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#PIlar Miró
rachelmygod · 9 months
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El pájaro de la felicidad (Pilar Miró, 1993)
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cinevisto32 · 2 years
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Gary Cooper que estás en los cielos... (1980)
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flourahl · 6 months
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cristinabcn · 5 months
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Sara Jiménez: Las Musas siempre fueron mujeres
TERESA FERNANDEZ HERRERA Periodista, Escritora, Editorialista. Directora Gral. Cultura Flamenca – Prensa Especializada Encontrarse con una compañía de mujeres, e incluso que las que están detrás de las bambalinas, excepto uno, también sean mujeres, no me atrevería a decir que sea un hecho único, pero sí me atrevo a decir que es altamente infrecuente. Después de asistir al estreno en Madrid, en…
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germanpostwarmodern · 7 months
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Fundación Pilar i Joan Miró (1987-92) in Palma de Mallorca, Spain, by Rafael Moneo
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Described as Hemingway`s most prized and beloved possession, at least after his boat Pilar - The Farm, painted by the Spanish artist Joan Miró (1921-1922). First piece of art that Hemingway bought, for 5 000 french francs. It was a birthday present for his wife, Hadley. He wrote in 1934 in the journal Cahiers d'art, “No one could look at it and not know it had been painted by a great painter. I would not trade it for any picture in the world.” Hemingway also described it by saying, “It has in it all that you feel about Spain when you are there and all that you feel when you are away and cannot go there. No one else has been able to paint these two very opposing things.” Now in the National Gallery of Art, Washington, where it was given in 1987 by Mary Hemingway.   ::: [Lina Bulgaria]  ::  [Ernest Hemingway]
* * * * *
“All good books are alike in that they are truer than if they had really happened and after you are finished reading one you will feel that all that happened to you and afterwards it all belongs to you: the good and the bad, the ecstasy, the remorse and sorrow, the people and the places and how the weather was. If you can get so that you can give that to people, then you are a writer.”
― Ernest Hemingway
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jartitameteneis · 5 days
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@ZeCPequeno
Pilar Miró murió en 1997. Gonzalo, su hijo, tenía 16 años. Se fue a casa de Felipe González, q era su padrino y que vivía a 150 metros, a comunicarle la triste noticia. Felipe González era su tutor en caso de fallecimiento de Pilar Nunca quiso tutelas
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laufire · 1 year
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at one point, when life finally affords me some significant free time as opposed to snatched guilty-ridden moments, I wand to do something I've wanted to do for a while: grab one of my Ultimate Favourite Spanish films, rewatch it, and dissect it bit by bit here for all who might care (me and... maybe just me lol). and I can't decide which one I'd want to do first:
El verdugo (1963), by Luis Garcia Berlanga. "The executioner". A dark comedy about the death penalty, which manages to be bitingly satiric and a solid denouncement of the dictatorial regime of the time, while art was heavily censored.
Blancanieves (2012), by Pablo Berger. "Snow White". Black and white film, grim & melancholic retelling/appropriation, set in 1920's Andalusia (a very Romantic setting, imo). It stars Maribel Verdú as the stepmother (see my header).
El crimen de Cuenca (1980), by Pilar Miró. "The Crime of Cuenca". Based on true events, about an egregious miscarriage of justice that occurred in the early years of the 20th century and its consequences. Treatise against torture; it was incredibly controversial (members of the government and several courts tried to stop its release. The Supreme Court had to rule in its favour).
so in that spirit... my first poll!!!
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ranitahumana · 11 days
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Me acordé de que hace un tiempo había empezado a escribir esto y luego lo dejé ahí bien abandonado... Así que me dije ah por qué no lo retomo para editarlo. Así que eso hice y lo continué un poco, aunque aviso que aún me falta un poco para terminarlo:
Le tomó de la mano, ansiosa, entre risas que intentaba contener y muecas señalándole que no hiciera nada de ruido.
Hiling estaba muy nerviosa, pero ya no aguantaba la emoción. Dorshe compartía solamente la parte de los nervios.
Lo que estaban haciendo era una locura y ambos lo sabían. No era que la idea no le gustara a Dorshe (de ser así él nunca hubiera aceptado), pero él no era el tipo que me gustaba romper las reglas de esta manera. Su falta de costumbre hacía que escabullirse de esta manera en la noche le pusiera la piel de gallina, mucho más que cualquier monstruo o truhan que había enfrentado.
Ya no aguantaba los nervios. Tener que escabullirse por la noche ya era mucho, pero el solo pensar en lo que podría pasarle a Hiling si fuesen a pillarlos hacia que le doliera muy fuerte el estómago.
Se detuvo y soltó su mano. Quería decir algo, pero no se atrevía a elevar la voz.
Hiling lo miro detenidamente. Traviesamente sonrió y acercándosele sigilosamente, le suspiró al oído:
- Confía.
Dorshe enrojeció completamente. Hiling a duras penas aguantó reírse.
Nuevamente le ofreció su mano. Dorshe no dudó en tomarla. Ahora no quería dejarla ir por ninguna cosa del mundo.
Llegando a su destino, Hiling escondió a Dorshe donde pudo detrás de algún pilar mientras ella abría la puerta. En cuanto terminó, le indicó con el dedo que entrara lo más rápido posible.
Dorshe corrió hacia la habitación oscura como si su vida dependiera de ello. La poca luz que salía de afuera desapareció enseguida en cuanto Hiling selló la puerta nuevamente. Ahora todo estaba completamente negro.
- Ah, ten cuidado con las escaleras.
Dorshe no pudo entender a qué se refería. Moviendo sus manos se dio cuenta de que estaban en un pasillo muy estrecho. Al dar un par de cuidadosos pasos entendió que tratarlo de pasillo era mucho decir: Estaban en una entrada directa a unas escaleras hacia abajo.
"Hubiera apreciado que me mencionara eso antes de que me metiera corriendo", pensó.
- Ves la luz para abajo? De aquí se ve algo tenue, pero no es tan lejos. Baja con cuidado, pero no tengas miedo: No es tan empinado. - Dijo Hiling
Dorshe sintió que lo estaba tratando como un niño, pero recordó que es probablemente la única manera que Hiling sabe de dar indicaciones. Algo sobre eso le daba cierta ternura.
Bajó Hiling primero sin problema alguno, acostumbrada a estos escalones. Dorshe intentó sujetarse en los costados tocando el muro, pero el pasillo era demasiado estrecho como para que consiguiera eso cómodamente. Apoyando sus codos contra las murallas, bajo escalón por escalón lentamente, con mucho cuidado de no caer.
De a poco consiguió ver con más claridad sus alrededores en cuanto más bajaba. Vio a Hiling esperandolo abajo y sin querer hacerla esperar aceleró el paso.
- Ya era hora de que llegaras - Dijo Hiling con una sonrisa. - Aquí puedes relajarte, no hay nadie quien vaya a oírnos.
Tomó nuevamente la mano de Dorshe y lo llevó para adelante, cruzando la entrada que daba a unos inmensos baños privados.
Dorshe no podía creer lo que veía.
Cuando Hiling lo invitó a escabullirse a los baños juntos por la noche, él imaginó que iba a estar completamente oscuro, pero el baño estaba iluminado plenamente por luz de luna que hacía brillar las aguas y las baldosas.
Dorshe miró hacia arriba para ver de dónde venía la luz. Los muros de por sí ya eran muy altos (habían bajado bastante, por lo que Dorshe suponía que se extendían hasta el nivel del suelo de donde entraron), pero en el centro del baño había un agujero donde los muros nuevamente iban para arriba.
Una torre se elevaba justo arriba del baño, con el solo propósito de iluminar naturalmente sus aguas a través de una entrada en su punta. Era imposible que alguien pudiese subir ahí a espiarlos, mucho menos que apenas alcanzaran a verlos desde ahí. Pensar en eso hizo que Dorshe se relajara.
"Aunque no me sorprendería si alguna serpiente de alguien que conozco se pudiera escabullir por aquí." Pensó, riendo para sus adentros "Si veo alguna, lo mato."
Se distrajo tanto en sus pensamientos que tardó en percatarse que Hiling ya se estaba sacando la ropa.
- A- AH-!?
- ¿¡Por qué estás tan sorprendido!? ¡Si para esto es a lo que vinimos!
Hiling se escuchaba algo molesta.
Dorshe encogió de hombros cabizbajo. No sabía por qué estaba tan sorprendido, pero no dejaba de sonrojarse al verla así.
Hiling suspiró. A medio desvestir se acercó a Dorshe a acariciar su rostro.
Le gustaba verlo tan ruborizado y nervioso del solo pensar en verla desnuda por primera vez. Lo besó con suma dulzura.
Deslizó sus manos por su robusto torso para intentar ayudarlo a sacarse la ropa. Dorshe perdía el aliento de solo sentirla tocar su pecho. Sin pensarlo dos veces, se quitó lo que llevaba, quedando en ropa interior.
Hiling sonrió y continuó de sacarse su vestido.
Completamente desnuda, Hiling colocó sus prendas encina de una pequeña banca mientras esperaba a que Dorshe hiciera lo mismo.
Era hermosa. Dorshe no creer lo que veía. Iluminada a luz de luna, el cuerpo completamente desnudo de Hiling parecía ser la cosa más hermosa que había visto en su vida. Dorshe no podía evitar quedar paralizado. Era tal su asombro que ni sentía vergüenza de quedar como tonto mirándola.
Hiling sintió mariposas de verlo así. La expresión de asombro Dorshe no le parecía cochina, sino más bien tierna. El ver como él la consideraba tan bella la llenaba por dentro de una felicidad desconocida.
- A- Ahora te queda sacarte los calzoncillos!
Hiling dijo sin pensarlo. Inmediatamente se avergonzó de haberlo dicho tan directo.
Tímido, Dorshe se sacó lo que le quedaba de ropa interior, dejando ver todo su ser sin censura alguna. Dejó sus prendas al lado de las de Hiling, quien lo miraba ruborizada y sonriente.
Ambos estaban muy nerviosos, muy tímidos como para mirarse directamente el uno al otro.
- E-Entremos juntos.
Tragando saliva, Hiling tomó a Dorshe de la mano sin atreverse a mirarlo a los ojos. Dentro del agua iba a sentirse menos nerviosa desnudo a su lado, pensó.
Hiling metió un pie al agua, bajando los escalones que habían en el borde de la gran tina.
Dorshe la siguió, bajando con ella hasta la parte más honda del baño. El agua le llegaba a Hiling hasta el pecho, mientras que a Dorshe penas le pasaba el ombligo.
El agua no estaba caliente, pero Dorshe se sorprendió de que no estuviera tan fría como él hubiera sospechado.
Miraba hacía arriba contemplando los muros y baldosas iluminadas por luz de luna que decoraban todo el baño. Era realmente hermoso. Para él que acostumbraba a bañarse con un balde de agua y un trapo entre otros soldados, el estar ahí dentro de un baño de la realeza acompañado de su querida reina se sentía como de ensueño. De ensueño e incorrecto para un hombre para él.
Dejó de mirar los muros y miró a Hiling, con todo su esbelto cuerpo hermosamente iluminado bajó el agua, quien lo miraba contenta. Sabía que Dorshe se iba a sorprender de ver el baño: Quería compartir eso con él. Y quería compartir muchas otras cosas ahí con él.
- Creo que será mejor jabonarte sentado... Sígueme a la derecha.
Hiling se dirigió al costado derecho de la tina, donde yacía fuera del agua un pequeño montículo lleno de botellas con todo tipo de formas. Sentándose en uno de los escalones, agarró una de las botellas y la agitó.
Sin saber dónde ponerse, Dorshe se sentó a un metro al costado de Hiling. Ella lo miró y simplemente dio unas palmadas al lado suyo indicándole a Dorshe de que se acercara. Él le hizo caso.
- Sé que estás nervioso, pero te invité porque quiero que te relajes... S- Si es que hay algo que te molesta, por favor dime...
- No, no hay nada que me moleste. No se preocupe.
- Me... Me alegro... - Hiling sonrió.
Estando sentada tan cerca suyo, Hiling se sentía algo nerviosa. El cuerpo desnudo de Dorshe se imponía con su robusta belleza, haciéndola sentir más pequeña de lo que realmente era.
Abrió la botella y vertió del líquido que contenía en sus manos. Una buena cantidad de espuma se formó al frotar sus manos.
- Mírame – Susurró.
Dorshe la miró fijo, nervioso de solo pensar en que su reina iba a acercarsele. Hiling comenzó a restregar el jabón en uno de los brazos de Dorshe, disfrutando de poder tocarlo con detención.
La carne se le ponía de gallina a Dorshe al sentir las yemas de Hiling acariciándolo así. El tener a su reina tocándolo desnuda tan cerca era algo que había soñado tantas veces que ahora apenas podía entender que esto era algo real.
Hiling sacó más jabón y pasó a restregarlo por la espalda de Dorshe.
Su espalda parecía de piedra, una extensa montaña llena de grietas. Hiling la encontraba realmente sexy. Le gustaban los hombres musculosos así.
Acariciaba los relieves de la espalda de Dorshe. El fino tacto de sus suaves yemas hacia que toda aquella montaña temblara de placer.
Hiling no esperaba que Dorshe fuera tan sensible al tacto y las caricias, pero era una grata sorpresa. Quería acariciarlo coquetamente toda la noche para ver sus reacciones. Quería hacerlo sonrojar.
Hasta aquí llegué por ahora :1 Espero poder terminarlo pronto!
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sicl5 · 25 days
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Capítulo 13
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
-
Puerta de la barriada
Me desperté, había estado tirada en el suelo de la barriada desde que habíamos huido del pilar. Miré un momento a mi alrededor, estaba todo completamente destrozado, me encontraba rodeada de ruinas. No me sentía bien, no me sentía con ganas de nada, me encontraba sola además, probablemente todos habíamos caído mal y nos habíamos dispersado. 
Me quedé allí, sentada, abrazando mis rodillas. Había empezado a recordar un poco a Rude, a Reno y sobre todo… a Tseng. Todo el cariño, todo el amor. Había olvidado esa pequeña pero importante parte de mis recuerdos y dolía recordarlo todo de golpe. Ya no me salían las lágrimas pero me encontraba vacía por dentro.
¿Por qué me separé de ellos?
En ese momento escuché una voz gritando mi nombre pero no tenía fuerzas ni para responder. Me quedé en mi sitio, congelada. El viento era frío o por lo menos así lo sentía yo. Unos ruidos venían de cerca mío y en ese momento, quitando un escombro del camino, apareció Cloud.
— Sil, estás aquí.- Se acercó a mi y me ofreció la mano para levantarme junto a él.- ¿Estás bien?
No le agarré la mano, no me levanté. Cloud se sentó a mi lado y me acercó a él, no dijo nada más. En ese momento las lágrimas volvieron a salir de mis ojos, el contacto físico había removido los sentimientos dentro de mi una vez más. 
— Sabes…- Dije yo quitándome las lágrimas de los ojos. En ese momento Cloud puso su mirada en mi, escuchándome- He recordado… un poco de mi pasado. He recordado que… yo conocía a Reno y a Rude en el pasado. Era muy amiga de Reno y pasaba buenos momentos con Rude, aunque no recuerdo dónde ni el motivo… Por eso parecía que me conocían, por eso evitaban dispararme. Pero… ¿por qué les conozco? 
— ¿Qué hay de Tseng?- Me preguntó Cloud poniendo una mano encima de mi muslo.
— Tseng… Fue mi primer amor. No le recordaba tampoco… Pero al verle en la pantalla y escuchar su voz es cuando me ha vuelto todo a la cabeza.- Respondí a media voz.- No recuerdo mucho más por eso… no sé… me estoy volviendo loca.
Cloud me acercó más a él y me abrazó. Cerré los ojos ciñéndome a su abrazo, sin soltarlo. Su corazón iba rápido, lo podía escuchar desde mi posición y el mío comenzó a correr también. Más que nunca necesitaba su esencia, su presencia.
En ese momento apareció Tifa, quien parecía que nos buscaba y se nos quedó mirando fijamente. Cloud la miró por un momento pero sin apartarme de él ni un segundo.
— ¿Estáis bien…?- Preguntó Tifa con un hilo de voz.
— Sí…- Dijo Cloud mirándome a mi.
Me separé poco a poco de él dedicándole una pequeña sonrisa para que viera que me encontraba un poco mejor y me levanté del suelo como pude mirando a Tifa. Tenia los ojos rojos, se notaba que no me encontraba del todo bien.
— Siento que… haya pasado esto…- Le dije a Tifa.
— No Sil, no es tu culpa… No te machaques.- Dijo Tifa.- Deberíamos ver donde está Barret.
Los dos asentimos y nos pusimos a avanzar entre la barriada destrozada poco a poco. 
— ¡Hola! ¿Hay alguien?- Se escuchó una voz al fondo que parecía ser la de Barret.
— ¿¡Barret!?- Exclamó Tifa acelerando el paso.- Creo que está más adelante.
— Eeeeh, ¿alguien me oye?- Se seguía escuchando la voz, cada vez más cerca.
Una roca impedía seguir avanzando así que optamos por tirarla al suelo presionando los tres juntos. Al conseguirlo y pasar vimos una imagen mucho más desoladora de lo que habíamos visto anteriormente. Todo destrozado, llamas por algunas partes, parecía sacado de un apocalipsis. Allí estaba Barret, mirando los escombros. 
— Marlene…- Dijo Barret.- Marlene. ¡Marlene! ¡¡¡Marlene!!! ¡Biggs! ¡Wedge! ¡Jessie! Hijos de puta…
Barret empezó a pegarle puñetazos duros a la pared dura destrozada que se encontraba delante de él. 
— ¡Hijos de puta! ¡Por vuestra culpa…!-Exclamó Barret. Los tres lo mirábamos fijamente. Era duro de mirar.- Marlene… Marlene…. 
Tifa se acercó a Barret y le puso una mano en su espalda.
— Es culpa nuestra… Les provocamos.- Dijo Tifa.
— No, no puedes pensar así.- Dijo Barret con un nudo en la garganta.- Da igual lo que hayamos hecho. La plataforma la ha derribado Shinra. ¿¡No es así!?
Barret se giró y miró a Tifa, quien temblaba. 
— Sí…- Respondió ella.
Barret agarró la mano de Tifa fuerte y la miró fijamente.
— Nunca olvides esa ira. ¿Vale?- Mencionó Barret antes de darle un abrazo a ella.
En ese momento Tifa me miró de reojo y me hizo un pequeño gesto para que fuera con ellos. Me acerqué lentamente y Barret me abrazó con el otro brazo. Las lágrimas volvieron a salir, todo era demasiado triste. Tifa me miró como pudo y me abrazó también, ella intentaba no llorar.
— Barret.- Dijo Cloud acercándose a nosotros.- Marlene está bien. Aeris la encontró. 
— ¿Aeris?- Preguntó Barret yendo hacia Cloud.- ¿La chica que han atrapado?
— Sí, ella.- Respondió Tifa. 
— ¿Qué narices ha pasado?- Dijo Barret mirándonos.
— Le pedí a Aeris que fuera a por Marlene y la llevara a un lugar seguro.- Mencionó Tifa. 
— ¿Y lo hizo? ¿Estáis seguros?- Preguntó de nuevo Barret, intentando recuperar su esperanza. En ese momento Cloud empezó a andar hacia otra dirección.-¡Eh! ¿Adónde vas? 
Barret empezó a seguir a Cloud mientras Tifa se había quedado paralizada mirando los escombros y las llamas. Le agarré la mano, la miré a los ojos y le sonreí con la poca fuerza que tenía. Ella me asintió y emprendimos la marcha detrás de ellos.
Seguimos avanzando por el derrumbe hasta que llegamos a un sitio donde había gente. Unos reclutas novatos hablaban entre ellos. 
— ¿Cómo ha podido pasar algo así?- Decía uno de ellos.
— De verdad no pensé que…- Dijo el otro.
La gente que había en ese camino estaba destrozada, lloraban, estaban desubicados, todo parecía desbastado. Seguimos avanzando un poco más y de golpe Barret se acercó a Cloud.
— ¡Te he preguntado adónde vas!- Exclamó Barret.
— A la casa de Aeris, en la barriada del sector 5.- Dijo Cloud, calmado. 
— ¿Y Marlene está allí?- Preguntó Barret. 
— Eso esperamos.- Mencionó Cloud.
Barret se quedó plantado y miró fijamente a Cloud mientras él y Tifa seguían el camino.
— ¡Dime que sí está! ¡Dame algo de esperanza!- Exclamó Barret corriendo delante de Cloud de golpe.- Aunque no esté, no te culpare a ti. ¡Lo juro! Bueno… a quien quiero engañar. Fijo que te arrancaría la cabeza…
— Por lo poco que conozco a Aeris…- Dije yo acercándome a él.- Hay muchísimas posibilidades de que haya llevado allí a Marlene, así que no te preocupes tanto, ¿si?
Barret me miró con algo de esperanza en los ojos y siguió el camino poniéndose primero. Cloud frenó un poco y se acercó a donde estábamos Tifa y yo.
— ¿Vosotras sabéis algo sobre los Ancianos?- Preguntó Cloud mirándonos.
— Me suenan de algo.- Dijo Tifa.
— Leí un documento sobre ellos hace poco.- Mencioné.- Hablaba de la raza ancestral y de la canalización del poder del planeta.
— Salen en los libros de astrobiología.- Dijo Barret al escuchar nuestra conversación.- Se supone que son los custodios originales del planeta. Podían incluso comunicarse con él. Hablar con él. 
— Por eso los Turcos la perseguían con tanto empeño.- Agregó Cloud.
En ese mismo instante Cloud puso su mano en su cabeza y cerró fuerte los ojos. Fui hacia él y al poner una mano en su espalda de golpe noté el dolor intenso de cabeza, tuve que apoyarme incluso más en Cloud. Levanté poco a poco mi mirada, con el dolor y allí estaba, Sephiroth. 
— Veo que has vuelto a fracasar, Cloud. Pero esto te fortalecerá.
Sephiroth se acercó a nosotros y puso su mano en mi cabeza. 
— Acompáñale, Sil. Nos reuniremos pronto, los tres. Más pronto de lo que creéis.
En ese momento Sephiroth siguió andando. Cloud se giró bruscamente y puso su mano en su espada pero Sephiroth desapareció.
— ¿Sil, Cloud?- Dijo Tifa mirándonos.
— Estoy bien.- Exclamó Cloud.- Vamos.
— Perdón.- Dije yo siguiendo el camino.
Seguimos andando y llegamos a las puertas del Mercado Muro. Teníamos que ir por allí si queríamos llegar al sector 5. Dos centinelas pasaron patrullando la calle de la entrada del mercado Muro. 
— Esperad.- Dijo Cloud.- Deja que pasen.
— ¿Qué demonios están haciendo aquí?- Exclamó Barret.
— Su trabajo, digo yo.- Dijo Cloud cruzándose de brazos.- Piensa en reunirte con Marlene, nada más.
Pasamos rápidamente el Mercado Muro, Barret corría como un loco e iba primero, se notaba que necesitaba llegar lo más rápido posible a la casa de Aeris. 
— ¿Visteis a Jessie en el pilar?-Preguntó Barret. Se me encogió el corazón.
— Sí, y también a Biggs.- Mencionó Tifa.- Estaban los dos… muy graves. Pero Wedge no estaba con ellos. Logró escapar.
— Me alegro.- Respondió Barret.- Bueno… estaba pensando que… tenemos que encontrar a los demás. 
— ¿Eh?- Dijo Tifa mirándolo. 
— Si no los buscamos nosotros, ¿quién lo hará?- Dijo él.
— Ya…- Suspiró Tifa. 
— Yo… me apunto.- Dije, con un nudo en la garganta.
— Gracias Sil.- Me dijo Barret.- Cloud, también necesitaremos tu ayuda.
— Claro.- Respondió Cloud. 
Centro de la barriada del sector 5.
De un momento a otro llegamos a la barriada del sector 5. Quedaba poco para llegara a casa de Aeris.
— Este es el sector 5, ¿no? ¿Dónde has dicho que está Marlene?- Preguntó Barret. 
— En caso de estar aquí, estará en una casa al otro lado de la barriada.- Respondió Cloud.
— ¡Pues aligerad el paso, venga!- Exclamó Barret.
— Voy tan rápido como tu.- Dijo Cloud.
Pasamos el camino entre la barriada y casa de Aeris y finalmente llegamos a su bonito terreno.
— Esa es su casa.- Señalé yo la casa de Aeris. 
— ¡Marlene!- Exclamó Barret yendo rápidamente hacia allí.
Entramos en la casa y Barret ya se encontraba allí, delante de Elmyra. 
— ¿¡Dónde está Marlene!?- Exclamó Barret asustando a Elmyra.- ¿Está aquí?
— Barret.- Dijo Cloud, llamándole la atención.
— Lo siento.- Dijo Barret poniéndose una mano en la cabeza.- Soy Barret, y Marlene es mi hija. Marlene… tiene el pelo corto. Tiene carita de ángel, además de ser una niña muy buena… Iba vestida de… ¡rosa, sí! Hoy llevaba un vestido rosa.
— Está durmiendo en el piso de arriba.- Dijo Elmyra intentando calmar a Barret. En ese momento a Barret se le iluminaron los ojos y rápidamente se movió hacia las escaleras, bruscamente.- ¡He dicho que está durmiendo! 
Barret empezó a ir escaleras arriba poco a poco, sin hacer ruido. 
— Yo también quiero verla.- Dijo Tifa mirándonos.- ¡Venga, vamos!
— ¡Subid, pero sin hacer ruido!- Dijo Elmyra. 
Subimos poco a poco las escaleras y en la habitación se encontraba Marlene, en la cama durmiendo. Barret estaba de rodillas mirándola.
— Marlene, mi niña… Qué alegría.- Dijo Barret.
Nos quedamos un rato corto mirando a la pequeña y a Barret mucho más aliviado y luego volvimos a bajar las escaleras. 
— Shinra ha capturado a Aeris.- Nos dijo Elmyra, mirándonos. 
— Lo siento.- Dijo Cloud.
— No, soy yo quien le pidió que fuera a rescatar a Marlene.- Dijo Tifa mirando a Elmyra.- Acababa de conocerla, pero era tan maja y amable. Y… me aproveché de ello. 
— No es culpa vuestra.- Dijo Elmyra mirando a Tifa.- Era solo cuestión de tiempo que volviera allí.
— Porque es una Anciana, ¿cierto?- Soltó Cloud mirando a Elmyra fijamente.
— ¿Os lo ha contado?- Dijo Elmyra mirándonos a Cloud y a mi.- Debe de confiar mucho en vosotros… Sí, Aeris es una Anciana, puede que la última con vida. No es mi hija. Biológica, quiero decir. En caso de que os lo preguntarais… Hace unos quince años… enviaron a mi marido a luchar a la guerra. Un día, recibí una carta informándome de que volvería a casa un tiempo. Cuando llegó la fecha, fui a la estación a recogerlo. Pero no apareció. Me temí lo peor… Aun así, me convencí de que le habrían retrasado del permiso. Iba todos los días a esperar y rezar… Fue entonces cuando me la encontré. A ella y a su madre. Pensé que habrían escapado del mercado Muro. O que eran de la plataforma y se habían arruinado. Esas cosas pasan más a menudo de lo que parece. "Lleve a Aeris a un lugar seguro". Esas fueron sus últimas palabras. Mi marido llevaba mucho tiempo fuera y me sentía sola. Así que decidí que el lugar más seguro para aquella niña era a mi lado. No le llevó apenas tiempo considerarme de su familia. Hablaba por los codos. Me contaba historias muy extrañas… como que su madre y ella habían escapado de unas instalaciones… y que no estaba triste porque su madre "había regresado al planeta". 
— ¿Al planeta, eh? Me suena todo eso.- Dijo Barret.
Regresar al planeta… ¿De qué me suena a mi eso?
— Por aquel entonces no comprendía qué decía.- Siguó Elymra.- Al preguntarle si se refería a un planeta del espacio… me respondió que era este. El nuestro. ¿Qué podría responder yo a algo así? "Mami, no te pongas triste". Eso me dijo un día sin venir a cuento. Así que le pregunté el porqué. "Un hombre al que quieres mucho ha muerto. Su alma ha venido hasta aquí para despedirse de ti. Pero no ha podido quedarse porque tenía que volver al planeta." En ese momento no la creí, claro. Pero unos días más tarde recibí una carta informándome de que mi marido había muerto en combate. Era capaz de saber cosas así. Me llevó lo mío acostumbrarme, pero éramos felices. Y un día llamaron a la puerta, era Tseng, de los Turcos. "No, vete". "Aeris, sabes que no eres una niña normal y corriente. Eres descendiente de los Ancianos". No tenía ni idea de qué estaban hablando, así que le pregunté quiénes eran esos Ancianos. "Eran los custodios originales del planeta, cuya infinita sabiduría nos guiará a la tierra prometida. Algunos creen que la tierra prometida es un mito y otros que es una especie de alegoría. Pero nosotros creemos firmemente en las escrituras y la realidad que detallan. Por eso Shinra querría que Aeris nos ayudará…" "¡Mentira! No soy una Anciana" "Dime, Aeris… Aunque estés sola, ¿no oyes voces que te cuentan cosas?" "¡No, nunca!" Pero los tres sabíamos que eso no era verdad. Aquel hombre sabía quién era Aeris, de donde venía, y de qué era capaz.
Esta historia, ya me suena… ¿Qué está pasando?
— A pesar de que sabían dónde se encontraba, ¿no se la llevaron antes? No es típico de los Turcos.- Dijo Cloud.
— Según ellos, tenía que acompañarlos por voluntad propia, o no funcionaria. Por eso, aunque se la hayan llevado, estoy segura de que la estarán tratando bien… Y cuando consigan lo que se proponen, la enviarán de vuelta a casa.
— Lo dudo.- Dijo Cloud yendo hacia la puerta.
— No estarás planeando ninguna locura, ¿no?- Le dijo Elmyra levantándose de la silla.- No compliques más las cosas. Si la perdiera a ella, no sé qué haría… No sé si podría… Por favor…
— Si son los Turcos quienes están cuidando de ella…- Dije yo mirando a Cloud.- Aeris estará bien…
— ¿Y si no son ellos quienes están al cargo?- Me dijo Cloud mirándome a los ojos.
— Cloud, a lo mejor tiene razón.- Dijo Tifa.- Puede que dejen libre a Aeris cuando terminen. Quizás sea buena idea esperar un poco más. 
— Vamos de vuelta al sector 7.- Dijo Barret.- Tenemos asuntos pendientes. Como pasarnos por el bar.
— Sí.- Dijo Tifa.
— Vale.- Dijo Cloud no muy convencido.
Salimos rápidamente de casa de Aeris y nos pusimos rumbo hacia el sector 7.
— Los escombros habrán sepultado la entrada principal al sector 7. ¿Cómo vamos a entrar?- Preguntó Tifa.
— Por el pasadizo subterráneo del parque.- Dijo Cloud.
— Vale, buena idea.- Mencionó Barret.
— ¿Pero cómo vamos a llegar al parque?- Preguntó Tifa de nuevo.
— Conocemos un camino rápido para llegar.- Dije yo.- Ya lo hemos usado anteriormente. 
— ¡Vaya! Habéis hecho de todo mientras estabais desaparecidos.- Dijo Barret.- Lo digo sin animo de ofender.
Autopista derrumbada del sector 6.
Nos dirigimos rápidamente a la autopista derrumbada del sector 6 por donde Cloud y yo habíamos pasado la última vez que nos dirigíamos al sector 7. El camino nos lo sabíamos pero los bichos y monstruos que habían por la zona solo hacían que retrasarnos más y más. 
Al llegar al final del camino este estaba tapiado pero unas escaleras llevaban a una zona inferior por donde podíamos seguir nuestro camino. En ese momento nos encontramos de cara con unos maleantes.
— ¡A por ellos!- Dijo uno de los maleantes.
Nos pusimos rápidamente a luchar contra a ellos para eliminarlos de nuestro camino. Éramos cuatro luchadores hábiles así que no era difícil para nada. Paso que andábamos paso que aparecían más. En ese momento una voz que me sonaba habló.
— ¡Quietos paraos! Si queréis cruzar nuestro territorio, tenéis que apoqui… ¿Otra vez vosotros?- Era El Chungo y su panda.
— ¡Mierda!- Exclamó El Broncas.
— ¡Ay…!- Dijo El Pardi.
— ¿Os conocéis?- Nos preguntó Barret.
— No.- Respondió Cloud.
— ¡No mientas, pavo! ¡Sí nos conocemos!- Dijo El Chungo a lo que yo me reí un poquito.- ¡Eh! ¡Y tú te sigues riendo!
Rápidamente nos deshicimos de ellos, por tercera vez y seguimos el camino volviendo a la parte superior de la autopista para poder proseguir con el camino.
— ¡Por allí!- Dijo Tifa al ver la salida. 
— ¿Por allí se sale?- Preguntó Barret.
— Si, estamos a punto de llegar.- Dije yo.
— Casi me da miedo volver y ver cómo ha quedado todo…- Expresó Tifa.- Va, vamos…
En el último tramo de la autopista había mucha gente parada, posiblemente debido al incidente. Finalmente salimos de la autopista llegando al parque verde del sector 6. También había mucha gente triste. Cuántos habrán perdido familiares, sus casas, su vida… Nos quedamos los cuatro mirando la situación.
— ¡Wymer!- Exclamó Barret.- ¡Estás vivo!
— Y coleando.- Dijo Wymer acercándose a nosotros.
— ¿Quién más salió a tiempo?- Preguntó Barret.
— Ojalá lo supiera… Lo siento…- Respondió Wymer con tristeza en los ojos.
— No pasa nada…- Le dijo Tifa.
— Que alegría verte con vida. Espero que los demás también estén bien.- Barret le puso una mano en el hombro a Wymer y él asintió. 
Nos dirigimos rápidamente hasta la entrada del túnel subterráneo y nos agachamos para bajar rápidamente hacia allí.
Pasadizo de la red eléctrica.
— Bueno…- Dijo Barret cogiendo fuerzas.- A ver que hay en el otro lado…
Empezamos a avanzar por el pasadizo. No estaba vacío, también habían varias personas dentro de él que parecía que habían salido del sector 7 recientemente. A medio camino el pasadizo tembló pero nosotros seguimos a lo nuestro. La gente se lamentaba, tenían ganas de mudarse a otro sitio, empezar de cero e incluso gente quería haber muerto, no tenían nada más. De golpe, otra vez todo empezó a temblar.
— ¿Otra vez?- Pregunté sin entender nada.
— Ha sonado más cerca que antes.- Respondió Cloud mientras ya salíamos por el túnel viendo el sector 7.
— ¡Holaaaaa!- Exclamó Barret.- ¿Alguien necesita ayuda?
Barriada del sector 7.
Todo había quedado destrozado, verlo ahora desde fuera era aun mas duro que antes, que cuando habíamos caído. Mi corazón se encogió, miraba todo despavorida. 
— Madre mía…- Dijo Barret mirando la situación.
— ¡Un poco más, venga!- Escuchamos la voz de Marle de cerca.- ¡Venga!
— ¡Pesa mucho!- Era otra voz.
— ¡Ya vamos!- Dijo Barret al ver una chica atrapada entre las piedras y fuimos rápidamente hacia allí.
— ¡Marle!- Dijo Tifa al ver a Marle mirándola.
— ¡Estáis vivos!- Dijo ella mirándonos a Tifa y a mí. En ese momento todos nos giramos y agarramos la piedra para levantarla, Tifa y Marle se pusieron agarrándole una mano cada una a la chica para poder sacarla.
— A la vez.- Dijo Cloud.- Listos, y…
Levantamos aquella piedra y Tifa y Marle sacaron rápidamente a la chica de debajo. 
— Buen trabajo.- Dijo Barret a la policía vecinal.
— Gracias…- Dijo la chica mientras abrazaba fuerte a Tifa.
Se llevaron a la chica rápidamente para atenderla y Marle nos miró fijamente.
— No sabéis cuánto me alegro de veros.- Nos dijo con todo su corazón.- Y ahora, ¿qué vais a hacer?
— Ni idea.- Respondió Barret.- Tenemos que hacer algo, lo que sea.
— ¿Habéis ido al bar?- Preguntó Marle.
— No.- Respondió Barret.
— Deberíais ir a echar un vistazo.
Tifa miró a Barret y le asintió.
— Vale. Primero al bar, luego ya veremos.- Dijo Barret.
— Tened cuidado.- Nos dijo Marle.- Las calles están sepultadas. No metáis el pie en algún agujero.
Empezamos a ir poco a poco por los escombros y las calles. Barret iba gritando a los cuatro vientos para ver si alguien necesitaba ayuda hasta que se detuvo en seco mirando fijamente lo que parecía ser el cartel del bar, roto. Tifa miró fijamente el cartel y lo que antes era el bar, con unos ojos llenos de nostalgia.
— Tifa…- Dije yo, mirándola. 
En ese momento una caja enorme cayó por mal colocación dirección encima de Tifa y yo rápidamente la agarré del brazo y la tire hacia atrás para que no le diera.
— ¡Cuidado!- Exclamé.
— ¡Joder!- Exclamó Barret de golpe. Él apartó lo más rápido la caja para poder volver a ver el cartel del bar.
Miau.
— ¿Habéis oído eso?- Dijo Tifa.
— Parece un gato, ¿no?- Mencioné.
— Debe ser un gato de los de Wedge.- Dijo Barret. 
Exactamente, allí había un gato que nos miraba fijamente. De golpe se dio la vuelta y siguió su camino. Parecía que quería que lo siguiéramos.
— ¡Vamos tras él!- Dijo Tifa.
Empezamos a ir poco a poco detrás del gato, por donde nos llevaba parecían caminos que no habían sufrido tanto como otras partes de la barriada. En ese momento se metió en un agujero bastante grande que se había hecho por la explosión y la caída de la plataforma.
— ¡Eh! ¡Ya bajamos! Espéranos.- Dijo Barret mientras poco a poco nos tirábamos los cuatro por el agujero.- Este sitio… apesta a Shinra. 
Parecía la parte subterránea de algo de Shinra, definitivamente. Todas las instalaciones eran construidas por Shinra.
— ¿Wedge?- Exclamó Tifa señalando a Wedge quien estaba en el suelo tirado.
— ¡Wedge!- Dije yo yendo corriendo hacia él. 
Antes de llegar donde se encontraba el suelo tembló y las rejas que sujetaban nuestros pasos se desmoronaron haciéndonos caer a una parte incluso más subterránea. 
Laboratorio subterráneo de Shinra.
Abrí los ojos, el golpe había sido duro y me dolía la espalda. Me levanté como pude y vi a Tifa en el suelo, aunque solo estaba ella. Fui corriendo hacia ella y la moví.
— ¡Tifa!- Exclamé.- ¿Estás bien?
Ella poco a poco abrió los ojos y me miró agarrándose a mi para poderse levantar y poniéndose bien la ropa.
— Sí… Gracias Sil…- Tifa miró a su alrededor.- ¿Y los demás?
— No lo se.- Respondí yo.- Cuando he abierto los ojos solo te he visto a ti…
— Ojalá estén bien… ¿Qué crees que es esto?
— Parecen instalaciones de Shinra… Aunque no sabía que aquí se encontraban este tipo de sitios…
En ese momento varios bichos voladores se acercaron a nosotras yendo a atacarnos para alimentarse.
— ¡Cuidado Tifa!- Le puse Barrera gracias a mi materia de protección para que no pudiera pasarle nada. 
Tifa me sonrió y empezamos a cargarnos a los bichos voladores. Cada vez que nos cargábamos una ronda aparecía otra ronda más, parecía que no se acababan.
— ¡No se acaban!- Exclamé yo.
— Debe haber algún nido por aquí cerca.- Dijo ella mientras se cargaba a los bichitos.
— ¡Tifa, Sil!- Era la voz de Barret, sonaba desde el otro lado de la sala.- ¡Eh! ¡Tifaa, Siil!
— ¡Barret!- Exclamamos las dos a la vez.
— ¿Todo bien?- Dijo él gritando para que nos llegara su voz.
— La verdad es que no.- Respondió Tifa.
— Creemos que por aquí cerca hay algún nido.- Dije yo.- ¿Podrías mirarlo?
— ¡Ahora mismo!- Nos dijo Barret.
Barret subió unas escaleras y disparó a lo que parecía un gancho, se ve que desde ahí salían todos esos bichos. El gancho se cayó abajo del todo de la sala y la mayoría de los bichitos se fueron con él. Barret corriendo vino hacia nosotras a ayudarnos a eliminar a los que faltaban.
— ¿Y Cloud?- Preguntó él.
— No lo sé…- Respondí yo algo preocupada.
— Bueno, sabe cuidarse él solito. Nosotros tenemos problemas más gordos.- Dijo Barret terminando de matar al ultimo bicho.- Venga, vamos a por Wedge.
Empezamos a correr rápidamente, subiendo escaleras. Esa era nuestra manera de orientarnos ya que nos habíamos caído y teníamos que volver hacia arriba. Barret nos iba abriendo paso usando las balas de su arma para poder llegar lo más rápido posible.
— Solo por curiosidad.- Dijo Tifa.- ¿Te has abierto paso a tiro limpio?
— Pues claro.- Respondió Barret orgulloso.
Matamos a unos cuantos bichos más y detrás de unas rejas vi una materia brillando en el suelo. Se me iluminó la cara y fui hacia la puerta la cual parecía de caja fuerte.
— Oye Barret. ¿Puedes petar esta puerta?- Le dije mirándolo. 
— ¡Por supuesto!- Se puso a disparar rápidamente a la puerta destrozándola y tirándola abajo.
— ¡Gracias!- Entré rápidamente y agarré la materia del suelo. Era una materia gélida.- ¡Toma! Una más para la colección.
— ¿Qué tipo de materia es?- Me preguntó Tifa.
— Una materia gélida.- Respondí.- Muy útil para lanzar ataques HIELO a los enemigos. Aunque no está trabajada, la trabajaré yo aunque ya tengo una al máximo nivel.
— ¿Y de qué te sirve tener dos?- Me preguntó Barret mirándome.
— Puro coleccionismo. También por la sinergia de materias.- Mencioné.- Va, vamos tirando.
Seguimos avanzando, habían más rejas con puertas. Barret las disparaba e íbamos arrasando con todo lo que veíamos. Llegamos a otro sitio donde habían muchísimas más escaleras.
— Estoy hasta la coronilla de tantas escaleras…- Dijo Barret.
— No me siento las piernas.- Agregué yo.
Arriba nos esperaban varias máquinas de Shinra que nos atacaron al vernos, era una pesadilla, estos sitios parecían abandonados llenos de bichos y máquinas sin control. Nos deshicimos de ellos lo más rápido que pudimos y seguimos avanzando. 
— Oye… ¿creéis que Wedge está bien?- Preguntó Tifa.
— Seguro que sí.- Dijo Barret.- Es más duro de lo que aparenta. Estará durmiendo como un tronco, soñando con sus gatos.
— Ojalá si sea así.- Respondí yo. 
— Tenemos que invitarle a comer cuando salgamos.- Dijo Tifa.- Donde él quiera.
Llegamos a la parte de arriba después de varias decenas de bichos más. Ahí estaba Wedge tirado en el suelo, fuimos rápidamente hacia él. 
— ¡Wedge!- Exclamó Barret poniéndose a su lado y girándole para ponerle boca arriba. Tifa puso su oreja cerca de su pecho.
— ¡Está bien!- Exclamó Tifa.
— ¿Estás segura?- Preguntó Barret a lo que Tifa asintió.
— Ai que bien…- Dije muchísimo más tranquila. 
— ¡Qué disgusto he pasado! Te daría una colleja si no estuvieras medio muerto.- Dijo Barret mucho más tranquilo también.- Que alegría… 
— ¡Gracias!- Le dijo Tifa al gatito de Wedge quien seguía a su lado. 
Miau.
— Venga, vamos.- Añadió Tifa. 
— Sí, ¡claro!- Dijo Barret mientras agarraba a Wedge en brazos.- Menos mal que estoy fuerte.
Me puse a mirar la sala fijamente, no me daba nada buena espina. Una luz empezó a parpadear y la puerta tipo garaje de la sala empezó a cerrarse. Barret puso a Wedge al otro lado de la sala y volvió a entrar donde estábamos Tifa y yo. De golpe salieron unos bichos con forma humanoide de algunos agujeros de la pared, rojos y negros. No los había visto nunca.
— ¿¡Y ese bicho tan feo!?- Exclamó Barret. 
El bicho chilló y de golpe muchísimos de sus hermanos entraron a la sala, rodeándonos por completo. 
— ¿¡De dónde salen tantos?- Volvió a exclamar Barret.
— Deben ser sujetos de experimentación de Shinra.- Dije yo mirándolos.
— ¡Já! En ese caso, ¡con más razón nos lo vamos a cargar!- Dijo Barret disparándoles. 
Intentamos eliminar lo más rápido posible a los especímenes que habían salido, pero cuando pensábamos que todo estaba terminado salieron más. 
— ¡Se me están hinchando las pelotas!- Dijo Barret.
— Esto no tiene fin.- Añadió Tifa.
— Tenemos que cerrar el conducto por el que salen.- Exclamé yo señalándolo.
— Tifa es tu turno.- Dijo Barret mirándola. 
— ¡Vale, cubridme!- Mencionó Tifa.
Tifa rápidamente subió por unas escaleras pero un espécimen le impidió el paso pero eso no era del todo malo. Lo que definitivamente era malo era que salió un espécimen gigante y destruyó la plataforma en donde estaba Tifa. Ella saltó dando una voltereta hacia atrás y Barret rápidamente se acercó poniendo su brazo. Tifa cayó en el brazo de Barret y la volvió a impulsar hacia arriba, haciendo que ella hiciera dos volteretas en el aire antes de aterrizar en la parte viva de la plataforma.
— ¡Woah!- Dije yo, fascinada. 
Rápidamente me acerqué al espécimen gigante y le tiré HIELO++ que le bajo la barra de vulnerabilidad relativamente. En ese momento el espécimen gigante agarró un espécimen de tamaño normal y lo estampó contra un conducto más rompiéndolo.
— ¿Cómo trata así a sus aliados?- Preguntó Tifa sin entender nada.
Rápidamente se rompió otro trozo de la plataforma y yo me acerqué rápidamente al espécimen gigante para intentar distraerle pero sin éxito. Lo que el bicho quería era tirar a Tifa de la plataforma. Barret y yo seguimos luchando hasta que la plataforma se derrumbó del todo y Tifa se puso al lado nuestro.
— Venga, acabemos con todo esto ya.- Exclamé.
Seguimos luchando sin parar, pero eran muy duros. Se notaba que habían sido víctimas de las investigaciones de Shinra. El espécimen gigante hasta podía absorber la energía de los demás especímenes para su propio beneficio.
— ¿Qué? ¿Os estáis cansando?- Preguntó Barret.
— Mira.- Dijo Tifa. Al espécimen se le veía y notaba el corazón.
— ¡Tiene que ser un punto débil!- Dije tirando inmediatamente HIELO+ hacia esa zona y haciéndole un grandísimo daño. 
En ese momento el bicho se tiró rápidamente hacia atrás, muerto de dolor pero no estaba decidido a rendirse así que alzó su puño contra nosotros. En ese momento apareció Cloud desde la parte de arriba quien saltó con su espada y se la clavó al espécimen gigante.
— ¡Cloud!- Exclamé yo.
— A buenas horas.- Dijo Barret.
— Te toca.- Le dijo Cloud a Barret.
— ¿Llegas tarde y encima dando órdenes?- Exclamó Barret usando una bala explosiva contra el espécimen quien cayó al suelo y desapareció.- ¡Chúpate esa! ¿Cómo nos has encontrado?
— Siguiendo los cartuchos de bala.- Respondió Cloud.- No conozco a nadie más que arme semejante estropicio.
Me reí un poco y me fijé que en la pared se había hecho un agujero así que con mi curiosidad me acerqué allí y miré por este. En la pared se veían varias cápsulas gigantes y dentro de ellas habían… personas.
— Madre mía… ¿Eran…?- Dijo Tifa, sorprendida.
— Personas.- Dije mirando fijamente las cápsulas desde a través de la pared.
— Si.- Añadió Cloud.- Típico de Shinra.
En ese momento sentí un dolor punzante en mi cabeza y cerré fuerte los ojos.
"— Quizás esto nos ayude para lo que buscamos, quien sabe.
— ¿No es demasiado?
— No, creo que aguantará."
— ¿Sil?- Dijo Tifa mirándome. En ese momento volví a mi.
Al volver a mirar por el agujero vimos a un montón de Ecos que se aproximaban rápidamente hacia nosotros y aunque nos intentamos proteger el viento que hacían era demasiado fuerte así que nos tiraron al suelo, perdiendo la consciencia. Cuando nos despertamos los cuatro estábamos fuera del agujero.
— ¿Qué narices ha sido eso?- Preguntó Barret levantándose del suelo. 
Por suerte al levantarnos nos dimos cuenta de que Wedge también había sido arrastrado por los Ecos y se encontraba fuera del agujero. Tifa fue rápidamente hacia él. 
— Tenemos que llevarle a algún sitio seguro.- Dijo Tifa.- Lo demás puede esperar.
— De acuerdo.- Contestó Barret.- Vamos.
Tifa agarró el gato de Wedge y Barret agarró a Wedge. Yo me quedé mirando fijamente el agujero, me había despertado algo dentro de mí, algo había conseguido recordar pero solo abría un abanico más mayor de preguntas y yo quería respuestas.
— ¿Sil?- Dijo Cloud, mirándome. 
— Perdón.- Respondí.- Vamos.
Empezamos a andar por la barriada y de golpe Barret se paró en seco.
— Vosotros poned a salvo a Wedge.- Dijo Barret.- Si él está vivo, puede que los demás… 
Se me encogió el corazón y miré al suelo. Por lo visto Cloud y Tifa hicieron lo mismo, los tres sabíamos la verdad.
— Vimos a Jessie y a Biggs en el pilar.- Dijo Cloud.- Lo siento, pero… 
— No sigas.- Dijo Barret con un nudo en la garganta. No pude evitar lagrimear un poco por la situación. 
— Han regresado al planeta.- Dijo Tifa mirando a Barret, con una mirada muy triste.
— Se suponía… que tenían que regresar con nosotros.- Dijo Barret llenó de tristeza.- Si nos rendimos ahora, nunca nos lo perdonarían. Así que… toca cargar con esa responsabilidad. 
Barret con Wedge en brazos, Tifa con el gatito, Cloud y yo nos pusimos en rumbo a dejar a Wedge en un sitio seguro para continuar con lo próximo que nos iba a venir encima pronto.
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Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
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rachelmygod · 9 months
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El pájaro de la felicidad (Pilar Miró, 1993)
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canalsart · 1 year
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Abril 2023, inaugurem "50 anys, 50 artistes" Una exposició molt significativa per a la Galeria Canals perquè forma part de la seva història i també de l’art català de mig segle. Els artistes participants són: Pep Agut, Carmen Anzano, Daniel Argimon, Sergi Barnils, Alfons Borrell, Cabanas-Alibau, Tom Carr, Martín Carral, Francesc Casademont, Antoni Clavé, Neus Colet, Codina-Esteve, Pep Codó, Modest Cuixart, Dalí, Carles Delclaux, Teresa Farrés, Lourdes Fisa, Domènec Fita, Pere Formiguera, Fornells-Pla, Elvira Fustero, Grau Garriga, Josep Guinovart, Ramon Herreros, Conxa Ibáñez, Salvador Joanpere, Daniel Lleixà, Joan Pere Massana, Joan Miró, Jaume Muxart, Àlex Nogué, Joan Panisello, Pilar Perdices, Pla-Narbona, Enric Pladevall, Joan Ponç, Ràfols-Casamada, Mª Assumpció Raventós, Àngels Ribé, Amèlia Riera, Josep Royo, Gerard Sala, Josep Mª Subirats, Antoni Tàpies, J.J. Tharrats, Josep Uclés, Romà Vallès, Vicenç Vilaplana i Joan Pere Viladecans.
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flourahl · 6 months
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holymovies · 9 months
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Patsy Kensit Beltenebros 1991 Put The Blame On Mame.
Directora: Pilar Miró
In the Spanish postwar period, Captain Darman is sent to Madrid with the mission of killing a mole infiltrating the clandestine organization. Communist Party. In order to find his victim, Darman begins an affair with Rebeca.
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Fundació Pilar i Joan Miró (1955-56) on the Balearic Island of Mallorca, Spain, by Jose Luis Sert
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geminniwood · 11 months
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El jueves vi a Octavio, quedamos de vernos en c.u afuera de mi trabajo.
En la junta que tuve no esperaba lo que me dijo mi jefa y fueron muchas emociones que no sabía cómo acomodar.
Octavio estaba sentado dibujando, lo vi tranquilo sentado, me gustó mucho verlo. Iba todo de negro, a diferencia de otros días que lo he visto.
Estaba con su libreta entre las piernas y lo vi ahí y me miró a lo lejos, me senté a su costado y me preguntó cómo me había ido. Estaba muy feliz de verlo y también de lo que Gisel me dijo.
Sus ojos son color café y a contra luz son color miel, tiene una ceja muy larga que se une en uniceja, y una nariz que se achata en la punta. Tiene cabello chino y cuando se lo recorta se ve muy lindo. Tiene una risa que estalla dentro de mí y veo sus dientes y encias rosas-rojas.
Me escuchó atentamente, pero me acordé que él está pasando por los cambios de pilares y quise preguntarle cómo se sentía.
Me pidió que le terminara de contar sobre lo que he estado pasando. Lo hice y le di de mi agua que traía en la mano.
Casi no había gente en c.u ese día, así que el ambiente era muy tranquilo.
Le pedí movernos a otro lugar cerca del pasto y los árboles.
Nos movimos, y lo noté algo nervioso. Esta vez yo no estaba tan nerviosa como otras ocasiones, creo que fue por la junta, ahí quedó bastante de mi ansiedad. Con él fue más como acomodarme en platicar, quería abrazarlo porque no lo había hecho en el día, no lo hice.
Nos recostamos en el pasto, vimos las nubes, le platiqué del libro que estoy leyendo.
Le di su chapata que le prometí y comimos. Me gustó mucho ese momento compartiendo con él. Su voz me gusta mucho, su forma de expresarse, hace unas pausas cuando piensa en algo y pronuncia un largo Humm, mientras ve al cielo y después vuelve a mirarme y nos reímos.
Nos reímos mucho juntos, me deshace estar cerca de él. Me dijo, si vas a poder, verás que sí, mientras agarra mi tenis y me ve con ojos entrecerrados.
....
Nos echamos en el pasto, me vienen a la mente pensamientos de que tal vez yo le aburra, que tal vez mi deseo de ir lento le canse, pero él siempre me dice que él irá al ritmo que yo le indique.
Me acordé del día que estuve tan nerviosa con él que me dijo, qué puedo hacer para que te ayude o te sientas mejor? y me puso un ejercicio de lengua de señas. Sentí una caricia con esa acción.
Nunca me he sentido juzgada a su lado, me siento con mucha admiración cuando lo veo.
Me dijo tienes unos ojos muy lindos, me gustan mucho y sentí abejorros en mi estómago. Me dijo que soy linda y que le gusta mucho mi voz y a mi también me gusta mucho su voz.
Me da miedo acercarme así cuando alguien me gusta, creo que me habla una parte de mí en decirme, que no soy tan linda o suficiente, lidio con esas emociones, porque sé que se detonan más en esos momentos.
Justo ahora escribiendo ésto siento mucho dentro, una inmensa ternura hacia él y lo que me ha mostrado hacia mí, su forma de acercarse, su ser también intenso y sin medida.
Es el segundo día que me acompaña hasta mi casa, nos abrazamos y me dijo: me gustas mucho, mucho. Hundí mi cabeza en su pecho, le dije, tu también me gustas mucho.
Y en una esquina rompimos un poquito la tensión acumuluda por ese día sólo por momento entre la noche, entre los carros y sus luces tenues. En esa esquina que es la esquina donde solía esperar a los micros para el metro. Perdí la noción del tiempo entre un abrazo que se formó en un lugar donde quería quedarme y sentir la ternura y el deseo desbordando e inundando mis sentidos. Dejé de pensar con él y me dejé ir entre palabras suaves y sus manos grandes que tocaban mi cabello. Su cuello y su olor que me gusta y me deja sentir que la piel se siente tibía y el sudor del día se confunde entre nuestro calor del momento.
Le pido que me deje un momento para ir a casa, me acompaña y nos volvemos a fusionar un momento. Nos quedamos afuera de mi casa, muy oscuro y lleno de plantas, el clima se siente entre fresco y bochornoso.
Le digo que no quiero se vaya, quiero que se quede, lo acompaño al eje 5 y me dice que le da pendiente porque ya está oscuro, le comento que no se preocupe porque a mi ya me conocen.
Vamos juntos y nos volvemos a abrazar, un abrazo que no quería que terminara, lo siento cerca y nos reímos, una risa que me hace querer más de él.
Me gusta, me gusta mucho y quiero ser el barquito de papel que navegue entre tanta marea y fluya con todo ésto, aún con el miedo y temor.
Me dice, me gusta la saliva, me gusta mucho...
Mayo y este mes han estado llenos de tantas cosas...
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