MALDITO OCÉANO

Por Francesca Giordano

ArchiOcéano: comenzó de la nada, un día, en el frío de la noche de invierno de 2016 me puse a ver un video álbum en el que recuerdo que construías una escalera de madera en espiral, dentro de un galpón gigante y vacío, y recuerdo que era blanco. Pero pienso que la memoria se escribe con m de mentir y no sé si ese video existió o lo imaginé. Así está bien porque ese día empecé a escucharte y hasta hoy te escucho siempre descubriéndote, y siempre ansiosa de que salga otro disco, pero tomate tu tiempo, Frank. El tema que sacaste hace poco que cantás un poco en castellano me encanta. Me gusta mucho cómo decís si esto no me ha partido, ya no me partiré, nunca. A veces te dejo un tiempo, UH NANI NANI. Pero como se dejan las buenas cosas, como para volver a encontrarlas y que sean maravillosas. Hay que saber retirarse, no quiero gastarte para siempre, realmente te espero para crujir en tu autotune, absurdo rango vocal. Tu voz como un fárrago imposible de imitar. Esa cosa que vos hacés es demasiado para mí.

Tu música es esta época, este presente incierto y futuro nulo ¿o no estás pensando en el futuro?. Sampleás la ultra nostalgia. Si el Katrina te dió vuelta la casa y la vida, ahí estabas para tomar lo que sea y en la urgencia de la nada hacés las canciones en lo que se te da la gana porque ya perdiste todo. Una obra soñada por lxs dramaturgxs  de la sensibilidad postmoderna: estalla, se quiebra y retuerce. Sos experimental en tu género pero con corazón de canción. Canciones que mueren y resucitan y no quedan bien con nadie. Y eso, siempre pienso, es lo que hace a una o un artista hermoso y espeluznante. ¡Si ya lo vimos todo! nada puede cambiar: todo es posible. Hace poco tiempo vi un video de tu primera aparición en un programa de televisión en 2012 para presentar tu disco Channel Orange en el programa estadounidense de Jimmy Fallon. Tu primera aparición mainstream en la que elegiste hacer “Bad Religion”, una canción que deja callado al mundo. El video de ese programa es altamente conmovedor, tu voz va acaparando y calando el claro nocturno, a medida que se suman los instrumentos orquestales, perfectos, el paisaje se va hacia atrás, Frank. Como si realmente estuviéramos dentro de un taxi, mirando por la ventana el paisaje yéndose hacia atrás, extinguiéndose gradualmente. Y adelante los ojos del taxista en el espejo retrovisor. Ese instante con un extraño y todo para afuera. Tu voz hace a la melodía de un arroyo -para mí que no sé inglés, mi querido Frank, un día me gustaría que conozcas a Atahualpa Yupanqui-. En la repetición y la insistencia se van quedando algunas palabras y rápidamente se desliza un sentido, siempre propio entre la melodía, el concepto, la imagen acústica. Eso que hace que la música resulte altamente atractiva, dentro del río se empiezan a distinguir algunas cosas; se trata de tu sinestesia más profunda.  Y un día en la casa de mi hermano, él me puso un video de un tema tuyo con la letra traducida. Entonces, mi querido, algunas noches siguientes me encontré escuchando y leyendo cada canción traducida hasta quedar inmersa en tu lírica. Plagada de referencias, literarias, elevadas y populares. Rapeando tranquilo, tus repeticiones y rimas perfectas en melodías marvingayeianas. Me mostrás el amor, yo te creo, narrando. Tomás velocidad y te extendés cuanto haga falta. Como en IVY, deformando tu voz para conducir a toda velocidad (ella debe estar tan linda, Frank). No hace falta que las historias sean todas tuyas, hay historias de personas. Y hablás de relaciones, de drogas, de alzarse, de volver, de la mierda de todos los días, de seguir, hasta morir, de esperar, hasta morir. Me siento Eminem con Dido escribiéndote esta carta y no es más arbitrario que cualquier otra cosa decirte todo esto, no es más arbitrario que tu dulzura. Vuelvo a Bad Religion, la canción en la que te subís a un taxi y el taxista te dice que Dios es lo más grande del mundo, pero que te digan eso es una maldición. Y si considerás ponerte a rezar te das cuenta que Dios te pone de rodillas, y si te pone de rodillas es una mala religión. Entonces lo pensás de otra manera; pensás que amar es igual a un culto si amás a alguien que no te ama. Es una mala religión también. No poder confiar y sacarte cualquier disfraz es una mala religión. No es un descubrimiento, pero está bien que lo digas. Desacralizar lo que daña no es dejar de creer. Frank, yo te creo.

La gente de color (sea latino, asiático, negro o aborigen) no puede ser racista porqué el racismo es un sistemática e institucional y está controlado por gente caucásica. || Infórmate tú más allá de tu mierda postmoderna y lee la definición de racismo de la ONU.

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R.

El pequeño Juan.

Juan es un adolescente de clase media de la sociedad mexicana postmoderna.

Juan se levanta todos los dias con su alarma en su celular samsung a las 09:00 Am todos los dias, se da una ducha, viste con prendas que le van bien, desayuna algo de calidad media y parte hacia su preparatoria en el camión colectivo.

Mientras va a su escuela, Juan reproduce los discos que le gustan, Arctic Monkeys, una que otra de Valentin Elizalde, incluso de Chopin.

Juan pasa su vida sonriendo hacia la ventana del colectivo, siendo educado y tratando de que todos se sientan comodos con su presencia.

Juan llega a clases, asiste a todo, pasa las tareas a sus amigos y se da un tiempo para comer una torta de Milanesa con un jugo de arandano en sus horas libres. Juan vuelve a casa y saluda a su familia. 

Pero algo anda mal en Juan. Juan llega a su habitacion y despues de hacer su tarea, se va a llorar a su almohada. Juan pone los discos de musica melancolica que encontro por Internet.

Parece que todo va bien en la vida de juan! Es decir... ¿Por que un chico de clase media con grandes oportunidades de vida y estudio siente tanto vació adentro de si mismo?

Juan no vive deseandole bien a los demas. Al menos no de forma cotidiana.

Juan trata a las personas como le gustaría ser tratado, sonríe a las señoritas, le dice ¡Buenas tardes! a los caballeros, y saluda a la chica que le gusta haciendo denotar que se interesa por algo mas que solo su cuerpo.

Pero juan no recibe eso. Juan recibe miradas de asco de parte de las señoritas, nadie le devuelve los saludos y la chica que le gusta solo ignora cada palabra que sale de la boca de Juan.

Juan no es feliz. Pero la gente no lo sabe, todos creen que Juan es normal y que de grande sera un Ingeniero, un abogado, un doctor o un comunicologo. 

Todos pueden creer que Juan es pobre, o rico, que es feo o guapo, que es Incondicionalmente agradable o perseverantemente grosero.

Juan envidia la felicidad de los demás. 

Envidia que a la gente le vaya bien, que tengan relaciones sentimentales exitosas, que tengan buen promedio escolar, que tengan una familia estable, que ninguna de sus amigas mujeres haya sido asesinada, envida que los demás tengan mejor sueldo, o mejor puesto, o mejor sexo, o mas Dinero, o más fé, mas inteligencia, mas cultura, más capacidad interpersonal de elección, mas libertad, mas amor, mas valor, mas amigos, mejores celulares, menos adicciones, vidas exitosas, viajes, autos, envidia a los que tienen a alguien que los abraza por la noche cuando van  a dormir después de un día cansado lleno de mierda, envidia a los dichosos, a los que tienen con quien charlar recostados en la almohada, envidia a los que tienen padres.

Juan es un hombre complicado.

Pero Juan no es una persona mala, el nunca ha hecho algo para lastimar a los demás. Todo mundo podría mirarlo y concordar en que es alguien completamente sincero, de buen corazón y entrarían en lo correcto.

Pero, ¿Tu juzgarías a Juan por sus pensamientos? ¿O por sus acciones?

Pero la única verdad, es que Juan no vive solo. Juan vive en tu cabeza, y si le gritas lo suficientemente alto, el saldrá a preguntarte “Hey, ¿Que pasa?”

The Sunday Times Style interview. 28/05/17 Desearía tener una hija adolescente. Por qué? Porque estoy acá con Matty Healy, el frontman de The 1975, quien acaba de ofrecer sacarse su remera con el fin de darme un tour por sus tatuajes. Hay uno dedicado a su nana; a su madre, Denise "Loose Women" Welch, que está en su pie; a su padre, Tim "Auf Wiedersehen, Pet" Healy, que está en su brazo; y a su hermano, Louis, detrás de su pantorrilla; Hay otro dedicado a William Burroughs, el autor de su libro favorito, Queer; y después hay otro en su muñeca izquierda de su número de pasaporte. "Me aburrí de ser constantemente despertado por una mujer que me ofrece una tarjeta de aterrizaje mientras mi gerente de tour, que siempre lleva mi pasaporte, está en algún lugar detrás de mí. Pensé que sería útil. Es todo lo que necesito en un avión." Bienvenidos al mundo de The 1975, cuyo segundo álbum, I Like It When You Sleep, for You Are So Beautiful yet So Unaware of It, fue directamente al Nro. 1 en Estados Unidos y en el Reino Unido el año pasado, y fue también quien hizo que la banda ganara el premio a Mejor Banda en los BRITs en Febrero. Acaban de anunciar que su tercer álbum, Music For Cars, saldrá el año que viene, terminando el tour de su segundo álbum en Julio en el Latitude Festival en Suffolk, donde ellos lo encabezarán con Fleet Foxes y Mumford & Sons. Si no están familiarizados con su música —algo así como Pete Doherty mezclado con One Direction, tal vez (no) — es probablemente porque, como yo, sos muy viejo. Dicho esto, Mick Jagger, a quien la banda apoyó cuando los Stones tocaron en el Hyde Park en 2013. Él es un gran fanático, tan aficionado de su sencillo Chocolate, que se ha sabido que hizo que sonara después de la cena para los invitados. "Si, recuerdo ese recital," dijo el chico de 28 años, Healy, con su leve acento norteño. "Fue después de que me haya hecho el láser en mis ojos, no estaba usando gafas. Inútil. Habían cerca de 50,000 personas y sólo podía ver cuatro de ellos aunque de reojo podía distinguir esta figura giratoria y era Jagger bailando a Chocolate. Mick Jagger... Lo podés creer?" Vestido esta tarde con una camisa de seda ondulada y unos pantalones de estampado escocés tal como un niño baterista ( "No estoy seguro de donde son, alquilamos muchas cosas del departamento de alquiler de trajes del National Theatre") Healy nos muestra una perfecta figura de una estrella de pop postmoderna: una especie de un híbrido Adam Ant y Robert Smith de The Cure, pero más sexy de algún modo, con esos Con esos ojos algo cansados y con ojeras y esos rizos tallados. Entre sus dedos hay un surtido de anillos de Gucci, a sus pies un bolso femenino, también de Gucci; todo parte de la vaga mirada de Louis XV, como él lo llama, que la banda está actualmente canalizando. Gucci, McQueen, Loewe - estas son algunas de sus etiquetas favoritas en este momento. "Aunque, si vos estás hablando de una etiqueta para el resto de mi vida, probablemente sería Dries [Van Noten]. El es mi Sir Alex Ferguson de la moda — golpeado una o dos veces en su carrera pero siempre el mejor." Después está su 'compañero' Erdem, con quien a él le gusta debatir "Fellini, danza contemporánea y el concepto de elegancia". Si, a Healy le gusta su moda, aunque él admita que no se vuelve loco por ir a los shows que hacen. "Me hacen darme cuenta que soy más famoso de lo que pienso que soy. 'No saquen fotos de mí, estoy acá simplemente para ver las malditas prendas!'. No estoy seguro de cómo vas a escribir eso sin hacer que suene como un idiota." Ambos estamos sentados en la impecablemente ordenada cocina de pino de la casa de East London de Healy, la cual comparte con el artista y director creativo Sam Burgess-Johnson y Allen Ginsberg, su querido Mastiff de un año de edad. Como Healy mismo — Una delgada y elegante chica de un metro setenta, quien puede encajar perfectamente en ropa vintage de mujer — la casa es pequeña y está perfectamente formada y está repleta de plantas bien cuidadas, velas y demás. La única mancha en este cuadro ejemplar de la domesticidad milenaria es el olor inconfundible. (Si vieron la película granulada, que surgió el día después de los BRITs, de él y my su compañero de banda George Daniel compartiendo un, uhm... "cigarrillo" debajo de su mesa, ustedes sabrán lo que quiero decir.) "Como el interior de una media de Bob Marley, cierto?" dijo suspirando excusándose. "Si, sé que tengo que ser cuidadoso acá, no? Pero, si, si soy honesto, me encanta fumar". Criado en una granja en Northumberland antes de mudarse a Cheshire a la edad de 10, a Healy le gusta describir su educación como un suburbano de clase media, pero obviamente eso no es muy exacto. Los visitantes regulares a la casa de la familia incluían a los compañeros de su padre, Rick Wakeman, Jeff Lynne de ELO y Mark Knopfler, y nunca hubo ninguna duda de que Healy, que consiguió su primer kit de batería cuando tenía sólo cinco años, no iba a hacer otra cosa que no fuese estar en el mundo de la música o actuación. Cuando su madre estuvo luchando con su dependencia a la cocaína y al alcohol, él escribió una canción sobre ello (el me cuenta orgullosamente que ella y su tercer marido, el pintor Lincoln Townley, estuvieron limpios y sobrios por seis años ahora; sus padres se divorciaron en 2012). Healy hizo referencias a sus propias luchas en cuanto a la adicción cuando la banda recién rozó la fama. "Pero no tomo más, o al menos no tomo en mi casa. Y aunque siga fumando marihuana, lo considero un mal de menor grado." Healy es un maestro provocador: durante la presentación de la banda en los Brits, lineas de algunas de sus peores críticas, pasaron por las pantallas — "Pretenciosos", "superficiales", entre otros — causando que algunos de la audiencia pensaran que fueron hackeados. Ese es su rol, tal como el Mick de la banda, pero no todo lo que dice, y Dios mío que tiene mucho por decir, es meramente para afectar. En las dos horas de más que llevo en su casa, el trata un poco a la entrevista como una sesión de terapia, hablando sobre que él lucha con sus "impulsos carnales" y sobre cómo él es tan consciente se su influencia mesiánica sobre ciertas demográficas chicas de edades entre 13 y 17. En la planta de arriba, tiene una valija llena de regalos que le dieron durante su tour: dibujos, libros, bragas, lo que sea. Uno de sus más importantes tesoros es una rara copia del libro de Truman Capote "In cold blood" que se lo dieron luego de un recital en Sheffield. "No lo iba a aceptar hasta que ella trajera a su padre al backstage en donde él dijo que estaba bien que me lo diera." dijo, "No estoy seguro de si ella sabía lo que era ese libro. Pero cuando miro a Mary Shelley, quién escribió Frankenstein cuando ella simplemente tenía 18 años, los deseos de una niña adolescente pueden ser tan sofisticados como los míos y, cuando ellas y ellos me ven a mí como una fuente de información, eso es una gran responsabilidad. Podés ver dónde el síndrome impostor se acomoda". En otras palabras, la autoconciencia no describe la mitad de ello. Pero entonces, como Stormzy con su depresión y Zayn con su ansiedad e incluso Riz Ahmed con sus puntos de vista sobre la islamofobia, el emocionar al público es parte de la particularidad de Healy. Como él compartió en su discurso de aceptación en los Brits: "En la música pop ... ellos te dicen que te quedes en tu camino cuando toca hablar sobre problemas sociales, pero si tenés una plataforma, no lo hagas, por favor no lo hagas". "Bueno, toda esa cosa de 'no me importa una mierda', nunca fue algo muy mío" dijo, "Es esa la razón por la cual el indie es el ambiente que más odio de la música – un ambiente donde vos pretendés que no te importa nada para no ser juzgado sobre qué tan malo como músico sos. Pero los tiempos cambiaron. Soy un chico privilegiado de la clase media de Macclesfield. No puedo pretender que soy algo que no soy". Traducido por mí para todo aquel que haya querido leerlo. Gracias Christa D’Souza por la entrevista, un gusto haberla hecho. May 29.

La mierda postmoderna

La vida moderna, aquel programa de radio que me me daba curiosidad y una cierta gracia en sus primeros programas. Luego, me gustaba y me sacaba carcajadas. Un poco más adelante me fanatizó más allá de lo que quisiera admitir… y ya casi la mitad de sus programas después de su auge es basura que se corrompe hasta casi inventar nuevas pestes…. tanto es así que me desubscribí y lo grabé metiéndolo en…

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