Qué es ser una persona de calidad
Actúan guiados por el deseo de satisfacer al otro, sin descuidar su autoestima, porque su accionar también los satisface. De modo que se tiene una apreciación genuina de sí mismos y del otro, al que consideran un igual, en toda su dimensión.
Es importante saber lo que es más importante en nuestra vida, nuestros valores gobernantes y actuar guiados por ellos en todo momento, no importa las circunstancias en las que estemos. Si actuamos orientados por valores estaremos satisfechos y los demás apreciaran nuestra coherencia.
Por un lado, quien actúa de acuerdo a sus valores no se permite ser víctima de las circunstancias, no reacciona a la pérdida de control de los demás y no se toma las críticas de manera personal. Establece prioridades y actúa. La práctica de la moderación se les nota. Hay un balance en los distintos aspectos de su vida. Por ejemplo, guarda un equilibrio en su tiempo personal, para su familia y su trabajo.
Por otro lado, las personas de calidad son excelentes prestadores de servicio porque la satisfacción del otro para ellos es fundamental. Están prestos a servir, atendiendo las necesidades de los demás. Reconocen a una persona de calidad porque su espíritu de colaboración sobresale.
Otro aspecto importante que resalta en las personas de calidad es su deseo de mejoramiento continuo. Porque ese proceso de convertirse en persona autentica, de calidad, se mantiene a lo largo de su vida.
5 elementos para el cambio
En el aprender a ser
La persona de calidad se reafirma como ser humano, está consciente de sus fortalezas y las utiliza como su principal recurso para generar bienestar a su vida.
En el aprender a hacer
Su calidad se evidencia en sus actos. Se involucra con toda su potencialidad. Da lo mejor de sí, se esfuerza, persevera.
En el aprender a aprender
Estas personas están abiertas a transformarse, a evolucionar y crecer. Entienden que los obstáculos en la vida son oportunidades de aprendizajes.
En el aprender a emprender
Se está dispuesto a iniciar una obra y mantenerla según su objetivo y razón, a pesar de los obstáculos que puedan surgir.
En el aprender a convivir
Es el hábito de las relaciones interpersonales saludables y del entendimiento. Es tan importante la empatía como la simpatía. Al relacionarse con el otro, se busca entender para después ser entendido. Es el hábito de la negociación, del gana-gana.
Y tú, ¿estás practicando la calidad?
¡Hagamos de este mundo un mejor lugar! ¡A practicar la calidad!
ℜ𝔬𝔰𝔞🖤
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No debería estar feliz no debería estar tan tranquila
Pero una vez más estoy huyendo a un mundo de fantasía, un mundo que me dice que en años podré tener mi final feliz
Un mecanismo de defensa que no recordaba que tenía, o más bien, que no había notado hasta ahora....
Con mi ex me fui a un mundo de fantasía con el personaje que me gustaba, con la historia que había creado años atrás y dónde yo era feliz.... Cuando me sentía mal siempre imaginaba a alguien consolandome.... Y ahora...
Ahora imagino un futuro en el que nos vemos en persona, en que aún le gusto, en el que me entero de eso, en el que le pregunto si ha mejorado en su problema y si dice que si le digo que lo intentemos y si me dice que no, le digo que esperaré a que mejore y cuando el se sienta listo, lo intentemos.....
Parte de mi quiere hablar de eso con el.... Decirle que tal vez cuando se sienta listo.... Pero... No creo que deba... Siento que no debo.... Se que aún le gusto... Se que aún me gusta... Se que ambos estamos sufriendo.... Pero... No se si deba... Algo en mi me dice que no debo... Y en este caso, mi corazón me dice que le diga, pero mi lógica me dice que no.... En el pasado siempre fue al revés.... Los traumas y la ansiedad al borde de ser pánico, mi corazón me decía que no dijera nada y decidía seguir a mi lógica y hablarlo... Y siempre resultó bien.... No se si debería seguir a mi corazón está vez... O a mi lógica....
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꩜ dirty little thing ꩜
enzo vogrincic x reader
tw: +18, phone sex
a/n: mi primera fic, no juzgar 😭pero no doy más de pensar en este chabon, disfruten
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“¿y este milagro?”
sonreíste con los ojos entrecerrados, dándote vuelta en la cama con tu celular en la mano mientras soltabas un quejido. “¿qué milagro?”
“me contestaste el celular, a las–” escuchaste a enzo resoplar a través del altavoz “–¿dos, son allá?”
“dos y media.”
“disculpáme, chiquita. te prometí que te iba a llamar a penas pudiera. ¿te desperté? aún no me acostumbro a la diferencia horaria.”
enzo llevaba varios días viajando al participar de la premiere de su nueva película; premiere a la cual decidiste no asistir por la privacidad de ambos. lo último que querías era que los titulares de los artículos pasaran de habla de la película a prejuicios sobre tu relación con el.
“no, amor.” respondiste suspirando, acomodándote en la cama. “estaba dormitando nada más. yo te extraño el triple, sabés. no es lo mismo sin vos.”
se rió por lo bajo. “yo te dije que vinieras. no era necesario que me acompañaras a los eventos, podrías solo haber–”
“enzo–” interrumpiste.
“pero escucháme, ángel. te podrías haber quedado acá conmigo en la habitación, hasta tarde.”
“¿hasta tarde, hm?” soltaste una risita al escucharlo reír, imaginándotelo agarrandose la cara por tu comentario. “¿haciendo que?”
“no sé, mi amor. ¿que se te ocurre?”
mordiste levemente tu labio inferior, apretando las piernas en el momento que tu cabeza comenzó a imaginar escenarios en los que podrías estar con tu novio si estuviera cerca.
“¿estás solo?”
lo escuchaste reír. “si nena, acabo de llegar a la habitación. ¿por qué?”
“ya sabes porqué.”
“no, ángel.” pusiste los ojos en blanco. “decime.”
“porque te extraño mucho.” exclamaste en voz baja, suspirando.
prácticamente lo podías escuchar sonreír. “¿cuánto?”
“deja de molestarme, enzo.”
“pero si recién estoy empezando, mi amor.” te quejaste al escuchar sus palabras, mientras el se recostaba en su cama de hotel. “¿dónde me extrañas?”
“¿dónde?”
“¿entre tus piernas, será?”
guardaste silencio por unos segundos, estremeciéndote al escuchar sus palabras cerca de tu oído a través del celular, ganándote una suave risa burlesca del otro lado de la llamada.
“¿si, mi amor?”
“sí, enzo. mucho. no es lo mismo tocarme solita.”
gruñó. “yo también extraño estar ahí, chiquita. no hay lugar mejor que entre tus piernas, escuchando los ruidos que hacés. no sabés como extraño comerte.”
te quejaste en voz alta en forma de suplica, acomodándote en la cama una vez más al no poder estarte quieta.
“extraño tocarte,” continuó enzo en voz baja. “besarte, cogerte. un par de días sin vos y me estoy volviendo loco.”
“enzo–”
“tocáte para mi, hermosa.” es como si fuera capaz de leerte los pensamientos. “dejáme escuchar los ruiditos que hacés para mi, ¿si?”
“mhm” fue lo único que fuiste capaz de escupir, bajando tu ropa interior por tus piernas y colocando tu mano entre las mismas, frotando circulitos al ímpetu de sus palabras. “hazlo conmigo, enzo.”
lo escuchaste reír por lo bajo. “si, mí amor. yo te necesito tanto como vos a mi.”
“te necesito acá, conmigo. en serio.” dijiste frustrada, quejándote por lo bajo mientras te lo imaginabas masturbándose en una pieza de hotel en españa.
“¿que querés de mi?”
“c-cualquier cosa.”
“¿cualquier cosa? ¿me dejarías hacerte lo que yo quiera, ángel?”
asentiste con la cabeza, como si te pudiera ver. “sí enzo, sí. lo que vos quieras.”
“hm.” lo escuchaste gruñir a través del altavoz, gimiendo como respuesta. “primero te comería a besos, como siempre..” se interrumpió a sí mismo con un casi inaudible gemido, haciéndote juntar las piernas con tu mano entremedio en respuesta. “.. y luego bajaría por tu cuerpo, pasaría mi lengua por todos lados, mi amor. como siempre.”
“¿y que más?” dijiste con la voz temblorosa.
“te daría besos por los muslos, y pasaría mis dedos para ver lo mojada que estás.” gemiste, interrumpiéndolo. “te dejaría probarte. no sabés como me pones, princesa. lo que más quiero es que te corras en mi boca, y luego me dejes cogerte hasta que no puedas más.”
“quiero que lo hagas como la última vez que nos vimos.”
te ganaste una risa de su parte. “¿ah, sí? ¿en la cocina otra vez, mi amor?” asentiste entre quejidos. “no tardaste nada en acabar mientras te cogía encima de la mesa. ¿o estás hablando de cuando te metí los dedos mientras cocinabas, chiquita?”
“enzo..”
“¿ya, mi amor?”
“mhm..” gemiste, entreabriendo la boca sin poder controlar los sonidos que hacías.
“esperáme.”
“no me puedes hablar así y hacerme esperar.” lloriqueaste, haciéndolo reír. “no aguanto nada escuchando tu voz.”
“ni yo la tuya, chiquita. extrañaba tanto los ruiditos que hacés. no sabes como me tienes.”
“por favor, enzo.”
“¿por favor qué?”
“acaba conmigo.” ocultaba sus gruñidos, pero podías escuchar su respiración agitada y la forma en la que movía su mano. “por favor enzo, te necesito.”
“hazlo.”
tus oídos cesaron por un par de segundos al dejar de esperar, pero logrando escuchar los gemidos y gruñidos que soltaban ambos al mismo tiempo. después de unos segundos, lo único que se escuchaba en ambas líneas eran las respiraciones agitadas de los dos, seguidas de una risa burlesca por parte de enzo.
“un par de días más aguanta, mi amor.”
te quejaste. “no aguanto ni un par de segundos sin ti acá, amor.”
“dios.” suspiró. “me tenés como un idiota, sabelo.”
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