I read your story. It made me feel thrillingly horrible.

Shirley (2020) dir. Josephine Decker

Shirley, la vitalidad de las musas

Shirley es una película biográfica que sintetiza algunos meses en la vida de la autora de horror americana Shirley Jackson. Tal vez la categoría de biopic le quede grande porque la historia se centra en un momento particular de la escritora, su pasado y gran parte de los sucesos que la marcaron en su vida quedan afuera de la cinta, que busca sacar una captura instantánea de su proceso creativo y sus inspiraciones al momento de escribir la novela gótica Hangsaman. La cinta brilla a simple vista por la actuación de Elisabeth Moss (que ya suma una serie de antecedentes que son merecedores de la atención de la Academia), pero la labor de su directora Josephine Decker es notoria, la directora logra combinar una destreza muy parecida a la de Terrence Mallick para combinar narración tradicional con momentos de total distención artística. El tipo de relato que elige contar Decker no sólo es anormal para el género sino que además es adecuado para desentramar una mente tan compleja y oscura como la de Jackson. Otra osada decisión de la directora tiene que ver con contar la historia a través de los ojos de Rose (Odesa Young), una joven invitada en la residencia de Jackson que en poco tiempo se convierte en confidente y amiga de la autora. "Recemos para que sea niño, la sociedad es muy cruel con las mujeres" dice en una emotiva escena el personaje de Elisabeth Moss haciendo evidente el mensaje feminista de la película. En el universo de Shirley ser mujer es ser una bruja, necesitar la aprobación patriarcal del cónyuge y obtener libertad sólo a través del lápiz y el papel.  La relación entre la autora y su musa se va convirtiendo de a poco en un juego homoerótico que genera tensión y también fascinación por la dupla. Ambas se retroalimentan, mientras Jackson obtiene inspiración y energía para terminar su novela Rose va soltando de a poco las cadenas que la tienen prisionera dentro de la dinámica patriarcal de su matrimonio. Casi sedienta de vida Shirley absorbe cada milímetro de vitalidad que Rose tiene para ofrecerle, y el hijo (si, recemos para que sea varón) de esta dupla no es más que una de las obras más aclamadas en la vida de la escritora.

The Lodge (2019) dir. Veronika Franz and Severin Fiala

The Lodge, sobre confinamiento y salud mental

The Lodge es, sin lugar a dudas, una de las mejores películas en lo que va del año. Su impronta la equiparan con películas de la talla de Hereditary y Midsommar, algunos de los títulos más fuertes que el género de terror sacó en el último tiempo. La película es una creación de la dupla Veronika Franz y Severin Fiala, quienes ya tienen una basta experiencia en el género con cintas como Goodnight mommy y The field guide to devil. La trama es simple, y en su desarrollo incluso podemos encontrar algunos puntos en común con el clásico de Stanley Kubrik The Shinning. Durante los primeros minutos de la película descubrimos la historia a través del punto de vista de un personaje femenino que es madre, está recien separada y no parece estar sobrellevando su divorcio de buena manera. También descubrimos que su ex-marido ahora tiene una relación estable con la mujer más joven que él. De Laura, intepretada por Alicia Silverstone, no vamos a ver nada más, porque en una impactante escena decide quitarse la vida. Ahí es cuando el punto de vista pasa a su hijos, dos niños que parecen tener problemas aceptando la muerte de su madre y rechazando la nueva relación de su padre. Su nueva madrastra es Grace, quien se convertirá en breve en el eje central de la película y descubriremos el resto de la historia a través de ella. Este cambio de subjetividad es una decisión tan atrevida como eficaz, porque el espectador puede descubrir la motivación y los intereses y las motivaciones de cada una de las partes en juego. Grace propone pasar la Navidad con los niños en una cabaña alejada de la civilización, y queda a su cargo unos días mientras el padre de los chicos regresa a la ciudad por trabajo. Del pasado de Grace sabemos poco, pero lo suficiente como para entender que tuvo una infancia oscura y que fue testigo de un suicidio masivo siendo parte de una secta, de la cual, fue la única sobreviviente. A los pocos días de confinamiento la relación entre ella y los chicos se hace cada vez más hostil mientras una serie de sucesos inexplicables complica cada vez más la convivencia. Un suceso (que creemos) paranormal, deriva en la pérdida de la medicación psiquiátrica de Grace, lo que se convierte en el comienzo de su descenso hacia la locura. Los traumas del pasado la atormentan mientras su pérdida de la razón complican cada vez más su capacidad para diferenciar qué es real y qué es producto de su imaginación. Al igual que Jack en The Shinning, Grace es atormentada por el contexto de aislamiento y un hostil escenario que no le permite escapar del encierro. La actuación de Riley Keough nos recuerda a la labor increíble de otras mujeres del género, que no dejan de ser ignoradas por la Academia por los prejuicios para con el cine de terror, por sólo mencionar a unas pocas podemos recordar a Toni Collette en Hereditary, Florence Pough en Midsommar y Emily Blunt en A quiet place. La película tiene un increíble desenlace que nos recuerda que las verdaderas historias de terror no viven en lo paranormal, sino en el mundo real. La historia nos habla de la importancia de respetar las enfermedades mentales y las terribles consecuencias que puede tener la banalización de estas.

You’re Next (2011)

You’re Next, la supervivencia del más apto

El subgénero de terror home invation no para de generar películas con iguales cuotas de entretenimiento y perspicacia. ¿Es You ´re next una pelicula compleja e intelectual? Más bien todo lo contrario, pero no por eso deja de ser eficaz e inteligente. El film tiene una premisa muy parecida a Hush, la película en la cual una mujer sordomuda es acechada por un asesino en el exterior de su casa. Incluso la trama es muy parecida a otra comedia del género que estrenó el año pasado: Ready or not . En el interior: la víctima que busca sobrevivir a toda costa y en el exterior un enemigo anónimo que hace de la cacería humana un deporte. Cuando una familia de clase social alta es acechada en su casa de veraneo por un grupo de enemigos enmascarados (paradógicamente con máscaras que hacen alusión a animales, para reforzar la analogía con el cruel deporte) los integrantes de la familia no tienen otra opción que defenderse e intentar sobrevivir, mientras los ataques son cada vez más certeros y van cayendo en desventaja uno a uno. Casi como una versión moderna del clásico de Agatha Christie: And then there were none, las estrategias de supervivencia de van acabando y se empieza a hacer evidente que hay una invitada más preparada que el resto: Erin, la joven novia de uno de los hijos de la familia, que sorprende por su capacidad para la supervivencia y por su efectividad a la hora de acabar uno a uno con los invasores. Aquél de clase social baja, aquél que nació y se crió con desventajas y es el más subestimado es, sin lugar a dudas, el más preparado para sobrevivir a desafíos adversos, esa es la premisa del film, y es así como vemos una y otra vez a Erin tener éxito en todas las estrategias que inventa para defenderse de sus enemigos. La película empodera a un personaje femenino que al comienzo es incluso ridiculizado por los integrantes de la familia para mostrarnos, una vez más, que las apariencias engañan y que a veces el más débil es el más fuerte. Como aquellas películas que saben plantar una semilla y luego recoger la cosecha, You re next nos regala un momento así cuando la protagonista construye una trampa en la puerta delantera de la casa que más tarde se convierte en su llave a la libertad y la absolución. El desenlace es tan hilarante y efectivo como todo su recorrido.

Gretel and Hansel (2019)

Gretel and Hansel, fábula de empoderamiento

La nueva adaptación del cuento clásico de los hermanos Grimm se suma a la filmografía de Oz Perkins (si, el hijo de Anthony, si, Norman Bathes), como una película plana que intenta contarnos una nueva fábula. El director de Legally Blonde se encontró con un recurrente conflicto a la hora de adaptar clásicos: aportarle un valor agregado, darle un nuevo giro y generar una adaptación influenciada por los tiempos actuales. Sus intentos no fallan, pero lejos están de generar una película memorable. El director recurre a atajos propios del género, como el uso de la voz en off para contarnos acerca de los poderes de la joven, o la utilización en demasía de jumps-scare que no tienen relación directa con lo que está pasando en la historia. La decisión de invertir el título del clásico para poner a Gretel delante no es casualidad, y nos anticipa de qué trata esta nueva versión: de ser mujer. A los pocos minutos de la película descubrimos que Gretel es casi una adolescente, y en cambio su hermano Hansel es menor, y por lo tanto es su responsabilidad. La muerte de su padre y el contexto de pobreza en el que viven los impulsa a abandonar su hogar para buscar mejor suerte. Gretel intenta conseguir un empleo de criada a la residencia de un hombre rico, pero pronto descubrimos que las opciones de la joven no son muchas, o se somete al trabajo sexual o elige pasar hambre en el bosque. Es en estas pequeñas secuencias donde encontramos el verdadero terror de la época. A Gretel le pide que no hable de más, que se guarde aquellos pensamientos que tiene y que cumpla el rol esperado para las mujeres de aquella época. Pero la represión no sólo alcanza a aplacar su personalidad, también tiene que esconder las visiones que tiene. Estos superpoderes son presentados como una fuerte intuición propia del género, como si todas las féminas de aquella época vinieran con un paquete exclusivo de potenciales embrujos. Para sorpresa del espectador la bruja que los recibe, y les da comida y techo, ve el potencial de la joven y busca generar una relación de complicidad entre ambas, incluso enseñarle cómo fortalecer aquellos poderes. Con anticipación el espectador ya puede ver a simple vista cuál será el desenlace final: Gretel aprenderá y tendrá el poder suficiente para derrotarla y liberar a su hermano. Y casi al pie de la letra Oz Perkins cumple cada profecía y nos entrega un desenlace de empoderamiento feminista. Ahora queda en Gretel la capacidad de discernir entre el bien y el mal y utilizar aquellos poderes con bondad. Gretel alcanzará la grandeza, pero no sin antes liberarse de la forzada maternidad a que la estaba obligada.

The Eyes of My Mother (2016)

The eyes of my mother, psicópatas que se hacen

La ópera prima de Nicolas Pesce es una sólida película acerca cómo los traumas de la infancia nos marcan para toda la vida. Una trama simple, de a momentos incluso predecible, no le quita el mérito a la enorme labor de dirección y a un trabajo de cinematografía que está a la altura de las cintas premiadas por la academia. En poco más de una hora el director nos cuenta la historia de una joven y su camino por convertirse en una de las psicópatas más entrañables de la pantalla grande. Cuando Francisca es pequeña vive una traumática secuencia cuando un hombre irrumpe en la casa rural que ella comparte con sus padres y decide asesinar a su madre. Este suceso no sólo la va a marcar por la pérdida del vínculo maternal sino que sentará las bases para una extraña relación entre la protagonista y la violencia, que es utilizada tanto como herramienta de venganza como a través de vínculos románticos y familiares. El distanciamiento social de la familia de Francisca y su solitaria casa en el campo también asentarán la patologías psiquiátricas de la niña, que cree en aislamiento y sin lazos de afecto cercano. The eyes of my mother es una buena película por aquello que no nos muestra, más que por aquello que sí vemos. Las secuencias de violencia son omitidas de la pantalla y se recrean en la mente del espectador, creando un imaginario que es incluso más perturbador que cualquier recreación posiblemente filmada.

Thelma (2017)

Thelma, una de superhéroes bien hecha

Apartir de una ensoñadora atmósfera nórdica nos metemos en la vida de una joven adolescente que está comenzando un viaje de emancipación. Un extraño episodio de epilepsia nos advierte que Thelma puede estar sufriendo problemas de salud, y al desarrollarse la trama vamos comprendiendo que los episodios están asociados a una serie de poderes telequinéticos que la protagonista comienza a desarrollar. Esto parecería la sinopsis de una película de X-Men, pero es en realidad un thriller con fuerte crítica hacia las imposiciones religiosas y el efecto que estas pueden tener sobre una adolescente que sólo desea vivir una vida normal. Thelma comienza a salir con amigos, tomar alcohol por primera vez, e incluso sentir su primer deseo sexual hacia una compañera, pero estas prácticas que a simple vista pueden ser normales son estrictamente prohibidas dentro del universo religioso impuesto por sus progenitores. La represión de estos deseos sólo enfatiza la fuerza de sus poderes, y es así como la protagonista se ve cada perturbada por el alcance que tienen sus nuevas habilidades y el potencial peligro que supone que estos sean descubiertos. Al igual que muchas películas del género coming-out-age Thelma logra un equilibrio en su vida a partir de un freudiano descelace donde saca de la ecuación -metafórica y literalmente- a su padre, el mayor exponente de esta fuerza represiva. Esta liberación no sólo la encuentra logrando, por primera vez, dominio sobre sus poderes, sino que además logra dominio sobre su propia vida y puede, finalmente, escuchar el llamado de sus deseos.

QUEEN AND SLIM (2020)

Queen and Slim, sobre héroes y leyendas

Queen and Slim se conocen por Tinder, tienen una cita, y un altercado con un policía los termina convirtiendo en asesinos prófugos. La historia de la dupla poco tiene que envidiarle al clásico Bonnie and Clyde. Lena Waithe, su guionista, aprovecha las bondades del género de road movie para contarnos una historia sobre injusticia social y para visibilizar, una vez más, la cruda realidad de una minoría que no para de ser víctima de las fuerzas policiales en los Estados Unidos. La historia es versátil porque aprovecha todos los matices del género, mientras nuestros protagonistas escapan el relato contiene elementos de drama, thriller e incluso comedia. En el camino, no sólo empatizamos con sus historias y su pasado, sino que además lamentamos en cada paso que se acerca el fatídico final que les espera. Porque si algo aprendimos de Thelma y Louise, es que los bueno nunca ganan, y que lo que inmortaliza a nuestros protagonistas nunca es el exitoso escape sino más bien aquello que los hace leyendas en el camino. El sentido de comunidad y la complicidad entre distintos miembros de una comunidad que está cansada de ser ignorada por el sistema actúan como el motor invisible de nuestros personajes. Esta complicidad es lo que les permite escapar, un obstáculo a la vez, y simultáneamente visibiliza una serie de historias secundarias que nos hablan de la misma problemática: la vida en tiempos del Black Lives Matter. El sentido de "justicia por mano propia" se vuelve el único alivio para un sector de la sociedad cansado de esperar una respuesta del Estado. En un intento por objetivar su mensaje, la película también nos cuenta qué ocurre cuando los medios visibilizan un caso y este se vuelve erróneamente idolatrado, esto se ve reflejado en la historia de un pre-adolescente que intenta imitar la proeza de los protagonistas confundiendo intencionalidad con error. Cerca del desenlace final esperamos que nuestros protagonistas puedan finalmente escapar, pero en el fondo sabemos que eso nunca podría pasar, porque en la vida real los finales felices son la excepción a la norma. Disfrutar de las pequeñas cosas de la vida parece ser el único consuelo de dos personajes que, desde el inicio de la película, ya conocen cual será su destino.

VIVARIUM (2019)

Vivarium, rechazo a lo impersonal

Vivarium es una película acerca de la claustrofobia urbana. La pesadilla de vivir confinados en un lugar que no habla de nosotros, no nos representa, nos resulta apático y monótono. Su director, Lorcan Finnegan, logra construir una narración que captura la esencia de estos terrores sociales llevados a la realidad, en un relato que no deja de funcionar como crítica social al tan mencionado "sueño americano". Es como si sus personajes, una pareja de millenials, hubiesen quedado atrapados en la fantasía de otra generación, la que soñaba con vivir en un suburbio alejado de la ciudad y criar a su primogénito en un escenario que obstante estatus y hegemonía social. La película, de alguna forma, logra capturar estos disparadores en una historia donde el eje principal pasa por el vínculo familiar y la intromisión de una especie parasitaria que llega para apropiarse de la cultura humana y así colonizarla. Para sumergir al espectador en ese escenario asfixiante el director recurre a una serie de planos aéreos que nos descubren la infinidad de esa monotonía. Desde esta perspectiva el director duplica la claustrofobia que sienten los personajes, que pasa de la escala humana a la escala urbana. Esto da como resultado una serie de espacios inesperados donde los personajes encuentran cobijo: el auto que utilizaron para llevar a esa locación y que aún conserva un poco del olor que solía tener la cuidad -de verdad-; o un pozo profundo que no sólo representa el contacto con una naturaleza que ahí parece lejana sino que además se convierte en una falsa esperanza de salida. Tal vez el encanto de esta película no sólo sea su capacidad de retratar tan bien una pesadilla social que es el miedo a la falta de identidad, a la pérdida de lo natural y lo diverso que tiene el mundo. Su encanto reside en que con pocos planos, nos cuenta durante los primeros minutos de qué se trata esta historia e incluso nos revela su final: cuando unos pichones caen de su nido porque su hogar fue apropiado por un pájaro de otra especie. El cucú, al igual que el niño que la pareja debe criar, es un ave parasitaria, es decir, un ave que se introduce en el nido de otra especie y descarta a los propietarios originales cuando es lo suficientemente adulta para vivir por sus propios medios. El relato por momentos se vuelve predecible, y con una simple especulación podemos adelantar el final de los personaje. Pero Lorcan Finnegan nos deja el final ahí, a simple vista, porque esta historia no se trata de su final, sino de su recorrido y de aquellos temores sociales que logra sacar a la luz. Vivarium, nos permite volver a poner en valor aquellas cosas del mundo real que siempre están ahí pero no sabemos significar, y que se anteponen a una aparente modernidad futura donde gobierna lo impersonal. 

SWALLOW (2020)