Evadiéndome de la realidad
En un rincón perdido de la realidad, donde los límites se desdibujan y los sueños se entrelazan con la vigilia, existe un lugar donde la fantasía se convierte en verdad y los héroes caminan entre mortales.
En este mundo de maravillas llamado SUEÑOS, las calles están iluminadas por destellos mágicos y las sombras se disipan ante la presencia de los guardianes de la noche.
En las penumbras de la noche, entre el murmullo de las estrellas y el susurro del viento, ella cerraba los ojos y se sumergía en un mundo de fantasía donde los límites de la realidad se desdibujaban. En ese reino de ensueño, él aparecía ante ella como un guardián de la oscuridad, con su capa ondeando al viento y sus ojos brillando con determinación.
Era Batman, el héroe enmascarado que habitaba en las sombras, el protector de los inocentes y el símbolo de la justicia. Para ella, no era solo un personaje de ficción, sino un ser de carne y hueso que despertaba sus emociones más profundas.
En su mundo de sueños, se encontraban en lugares secretos, donde el tiempo se detenía y las reglas de la realidad perdían su significado. Entre susurros y caricias, se entregaban el uno al otro con una pasión que trascendía los límites del deseo humano.
Cada encuentro era un torbellino de sensaciones, un baile de almas perdidas en un mar de pasión y anhelo. Sus labios se buscaban con ansias desenfrenadas, sus cuerpos se fundían en un abrazo ardiente que los consumía por completo.
En medio de la oscuridad, encontraban la luz el uno en el otro, compartiendo risas y confidencias bajo la mirada vigilante de las estrellas. Y mientras el mundo real quedaba atrás, ellos se perdían en un universo de amor y deseo, donde nada más importaba excepto el latido de sus corazones al unísono.
Aunque sabía que todo era un sueño, ella se aferraba a esa fantasía con la fuerza de mil corazones. Porque en esos momentos de éxtasis y deleite, encontraba refugio y consuelo, sabiendo que, mientras Batman ocupara un lugar en sus sueños, siempre habría esperanza en su corazón.
Al despertar ... todo esto ha sido solo un sueño, pero esta noche volverán a encontrarse
ℜ𝔬𝔰𝔞🖤
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A weird dream
"Estábamos en la agencia. Todo aquello me resultaba tan nuevo y emocionante, que no podía dejar de mirar de un lado a otro, como en un concierto de ping pong. Nicolás iba a mi lado, y se reía de mi. Supongo que porque yo le parecía un niño pequeño".
"Nos pasaron a una enorme sala de reuniones. El techo era inmensamente alto, y la habitación parecía ser más grande que un supermercado. Las paredes, la decoración, todo era de tonos grises, neutros. Que no destacarán a la vista. Nicolás se sentó a mi lado, y sin dejar de sonreír, afirmó:"
"—Ni en mis sueños más locos pensé que podríamos haber estado aquí."
Lo miré y sentí una enorme oleada de gratitud hacia el. Pese a haber tenido tanto miedo de confesarle mi secreto, Nicolas lo manejó mucho mejor de lo que pudiera haber imaginado, y ahora estaba ahí conmigo, acompañándome en esa situación tan desconocida para ambos. Intenté tomarle la mano por debajo de la mesa, pero la puerta de la sala se abrió con violencia, y una mujer rechoncha y vestida formalmente, entró. Se dirigió hasta nosotros, y me dió una tabla llena de símbolos y letras."
"—Mientras esperas a los jefes, sería buena idea que comenzará a elegir tu nombre de héroe"
Dijo la mujer, mirándome con severidad a través de sus gruesas gafas. Agarré la tabla con nerviosismo, y asentí con la cabeza varias veces.
"—Excelente".
Dijo la mujer y se regresó por dónde había venido, cerrando la puerta con un sonoro ruido. Nicholas arrastró su silla para estar cerca de mi, y admiró la tabla que me dió la mujer.
—¡Mira que increíble!
Dijo Nicholas, tocando con los dedos la tabla.
—No tengo idea de cómo funciona esto.
Le confesé, y agité la tabla para ver si se me ocurría alguna idea. Comencé a discutir con Nicolás la mejor forma de ocuparla, luego de unos minutos logramos mover algunas casillas y formar palabras, aunque se leían extrañas. Nicolás se veía divertido con la tabla, y no dejaba de reírse.
—Nick.
Dije yo, para llamar su atención.
—¿Mhm?
—¿Tú crees que esto sea seguro?
Le pregunté, y Nicolás me miró al instante. Por su mirada, supe que el sabía perfectamente de lo que yo le estaba hablando.
—No tengo ni idea. Bien alguno de esos tipos podría delatarte. Cómo el rinoceronte de allá abajo, nos miraba de forma muy extraña. O el que lo acompañaba. Ambos me parecieron un poco sospechosos —, admitió Nick, con cautela.
—Aunque era esto, o morirme por no saber como manejar mis poderes.
Razoné yo, mirando mis manos atentamente. Alcé la vista y descubrí a Nick con el ceño fruncido, mirando la tabla.
—Nick.
Nick alzó la mirada, con curiosidad de lo que yo fuera a decirle.
—Lo lamento.
—¿Por?
—Por meterte en esta situación.
Me disculpé con él. Me sentía tan culpable por haberlo envuelto en este asunto. En su momento pensé que decirle a Nicolás la verdad era la mejor opción, pero ya no estaba tan seguro. Aunque Nicolás dijera que tener poderes era increíble, había más cosas en juego, yo lo sabía y él también, Nicolás siempre sería el inteligente entre nosotros dos.
Nick negó con la cabeza.
—No es necesario que me pidas disculpas. Yo soy el que decidió apoyarte en cualquier cosa en la que te hayas metido, seas humano, seas un héroe, o sea lo que seas, yo estaré ahí para apoyarte.
—¿Aunque sea un rinoceronte feo, como el de allá abajo?
—Aunque seas un rinoceronte feo.
Ambos nos reímos por la tontería, en medio de todo el caos, me sentía agradecido por tener esos momentos agradables con él.
—Pero ellos podrían descubrir lo que somos, y podrían ocuparte para llegar a mi. Yo no soportaría que te hicieran daño, yo...
Nicolás me tomó la mano por debajo de la mesa, y sin mirarme, esbozó una sonrisa. Yo conocía esa sonrisa, siempre la hacía cuando va a decir algo estúpidamente cursi.
—Lo sé, y estoy dispuesto a tomar el riesgo. Ambos sabemos que no hay nada más importante que el bien de las personas, esto es algo mayor a cualquiera de nosotros.
Me sentí escandalizado por sus palabras, sentía que Nicolás no alcanzaba a comprender la magnitud de la situación en la que nos metimos, y ni siquiera yo mismo creía poder comprenderla.
—Podrían matarte, Nick —le dije con urgencia y preocupación—, tendrías que estar dispuesto a morir por mi.
Le dije aquello último en tono de broma.
—Pues moriría por ti —respondió Nicolás sin titubeo.
Me enojé cuando Nick dijo eso, me parecía que Nick no apreciaba su propia vida como yo lo hacía.
—Mirame a los ojos y dime qué moririas por mi.
Lo reté, pero Nick, el ético y escandaloso Nick, Nick el valiente y estúpido, me miró directamente a los ojos. Sus ojos castaños parecían querer gritar desesperadamente. Los rizos de su cabello castaño oscuro le caía por el rostro, pero aún así con toda su maraña de cabello, podía ver sus ojos. Su sola mirada hizo que mi estómago diera un tirón y mis mejillas ardieran.
—Yo moriría por t...
—¡Bien, bien, no lo digas!
Le dije y aparté la mirada, con la vergüenza calentando hasta mis orejas. Escuché como Nick se reía suavemente, pero antes de que dijera algo más, la puerta del salón volvió a abrirse violentamente, y montón de personas entraron a galope, se veía que tenían ganas de discutir algo, de discutirme a mi.
Sentí como la mano de Nick aún estaba entrelazada con la mía, y me aferré a ella como si fuera el único faro de luz que pudiera guiarme en ese nuevo y oscuro camino.
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