grito de mama, ma, mami, mama, mama, mama, maaaaaaaaaaaaaa, porque si bien estos niños nos llenan de amor y ternura, tienen la capacidad de decir de manera ininterrumpida la palabra MAMA increíble.
El poder dormir una siesta de corrido sin alguna patada karateca que te despierte de manera completamente alterada, o no terminar literalmente con un culo en la cara en ese momento tan hermoso que se comparte los días domingos.
 Que exista alguna ley que ampare a las madres en el baño,  en un momento sentí que era mi lugar de refugio, porque hasta ahí lo respetaban,  -espera Fasuti mama está en el baño… eran palabras tranquilizadoras, mientras un sensacional silencio rondaba en mi hogar…
El más chico creció, abre las puertas, y algo que se puede reconocer es que el pibe lucha hasta las últimas consecuencias por lo que quiere, no hay duda… al grito de ma!!!! Mientras que se siente cada vez mas cerquita su vocecita se acerca y entra…  -tenemos un problema…  nos descubrieron la guarida…
Me acuerdo que en el hermoso post-parto de mierda que tuve,  hoy tenemos la suerte de ya con los niños grandes nos juntamos con mis amigas a hablar del tema… si cosas inexplicables,  esas ganas de llorar sin saber porque, angustia real, desde adentro, indignación (la misma que sentimos cuando Coco Echague paso de bailar el uka yaka a cantarnos canciones de amor sumadas a unos video clips que me llevan a muchas parodias de videomatch) –si coco pudo hacer eso, porque yo no me podía poner a escribir? A todo este all inclusive de sentimientos  y situaciones sumale ese grado de culpa por no entender como si se supone que la maternidad es lo más hermoso del mundo no lo estas pudiendo disfrutar de la manera que sale en las publicidades,… no solo te sentís un ser horrible eso sino que súmale el cansancio, un pibe colgado de una teta y 72 kg de sobra…
Si, capaz que si lo miramos desde ese lado, lo que estoy contando es horrible, pero les juro que pasa, de una manera tan rápida que no te das cuenta en qué momento los genes de Andrea del Boca abandonaron tu ser y se mudaron para tomar otra víctima… Si estaría buenísimo, toda persona que se encuentre junto a uno en ese  proceso entienda, que en el momento que una llora y no sabe porque ES VERDAD,  mi estado no es algo controlable u opcional, y de la misma manera que vos no sabes que el papel higiénico cuando se termina se repone o donde dejaste las llaves, o la cabeza yo no sé porque mierda lloro.
A esta gran interrogante se le agregan un montón de otras que vienen de la mano de la maternidad… millones, desde el color de la caca, el ombligo, el baño, la teta, lo pañales, si en la cuna o colecho, si brazos o no, si están muy abrigados, hasta el nombre que le pusiste al pibe es cuestionado… llegas al punto de no saber si ese es tu hijo! Si vos sos vos , te preguntan a quien se parece, cuánto peso, si fue parto natural o cesárea, ni te digo si tenes la suerte de viejar en un 370 un domingo, compartiendo tu asiento con un ser raro de esta especie que solo sale en manada los domingos aprovechando gozar su beneficio de no pagar boleto (son miles,millones, son como los chinos pero en vez de en china en Uruguay sin los ojos tan rasgados pero con bastones y perfume de naftalina ) que basta un encontronazo casi de rebote de miradas para empezar a conversar.
Cuando Mía era bebe, siempre sus preguntas venían seguido de un;
-Pero que jovencita que sos!
–Si, señora a mi me gustaría decir lo mismo de usted pero me resulta imposible mentirle así en la cara.
Lo peor es que como tan madre y mujer que soy por momentos nada me conforma y si alguno de mis hijos osaba el regalarle una sonrisa repleta de encías sin dientes a un ser que ni lo miraba, cual señora mayor le comentaba a mi niño, deja mi amor, la señora no tiene un buen día!
Ahora con 29 años, cuando me ven subir con 3 mochilas, matera, dos lancheras y 2 niños me preguntan:” necesitas el asiento? Y en el medio de mi lucha por poder acomodarme, alguien tiene la amabilidad de decirme al oído, deberías empezar a salir con tu marido nena, vas muy cargada…
- Sra. A mi marido lo mate y lo enterré por tener comentarios muy desafortunados en momentos no indicados… soy muy de hacer eso…
A todas estas entre tantas se le suman las que viene de afuera reforzando las que ya tenías pero con un grado de conchudismo crónico, de seres tan maravillosos que vienen incluidos con todo este paquete… Por momentos no sabes si quieren ayudarte o terminar de hundirte.
Es verdad, que a la hora de ser madres no hay una guía, que incluso los miles de libros que tenernos que leer mientras esperamos la llegada se contradicen entre si, que cada caso es diferente, porque cada mama es diferente y cada bebe es diferente… También nuestras hormas tienen un descontrol disparatado y el miedo de hacer las cosas mal, justo en este papel tan importante, que es el de tener a nuestros hijos lo mejor posible el caos parece disparatado.. pero podemos leernos bibliotecas enteras, escuchar dos mil consejos, que no hay ser en este mundo que conozca mas a esas personitas y querer que estén bien… así que señora, si usted ya fue mama y recuerda lo que vivió, solo le pido que me respete, que respete mis tiempos, mis decisiones,  que no tome mis cambios de humor como algo personal, que entienda que tengo el hulk a flor de piel, que soy una mujer tratando de unir mi vida que fue con esta, castigándome en cada error, sintiendo mucho miedo pero a la misma vez con súper poderes,  despidiendo todos los días aquella persona que fui al mismo tiempo que recibo a esta nueva mujer la cual descubre que si existe un amor tan inmenso que no cabe en palabras… y en ese afán de ayudar le aconsejo que a veces un abrazo, un mate, un báñate tranquila, es un mimo muchísimo mas grande que el tratar que yo sea la madre que usted quiso ser, y que en el mismo papel que yo cometió muchísimos errores, porque de eso se trata.
Nadie dijo que es fácil, pero de la misma manera que puedo afirmar que desde el momento que nace tu hijo tu nombre pasa a ser -Madre- también puedo jurar que es lo más maravilloso que a cualquier persona le puede pasar en la vida…
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cubaverdad · 7 years
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Las dos caras del G2 cubano
Las dos caras del G2 cubano 06 de abril de 2017 - 13:04 - Por IVÁN GARCÍA El corresponsal en La Habana de Diario Las Américas relata su interrogatorio en la unidad de la policía en la calle Aguilera, en la barriada de Lawton, al sur de La Habana LA HABANA.- Pocas horas después de que un oficial de la contrainteligencia que se presentó con el nombre de Alejandro me entregara el martes 4 de abril una citación oficial, un agente identificado como Maykol arrestó a la periodista independiente Rosa Avilés Carballo y la condujo en calidad de detenida a la estación de policía de Zapata y C, Vedado. Avilés reside desde hace cuatro años en La Habana. No obstante, en febrero pasado fue deportada a Camagüey, su ciudad natal y a más de 500 kilómetros al este de la capital, después de pasar cuatro días recluida en el centro de procesamiento penal conocido como el Vivac. Inconstitucionalmente, el gobierno deporta a los ciudadanos de otras provincias que residen en La Habana, amparándose en el Decreto 217 sobre regulaciones migratorias internas, en vigor desde el 22 de abril de 1997. Esta aberrante norma jurídica se aplica con mayor severidad a opositores y periodistas independientes. Según declaró Rosa Avilés, la semana anterior había sido acosada por el mismo oficial Maykol, quien la llamaba a su móvil para amenazarla. Durante el mes de marzo, en Cuba se registraron "432 detenciones arbitrarias, once agresiones físicas, ocho casos de hostigamiento y por lo menos un acto vandálico cometido por la policía política y elementos parapoliciales", denunció la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional en su más reciente informe sobre la represión en la isla. Mientras, al otro lado del Atlántico, en la apacible ciudad suiza de Ginebra, integrantes del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, la Asociación Jurídica Cubana y el periodista y escritor Jorge Olivera Castillo, expresionero político del Grupo de los 75, el lunes 3 de abril condenaron y pidieron "el cese de las confiscaciones ilegales de bienes y propiedades de activistas pacíficos cubanos". Se trata de una denuncia formal de la disidencia local presentada ante Michael Forst, relator especial sobre la situación de los defensores de derechos humanos de Naciones Unidas. Desde hace varios años, la Seguridad del Estado despoja a disidentes y periodistas libres de dinero y equipos de trabajo. En la mayoría de los casos no entregan actas de decomiso, lo cual deja en un estado de indefensión a las víctimas. Con estos antecedentes, sobre la 1:45 de la tarde del miércoles 5 de abril, bajo un Sol abrasador, llegué a la unidad de la policía en la calle Aguilera, en la barriada de Lawton, al sur de La Habana. En el vestíbulo me esperaban el primer teniente Alejandro y otro oficial que no se presentó por su nombre. Vestían como cualquier joven cubano. Vaqueros gastados, pulóver de cuello y calzado tipo Náutico. Alejandro es delgado, tiene pinta de trovador o un yuppie intelectual de ciudad. El otro, macizo, no muy alto, hablaba menos y escuchaba más. Los dos oficiales son mestizos. Hablaban en voz baja y eran educados. Parecían funcionarios diplomáticos y no agentes represores. Esa tarde me saqué la lotería. Me tocaba charlar con los "policías buenos". Después de conocer qué pensaba sobre el trato, donde obviamente les respondí que no podía estar satisfecho cuando en contra de mi voluntad se me citaba a un recinto policial, y en caso de no acudir debía pagar una multa de 50 pesos, la primera pregunta fue mi opinión sobre la oposición cubana. Es evidente que se habían preparado. Leyeron artículos escritos por mí en el período comprendido de 2010 a la fecha y en los cuales he abordado el mal desempeño de la disidencia interna. Buscaban puntos de coincidencia. Les di mi valoración. "La oposición no funciona, está fraccionada y enfocada más hacia al exterior que hacia la comunidad. Ustedes la tienen penetrada y dividida. Pero, como nunca han gobernado, no se les puede culpar del desastre nacional que se vive en la isla". Y acto seguido hice un recuento del voluntarismo de Fidel Castro, sus disparates económicos y faltas de libertades políticas. Me escuchaban sin replicar. Les comenté que estaba convencido que, a la vuelta de cinco o seis años, quizás antes, Cuba se encarrilaría por la democracia, el respeto a las diferencias políticas y la libertad de expresión. "No queda otra. Cuba es el único país del hemisferio americano donde la oposición es un delito", les dije. Alejandro era amable, pero persistente. Y se montó en lo que mejor saben hacer los cuerpos de inteligencia. Las delirantes teorías de conspiración. "Cuba está siendo acechada por el gobierno de Estados Unidos, que quiere desmontar el actual sistema político", señaló. Me habló de Zunzuneo y el dinero que las instituciones estadounidenses otorgan a la disidencia. Le repliqué que el caso de Zunzuneo salió a la luz gracias a la labor de una prensa libre. Y que cualquier internauta puede conocer el monto de dinero que el Congreso estadounidense concede a la oposición, pues es información pública. Más allá de que uno puede estar en desacuerdo con esa ayuda, el futuro de Cuba pasa por los cubanos. Todos, los del exilio y los de acá, les dije. "Tanto el régimen como la disidencia se victimizan y justifican sus fracasos o exigen políticas más severas al gobierno de Estados Unidos. Ni Obama, ni Trump ni el que venga después son culpables del lamentable estado en que se encuentra el país. La solución es de los cubanos. Y pasa porque el gobierno, y ustedes, dejen de reprimir y este tipo de diálogo lo tengan con opositores políticos", acoté. Les recordé que el domingo 2 de abril, al igual que desde hace 96 fines de semanas, "agentes de la Seguridad y ciudadanos civiles de la asociación del combatiente, golpean e injurian con consignas casi fascistas a las Damas de Blanco en su sede, muy cerca, por cierto del lugar donde estamos hablando. Eso deja muy mal parado a este gobierno, que públicamente dice que no tortura ni golpea a sus detenidos", subrayé. Tomaban nota y buscaban encauzar la conversación por la senda de su interés. Querían saber si conocía o en Miami visité la casa de Santiago Álvarez Magriñat, "connotado terrorista", dijo Alejandro, quien también quería saber mi consideración sobre Dan Gabriel, "oficial de la CIA con diez años de experiencia en el manejo de la información durante la guerra de Irak y al frente de Webstringers, contratista de medios", señaló. "Soy periodista y por asuntos de trabajo, entrevisto o hablo con todo tipo de personas. No necesariamente tienen que ser amigos míos. Y en el caso de Dan, que personalmente no conozco, jamás él ni Webstringers han incidido en la censura de mis trabajos. Nunca, ningún medio para los cuales he colaborado en los 21 años que llevo escribiendo como periodista independiente me ha censurado. Y por escribir cobro: el periodismo es una profesión. Ojalá que los periodistas oficiales y los obreros cubanos puedan tener salarios decentes", respondí. Hice hincapié en el excesivo secretismo estatal, los precios abusivos en divisas, los bajos salarios y el descontento popular. "Ése es el problema a resolver, no las discrepancias políticas. Y estoy seguro de que este gobierno jamás lo va solucionar. La economía planificada y el comunismo no funcionó en ningún lado", indiqué. Antes de marcharme, dejé claro que es precisamente la falta de cobertura de la prensa oficial en temas sociales la que permite la labor de los periodistas independientes. Que el problema con la prensa alternativa, ya sean periodistas abiertamente anticastristas, moderados o que apuestan por un socialismo democrático, es que escriben sin autorización estatal. "El acoso a los reporteros por cuenta propia es la clave para mantener este absurdo control político y social. Están perdiendo a lo mejor de la sociedad, ya sean deportistas, médicos o intelectuales por esa falta de libertades. A periodistas de talento innegable como Elaine Díaz, Mónica Baró o Carlos Manuel Álvarez, no los están aprovechando por su absurda terquedad política. Injurian a Fernando Ravsberg, excorresponsal de la BBC casado con una cubana, o al bloguero Harold Cárdenas. Este país, donde dentro de ocho años el 30 por ciento de la población tendrá más de 60 años, no se puede permitir seguir ninguneando ni expulsando a más cubanos", enfaticé. Se despidieron cortésmente. Tal vez en una próxima cita mis interlocutores sean los 'policías malos'. Source: Las dos caras del G2 cubano | Cuba - http://ift.tt/2oeXmu4 via Blogger http://ift.tt/2p6Vj8r
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