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#el samurái de ojos azules
annboch · 3 months
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Silly doddle-! <3 man,, im so tired right now,, i want to sleep forever-
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jonathan-parra-acero · 3 months
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Samurái de ojos azules
“Gracias por mi ascua”.
Tiene un par de momentos que -creo- son muy criticables, pero en términos generales es un muy buen producto: Historia sencilla (el consabido tema de la venganza) en animación... pero para adultos (sangre, desnudos, sexo) que se enreda lo suficiente para ser interesante, personajes inusuales, ¡y el doblaje al español! (escuchar a Idzi Dutkiewicz es una agasajo) 😊.
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corporativoarcanos · 6 months
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Blue Eye Samurai HD Anime Japonés Eps. 01 al 08
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Estreno de Blue Eye Samurai HD Anime Japonés Eps. 01 al 08 Descripción: Samurái de ojos azules En el Japón del periodo Edo, una joven guerrera que sueña con vengarse de aquellos que la marginaron se abre un camino sangriento hacia su destino. Disfruta de nuestro contenido y entra a nuestra web como redes sociales para ver mucho mas..  #BlueEyeSamurai #Netflix #SeriesdeAnime Catalogo 2023 Series de Anime Esperamos que les guste el contenido recuerda compartir lo y dejar tu DONACION eso nos apoyara Read the full article
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boomgers · 7 months
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Su venganza será implacable y sangrienta… “Samurái De Ojos Azules”
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Esta serie, de alto impacto visual, sumerge al espectador en un mundo fascinante de animación a cargo del estudio, Blue Spirit.
En el Japón del periodo Edo, una joven guerrera mestiza, que domina la espada y vive en el anonimato, sueña con vengarse de aquellos que la marginaron, abriéndose un camino sangriento hacia su destino.
Estreno: 3 de noviembre de 2023 en Netflix.
youtube
La serie fue creada por Amber Noizumi y Michael Green, quienes también fungen como productores ejecutivos y guionistas.
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lilietherly · 1 year
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[Fanfic! Rickorty]
Omegaverse.
Relación establecida.
Incest.
Fluff (?).
Romance (?).
Declaración de amor (?).
S h ô t a.
Omega Morty Smith/Alfa Rick Sanchez.
Esta historia fue escrita para cumplir con el día 20 del reto Omegacember, "Dominación asertiva". Perdón por no poner el cartel, no me di cuenta de que no lo había hecho hasta ahora jajaa.
En fin, creo que dije lo que necesitaba en las etiquetas y no creo que deba agregar más, mi cerebro ya no puede escribir más cosas decentes a esta hora XD, solo espero que la historia si lo sea :p
* * *
Rick no iba a aceptar, ni aunque le obligaran a lanzarse de un risco sin ninguna tecnología para ayudarle a sobrevivir, haber arruinado la situación de tan catastróficas maneras que, en menos tiempo de que le gustaba pensar, probablemente tenía que saltar de un maldito risco. Con apenas tecnología para ayudarle a sobrevivir, debía, pese a todo, aceptar una cosa.
Ya hecha una revisión de lo poco que estaba a su favor, quedaba una cosa de la cual poca utilidad encontraría en esa situación. Morty, ajeno a las conclusiones lógicas, seguía buscando a sus alrededores, en un vano intento de encontrar algo que les diera una pequeña ventaja. Rick golpeó la cabeza contra el muro de piedras púrpuras que apenas alcanzaba a cubrirlo estando de pie, pensando en lo jodido del escenario se dio un momento para admirar la forma en que el atardecer iluminaba la forma medio arruinada de su Omega. La suave luz verde limón le acariciaba la piel herida, el viento apacible le enredaba aún más el cabello y casi parecía que los reflejos del mar, allá abajo del acantilado, envolvían a Morty con un halo divino.
Volvió a golpearse contra el muro, deseando no haber sido tan imbécil y recriminándose por milésima vez el confiar demasiado en una situación de la que parecía fácil escapar. Revisó de nuevo la pistola de portales, solo en caso de que, por algún milagro, tuviera suficiente líquido para crear un portal de tamaño completo que durara más de tres segundos. No cambió desde la última vez, por su puesto. Soltó un gruñido, sabiendo lo que haría y odiándolo como pocas cosas en cada universo.
¡Rick no era un héroe! Y maldita sea el estúpido adorable Morty, con su delicioso aroma, su piel tersa, su lindo cabello, sus precisos gemidos y su increíble capacidad de disfrutar de la inmensa polla de Rick pese al tamaño compacto de su cuerpo Omega. No obstante, sin importar cuántas excusas se inventara o lo que pudiera recriminarle a Morty para fingir que Rick se veía en la obligación de poner a esa mierda como prioridad; de nada serviría. Así como tampoco serviría de algo el decirse que simplemente cumplía con su papel de Alfa, defendiendo a su Omega y sirviéndole de escudo mientras recibía la furia de una horda de samuráis espaciales y le daba a su Morty una oportunidad de vivir.
Porque a Rick no podrían importarle menos las malditas costumbres Alfa y Omega, al igual que no le importó follarse a su nieto cuando él descubrió la cámara en donde Rick pasaba sus celos. Entonces, no salvaría a Morty por alguna retrógrada tradición… Y aunque parecían obvias las verdaderas razones, no iba a declararlas en voz alta si imaginarlas ya reducía su coeficiente intelectual en un noventa y nueve por ciento. Ya le costaba a sus ojos desviar su atención del chico, en caso de seguir pensando en lo que haría, seguramente comenzaría a pensar en alguna despedida cursi. Además, el tiempo se acababa, debía hacerlo rápido.
—Mira, Rick, ¡creo que encontré algo! —Morty sostenía dos piedras azules que, al golpear una con la otra, producían una pequeña chispa azul. Rick luchó por contener una sonrisa de lo estúpido y lindo que podía llegar a ser su Omega. En cambio, frunció el ceño.
—Sí, Morty, felicidades, descubriste cómo hacer fuego, ¿eso va a salvarnos de los samuráis espaciales? —Le arrebató las piedras y las lanzó lejos, en respuesta, Morty igualó su ceño.
—¿A, sí? ¡Pues al menos estoy haciendo algo, no solo contemplo al sol y me despido de este mundo! Quiero vivir, hay tantas cosas que quiero hacer. ¡Quiero seguir follando! Y tú solo estás ahí sin… sin, ¡lo que sea! —Y aunque ninguno de los dos debería perder el tiempo en reclamos sin sentido, el científico reaccionó ofendido por una de las declaraciones de Morty.
—Y una mierda que voy a permitirte hacer eso, maldita zorra. Si muero, tu pequeño culo será clausurado por siempre para cualquier polla.
—¡¿De qué estás hablando?! Si los dos vamos a morir, no vas a ser posesivo ahora. —Esta vez, Rick no dudo en mostrarle la pistola de portales. Morty lo observó, confundido—. P-pero dijiste que esta vacía. —Retrocedió un par de pasos—. N-no voy a irme sin ti, ¿entendido?
Por un momento, al ver a su Omega alejarse como si la situación pudiera ser discutida o quizá pensando en que lograría encontrar otra salida antes de que los samuráis espaciales los encontraran, Rick anheló aquel tiempo en el que Morty habría pensado primero que lo abandonaría en ese lugar. ¿El que supiera de inmediato que Rick iba a ser quien se sacrificaría, ameritaba acaso una despedida llena de amor y promesas agridulces? Qué demonios, vaya crueldad, ni Rick tenía el corazón para eso.
—Oh, bien, Morty, bien, casi parece como si te lo estuviera pidiendo. —Comenzó a ajustar las coordenadas.
—¿Y qué te hace pensar que voy a obedecerte? La-la última vez que revisé, tú eras el Alfa. —Con un tic en el ojo izquierdo, Rick se detuvo. Estudió a Morty unos segundos y, recalcándose que ya había caído en esa trampa mil veces, simplemente gruñó y regresó a la pistola. Terminó a los pocos segundos, apuntando a los pies del chico—. ¡Encontraremos una mejor opción! —gritó, comenzando a moverse por todos lados.
—Maldita sea, solo quédate quieto. —Morty necesitaba caer verticalmente en el portal, con lo diminuto que iba a ser, una posición diferente no bastaría para hacerlo entrar. Morty no se detuvo, y sus saltos eran tan improvisados que adelantarse sería difícil. Al final, acercándose lo suficiente a Rick, Morty se colgó sobre su pecho, con las piernas y abrazos rodeándolo como un koala.
—¿No dijiste que podrías encontrar algo de utilidad en la aldea? Si, si logramos regresar… —Rick intentaba quitárselo de encima, fallando miserablemente.
—Hay más de diez mil samuráis allí, Morty, y nos queda media carga del láser, ¿cómo podemos llegar a la aldea si estoy concentrado en mantenerte con vida? ¡Entra al maldito portal!
—Es imposible, ni siquiera tú derrotarías al ejército con media carga, no tiene sentido que intentes mentirme, ¡no voy a entrar! No te desharás de mí tan fácilmente. —Rick lo haló de la camiseta, que ya medio destruida, al resistirse en su abrazo, continuó rompiéndose.
—¿Qué parte no entiendes, pequeño idiota? ¡Estoy intentando salvarte!
—¡A cambio de tu sacrificio! ¡Vete a la mierda!
—Eso es lo que quiero, ¡así que… entrarás… al maldito…!
La camiseta amarilla finalmente se partió en dos. Rick consiguió deshacer el agarre de los brazos de Morty, mas antes de llevar las manos a los muslos suaves, el chico hizo una ágil pirueta. Rodeándolo, Rick no alcanzó a reaccionar y pronto el Omega se colgó en su espalda. ¿En qué momento se volvió tan rápido? Así que esa velocidad no servía solo para montar su polla, esa fue una revelación que le arrebató el sentido un par de segundos. Al recuperarse, sintió a Morty aferrándose a él con la misma fuerza de antes.
—Me niego a dejarte, Rick, ¡no voy a hacerlo! —le gritó al oído. Reanudando su pelea contra él, Rick empezó esta vez por las piernas atadas a su cintura.
—Nos haces perder tiempo importante, deja de ser un imbécil y entiéndelo.
Rick se golpeó contra el muro de piedra un par de veces, y puesto que no resultó, dando medio giro y sin compasión o paciencia alguna, ya al límite de su enojo, se dejó caer de espaldas. Le faltaban las palabras para decir la frustración que el chico le provocaba. Morty nunca fue bueno escuchando, sin embargo, ahora parecía completamente sordo. Su terquedad actuaba de nuevo contra Rick y la maldita horda corriendo hacia ellos no se detendría para honrarlo, si no lo sacaba de aquí en los próximos minutos, estarían perdidos. Esta vez sin ninguna posibilidad de escapar. Al caer sobre Morty creyó que había ganado.
Pero se equivocó. Dolorido y sin aliento, viéndose a leguas que aún guardaba la energía suficiente para no soltarlo, también estando al borde de su mal humor, la ira le otorgó a Morty la energía suficiente, ayudándole a resistir la falta de oxígeno y reafirmar su agarre en el estúpido de su Rick. Decidido a que no se iría, maldita sea, no lo abandonaría, no importa lo que dijera.
—No finjas ser un héroe. ¡¿Qué es lo que debo entender?!
—¡Que te amo demasiado como para dejarte morir! —gruñó, y sucumbiendo a la furia sus garras y colmillos comenzaron a emerger.
Quiso detenerse y pensar en la ridiculez que pronunció, no obstante, si lo hacía de la forma correcta, podría lamentarse después. Aprovechó los valiosos segundos. Al advertir que Morty se vio afectado soltándolo apenas un poco, lo haló de sus pantalones y en un segundo lo arrastró hasta liberarse de su agarre. El Omega reaccionó muy tarde. Rick lo giró y colocó su pecho tras la espalda del chico, quien se retorció al detectar su intención, aún a sabiendas de que nada bastaría en ese punto. Perdió.
Rick lo mordió en el cuello, justo debajo de la nuca, y Morty se derritió en su abrazo. Sus colmillos no desgarraron la carne, la mordida bastó apenas para activar el instinto del Omega, una suerte de reacción primitiva. Una que lo obligaba a cuidar siempre su espalda en caso de que ningún Alfa estuviera protegiéndolo y, siendo así, de quedarse al alcance de los colmillos/dientes del Alfa y dejarse morder, accionaba un reflejo que lo hacía someterse y caer libremente a lo que su Alfa elegido impusiera. Rick tendía a morderlo en ese punto durante el sexo, esto infundía en el Omega un placer indescriptible que le borraba incluso la capacidad de hablar, enviándolo directo a un espacio donde ninguna otra cosa existía lejos de ese placer.
En ese momento, Morty silenció sus gritos y se rindió al cuidado de su Alfa, confiando en que lo protegería o haría de su cuerpo el nacimiento y la muerte de la lujuria. Rick casi se sintió culpable. Prometió para sus adentros que si lograba salir con vida, lo recompensaría con creces. En tanto, la única opción se imponía. Le acarició el cabello castaño y despacio separó sus dientes de la tierna piel.
—Eso es, ahí esta, quédate quieto. —Le inclinó su cabeza para besarlo en la mejilla, Morty le devolvió el gesto rozándole el cuello con la nariz.
—Alfa… Alfa…
—Sí, bebé, ese soy yo, ahora, no te muevas. —Morty obedeció, aunque todavía intentaba frotar su pequeño cuerpo contra el de su Rick.
—Alfa…, te amo…
Rick se detuvo, el pecho comenzó a dolerle, ¿qué carajo haría si, pese a sus mejores esfuerzos, no sobrevivía? Se aferró a la pistola de portales y no buscó una respuesta. A lo lejos, ya se escuchaban las armaduras y los cientos de pies golpeando el césped. Besó a Morty en la frente y acomodó sus piernas, sosteniéndolo del cinturón lo separó de su pecho, lo colocó a la distancia de su brazo. Quieto y a la orden de su amado, el chico lo miró desde su lugar con ojos de brillante miel. Ojos que le prometían a Rick miles de universos y estrellas colapsando, aventuras, adrenalina… Abrazos, un lecho cálido, amor y devoción infinitos. No lo detuvo, porque Rick podía devolverle eso y más.
Disparó al suelo y soltó su agarre, Morty cayó en el centro, su cabeza desapareció casi en el segundo en que lo hizo el portal. Rick maldijo, se estiró y tomó la pistola láser, asomándose al costado del muro descubrió las largas filas e hileras de samuráis, perfectamente armados que se acercaban. Si los rodeaba, ganaría el espacio suficiente para correr, y si alcanzaba la aldea…
Se tronó los dedos, bebió el trago final de su petaca.
Sobreviviría.
* * *
No sé que tan esperanzador sea el final, pero confío en que Rick puede salir de ahí con apenas dificultades, realmente solo necesitaba hacer que Morty estuviera a salvo para ser tan genial como puede serlo en solitario... De solo recordar cómo estuvo siendo un pepinillo u¬u... Por cierto, lamento mucho los horribles extraterrestes jajaa, te prometo que me inventaré algo mejor cuando edite la historia, mientras, lamento dejarte con los tristes samuráis del espacio XD
De todas formas, omitiendo ese triste detalle, dime por favor qué es lo que te pareció la cosa, creo que debo aumentar mi producción de Rickorty considerando lo poco que he hecho y lo mucho que me gusta este par tan tóxico :3. Hasta entonces, este será el último del 2022 jajaa.
Dime, dime, dime qué es lo que te pareció, ¿crees que se debe cambiar algo o poner o así? Por favor, no dudes en decirme lo que piensas, estaré esperando por leerte :D
¡Feliz fin de año, malnacidos!
¡Te amo, gracias por leerme! <3 <3 <3
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insurgentepress · 4 months
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George R.R. Martin confirma múltiples series animadas de “Game of Thrones”
Múltiples series animadas de “Game of Thrones” están en desarrollo, así lo confirmó el escritor @GRRMspeaking.
Agencias, Ciudad de México.- En una entrada reciente de su blog, el autor de la exitosa saga Canción de Hielo y Fuego, George R.R. Martin , compartió emocionantes novedades sobre la expansión del universo de Westeros. Martin no solo elogió una de sus series favoritas de 2023, Samurái de Ojos Azules de Netflix, sino que también reveló sus propios proyectos animados en colaboración con HBO, todos…
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pletnet · 5 months
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¡Hideo Kojima elogia "Samurái de Ojos Azules" como el mejor anime del año! 🎉🔥 Descubre la serie épica en Netflix que cautivó al legendario creador de Metal Gear.
¡No te pierdas esta obra maestra visual y narrativa! 📺✨
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#Anime #SamuraiDeOjosAzules #HideoKojima
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hiramnoriega · 6 months
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mmcapaz · 4 years
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Probablemente te estés preguntando qué hago escuchando en bucle Cold Lamb Sandwich de Thomas Newman. Cómo puede ser que esté escribiendo esto en horas de trabajo o como es, que esté haciendo cualquier cosa, menos centrarme en lo que tengo que hacer. Que aprovecho para revelar aquí, no es nada.
Lo que quiero realmente quiero preguntarme es si es nada porque yo lo he inventado o si es nada, porque realmente no hay nada que hacer.
Hace unos meses que entre en un estado de aletargo en el trabajo que no me enamora en absoluto. Aprovecharé ahora para echarme todas las flores que pueda sobre mi tumba, quizá algún día no habrá nadie para poder colocarlas.
Yo, que me concebía a mí misma como alguien con poder, alguien capaz de solucionar, analizar, resumir, recluir, elegir, decidir y contestar en cualquier situación o momento que se presentara, fácil o difícil.
Yo, que escribía libros en papel de servilletas en los bares para dárselos a personas que no entendían ni querían entender mi relojería. La enamorada, la eterna víctima del dolor, la soñadora. La que quería volar el metro de Madrid por amor y que todo, absolutamente todo el mundo, lo supiera. La que aprendió con Sara a enamorarse en los sueños, en los días y también en muchas noches.
Todo eso lo recuerdo, no puedo olvidar que fuera real. Ni en cien mil años me olvidaré de aquella persona. La que estallaba.
Pero, ¿dónde estás personita ahora?
¿Qué ha pasado con esos sueños que metiste en una caja de cristal? Pequeñita, diminuta, cada vez más chiquitita.
Enormemente pequeña como el piso aquel, del que te fuiste, no sin antes tumbar el colchón en el suelo (¡el suelo!) con tu amiga de la eternidad, para pensar en qué extraña magia te había convertido en lo que ahora eres. ¿Cómo unas paredes tan feas, llenas de gotelé, te habían hecho creer que no valías más que la pintura que se escurría hacia abajo aquella vez?
¿Qué ha pasado con los planes de crecer? ¿Con los planes de convertirte en tu mejor tú, el que planeaste para ti? ¿Córcega, Champaña, Reims, la Isla de Java, Tokio y Osaka? ¿Coimbra, Coura?
¿Qué ha pasado con el poder que le dijiste a el que tenías para pintar lo que no te gustaba, o eso de no tener siempre la misma personalidad para no aburrirte?
Hace poco te han dicho que eres una mediocre, una palabra que siempre has temido. De hecho, la has temido tanto que sólo la has dicho cuando estabas enfadada y proyectabas odio hacia personas que sabes en tu fondo, que no lo merecían. Una palabra a la que le tienes miedo y respeto porque tus padres te han enseñado que nunca nadie tiene el suficiente poder como para poder usarla. Cuánto te han enseñado tus padres, muchas gracias.
No sólo te han dicho algo así, sino que además te han dicho que nadie entiende qué estás haciendo aquí, ¿a qué te dedicas? ¿a qué te dedicas María?
Porque hace años vendías libros, novelas gráficas, luego historia, luego ética y por último ensayo. Novelas que se venden como churros no, lo comercial sólo se puede leer en vacaciones. Hace más años, programabas eventos, movías grupos de personas, tratabas con personas que movían más dinero del que nunca llegaste a entender. Ibas a sitios con gente que hablaba de temas que a veces no sabías ni si entendías, ¿pero ¿qué te importaba a ti? Nada, el personaje, tu personaje era infalible. Como una vez hace mucho tiempo te dijo el, te inventaste un personaje para huir de ti pero que siempre estaría pegado a tu mejor yo, y además, le otorgaste el poder de la inmortalidad. El poder más importante y a la vez más peligroso que existe. Pero, qué sabías tú, a ti te encantan las películas y las novelas eternas de caballeros con historias de amor.
Y hace mucho más que todo eso, dibujabas. Pero no era el dibujo lo que te gustaba, eran las ansias de crecer, de avanzar, de emprender. Siempre te ha gustado emprender, porque cierto es, que mandar te gusta más que a tu padre los pistachos.
Talento para la supervivencia y memoria selectiva para recordar lo que te interesa no, lo que sirve. ¿Cómo pudo decirte entonces que no servías para nada? ¿A ti?
A ti, que te vas a seguir echando flores en 50 hojas porque esto es lo único que tienes. Rabia dentro de ti, rabia de sentirte la última, la tercera, la cuarta o la quinta. Rabia porque siempre has ganado y ya te dijo alguien alguna vez María, que no todo es ganar o perder.
Que tenías que hacer 10 grises de escala gradada entre el negro y el blanco. Porque existen los grises. Aunque tu fueras actriz, y grabaras aquel vídeo sobre el Todo o Nada. Y te levantarás con el gato que parecía una pistola y te besaras con Daniel en los baños, y pegarás a Carlos y luego le pidieras perdón a Dios. Para, no vuelvas a este túnel de color. Ya sabes que no te lleva a ningún sitio, sólo escribe como Salinger.
Estoy confusa. Admiro a los líderes que admiro, no a todos claro. Hay errores en la historia y en la sociedad. Pero también hay contextos, hay contextos y cultura, tradición, leyendas, todo eso que las personas vamos olvidando poco a poco.
Pero si hay alguien que admiro, lo sigo hasta el final. Como un samurái a su señor, aunque tuviera que convertirme en Ronin. Lo haría. Pero seguir a un líder que no admiro… callar cuando lo que siento es ganas de gritar, llorar cuando lo que debería hacer es soñar. No puedo.
No puedo, por eso estoy aquí. No sé si es que he tenido suerte (que seguramente, mucho más que otros he tenido en todos los aspectos de mi vida) o es que nunca me han dicho que realmente, no eras tan buena María.
Aún te quedaba mucho por crecer y por aprender. Y es curioso, porque esto así dicho claro que lo pienso, claro que siento que aún soy un Padawan, aún no puedo tener mi sable láser azul porque eso sería imposible. ¡Sólo tengo 30 años y aún ni siquiera he aprendido a utilizar la fuerza! A pensar antes de hablar ni a hacer un sencillo cálculo matemático antes de empezar una dudosa financiación…
Pero eso no exime lo que siento. No exime que siento que valgo mucho, porque me he probado, me he puesto a 100 y a 1000 y no he roto con mi maquinaria. He soñado muy fuerte y se ha llegado a escuchar. Y Sara y yo tuvimos una vez la medalla de oro en nuestras manos, y no una joder, muchas veces. Y lo hicimos nosotras, sólo nosotras. Os puedo asegurar que recuerdo cada una de las palabras que se dijeron en todas esas salas, de hecho, si tenéis cámaras, podéis verlo, escucharlo, sentirlo.
Cada día de luz junto a ella, cada fiesta, cada bar, cada beso con todas y todos aquellos susodichos, puede contároslo. Era pura inspiración, y no como la inspiración en la que pensáis, pura inspiración.
No sé como has dejado de recordarte María. Deja de escribir esto tan triste, vuelve a recordar quién eras y lo que hacías, y sobre todo, porqué lo hacías. Quién eras antes y después de los libros, antes y después de ver Meet Joe Black y llorar con la tarta de naranja. Antes de que Hopkins te mirara con los ojos de Death and Taxes. Y vuelve, vuelve por favor, vuelve porque si no vuelves tú, nadie va a poder ir a buscarte.
Acuérdate de ti misma.
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facarous · 7 years
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Warriors│WMatsui – Capítulo 19 (Traducción al español)
“Sus katanas son como una extensión de sus brazos. Nunca dejen el clan sin ella, y tengan el mayor de los cuidados con ella,” Rena declaró.
Jurina escuchó distraídamente las palabras de su instructora – teniendo una expresión solemne al dirigirse hacia los quince estudiantes frente a ella – su atención más atraída a su hermana entrenando kyudo no muy lejos.
Esa mañana, la lección de kenjutsu no tuvo lugar en el dojo como había sido por meses, si no en el patio del clan. Jurina inmediatamente supuso que significaba cuando la samurái les informó de este pequeño cambio. En realidad, estaba prohibido llevar una katana dentro del dojo, y Jurina sabía que hoy era el día en que ellos finalmente cambiarían sus espadas de madera por una real.
A pesar de que había esperado por ese momento por tanto tiempo, se distrajo tan pronto como descubrió que iban a entrenar cerca a los estudiantes de kyudo. Al principio, sus ojos iban hacia su hermana de vez en cuando, pero ahora, estaba prestando más atención a ella y a la instructora de kyudo a su lado que a nada más.
Mayu había terminado de disparar algunas flechas – demasiado cerca del centro para el asombro de Jurina – y la mayor de ellas ahora le recibía con una sonrisa, su mano descansando delicadamente en su hombro. Los otros estudiantes no estaban prestando atención a su intercambio – muy concentrados en sus propios blancos – pero Jurina podía leer el lenguaje corporal fácilmente. Los dedos estaban ahora dejando el hombro de su hermana para acariciar su brazo, provocando una expresión de placer en los labios de Mayu, y unas cuantas palabras saliendo en el proceso.
Desafortunadamente, Jurina estaba demasiado lejos para escuchar algo, pero eso no la detuvo de observarlas de cerca por un poco más. El afecto de la una por la otra ya no era un secreto; ella había sido testigo de los primeros signos de ello unas cuantas semanas después de su llegada al clan, pero las palabras tranquilizadoras de Mayu no pudieron borrar su preocupación satisfactoriamente. Por lo que había observado últimamente, la instructora de kyudo parecía una buena y atenta persona como su hermana había dicho, aun así, sabía que debería de intercambiar algunas cuantas palabras con ella tarde o temprano.
Desde su niñez – y a pesar de ser la menor – siempre había cuidado de Mayu. No porque se sintiera obligada a hacerlo, era natural en ella. Su deseo de protegerla de cualquier cosa y persona no había decrecido ni una vez desde su llegada al clan, pero era consciente que su papel estaba siendo progresivamente tomado por alguien más. Cierta instructora de kyudo con la que debía de tener una plática muy seria, si es que quería confiarle a su hermana.
“Ahora, voy a enseñarles cómo desenvainar y envainar su katana efectivamente,” Indicó Rena.
La voz de Rena la sacó de sus pensamientos y Jurina miró de vuelta hacia ella, observando los dedos de la instructora de kenjutsu cerrándose en su tsuka roja, y sacando su espada en un solo y rápido movimiento.
“Parece fácil,” dijo Rena al colocar la katana de vuelta dentro de su saya sin esfuerzo, “pero necesitan ser muy cuidadosos. Un momento de descuido, y su filo les cortará. Es por eso por lo que quiero que intenten muy despacio, su atención nunca dejando la hoja.”
Jurina frunció el ceño ante la extraña petición: los ojos de la instructora de kenjutsu no habían mirada ni una sola vez sobre su katana durante la demostración. ¿Era ese simple acto tan difícil como lo describía? ¿O estaba siendo demasiado cuidadosa con ellos?
Por el rabillo de su ojo, Jurina notó a sus compañeros de entrenamiento obedecer las instrucciones, hojas siendo sacadas una después de la otra escrupulosamente. Su mano izquierda descansando en la saya, mientras la otra sujetó la tsuka, sacando la hoja lentamente. La confusión la envolvió por completo cuando consiguió imitar la acción muy fácilmente, y no prestó demasiada atención a su hoja cuando la colocó de vuelta a la saya, siseando inmediatamente cuando la hoja cortó su palma izquierda.
El sonido no solo alertó a los otros aprendices – cuyas cabezas estaban ahora volteadas en su dirección – también alertó a la instructora de kenjutsu. Cuando Jurina estaba revisando molesta el corte en el interior de su palma, notó por su visión periférica una figura aproximándose, y escuchó una voz llamándola suavemente.
“Muéstreme,” pidió Rena.
“No es nada,” Jurina respondió rápidamente, Su palma cerrada inmediatamente a fin de esconder la herida, y sus labios estaban ahora fuertemente sellados para evitar algún sonido escapar de su boca ante el pulsante dolor.
“Muéstreme,” repitió Rena.
Jurina miró hacia arriba ante el tono insistente de su protectora, suspirando abatida cuando supo por su decidida mirada que no lo dejaría pasar. De mala gana, dejó que sus dedos se abrieran cuidadosamente, revelando el corte de tres pulgadas.
“No es muy profundo,” Rena informó, después de una estudiosa observación de la herida, “sanará rápidamente, y no dejará cicatriz. Pero necesita ponerle un vendaje.”
“No es necesario,” respondió Jurina, deslizando su mano del agarre de su protectora en desaprobación. “Puedo continuar con la lección.”
Jurina sostuvo su tsuka de nuevo, más que decidida a remarcar su punto, y no queriendo perder un momento de la clase debido a su estúpido error. Desafortunadamente, parecía que su protectora no había dicho la última palabra.
“No está a discusión, Watanabe-san.”
Jurina jadeó, sin creer el súbito tono áspero dirigido hacia ella. Buscó los ojos de su protectora por una explicación, pero la chica mayor ya estaba alejándose. Podía decir que los otros aprendices también fueron tomados por sorpresa por la actitud de la instructora – era de verdad muy raro escucharla levantar la voz – y todos ellos estaban mirándola con desconcierto, el ejercicio anterior olvidado por completo.
“Bien,” Finalmente Jurina cedió. Una parte de ella quería insistir en que era demasiado inútil, pero no quería entrar en una pelea con su protectora. “Regresaré pronto.”
Jurina ya había girado sobre sus talones cuando la voz de Rena la detuvo. “No, usted no asistirá a las clases hasta que su herida este completamente curada. Deje su katana.”
“¡Esto es absurdo!��� Exclamó Jurina sin pensar cuando dio media vuelta. Solo era una pequeña herida. ¿Por qué rayos estaba haciendo semejante escándalo por eso?
Ahora podías casi escuchar un alfiler caer, al ningún aprendiz atreverse a hacer ni un solo movimiento o decir una sola palabra, asombrados por el intenso intercambio y la inusual confrontación. Incluso los estudiantes de kyudo atraídos por la ahora acalorada conversación, Mayu mirando sorprendida a Jurina desde lejos.
Jurina maldijo por lo bajo, no creyendo que se hubiera atrevido a levantarle la voz a su protectora, especialmente frente a los otros. Nunca había hecho eso antes ni una vez durante los entrenamientos, entonces, ¿Por qué dejó que la frustración tomara control sobre ella repentinamente? Aunque la orden de su protectora estaba más allá del entendimiento, sabía que nunca debió de reaccionar de esta manera. ¿Qué estaba pasando con ella?
Sin decir una palabra, Jurina dio unos pasos hacia delante y se inclinó frente a Rena, presentando su katana con ambas manos. “A sus órdenes, instructora.”
No pudo evitar la ligera amargura colarse en su voz cuando se dirigió a ella, y esperó pacientemente a que tomara su espada. Tan pronto como sintió la espada deslizándose de su agarre dio media vuelta sobre sus talones, evitando hábilmente la mirada de su protectora. Su agudo oído no pasó desapercibido el gentil llamado por su apellido, pero lo ignoró, dejando el patio de inmediato.
Rena no estaba sorprendida en lo más mínimo cuando desmontó su yegua en el bosque, y encontró a Jurina entrenando – katana en mano – a unos cuantos metros. Tan pronto como la joven se retiró de su lección, la culpa la bañó, y no puedo evitar revivir su confrontación durante el resto de la clase. Una pequeña voz dentro de su cabeza también le había dicho que su testaruda protegida simplemente pudo no haber accedido a su demanda, aunque la había aceptado a tiempo y devuelto su katana. Por eso es por lo que había – tan pronto como terminó la lección – ido hacia el lugar donde había descubierto que a la joven le gustaba entrenar sola durante la tarde.
“¿Qué está haciendo?” Exclamó Rena desaprobatoriamente, decepcionada de que no la hubiera escuchado. “Su herida aún no ha sanado.”
“Es solo un pequeño corte,” replicó Jurina con un gemido cuando sus ojos se encontraron. Había escuchado a un caballo aproximándose hacia un momento, pero había esperado el último instante para reconocer su presencia. Después de todo, aún recordaba su reciente confrontación, fallando en comprender porque su protectora la había echado, y con tanta severidad. “No podía permanecer ociosa en mi habitación, mientras los demás estaban entrenando.”
“Sabía que no obedecería mi orden,” Rena suspiró, sus ojos cayendo en la desconocida katana en la mano de Jurina, y su tsuka azul. “¿Cuál es esta katana?”
“Perteneció a mi padre,” Jurina respondió, y estaba a punto de ponerla en su saya – esta vez definitivamente más cuidadosamente – cuando notó por el rabillo de su ojo la mano extendida de Rena.
“¿Puedo?”
Aunque confundida por la petición, Jurina asintió después de un momento de duda, observándola cuando tomó el arma y la estudió en silencio. Al principio, se sintió un poco extraño ver las manos de alguien más en la katana que tenía un gran significado para ella – Mayu siendo la única que ocasionalmente la había cargado durante sus viajes – más, sin embargo, no pensó ni una vez pedirla de vuelta, al final no tan molesto como pensó que sería la inesperada ocurrencia.
“La hoja esta embotada,” Afirmó Rena después de un momento. “Puedo pedirle al herrero afilarla si es que desea usar esa espada en un futuro.”
Tomada por sorpresa por la generosa oferta, Jurina no respondió inmediatamente. El recuerdo de su reciente pelea aún estaba demasiado grabada en su mente, pero la frustración, que estaba sintiendo hasta ahora, disminuyó al instante ante la vista de la gentil sonrisa de Rena. “Gracias.”
Rena la colocó en su saya con experiencia, su atención pronto yendo hacia la herida mano izquierda de Jurina.
“Lo siento por desafiar tu autoridad en frente de los otros,” dijo Jurina, cuando Rena atrapó su mano para revisar el vendaje que el doctor del clan había aplicado. “No era mi intención. Me estaba sintiendo un poco…”
“Frustrada. Lo sé,” Rena la interrumpió gentilmente sin mirar hacia arriba.
“No entendía porque querías que dejara la lección por completo,” continuó Jurina. Esperaba que su protectora finalmente le diera una explicación, pero las palabras no salieron de sus labios, sus ojos aún fijos en la palma de su mano. “¿Por qué lo hiciste?”
“Estaba distraída,” Rena explicó calmadamente. “Estaba observando a su hermana cada tanto.”
“¿Te diste cuenta?” Jurina jadeó. Sí, ella había estado distraída, pero en ni una ocasión pensó que su instructora se había dado cuenta, la chica mayor ni una sola vez intercambió una palabra al respecto, y la creyó concentrada en la lección y en los otros aprendices.
“Lo hice,” Rena asintió. “No quería ser tan dura con usted, pero sabía que no me escucharía de otra manera. Temía que se lastimara más seriamente si continuaba.”
La mirada de Jurina se suavizó ante la confesión. Una preguntaba estaba ahora quemándole los labios y tomó la mano de Rena cuando ella – aparentemente satisfecha con su aguda observación – trató de retirarla, no importándole en lo mínimo si la abrupta acción provocaba un agudo dolor en su palma izquierda. “¿Por qué te preocupas tanto?”
“Es mi deber como su protectora.”
Jurina sintió la mano tratando lentamente de librarse de su agarre, pero se rehusó a dejarla ir, la incredulidad cayendo sobre ella ante la declaración de la chica mayor. Sí, la instructora de kenjutsu era una mujer muy serena, difícil de leer la mayoría del tiempo, pero podía decir por su ligera incomodidad, que estaba escondiendo algo de ella.
“¿Es todo lo que soy para ti?” Jurina elevó su voz, en una mezcla de molestia y dolor. No le importaba si ahora su protectora la estaba viendo con sorpresa, obviamente no esperando tal arranque. Ella quería la verdad. “¿Alguien por quien ver por un año?”
Jurina levantó su mano derecha para acariciarle su mejilla, tratando de descifrar el actual malestar en los ojos de la chica mayor al acercarse más. Su mirada en aquellos labios que estaban obstinadamente rehusándose a dar una respuesta, el recuerdo del breve beso de pronto resurgió en su mente. De alguna manera, no podía apartar la mirada de esa vista, y la respiración pesada e inconsistente de su protectora no pasó desapercibido.
La imagen de Annin brotó inesperadamente en su cabeza, y la pregunta que había le había hecho – y que había fallado desesperadamente en responder – vino a su mente. Aun no podía comprender del todo la razón detrás de sus ligeramente acelerados latidos de su corazón, y se rehusaba a formular una respuesta a esa pregunta. Nunca en su vida, se había sentido de esta manera con alguien. Era completamente inquietante.
El amor por su hermana era incondicional, y ella podría dar su vida sin dudarlo. Si ella no hubiera insistido tanto, nunca hubiera venido a este clan, simplemente satisfecha por su sola presencia a su lado. A pesar de que el lugar parecía seguro, sabía que eternamente se preocuparía por ella, sin importar cuanto Mayu tratara de convencerla de que ya no había razón para preocuparse.
La amistad de Churi – tan improbable como aún parecía algunas veces – era algo que quería más que nada. Su presencia le trajo una paz que nunca había experimentado antes, y gustaba de cada segundo de su tiempo que pasaban juntas. Pero no la deseaba. Ni una vez, había deseado probar sus labios y explorar su cuerpo con sus manos. Su relación era – al principio – desconcertante, considerando que nunca había tenido ese tipo de relación con alguien antes, y fracasó en entender que esperaba de ella, pero todas las preguntas se habían desvanecido poco a poco en el aire. No le importaba que significaba eso: ella solo sabía que quería preservar esa gentil sonrisa siempre dirigida hacia ella.
“No,” la temblorosa voz de Rena la sacó de sus pensamientos.
Jurina sintió la mano tratando de soltarse de su agarre – de nuevo – pero no obstante ella se mantuvo firme. Su contacto estrecho le trajo la irreprimible necesidad de conectar sus labios, y colocó momentáneamente, la pregunta sin responder atrás de su cabeza, moviéndose hacia adelante a pesar de las protestas de su protectora.
Jurina ni siguiera notó los labios estando completamente inmóviles contra los suyos, demasiado concentrada en choque de electricidad cruzando su cuerpo. No se sentía nada como los numerosos besos que había intercambiado con Annin. Desafortunadamente, el momento fue pronto interrumpido, cuando los no colaboradores labios de Rena abandonaron los suyos de pronto, e inclino su cabeza hacia un lado.
“Esto nunca debe suceder de nuevo,” la regañó Rena, a pesar de que su voz era apenas un susurro.
Los ojos de Jurina se abrieron y la miró sorprendida, esta vez soltándola cuando Rena se alejó. Podía discernir el reproche en aquello ojos que estaba evadiendo los suyos – sin mencionar que ahora se daba cuenta que ella no había respondido al beso – pero podía decir que no estaba completamente molesta con ella. Sí, estaba negando su toque por ahora, pero los erráticos latidos del corazón que podía sentir detrás del pecho de su protectora cuando depositó su mano derecha sobre él en curiosidad, le decían que había otra razón para su extraño comportamiento.
Jurina abrió la boca para hablar, pero la instructora de kenjutsu giró sobre sus talones abruptamente, previniéndola de decir una sola palabra. La frustración la bañó de inmediato ante la actitud de su protectora. No podía comprender la razón detrás de su afirmación y súbito deseo de poner cierta distancia entre ellas, pero – al verla montar su caballo sin mirarla ni una vez – se hizo la promesa de romper el secreto detrás de su impredecible acción. Su atracción por su protectora era ahora más que obvio, y ella estaba decidida a probas esos suaves labios de nuevo.
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angel5239 · 7 years
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Miraculous Holders Antiguos~ Parte 4: Tomoe Gozen
ADVERTENCIA: Estas son mis ideas o especulaciones, no debe ser tomado como algo confirmado. Esto puede contener spoilers de los capítulos de Orígenes.
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Este es el cuarto y último de 4 análisis sobre los portadores presentados en la primera parte de Orígenes. Si quieres leer los demás, ven al índice.
(Música de ambiente: Jigoku Nagashi - Jigoku Shoujo OST)
Tomoe Gozen en la Vida real (Leyendas y Cultura Popular)
Tomoe era especialmente hermosa, de piel blanca, pelo largo y bellas facciones. También era una excelente arquera, y como espadachina era una guerrera que valía por mil, dispuesta a confrontar un demonio o un dios, a caballo o en pie. Domaba caballos salvajes con gran habilidad; cabalgaba por peligrosas pendientes sin rasguño alguno. Cuando quiera que una batalla era inminente, Yoshinaka la enviaba como su primer capitán, equipada con una pesada armadura, una enorme espada y un poderoso arco; y ella era más valerosa que cualquiera de sus otros guerreros.
^Fragmento del Cantar de Heiki, un poema lírico japonés (x)
Tomoe fue una samurái femenina o como se dice en japones “Onna Bugeisha” del siglo XII. Su nombre Tomoe significa “Circulo perfecto” y Gozen es un título honorario que se le asignó, no es su verdadero apellido.
Nació por el 1157, en el seno de una familia de samuráis. Las mujeres en estas familias aprendían las habilidades y el honor de un samurái. En vez de una espada, las mujeres usaban la Naginata, un arma de asta parecida a la jabalina debido a su longitud y a su facilidad de uso en combate durante el Japón feudal.
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Además eran buenas en la arquería y tenían un Kaiken, un espada pequeña de doble filo.
Mientras los hombres combaten en los campos de batalla, ellas lo hacen para proteger el hogar de clanes enemigos, incluso eran el último recurso en caso de guerra y protectoras del castillo del Emperador. 
Junto a su esposo, Minamoto Yoshinaka (aunque otras versiones dicen que era su asistente o amante) participaron la Guerra Genpei, un conflicto entre los clanes Taira y Minamoto por los años 1180 hasta 1185 (Final de la Era Heian) 
No se sabe que fue de Tomoe después de la guerra: unos dicen que ella murió tratando de salvar a Yoshinaka de una acusación de conspiración en la Batalla de Awazu, otros que después de la guerra, vivió sus últimos días en un templo budista o que cometió Jigai, que es el ritual suicida de las Onna Bugeishas.
Cabe resaltar no se sabe si Tomoe realmente existió, porque la única prueba de su existencia es en el Cantar de Heiki.
Pero su historia ha inspirado a muchas otras samuráis femeninas importantes, como Nakano Takeko, del Clan Aizu. (Si tienen oportunidad, miren su historia, que es muy emocionante <3)
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^Takeko Nakano, importante Onna Bugeisha del Siglo XX
En cultura popular, es un personaje que ha aparecido en muchas medios:
Aparece como personaje en la franquicia de videojuegos RPG llamado PERSONA, spin-off de la saga Megami Tensei. También hay animes y mangas  pertenecientes a esta franquicia.
En este universo, las Personas son la materialización del psique/sentimientos de un ser humano que pueden ser controladas para distintos fines. Cada generación de Persona puede estar basada en alguna mitología, historia o cuento literario.
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En este caso, sale en los videojuegos/anime/manga Persona 4 (x)(x) siendo la “persona” de Chie Satonaka, una chica que le gusta el Kung Fu.
Lleva un traje amarillo con negro, un casco, una especie de protectores a modo de falda, una naginata con puntas afiladas en cada extremo y maneja poderes de hielo. (¡AMO EL DISEÑO!)
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Curiosamente, la ropa de Tomoe es similar al vestuario de Bruce Lee en la película “Game of Death” y al de Beatrix Kiddo/La Novia de “Kill Bill”. Ambas películas son de artes marciales.
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(Referencia tras referencia... I love it cuando pasan estas cosas XDDDDD)
Siguiendo en tema de películas, en una de las curiosidades de “Kubo y La Búsqueda Samurái” se dice que Tomoe fue la inspiración para crear a Las Hermanas, tanto en concepto de guerreras (siendo ninjas, no samuráis) como en la vestimenta.”)
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Por el lado de la literatura, también cuenta con una saga en los géneros de ficción histórica y fantasía, escrita por Jessica Amanda Salmonso por los años 80′s. Tienen por títulos:
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Para la re-publicación del primer libro en 1999, se nombro como The Disfavored Hero.
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Tomoe Gozen en Miraculous
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(Música de Ambiente: Gradus Prohibitus - Madoka Magica OST)
Vemos que Tomoe está enfrentando una bestia alada gigante mientras aparecen botes con personas atrapadas (círculos negros) en un mar agitado, debido a una tormenta (por como se ve el cielo y por como se ve la ola gigante).
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A diferencia e las otros monstruos que eran identificables, el monstruo que se presenta en la imagen es muy difícil de saber, al menos para mí (hice lo mejor que pude, lo juro ;0;) Lo más seguro es que sea una creación propia de los escritores de la serie, pero tengo una idea de lo que podría ser.
Mi interpretación de la Bestia/Monstruo:
<Físico>: tiene las características físicas de diferentes animales, lo cual hace ver que puede ser una Quimera:
Alas enormes
Un cuerpo muy grande y robusto
Patas traseras delgadas (las delanteras no se ven por una ola)
Una cola marrón con anillos.
Cuello largo
Cabeza bastante pequeña en relación con el cuerpo.
Finalmente, un rostro sin ojos cubierto por un “casco” con una punta o antena. 
A simple vista, la Bestia me recordó de forma muy vaga a un “Alicornio” (xD) que es la combinación de un Pegaso y un Unicornio; un ejemplo es Pegasus de Sailor Moon SuperS, sobretodo porque aparte de tener las alas tiene un cuerno de oro que lo podemos asemejar con esa “antena” que tiene el monstruo..
También hay similitudes con el Kirin, mejor conocido como Quilin (x), una criatura sagrada conocida en la mitología japonesa, china y coreana. Su descripción dependen de la mitología, además, son conocidos vagamente como “Unicornio Asiático” (x)(x)
Una referencia popular sobre estos seres es la serie de anime y novelas The Twelve Kingdoms (Los Doce Reinos) que fueron escritas por Fuyumi Ono.
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<Función>: Tomando en cuenta el ámbito (Japón) y el antagonismo de la bestia, decidí relacionarlo con mitología japonesa y están estos dos yokais: 
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+Umi-bozu+: Fantasma (Yokai) con forma humanoide, cuerpo formado por nubes oscuras y cabeza redonda y grande que recuerda a los monjes budistas. Se le aparece principalmente a pescadores. Si se enfurecen, pueden volcar y hundir a las personas en el mar.
+Isonade+: Fantasma (Yokai) con forma de Tiburón. Su objetivo es acercarse a los barcos de forma sigilosa y volcarlos con su cola. Los vientos soplan fuerte cuando estos seres aparecen.
Me gusta pensar que el monstruo puede ser el causante de los cambios climáticos que pasan en la imagen, así como estos seres.
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+ Pintura Utilizada: Es una estampa japonesa “La gran ola de Kanagawa” o conocida solo como “La Ola” realizada por el pintor Katsushika Hokusai alrededor de 1830 y 1833. Pertenece a la técnica de grabado y al estilo Ukiyo-e (grabados realizados mediante xilografía o técnica de grabado en madera)
Así como Juana, su imagen está basada en un tipo de pintura y ahora en una de las más famosas en Japón.
Como pueden ver en la comparación, los únicos detalles que fueron agregados son la Bestia y Tomoe.
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Viva el Photoshop... x2... lol
Algo importante es su “sentido de lectura” debido a que puede cambiar tu percepción de lo que está pasando. Teniendo en cuenta que los occidentales leemos de izquierda a derecha, nosotros entendemos la pintura diferente a como lo haría un japonés, que lee de derecha a izquierda. Puedes darte cuenta "si pones la pintura al revés”
Como ve la pintura un occidental: Los barcos están atrapados o tratan de escapar de la Ola.
Como ve la pintura un japonés: Los barcos hacen frente a la Ola, aun si eso les cuesta la vida. 
De las dos, es más correcta la visión del japonés debido a como están direccionados están los barcos. Si aplicamos esto a la imagen con Tomoe tenemos algo así:
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En conclusión, la imagen invertida es lo que realmente está pasando y representa un escenario aún más aterrador.
¿Cuál es su Miraculous?
En la caja de los Miraculous, solo hay uno con temática de ave, pero puedo decir con seguridad que NO es el del Pavo Real. 
Vamos a comparar a Tomoe con la villana portadora que aparecerá en próximas temporadas, Le Paôn.
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Similitudes:
Básicamente son 3 cosas que tienen en común:
+Sexo: Mujeres.
+Color de la vestimenta: Es visible el azul entre Le Paon y Tomoe.
+Temática: Aves. Tomoe sus alas y Le Paon su cola.
Diferencias:
+ NO tienen el mismo tipo de arma: 
Aunque hemos visto que hay armas que cambien con la época (véase Adrien y Alya con sus antepasados), este no es el caso debido a que Tomoe posee una Naginata mientras que Le Paôn tiene un abanico y “algo que es como una pluma” en su mano.  
+ La vestimenta entre ambas NO es igual: 
Tomemos como ejemplo a las portadoras de la Catarina (Ladybug y sus antepasadas) ya que odas tienen rojo con motas/manchas negras en su ropa. 
Lo que significa que todas las portadoras del Pavo Real deben de tener una cola con estampa de ojos. En el caso de Tomoe, ella no tiene este patrón en su traje.
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En conclusión:
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~ PERFIL DE TOMOE GOZEN:
En cuanto a sus atributos, las casillas completas son Animal, Portador, Arma y Habilidades y las demás son desconocidas.
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Se agregarán más cosas cuando haya información oficial. 
¿Qué teorías tienen sobre el monstruo que pelea con Tomoe-sama? ¿O que piensas que sea? Recibirás galletitas imaginarias <3
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ff85yg · 7 years
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Day 3: Historical AU
Soukoku Week 2017
Fandom: Bungou Stray Dogs
Pairing: Soukoku [Dazai Osamu x Chuuya Nakahara]
La desalmada jauría de llamas aullaba a la luz de una luna indiferente, gigante y frívola. Los aldeanos huían de las brasas saltando de las fogatas aledañas en que se convirtieron las casas de los vecinos. El incendio avanzaba de la periferia del pueblo hacia el centro, arrinconándonos. En las calles estrechas la gente gritaba, y su miedo y sufrimiento era ensordecedor, aturdía los sentidos, apagaba cualquier calma que pudiera tenerse, convirtiendo a seres con un grado de raciocinio en meros animales asustados porque no sólo el fuego los asechaba.
El fuego era el esbirro menor de un mal mayor montado a caballo, estandarte enemigo empuñado en una mano, anunciando que no habría sobrevivientes, que éramos la declaración de guerra firmada con sangre a nuestro señor feudal.
Las personas corrían llevando lo importante en brazos. Los niños cargaban con sus juguetes de trapo o mascotas, y los padres con su tesoro más preciado, sus hijos. Nadie me llevaba a mí. Entre botes de semillas, con la espalda convulsa de hipidos, rodillas dobladas al pecho, cubriéndome los oídos, ojos cerrados; lloraba cubierto de heridas en un callejón. Las heridas no eran producto del ataque, sino de la vida diaria de un bastardo de nueve años.
Brazos cubiertos de marcas rojas, espalda repleta de moratones y pies ampollados. Considerado menos que un animal. Un hijo no reconocido de un noble, abandonado a su suerte en un pueblo, desde que alcanzó a ponerse en pie. Un desecho que se refugiaba donde podía y que comía lo que alcanzaba a mendigar o a robar. Un niño sin amor que desconfiaba de la caridad, y que en el secreto de sus noches solitarias y heladas, añoraba cariño.
Era un niño solo en la guerra, rogando a los dioses (si existían) que se apiadaran de él.
—¿Qué tenemos aquí? —la voz áspera de un soldado de raída armadura, y el murmullo de su katana, fueron la negativa de los dioses a mi suplica.
El hombre se acercó, y con el filo de su sable reflejando las lenguas rojizas y naranjas, que empezaban a consumir la pared de la casa contra cuya pared me refugiaba, me hizo levantar el mentón. Aterrado, sabiéndome abandonado, dos gruesas lágrimas rodaron hasta mis puños.
"Un bastardo como yo no tenía derecho a vivir, ¿cierto, mamá?", pensaba, ella lo había dicho cuando llegamos a ese lugar y soltó mi mano en la multitud. Pero yo me había aferrado tercamente a la voluntad de vivir.
—No vayas a moverte, pequeño —retrocedió la katana un centímetro, tomando impulso para clavármela en la garganta.
Apreté los dientes, odiando a la vida, odiando el ser un crío incapaz de moverse, y acepté mi patético destino.
—Hagamos esto rápido...
—Estoy de acuerdo.
La katana cortó mi carne... en una línea oblicua que subió superficial del cuello al mentón, y el hombre cayó contra la casa del frente.
Abrí los ojos, confundido... y lo vi.
Lo vi de pie, frente a mí, con el cabello naranja del atardecer ondulando sobre el rojo, negro y blanco de sus ropas, no era una armadura samurái, sino un conjunto soberbio de simple tela, conformando por un haori, kimono y hakama. Ningún humano que blandiera una katana como la suya, con la tsuba de oro, iría al centro de la batalla sin armadura. No un humano, sí un demonio que me doblaba la edad.
—¿Puedes levantarte? —su mirada azul penetrando mi alma aterida.
Asentí.
—Pues hazlo y corre al templo. Ve directo con el general Mori y dile que me hice cargo de los imbéciles del este.
—Pero... —aun escuchaba gritos en las calles de junto.
El demonio me ignoró, caminó a la batalla y abrió las puertas del infierno a los enemigos, acabándolos sin esfuerzo, haciendo llover sangre, carne y muerte delante de mí.
—¿Por qué sigues aquí? —cuestionó al girarse, tan pequeño para el tamaño de los demás hombres, tan grande a mis ojos.
Pensé rápido.
—No sé quién debo decirle al general que se hizo cargo de los rebeldes —necesitaba conocer su nombre.
—Nakahara Chuuya —limpió la katana en el interior oscuro del haori—. Ahora vete. Debo cumplir mi palabra antes de que llegue a oídos del general.
Asentí una, dos veces y eché a correr rumbo al templo, por un camino cubierto de cadáveres, de fuego y locura. Corrí con el nombre de mi salvador retumbando en mi pecho, en mis labios. El nombre de mi demonio. Y cuando por fin pude decirlo, cuando el mensaje fue entregado, lo supe.
—¿Y quién eres tú, niño? —preguntó el general por mera cortesía, luciendo una inquietante sonrisa calma.
—Yo —dudé un segundo. Me armé de valor y lo dije. No iba a rogar, no iba a suplicar. No. Me concedería mi deseo por mi cuenta—... soy su aprendiz.
Quisiera mi demonio o no, lo seguiría hasta los confines del mundo y me convertiría en un ser como él, capaz de estar a su lado. Esa promesa me la hice a mí mismo, y esa promesa la he mantenido, cuidando sus espaldas, compartiendo la oscuridad, sujetando su mano en el campo de batalla que me parece más normal y cotidiano que la vida diaria. Un demonio que nació por otro, que de niño lo idolatró, y de adulto lo ama, apoya y protege en una época de guerras.
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Wattpad: https://www.wattpad.com/story/114067115-a-normal-life-a-normal-love-soukokuweek
Fanfiction: https://www.fanfiction.net/s/12547844/1/A-normal-Life-a-normal-Love
Imagen Original: DES [Id Pixiv: 2787420]
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boomgers · 6 months
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Estrenos · Noviembre 2023
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Este newsletter contiene los títulos de las nuevas producciones que se estrenarán en México durante el mes de noviembre de 2023.
· 1 de noviembre de 2023 Claro Video · Playa Soledad. Disney+ · Detrás De Las Atracciones · Temporada 2. Netflix · Ladronas. Netflix · Encierro. Netflix · Nuovo Olimpo. Netflix · Misterios De La Fe. Netflix · Temporada De Huracanes.
· 2 de noviembre de 2023 Cines · Señora Influencer. Netflix · Onimusha. Netflix · La Luz Que No Puedes Ver.
· 3 de noviembre de 2023 Apple TV+ · Ámame Hasta Con Las Uñas. Netflix · Sly. Netflix · Nyad. Netflix · Ferry: La Serie. Netflix · Vacaciones De Verano. Netflix · Samurái De Ojos Azules. Netflix · Una Dosis Diaria De Sol. Netflix · El Sastre · Temporada 3. Netflix · Selling Sunset · Temporada 7. Prime Video · Invencible · Temporada 2.
· 5 de noviembre de 2023 Las Estrellas · ¿Tú crees? · Temporada 2.
· 8 de noviembre de 2023 Apple TV+ · Las Bucaneras. Disney+ · Papás Por Encargo · Temporada 2. Disney+ · Santa cláusula: Un Nuevo Santa · Temporada 2. Netflix · Robbie Williams. Netflix · La Familia Claus 3. Netflix · Llamas Gemelas: Cómo Apagar El Fuego. Netflix · Cyberbunker: Un Portal Alemán A La Dark Web. Netflix · El Caso Bettencourt : El Escándalo De La Mujer Más Rica Del Mundo.
· 9 de noviembre de 2023 Cines · The Marvels. HBO Max · Maldito Rap · Temporada 2. Netflix · Akuma Kun.
· 10 de noviembre de 2023 Apple TV+ · For All Mankind · Temporada 4. Netflix · El Asesino. Netflix · Amor, Aquí Y Ahora. Netflix · Sálvese Quien Pueda. Prime Video · 007: Road To A Million. Prime Video · Dina Hashem: Dark Little Whispers. Vix · Pacto De Sangre.
· 13 de noviembre de 2023 Las Estrellas · El Maleficio.
· 14 de noviembre de 2023 Netflix · Suburræterna. Netflix · Cómo Se Convirtieron En Capos De La Mafia. Prime Video · Trevor Wallace: Pterodactyl.
· 15 de noviembre de 2023 Netflix · Matt Rife: Natural Selection. Star+ · Soy Tu Fan: La Fiesta Continúa.
· 16 de noviembre de 2023 Cines · Los Juegos Del Hambre Balada De Pájaros Cantores Y Serpientes. HBO Max · Julia · Temporada 2. Netflix · Mejor Navidad ¡Imposible!. Netflix · The Crown · Temporada 6 · Parte 1. Vix · El Sabor De La Navidad.
· 17 de noviembre de 2023 Apple TV+ · Monarch: Legado De Monstruos. Netflix · Rustin. Netflix · Creyente 2. Netflix · Nuevos Ricos. Netflix · Ojitos De Huevo. Netflix · Scott Pilgrim Da El Salto. Netflix · Sagrada Familia · Temporada 2. Prime Video · Twin Love. Prime Video · Maxine’s Baby: The Tyler Perry Story.
· 20 de noviembre de 2023 Netflix · Marcados Al Nacer. Prime Video · Operación Triunfo.
· 21 de noviembre de 2023 Netflix · Leo.
· 22 de noviembre de 2023 Netflix · El Juego Del Calamar: El Desafío. Netflix · A Pedir De Boca: Cómo La Cocina Afroamericana Transformó EE. UU. · Temporada 2.
· 23 de noviembre de 2023 Cines · Napoleón. Netflix · Mi Daimon. Netflix · My Little Pony: Deja Tu Marca · Capítulo 6.
· 24 de noviembre de 2023 Netflix · Elena Sabe. Netflix · Una Familia Normal. Netflix · Mi Adorable Demonio. Netflix · Última Llamada Para Estambul. Netflix · No Voy A Pedirle A Nadie Que Me Crea. Prime Video · Elf Me. Prime Video · De Viaje Con Los Derbez: Buscando A Santa.
· 26 de noviembre de 2023 Star+ · Faraway Downs: Australia.
· 27 de noviembre de 2023 Netflix · Ve, Perro. ¡Ve! · Temporada 4.
· 28 de noviembre de 2023 Netflix · Verified Stand Up. Netflix · Romance A Lo K Drama.
· 29 de noviembre de 2023 Apple TV+ · Caballos Lentos · Temporada 3. Netflix · American Symphony.
· 30 de noviembre de 2023 Cines · Tótem. Cines · Papá O Mamá. Netflix · Hechos Polvo. Netflix · Familia Revuelta. Netflix · Los Tipos Malos: Una Navidad Muy Mala. Netflix · Un Lugar Para Soñar · Temporada 5 · Parte 2.
* Las fechas de estreno pueden estar sujetas a cambios.
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intacodez · 5 years
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Samurai Shodown – El tráiler de Ukyo Tachibana
SNK ha publicado el tráiler oficial de Ukyo Tachibana, el samurái tuberculoso de pelo azul que volverá en Samurai Shodown.
Tachibana es un samurai basado Sasaki Kojiro (legendario samurái del periodo Sengoku y Edo) y Goemon Ishikawa (personaje de Lupin III). Inicialmente era el verdadero rival de Haohmaru, al menos hasta que fue introducido Genjuro. Es un experto en e liaijutsu afligido por la tuberculosis que tiene mucho éxito entre el público femenino, aunque él solo tiene ojos para su querida Kei Odagiri.
Samurai Shodown debutará en junio para PlayStation 4 y Xbox One; en algún momento del cuarto trimestre de 2019 para Nintendo Switch; y seguidamente también para PC en un fecha todavía por definir.
youtube
La entrada Samurai Shodown – El tráiler de Ukyo Tachibana se publicó primero en Noticias.
http://bit.ly/2UMw6Q5
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leoarouet · 6 years
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Rashômon
Ryûnosuke Akutagawa
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Era un frío atardecer. Bajo Rashômon, el sirviente de un samurái esperaba que cesara la lluvia. No había nadie en el amplio portal. Sólo un grillo se posaba en una gruesa columna, cuya laca carmesí estaba resquebrajada en algunas partes. Situado Rashômon en la avenida Sujaltu, era de suponer que algunas personas, como ciertas damas con el ichimegasa[1] o nobles con el momieboshi[2], podrían guarecerse allí; pero al parecer no había nadie fuera del sirviente. Y era explicable, ya que en los últimos dos o tres años la ciudad de Kioto había sufrido una larga serie de calamidades: terremotos, tifones, incendios y carestías la habían llevado a una completa desolación. Dicen los antiguos textos que la gente llegó a destruir las imágenes budistas y otros objetos del culto, y esos trozos de madera, laqueada y adornada con hojas de oro y plata, se vendían en las calles como leña. Ante semejante situación, resultaba natural que nadie se ocupara de restaurar Rashômon. Aprovechando la devastación del edificio, los zorros y otros animales instalaron sus madrigueras entre las ruinas; por su parte ladrones y malhechores no lo desdeñaron como refugio, hasta que finalmente se lo vio convertido en depósito de cadáveres anónimos. Nadie se acercaba por los alrededores al anochecer, más que nada por su aspecto sombrío y desolado.
En cambio, los cuervos acudían en bandadas desde los más remotos lugares. Durante el día, volaban en círculo alrededor de la torre, y en el cielo enrojecido del atardecer sus siluetas se dispersaban como granos de sésamo antes de caer sobre los cadáveres abandonados.
Pero ese día no se veía ningún cuervo, tal vez por ser demasiado tarde. En la escalera de piedra, que se derrumbaba a trechos y entre cuyas grietas crecía la hierba, podían verse los blancos excrementos de estas aves. El sirviente vestía un gastado kimono azul, y sentado en el último de los siete escalones contemplaba distraídamente la lluvia, mientras concentraba su atención en el grano de la mejilla derecha.
Como decía, el sirviente estaba esperando que cesara la lluvia; pero de cualquier manera no tenía ninguna idea precisa de lo que haría después. En circunstancias normales, lo natural habría sido volver a casa de su amo; pero unos días antes éste lo había despedido, no obstante los largos años que había estado a su servicio. El suyo era uno de los tantos problemas surgidos del precipitado derrumbe de la prosperidad de Kioto.
Por eso quizás, hubiera sido mejor aclarar: “el sirviente espera en el portal sin saber qué hacer, ya que no tiene adónde ir”. Es cierto que, por otra parte, el tiempo oscuro y tormentoso había deprimido notablemente el sentimentalisme de este sirviente de la época Heian.
Habiendo comenzado a llover a mediodía, todavía continuaba después del atardecer. Perdido en un mar de pensamientos incoherentes, buscando algo que le permitiera vivir desde el día siguiente y la manera de obrar frente a ese inexorable destino que tanto lo deprimía, el sirviente escuchaba, abstraído, el ruido de la lluvia sobre la avenida Sujaku.
La lluvia parecía recoger su ímpetu desde lejos, para descargarlo estrepitosamente sobre Rashômon, como envolviéndolo. Alzando la vista, en el cielo oscuro veíase una pesada nube suspendida en el borde de una teja inclinada. “Para escapar a esta maldita suerte” —pensó el sirviente—, “no puedo esperar a elegir un medio, ni bueno ni malo pues si empezara a pensar, sin duda me moriría de hambre en medio del camino o en alguna zanja; luego me traerían aquí, a esta torre, dejándome tirado como a un perro. Pero si no elijo…” Su pensamiento, tras mucho rondar la misma idea, había llegado por fin a este punto. Pero ese “si no elijo…” quedó fijo en su mente. Aparentemente estaba dispuesto a emplear cualquier medio; pero al decir “si no…” demostró no tener el valor suficiente para confesarse rotundamente: “no me queda otro remedio que convertirme en ladrón”.
Lanzó un fuerte estornudo y se levantó con lentitud. El frío anochecer de Kioto hacía aflorar el calor del fuego. El viento, en la penumbra, gemía entre los pilares. El grillo que se posaba en la gruesa columna había desaparecido.
Con la cabeza metida entre los hombros paseó la mirada en torno del edificio; luego levantó las hombreras del kimono azul que llevaba sobre una delgada ropa interior. Se decidió por fin a pasar la noche en algún lugar que le permitiera guarecerse de la lluvia y del viento, en donde nadie lo molestara.
El sirviente descubrió otra escalera ancha, también laqueada, que parecía conducir a la torre. Ahí arriba nadie lo podía molestar, excepto los muertos. Cuidando de que no se deslizara su katana[3] de la vaina sujeta a la cintura, el sirviente puso su pie calzado con zôri[4] sobre el primer peldaño.
Minutos después, en mitad de la amplia escalera que conducía a la torre de Rashômon, un hombre acurrucado como un gato, con la respiración contenida, observaba lo que sucedía más arriba. La luz procedente de la torre brillaba en la mejilla del hombre; una mejilla que bajo la corta barba descubría un grano colorado, purulento. El hombre, es decir el sirviente, había pensado que dentro de la torre sólo hallaría cadáveres; pero subiendo dos o tres escalones notó que había luz, y que alguien la movía de un lado a otro. Lo supo cuando vio su reflejo mortecino, amarillento, oscilando de un modo espectral en el techo cubierto de telarañas. ¿Qué clase de persona encendería esa luz en Rashômon, en una noche de lluvia como aquélla?
Silencioso como un lagarto, el sirviente se arrastró hasta el último peldaño de la empinada escalera. Con el cuerpo encogido todo lo posible y el cuello estirado, observó medrosamente el interior de la torre.
Confirmando los rumores, vio allí algunos cadáveres tirados negligentemente en el suelo. Como la luz de la llama iluminaba escasamente a su alrededor, no pudo distinguir la cantidad; únicamente pudo ver algunos cuerpos vestidos y otros desnudos, de hombres y mujeres. Los hombros, el pecho y otras partes recibían una luz agonizante, que hacía más densa la sombra en los restantes miembros.
Unos con la boca abierta, otros con los brazos extendidos, ninguno daba más señales de vida que un muñeco de barro. Al verlos entregados a ese silencio eterno, el sirviente dudó que hubiesen vivido alguna vez.
El hedor que despedían los cuerpos ya descompuestos le hizo llevar rápidamente la mano a la nariz. Pero un instante después olvidó ese gesto. Una impresión más violenta anuló su olfato al ver que alguien estaba inclinado sobre los cadáveres.
Era una vieja escuálida, canosa y con aspecto de mona, vestida con un kimono de tono ciprés. Sosteniendo con la mano derecha una tea de pino, observaba el rostro de un muerto, que por su larga cabellera parecía una mujer.
Poseído más por el horror que por la curiosidad, el sirviente contuvo la respiración por un instante, sintiendo que se le erizaban los pelos. Mientras observaba aterrado, la vieja colocó su tea entre dos tablas del piso, y sosteniendo con una mano la cabeza que había estado mirando, con la otra comenzó a arrancarle el cabello, uno por uno; parecía desprenderse fácilmente.
A medida que el cabello se iba desprendiendo, cedía gradualmente el miedo del sirviente; pero al mismo tiempo se apoderaba de él un incontenible odio hacia esa vieja. Ese odio —pronto lo comprobó— no iba dirigido sólo contra la vieja, sino contra todo lo que simbolizase “el mal”, por el que ahora sentía vivísima repugnancia. Si en ese instante le hubiera sido dado elegir entre morir de hambre o convertirse en ladrón —el problema que él mismo se había planteado hacía unos instantes— no habría vacilado en elegir la muerte. El odio y la repugnancia ardían en él tan vivamente como la tea que la vieja había clavado en el piso.
Él no sabía por qué aquella vieja robaba cabellos; por consiguiente, no podía juzgar su conducta. Pero a los ojos del sirviente, despojar de las cabelleras a los muertos de Rashômon, y en una noche de tormenta como ésa, cobraba toda la apariencia de un pecado imperdonable. Naturalmente, este nuevo espectáculo le había hecho olvidar que sólo momentos antes él mismo había pensado hacerse ladrón.
Reunió todas sus fuerzas en las piernas, y saltó con agilidad desde su escondite; con la mano en su katana, en una zancada se plantó ante la vieja. Volviose ésta aterrada, y al ver al hombre, retrocedió bruscamente, tambaleándose.
—¡Adónde vas, vieja infeliz! —gritó cerrándole el paso, mientras ella intentaba huir pisoteando los cadáveres.
La suerte estaba echada. Tras un breve forcejeo el hombre tomó a la vieja por el brazo (de puro hueso y piel, más bien parecía una pata de gallina), y retorciéndoselo, la arrojó al suelo con violencia:
—¿Qué estabas haciendo? Contesta, vieja; si no, hablará esto por mí.
Diciendo esto, el sirviente la soltó, desenvainó su katana y puso el brillante metal frente a los ojos de la vieja. Pero ésta guardaba un silencio malicioso, como si fuera muda. Un temblor histérico agitaba sus manos y respiraba con dificultad, con los ojos desorbitados. Al verla así, el sirviente comprendió que la vieja estaba a su merced. Y al tener conciencia de que una vida estaba librada al azar de su voluntad, todo el odio que había acumulado se desvaneció, para dar lugar a un sentimiento de satisfacción y de orgullo; la satisfacción y el orgullo que se sienten al realizar una acción y obtener la merecida recompensa. Miró el sirviente a la vieja y suavizando algo la voz, le dijo:
—Escucha. No soy ningún funcionario del Kebiishi[5]. Soy un viajero que pasaba accidentalmente por este lugar. Por eso, no tengo ningún interés en prenderte o en hacer contigo nada en particular. Lo que quiero es saber qué estabas haciendo aquí hace un momento.
La vieja abrió aún más los ojos y clavó su mirada en el hombre; una mirada sarcástica, penetrante, con esos ojos sanguinolentos que suelen tener ciertas aves de rapiña. Luego, como masticando algo, movió los labios, unos labios tan arrugados que casi se confundían con la nariz. La punta de la nuez se movió en la garganta huesuda. De pronto, una voz áspera y jadeante como el graznido de un cuervo llegó a los oídos del sirviente:
—Yo, sacaba los cabellos… sacaba los cabellos… para hacer pelucas…
Ante una respuesta tan simple y mediocre el sirviente se sintió defraudado. La decepción hizo que el odio y la repugnancia le invadieran nuevamente, pero ahora acompañados por un frío desprecio. La vieja pareció adivinar lo que el sirviente sentía en ese momento y, conservando en la mano los largos cabellos que acababa de arrancar, murmuró con su voz sorda y ronca:
—Ciertamente, arrancar los cabellos a los muertos puede parecerle horrible; pero ninguno de éstos merece ser tratado de mejor modo. Esa mujer, por ejemplo, a quien le saqué estos hermosos cabellos negros, acostumbraba vender carne de víbora desecada en la Barraca de los Guardianes, haciéndola pasar nada menos que por pescado. Los guardianes decían que no conocían pescado más delicioso. No digo que eso estuviese mal pues de otro modo se hubiera muerto de hambre. ¿Qué otra cosa podía hacer? De igual modo podría justificar lo que yo hago ahora. No tengo otro remedio, si quiero seguir viviendo. Si ella llegara a saber lo que le hago, posiblemente me perdonaría.
Mientras tanto el sirviente había guardado su katana, y con la mano izquierda apoyada en la empuñadura, la escuchaba fríamente. La derecha tocaba nerviosamente el grano purulento de la mejilla. Y en tanto la escuchaba, sintió que le nacía cierto coraje, el que le faltara momentos antes bajo el portal. Además, ese coraje crecía en dirección opuesta al sentimiento que lo había dominado en el instante de sorprender a la vieja. El sirviente no sólo dejó de dudar (entre elegir la muerte o convertirse en ladrón) sino que en ese momento el tener que morir de hambre se había convertido para él en una idea absurda, algo por completo ajeno a su entendimiento.
—¿Estás segura de lo que dices? —preguntó en tono malicioso y burlón.
De pronto quitó la mano del grano, avanzó hacia ella y tomándola por el cuello le dijo con rudeza:
—Y bien, no me guardarás rencor si te robo, ¿verdad? Si no lo hago, también yo me moriré de hambre.
Seguidamente, despojó a la vieja de sus ropas, y como ella tratara de impedirlo aferrándosele a las piernas, de un puntapié la arrojó entre los cadáveres. En cinco pasos el sirviente estuvo en la boca de la escalera; y en un abrir y cerrar de ojos, con la amarillenta ropa bajo el brazo, descendió los peldaños hacia la profundidad de la noche.
Un momento después la vieja, que había estado tendida como un muerto más, se incorporó, desnuda. Gruñendo y gimiendo, se arrastró hasta la escalera, a la luz de la antorcha que seguía ardiendo. Asomó la cabeza al oscuro vacío y los cabellos blancos le cayeron sobre la cara.
Abajo, sólo la noche negra y muda.
Adónde fue el sirviente, nadie lo sabe.
(1915)
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