Tumgik
#carne a la bolsa
dreaming-star20 · 4 months
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Infidelidad
Una persona con el corazón roto es capaz de cualquier cosa por despecho. Cuando Antonio se enteró de que su esposa le había sido infiel, se volvió loco. 20 años de matrimonio se fueron directamente a la basura. Aparentaba estar tranquilo ante todos, incluso firmó los papeles de divorcio sin ninguna protesta. Pero de lo que nadie se había percatado era que Antonio cocinaba su venganza desde las sombras. Hasta donde él sabía, su esposa estaba por fugarse de la ciudad con su amante, varios años más joven que Antonio. Las piezas estaban en el lugar ideal para la venganza.
- Veo tu cara en el espejo, y por más que lo intento, no comprendo lo que vio ella en ti. 
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Germán, el joven hombre de 29 años, se dijo a sí mismo en el espejo, mientras con sus manos, acariciaba su musculoso cuerpo lampiño. Bueno, algo así. Si bien ese era el cuerpo de Germán, era Antonio quien lo utilizaba. El hombre había robado el cuerpo de este joven como parte de su plan.
- Quiero decir, eres guapo, bastante, a decir verdad. Y tienes un cuerpo bastante sexy. Pero yo también tengo lo mío. Para empezar, gano más dinero que tú. En lo que respecta a la apariencia, es verdad que no hago tanto ejercicio como tú, pero nunca he descuidado mi cuerpo.
Mientras estas palabras salían de su boca robada, Antonio continuaba sintiendo con sus nuevas manos cada centímetro del cuerpo de Germán. Poco a poco sus dedos se acercaron hacia su zona más íntima. Sin vacilar, sus dedos entraron por debajo de su ropa interior y le dio un buen apretón al largo y sensible trozo de carne circuncidada entre sus muslos.
Mientras estas palabras salían de su boca robada, Antonio continuaba sintiendo con sus nuevas manos cada centímetro del cuerpo de Germán. Poco a poco sus dedos se acercaron hacia su zona más íntima. Sin vacilar, sus dedos entraron por debajo de su ropa interior y le dio un buen apretón al largo y sensible trozo de carne circuncidada entre sus muslos.
- ¡Vaya muchacho! Puedes sacarle el ojo a alguien con esta cosa. Pero el mío es mucho más grueso.
Una sonrisa arrogante se dibujó en el rostro de Germán, una que el verdadero nunca haría. Antonio continuó con su monólogo frente al espejo, odiaba admitirlo, pero toda esta experiencia lo excitaba demasiado.
- Bueno, no importa lo sexy que seas, ahora todo esto me pertenece. Yo soy tu, al menos por ahora. No me malinterpretes amigo, esto tiene poco o nada que ver contigo. Tu no tenías idea de que te estabas metiendo con una mujer casada. Simplemente estuviste en las circunstancias incorrectas. Pero, en fin, eres justo lo que necesito para vengarme de ella.
Antonio terminó de quitarse la ropa que llevaba puesta, dejando al aire libre la hombría de Germán, además de su redondo y suave trasero. La figura redondeada del par de melones que ahora poseía fue irresistible para Antonio. Se dio una fuerte nalgada que hizo a sus glúteos temblar como dos gelatinas.
- La idea original era grabarme teniendo sexo con varias de las amigas más íntimas de mi ex, pero tengo una mejor idea. Llevo semanas con una inquietud en la cabeza, pero no me atrevo a intentar en mi propio cuerpo. Supongo que esta es mi oportunidad.
Antonio les dio un fuerte apretón a las suculentas nalgas de Germán. Estaba muy excitado por la emoción de estar en un nuevo cuerpo. Y más por el estar en uno tan sexy. Se dirigió a la mesa de noche junto a su cama, abrió el cajón, y de él sacó una bolsa negra. Dentro se encontraban un estimulador de próstata totalmente nuevo y una botella de lubricante. Solo Antonio sabía cuánto tiempo llevaban esos objetos guardados. Antonio sacó de su empaque el vibrador y se aseguró de cubrir meticulosamente todo lo largo del objeto de plástico con suficiente lubricante. Aún recordaba con recelo su último chequeo médico, cuando tuvo que consentir un tacto rectal. Salió del consultorio caminando como un cervatillo. Antonio se agachó casi hasta tocar sus pies, de tal manera que su trasero quedó expuesto al cielo.
Todo estaba listo, y con una mezcla entre emoción, duda y algo de miedo, Antonio acercó poco a poco el estimulador a su ano. Introdujo suavemente la punta en su culo virgen, y con toda la delicadeza que pudo, metió el objeto hasta el fondo. Antonio se incorporó y se vio de nuevo al espejo. Hasta el momento todo iba excelente, su rostro mostraba genuina emoción. Su pene incluso se había comenzado a poner erecto sin haberlo tocado. Antonio se recostó cómodamente en su cama y tomó el control del vibrador. La verdadera diversión estaba por empezar. Con mucha seguridad presionó el botón de encendido, haciendo así que un muy corto y rápido movimiento sacudiera el ano robado de Germán. Esto solo había sido el aviso de encendido, pero fue más que suficiente para que un gemido escapara de los labios de Antonio.
La mirada de Antonio se llenó de determinación. Configuró el aparato a una intensidad media y con vibración constante. Tan pronto cómo el estimulador comenzó a hacer su magia, Antonio comenzó a retorcerse de placer en la cama. Daba vueltas y vueltas por todos lados, intentando agarrarse de las sábanas. Las olas de placer recorrían su cuerpo, su respiración comenzó a agitarse. Gemidos, bufidos e incluso gritos se hicieron audibles por toda la habitación. Antonio estaba volviéndose loco de placer. Gotas de líquido preseminal salían de la punta de su pene erecto, que se sacudía erráticamente al ritmo de sus caderas.
Su parte consciente se repetía a sí mismo una y otra vez que debía controlarse, pero poco a poco la lujuria y el placer fue todo lo que su mente obedeció entre el caos sensorial. Constantemente Antonio tapaba su boca, en un intento deliberado de no dejarse llevar tanto por sus instintos. “¿Por qué hago esto?” pensó a la vez que apartaba sus manos de su rostro y se dejaba llevar por la excitación. Respiró profundamente, recuperando un poco el aliento, y a partir de ese momento dejó que el cuerpo que tanto trabajo le había costado robar fuera dominado por sus instintos más salvajes. 
Los ruidos de placer se hicieron más intensos. Probablemente podían escucharse desde la calle, pero a Antonio no le importaba. Su cuerpo estaba empapado por el sudor. El olor que emanaba de él era exquisito. Con sus fuertes manos recorrió cada parte del cuerpo bien tonificado de Germán. Su pene se encontraba ya a reventar. Antonio quería llegar de una vez por todas al clímax, así que tomó la botella de lubricante, se untó las manos con él y comenzó a acariciar furiosamente su verga. No pasó mucho tiempo hasta que hilos de blanco y caliente semen salieron disparados en todas direcciones. El cuerpo de Germán terminó cubierto en sus propios fluidos. Varios chorros aterrizaron en su cara, uno incluso en su boca, permitiendo a Antonio probar por primera vez en su vida el jugo viril de otro hombre.
- No puedo esperar para que metan algo aún más grande por allí. Esto va a ser aún mejor de lo que había pensado. - Antonio apagó el vibrador y recobró su aliento. Tras unos minutos pudo ponerse de pie, tomó una toalla de su baño y se limpió un poco. Sabía que debería haberse duchado, pero le pareció más apropiado conservar su cuerpo cubierto por fluidos corporales. Se puso de nuevo sus Jens y se recostó de nuevo viendo hacia el espejo.
- Voy a matar dos pájaros de un tiro contigo. Tú no te preocupes amigo, descansa allí adentro. Cuando salga de ti no recordarás absolutamente nada de todo esto, y yo abre obtenido mi venganza contra esa perra que alguna vez llamé esposa.
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ghiacomo · 4 months
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Truquirijillos economicos (pq los van q necesitar) que me sirvieron a mi, para mis compatriotas. Talvez algunos sean obviedades pero a mi me ayudaron un montón.
Ropa
-necesitan ropa barata? Fijense en lugares de usados, segunda seleccion O LITERAL EN COTO. Si son de Capital o de cerca, vayan a barracas q está lleno de outlets/2da seleccion/b de zapatillas que por una fallita estetica que casi no la notás te salen baratas. El de topper lo amo.
-en cuanto a lugares de usados, los de barrio no están nada mal. Vayan viendo que encuentran por sus barrios y fijense que hay en esos locales.
-aprendan a emparchar ropa. Hago tutorial si quieren no hay drama. Asi les rinde mucho más.
Comida (no hay nada aca sobre carne pq soy vegetariano y de eso ni idea)
-si dejan la parte de las raices de los puerros o cebollas de verdeo en agua, les crecen de nuevo las hojas con el tiempo.
-fijense cuentas en ig como @ plantyou , ailutokman o paulina cocina, que tienen series enteras de como usar las sobras de la comida.
-el arroz en kg en supermercados asiaticos es más barato. Tambien hay mucho producto congelado barato por esos lugares.
-las bolsas legumbres secas son un golazo y rinden más que las cocinadas en lata o caja. Obvio si, más tiempo de preparacion.
-Las gaseosas de marcas más pequeñas son más baratas, si el super en el que estás tiene marca propia, es lo más probable que sea barata.
Libros
-compren libros en lugares de segunda mano. En capital hay unos cuantos buenos en calle corrientes. Prestense libros entre amigos. Lean PDF.
-hay audiolibros GRATIS en youtube. Son un golazo, uno de animal farm me salvó un oral de inglés.
-BIBLIOTECAS. VAYAN A LAS BIBLIOTECAS. LEAN AHÍ. ES GRATIS.
-Vendan sus libros antiguos de la escuela a alumnos que lo necesiten, asi se hacen un mango y sacan a alguno de un problema.
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sissy-frydda · 7 months
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El me esperaba en la puerta, de bata. Hacía ya algún tiempo que teníamos chats calientes y coincidíamos en fantasías, a el le encantaba recibir sexo oral y sodomizar chicos, a mi la idea de ser la pasiva sumisa de alguien me quemaba la cabeza. Sentí que debía dar el paso y me puse bella, depilada suave y perfumada y eche mano a la lenceria negra que se que se me ve rico. Un vestido ajustado con mangas y un abrigo ligero, mi peluca castaña y mis sandalias de tacones, tome mi bolsa con las cosillas necesarias de una chique, vibra, lubricante, viagra y una bombachita extra. Un ligero maquillaje y para su depto. 22 pm domingo, debo subir hasta un tercer piso y algunas vecinas siguen atentas al chisme. Se que se nota que no soy una chica y el maldito me hace esperar segundos eternos hasta que me abre la puerta. Me toma de las caderas, recorre el relieve de la braga por mi cola con sus manos calientes mientras me besa el cuello y me dice al oído que me va a llenar la cola de leche. Nunca como hombre pensé que una situación así fuera tan erotizante, mi ano comenzó a contraerse y relajarse y mi bombachita se humedeció. Se sentó en el borde de la cama, se abrió la bata y se recostó, "ponlo duro con la boca nena" y ni siquiera lo dude un instante, tome su pene con mi mano y engulli su glande, era algo discreto pero suficiente. Yo de rodillas frente a el, me sentía la esposa que libera la tensión del marido. Sin embargo, su pene empezó a ponerse rígido mientras lamia sus bolas y cuando quise acordar era una hermosa pija curva hacía arriba y con un duro glande en cono. Entonces la necesidad de sentir aquello dentro mío fue superior, corrí mi bombachita de lado, me alce la falda y me coloque a lo vaquerita sobre el. Su verga golpeaba contra mis nalgas, nos lubrique y con mi mano lo fui llevando al lugar, su glande en punta hizo todo más gentil y agradable, le pedí que no fuera brusco y no lo fue, lo comenzó a mover suavemente y con cadencia y sintió delicioso bien pronto. Me pide que lo bese y cuando lo hago, el me da una profunda estocada anal qué se sintió tan genial que se me escapó el sonido más gay de mi vida. Mi pene y bolitas eran un delicado bulto en la bragas ardiendo de exitacion, mis tetitas estaba rígidas en el corpiño, y mi cola subía y bajaba aquella estaca de carne caliente, sus manos tomaban mis muslos. "Cojete" me dijo, y lo hize, tan rico que supe que me iba a venir sin manos. Entonces el me tomo las caderas y empezó a controlar la velocidad y la profundidad de su pija, aumento el ritmo y la fuerza y lo único que atiné fue a correr mi tanga para liberar a mi pene qué desde el interior de lo más profundo de mi ser, fue sorprendido por un hermoso orgasmo en el vientre de ese macho maldito. Siento entonces como empuja y empuja su verga en mi explotando en un poderoso y viril orgasmo. Su pija late en mi cada vez que eyacula, yo acompaño cada latido con un genuino gemido de placer empalandome de verga lechera y caliente.
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las-microfisuras · 1 year
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Si el vestido de nuestra primera vida es una sombra, el vestido del amor es ese velo que vuelve a proponerla. Se sueña, inmersos en el olor que este último oculta. Se llora entre los pliegues de esa túnica, que poco a poco se va empapando del amor más antiguo. Se sueña en la sombra generada por esas sábanas que cada noche se abren, junto a la lámpara: el cuerpo desnudo desliza sus largas piernas blancas y su sexo velludo. Se sueña, en el olor de ese tabernáculo de tela al que las mantas dan grosor y peso, en la felicidad que va a abrigar, en el recuerdo que las palabras no convocan, en la primera túnica de carne con la que uno fue revestido antes de ser vestido. Se sueña  inacabablemente en esa bolsa de aire que el velo nocturno retiene alrededor de los labios. No oculta: protege. ¡Qué nombre tan curioso designa palabra entrega! Es esa punta de la sábana que se estira hasta las mejillas, o bien que se estira suavemente hasta el borde de la nariz, o a media distancia de esta, para que los ojos se cierren, para hundirse en el sueño, para dormir.
      Entonces, más adelante, el sueño surge en medio de los miembros desnudos que cubre pero que no inmoviliza al soñar.
      Bajo los párpados, las pupilas se mueven a toda velocidad.
- El amor, el mar, Pascal Quignard. Traducción de Ignacio Vidal -Folch. Galaxia Gutenberg.
- Trude Fleischmann Bruno Schultz [editor]. Half-Tone Reproduction Print Taken from Das Deutsche Aktwerk
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𝓗𝓲𝓼𝓽𝓸𝓻𝓲𝓪
La triste historia de Wojtek, el oso que ayudó a soldados polacos a ganarle una batalla a los nazis
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En la lista de héroes que ayudaron a diversas tropas a salir victoriosos en las grandes guerras figuran increíbles animales, entre ellos Wojtek, quien llama la atención no sólo porque combatió a los nazis junto al ejército polaco, sino también porque no se trata de un perro, un gato o una paloma, sino de un oso pardo.
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Fue en un paso de montaña entre Hamadan y Kangavar que los soldados encontraron a un niño cansado y hambriento que les pidió comida. Mientras éste comía una lata de carne, los polacos notaron que el menor cargaba un osezno en su bolsa, que había encontrado en una cueva luego de que unos cazadores asesinaran a su madre.
La tropa, dispuesta a quedarse con el oso, comenzó a ofrecer al niño chocolates, caramelos y carne a cambio del animal, pero no fue hasta que le dieron un bolígrafo que al abrirlo se convertía en navaja que finalmente aceptó dárselos.
Sin embargo, el osezno se encontraba en malas condiciones y para poderlo alimentar el batallón tuvo que improvisar un biberón con una botella de vodka y un pañuelo en forma de tetina para darle leche condensada diluida en agua. Tras alimentarlo, el oso se acurrucó junto al soldado Piotr Maćkowiak, de quien se hizo más cercano.
Conforme fue pasando el tiempo, las condiciones de Wojtek mejoraron y a su dieta también se sumaron raciones de fruta, miel y jarabe.
Una vez que las divisiones llegaron a su destino, el oficial al mando Wojciech Narebski se llevó una gran sorpresa al ver al oso entre los soldados, pero luego de notar el fuerte vínculo que había forjado con las tropas y la moral que infundía, éste decidió que se quedara.
Aunque el oso era bien recibido por la mayoría, sus travesuras causaban descontento entre algunos otros combatientes: Wojtek se comía toda la pasta dentífrica que encontraba; se acababa la cerveza y el agua de las duchas en un intento de refrescarse cuando el clima no era de su agrado, comía cigarros y jugaba pesadas bromas a los nuevos reclutas, elevándolos por el aire y haciéndoles creer que se los comería.
El trato que le daban quienes lo veían con recelo cambiaría un día que, por suerte, Wojtek entró a las duchas e hizo que un espía que se había infiltrado en el campamento saliera huyendo. Como premio, la tropa le asignó su propia ración de cerveza y un tiempo ilimitado de ducha, dos grandes privilegios pensando que en ese entonces los recursos e insumos eran escasos.
De esa forma el oso se integró por completo a la brigada y se volvió un soldado más: aprendió a marchar en dos patas; en los trayectos en camión iba sentado como cualquier pasajero y jugaba con sus compañeros a la lucha libre.
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A principios de 1944 las tropas polacas fueron llamadas para combatir en Italia, que en ese entonces se encontraba dividida entre los aliados ocupando Cerdeña y Sicilia, mientras que los nazis tenían el control en Roma y Pescara. La estrategia era avanzar por la abadía de Montecassino, el único paso llano hacia Roma.
Para ello, los polacos debían embarcar del puerto de Alejandría a Italia, sin embargo, ahí Wojtek se enfrentó a un problema, pues los británicos no permitían que ningún animal abordara el buque, por lo que el oso tenía que quedarse en Egipto.
Los soldados polacos, rehusados a dejar al oso, lo enlistaron oficialmente como soldado raso a la 22 Compañía de Suministros de Artillería, recibiendo incluso un uniforme, su libro de paga y una tienda. Luego del trámite, se le permitió ir a la nueva travesía.
Fue en en la batalla de Montecassino que Wojtek encontró su verdadera vocación como oso transportador de alimentos y municiones para los militares aliados.
Según contó Wojciech Narebski, mientras los polacos estaban acarreando el material en mulas, Wojtek se paró sobre ambas patas traseras y comenzó a cargar las cajas de material con las patas delanteras, dando a entender que él podía hacerse cargo del trabajo. Los soldados, para facilitarle la labor, le ataron una caja al lomo.
Debido a su determinación y el papel que jugó, el plantígrado fue ascendido a cabo, mientras que la 22 Compañía de Suministros de Artillería adoptó como símbolo un oso transportando un misil, mismo que ahora se exhibe en el Museo de Guerra Imperial.
Wojtek, quien siempre fue reconocido por su entusiasmo y valentía, se forjó una imagen de héroe luego de que la batalla de Montecassino terminara en el mes de mayo con la toma de la abadía y la colocación de la bandera de Polonia en las ruinas del recinto.
El oso continuó con el trabajo de cargar suministros hasta que finalizó la batalla de Bolonia el 21 de abril de 1945, que también marcaría el fin de la resistencia fascista en Italia.
Una vez finalizada la contienda, los soldados polacos se trasladaron a Gran Bretaña y al llegar a Glasgow, Escocia, Wojtek fue recibido como todo un héroe, mientras la gente le llamaba el “oso soldado”.
Sin embargo, con el fin de la guerra también la 22 Compañía de Suministros de Artillería se deshizo, y llegó el momento de decir adiós a Wojtek quien, obligado por las autoridades inglesas y polacas, no pudo ser liberado en los bosques y tuvo que ser enviado al zoológico de Wingfield Park, en Edimburgo.
Con toda una vida en la guerra, el oso Wojtek se jubiló con el grado de sargento y el honorífico de teniente. Aunque sus compañeros de armas le daban visitas cada tanto, la tranquilidad y la vida monótona que llevó después de la Segunda Guerra Mundial acabó por desanimarlo hasta que murió en 1963, a los 22 años de edad, por causas naturales.
Tras su muerte, se le rindieron honores como a un verdadero héroe de guerra en una ceremonia a la que asistieron muchos de sus compañeros del batallón.
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callmeanxietygirl · 2 years
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Mark Holmgren tenía 17 años cuando tomó prestada la moto de su hermano. Fue una decisión que cambiaría su vida para siempre. “Conducía demasiado rápido, doblé la esquina y me estrellé. Me rompí los nervios en el hombro. Fue una lesión del plexo braquial y desde ese día nunca más pude usarlo. No podía moverlo, no podía sentirlo”. Holmgren, ahora de 37 años, cargó con su brazo disfuncional durante casi dos décadas antes de decidir que era hora de hacer algo al respecto este año. "Al principio fue: voy a esperar, podrán arreglarlo, están pensando en cosas nuevas, me darán un brazo robótico, cosas así y he estado esperando demasiado". él recordó. “Simplemente decidí quitarlo. Seguir adelante, supongo. Se puso en contacto con los médicos del hospital de la Universidad de Alberta, quienes accedieron a amputarle el brazo derecho en abril. Sin embargo, Holmgren no quería irse con su brazo para siempre, quería que lo conservaran. “Primero me enviaron un papel, lo firmé, se lo devolví (al médico). Lo llevó a la sala de cirugía conmigo y me mostró a todos los médicos allí y todos dijeron: 'Sí, lo sabemos'". Alrededor de un mes después de la cirugía, Holmgren recibió una llamada del laboratorio diciendo que su brazo estaba listo para ser recogido. “Lo saqué del hospital en una bolsa de basura”, dijo Holmgren. "De hecho, lo guardé en mi congelador durante aproximadamente un mes". Admite que ir de compras y pedir a los negocios de taxidermia que limpiaran un brazo humano fue un desafío. “Un par de ellos me dijeron que no, como de inmediato. No había forma de que fueran a tocar partes del cuerpo humano”. Pero después de algunas semanas de búsqueda, Legends Taxidermy en Drayton Valley accedió a hacer el trabajo. “Fui y lo dejé, y lo recuperé justo antes de Navidad”. Holmgren incluso llevó su brazo esquelético a la cena de Navidad con su familia. “Algunos de ellos querían tocarlo, algunos de ellos no quieren tocarlo. Son solo sentimientos encontrados cuando la gente lo ve”. El edmontoniano planea mostrar su extremidad a más amigos y familiares antes de retirarla. “Probablemente lo mantendré detrás del fregadero en la cocina. Estoy feliz de haberlo hecho. Simplemente no es para todos”. Advertencia: estas imágenes muestran huesos y carne humanos en diferentes etapas a lo largo del proceso de limpieza de huesos. Mark Holmgren dijo que era "sorprendente" poder ver el funcionamiento interno de su brazo. (CRÉDITO: Taxidermia de leyendas y limpieza de calaveras)
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bolladonnas · 9 months
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𝐫𝐞𝐜𝐨𝐯𝐞𝐫𝐲, 𝔭𝔬𝔳.
                          above the chaos rose, like the                              phoenix beyond the ashes.                             searching for power, he                                     clung to the pain.
trigger warning: o texto abaixo contém menção a auto mutilação e sangue.
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os riscos a muito haviam ficado para trás, os ignorou quando decidiu ser isca na caçada, quando permitiu que o veneno do basilisco entrasse na sua corrente sanguínea, crendo que conseguiria manipulá-lo. ignorou as consequências dos seus atos permitindo ser afetada pelo monstro, pelos dias que seguiam-se, tornando-se alucinada, uma persona doente. não que estivesse em plena forma do seu juízo, ainda existia uma maldição a percorrendo, mas constantemente, estava sendo lembrada de quem era e quem queria tornar-se: seguir perdendo o controle não estava em seus planos. na calada da noite, enquanto todos dormiam, direcionou-se a estufa; tinha uma pequena bolsa a tira colo, a perna ainda mostrava-se dificultosa no caminhar mas a consciência estava apegada ao que importava.
naquela noite, afastava-se das vozes que a percorriam, que a incentivavam a continuar doente; cansada daqueles sentimentos turbulentos esperava encontrar tranquilidade dentre suas ações. adentrou a estufa colocando a bolsa sobre a mesa disposta no lugar, sentando-se em um dos bancos disponíveis. frascos foram colocados sobre a mesa, dispostos em ordem de importância; antúrio, avelós, belladonna, azaleia: venenos que provinham de plantas. ao lado dos frascos colocou uma adaga prateada, a fitando com receio, parecia brilhar diante dos olhos como se lesse suas intenções. também da bolsa retirou uma cumbuca preta, a preenchendo com pequenas gotas dos venenos que tinha a disposição, mas também com outras ervas medicinais: ginseng, ashwagandha, abuta e pequenas gotas de óleo de tacaneto. o odor que a mistura inalava a deixou meramente tonta, mas concentrou-se em seguir tornando tudo homogêneo.
a bandagem que envolvia a perna direita foi desfeita revelando o ferimento que deveria estar cicatrizado, mas que ainda minava sangue e o veneno do basilisco; a carne podre ao redor da ferida indicava uma infecção, cujo odor era insuportável. preciso seguir em frente. a destra envolveu o cabo da adaga com força, os olhos fechados enquanto a lâmina rasgava a pele, abrindo ainda mais a ferida. belladonna mordeu a língua na tentativa de conter o grito de dor, o corpo tremia a implorando que parasse mas seguiu em frente, expondo ainda mais a carne. com a ferida aberta, concentrou-se no veneno que a percorria, o manipulando para que saísse; o sentiu passar pelo tórax, órgãos, recorrendo com força a corrente sanguínea até que saísse pela abertura da perna. sentia-se fraca na medida que era impossível expulsar o veneno sem que sangue lhe escapasse também, a consciência mandando os sinais do esgotamento mas dali em diante, a ação precisava ser rápida.
o veneno transformou-se em uma bola de cor preta a sua frente, pulsando enquanto o manipulava em direção a mistura que havia feito. não reconhecia os riscos, mas sentia-se pronta para ir além. ao contrário do que poderia ser imaginado, não queria se livrar do veneno, não, sentia que ele poderia deixa-la mais forte, mais competente; precisava apenas, amenizar os danos que ele a causava, como apodrecia o corpo. as ervas, os venenos juntamente com o que extraia do próprio corpo tinha cheiro de carnificina, de morte; e talvez pudesse acabar naquele estado se sua ideia não desse certo.
a perna doía, sangue lhe escorrendo, fazendo uma poça no chão; as mãos envolveram a cumbuca, ignorando a ânsia que a tomava quanto mais perto a mistura ficava das narinas. é necessário...pensou enquanto trazia o pote aos lábios, bebendo de uma única vez o preparo. o gosto era terrível, lhe amargou a boca, a deixou tonta; segurou-se na mesa a sua frente com força, esforçando para que não desmaiasse e foram longos minutos até que tudo passasse. as vozes calaram-se, a consciência parecia límpida, tranquila enquanto tinha a certeza de que havia obtido êxito.
não era o fim contudo...mostrava-se apenas o começo do poder provindo do caos.
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a-pair-of-iris · 4 months
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Noche de Paz
By Aris
"Se me olvidaron las papas". Manuel vuelve tarde del trabajo en la víspera de navidad odiándose a sí mismo por olvidar comprar una bolsa de papas duquesa para la cena. Va harto de todo y de todos, pero al llegar a casa recuerda que la vida no es tan mala, ya no. Oneshot Ecuchi, 2.114 palabras ao3
«Se me olvidaron las papas», seguía recriminándose Manuel, agarrado firmemente al pasamanos sobre su cabeza para que los tambaleos del vagón entre las interminables curvas de las vías, los frenazos nerviosos del conductor, o los empujones de la gente que se apretujaba con bolsas y cajas de regalos intentando abrirse paso al interior no acabaran por tirarlo al piso.
Lo estuvo pensando toda la semana: ir a comprar una bolsa apenas saliera del trabajo, pero entre las demandas y prisas previas a días festivos y la locura de fin de año que se apoderaba del mundo lo olvidó por completo. Todos los días.
Entonces ahí estaba, la tarde-casi-noche del veinticuatro de diciembre camino a casa desde el trabajo, y sin papas duquesas en la mano o en el refrigerador. Consideró la posibilidad de pasarse al super a ver si de milagro quedaba alguna solitaria y despreciada bolsita al fondo de los congeladores, entre las croquetas de garbanzos y not-pollo, pero conocía demasiado bien la naturaleza de sus conciudadanos como para hacerse ilusiones. Aparte que a esas alturas ya estarían correteando a todos fuera del recinto, apagando la música y luces y escondiendo a los señores que cortaban el queso y la carne. Así que debía hacerse a la idea de que no habría papas duquesa para la cena de navidad.
Una señora le pisoteó los pies en su arremetida para hacerse con un asiento vacío y Manuel se tragó las ganas de hacer algo más que mirarla feo. Ya estaba bastante cabreado como para empeorarlo peleándose con una vieja en el metro. Solo quería llegar a su casa y que el día se acabara. Que las fiestas y el año se acabaran de una vez.
Estaba harto, y todo era culpa de recursos humanos, por dejarlo sin aguinaldo y luego hacerlo cubrir el turno para que sus compañeros con hijos pudieran salir con “la familia”. Como si él no tuviera una de esas. Realmente, las infografías del departamento de inclusión las tenían de adorno en los muros… En fin, la cosa es que iba harto, sopeado y apestoso por el calor de Santiago, en un vagón repleto de gente igual de apestosa, enojada e histérica por sus compras de último minuto, e iba a llegar a su casa con todo ese enojo y desprecio pegado al cuerpo a ponerle mala cara a Francisco y a su cena sin papas duquesa. Y más molesto se sentía. Porque Panchito no se merecía ser el recipiente de su frustración y mal humor. No cuando los idiotas de recursos humanos ya le habían arruinado a su novio el fin de semana familiar en la casa de playa de Rodrigo y Fernanda del que había estado hablando las últimas semanas.
A diferencia suya, a Francisco sí le hacían ilusión estas fechas y las esperaba con entusiasmo y gran dedicación, vestigios de su crianza en una mezcla de la más pura liturgia católica y propaganda gringa. Y es que Manuel nunca acabó de tragarse ese discurso de “paz y amor” y “el espíritu de la navidad” que vendían las películas al por mayor de Hallmark, si no hasta que pudo pasar las fiestas en casa de los Burgos. Dejando de lado los rezos y lecciones bíblicas gratuitas, la vida familiar de su entonces mejor amigo apareció ante él como todo eso que había deseado tener mientras crecía, y no podía negar que sintió un poco -o más bien mucha- envidia al presenciar en vivo y en directo la suerte que tenían esos pocos niños que crecían en familias funcionales. Para Francisco, la navidad eran luces de colores y cantos junto al pesebre; juegos y risas correteando con sus hermanos por la casa; largas pláticas decorando el árbol o las galletas y tartas que horneaba su papá; enormes, alegres y bulliciosas reuniones familiares repletas de cariño y una armoniosa coexistencia que acababa con todos esperando la siguiente oportunidad de estar juntos. Para Manuel, significaba días eternos en la tensión constante de esperar a que algo saliera mal y todo le explotara en la cara; sombrías cenas en frío silencio y un nudo en la garganta que le dificultaba tragar el insípido pollo asado o lo que sea que Rayén consiguiera luego de salir tarde del trabajo; subirle el volumen a la tele para aplacar el sonido de los gritos y portazos a su espalda; sonrisas forzadas para una fotografía que le recordaría por siempre lo miserable que se sentía en ese momento; dormirse escuchando el llanto ahogado de su madre en la otra habitación y la pesada ausencia del innombrable. Claro que había algunas pocas cosas que valía la pena recordar, como la manito de su hermana que se aferraba firmemente a la suya en un gesto de mutuo aliento mientras caminaban por las calles iluminadas compartiendo un helado; las pequeñas lucecitas de colores danzando lentamente entre las tiras de plástico verde del árbol de navidad que lo hacían sentir en calma; las doradas y humeantes bolitas en el tazón de cristal al centro de la mesa en casa de su tía que se deshacían sin esfuerzo en su boca…
Las puertas se abrieron y Manuel forzó su salida hasta alcanzar las escaleras eléctricas y la calle. El aire arriba era un poco menos sofocante, y la leve brisa que se formaba debajo de los árboles de la plaza le ayudaba en la tarea de disipar esa inoportuna corriente de pensamiento. «Todo eso está en el pasado».
En su breve y lento paseo por el barrio también se distrajo mirando las pocas casas que se habían molestado en colgar decoraciones para la vista de los transeúntes. La mayoría de sus vecinos compartía su escaso entusiasmo por sumarse al espectáculo público, salvo un par que parecía odiar tanto al resto como para intentar provocarles un ataque epiléptico. Seguro había algo al respecto en el reglamento. Para cuando alcanzó el final del pasaje se encontraba mucho más relajado y se permitió un momento antes de entrar para admirar su casa desde la calle.
«Es bonita», pensó. Chica, y no llama mucho la atención, pero es bonita, con un suave color crema y marcos oscuros que hacían juego con la reja. Francisco había colgado unas guirnaldas con muérdagos en las cornisas y una corona de hojas en la puerta. Una cascada de tenues luces amarillentas cayendo del techo y un puñado de estacas que simulaban copos de nieve en las jardineras iluminaban la fachada y a la virgencita que Manuel poco a poco había aprendido a querer. Algo sutil y discreto, porque sabía que a él no le agradaban la pompa y las pistas de aterrizaje, y mucho menos querría tener gente pegada a la reja sacando fotografías o historias para Instagram.
Apenas deslizó la llave dentro de la cerradura del portón, la Negra levantó la cabeza y comenzó a mover la cola desde su camita junto a la puerta. Manuel no podía evitar hablarle como bebé cuando hacía esas cosas.
—Hola, mi niña ¿Me estaba esperando? ¿O es que hizo una maldad y me la tiraron pa’ fuera?
La perrita solo agitó más su cola en respuesta, haciendo que su trasero la acompañara. Manuel no escondió la sonrisa al verla. Mientras él volvía a poner el seguro su mascota finalmente se levantó de la cama estirándose perezosamente y fue a pegar la nariz contra la madera de la puerta, esperando a que le abrieran.
—Adelante señora. —dijo acompañándola finalmente dentro de la casa.
De inmediato lo golpeó el olor a especias y vino blanco del pollo que Francisco tenía cocinándose en el horno, la canela y jengibre de las galletas de hace unos días ya completamente opacadas.
Yo quisiera poner a tus pies
Algún presente que te agrade señor…
Hay un villancico resonando en toda la planta, Manuel supone que de esa lista navideña que armaron entre los dos en Spotify y en la que agregó el soundtrack de Duro de Matar solo para molestar. La sala y comedor están iluminados únicamente por las luces del árbol y la aldea navideña sobre el estante con la loza buena, algo de claridad de la cocina colándose en la habitación y desde donde también le llegaba la voz de Francisco cantando, con esa voz suave y quebrada hecha para los boleros y valses tristes que tanto le gustan al castaño.
Más tú ya sabes que soy pobre también
Y no poseo más que un viejo tambor…
Hay algo en la canción que imprime cierto acento a la voz de su novio, será la convicción cristiana o esa emoción profunda que solo despiertan las memorias felices, que Manuel llega a sentir el nudo en la garganta y humedad en los ojos por la ilusión nostálgica que le provoca escucharlo. Pero es una buena sensación esta vez, que lo calma, así como las diminutas luces titilantes del árbol a su costado.
«Todo está bien ahora. Ya está bien».
—¡Oh! Bebé ¿Y tú cuándo entraste?
La intromisión de la perrita detuvo el canto de Francisco y Manuel, ya habiéndose sacudido suficiente de la pesadumbre que acarreaba del mundo exterior y su forzoso paseo por los recuerdos, decidió que era hora de unírseles en la cocina.
—Fui yo. —dijo, arrastrando los pies hasta Francisco para darle un rápido beso en la mejilla antes de desplomarse contra su ancha espalda y abrazarse a su cintura por debajo del delantal de cocina. Siempre era un gusto pegársele así, incluso con el olor a ajo, pimienta o lo que fuera—. ¿Me la tenías castigada o qué onda?
—Claro que no. Estuvo casi todo el día saliendo y entrando hasta que quiso quedarse afuera. Supongo que estaba más agradable que aquí junto a los hornos.
Comenzaron a mecerse lentamente en un suave vaivén, la cabeza de Francisco inclinada levemente sobre la de Manuel que descansaba apoyada junto a su cuello.
—¿Cómo estuvo el día? —preguntó Francisco luego de un rato así acaramelados.
—Jum, pudo ser peor. —Admitió, sin ánimos de ahondar en más detalles—. ¿Y tú?
—Estuvo tranquilo. Entregué temprano los pedidos que me faltaban y pasé a recoger la encomienda de tu mamá luego de almorzar con mis papás, antes de que salieran a lo de Rodri. Dejé los regalos que nos dieron debajo del árbol.
—¿Seguro que no quieres ir con ellos? Podemos buscar pasajes para mañana temprano. —Ofreció nuevamente.
—Que sí, Manu. Vienes llegando del trabajo, estás cansado. Y yo también lo estoy después de hornear todo el día. Esta vez de verdad prefiero que nos quedemos aquí, tal vez ver una película en el sillón los tres y dormir hasta tarde mañana. Con los niños gritando y dando vueltas allá será imposible. Ya los veremos para año nuevo. —aseguró Francisco, frotando su mejilla contra la suya para acabar de tranquilizarlo.
—Okey. —aceptó Manuel, depositando un par de besos en su cuello—. ¿Qué estás haciendo? —preguntó, por fin reparando en la bandeja frente a Francisco y las pelotitas que en ningún momento había dejado de hacer.
—Ah. También pasé al mercado luego de que me escribieras, pero no quedaba ninguna de las papas que querías, así que… uhm, las busqué en Youtube.
Manuel se lo quedó mirando un instante, luego a las bolitas en la bandeja y finalmente de nuevo a Francisco, una sonrisa cada vez más grande formándose en sus labios. Sí que podría llorar ahora.
—… Espero que estén buenas. —Dijo finalmente Francisco, algo nervioso por la insistente atención y la extraña mueca en el rostro del otro. Pero no le duró mucho luego de que su novio lo atacara a besos y acabó riendo por la efusividad y las cosquillas que le provocaban los labios y el aliento de Manuel sobre su piel.
—Te amo. Te amo tanto, tanto, tanto, tanto… —repetía Manuel una y otra vez.
—Y solo hacían falta unas papas jajaja.
Más tarde esa noche, mientras acababa lo último de la panacota con la cabeza de Francisco sobre su hombro, la Negra mordisqueando uno de sus premios entre sus pies y el rostro verde y peludo de Jim Carrey en la pantalla de la televisión, Manuel miró el bonito centro de mesa sobre el mantel rojo, los platos verdes y cubiertos dorados que de alguna forma se veían bien juntos; miró el árbol con sus lucecitas danzando lentamente, así como lo hicieron con Francisco poco antes de servir la cena bajo una canción estilo jazz que ninguno de los dos tenía idea de cómo bailar; miró a Francisco estirar la mano disimuladamente para alcanzarle un trocito de asado a su perrita y la cola que se meneaba alegremente; y se sintió contento.
Eso era todo lo que siempre había querido. Una noche tranquila, y paz.
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deeverset · 1 year
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No le temo al infierno
Temas: Primer beso / Conociéndose de forma diferente
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•Créditos de la ilustración en la imagen•
Hannibal siguió las instrucciones de Susan. Prescindió de sus elegantes trajes y optó por un pantalón de vestir y un suéter rojizo. Según ella, eso haría que Will confiara y se sintiera cómodo con él.
No era sencillo intimidarlo, sin embargo, tratar al descendiente de su novia despertaba sus nervios.
Cientos de veces, la mujer lo invitó a observar fotografías del muchacho, no obstante, se negaba. No dejaría su profesión de lado, si lo miraba… ¿Lo psicoanalizaría?
Un verde campo rodeaba la construcción de madera, repleta de ventanales y dos chimeneas. Contrario a su hogar, lleno de ciudad y vanagloria.
La hermosa figura de la Sra. Graham resaltó envuelta en un vestido almagre que delineaba su cintura, piernas y destacaba su prominente busto. Un sueño.
Lecter cargaba una botella de vino y una cesta que contenía una bolsa de gel helado, que mantenía a temperatura adecuada, varios quesos, “carnes frías” y frutas. Una escena mediterránea.
—¡Cariño! Me alegra que vinieras —saludó, dándole un beso en la mejilla—. Pasa. William espera en su dormitorio.
La antítesis de la mansión del doctor. No hallaba tono distinto al marrón de la corteza obtenida de los árboles y alguna explosión vibrante que acompañaba a diseños tribales presentes en telas.
Pequeñas cornamentas funcionaban como candelabro; uno de los pocos detalles que le agradaron al invitado. Excesivamente hogareño para su gusto.
Colocó los aperitivos sobre el comedor mientras la esbelta dama gritaba al pie de las escaleras a su primogénito.
Se ocuparon en ordenar la vajilla y servir la comida. Precisaban ser productivos al aguardar.
—Perdón por la tardanza. Ya estoy aquí.
El mayor no supo si maldecirse por privar a sus ojos de esa fascinante imagen o, si existía un Dios, agradecer la extraordinaria bendición enviada.
Le doblaba la edad al chico, que andaba en sus veintes, rizado al igual que su progenitora, tez blanca con un brillo y rubor interesante, pestañas largas que acrecentaban su aspecto tierno y un cuerpo bastante trabajado que se marcaba gracias a sus formales prendas. Al parecer jugaron a lo mismo.
—Hannibal, Will. William, Hannibal.
—Un placer —dijeron simultáneamente.
El ojigarzo estiró su mano, mas el psiquiatra estaba demasiado embelesado que la ignoró durante segundos y cuando al fin se dio cuenta de la situación, la estrechó tan fuerte y por un largo tiempo que resultó vergonzoso.
La cena transcurrió de manera “normal”, fuera del sugestivo modo en el que los masculinos ingerían sus alimentos. Imposible que solo uno de ellos inventara la palpable tensión sexual que percibían.
Eran conscientes de sus actitudes erróneas, pero todo quedaría en eso… una simple fantasía.
—¿Aló? —Una llamada irrumpió a mitad del postre—. Disculpen, asuntos de trabajo. Contestaré en el jardín —indicó la señora, tapando el micrófono y retirándose.
—Doctor, ¿se encuentra bien? —cuestionó el joven, apenas los tacones de su mamá se volvieron inaudibles—. Lo he notado algo… ansioso.
El castaño se acostumbró con los años a escuchar dicho título previo a su apellido, aunque, en la voz del menor, lograba estremecerlo.
—Tu… presencia. No es fácil enfrentarse a un individuo tan importante que tiene licencia para juzgar.
—Yo no sentencio, querido cirujano —El rizado entendió, a raíz del nerviosismo en las palabras de Lecter, que poseía el permiso de proseguir—. Si hay un ente superior, se encargará de ello, si no, nuestros iguales lo harán —Retiró uno de sus zapatos de sus pies y con él, escaló a partir del tobillo del castaño hasta su entrepierna—. He de mencionar que no le tengo miedo al infierno, como ya puede notar.
El mayor recordó al muchacho con el que tuvo sexo por primera vez. Esperaron a ser "adultos", ambientaron románticamente una habitación y compartieron su inexperiencia. Memorable, debido a la confianza y comunicación de la que gozaban. Después de él, no hubo otro hombre, por cobardía, quizá.
—Saldré un rato. Problemáticas empresariales. Me necesitan ahí —La fémina regresó a la estancia con su bolso, deteniendo la reacción del psiquiatra—. Prometo no tardar. ¿Estarán bien solos?
Ambos se miraron, cómplices. La oportunidad perfecta.
—Nos cuidaremos mutuamente —aclaró el chico, recibiendo un beso de su madre en la frente—. Esto es conveniente para… relacionarnos mejor.
Desafío y sensualidad reinaban las pupilas del ojigarzo.
El vínculo con su mamá era bueno, sin embargo, la sexualidad jamás imperaba en sus pláticas. Desconocía que probó a todos sus amigos, aunque nunca cruzaron hasta la penetración.
El castaño no era otro experimento, realmente quedó encantado desde que lo vio a través del móvil de su progenitora y tenerlo en carne y hueso sólo aumentó su interés.
Graham se levantó de su silla y le extendió la mano con el objetivo de que lo siguiera hasta el sillón. Dudó. Su corazón latía a mil por hora, un ligero temblor se adueñó de sus músculos y la cabeza le explotaría ante tantos pensamientos contradictorios.
—Esto es una mala idea —externó el cirujano al encontrarse junto al joven que lo rodeó del cuello con su brazo, recorriendo su pecho con los dedos de su extremidad libre.
—Deja de fingir que no llamé tu atención. Los ojos no mienten en lo absoluto —Bajó la mirada hasta la sutil erección formada en Lecter—. Eso tampoco.
—No voy a follarte —jadeó al apreciar el aliento del menor a milímetros de su boca.
—Me encanta que lo hayas considerado, pero ¡oh doctor!, deseo más que eso. Esa intimidad se construye.
—Va a odiarnos —Su oposición flaqueaba a cada segundo. Lo acarició con ternura, como jamás lo hizo con nadie más.
—Soy mayor de edad. Nuestro consentimiento está dado. Además, el día en que ella se entere, es lejano —Ocupó el regazo ajeno, deshaciéndose de la distancia—. Me perdonará, soy su único hijo. Si me ve feliz, también se apiadará de ti.
¿Qué pensaba? Era el gran Hannibal, cualquier cosa que hiciera triunfaría. Sus planes nunca fallaban y esa no sería la excepción.
Asintió lentamente. El rizado se acercó a sus labios, lo miró como si fuera el ser humano más hermoso sobre la Tierra y lo besó.
Calidez, pasión y cariño incipiente. Todo lo que Susan no le proporcionaba, no obstante, era lo correcto; mujer y varón de la misma edad.
Qué tontería.
Si pecar se traducía a probar, sin cesar, la experta lengua húmeda del muchacho que encendía sus sentimientos y cuerpo con solo pronunciar su nombre… Estaba condenado.
Disponible en Facebook:
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1558- Mi vecino era un travesti, de maquillaje barato, y ropa repetida. Olía a perfume y axila.
Raquítico como una escoba, de pelo largo y mal cuidado. El personaje de la cuadra, a quien todos molestaban, pero nadie se atrevía a enfrentar, simplemente porque él o ella, tenía mucha más calle. Si alguien se burlaba, sacaba voz de hombre y todos se asustaban, pero luego transformaba en voz de nena y te lanzaba un beso.
Yo le tenía miedo, para mí era como ver un perro con sarna. Cuando me mandaban a comprar pan, yo cruzaba a la acera contraria a la que él (o ella) estaba. Una vez, salí del negocio y estaba afuera, me pidió cien pesos y yo salí a madre, de hecho, se me quebraron los huevos en el piso al soltar la bolsa. Cada vez que me portaba mal, mi padre me amenazaba que llegaría el travesti de la vuelta y me raptaría. Yo soñaba con eso, despertaba llorando. Mi madre retó a mi padre, le dijo literalmente: No quiero que asustes más al niño con ese gay.
Pero fui creciendo y el miedo se transformó en una simple omisión. Siempre lo veía en la calle, con la misma ropa, oliendo a perfume y axila. Siempre saludaba, me decía el Pepe Grillo, pero no le daba importancia.
Una vez, me metí en un lío con los chavos de otra colonia, me iban a golpear. Me sorprendieron llegando a la población, eran cuatro, me tiraron al suelo y uno sacó un cuchillo, el otro me rompió la camisa y quedé con la panza descubierta. Pero en ese instante, apareció el travesti, tres de ellos salieron a madres, salvo el del cuchillo, los dos de manera casi tácita tomaron un duelo; el travesti les pegó dos madrazos en la cara y otro en la mano. Me sorprendí, y me quedé ahí, callado. Me quede sólo con él y me dijo: “Te apuesto que es por la bronca de la otra colonia, ten cuidado, a esa le gusta meter a los chavos en problemas”. Le dije gracias, y me pidió cien pesos, tenía cincuenta, se los pasé. Prendió un cigarro y se fue.
Desde ese día, ya lo saludaba, al menos le movía la cabeza, pero si yo iba con alguien, siempre lo negaba. Perfectamente me podría haber dicho algo, pero fue respetuoso, se hacía el loco, al parecer entendía perfectamente lo que él representaba para los demás, pero no le importaba, creo.
Mi madre falleció de un derrame cerebral, de un día para otro. Estábamos en el velorio, y a eso de las 12 de la noche apareció el travesti, fue con unas rosas que había sacado de por ahí. Nadie dijo nada, salvo yo, que le dije gracias, me esbozó una sonrisa y se fue. En el funeral, mientras estábamos en el desgarrador entierro, vi que desde unos metro más allá estaba aquel tipo fumándose un cigarro, y a lo lejos me preguntó ¿Estás bien? Yo le hice un gesto de “sí”.
Ya tenía 15, y aun no daba mi primer beso, y la única que me daba chance era la chava por la que me había metido alguna vez en problemas, no sabía cómo hacerlo. Yo creo que el travesti me miró por mucho tiempo que ya me conocía de memoria. Recuerdo que se me acercó y me dijo: "Parece que aún no te haces respetar mi Pepe Grillo". Me tomó de la cintura y me asusté... “Así la agarras y me dijo: entonces le plantas un beso”, yo le dije que se podía sentir abusada o algo así, me dijo que no fuera ingenuo, que ella hace rato me daba chance, era yo el torpe y distraído.
Crucé la colonia, entre todas esas casas de mala muerte, calles de tierra y terrenos baldíos... me acerqué a la chica, la tomé de la cintura y le planté el beso. La solté, puso cara de contenta, y salí rápidamente, como pedo de indio.
Venían como diez, y el travesti los esperó a la entrada de mi población… ahí nadie fue capaz de entrar. Me gritaban que me defendía detrás de la falda de un “puto”.
-Me preguntó cómo me fue y le dije que bien, se puso a reír y me dijo que ya estaba grande.
Mi papá veía el fútbol, mientras yo, sacaba carne de la parrilla y las guardaba en una servilleta, salía escondido y se las pasaba a esta “loca”.
Crecí.
Me transformé en un pelado de 20, estudiaba en Querétaro, y cuando volvía a mi terruño, ahí estaba. Cara dura me decía que el “Pepe Grillo” estaba guapo, yo me reía no más. Y todas las vueltas era lo mismo. En los veranos salía con short a tomar el fresco en la puerta, y le tiraba una lata. Él no paraba de toser, le dije que dejara el cigarro, pero él ni en cuenta.
-Cuando había platos únicos, él se ofrecía a ayudar para cocinar, pero todos lo negaban. Yo le dije a mis tías que lo dejaran, pero pusieron el grito en el cielo, que estaba cochino... que era un puto...
Era marzo, y me preguntó que por qué no me iba a Querétaro, le dije que no había dinero, mi padre estaba hasta el lleno con deudas, yo estaba obligado a trabajar. Me dijo que eso no era posible, así que me pasó mil doscientos pesos en monedas de diez y billetes de cincuenta. No sé en qué espacio vivía, pero se notaba que no entendía mucho, yo me puse a reír, no sé, su gesto me puso contento. Entendí que era como un perro golpeado, de la calle, ignorante del universo, pero siempre fiel con la gente de la colonia.
Armamos un negocio con mi padre, un almacén, y nos faltaba alguien que hiciera el aseo, yo le dije que le diera chance… pero mi viejo se negó tajantemente. Traté de hacerle ver que era buena persona, que le dieran una oportunidad. Mi papá a regañadientes aceptó. Le presté la ducha y le compré ropa nueva. Se cortó el pelo y parecía otro. Pero su gesticulación era la misma de siempre, con esa voz amanerada contando mentiras divertidas.
Mi papá se acostumbró, igual los tiempos habían cambiado, de ser un bicho raro pasó a ser persona.
Desde ahí todos le respetaban en la población, alguno que otro favor pagado, y este se gastaba el dinero en cigarros, pero se veía contento.
Pude volver a la universidad, estaba ya en el último año.
Regresé a mi terruño, con una noticia: iba a ser papá. Mi padre me felicitó y esta “loca” también, me dijo que me iba a tener un regalo para la ocasión, que lo esperara.
Al otro día, desperté a ayudar a mi viejo al almacén, y este loco no había llegado a trabajar. Según mi papá, quizás se había quedado borracho por ahí. Pero lo conocía, era extraño que saliera de la colonia.
Las horas pasaban y no aparecía. Hasta que se acercó la policía, preguntándonos si conocíamos a un "puto" que se llamaba Cristian Lumier, mi papá dijo que no… pero yo sí, era su nombre. Pregunté qué pasaba…
… Lo encontraron tirado, lleno de cicatrices, apuñalado en todos lados, con una botella que le atravesó el ano, con la nariz partida en dos, sin dientes… y con un paquete de pañales a su lado... Aún me duele el corazón.
Se fue parte de mí, me lo arrebataron. Se fue mi infancia, se fue la mitad de mi vida con ella. Sentí y siento un vacío, y que nunca pensé que ella estaba a cargo de llenar.
No dije nada, mi padre tampoco. Estaba mudo, hipnotizado, pregunté donde había pasado, pensé que quizás fueron los de al frente, pero no... Desconocidos, a quienes nunca encontraron, y que no sé si hayan ubicado con tanto ímpetu, después de todo ella solo era un vagabundo, disfrazado, una loca que de alguna forma tenía que morir, daba lo mismo si en el río o en la calle.
No hice nada, aún estaba sin decir nada.
La gente de la colonia juntó dinero, sumada a la que una vecina consiguió en la presidencia municipal, con eso pudimos darle un entierro digno. Llegaron muchos travestis, uno que otro individuo "normal"... Quise llorar, pero nadie lo hacía, porque simplemente a nadie le importaba tanto un simple puto..., sentí vergüenza de hacerlo. Me aguanté la pena, me tragué la saliva y me fui a casa. No podía dejar de dormir. Me dolía la cabeza, la pena me tenía un tanto agripado.
Me senté afuera, muy tarde y vi entrar a un perro, se veía mal tratado y no se quería acercar. Lo llamé, pero no se decidía. Entré a la casa y saqué un pedazo de carne, lo dejé a mi lado y empezó a comer, le acaricié la cabeza… y mi pena se desató, y mis lágrimas empezaron a salir desde mi corazón, para desembocar en el lomo de aquel perro.
Perdóname mi perrito callejero, mi amigo "la loca", mi guardián... "un Caballero perdido", mi hermano sin hogar... Mi centinela. Te tenías que morir de cáncer de pulmón, no así, humillado, como cachorrito envenenado. Cada vez que sueño contigo "cabron", ya no eres esa pesadilla que me despertaba a gritos, sino que ahora eres tu sueño... esa bella princesa que corre por la luna y que sigo por el universo y que repito mil veces que fuiste mejor persona que muchos "normales". Mi amiga(o) fiel, la contadora de cuentos, mi bella hermana, aquella que dejó su sombra en la entrada de esta colonia y que me espera para decirme mi Pepe Grillo.
En memoria a todas aquellas mujeres, niñas y travestis asesinados.
Autor: Sergio Cortés
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theshiki · 2 months
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Falacia de composición
En recuerdos me salió una imagen que hice hace tiempo acerca de que me gustaban los personajes que defienden animales en las series animadas.
Link: https://www.facebook.com/photo/?fbid=3391544117749808&set=a.2414194102151486
Me parece que este fue un ejemplo perfecto para esta falacia debido a los comentarios. Si se fijan en la publicación hay varios hablando del veganismo que se sienten graciosos por poner el chiste de la ensalada. No me lo he tomado personal porque yo no soy vegana, respeto a quienes lo son, pero yo no practico el veganismo. Claramente las personas se enfocaron en eso son los que vieron a Lisa Simpson y asumieron que todas eran veganas y sacaron toda la negatividad que les produce el personaje de Lisa en personajes que ni siquiera conocen. Esto lo digo porque alguien llegó a decir que actualmente toda ellas son odiadas cuando muchos ni siquiera conocen a Mimi Valentine.
“Los misterios de Moville” es una serie sobre historias de terror y cosas paranormales. El único capítulo de esta serie enfocado en los animales es uno donde se habla de la responsabilidad con las mascotas. El capitulo trataba acerca de un chico que gustaba de conseguir mascotas nuevas como si fueran juguetes, descuidándolas cuando se aburría al punto de que todas perdían la vida. No se trataba sobre no consumir carne, sino que si vas a adoptar una mascota debes cuidar de ella.
Link del capítulo por si lo quieren ver: https://www.youtube.com/watch?v=SFavm-BGcK4
Elisa de los Thornberrys lejos de enfocarse en el veganismo era una serie donde apuntaban más contra la caza furtiva. Especialmente amo la película por el mensaje de que Elisa no necesitaba de su don para hablar con los animales para hacer algo por protegerlos.
Así podría seguir hablando de porqué cada chica me gustaba desde niña por su amor a los animales, estos personajes compartían ese rasgo en común (lo dice en la propia imagen), pero varios malinterpretaron la imagen guiándose por Lisa. Esto suele suceder sea por lo positivo o lo negativo. No soy la única que hace este tipo de imágenes colocando varios personajes, series o shipps juntos, no está mal porque es desde la perspectiva de quien creó el collage, lo que está mal es ver una imagen y utilizar uno de los elementos para juzgar a todos los demás como pasó en mi imagen.
Es correcto y perfectamente válido coincidir o no con este tipo de imágenes, pero siempre viendo cada componente por separado. Incluso es mejor admitir que no pueden dar una opinión por los que no conocen en vez de meterlos a todos en la misma bolsa. Justamente como la imagen en el ejemplo; una canción puede gustarnos, pero no necesariamente amaremos todo el CD, puede que sí, pero eso sólo lo podemos saber escuchando cada canción del CD.
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angelamariamedinaruiz · 2 months
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Merci
Hoy estaría de cumpleaños Merceditas, la mamá de mi mamá, mi abuela. Ella olía a angel face, óleos y trementina. Tocaba el piano y tejía.
Luego de mercar cortaba las bolsas plásticas en tiras con el fin de hacer hilos delgados los cuales enredaba en su dedo índice y en la otra mano sostenía una aguja, movía las manos con destreza y fabricaba un bolso en croché: lo forraba por dentro con un liencillo blanco, le ponía cremallera y tejía tres rosas de hilo plástico que pegaba en el extremo inferior derecho como detalle final.
Mi mamá me contó que le hizo el vestido de novia a mi tía, no le tomó medidas, ni una sola, se quedaba mirándola concentrada y sabía cuántos centímetros de tela necesitaba o por donde cortar. ¡El vestido le quedó perfecto!
Aunque ya se murió yo la sigo admirando mucho, recuerdo que hablábamos casi a diario por teléfono; en casa teníamos un teléfono blanco, inalámbrico, Panasonic; nos llamábamos a las cinco o seis de la tarde, su hora favorita y la mía también. Abuelita, se me metió una mariposa grande al cuarto, mija a ellas les gusta el olor de la trementina, eso las atrae. En mi mesa de noche reposaba un vidrio, intenté pintar con óleo el rostro de la actriz de Azul, la película del director Krzysztof Kieślowski, famosa en la década de los noventa, y dejé el pincel dentro del frasco de trementina abierto. Mientras hablaba con ella, seguía las instrucciones que me daba para sacar a la mariposa negra - café gigante: ponete los guantes de lavar loza, abrí las ventanas y la puerta del balcón y buscá la escoba. Yo, con el teléfono pegado a la oreja, luchaba para sacarla teniendo cuidado de que no me revoloteara encima y con el palo la orientaba para que saliera por alguna ventana.
Mi abuelita y yo teníamos una complicidad creativa. Me dijo que le gustaba que yo escribiera y me regaló la libreta del General, su suegro, mi bisabuelo escribía ahí pensamientos, poemas, acrósticos. Usaba una pluma y sus letras parecían el resultado de un curso avanzado de letterin. Fue el regalo más valioso que he recibido.
Merceditas fue monja, esposa, mamá, abuela, bisabuela y artista. Murió cuando ella tenía noventa y tres y yo veintitrés. Me enseñó que en el movimiento está la vida, quedarse durmiendo más de lo que el cuerpo necesita no es bueno para el cuerpo, tampoco para la mente y mucho menos para el alma.
A las cuatro de la tarde, mi abuelita tomaba el algo: bebía chocolate negro, sin leche, acompañado de tostadas con mantequilla. Le gustaban las aceitunas y la mermelada de mora. La sopita de arroz con carne molida, tajadas de maduro era su almuerzo favorito, más bien era mi favorito sobre todo cocinado por ella.
Todos los domingos la visitábamos y ahí nos reuníamos con los primos y mis tías, comíamos buñuelo con Coca-Cola. Entre semana yo la visitaba, caminaba a menudo hasta su casa, me abría la puerta, por lo general la viejita estaba sola, me recibía con una sonrisa y nos sentábamos en la sala a conversar, mi abuela me enseñó a vivir.
Mi abuelita firmaba sus cuadros así: Mercy, creo que en francés la palabra merci significa gracias.
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thewildfl0wer · 2 months
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Gilbert ¿cuanta sangre puede consumir un vampiro alfa promedio?
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—Hmmm pues dependerá del estado de cada vampiro alfa. Si es un bebé es necesario que consuma sangre humana en grandes cantidades para su sobrevivencia, por eso nacemos idealmente en épocas de caos como guerras y enfermedades.—Agrego con una sonrisa en sus labios.
—Mientras crecemos y envejecemos, dependerá del consumo de sangre, la mayoría consumimos sangre animal o asociamos nuestras redes a bancos de sangre...al menos en mi caso, hay clínicas ilegales chinas que ofrecen esos servicios, sobretodo a mi madre, pensando que es una mujer rica con problemas cardiovasculares...— Volvió a la pregunta.—En mi caso, al ser vampiro puro y por mi edad, debería consumir alrededor de dos bolsas de transfusión durante el día...de igual forma si no tengo, puedo soportar mi sed comiendo...carne cruda o embutidos aunque me disguste o durmiendo.—
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velvets-stuff · 5 months
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Eeeeey, con el nuevo AU (creo que se le considera un AU) de KAZZY había dicho que quería traer mi sona en la versión del AU, y pues, lo prometido es deuda...
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Quería que se viera como un menú o algo así de un videojuego 💀... Pero se hizo el intento.
‧₊˚ ❝ CHARACTER INFO ❞ 。゚・
╰─► Velvet es una inventora ingeniosa y creativa, ¿Necesitas un vehículo para viajar con tu mercancía?, ella creará lo que necesites!, ¿Tu violín está dañado?, ella lo va a arreglar!, ¿Perdiste una pierna?, no te preocupes, Velvet se las va a ingeniar para crear una prótesis o algo que te ayude!, sea lo que sea, no hay nada que unas herramientas y creatividad no puedan solucionarlo.
Velvet tiende a hacer viajes en solitario con el fin de explorar nuevos lugares y obtener más conocimiento y amigos, por ende también se considera un explorador, aunque su curiosidad puede ser intensa habeces y eso termina en Velvet siendo imprudente o haciendo preguntas incómodas.
Velvet es una persona amable y carismática, aunque habeces los nervios le ganan siempre intenta ser extrovertide con todos, brindando una mano para ayudar al que lo necesite, pero como toda persona, Velvet tiene sus límites, y aunque no es exactamente la persona más aterradora cuando está moleste tampoco es agradable.
La vida seguiría siendo tranquila hasta que entre los mapas de su mentor encontró un nombre que le llamo la atención “Siochikattl, la ciudad del intercambio”, ¿De verdad creías que un alma aventura como Velvet se quedaría con la duda?, no tardo nada en alistar su mochila, tomar un arma (por las dudas) y salir en su nueva aventura.
‧₊˚ ❝ Inventory ❞ 。゚・
╰─► Velvet usa principalmente una mochila de espalda ya que es más fácil y cómoda para los viajes, en ella lleva lo escencial, brújula, mapa, una pequeña bolsa con algunas monedas, un encendedor, un pequeño kit de herramientas (que es solo un destornillador, una llave inglesa, un martillo, unas pinzas y una cajita de clavos y tornillos), una cantimplora, algo de comida (pan, fruta, queso y mermelada) y algún cambio de ropa. Todo acomodando y en las cantidades que crea necesarias para el tiempo del viaje.
Lo que más resalta es su arma principal, un rifle echo por ella misma que suele llamar “Atenea” (o Athena dependiendo del idioma), el rifle funciona como cualquier arma normal, sin embargo, Velvet creo unas balas especiales las cuales luego de ser disparadas y llegar al objetivo crean una pequeña explosión que causa algo de confusión y quemaduras leves. (En general, Velvet es Avil con arma de distancia)
Imagen de referencia de la mochila y rifle (hasta que quizás haga un mejor dibujo):
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‧₊˚ ❝ TRADE MODE ❞ 。゚・
╰─► Como trade, al principio Velvet no puede ofrecer mucho, quizás algo de su comida o ayudarte usando sus habilidades como inventor, pero conforme pase el tiempo y comienze a ampliar su inventario podra ofrecer más objetos, la mayoría siendo sus propias creaciones.
Si tradeas muchas veces con Velvet obtienes:
Libro del inventor!
Un libro que Velvet escribo con el tiempo, en el se encuentran todos sus conocimientos en materias como construcción, mecánica, robótica y cualquier cosa que un inventor necesitaría, con el puedes acceder a esta información cuando lo necesites y te podrías ahorrar el ir a buscarle cuando necesites ayuda.
Si matar a Velvet obtienes:
Atenea!
El rifle creado por velvet, creo que ya te darás una idea de lo que puede hacer.
‧₊˚ ❝ TRIVIA ❞ 。゚・
Velvet es un amante de la historia, le gusta saber sobre esos temas como guerras o personajes importantes.
Quizás sea obvio, pero su figura favorita es la estrella.
Llegó a Siochikattl debido a que vio la ciudad en un mapa de su maestro/jefe, al nunca haber escuchado de la ciudad decidió ir a hacer una visita por curiosidad.
Su comida/platillo favorito es el sándwich de carne y queso.
No sé mucho sobre hacer stats con números, pero hize está tipo “ficha” para tener más en claro otra info sobre Velvet.
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Y pues, ahí tengo mi sona para esta nueva aventura!
El AU/concepto/juego le pertenece a @kratt-au-void
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las-microfisuras · 1 year
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Si el vestido de nuestra primera vida es una sombra, el vestido del amor es ese velo que vuelve a proponerla. Se sueña, inmersos en el olor que este último oculta. Se llora entre los pliegues de esa túnica, que poco a poco se va empapando del amor más antiguo. Se sueña en la sombra generada por esas sábanas que cada noche se abren, junto a la lámpara: el cuerpo desnudo desliza sus largas piernas y su sexo velludo. Se sueña, en el olor de esas cortinas de cama, de esa tienda que forman, de ese tabernáculo de tela al que las mantas dan grosor y peso, en la felicidad que va a abrigar, en el recuerdo que las palabras no convocan, en la primera túnica de carne con la que uno fue revestido antes de ser vestido. Se sueña inacabablemente en esta bolsa de aire que el velo nocturno retiene alrededor de los labios. No oculta: protege. ¡Qué nombre tan curioso designa la palabra entrega! Es esa punta de sábana que se estira hasta las mejillas, o bien se estira suavemente hasta el borde de la nariz, o a media distancia de esta, para que los ojos se cierren, para dormir.
- El amor, el mar, Pascal Quignard. Galaxia Gutenberg. Traducción de Ignacio Vidal-Folch.
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basura-pato-gay · 19 days
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☝🏻 Yo sé que Nave es el cerdo, Creeper es la carne y tú el pollo pero no de bolsa, sino pollo fresco entero, así que toma sobrino, alegra tu existencia.
@itsacanofnoodles
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